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INTRODUCCION AL
ANTIGUO
TESTAMENTO
..
Reseña Crítica de una
INTRODUCCION AL
ANTIGUO
TESTAMENTO
por
Gleason L. Archer ..
Nueva Edición:
•Indice de Textos Bíblicos
·Indice de 'lemas yNombres
~
P<JBUCACIONES PORTAVOZ EVANQB.JCO
A
mi esposa Sandra
La misión de Editorial Portavoz consiste en proporcionar productos de calidad
-con integridad y excelencia-, desde una perspectiva bíblica y confiable,
que animen a las personas a conocer y servir a Jesucristo.
Ilustraciones 9
Prefacio 11
Abreviaturas 13
l. Introducción 15
2. La inspiración del Antiguo Testamento 20
7
8 llEsEÑA CRITICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
9
PREFACIO
El propósito de esta Reseña crítica de una introducción al Antiguo
Testamento es el de proveer un texto sencillo y útil para estudiantes y
seminarístas no iniciados en la crítica al Antiguo Testamento. Además
brinda un panorama general del tema para pastores y estudiosos de la
Biblia. Por razones de espacio, he desistido de comentar todos los
últimos libros y artículos escritos sobre esta disciplina y me he reduci-
do a revelar los puntos de vista más representativos e influyentes de las
figuras reconocidas universalmente como autoridades indiscutibles en
el estudio de la introducción al Antiguo Testamento. Para una mayor
claridad me he limitado al tratamiento de los puntos principales y a
manejarlos de tal manera que hasta los bisoños los puedan entender y
apreciar.
El lector hallará que este libro se adhiere a una postura netamente
conservadora y evangélica. Por esta posición no pido disculpas, excep-
to para expresar mi convicción personal de que solamente la postura
ortodoxa sobre el contenido de la Biblia le hace verdadera justicia al
texto biblico en sí y cuadra con la evidencia aportada por todos los
datos importantes que hoy tenemos. Al mismo tiempo me he esforzado
en todo momento por tratar con toda imparcialidad y honestidad los
distintos puntos de vista y diversas teorlas de los que se adhieren a una
postura liberal o neoortodoxa, y exponer o presentar sus premisas y
conclusiones de una manera que permita al lector entenderlas y juzgar-
las fácilmente.
11
ABREVIATURAS
A Códice Alejandrino
AB Archaeology and the Bible (La arqueología y la Biblia), G. A.
Bartan
ABH Archaeology nnd thP. AihlP. Hislnry (La arquP.ología y la his-
toria bíblica), Joseph P. Free
ANET Ancient Near .Eastern Texts (Antiguos textos del Cercano
Oriente). J. B. Pritchard (editor)
AOT Archaeology and the Old Testament (La arqueología y el
Antiguo Testamento), M. F. Unger
AOOT Ancient Orient and the Old Testament (El Antiguo Oriente y
el Antiguo Testamento), K. A. Kitchen
AP The Archaeology of Palestine (La arqueología de Palestina),
W. F. Albright
ASOR American Schools of Oriental Research (Escuelas america-
nas de investigaciones orientales)
ASV American Standard Version (Versión standard americana)
B Códice Vaticano
BAM Our Bible and the Ancient Manuscripts (Nuestra Biblia y los
manuscritos antiguos), Frederic Kenyon
BASOR Bulletin of the American Schools of Oriental Research
(Boletin de las escuelas americanas de investigaciones
orientales)
CSS Companion to Scri pture Studies (Guía al estudio de la Bi-
blia), J. E. Steinmueller
CT Christianity Today (Cristianismo Hoy)
CVSS The Christian View of Science and Scripture (El punto de
vista cristiano sobre la ciencia y la Biblia], B. Ramm
DSS Deod Seo Scrolls (Los manuscritos del mar Muerto) , Millar
Burrows
FBM The Five Books of Mases {Los cinco líbros de Moisés), O. T.
Allis
GATE Grundriss für AJttestamentJiche .EinJeitung, Wilhelm
Moeller
IBOT lntroduction to the Books of the Old Testament (Introduc-
ción a los libros del Antiguo Testamento). W. O. E.
Oesterley y T. H. Robinson.
13
14 REsEÑA CRITICA DE UNA l l\'TRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
15
16 RESEÑA CRtrlCA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
como tantos otros. Y también por esta razón el Evangelio de Cristo está
imbuido de una divina validez que lo hace diferente de todas las re-
ligiones ideadas por los hombres. El Antiguo Testamento demuestra
que Jesús y su iglesia fueron hechos providenciales, la personificación
de los propósitos de Dios; el Nuevo Testamento prueba que las Escritu-
ras hebreas constituyeron un organismo coherente e integrado, enfoca-
do sobre un único y gran tema, y que exhibieron un solo programa de
redención.
LA f AMILIA SEMiTICA DE LENGUAS
20
LA INSPIRACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO 21
3. Por cierto que existen varias escrituras religiosas que tienen, con respecto de si mis•
mas, la misma pretensión. tales como el Corón y el Líbro de Mormón. Sin embargo,
debemos convenir en que esos dos documentos carecen de la.s credenciales que autenti-
can la Biblia como el verdadero relJistro do la revelación de Dios. Por sobre todo les falta
la validación de las profecías previas a los hechos y su subsiguiente cumplimiento, y la
ubicua presencia del divino-humano Redentor. El Libro de Mormón está viciado de
numo.rosas inconsecuencias e inexactitudes históricas; y el Corón (que pretende haber
sido dictado por un arquetipo oelestial coeterno con Alá) exhibe no solo las más asombro-
sas Inexactitudes históricas, sino también los cambiantes puntos de vista de un autor
humano (Mahoma) a la luz de los acontecimient.os corrientes de su época. No hay compa-
ración posible entre la Biblia y estos otros libros, cuando se analiza la grandeza y sublimi-
dad de los pensamientos que comunica o el poder con ol cual penetra en el alma y
provoca cambios que duran toda una vida. (Para detalles más específicos. véanse los
Apéndices 2 y 3.)
LA INSPIRACIÓN DEL ANTICUO TESTAMENTO 23
4. ¿Y qué decir de la tradición oral? ¿No puede, la infalible verdad de Dios, ser transmiti-
da de boca en boca a través do sucesivas generaciones? Si, por supuesto que sf, y sin duda
alguna ciertas porciones de la Biblia fueron así preservadas durante muchos años antes
de hallar su forma escrita autorizada. Pero la tradición oral es necesariamente fluida en su
carácter y está en constante peligro de corrupción debido al factor subjetivo, es decir, a la
incierta memoria del custodio de dicha tradición. El legado de la fe fue transmitido en su
mayor parte en forma oral durante milenios, desde Adán hasta Moisés, pero la forma
escrita final que le dio Moisés contó con la supervisión especial del Esplritu Santo, para
poder garantizar su divina confiabilidad. Las propias Escrituras ponen el mayor de los
énfasis sobre su estado escrito. y casi nunca le asignan confiabilidad divina a la tradición
meramente oral. Si bien es cierto que las palabras que pronunciaron Moisés, los froletas.
Jeslls de Nazaret y los apóstoles contaron con el sello de autoridad desde e preciso
instante en que se emitieron, también es cie·rto que no habla otra forma segura de preser•
varlas excepto por la escritura (es decir. registrarlas por escrito, bajo la dirección del
Esplritu Santo). ~
24 RllsEÑA CRITICA DE UNA INTRooucc1óN AL ANTICUO TESTAMENTO
prende, según ellos, ,que tiene que haber errores en el texto bíblico
propiamente dicho.
Sin embargo, arguyen, el Dios viviente está capacitado para hablar
aun desde ese texto parcialmente erróneo y llevar a los creyentes a una
relación vital con El en un encuentro salvador. Tal punto de vista sobre
la Biblia da lugar a todo tipo de errores tanto científicos como histó-
ricos, y a todos los juicios adversos de la alta crítica racionalista contra
la autenticidad de los escritos de Moisés, lsaías, Daniel y todos los
demás. Todos estos hallazgos pueden ser (y seguramente lo son) ver-
daderos en un detallado relato de cómo se originó la Biblia. Sin embar-
go, Dios ha escogido esta Escritura, tachonada de errores, para ser el
testimonio autorizado y único en su género, de su revelación, y tiene
la capacidad de utilizarla de una manera dinámica para "salvar" a
los hombres.
Así, en su celo por evadir los asaltos de la más alta crítica raciona-
lista sobre la confiabi lidad del relato bíblico, y para rescatar la signi-
ficación del mensaje cristiano ante las objeciones científicas contra lo
sobrenatural, los teólogos del movimiento neo-ortodoxo han recurrido
a un criterio paradójico sobre la naturaleza de la revelación. Sostienen
la posición de que, por su misma naturaleza, la revelación divina no
puede ser registrada gráficamente. No bien queda aprisionada en pala-
bras, especialmente palabras que exponen proposiciones sobre Dios y
verdades espirituales, se transforma en objeto de la mente humana y
sus poderes cognoscitivos. Cae, por lo tanto, bajo conlrol humano, y
queda aprisionada en el ámbito de la palabra escrita. La revelación, por
lo tanto, no ha de ser equiparada con doctrinas o proposiciones revela-
das sobre teología; más bien, consiste en un encuentro directo entre
Dios y el hombre, como un sujeto que se enfrenta a otro sujeto. La
revelación, por lo tanto, guarda una analogía con un encuentro perso-
nal entre dos seres humanos; llegan a conocerse mutuamente como
personalidades y no como un juego de estadísticas o asuntos informati-
vos, en una tarjeta de identificación.
Desde ese mismo punto de vista puede es timarse que no reviste
mayores consecuencias el que los relatos registrados en la Escritura
sean precisos y exactos. El relato del Evangelio sobre el nacimiento
virginal. por ejemplo,, o la resurrección corporal de Cristo, muy bien
pueden ser no históricos (puesto que las teorías científicas modernas
no dejan lugar para sucesos milagrosos), pero no interesa mayormente.
Por medio de estas piadosas leyendas de la iglesia primitiva, podemos
encontrar a Dios y las: realidades suprahistóricas a las cuales apuntan y
señalan estos relatos. El hecho de depender de la infalible exactitud del
registro escrito de la Biblia es considerado como un obstáculo para la
verdadera fe. El dogma de la infalibilidad de la Escritura actúa como
una perniciosa muleta sobre la cual apoyarse; la verdadera fe se remon-
LA INSPIRACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO 33
7. William Temple, Nature. Man ond God (La naturaleza, e l hombre y Dios), (Londres:
Mcmillan, 1953), p.lg. 350.
34 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
Debemos admitir que el texto de las Escrituras, tal cual nos ha sido
trasmitido, contiene ocasionales dificultades que parecieran desafiar la
doctrina de la infalibilidad bíblica. Algunas de estas dificultades son
remediadas mediante la correcta aplicación de la ciencia de la critica
textual. Otras, tales como discrepancias en estadísticas o en la grafía de
ciertos nombres exigen una enmienda del texto que va más allá de los
datos que se logran por la critica textual. Y otras más presentan dificul-
tades lógicas, tal como el aval dado en Jueces 11 al aparente sacrificio
de la hija de Jefté, cuando Deuteronomio 12:31 prohibe todo sacrificio
humano en Israel.
Hay dos métodos posibles de tr atar estos problemas:
1. Mantener en suspenso la pretensión de infalibilidad bíblica en
tanto no quede aclarada toda dificultad individual. Cada vez que se
plantee un nuevo problema, la Biblia queda reducida a una condición
de sospechosa hasta que dicho problema quede solucionado satisfac-
toriamente. Mientras tanto, el creyente queda inmovilizado en doloroso
suspenso y angustia hasta que la Biblia quede nuevamente libre de los
cargos que se Je imputaron.
2. Retener la fe en la infalibilidad del registro bíblico, a pesar de las
aparentes discrepancias, y esperar con paciencia la reivindicación que
ulteriores investigaciones seguramente garantizarán. Convencido de
que solamente el origen divino explica el fenómeno de las Escrituras,
toma partido con Jesús de Nazaret en cuanto a la infalibilidad de la
escrita Palabra de Dios, y espera que al fin haya una aclaración de los
problemas que surjan.
Los seguidores de este segundo método pueden ser acusados de un
36 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
8. Cf, Harry Rimroer, Thot Lowsuit Agoinst the Bible (Ese juicio contra la Biblia), (Grand
Rapids: Eerdmans, 1940). Por material adicional sobre el tema de las dificultades de la
Biblia. consultar 1.a inspirada defensa de la autoridad o infalibilidad bíblica en la abra de
Wick Broomall. Biblical Criticism (Crllica bíblica). (Grand Rapids: Zondervan. 1957),
págs. 11-84. Po r ro8terial adicional sobre la inspiración del Antiguo Testamento, ver R. K.
Harrison, lntroduclion of the Old Testoment (Introducción a l Antiguo Testamento),
(Grand Rapids: Eerdmans, 1969), págs. 462-75; J. W. Monlgomery, Crisis in Luthcron
Theology (Crisis en la teología luterana). (Grand Rapids : Eerdmans, 1967), págs. 15-44: M.
H. Woudstra . "The lnspirat.ion of the Old Testament" (La inspiración del Antiguo Tes-
tamento). en The Bible: The Living Word of God (La Biblia: la palabra vivienre de Dios).
ed. Merril C. Tenney (Grand Rapids: Zondervan, 1968) , págs. 123-42.
P RIMERA P ARTE
INTRODUCCION GENERAL
CAPITULO 3
LOS MANUSCRITOS HEBREOS Y LAS
PRIMERAS VERSIONES
No tenemos acceso a los originales infalibles de los di versos libros que
componen las Escrituras Hebreas. Las más antiguas copias que han
llegado hasta nosotros están distanciadas, en algunos casos, no menos
de mil años de la época de su composición original. No obstante, cons-
tituyen hoy en día nuestra principal autoridad en cuanto a la inspirada
Palabra de Dios, y todas nuestras copias y traducciones de las Sagradas
Escrituras necesariamente dependen de los más antiguos y mejor dis-
ponibles manuscritos de los originales hebreo y arameo. Debemos, por
lo tanto,. reseñar las evidencias escritas sobre las cuales se basan nues-
tras modernas ediciones impresas d e la Biblia hebrea, y tomar conoci-
miento de enorme y variado cuerpo de evidencias con las cuales tiene
que habérselas la crítica textual del Antiguo Testamento.
De más está decir que los manuscritos hebreos tienen un valor
prioritario, dado que la revelación de Dios llegó a Israel en el idioma
hebreo, y hay menos probabilidades de corrupción al co piar manuscri-
tos al m.ismo idioma del cual se copian que cuando se traducen a otro
idioma. Pero en los casos en que se han introducido en las copias
hebreas errores atribuidos a los copistas, es muy probable que las
primeras traducciones al griego, al arameo o al latín, nos den una clave
a la palabra o a la frase original hebrea que fue pervertida o mutilada en
los manuscritos hebreos. Por esta razón no debemos reducirnos a anali-
zar solamente los primeros y mejores manuscritos hebreos, sino tam-
bién las primeras y mejores copias de las antiguas traducciones o ver-
siones.
Los MÁS ANTIGUOS M ANUSCRITOS HEBREOS
39
40 R.E.5EÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
1. Ver F. M. Cross en BASOR. No. 141 (lebrero de 1956), y en The Ancient Llbrary of
Qumron (La antigua biblioteca de Qwnran). (edición revisada, Carden City. Nueva York:
Doubleday, 1958), págs. 39, 40.
2. Millar Burrow.s, Ml,DSS, págs. 14, 26-30. Cf. Apéndice 4, para una nónirna más com,
pleta de los contenidos individuales de las diversas cuevas.
Los MANUSCRITOS HEBREOS Y LAS PRIMERAS VERSIONES 41
3. Dewey Beegle trata de estas vocalizacíones en BASOR, No. 123 (octubre de 1951). Para
un.a exposición de las variantes textuales en general, ver Burrows en BASOR, No. 111
(octubre de 1948), "Variant Readings in the lsaiah Manuscript" (Significados diversos en
el .manuscrito de lsaiasJ.
42 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
7. Moshe Greenbeig saca conclusiones más o menos similares como resultado de los
datos brindados pm Qumran. C:nnsirlArn q11A ln.s f!!_c;cribas jerosolomitanos comenzaron a
corregir y a editar sistemáticamente el texto del Antiguo Testamento ya en el tercer siglo
a. de.J.C., y que esle proyecto ganó Impulso bajo los reyes hasmoneos (macabeos) en el
siglo a. de J.C. Aunque el lexto normalizado pudo no haber predominado hasta después
de la calda de Jerusalén, es Justo afirmar que "el predominio del texto slondord, no s u
creación, ocurrió con posterioridad al año 70 d. de J.C." (citado en B1mows, MLDSS, pág.
161).
46 REsEÑA CIÚ11CA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
1. Códice oriental 4445 del Museo Británico, una copia del Pen-
tateuco cuyo texto consonantado data de alrededor del año 850 d. de
J.C. Los puntos vocales fueron agregados un siglo más tarde. (Falta la
mayor parte del Génesis y del Deuteronomio.)
2. Códice Cairensis (C), que contiene los profetas anteriores y los
profetas posteriores, tal como fueron copiados por Aarón ben Aser en el
año 895 d. de J.C. Cuando las cruzadas ocuparon a Jerusalén el año
1099, se apoderaron de este manuscrito, que estaba en poder de los
judíos caraHes, pero finalmente quedaron en poder de esos judíos en El
Cairo (Cf. Kittel, Biblia Hebraico, que especifica que Aarón fue el copis-
ta y no Moisés ben Aser, su padre. Aparentemente fue transferido por
último a Alepo. (Cf. Ernst Würthwein, TOT, pág. 25.)
3. Manuscrito Leningrado de los profetas posteriores, que se re-
monta al año 916 d. de J.C., según la mayoría de los autores. (Cf. Würth-
wein, 14:26, donde se lo denomina P.) Este código con puntuación
babilónica fue descubierto por Firkowitsch en Tschufutkale, Crimea.
4. Códice Leningrado B-19A, íntegramente el Antiguo Testamento,
que contiene el texto masorético Ben Aser. Datado en el año 1010 d. de
J.C., como copia fiel de un manuscrito del año 980 d. de J.C. (que desde
entonces ha estado perdido), este manuscrito proporcionó las bases
para la Biblia Hebraico de Kittel, tercera edición (y todas las ediciones
subsiguientes), que es el texto standard que utilizan hoy en dia todos
los eruditos hebreos. Con anterioridad al año 1929, el texto standard
utilizado era el Ben Hayyim, edición de 1525. (El ejemplar del Códice C
de Ben Aser hasta hace poco tiempo fue celosamente custodiado por la
sinagoga sefardita de Alepo y sus custodios no permitieron siquiera que
se lo fotografiara, mucho menos permitir su utilización en la Biblia
Hebraico de Kittel. Sin embargo, fue adquirido recientemente por el
Estado de Israel, y sin duda reemplazará al Manuscrito Leningrado
como base para las ediciones revisadas de la Biblia Hebrea.)
5. El Pentateuco Samaritano. Los más antiguos manuscritos de esta
versión todavía están en Nablus, y no permiten su publicación los
sectarios samaritanos. Pietro della Valle fue el primero que descubrió
un ejemplar de este texto samaritano en Damasco, en el año 1616, y
Los MANUSCRITOS HEBREOS y LAS PRIMERAS VERSIONES 47
Habria que decir algunas palabras sobre las grandes poliglotas que
aparecieron en la época de la Reforma. Las poliglotas fueron elaboradas
y costosas ediciones impresas, en las cuales se imprimieron en
columnas paralelas el texto hebreo y todas las antiguas versiones
asequibles.
1. La Poliglota Complutense fue la primera en aparecer (así llamada
porque fue preparada en Complutum, o Alcalá, España). Fue publicada
bajo los auspicios del Cardenal Jiménez y con el acuerdo papal en el
año 1522 (si bien fue impresa en 1514-1517). La porción del Antiguo
Testamento apareció en el primero de sus seis volúmenes.
2. La PoHglota Antwerp (patrocinada por Felipe ll de España)
Los MANUSCRITOS HEBREOS Y LAS PRIMERAS VERSIONES 57
58
BAJA CRITICA DEL ANTIGUO TESTAMENTO 59
valederas para que lo hubiera hecho. Por lo tanto, tenemos que habér-
noslas con los problemas plantead.os por los errores de transmisión y
tratar los de la manera más objetiva y sistemática posible. Esta es, pues,
la principal tarea de la baja critica bíblica.
En primer lugar es preciso analizar los diversos tipos de errores que
podían cometer los copistas, y observar los contextos en los cuales tales
errores ocurrían con mayor frecuencia. Esta es una operación necesaria
antes de proceder a su corrección. Anotamos, a continuación, algunos
de los errores más frecuentes, tomados en su mayor parte, del primer
rollo de Isafas procedente de Qumran (l Qis•).
t. Haplografía, es decir, la escritura de una letra, sílaba o palabra
una sola vez, cuando debe escribirse más de una vez. Por ejemplo,
Isofas 26:3, B•Ka Bd'f'fjuW (o BiT•.f:luW), que significa "en ti han con-
fiado" (o en ti; confiad), en lugar de B•Ka BaTuWaI;I Bi7"I:fuW (confian-
do en ti; confiad). Si se escribe solamente en consonantes (corno se
escribió todo el idioma hebreo antes del año 800 d. de J.C.), el problema
serla meramente la diferencia entre· BK BTI:fW de los rollos y BK BTW.tf
BTf;fW del TM. Tal halograffa debe haberse introducido en el TM de
Jueces 20:13 BNYMN (Benjamfn), escrito así en lugar de BNY BNYMN
(los hijos de Benjamín.) Esta última forma es la que figura en la LXX, e
indica la ortografía original (que deducimos del verbo en plural '<ibíi
que acompaña a este sustantivo, porque un simple BNYMN exigirla un
verbo en singular). La omisión accidental de una letra también se de-
nomina haplografía, aun cuando no se repita. Por ejemplo, en el rollo
de lsaías figura BI;IZQT YD (con fuerza de mano) en Isaias 8 :11, en
lugar de BI;IZQT HYD (con la fuerza de la mano) que figura en el TM.
2. Ditografia, es decir, escribir d os veces lo que solo debe escribirse
una vez. Por ejemplo, en Isaias 30:30, HSMY' HSMY' (hará oir hará oír)
en lugar del simple HSMY' (hará oír) del TM. De la misma manera, en
Ezequiel 48:16 en el TM figura I;IMS .tfMS M'WT (cinco cinco cientos-
entendiendo que cinco cientos es quinientos-), en lugar del correcto
J;IMS M'WT (quinientos).
3. Metátesis, es el metaplasmo que consiste en alterar el orden de
las letras de un vocablo o el orden de las palabras. Por ejemplo, Isaias
32:19, HY'R (los montes) en lugar de H'YR (la ciudad) del TM, que da
sentido al contexto. Asimismo en Ezequiel 42:16, en el original con-
sonantado del TM figura I;IMS 'MWT QNYM (cinco cañas codos) en
lugar del obvio I;IMS M' WT QNYM (quinientas cañas); la adecuada
corrección la indicaron los masoretas en su mecanismo explicativo (ver
el título "Masoretas" en la página de este libro.
4. Fusión, es decir, combinar dos palabras separadas para formar
una. Würthwein cita Amós 6:12, donde BBQRYM (con bueyes) pro-
bablemente está reemplazando a un original BBQR YM (con bueyes el
m.ar- es decir, ¿Araremos el mar con bueyes?). Rypins cita a Isaias 3:15
60 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
MLKM (de acuerdo con el original consonantado del TM), que signifi-
caría "su rey"; pero lo que exige el contexto (y lo que los masoretas
enmiendan) es MH LKM (¿Qué os ocurre a vosotros?) En conexión con
esto, observemos que Jerónimo, ajustándose a la interpretación de la
LXX, entendió el término L'Z'ZL (por Azazel) de Lévitico 16:8, como un
caso de fusión de L'Z 'ZL (por un macho cabrío para ser enviado; que se
entiende perfectamente bien en el contexto y elimina un perturbador
nombre propio, Azazel, que, por otra parte, era desconocido en la época
pre-cristiana).
5. Fisión, que consiste en dividir una palabra en dos. Por ejemplo,
en Isaías 2:20, el TM tiene U;fPR PRWT (a un agujero de ratas); debería
ser enmendado según el texto de los rollos Ll;lPRPRWT (a la musaraña)
como lo hace la LXX (que simplemente transcribió la palabra como
pharpharóth, sin intentar traducirla). Rypins cita del TM, KY DRKYK
(a causa de tus caminos) en Ezequiel 7:4, con el argumento de que en
el original figuraba KDRKYK (de acuerdo con tus caminos). Pero esta
última enmienda carece totalmente de apoyo valedero.
6. Homofonía, es la sustitución de un homónimo por otro. Por
ejemplo, con frecuencia hallamos que LW (a él) substituye a L' (no.)
Así, en lsofos 9:3 tanto en el TM como en los rollos figura HRBYT
HGWY L' HGDLT HSM~IH (multiplicaste la gente; no has multiplicado
la alegría), cuando se obtiene mucho mejor sentido de HRBYT HGWY
LW HGDLT HSMl;lH (acrecentaste la gente, incrementaste su alegría
por él). La confusión surgió del hecho de que tanto L' como LW se
pronunciaban ló.
7. Incorrecta interpretación de letras similares. Desde el año 600 a.
de J.C. en adelante, la O (dólet) y la R (resh) eran tan semejantes que a
menudo se confundian, especialmente en los nombres propios. Así, el
nombre "Donanim" de Génesis 10:4 aparece como "Rodanim" en 1
Crónicas 1:7 (como figura en la Biblia de Jerusalén), que muchos creen
que es la mejor variante, puesto que se refiere, probablemente, a los
rodios. De la misma manera la W (vou) y la Y (yod) se escribian de
manera muy parecida desde el año 150 a. de J.C., y aun en los rollos de
lsoíos resulta imposible distinguirlas. Así, mientras en el TM figura
WD' W (y conoced vosotros) en los rollos dice YD'W (hacedles conocer),
en !soíos 33:13. Un interesante ejemplo de lo anterior aparece en
Hechos 7:43 que sigue la variante de la LXX al escribir el nombre del
!dol,o Renfán, mientras el TM de Amos 5:26 [del cual fue citado) lo
escribe Quiún. ¿Cómo surgió esta confusión? En meras consonantes
Quiún figura como KYWN, Renfán sería RYPN. En el siglo V a d e J.C.,
como lo atestigua el Papiro Elefantino, la forma de la K ( j ) era muy
similar a la R ( 7 ), y la W ( ? ) se parecía mucho a la P ( ? ). Entonces,
en ese período una copia de Amós mostraba un nombre que podía
leerse como KYWN o RYPN. (:)el acadio Koiwonu, el nombre del dios
BAJA CRITICA DEL ANTIGUO TESTAMENTO 61
l. En relación con esto. observemos la excelente afirmación hecha por Burrows: "No
deberla ser necesario, pero tal vez lo sea, rep,etir que una antigua variante no es necesaria-
mente una buena variante. Los textos de Q umran están llenos de variantes demonstra-
blemente inferiores al texto tradicional. Para decir la misma cosa en otras palabras , la
verdad es que, aunque parezca paradójico. una variante pre.masorética no es necesa•
riaroente anterior a una masorética. El texto protomasorético ya existía en Qumran y en
otras copias junto con textos divergentes; nos parece justo r. razonable decir que el TM era
el tronco y las otras variantes, las ramas que brotaron de é . La mayor colltribuci6n de l0s
rollos del mar Muerto a la critica textual sigue siendo su demostración de este hecho"
(MLDSS, pág. 162.)
64 RESEÑA CRÍTICA DE UNA lNTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
71
72 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
1 . El pasaje tornado de Josefo, dioe asr: "Contarnos con solo veintidós !libros] que con-
tienen la historia de todos los tiempos. libros en los cuales con toda justicia creemos: y de
estos. cinco son los libros de Moisés. que contienen las leyes y las más antiguas tradi-
ciones desde la creación del género humano hasta su muerte. A partir de la muerte de
EL CANON DEL ANTICUO TESTAMEJ\.'TO 73
Moisés hasta el reinado de Arlajerjes. rey d e Persia, sucesor de Jerjes. los profetas que
s ucedieron a Moisés escribieron la historia de los acontecimientos que ocurrieron
durante sus vidas, en trece libros. Los cuatro documentos restantes contíenen himnos a
Dios y preceptos pnlcticos para los hombres" (Contra Apión. 1.8). Aparentemente estos
trece " proletas" fueron: /osué, Jueces,Rut , Somuel, Re¡,es, Crónicos, Esdros-Nehemíos,
!lster, lsafas, /eremfos-Lomentaciones, Eiequiel, Daniel, los doce profetas menores y
posiblemente el Contar de los Cantares. Esto quiere decir que la asignación de Crónicos,
Ester, Esdros, Nehemíos, Daniel y Cantor de los C011to res a la tercera división del canon
hebreo ocurrió en lecha posterior a l primer siglo d. de /.C. De ahí que c8J1lzca de validez
todo argumento esgrimido en contra de la autentícldad de Daniel basado en su asignación
final a las Kethobrm.
74 REsEÑh CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO Tf.STAMENTO
LA ANTILEGOMENA
4. Estos temas serán tratados en detalle c uando analicemos el libro en el capítulo 35.
76 RE.sEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
5. Ver una explicación d e cómo se corresponden éstos con los 39 libros del canon
protestante on la nota marginal No. 1 de este capltulo.
EL CANON DEL ANTIGUO TESTAMENTO 77
7. La cita pertinente tomada del Prologus GaJeolus os como sigue (traducciOn de Archer):
"Este prologo, como vanguardia con yelmo (principium) de las Escrituras. puede apli-
carse a todos los libros que hemos traducido del hebreo al laUn, para que sepamos que
todo lo que se aparte de éstos debe ser lnc:luldo entre los apócrifos. Do ahl que lo
Sobidurla, comunmente intitulada de Salomón, el libro de Jesús el hijo de Si roe, y Judit y
Toblos y El Pastor \presumiblemente El Postor de Hermas) no oslán en el canon. Yo
descubrl el primer ibro do Macabeos en hebreo: el segundo en griego, como puede
comprobarse por su tenninologla." En el Prefacio o los libros de Salomón deJerónlmo.
menciona haber bailado a Eclesiástico en hebreo, pero dice estar convencl o de que
Sobidur/o de Salomón fue originalmenle compuesto en grie~o y no en hebreo, puesto que
revela una Upica elocuencia helénica. "Y así," continúa, 'de la misma manera que la
Iglesia lee Judit y Tobías y Macabeos (en la adoraciOn pública) pero no los recibe como
Escritura canónjca, así también debemos permitir leer estos dos Libros para edificación de
la gente, pero no para el establecimiento de la autoridad de las doctrinas de la Iglesia."
8. Cf. Robert H. Pleifler. lntroduclion lo lhe Old Testamenl (Introducción al Antiguo
Testamento), pág. 69.
9. Gleason L. Archer (trad .] /erome 's Commentory on Daniel (Comentario de Jerónimo
sobre Daniel), (Grand Raplds: Baker, 1958), págs. 155, 157.
10. G. D. Young. en su capitulo sobre los apócrifos en Revelolion and the Bible -La
revelación y la Biblia- (ed. Carl F. H. Henry), lo trata en una de las íonnas más conserva-
doras que se han escrito recienlemente sobre este tema. También de mucho ayuda es la
obra de R. L. Harrls. lnspiroUon and Cononicily o/ the Bible (Inspiración y Canonicidad
de la Biblia), capítulo 6 . Pero lal vez el mejor trataml.ento lo hallamos en Unger, IGOT,
págs. 81·114.
EL CANON DEL Ar-.'TICUO TESTAMENTO 79
12. Gerrit Wildeboer. Origin of the Canon of the Old Teslamenl (Origen del canon del
Antiguo Testamento), traducción B. W. Bacon (Londres: Luzac. 1895).
13. Charles C. Torrey. the Apocryphal Literoture (La Literatura Apócrifa). (New Haven,
Cona.: Yale U.. 1945).
14. Completa solamente en la versión etiope. alguna porciones en griego, y fragmentos
en hebreo y arameo hallados en la Cueva No. 4 de Qumran.
EL CANON DEL ANTIGUO TESTAMENTO 81
18. E. J. Young, '"The Canon of the Old Tes,tament" (El Canon (sin cursivas) del Antiguo
Testamento), on Revelalion and the Bíble (La revelación y la Biblia), pág. 168.
84 REsEÑA CRITlCA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
PRIMEROS DESARROLLOS
87
88 REsEÑA CRlTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
2. Esta explicación pasa por alto, por supuesto. el hecho de que el primer capitulo del
Génesis presenta a Dios como Creador y Soberano sobre toda la naturaleza, de ahl que
solo Elohim era apropiado; en tanto que Génesis. capitulo 2, lo presenta como el Dios del
pacto para Adán y Eva , de ahí lo apropiado del nombre de Jehová, excepto donde ocurre
el nombre compuesto Jehová-Elohim.
3. La traducción completa del Ululo de la lésis de De Wette, Doctor en Filosofía, fue:" A
dissertolion in which il is shown thal Deuleronomy. differenl from the eor/íer books o/
the Penloleuch. is the work of sorne later oulhor" (Una ifisertación en la cual se muestra
que Deuteronomio. a diferencia de los más a ntiguos libros del Pentateuco, es obra de un
autor posteríorJ.
HISTORIA DE LA TEORIA DOCUMENTAL DEL PENTATEUCO 89
4. Cf. capUulo 12, ¡,ág. 176. d e esta obra , para una refutac ión de esta pretensión.
90 ilEsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
5. Para el lralamienlo de las dificultades que acosan a la teoría del Hexateuco , ver el
capítulo 19 de esta obra. pág. 293.
92 RESEÑA CRtrJCA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAl,,[El'm)
que nunca pudo ser eficazmente refutada por los sostenedores de pos-
turas liberales.
En el aiio 1853 apareció la trascendental obra de Hermano Hupfeld,
Die Quellen der Genesis (Las fuentes del Génesis), que marcó toda una
época. Su contribución al debate dio como resultado en lo que se dió en
llamar "La revo lución copernicana en la historia de la teoría
documental." En primer lugar sometió el documento E a un completo
examen nuevo, y distinguió en él dos fuentes: una de ellas (E' ) formada
por las considerables porciones de la fuente Elobista, que se parecían
notoriamente a J en estilo, vocabulario y tipo de asunto de que tratan, y
que ocasionalmente parecían contener alusiones a material también
encontrado en (la fuente presumiblemente posterior) J. En realidad, de
no ser por el divino nombre (Elohim), sería dificilísimo diferenciar
tales pasajes de J. (Es conveniente notar que la admisión de la existen-
cia de pasajes como éstos, socavó peligrosamente la integridad de utili-
zar los divinos nombres Elohim y Jehová como criterio para la división
de fuentes.) De ahí que Hupfeld separó ta.les porciones (comenzando
con Génesis 20) del resto del cuerpo E, que luego juzgó que era la parte
más antigua y a la cual dio el nombre de "Grundschrift" (documento
básico) al que designó como E1 • Este documento E' corresponde, grosso
modo, a lo que los crlticos posteriores denominaron P o código sacer-
dotal. El E' posterior (que más tarde fue designado simplemente como
E) era aun algo más antiguo que J (el documento Yahvista). D (el
documento de Deuteronomio) fue. por supuesto, el último (data de los
dias de Josías). Por lo tanto, el orden correcto de los " documentos" fue,
para Hupfeld, como sigue: PEJD.
Debemos señalar que Hupfeld no fue el primero que tuvo la idea de
la división de E, sino que fue precedido por Karl David llgen de Jena,
que en el año 1798 publicó una obra en la que planteó la tesis de que el
Génesis estaba compuesto por 17 distintos documentos, entre cuyos
autores había dos Elohistas y un Jahvista. Sin embargo, esta obra fue
producto de una escuela fragmentaria y no ejerció una influencia
grande y duradera.
Quellen, obra de Hupfeld, también destacó la continuidad de los
supuestos documentos E'. E' y J. y procuró demostrar que si se los
separa, las secciones del Génesis asignadas a cada una de las tres,
serían inteligibles y podrían considerarse como libros separados.• Pero
lo más digno de mención fue el hincapié que hizo Hupfeld sobre un
hipotético redactor (es decir, un editor final) que redispuso y com-
plementó íntegramente el cuerpo literario desde el Génesis a Números
y que explicó todos los casos en que pasajes de J aparecían con palabras
6. Sin embargo. es fáci l refutar este Ingenioso intento de verillcnción , según lo menciona•
mos on el caprtulo 9. págs. 132-133. de este libro.
HISTORIA DE LA TEORIA ÜOCUMEl\'TAL DEL PENTATEUCO 93
7. Para una refutación a esta pre te ns ión. ver e l capltulo 12. págs. 173-181 . de este libro.
94 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
lograr la adhesión general del mundo erudito. Por ello, a falta de una
teoria mejor, la mayoría de la instituciones no conservadoras continúan
enseñando la teoria de Wellhausen, al menos en sus lineamientos
ge:nerales, como si nada hubiera ocurrido en el conocimiento del Anti-
guo Testamento, desde el año 1880.• En Inglaterra, W. O. E. Oesterley y
T. H. Robinson, en su obra Introduction to the Books of the Old Testo-
ment - 1:ntroducción a los libros del Antiguo Testamento- (Londres:
SPCK, 1934), se mostraron básicamente partidarios de Wellhausen, si
bien expresan ciertas incertidumbres respecto al fechado comparativo
de los "documentos" (J-E pudo haber sido contemporáneo con D, y H
pudo haber sido ligeramente anterior a D]. En los Estados Unidos de
América, Julius A. Bewer (Literoture of the Old Testament - Literatura
del Antiguo Testamento- (Nueva York: Longmans, 1922), y Robert
Pfoiffer (Introduction to the Old Testament -Introducción al Antiguo
Testamento- (1948), se adhirieron lealmente a la clásica posición de
Wellhausen (si bien Pfeiffer aisló un nuevo documento, S, una fuente
edomita pesimista, y asignó a los Diez Mandamientos una antigüedad
posterior a D y separada de E).
En la misma Alemania, la influencia de la crítica formal (que será
tratada en el próximo capítulo) dio como resultado un intento de sinte-
tizar el enfoque critico formal de Gunkel y Greessman con el enfoque
documental de Wellhausen. Esta síntesis aparece más vigorosamente
en la obra de Otto Eissfeldt (einJejtung in dos Alte Testament, 1934,
edición inglesa, The Old Testoment, on Introduction -El Antiguo
Testamento: una introducción-, Nueva York: Harper & Row, 1965).
En Escandinavia, Aage Bentzen, de Copenhague (Introduction to the
OJd Testament -Introducción al Antiguo Testamento- 1948), se ajusta
en lo esencial, al tipo de síntesis que intentó Eissfeldt; pero anterior-
m,ente su compatriota Johannes Pedersen, como asi también Sigmund
Mowinckel de Oslo, e lvá:n Engnell de Uppsala, Suecia, se inclinan
más definidamente hacia una critica formal o tradición histórica y
no a la crítica de las fuentes de Wellhausen. No obstante, en lnglate-rra
y los Estados Unidos de América, la regla de Wellhausen se mantiene
más o menos suprema en la mayoría de las escuelas no conservadoras,
y hace sentir su influencia en muchas de las escuelas más o menos
conservadoras de la antiguas denominaciones. Por lo tanto, debemos
considerar que la teoria documental aún está en vigencia y estamos
8. Ilustrativa de esta actitud es la cita de uno de los más famosos eruditos británicos,
H. H. Rowley: "Que ha sido la teoría Graf-Wellhausen ampliamente rechazada en su
totalidad o en parte es absolutamente cierto, pero no hay otro criterio que pudiera reem-
plazarla que a su vez no serla rechazado más amplia y enfáticamente .. . El parecer de
Graf-Wellhausen es solo una hipótesis tenta·tiva , que puede ser abandonada con presteza
cuando se encuentra otra opinión más satislactoria. pero que no puede ser be11.eli-
ciosamente abandonada hasta ese momento" [The Growlh of lhe O/d Teslamenl - El
crecimiento del Antiguo Testamento- ), Nueva York: Longmans. 1950. pág. 46.
96 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTI\MEJIITO
obligados a tratarla como tal, a pesar de que los eruditos liberales del
continente europeo le han aplicado golpes poco menos que fatales
a casi todos sus fundamentos.
9. Las fechas propuestas son las sugeridas por S. R. Dríver, ea ILOT, págs. 111-123.
10. Para mayor abundamiento sobre el antropomorfismo del documento P. ver K. A.
Kitchen, AOOT, pág. 116.
HISTORIA DE LA TEORIA DOCUMENTAL DEL PENTATEUCO 97
dicha hipótesis explicaba los datos reaJes del texto bíblico, y sobre
cuáJes bases ilógicas y contradictorias descansaba el criterio crítico.
En el capítulo 8 haremos un repaso general de las falacias de la
teoría documental que la hace lógicamente insostenible. Los diversos
criterios utilizados por los documentalistas para probar la diversa
paternidad literaria, serán tratados con mayor detalle en los capítulos 9
y 10. La refutación de los argumentos especlficos que tratan sobre los
libros del Pentateuco en particular, será considerada en los capítulos
14-18, que se refieren a dichos libros.
CAPITULO 7
ALTA CRITICA DEL PENTATEUCO EN EL
SIGLO XX
Tal vez la mejor manera de presentar las tendencias sostenidas por los
eruditos en Antiguo Testamento, entre los años 1890 y 1950, consiste
en señalar los efectos que sus contribuciones ejercieron sobre la estruc-
tura de la hipótesis de Graf-Wellhausen. De ahí que seguiremos un
orden por temas y no estrictamente cronológico.
Como ya lo hemos señalado, una gran parte de los modernos erudi-
tos se ha mantenido fiel a los métodos del análisis documental, y sus
innovaciones se han limitado más o menos a aislar algunos otros
"documentos" ,aparte de los honrosos cuatro, JEPD, laureados por el
tiempo. Así, por ejemplo, Otto Eissfeldt, en su Hexoteuchsynopse
(Sinopsis del Hexateuco), 1922, creyó discernir en J una fuente Legal
(L), más o menos equivalente al J' de Julius Smend (Die ErzohJung des
Hexateuchs auf ihre Qu!;?JJen untersucht), 1912. Esta fuente L (Eissfeldt
lo denominó Laienschri/1) reflejaba un ideal nomádico, recabita (e/. la
re:ferencia a Recaben 2 Reyes 10), totalmente hostil a la forma de vida
cananea. Sacó la conclusión de que L surgió en la época de Ellas (hacia
el año 860 a. de J.C.), y que halló la manera de hacerse presente en
Jueces y también en SamueJ.
Algo similar a L fue un nuevo documento K (por Ceneo o Keneo).
Tuvo que ver mayormente con ciertos detalles de la vida de Moisés, o
re laciones descritas entre los israelitas y los ceneos. Fue descubierto
por Julius Morgenstern (The Oldesl Documenl of the tlexaleuch - El
más antiguo documento del Hexateuco), 1927, que supuso fue utilizado
como base para las reformas del rey Asa (hacia el año 890 a. de J.C.), tal
como lo registra 1 Reyes 15:9-15. Aun Robert H. Pfeiffer (como ya lo
hemos mencionado) anunció en su Introduction lo the Old Testament
(Introducción al Antiguo Testamento) el descubrimiento de un
documento S (por el Monte Seir, el punto más prominente de Edom)
que apareció en las secciones J y !E de Génesis 1-11 y también en las
porciones J y E de Génesis 14-38. Este apareció, supuestamente,
durante el reinado de Salomón (hacia el año 950 a. de J.C.), pero edi-
99
100 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
bien es muy cierto que son menos evidentes las diferencias en la revi-
sión crítica del Pentateuco que, por ejemplo, en Samuel-Reyes, hay· ya
más que suficientes para advertir contra los análisis elaboradamente
hi potéticos y contra los esfuerzos de hallar diferentes 'fuentes' y
'd ocumentos' cada vez que parece haber cualquier falla o inconsecuen-
cia en el texto recibido. Tal tratamiento subjetivo a los problemas his-
tórico-literarios siempre fue sospechoso, pero ahora se ha tornado
irracional!'• (Si bien Albright permanece en una posición básicamente
documental en su aceptación de J. E y P como fuentes escritas separa-
das, piensa que deben ser identificadas por otros criterios que no sean
solamente el uso de Jahweh o Elo.him, y que su bistoria era algo más
complicada de lo que supuso Wellhausen. Cf. Albright. pág. 34.)
4. Albright. Yahweh ond lhe Gods o{ Conoan (Yahvé y los dioses de Caaeáa) (Card en
Clty. Nueva York: Ooubleday. 19661, pág. ?9.
104 REsEÑA CRiTICA DE UNA INTRODUCCIÓN A~ ANTIGUO T ESTAMENTO
5. "La idea de una evolución un ilineal, de unidades literarias más pequeñas, primitivos .
a entidades más grandes y complejas (y de crecimiento de una obra por agregados gradua•
bli,s) es una falacia d e mediados del !ercer milen io a. de J.C. en adelante, en lo que se
refiere a la literatura del Antiguo Orionte .. . Así. entre la literatura s umeria de alr,e dedor
del año 1800 a. de J.C., Kramer menciona (en Bibfe ond Ihe Ancienl Neor East {La Biblia y
el Antiguo Cercano Ori ente) págs. 255. 25?, etc.) nueve leyendas épicas que varía n en
tamaño de 100 a 600 líneas; veintenas de himnos (de cuatro tipos d iferentes) que van de
menos de 50 a más de 500 líneas: varias endechas por Damuzi (Tamuz) que varían de
menos de 50 lineas a más 200" Kitchen . pág. 131. Luego cita otros ejemplos de litmatura
del Re ino Medio y del Nuevo Reino Egipcios.
ALTA CRlTICA DEL PENTATEUCO EN EL SICLO XX 105
6. Kitchen, The New Bible Diclionory (Nuevo Diccionario bíblico) (Grand Rapids: Eerd-
mans, 1962), pág. 349b.
106 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTICUO TESTAMENTO
del pacto (Exodo 20:23- 23:19) fue una de tales colecciones; Exodo
34:17-26 (el denominado catálogo ritual) fue otro; y el código de santi-
dad (Levítico 17-26) representa otro complejo más. P representa una
tradición del Sur, en tanto que la obra de Deuteronomio (Deuteronomio
a Reyes) representa una tradición del Norte,' si bien la forma final que
se le impuso refleja el punto de vista de aquellos que deseaban que el
culto se centralizara en Jerusalén.
5. La tradición oral jugó un papel importante en todo esto hasta la
reducción final a la forma escrita. Por lo tanto, tenemos que habérnosla,
no con fuentes escritas ní con redactores, sino con unidades de tradi-
ción oral, cJrculos de tradición y escuelas dentro de estos drculos
tradicionalístas. Una continuidad de documentos escritos necesa-
riamente hubiera mostrado consecuentes diferencias de estilo y cons-
tantes puramente lingüísticas que ocurrirían únicamente en el
documento en cuestión. Pero tal como se ve todo esto, no aparecen en
forma consecuente distinciones de esta clase, y las que los documenta-
listas sostienen haber descubierto pueden mantenerse solamente por
medio de artificios en que se da por aceptado lo que no está probado,
como redactores y glosas y enmiendas posteriores. (Esto, por supuesto.
entraña que debemos descartar por falta de validez las elaboradas listas
y cuadros de palabras que figuran en la ILOT de Driver.)
Otro escritor interesante que podría agregarse a este grupo. es
Wilhelm Moeller, que originalmente fue un convencido adherente a la
escuela de Wellhausen. Pero después de reexaminar cuidadosamente
las evidencias, quedó impresionado ante las deficiencias de la
hipótesis documental, a la luz de los nuevos datos obtenidos. Su primer
ataque fue publicado en el afio 1899 en idioma alemán, bajo el titulo de
Historico-critical Consideralions in Opposilion lo lhe Gra/-Wellhausen
Hypothesis by a Former Adherent (Consideraciones histórico-criticas
en oposición a la hipótesis Graf-Wellbausen, por un ex-adherente). Una
arremetida más vigorosa aún apareció en el año 1912: Wider den Bo.nn
der Quellenscheidung (Contra la maldición de la división en fuentes).
Aquí demostró la debilidad de los argumentos en favor de la hipótesis
documentaJ y se inclinó con argumentos persuasivos en favor de La
unidad del Pentateuco. En su obra aparecida en el año 1925, Rückbe-
ziehungen des /ünften Buches Mosis ou/ die vier ersten Bücher (Re-
ferencias retrospectivas del quinto libro de Moisés a los cuatro
primeros libros), demostró que Deuteronomio contiene numerosas re-
ferencias a los cuatro primeros líbros, lo cual presupone su existencia
antes de la composición del Deuteronomio y su disponibiJidad para el
autor. Pero tal vez no habría que incluir a Moeller entre estos otros
7. C(, la orden de levantar un altar e inscribir el texto de la Tora en una este la de piedra
en o monte Ebal, en Deuteronomio 27:1-8.
ALTA CRITICA DEL PENTATEUCO EN EL S rcLo XX 1 09
8. En la página 113 de este libro se tratan los puntos de vista de Kennell sobre Deu-
teEonomio.
110 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
10. Welch. The Code of Deuteronomy (El código de Deuteronom io}, (Nueva York: George
H . Doran. 1924 ).
112 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
115
116 REsEÑA CRfTICA DE UNA lNTRODUCCIÓN AJ. ANTICUO TESTAMENTO
2. Para mayor abundam ie nto sobre esta metodología artificial. desde el punto de vista de
un erudito clásico . ej. el capítulo 9, página 145 de esto libro, y la rcfcroncio a Dornse ill.
118 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
punta, fue eludida en aras del preconcebido dogma de que no hay tal
cosa como una religión sobrenatural. De ahí que los prístinos relatos
del Génesis y de la Tora, que narran las experiencias de Abraham,
Isaac, Jacob y Moisés, han sido sometidos a cínicos reanálisis procuran-
do demoshar que los as( denominados deuteronomistos o adherentes
de la tardía escuela sacerdotal, aplicaron una mano de barniz monoteís-
ta a las viejas prácticas politeístas.'
6. Toda vez que por ingeniosas manipulaciones del texto se des-
cubre una "discrepancia,'' al interpretar una palabra fuera de su con-
texto, no ha de aceptarse ninguna explicación reconciliadora sino que,
por el contrario, hay que explotar la supuesta discrepan cia para "pro-
bar" la diversidad de fuentes. (Cf. la imaginada discrepancia de Pfeiffer
[IOT, pag. 328) entre los "dos relatos" del asesinato de Sísara. Se sos-
tiene que según Jueces 5:25-27 Jael lo asesinó con un mazo y una estaca
de la tienda mientras tomaba leche; Jueces 4 :21 dice que ella lo mató
mientras dormía. Estrictamente hablando, Jueces 5:25-27 no afirma que
estaba tomando leche en el momento del impacto; pero sería inutil
señalar este hecho a Pfeiffer, pues ya dividió los " relatos discrepantes"
entre J y E.
7. Si bien otras antiguas literaturas semitas muestran innumerables
casos de repeticiones y duplicaciones hechas por el mismo autor en su
ténica narrativa, únicamente la literatura hebrea debe estar libre de
repeticiones o duplicaciones so pena de indicar diversidad de paterni-
dades literarias.• Es instructivo leer la literatura sectaria hallada en las
cuevas de Qumran para comprobar en qué medida y en qué grado los
israelitas utilizaron las repeticiones para destacar lo que escribían. Por
ejemplo, compárense la Placa I y Placa IV del Manual de disciplina•,
donde los requisitos para ingresar a la comunidad monástica son ex-
puestos de tal manera que llaman la atención inmediata de los
documentalistas que andan en la búsqueda de la división en fuentes.
8. Con una confianza en sí mismos altamente discutible, la escuela
de Wellhausen ha dado por sentado que los modernos críticos
europeos, que no cuentan con otra literatura hebrea antigua con la cual
establecer comparaciones (para el período bíblico, al menos), pueden
fijar con precisión científica la fecha de composición de cada
documento. También suponen que pueden corregir libremente el texto,
6. Wllliam Oixon, an Pilgrim Fronlier (Frontera de los peregrinos), junio de 1960, pág. 4.
120 RESEÑA CR1TICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAME!l.'TO
tiempos preliislóricos. sin mutuo intercambio (p. ej, paJabras como el egipcJo taoh
-estimar- en hebreo i)ó&ab-eslimar, creer-, que también existe en el árabe, el etiope y el
orameo). Uno lista cosl completa de todos los vocoblos hebreos relacionadas con el
egipcio on cualquiera de la.s categorías figura on la obra de Erman y Grapow WOrterbuch
der /\egyplischen Sproche, 6:243, 244.
12. Yahuda, The Longuoge of t.he PentoteuchJEI idioma del Pentateuco), Nueva York:
Oxford, 1933. Cabe la reflexión de que Yahu a. si bien muy versado tanto en hebreo
como en egipcio. se expone on cuento a metodologla. Con demasiado Crecuencio so
contenla con señalar la semejanza entre la usanza egipcia y la de Moisés, sin remachar su
argumento demostrando que dicha usa.nza se replle caracterisllcamenle en el Pentateuco
más que en los libros postmosalcos del Antiguo Teslamento, y que eso no ocurre on
idiomas semitas afines. De ohl que educe que el hebreo lipné Por'óh (en la presencia del
Faraón) es una traducción del egipcio m br bm./ (en la presencia de su majestad) : pero
pasa por alto el modismo similar del arameo (((dom molká -en la presencia del rey-).
Cierto es, sin embargo, que solamente el hebreo y el egipcio usan la palabra rostro
[Hebreo, p<lnlm , egipcio /;Ir) al expresar este modismo. También hace relerenclaJpág. 21)
al incidente en que el rey le entrega a José su anillo como su visl.r : pero no se elione a
probar (como debla haberlo hecho/ que ningún soberano de otros palses de la antigüedad
hacia semejante cosa. Más aún. a gunas de sus elimologias egipcias requieren mayores
pruebas que las que él brinda: asl, por ejemplo, 'h'w (tiempo), en realidad deriva de 'b'
(pararse). de ahl "duradero", "estable" , que slgnlJica el término de le vide. Esto lo
relaciona con el hebreo he'•mld " puesto pera"apllcudo con referencia al Faraón en Exodo
9:16. La conexión lógica de todo esto es algo tenue o sutil. por deci r lo menos. Sin
embargo, y en lérminos generales. debemos reconocer que en el estudio de Yahuda se
lnduyen numerosos ejemplos pertinentes, para establecer la tesis que sostiene: "Una
eslreche relación entre el hebreo '/ el egipcio no exislló en ningún otro periodo aparte del
liempo en que Israel habiló en Egipto; solamente en el periodo egípcío de Israel. el hebreo
gradualmente se desarrolló corno idioma lilerario, hasla alcanzar el grado de perfecciona-
miento que hallamos en el Penlaleuco" (pág. XXX II].
LA PATERNIDAD LITERARIA DEL PENTATEUCO 125
13. J. Garrow Duncan. New LigJH on Hebrew Odglns (Nueva luz sobre los orlgenes del
hebreo [Londres: Macmillan. 19361, pág. 176. (Ver también págs. 73-179.) Ouncan d ictó
sus conferencias en la Universidad de Glasgow. No obstante ello, ha de considerárselo
como un estudiante bien informado más que como un erudito independiente. En este
libro se apoyó muchisimo en Yahuda, pues aparentemente le falta la erudición de Ya:bu-
da en el idioma egipcio. Pareciera que algunas de las fuentes de Duncan fueran anti-
cuadas, pues se refiere (pág. 107) al común título imy-r (supervisor] como mer (pron"Un-
ciación que fue abandonada por completo para el año 1910). Sin embargo. s u tesis. eo lo
esencial, está bien fundamentada y aboga por una lecha mosaica. con evidencias imposi-
bles de pasar por alto.
14. Yahuda, pág. 48
15. Keil y Oelitzsch, Biblicol Commentary on the Old Testament (Comentario blblico
sobre el Antiguo Testamento]. vol. 1. The Pcntoteuch (Grand Rapids: Eerdmans. 1963),
págs. 492. 493.
126 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
16. E. W. G. Masterman . "PJonl Zones in the HoJy Lond" (l..as plantas y sus zonas en la
Tierra Santa", ISBE, pág. 508b.
17. Ver Joseph F. Free, ABH, pág. 106. El 10(,ash también ha sido idenlificado como una
marsopa o un dellin (Koehler-Baumg. Lexicon. pág. 10260).
18. Cf. la obra de Tristran. NoluraJ History o/ !he Bib/e (H:istoria natural en la Biblia),
Londres: SPCK, 1867, pág. 77.
W\I P ATERNIDAD L ITERARIA DEL P ENTATEUCO 127
131
132 RESEÑA CRiTICA DE UNA lNTRO0UCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
A pesar de todos los esfuerzos que se han hecho para mantener estas
"palabras características" y sus propios nombres divinos en separados
compartimientos herméticamente cerrados, lo cierto es que ocasional-
mente hay filtraciones, por así decir. Descubrimos que Elohim figura en
algunos pasajes como Génesis 3:1-5 (donde la serpiente se refiere a Dios
con ese nombre); Génesis 16:13 (donde Agar llamó el nombre de Jeho-
vá: "Tú eres un El que ve"); Génesis 32:28-29) relata que Jacob luchó
con Elohim en Peniel -notoriamente antropomórfico- y recibió el nom-
bre de Yisra-EI, o Israel). Pero por otra parte, Yahweh figura en pasajes
E tales como Génesis 22:11 (cuando el ángel de Jehová detiene la mano
de Abraham para que no clave el cuchillo en el cuerpo de Isaac) y en el
versículo 14 (donde Abraham des.igna a ese lugar con el nombre de
"Jehovájireh"). También figura Yahweh en pasajes tales como Génesis
7:16; 14:22 y 17:1. A pesar de toda la vigilancia que han ejercido los
cr:iticos que favorecen la división por fuentes en el manejo de la tijera y
el engrudo, se han producido algunos traspiés como los mencionados,
si bien la práctica general ha sido la de dividir en dos los versículos en
lo.s cuales figura el nombre compuesto de Yahweh-Elohim (p. ej., Géne-
sis 2:4 donde 4a se lo asigna a P y 4b a J) en vez de permitir que figure el
nombre equivoc:ªdo y asi ponga en aprietos a la teoría.
Ya hemos señalado' que se han planteado serias objeciones a la
utilización de nombres como criterio para la división por fuentes, de-
bido a las numerosas discrepancias que ocurren según que los nombres
aparezcan en el TM o en la traducción de la LXX. Esto echó sombras
sobre la validez de cualquier proceso de separación que dependiera tan
completamente de la infalibilidad del TM en la transmisión de Yahweh
y Elohim, cuando los mismos críticos señalaron los errores que apare-
clan prácticamente en todo el resto de la Tora. Los datos que hoy
obtenemos de los documentos hebreos no favorecen la vieja teoría de
Astruc de que diferentes nombres necesariamente indican distintos
autores.
¿Qué explicación, entonces, explica la distribución de Yahweh y
Elohim a lo largo de la Tora'? Un cuidadoso estudio de la etimología y
del uso de ambos nombres indica que el nombre escogido dependía del
contexto de la situación. Elohim (que aparentemente deriva de una raíz
que significa poderoso, fuerte, a la cabeza de todos los demás) se usa
para referirse a Dios como el Todopoderoso Creador del universo y
Señor de la naturaleza y del la humanidad en general. De ahí que en
Génesis 1 sea apropiado utilizar únicamente Elohim puesto que el tema
de que trata es el de la creación. Por otro lado Yahweh es el nombre d el
Dios del pacto, y se lo reserva para los casos y las situaciones en que se
involucra a Dios en un compromiso de pacto. De ahí que en Génesis 2
se usa con frecuencia este nombre porque el tema que toca es el trato
benigno de Dios con Adán y Eva bajo el pacto de las obras. En Génesis 3
la serpiente, como agente o.personificación de Satanás, ausente de toda
relación con el Dios del pacto, se refiere a él como Elohim, ejemplo que
sigue Eva durante todo el dialogo sostenido con la serpiente. Pero es
Jehovó Dios el que llama a Adan (Génesis 3:9) y reprende a Eva (Géne-
sis 3:13) y quien también, como Dios que cumple el pacto con la pareja
arrepentida, lanza su maldición contra la serpiente (Génesis 3:14).
Esta distinción entre los dos nombres de Dios la percibió y definió
clara.mente el rabino Jehuda Hallevi en la remota fecha del siglo xn d.
de J. C., cuando definió a Elohim como el nombre divino en general, en
tanto que Adonay era específicamente el nombre del Dios de la revela-
ción y del pacto. Hasta el mismo Kuenen se sintió forzado a conceder
que: "La distinción original entre Yahweh y Elohim con frecuencia
explica el uso de uno de esos títulos con preferencia al otro."' Más
adelante comenta: "La historia de las investigaciones críticas ha de-
mostrado que en el uso de los nombres divinos se ha dado demasiado
por sentado ... Será saludable, por lo tanto, advertir en contra de hacer
demasiado hincapié en este solo fenómeno."• Semejante admisión
parecería indicar cierto escrúpulo en cuanto a la validez de uno de los
más fundamentales criterios para la división según las fuentes, aun de
parte de uno de los principales artífices de la hipótesis documental.
Si bien los documentalistas pertenecen a una escuela de pensa-
miento que despectivamente rechaza todo intento de establecer las
doctrinas cristianas según la evidencia de los textos, ocasionalmente se
han transformado ellos mismos en esforzados campeones de los méto-
dos que aplican la evidencia de los textos, es decir, han caido en el
error de insistir en una interpretación literal de palabras de uno o dos
versículos, prescindiendo totalmente del contexto o de la analogía de la
enseñanza bíblica en otros pasajes. En ningún caso esto se hace tan
evidente como en su tratamiento de Exodo 6:2-3: " Yo soy Yahweh. Y
aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob, como El Shaddai, mas en mi
nombre Yahweh no me di a conocer (ló no•·da'ti) a ellos." Esto se
pretende forzar para que signifique que de acuerdo con este autor (E), el
nombre Jehovó fue primeramente revelado a Moisés. U, sin embargo, no
sabía de esta posterior tradición y supuso que Jehovó también era apro-
piado para el relato premosaico.) Pero esto entraña un análisis muy
superficial del verbo hebreo conocer (yodo') y de las inferencias en
hebreo de conocer el nombre de una persona. De ninguna manera po-
dría tener un torpe sentido literal, tal como lo demuestra lo absurdo de
suponer que fueron necesarias íntegramente las diez plagas para con-
vencer a los egipcios (Exodo 14:4: "Y sabrán los egipcios que yo soy
Jehová") de que el Dios de los hebreos se Uamaba Yahweh. Es obvio que
tanto en Exodo 6:7: "Y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios,
que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto"; y en 14:4. la
inferencia es que ellos serán testigos de la fidelidad del pacto de Dios al
librar a su pueblo y al destruir y castigar a sus enemigos. De esa manera
lo conocerán por experiencia como Jehová, el Dios del pacto. La expre-
sión "sabréis o sabrán que yo soy Jehová" se repite por lo menos 27
veces en el Antiguo Testamento, y en todos los casos lleva implícita la
misma idea. El uso hebreo indica, por lo tan to, con toda claridad, que
Exodo 6:3 enseña que Dios, que en anteriores generaciones se reveló
como El Shaddai (Dios Omnipoten te} por sus obras de potencia y de
misericordia, ahora en la generación de Moisés se revelaría como el
Je:bová guardador y cumplidor del pacto, por medio de una maravillosa
liberación de toda la nación de Israel. Como lo señala Orr, el "nombre"
(hebreo, shem) denota la faceta de revelación del ser de Dios.•
Es muy significativo el hecho d e que en años recientes algunos de
los máximos eruditos líberaJes de Europa han abandonado la tradicio-
5. James Orr, POT. pág. 225. Al llegar a este punto es menester decir a lgunas palabras
sobre el significado eli mológico del nombre Yolnveh. En base a Exodo 3:14, se infiere
habitualmente que significaba El es. "YO SOY EL QUE SOY" es la traducción del hebreo
'ehyeh ..Ser 'ehyeh, que proviene del verbo hoyoh. "ser o llegar a ser." Por el equ ivalente
arilmeo h•wo', podemos deducir que el verbo hebreo originalmente se pronunciaba
ho woh. Por lo tanto. en los días de Moisés '•hyeh pudo haberse pronunciado '•hweh . Si
entonces Moisés hubiera ido a Egipto y declarado de Dios: "El es" (en lugar do adherirse a
la primera persona: "yo soy"}, hubiera dicho Yohweh. Pe.ro si Yohweh signilica "El ,es",
¿hemos de entender esto como una afirmación de la existencia eterna de Dios? (Hasta el
mismo Orr lo interpreta asi: "El Auloexistente": la versión francesa lo traduce /'Erernel.J
.A lo anterior hay dos objeciones: e l verbo hayah jamás expresa una mera existencia
ontológica, sino más bien la noción de "ocurrir, llegar a ser, entrar en una nueva condi-
ción, o estado. o relación:" y el nombre YoJrweh nunca se usa en contextos que afirman la
existencia eterna de Dios, como tal. sino más bien (como ya lo hemos visto) en un
contexto convencional. Esto concuerda perfectamente con la característica alirmación
del pacto: "Yo seré-'ehyeh-su Dios y elílos serlin -y ihyü• mj pueblo." Así. en Exodo
6:7: "Seré vuestro Dios. y sabréis que yo SO)' Jehová": es decir, El es (el Dios del pacto del
pueblo del pacto}.
Sin embargo, se han hecho otras sugerencias que niegan dicha interpretación "El os" en
cualquiera de los dos sentidos apuntados. W. F. Albrighl (SAC. pág. 16} y D. N. Proodman
(en JBL, 2:79 (1960}: 151-56) interpretan l' ahweh como unn forma hiphil, yohyeh: "El
hace que sea." Esta interpretación la toman de la !rase "Yahvéb Sebaot" (Biblia de
/erusalén} que la Versión Reino-Va/era traduce ''Johová de los ejércitos", y que enlienden
que originalmente significó: "El da vida a los ejércitos ... Esto concordarla mejor con la
vocal a de Ya.hweh que con la anterior expl icacióo: "El es" (que teóricamente ha debido
sor yihweh en vez de yohweh}. Pero una objeción casi fatal a esta interpretación radica en
el :hecho que nunca en el Antiguo Testamento se utili,.a Yohweh para destacar el papel de
Dios como Creador, sino más bien como el Dios del pacto. Más aún, nunca ligura este
vw.rbo en particular en ninguna parte del hiphill del Antiguo Testamento.
Aun olTos han negado cualquier clase de conexión con el verbo ser (hóyon}. y piensan
qu.e diflcilmenle existió en una lorma anterior, hówoh. Theophile J. Meek, de Toronto
(Hebrew Origins -Orígenes hebreos- !Nueva York: Harper & Row, 1960/· pág. 116), insiste
en que proviene de un verbo árabe howor, soplar. Por lo tanto, "El sopa" sería e l nombre
de un Dios de las tormentas del desierto de Sinaf. Esto, por supuesto, le atribuyo un
origen politeísta a la religión de Israel. y de ninguna manera explica la estructura de
referencia del pacto que exhibe el nombre Yohweh tal como realmente se usó en el
Antiguo Testamento.
136 RfsEÑA C RITICA DE UNA INTRODUCCJÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
nal exégesis que hizo Wellhausen de Exodo 6:3. Así, lvan Engnell afir-
ma que: "Los diferentes nombres divinos tienen asociaciones ideológi-
camente distintas y, por lo tanto, diferente connotación. Así, se utiliza
preferentemente Yahweh cuando se refiere al Dios nacional de Israel,
indicado como tal en contraste con dioses extraños y con referencia a la
historia de los patriarcas. mientras que por otro lado. Elohim, 'Dios',
expresa más bien una imagen ' teológica' y abstracta-cósmíca de Dios en
contextos mayores y más dinámicos . .. Por lo tanto, es el tradicionista,
el mismo tradicionista, el que varía en el uso de los nombres divinas,
no los documentos."• También Sigmund Mowinckel: "No es el modo
de ver de E que Yahweh está revelando a Moisés un nombre hasta
entonces desconocido. Yahweh no le dice su nombre a alguien que no
lo conoce. Moisés pide una evidencia "convincente" para que sus
paisanos sepan cuando vuelva a ellos que realmente fue el Dios de sus
padres el que Jo envió ... todo el tenor de la conversación presupone
que los i.sraelitas ya conocían el nombre."'
9. Es decir. el qal Imperfecto de 'ósap. "quitar", es yO'sep. que sonaba como el Imperati-
vo hiphil do yosop, "añadir". Ciertamente cualquier hebreo que lo hubiera escuchado,
hubiera consideraoo esto como un juego do palabras. si bien es cierto que no era otra cosa
que el qal perfecto de Osop que ligura oo Génesis 30:23.
138 RfsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAJ\IBNTO
10. Ver Cyrus H. Gordon, Ugoritic /iandbook [Manual ugarftico), sec. 49 [Roma: Pontifl•
cio Instituto blblico, 1947) 2:15·21 .
140 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTICUO TESTAMENTO
Dios puso delante de Adán todo animal y ave que previamente formó
de la tierra. Por último, es menester notar el hecho obvio de que ningún
relato genuino de la creación jamás omitiría mencionar la creación del
Sol, de la Luna, de las estrellas, de la tierra y de los mares, como lo hace
Génesis 2. Tal misión elimina ,toda posibilidad de que sea clasificado
can propiedad como una cosmogonía, a la luz de la literatura compara-
da del antiguo Cercano Oriente.
Al respecto observa Kitchen:
11. Kitchen, AOOT, págs. 116-117. Compa.ra.r también la analogla señalada por Kitchen
en la biografla del general Uni, en el año 2300 a. de J.C.. que contiene: a) un fluido estilo
na.rrativo (como en los pasajes J y E) en secciones donde describe su carrera de servicio en
favor del estado; b) refranes estereotipados en que se registra el reconocimiento oficial de
Famón por sus acciones (cf. el estilo P); los cánticos de victoria entonadas por sus tropas
durante el retorno de Palestina (una fuente especial H o himnica); y s in embargo, todos
estos elementos son aceptados como de una sola paternidad literaria libre de inserciones
posteriores (New Bible Dictionary. -Nuevo Dicciona.rio Blblico- ed J. D. Douglas Londres:
lnter-Varsity, 1962; pág. 349).
142 R ESEÑA CRlTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
2. Con respecto a los diversos relatos del diluvio (al parcelar Géne-
sis 6-8 entre J y P), nótese que el lector desprejuiciado es incapaz de
detectar ningún elemento diverso en estos tres capítulos tal como figu-
ran en el TM, y que solamente pueden ser detectadas las supuestas
divergencias por un artificial proceso de disección. No va más allá de
una suposición no probada el insistir, como lo hizo Wellhausen, en que
la orden general de meter en el arca dos ejemplares de todas las espe-
cies (PJ es incompatible con la excepcional provisión de meter siete de
todas las especies "limpias" U). Para el lector común. las bases para esa
distinción son bien claras, y de ninguna manera significan puntos de
vista irreconciliables. Lo mismo es cierto en cuanto al número de días
que duró el diluvio. Sostienen algunos que J hace durar el diluvio 40
días (Génesis 7:12, 17; 8:6, a lo cual hay que añadir dos semanas más
hasta el envío de la paloma), en tanto que P lo hace durar 150 días
(Génesis 7:24). Pero la lectura consecutiva de toda la narración deja en
claro que el autor le da al aguacero propiamente dicho una duración de
40 días, en tanto que la duración del nivel de las aguas sobre los montes
más elevados duró 150 días (pues 7:24 no dice que llovió durante todo
ese período).
Allis señala (FBM, págs. 95-97) que solamente en tres puntos princi-
pales de hincapié en la narración del diluvio es posible detectar "re-
latos para lelos", y son los siguientes: la pecaminosidad del hombre
como causa provocadora del d il uvio; la destrucción de toda carne como
propósito del diluvio; el rescate de un remanente representante del
hombre y de las bestias, de la destrucción del diluvio. Se hace hincapié
en estos tres elementos recurriendo a un característico recurso hebreo
de repeticiones en términos ligeramente diferentes después de ciertos
intervalos adecuados entre ellos. Pero fuera de estos tres elementos es
casi imposible descubrir relatos paralelos que no dependan unos de
otros para llenar detalles que faltan. Por ejemplo, de acuerdo con el
análisis crítico, J se refiere al arca sin explicación alguna sobre su
construcción. Solamente P registra la entrada de Noé y su familia al
arca (Génesis 7:13-160), excepto que J afirma que Jehová los encerró en
el arca (si bien el autor de J aparentemente no dice cómo se metieron
alli). Solamente J sabe sobre el envío de los pájaros con propósitos de
reconocimiento (8:6-12); P nada dice sobre ello.
Justo es decir, por lo tanto, que los datos que nos da el texto son
fácilmente reconciliables con la unidad de la paternidad literaria, pero
ofrecen serios obstáculos para dividirlos en dos fuentes divergentes.
También resulta peculiar, si la narración del Génesis sobre el diluvio se
compone de dos estratos separados en su origen por casi cuatro siglos,
que el relato babilónico del diluvio (hallado en la epopeya de Gilgamés)
incluya tanto elementos J como elementos P en su versión del episodio.
Así, menciona las medidas del arca (elemento P), el envío de las aves
VARIANTES Y PARONIMOS COMO CRITERIO PARA UNA D IVISIÓN SÉGUN LAS
FUENTES DE ÜRIGEN 143
o los participios para expresar las mismas ideas que el hebreo expresa
en forma paraláctica.
2. El segundo rasgo es la tendencia a repetir, en forma ligeramente
distinta, los elementos de la narración que revisten especial importan-
cia. Ya hemos dado un ejemplo de esta técnica en conexión con el
relato del diluvio. En ese momento señalamos de qué manera la repeti-
ción de los tres principales puntos de hincapié proveyó a los di-
visionistas el único material conveniente para la disección, en tanto
que el resto del relato no muestra evidencia alguna de fuentes múlti-
ples. Algo similar ocurre con la serie de capitulos que narran las diez
plagas {Exodo 7-11). En algunos casos la plaga se describe en cinco
partes características: amenaza, mandamiento, ejecución, súplica para
que sea quitada y cesación. A los críticos que sostienen la división de
fuentes les resu lta facilísimo {si bien en forma totalmente artificial)
parcelar estas parles asignándoles hipotéticos autores. Así, la amenaza
y la cesación las asignan a J, en tanto que la orden y la ejecución se las
atribuyen a P. Pero en el caso de las plagas menos gravosas, la descrip-
ción es más breve y tienen que atribuirlas, en forma más o menos
intacta, a una sola fuente. As(, las plagas de los piojos y de las úlceras
son asignadas a P sin dejarle nada a Jo E. De acuerdo con esta arbitraria
disposición, Jsabe solamente de siete plagas, P da informe de cinco y E
solamente de cuatro (más una quinta que no pasó de ser una ame naza).
En consecuencia, ni una sola de esas fuentes concuerdan en cuanto a
número o natUialeza de las plagas, y todas necesitan de la información
contenida en las otras para completar la serie de diez.
3. La tercera característica del estilo hebreo que se presta para una
artificial división de fuentes, es el paralelismo poético. Paralelismo es
el término dado a las estructuras balanceadas de cláusulas apareadas,
tan empleado en la versificación hebrea, como por ejemplo en el Salmo
24:1: "De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y lo que en él
habitan." Como puede verse por este ejemplo, se usan sinónimos co-
rrespondientes en los dos miembros del paralelismo: "tierra" corres-
ponde a "mundo", y "plenitud" a " los que en él habitan."
Un cuidadoso examen de los pretendidos relatos dobles y paralelos
-sobre los que tanto hincapié hicieron Ku enen y Wellhausen como
criterio para la división de fuentes- tiende a demostrar que estos
fenómenos permiten una explicación mucho más natural y no forzada ,
basada en una paternidad literaria única , que la que es posible según la
teoría de las fuentes múltiples. La hipótesis JEDP no cuadra realmente
con todas las evidencias y trata gran parte de los datos en que supues-
tamente se apoya, de una manera que jamás sería admitida en un tri-
bunal de justicia. Además, la metodología de este tipo de crftica lite-
raria se hace notoriamente sospechosa porque resulta ser un ins-
trumento por demás fácil para dividir composiciones cuya paternidad
VARIANTES Y PARONIMOS OOMO CRITERIO PARA UNA DIVISIÓN StCUN LAS
F UENTES DE ÜRJCEN 1147
15. William Henry Green, Higher Criticism of the Pentoleuch (Alta critica del Pen-
tateuco), págs. 119-122.
CAPITULO 10
PALABRAS TARDIAS Y ARAMEISMOS
COMO CRITERIO PARA
UNA DIVISION EN LAS FUENTES DE
ORIGEN
Uno de los criterios más contundentes al que recurre la crítica divisoria
para demonstrar Jo tardío de ciertas porciones del Pentateuco, consiste
en señalar las palabras que figuran en el texto y que rara vez son utilfaa-
das en otras partes de la literatura hebrea existente, excepto en los
escrílos del Talmud y de la Midréis, que corresponden a la era cristiana.
Este método provoca una gran impresión de objetividad científica y
pesa en el ánimo de los que han oido un solo lado de la historia. Hay
otro lado, sin embargo, que también debe ser cons iderado por el obser-
vador atento, y que le roba a ese argumento gran parte de su fuerza. En
forma sintética, el argumento es el siguiente: si una palabra no se repite
más de tres o cuatro veces en el Antiguo Testamento, pero figura en la
literatura hebrea posterior (el Talmud y la Midrós), tal palabra es de
origen tardío, y ese pasaje del Antiguo Testamento tiene que ser de
composición también tardía. Aplicando este criterio, los críticos han
podido reforzar su pretensión de que el código sacerdotal (P) se originó
en el exilio o posteriormente, y también separar grandes porciones de
lsaias y de otros libros post-mosaicos como inserciones posteriores del
período persa o aún del griego.
Durante la segunda década del siglo XX, Robert Dick Wilson, de
Princeton, se tomó el trabajo de confeccionar una exhaustiva tabula-
ción de todas las llamadas palabras raras en las Escrituras hebreas, y
posteriormente publicó las estadísticas resultantes. 1 Sorprende el
hecho de que tales palabras extrañas se repiten en todos los libros del
Antiguo Testamento y en casi cada capítulo. Si este criterio es digno de
confianza, resulta que todos los libros del Antiguo Testamento son
tardíos y ninguno temprano. Comparemos las siguientes cifras, recor-
148
PALABRAS TARDIAS Y ARAMEISMOS COMO CRITERIO PARA UNA DIVISIÓN EN
LAS FUENTES DE ÜRIGEN 149
dando que mientras más alto sea el porcentaje de "palabras raras" que
aparezcan con el mismo sentido en el Talmud, más tardía será la fecha
de composición del libro del Antiguo Testamento de que se trata. si ha
de ser válido este criterio. El núm,ero de palabras poco frecuentes (es
decir que se repiten cinco veces o menos y se anota en una columna y el
porcentaje de las mismas que aparece en el Talmud, en la siguiente
columna:
FECHAS SECúN .LOS p Al.ABRAS POCO
CRlTICOS FRECUENTES TALMUD
2. Thomas , The Recovery of the Ancient Hebrew Longuoge (La recuperación del antiguo
idioma hebreo). pág. 18.
3. J. M. Allegro. Treosure of the Copj>er Scroll (El tesoro del rollo de cobre) (Boston :
Roulledge & Kegan. 1960). pág. 30..CJ.Kitchen . AOOT, págs. 142-144. que enumera los
vocablos egipcios de los textos de las pirámides (V Dinastfa) que no reaparecen en la
lile1atura existente. hasta el periodo tolofüaico (XXXII Dlñíislía). Según el "criterio de las
palabras tardías·· estos textos de las pirámides ¡tendrían que ser lechadas en el año 300 a.
de. J. C.!) Comenta que ketem (oro), vocablo anotado en el diccionario de Brown-Driver-
Briggs (BDB) como '"tardro•·. se remonta al sumerio (hacia el a1io 2000 a. de. J. C.J: K<lr<lz
(heraldo) y k-roz (proclamar) en arameo blblico. que solla clasificarse como prestado del
griego keryx (heraldo). parece haberse derivado del término hurrita kirenzi que figura en
un documento de Nuzi de al rededor del año 1500 a. de J.C.: 2bemer. palabra que traduce
·•vino•·. y solla clasilicarse como tardía en el hebreo y arameo bíblicos. está confirmada
como ugarftica y se la ha hallado en textos do Mari del siglo XVlll. En cuanto a qibMI.
•·recibir" ". que Eissfeldt citó para probar que Proverbios 19:20 era '"tardlo·· , Kitc hen setiala
que esta palabra figura en una carta de Tell el-Amarna (hacia el año 1390 a. de J.C.)
envfada por el rey de Slquem a Faraón (AOOT, pág. 145).
PALABRAS Y COMO CRITERIO PARA UNA DIVISIÓN EN
LAS FUENTES DE ORIGEN 151
4. A. Hurwitz señala que el arameo existía en varios dialectos. algunos de los cuales
ejercieron una temprana influencia tanto en Israel como en el idioma hebreo. En la página
236 afirma : "Es muy probable que el arameo que ejerció su influencia sobre Job - y que tal
vez fue el idioma original del libro- era arameo antiguo más bien que el arameo del
periodo persa. Tal consideración también tiene que tomarse en cuenta al estudiar el libro
de Proverbios: es decir. que los arameísmos de este libro no son necesariamente los del
hebreo bíblico tardío. Queda la posibilidad de que los proverbios hayan pasado de nación
a nación en arameo antiguo, su lenguaje y estilo original" ("The Chronological Signili-
cance ol Aramoisms en Biblical Hebrew" -La significación cronológica de los "arameis-
mos" en el hebreo blblico-, publicado en lsroel Exploration Journol - Revista Israel! de
investigaciones-, 18:4 l1968 J, págs. 234-40).
PALABRAS TARD!AS Y ARAMEISMOS COMO CRJTERIO PARA UNA D IVISIÓN EN
LAS FUENTES DE ÜRIGEN 153
Por otra parte, es menester dejar bien sentado que los críticos
documentales han exagerado los elementos arameos descubiertos en
las Escrituras hebreas. Un gran número de vocablos hebreos que dichos
críticos clasificaron como arameos resultaron ser, luego de examinarlos
prolijamente, auténticamente hebreos o, de lo contrario, derivados de
dialectos fenicios, babilónicos o a11ábigos, pero no arameos. Por ejem-
plo, muchos críticos, sin pensarlo d os veces, supusieron que los sustan-
tivos hebreos terminados en -ón son necesariamente arameos debido a
que dicha terminación es común en el idioma arameo. Sin embargo, la
verdad de los hechos es que esta terminación figura frecuentemente en
el babilónico y el arábigo y serán necesarias nuevas pruebas para de-
mostrar que no pudo haber sido nativa en el hebreo de las épocas
cananeas;' y que se derivaba solamente del arameo, y no del babilónico
(acádico) ni del arábigo. De los 63 sustantivos que en el Pentateuco
te:rminan en -ón o -an (de los cuales se afirma, por lo tanto, que son
arameos), el Targum Arameo de Onquelos traduce solamente 12
mediante los mismos sustantivos que terminan en -n; los 51 restantes
los traduce íntegramente mediante otros sustantivos (la mayoría de los
cuales no terminan en -n). Al mismo tiempo, en todo el Targum de la
Tora, Onquelos exhibe solamente 63 sustantivos terminades en -n, en
tanto que el mismo original hebreo cuenta con igual número, es decir,
63. Esta parece una evidencia demasiado débil para demostrar que la
te:rminación -n pertenece únicamente al arameo ¡y que en hebreo nece-
sariamente es un arameísmo! (Cf. Vlilson, SIOT, págs. 147, 148).
Kautszch, en su obra Die Ararnéiismen im AJten Testament (Los
ar.ameísmos en el Antiguo Testamento) hizo una lista de alrededor de
350 palabras del Antiguo Testamento hebreo que eran seguramente,
probablemente o posiblemente de origen arameo. Respecto de esas 350
palabras, Wilson informa que cien de ellas jamás (hasta el año 1926) se
hallaron en ningún documento arameo, y de las 250 restantes, 135
nunca se hallaron en documentos arameos anteriores al siglo II d. de J.
C. De los 115 restantes que se han hallado en documentos anteriores a
esa época, se ha comprobado que 75 pertenecen al babilónico, al arábi-
go, al fenicio o al etiope (corno asimismo al hebreo y al arameo), lo cual
deja el interrogante de saber quién tomó de quién, ¿o todas derivaron de
la misma lengua semita madre? (Cf. SIOT, págs. 155, 156.) Wilson
señala también que 50 de los 350 vocablos "arameos" de Kautzsch
figuran en el Pentateuco; pero de estas 50 palabras, solamente 24 son
5. Según las evidencias egipcias se ha podido establecer, con absoluta certeza, que la
terminación -n existla en el lenguaje cananeo antes de la conquista israelita. Al relatar sus
conquistas en Palestina, el egipcio Tutmosis lll anotó no menos de diez y siete ciudades
con terminación -n (1475 -1450 a. de J.C.). En las Cartas de Tell el-Amarna (1400-1370 a.
de J.C.) figuran 36 c iudades cuyos nombres terminan en -n. ¡En este caso queda eliminada
toda posibilidad de palabras cedidas por el arameo!
154 REsEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
7. Sega], Grornmor of lhe Mishnaic Hebrew (Gramática del hebreo misnaico), (Nueva
York: Universidad de Oxford. 1927), pág. 8.
156 ilEsEÑA CJUTlCA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
8. Snaith. The Book of Job (El libro de Job). (Naperville. lll.: Allenson. 1968). pág. 104.
CAPITULO 11
RECONSTRUCCION DE LA HISTORIA
HEBREA SEGUN WELLHAUSEN, EN LOS
PERIODOS PREPROFETICO Y PROFETICO
Para poder complementar las indicaciones más bien breves del
capítulo 6 sobre la reinterpretación de la historia religiosa hebrea de-
sarrollada por los documentalistas del siglo XIX, será útil examinarla
aquí con mayor detalle y analizar sus puntos débiles. Por creerlo con-
veniente, dividiremos este estudio en dos partes; el tratamiento del
período sacerdotal lo dejaremos para el capítulo 12.
Recordemos que la escuela de Wellhausen consideraba al
documento J (850 años a. de J. C.) y al documento E (750 años a. de
J.C.) como las porciones escritas más antiguas del Pentateuco. Repre-
sentaban las fases más antiguas del período profético (aparte de los
profetas orales que se remontaban a los días de Samuel). Del tiempo de
los jueces, de Moisés y de los patriarcas tenemos solamente, de acuerdo
con esta teoría, tradiciones pervertidas o mutiladas, transmitidas de
palabra a lo largo de un período de muchos siglos y que finalmente
adquirieron forma escrita en los documentos J y E. ¿De qué manera
estas tradiciones orales podrían ser tamizadas científicamente para
separar los hechos originales de los agregados legendarios o p,re.
juiciados? Los documentalistas hallaron un método ideal en la metodo-
logía de la filosofía hegeliana y en el evolucionismo darviniano que en
es•e momento estaban en su apogeo en los círculos filosóficos.
Como A. Noordtzy, de Utrech, lo señalara en su trabajo "The Old
Testament Problem"1 (El problema del Antiguo Testamento), el siglo
XIX estuvo dominado por un punto de vista antropocéntrico. Se con-
sideró al hombre como un fin en sí mismo, y Dios existía solamente
como un medio para ser utilizado en beneficio del hombre. La idea de
la evolución cautivó el pensamiento de aquellos días, y se pensó que
proveía la mejor clave para la comprensión de la historia y también del
futuro. A la religión se la trataba solamente desde el punto de vista de
1. Noordtzy. traduc ido en Bíbliolheco Sacro. vols. 98, 99, Nos, 388-390. 1940-1941.
157
158 R ESENA CRITICA DE UNA INTROOUO::IÓN AL ANTICUO 'fEsTAMENTO
3. En realidad de verdad, por supuesto, la teorfa de que el rey de Egipto era la encarna-
ción del dios-sol. y por lo tanto, él mismo era un dios. continuó vigenle aun en el caso de
AfhuaJón hasta después de las reformas religiosas. Por lo tanlo. y desde ese punto de
vista, no es apropiado hablar de su posición teológica como "verdadero monotefsmo ". si
bien se aproximaba mucho a ello.
160 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL .ANncuo TESTAMENTO
7. Browne, Thís Believing World (Este mundo creyente) (Nueva York: Macmillan, 1926),
pág. 236.
166 RESEÑA CRÍTICA OE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
mantenían en Judá los idolátricos lugares altos (cf. Ezequiel 6:3). los
críticos reconocen que las leyes "mosaicas" que prohibían otros san-
tuarios aparte del santuario local fueron solemnemente adoptadas
durante el reinado de Josías. No obstante ello. en tiempos de Sedequías,
te.rcer sucesor de Josías. todavía funcionaban los lugares altos. En este
caso los mismos seguidores de Wellhausen deben reconocer que esta
ley fue quebrantada antes de su sanción. Si así fue ¿por qué no pudo
ocurrir lo mismo también en siglos anteriores, que se mantuvieran
santuarios locales aun después de haber sido dedicado el templo de
Salomón? En términos generales, podemos afirmar que el argumento de
que no existieron leyes simplemente porque no se tuvieron en cuenta
es, por decir lo menos, ingenuo. ¡Sobre dichas bases podríamos negar la
existencia de leyes contra el adulterio en la América de nuestros días!
Con respecto a la prohibición mosaica de erigir santuarios locales,
debemos señalar que ni siquiera el Deuteronomio prohibe la erección
de altares locales a Jehová hasta e·l momento en que Dios indicara. su
elección de una ciudad capital santa, único lugar donde serla permisi-
ble ofrendar sacrificios. En Deuteronomio 12:10, 11, se dejó sentado
que luego de que Jehová diera reposo a su pueblo de todos sus enemi-
gos -cosa que no ocurrió hasta e.l reinado de David- entonces Dios
escogerla un lugar especial de culto al cual recurriría Israel con pro-
pósitos rituales. De ahí que no hay ninguna contradicción entre E (en
Exodo 20:24 ) y D (en Deuteronomño 12:10-11. Además, debemos notar
que siempre que en los relatos hebreos se hace referencia a los lugares
al.tos idolátricos, o aun a los lugares altos para rendir culto a Jehová,
después de la consagración del templo de Salomón, se habla de des-
viaciones de la ley mosaica, y los sucesivos reyes de Judá muchas veces
fueron juzgados, en cuanto a su carácter y comportamiento, en la medi-
da en que anularon o no los lugares altos. Por otra parte, aun J plan tea
considerables dificultades a la teoría de que antes del tiempo del éxodo
no se acarició como un ideal el centralismo del culto, pues en Exodo
23:17 se exige que todo israelita varón "se presentará delante de Je-
hová" (es decir en las tres grandes festividades: la Pascua, el Pente-
costés y los Tabernáculos). No se justificarla semejante disposición si
cada uno pudiera asistir a su propio santuario local. Por ende, el más
antiguo estrato del Pentateuco (de acuerdo con la hipótesis JEDP) im-
plica un sitio central de adoración, tal cual lo prescribió Jehová.
A este respecto anotemos que la escuela de Wellhausen tiende a
desechar el tabernáculo de Moisés como una ficción nacida en la ima-
ginación de la escuela sacerdotal. Piensan que nunca existió una
estructura como el su puesto tabernáculo, sino que fue inventada por la
escuela sacerdotal para darle una sanción mosaica al templo de Jeru-
salén. Por lo tanto, para ajustarse a esa teoría, todas las referencias del
Pentateuco al tabernáculo, y tamlbién los pasajes de /osué, Jueces y
170 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCJÓN Al. ANT ICUO TESTAMENTO
9. Mendenhall. Low ond Covenonl in lsroel (Ley y pacto en Israel), (Pittsbnrgh: Biblical
Colloquium , 1955), págs. 13, 14.
10 . Comparar los pasajes c itados e n la.:; págs . 120, 121 rc ícridos u la ley de Mo isés. y
también los referentes a Am6s, que se tratarán en las págs. 354, 355 de este libro.
11. Mendenhall, págs. 11, 12.
172 REsEÑA CRlTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO T ESTAMENTO
1. Smilh, The Heligion of rhe Semiles (La religión de los sem itas).
2. Ver H. F. Hahn. The Old Teslomenr in Modern lleseorch (El Antiguo Testamenlo a la
luz de las modernas investigaciones). págs. 49-51.
173
174 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
del templo. Resu lta dificil explicar este asombroso silencio en materias
de interés peculiarmente sacerdotal, excepto sobre la base de que P fue
en efecto compuesto antes de la época de Salomón.•
9. En conexión con todo esto debemos señalar que la ciudad santa
de Jerusalén nunca fue mencionada en la legislación mosaica. Hay una
referencia a Melquisedec, rey de Salem, en Génesis 14; se menciona el
nombre del monte de Moriah, escenario en el cual Isaac estuvo a punto
de ser sacrificado; y "el monte de tu heredad" es una frase que aparece
en Exodo 15:17. Pero ni una sola vez la Tora menciona a Jerusalén
como tal. ¿Cómo es posible que después de 500 años de existencia
como capital política y religiosa de la comunidad israelita, los diversos
redactores del documento P descu idaran hacer la más mínima mención
a la santa ciudad? Ni siquiera interpolaciones posteriores (como las que
aparentemente se introdujeron en el texto samaritano de la Tora para
establecer la santidad de su santo monte Geri.zim) establecieron que
Sion y Jerusalén eran los únicos y exclusivos sitios aceptables en los
cuales ofrecer sacrificios de acuerdo tanto con P como con J o E. Aun
Deuteronomio mantiene en absoluto anonimato "el lugar que Jehová
vuestro Dios escogiere" (12:5, 14; 16:16), a pesar de resultar facilisimo
para un autor del siglo Vll a. de J.C. insertar por lo menos el nombre de
Jerusalén, aunque vacilara en cuanto a perturbar la ilusión del origen
mosaico al especificar su futura importancia. Eo el documento D se
mencionan por nombre numerosas ciudades palestinas pero nunca
Jerusalén.
10. Por último, es bueno señalar que uno de los más frecuentes y
característicos titulos aplicados a Dios por los profetas y escritores
posteriores al exilio, no figura ni una sola vez en el Pentateuco. El titulo
a que nos referimos es "Jehová de los ejércitos" (Yahweh Sebá'ól), que
se repite 67 veces en !salas (en 66 capítulos), 83 veces en Jeremías (en
52 capítulos), 13 veces en Hageo (dos capitulos), 51 veces en Zacarlas
(14 capítulos) y 25 veces en MaJaqufas (tres o cuatro capítulos). Esto
indica una creciente frecuencia o popularidad de este titulo, que culmi-
na en los tres profetas posteriores al exilio: Hageo (6, 5 veces por capi-
tulo). Zacarfas (3, 5 veces por capítulo) y Maloqufas (6 a 8 veces por
capitulo). Resulta prácticamente imposible hallar una explicación
satisfactoria para el hecho de que Yahweh Sebá'ót no apareciera en el
documento P, si realmente fue compuesto después del exilio. (Si bien
es cierto que Ezequiel tampoco utiliza este título, la teoría documental
atribuye fuerte influencia de Ezequiel únicamente en H, es decir, Leví-
tico 17-26, y fija como fecha para el resto de P entre los años 550 y 450
a. de J.C.) Ningún otro titulo de Dios se aproxima en frecuencia a éste,
utilizado por los mismos profetas en cuya generación se compuso,
supuestamente, el código sacerdotal (Al mismo tiempo es preciso re-
conocer que los autores narrativos, Esdras y Nehemías, no emplean esta
REcoNSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA HEBREA. EN EL PERIODO SACERDOTAL
SEGÚN WELLHAUSEN 181
6. Cf. Yehezkel Kaufmann , The Religion of lsroel (La religión de Israel), págs. 175-200.
para un estudio más detallado sobre la antigüedad del código sacerdotal, del cual él
piensa que es mucho más antiguo que el Deuteronomio.
CAPITULO 13
EVIDENCIAS ARQUEOLOGICAS SOBRE LA
ANTIGUEDAD DEL PENTATEUCO
Sólo fue natural que la hipótesis de Wellhausen se basara en sus
juicios respecto a la historicidad del documento del Antiguo Tes-
tamento según los datos arqueológicos disponibles en el siglo XIX. Pero
esos datos eran lamentablemente escasos durante el período formativo
de la teoría documental; y fue posible, debido a la ignorancia prevale-
ciente en aquel entonces, desestimar muchas afirmaciones de la Escri-
tura que hasta ese momento habían logrado confirmación arquelógica.
Por ejemplo, en ese tiempo se suponía que durante el período
mosaico la escritura era desconocida en Palestina, por lo cual el Pen-
tateuco no hubiera podido tomar forma escrita antes del siglo X ó XI a.
de J.C. las referencias a los hititas eran tratadas con incredulidad y
condenadas como una mera ficción de los autores de la Tora; lo mismo
cabe decir de los horeos y aun de la historicidad de Sargón II (722-705
a. de J.C.), puesto que hasta ese momento no se había descubierto
ninguna referencia extrabíblica. La existencia de un rey como Belsasar
(en el libro de Daniel) fue totalmente desechada, puesto que ningún
autor griego bizo mención a él, y era factible suponer que el texto
bíblico estaba en un error. Después de los días de Hupfeld, Graf y
Kuenen, los descubrimientos arqueológicos han confirmado el uso de
escritura alfabética entre las culturas de habla cananea con anterioridad
al año 1500 a. de J.C., y han aportado numerosos documentos probato-
rios sobre la existencia y gran importancia tanto de los hititas como los
horeos (o hurritas, como se los conoce más corrientemente), y también
tabletas cuneiformes en las que aparece el nombre de Belsasar.
Una y otra vez, cuando se han señalado supuestas inexactitudes
históricas como prueba de una paternidad espuria de los documentos
bíblicos, el relato hebreo ha sido reivindicado por los resultados de
recientes excavaciones y los juicios despreciativos de los teóricos
documentalistas han sido totalmente infundados. W. F. Albright, el
más grande arqueólogo americano de esta generación, educado en la
teoría de Wellhausen, dijo lo siguiente en el año 1941: "Los datos
182
EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE LA ANTIGUEDAD DEL PENTATEUCO 183
~..b ~
-
"":;:-, -
. .. - ...
1. Albright, "Japhet in the Tenis of Shem" Oafet en las tiendas de Sem), en rhe American
Scholor (El erudito americano), 42: 692·4 (1941), pág. 181.
CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
2. Eider, Prophets, Idols and Diggers (Profetas. ídolos y excavadores], (Nueva York:
Bobbs Merril. 1960), pág. 16, libro respaldado por una junta editorial formada por clé-
rigos americanos liberales.
EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE LA ANT1GUEDAO DEL PENTATEUCO 185
que los autores de estas incripciones fueron los primeros semitas que
trabajaron para los egipcios. Se infiere, naturalmente, que la escritura
estaba tan ampliamente difundida entre los semitas de la era pre-
mosaica, que aun las clases más bajas de la sociedad podían leer y
escribir. (Algunos han sugerido, como lo conjetura Albright, que se
trataba de esclavos hicsos, obligados a trabajar en esas minas luego de
ser expulsados de Egipto.} Resulta interesante observar que recien-
temente se han descubierto nuevos restos de cerámica en Hazor con
inscripciones hechas en esta misma escritura sinaítica (Y. Yadin, y
otros: Hazor I [1958], Hazor II [1960]), lo cual significa que el conoci-
miento de la escritura en este tipo alfabético se extendía a toda Pales-
tina en los días de Moisés.
Au:C:.ATO: LOS relatos del Génesis sobre la vida y las actividades de
Abraham y sus descendientes no son dignos de confianza y a menudo
no son históricos. Noldeko llegó al extremo de negar de plano la exis-
tencia histórica de Abraham.
REFUTACION: El siglo XX ha brindado abundantes confirmaciones del
relato bíblico por medio de los siguientes descubrimientos arqueológi-
cos.
(1) La ciudad de Ur, en el sur de Sumer, fue totalmente excavada
por Leonard Woolley (1922-1934), y resultó ser una importante y
floreciente ciudad que gozaba de una avanzada civilización alrededor
del año 2000 a. de J.C., lo cual coincidiría precisamente con el período
en que vivió Abraham. El común de los ciudadanos de la clase media
habitaban excelentes casas que tenían entre diez y veinte habitaciones.
Había escuelas donde se educaban los niños, pues se han hallado ta-
blillas que utilizaban los alumnos para aprender a leer, a escribir, arit-
mética y religión (Free, ABH, págs. 49-50). Estos últimos años se ha
planteado alguna duda en cuanto a si la Biblia se refiere a Ur de los
sumerios, pero la evidencia de una ciudad del mismo nombre más al
norte es muy escasa.
(2) El nombre Abram aparece en tablillas datadas en el siglo XVI a.
de |.C. Así, una tablilla acádica, fechada en el año 1554 a. de J.C. o sea el
undécimo año de Amisaduga de Babilonia (Barton, AB, pág. 344), relata
que un granjero llamado Abarama tomó alquilado un buey. Otras dos
tablillas se refieren al mismo nombre como Abamrama.~
(3) En cuanto a la carrera de Abraham en Palestina, las excavaciones
de Siquem y Bet-el demuestran que fueron habitadas en los días de
Abraham. Un escritor del siglo IX bien pudiera haber representado al
4. Siguiendo una cronología más antigua, Barton data la primera tablilla en el año 1965 a.
de J.C.; pero de acuerdo con la fecha asignada por P. E. Van der Meer, en The Ancient
Chronofogy o/ Western Asia and Egypt (Antigua cronología de Asia Occidental y Egipto]
(Leiden, Netherlands: E. J. Brill, 1947). Ammisaduga comenzó su reinado en 1565.
EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE l.A ANTIGUEDAD DEL PENTATEUCO 187
11. Cf. la cita tomada de Mendenhall en las págs. 170, 171 de este libro que indica un
marco premonárquico para el Código de la Alianza (Exodo 21-23).
192 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
Exodo 21:16 con No. 14; Exodo 21:22-25 con Nos. 209-213; Exodo
21:28-36 con Nos. 250-252; Exodo 22:7-9 con No. 120;Exodo 22:9 con
No. 267; Exodo 23:1-3 con Nos. 1-4. Por supuesto que esta evidencia
establece la posibilidad de una fecha mosaica para estas normas
legales, en vez del período del año 800 a. de J.C. que le asigna la antigua
escuela documentalista. Lo mismo cabe decir para las estipulaciones
que muestran afinidad con la legislación del Deuteronomio (Deute-
ronomio 19:16-21 y No. 1; Deuteronomio 22:23-27 y No. 130), que no
son una mera reafirmación o repetición de las leyes que figuran en
Exodo, Levítico y Números. La legislación de la Babilonia del siglo
XVIII establece la posible antigüedad de estas estipulaciones del
documento D, que los documentalistas supusieran que eran de la época
de Josías (siglo VII).
(2) Las tablillas de Ras Samrah, del siglo XV a. de J.C., como ya lo
hemos señalado, 12 brindan un elevado número de términos técnicos
referidos al sacrificio, de los cuales Wellhauscn había declarado que se
remontaban al siglo V (ofrenda encendida, ofrenda de paz, ofrenda por
eJ pecado, ofrenda expiatoria, y hasta ei mismo t'nüpah, sacrificio
mecido, cf. Koehler-Baumgartner, pág. 1034a). Además de términos de
culto, hallamos una mención del rito de hervir un cabrito en la leche de
su madre como manera aceptable de allegarse a Dios (Gordon, Texto
52:14). Esto dio lugar a la prohibición de esta supersticiosa práctica
pagana en Exodo 23:19; 34:26 y Deuteronomio 14:21.
Respecto a esta posición de los críticos de asignarle una fecha tardía
a la legislación mosaica, Millar Burrows, de Yale, dice lo siguiente:
"Los eruditos han supuesto, algunas veces, que el nivel social y moral
de las leyes atribuidas a Moisés era demasiado elevado para una época
tan temprana. Las normas representadas por los antiguos códigos babi-
lónicos, asirios e hititas, como así también los elevados ideales halla-
dos en el Libro de los Muertos, de los egipcios, y la antigua literatura
sapiencial egipcia, han refutado contundentemente esta suposición.""
Otro cúmulo de evidencias lo hallamos en la notable analogía que
hay entre la estructura de los tratados de soberanía del segundo milenio
y la estructura del Deuteronomio, como asimismo con las porciones
legales del Exodo. (Para mayor abundamiento ver el capítulo 18 de este
libro que trata sobre el Deuteronomio). Albright afirma que esta pre-
sentación del Pacto realizado entre Yahweh e Israel "mantiene un claro
marco que en no menos de ocho precisos puntos refleja las estructuras
características de los tratados asirio-anatólicos de los siglos XIV y XIII
a. de J.C, que fueron preservados en los archivos hititas de Bogazkoy.
Totalmente distinta es la estructura de media docena de tratados asi-
ríos, arameos y fenicios que conocemos del siglo VIII a. de J.C. y más
tarde."
ALEGATO: Todo el relato de la conquista hebrea de Transjordania y
Palestina, tal como lo registran los libros de Números y /osué está
totalmente alejado de la realidad histórica y fuera de armonía con las
condiciones imperantes en la última parte del segundo milenio antes
de Cristo.
REFUTACJON: (1) Los textos egipcios de execración de la Duodécima
Dinastía confirman la historicidad de la situación política en Palestina
tal como la pintan el Pentateuco y /osué. Consisten de dos grupos: una
colección de escudillas con inscripciones halladas por Sethe en 1926
(actualmente en el Museo de Berlfn), que datan de alrededor de 1920 a.
de J.C.; y un grupo de estatuillas con inscripciones halladas por Po-
sener en 1940 (actualmente en el Museo de Bruselas), de alrededor de
1820 a. de J.C. Estos objetos tienen inscritos los nombres de ciudades y
estados tributarios que estaban en Palestina y que juraron lealtad a
Egipto. Su propósito aparente era hechicero, es decir, que si la gente
representada por estos nombres violaban sus juramentos, las escudillas
o estatuillas debían ser destrozadas, para atraer la maldición sobre los
rebeldes. El hecho más significativo de todo ello es que las inscrip-
ciones del segundo grupo indican una perceptible disminución en el
número de unidades tribales y un aumento en el número de ciudades-
estados en el territorio de Palestina, que es justamente la situación
reflejada en el libro de /osué."
(2) Las tablillas de Tell el-Arnarnah (antigua Akhetaten), descubier-
tas en el año 1887 y que databan de los años 1400-1370 a. de J.C.,
conforman un archivo de correspondencia escrita en acádico
cuneiforme, redactada por principillos asirios y palestinos y cuyos des-
tinatarios eran la corte egipcia. Estas cartas contienen en su mayor parte
alarmantes informes sobre las depredaciones causadas por feroces in-
vasores y urgentes requerimientos solicitando la ayuda de las tropas
egipcias para rechazar estas peligrosas incursiones. También reflejan
las condiciones de caótica desunión reinante entre los diversos
reyezuelos de Canaán, y una tendencia a denunciar su alianza con
Egipto en favor de un pacto con los invasores Habiru o 'Apiru (como
transcriben Albright y Mendenhall este nombre). Las localidades que
cayeron en manos de los invasores, según una correspondencia prove-
niente de Megido, estaban todas situadas en la región de Aiad, en el
sur, que fue el primer territorio invadido por los israelitas, según
Números 21:1-3. Otras ciudades que cayeron, mencionadas en esas
Listas. son las que registra Josué como capturadas por la conquista
israelí; Gezer, Ascalón y Laqu.is. No hay cartas provenientes de Jericó,
Beerseba, Bet-el nj Gabaón, que fueron las primeras en caer ante las
tropas de Josué. En el capítulo 19 daremos mayores detalles sobre la
correspondencia bailada en Tell el-Arnarnah, pero de lo que hemos
dicho surge con meridiana claridad que esas tablillas registran la con-
quista hebrea de Canaán en 1400-1380 a. de J.C., desde el punto de vista
de los propios cananeos.
(3) La Estela de " Israel" del rey Mernepta, hallada por Petrie en
Tebas, en el año 1896, data del año 1229 a. de J.C., contiene la únka
referencia egipcia existente a la nación hebrea como "Israel". En este
encomioso himno de alabanza al rey egipcio (hijo de Ramsés el Grande)
figura al final de la inscripción una lista de naciones y localidades, con
la declaración de que fueron conquistadas o saqueadas por las irresisti-
bles tropas de Mernepta. Esa lista incluye el territorio de los hititas. las
mismas Canaán, Ascalón y Filistea, Gezer cerca del valle de Ajalón,
Janoa, en el extremo norte de Palestina (cerca de Lais-Dan), Israel (con
un determinativo étnico más que un determinativo de ciudad local), y
el territorio de los horeos. Como es obvio, si Mernepta comprobó que
los israelitas poseían porciones de Palestina hasta la frontera norte, la
conquista israelita obligadamente tuvo que haber ocurrido substanc.ial-
mente antes del año 1229 a. de J.C. Puesto que esta campaña palestina
está datada en el quinto año del reinado de Mernepta, éste no pudo
haber sido el faraón del éxodo. como afirmaban los sostenedores de la
"teorla de una fecha posterior". (La única manera de zafarse de esta
conclusión es sostener, contrariamente aJ relato del propio Génesis,
que algunos israelitas nunca emigraron a Egipto con el resto de la
familia de Jacob.) Obviamente, serla dific illsimo que Mernepta hubiera
sido el faraón que permitió la saHda de los israelitas de Egipto, y luego
de cuarenta años de deambular por el desierto y varios años más de
conquista, ¡los hallara establecidos en Palestina al qu into ano de su
reinado!"
Es digno de mención el hecho de que en años recientes Cyrus Cor-
don ha reunido un impresionante cúmulo de evidencias de literatura
comparada del antiguo Cercano Oriente y de la antigua Grecia, que
demuestran que el criterio básico para la división de fuentes de la
escuela de Wellhausen pierde todo valor para la literatura no israelita.
De la misma manera que el relato homérico de la llíodo sobre el escudo
de Aquiles forjado por Hefesto, lo describió como un cuadro de diver-
sas escenas de las actividades de la guerra y de la paz en la antigua
16. Cf. la Estela de Israel. de Merne pla, que so estud ia en la pág. 252 de este libro.
EWIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE LA A NTIGUEOAO DEL PENTATEUCO 1!95
sociedad helénica, así también el autor del Pentateuco hizo una sem-
blanza de los diversos aspectos de la sociedad hebrea del segundo
milenio antes de Cristo, guerra y paz, normas de culto y leyes civiles y
cr iminales, y todo lo que conformaba la vida de ese pueblo. No hay
ninguna necesidad de asignar a distintos autores la paternidad literaria
de cada uno de esos elementos. Gordon también señala el Standard de
Ur (un mosaico de lapislázuli y concha incrustada en una base de
madera, de alrededor del año 2500 a. de J.C.); éste de igual modo brindó
un panorama amplio de la vida sumeria, ilustrado con ternas de guerra
y de paz. (Cf. Gordon, "The Minoan Bridge" -El puente minoico- en
Chris!ianily Today -Cristianismo hoy- [15 de marzo de 1963], pág. 6;
R. K. Harrison: Old Testoment Times -Tiempos del An t iguo
Testamento- págs. 41, 50.)
En capitulas subsiguientes describiremos muchos otros descub ri-
mientos arqueológicos que verifican y confirman la exactitud del relato
bfülico, en los cuales sus evidencias se relacionan con detalles espe-
ciales importantes para ciertos libros del Antiguo Testamento en par-
ticular. Y justamente debido al impacto acumurnulativo de todos estos
hallazgos, arqueólogos de la talla de W. F. Albright se han visto obliga-
dos a conceder la esencial exactitud del Pentateuco. Albright lo expresa
de la siguiente manera: "Los hechos relatados en nuestro Pentateuco
son, por lo general, mucho más antiguos que la fecha en que finalmente
fueron editados; nuevos descubrimientos confirman la exactitud his-
tórica de la antigüedad literaria de infinidad de detalles .. . . Por lo
ta nto, es puro hipercriticismo negar el carácter sustancialmente
mosaico de la tradición del Pentateuco" (AP. pág. 224). En un artículo
anterior ("Archoeology Confronts Biblicol Criticism" - La arqueología
enfrenta a la crítica bíblica- ) sostuvo que la presunción de que el
fraude piadoso y las obras escritas por autores supuestos eran comunes
en Israel "no tiene paralelo en el Oriente prehelénico". Todo lo contra-
rio, afirmó, hallamos allí una supersticiosa veneración tanto por la
palabra escrita como por la trad ición oral.
SEGUNDA PARTE
Introducción Especial
CAPITULO 14
GENESIS
El título Génesis (griego, comienzo) lo aplicó la Septuaginta. El título
hebreo está dado por la primera o primeras dos palabras del libro,
b•re'sirt (en el principio). El tema principal o materia de que trata con-
siste en los origenes: el origen del mundo creado, de la raza humana, de
las diversas naciones de la tierra, y luego particularmente de la fami lia
del pacto, compuesta por el pueblo redimido por Dios.
En cuanto a la paternidad literaria del libro, no dice expresamente
qu ién lo compuso. Sin embargo, y de acuerdo con la tradición, el autor
fue el mismo Moisés, y una ordenanza especifica, como lo es la obliga-
to:riedad de la circuncisión al octavo día, que figura en Génesis 17:12
(como asimismo en Exodo 12:46 y Levítico 12:3), es mencionada en el
Nuevo Testamento (Juon 7:23) como parte de la ley de Moisés. En
apoyo de esta tradición tenemos la circunstancia de que precisamente
la información que necesitamos para que el Exodo sea inteligible, nos la
da el libro del Génesis. Es en el Génesis donde se leen las promesas
hechas a Abraham, a Isaac y a Jacob, promesas repetidas con tanta
frecuencia en los otros libros de la Tora al verse cumplidas en los
trascendentales acontecimientos d el éxodo y la conquista de Canaán.
Además, el hecho de que Exodo 1:1 comienza con la conjunción y (en
hebreo) sugiere que debía seguir a continuación de algún libro
precedente.
Se descubre una consideración adicional en los requerimientos de
la situación a que se enfrentó M:oisés cuando procuró escribir una
constitución para la teocracia de Jehová que iba a ser establecida en
fecha cercana en la Tierra Prometida. Era absolutamente esencial p-ara
la u nidad nacional que el pueblo israelita contara con un relato preciso
sobre su propio origen nacional en Abraham y sobre el pacto de Dios
con él y con su descendencia. Aunque los materiales que utilizó el
autor para la composición de este libro se remontaban, sin duda alguna,
a cinco o seis siglos antes de su ,época, ya que eran anterior es a la
migración de Jacob a Egipto, con todo Moisés parece haber actuado
como un compliador e intérprete, guiado por el Espíritu, del material
preexistente que habla llegado a sus manos de sus antepasados, en
forma oral o escrita.
197
198 RESEÑA CRiTIC:A DE UNA INTRODUC:C:IÓN Al. ANTIGUO TESTtlMENTO
BOSQUEJO DE GÉNESIS
1. Harold W. Clan:k en su obra New Diluvialism (Nuevo dil uvlallsmo). (Angwln Cal.:
Science Publlcatíons, 1946), ha reunido u na impresionante colección de evidencias que
tienden a refutar la presunción del unilormismo. El uollormismo enseña que todos los
procesos geológicos de las edades pasadas procedieron aproximadamente de la misma
menera y al mismo ritmo que proceden hoy. Clan:k declara: (1) Los depósitos sedimenta-
rios Inferiores del goUo de Méjico muestran evidencias de inmensos volúmenes de agua
que avanzaron en dirección noroeste en un mar de poca profundidad, mientras los
estratos superiores demuestran una corriente inversa. lorrnada por grandes olas que
arrastra.ron arena, grava y arcilla en dirección suroeste a través de los sed.imentos más
profundos. Estas corrientes eran tan inmensas que acarrearon los materiales, a distancias
do centenares de kilómetros. No se conoce ho}' en dla ningún lugar de la tierra donde se
produzca tan tremenda acción de las aguas. l2) Las inmensas fuerzas que formaron las
grandes cadenas montañosas de los Alpes. los Andes y las Rocosas, no pueden ser
parangonadas ni remotamente con ningún fenómeno observable hoy en dla. Estos siste-
mas montañosos se desarrollaron siguiendo el cuFSo de antiguos marns que eran IMgos y
angostos y aparentemente de poca profundidad al comienzo, pero luego fueron recarga-
dos con miles de metros do sedimentos rápidamente depositados. Luego se produjeron
veloces movimientos hacia arriba acom panados por la acción erosiva de tremendas co-
rrientes de agua que dieron forma a los actuales picos montañosos. (3) Acompañando a
estos movimientos ascendentes también hubo forrnldables presiones laterales de fuerza
inconcebible. As!, por ejemplo, toda la porción media y oriental de las montañas Rocosas ,
en los Estados Unidos de América, fue arrojada violentamente hacia el Est.e, lo cual
produjo una serie de gigantescos pliegues que en algunos casos se partieron en dos y
lanzaron una cadena montañosa por encima de otra a enorme distancia. Los Alpes fueron
tan violentamente trastornados, que los geólogos casi se hallan desconcertados para
interpretar los estratos. Un punto que no admito discusión es que fuerzas tremendas, que
GÉNESIS 201
superan todo lo imaginable hoy en dla (y por ende imposible de calcu lar en cuanto a
duración) perturbaron IE superficie terrestre en gran manera y a un ritmo totalmente
distinto de lo que se observa hoy. Los cálculos de tiempo basados en los procesos geológl•
cos actuales, carecen totalmente de valor (págs. 1-13).
202 R ESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTICUO T ESTAMENTO
ser, o de llegru a la viicta del observador como to) y tal. Aun los cinco ejemplos de hOyóh,
como "ser. existir", citados en el Lexico de Gesenius-Buhl (pág. 178b) pueden ser inter-
pretados incipientemente o como si fueran acontec imientos. Por ej . . Job 1:1 ·: ··Hubo un
varón llamado Job". implica más la noción de acontecimiento que la del ser estático. A
veces ser procura indicar la diferencia de acuerdo con la siguiente linea de pensamiento:
M yóh significa "llegar a ser" solamente cuando está seguido por la preposición I•; de otra
manera no hay ninguna manera explicita de llegar a ser. Pero esta distinción no resistirá
la fuerza del análisis. En Génesis 3:20. la correcta traducc ión es la siguiente: "Y llamó
Adán el nombre de su mujer Eva , porque ella llegó o ser madre de todos los vivientes." Es
este caso ninguna preposición l• sigue a.1 verbo. De la misma manera en Génesis 4:20 la
traducción correcta es: ")abal, el cual llegó o ser padre de los que habitan en tiendas." Por
lo tanto, no puede haber objeción gramatica l alguna al traducir Genesis 1:2: "Y la li•rra
llegó o estar desordenada y vacía".
4. Para un estudio más detallado. ver CVSS. de Barnard Ramm. págs. 195-210.
204 RESEÑA CRfTIC1\ DE UNA INTRODUCCIÓN 1\L A NTIGUO T ESTA1''1ENTO
5. Entre los sostenedores d e este punto de vista están incluidos J. H. Kurlz, Bible ond
Astronomy (La Biblia y la Aslronomíal. tercera edición, 1857, y P. J. Wiseman. C reolion
Reveoled in Six Doys (La creación revelada en seis días), 1948. Es la explicac ión favoreci-
da por Ramm. CVSS, págs. 218-227.
GÉNESIS 205
6. Cf. D. Dewar, "The Ear/iesl Known Animols" (Los más antiguos animales conocidos)
en Tne /oumol of the Tronsoctions o/ rhe Viclorio lnstitute (Publicación de los anales de
lnslituto Victoria). 60:22-29.
7. El verbo b<lrd' se aplica a la creación ex nihilo en Génesis 1:1 y en la mayorla de los
pasajes donde figura. En un sentido más atenuado puede relorirse a la producción de algo
nuevo o sin precedentes como algún maravilloso acto de poder quo ejecuta Dios en la
palestra de la histnria (Exodo 34:10: Números 16:30: Jeremías 31:22 : lsalas 45:7 , 8: 48:7).
Pero siempre es Dios el s ujeto de b<lrd, nunca el hombre: y cuando toma como objeto la
cosa creada, jamás indica ningün material pree,cistente a partir del cual fue hecha . (En el
idioma árabe. s in embargo. una forma afrn boror, significa: formar o moldear cortando. Un
GÉNESIS 207
vapor que rodeaba la tierra hasta ese momento anuló esta posibilidad,
si bien suficiente luz difusa pudo haber penetrado, previamente para
garantizar el crecimiento y desarrollo de la vida vegetal. (Anotemos que
el hebreo de Génesis 1:14 puede traducirse así:"Que las lumbreras en la
expansión de los cielos sirvan para separar el día de la noche y sean por
señales.")
Los que abogan por la teoría de los días en sentido literal, señalan lo
que afirma Exodo 20:11, como confirmación de que dichos días han de
entenderse en sentido literal. Al confirmar la santidad del sábado, Jeho-
vá dice: "Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra .. . y
reposó en el séptimo día." Pero esto no presupone necesariamente días,
en sentido literal, de 24 horas, puesto que el séptimo día es santificado
en función de la conclusión de la obra creadora. Para este propósito de
observancia conmemorativa, la única manera posible según la cual la
séptima era (la edad de consumación, de acuerdo con la teoría de
día-edad) pudiera ser santificada, sería mediante un literal séptimo día
de una semana de siete días. ¡Por cierto que uo sería práctico dedicar
toda una era geológica a conmemorar una era geológica!
CREACIONISMO BIBLICO Y EVOLUCIONISMO MODERNO
Más fundamental que la naturaleza de los días es la cuestión que se
refiere al hecho divino de la creación enfrentado a las diversas teorías
sobre el origen, como la evolución darviniana, por ejemplo. Tal cual fue
formulada por Carlos Darwin en su Origin of Species (Origen de las
especies), en el año 1859, la evolución procuraba explicar el origen de
las especies biológicas por selección natural y no por designio de Dios.
En otras palabras, el proceso por el cual se desarrollaron las plantas y
los animales, no estaba gobernado por ninguna inteligencia divina, de
acuerdo con principios teológicos, sino con un principio comple-
tamente mecánico: la supervivencia de los más aptos. Dorwin enseñaba
que al progresar el ciclo reproductivo, la generación siguiente mostraba
ligeras variantes con respecto a la generación precedente. A lo largo de
un prolongado período, luego de cientos y miles de generaciones, algu-
nas de estas variaciones se tornaron en características más o menos
fijas, que eran transmitidas a los descendientes. Estas nuevas caracte-
risticas contribuyen a la formación de variedades o subespecies y final-
mente a la aparición de nuevas especies. Esas características que capa-
citaron a sus poseedores para competir con mayor éxito en la incesante
lucha contra el medio ambiente, garantizaron su supervivencia. Pero
aquellos individuos en que se desarrollaron peculiaridades que no les
ánalogo término fenicio, bóré', significa algo asi como cortador o grabador. Pero el árabe
también tiene un baro'a. crear: el arameo tiene b•ró. crear. y el acadio borü. hacer. crear. y
el sabeo [un dialecto de la antigua Arabia del sur) tíene un b-r-', que significa "hallado,
edificado". Pero en el hebreo, el factor determinante es el uso que se le da en los contex-
tos del Antiguo Testamento donde aparece la palabra.
208 REsEÑA CRITICA DE UNA OORO0 UC:CIÓN Al. A NTICUO T ESTAMENTO
8. CF. Rol:ert E. D. Clarck, Donvin: Befare ond After (Darwin: antes y después), (Chicago:
Moody , 1967).
210 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
12. Clarck, TheNew EvoJulion (La nueva evolución). (New Havcn. Conn.: U., 1930). pág.
189: S impson,. Tempo ond Mode in Evolulion (Tiempo y modo en la evolución) . (Nueva
York: Columbia U., 1944). pág. 106.
13. Citado en Evolulion and Christian Thought Today (La evolución y el pensamiento
cristiano de hoy). ed . R. Mixter (Grand Rapids : Ecrdmans, 1959), pág. 211 .
G€NESJS 215
movimientos ateos del siglo XX (tales como las más puras formas del
Nazismo y del socialismo marxista). La concesión de Darwin de que un
poder superior pudo haber proporcionado la materia prima original y el
impulso vital que inició el proceso evolutivo en el comienzo fue, con
todo, una completa negación de la revelación hebreo-cristiana. Inevi-
tablemente llevó a la conclusión de que las concepciones morales y
religiosas que se pueden descubrir en el género humano resultan de
una mera combinación fortuita de moléculas sin contraparte en la reali-
dad espiritual.
La evolución, como filosofía de concepción mundana, entraña una
directa negación de la realidad espiritual. puesto que rechaza la exis-
tencia de un Dios personal. Todos sus máximos exponentes lo han
dicho sin ambages. Ernst Haeckel en su obra Riddle of the Universe (El
enigma del universo), 1929, utilizó la tesis evolucionista para refutar la
religión sobrenatural y ejerció con ello una de las mayores influencias
del ateísmo en el siglo XX. G. G. Simpson declaró que una aceptación
sin reservas de la teoría de la evolución resulta inconsecuente con la
creencia en la actividad de Dios en el universo." El propio Carlos
Darwin, en el transcurso de una entrevista con el reportero de un diario
poco después de la publicación de su obra Origen de los especies,
simplemente se encogió de hombros cuando se mencionaron los aspec-
tos morales. Cuando se le preguntó si no era cierto que su libro les había
enseñado a todos los criminales cómo justificar sus acciones, sim-
plemente calificó la acusación como "un buen articulejo satírico" y le
restó toda importancia." A la luz de estos factores, parece un procedi-
miento dudoso el hecho de que un cristiano convencido, que quiere ser
leal a la autoridad de las Escrituras, se declare como evolucionista,
excepto en un sentido sumamente restringido, es decir en un sentido
totalmente inaceptable para Darwin y sus seguidores. Para un cristiano,
no existe la alternativa de identificar la selección natural con la selec-
ción divina, bien sea en sentido directo o en sentido indirecto.
16. LeGros Clarck. The Fossil Evidences for Human Evolurion (Las evidencias fósiles de
la evolución humana), (Cbicago: U. Chicago. 1955), pág. 106.
t 7. Jbid., pág. 60.
18. Leakey, en Notionol Geogrophic, octubre 1961.
19. Cf. capll ulo 15 de este libro, nota marginal No. 12
GÉNESIS 217
de otro modo, tenemos que rechazar que esas especies más antiguas de
apariencia humana sean en absoluto descendientes de Adán.
Buswell sostiene: "Nada hay en la Biblia que nos diga cuándo fue
creado el hombre."" Nos parece una exagerada afirmación, porque aun
aceptando que hay numerosos vados en las tablas genealógicas de
Génesis 5 y 10, es totalmente irrazonable suponer que se omita un
número de generaciones equivalente al número de las que figuran en
ellas multiplicado por 100. (Sin embargo, eso es lo que significarla si
fijáramos en 200.000 años atrás la fecha de la creación de Adán.) En la
genealogía del Señor Jesús, que figura en Moteo 1 :2-17, hay sólo siete
posibles eslabones que faltan contra un total de 42 anotados (durante
los dos mil años que corren entre Abraham Y Cristo); es decir, una
proporción de uno a seis. Resulta un terreno muy poco firme para
establecer la teorla de que se omitieron de la lista entre Adán y Abra-
ham 1980 generaciones, y se anotaron solamente 19 ó 20. Por lo tanto,
parece una dudosa opción, para quienes sostienen la exactitud del
relato del Génesis, acepter como fecha de creación de Adán, la de
200.000 años a. de J.C.
El Westminster Dictionary of the Bible (Diccionario Westminster
de la Biblia) anota tres posibilidades para las genealogfas de Génesis
5 y 10.
1. Si representan generaciones interpretadas literalmente sin lagu-
nas, transcurren 1656 años entre Adán y el diluvio, y el total de años
desde el diluvio hasta Abraham es de alrededor de 290. Esto hace un
gran total de 1946 años desde Adán hasta Abraham. Sin embargo, esta
interpretación es dudosa, puesto que el texto no menciona este gran
total, y porque el agrupamiento de diez generaciones prediluvianas y
diez generaciones postdiluvianas es sospechosamente similar a las es-
quematizadas generaciones de catorce, catorce y catorce del primer
capitulo de Mateo (donde se puede demostrar que faltan seis o siete
eslabones). Además, Lucos 3:36 indica que un tal Cainán, hijo de Arfa-
xad, no se menciona en Génesis 10:24 (que establece que Arfaxad fue el
"padre" de Sala, el hijo de Cainán, según Lucos 3).
2. Las genealogías registran sólo los miembros más prominentes
del linaje de Abraham, y omiten un número indeterminado de esla-
bones (si bien, presumiblemente no tantos eslabones como los que
figuran en las listas). Una variante de este punto de vista traducirla la
fórmula "A engendró a B", como si en realidad fuera B o algún innomi-
nado antepasado de B (perfectamente admisible en el lenguaje hebreo,
ya que se habla, ocasionalmente, de abuelos que engendraron a sus
20. Así lo deja traslucir B. B. Warfield. en On the An liguily ond Unily of the Human
Roce (Sobre la antigüedad y unidad de la raza humana), PTR, (1911), opinión en la cual J.
O. Buswell III coincide con Míxter, pág. 181.
21. lbid.
218 R ESEÑA CRiTICA DE UNA INTRODUCCIÓN M . ANT IGUO T ESTAMENTO
220
GÉNESIS (CONTINUACIÓN) 221
mitico.' Cristo y los apóstoles. por cierto, lo tomaron como una narra-
ción histórica.
Algunos escritores modernos, como por ejemplo Alan Richardson,
han comparado el material narrativo de Génesis 1-11 con las parábolas
del Nuevo Testamento. "Una parábola es un relato que puede o no ser
literalmente cierto (nadie se pregunta si lo del buen samaritano literal-
mente 'ocurrió'); pero transmite un significado que trasciende la narra-
ción. Supone que más allá de las palabras del relato que han escuchado
nuestros oídos, hay un significado que solamente puede ser detectado
por nuestro dispositivo de audición espiritual.' Pero esta comparación
con las parábolas del Nuevo Testamento entraña el presupuesto de que
t!l autor derGénesis tuvo la intención de que los capítulos narrativos
1-11 no fueran otra cosa que una mera analogía o comparación para
ilustrar alguna verdad teológica, y que en ningún momento quiso que
sus lectores tuvieran la impresión de que los episodios narrados fueran
hechos históricos. La introducción típica de las parábolas de Jesús
siempre fue la siguiente: "El rei no de los cielos es semejante a . .. "
Siempre hay una ensefianza doctrinal o ética que se le explica al
oyente, y se recurre a una ilustración para aclarar el punto. Pero los
relatos y listas genealógicas de Génesis 1-11 no tienen tal estructura. En
ninguna parte se dice que el comienzo del mundo y de la humanidad
fue semejante a algo análogo. Las parábolas nunca se explican por si
mismas; siempre entrafian o involucran una analogía sacada de otra
cosa. De la misma manera como hubiera sido absurdo decir, por ejem-
plo, que "el reino de los cielos es semejante al reino de los cielos;" así
tampoco pudo haber sido la intención del autor del Génesis la de afir-
mar que "el comienzo de la raza humana fue semejante al comienzo de
la raza humana," o que "el diluvio universal fue semejante al diluvio
universal." De ahí que el elemento parabólico esté completamente au-
sente en estas narraciones, y se haga casi insostenible la interpretación
de Richardson.
EL ARCA oE Noé v EL D1Luv10
Respecto al gran diluvio de Génesis 6-8, algo dijimos ya cerca de las
bases aparentemente plausibles sobre las cuales Wellhausen se afirmó
para disecar este relato, dividiéndolo en J y P.• Alli demostramos que
2. Es posible que la mención de una serpiente parlante (Génesis 3:1, 4-5) pueda su¡¡erir
un mito. Pero tanto el contexto como otras referencias de la Escritura (c:f, ApocoJ1psis
20:2. "la serpiente antigua. que es el diablo y Satanás") no d ejan lugar a dudas en el
sentido de que la serpiente era un moro disfraz tras ol cual en tentador los habló. En este
reptil , Satanás tuvo un vehículo conveniente y a propiado para presentarse, De manera
similar, el asna de Balaam (Números 22: 28) fue el vehlculo mediante el cual Jehová habló
a su desobediente sl.ervo,
3. Rlchardson, Génesis 1-XI (Londres: SCM, 1943), pág. 28.
4. Capllulo 9, pág. 142 de este libro.
GÉNESIS (CONTINUACIÓN) 223
5. Cf. André Parrot, The Flood ond Nooh's Ark [El diluvio y el arca de Noé). [Nueva
York: Phllosophlcol Librory, - Biblioteca filosófica- 1955) . pág. 52.
224 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
razas más remotas que vivieron en los más bajos confines de Africa, el
Lejano Oriente asiático, Australia y las Américas. Particularmente en el
caso de Australia, con su peculiar fauna que indica un prolongado
período de separación del continente eurasiano. se torna aguda la difi-
cultad de contar entre los pasajeros del arca tanto a la población huma-
na como a la subhumana de esas regiones. Tal vez, entonces, sugieren
estos erutitos, hemos de ver en la familia de Noé solamente a los ante-
pasados de naciones que rodeaban las inmediaciones de la Tierra San-
ta, es decir, los pueblos del Cercano y Medio Oriente y los que habita-
ban las regiones costeras del Mediterráneo.
Estas sugerencias se enfrentan, por lo menos, con tres dificultades
formidables, a la luz de las evidencias bíblicas. La primera de ellas es el
propósito divino, tal como lo indica la narración bíblica, de destruir a
toda la raza humana. Así, en Génesis 6:7 leemos: "Y dijo Jehová: Raeré
de sobre la faz de la tierra a los hombres [há'ádám] que he creado,
desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo;
pues me arrepiento de haberlos hecho." Igualmente el versículo 17: "Y
he aquí yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda
carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en
la tierra morirá." Aun cuando aquí tradujéramos 'eres como "suelo" o
"territorio" y no como "tierra", parece evidentísimo que lo que quiere
significar es la destrucción total de la raza humana.
En segundo lugar, surge con meridiana claridad del relato del Géne-
sis, que la razón esgrimida para enviar el diluvio fue la condición
pecaminosa de la humanidad. Génesis 6:5 dice así: "Y vio Jehová que la
maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de
los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el
mal." Nuevamente, en el versículo 11: "Y se corrompió [wattishsháhét]
la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia [hámás
- perversidad lesiva)." Difícilmente parece creíble la idea de que los
antepasados de los australianos y de los pueblos del Lejano Oriente
exhibieran semejante contraste en su moral. en relación con las
naciones del Medio Oriente, que Dios consideró apropiado exceptuar-
los del juicio del diluvio. Las Escrituras claramente incluyen a toda la
humanidad en el veredicto de culpabilidad (p. ej. , Romanos 3 :19: "Para
que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio [se reco-
nozca reo, (BJ) -se reconozca culpable (Versión Latinoamericana) de
Dios.") Esta es una premisa básica del Evangelio del Nuevo Tes-
tamento. No se pueden establecer bases para señalar diferencias entre
las naciones próximas a Palestina y las naciones remotas, en lo tocante
a la superioridad moral de unas sobre otras.
En tercer lugar. tenemos la inequívoca corroboración del Nuevo
Testamento de que la destrucción de la raza humana a consecuencia
del diluvio fue total y universal. En 2 Pedro 3:6 leemos: "El mundo de
230 RES EÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
13. Para una refutación más detaUada de la teoría de una des trucción parc ial de la raza
humana antediluviana. ver J. C. Whilcomb y H. M. Morris, The Genesis Flood (El diluvio
del Génesis), pá.gs. 44-48.
G ÉNESIS (CONTINUACIÓN) 231
rabie. Conviene señalar aquí que una mera inundación local, reducida
al área de la Mesopotamia o al área de las depresiones Aral-Caspianas,
es difícil de reconciliar con la divina insistencia (cf. Génesis 6:19-20)
respecto a la preservación de representantes de todas las especies ani-
males. Muy pocas son las especies que hoy en día se ven confinadas a
esa región en particular, y por ello, es difícil comp,render por qué los
animales de las áreas circunvecinas no inundadas n o hubieran podido
repoblar la región devastada sin dificultad alguna, luego que las aguas
descendieron. De ahí que hubiera sido inútil meterlos en al arca, a
menos que el di luvio hubiera sido universa l.
Corresponde aquí algún comentario sobre el relato del diluvio babi-
lónico. Según la epopeya de Gilgamés, luego que una asamblea de
dioses decretara un dil uvio universal, el dios Ea confió el plan a un
hombre llamado Utnapistín de Suripak [ciudad de la Mesopotamia,
entre el Tigris y el Eufrates). Urdiendo una mentira (a instigación de Ea)
para darle una sensación de seguridad al resto de la población, Utnapis-
tin construyó su pesada arca de forma cúbica (de 73 metros por todos
los lados). y a una señal (convenida de antemano con el dios del Sol,
Samas), cerró la puerta, y adentro quedaron él. su familia , su escudero
Puzur-Amurri, y todos los animales en las seis cubiertas de su barco, y
se descargó el diluvio. Duró dos semanas (en contraste con el año y diez
y siete días del relato del Génesis), y la lluvia y el viento fueron tan
violentos que hasta los dioses se acobardaron de miedo; la diosa Istar
llegó a derramar lágrimas de arrepentimiento por la destrucción de la
humanidad. Luego de tocar tierra en el monte Nisir (en el macizo mon-
tañoso de Zagros, al noreste de Babilonia), el arca quedó firme y Utna-
pistín envió (a) una paloma, (b) una golondrina y (e) un cuervo; este
último no retornó. Luego bajó a tierra para sacrificar a los dioses, que
para ese entonces estaban tan hambrientos por la falta de sacrificios,
que se arrojaron sobre el altar como una nube de moscas hambrientas
(tablilla XI, 1. 161). Enlil (o Bel) se puso furioso porque Utnapistín
había logrado escapar de la muerte, pero Ea exitosamente apeló a su
sentido de justicia y Enlil aceptó lo ocurrido. Luego Enlil promovió a
Utnapistín y a su esposa a gozar de una divina inmortalidad.
Las semejanzas con la narració n del Génesis son tan notorias que
permiten pensar en el origen común de una an tigua tradición oral, pero
las diferencias son también demasiado notorias y grandes para imagi-
nar la posibilidad de que una tomara prestado de na otra. Es más que
significativo el nítido contraste entre los codiciosos. arrebatados y pen-
dencieros dioses del panteón babilónico y la majestuosa santidad de
Jehová. Además, lo tota lmen te inadmisible de un arca en forma de cubo
y una inundación un iversal causada por un aguacero que duró
solamente catorce días se oponen a las dim ensiones marítimas y la
gradual disminución de las aguas en el relato bíblico.
GÉNESIS (COl-fflNUACIÓN) 233
cruzado el mar Rojo para invadir a Etiopía (actual República del Sudán)
e imponer su nombre a la totalidad de esa región. Esto no sería más
inverosímil que la colonización de Cartago por los colonizadores feni-
cios o la conquista de la Normandía francesa, la lnglaterra sajona y la
Sicilia musulmana por los normandos que partieron de Noruega. Ejem-
plos más antiguos serian la conquista y colonización de Sicilia y el sur
de Italia por los griegos en los siglos VU y Vl a. de J.C. Algunos eruditos
incorporan al tema la pequeña y poco conocida tribu de Kus, quemen-
cionan inscripciones egipcias del Reino Medio, como que habitaban las
fronteras de Siria y Palestina. Pero no está claro cómo pudieron éstos
haber dado origen a todas las naciones que menciona Génesis 10:7 (la
mayoría de las cuales habitaron la península arábiga), o servir como
explicación de Nimrod, a menos, por supuesto. que representaran asen-
tamientos de los cusitas originales de la baja Babilonia.
En vista de lo antedicho, parece que A. H. Sayce se apresuró de-
masiado a.l renunciar a la confiab ilidad genética de Génesis 10. e inter-
pretarlo sólo como una descripción de relaciones geográficas, en
momentos en que Canaán estaba bajo el dominio egipcio (y por ende
sería considerado como camítico teniendo en cuenta que Egipto o Miz-
raim descendió de Cam)." Aun G. E. Wrigbt (en el Weslminster Atlas)
concede que esta lista está d ispuesta según un punto de vista racial.
Anotamos aquí a lgu nas de las correspondencias más interesantes
entre los nombres que figuran en este capítulo 1 O de Génesis y las
formas que asumen en las inscripciones acádicas. De los descendientes
de Jafet, a Gomer se lo identifica con los gimirriyo o Gimirrai (conoci-
dos por los griegos como cimerios), que bajaron de las regiones monta-
ñosas del Cáucaso e invadieron el Asia Menor, asentando en Capado-
cia. Madai fue el antepasado de los medos, y Javán, de los griegos (el
nombre parece haber sido conservado en los jonios). Los descendientes
de Tubal fueron los taba les que lucharon contra Tiglat-Pileser
alrededor del año 1100 a. de J.C.: y de la raza de Mesec descendieron
los moschoi que guerrearon con Salmanasar [ff en el siglo IX a. de J.C.
Ambos grupos vivfan en la región orientaJ del Asia Menor. No hay
registros existentes de los descendientes de Magog. En cuanto a Tiras
pareciera haber sido el antepasado de los tursas o tirrenios, pueblo de
origen pelásgico que habitó al principio la región del mar Egeo.
A Askenaz, de la línea de Gomer, se lo identifica con los Askuzas o
escitas, que invadieron el Cercano Oriente desde el Norte (vía Cáucaso)
y fueron form idables enemigos de los asirios, los persas y los griegos.
Poco es lo que se conoce de Riiat, y a Togarma se lo identifica tentati-
vamente con Tegarama pueblo de Armenfa suroccidental. Elisa, de la
15. Sayce. The Higher Crilicism ond the Verdicl of Lhe Monuments (La a lta critica y el
veredlcto de los monumentos) (Londres: SPCK. 1894).
GÉNESIS (CONTINUACIÓN) 235
ABRAllAM Y GÉNESIS 14
16. Para mayor abundamiento sobre el resto de los descendientes de Cam, ver los dic-
cionarios bíblicos mas recientemente publicados y AOT de Unger, págs. 85-94.
17. En Alleman-Flack, Old Testalnent Commentary (Comentario sobre el Antiguo Tes-
tamento), pág. 139.
236 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A l\:T!GUO TESTAMENTO
19. Cf. R. M. Engberg, The Hyksos Reconsidered (Los hicsos: nuevas consideraciones)
(Chicago: U. Chicago, 1939).
20. Unger sostiene que la dominación de los hicsos fue de 1776-1570 a. de J.C. (AOT.
pág. 84).
238 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTICUO TESTAMENTO
21. Manetón, tal como lo ella Joselo, relacionó el e lemento hyk- con un vocablo egipcio
que signilica "rey". y sos con una P,Blobra que traduce "pastor". Es obvio que hyk
represento el h-k-' ogipcio,Jque slgnifi.ca jefe. señor, gobernante). representado por el
signo jeroglífico del cayado el pastor. En cuanlo a sos. Manotón se ajustó a una etlmolo-
gfa popul8J' de los iiltimos periodos, que relacionaba este elemento c<>n s-;s.w, vocablo
que traduce "f.astor" o "beduino", que se remonta a la Decimoctava DlnasUa (Erman-
Grap<>w 4:412 , pero que no fue uUlizado por los hicsos propiamente dichos. ni por los
egipcios contemporáneos. para designar su r87.a. Más bien, la verdadera ct.imolog(a de
"Hicsos" es "b·¡ •;.w h-;s.wt" o "goliernantos de territorios extronje.ros" (as( lo sostiene
George Steindorff-Kelth Seele. When Egypt Ruled the East (Cuando Egipto gobernaba e l
Oriente ¡chicego: U. Chicago, 19531, pág. 24.) Se ha objetado que las inscripciones egip-
cias hab ando los hlcsos solamente como ·-:m.w. o "asiáticos" y que. por ende. Manotón
estaba totalmente equjvocado al usar esa designación. Pero la \'ustificación p8J'a la histori-
cidad de este Utuilo logró establecerse por su aparición en as inscripciones de ia De-
clmoclavla Dinastía, tales como las de Tutmosis [U bailadas en Medlnet Habu. donde se
hace relerencia a Tutmosis como b-w h-k-:.w h-:-s.wt p-h.w s-w (el castigador de los
hicsos - o gobernantes de tierras extranjeras que lo etaceron). Cf. Erman-Crapow 3:171 y
el articulo No. 29 en el Belegstellen.J Sin embargo. el hecho de que no hubiera ningún
elemento del término "pastor" e n el Utulo Hicsos, hace imperioso buscar nuevas
evidencias para establecer la probabilidad de que estaban más favorablemente dispuestos
a criar oveias que los egipcios nativos. Pero es concebible que l.a etimología popul8J'
registrada por Manetón se originara no meramente en una si militud de sonido e ntre lo
pronunciación que se dio en el egipcio tardío a las palabras que traducen "pastores" y
" territorios extranjeros", sino laniblén en la tradición. basada en hechos históricos. de
que los Mesas. sin duda alguna. criaron ovejas en gran número.
22. Sin embargo. es menester añadir que esta actitud de desaprobación hacia las ovejas.
GÉNESIS (CONTINUACIÓN) 239
24 . Hay que notar. sin embargo, que oxiston serias dudas en cuanto a si Tanis ha sido
correctamente identificada con la antigua Zonn o Avaris. )ohn van Seters en The Hycsos,
o New ln vesHgolion [Nuevas investigaciones sobre los bicsos) (New Haven , Conn.: Vale
U. 1966). págs. 100•147. proporciona fuertes evidencias en favor de que la verdadera
locali,.aci6n fue Qantlr, a 58 kilómetros al Sur de Tanls, en el brazo peluslaco del Nilo.
25. Wrlght. BiblicaJ Archoeology (Arqueología bíblica) (Filadelfia: Westminstor. 1957).
pág. 60.
GÉNESIS (CoNTINUACIÓN) 241
la vista que los carros estaban en uso como parte de los elementos
bélicos de las fuerzas armadas durante la Duodécima Dinastía, y resulta
concebible, y aun probable, que el rey hubiera ordenado construir ca-
rruajes para ocasiones especiales en esta temprana época. Es posible
que su utilidad como arma bélica no haya sido apreciada hasta la inva-
sión de los hicsos, pero difícilmente hubiera sido ignorada por los
egipcios en el siglo XIX antes de Cristo.
CAPITULO 16
EXODO
El titulo hebreo del Exodo es W•elleh sh•mól (Estos son los nombres de),
o más simplemente sh•mót (los nombres de), derivado de las palabras
iniciales de Exodo 1:1. Del titulo que le da la Septuagínta, Exodos
(salida, partida), deriva Exodus, que le da la Vulgata. El libro tiene por
tema el comienzo de Israel como nación del pacto. Relata de qué ma-
nera cumplió Dios su antigua promesa hecha a Abraham, multiplican-
do sus descendientes y haciéndolos una gran nación, redimiéndolos de
la tierra de esclavitud y renovando con ellos el pacto de la gracia sobre
bases nacionales. Al pie del santo monte les confiere las promesas del
pacto y les entrega normas de conducta paia vivir una vida santa y
también un santuario en el cual puedan hacer ofrendas por sus pecados
y renovar los lazos de confraternidad con Dios sobre las bases de una
gracia perdonadora.
243
244 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO T ESTAMENTO
final del capítulo 15. De aceptarse esta hipótesis, seria razonable ver en
Exodo 1:15-22 una referencia a reanudadas persecuciones bajo Ame-
notep I (1559-1539 a. de J.C.) y Tutmosis I (1539-1514 a. de J.C.), en
cuyos reinados el creciente sentimiento xenófobo de la población egip-
cia finalmente se volcó contra los hebreos (si bien ellos también fueron
oprimidos por los odiados hicsos). Moisés, por lo tanto, nació en el
reinado de Tutmosis I (alrededor del año 1527 a. de J.C.), y recibió de la
princesa que lo adoptó (tal vez Hatshepsut) el nombre de Moisés ("hijo
del agua", en idioma egipcio, "sacado del agua" en idioma hebreo).
Respecto a esta etimología egipcia mw-s: o "hijo del agua" cierto es que
habitualmente se expresa una idea posesiva en egipcio mediante la
relación "A de B" o, en este caso, "s:rnw". Pero en el caso de nombres
propios, el egipcio también invierte ocasionalmente el orden, como
ocurre en La leyenda de Sinuhé, donde se refiere a Ensi, hijo de Amu,
como "Amu-sa; Ensi". De igual manera en el Relato del labriego elo-
cuente, que también es una obra del Reino Medio, a Rensi, el hijo de
Meru, lo llaman "Meru-sa; Rensi". En cuanto a la tan sugerida idea de
que la etimología de Moisés es " Mose", entendido este término como
una forma abreviada de Ra'mosse (Ramsés) o Tutmosis (engendrado de
Tot), sería una alternativa perfectamente aceptable de no mediar Exodo
2:10, que implica que el nombre que la princesa dio al bebé tenía cierta
importancia, aun en el idioma egipcio, relacionada con las circunstan-
cias de haber sido descubierto en las riberas del río. Por supuesto, cabe
la posibilidad' de que en la declaración "le puso por nombre Moisés",
de Exodo 2:10, el sujeto de la oración no sea la princesa egipcia, sino
más bien la madre de Moisés, que fue contratada como nodriza de la
criatura. Esto eliminarla la necesidad de buscar una etimología egipcia.
Pero también supondría que la madre de Moisés no le dio el nombre
durante la ceremonia de la circuncisión, y que fue la madre quien. lo
sacó del agua y no la princesa y, por último, que fue la madre qui en
tuvo la prerrogativa de darle el nombre y no la madre adoptiva de la
realeza egipcia. Resulta difícil sostener estas tres suposiciones, a la luz
de todas las circunstancias, por lo cual es mejor ajustarnos a la etimolo-
gía egipcia que sugerimos antes.
t . Opinión favorecida por K. A. Kitchen en. The New Bible Dictionary (Nuevo Dicciona-
rio Blblico), pág. 851.
246 R ESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
hubiera habido 478.224 hijos mayores de veinte años a los 400 años de
estar en Egipto, mientras que 125.326 varones en edad militar hubieran
pertenecido a la novena generación. Sumados harían el gran total de
603.550 hombres de armas.
de que Tutmosis III edificara algo en la región del Delta; (5) la menciión
de la ciudad de Ramesés en Exodo 1:11.' Analizaremos uno por uno los
cinco puntos.
Respecto de (1), Finegan señala el hecho de que las cartas del rey
Abdi-Hepa de la Jerusalén cananea en la correspondencia de El
Amarn'a• indican que esta ciudad estaba en inminente peligro de ser
capturada por los !).abiru; sin embargo, 2 SamueJ 5:6-9 nos informa que
los israelitas no capturaron a Jerusalén hasta el reinado de David. Por lo
tanto, los habiru no pudieron ser los israelitas, sino una fuerza invasora
anterior no israelita. Pero es obvia la falacia de este argumento. Es
cierto que los ejércitos de Josué amenazaron a Jerusalén, pues derrota-
ron a las tropas jerosolimitanas (juntamente con sus aliados de Hebrón,
Jarmut, Laquis y Eglón) en la batalla de Gabaón y su rey, Adonisedec,
fue sacado de su escondite y ejecutado Uosué 10). Pero ni las cartas de
Abdi-Hepa, ni el relato hebreo de Josué, afirman que la ciudad fue
capturada o destruida. No fue sino ihasta después de la muerte de Josué,
aparentemente, cuando el ejército de Judá tomó por asalto a Jerusalén y
puso fuego a la ciudad Uueces 1:8), y aun entonces no desposeyeron en
forma permanente a los jebuseos (Jueces 1:21).
Respecto a (2), Finegan relata las investigaciones de Nelson Glueck
ern la región de la Transjordania, que no revelaron evidencia alguna de
una civilización urbana o de fortificaciones entre los años 1900 y 1300
a. de J.C. Ello significa que no pudo existir entonces un reino edomita
suficientemente poderoso para oponerse al avance israelita hasta la
ribera oriental del mar Muerto (cf. Números 20:14-21) en el año 1405 a.
de J.C. Ni hubo que hacer frente a ninguna fuerte coalición moabita-
madianita a la cual tuviera que enfrentarse, bajo el mando del rey Balac
(Números 22-25); ni hubo ejércitos para aplastar en Sehón y Og
(Números 21). Pero las investigaciones de Glueck se redujeron en su
mayor parte a exploraciones en superficie y de ninguna manera fueron
prolijas y concienzudas. Además han aparecido recientemente nuevas
evidencias que parecen refutar sus deducciones. En el Biblicol
ArchaeoJogist (El arqueólogo bíblico) de febrero de 1953, G. Lankester
Harding comunicó el descubrimiento de una antigua tumba en Arnman
que contenía numerosos objetos (entre otras cosas, vasijas tachonadas
de negro, floreros con base aplanada, vasijas para aceite, escarabajos,
cazonetes) que se remontan alrededor del año 1600 a. de J.C. En la o!bra
de Harding, Anliquilies of /ordon (Antigüedades de Jordania) (1959).
también menciona característica alfarería del período del Bronce
Medio y otros objetos hallados en Naur y en el monte Nebo. En el año
1967 se descubrió en Pella una tumba del siglo XVI a. de J.C. (Boletín
6. Hayas. The Scepter of Egypt (El cetro de Egipto) (Cambridge, Mass.: Harvard U., 1959) .
2:141.
9. Capítulo 15, pág. 239 de este libro.
10. Rowley en "lsroel 's Sojourn in Egypl" (.Permanencia de Israel en Egipto) (Ver la nota
3 en este capitulo) . incluye esto instructivo comentario: "El hecho más notable en ol
unto de vista de Albright parece ser su completo escepticismo sobre el valor histórico de
r.
as tradiciones de Israel." Señala a continuación que estas tradiciones vinculan muy
definidamente el yahvismo con Moisés; une n también el arca con Moisés. El efrateo Josué
es un concurrente del tabernáculo; el efrateo Samuel sirve en el santuario de Silo, un a ltar
efrateo. Todo esto deja de ser inteligible de aceptarse la teoría de que Moisés era en
realidad un Irder judalta. Aparte de esto, la tradición bíblica ser.a la que la descendencia
"udfa que habitó en Egipto se remonta a José, y sin emba rgo la teoría de Albright niega .que
las tribus de José estuvieron alguna vez oo 8giplo. También pasa por a lto compleláma ñte
la afirmacióo de Exodo según la cua l Moisés tenla 60 años de edad cuando salieron de
Egipto, y hace que toda la primera parte de la vida de Moisés sea una "fábula si n
252 R ESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTICUO TESTAMENTO
12. John Wilson reconoce en su nota marginal: "Al traductor le resulta imposible recon•
cilttar las fechas en las diversas estelas [p. ej .. la estela de Menfis y la estela de Kamak.
esculpidas ambas en la época de Aknaton y luego reparadas en la Decimonovena Oinas-
lla]. La estela do Menfls coloco la primera ca,npafta [hacia ol Asia] en el séptimo al\o del
reinado de Amenotep 11, y la segunda campaña en el noveno año de su reinado. La estela
de Amada, que se halla más aba¡·o, está fechada en el tercer aJ\o, para registrar una
celebración en Egipto, ¡luego de vo ver de su primera campaña! Además, se da a entender
que Amenotep fue corregente con su padre, Tutrnosís 111, durante un mínimo de un año y
un máximo posible de once años. Pudieran reconc iliarse estas fechas suponiendo que el
séptimo año después de la corregencia comenzó en el tercer año del reinado único"
(ANET, pág. 245). De esta manera Wilson equipara el "séptimo año" de la estela de
Menfis con el año 1440 a. de J.C.; pero más adelante equipara el "al'lo nueve" de la misma
inscripción, con el año 1440 a. de J.C.; y también el "año tres" de la estela de Amada lo
cakula como el año 1440 a. de J.C. Resulta imposible entender cómo tres años totalmente
d ií:erenies (el iercero, el séplimo y el noveno) pudieran iodos equipararse al año 144ó a.
de J.C. En o1 mejor de los casos, la evidencia de las diversas inscripciones de Amenotep 11
es de carácter ambiguo.
254 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
sitios. Así discurrimos por el hecho de que Josué 6:24 menciona, en una
sola declaración los "utensilios" de hierro juntamente con los artículos
de oro y plata; por lo tanto, el hierro tuvo que haber sido escaso y
costoso. Ahora sabemos que el hierro era bien conocido tan anti-
guamente como en la época de los sumerios y el vocablo semita que
traduce "hierro" (hebreo, barzel; ocódico, parzillu,) pudo incluso ha-
ber tenido un origen sumerio, puesto que en sumerio se escribe
••AN.BAR. 11 Esto indica que se conocía el hierro en el valle de la Meso-
potamia tan remotamente como el siglo XX a. de J.C., Más aún, se han
hallado objetos de hierro en Tell Asmar, que datan de alrededor de
2500 años a. de J.C.,'' y también en Dora, en Turquía noroccidental, se
halló de más o menos ese período una espada de hoja de hierro y
empuñadura obsidiana.••
Tal vez la más seria dificultad que enfrenta la teoría que sostiene la
fecha de 1445 a. de J.C. radica en las fechas asignadas a la destru cción
de las otras ciudades que se dice capturaron las fuerzas comandadas
por Josué, tales como Laquis Uosué 10:32) y Debir Uosué 10:38). En
Laquis (Tell ed-Duweir) la ciudad de la Edad de Bronce Posterior
parece haber sido arrasada durante el reinado de Mernepta (1234-
1225), pues se encontró allí, no solamente un escarabajo de Ramsés II,
sino también algunos recibos en fragmentos de vasijas de barro cocido,
empleados como material de escritura, con la anotación .. Año cuatro".
Se piensa que el estilo del texto es característico de la época de Mernep-
ta, y esto, por lo tanto, puede indicar la fecha de 1230 a. de J.C.
Con respecto a Debir o Quiriat-sefer, identificado con Tell Bei t Mir-
sim, se halló un escarabajo de Amenotep III (1 412-1376).'º Finegan
(LAP, pág. 140) no cita otra evidencia que ésta para abonar su presun-
ción de que la capa de cenizas que-se halló por encima de la capa
perteneciente a la Edad de Bronce Posterior representa una destru cción
ocurrida poco antes del año 1200 a. de J.C. En cuanto a la destrucción
de Hai, descrita en Jos ué 8, por lo general se la explica como una
confusión con Bet-el, puesto que según los descubrimientos arqueo ló-
gicos, se dice que el sitio de Hai (Et-Tell) nun ca fue ocupado entre el
aüo 2200 a. de J.C. y el tiempo del establecimiento de una pequeña
17. Cf. Sumerisches Lexicon (Léxico sumerio). Heft. 2. de Deimel. donde se c ita el tér•
mino. obtenido de una inscripción anotada como Ebeling, KARI. 185. 3. 1.
18. Cf. Orienta l lnstitute Communicotions (Comunicaciones del Instituto Oriental). No.
17, boletín informat ivo de las Amerie-0n Schools of Oriental Research (Escuelas ameri•
canas de Investigaciones orientales). págs. 59-61.
19. Ver 11/ustroted London News (Noticias ilustradas de Londres) (26 noviembre d e
1959). pág. 754.
20. Las investigaciones de Moshc Kochabi en terriotiro de Judea. en el año 1968, permi•
ticron descubrir nuevas evidencias que obligan a abandonar la tesis de Albright de
identificar Tell Beit Mirsim con la antigua Debir. y a incli narnos a lavor de Rabud . Cf.
"Stones. Scripts and Scholars" (Piedras. inscripciones y erud itos) en Christionily Todny
(Cristianismo hoy en día). 14 de febrero de 1969, págs. 432-437.
Exooo 257
aldea entre los años 1200 y 1000 a. de J.C. (Finegan, LAP, págs. 136-37).
Pero Bet-el, a dos kilómetros de distancia, fue destruida por una
tremenda conflagración en algún momento del siglo Xlli, y el hecho de
que Josué no menciona para nada la captura de Bet-el da fuerza a la
cJ1eencia de que fue confundida con Hai.
Se pueden hacer varias consideraciones respecto a estos tres siti.os.
Eo primer lugar, /osué 10:32 nada dice sobre la destrucción física de la
cirudad de Laquis: habla solamente de la matanza de sus habitantes. La
devastación de 1230 a. de J.C. puede representar un ataque posterior en
tiempo de los jueces, luego de que la despoblada ciudad hubiera sido
reocupada al retirarse las tropas de Josué. La misma observación puede
aplicarse a la destrucción de Debir; /osué 10:38 nada dice de que la
ciudad fue arrasada o puesta a fuego. Más aún, la evidencia menciona-
da por Finegan pareciera confirmar tanto la teoría de la fecha remota
como la que sostiene la fecha de 1290 a. de J.C .. puesto que Amenotep
IJ] ocupaba el trono durante la entrada de los israelitas en Canaán, en el
año 1400 a. de J.C. Con respecto a la ciudad de Hai, su identificación
con Bet-el es sumamente dudosa, puesto que Bet-el era un sagrado y
bien conocido centro religioso de los hebreos desde los días de Jacob en
adelante, y es sumamente improlbable que hubieran confundido su
localización con la de Hai. En realidad , esta teoría es muy insostenible
a la luz de Josué 7:2, que afirma explícitamente que Hai estaba al
oriente de Bel-el. Difícilmente el antiguo historiador hubiera confundi-
do a Bet-el con una Hai que no existió como sitio habitado en los siglos
XIV ó XIll a. de J.C. Si "Hai" hub.iera sido realmente Bet-el, ¿qué era
entonces la "Bet-el" mencionada en Josué 7:2? Es más razonable supo-
ner que Et-Tell no es el verdadero asiento de Hai, y debemos esperar
nuevas exploraciones para descubrir su verdadera localización." Por
todo ello, no tiene importancia, para establecer la fecha del éxodo, el
tiempo de la destrucción de Bet-el."
valle pequeño y angosto. Ni Beitín ni El -Tell muestran signos de haber sido lugares
habitados en el período adecuado en relación con la teoría d e la Fecha antigua, ni en
relación la teorla de la fecha más reciente para el éxodo. Más aú n, Hai estaba situado al
oeste de Micmas, e n tanto que Et-Tell eslá a l norte de ella. Finalmente. no hay n inguna
'orabah (estepa. planic ie) o móród (bajada) en dirección a Jericó que comience en la
vecindad de Beilln, pero sí la hubo cerca de las ciudades blblicas de Bel-el y Hai Uosu é
7:5). Debemos añadir que hasla mediados d el siglo XIX. no había ninguna trad ición en el
sentido de considerar que Beilín y a Bel-el son el mismo sitio. Todos estos tópicos los
trata David Livingston en "The Localion of Belhel and Ai Reconsidered" (Reconsidera-
ción sobre la localiwción de Bel-el y de Hai) en la Westminster 1'11eological /ournol
(Revista teológica Westminster) (noviembre de 1970), págs. 20-44 .
Exooo 259
EL PACTO Y EL DECALOGO
23. Cf. capítulo 13, pág. 193 de este libro. y el estudio más detallado del capitu lo 19.
260 R~:SEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
por 22,50. Este atrio estaba proyectado para separar a Israel como una
santa posesión de Dios y mantenerlo separado de los gentiles. El mismo
principio fue rigurosamente observado en los templos posteriores, tan-
to el de Salomón como el de Herodes (en el cual se encontró una
inscripción en idioma griego que amenazaba con la pena de muerte a
cualquier gentil que osara aventurarse más allá de los límites fijados
por el atrio). (2) El tabernáculo propiamente dicho era una espaciosa
tienda o carpa ('óhel); medía 10 metros por treinta. Este recinto estaba
dividido en dos partes por un velo o cortina: el Lugar Santo y el Lugar
Santísimo. (3) En el atrio, por fu era del tabernáculo propiamente dicho,
y situado frente a su puerta formada por una cortina [másák) o "velo
exterior", estaba el "gran" altar de la ofrenda o altar del holocausto
(mizbah 'ólah] cubierto de bronce, sobre el cual se presentaban todas
las ofrendas, tanto los sacrificios cruentos (z•bóhím) como las ofrendas
vegetales. (4) Entre el altar cubierto de bronce y la cortina de entrada
estaba la fuente de las abluciones (kiyyór), un gran lavabo hecho de
bronce, donde los sacerdotes debían lavar sus manos y pies ant es de
entrar al lugar santo. Esto probablemente tipificaba el poder purificador
de la sangre de Cristo tal como para los creyentes en Cristo está repre-
sentado y sellado por medio del bautismo.
El tabernáculo estaba compuesto de dos compartimientos. (5) El
Lugar Santo (qódesh), que medía nueve metros d e largo por cuatro y
medio de ancho, contenía tres objetos sagrados. (6) Al norte, o sea al
costado derecho, es taba la mesa de los panes de la proposición
(shuJl;iéin w<lel)em péiním, mesa y pan de la Presencia) sobre la cu al se
colocaban todos los sábados doce panes elaborados con harina fina. Sin
duda alguna tipificaban a Cristo como el Pan de vida, y también simbo-
lizaban a Israel (las doce tribus) como pueblo de Dios ofrendado en
sacrificio vivo. (7) En el costado sur, es decir el costado izquierdo,
estaba situado el candelero de oro (m•nórah) con sus siete recipientes
de aceite, que tipificaban a Cristo como la luz del mundo quien, por su
Santo Espíritu. ejecuta la perfecta obra de Dios (simbolizada en el
número siete), lo cual capacita a su pueblo para brillar como testimonio
ante el mundo (cf. Zacarías 4 ). (8) Hacia el oeste estaba el pequeño altar
de oro, denominado altar del incienso (mizbal) miqtor), uti l izado
solamente para la ofrenda de incienso frente al velo interior (pócoket)
que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo. Este altar de oro
probablemente tipificaba la oración eficaz de Cristo como intercesor, y
también simbolizaba las oraciones de los santos (cf. Apocalipsis 8:3).
(9) El velo interior (péirokét] ti pificaba el velo de la carne de Cristo (cf.
Hebreos 10:20) que tenía que ser rasgado (como lo fue en la hora de la
muerte de Cristo, Mateo 27:51), si habla de ser quitada la barrera que
separaba a Dios de su pueblo.
(10) Dentro del Lugar Santísimo (qódesh q•déishim) que medía cua-
Exooo 263
tro metros y medio por cuatro y medio, estaba únicamente (11) el arca
del pacto ('•ron habb•ril), caja rectangu lar de madera de acacia que
medía 112,5 centímetros de largo por 67,5 de ancho y de alto, cubierta
con una tapa de oro sólido labrada en la forma de dos querubines que se
miraban frente a frente, de pie. con sus alas extendidas y mirando hacia
abajo, a la superficie de la tapa. (12) Esta tapa se llamaba el "pro-
piciatorio" (kappórel, de kippér, propiciar o expiar) y sobre ella el
sumo sacerdote rociaba la sangre de la ofrenda por el pecado en el Oía
de la Expiación, que tipificaba la obra expiatoria de Cristo (Hebreos
9:12) en la excelsa presencia de Dios. El arca representa, pues, la pre-
sencia de Dios en medio de su pueblo: era su estrado cuando él se
sentaba "entronizado entre los querubines" (Exodo 25:22; Salmo 80:1).
Frente al arca estaban la vasija de oro con maná y la vara de Aarón que
habla reverdecido (Exodo 16:33; Números 17:10). Aparentemente en
alguna fecha posterior fueron introducidas en el Lugar Santísimo (He-
breos 9:4). Por cierto que el arca contenía las dos tablas de los Diez
Mandamientos, el pacto de la gracia y de la ley. Estos eran los únicos
objetos que permanecían dentro del arca en los días de Samuel (1
Samuel 6:19) o por lo menos en tiempos de Salomón (1 Reyes 8:9).
264
LEVITICO Y N u MEROS 265
defcc1os) d
Lt:VITICO Y N UMEROS 271
La lección espiritual que surge con toda nitidez a lo largo del libro
es que el pueblo de Dios puede progresar solamente en la medida en
que confíe en sus promesas y se apoye en su potencia. La tragedia de
Cades-barnea fue inevitable consecuencia de la incredulidad;
solamente los verdaderos creyentes pueden aspirar al reposo que Dios
272 R ESEÑA CRITICA DE UNA l NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
ofrece. Sin fe no les resta otra cosa que morir en el desierto (cf. Hebreos
3:7-19). El propósito del censo antes del fracaso en Cades (Números
1-4) y del censo de la generación siguiente en las llanuras de Moab
(Números 26) era demostrar que si no entraron en Canaán, no fue por-
que no eran suficientes en número. Lo que est11b11 en juego no era el
tamaño de su ejército, sino la magnitud de su fe. Si bien no eran más
numerosos que sus padres, la joven generación pudo conquistar a Ca-
naán porque estuvieron dispuestos a confiar en Dios y obedecer sus
órdenes de marcha (de una manera en que sus padres no estuvieron
dispuestos a hacerlo en Cades-barnea).
VEROSL\11LITUD DE LAS CIFRAS DEL CENSO
Pero si se concede que las cifras dadas por los censos de Números
no permiten conjeturar, según la evidencia, un número menor de
600.000 hombres en edad militar, ¿es posible imaginar que semejante
número de emigrantes (posiblemente un total de dos millones quinien-
tas mil personas incluidos mujeres y niños) hubieran podido sobrevivir
cuarenta años en el desierto? Aun aceptando que la península de Sinai
hubiera sido menos árida entonces de lo que es ahora (pues en aquella
época permitía la supervivencia de grandes y poderosas tribus como los
amalecitas, mencionados en Exodo 17:8), hubiera sido desde todo pun-
to de vista imposible que semejante hueste con sus hatos y rebaños de
animales pudieran haber vivido en ese desierto inculto.
En respuesta a esta objeción racionalista, digamos que todo el relato
de la emigración israelita concede con toda franqueza que era una
imposibilidad física, desde el punto de vista humano y natural. De mil
maneras hace hincapié- al igual que la posterior literatura hebrea, al
recontar la historia de Moisés (Salmo 78:24; Nehemfos 9:20, elcélero)-
en que el sostenimiento de esta inmensa multitud fue una obra milagro-
sa y sobrenatural de Dios. E.l alimento lo obtuvieron del maná (Exodo
16:35) y el agua de la grieta de una roca (Exodo 17:6), y en tal abundan-
cia que podía abastecer a toda esa hueste. Esto lo registra la Biblia como
un milagro en términos tan directos y claros como cualquier otro mila-
gro de la Escritura. Rechazar esto sobre bases racionalistas significa
imponer a la Biblia prejuicios filosóficos que nunca podrá aceptar a la
Escritura como Palabra de Dios.
Algunos han argumentado que demandarla un día entero el simple
hecho de formar a una multitud de dos millones y medio de personas
en filas , y no hubieran podido avanzar ni siquiera un par de kilómetros
antes que los alcanzara la noche. De ahí que no hubieran podido efec-
tuar los viajes que les atribuyen Números 33 y otros pasajes. Pero el
tiempo que se requiere para formar filas e iniciar la marcha depende
íntegramente del ancho de las columnas. No es preciso suponer que
tenían que reducirse al ancho de una carretera, por ejemplo, puesto que
avanzaban en territorio prácticamente deshabitado. Las cuatro di-
visiones principales de alrededor de 500.000 personas cada una (cf.
Números 10:14-20) pudieran haber formado filas simultáneamente y
estar listos para partir en un lapso no mayor de cuatro horas (desde las
6 a las 10 de la mañana, por ejemplo) y en otras cuatro horas haber
avanzado 16 ki lómetros antes de acampar (que, a su vez, les pudo
demandar también cuatro horas, entre las 2 y las 6 de la tarde).
También se ha objetado la credibilidad del relato de Números 3:43,
sobre el número de primogénitos en el sentido de ser demasiado bajo
para una población masculina de más de 600.000. Tuvo que haber
habido más de 22.273 primogénitos en semejante número de personas,
a menos que en cada familia se hubieran llegado a contar cuarenta o
LEVITICO Y N UMEROS 275
más varones como tales. Pero este argumento, como lo señala Oelitzsch
(Pentateuch, 3:9-13) está fundamentado sobre la falsa presunción de
que la ley (Números 3:46-47) que :requería la santificación de los pri-
mogénitos varones tenía efecto retroactivo. Nada en el contexto sugiere
que estén involucrados más de los que nacieron entre el momento del
éxodo propiamente dicho y este ep isodio (13 meses después) cuando
tuvo lugar el censo. Sobre la base de 603.550 varones, el número pro-
bable de varones entre 20 y 30 años de edad seria de alrededor de
190.000 más o menos. Esto significaría un promedio de nuevos matri-
monios por año de alrededor de 19.000. De este número de enlaces,
muchos de los cuales permitirían dos períodos de gestación en 18
meses, una cifra en exceso de 22.000 nacimientos de varones, difícil-
mente pueda considerarse excesiva.
Otros han objetado que el abastecimiento de codornices al pueblo
de Israel, según Números 11 :31, es. totalmente increíble. Una cantidad
de codornices apiladas en semenjante extensión hasta una altura de un
metro, significaría alrededor de tres toneladas de codornices para cada
israelita por comida. Pero todo esto es el resultado de una errónea
interpretación de lo que die texto hebreo. No dice que los cuerpos de
las codornices formaban una pila de cuerpos de dos cúbicos de profun-
didad; sólo indica un metro de altura; dice simplemente que las codorni-
ces fueron arrojadas hacia abajo por un poderoso vie nto hasta una
altura de un metro sobre la superficie de la tierra, donde fácilmente las
podían alcanzar los hambrientos israelitas. (La preposición 'o/ antes de
la frase "la faz de la tierra" puede traducirse tanto "por encima de" como
"sobre" en un contexto que entrafla un movimiento horizontal.)
Hay varios otros planteas de este tipo (p. ej., ISBE. 4:2168-9) pero
ninguno de ellos resiste con más exito el análisis que los que.acabamos
de señalar.• Muchos otros ataques críticos al libro dependen ínte-
gramente de la aceptación de las presuposiciones de Wellhausen para
su fuerza lógica. Solamente recurriendo a técnicas de disección, en que
predomina la petición de principio, por ejemplo, es posible descubrir
algunas inconsecuencias en el relato de la rebelión de Coré, Datán y
Abiram en Números 16. (A Coré lo asignan a P, y a Datán y Abiram
a J-E.J
Finalmente digamos unas palabras sobre una "prueba textual"
muchas veces citada y utilizada por los críticos documentales para
rechazar la paternidad literaria de Moisés. Argumentan que Moisés
nunca pudo haber escrito Núme·ros 12:3 con respecto a sí mismo
("Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la
tierra"). Si Moisés realmente fue tan humilde, ¿cómo pudo escribir un
277
278 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TEST,\MENTO
nación, como un todo. Pero gran parte de este resumen está expresado
en términos homiléticos o en sermones. En otras palabras, Moisés no
solamente explica el contenido de las leyes de Dios, sino que procu ra
por todos los medios imprimirlos en las conciencias de su pueblo, y
urgirlos a que tomen con absoluta seriedad el llamado de Dios a una
vida santa. Ciertos hincapiés característicos o pensamientos directrices
dominan los diversos discursos. En tre ellos se cuentan los siguientes.
1. Se pone de relieve la espiritualidad de Dios (4:12, 15, 16) como
as.f también su unicidad y unidad (4:35, 39; 6:4; 7:9; 10:17).
2. La relación de Dios hacia su pueblo, bajo el pacto, es de amor
más que de legalismo (4:37; 7:13; 33:3).
3. El requerimiento básico para el creyente es el amor a Dios, y este
amor ha de ser el principio dinámico de su vida (6:5; 7:8; 10:12, 15;
11:1, 13, 22; 13:3; 19:9; 30:6, 16, 20).
4. La idolatría constituye el mayor peligro para Israel, y debe ser
resistida y suprimida con inflexible severidad (6:14, 15; 7:4; 8:19, 20;
11:16, 17, 20; 13:2-12; 30:17, 18).
5. Debido a su estrecha relación con el Santo, los israelitas deben
vivir como un pueblo santo (7:6; 26:19; 28:9). Esta santidad supone la
abstinencia de alimentos inmundos, lo cual se logra reduciendo los
cultos de sacrificio a un escogido santuario central; se expresa con
amor al prójimo y caridad a los pobres y desheredados (viudas, huérfa-
nos, levitas y extranjeros).
6. La fidelidad hacia el pacto ha de ser recompensada con benefi-
cios materiales; la infracción y el cllesprecio hacia las normas del pacto
se·ran castigados con un desastre material, pérdidas y finalmente· el
exilio (capítulos 28-30).
7. La admonición característica es: "¡Acuérdate, no olvides que!"
Más que dedicarse a alguna búsqueda de "nuevas verdades" para reem-
plazar a las antiguas, Israel debe retener y obedecer la verdad revelada
que una vez por todas recibió de la absoluta e inalterable Fuente de
verdad.
LA PATERNIDAD l.lTERARIA MOSAICA DEL DEUTERONOMIO
t. R. K. Harrison señala que la orden para edificar un altar en el monle Ebal. en el norte
de Israel. (Deuteronomio 27:1-8) excluye la fecha en el reínado de Josfas. o en realidad. en
cualquier periodo de Judá después del año 931 a. de J.C. (IOT. pág. 221 ).
2. Kline, Treaty of the Great King (Tratad o del Gran Rey) (Grand Rapíds: Eerdmans.
1963). pág. 28.
3. Mendenhall, "Covonant Forms in lsraeHte Tradilion" (Formas coniractuales en la
tradición israelita). en Biblicol Archaeologist (El arqueólogo bíblico). 17:3. (mayo de
1954):50-76.
282 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO T ESTAMENTO
Jordán", en tanto que en la Reino-VoJero dice: "a este lado del Jordán";
en los demás casos en que se repite es siempre "al otro lado de" o " más
allá de"). Insisten los comentaristas en que, si esta obra hubiera sido
realmente compuesta en Moab, la expresión "al otro lado del Jordán"
('éber hoyyordén) no podría significar otra cosa que Canaán pro-
piamente dicho. El hecho de que sin duda alguna se refiere a la región
oriental de Galaad, Rubén y Gad p,robaria que el autor tiene que haber
vivido en Judá o en Israel. Pero de ninguna manera es la única inferen-
cia posible. En realidad de verdad, 'eber hoyyorden ocasionalmente se
refiere también a la región situada al oeste del Jordán, por lo menos en
tres pasajes (3:20, 25; 11:30).• Esto indicarla que el autor vivía en el este,
q1Ue serla el caso de Moisés, en las llanuras de Moab. ¿Cómo reconciliar
estas variantes de la frase? Simplemente tomando a 'éber hoyyordén
como nombre propio, como Tronsjordonio, nombre adicionado a la
tierra en los días patriarcales o antes aún por la población palestina, y
adoptado hasta por los habitantes de la región transjordana pro-
piamente dicha. Observemos que durante el mandato británico sobre
este territorio (luego de la Primera Guerra Mundial), la región era co-
nocida como "Transjordania" aun por los que vivían allí, si bien
"Transjordania" significa "del otro lado del Jordán." En los días del
Nuevo Testamento, por lo menos la parte más baja de esta región, era
conocida como "Perea" (El territorio del otro lado) aun por sus propios
habitantes. Es razonable suponer que el término 'éber hoyyorden llegó
a ser la designación normal para el territorio situado al este de Jericó,
prescindiendo del sitio en que se hallara el orador. Sin embargo, en los
tres casos dond e la frase se refiere al territorio de Canaán, al oeste del
Jordán, hemos de entenderla en sentido literal y obvio y no como un
nombre geográfico.
Por lo que entendemos no hay ninguna expresión en el texto del
Deuteronomio que no sea perfectamente reconciliable y compatible con
la paternidad literaria de Moisés. Solamente el capítulo 34 es incues-
tionablemente postrnosaico, puesto que contiene un breve informe
sobre la muerte de Moisés. Pero esto no hace peligrar en lo más mfnEmo
la autenticidad mosaica de los otros treinta y tres capítulos, pues el
último no menciona otra cosa que la típica nota necrológica que fre-
cuentemente se agrega a final de las obras de grandes hombres de letras.
A menudo la obra final de un autor (siempre que haya estado escri-
biendo hasta el momento de su muerte) se publica post mortem. Y
puesto que se dice de Josué que fue un fiel y celoso custodio de la Tora,
6. Cf. A. S. Yahuda, Longuoge of the Pentoteuch. [Lenguaje del Pentateuco). pág. 66.
0.EUTERONOMlO 287
los amonitas, los filisteos y diversos pueblos que tenían poca o ninguna
relación étnica con los originales habitantes de Canaán. Además, el
confiado tono del autor del Deuteronomio, que mira entusiastamente
hacia adelante, a la irresistible conquista de todo el territorio, desde
Dan hasta Beerseba_, no puede reconciliarse con las desalentadoras y
limitadas circunstancias que enfrentaba la insignificante provincia per-
sa de Judea, luego del retorno de Babilonia. En el Deuteronomio descu-
brimos una actitud de encendido optimismo que halla expresión en la
serie de bendiciones, apropiadas a un pueblo del Señor que está a
punto de asentar en una nueva tierra, sin oposición frente a ellos. Es un
territorio que ha sido bien cultivado, que produce toda suerte de frutos
y capaz de mantener a quienes lo habitan de manera en extremo genero-
sa. Imposible reconciliar esto con un territorio desgarrado y devastado,
deshabitado, carente de fortificaciones, sin viñas ni huertas, que encon-
traron los inmigrantes a su regreso de Babilonia. Nuevamente aquí,
entonces, la prueba de la evidencia interna señala, sin posibilidad de
error, a la época de la conquista, alrededor del año 1400 a. deJ.C., y no a
ninguna otra fecha sugerida por la crítica moderna.
Antes de despedirnos del Deuteronomio, nos vemos obligados a
hacer un comentario final respecto a la extraordinaria predicción que
figura en el capítulo 28, y que comienza en el versículo 49. Los
documentalistas lo han interpretado como la invasión de los opresores
asirios y caldeos, y por ello insisten en que al menos ese pasaje no pudo
haber sido compuesto hasta la época de Josfas o del exilio. Pero un
minucioso y detallado examen revela cuan inadecuada es esta explica-
ción, aun desde un punto de vista racionalista. Resulta claro, a la luz de
la historia subsiguiente, que sólo las invasiones romanas de los años 70
y 135 después de Cristo, satisfacen los términos de esta profecía. Con-
sideremos los siguientes factores: (1) Los invasores habrían de venir
"del extremo de la tierra" (versículo 49), lo cual se ajusta mucho más a
Roma que a Babilonia. (2) Su idioma sería totalmente desconocido para
los hebreos, lo cual sería mucho más cierto con respecto al latín que al
babilonio, lengua emparentada con la semita (Versículo 49). (3) Los
judíos serían esparcidos por todos los pueblos "desde un extremo de la
tierra hasta el otro extremo" (Versículo 64), cosa que no ocurrió de
ninguna manera con la conquista caldea. (4) No hay una sola
sugerencia en el sentido de que se produciría el retorno de un remanen-
te a Palestina, como ocurrió pocas décadas después de la muerte de
Nabucodooosor. (5) Los judíos cautivos serían llevados a Egipto por
barco en gran número, e inundarían el mercado de esclavos; cosa que
no ocurrió con la conquista caldea, pero que se cumplió literalmente
después de la caída de Jerusalén en manos de las legiones de Tito en el
año 70 d. de J.C. (Josefo afirma que a la caída de Jerusalén fueron
capturados 97.000 prisioneros que fueron a parar a las minas de
290 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
Con toda propiedad, este libro toma el nombre del personaje principal,
Josué, que domina la escena de comienzo a fin. Su nombre, en la forma
hebrea más larga aparece como Y•hóshü•; en la Septuaginta Yésús o
"Jesús." El relato registra la historia de Israel desde el paso del ejército
de Josué a través del río Jordán, hasta el retiro de Josué y el discurso
final de despedida. El tema del liibro trata del irresistible poder del
pueblo de Dios en superar al mundo y tomar posesión de su herencia
prometida, siempre y cuando mantuvieran una perfecta confianza en la
potencia de Dios y no permitieran que ningún pecado de desobediencia
destruyera su relación de pacto con El.
BOSQUEJO GENERAL DE JOSUE
l. Conquista del territorio, 1:1-12:24
A. La comisión divina de Josué, 1:1-9
B. Preparativos para cruzar el Jordán; Rahab rescata a los espías,
1:10- 2:24
C. El cruce del río Jordán, 3:1-4:24
D. La circuncisión en Gilgal, 5:1-15
E. Captura de Jeric6 y forma de asegurarse la victoria, 6:1-27
F. Fracaso en Hai; apartamiento del pecado; el triunfo final.
7:1-8:29
G. El altar en el monte Ebal.: la solemne lectura de la ley, 8:30-35
H. La alianza con los astutos gabaonitas (primer enredo con el
mundo), 9:1-27
l. Conquista del sur de Canaán; la batalla de Gabaón, 10:1-43
J. Conquista del norte de Canaán, 11:1-15
K. Resumen de las campañas de Josué, 11:6- 12:24
II. División del territorio, 13:1- 22:34
A. Instrucciones de Josué respecto a la división, 13:1•7
B. Asignación a las tribus orientales, 13:8-33
C. Asignación a las tribus occidentales, 14:1-19:51
291
292 R ESEÑA CRITICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
3. !bid. 12:2:160-84
Josut, JUECES y RUT 297
Dos de los Cortos de EI-Amarna. Estas cortos (qu e suman casi 300)
son pedidos de ayudo de los príncipes palestinos a los reyes de
Egipto (al.rededor de los años 1400-1350 o. de J.C.) y pueden reflejar
los condiciones de Palestino en la época de la conquisto.
(Cortesía del Museo Brilónico.J
En este punto, debe decirse algo sobre las seis conocidas repeti-
ciones del nombre 'apiru (o 'eperu, según J. A. Wilson) en los registros
del imperio egipcio entre los años 1300 y 1150 a. de J.C. En tres oca-
siones figura 'apiru con referencia a obreros inexpertos o no especiali-
zados de las canteras; una vez indica que son propiedad del templo (en
notable ni tan universalmente discutido como el del dia que fue prolon-
gado 24 horas durante la lucha librada en la bataJla de Gabaón Uosué
10:12-14). Se ha objetado que si verdaderamente la tierra hubiera de-
jado de rotar durante 24 horas, se luubiera provocado una inconcebilble
catástrofe sobre todo el planeta y lo que está en la superficie terrestre.
Al par que quienes creen en la omnipotencia de Dios dificilmente
aceptarian que Jehová no hubiera podido prevenir semejante catástrofe
y sujetar las leyes físicas que la hubieran provocado, no parece ser
absolutamente necesario sostener (en base al propio texto hebreo) que
el planeta cesó súbitamente de rotar sobre su eje. El versiculo 13 afirma
que el sol "no se apresuró a ponerse casi un dla entero." La expresión
"no se apresuró" parece indicar un retardo en el movimiento de tal
manera que la rotación empleara 48 horas y no 24. En apoyo de esta
interpretación, las investigaciones han permitido descubrir relatos de
un día prolongado en fuentes egipcias, chinas e hindúes.' Harry Rim-
m,er nos dice que algunos astrónomos han llegado a la conclusión de
que falta un dia completo en nuestros cálculos astronómicos. Rimmer
afirma que el profesor Pickering, del Observatorio de Harvard, estable-
ció que ese dia que faltaba coincidia con la época de Josúe;' a la misma
conclusión arriba el doctor Totten de Yale (cf. Ramm, CVSS, pág. 159).
Sin embargo, Ramm nos informa que le ha resultado imposible hallar
algún documento que apoye este informe.
Se ha deducido otra posibilidad, a partir de una interpretación
ligeramente distinta de la palabra dóm, que la VRV traduce "detente".
Por lo general, este verbo significa permanecer en silencio, o cesar, o de
dejar de. El doctor E. W. Maunders, de Greenwich, y Robert Dick Wil-
son, de Princeton, interpretaron, por lo tanto, que la oración de Josué
fue una petición para que el sol dejara de enviar su rayos y las tropas
que luchaban pudieran arreciar la batalla en condiciones más favo-
rables. La granizada tremendamen te destructiva que acompañó a la
batalla le concede cierta credibilidad a este punto de vista que ha sido
defendido por hombres de indiscutible ortodoxia. Sin embargo, tene-
mos que admitir que el versiculo 13 parece favorecer la prolongación
del día: "Y el sol se paró en medio (o en un punto medio) del cielo, y no
se apresuró a ponerse casi un dia entero."
El BiblicaJ Commenlary on the Old Teslamenl (Comentario bíblico
sobre el Antiguo Testamento) de Keil y Delitzsch, sugiere que hubiera
ocurrido una prolongación milagrosa del día, si a Josué y a todo Israel
les pareció que se había prolon.gado milagrosamente, por cuanto
pudieron ejecutar durante ese lapso el trabajo de dos días. Les hubiera
7. Cf. Sir Charles Marston, The Bible is True (La Biblia es verídica) (London: Eyre &
Spottiswoode, 1936).
8. Rimmer, The Harmony of Science and Scripture (Armenia entre la ciencia y la Escri-
tura) . tercera edición, (Gran Rapids: Eerdmans. 1937).
302 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL AN1'1CUO T ES1'AMEN'to
FECHA DE COMP0SICJ0N
PROBLEMAS DE CRONOLOCIA
Si se suman todos los años que sirvieron los diversos jueces, y a ese
resultado se agregan los periodos de opresión, forman un gran total de
410 años. Pero el largo período de 480 años, que da 1 Reyes 6:1, no
permite más de 292 años entre la judicatura de Otoniel y la de Ell. Por
lo tanto, hemos de entender que muchas de estas carreras de servicio se
superponían o hasta eran contemporáneas. La afirmación de Jueces
10:7: "Jehová ... los entregó en mano de los filisteos, y en mano de los
hijos de Amón": indica claramente que Sansón y Jefté tuvieron que
haber sido contemporáneos, ya que la opresión de los amonitas y la de
los filisteos ocurrió aproximadamente al mismo tiempo. J. B. Payne ha
calculado una cronología básica para los seis jueces más importantes y
que van desde Otoniel, en el año 1381 a. de J.C. hasta Samuel, cuya
carrera terminó en el año 1050 a. de J.C. 11 La validez de este método de
calcular se ve confirmada por el comentario de Jueces 11 :26 donde Jefté
estima que el ínterin entre la ocupación israelita de Hesbón y la fecha
de la guerra amonita fue de 300 años. Esto permitiría una ocupación de
la Transjordania entre los años 1400 y 1100 a. de J.C. Debemos señalar
el hecho de que el libro de Jueces, propiamente dicho, no fija una fecha
para todo el período de los jueces: por ello no hay razón alguna por
la cual varios períodos de judicatura no hubieran podido ser
contemporáneos.
10. Cf. Raven. OTI. pág. 158, para una lista de expresiones peculiares de Jueces y que
caracterlsticamente se repiten en este libro.
11. Payne, OHH, pág. 79.
)OSUÉ. )UECES Y R u T 307
datos aportados por estas cartas indica que la conquista hebrea, des-
pués de los éxitos iniciales resultantes de un esfuerzo combinado, dis-
minuyó notoriamente el avance. A numerosas ciudades-estados que
fu eron derrotadas por Josué, se les permitió reocupar sus respectivas
capitales y bregar por su supervivencia. Laquis, por ejemplo, fue clara-
mente derrotada por Josué entre los años 1400 y 1390 a. de J.C. (cf.
Josué 10:32), pero Tell el-Hesi (la probable localidad de Laquis) no
parece haber sido totalmente destruida por fuego hasta aproxima-
damente el año 1230 a. de J.C. (Las excavaciones arqueológicas han
permitido descubrir tiestos escritos en egipcio hierático que registran
entregas de trigo hasta el "año 4" de un cierto faraón que, sobre la base
de series cerámicas podrla ser el faraón Mernepta, según la opinión de
Albright y otros eruditos.) Restos correspondientes a la Edad de Bronce
Posterior, hallados en Tell Beit Mirsim (que hasta hace poco era identi-
ficado con Debri) indican que no fue destruida hasta aproximadamente
el año 1200 a. de J.C. Los arqueólogos datan la caída de Megido (ver
Josué 12:21) entre los años 1150 y 1050 a. de J.C. Por supuesto que no
fue necesario que los conquistadores israelitas destruyeran totalmente
las ciudades que inicialmente tomaron por asalto, pero con el correr de
los años, al crecer la población hebrea, pudieron ejercer un control más
efectivo sobre el territorio que el Señor les entregó.
Otro hecho importante de este periodo fue la perpetuación de la
autoridad egipcia al menos hasta el siglo Xll a. de J.C. Ya señalamos que
n1 Josué ni Jueces mencionan el mantenimiento del poder egipcio a lo
la:rgo de las principales rutas comerciales en Palestina. Como ya lo
dijimos anteriormente, este silencio no puede ser explicado satisfacto-
riamente por la teoría del éxodo tardío, pues en el texto hebreo no se
menciona para nada la exitosa acción de Mernepta en el año 1229 a. de
J.C., ni la persistencia del poderlo egipcio en centros claves como Megi-
do y Bet-Seañ, sitios donde se desc ubrieron inscripciones con el nom-
bre de Ramsés lil (1 198-1167 a. de J.C.) John Garstang comprobó un
claro sincronismo entre los diversos períodos de "reposo", menciona-
dos en Jueces y un estado de efectivo control egipcio en Palestina. La
vigilancia de las principales vías comerciales por parte de tropas egip-
cias inhibiría naturalmente la agresividad de las naciones cananeas sin
que necesariamente se viera afectada en forma drástica la vida de los
propios israelitas, que en gran número permanecieron en los zonas
montañosas (cf. Jueces 1:19) en las primeras fases de su ocupación.
Consecuentemente no hubiera habido ocasión de mencionar a los egip-
cios por sus nombres, y bien hubiera podido ocurrir que simplemente
se resistieron a mencionarlos.
En cuanto a los filisteos, mucho se ha discutido respecto a la fecha
de su asentamiento en la costa suroccidental de Palestina. Debido a una
inscripción de Rarnsés III hallada en Medinet Habu que registra una
308 RESEÑA CRJT1CA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
victoria naval sobre los filisteos alrededor del año 1195 a. de J.C.,
muchos críticos supusieron que fue su derrota a manos de los egipcios
la que primeramente los impulsó a radicarse en la costa palestina. De
ahí concluyen que toda mención a los filisteos con anterioridad al año
1195 a. de J.C. es necesariamente anacrónica ya sea en Génesis 21, Josué
13 o Jueces 3. Según esta interpretación, ni Abraham, ni Isaac pudieron
haber hallado filisteos en Gerar como lo relata el Génesis (cf. Génesis
21:32, 34; 26:1, 8, 14, 15, 18). Pero el hecho de que los merodeadores
filisteos fueron rechazados por Ramsés III hacia el litoral palestino, no
constituye prueba alguna de que no habitaron allí filisteos antes de ese
tiempo. Las referencias bíblicas demuestran que eran un pueblo hete-
rogéneo compuesto por diversos grupos entre los que se contaban los
caftoreos, los quefteos, los cereteos y los peleteos. Las probabilidades se
inclinan en favor de que varios de estos grupos emigraron en olas
sucesivas desde la isla de Creta. Ya en el período minoico los habi-
tantes de Creta eran activos mercaderes antes de la época de Abraham.
Como tales se hubieran sentido estimulados a establecer centros
comerciales en la costa palestina.
RuT
Este libro lleva como título el nombre del personaje principal, cuya
biografía relata. Es incierta la etimología de este nombre; algunos han
sugerido una modificación moabita del hebreo r•·a1. amistad. El propó-
sito del libro es relatar un episodio en la ascendencia del rey David, que
narra la introducción de sangre no israelita en su linaje. También en-
seña el largo alcance de la gracia de Dios que está dispuesta a aceptar
aun a los gentiles convertidos en la comunión de su pueblo redimido.
Tal vez su mayor importancia radica en el hecho de poner en evidencia
la función del góe/, es decir del pariente redentor o rescatador.
FECHA DE COMPOSICION
12. Cf. Keil y Oelitzsch, /oshuo, /udges, Ruth (/osué, Jueces, Rut} (Grand Raplds:
Eerdmans, 1950), págs. 388-95.
310 RESEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN ,\L ANTICUO TESTAMENTO
13. Albright, en Old Tesloment Comme ntory (Comentario sobre el Antiguo Testamento).
pág. 1 47.
14. Cf. la inscripción Zakir mencionada en el capítu lo 10, pág. 151.
JosuÉ. JUECES y R UT 311
312
1 Y 2 SAMUEl.. 1 Y 2 REYES 313
vino a ser de los reyes de Judá hasta hoy". Si bien no figura una nota
necrológica sobre David, las últimas palabras parecieran implicar un
conocimiento de su muerte. Faltan datos precisos en cuanto a la fecha
de su compos:ición, y ninguno de los eruditos tan conservadores como
Steinmueller, Young o Moeller pueden fijarla con más aproximación
que entre los años 930 y 722 antes de Cristo.
Los críticos racionalistas, al analizar el libro sostienen que está
compuesto de dos documentos {Pfeiffer) o posiblemente de tres (Eiss-
feldt, que descubre L, J y E). Sostienen que algunas de sus porciones
pertenecen a Salomón, y otras partes le fueron añadidas hasta el afio
550 a. de J.C. por un redactor de la "escuela del Deuteronomio". Es
digno de mención el hecho de que hay tantas evidencias de una fecha
temprana, en algunas secciones de Somuel, que hasta un crítico di-
visionista como lo es R. H. Pfeiffer, pudo asignar la parte más antigua
del libro a un autor del siglo X a. de J.C., tal como Ahimaas el
sacerdote.' Pero a otras porciones les asignan fecha tan tardía como el
tiempo del exilio, debido a que se hace referencia a los levitas en 1
Somuel 6 y 7.• Se aplica la misma técnica general de análisis que la que
se utiliza par8J la crítica al Pentateuco, con el propósito de aislar relatos
paralelos y dobles que demuestran tales "inconsecuencias" entre si
como para indicar diversas paternidades literarias en distintos
períodos de la historia de Israel. Por ejemplo, sostienen que hay dos
actitudes diametralmente opuestas respecto al establecimiento de una
monarquía en Israel: la de 1 Somuel 7 y 8 (que entrafta una condena-
ción divina por la falta de fe del pueblo al solicitar un rey) y la del
capitulo 9 (especialmente el versículo 16) con sus magníficas promesas
de bendición para el rey a quien habrá de ungir Samuel.
Lo que estos críticos no logran ver es que la condenación por la
posición antiteocrática adoptada por la nación. no anula la bendición
de Dios sobre el instrumento humano que ha escogido para dirigir a su
pueblo bajo la nueva forma de gobierno que equivocadamente ha
preferido.• A lo largo de la historia hebrea hallamos numerosos ejem-
plos de este tipo de respuesta divina ante los errores humanos. Por
ejemplo, a pesar de los crímenes perpetrados por David para adquirir a
Betsabé como esposa, Dios magnánimemente escogió a su segundo hijo,
Salomón, como sucesor de su padre, el más glorioso de sus descen-
dientes. La artificialidad de la estratificación de la alta c ritica se pone
siglo XII (cJ. jueces 12:13-15); de ahí que su nombre aparezca como
B-D-N en lugar de '-B-D-N y sea vocalizado por los masoretas como
"Bedán" (según figura en la VRV, revisión de 1909, pues en la revisión
de 1960 figura como Barac; nota del traductor).
último versículo, resulta obvio que un error del copista vició la trans-
misión del texto original. Afortunadamente 1 Crónicos 20:5 nos ayuda
a descubrir cómo se produjo el error. En 1 Crónicos dice así el versícu-
lo: "Y Elhanán, hijo de Jai.r, mató a Lahmi, hermano de Goliat geteo." El
copista de 2 SomueJ 21:19 confundió aparentemente el signo del objeto
directo ('I) con la palabra beyl (probablemente porque el manuscrito
estaba manchado o desgastado antes de la I final), y de esa manera
cambió Lal¡mi por "el belemita" (hebreo: B-l-h-1-1)-m-y); luego, por una
razón similar, confundió la palabra hermano ('I)) con el signo del objeto
directo ('-1), que significa que fue Goliat el que murió y no su hermano.
En el siglo V a. de J.C. la letra hebrea h()I (1)) se parecía notoriamente a la
letra low (1) y además se habla empequeñecido la letra yod. Como
evidencia adicional de que fue mal copiado el versículo de 2 Somuel 21
tenemos la intromisión del nombre oregim después de joore. Como lo
deja traslucir 1 Crónicos 20, esta palabra 'ór•gim, que significa teje-
dores, solo podla figurar después de "rodillo". Este error de transmi-
sión tuvo que haberse producido cuando la letra /)et ya se semejaba a
taw, pero antes de haberse traducido la Sepluoginlo, es decir entre los
siglos V y lll a. de J.C.
Entre otros hechos paralelos, supuestamente inconsistentes, se in-
cluyen las dos ocasiones en que David tuvo a Saúl en sus manos y pudo
haberlo matado mientras dormía. (Pero en las peculiares condiciones
dadas por la guerra de guerrillas en terreno montañoso, cabe dentro de
lo posible que se hubiera producido dos veces). Por otra parte, en los
repetidos episodios de reconciliación y alienación ocurridos entre Saúl
y David, los períodos temporales de amistad eran seguidos por arran-
ques de odio asesino, Y, sin embargo, habría que reconocer que en vista
de la demencia de Saúl y su progresivo deterioro por la corrosiva in-
fluencia de una obsesiva envidia y de un profundo sentido de insegu-
ridad, este orden de acontecimientos se ajusta a la realidad de la vida.
Ni aquf, ni en ninguno de los ejemplos menos significativos que los
criticos racionalistas sacan a luz, podrá encontrarse un solo caso de
auténtica discrepancia.
1 Y 2 R EYES
dadas en los libros de Reyes para los reinados y reyes del Norte y del
Sur. Particularmente en el caso de los reyes judíos, al sumar todos los
años de reinado, acusaban un total considerablemente mayor que el
lapso que transcurrió entre la muerte de Salomón y la caída de Jeru-
salén. Sin embargo, las investigaciones posteriores demostraron el
hecho de que en muchos casos el príncipe heredero o el inmediato
pretendiente al trono era formalmente coronado y comenzaba oficial-
mente a reinar en vida de su padre. En el caso de Uzias, para tomar un
ejemplo extremo, parece haber sido coronado como rey secundario en
el año 790 a. de J.C., cuando su padre Amasias apenas habla reinado
seis años. A la muerte de Amasias ascendió como rey único, en el año
767 a. de. J.C. En el año 751 a. de J.C. enfermó de lepra y tuvo que
abandonar todas sus responsabilidades gubernamentales, durante gran
parte de su reinado. En ese mismo año 751 a. de J.C. fue coronado su
hijo Jotam y reinó hasta el año 736 a. de J.C.; pero al parecer, de acuerdo
con 2 Reyes 15:30, no murió hasta el 732 ó 737 a. de J.C. En el año 743 a.
de J.C., su hijo Acaz fue coronado como corregente y reinó basta el año
728 (cuando al parecer fue depuesto, si bien no murió hasta el año 725).
De esa manera, entre los años 743 y 739 a. de J.C .. Judá fue gobernado
por no menos de tres reyes simultáneamente: Uzias, Jotam y Acaz.
Gran parte de las dificultades planteadas por problemas de cronolo-
gia en este período se deben a la afirmación que figura en 2 Reyes 18:13,
según la cual la invasión de Senaquerib (en el año 701 a. de J.C.) se
produjo en el decimocuarto año del reinado del rey Ezequfas. De ello
Edwin Thiele dedujo que Ezequfas comenzó a reinar en al año 715, a
pesar de que todas las otras referencias en 2 Reyes indican o implican
que comenzó su cogobierno con Acaz en el año 728 (2 Reyes 15:30;
16:1-2; 17:1 ; y aun 18:1, 9). A regañadientes Thiele arriba a la siguiente
conclusión, respecto al autor hebreo: "Fue un hombre profundamente
preocupado por la verdad, pero que no entendía toda la verdad."• En
apoyo de esa conclusión, procura demostrar que la "Gran Pascua" tuvo
que haberse celebrado después de la caída de Samaria y no antes (si
bien 2 Crónicas 30- 31 implica que ello ocurrió alrededor de la misma
fecha de las reformas religiosas que impuso en Judá, al comienzo
de su reinado).
Tal como tenemos ahora el texto hebreo, hay una clara discrepancia
entre 2 Reyes 18:13 y todos los otros pasajes citados anteriormente.
Pero si enmendamos la expresión "a los catorce años", y colocamos "a
los veinticuatro años"•, ello indicarla el año 725 a. de J.C. como el
8. Thiele. Mysterious Numbers of the Hebrew Kings [Números misteriosos de los reyes
hebreos), segunda edición [Grao Rapids: Eerdmans. 1965), pág. 140.
9. E. J. Young, Book of lsoíoh (Libro de /solos), New lnternotionol Commentory on the
Old Testoment (Nuevo comentario internacional del Antiguo Testamento). Grand
Rapids: Eerdmans, 1969). págs. 540-542.
1 v 2 SAMUEL. 1 Y 2 REYES 323
nocido hasta hace poco. explica en alguna medida por qué Joacim se
rebeló contra Babilonia en el último año de su reinado). Jerusalén capi-
tuló ante Nabucodonosor la primera vez el 15 ó 16 de marzo del año
597 a. de J.C. Ese mismo mes Sedequías fue designado rey. Por último,
Jerusalén cayó en julio del año 587, durante la tercera invasión de
Nabucodonosor.
Estas tablillas aclaran una discrepancia entre 2 Reyes 24 :12, que
dice que la captura de Jerusalén que se produjo en el año 597 a. de J.C.
ocurrió el octavo año de Nabucodonosor, y Jeremías 52:28 que afirma
que ese hecho ocurrió en el año séptimo. Está claro que en la batalla de
Carqucmis, Nabucodonosor tenía el mando total de las tropas caldeas y
bien pudo haber sido considerado en el Oeste, como el rey de facto; de
ahí que el historiador judío de 2 Reyes consideró el año 605 ó 604 a. de
J.C. como su primer año de reinado. Pero en Babilonia, que no utiliza-
ban el sistema del año de ascensión, su reinado no comenzó oficial-
mente hasta el año 604 ó 603 a. de J.C. Al parecer Jeremías se ajustó al
sistema de computación oficial de Babilonia.
Un problema espinoso es el planteado respecto a la fecha de la
invasión de Senaquerib a Palestina y al sitio de Jerusalén, según lo
registra Isaías 36-37 y 2 Reyes 18-19. Los monumentos que recuerdan a
Senaquerib nos informan que esa invasión ocurrió en el año 701 a. de
J.C, y habitualmente se ha aceptado que coincidió con la época de la
gran crisis, según la narración del relato hebreo. Pero la publicación de
la Estela IV de Kawa por M.F.L. Macadam, le permite interpretar que
Tiraca no pudo haber tenido más de nueve años de edad en el año 701
a. de J.C, y por ello difícilmente hubiera podido comandar los ejércitos
egipcios que infructuosamente procuraron derrotar a Senaquerib y
levantar el sitio de Jerusalén. Basados en esta interpretación, muchos
eruditos (incluso Albright) elaboraron la teoría de que la acción con
Tiraca supuso una segunda invasión de Senaquerib contra Judá, no
registrada en los anales asirios que se conocen, pero que ocurrió en
algún momento de la década 680-670 a. de J.C."
Pero todas estas especulaciones han perdido vigencia e importancia
a raíz de una posterior edición de la Estela IV de Kawa publicada por
Leclant y Yoyette en el año 1952. Este segundo examen del texto egip-
cio demostró que Macadam lo interpretó erróneamente; en realidad,
quien murió en el año 713 a. de J.C, como fecha más tardía pro-
bablemente en el 717 ó 716, fue Pianky, el padre de Tiraca. Ello signifi-
ca que Tiraca tenía más de nueve años de edad en el año 701 a. de J.C
Macadam supuso, equivocadamente, que hubo una corregencia de seis
años de Tiraca y su hermano mayor Shebitku; también se equivocó al
12. Para mayores detalles y documentación consultar Kítchen, AOOT, págs. 82-84.
CAPITULO 21
INTRODUCCIÓN A LOS PROFETAS
ABDIAS, JOEL Y JONAS
ll\'TRODUCCIÓN A LOS PROFETAS
327
328 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN Al, ANTICUO TESTAMENTO
AoofAs
FECHA DE COMPOSIClON
1. Ver el articulo de C. C. Torrey, "The Bilin¡¡ual Inscrlption from Sardis" ¡La inscripción
bilingüe de Sardis] en American Journal o; Semfüc Longuages (Revista Americana de
Idiomas Sernfticos), (octubre de 1917). Contiene el texto arameo de una inscripción
funeraria Lidio-Aramea, en el cual la ciudad de Sardis es mencionada dos veces y dele-
treada S-P-R-D. Torrey está persuadido [pág. 190) de que esta es la ciudad mencionada en
Ob 20. Lleva como fecha el décimo año de Artajerjes, pero es incierto si se refiere a
Artajerjes I, como cree Torrey (de ahí 454 a. de J.C.)., o a Artajerjes 11, como lo prefiere
Cook [y por lo tanto el año 394 a. de J.C.). No hay duda de que debe concederse que
S-P-R-D tiene que haberse referido a Sardis, por lo menos en cuanto al deletreo de la
palabra se refiere, Pero la posibilidad alternativa de Sefarad, en Media, provee ex-
actamente la misma posibilidad respecto de sus consonantes, y encaja mejor con los
hechos conocidos de la historia hebrea.
2. Debe notarse el hecho de que es favorecida por el New Bible Commenta,y ¡El nuevo
r.
comentario bíblico) por Lanchester en la Cambridge Bible (Biblia de Cambridge), cuyo
tratamiento en "Abdías y Jonás", págs. 11-20, es fácilmente comprensible y está escrito
con mente abierta, si bien divide a Abdías en dos fuentes.
IÑTRODUCCIÓN A LOS PROFETAS ABDÍAS, JGEL Y JO:'IIÁS 335
JOEL
El nombre Joel significa Jehová es Dios (Hebreo Yo'él). El tema de
este profeta fue una solemne advertencia del juicio divino al que sería
condenado Israel en el día de Jehová. Este día de juicio está simboliza-
do por una desvastadora plaga de langostas que inflige ruinosas pérdi-
das económicas a la nación. Pero a su vez esta plaga señala hacia una
época de final destrucción que habrán de soportar por igual todas las
huestes de la incredulidad.
FECHA DE COMPOSICION
los edomitas (cf. ]oel 3:4, 19). Esto apunta hacia un período cuando
Asiria y Babilon ia no significaban ninguna amenaza, pero Egipto y los
vecinos que rodeaban a Israel aún eran fuertes y agresivos. Aun en los
días de Joás era de temer el poder egipcio; en la época de Roboam, el rey
egipcio Sisac (identificado como Sesonq 1, 947-925 a. de J.C.) asoló el
reino y saqueó el templo de Jerusalén; y en el reinado de Asa se produjo
la temida invasión de Zera, el general enviado por Osorkón 1 (925-829
3. de J.C.), de la dinastía etiope (New Bible Dictionory -Nuevo dic-
cionario bíblico- pág. 1359). En los días de Joram, abuelo de Joás, y aun
en el tiempo de Josafat, los edomitas y filisteos incursionaron contra
Judá con tanto éxito que pudieron tomar por asalto la ciudad de Jeru-
salén (cf. 2 Reyes 8:20-22; 2 Crónicos 21:16-17). En n ingún momento
después del reinado de Joás el reino de Judá se vio enfrentado por este
particular y variado surtido de enemigos. Debemos agregar que en
ningún momento después del período caldeo pudo considerarse a los
egipcios como una potencia agresiva, puesto que a duras penas podía
mantener su propia independencia. Esto pareciera eliminar la posibi-
lidad de una fecha en los períodos persa o griego.
Entre los críticos no conservadores recientes, hay una tendencia a
fechar la profecía de Joel inmediatamente después de la muerte de
Josfas en el año 609 a. de J.C. Es lo que sostiene A. S. Kapelrud en JoeJ
Studies (Estudios sobre Joel), 1948, al afirmar que el autor fue contem-
poráneo de Jeremías y de Sofonías y que compuso el libro más o menos
tal cual lo tenemos hoy en día. Sin embargo, la mayoría de los críticos
se inclinan a considerar que JoeJ fue compuesto después del exilio, en
vista del conocimiento que tiene sobre la cautividad de Babilonia
(2:32- 3:1) , y especialmente porque menciona a los griegos (Yóvónim)
en 3:6. Parten de la base de que no podrían haberse mencionado los
griegos hasta después de la conquista de Alejandría en el año 330 a.
de J.C.
Pero aclaremos que en este contexto la mención a los griegos se hace
como un pueblo distante, y se echa en cara la enormidad del delito de
los mercaderes de esclavos fenicios que sin escrúpulo alguno vendían
los cautivos israelitas a regiones tan remotas como Grecia. Imposible
suponer que el pueblo helénico era desconocido a Israel en el periodo
an terior al exilio, puesto que las inscripciones asirias los mencionan en
épocas tan remotas como el siglo VIU a. de J.C.' Semejante referencia es
totalmente incompatible con una situación donde los griegos ya domi-
nan totalmente el imperio persa, pues en el periodo más tardío no
podrían ser considerados distantes y remotos de Palestina, tal cual lo
deja entrever claramente el texto. (En parte, por esta razón, Pfeiffer
prefiere fechar a ]oel alrededor del ano 350 a. de J.C., en los días de
JONÁS
FECHA DE COMPOSICION
ARGUMENTOS LlNGOlSTICOS
Los que abogan por una fecha posterior al exilio para el libro de
Jonás recurren habitualmente a un cierto número de supuestos arameis-
mos que figuran esparcidos en el texto.
1. En 1:5 figura la palabra s•pfnah, nave, como variante de un co-
nocido vocablo hebreo, '•niyyah, que también significa nave. S•pfnah
es común en arameo: figura solamente aquí en la Biblia hebrea. Sin
embargo, obviamente deriva de la raíz sopan, cubrir, que se repite a
menudo en el Antiguo Testamento, como asimismo en las inscrip-
ciones fenicias (si bien el verbo nunca aparece en el arameo sobrevi-
viente). Inferimos que esta expresión originalmente significaba
una nave cubierta o un barco equipado con una cubierta, y el arameo
puede haberlo tomado del cananeo.
2. En Jonás 1:6 figura el verbo 'dshat (en la raíz hithpael) con el
significado de recordar. En el idioma arameo este verbo aparece en
época tan antigua como la del Papiro Elefantino. Un sustantivo re-
lacionado 'éshet aparece en el Cantar de los Cantares 5:14 con el signi-
346 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
9, Se han informado numerosos casos, en épocas recientes, de hombres que han sobrevi-
vido al duro trance de ser tragados por una ballena. La Princelon Theologicol Beview
(Revista teológica de Princeton) de octubre de 1927, refiere dos incidentes, uno en el año
1758 y el otro en 1771, según los cuales un hombre fue tragado por una ballena y
vomitado poco tiempo después, con sólo lesiones leves. Otros casos son citados por R. K.
Harrison, en IOT, pág. 907.
Uno de los casos más notables lo refiere Francis Fox, Sixty-three Years o/ Engineering
(Sesenta y tres años de ingeniería!, (Londres: J. Murray, 1924], págs. 298-300, quien
informó que este incidente fue prolijamente investigado por dos científicos [uno de los
cuales fue M. de Parville, editor científico del Journol des Debuts (Publicación de de-
bates) en Par(s. En febrero de 1891, el barco ballenero Stor nf lha Ensi (Estrella del
Oriente], navegaba en las proximidades de las Islas Malvinas, y el vigía avistó una
enorme ballena a unos cinco kilómetros del barco. Se bajaron dos botes y al poco tiempo
uno de los arponeros pudo clavar su arpón en el enorme animal. Los tripulantes del
segundo bote también atacaron al animal, pero un coletazo de la ballena lo hundió, y los
marineros cayeron al mar. Uno de ellos se ahogó, pero el otro, James Bartley, sim-
plemente desapareció sin dejar huellas. Luego de muerta la ballena, la tripulación co-
menzó su tarea de quitarle la grasa con hachas y palas. "Trabajaron todo el día y parte de
la noche. Al día siguiente, con jarcias y aparejos pusieron sobre cubierta el estómago. Los
marineros quedaron perplejos cuando observaron espasmódicos signos de vida, y dentro
del estómago hallaron al marinero que había desaparecido, doblado e inconsciente. Lo
pusieron sobre cubierta y le dieron un baño con agua de mar que pronto lo hizo revivir.
Al finalizar la tercera semana se había recuperado totalmente de su estado de conmoción
y reasumió sus actividades normales . . . Su rostro, cuello y manos se veían descoloridos,
con una blancura mortal y un aspecto de pergamino. Bartley afirma que probablemente
hubiera vivido en su habitácuJo de carne hasta morir de hambre, porque se desmayó de
miedo y no por falta de aire."
Una carta fechada el 24 de noviembre de 1906, que lleva la firma de la señora J. ¥. de
Whitney, esposa del capitán del Star of theEast, y recibida por A. Lukyn Williams (que la
INTRODUCCIÓN A LOS PROFETAS ARDÍAS. JOEI, Y JONÁS 349
AMóS
350
AMóS, ÜSEAS Y M!QUEAS 351
5. Amón, 1:13-15
6. Moab, 2:1-3
C. La ira contra las dos naciones del pacto por menospreciar la
Palabra de Dios, 2:4-16
1. Judá, habiéndose apartado de Dios y escogido falsos maes-
tros, sufrirá el fuego y la destrucción.
2. Israel habrá de sufrir una tremenda destrucción por los peca-
dos de explotar a los pobres, por el pecado de incesto, por su
ingratitud hacia Dios, y por perseguir a los fieles.
II. Maldades de Israel y advertencias de Dios, 3:1- 6:14
A. El juicio es inevitable debido a la completa depravación de
Israel, 3 :1-15
1. A mayor privilegio mayor responsabilidad, 3:1-3
2. Las credenciales de Amós como mensajero de Dios, 3:4-8
3. Los crímenes de Israel por oprimir a los pobres, sus lujos y
desenfreno, serán castigados por medio de la desvastación y
la despoblación, 3:9-15
B. El desafio de Dios a los obstinados buscadores de placeres,
4:1-13
1. Su búsqueda de placeres y riqueza y sus formas carnales de
adoración sellarán su perdición, 4 :1-5
2. La desatendida advertencia de las plagas; el juicio por venir,
4:6-13
C. Lamentación y llamado final, 5:1-27
D. La condenación de los miembros de las clases sociales más
elevadas buscadores de placeres al exilio, 6:1-14.
111. Cinco visiones del destino de Israel, 7:1-9:10
A. Langostas: restringida, 7:1-3
B. Fuego: restringida, 7:4-6
C. Plomada de albañil: todo quedará aplanado, 7:7-9
(Interludio: encontronazo con Amasias: predicción de su juicio y
condena, 7:10-17)
D. Tardía fruta de verano: el final se aproxima, 8:1-14
E. Destrucción del templo (de Betel); Israel será tratado como a los
paganos, 9:1-10
IV. Promesas de restauración, 9:11-15
A. Preliminar: la era del Nuevo Testamento, 9:11-12
B. La consumación milenial, 9:13-15
EL AUTOR
FECHA DE COMPOSICION
como el más antiguo de los profetas escritores, resulta útil señalar que
hay numerosas referencias, aun en Amós, a las provisiones legales de la
Tora (incluyendo a D y P). Observemos la fuerza acumulativa de los
ejemplos que anotamos a continuación.
1. Amós 2:7: "El hijo y su padre se llegan a la misma joven", es
aparentemente una referencia a la prostitución religiosa, expresamente
prohibida en Deuteronomio 23:17,18. No podía esperarse que el au-
ditorio de Amós supiera que esta práctica era un delito a menos que
existieran leyes anteriores que la prohibieran. Es correcto inierir que
estas leyes tuvieron que haber sido sancionadas mucho antes de la
época de Amós para que adquirieran el peso de una sanción, desde la
antigüedad.
2. Amós 2:8 prohibe quedarse durante la noche "con ropas empe-
ñadas" (práctica pronibida en Exodo 22:26), ofensa que se agrava cuan-
do el acreedor duerme con ellas durante la noche (cf. Deuteronomio
24:12, 13.)
3. Amós 2:12 se refiere a la consagración de los nazarenos, la san-
ción de la cual se encuentra solamente en Números 6:1-21 (pasaje P.
según Driver, lLOT. pág. 55).
4. Amós 4:4 menciona el diezmo "cada tres días'', especificación
evidentemente desconocida de los paganos, y ordenada en el Antiguo
Testamento sólo en Deuteronomio 14:28 y 26:12. que establece que el
diezmo del producto de los granjeros debía almacenarse y ponerse a
disposición del Señor.
5. Amós 4:5: "Ofreced sacrificio ... con pan leudado", supone que
esta práctica era prohibida por ley, prohibición contenida en Levítico
2:11 y 7:13 (que son, por supuesto, pasajes P).
6. Amós 5:23 implica que el ritual del sacrificio, en los días de
Amós, era acompañada de cantos, ordenanza atribuida en los libros
históricos al rey David. Es correcto suponer que si P hubiera sido com-
puesto en los días de Amós. hubiera contenido alguna referencia al
acompañamiento musical en el ritual del sacrificio para investir a esta
práctica de una sanción mosaica. Pero la rea.lidad es que no haJlamos
referencias a música ni canciones como acompañamiento del sacrificio
en parte alguna del Pentateuco.
7. Varios términos relacionados con los sacrificios, que los críticos
sostienen que son posteriores al exilio, se mencionan tranquilamente y
sin eufemismos en Amós. como si hubiera sido práctica común en su
época. Estos términos incluyen (a) la ofrenda voluntaria (n•dábah) en
Amós 4:5 (cf. Levítico 7:16-18; 22:18; Números 15:3; Deuteronomio
12:6, 7, etcétera): (b) "vuestras asambleas" ('•sároh) en Amós 5:21 (cf.
Levítico 23:36: Números 29:35); (e) "holocaustos", " ofrendas" y
"ofrendas de paz" figuran en una sola oración en Amós 5:22; así se los
menciona en combinación o separadamente en Qumerosos pasajes de la
AMóS. Ü SEAS Y M IQUEAS 355
244), que el profeta considera al gobierno del Reino del Norte como una
usurpación, sugiriendo que solamente la dinastía davídica es la dinas-
tía legítima.,
FECHA DE COMPOS!CIO~
EL PROBLEMA DE COMER
MIQUEAS
FECHA DE COMPOSICJON
Con el crecimiento del deísmo a finales del siglo XVíll, era natural
que hombres de convicciones antisobrenaturales objetaran las extensas
porciones de )salas que exhiben u n conocimiento previo de sucesos
futuros. Si el libro habla de ser tratado como de origen meramente
humano, se hacia inevitablemente necesario explicar estas
aparentemente exitosas predicciones como si hubieron sido escritas
después de su cumplimiento, o al menos, cuando estaban a punto de
ocurrir. Podemos distinguir cuatro etapas en la historia de la crítica a la
obra de lsaías.
1. Joham C. Doederlein (1745-1792). profesor de teología en Je:na,
fue el primer erudito que publicó (en el año 1789) un alegato sistemá-
tico en favor del siglo sexto como fecha de composición de Jsaías 40-66.
Razonó que dado que un lsaías del siglo VIII a. de J.C. no podía haber
previsto la calda de Jerusalén (ocurrida en el año 586 a. de J.C.) y los 70
años de la cautividad, jamás pudo haber escrito las palabras de con-
suelo al exiliado Judá que figuran en los capítulos 40 y siguientes. Más
aún, desde el punto de vista racionalista, era obviamente imposible que
alguno que viviera en el año 700 a. de J.C. predijera el surgimiento de
Ciro el Grande, que capturó a Babilonia en el año 539, y concedió
permiso a los exiliados judíos para retornar a su tierra natal. Pero no
solamente fue predicha su obra, sino que en dos versículos se men-
cionó a Ciro por nombre: Isafos 44:28 y 45:1. Obviamente, por lo tanto,
el autor de estas profecías tuvo que haber sido un desconocido judío
que vivió en Babilonia entre el comienzo del surgimiento de Ciro como
figura internacional (alrededor del año 550 a. de J.C.) y la caída de
Babilonia ante su imperio en plena expansión. Este espúreo autor que
vivió en Babilonia alrededor del año 540 a. de J.C. se hizo conocido por
lo.s críticos como "Deutero-Isaías".
Estos argumentos resultaron tan persuasivos que otros eruditos d el
Antiguo Testamento, entre ellos el profesor Eichhorn, quedaron con-
vencidos y expresaron su acuerdo. En el año 1819, Heinrich W.
Gesenius (1786-1842), publicó un comentario, Jesafa, Zweiter Theil.
Profesor de teología en Halle y eminente lexicógrafo en hebreo de con-
vkciones racionalistas, esbozó un hábil argumento a favor de la unidad
366 RESEÑA CRIT ICA DE UNA I NTRODUCCIÓN 1\1, ANTIGUO T ESTAMENTO
escuela crítica se adhirió, en casi todas sus partes, George Adam Smi.th,
en su comentario homilético de lsaías en The Exposilor's Bible (La
Bi.blia del expositor). Casi no hace falta señalar que con el descubri-
miento de un manuscrito completo de Isaías, del siglo II a. de J.C., la
teoría de Duhm respecto a inserciones del siglo primero a. de J.C. se
torna muy difícil de sostener.
Tal vez debiéramos agregar que esta crítica divisiva no quedó sin
respuesta durante el siglo XIX. Entre los más notables eruditos que
sostuvieron la paternidad literaria de lsaías para los 66 capítulos, figu-
ran los siguientes: (a) Car! Paul Caspari (1814-1892), un convertido del
judaísmo que llegó a ser profesor en la Universidad de Cristianla en
Noruega. Fue alumno de Ernst Wilhelm Hengstenberg; (b) Moritz
Drechsler, también pupilo de Hengstenberg, que publicó un comentBiio
sobre Isafas 1-27, pero murió antes de completar el resto de su obra; (c)
Heinrich A. Hahn (1821-1861), que publicó y complementó la obra de
DFechsler hasta Isaías 39; (d) Franz Delitzsch (1813-1889), que hábil-
mente sostuvo la autenticidad de las profecías de lsaías en todas las
ediciones de su célebre comentario sobre lsaías hasta la última, (cuan-
do finalmente admitió a un Deutero-lsaías del tiempo del exilio; (e)
Rudolf E. Stier (1800-1862) fue otro hábil exponente de la posición
conservadora. En Inglaterra la misma posición la sostuvo Ebenezer
Henderson, que enseñó en el Ministerial College, 1830-1850. En los
Estados Unidos de América, Joseph Addison Alexander, del seminaiio
de Princeton publicó un habilísimo comentario en dos volúmenes en el
cual refutó totalmente las teorías divisivas de los eruditos liberales
alemanes.
4. En el siglo XX, la tendencia de la escuela liberal ha sido más bien
la de rebajar la fecha de las porciones no consideradas como de lsaías, y
no la de multiplicar el número de Isaías. Así, por ejemplo, Charles
Cutler Torrey, de la Universidad de Yate, se inclinaba en favor de un
autor para Isofos 34-66 (excepto 36-39), porción que, según él, fue
compuesta por un autor que vivió en Palestina. probablemente en Jeru-
sa.lén, casi al terminar el siglo V. Este autor, según Torrey, no se dirigió
a los exiliados, sino que los destinatarios de sus arengas fueron los
habitantes de su propia tierra, Palestina. Las menciones de Ciro y las
re:ferencias a Babilonia y Caldea son meras interpolaciones que figuran
solamente en cinco pasajes y, por 1o tanto, pueden ser descartadas .
Algunos de los eruditos más recientes, entre ellos W. H. Brownlee,
empiezan a coincidir en que la totalidad del libro de Jsaias, en sus 66
capítulos, demuestra tan notorias y vigorosas evidencias de unidad,
que sugiere una ordenada y sistemática disposición hecha por uno o
más adherentes de la denominada escuela de lsaías. Según esta posi-
ción, un círculo de discípulos atesoraba una memoria de las decla-
raciones del profeta del siglo VIII a. de J.C., y gradualmente hicieron
368 REsEÑA CRITICA DE UNA lNTRODUCCIÓN AL ANTICUO T ESTAMENTO
...
Muy parecido a Isaías 51:15: "Porque yo )ehová, que agito el mar y hago
rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos."
Al comparar tales similitudes como acabamos de hacer, podría
argumentarse que Isaías II copió de los profetas del siglo VII a. de J.C. y
no al contrario, pero en el caso de Jeremías 30:10-11 (muy semejante a
Isaías 43:1-6), tal explicación es muy poco probable. En el pasaje de
Jeremías, el término siervo mío ('abdi) figura como un título mesiánica.
En ninguna otra parte de los escritos de Jeremías aparece en un sentido
mesiánico, y sin embargo es un término frecuente en Isaías II. No puede
arribarse a otra razonable conclusión, sino que Jeremías se inspiró en
Isaías y que el pasaje de Isaías tiene que haber sido escrito con ante-
rioridad al de Jeremías.4
En vista de todas las evidencias precedentes, nos parece justo decir
que se requiere una mayor dosis de credulidad para creer que Isaías
40-66 no fue escrito por el Isaías histórico del siglo VIII a. de J.C. que
para creer lo contrario. Juzgando solamente por la evidencia interna,
aun aparte de la autoridad de los escritores del Nuevo Testamento, un
honesto manejo de la evidencia no puede llevar a otra conclusión, sino
a la de que el mismo autor fue el responsable de ambas secciones, y que
ninguna parle de la obra fue compuesta en fecha tan tardía como la del
exilio.
*(De página 384.) Hay cuatro "Cánticos del Siervo": 1] 42:1-4 (I), 2)
49:1-6 [J], 3) 50:4-9 (J), y 4) 52:13—53:12 (I). Otras referencias SOf\: a)
41:8-9 (IJ' b J 42:18-19 (I], e) 43:10 (RJ, d) 44:1 (T), e) 44:21 (TJ, fJ 45:4 (T), y
g) 4_8;20 (I). (l=Jsrael, R=remanenle de los verdaderos creyentes en
Israel, |=Jesús).
4. Jbid., pág. 47. cita al menos otra docena de pasajes de Jeremías que muestran una
dependencia de Isaías II.
CAPITULO 25
NAHUM, SOFONIAS Y HABACUC
NAHUM
FECHA DE COMPOSIClON
MENSAJE DE NAHUM
una bendición final para Israel en 3:13: "El remanente de Israel no hará
injusticia ni dirá mentira ... porque ellos serán apacentados, y dormi-
rán, y no habrá quien los atemorice" (Obsérvese la reminiscencia de
Miqueas 4:4 de un siglo anterior). La era futura será una era de fe
universal y todas las naciones, aun aquellas situadas allende los ríos de
Etiopía, servirán a Jehová de común acuerdo y hablarán el mismo
idioma de la fe (3:9, 10).
HABACUC
El nombre f;fabaqquq es raro y de incierto significado; posiblemente
signifique abrazo ardiente, de l)abaq, abrazo (Eiselen en ISBE). Algunos
han sugerido que era el nombre de una planta de jardín a la que los
asirios llamaban hambaqüqu, pero que no ha sido posible identificar
hasta ahora.
El tema de esta profecía se refiere al problema de la fe frente a las
aparentes dificultades que obstaculizan el cumplimiento de las pro-
mesas de Dios. Estas dificultades son abordadas y solucionadas a la luz
de la permanente revelación de Dios, y el profeta cierra su profecía con
un salmo de gozosa confianza.
prueba que el capítulo tercero era desconocido para los israelitas del
pacto. Siendo un salmo, no se presta a semejante uso como los otros
capítulos. Hasta es posible que el comentario nunca se terminara de
escribir. La Septuaginta tiene los tres capítulos, pero si esta particular
parte de la Septuaginta es más antigua que el Comentario de Habacuc,
es un asunto diferente."'
MENSAJE DE HABACUC
396
JEREMIAS Y LAMENTACIONES 397
1. Thompson, º'The New Babylonian Empire .. (El nuevo imperio babilónico) en The
Cambridge Ancienl History, vol. 3.
402 R ESEÑA CRITICA DE UNA LNTRODUa:lóN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
405
406 R F.SEÑ,\ CRiTICA DE UN/\ INTRODUCCIÓN t\L ANTIGUO T ESTA1'•1ENTO
Hasta fecha tan reciente como la octava edición del ILOT de Driver,
la autenticidad de Ezequiel había sido aceptada por la mayoría de los
criticos racionalistas. Pero en el año 1924, Gustav Hoelscher propuso la
tesis de que sólo una pequeña porción del libro fue escrita por el Eze-
quiel histórico del siglo VI (es decir, solamente 143 versículos de los
1273 que componen la obra), y que el resto proviene de algún autor
EZEQUIEL 407
mostró el esplendor del recinto terminado del templo y le dio todas las
medidas y los limites. Por lo tanto, si hubo un error en las expectativas,
el error tuvo que haber sido compartido por el ángel del Señor (a
menos, por supuesto, que Ezequiel no nos haya brindado un relato
fidedigno).
En vista de las anteriores consideraciones, be llegado al concepto de
que una interpretación moderadamente literal de estos capitulos se
encuentra con menos dificultades serias que una interpretación figu-
rada. Debemos tener mucho cuidado en insistir en los detalles, pero en
términos muy generales podemos razonablemente admitir que en una
era futura, todas las promesas anunciadas por el ángel a Ezequiel se
cumplirán en el glorioso reino terrenal en el cual el drama de la reden-
ción llegará a su fin. Se debe entender que las ofrendas de sacrificios
mencionadas en estos capitulos han de estar desprovistas del carácter
propiciatorio o expiatorio, puesto que el sacrificio de Cristo proveyó
una expiación que fue suficiente para todos los tiempos (Hebreos
10:12). No obstante ello, el Señor Jesús estableció la santa comunión
como una ordenanza que debla ser practicada después de su crucifi-
xión, y dejó especificado que tenía que ser observada hasta su segunda
venida (1 Corintios 11:26: " hasta que él venga"). Por definición pre-
milenial. el milenio ha de seguir a su segunda venida. Si, pues, hubo
una forma sacramental practicada durante la era de la Iglesia, ¿por qué
no podrá haber una nueva forma sacramental que se lleve a efecto
durante el mismo milenio?•
Nosotros, en esta era, difícilmente somos más competentes para
juzgar respecto a los nuevos requerimientos y condiciones del futuro
reino milenial, que lo que fueron los creyentes del An1iguo Testamento
para juzgar respecto a nuevas formas y condiciones que habrían de regir
en la era del Nuevo Testamento, después de la primera venida de
Cristo.•
Debemos agregar que algunos escritores dedicados a esta materia
han introducido una cuestionable precisión de detalles en su inter-
pretación de lo que será el reinado milenario, como, por ejemplo, la
exclusiva judaización de la ciudadanía, o la supremacla de la raza
hebrea como unidad étnica sobre todas las naciones de la tierra. Sin
embargo, hay muchas indicaciones en los profetas del Antiguo Tes-
tamento de que los creyentes gentiles y judíos serán incorporados en un
solo cuerpo político en la era por venir. Por ejemplo, hallamos clara-
5. Cl. Erich Sauer. From Eternity to Elernily (De eternidad a etem ídad). Grand Rapids:
Eerdmans, 1954. págs. 179-84. en e l cual el autor pone en claro el carácter simbólico y
sacramental del sacrificio y muestra lo insostenible tanto de la interpretación espiritual
como de la teorla que hace del segundo templo de Zorobabel el cumplimiento de Eze-
quiel 40-48.
6. Para una lúcida discusión de este tema. desde u n estricto punto de vista díspensa-
cionalista , vor el articulo de F. M. Unger en Bibliotheco Sacro, 106:312-324 ,
414 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTICUO TESTAMENTO
mente implicito en Isaías 11:10-12 que tanto los hebreos 'am (pueblos)
como los gentiles góyim (gentes) serán regidos por el mismo Mesías y
disfrutarán igual rango delante de su presencia. El símbolo de la buena
rama de olivo, de Romanos 11, parece indicar que todos los cristianos,
de trasfondo judío o gentil, serán reunidos en una relación orgánica
como miembros del mismo cuerpo, y existen sugerencias de que esta
condición continuará aún en la era del fin (cf. Gálatas 6:16, que al
parecer habla de la iglesia como el Israel de Dios).
Por estas razones, la aguda dicotomía sostenida entre Israel y la
Iglesia, por Unger, pareciera ser muy difícil de mantener.' Sin embargo,
debe reconocerse el hecho de que la creencia en el cumplimiento mile-
nial de Ezequiel 40-48 no envuelve necesariamente una separación
entre creyentes judíos y gentiles, ni requiere ninguna identüicación
entre el "príncipe" o gobernante de la comunidad de naciones de los
últimos días que se menciona en estos capflulos (44:3; 46:2, etc.), y la
persona del propio Señor Jesucristo. Es mucho más probable que este
"príncipe" deba entenderse como un vicerregente que gobierna bajo la
autoridad del Mesías (cuyo imperio, por supuesto, ha de extenderse a
todas las naciones de la tierra).
7.. Unger. Great Neglected Bible Prophecies (Grandes profecfas b!blicas descuidadas) ,
Wheaton: 111.: Scripture Press . 1955, págs. 66-95.
CAPITULO 28
DANIEL
El nombre Daniel en hebreo es Dciniyye'l, que significa Dios es Juez o
Dios es mi Juez (depende de la fuerza de la -iy- media). El tema básico
de esta obra es la predominante soberanía del único y verdadero Dios,
que condena y destruye a los rebeldes poderes humanos y fielmente
libera su pueblo del pacto, de acuerdo con su firme fe en El.
BOSQUEJO CENf:RAL DE DANIEL
I. Adiestramiento y puesta a prueba del remanente, 1:1-21
A. Cautividad de rehenes por Nabucodonosor, 1:1, 2
B. Adiestramiento de jóvenes judíos para el servicio del rey, 1:3-7
C. La primera prueba de la obediencia para Daniel, el desafío a su
fe, 1:8-16
D. Consiguiente recompensa: logro traducido en sabid uría, promo-
ción en su posición 1:17-21
II. El sueño de Nabucodonosor y los planes de Dios para las edades,
2:1-49
A. Enigma del sueño que desafiaba la sabiduría humana, 2:1-13
B. Daniel se compromete a interpretarlo y solicita a Dios que le dé
revelación al respecto, 2:14-23
C. Daniel entiende e interpreta el sueño, 2:24-45
D. Resultante gloria para Dios y promoción para Daniel, 2:46-49
III. La imagen de oro y el horno ardiente, 3:1-30
A. Erección de la imagen y la religión obligatoria del estado, 3:1--7
B. Acusación y juicio contra los tres constantes y determinados
jóvenes, 3:8-18
C. Ejecución de la sentencia, 3:19-23
D. El milagro liberador de Dios y el cuarto hombre, 3:24-27
E. Segunda sumisión de Nabucodonosor a Dios, 3:28-30
IV. Sueño de advertencia a Nabucodonosor y su subsiguiente
humillación, 4:1-37
A. El alarmante sueño, inexplicable según la sabiduría humana,
4:1 -7
415
416 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
El libro representa una colección de sus memor ias hec has al final de
una larga y pródiga carrera que incluyó funciones gu bernativas durante
los reinados de Nabucodonosor, en la época del 590 a. de J.C. y en el
reinado de Ciro el Grande, en la era del 530 a. de J.C. La aparición de
términos técnicos persas indica que hubo una revisión final de es tas
memorias en una época en que la terminología persa ya se había infil-
trado en el vocabulario del arameo. Por lo tanto la fecha más aproxima-
da para la edición final del libro sería alrededor del año 530 a. de J. C.
1. CI. el enjundioso estudio de Laird Harris sobre este punto en The lnspiralion nnd
Conor;ic ity of thc Oiblc (In spirac ión y canonicidad da la Oiblia), págs. 141. 142; 18½. 185.
419
r·
3. En las últimas etapas del dialecto babilónico del acádico. las sibílantes S. S y s a
menudo cambian a I antes de consonantes dentales tales como t y d; ej .. os !Ur (yo
escrib() figura como oltur, e i§tu (fuera de) como ultu. De ah! que e nombre Knsdu
también apareciera como Koldu. y de esa manera se incorporara al griego como Kholdoíoi
(caldeos). Cf. W. von Soden. Grundiss der Akkodischen Grommotik (Roma, 1969).
422 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
necesario decir que esto hace imposible que sea una derivación del
griego. Lo más probable es que derivara del persa antiguo, pratigama,
que significaba originariamente algo que había llegado, de ahí una
"comunicación" o una "orden".'
En realidad, el argumento basado sobre la presencia de vocablos
griegos ha resultado ser una de las más arrolladoras evidencias de que
Daniel no pudo haber sido compuesto tan tardíamente como en el
periodo griego. Para el año 170 a. de J.C., un gobierno de habla helén:ica
había tenido el control de Palestina durante 160 años, y los términos
griegos políticos o administrativos se hubieran incorporado al lenguaje
del pueblo sometido. Los libros de los Macabeos son claro testimonio
de la extensa invasión de la cultura y de las costumbres griegas en la
vida de los judíos hacia la primera mitad del segundo siglo, particular-
m,ente en las grandes ciudades.
Más aún, digamos que aun en la traducción de Daniel en la Sep-
tuaginta, que data presumiblemente del año 100 a. de J.C., o 75 años
después de Judas Macabeo, la versión de varios de los términos técni-
cos arameos aplicados a funcionarios estatales fu e una mera conjetura.
Por ejemplo, en Daniel 3:2 '•dargaz•rayyd (consejeros), se tradujo hypa-
tous (grandes, nobles); g•dobrayyd' (tesoreros) se tradujo dioikétds
(administradores, gobernadores); y liplayye, o d•táb'rayyá (magistrados
o jueces), con la sola frase general taus ep' exousión (los que están en
autoridad). Teodocio usa otras traducciones, tales como hégoumenous
y tyrannous, con referencia a los dos primeros magistrados que acalba-
mos de mencionar). Resulta imposible explicar cómo, en el término de
cinco o seis décadas después de haber sido compuesto Daniel (según la
hipótesis del fechado en el tiempo de los Macabeos), el significado de
estos términos pudo haber sido tan completamente olvidado aun por
los judíos de Egipto, que hablaban perfectamente bien tanto el arameo
como el griego. (Cf. Sorne Problems in the Book of Daniel - Algunos
problemas en el libro de Daniel- pág. 43.)
Esto es especialmente significativo en vista del hecho de que el
arameo de Daniel fue un medio lingüístico que fácilmente absorbla
ter minología foránea. Incluye aproximadamente quince palabras de
origen persa, relacionadas casi todas ellas con temas gubernamentales o
políticos. Resulta difícil concebir, por lo tanto, cómo después que el
griego habla sido el idioma del gobÍierno durante más de 160 años, ni un
sólo término relativo a la política o a la administración se hubiera
introducido jamás en el arameo palestino. La misma generalización es
buena para las porciones hebreas de Daniel. Contiene términos persas
como palacio (appenden en 11 :45, de apaddna]. nobles (part•mín en
7. CI. W. F. Albril!ht, The Biblical Period from Abraham to Ezra (El periodo bíblico
desde Abraham a Esdras) (Nueva York: Har'per, Torchbooks, 1963), pág. 65.
428 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
433
434 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRO DUCCIÓN A L A NTICUO T ESTAMENTO
en el capitulo 3. Por otra parte, obras que se admite que son del segundo
siglo a. de J. C., como 1 Macabeos y los agregados griegos a Daniel,
Ba.ruc y Judit, no muestran ninguno de los cuatro elementos [angelolo-
gla, resurrección, juicio final y Meslas) de los cuales se sostiene que son
tan característicos de este período que revelan que Daniel pertenece al
segundo siglo. Aun la literatura judla apócrifa del primer siglo d. de J.C.
contiene solamente dos obras [de las 16 posibles), en las cuales
aparecen las cuatro caracterlsticas, a saber, la Visión de Isafas y la
Ascensión de Isafas.
Tal vez convenga, en este punto, pasar revista a las ocasiones en que
estos cuatro elementos figuran en los más antiguos libros del Antiguo
Testamento. Respecto al rango de los ángeles Génesis menciona que-
rubines, Josué habla de un Prfncipe del ejército de Jehová. Su función
fue la entrega de mensajes a Abraham, Moisés, Josué, Gedeón y diver-
sos profetas como Isafas, Zacarías y Ezequiel. En una obra tan antigua
como la Tora vemos a los ángeles revelando la voluntad de Dios, brin-
dando protección al pueblo de Dios, y destruyendo las fuerzas del
enemigo. En lo que se refiere a la resurrección, tenemos la famosa
afirmación de Job en Job 19:25-26 (si bien es posible otra interpretación
de este pasaje); la afirmación de Isaías en 26:19 ("Tus muertos vivirán;
sus cadáveres resucitarán"); la visión de los huesos secos de Ezequiel, y
posiblemente la resucitación de muertos por parte de Elías y Eliseo. Por
otra parte, en el elevado número de obras postcanónicas, solamente el
Libro de los doce patriarcas se refiere a la resurrección tanto de los
justos como de los malvados tal como se encuentra en Daniel 12:2. La
doctrina del juicio final figura en Isaías, Sofonfas, Hageo, Zacarías, y
Malaqufos. y en numerosos salmos. En muchos casos estos juicios se
pronuncian contra las naciones del mundo como asimismo contra
Israel. Referencias al libro de la vida y al libro de memoria se remontan
a obras de épocas lejanas como Exodo 32:32, 33 e Jsafas 4:3 (cf. Isaías
65:6; Salmo 69:28 y Malaquías 3:16). El concepto del Meslas aparece
tan temprano como en Génesis 3:15 y 49:10 (cf. Números 24:17; Deute-
ronomio 18:15; Jsafos 9:6-7; 11 :1; Jeremías 23:5-6; 33:11-17; Ezequiel
34:23-31; Miqueas 5:2.)
Sin.duda alguna es posible columbrar cierto tipo de progresión en el
desarrollo de estas doctrinas durante la historia de las revelaciones de
Dios a Israel, pero es un error suponer que Daniel contiene algo radical-
mente nuevo en cualquiera de los cuatro temas que se discuten. Más
aún, estas precisas doctrinas fueron sumamente apropiadas para con-
suelo y estímulo a Israel durante la cautividad y en los umbrales de su
retorno a la Tierra Prometida.
ARGUMENTOS EXECETJCOS EN FAVOR OE UNA FECHA TARDIA PARA DANIEL
autor consideraba que los medos y los persas conslitu(an un solo im-
perio. En Daniel 6 se dice que Daría estaba atado a " la ley de Media y de
Persia" de' modo tal que no podía revocar el edicto que enviaba a Daniel
al foso de los leones. Si el autor consideraba a Darlo un gobernante de
un independiente imperio medo anterior al imperio persa, resulta im-
posible explicar por qué debla sentirse obligado por las leyes persas. En
segundo lugar contamos coa la evidencia de la escritura en la pared, tal
cual fue interpretada en Daniel 5:28. Ah! aparece Daniel interpretando
la inscripción a Belsasar, el último rey del primer imperio, es decir, el
reino de los caldeos. Dice, al interpretar la tercera palabra: peres: "Tu
reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas." Esto, eviden-
temente, es un juego de palabras, en el cual el término parsím, o mejor
aún su singular peres, deriva del verbo p•ras, que significa dividir o
separar. Pero también se lo explica como que señala a paréis, o sea
persas. Esto solamente puede significar que, de acuerdo con el autor, el
imperio caldeo fue quitado de Belsasar corno el último representante
del primer imperio y dado a los medos y persas que constituyeron el
segundo imperio. Esto no puede sign.ificar que el gobierno fue entre-
gado primeramente a los medos y posteriormente transmitido a los
persas, porque el vocablo significativo que apareció en la escritura de
la pared fue específicamente la palabra "Persia". Por lo tanto, el orden
es bien claro: el imperio pasó de los caldeos a los persas. No puede ha-
ber una legitima duda de que el autor consideraba que los persas eran
los amos y señores del segundo imperio. Siendo as!, hemos de concluir
que el cuarto imperio sin duda alguna representaba a Roma.'
Luego, si el cuarto im perio del capítulo 2, corroborado por las otras
representaciones simbólicas del capitulo 7, claramente indican el
establecimiento del imperio romano, arribamos a la conclusión de que
estamos frente a una genuina y auténtica profecía predictiva y no a un
mero vo ticinium ex evenlu. Según la teoría de la fecha de escritura de
este libro en el tiempo de los macabeos, fue compuesto entre los años
3. Cf. Strabo. 15:3, 12; 16:1, 17; Pimío, Natural History (Historia natural), 6:27.
DANIEL (CONTINUACIÓN) 441
~. !As más recien!e$ evidenci!i$ indíC!ln !a idenlificªción de este término adarkón im,
como as( también el dark<mónim de Nehem(as 7:70. con las dracmas griegas más bien que
con los dóricos persas. cr. el pun10 6 de la pág. 458.
448 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL MTJGUO TESTAMENTO
ESDRAS Y NEHEMIAS
El nombre Esdras parece ser una forma aramea del hebreo 'ezer,
ayuda. El nombre Nehemfas, hebreo Nehem-Yah, significa "consola-
ción de Jehová". Estos dos libros son tratados como uno solo por los
escribas hebreos; no hay separación en el TM entre el final de Esdras 10
y el comienzo de Nehemías 1, y las estadísticas para los dos libros
figuran al final de Nehemías. El tema de este libro compuesto es el
registro de la reconstrucción de la teocracia hebrea sobre e] fundamento
físico y espiritual del pasado. Así como Dios protegió a su remanente
del odio de sus enemigos externos, así también los liberó de la insidiosa
corrupción de los falsos hermanos que había en el seno de la comu-
nidad hebrea.
BOSQUEJO GENERAL DE ESDRAS Y NEHEMJAS
10. Albright, citado en L. Finke l,tein, The f ews (Lo• judlos) (l\;uova York : Hnrper, 1955),
pág. 53.
11. Bright, A History of Israel (Una hfatoria de Israel), págs. 377,378.
454 RfsE.' IA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
12. La caita No. 30 fue dirigida por Je do nías, dirigente religioso de los judlos elefantinos,
al gobernador Bagohi [también vocalizado como Bigvai) de ]udea, quejándose de que
Johanán, el sumo sacerdote de Jerusalén, había descartado la necesidad de reconstruli' el
templo recientemente destruido en Elefantina.
456 RESEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
13. Observemos. sin embargo. que un papiro arameo, publicado en el año 1962 y datado
entre 376 y 335 años a de J.C.. aclara perfectamente bien que hubo tres Saobalats: uno
contemporá neo con Nehemfas. otro contemporáneo con los papiros elefantinos
(alrededor 400 a de J.C.) y un tercero contemporáneo con Alejandro el Grande (alrededor
de 330 a de J.C.) (Cí. E. Yamauchi. " Stones. Scripts aod Scholars" fPiedras, Inscripciones
y Eruditos). en Christioniry Todoy (Cristianismo hoy) 14 de íebrero de 1970).
LIBROS HISTÓRICOS POSTERIORES AL Ex1 LIO 1 Y 2 CRÓNICAS, ESDRAS
NEHEMIAS. E STER 457
del siglo quinto. Pero como lo señ.ala Albright (en Alleman and Flack,
pág. 154), los papiros de Elefantina demostraron que el arameo de
Esdras es efectivamente caracterlstico del qu into siglo (aparte de algu-
nos cambios modernizados en la grafía) y que las cartas que cita Esdras
son muy similares en estilo y lenguaje a las que emanaban del Egipto
del siglo quinto. Continúa diciendo: "Las cartas aún no publicadas que
están en manos de Mittwoch aumentarán sustancialmente los paralelis-
mos y darán un golpe de gracia a la opinión de Torrey de que existen
numerosas palabras griegas en el arameo de Esdras."
5. Se ha planteado la objeción de un aparente anacronismo en
Esdras 4, que pasa de una referencia a Ciro el Grande (558-529) a Jerjes
(485-465) a Artajerjes I (465-424). y luego a Darlo I (522-485). Se insiste
en que semejante confusión en el orden de los monarcas podía surgir
solamente en una producción tard ía, en la cual el autor hubiera olvida-
do la verdadera y real sucesión de los reyes. Pero esta conclusión no
puede mantenerse exitosamente a [a luz de la evidencia interna. Surge
con toda claridad, según Esdras 4:5 , que el autor estaba enterado de que
el rey Darlo reinó entre Ciro y Jerjes "para frustrar los propósitos de
eUos, todo el tiempo de Ciro ... y hasta el reinado de Darlo rey de
Persia. Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escri-
bieron una acusación contra los habitantes de Judá y de Jerusalén"
(ASV). Un cuidadoso estudio del capitulo nos revela que los versicll!los
5--23 constituyen un largo paréntesis que trata, no de la construcción
del templo, sino de la erección de las murallas de la ciudad. Este
material es incorporado en este punto simplemente para indicar la
malignidad de los adversarios de Judá." No hemos de entender que la
oposición de Rehum y Simsai se produjo alrededor del año 520, sino
más bien al final de la década que comenzó en 460, al comienzo del
reinado de Artajerjes l. En 4 :2 4 , la narración vuelve al punto en que se
abrió el paréntesis en el versículo 3, es decir al tiempo en que el templo
aún no se habla reconstruido. En otras palabras, no hemos de entender
que aqul el propósito de Esdras sea un relato estrictamente cronológico,
sino más bien una historia de la oposición a la edificación de los muros
de la ciudad desde la época de Ciro hasta el reinado de Artajerjes. Sigue
un orden temático y no tanto cronológico. Puesto que la carta citada en
4:11-16 no menciona para nada la reconstrucción del templo, sino
solamente la erección de la muralla, resulta evidentísimo que el templo
babia sido ya completado (suceso que tuvo lugar en el año 516 a de J.C.)
y ,que en este caso se hace referencia a un intento que hubo a comienzos
14. En lo que respecta a uno de los más determínados opositores de Judá. Gesem o
Gasmu (mencionado en Nehemfas 2:19. 6:1-2) el árabe. obsórveso el reciente descubri-
miento de vasijas de plata en un sepulcro egipcio de la región _nordeste del Delta, que
lle,va el nombre de "Qnynu, hijo d e Gesom, rey de Qedar." Asl sabemos desde qué capital
de Arabia gobernaba este principillo, a sabor Qedar. en el noroeste. (Cf. l. Rabinowitz,
/ournal of Near Eastern Studies. 15 119561 :2-9; y K. A. Kitchen, AOOT. pág. 159.)
458 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
ESTER
15. John Urquhart en el art iculo de la ISBE sobre Esler vacila en rechazar como imposible
la identificación que hace Scalíger de Estor con la Amestris de Herodoto. Sugiere que en
un mundo de despiadadas intrigas, pudo haberse visto obligada a tomar medidas que
formaron las bases del espeluznante relato de Herodoto. Pero esto hubiera dejado sin
explicación el nombre y la naciona.lidad persa de su padre Otanes.
460 REsEÑA C RITICA DE UN/\ I NTRODUCCIÓN Af. ANTIGUO T EST/\lMENTO
....
, . ... , .. r1
Capitel laurino de una de las columnas del palacio de Suso (la Suso
bíblica, Nehemfas 1 :1). (Cortes/a del Louvr e}
LIBROS HISTÓRICOS POSTERIORES AL EXILIO 1 Y 2 CRÓNICAS. ESDRAS
NEHEMÍAS, ESTER 461
lo.s judios, excepto que tan notable liberación de la extinción del pue-
blo judio, fue históricamente cierta. No habria absolutamente ningún
motivo para fabricar una historia corno ésta, a menos que estuviera
basada en hechos reales. El nombre Purim es incuestionablemente au-
téntico, pues el término puru, que s.ignifica "suerte," ha sido hallado en
inscripciones asirias.
CAPITULO 31
LOS PROFETAS POSTERIORES AL EXILIO
HAGEO, ZACARIAS, MALAQUIAS
HAGEO
Fue ésta una época de severa prueba para la fe del remanente que
acababa de volver de Babilonia. Las hostiles intrigas de los adversarios
de Judá durante el reinado de Ciro habían logrado detener la recons-
trucción del templo catorce años atrás. Nada se había hecho en el
proyecto desde aquel entonces, si bien un nuevo rey, Darfo, el hijo de
Histaspes, habla ascendido al trono en el a.ño 521 a. de J.C. Los in-
fluyentes miembros de la comunidad se conformaban con dejar incom-
pleto el costoso proyecto, al par que gastaban su dinero construyendo
para ellos mismos espléndidas mansiones. Pero repetidas pérdidas de
las cosechas les hablan venido como advertencia de que habían pecado
al utilizar la oposición politica como excusa para descuidar el san-
tuario del Señor. En Esdras 5:1, leemos: "Profetizaron Hageo y Zacarías
hijo de lddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en
Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos."
Junto a esto debiera colocarse Esdras 6:14, 15: "Y los ancianos de los
judlos edificaban y prosperaban, conforme a la profecla del profeta
Hageo y de Zacarlas, hijo de lddo ... Esta casa fue terminada el tercer
día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío."
Como comenta Marcus Dods: "Ningún profeta jamás apareció en una
encrucijada más crítica de la historia de un pueblo, y puede añadirse
que ningún profeta tuvo más éxito en su gestión."'
Desde la perspectiva de nuestro propio tiempo, puede preguntarse
si el hecho de completar el templo era tan vital como estos profetas
aseguraron que lo era; en la era cristiana no estamos acostumbrados a
contar con un santuario central. Pero es útil recordar que gran parte de
la constitución mosaica presuponía rendir adoración en un santuario
como lo tenían estahlecido ellos, y la actitud de no completar una
apropiada r.asA dP. adorar.ión podía dP.sP.mhor.ar An 11011 parillisis de la
vida religiosa de la comunidad judía. También debe tenerse en cuenta
que el segundo templo habrla de jugar un papel muy importante en
la historia de la redención, pues fue justamente en este templo (remo-
delado y hermoseado por Herodes el Grande) donde Jesús habría de
ejercer su ministerio en Jerusalén. Fue su llegada, por supuesto, la que
cumplió la promesa de Hogeo 2:9: " La gloria postrera de esta casa será
mayor que la primera."
ZACARIAS
Desde el surgimiento del juicio critico del siglo XIX, se han plan-
teado dos d.istintas opiniones respecto aJ origen de los capitulos 9-14: la
teorla de que fueron escritos antes del exilio, y la teoría de que fueron
escritos después de Alejandro.
La teoría de que son anteriores al exilio se fundamenta sobre las
siguientes consideraciones:
1. En vista de que Mateo 27:9, 10 cita a Zacarías 11:12, 13 como
una profecía emitida por Jeremías, todo el capitulo 11 debe ser asig-
nado a Jeremías o a uno de sus contemporáneos anteriores aJ ex.ilio (así
lo sostuvo José Mede en el año 1653). Sin embargo, debemos observar
que no es estrictamente exacto decir que Mateo 27 cita exclusivamente
de Zacarías 11, pues en algunos importantes aspectos se aparta de le
redacción tanto del TM como de la LXX en ese pasaje. El cumplimiento
al cual se refiere Moteo es la compra del campo del alfarero; esto apunta
hacia Jeremías 32:6-9, que relate la compra del campo por cierto
número de ciclos de plata. Compárese también Jeremías 18:2, que hable
del profeta que observa cómo el alfarero hacía las vasijas de barro ea su
case. De la misma manera, Jeremías 19:1, 2 hable de ua alfarero que
trabajaba cerca del templo que tenía su taller en el valle de Hinom. En
Jeremías 19:11 leemos: "Asl ha dicho Jehová de los ejércitos: Así que-
brantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra una vasija de
barro, que no se puede restaurar más; y en Tofet se enterrarán." Por
tanto, debemos entender que la acción de entregar Zacarlas el dinero al
alfarero simplemente es la renovación de ua anliqu!simo slmbolo que
se remonta a los dlas de Jeremías. Y puesto que Mateo 27 combina a
Jeremías (de donde se tomo la palabra campo) con Zacoríos, solamente
se menciona Jeremías, por cuanto éste era el mayor y más importante de
los dos profetas.' Un paralelo directo de este procedimiento lo hallamos
en Marcos 1:2, 3, donde la cita empieza con Moloquíos 3:1 y sigue con
lsaías 40:3: sin embargo, Marcos menciona solamente a !salas como
fuente de la cita.
2. Puesto que Zocoríos 9:1-2 menciona a Hadrac,' Damasco y
Hamat como pa!ses independientes (según sostiene la argumentación),
z. Gf. Hcngslonborg sobre usto puaje. y tambión Basil Atkin.son oo ul New Bible Com-
menlory (Nuevo Comentario B!blico) do Oavidson-Stibbs-Kevan, pág. 8040.
3. Hasta época reciente rein.6 considerable incertidumbre respecto a la identificación de
Hadrac. en Zocor!os 9:1; pero la estela de Zaklr, descubierta en Hemat, habla de la ciudad
de Hazrek (o Hadrac) como capitel del prlnc.ipado de Lu'as. Estaba situada a.l sudoeste de
Alepo y al norte de Hamat. Al parecer Lu'as hizo una alianza con Hamat y lograron
derrotar a Ben Hadad II de Damasco. Por otra parte, Inscripciones asirias mencionan una
ciudad llamada Hatarrika. localizada sobre el rlo Orantes al sur de Hamat y al norte de
Damasco. El hecho de que tanto Hamat como Damasco lucharon por el dominio de
Hadrac, hace que algunos eruditos, tales como Lidzbarski , supongan que esté situada a l
sur o sureste de Hamat más que al norte. Lidzbarski s ugiere que probablement.e estaba
cerca de la ciudad de Homs (Ephemerfs far semftische fipigrophik, 8:175)
Los PROFETAS P OSTERJORES AL EXILIO HACEO. ZACARIAS. MAI.AQUIAS 469
este pasaje debe ser fechado con anterioridad a la conquista de Siria por
Tiglat-pileser en el año 732 a. de J.C. Pero en realidad de verdad, no se
infiere necesariamente de estos versículos que los tres principados
sirios mencionados fueran libres a independientes, por lo menos no lo
eran más que las tres ciudades filisteas mencionadas en 9:5. No hay
razón particular alguna por la cual no hubieran podido tener un futuro
predecible aun durante el reinado de Jerjes. cuando eran súbditos del
imperio persa. A la luz de la historia subsiguiente, resulta obvio que
este pasaje contiene la revelación de un juicio que habría de caer sobre
estos principados cuando se produjera la invasión de Alejandro Magno
en el año 332 a. de J.C.
3. Zacarfas 11 :14 prevé la posibilidad de establecer una herman-
dad entre Judá e Israel. Esto ha permitido suponer una fecha de com-
posición anterior a la caída de Samaria, que ocurrió en el año 722 a. de
J.C., y probablemente aun anterior a la alianza de Peka y Rezin de
Damasco, en el año 734 a. de J.C. Pero este razonamiento se basa en
evidencias muy tenues. puesto que los autores posteriores al exilio
consideraron que las tribus del norte y del sur se reunificaron en la
época de la restauración, en el año 536 a. de J.C. Así, Esdros 6:17 y 8:35
sugieren que los descendientes del reino del norte retornaron con el
remanente de Judá. puesto que las ofrendas se presentaban al Señor en
nombre de las doce tribus. Además, había aún en los tiempos de Zaca-
rías (comienzos del siglo quinto) una necesidad de que se reunificara
todo el territorio de las doce tribus como una unidad geográfica y
espiritual. La actitud hostil de los samaritanos (en gran parte
descendientes de colonos extranjeros) significaba un obstáculo para la
realización de ese ideal. Por lo tanto, Zacarías 11:14 espera la posterior
reunificación de toda la región por parte de los descendientes de los
macabeos durante la dinastía de los asmoneos.
4. Zacarfos 10:10-11 se refiere a Asiria como una potencia indepen-
diente; por lo tanto, el pasaje tiene que haber sido escrito con anteriori-
dad al año 612 a. de J.C., que fue el año en que cayó Asiria. Pero en
realidad la deducción carece de garantias y es, por lo tanto, indefendi-
ble. Tal como el término es utilizado en este pasaje, no indica que
Asiria sea un reino contemporáneo; más bien es una designación geo-
gráfica, utilizada en un contexto futurista, predictivo. Aparentemente
el término representa a la potencia mundial que controlará al Cercano
Oriente en los últimos dias, y como tal, se señala el contraste con
Egipto. el poder mundial del sur. Compárese con Esdras 6:22 que habla
de Asiria como una entidad geográfica sin inferir que en aquel mo-
mento continuaba siendo un reino independiente.
5. Se piensa que Zacorfos 10:1-4 indica una fecha anterior al exilio
por su referencia a los terafines y adivinos, y en el Judá posterior al
exilio no hubo reanudación de cultos idolátricos. Pero resulta que el
470 R E.5EÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T E.5TAMENTO
lo tanto, sobre estas bases teóricas, gran parte del contenido de los
capítulos 12-1 4 se asigna a una fecha muy tardía, porque contiene una
esperanza de juicio catastrófico que caerla sobre los gentiles. Sin
embargo, debido a puntos de vista supuestamente inconsecuentes res-
pecto a las próximas derrotas y victorias de Israel, aun estos capítulos
son considerados como u na composición tomada de diversas fuentes
posteriores.
5. Se alega que el estilo literario de Zacarías 9-14 es tan diferente
de el de los capltulos 1-8 que indica un autor distinto: por ejemplo,
Zacarias 11 (capítulos 9-14) emplea la frase "as! ha di cho Jehová"
(Zacarfas 11:4) una sola vez, en tanto que se repite con gran frecuencia
en Zacarías 1 (capltulos 1-8). Por otra parte, Zacarlas l1 usa la expresión
"en aquel dia" 18 veces o más aún, en tanto Zacarías I la emplea
solamente en tres ocasiones. Además, el estilo de Zacarías 11 es con-
siderado más poético y pleno de paralelos que Zacarlas J.
Al refutar estas pretendidas evidencias de una diversa paternidad
literaria, resulta fácil demostrar que más son las semejanzas de estilo
que las diferencias entre las dos secciones del libro. Claro está que hay
que comprender que el estilo de ningún autor se mantiene totalmente
estático a lo largo de un periodo de cuatro décadas. Si los últimos seis
capltulos de Zacarfas fueron compuestos entre los años 480 y 470 a. de
J.C. , esto expli carla adecuadamente las variantes y los contrastes anota-
dos en el párrafo anterior. Las diferencias que hay de ánimo y situación
prevalecientes entre el temprano periodo de su ministerio, cuando
Zacarlas hacia hincapié en que el llamado a reedificar el templo ver-
daderamente provenía de Dios (de ahí la frecuencia de la expresión "así
ha dicho Jehová"), y el estado de cosas que prevaleció 30 ó 40 años
después, cuando su autoridad como vocero de Dios bien aceptada,
explica adecuadamente la distinta frecuencia de la fórmula citada. Por
otra parte, las profecías de Zacarías II están dirigidas a un futuro más
distante que las de Zacarlas J. Resulta natural, por lo tanto, que la frase
escatológica "en aquel día" aparezca con más frecuencia en los últimos
capítulos. Los primeros capltulos, 1-8, tratan de los inmediatos juicios
sobre las potencias mundiales de Persia, Grecia y Roma, más que con
los acontecimientos del final de los tiempos.
Los eruditos conservadores, en demostración de la unidad de la
paternidad literaria de Zacarlas, señalan la persistencia de rasgos de
estilo tales como los siguientes:
a) "Dice Jehová (n•üm Yahweh) se repite 14 veces en Zacarlas I y
seis veces en Zacarlas 11 (10:12; 12:1, 4: 13:2, 7, 8.)
b) "Los ojos de Jehová," peculiar designación que se refiere a la
providencia de Dios, se halla dos veces en Zacarlas 1 (4:10; 8:6) y una
vez en Zacarlas 11 (9:8; tal vez, agregar 12:4, "mis ojos").
c) El divino titulo "Jehová de los ejércitos" figura 43 veces en Zaca-
Los PROFETAS POSTERIORES AL EXILIO ZACARÍAS, M,\LAQlJfAS 473
MALAQUÍAS
5. Observemos que el propio Nehemías nunca fue mencíonado como pe~ah mientras
oc,upaba su cargo, sino solamente como tirshotha (término persa que probablemente
traduce la idea de reverendo, comparable al tarsta persa, el temido) . título que figura en
lisdros 2 :63 y en Nehemías 7:65.
CAPITULO 32
INTRODUCCION A LA POESIA HEBREA
Numerosos críticos del siglo XIX dieron por sentado que los hebreos
fueron incapaces de cultivar la poesía hímnica, lírica o didáctica, hasta
muy adentrados en su historia, y sólo por la influencia de sus más
cultos vecinos. Los representantes más radicales de la escuela raciona-
lista no tuvieron empacho alguno en descartar no solamente la paterni-
dad literaria davídica de todos y cada uno de los salmos, sino aun la
composición de cualquiera de ellos con anterioridad al exilio babiló-
nico. No dudaron un instante en asignar un ponderable porcentaje de
ellos al período macabeo (alrededor del año 160 a. de J.C.). Lo mismo
cabe decir de los demás libros poéticos; Job, Proverbios, Eclesiastés y el
Cantar de los Cantares, fueron considerados, en su totalidad, induda-
blemente posteriores al exilio.
En el siglo XX se comprueba una tendencia moderadora de este
punto de vista, y se concede que al menos cierta parte de La producción
hebrea se remonta a un periodo muy anterior. especialmente en su
original forma oral. El descubrimiento de un número creciente de him-
nos acádicos y egipcios ha permitido establecer claramente el cultivo
temprano de este género entre los vecinos de Israel, en el segundo
milenio a. de J.C. Más recientemente, estos descubrimientos se han
visto reforzados por el hallazgo de poesía ugarítica compuesta en un
idioma cananeo muy semejante a l hebreo y que se remonta al siglo XV
a. de J.C. Por lo tanto, la mayoría de los críticos modernos conceden
ahora la posibilidad de elementos muy antiguos que se remontan a la
época de David y aún antes, si bien la producción terminada no fue
escrita basta la época final de la monarquía, o en el período posterior al
exilio. El número cada vez mayor de poesía religiosa y didáctica, de
prácticamente todas las culturas con las cuales estuvo en contacto
Israel con anterioridad al exjlio, hace cada vez más dificil defender la
tesis de una fecha posterior al exilio para estos libros. .En realidad,
podemos decir que estas producciones no israel.itas de poesía semítica
nos obligan a concluir que aun los hebreos tuvieron que haber dado
forma escrita a estos versos, a menos que estuvieran culturalmente
atrasados en comparación con sus vecinos.
476
INTRODUCCIÓN A LA POESÍA HEBREA 477
PARALELISMO SINÓNIMO
Idéntico
Salmo 24:2
"De Jehová es la tierra y su plenitud;
El mundo, y los que en él habitan."
Similar
Salmo 19:2:
"Un día emite palabra a otro día,
Y una noche a otro noche declara sabiduría."
PARALELISMO ANTITETICO
Salmo 1:6:
"Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá."
(Este tipo es particularmente común en el libro de Proverbios.)
Tipo razonado
Proverbios 26:4:
"Nunca respon das al necio de acuerdo a su necedad,
Para que no seas tú también como él."
CLIMATICO
Salmo 29:1:
"Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos,
Dad a Jehová la gloria y el poder."
(Obsérvese que la primera línea es en sí misma incompleta,
y la segunda línea repite algunas de sus palabras y luego completa el
pensamiento.)
EMBLEMATICO
RESPECTO AL RITMO
1. Muy significativa resulta la afirmación hecha por Marvín Pope en la Anclior B.ible
Commenlory (Comentario blblico Anchor) sobre Job (pág. 48): "'Para lograr rlgídos y
ordenados moldes de metro y de estrofas en cualquiera de los más voluminosos poemas
del Antiguo Testamento, se requiere casi ine vitablemente tantos cortes y enmiendas, que
nos resultan poco convincentes. El conteo de silabas. acentuadas o no acentuadas , en
lineas en las cuales el texto está fuera de toda sospecha, muestra irregularidades como
para poner en tela de juicio las enmiendas hechas puramente sobre la base de la teorla
mé trica."
480 REsENA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO T ESTAMENTO
Libro 1: Salmos 1 - 41
Libro ll: Salmos 42- 72
Libro lll: Salmos 73- 89
Libro IV: Salmos 90- 106
Libro V: Salmos 107- 150
suponer que la poesía hebrea fuera una excepción de esa regla. Imposi-
ble negar que la poesía cananea del Ras Shamra (ugarita), correspon-
diente al siglo XV a. de J.C., muestra un fuerte colorido arameo. La
presencia de ocasionales arameísmos, por lo tanto, no es en sí
evidencia concluyente de una paternidad literaria posterior a la época
en que vivió David. Así, pues, al par que el Salmo 139 puede no ser
correctamente atribuido a David (ya que no podemos sostener la infali-
bilidad de los títulos de los salmos hebreos como tales), para probar eso
habría que aducir pruebas más contundentes que la mera presencia de
arameísmos aislados.
4. El David histórico, según muchos críticos, entre los que se cuen-
ta Sellin, difícilmente hubiera contado con la tranquilidad necesaria
para escribir poesía, ya que su vida estuvo colmada de problemas de
orden práctico; ni siquiera hubiera tenido la inclinación a tan refinada
disciplina cultural. En respuesta a ello, debemos reconocer que no sólo
los títulos de los salmos propiamente dichos, sino también abundantes
evidencias de otros relatos del Antiguo Testamento, indican la impor-
tancia de la música y la poesía en la carrera de David. El libro 1 SamueJ
lo exhibe como un virtuoso arpista en la corte de Saúl. En 2 Samuel 22
hallamos en forma ligeramente distinta todo lo esencial del Salmo 18, y
citado como composición del rey David. El pasaje de 2 SamueJ 1:19-27
contiene una endecha poética compuesta por David en ocasión de la
muerte de Saúl y Jonatán, en la batalla del monte de Gilboa. Y ya que
esta composición no figura en los Salmos, no pudo haber sido tomada
de ellos en calidad de préstamo. El hecho de que se refiere por nombre
a Saúl y a Jonatán indica claramente que no se puede admitir como una
composición posterior erróneamente atribuida a David; solamente
pudo haber sido compuesta por un contemporáneo que viviera
alrededor del año 1010 a. de J.C.
Si David pudo componer una elegía tan exquisitamente artística
como ésta, ciertamente tuvo la capacidad para escribir los otros salmos
que le atribuyen los títulos de los mismos. En 1 Samuel 16:18 vemos
claramente que según el antiguo autor hebreo, era posible que en un
hombre verdaderamente talentoso se combinaran las profesiones de la
guerra y de la música: "He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén,
que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en
sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él." En 2 Samuel 23:1, luego
de haber anotado las hazañas de David en la guerra y su eficacia en la
administración gubernamental, habla de él como "el dulce cantor de
Israel." Aparentemente estaba interesado en el mejoramiento de los
instrumentos musicales e introdujo sus propias innovaciones. Am6s
6:5 (alrededor del año 755 a. de J.C.) se refiere a él como inventor o
ejecutante de instrumentos musicales. Además se lo conoció no
solamente como solista, sino también como organizador de coros o
SI\LMOS 487
titulo del cual sostiene que David entonó este salmo a Jehová "acerca
de las palabras de Cus hijo de Benjamin". También se piensa que el
titulo del Salmo 34 poco tiene que ver con el carácter y los sentimientos
expresadas en el texto.
Sin embargo, una madura reflexión debiera llevar al investigador a
una conclusión diametralmente opuesta. ResuJta imposible explicai
por qué cualesquiera "rabinos posteriores" se hubieran aventurado a
añadir titulas de esta clase a salmos cuyos textos no reílejaran clara-
mente las situaciones de la vida de David que se asignan como marcos
de estas composiciónes. Muchos de los titulas contienen alusiones a
incidentes de la carrera de David, de los cuales no tenemos otro conoci-
miento que no sea éste. Así, por ejemplo, en el Salmo 60 figuran deta-
lles respecto a batallas peleadas contra Aram-Naharaim, Aram de Soba
y Edom, no registradas de manera alguna en los libros de Samuel. Tal
como lo señala Wilbelm Moeller (GATE, pág. 273), los detalles com-
plementarios constituyen un poderoso argumento en favor de la anti-
güedad del propio título del salmo. Un editor posterior jamás se
hubiera aventurado a elaborar nuevos detalles no contenidos en los
libros de Samuel o Crónicos. También resulta significativo que varios
de los sa.lmos "huérfanos" (es decir. salmos que carecen de título)
abundan en alusiones y referencias históricas a recientes sucesos o
situaciones contemporáneos que hubieran brindado amplia base para
posteriores conjeturas rabínicas.
La Septuaginta nos brinda evidencia concluyente en el sentido de
que los títulos fueron agregados al Salterio hebreo muchísimo tiempo
antes de la era helénica. En otras palabras, figuran en los títulos hebreos
varios términos técnicos, el significado de los cuales hubiera sido total-
mente olvidado para el momento en que se efectuó la traducción alejan-
drina (alrededor de los años 150-100 a. de J.C.) Por ejemplo, la expre-
sión "Al músico principal" (lomm•na~~eoh) se traduce sin sentido en la
Septuoginta como "Hasta el final" (eis lo lelos).' Cf. p. ej.. Salmo 44,
equivalente al Salmo 43 de la Septuoginta. Aparentemente el erudito
alejandrino conjeturó que la vocalización era l•-min-ne~ol_t, "hacia des-
de el fin". Jerónimo, en su comentario sobre Daniel (párr. 620) sugiere
que la correcta traducción de la expresión hebrea debiera ser "al
vencedor"; probablemente en este recibió la influencia de la traducción
de Teodoción, eis to nikos, "A la victoria"; o de lo contrario, de la
1. Casi no se puede dudar que el lector griego entendle que le frase eis to lelos significaba
basta e l fin. Sin embargo, debe concederse que la palabra lelos cuando no va precedida de
la preposición eis, ocasiona lmente puede significar una ceremonia o rito de iniciación
(el. Esquilo, Euménides 799; Sófocles. Antlgona 1226: Platón. La flepllblica, 8:560c). El
Tergum traduce lam-m•nanco(,, como a.lbanza (li§'bOJ¡d'), El hebreo m•nos~eot, os un
participio derivado del verbo nó~a!J. brillar, sobrepasar. En le Piel, este verbo fue utili-
zado para una presentación litúrgica de música; asl figure en 1 Crónicas 15:21. El sustan-
tivo n~a!J podrla significar brillo, giorle, o permanente continuidad , eternidad. En un
sentido derivado, esta ralz también podrla ser un término que signifique "victoria."
SALMOS 489
3. Engnell. Sludies in Dívine Kingship (Estudios sobre la divina dignidad real) (Esto-
colmo: Almqvist & Wiksells Boktryckeri. 1943), pág. 176. n. 2.
4. El término ezrollo parece indicar uo descendiente de Zera. de la tribu de Judá.
Aparentemente una familia levltica. asentada en Judá. Aparentemente una familia
SALMOS 491
(Salmo 88), uno a Etán ezraíta (Salmo 89). De los salmos "huérfanos" o
anónimos, pocas dudas hay que al gunos de ellos indican haber sido
compuestos durante el exilio o después de él. El Salmo 137, "Junto a
los ríos de Babilonia", podemos considerarlo del tiempo del exilio,. y el
Salmo 126, "Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión", de
los primeros tiempos posteriores al exilio, tal vez alrededor del año 500
a. de J.C.
Fue inevitable, por lo tanto, que el Salterio se formara por etapas a
lo largo de un extenso período de tiempo. Aparentemente el agrupa-
miento por libros es de antigua d ata. Así, el Salmo 72:20 sostiene:
"Aquí terminan las oraciones [t•pillót] de David, hijo de Isa!;" esta
anotación sin duda alguna marca el final de una primitiva edición del
Salterio que contenía casi exclusivamente los salmos de David. Se
pueden distinguir por lo menos tres colecciones.
1. El Libro I (Salmos 1-41) probablemente fue compilado por
David, o de lo contrario, por alguno de sus colaboradores, bajo su
dill'ección. Si bien carente de título, el Salmo 1 sirve como una lógica
introducción a toda la colección y bien pudo haber sido compuesto por
el propio David o por Salomón su hijo. El Salmo 2, que también carece
de título, claramente se atribuye a David en Hechos 4:25. La causa de
que el Salmo 10 no tenga título se debe probablemente a que original-
mente estaban unidos los salmos 9 y 10 (la Septuaginta los considera
como una sola composición). El Salmo 33, que carece de título en el
TM, la Septuaginta se lo asigna igualmente a David. Por lo tanto, parece
que todo el contenido del Libro I debe asignarse a David. Sin embargo,
es harto complicado imaginar la razón por la cual se hizo solamente
una colección parcial de las poesías de David y se las incorporó a este
primer volumen. Resultaría dificil demostrar que estos salmos fueron
compuestos en la primera parte de la carrera del rey y que los salmos
davldicos de los libros posteriores provienen de su vejez, porque en
algunos casos (notoriamente los salmos 32 y 51), algunos de los que
figuran en los libros posteriores se· remontan a una época tan antigua
como la de los que figuran en el Libro l. Ewald y otros han sugerido
que posiblemente la más antigua edición del Salterio contenía no
solamente los salmos 1-41, sino también 51 - 72, y que sólo con
posterioridad se insertaron los salmos de Asaf y de los hijos de Coré (es
decir, los salmos 42-50). Ciertamente es verdad que ninguno de los
salmos 51- 72 se asigna por título a otro autor que no sea David, y el
último versículo del Salmo 72 constituiría entonces un apropiado final
de toda la colección tal cual fue publicada originalmente.
2. El Libro 11 (Salmos 42- 72 ) y el Libro III (Salmos 73-89) bien
levltlca, asentada en Judá, fue incorporada a la familia de Zera, tanto por vivir en una
comunidad ludla como también, posiblemente, por las relaciones matrimoniales entre las
dos familias.
492 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
59, 75).
5. 'al Yónat 'elem I"hóqfm aparentemente significa "sobre La palo-
ma silenciosa," (Reina-Valera). Algunos han sugerido una modifica-
ción en la puntuación de tal manera que diga 'élím rehóqím, o sea
"lejanos terebintos" (Salmo 56).
Un término técnico que no figura en los títulos de los salmos es el
dudoso y confuso vocablo selah. Se han sugerido muchas explica-
ciones para el significado de esta palabra. La más plausible es que el
término deriva de la raíz sálal que significa elevar. La Septuaginta lo
traduce diapsalma, que significa interludio musical. Selah, por lo tan-
to, no es una palabra para ser leida en voz alta, sino simplemente un
llamado de atención al recitador para que en ese punto haga una pausa
y permita un acorde del acompañamiento musical; o también pudiera
ser una indicación para que eleve la voz a un tono más intenso, o tal vez
para que eleve su corazón en una piadosa contemplación o meditación.
El Salmo 67:1, 2 contiene el término selah en medio de una oración, lo
cual dificulta explicarlo como una pausa para interludio musical. Sin
embargo, en la mayor parte de los demás casos, esta interpretación
parece ser la más apropiada.
Los Salmos 120-134 incluyen en sus títulos la expresión "Canción
de las subidas" (Biblia de Jerusalén), "Cántico gradual" (Reino-Volero;
§fr hamo '•lot, en hebreo). Algunas antiguas tradiciones judías explican
esto en relación con una escalinata que conducía al atrio de los hom-
bres en el templo (Mishnah: Middoth 2:5). Una explicación más lógica
sería que estas "subidas" se refieran a las etapas de una peregrinación a
Jerusalén (la palabra mo '•lót deriva del verbo 'aloh, "ascender", es
decir a Jerusalén). Algunos prefieren interpretarlo como "procesiones"
(o peregrinaciones), por metonimia de "ascenso". De ahí que fueran
canciones de peregrinos, para cantarlas cuando iban en camino a Jeru-
salén para las fiestas anuales. Esta explicación también parece preferi-
ble a la de Gesenius y Delitzsch, que relacionan el término con un
movimiento progresivo, paso a paso, de los pensamientos expresados
en los propios salmos; desafortunadamente para esta teoría, algunos de
los salmos de este grupo no exhiben de ninguna manera esa caracterís-
tica (p. ej., los Salmos 125 y 133).
con Moteo 22:44; Marcos 12:36; Lucos 20:42, 43; Hechos 2:34; Hebreos
1:13. También comparar Salmo 45:6, 7 con Hebreos 1:8, 9; el Salmo
69:4 y Juan 15:25; el Salmo 69:9 con Juan 2:17; Salmo 16:10 con
Hechos 2:25-28 y Hechos 13:55; el Salmo 8:5-6 con Hebreos 2:6-9; el
Salmo 8:2 con Mateo 21:15-16; el Salmo 118:22, 23 con Mateo 21 :42.
Ejemplos de otros salmos generalmente considerados como mesiánicos
son los Salmos 40, 41, 68, 72, 102 y 109.
SALMOS IMPRECATORIOS
EL TEMA DE JOB
El libro trata del problema teórico del dolor en la vida de los piado-
sos. Se ocupa de responder al interrogante: ¿Por qué deben sufrir los
justos? La respuesta se da de una manera triple: (1) Dios merece ser
amado aun aparte de las bendiciones que conceda; (2) Dios puede
permitir el sufrimiento como medio para purificar y vigorizar el alma
en la piedad; (3) los pensamientos y los caminos de Dios se mueven por
consideraciones tan grandes que no las puede comprender la dimiriu ta
mentalidad del hombre, puesto que el hombre es incapaz de ver los
hechos de la vida con la amplitud y visión con que los ve el Todo-
499
500 RESEÑA CRITICA OE UNA I NTROOUCCIÚN Al, ANTIGUO T ESTAMENTO
que las condiciones im perantes después del éxodo; (2) el hecho de que
fuera el jefe de la familia y no un sacerdote ordenado quien ofreciera el
sacrificio, también ser ía una costrumbre pre-mosaica; (3) la mención
del q•sitah como una pieza de dinero Job 42:11) sugiere una fecha al
menos tan remota como la época de Josué (cf. Josué 24:32), si no el
período patriarcal (cf. Génesis 33:19). Pero si el escenario estuvo ubi-
cado al norte de Arabia, cerca de Edom, una sociedad tipo clan bien
pudo haber persistido alli hasta la época de la monarquía hebrea. Es
posible que persistieran los sacrificios privados ejecutados por los jefes
de familia junto al sacerdocio tribal oficial.
Esta localización extranjera también explicaría la comparativa rare-
za del nombre Yahweh en la mayoría de los capítulos del libro. Job
demuestra una clara preferencia por el término pansemftico 'Elóah o
'Elóhim, para Dios ("Yahweh" figura dos veces en el capítulo 1, una
vez en el capflu lo 2, una vez en el capítulo 12, una vez en el capítulo
38, tres veces en el capitulo 40 y cinco veces en el capitulo 42.) Muy
interesante es el hecho de que el título Shaddai, el Todopoderoso, se
repite no menos de 31 veces en Job, contra 16 veces en el resto del
Antiguo Testamento. Esta evidencia del uso de los nombres divinos
ciert amente tiende a confirmar la teoría de un marco no israeli ta.
Y, sin embargo, se mantiene firme, aparte de la ausencia de una
influencia mosaica, que el trasfondo de la historia de Job señala hacia
un marco a comienzos del segundo milenio antes de Cristo. W. F.
Albright, en su capítulo ''Old Testarnent and Archaeology" - El Anti-
guo Testamento y la arqueología-, en el Commentory (Comentario) de
Alleman y Flack, señala que el histórico Job bien pudo haber sido
contemporáneo de los patriarcas. Las razones en qu e se basa para arri-
bar a esta conclusión descansan parcialmente en el dudoso argumento
de que Ezequiel 14:14 menciona juntos los nombres de Job y Daniel.
Albright entiende que este Daniel es al an tiguo héroe cananeo Dan'el,
que figura como personaje prominen te en uno de los poemas épicos
ugaríticos, es decir, corno el idólatra padre de Aqhat. Luego rechaza la
posibilidad de que Ezequiel pudiera referirse a su propio contempo-
ráneo, Daniel, que esl.aba en Babilonia. También subraya el hecho de
que los otros nombres de la narración son au ténticos para el segundo
milenio antes de Cristo. Así, Bildad era probablemente un apócope de
Yabil-Dad um, nombre que se encuentra en fuent es cu neiformes que se
remontan a ese período. También traza un notable parecido con el
relato del "Job babilónico", composición cuneiforme trad ucida en la
obra AB de G. A. Bal!'ton. Esta es la historia de un hombre justo que
sufrió una amarga agonía en su cuerpo y espíritu, a pesar de tener plena
conciencia de haber vivido honradamen te, y sin embargo, se mantuvo
firme en medio de su aflicción. Finalmente, se le concedió una vida
más feliz que nunca antes, para la gloria de Marduc. el dios de Babilo-
Los LIBROS SAPIENCIALES Joo y PROVERBIOS 503
pantes. Algunos críticos sostienen que Eliú no agr ega nada nuevo a la
discusión, porque repite lo que los tres amigos ya han dicho, o anticipa
lo que Dios está a punto d e decir.
En respuesta a estas objeciones, podemos señalar que el capítulo 32
dice ciaramente que Eliú no fu e uno de los participantes originales de
la discusión, cuando se inició en el capítulo 2, s ino que intervino en la
conversación posteriormente, cuando ya había avanzado bastante. De
ser así, no habría razón alguna para mencionarlo en el prólogo.• Y en lo
que respecta a los discursos de Jehová en el epílogo, no habría habido
ninguna razón en particular para mencionar a Eliú en ninguna d e las
secciones, si lo que dijo no merecía corrección alguna. Los tres consola-
dores se hicieron acreedores al reproche de Jehová porque interpreta-
ron erróneamente la naturaleza de la providencia de Dios. Tampoco es
exacto sostener que Eliú no hizo otra cosa que repetir lo que los otros
tres ya habían di cho; de lo contrario. el autor no lo hubiera presentad o
como uno que los increpó. Cierto es que Eliú tuvo que repeti r muc ho de
lo que ya había s ido di cho para poder evaluar la dosis de verdad que
tenían en su poder, pero ello tu vo por objeto solamente tra zar un plan
para dejar claramente sentada su posición. La conlTibución de Eli ú fue
reprochar a los tres amigos la farisaica ex plicación de que toda des-
dicha es un castigo necesario por los pecados personales, En realidad
de verdad, puede deci rse razo nablemente que los comentari os de Eliú
sirven admirablemente para preparar el cami no a la teofanía de los
capítulos finales.
También se alega, desde el punto de vista lingüístico, qu e los dis-
cursos de Eliú contienen tantos arameísmos como para indicar un autor
distinto del que compuso el resto del libro.' Pero resulta diíícil sostener
1. Tal como lo seÍ\ala O. N. Freedman, Eliú c ita algunos de tos anteriores comenlrurios de
Job para poder reíutarlo (el. 13:24 en 33:10; 13:27 en 33:11. y 27:2 en :i4 :5). Esto sólo
puede significar que El iú estuvo prnsente en lo mayor parte de la discus ión. ta l como lo
aíirma 32:2-4. Frecdman sugiere. además. que la intención original lue insertar antes los
d iscursos de Eliú en la d iscusión. pero luego se descartó la idea en lavor del más
dramático discurso de Yahvé desde un torbell ino. Este autor imagina que estos discursos
descartados de Eliú fueron insertados todos en un solo grupo por un editor posterior
(Horv-0rd Theologicol Review- Publicación teológica de Harvard - 61 11968], págs. 53.
59. No hay evidencia sólida para esta teoria. pero es concluyente la demostración de la
presen cia a nterior de Eliú e n la d iscusión.
2. A. Guillaume ins iste en que rea lmente no hny en absoluto arameismos dcmostr-Jbles
en los discursos de Eliú, y quo todos los ejemplos c itados pueden explicarse como
arabismos. Así. 'illep (ensefiar] es semejante al árabe 'olfofo, domesticar. formar, un ir:
l) iww,oh (mostrar, declarar] está relacionado con wol)o¡, (sugerir, indica r) con una
metótesis de los dos primeros rad ica les: miJJoh (pa labra) está relacionado con 'omallo
(dicta r¡; y sógó' (crecer, aumentar de tamaño) eslá emparentado con sogwó (grueso y a lloJ.
El a na iza otros 20 ejemplos y rcintcrpreta varios de ellos, como mal traducidos. y los
relaciona con análogos á rabes y no con arameos. Gu illaume tal vez llega a la exageración
en su prejuicio contra los ara meismos en este caso. pero esta interpretación le hace
justicia a l menos a la localización de uz en el norte de Arabia. Según algunas i nscrip•
c iones tamudias. uz está locallzado cerca del oasis de Med ina y Khaybar en Hejaz. ("The
Unity ol lhe Book oí Job" - La unidad del libro de Job- en Annuol o/ Leeds Univers ily-
Anuar io de la Univers idad de Leeds- sección oriental 14 11962-19631: 26. l7.)
Los LIBROS SAPIENCIAL,ES )08 Y PROVERBIOS 511
posición min que algunas veces realmente significa sin; pero justo es
decir que en relación con el verbo ver, min, tal como se la usa en otras
partes, indica siempre el lugar ventajoso desde donde mira el observa-
dor. Podemos concluir, entonces, que el oyente hebreo hubiera inter-
pretado dicha afirmación de la siguiente manera: "Y desde la ventajosa
posición de mi carne, veré a Dios."
PROVERBIOS
4. Unos pocos erud itos han intentado apoyar esta teoría del origen tardío señalando unas
poca s. J:!•labras hebreas ~uJ)ueslamenle derivadas del g_riego. Asf, Eissfetdt ha sugerido
que 'e!un. " lencería" (Brblio de /erusolén" en Proverbios 7:16). es vocablo lomado del
griego othone. " lino lino ... Si n embargo. es insoslenible esta derívación. El Lexicon K-8
ni s iquiera menciona la posibilidad de esta derivación, sino que más bien la vincula con
el egipcio 'idmj. un lino rojo manufacturado en Egipto: término derivado en ú lt ima
ins1a ncia de la raíz semítica ·-d-m. "rojo ...
Los L IBROS SAPIENCIAL.ES Joo Y PR0\11::RBIOS 519
6. lbid , pág. 6.
7. lbíd, pág. 13.
Los LIBROS SAPI.ENCIALES Joe y PROVERBIOS 521
1. Ya seiialamos en el capítulo 10. págs, 153. 154 que estas t enn i nacion es constituyen
una base muy débil para establecer genuinos arameísmos.
ECLESIAST~S Y CANTAR DE LOS CANTARES 529
2. Cf. G. L. Archer: "The linguistlo Evidence for the Date of Ecclesiastes" (Eviden-
cias lingüísticas para la fecha de Eclesiastés) en lournal of the Evangelica.J Theologicol
Sociefy (Publicación de la Sociedad Teológica Evangélica) (Verano de 1969), págs. 167-
81. Esta repasa y amplifica los argumentos de Daliood respecto al trasfondo fenicio,
mostrando la tendencia hacia una ortografía fenicia (que carecía de letras vocales aun
para las flexiones), inflexiones, pronombres y participios, característicamente fenicios
sintaxis fenicia, vocablos incorporados de otros idiomas y analogías, incluso una serie de
términos mercantiles. Esta influencia fenicia se explica mejor entendiendo que este
530 R ESEÑA CRiTlCA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANT ICUO TESTAMENTO
546
C RONOU)CIA DEL A NTICUO T ESTAMENTO 547
Monarquía unida
• 25, Saúl 1050-1010
• 26. David 1010-970
'27. Salomón 970-931
' 26. Comienza la alrededor de
ed ílicacíón del templo 966
Monarquía dividida
REYES DE jUDA REYES DE ISRAEL
' 29. Roboam 931-913 *30. Jeroboam 1 930-910
31 . Abfam 913-910 32. Nadab 910-909
' 33. Asa 910-869 34. Baasa 909-686
35. Ela 666-685
36. Zimri 685
37. Omri 885-874
º 38. Josafat 872-848 º 39. Acab 674-853
40. )oram 848-641 PROFET11S 41. Ocozfas 853-852
4:l. Abdias alrededor 42. Joram 652-641
de 845
44. Ocozfas 841 •45, Jehú 641 -61 4
46. Atalia 641-835
"47. Joás 635-796 46. Joel 810-795 49. Joacaz SH-798
50. Amasias 796-767 51 . Jonás alrededor de 52. Joás 798-782
600
•53, Uzfas 790-739 54. Amós 760-746 • 55. Jeroboam 793-753
11
56. Zacarias 753-752
Si . Salum 752
56. Manahem 752-742
59. Jotam 751 -736 61 . Oseas 746-724 62 . Pekaia 742-740
63. Acaz 742-726 º64. lsalas 740-660 65. Peka (752) 740-732
"66. Ezequfas 728-697 67. Miqueas 735-690 66. Oseas 732-723
70. Calda de Asiria 721
•73 , Manasós 697-642 Rl,'VES OE ASIRJ/1
"' 74 . Amón 642-640 75. Nahum 640 60. Tiglat 744-727
Pileser lU
"76. Josfas 640-609 77. Sofonfas 640-630 69. Salma- 727-722
nasar V
• 78. )oremias 626-585 71 . Sargón 11 722-705
•79, Joacaz 609-608 72. Senaquerib 705-661
80. Esarjadón 660-669
81. Asurbanipal
669-626
62. Joaclm 606-597 63 . Habacuc 606·597
64 . )oaquln 597 · as. Ezequiel 592-570
66. Sedequias 597-567
•a1. Calda de 587
Jerusalén
-548
REmi DE CALDEA
•88. Na.buco•
RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
Cautividad
llegó a tumba dijera que la piedra había sido removida de la entr ada.
Almo 46:15 indica que los creyentes fueron llamados "cristianos"
en el año 73 a. de J. C., y no en Antioquía, como nos informa Hechos
11 :26. Resulta difícil imaginar cómo alguno hubiera podido ser mama-
do cristiano tantas décadas antes del nacimiento de Cristo.
Helamen 12:25-26, que supuestamente fue escrito en.el año 6 a. de J.
C., cita a Juan 5:29, como una fuente escrita con anterioridad, e intro-
duce el pasaje con la palabra" Leemos." Es difícil entender cómo puede
citarse una fuente escrita que no fue compuesta hasta ocho o nueve
décadas después del año 6 a. de J. C.
Numerosos son los casos en que las escrituras mormonas, de las que
se dice estuvieron en posesión de los nefitas en el año 600 a. de J. C.,
citan o aluden a pasajes o episodios que se encuentran solamente e n los
libros posteriores al exilio del Antiguo Testamento. A continuación
citamos varios ejemplos:
1. Primero Nefi 22:15 sostiene: " He aquí, dice el profeta, pronto
llega. el tiempo en que Satanás perderá su poder sobre los corazones de
los hijos de los hombres; pronto llega el día en que los orgullosos y los
que obran malvadamente serán como paja; y se aproxima el día en que
serán quemados." Comparar este pasaje con Malaquías 4:1 (alrededor
de 435 a. de J. C.): "Porque he aquí, viene el día ardiente como un
horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa;
aquel dia que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no
les dlejará ni raíz ni rama."
2. Segundo Nefi 26:9: " Pero el Hijo de justicia se les aparecerá; y él
los sanará, y tendrán paz con él, hasta que transcurran tres gene-
raciones." Comparar lo anterior con Malaquías 4:2: "Mas a vosotros los
que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá
salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada." Obsér-
vese la confusión entre Hijo y Sol (en inglés, Son y Sun) que solamente
podria haberse originado por su similar sonido en el idoma inglés.
3. Tercero Nefi 28:21, 22: " Y tres veces fueron arrojados en el in-
terior de un horno y no recibieron daño alguno. Y dos veces fueron
arrojados en una cueva llena de fieras salvajes; y he aquí que jugaban
con las bestias como juega un niño con un cordero mamón, y no re-
cibieron daño alguno." Comparar esto con Daniel 3 y 6, capítulos que
relatan las cosas que les ocurrieron a Sadrac, Mesac, y Abed-nego, y al
propio Daniel. Resulta difícil entender de qué manera estos creyentes
mormones pudieron soportar experiencias como las que se relatan en el
libro de Daniel, que ni siquiera fue compuesto hasta varias décadas
después de pretendida partida de ellos hacia Nueva York en el año 589
a. de J. C. (Daniel pudo haber tomado forma escrita sólo después de la
caída de Babilonia en manos de los persas, en el año 538 a. de J. C.,
puesto que contiene por lo menos quince vocablos incorporados del
ANACRONISMOS E INEXACTITUDES HISTÓRICAS EN LAS ESCRITURAS
DE LOS MORMONES 555
idioma persa.)
4. Alma 10:2 afirma que Aminadi "interpretó la escritura que es-
taba sobre la pared del templo, escrita por el dedo de Dios." Sin duda
alguna, ésta es un reminiscencia de la hazaña de Daniel al leer la
escritura divina que apareció en la pared del salón durante el banquete
de Belsasar en el año 539 a. de J. C.
Más notable aún es la abundancia de paralelos o citas del Nuevo
Testamento palabra por palabra, que se encuentran en el Libro de Mor-
m,ón, que supuestamente estaba en poder de los nefitas por allá en el
año 600 a. de J. C. Jera! y Sandra Tanner (The Case Agaínst Mormonism
- Alegato contra el mormonismo- vol. 2, Salt Lake City, 1967, págs.
87-102) enumeraron no menos de 400 ejemplos claros, de entre un
número muchísimo mayor, que podrían aducirse; y estos ejemplos sir-
ven para establecer, fuera de toda duda, que el autor del Libro de
Mormón estaba bien familiarizado con el Nuevo Testamento, y especJfi-
camente con la Versión del rey Jacobo (KJV), edición de 1611. A con-
tinuación, algunos ejemplos:
1. Primero Nefi 4:13: "Que perezca un hombre y no que una nación
... perezca en incredulidad." Comparar esto con Juan 11:50: "Que
un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca."
2. 1 Nefi 10:8: "Del cual yo no soy digno de desatar la correa del
calzado." Comparar con Juan 1:27: "Del cual yo no soy digno de
desatar la correa del calzado."
3. 1 Nefi 10:9: "En Betábara, al otr,o lado del Jordán ... debía él bauti-
zar." Comparar esto con Juan 1:28: "En Betábara, al otro lado del
Jordán, donde Juan estaba bautizando."
4. 1 Nefi 11:22: "El amor de Dios que se derrama en el corazón de los
hijos de los hombres." Comparar con Romanos 5:5, que dice: "El
amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazones por el Espí-
ritu Santo."
5. 1 Nefi 11:27: "El Espíritu Santo descendió del cielo y asentó sobre él
en la forma de una paloma." Comparar con Lucas 3:22: "Descendió
el Espíritu Santo sobre él en fol!"ma corporal, como paloma."
6. 1 Nefi 14:11: " La ramera de toda la tierra, y se sentó sobre muchas
aguas; y tenía dominio sobre toda la tierra, entre todas las naciones,
tribus, lenguas y pueblos." Comparar este pasaje con Apocalipsis
17:1, 15: "La gran ramera que está sentada sobre muchas
aguas . . . Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son
pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas."
Máximo interés reviste el fraude recientemente expuesto del de-
nominado Libro de Abraham, parte de la escritura de los Mormones,
conocida como The PearJ of Great Price (La perla de gran precio).
Este fue, según se afirma, traducido de un antiguo papiro egipcio
hallado en las envolturas de ciertas momias adquiridas por un tal
556 REsEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTICUO T ESTAMENTO
ZQEx. Porciones de Exodo 1, 7, 9, 11, 12, 21, 26, 30; también hay otro
manuscrito representado, que contiene Exodo 18, 21 , 34.
560 REsEÑA CRITICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
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INDICE DE TEMAS Y NOMBRES
Abimelec de C:erar. 14~-44 A l,-í,tm n. 21 4 • 1 ~
Abdía s. Libro. 331-36; bosquejo. 3.32; Autógra fos originales. 2:h2.!I., 3.9
fecha. 33.2clll Aut oridad bíblica, llw.6
Abraham, 186-90; y Génesis 1.4.. 235-37;
pacto de, ~ 60 Babilonia. ca utividad babilónica. 1:u.
Adán. his toricidad y caída , 220-2 1 289. 294-95, 324-25. 331-36. 342. 365·
Aga r. L44 6J!. 370- 75. 365-62 393-95, 400-02. 407-
Aggadah. 62 0-6. 418-28
Aknatón. [Am eno tep IV). 159, 2.93 Bel•el. excavación. 2..51:.5.8
Alejandro Magno. 417. 436-38 Biblia Heb reo: de Kittel. ~ 9..6; ediciones
Amenotcp 11. 2iZ, 521. 253"54 impresas. ,11
Amcnotcp 111. ill, llJl, 25.9
Amón•ra, 15.9 Calda del hombre. 220·22
Amós. Libro. JSQ-55• bosquejo. J.S.Q; Caldeos. ' Babilonia
fecha. 352, 53: in tegridad del tex to, Calendario hebreo, celebraciones.
353; paternidad. 351 -52· puntos de 262- 268
cont acto co n el Pen tateuco. 353-55 Cal igrafía, el arte. 16.2. 184-86
Angelología . .43:h:14 Ca naneos . 266· 69 2.!12. 2.9.6.. 302,c03
Antiguo Testame nt o; cro nología. 546· Canon a lejandrino. 78:.29
458; inl roducción. •Jntroduc:ci6n, Canon del Anliguo Teslu mento, 2.l.:Jl!l:
J\ntiguo Tes tamento; re lación al ' J\ntilegomena ; Antigíl edad. &2.1!:
Nuevo Tes tame nto. l.cl.11: unidad. 20- definició n, 2.1; di visiones. 2cZ!I.;
21: versiones. ~ Mipólesis del desarrollo. 83·86;
Animis mo, l.6.lh6.J pruebas de canonicidad, 82'.63
Antilcgomcno. 2.4..2.5 Ca non masorético. 25.,28
An tioco I V (Epifa nes) , J.Z!L 418. !1.3.5.. Ca non pales tin o, Zl!:JI.□
4.J.2:..4.Q. :i.5.6 Co nt ar d e los Cantares. 536-45;
Apócri fos. ca nonic id ad, 2.&B.2 bosquejo. 538· 39: canonicidad, 542:
Aqulla. vers ión de. 5.1 int erpretación. 542-45: pa ternida d
Arameísmos : critería para procedencia salomónica. 541-42; pa ternidnd y
de divisiones. 150,· 56· en Eclesiastés, reeh a . 5.3.!h!l.ll
529-30; en Job. 5)(f:J J: en Jonás. 345- Carbono l.1iL 202, Zl.6., 22.8
'l.6; en Rut. JJO; en los salmos Carquernts. batalla de. 325
da vid icos. 485 Carta de Aristeo a Filócrates, 4.2.-_48
Arameismos, 148-156, 150-56: palabras y Cartas de Tell el-Am arna. 1.5.0. 19.3. 248-
para lelos . 139-47· relatos dobles y :!J!. lli. 293· JQO 306:.QZ
para lelos. 139· 42: va ri anles entre Censo, las cifras de Números. ~
Yahweh y Elohim. J3hl6· variant es Cli nidro Tay lor. 323
en d icción y estilo. Ll!h39 Circuncisión. 191
Ara meo; en Daniel. :1.2.5, 432; en Esdras. Códi ce Al ejandrino. ~ 50. 2&29
!5.6 Cód ice Lyons. !i!l
Asirin. 299. 334, 337-38: 342-45. 357. Cód ice Palinses to de \Vurzburg, 54
389-90 :ili. !1.69 Cód ice S inofl ico, 5.0. Z9
571
572 REsEFlA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO 1'EsTAMENTO
Cód ice Vaticano, 4.11. 5D. Z9 Egipcios. textos de execración. 15.0. 1.9.J
Código de Hammurabí. lJl1. 12.9. 1fiJ. Egipto, 124-27 1.3.Z. liJ.:.H .. 15.!1:.6.P. 237•
191, 2.6.L 287. 3.2.8 4.2., 244-59 289-90 293-94 307-08 337-
Código Legal hitita . 189 3.ll. 357. 3.9.4. 397-96 <l.0.L.02
Código Sacerdocio. J73-6J. t7Q.!!2, 409- Elefanllna. papiros, 6.0. 323. 428. 432.
1 O. 'Teoría Documentos 4fill, 452. 455. 4.li.Z. 458
Código Sa ntidad. !!.!!. 2..6!i=.6.2 Elohim: variantes entre Yohweh y,
Concilio Cartago, 8l lJJ=.3.6
Concil io )amola. il, Zi, ~ 542 Embriología y evol ución, 210-11
Concilio. Trento, !i.4 Epicúreos. lll!, 5.33.:.J~
Concilio Trullano, 8J Epistemologia , Zl
Conquista de Canaán, 192-95, 254-59. Errores de escribas, 511,.62
266-90. 294-300. 306-08 Esdras, Nehemias; Libros. 451-58:
Corán . 15, 22, 23, 33, 12.6. 13.2; autenticidad. 454-58: bosquejo, 451;
anacronismos e inexactitudes his toricidad. 455-58; paternidad y
históricas. 54.9· 52 fecha. 452-54
Creación, días. 200-07 Estela de Amada, 253
Creacionismo. 207-19 Estela de Merneplá, 194-95. 252
Crítica a lt a . 99- ll!I' ' Teoría documento/ Estela de Tutmosis IV. 253"54
Crflica ba ja. del texto. li.lloZ.Q: ca non, 62· Estela Ka rn ak. 253
Jli; conlribuciones hebreas. ~ Estela Kawa, 325-26
definición. 5.8; metodologla. 6.tll.S; Estela Menfís. 253
1ipos de errores en los manuscritos. Estela Mernep ta. 252
5.8di.2 Estela Negra. 323
Crflica formal, il 102,.Ql) Estela Za ki r. 15.1
Crónicas, Libros de. 444•51; bosq uejo, Es ter. Libro, 456-62: bosquejo, 458-59:
4.4.5: confiabilidad his tórica. 442•51 ' canonicidad. 2.4; historicidad. 459-63:
fecha, 446-4 7: paternidad. U5 pa lernidad y fecha. 459
Cuevas del mar Muer'lo. manuscritos. Es toicos. Ui.9
558-563 Estilo hebreo, 1J6:J9 ll5:AZ
Etiópica, versión. 56
Da niel. Libro, 415-43; bosquejo. 4lfl•1Z: Evoluc ión emerge nte. 213-14
fuentes diversas. origen. 441-43: Evolución leista. 214-15
observaciones de los crfl icos. 418-40: Evo lucionismo moderno. 207-215
paternidad. 417- 18. 440-41; profecías. Exodo, Libro. 24.3•63: bosquejo. 243-44·
43 5-40; teología. g.J.:hM fecha. 247-59: his toria temprana de
Darwin. Carlos. 207-210. 213-215 Moisés. 244-45• pacto y decálogo, 259·
Decálogo, 2S9,.6.J 61: tabern áculo, 261-63, •rsroel en
Deu1ero .. Jsnías, • Jsoíos, Composición Egipto
Deuteronomio, Libro. 227.90· bosquejo. Ezequiel, Libro. 405-14: biografia del
2ZZ=.Z.8: ca nonicidad. 115.: fecha. 112- au tor. 4Q6: bosquejo. 405-06;
Ui: 2 ~ paternidad, ~ : canonicidad. 74; código sacerdotal,
principios fundamenta les. 22&Z9 409- 10; objeciones criticas, ~.06· 09:
Oía prolongado de Josué. 300-02 problema de capítulos, 4.2:.5.1. 410-14:
Difi cu ltades en la Biblia. 3!hJ.2 tratados firmados entre reyes vasallos.
Diluvio, U , 142-43. 2.2kJ.2 2.8.kJl.2
Disteleologia. 211 , 214
Dílogra fia. 5.9
Documento K. 99 Fe. ~
Fiestas hebreas, 26.6:.66
Documento l., 99 Filisteos. J.0.2:.0.8
Documento S. 100 Fisión, crfl ica textua l, 60
Docu mento Sadokita. Z!I Pormgeschichte, ' Critico formol
Fragmentarios. teóricos, 8.9. 92
Eclesiastés. Libro. 523-38; a nacronismos. Fusión. crítica textual. 5.9:.lill
53.4d6: bosquejo. ~ : canoni cidad,
H : paternidad y fecha. 526·38:
propósito y temo. 5.2.J Cemara, 6Zcfil!, Z.4
Egipcios. himnos. il6. ~ Genea logía, 2.5.. 215· l 9, 23.:h35
INDICE DE T EMAS Y N OMBRES 573
Génesis. Libro. 192•'42: bosquejo. 198· bislorin del texto. 398-99: integridad
99.: creación. 200·05: pa ternidad . 197• del texto. J99-400· pa ternidad. 3.9k9.8
9.9; relatos paralelos en, 139· 142 férico, ZSA=-55
Genética y evolución. 207-10 Job. Libro. 499-5]2: bosquejo, 500-01 :
Gilga mes. epopeya. al. 2..2.J.. z.3.2. 5.3-4 composición. 503-08: fecha de los
C raf- Wellh ausen Hipótesis. •Teorio sucesos. 501-03: integridad del tex to.
documental 508- 12: pa ternidad. 501: lema. 499· 50D
joel. Libro. 336- 40: bosquejo. 336-37:
Habacuc. Libro. 393-95: bosquejo. 393: pa1ernidad y fecha. 337-40
mensaje. 395: palernidad y fecha. jonás. Libro. 340•49· nutenlicidnd, 342·
393.95 il; bosq uejo. :!41: integridad del texto,
Habiru. ~.9.. 294-300 li.Z:.49: paternidad y fecha, 341·42
Hageo. Libro. 464-65: bosquejo. 4.61; José. histori a, 2..3.Ze.42
paterni dad y fecha. 46.4; trasfo ndo fos ué, Li bro, :l.ll.1:.:lml: bosquejo. 29) -92:
histórico. !1.65 día prolongado, 300-02; exterminio de
Hagiógrapha. Z2 los cananeos, 302· 03: paternidad y
Hai. excavación. 2..5&.5.2 fecha. 29kll.J
Halaknh. 61 Jueces. Libro. 303-09; bosquejo. 303-04;
Haplografín, crítica textual. 59. 63 contribuciones arqueológicas. 306-08:
Hesiquio. revisión, t9.:.5D cronología. 282-83; feche . 304 -05:
Hexapln de Orígenes. !l!, ftl, 55 paternidad y unidad. 305-06:
Hexaplo . Siria, 5.5 sacrificios humanos. 308·09
liexateuco. 90· 91 , 105· 0.6. 2.93
Hicsos. 186. 237-42, 244-45, 2.4.Jl. 2.4.&S.O Kethubim. ~ 26. 8.4:.B./i. 418
Hillel. escuela , 2.4
His tori a bebrea, reconstrucción. 157-1 81 Lamentaciones. Libro. 402-04; bosquejo,
1.0.3; paternidad y fecha. ~
Hombre. antigüedad. 2..15=-19
Nomocotelcuton. critica textual. 6J., 6.3 l..aquis: excnvnción, 2.5.6: tablillas. ;1112
Homofonia. crit ica textua l. 6D Lenguas semíticas y no semil icas. 1&.19
Horeos. 182 Lev íiico. Libro. ~ bosquejo. 264-65;
fies tas hebreas. 267-68· legislación
Jdolatrla . ]60-64, 3.Z1.,.29 levi lica. 265· 62· lipos de sacrificios.
Infalibilidad de los autógrafos 2.6.9
origina les. 2.3 30 Uteralura ocádica, U1.. 186-88. Ul3.. 2-:U..
Inspiración de las escri turas. defi nición, 41.6. !1.9.5. 5 31
il=.2.11; afirmada por la propia Li terntura Ho khmon, •u1 eroturo
escritura. U:30: autógrafos origi nales. sopjencio f
23-27: criterios sub-biblicos. 30· 3!i; Literal ura de Qumran. 22. ~ ill. 59·
•Qíficultodcs: evidencias. z.<cz.a; 6.2, 62.. Z4.. ZlU0, 1.1!1, 1fill, 315 3.9.i.
•Jnfobilidod; transmisión textua l. 428. 431. 471. 473, lli, 529, 5.3.ll. 542.
~ 5.5&.6.3
Introducció n del An tiguo Testamento. l.iterntura sapiencial. 480-82: aramea.
~ a lca nce. ll:.1J!; definición, lJi; 519
d isci pli nas. 15.:..l.Z; inl roducción Lileralura ugar[lico. 13.L J..3.9. lli.Q. JliL
especia l. 12. 190~545· inlroducción )76-77 185. 2.6Z. 2.!16. 4.26
genera l. Jk..1..7: 39· !95; relación entre el
Anliguo y el Nuevo Teslamenlo. lL..1.8 Macabeos. 418. 4.3.4.cA3
lsaios, Libro, 361· 386: autenticidad de Molnquíns. Libro. 473-75: bosqu<:jo, 474:
caps. 40-66, 384-388: bosquejo, 361· fecha. 474-75: paternidad. 474.75
6.3; composición. 36:i-86: estilo. 380-83;
Manua l de disciplina. 21, ll8. 431, 5.áJl.
manuscrito (Cueva lf. 22. ~ ~ • uicroluro Qumro n
5lh.62. 5.5.9; patern idad. 364-65· lema. Manuscrilos hebreos: era cris liono. 46·
306· 29· teologla . 163.,,8,4 :1.2.: fami lias. ~ origina les. ~
Israel en Egipto. 2.4!b.4.2 precristianos. 3.9.:Mi: tipos de errores.
6lh62
fahwist. •Tcorio documental Ma nuscritos, del Muerto. 55R-63:
Jenófanes, 159 • Lilerot uro Qumron
ler·e mins, Libro, 396-4Q2· asuntos Mardu k. ll9
his tóricos. 398-99· bosquejo. 396-92· Mari. lablillas. l.á.D. l8JI. 294
574 REsEiilA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTICUO ThsTAMENTO
Masora final. !lJlcZll; lateral, 69; mayor, Poesía hebrea . 426::62: caracterislicas.
69 g.7J...,J8; critica. 4.76: líteralura
Masoretas. ~ 418 sapiencial. 44 5-46: ril.mo, 42&8.0
Masorético. text o, il, ~ ál!:.!1.2, 68· Poliglatas: Antwerp, 5.lbil: comp lut ense.
211. to.o. 3ll&Jl9 fil!.!!;!; de Londres. Ji.Z; de París . SZ
Megilloth. Z3 Profecía hebrea. 322· 3-J • definición. J.U;
Metátesis. r.rílica textual. 59 función, 329-31: oficio, 3.2&29
Mídros. 62. lAJI Profetas: ca nonicidad. 8.4; introducción,
Mi lenio. 360. ilJDcll 321:3.1
Miqu eus, Libro, 358-60; bosquejo, 358· Proverbios. Libro. 512-22: bosquejo, 512·
5.ll: fecha. 3.5.9=16.Q: integridad del texto, 13: canonicidad. 7,5-,76; cnpilulos. 22·
360: paternidad , 359 2-4 y la Snbiduría de Amenemope. 520-
Mi snn, M:.IIZ, ~ 2.2: paternidad y fech11. 515•22:
Monoteísmo, 109 . ill, 158-80. !fil. 260· tér minos por "Sabídu.ria," 513• 14
fil. 5..1.Z
Moisés; hísloríe temprana. 244... 45; Rnmesés. cíudnd. 2.1.0, 25J
paternidad del Pentateuco, l..1&.3JI Rnmesés 11. 240-41 . 252 -53. ~ 259
Mormón. Libro, ~ unecronismos e Ra mesé s 111. ll!l, J.0.2::.0.II
lnexacliludes h islórícus, ~ Ras Shamra. tablillas. • Literatura
u¡;or(tico
Nabonido. il.J Razón y Revelación. 2-3
Nnbucodonosor. 324·25. 4J5, 419, 420, Religión, hebreo-cristíann. 21,22
il1, 430 44 2-4 3 Religiones comparadas. 156-60: en
Naciones, tabla, 233·-35 genera l. 21-23
Nahum , Libro. 389-91: bosquejo, 3119; Reyes, Libros de. 3.J.c2.ll: bosquejo, 318·
fecha. 3.QJl: mensaje. 390-Qt: origen del 1.9; fecha. 319·20: pat,crnídad. 319-20:
autor. 3B9 problemas de cronología, 320<2JI
Nebim, 22 Rituales. normas. l68•72. 184-85, 190-92
Nehemías. Libro. •Esdros•Nchemíos Roen Behi s tua, inscripción. ~
Neo-ortodoxa. posición de inspiración. Rut . Libro. !109-J 1: bosquejo. a,Q9; fecho.
30.c:15, 220 3-09.:.10; enseilanza. básica. ll.J
Noé. arca y diluvio, 222- 233
Números. Libro, 269•76: bosquejo. 269- Sabiduría de Amenemope. 520-22
ZJ; estadislicas. 272-76: paternidad, Sacerdocio. desarrollo. U:WU
2-15-W: principios fundamentales. Sacrificio: humano, 1.62. 308-09. 322·26·
2Z.c.Z2 sangre. 1.§Jl:Jl:!. ;¡fil_. Zflll:.20
Nuzi. labias, 12.L J..áll. 188-89. 294-95 Sacrificios cruentos, 269-2.7.l
Sa lmos. Libro. 483-98; ~ompllación, 490-
Oseas. Libro. 355-58' bosquejo. 355-56: 9.J; con tenido. 494-95; divisiones. fil;
el problema de Comer. 357-58: fecha de la co mpila ción. iJl4;
int egridad del texto, J5JI: pa ternidad y numeración, 49.:wl4: paternidad, 483-
fecha, 35Jb'iZ ll4: paternidad davídica. 484-87:
Salmos impr-e calorios. 4.9.6: Salmos
Pacto de gracia. 19&.9.9 mesíánicos, 497-96; términos técnicos.
Palabras tardías y aramelsmos. l!l&!i.ll 495-96: thulos hebreos, ~
Papiros: Chesler Benlly. AB. 52: Sammay. discípulos. ZA
• Elefontino; Egipcio, i8: Nash, ~ Samuel. Libro. 312d.Z; bosquejo. 3.J.k13.:
Ryla nds. Al! fecha. :1iJ- 14; supuestas
Parábolas. 222 inconsistencias, 316-17: texto. 3.1.5=.lJI
Pentateuco. antigüedad. 182-95; crítica Sal terio; galicano M; hebreo i l 11.3;
alta. 99-)14· paternidad, J Hi· JJQ; romano. 5.4
Samari tano. 46-47. 63. 293. ' Teorío Selección natural, 207· 15
documental Senaquerib. 3.22. 323,325. 3.6.5
Pentateuco sama rit ano. ~ !la. 293 Septu agi nt a (LXX): división de libros.
Períodos preprofético y profético. lliZ2; fragmen tos de manuscritos. 44•
152- 172 ü, ~ libros apócrifos. Zl!: relación
Período sncerdotal, 173-181 a los textos masoréticas. 5.0:62., ~ .
Persia, 436-41 , 4·SZ·58, 459-63, 470 100-02. m 398·9!!; revisión de
TEMAS Y NOMBRES 575
Luciano, 50; texto de Jerem!as, 398-99; 284-85; refinaciones del Siglo XX, 99-
títulos hebreos de los Salmos, 487-89; 14; relatos dobles. 139- 47: resumen del
uso en la crítica del texto. 50-51 desarrollo dialéctico. 97-98
Seli I, 258 Teoría JEDP, 96-97, 103-110; •Tuoría
Simaco, versión de, 51-52 documt:ntal
Soforim. 61, 65-68 Teoría, los días de la creación.
Sofon ías, Libro, 391-93; bosquejo. 391; representan edades, 206
mensaje, 392-93; palernidad y fecha, Teoría suplementaria del Pentateuco,
391-92 89-91
Suprahistoria. 220 Teoría Wellhausen; debilidades y
falacias, 115-119: •Teoría documental
Tabernáculo, 261-63 Tiraca, 325-26
Tabla de las naciones, 233-35 Tora, canonicidHd, 84
·ralmud, 67-68 Tosu/ lo, 67
Tannaim, 66 Tradición oral. 23, 103-04
"l'árgum; de ferusaltln, 53; de Jonatán ben Transmisión textual. 25-27
U.del, 53; de Onquelos. 53, 153; de un Tutmosis lll, 250, 251, 253, 254
seuda-Jonatán, 53 Tutmosis IV. 253-54
"l'ár¡¡umes arameos, 52-53. 78-79
Teodoción. 49. 52 Unüormis mo en gcolog!a, 200
Teología de crisis, • Neo-ortodoxia
Teoría, cristalización, 90 Verdad proposicional. 31-35
1'eoria de la creación, catástrofe. 202-03 Versión Armenia, 56
Teoría de la evolución, recapitulación. Versión Copta. 55-56
210 Versión Gótica, 56
Teoría día de la revelación, 203-05 Versión Latina antigua, 53-54
Teoría documental del Pentateuco; 8 7- Versión Peshita, Siríaca, 55, 63
98: argumentos en contra, 100-19; Versiones, Antiguo Testamento. 47-57
arqueología, 182-95: componentes Versiones Griegas, 47-52
básicos, 100-101: composición de Versiones Latinas, 53-54
Exodo, 244-45; composición de Josué Versiones Siríacas, 55
{hexe teuco) , 270-71; composición de Versiones Variantes, 26-27
Números, 275-76: debilidades y Vulgata, Latina. 54, 72. 312
falacias, 115· l 9: definición, 87:
desarrollo, 87-96: documentos, 96-97; Yahweh, 68, 131-36
Ezequiel. 409-10: fuentes de división, Ya'vdi, 151
131-56; historia, 87- 98: historia
hebrea, 157-81; informes paralelos, Zacarías, Libro, 564-73; bosquejo, 466-
139-47; nombres divinos. 131-36: 67: paternidad y fecha, 467; unidad,
palabras características, 136-39; 468-73
paternidad de Deut eronomio, 279-81, ZURO!, 66
Esta obra, a la que el doctor Wilbur M. Srnith definió corno «el
trabajo más importante sobre introducción al Antiguo Testamento
desde un punto de vista conservador que ha producido este siglo»,
ha sido totalmente revisada y puesta al día. Se ventilan a fondo las
últimas teorías críticas y se ofrecen fundadas alternativas evangélicas.
La primera parte, es decir, la introducción general , encara los
dificilísimos temas de la canonicidad, la historicidad, la inspiración,
los problemas textuales y la alta crítica. La segunda parte, referida
a la introducción especial, trata de las dificultades específicas de
cada uno de los libros del Antiguo Testamento. Incluye información
sobre el trasfondo de todos los escritos y un bosquejo de su plan
general.
Este volumen será de incalculable valor para el estudiante, el
erudito o el laico que desea entender el punto de vista conservador
de la introducción al Antiguo Testamento y que no teme analizar los
puntos de vista que sostiene la crítica.
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