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Resumen

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"Los Indígenas Huaorani en la Conciencia Nacional: Alteridad, Modernidad y Poder"

El texto examina la complejidad de la idea de utilizar artículos de comercio como


regalos para establecer relaciones amistosas con los indígenas Huaorani. Plantea preguntas
fundamentales sobre el significado real de palabras como "regalos" y "amistad" en este
contexto, así como sobre cómo los Huaorani perciben y comprenden estos regalos.

Los misioneros que interactuaron con los Huaorani consideraron que los artículos
que ofrecieron como regalos eran elementos valiosos y significativos. Por ejemplo, el
primer regalo consistió en una olla de aluminio, botones brillantes, sal y cintas de colores.
Los misioneros pensaron que la olla sería útil para la cocina de los Huaorani y que los
botones servirían como decoración, incluso para aquellos que no usaban ropa. La sal se
consideraba un medio para ganarse la amistad de los Huaorani, si pudieran descubrir su
uso.

Este primer acto de regalar artículos comunes en el oriente, pero desconocidos para
los Huaorani, fue visto como un éxito en la "Operación Auca" de los misioneros. Los
Huaorani recibieron los regalos y parecieron entusiasmados, lo que llevó a los misioneros a
creer que habían logrado su primer éxito en la operación.

El segundo regalo que los misioneros ofrecieron a los Huaorani fue un solo
machete. Los misioneros entendieron que para los Huaorani, quienes habían matado a
personas y robado machetes de otros grupos indígenas y trabajadores petroleros, los
machetes eran objetos de gran valor en su sociedad de la Edad de Piedra. Aunque los
misioneros se preguntaron por qué solo entregaron un machete en lugar de varios,
consideraron que este gesto fue un signo de confianza y reciprocidad.

A medida que los regalos continuaron, los misioneros interpretaron las reacciones
de los Huaorani como señales de entusiasmo y deseo de contacto. Cuando ofrecieron
alimentos cocinados a cambio de más regalos, los misioneros consideraron que los
Huaorani habían comprendido sus intenciones. Creyeron que los Huaorani esperaban los
vuelos y estaban ansiosos por recibir los regalos. También notaron que los Huaorani habían
construido una plataforma para agarrar los regalos de las cuerdas con mayor facilidad, lo
que interpretaron como un indicio de que deseaban el trueque.

Los misioneros percibieron el intercambio de regalos como un signo de confianza,


reciprocidad y amistad. Se sentían alentados por la respuesta de los Huaorani y creían que
estaban listos para recibir el Evangelio cristiano. Esta percepción positiva se reflejaba en las
palabras de los misioneros, quienes compartían su entusiasmo por los avances en la relación
con los Huaorani.

A medida que avanzaban en su operación, los misioneros se sentían alentados por la


aparente disposición de los Huaorani para el contacto y la comunicación. Esto marcó un
cambio en la percepción de los Huaorani, que pasaron de ser vistos como "salvajes" a ser
considerados como personas con las que se podía establecer una relación.

El contacto entre los misioneros y los Huaorani se convirtió en una experiencia


compartida en la que ambos grupos comenzaron a entenderse mutuamente, a pesar de las
barreras lingüísticas y culturales. Los misioneros, en un esfuerzo por comunicarse,
compartieron objetos y elementos de su cultura con los Huaorani. Mostraron bandas
elásticas, yoyos, repelente contra mosquitos y ofrecieron limonada y hamburguesas.
Además, les dieron revistas para leer y explicaron, utilizando un modelo de su avión, su
deseo de tener una pista de aterrizaje cercana al caserío Huaorani.

Durante esta interacción, los misioneros estaban decididos a mostrar que podían
comunicarse y comprender a los Huaorani. A pesar de las limitaciones lingüísticas,
intentaron pronunciar algunas palabras en la lengua Huaorani, aunque lo hicieron de
manera incorrecta y fuera de contexto. A pesar de estas dificultades, los misioneros
sintieron que habían establecido una comunicación rudimentaria con los Huaorani.

Sin embargo, a medida que avanzaba la interacción, los misioneros notaron que los
Huaorani no regresaban al día siguiente, lo que los llevó a creer que los indígenas se habían
aburrido de la relación. Esto revela una visión etnocéntrica por parte de los misioneros, ya
que esperaban que los Huaorani se comportaran de acuerdo con sus propios estándares
culturales.

Este episodio resalta la complejidad de la percepción mutua y la dificultad de


entender completamente a una cultura ajena. A pesar de sus intentos de comunicación y de
compartir elementos culturales, los misioneros seguían viendo a los Huaorani desde su
propia perspectiva y en función de sus propios deseos y expectativas.

El contacto entre los misioneros y los Huaorani se caracterizó por la ambigüedad en


la objetivación de los Huaorani. A pesar de que los misioneros los veían como "salvajes
primitivos" al principio, a medida que compartían elementos culturales y se comunicaban,
comenzaron a ver a los Huaorani como personas con las que podían relacionarse y
entenderse. Esto representó un cambio significativo en la percepción de los Huaorani y su
distancia cultural.

Un aspecto interesante del contacto fue la asignación de nombres a los Huaorani por
parte de los misioneros. Los misioneros eligieron nombres bíblicos como Delilah y George
para los Huaorani con quienes interactuaron. Sin embargo, el nombre de Delilah, basado en
un personaje bíblico que traicionó al gran juez de Israel, reflejaba un prejuicio de género.
Los misioneros no asignaron un nombre a la mujer mayor, lo que revela su desconfianza y
temor hacia ella.

Además de los nombres bíblicos, los misioneros también utilizaron referencias de la


cultura popular estadounidense para nombrar lugares y eventos relacionados con el
contacto. La playa donde ocurrió el encuentro fue llamada "Palm Beach", un famoso
destino de veraneo cerca de Miami. Este nombre evoca una ironía profunda, ya que
contrasta con la percepción inicial de los Huaorani como "salvajes".

También se menciona el nombre "Terminal City" dado al asentamiento Huaorani,


que podría ser una referencia a la cultura de la generación "beat" de la década de 1950.
Estos nombres reflejan la evolución en la percepción de los Huaorani, desde ser vistos
como inalcanzables y distantes hasta ser asimilados en un marco cultural religioso y
popular estadounidense.
En resumen, el contacto entre los misioneros y los Huaorani implicó una compleja
interacción cultural en la que ambas partes intentaron comprenderse mutuamente. A medida
que compartían elementos culturales y nombres, la percepción de los Huaorani cambió
desde ser vistos como "salvajes" hasta ser asimilados dentro de marcos culturales y
religiosos estadounidenses. Esto ilustra la ambigüedad y la complejidad de la construcción
de la alteridad en el proceso de contacto cultural.

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