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Peregrinos en la esperanza

La vida es una peregrinación en

Esperanza, que se va nutriendo de

escucha contemplativa, discernimiento

creativo y decisiones generosas. Parte

de la convicción de que, porque

“la Palabra se hizo carne y habitó

entre nosotros” (Jn 1,14), el Dios Uni-

Trino inhabita en nuestro mundo. En

sentido amplio, cada cosa, persona y

acontecimiento es sacramento de esa

presencia: creación, fraternidad y Reino

que se ponen de manifiesto como

buena noticia en el anuncio gozoso

del Evangelio (“Evangelii gaudium”).

En contrapartida, esta percepción

mística del mundo y la historia humana

nos invitan a la profecía: a procurar

que cada vez más las cosas, personas

y acontecimientos se ordenen al

proyecto escatológico de Dios, y que

en cada una de estas realidades se

vaya dando / cumpliendo su Voluntad.

Somos “discípulos misioneros”

(Documento de Aparecida (2007),

capítulo II) y peregrinos en la esperanza:

porque la gratitud (mística) por el

amor de Dios que se revela en cada

cosa, persona y acontecimiento, nos

conduce a la gratuidad (profética) del

amor que se dona también a través de


nosotros en esas mismas realidades.

Gratitud y gratuidad abren el camino

de la vida a la ESPERANZA. n

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