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EXP. N.

° 03863-2021-PA/TC
LIMA
OLLANTA MOISÉS HUMALA
TASSO Y NADINE HEREDIA
ALARCÓN

RAZÓN DE RELATORÍA

En la sesión del Pleno del Tribunal Constitucional, de fecha 11 de


octubre de 2022, los magistrados Morales Saravia, Pacheco Zerga,
Ferrero Costa, Domínguez Haro y Ochoa Cardich han emitido el auto
que resuelve:

1. Declarar NULA la Resolución 1, de fecha 6 de setiembre de 2019,


emitida por el Tercer Juzgado Constitucional Transitorio de la Corte
Superior de Justicia de Lima (f. 97); y NULA la Resolución 6, de
fecha 14 de setiembre de 2021, emitida por la Segunda Sala
Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima (f. 183).

2. ORDENAR al juez de amparo que admita a trámite la demanda,


conforme a los términos expresados en la presente resolución.

Asimismo, el magistrado Gutiérrez Ticse, en fecha posterior, comunicó


que su voto era a favor del auto.

Por su parte, el magistrado Monteagudo Valdez emitió un voto singular


que declara infundada la demanda.

La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza


el auto y el voto antes referido, y que los magistrados intervinientes en el
Pleno firman digitalmente al pie de esta razón en señal de conformidad.

Flavio Reátegui Apaza


Secretario Relator

SS.

MORALES SARAVIA
PACHECO ZERGA
FERRERO COSTA
GUTIÉRREZ TICSE
DOMÍNGUEZ HARO
MONTEAGUDO VALDEZ
OCHOA CARDICH
EXP. N.° 03863-2021-PA/TC
LIMA
OLLANTA MOISÉS HUMALA
TASSO Y NADINE HEREDIA
ALARCÓN

AUTO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Lima, 11 de octubre de 2022

VISTO

El recurso de agravio constitucional interpuesto por don Ollanta Moisés


Humala Tasso y doña Nadine Heredia Alarcón contra la resolución de
fojas 183, de fecha 14 de setiembre de 2021, expedida por la Segunda
Sala Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima, que declaró
improcedente la demanda de amparo de autos; y,

ATENDIENDO A QUE

1. El 13 de agosto de 2019, don Ollanta Moisés Humala Tasso y doña


Nadine Heredia Alarcón interponen demanda de amparo solicitando
que se declare la nulidad de las siguientes resoluciones judiciales, a
través de las cuales se desestimó su pedido de tutela de derechos que
presentaron en el marco de la investigación preparatoria seguida en
su contra por la presunta comisión del delito de lavado de activos:

- Casación 941-2017, de fecha 8 de mayo de 2018 (f. 62, vuelta),


mediante la cual la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia de la República declaró nulo el concesorio
e inadmisible su recurso de casación;

- Resolución 9, de fecha 23 de junio de 2017 (f. 43), expedida


por la Segunda Sala Penal de Apelaciones Nacional, que: (i)
declaró infundado su recurso de apelación; (ii) confirmó la
apelada y en consecuencia declaró infundada su acción de tutela
de derechos; (iii) denegó su pedido de exclusión de material
probatorio incorporado mediante Providencia 23-2015 a la
Carpeta Fiscal 69-2015; y (iv) desestimó su pedido de
declaratoria de ilicitud de la pericia practicada a los documentos
cuya exclusión probatoria solicitaron; y,

- Resolución 2, de fecha 18 de abril de 2017 (f. 24), a través de la


cual el Primer Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional
declaró: (i) infundado su pedido de tutela de derechos
fundamentales, y les denegó la solicitud de exclusión de la
investigación del material probatorio incorporado mediante
Providencia 23-2015 a la Carpeta Fiscal 69-2015; y (ii)
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desestimó como efecto reflejo su pedido de declaratoria de
ilicitud de la pericia practicada a los documentos cuya exclusión
probatoria plantearon en la audiencia de tutela de derechos.

2. Mediante Resolución 1, de fecha 6 de setiembre de 2019, el Tercer


Juzgado Constitucional Transitorio de la Corte Superior de Justicia
de Lima (f. 97) declaró liminarmente improcedente la demanda de
amparo, por considerar que la pretensión de los recurrentes está
sustentada en su disconformidad con el criterio jurídico adoptado
por los órganos jurisdiccionales emplazados.

3. A través de Resolución 6, de 14 de setiembre de 2021, la Segunda


Sala Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima (f. 183)
confirmó la apelada, por similares consideraciones.

4. El objeto de la demanda es que se declare la nulidad e inaplicación


de: (i) la Casación 941-2017, de fecha 8 de mayo de 2018 (f. 52,
vuelta), expedida por la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia de la República; (ii) la Resolución 9, de fecha
23 de junio de 2017 (f. 43), emitida por la Segunda Sala Penal de
Apelaciones Nacional; y (iii) la Resolución 2, de fecha 18 de abril
de 2017 (f. 24), expedida por el Primer Juzgado de Investigación
Preparatoria Nacional.

5. Asimismo, los demandantes solicitan que se excluya del proceso


penal que actualmente se les sigue por la presunta comisión del
delito de lavado de activos, el material probatorio ilícito (agendas)
que fue incorporado en su oportunidad a la Carpeta Fiscal 69-2015
(Expediente 249-2015) mediante Providencia 23-2015.

6. Tanto el a quo como el ad quem declararon la improcedencia


liminar de la presente demanda de amparo, por considerar,
básicamente, que la supuesta vulneración de los derechos
fundamentales al secreto y a la inviolabilidad de los documentos
privados, a la propiedad, a la intimidad, a la tutela procesal efectiva,
al debido proceso y a la motivación de las resoluciones judiciales
denunciada por los recurrentes, no es tal, y que, por el contrario, su
pretensión estaba orientada a que se revise lo resuelto por la
judicatura penal ordinaria en el ámbito de sus competencias, por
encontrarse disconformes con ello.

7. Este Tribunal Constitucional no comparte dicho criterio. A este


efecto, recuerda que la Constitución ha previsto expresamente
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supuestos de exclusión probatoria, siendo uno de ellos el derecho
fundamental al secreto y a la inviolabilidad de las comunicaciones y
documentos privados (artículo 2, inciso 10). Por su parte, la
jurisprudencia constitucional ha ampliado la comprensión de la
exclusión de la prueba ilícita al supuesto de inviolabilidad de
domicilio (cfr. sentencias emitidas en los Expedientes 03386-2011-
PHC/TC y 03470-2018-PHC/TC) y al derecho de intimidad (cfr.
sentencia expedida en el Expediente 03485-2012-PHC/TC).
Asimismo, este Tribunal Constitucional, al referirse a la prueba
ilícita, ha dejado establecido que, prima facie, no pueden admitirse
medios probatorios obtenidos en contravención del ordenamiento
jurídico (cfr. sentencia emitida en el Expediente 06712-2005-
PHC/TC) y que constituye un principio de la actividad probatoria la
licitud del medio probatorio a ser empleado (cfr. sentencia emitida
en el Expediente 02333-2004-PHC/TC).

8. En el presente caso, como ya se advirtió, la controversia gira en


torno a la actuación de los órganos jurisdiccionales emplazados que
no habrían cumplido con su deber constitucional de garantizar el
derecho de los recurrentes al secreto e inviolabilidad de los
documentos privados, toda vez que convalidaron la decisión del
Ministerio Público de admitir un material probatorio (agendas) que
se tornó en ilícito porque se habría obtenido en contravención de
dicho derecho fundamental, y descartaron su exclusión de la
investigación penal seguida en contra de los demandantes por la
presunta comisión del delito de lavado de activos.

9. Atendiendo a lo expuesto, este Tribunal Constitucional considera


que las instancias o grados judiciales precedentes han cometido un
error de apreciación. Además, corresponde agregar que el rechazo
liminar constituye una alternativa a la que se debe acudir cuando no
exista ningún margen de duda respecto de la improcedencia de la
demanda (cfr. resolución emitida en el Expediente 04710-2013-
PC/TC), lo que, como ha quedado explicado supra, no ocurre en el
presente caso. Por el contrario, cuando existan elementos de juicio
que admitan un razonable margen de debate o discusión, el uso de
esta facultad resulta impertinente.

10. El segundo párrafo del artículo 116 del Nuevo Código Procesal
Constitucional, aprobado por la Ley 31307 (artículo 20 del anterior
código) establece que “si el Tribunal considera que la resolución
impugnada ha sido expedida incurriéndose en un vicio del proceso
que ha afectado el sentido de la decisión, la anulará y ordenará se
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reponga el trámite al estado inmediato anterior a la ocurrencia del
vicio (…)”.

11. Entonces, corresponde que se disponga la nulidad de las


resoluciones judiciales de primer y segundo grado, a fin de que se
admita a trámite la demanda conforme al citado artículo 116.

12. Por consiguiente, se debe declarar la nulidad de la Resolución 1, de


fecha 6 de setiembre de 2019, emitida por el Tercer Juzgado
Constitucional Transitorio de la Corte Superior de Justicia de Lima
(f. 97) que declaró improcedente liminarmente la demanda; así
como la Resolución 6, de fecha 14 de setiembre de 2021, emitida
por la Segunda Sala Constitucional de la Corte Superior de Justicia
de Lima (f. 183), que la confirmó.

13. Asimismo, se debe ordenar la admisión a trámite de la demanda en


sede del Poder Judicial, de acuerdo con los términos de la presente
resolución.

Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad


que le confiere la Constitución Política del Perú, y con el voto singular
del magistrado Monteagudo Valdez que se agrega,

RESUELVE

1. Declarar NULA la Resolución 1, de fecha 6 de setiembre de 2019,


emitida por el Tercer Juzgado Constitucional Transitorio de la Corte
Superior de Justicia de Lima (f. 97); y NULA la Resolución 6, de
fecha 14 de setiembre de 2021, emitida por la Segunda Sala
Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima (f. 183).

2. ORDENAR al juez de amparo que admita a trámite la demanda,


conforme a los términos expresados en la presente resolución.

SS.

MORALES SARAVIA
PACHECO ZERGA
FERRERO COSTA
GUTIÉRREZ TICSE
DOMÍNGUEZ HARO
OCHOA CARDICH

PONENTE MORALES SARAVIA


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VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO


MONTEAGUDO VALDEZ

Emito el presente voto, con el debido respeto por la opinión de mis


colegas, porque considero que, en este caso, corresponde emitir un
pronunciamiento de fondo y declarar INFUNDADA la demanda.

1) La necesidad que sea el Tribunal Constitucional el que


expida un pronunciamiento de fondo

En primer lugar, me referiré a la necesidad de que el pronunciamiento de


este caso sea uno de fondo y no de admisión a trámite. Las autoridades
jurisdiccionales que han examinado el presente proceso de amparo han
declarado la improcedencia liminar de la demanda. En efecto, el Tercer
Juzgado Constitucional Transitorio de la Corte Superior de Justicia de
Lima, mediante Resolución 1, de fecha 6 de setiembre de 2019, declaró
improcedente la demanda de amparo, por considerar que la pretensión de
los recurrentes está sustentada en su disconformidad con el criterio
jurídico adoptado por los órganos jurisdiccionales emplazados. Este
pronunciamiento fue confirmado por la Segunda Sala Constitucional de
la Corte Superior de Justicia de Lima, a través de la Resolución 6, de
fecha 14 de setiembre de 2021.

La mayoría de mis colegas considera que las instancias o grados


judiciales precedentes han cometido un error de apreciación. Además,
agregan que el rechazo liminar constituye una alternativa a la que se
debe acudir cuando no exista ningún margen de duda respecto de la
improcedencia de la demanda. Por ello, sostienen que cuando existan
elementos de juicio que admitan un razonable margen de debate o
discusión, el uso de esta facultad resulta impertinente.

Concuerdo con la opinión de mis colegas en relación con el uso de la


figura de la improcedencia liminar. Sin embargo, no considero que la
consecuencia de ese accionar sea el de declarar la nulidad de todo lo
actuado y devolver el expediente a la primera instancia, ya que en el
expediente existen suficientes elementos que permiten que sea el
Tribunal el que emita un pronunciamiento de fondo. Así, en el trámite de
este proceso constitucional: i) se ha garantizado el derecho a la defensa
de las autoridades jurisdiccionales demandadas; ii) se cuestiona
resoluciones judiciales, cuya revisión se puede efectuar de forma directa
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e inmediata.

En relación con el primer punto, a fojas 147 obra el apersonamiento del


Procurador Público de los Asuntos Judiciales del Poder Judicial. Del
mismo modo, a fojas 178 se puede advertir que, antes del
pronunciamiento de la segunda instancia, el referido procurador pidió el
uso de la palabra. Finalmente, en la constancia de la audiencia pública
del 29 de septiembre de 2022 se puede también advertir que tanto la
parte demandante como demandada informaron oralmente, de manera
virtual, ante el Pleno del Tribunal Constitucional. Esto implica que, a lo
largo del presente proceso, se ha garantizado el derecho a la defensa de
la entidad emplazada.

Por otro lado, estimo que al cuestionarse resoluciones judiciales no


resulta indispensable una actuación procesal adicional por parte de las
autoridades que conocieron el presente proceso constitucional. Resulta
evidente que, al declarar la improcedencia de la demanda, ellas han
estimado que no se advierte alguna clase de vicio en las resoluciones
impugnadas, ya que, de lo contrario, se hubiera emitido un
pronunciamiento de fondo. En ya uniforme doctrina jurisprudencial (cfr.
sentencias emitidas en los Expedientes 04184-2007-PA/TC, 06111-
2009-PA/TC, 01837-2010-PA/TC, 00709-2013-PA/TC, 01479-2018-
PA/TC y 03378-2019-PA/TC), el Tribunal ha emitido pronunciamientos
de fondo pese al doble rechazo liminar de una demanda en contra de
resoluciones judiciales al ser esta una controversia en la que resulta
posible, a través de la revisión del expediente, encontrar todo lo que es
necesario para emitir un pronunciamiento sobre el fondo. Ello, por
cuanto, al tratarse del cuestionamiento directo de dichas resoluciones
judiciales, las razones que tuvieron los órganos jurisdiccionales
emplazados se encuentran objetivadas en la fundamentación que
antecede al fallo resolutorio.

En ese sentido, disponer que en este caso se ordene la admisión a trámite


atenta contra el principio de economía procesal, por lo que debe ser este
órgano constitucional el que analice el fondo de la controversia.

Es por ello que, en el siguiente apartado, me referiré al fondo de la


controversia y desarrollaré los argumentos por los que considero que la
demanda debe ser INFUNDADA.
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2) Análisis del presente caso

Con fecha 13 de agosto de 2019 (f. 73), don Ollanta Moisés Humala
Tasso y doña Nadine Heredia Alarcón interponen demanda de amparo
solicitando que se declare la nulidad de las siguientes resoluciones
judiciales, a través de las cuales se desestimó su pedido de tutela de
derechos que presentaron en el marco de la investigación preparatoria
seguida en su contra por la presunta comisión del delito de lavado de
activos:

 Casación 941-2017, de fecha 8 de mayo de 2018 (f. 62,


vuelta), mediante la cual la Primera Sala Penal Transitoria de
la Corte Suprema de Justicia de la República declaró nulo el
concesorio e inadmisible su recurso de casación;

 Resolución 9, de fecha 23 de junio de 2017 (f. 43), expedida


por la Segunda Sala Penal de Apelaciones Nacional, que: (i)
declaró infundado su recurso de apelación; (ii) confirmó la
apelada y en consecuencia declaró infundada su acción de
tutela de derechos; (iii) denegó su pedido de exclusión de
material probatorio incorporado mediante Providencia 23-
2015 a la Carpeta Fiscal 69-2015; y (iv) desestimó su pedido
de declaratoria de ilicitud de la pericia practicada a los
documentos cuya exclusión probatoria solicitaron; y,

 Resolución 2, de fecha 18 de abril de 2017 (f. 24), a través


de la cual el Primer Juzgado de Investigación Preparatoria
Nacional declaró: (i) infundado su pedido de tutela de
derechos fundamentales, y les denegó la solicitud de
exclusión de la investigación del material probatorio
incorporado mediante Providencia 23-2015 a la Carpeta
Fiscal 69-2015; y (ii) desestimó como efecto reflejo su
pedido de declaratoria de ilicitud de la pericia practicada a
los documentos cuya exclusión probatoria plantearon en la
audiencia de tutela de derechos.

Como ya se tiene expuesto, desde que los demandantes presentaron su


pedido de tutela e incluso en el presente amparo, han alegado,
principalmente, la afectación de su derecho fundamental al secreto e
inviolabilidad de los documentos privados. Al respecto, refieren que
mediante Providencia 23-2015, de fecha 20 de agosto de 2015, se
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incorporaron medios probatorios ilícitos (agendas) a la Carpeta Fiscal
69-2015 (Expediente 249-2015), toda vez que fueron obtenidos
vulnerando su derecho fundamental al secreto e inviolabilidad de los
documentos privados. En ese sentido, aseveran que dichas agendas
fueron sustraídas ilegalmente de su domicilio, es decir, de su esfera de
dominio, para ser luego utilizadas por terceros, manipuladas y hasta
sometidas a pericias en el extranjero, sin que haya existido autorización
alguna para dicho efecto. Por ello, presentaron un pedido de tutela de
derechos con el objeto que dicho material probatorio sea excluido de la
investigación penal que se les sigue; sin embargo, su solicitud fue
desestimada por los órganos jurisdiccionales demandados a través de las
resoluciones judiciales que aquí se cuestionan.

El derecho fundamental al secreto e inviolabilidad de los documentos


privados se encuentra reconocido en el inciso 10 del artículo 2 de la
Constitución, según el cual toda persona tiene derecho a que:

Las comunicaciones, telecomunicaciones o sus instrumentos sólo


pueden ser abiertos, incautados, interceptados o intervenidos por
mandamiento motivado del juez, con las garantías previstas en la ley.
Se guarda secreto de los asuntos ajenos al hecho que motiva su
examen.
Los documentos privados obtenidos con violación de este
precepto no tienen efecto legal.
Los libros, comprobantes y documentos contables y administrativos
están sujetos a inspección o fiscalización de la autoridad competente,
de conformidad con la ley. Las acciones que al respecto se tomen no
pueden incluir su sustracción o incautación, salvo por orden judicial.
[énfasis agregado]

Por su parte, el artículo 11 de la Convención Americana de Derechos


Humanos (CADH) establece que:

[…]
2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su
vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su
correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación.
3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas
injerencias o esos ataques.

En la jurisprudencia del Tribunal se ha sostenido que el derecho al


secreto e inviolabilidad de los documentos privados garantiza que
terceros no puedan acceder a dichos documentos sin estar autorizados
para ello, así como tampoco puedan difundir documentos que contengan
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datos de valor confidencial cuyos titulares no han consentido en hacer
públicos. De ahí que la documentación privada que se pueda recabar sin
la autorización judicial para ese efecto, pierda valor probatorio (cfr.
sentencias emitidas en los Expedientes 01058-2004-PA/TC y 02976-
2012-PA/TC).

Por tanto, no es ajeno a este ámbito de protección del derecho al secreto


e inviolabilidad de documentos privados los pedidos de tutela de
derechos orientados a la exclusión de material probatorio ilícitamente
obtenido, es decir, con transgresión de este derecho.

De similar modo, el Tribunal Constitucional ha reconocido de modo


general el concepto de prueba ilícita, asumiendo que “no pueden
admitirse medios probatorios obtenidos en contravención del
ordenamiento jurídico” (sentencia emitida en el Expediente 06712-2005-
PHC/TC) y que constituye un principio de la actividad probatoria la
licitud del medio probatorio a ser empleado (cfr. sentencias emitidas en
los Expedientes 02333-2004-PHC/TC y 06712-2005-PHC/TC). En
consecuencia, resulta legítima la exclusión de los medios probatorios
obtenidos en violación de derechos constitucionales (cfr. sentencias
emitidas en los Expedientes 02053-2003-HC/TC y 0655-2010-PHC/TC).

Sin embargo, más allá del reconocimiento constitucional limitado de


exclusión de medios probatorios obtenidos ilícitamente, el Tribunal
Constitucional ha ampliado la comprensión de la prueba ilícita a los
supuestos de inviolabilidad de domicilio (cfr. sentencias expedidas en
los Expedientes 03470-2018-PHC/TC y 03386-2011-PHC/TC) e
intimidad (cfr. sentencias expedidas en los Expedientes 03485-2012-
PHC/TC y 00354-2014-PA/TC).

Es posible inferir como regla general que una prueba obtenida con
vulneración de derechos constitucionales debe ser excluida de la
valoración judicial por ser ilícita. Sin embargo, a nivel doctrinal y
jurisprudencial se han reconocido distintas excepciones a esta regla
general de exclusión probatoria. Así, entre las excepciones más
difundidas en la jurisprudencia norteamericana y europea, las mismas
que han sido acogidas por el Poder Judicial en el Pleno Jurisdiccional
Superior Nacional Penal “Problemática en la aplicación de la norma
penal, procesal y penitenciaria” del año 2004, se encuentran:
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a) La admisión de una prueba ilícitamente obtenida basándose
en la doctrina de la buena fe. Esta excepción se configura
siempre y cuando la violación del derecho constitucional se
haya concretado sin intención, es decir, haya sido por error o
ignorancia.

b) La admisión de una prueba ilícitamente obtenida basándose


en la doctrina de la infracción constitucional beneficiosa
para el imputado. Es posible cuando la prueba ilícita puede
ser utilizada a favor del imputado.

c) La admisión de una prueba ilícitamente obtenida basándose


en la doctrina de la eficacia de la prueba ilícita para
terceros. Resulta viable cuando las pruebas ilícitas son útiles
para condenar a los imputados no afectados por la violación
del derecho fundamental.

d) La admisión de una prueba ilícitamente obtenida basándose


en la doctrina de la ponderación de intereses. Está
condicionada a la relación de importancia y gravedad que
tenga el acto ilegal (violación inconstitucional) y las
consecuencias negativas de su eventual ineficacia
(exclusión). De acuerdo con la doctrina de la ponderación de
intereses, se busca hacer valer una prueba ilícita con base en
criterios de proporcionalidad, dados en la relación existente
entre la gravedad de la infracción a las reglas probatorias, la
entidad del hecho objeto del proceso y el daño que derivaría
de su exclusión. Conforme a esta doctrina, la prueba ilícita se
valora porque otros intereses también de orden
constitucional así lo exigen.

e) La admisión de una prueba ilícitamente obtenida basándose


en la doctrina de la destrucción de la mentira del
imputado. Es posible a fin de atacar la credibilidad de la
declaración del imputado en juicio y probar que miente.
Busca descalificar la veracidad de las declaraciones del
imputado, pero nunca acreditar su culpabilidad.

f) La admisión de una prueba ilícitamente obtenida basándose


en la teoría del riesgo. Se justifica en el riesgo a la delación
que voluntariamente asume toda persona que ante otra hace
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revelaciones sobre un delito o realiza actividades
relacionadas con este.

En consecuencia, la regla general de exclusión de prueba ilícita puede


resultar exceptuada de aplicación frente a determinados supuestos
debidamente justificados.

Para los recurrentes, el hecho de que los órganos jurisdiccionales


emplazados hayan convalidado la decisión de admitir un material
probatorio ilícito y de descartar su exclusión de la investigación penal
que se sigue en su contra, no solo legitima la intervención en su derecho
fundamental al secreto e inviolabilidad de los documentos privados, sino
que también lo vulnera. En lo particular, no comparto esta opinión.

En el presente caso, la actuación judicial que ratificó la decisión fiscal de


admitir un material probatorio (agendas) cuya obtención y el contenido
del mismo fue difundido sin contar con la autorización de los recurrentes
o de la autoridad judicial, efectivamente convalidó la intervención en su
derecho fundamental al secreto e inviolabilidad de los documentos
privados. Por ello, corresponde evaluar si la decisión de la judicatura
ordinaria se encuentra o no constitucionalmente justificada, a fin de
verificar si se ha producido, o no, la vulneración en dicho derecho.

Los demandantes alegan en su escrito de amparo que las resoluciones


expedidas por los órganos jurisdiccionales emplazados adolecen de una
fundamentación adecuada, lógica y razonada (defectos de motivación
interna), por lo que vulneran su derecho a la debida motivación de las
resoluciones judiciales y al debido proceso.

A fin de absolver el pedido de tutela de derechos presentado por los


recurrentes, observo de la resolución judicial cuestionada de primera
instancia o grado, que el juez emplazado, afianzado en la doctrina y en la
jurisprudencia, partió de la premisa de que la regla general de exclusión
de prueba ilícita (obtenida con violación de derechos fundamentales)
admite excepciones a su aplicación (cfr. considerando quinto, fojas 28 y
ss.).

En tal sentido, con el propósito de descartar que el material probatorio


controvertido fue obtenido con vulneración del derecho fundamental al
secreto e inviolabilidad de los documentos privados de los recurrentes,
argumentó que no existía elemento de convicción alguno, ni siquiera de
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carácter indiciario, que confirmara que los documentos hayan sido
hurtados, tal como alegaba la demandante, porque la investigación al
respecto todavía estaba en curso. A lo que agregó como hechos
relevantes que cuando a la recurrente, en calidad de testigo, se le
preguntó sobre la propiedad de las agendas, negó ser la titular de estas; y
que al realizarse las pericias grafotécnicas sobre dichas agendas, la
recurrente manifestó su voluntad de distorsionar las grafías. Asimismo,
advirtió que estaba descartado que la autoridad policial, fiscal o judicial
haya sido quien obtuvo ilícitamente el material probatorio controvertido.

Por ello, argumentó, en segundo lugar, que no obstante la controversia


aún no resuelta sobre la licitud del material probatorio, dos eran las
razones que justificaban su uso por las autoridades y que impedían su
exclusión de la investigación penal. Por un lado, estaba el interés
público, es decir, el interés del proceso penal en que se esclarezcan los
hechos bajo investigación; y, de otro lado, el interés social en que se
conozca la verdad del caso que gira en torno a la imputación de un delito
de alta gravedad, como es el lavado de activos (considerando sexto, f. 35
y ss.). Si bien es cierto que en la resolución judicial no se afirma en
términos exactos, es posible inferir de su lectura y análisis que esta
argumentación se basó en un examen de ponderación de intereses en
contraste con la protección exigida por el derecho fundamental
reconocido en el artículo 2, inciso 10 de la Constitución.

En tal sentido, la Resolución 2, de fecha 18 de abril de 2017 (f. 24), no


incurre en defectos de motivación. Con lo expuesto precedentemente,
verifico que la premisa conceptual en la que el juez del Primer Juzgado
de Investigación Preparatoria Nacional emplazado fundó el análisis del
caso fue aplicada de manera coherente, por lo que esta resolución
judicial cuestionada no presenta defectos de motivación interna.

Por su parte, el órgano superior emplazado, a fin de absolver el recurso


de apelación planteado por los recurrentes, en el que la defensa reiteró el
argumento referido a que las agendas fueron sustraidas de manera ilícita
de su dominio por lo cual estaba justificada su exclusión como prueba,
también partió de las premisas de que la regla de exclusión de la prueba
ilícita se basa en que esta haya sido obtenida con vulneración de
derechos fundamentales y que existen excepciones a la aplicación de
dicha regla general (véase fundamento sétimo, f. 52, vuelta).
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Advierte, en ese sentido, que: (i) la obtención ilícita de las agendas no se
atribuye a las autoridades, sino a una persona dependiente de los
demandantes que tenía autorización para ingresar a su vivienda y que
presuntamente era quien las habría sustraído, por lo que este hecho se
encontraba bajo investigación; (ii) la razón de ser de la incorporación de
las agendas como elementos de convicción se produjo por el hecho de
contener información sobre el manejo de fondos del Partido Nacionalista
Peruano, y no por el hecho de contener información de carácter personal;
y (iii) el Ministerio Público conserva las agendas en sobres cerrados
(cadena de custodia), que solo han sido abiertos las veces que se han
tomado declaraciones a la recurrente y al señor Álvaro Gutiérrez (ex
congresista de la República y quien fuera la persona que entregó las
agendas a la Procuraduría Pública Especializada en delitos de Lavado de
Activos y Pérdida de Dominio).

Siendo estos los hechos, la Sala Superior emplazada llegó a la


conclusión de que frente a la inexistencia de datos objetivos que
corroboraran una vulneración manifiesta al derecho fundamental al
secreto e inviolabilidad de documentos privados de los recurrentes, no
era posible afirmar la configuración del supuesto de prueba ilícita; por lo
que, en consecuencia, tampoco prosperaba la solicitud de exclusión del
material probatorio pretendida (fundamento sétimo, f. 53 y ss.).

De este modo, la Resolución 9, de fecha 23 de junio de 2017 (f. 43),


expedida por la Segunda Sala Penal de Apelaciones Nacional, no incurre
en defectos de motivación. Este Colegiado verifica que el órgano
superior emplazado expuso con claridad la aplicación de sus premisas
conceptuales al supuesto fáctico planteado por el caso, por lo que
considera que la cuestionada Resolución 9 no presenta problemas de
motivación interna que deban ser controlados constitucionalmente.

Posteriomente, la defensa de los recurrentes sustentó el recurso de


casación excepcional presentado en: (i) la inobservancia del artículo VIII
del Código Procesal Penal, relacionado con la legitimidad de la prueba;
(ii) no haberse considerado lo establecido por el artículo 2, inciso 10 de
la Constitución, que reconoce el derecho al secreto e inviolabilidad de
los documentos privados; (iii) la aplicación errónea del criterio
interpretativo establecido en el fundamento diecisiete del Acuerdo
Plenario 04-2010-CJ-116 de la Corte Suprema de Justicia de la
República (solicitud de exclusión de material probatorio obtenido
ilícitamente en Audiencia de Tutela); y (iv) en que las características del
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caso justifican el desarrollo de doctrina jurisprudencial sobre exclusión
de prueba ilícita.

Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de la República, al declarar


inadmisible el recurso, argumentó lo siguiente:

SÉTIMO. Conforme al artículo cuatrocientos veintisiete del Código


Procesal Penal, la procedencia del recurso de casación, está
condicionada a que se oponga contra las sentencias definitivas, los
autos de sobreseimiento y los autos que pongan fin al procedimiento,
extingan la acción penal o la pena o denieguen la extinción,
conmutación, reserva o suspensión de la pena, expedidos en
apelación por las salas penales superiores. Se puede advertir de los
agravios expuestos, referidos en el primer considerando de la presente
ejecutoria, que la resolución que declaró infundada la solicitud de
tutela de derechos, planteada por los investigados, no es una que
ponga fin al proceso.

OCTAVO. En el considerando 7.2.6 de la resolución de la Sala Penal


de Apelaciones, se ha razonado respecto del momento procesal en
que podría solicitarse la tutela de derechos y exclusión de la prueba
ilícita, mencionándose que “de manera excepcional, puede solicitarse
exclusión de prueba ilícita en etapa de investigación preparatoria bajo
el cumplimiento de ciertas condiciones”, y luego examina la
pretensión de los impugnantes a la luz del Acuerdo Plenario N.° 4-
2010-CJ-116, para concluir que si bien la resolución de primera
instancia alude a las agendas, también cita otros elementos de
convicción que sustentan la imposición de las medidas de coerción
personal, por lo que consideró que no se cumplía la condición
establecida en el pleno jurisdiccional citado, que justifique en la etapa
de investigación preparatoria, declarar la exclusión de los elementos
de convicción cuestionados de ilícitos. Lo pretendido por los
recurrentes, ha sido abordado y desarrollado en el sexto pleno
jurisprudencial ya mencionado, advirtiéndose que no existe
controversia sobre el contenido de su fundamento diecisiete, que
resulta concreto, en consecuencia no existen razones que justifiquen
el desarrollo de la doctrina jurisprudencial que pretende, por lo que
no se cumple con lo establecido en el artículo cuatrocientos treinta,
numeral tres, del Código Procesal Penal, requisito indispensable para
ser admitido el medio impugnatorio, tratándose de una casación
excepcional. (Sic).

Desde el punto de vista del derecho a la motivación de las resoluciones


judiciales, estimo que ninguna objeción cabe efectuar a la resolución
suprema cuestionada, pues, al desestimar el recurso de casación
excepcional interpuesto por la defensa de los recurrentes, la Sala
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suprema demandada justificó de manera concreta y suficiente las
razones que explicaban su decisión, por lo que es posible concluir que en
este cometido no se observa algún defecto de argumentación.

Ahora bien, el acto reclamado en el presente caso -esto es, la actuación


judicial que ratificó la decisión fiscal de admitir un material probatorio
(agendas) cuya obtención y su contenido fueron difundidos sin contar
con la autorización de los recurrentes o de la autoridad judicial-,
efectivamente, convalidó la intervención en el derecho fundamental al
secreto e inviolabilidad de los documentos privados. Pero esta
intervención no necesariamente propicia la vulneración de dicho
derecho, menos aún si está justificada.

En efecto, del contenido de las resoluciones judiciales cuestionadas se


precisa que no está determinado quién fue la persona que sustrajo las
agendas de la esfera de dominio de los recurrentes; que su obtención
para ser utilizadas como fuente de prueba no se debió a la actuación
policial, fiscal o judicial; que el Ministerio Público no descalificó dicha
fuente de prueba y, por el contrario, la incorporó a la investigación, dada
la información contenida en ella para generar medios de prueba; y que la
judicatura penal ordinaria finalmente convalidó la actuación fiscal por
considerarla justificada en el deber de perseguir la verdad jurídica
objetiva.

Por tanto, advierto que en el presente caso no se ha concretizado la


alegada vulneración de los derechos fundamentales al secreto e
inviolabilidad de los documentos privados y a la debida motivación de
las resoluciones judiciales invocada por los recurrentes, por lo que la
demanda debe ser declarada como INFUNDADA.

S.

MONTEAGUDO VALDEZ

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