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“Hay bajo el sol un momento para todo, y un tiempo para hacer las
cosas. Tiempo para callar, tiempo para hablar, tiempo para amar,
tiempo para la paz. (Qohelet 3, 1. 7)
María Santísima es modelo perfecto del silencio sabe callar, sabe guardar silencio, sabe
escuchar, sabe responder desde el profundo silencio.
María Santísima es mujer que enseña y forma desde el silencio a lo largo de su vida.
Vivía en silencio, cumplió su misión en silencio, recibió en silencio el anuncio del Ángel san
Gabriel. Mientras su hijo recorre palestina y cumple su misión, la Virgen se queda en silencio,
no sabemos de su vida. Su vida la conserva en silencio y discreción. Alguien dijo en la
historia: “Virgen María Santísima, Nuestra Señora del Silencio. Tus silencios son tus mejores
enseñanzas, son silencios que gritan que se clavan dentro. Enséñanos a saber callar. Vivimos
en unos momentos, en que todos quieren hablar, gritar y perorar.”
San José no entiende lo que está pasando, se queda en silencio. El ángel de Dios le
indica lo que debe hacer, cómo debe actuar ante ese impacto. “José su marido que era un
hombre justo y no quería denunciarla, decidió dejarla en secreto °°° El ángel le dice: José hijo
de David, no tengan ningún reparo en recibir en tu cada a María tu mujer” (Mateo 1, 19-20).
SOCIALIZACIÓN
¿En qué consiste el silencio, según la Virgen María?
¿Qué otras virtudes gana una persona que conserva más el silencio?
Explica la siguiente frase: Tus silencios son las mejores enseñanzas.
¿Cómo podrías combinar el silencio con el testimonio de vida?
Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de
los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos
comen bajo la mesa migajas de los niños». El, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el
demonio ha salido de tu hija». Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la
cama y que el demonio se había ido.” Marcos 7, 24-30.
¡Cuánta gente hace este camino y el Señor la espera! Pero es el mismo Espíritu Santo
que le lleva adelante para hacer este camino. Cada día en la Iglesia del Señor hay personas
que hacen este camino, silenciosamente, para encontrar al Señor, porque se dejan llevar
adelante por el Espíritu Santo. (Homilía, Papa Francisco, 13 de febrero, 2014).
La pregunta sería: ¿Cuál debe ser el espíritu de nuestra oración? Las respuestas
dependen de la personalidad, de la conciencia, de la formación, de la madurez, del estilo, del
conocimiento que una persona pueda tener sobre el tema y la Escritura. El equilibrio en la
oración define el ser y la posición de una persona frente a los demás. El silencio y la
prudencia pueden definir una persona de oración. Un desequilibrio en la oración podría ser:
personas arrogantes, orgullosas, autosuficientes. O un desequilibrio que no es común, pero lo
usan algunos, presentarse ante Dios como alguien que no vale nada, que no es nadie. El otro
lado de la balanza, es: Personas de oración, que tienen como base la humildad, el
agradecimiento, la piedad, el arrepentimiento, el secreto. Quizás otro grupo de personas, que
convierten todas sus experiencias de fe, en gloria y alabanza para Dios. Toda oración siempre
debe presentar la confianza y la humildad delante de Dios. A Dios se le habla de rodillas.
(cfr. Romanos 14, 11).
El Papa Francisco enseña que aquella persona que se considera justa e irreprochable,
olvida el mandamiento esencial de un creyente: amar a Dios y amar a los demás. El santo
Padre propone evaluar nuestra manera de orar. Es necesario aprender a encontrar el camino
hacia nuestro corazón, recuperar el valor de la intimidad y del silencio, porque es ahí que
Dios nos encuentra y nos habla. °°° se es justo o pecador no por la propia pertenencia social,
sino por el modo de relacionarse con Dios y por el modo de relacionarse con los hermanos.
(cfr. Audiencia, 1 de junio, 2016).
SOCIALIZACIÓN
Medita y saca tus conclusiones en las siguientes afirmaciones:
Cuando hablamos poco, cometemos menos errores y fastidiamos menos a los demás
Guardamos silencio en la imaginación, juzgamos menos y amamos más a los demás
Guardamos silencio en la memoria, olvidamos más rápido y no archivamos rencor
Guardamos silencio en el corazón, tenemos sentimientos más nobles, puros y sinceros
Guardamos silencio en el espíritu, nos entendemos más con Dios y su Santa Palabra
Guardamos silencio cuando debemos lanzar un juicio y practicamos correctamente la justicia
Guardamos silencio en la voluntad, nos convertimos en obedientes y sinceros
Guardamos silencio con nosotros mismos, nos quejamos menos y producimos más
Oración y silencio
El modelo es: Jesús Maestro de oración
El Verbo enmudece, se hace silencio mortal, porque se ha “dicho” hasta quedar sin
palabras, al haber hablado todo lo que tenía que comunicar, sin guardarse nada para sí» La
sabiduría del mundo y la sabiduría de Dios: “El lenguaje de la Cruz es una locura para los
que se pierden; pero para nosotros, que nos salvamos, es poder de Dios.” (1 Corintios 1, 18).
«Cuando el Verbo de Dios crece, las palabras del hombre disminuyen» Los Evangelios
muestran cómo con frecuencia Jesús, sobre todo en las decisiones decisivas, se retiraba
completamente solo a un lugar apartado de la multitud, e incluso de los discípulos, para orar
en el silencio y vivir su relación filial con Dios. El silencio es capaz de abrir un espacio
interior en lo más íntimo de nosotros mismos, para hacer que allí habite Dios, para que su
Palabra permanezca en nosotros
Jesús enseña a los discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los
gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues
vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis» (Mt 6, 7-8): un corazón atento,
silencioso, abierto es más importante que muchas palabras.