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DIVISIÓN CELULAR
Meiosis
MEIOSIS
Se denomina meiosis a una división en la cual el número de cromosomas se reduce a la
mitad (Fig. 1). En este proceso una célula diploide experimenta dos divisiones celulares
sucesivas, con la capacidad de generar cuatro células haploides.
En los animales la meiosis precede de manera inmediata a la formación de gametos. Las
células del cuerpo (somáticas) de un organismo se multiplican por mitosis y son diploides;
las únicas células haploides producidas son los gametos. Estos se forman cuando algunas
células de la línea germinativa experimentan las meiosis. La formación de gametos
recibe el nombre de gametogénesis, da por resultado la formación de cuatro
espermatozoides haploides por cada célula que entra en la meiosis.
En contraste, la gametogénesis femenina, llamada oogénesis, genera un solo óvulo por
cada célula que entra en la meiosis. Esto se realiza por un proceso que asigna virtualmente
todo el citoplasma a un solo de dos núcleos en cada división meiótica. Al final de la
primera división meiótica se retiene un núcleo; el otro, llamado primer cuerpo polar, se
excluye de la célula y por último degenera. De modo similar ocurre al final de la segunda
división, un núcleo se convierte en el segundo cuerpo polar.
En la reproducción sexual dos células haploides, o gametos, se fusionan para formar un
cigoto diploide (fusión de un espermatozoide y un óvulo = cigoto).
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Los acontecimientos de la meiosis son similares a los de la mitosis, con cuatro diferencias
importantes:
1. La meiosis implica dos divisiones nucleares y citoplasmáticas sucesivas, que
producen hasta cuatro células haploides. La mitosis implica una división nuclear,
que produce 2 células diploides.
2. No obstante, las dos divisiones nucleares sucesivas, el DNA y otros componentes
cromosómicos se duplican sólo una vez, durante la interfase que precede a la
primera división meiótica.
3. Cada una de las cuatro células producidas en la meiosis contiene el número
haploide de cromosomas.
4. Durante la meiosis, la información genética se mezcla, de modo que cada célula
haploide resultante tiene una combinación virtualmente única de genes.
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Fig. 1. Mitosis y Meiosis. En este diagrama se comparan los acontecimientos y resultados
de mitosis y meiosis. (Solomon et al., 2001)
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TIPOS DE REPRODUCCIÓN DE LOS PROTISTAS
Uno de los aspectos más relevantes en el éxito de los protistas, es su amplia gama de
formas de reproducción. La mayoría cuentan con mecanismos de reproducción rápida y
tiempos generacionales muy cortos, por lo que en cierta forma han capitalizado las
ventajas de la reproducción asexual y de la reproducción sexual para su diversificación.
Fisión múltiple
Este tipo de fisión se caracteriza por la división múltiple del núcleo antes de la citocinesis.
De esta manera se producen varios individuos similares a la célula originaria, pero de
menor tamaño. Este proceso es común en grupos como Apicomplexa y algunas amebas
y es conocido también como esquizogonia. En Plasmodium es muy común en este tipo
de división nuclear para la producción de muchos individuos mononucleados distintos.
Durante este proceso de división celular es posible que quede una masa residual de
protoplasma que se degenera finalmente.
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Gemación
Plasmotomía
Endopoligenia
Regeneración
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Este tipo de reproducción de los protistas ocurre generalmente entre la etapa de
reproducción asexual. La reproducción por vía sexual en este grupo biológico ocurre de
distintas maneras:
Singamia
Autogamia
Endomixis
Este proceso resulta similar al de la autogamia, ya que involucra a un solo individuo. Sin
embargo, en este tipo de reproducción sexual, los micronúcleos no sufren mitosis al final
del proceso, por lo cual cada célula hija solo cuenta con un macronúcleo y un
micronúcleo.
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Hemixis
Conjugación
Citogamia
Esta reproducción de los protistas involucra a dos individuos, siendo muy similar a la
conjugación, pero en vez de existir un intercambio de material nuclear entre ambas
células, los núcleos se combinan para dar lugar a un núcleo diploide que sufre mitosis.
Partenogénesis
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ESTRUCTURAS Y FUNCIONES EN EL SISTEMA REPRODUCTOR ANIMAL
Si hay una característica que sea primordial de los organismos, esa es la capacidad de
reproducirse y perpetuar la especie. Para sobrevivir, cada especie requiere que sus
miembros produzcan nuevos individuos a fin de reponer los que mueren.
Muchos invertebrados se reproducen asexualmente. En la reproducción asexual, un solo
progenitor da origen a dos o más descendientes genéticamente idénticos a él (excepto por
las posibles mutaciones).
La reproducción sexual en animales implica la producción y fusión de dos tipos de
gametos: espermatozoides y óvulos. La reproducción sexual tiene la ventaja biológica de
favorecer la variedad genética entre los miembros de la especie, puesto que cada
descendiente es el producto de una combinación específica de genes aportados por ambos
padres, y no una copia genética de un solo individuo. Al hacer posible la combinación de
los rasgos heredados de ambos padres, la reproducción sexual da origen a descendencia
que suele ser más apta para sobrevivir que cada uno de los progenitores, y es un proceso
en especial adaptativo en un ambiente inestable y cambiante.
En la reproducción asexual, un progenitor único se divide por la mitad, forma yemas o se
fragmenta para dar origen a dos o más descendientes. Esponjas y Cnidarios (anemonas)
se reproducen por gemación, en la que una pequeña parte del cuerpo del animal se separa
del resto y se desarrolla como un nuevo (Fig. 1). En los gusanos planos, el cuerpo del
progenitor puede dividirse en varios fragmentos, cada uno de los cuales regeneran las
partes faltantes y se convierte en un animal completo, este método reproductivo recibe el
nombre de fragmentación.
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Fig. 1. Reproducción sexual por gemación en una hidra. Una parte del cuerpo crece hacia
fuera, se separa y se convierte en un nuevo individuo. También se está reproduciendo
sexualmente (Solomon et al.2001).
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necesario para el desplazamiento de los espermatozoides, y los gametos se fusionan
dentro del cuerpo. La mayor parte de los animales terrestres, así como tiburones, reptiles,
aves y mamíferos acuáticos, realizan la fecundación interna.
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En el “chinche de cama” Cimex lectularius (Familia Cimicidae) el macho le introduce su
órgano intromitente (en forma de aguja curva, fuertemente esclerotizado, con capacidad
quimo-sensorial) en un surco del esternito abdominal (ventral) de la hembra (no en su
genitalia). Los espermatozoides entran a una bolsa mesodermal llena de haemocitos y
viajan por el hemocele hasta penetrar a un oviducto. Algunos escarabajos pueden tener
un edeago con espinas que desgarran la vagina de la hembra. En ambos casos, este tipo
de copulación se llama inseminación traumática.
A B
Figuras A y B. Sistemas reproductor de macho (A) y hembra (B) en Arthropoda (Insecta)
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Los espermatozoides depositados en la vagina durante la inseminación se movilizan hasta
alcanzar la espermateca, donde se quedan almacenados hasta que se produce la
ovoposición.
En los himenópteros (hormigas, abejas y avispas) la hembra tiene la capacidad de
controlar el sexo de la progenie, regulando el paso de los espermatozoides (desde su
espermateca) hacia el óvulo que está migrando por sus oviductos: los óvulos que no son
fertilizados forman individuos haploides, que son machos; los óvulos fertilizados
forman individuos diploides, que son hembras.
Cuando los huevos alcanzan el oviducto están rodeados por una membrana llamada
corion, secretada por las células foliculares del ovario.
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En los artrópodos, la presencia de simbiontes intracelulares, transmitidos de generación
en generación, pueden parasitar el sistema reproductor de los machos produciendo una
feminización. En algunos casos esta feminización es incompleta por lo que pueden
aparecer fenotipos intersexuales. Las investigaciones revelaron que algunas hembras eran
en realidad genotípicamente machos, con lo cual la determinación sexual estaba
determinada por el simbionte y no por los cromosomas. Distintas bacterias, como
Wolbachia, puede ser endosimbionte feminizante. Si, debido a estas bacterias simbiontes,
se inhibe la diferenciación de la glándula androgénica, o sea, se bloquea la glándula que
genera hormonas masculinas, aparece el fenotipo femenino en individuos genéticamente
machos. Si, en cambio, este bloqueo es imperfecto, aparecen individuos intersexuales.
Fig. 2. Estructura del testículo, epidídimo y cordón espermático. (Solomon et al., 2001).
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Los espermatozoides no pueden desarrollarse a la temperatura corporal. Por tal razón, los
testículos se encuentran en el escroto, un saco cubierto de piel suspendido de la región
comprendida entre las ingles. El escroto (Fig. 3) funciona como una unidad de
enfriamiento, que mantiene los espermatozoides a una temperatura menor que la corporal.
Las células espermáticas salen de los túbulos seminíferos de cada testículo a través de
pequeños túbulos que desembocan en un tubo enrollado más grande, el epidídimo. Aquí
los espermatozoides completan su maduración y se almacenan. Durante la eyaculación,
los espermatozoides pasan de cada epidídimo al conducto deferente, que se extiende
desde el escroto hasta la cavidad pélvica (Fig. 3). Cada conducto deferente desemboca en
un corto conducto eyaculador, que atraviesa la próstata y después se abre en la uretra.
La uretra, única, conduce orina y semen en momentos distintos, y pasa por el pene hacia
el exterior del cuerpo. Así, los espermatozoides recorren en secuencia estas estructuras:
Túbulos seminiferos→ epidídimo→ conducto deferente→ conducto
eyaculador→uretra→ exterior del cuerpo.
Conforme los espermatozoides son transportados por los conductos, se mezclan con
secreciones de tres tipos de glándulas accesorias. Durante el clímax sexual el varón
eyacula alrededor de 3.5 ml. de semen, consistente en unos 200 millones de
espermatozoides suspendidos en las secreciones de dichas glándulas. Las vesículas
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seminales, pares, secretan un líquido nutritivo rico en fructosa (azúcar) y prostaglandinas
(derivados de ácidos grasos no saturados) en los conductos deferentes. Tales nutrientes
dan la energía que activa los espermatozoides después de ser eyaculados. La glándula
próstata, única, libera una secreción alcalina que quizá sea importante para neutralizar el
ambiente ácido de la vagina e incrementar el movimiento de los espermatozoides. Las
prostaglandinas del semen estimulan la contracción del útero, lo que a su vez ayuda al
ascenso de los espermatozoides en el conducto reproductivo femenino. Durante la
excitación sexual las glándulas bulbouretrales, una a cada lado de la uretra, liberan una
secreción mucosa que lubrica el pene y facilita su penetración en la vagina.
Una causa importante de infecundidad (infertilidad) masculina es la producción de una
cantidad insuficiente de espermatozoides. Cuando el recuento espermático es de menos
de 35 millones de células/ml de semen, la fecundidad está afectada, y los varones con
menos de 20 millones de espermatozoides/ml semen suelen considerarse estériles. Los
bajos recuentos de espermatozoides se han atribuido a diversos factores ambientales,
como consumo crónico de marihuana, abuso de alcohol, y tabaquismo. En algunos
estudios se ha demostrado que los varones que fuman están más propensos que los no
fumadores a producir espermatozoides anormales. La exposición a agentes tóxicos
industriales y ambientales como DDT también causa bajo recuento espermático y
esterilidad. El consumo de esteroides anabólicos para acelerar el desarrollo muscular
puede provocar esterilidad tanto en varones como mujeres.
El pene es un órgano copulador eréctil que transfiere espermatozoides al conducto
reproductivo femenino. Consiste en un largo tallo con la punta expandida, el glande.
Parte de la piel del pene, laxa, se repliega y cubre la porción proximal del glande,
formando una capucha llamada prepucio. La operación quirúrgica denominada
circuncisión consiste en extirpar el prepucio. Bajo la piel, el pene consiste en tres
columnas paralelas de tejido eréctil, dos llamadas cuerpos cavernosos y otra conocida
como cuerpo esponjoso (Fig. 4). Cuando el varón es estimulado sexualmente, impulsos
nerviosos hacen que las arterias del pene se dilaten. Los numerosos vasos sanguíneos del
tejido eréctil se llenan de sangre, lo que hace que este tejido se hinche. Lo anterior
comprime las venas que extraen sangre del pene, retardando la salida sanguínea. Así,
entra en el pene más sangre de la que sale, lo que hincha aún más el tejido eréctil. El pene
humano carece de hueso, no así el de algunos otros mamíferos, como murciélagos,
roedores, y algunos primates.
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Fig. 4. Estructura interna del pene. Nótese las tres columnas paralelas de tejido eréctil.
(Solomon et al., 2001).
Las células intersticiales, que se localizan entre los túbulos seminíferos en los testículos,
secretan la hormona esteroide testosterona u hormona sexual masculina. La testosterona
estimula la espermatogénesis e influye casi en cada tejido del cuerpo. Actúa de manera
directa en músculos y huesos. Causa el estirón del crecimiento del varón adolescente, que
ocurre hacia los 13 años de edad. La testosterona estimula el crecimiento de los órganos
reproductivos, y por lo tanto se encarga de los caracteres sexuales primarios
masculinos. También actúa en el desarrollo de caracteres sexuales secundarios: como
aumento muscular, crecimiento del vello facial y corporal, aumento de longitud y grosor
de las cuerdas vocales, lo que causa que la voz se haga más grave. Si la testosterona es
insuficiente o ausente se provoca esterilidad. Si se extirpan los testículos (castración) a
un niño antes de la pubertad sus órganos sexuales conservan las características infantiles
y no desarrolla caracteres sexuales secundarios. Si la castración se realiza después de la
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pubertad, un aumento de la secreción de hormonas masculinas por las glándulas
suprarrenales ayuda a mantener la masculinidad.
LA MUJER
El aparato reproductivo femenino produce óvulos, recibe el pene y los espermatozoides
durante el coito, alberga y nutre al embrión durante el desarrollo prenatal, expulsa al
neonato durante el parto y produce leche para el bebé (lactación).
Las gónadas femeninas u ovarios producen tanto gametos (óvulos) como hormonas
sexuales (estrógenos y progesterona). Se localizan cerca de las paredes laterales de la
cavidad pélvica (Fig. 5). Casi inmediatamente después de la ovulación, el óvulo pasa a la
abertura en forma de embudo del oviducto (también llamada tuba uterina o trompa de
falopio o simplemente trompa) (Fig. 6). Contracciones peristálticas de la pared muscular
del oviducto y el batido de los cilios de su revestimiento ayudan a desplazar el óvulo hacia
el útero. Dentro de la trompa de falopio ocurre la fecundación o el óvulo degenera.
El desarrollo de tejido cicatrizal en los oviductos (por ejemplo, por enfermedad de
transmisión sexual) puede bloquearlas, de modo que el óvulo fecundado no pasa al útero.
Las mujeres con bloqueo de las trompas suelen ser infecundas. Por lo general, pueden
producir óvulos e incubar un embrión de manera normal. Sin embargo, necesitan
asistencia clínica para extraer el óvulo del ovario y colocarlo en el útero.
Los oviductos se abren dentro de los ángulos superiores del útero (Fig. 6). Este órgano
ocupa una posición central en la cavidad pélvica. Tiene gruesas paredes de músculo liso
y un recubrimiento epitelial, el endometrio (Fig. 6), que se engruesa cada mes en
preparación para el posible embarazo. La hormona progesterona completa la preparación
del endometrio para el embarazo. Si el óvulo es fecundado, el diminuto embrión se
transporta al útero y se implanta en el endometrio. Aquí crece y se desarrolla, mantenido
por nutriente y oxígeno que proporcionan vasos sanguíneos maternos circundantes. Si la
fecundación no ocurre durante el ciclo mensual, el endometrio se descama y es expulsado
en un proceso que se conoce como menstruación.
La porción inferior del útero, llamada cuello uterino, entra un poco en la vagina. El cuello
uterino es un sitio común de cáncer en la mujer y es posible su detección con la prueba
de Papanicolau, un procedimiento en el cual se raspan unas pocas células del cuello
uterino y son estudiadas al microscopio. Si se detecta cáncer de esa región anatómica en
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sus etapas muy tempranas de malignidad, la paciente tiene grandes probabilidades de
curarse.
La vagina es un tubo muscular elástico que se extiende desde el útero hasta el exterior
del cuerpo. Funciona como receptor de los espermatozoides durante el coito y como parte
del canal de parto (Fig. 6). Los órganos sexuales externos femeninos, denominados
colectivamente vulva (Fig. 7), incluyen pliegues en forma de labios, los labios menores
(Fig. 6), que rodean las aberturas vaginal y uretral. En posición más externa que los
delicados labios menores se encuentran los labios mayores (Fig. 7), más gruesos y
cubiertos de vello. Los labios menores se fusionan para formar el prepucio del clítoris
(Fig. 7), una estructura eréctil pequeña comparable con el glande del pene masculino.
Como el pene, el clítoris contiene tejidos eréctiles que se hinchan al llenarse de sangre
durante la excitación sexual. El clítoris tiene abundantes terminaciones nerviosas y es
muy sensible a tacto, presión y temperatura, funciona como centro de sensación sexual
en la mujer.
Cada mama o seno (Fig. 8) está formada por 15 a 20 lóbulos de tejido glandular. La
cantidad de tejido adiposo alrededor de estos lóbulos determina el tamaño de la mama y
explica su blandura. De cada racimo emergen conductos que se unen en un solo conducto
para cada lóbulo, de modo que la superficie de un pezón tiene de 15 a 20 diminutas
aberturas. Las mamas funcionan en la lactación. La lactación es la producción de leche
para nutrir al lactante. Durante el embarazo, las altas concentraciones de hormonas
reproductivas femeninas (estrógenos y progesterona) estimulan el crecimiento de las
mamas. Durante los primeros días después del parto, las glándulas mamarias producen
un líquido llamado calostro, que contiene proteína y lactosa, pero poca grasa. Después
del nacimiento la hormona prolactina estimula la producción de leche.
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Fig. 5. Aparato reproductor femenino: Corte mediosagital de la pelvis femenina.
Obsérvese la posición del útero respecto a la vagina. (Solomon et al., 2001).
Fig. 6. Vista anterior del aparato reproductor femenino. Algunos órganos se han
seccionado parcialmente para exponer su estructura interna. Ligamentos de tejido
conectivo ayudan a mantener en su lugar los órganos reproductivos. (Solomon et al.,
2001).
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Fig. 7. Estructuras genitales externas de la mujer. Colectivamente, estas estructuras
constituyen la vulva. (Solomon et al. 2001).
Fig. 8. Estructura de una mama femenina humana madura. La mama contiene lóbulos de
tejido glandular. Los lóbulos consisten en alveolos, racimos de células glandulares.
(Solomon et al., 2001).
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