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REPRODUCCIÓN

DIVISIÓN CELULAR
Meiosis

En la producción de una nueva generación, la información genética se trasfiere de los


progenitores a la descendencia.
Los genes están constituidos por DNA, que forma complejos con proteínas para producir
las fibras de cromatina que constituyen los cromosomas. Un organismo diploide de una
especie dada tiene un número característico de pares de cromosoma por célula. Los dos
miembros de cada par, llamados cromosomas homólogos, son similares en longitud,
forma y otras características estructurales, y portan genes que determinan los mismos
tipos de rasgos del organismo.
El ciclo celular eucariótico es el periodo que va desde el principio de una división celular
hasta el inicio de la siguiente; el tiempo necesario para completar un ciclo es el tiempo
de generación.

MEIOSIS
Se denomina meiosis a una división en la cual el número de cromosomas se reduce a la
mitad (Fig. 1). En este proceso una célula diploide experimenta dos divisiones celulares
sucesivas, con la capacidad de generar cuatro células haploides.
En los animales la meiosis precede de manera inmediata a la formación de gametos. Las
células del cuerpo (somáticas) de un organismo se multiplican por mitosis y son diploides;
las únicas células haploides producidas son los gametos. Estos se forman cuando algunas
células de la línea germinativa experimentan las meiosis. La formación de gametos
recibe el nombre de gametogénesis, da por resultado la formación de cuatro
espermatozoides haploides por cada célula que entra en la meiosis.
En contraste, la gametogénesis femenina, llamada oogénesis, genera un solo óvulo por
cada célula que entra en la meiosis. Esto se realiza por un proceso que asigna virtualmente
todo el citoplasma a un solo de dos núcleos en cada división meiótica. Al final de la
primera división meiótica se retiene un núcleo; el otro, llamado primer cuerpo polar, se
excluye de la célula y por último degenera. De modo similar ocurre al final de la segunda
división, un núcleo se convierte en el segundo cuerpo polar.
En la reproducción sexual dos células haploides, o gametos, se fusionan para formar un
cigoto diploide (fusión de un espermatozoide y un óvulo = cigoto).

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Los acontecimientos de la meiosis son similares a los de la mitosis, con cuatro diferencias
importantes:
1. La meiosis implica dos divisiones nucleares y citoplasmáticas sucesivas, que
producen hasta cuatro células haploides. La mitosis implica una división nuclear,
que produce 2 células diploides.
2. No obstante, las dos divisiones nucleares sucesivas, el DNA y otros componentes
cromosómicos se duplican sólo una vez, durante la interfase que precede a la
primera división meiótica.
3. Cada una de las cuatro células producidas en la meiosis contiene el número
haploide de cromosomas.
4. Durante la meiosis, la información genética se mezcla, de modo que cada célula
haploide resultante tiene una combinación virtualmente única de genes.

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Fig. 1. Mitosis y Meiosis. En este diagrama se comparan los acontecimientos y resultados
de mitosis y meiosis. (Solomon et al., 2001)

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TIPOS DE REPRODUCCIÓN DE LOS PROTISTAS

Uno de los aspectos más relevantes en el éxito de los protistas, es su amplia gama de
formas de reproducción. La mayoría cuentan con mecanismos de reproducción rápida y
tiempos generacionales muy cortos, por lo que en cierta forma han capitalizado las
ventajas de la reproducción asexual y de la reproducción sexual para su diversificación.

Reproducción asexual de los protistas


La reproducción asexual de los protistas puede ocurrir de varias formas:
Fisión binaria
Es el tipo de reproducción asexual más común entre los protistas y se encuentra ligada a
un aumento del volumen contenido del citoplasma. Durante este proceso resultan dos
organismos esencialmente idénticos. Este proceso implica una única división mitótica,
que da como resultado dos células u organismos. Este tipo de reproducción puede ocurrir
de varias formas, que incluyen fisión binaria simple, en la que las células resultantes son
simétricas; fisión binaria longitudinal en la que el eje de división celular es longitudinal,
como ocurre en algunos flagelados como Euglena, resultando en dos organismos casi
idénticos pero con tamaños diferentes; fisión binaria transversal la cual ocurre en los
ciliados, donde el citoplasma se divide perpendicularmente al eje del huso mitótico y
fisión binaria oblicua (ocurre en opalinas) que es un mecanismo de división intermedio
entre la fisión longitudinal y transversal.

Fisión múltiple

Este tipo de fisión se caracteriza por la división múltiple del núcleo antes de la citocinesis.
De esta manera se producen varios individuos similares a la célula originaria, pero de
menor tamaño. Este proceso es común en grupos como Apicomplexa y algunas amebas
y es conocido también como esquizogonia. En Plasmodium es muy común en este tipo
de división nuclear para la producción de muchos individuos mononucleados distintos.
Durante este proceso de división celular es posible que quede una masa residual de
protoplasma que se degenera finalmente.

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Gemación

La gemación, a diferencia de las otras formas de reproducción de los protistas, es una


forma de fisión desigual, que necesita de una fase preparatoria antes de la división. En
este sentido, parte de la membrana plasmática se diferencia en una yema o abultamiento
que va a recibir un núcleo generado por división mitótica de la célula progenitora. Este
nuevo organismo puede permanecer adherido a la célula progenitora o separarse cuando
las condiciones son favorables. El proceso de gemación puede ocurrir de manera externa
o exógena como en el caso de algunos dinoflagelados, por ejemplo, Noctiluca.

Plasmotomía

Consiste en un proceso de división citoplasmático, en organismos protistas


multinucleados. Esto ocurre en ausencia total de mitosis, por lo que a menudo se
considera un proceso similar a la gemación. En este caso todos los orgánulos celulares se
reparten equitativamente.

Endopoligenia

Este proceso también es considerado un proceso de gemación endógeno, en el cual, más


de dos descendientes se forman dentro del organismo progenitor. Dos (endodiogenia) o
más (endopoligenia) divisiones nucleares se producen antes de que inicie el proceso de
formación de merozoitos. Este tipo de reproducción asexual es típico de protistas
parásitos como Toxoplasma.

Regeneración

Finalmente, la regeneración también es considerada un tipo de reproducción asexual


especializada, debido a que un organismo de vida libre, como Amoeba, puede regenerar
partes perdidas a partir de porciones del protoplasma y el núcleo.

Reproducción sexual de los protistas

La reproducción de los protistas por vía sexual consiste en el intercambio o


recombinación de genes de uno o dos individuos. En estas formas reproductivas, el núcleo
atraviesa por una división y reorganización durante el proceso de la meiosis.

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Este tipo de reproducción de los protistas ocurre generalmente entre la etapa de
reproducción asexual. La reproducción por vía sexual en este grupo biológico ocurre de
distintas maneras:

Singamia

Este tipo de reproducción de los protistas se refiere a la combinación de genes de dos


individuos distintos que presentan núcleos haploides (mitad de la carga cromosómica), es
decir, que actúan como gametos. La singamia, a su vez, puede ser de dos tipos: hologamia,
cuando se combinan dos células maduras, que ocurre en algunos flagelados y la
pedogamia, donde las células que se combinan son inmaduras. Por otro lado, si las células
que se reproducen poseen las mismas características morfológicas, se conoce el proceso
como isogamia, mientras que si los individuos son diferentes, generalmente uno más
pequeño y móvil que el otro, se conoce como reproducción anisogamia.

Autogamia

Se trata de un tipo de reproducción de los protistas que presentan un macronúcleo y dos


o más micronúcleos, en los cuales ocurre una autofertilización. En la autogamia, el
macronúcleo se desintegra y reorganiza, formando un cono protoplasmático, mientras que
los micronúcleos se dividen por meiosis, formando ocho núcleos haploides, de los cuales
solo uno ingresa al cono protoplasmático y fertiliza al macronúcleo, dando lugar a un
núcleo diploide que sufre dos procesos mitóticos consecutivos, que forman dos núcleos
grandes y dos micronúcleos. Finalmente, cada micronúcleo sufre mitosis y la célula
culmina el proceso de citoquinesis, para generar dos células hijas con sus respectivo
macronúcleo y dos micronúcleos.

Endomixis

Este proceso resulta similar al de la autogamia, ya que involucra a un solo individuo. Sin
embargo, en este tipo de reproducción sexual, los micronúcleos no sufren mitosis al final
del proceso, por lo cual cada célula hija solo cuenta con un macronúcleo y un
micronúcleo.

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Hemixis

Al igual que la autogamia y la endomixis, en este proceso de reproducción de los protistas,


solo se encuentra involucrada una célula o individuo. En dichas células, el macronúcleo
se desintegra y conforma un nuevo macronúcleo a partir del material sobrante de la
descomposición previa, mientras que los micronúcleos no sufren ningún tipo de cambio.

Conjugación

La conjugación es uno de los tipos de reproducción de los protistas más estudiados y


ocurre en el grupo de los ciliados. Durante el proceso de conjugación, dos células se unen
para intercambiar material cromosómico desde sus núcleos. Durante esta unión, los
macronúcleos se descomponen mientras que los micronúcleos sufren mitosis,
produciendo cuatro micronúcleos haploides en cada célula, de los cuales tres se
degeneran. Cada micronúcleo haploide se divide entonces en dos pronúcleos haploides,
uno de los cuales es transferido hacia la otra célula. tras este intercambio de pronúcleos,
estos se fusionan para regenerar el número diploide de cromosomas, tras lo cual, las
células conjugadas se separan. Finalmente, en cada célula ocurre una serie de mitosis que
produce ocho micronúcleos, de los cuales, cuatro formaran el macronúcleo, uno el
micronúcleo y los restantes se descomponen. Después de la conjugación, las células
pueden dividirse asexualmente, con su nueva recombinación genética.

Citogamia

Esta reproducción de los protistas involucra a dos individuos, siendo muy similar a la
conjugación, pero en vez de existir un intercambio de material nuclear entre ambas
células, los núcleos se combinan para dar lugar a un núcleo diploide que sufre mitosis.

Partenogénesis

En la partenogénesis, un individuo destinado a la reproducción (gamonte) sufre una


fertilización fallida y consecutivamente se divide por mitosis, es decir, aunque era una
célula destinada a reproducirse sexualmente, termina dividiéndose de manera asexual.
Este tipo de reproducción de los protistas es considerado como un tipo especial de
reproducción asexual.

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ESTRUCTURAS Y FUNCIONES EN EL SISTEMA REPRODUCTOR ANIMAL

Si hay una característica que sea primordial de los organismos, esa es la capacidad de
reproducirse y perpetuar la especie. Para sobrevivir, cada especie requiere que sus
miembros produzcan nuevos individuos a fin de reponer los que mueren.
Muchos invertebrados se reproducen asexualmente. En la reproducción asexual, un solo
progenitor da origen a dos o más descendientes genéticamente idénticos a él (excepto por
las posibles mutaciones).
La reproducción sexual en animales implica la producción y fusión de dos tipos de
gametos: espermatozoides y óvulos. La reproducción sexual tiene la ventaja biológica de
favorecer la variedad genética entre los miembros de la especie, puesto que cada
descendiente es el producto de una combinación específica de genes aportados por ambos
padres, y no una copia genética de un solo individuo. Al hacer posible la combinación de
los rasgos heredados de ambos padres, la reproducción sexual da origen a descendencia
que suele ser más apta para sobrevivir que cada uno de los progenitores, y es un proceso
en especial adaptativo en un ambiente inestable y cambiante.
En la reproducción asexual, un progenitor único se divide por la mitad, forma yemas o se
fragmenta para dar origen a dos o más descendientes. Esponjas y Cnidarios (anemonas)
se reproducen por gemación, en la que una pequeña parte del cuerpo del animal se separa
del resto y se desarrolla como un nuevo (Fig. 1). En los gusanos planos, el cuerpo del
progenitor puede dividirse en varios fragmentos, cada uno de los cuales regeneran las
partes faltantes y se convierte en un animal completo, este método reproductivo recibe el
nombre de fragmentación.

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Fig. 1. Reproducción sexual por gemación en una hidra. Una parte del cuerpo crece hacia
fuera, se separa y se convierte en un nuevo individuo. También se está reproduciendo
sexualmente (Solomon et al.2001).

La partenogénesis es una forma de reproducción asexual en la que un óvulo no fecundado


se transforma en un animal adulto. Se sabe que ocurre en muchos grupos de invertebrados
y de vertebrados, incluidas algunas especies de nemátodos (gusanos cilíndricos),
gasterópodos (caracoles), crustáceos, insectos (en especial abejas y avispas), peces,
anfibios y reptiles. Aunque pocas especies sólo se reproducen por partenogénesis, en casi
todos los casos los episodios de este proceso se alternan con periodos de reproducción
sexual. En algunas especies, la partenogénesis parece ser una adaptación para la
supervivencia en tiempos de estrés o de grave decremento de la población.
La reproducción sexual es el tipo más común de reproducción animal. El óvulo por lo
general es grande e inmóvil, con una reserva de nutrientes que permite el desarrollo del
embrión. El espermatozoide comúnmente es pequeño y móvil, adaptado para impulsarse
batiendo su largo flagelo.
Muchos animales acuáticos (invertebrados acuáticos como esponjas, corales, etc., peces,
anfibios) realizan la fecundación externa, en la que la fusión de los gametos se realiza
fuera del cuerpo. Los progenitores suelen liberar los óvulos y espermatozoides en el agua
simultáneamente. Los gametos viven sólo un breve lapso, y muchos se pierden, en parte
consumidos por depredadores. Sin embargo, se liberan cantidades tan grandes de gametos
que logran reunirse suficientes de ellos para asegurar la perpetuación de la especie. En la
fecundación interna, el macho por lo general deposita los espermatozoides directamente
en el cuerpo de la hembra, cuyos tejidos internos húmedos constituyen el medio acuoso

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necesario para el desplazamiento de los espermatozoides, y los gametos se fusionan
dentro del cuerpo. La mayor parte de los animales terrestres, así como tiburones, reptiles,
aves y mamíferos acuáticos, realizan la fecundación interna.

SISTEMA REPRODUCTOR EN ARTHROPODA


El sistema reproductivo de los artrópodos (por ejemplo: insectos, arácnidos) es similar al
de los vertebrados: Los testículos del macho producen esperma y los ovarios de la
hembra producen óvulos. Ambos tipos de gametos son haploides y unicelulares, siendo
el óvulo de mayor tamaño que el espermatozoide. La mayor parte de los artrópodos se
reproducen sexualmente: la unión de un esperma con un óvulo produce un cigoto
diploide. Pero existen muchas especies de insectos que se reproducen por partenogénesis
(el óvulo produce un individuo sin la ayuda de un esperma) y en algunas especies se
desconocen los machos (se reproducen exclusivamente por partenogénesis).
El sistema reproductivo masculino consiste en:
1. Un par de testículos, generalmente localizados en la parte posterior del abdomen. Cada
testículo se subdivide internamente en agrupaciones de unidades funcionales tubulares
(túbulos seminales) en donde, a partir de células germinales llamadas espermatogonias,
se forman y se maduran los espermatozoides (se les encuentra en varios estados de
desarrollo en el interior de esos túbulos)
2. Un par de vasos deferentes, en donde se vierte el esperma maduro producido en los
testículos; cada uno presenta una dilatación en su curso, llamada vesícula seminal (donde
se almacena el esperma)
3. Un par de glándulas accesorias, que secretan el fluído seminal, y que vierten su
contenido cerca de la base del conducto eyaculador (en algunos insectos pueden
encontrarse asociadas con la vesícula seminal o fijarse cerca de los testículos). Estas
glándulas accesorias también producen espermatóforos que son paquetes de esperma
con una cubierta principalmente proteica, que son transferidos o recogidos por la hembra
durante el apareamiento. Los espermatóforos son comunes en muchos arácnidos e
insectos primitivos como los pececillos de plata (orden Zygentoma) y algunos Orthoptera
(orden que incluye a los grillos, saltamontes, esperanzas).
4. Un conducto eyaculador común, que sale del cuerpo del insecto en el interior del
órgano copulador, llamado edeago. En la mayoría de los insectos la transferencia del
esperma a la hembra es directa (con o sin espermatóforo, sémen fluído en el caso de las
abejas), introduciendo el edeago en la vagina.

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En el “chinche de cama” Cimex lectularius (Familia Cimicidae) el macho le introduce su
órgano intromitente (en forma de aguja curva, fuertemente esclerotizado, con capacidad
quimo-sensorial) en un surco del esternito abdominal (ventral) de la hembra (no en su
genitalia). Los espermatozoides entran a una bolsa mesodermal llena de haemocitos y
viajan por el hemocele hasta penetrar a un oviducto. Algunos escarabajos pueden tener
un edeago con espinas que desgarran la vagina de la hembra. En ambos casos, este tipo
de copulación se llama inseminación traumática.

A B
Figuras A y B. Sistemas reproductor de macho (A) y hembra (B) en Arthropoda (Insecta)

El sistema reproductivo femenino en los artrópodos está formado por:


1. Dos ovarios, formado por un conjunto de túbulos llamados ovariolas que contienen
series de oocitos en desarrollo. Los ovarios se encuentran suspendidos en el hemocelo.
Un filamento terminal sujeta el extremo anterior de cada ovario y en el extremo posterior
se encuentra el oviducto lateral
2. Un par de oviductos laterales conectan cada ovario a un oviducto medio, que es el
oviducto común que desemboca en la vagina
3. Una vagina, que desemboca en la superficie detrás del séptimo, octavo o noveno
segmento abdominal
4. Una espermateca (receptáculo seminal) y un par de glándulas accesorias
desembocan en la vagina.

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Los espermatozoides depositados en la vagina durante la inseminación se movilizan hasta
alcanzar la espermateca, donde se quedan almacenados hasta que se produce la
ovoposición.
En los himenópteros (hormigas, abejas y avispas) la hembra tiene la capacidad de
controlar el sexo de la progenie, regulando el paso de los espermatozoides (desde su
espermateca) hacia el óvulo que está migrando por sus oviductos: los óvulos que no son
fertilizados forman individuos haploides, que son machos; los óvulos fertilizados
forman individuos diploides, que son hembras.
Cuando los huevos alcanzan el oviducto están rodeados por una membrana llamada
corion, secretada por las células foliculares del ovario.

Transferencia del esperma hacia las hembras en Arthropoda


Los machos pueden producir espermatóforos que son depositados en el suelo y recogidos
por la hembra. En este caso no hay contacto entre la genitalia del macho y la hembra. En
otros artrópodos como las arañas (clase Arachnida: orden Araneae) los machos presentan
los pedipalpos modificados (apéndices presentes en el cefalotórax) para transferir el
esperma a la vulva de la hembra. En la mayoría de los insectos el macho introduce el
edeago en la vagina de la hembra (inseminación interna) para transferir el esperma a la
hembra. Algunos insectos como los odonatos (caballitos del diablo, libélulas) tienen
estructuras modificadas en su aparato copulador que les sirve para extraer el esperma (del
apareamiento previo con otro macho) almacenado en la espermateca de la hembra.
Posteriormente, el macho insemina a la hembra.

Hermafroditismo en los animales


El hermafroditismo es la presencia normal en un ser vivo de órganos reproductivos
funcionales de los dos sexos, masculino y femenino. El hermafroditismo puede ser
simultáneo o secuencial. En el primer caso, el organismo tiene ambos sexos durante toda
su vida fértil, mientras que en el segundo cambia de sexo durante aquella. Si el organismo
es macho y después se transforma en hembra, es protándrico. Si sucede a la inversa, es
un organismo protógino. La mayoría de los hermafroditas secuenciales solo cambian de
sexo una vez, aunque existen algunas especies que pueden hacerlo varias veces. En los
animales el hermafroditismo verdadero como medio de reproducción se da en
invertebrados como Echinodermata (estrellas de mar), Mollusca (caracoles),
platelmintos, anélidos (lombrices de tierra) y en varios peces

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En los artrópodos, la presencia de simbiontes intracelulares, transmitidos de generación
en generación, pueden parasitar el sistema reproductor de los machos produciendo una
feminización. En algunos casos esta feminización es incompleta por lo que pueden
aparecer fenotipos intersexuales. Las investigaciones revelaron que algunas hembras eran
en realidad genotípicamente machos, con lo cual la determinación sexual estaba
determinada por el simbionte y no por los cromosomas. Distintas bacterias, como
Wolbachia, puede ser endosimbionte feminizante. Si, debido a estas bacterias simbiontes,
se inhibe la diferenciación de la glándula androgénica, o sea, se bloquea la glándula que
genera hormonas masculinas, aparece el fenotipo femenino en individuos genéticamente
machos. Si, en cambio, este bloqueo es imperfecto, aparecen individuos intersexuales.

SISTEMA REPRODUCTOR HUMANO


EL HOMBRE
En el ser humano, como en otros mamíferos, el individuo masculino tiene la función
reproductiva de producir espermatozoides y depositarlos en el conducto reproductivo
femenino. La espermatogénesis, o producción de células espermáticas, se realiza dentro
de una vasta maraña de túbulos seminíferos en cada uno de los testículos (Fig. 2). Cada
espermatozoide maduro consiste en cabeza, cuello y flagelo. La cabeza consta del núcleo
y un casquete o acrosoma, éste último ayuda al espermatozoide a penetrar el óvulo.
Mitocondrias del cuello del espermatozoide proporcionan energía para el movimiento del
flagelo.

Fig. 2. Estructura del testículo, epidídimo y cordón espermático. (Solomon et al., 2001).

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Los espermatozoides no pueden desarrollarse a la temperatura corporal. Por tal razón, los
testículos se encuentran en el escroto, un saco cubierto de piel suspendido de la región
comprendida entre las ingles. El escroto (Fig. 3) funciona como una unidad de
enfriamiento, que mantiene los espermatozoides a una temperatura menor que la corporal.
Las células espermáticas salen de los túbulos seminíferos de cada testículo a través de
pequeños túbulos que desembocan en un tubo enrollado más grande, el epidídimo. Aquí
los espermatozoides completan su maduración y se almacenan. Durante la eyaculación,
los espermatozoides pasan de cada epidídimo al conducto deferente, que se extiende
desde el escroto hasta la cavidad pélvica (Fig. 3). Cada conducto deferente desemboca en
un corto conducto eyaculador, que atraviesa la próstata y después se abre en la uretra.
La uretra, única, conduce orina y semen en momentos distintos, y pasa por el pene hacia
el exterior del cuerpo. Así, los espermatozoides recorren en secuencia estas estructuras:
Túbulos seminiferos→ epidídimo→ conducto deferente→ conducto
eyaculador→uretra→ exterior del cuerpo.

Fig. 3. Aparato reproductor masculino. Se muestran en corte sagital escroto, pene y


región pélvica del varón, para ilustrar su estructura interna. (Solomon et al., 2001).

Conforme los espermatozoides son transportados por los conductos, se mezclan con
secreciones de tres tipos de glándulas accesorias. Durante el clímax sexual el varón
eyacula alrededor de 3.5 ml. de semen, consistente en unos 200 millones de
espermatozoides suspendidos en las secreciones de dichas glándulas. Las vesículas

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seminales, pares, secretan un líquido nutritivo rico en fructosa (azúcar) y prostaglandinas
(derivados de ácidos grasos no saturados) en los conductos deferentes. Tales nutrientes
dan la energía que activa los espermatozoides después de ser eyaculados. La glándula
próstata, única, libera una secreción alcalina que quizá sea importante para neutralizar el
ambiente ácido de la vagina e incrementar el movimiento de los espermatozoides. Las
prostaglandinas del semen estimulan la contracción del útero, lo que a su vez ayuda al
ascenso de los espermatozoides en el conducto reproductivo femenino. Durante la
excitación sexual las glándulas bulbouretrales, una a cada lado de la uretra, liberan una
secreción mucosa que lubrica el pene y facilita su penetración en la vagina.
Una causa importante de infecundidad (infertilidad) masculina es la producción de una
cantidad insuficiente de espermatozoides. Cuando el recuento espermático es de menos
de 35 millones de células/ml de semen, la fecundidad está afectada, y los varones con
menos de 20 millones de espermatozoides/ml semen suelen considerarse estériles. Los
bajos recuentos de espermatozoides se han atribuido a diversos factores ambientales,
como consumo crónico de marihuana, abuso de alcohol, y tabaquismo. En algunos
estudios se ha demostrado que los varones que fuman están más propensos que los no
fumadores a producir espermatozoides anormales. La exposición a agentes tóxicos
industriales y ambientales como DDT también causa bajo recuento espermático y
esterilidad. El consumo de esteroides anabólicos para acelerar el desarrollo muscular
puede provocar esterilidad tanto en varones como mujeres.
El pene es un órgano copulador eréctil que transfiere espermatozoides al conducto
reproductivo femenino. Consiste en un largo tallo con la punta expandida, el glande.
Parte de la piel del pene, laxa, se repliega y cubre la porción proximal del glande,
formando una capucha llamada prepucio. La operación quirúrgica denominada
circuncisión consiste en extirpar el prepucio. Bajo la piel, el pene consiste en tres
columnas paralelas de tejido eréctil, dos llamadas cuerpos cavernosos y otra conocida
como cuerpo esponjoso (Fig. 4). Cuando el varón es estimulado sexualmente, impulsos
nerviosos hacen que las arterias del pene se dilaten. Los numerosos vasos sanguíneos del
tejido eréctil se llenan de sangre, lo que hace que este tejido se hinche. Lo anterior
comprime las venas que extraen sangre del pene, retardando la salida sanguínea. Así,
entra en el pene más sangre de la que sale, lo que hincha aún más el tejido eréctil. El pene
humano carece de hueso, no así el de algunos otros mamíferos, como murciélagos,
roedores, y algunos primates.

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Fig. 4. Estructura interna del pene. Nótese las tres columnas paralelas de tejido eréctil.
(Solomon et al., 2001).

Las células intersticiales, que se localizan entre los túbulos seminíferos en los testículos,
secretan la hormona esteroide testosterona u hormona sexual masculina. La testosterona
estimula la espermatogénesis e influye casi en cada tejido del cuerpo. Actúa de manera
directa en músculos y huesos. Causa el estirón del crecimiento del varón adolescente, que
ocurre hacia los 13 años de edad. La testosterona estimula el crecimiento de los órganos
reproductivos, y por lo tanto se encarga de los caracteres sexuales primarios
masculinos. También actúa en el desarrollo de caracteres sexuales secundarios: como
aumento muscular, crecimiento del vello facial y corporal, aumento de longitud y grosor
de las cuerdas vocales, lo que causa que la voz se haga más grave. Si la testosterona es
insuficiente o ausente se provoca esterilidad. Si se extirpan los testículos (castración) a
un niño antes de la pubertad sus órganos sexuales conservan las características infantiles
y no desarrolla caracteres sexuales secundarios. Si la castración se realiza después de la

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pubertad, un aumento de la secreción de hormonas masculinas por las glándulas
suprarrenales ayuda a mantener la masculinidad.

LA MUJER
El aparato reproductivo femenino produce óvulos, recibe el pene y los espermatozoides
durante el coito, alberga y nutre al embrión durante el desarrollo prenatal, expulsa al
neonato durante el parto y produce leche para el bebé (lactación).
Las gónadas femeninas u ovarios producen tanto gametos (óvulos) como hormonas
sexuales (estrógenos y progesterona). Se localizan cerca de las paredes laterales de la
cavidad pélvica (Fig. 5). Casi inmediatamente después de la ovulación, el óvulo pasa a la
abertura en forma de embudo del oviducto (también llamada tuba uterina o trompa de
falopio o simplemente trompa) (Fig. 6). Contracciones peristálticas de la pared muscular
del oviducto y el batido de los cilios de su revestimiento ayudan a desplazar el óvulo hacia
el útero. Dentro de la trompa de falopio ocurre la fecundación o el óvulo degenera.
El desarrollo de tejido cicatrizal en los oviductos (por ejemplo, por enfermedad de
transmisión sexual) puede bloquearlas, de modo que el óvulo fecundado no pasa al útero.
Las mujeres con bloqueo de las trompas suelen ser infecundas. Por lo general, pueden
producir óvulos e incubar un embrión de manera normal. Sin embargo, necesitan
asistencia clínica para extraer el óvulo del ovario y colocarlo en el útero.
Los oviductos se abren dentro de los ángulos superiores del útero (Fig. 6). Este órgano
ocupa una posición central en la cavidad pélvica. Tiene gruesas paredes de músculo liso
y un recubrimiento epitelial, el endometrio (Fig. 6), que se engruesa cada mes en
preparación para el posible embarazo. La hormona progesterona completa la preparación
del endometrio para el embarazo. Si el óvulo es fecundado, el diminuto embrión se
transporta al útero y se implanta en el endometrio. Aquí crece y se desarrolla, mantenido
por nutriente y oxígeno que proporcionan vasos sanguíneos maternos circundantes. Si la
fecundación no ocurre durante el ciclo mensual, el endometrio se descama y es expulsado
en un proceso que se conoce como menstruación.
La porción inferior del útero, llamada cuello uterino, entra un poco en la vagina. El cuello
uterino es un sitio común de cáncer en la mujer y es posible su detección con la prueba
de Papanicolau, un procedimiento en el cual se raspan unas pocas células del cuello
uterino y son estudiadas al microscopio. Si se detecta cáncer de esa región anatómica en

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sus etapas muy tempranas de malignidad, la paciente tiene grandes probabilidades de
curarse.
La vagina es un tubo muscular elástico que se extiende desde el útero hasta el exterior
del cuerpo. Funciona como receptor de los espermatozoides durante el coito y como parte
del canal de parto (Fig. 6). Los órganos sexuales externos femeninos, denominados
colectivamente vulva (Fig. 7), incluyen pliegues en forma de labios, los labios menores
(Fig. 6), que rodean las aberturas vaginal y uretral. En posición más externa que los
delicados labios menores se encuentran los labios mayores (Fig. 7), más gruesos y
cubiertos de vello. Los labios menores se fusionan para formar el prepucio del clítoris
(Fig. 7), una estructura eréctil pequeña comparable con el glande del pene masculino.
Como el pene, el clítoris contiene tejidos eréctiles que se hinchan al llenarse de sangre
durante la excitación sexual. El clítoris tiene abundantes terminaciones nerviosas y es
muy sensible a tacto, presión y temperatura, funciona como centro de sensación sexual
en la mujer.
Cada mama o seno (Fig. 8) está formada por 15 a 20 lóbulos de tejido glandular. La
cantidad de tejido adiposo alrededor de estos lóbulos determina el tamaño de la mama y
explica su blandura. De cada racimo emergen conductos que se unen en un solo conducto
para cada lóbulo, de modo que la superficie de un pezón tiene de 15 a 20 diminutas
aberturas. Las mamas funcionan en la lactación. La lactación es la producción de leche
para nutrir al lactante. Durante el embarazo, las altas concentraciones de hormonas
reproductivas femeninas (estrógenos y progesterona) estimulan el crecimiento de las
mamas. Durante los primeros días después del parto, las glándulas mamarias producen
un líquido llamado calostro, que contiene proteína y lactosa, pero poca grasa. Después
del nacimiento la hormona prolactina estimula la producción de leche.

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Fig. 5. Aparato reproductor femenino: Corte mediosagital de la pelvis femenina.
Obsérvese la posición del útero respecto a la vagina. (Solomon et al., 2001).

Fig. 6. Vista anterior del aparato reproductor femenino. Algunos órganos se han
seccionado parcialmente para exponer su estructura interna. Ligamentos de tejido
conectivo ayudan a mantener en su lugar los órganos reproductivos. (Solomon et al.,
2001).

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Fig. 7. Estructuras genitales externas de la mujer. Colectivamente, estas estructuras
constituyen la vulva. (Solomon et al. 2001).

Fig. 8. Estructura de una mama femenina humana madura. La mama contiene lóbulos de
tejido glandular. Los lóbulos consisten en alveolos, racimos de células glandulares.
(Solomon et al., 2001).

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