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LA PLAYA SAGRADA

CAPÍTULO I

Aquella mañana, como en los últimos días, me desperté sobresaltada. La alarma de las 6 de la mañana aún
no sonaba. Salí de mi cama, tomé los cigarros que estaban en mi bolsa y me dirigí hasta la terraza, aquel
era mi lugar favorito de la casa, y es que no era una simple terraza, no, era un lugar lleno de vida y color,
como dice mi hija menor: “parecía un lugar mágico”. Cuando yo era una niña, recuerdo que, durante las
tardes, cuando el sol estaba ya por ocultarse, mientras mi Padre se mecía en su hamaca. mi madre se
sentaba a contarnos largas historias, todas llenas de vida y esperanza. Hoy, estoy tratando de encontrar las
respuestas al ¿por qué de los sobresaltos de los últimos días? ¿Por qué no puedo dormir bien? Llevo
varias noches teniendo el mismo sueño, me despierto sudorosa y cansada, quiero recordar a quién
pertenece aquella voz que escucho llamarme en mis sueños. En verdad, no puedo recordar a quién
pertenece, pero sé que la que he escuchado. Aún estoy tratando de encontrar respuestas a mis
interrogantes, cuando el sonido de la alarma me devuelve a la realidad.

Me dirijo a la cocina, debo preparar el desayuno para mis tres hijos. Maribel que es quien me ayuda en
casa, hoy tiene el día libre y mi esposo Sebastián, no llegará hasta la semana próxima. Estoy bajando las
escaleras cuando escucho a Marcela, mi hija menor, gritar ¡Mamá! ¡Mamá áááá! Corro hasta su
habitación y la encuentro envuelta en sus sábanas, tiritando de frío, descubro su rostro y mientras la
abrazo y trato de calmarla, le pido que me cuente qué está pasando…

CAPÍTULO II

Escuché los gritos y corrí a ver a Marcela, ella me dijo que se encontraba jugando dentro de su
armario, algo un poco extraño, pero que es muy habitual en ella, cuando de repente, sintió que algo o
alguien la empujaba. Mientras caía, Marcela se percató que se encontraba cayendo en un lugar que no era
su acogedor armario, sino, era un lugar al que nunca antes había estado.
Marcela lo describió tan profundamente que dude que fuera un sueño, ella en realidad estuvo
ahí o su imaginación era tan grande, el lugar era fantástico, estaba lleno de vida, magia, colores
llamativos y adictos, era realmente tan hermoso como lo describe, contaba que era un bosque muy
hermoso y frondoso, lleno de animales silvestres que paseaban en tranquilidad, el aire se sentía ligero y
el agua era azulada transparentosa, Puede que me haya dejado llevar un poco, pues Marcela es una niña
muy creativa y, como todos los niños, tiene una creatividad que vuela por los aires como si del
legendario fénix se tratará, pero lo que había dicho me sorprendió tanto, no sabía que su imaginación
era tan grande, por un momento creí que lo que decía era un lugar real, por la delicadeza que tenía
hacía los detalles, por ello le daré puntos extras a su imaginación.

Luego de charlar con ella decidí comprobarlo, cada paso que daba me llenaba de miedo y
curiosidad, un enorme escalofrío subía por todo mi cuerpo pero la intriga de descubrir ese lugar tan
hermoso y bello del que tanto hablaba Marcela era mayor, se notaba muy segura, así que el miedo
aumentaba cada vez más y más, como un volcán a puntos de explotar; abrí suavemente y el rechinar de
la puerta le agregaba un suspenso aún más misterioso, abriéndola toda de golpe sorprendentemente no
había nada, estaba vacío, me encontraba muy confundida, ya que con solo ver el rostro de mi hija,
parecía que todo lo que me había contado era una bonita mentira, esas que te cuentan para intentar
encubrir alguna travesura que hizo. En ese momento, lo mejor que podía hacer era hacer que Marcela se
levantara de la cama y se fuera a duchar, nos esperaba un día muy ajetreado con la fiesta de su hermana
Jimena.

Le deje bañándose tranquilamente y mientras terminaba de acomodar la mesa para el


desayuno, decidí subir un rato a la terraza, tal vez el aire fresco y fumar me haga entender estos
extraños sucesos que nos está pasando en la familia, desde esa tarde en casa de mis padres con el
incendio en el patio, hasta el aparecimiento de una voz en mis sueños y ahora hasta en los sueños de
Marcela con extraños lugares ¿Que significara esto? Perdida en mis pensamientos, sentí como mi
cigarrillo se había apagado y decidí mejor bajar y acompañar a mis hijas en la mesa, estos días se han
tornado muy cansados.

Mientras las tres hermanas se sentaban a la mesa, Marcela seguía radiante, con esa expresión de
asombro y emoción por el increíble lugar que había descrito. Sus hermanas, Jimena y Ana, jugaron junto
a ella para mantener su entusiasmo y evitar que se sintiera desanimada. La conexión y complicidad entre
las tres hermanas se hacían evidentes, y me sentía profundamente orgullosa de tener a estas tres hermosas
niñas en mi vida.
Jimena, comenzó a hacer preguntas a Marcela sobre su supuesta aventura en ese mundo mágico.
La hermana mayor, Ana, se sumó a la conversación con curiosidad. A medida que Marcela continuaba
describiendo detalles de su experiencia en el misterioso lugar, Jimena y Ana la escuchaban con atención,
participando en su relato como si fuera una emocionante historia de aventuras.

A pesar de las dudas iniciales y la confusión, la atmósfera en la mesa se volvía cada vez más
animada mientras las hermanas compartían sus imaginaciones y se sumergían en el mundo de Marcela.
Era un recordatorio de la importancia de la creatividad y el juego en la infancia, así como de la conexión
especial que compartían estas tres hermanas, dispuestas a explorar juntas las maravillas de la
imaginación.

Luego de haber platicado por un largo rato sobre la maravillosa imaginación que tienen mis tres
hijas, nos entró una gran duda de ¿Cómo Marcela pudo haber entrado en otro mundo?, la duda fue tan
grande, que le mesa entro en un silencio profundo y más serio ¿Todo lo que describió era real? ¿Será un
mundo real o solo fue un sueño?, entre tantas preguntas que nos hacíamos Jimena, Ana y yo, caímos en
cuenta que este es un misterio aún más grande que solo sucesos extraños, algo está pasando en la familia
y luego de ver el rostro de mis hijas, lo supe, lo vamos a descubrir juntas.

El problema es que no sabíamos cómo hacerlo, si ese lugar estaba entre la imaginación y sueños
de Marcela. Después de pensarlo por un rato, Ana se le ocurrió la grandiosa idea de que todas entremos
en un silencio absoluto, agarradas de la mano en el círculo de la mesa, lo más importante era describir e
imaginar que estábamos en aquel lugar tan nombrado esta mañana, sus animales, las montañas, la brisa,
creo que esto hubiera sido más fácil si no tuviéramos tantos pensamientos como la fiesta de Jimena o que
Sebastián dijo que iba a llamar después del desayuno, pero lo intente, por mis hijas y ese increíble
misterio que acecha.
CAPITULO III

Aquella mañana, después de la extraña experiencia que compartieron mis hijas en la mesa del
desayuno, la curiosidad y la incertidumbre flotaban en el aire. Mis pensamientos giraban en torno a las
palabras de Marcela sobre ese lugar mágico al que había llegado, un mundo que desafiaba toda lógica y
que parecía existir entre la realidad y la imaginación.

Mientras las tres hermanas, Jimena, Ana y Marcela, continuaban conversando animadamente,
decidí tomarme un momento para reflexionar en la terraza, mi refugio personal lleno de recuerdos. El
aroma a cigarrillo me envolvía, y el susurro del viento llevaba consigo un murmullo de preguntas sin
respuesta. ¿Qué estaba sucediendo en nuestra familia? ¿Cómo podíamos entender y deberíamos de actuar
en este misterio que parecía haber desaparecido en nuestras vidas?

Me perdí en mis pensamientos, recordando las historias que mi madre solía contarme en esta
misma terraza. Sus relatos llenos de magia y esperanza resonaban en mi mente como un eco del pasado.
En aquel entonces, las preocupaciones eran distintas, pero la conexión familiar y el amor compartido eran
iguales de fuertes. Me preguntaba si podría encontrar respuestas en esos hermosos recuerdos, si podría
encontrar la clave para poder desentrañar este enigma que nos mantiene a todos nosotros ocupados.
Al volver a la mesa, me encontré con mis hijas concentradas en una especie de ritual
improvisado. Siguiendo la sugerencia de Ana, todos se habían tomado de las manos, cerraron los ojos y
comenzaron a describir ese lugar mágico al que Marcela había llegado. Animales, montañas, brisa; cada
detalle era pintado con palabras, creando una imagen vívida en sus mentes. Mi pesimismo inicial se
mezclaba con la esperanza de que este ejercicio pudiera arrojar alguna luz sobre el enigma que estábamos
enfrentando.

Durante el proceso, sentí una conexión especial entre nosotras, una conexión que superaba lo
físico. Mientras escuchaba las palabras de mis hijas, imaginé el lugar con ellas, tratando de sumergirme
en la experiencia compartida. Sin embargo, la realidad seguía siendo confusa, y mi mente luchaba por
reconciliar la lógica con la magia que se tejía en nuestras palabras.

A medida que avanzábamos en este tipo de ritual, si se le puede llamar así; las expresiones de mis
hijas reflejaban una mezcla de asombro y emoción. Era como si estuvieran descubriendo un mundo nuevo
juntas, un mundo que solo existía en sus mentes, pero que tenía el poder de unirlas de una manera única.
La mesa, antes cargada de dudas y silencios, ahora vibraba con la energía de los sentimientos que mis
hijas desprendían.

Después de terminar el ritual, nos quedamos en silencio por un momento, como si estuviéramos
procesando lo que acabábamos de vivir. La incertidumbre continuaba dentro de nosotros, pero ahora
estamos unidos por algo más grande que nosotros mismos: la conexión de nuestras mentes y la voluntad
de descubrir la verdad detrás de esta experiencia extraordinaria.

La fiesta de Jimena se aproximaba, y decidimos dejar de lado momentáneamente la búsqueda de


respuestas para sumergirnos en la celebración. La casa se llenó de risas y alegría, y por un instante, las
preocupaciones desaparecieron en la celebración de la vida. Aun así, el misterio persistía, esperando a ser
explorado en las profundidades de nuestras mentes y corazones.

Al finalizar el día, mientras recogía los restos de la fiesta, me di cuenta de que la clave para
descifrar este enigma no se encontraba solo en el mundo mágico que Marcela había descrito, sino en la
fortaleza de nuestra unión como familia. Con la determinación de abordar este misterio juntas, nos
sumergimos en la noche, listas para enfrentar lo que sea que el futuro nos tuviera reservado.
CAPITULO IV

Han pasado ya dos años de lo sucedido con Marcela ahora ella está próxima a cumplir sus quince años,
será la última de las tres hermanas en celebrar su fiesta o será acaso que decide otra forma de festejar,
Sebastián y Cecilia en su recamara conversan y se preguntan entre ellos; ¿acaso Marcela aceptará nuestra
decisión? ¿Será lo mejor para ella? tengo mucho miedo, temor a lo que se viene, ¿estamos haciendo lo
correcto? Cálmate Cecilia nuestras hijas no deben enterarse sabes que hemos guardado el secreto por años
y el tiempo se agota, temíamos que llegue este momento, es momento de enfrentarlo, ahora debemos estar
más unidos que antes, buscaremos la forma de hablar con Marcela para no afectar su vida cotidiana, sabes
que si pasa el año o sea a sus 16 años estará salvada y libre de ese pacto, Cecilia no deja de frotarse las
manos, camina de un lado hacia otro, siempre en vos baja, está solo con medias, no usa zapatos, no quiere
que sus hijas que duermen en la parte baja escuchen el vaivén de sus pies.

Sebastián, trata de calmar a su esposa, por favor, Cecilia, no llores, parecía una eternidad, pero el día está
llegando, y debemos ir a la playa Sagrada con Marcela, mañana voy a conversar con mi hermana
Samantha que reciba en su casa a Ana y Jimena, le diremos que vamos a salir para darle el viaje soñado a
Marcela por sus quince años, que será un viaje en crucero que durará aproximadamente un mes, ya verás
amor que vamos a salir adelante.

Y es así que reúnen a sus hijas en la sala, Cecilia a preparado un desayuno espectacular, claro el reloj
como de costumbre sueña su alarma 05:30, inicia la jornada de papá y mamá, arreglo de casa, sacar a sus
mascotas Perci y Lula, 2 hermosas mascotas que las acompañan por varios años, ellas saben lo amadas
que son duermen en el cuarto de sus hijas, sienten cuando algo malo pasa, desde hace día Perci la más
apegada a Marcela, no está tranquila entra y sale de la casa, ladra sin motivo alguno, pero que sucede se
pregunta Ana, no veo a nadie y Perci ladra como que siente algo extraño y se enfurece, Cecilia y
Sebastián se miran entre sí, claro ellos ya saben el motivo pero no pueden sino callar. Es ya las 6:30 las
hermanas despiertan, cada una ordena su cama, cada una tiene definidas sus tareas para ayudar en casa, se
bañan, se cambian, ellas tienen una linda relación de amistad, se cuentan cositas simples, pero las valoran.
Ya todos en la mesa hoy es un día especial 15 de febrero, cumple 15 años Marcela, ella muy emocionada
espera el regalo, ¡quizá mis padres me tienen preparado una fiesta!, ¡seguro que sí!, ¡invitarán a todos mis
compañeros de clase!, ¿acaso van a alquilar ese lugar tan bonito que tanto me gusta?, no sé si quiero eso,
sé que económicamente no disponen de dinero como para darme tanto, bueno sí, debo ser prudente y
esperar una celebración pero no con tanto como quisiera, de pronto algo sencillo en casa de mi tía Teresa
ella tiene una piscina y su casa es amplia, invitaría a pocos amigos, algo sencillo pero bonito. – La mente
y la imaginación de Marcela no cabía hacían latir fuerte su pecho. Claro tenía que pensar ya que sus
padres arreglaron tan bonito la mesa, el desayuno era diferente a todos los días, se esmeraron tanto en
decorar y hacer el platillo preferido de Marcela. Entre tanto jimena de 18 años y Ana de 20 años,
también sospechaban que algo bonito sucederían. Esperaban ansiosas que papá y mamá se sienten para
iniciar.

Cecilia es la última en tomar asiento, ya todos listos, Sebastián toma la palabra y dice:
- ¡Hijas mías estoy seguro que ya saben, hoy es el cumpleaños de Marcela!--, las dos hermanas
responden que sí, Marcela se sonroja no es para menos era la homenajeada, .. Continúa
Sebastián, “Como hoy finaliza el año escolar, desde mañana inician vacaciones, yo también en la
empresa solicité mis días de descanso, entonces hemos decidido regalarle un viaje a Marcela, las
dos hermanas se quedaron atónitas no era para menos, ¿emocionadas? Claro sonaba a un viaje de
familia,
-pero ahí estaba el detalle-
Sebastián continúa y dice Ana y Jimena ustedes por esta ocasión no irán no nosotros,
¡Queeeee¡ exclama Ana, no puede ser y las lágrimas comenzaron a caer, al ver la reacción de
Ana, Jimena reclama por igual, pero acaso no somos sus hijas también?, bueno Marcela
emocionada y a la vez sorprendida mira a sus padres, como diciendo que está sucediendo.

Siendo las 11am llega Samantha la hermana de Sebastián para llevar a sus sobrinas, de acuerdo a la
petición de sus padres, serán pocos días chicas, vamos en casa están sus primas Roberta y Carla, ya verán
que bonito la vamos a pasar. Cecilia sin que las niñas se dieran cuenta ya había preparado sus maletas con
lo necesario. Es así que Ana, Jimena parten con su tía, entre dientes en el fondo entienden a sus padres
que ellas también serán recompensadas en otro momento, ya llegando al auto de Samantha, las dos
regresan a precipitada carrera para despedirse de sus padres y su hermana, les desean buen viaje y pronto
retorno.
Marcela aún incrédula, no asimila lo que está pasado, porque claro, para hacer un viaje no lo hacen de la
noche a la mañana, siempre hay una planificación con tiempo, llega a su mente episodios como de tensión
entre sus padres desde hace un año atrás, algo que no lograba comprender, pero que hoy se está dando
respuesta. – Ah, entonces cuando papá se ausentó por casi una semana, seguro viajó al lugar donde hoy
me llevarán, debió ahorrar mucho, porque si vamos por casi un mes debe costar mucho dinero, en fin, no
pensaré más y me dejaré llevar por mis padres y recibiré el mejor regalo, ya tengo la compañía de ellos y
nada malo puede suceder.

Llegan al terminal toman un autobús, pero Marcela pregunta a sus padres ¿papá, mamá a dónde vamos?,
¿no debemos ir en avión?, ¿caso el crucero que dijeron no es a Galápagos? Entonces debemos ir en avión
no en barco porque tardaremos mucho tiempo y no disfrutaremos de nuestro viaje.

Cecilia tiene sus manos temblorosas, sabe que inicia lo más temido por ellos, ir al lugar de destino donde
prometieron regresar. Y es que hace 20 años los dos eran muy jóvenes apenas tenía 25 Sebastián y 24
años Cecilia, estaba en su luna de miel, los dos eran compañeros de trabajo en una empresa minera, ella
se desempeñaba como secretaria y él como bodeguero, ahí inicio su amor, a los 2 años de conocerse
decidieron casarse y eligieron, como destino para su luna de miel fue a la Montaña donde está muy cerca
del Nevado, un lugar maravilloso, la nieve era abundante eso hacía muy romántica la estadía pero ¿qué
les hizo decidirse por ese lugar?, No, nadie sabe, solo miraron una guía turística y los dos por motivos
desconocidos decidieron ir allá,

¿Acaso es la raíz de la imaginación de Marcela?, pues mientras viajan en autobús, las vías no son buenas
hay muchos baches, las horas de viaje son largas, pero en fin llegan a un lugar donde ven un muelle, es
allí donde van a esperar el bote que los conducirá al lugar de sus destino, Marcela siendo tan joven
viviendo siempre en la ciudad, no se ve contenta, mira a sus padres, pero por respeto no dice nada,
continúa ya llevan 2 largos días de camino, ya en el bote su madre comienza a explicar a Marcela, que
van a hacer, en aquel lugar, comienza a describir que es una lugar bonito con vegetación abundante, un
lago color verde azulado, Marcela recepta la información que su madre está narrando, pero Marcela no se
sorprende ni le da curiosidad porque ella ya conoce, ya ella estuvo en ese lugar, pero ¿cómo? Si siempre
vivieron en la ciudad, era la primera vez que visitan un lugar como ese, entonces Marcela ya se le hace
familiar, ella no dice nada a sus padres, solo escucha.

Finalmente arriban al lugar, Marcela camina directo a una cueva llena de montes, apenas si se veía que
había un ingreso, su madre le grita no Marcela ¿a dónde vas? Espera por favor, Sebastián por su parte
abraza a su esposa y le dice déjala, es su naturaleza, déjala nosotros sabíamos que esto iba a suceder,
sabes que es hija de la Playa Sagrada, que ella es la elegida y no podemos hacerle daño, por nuestro
egoísmo. Los dos lloran y se abrazan para consolarse.

- ¿Pero qué sucede?


- ¿Quién sabe el misterio que rodea este ambiente?
- ¿Acaso paso algo hace años?

Pues bien, Sebastián, recordó su niñez y juventud, pues tiempo atrás Sebastián cayó muy enfermo, sus
padres lo internaron de emergencia al hospital, estuvo por varios meses, ahí fue diagnosticado que no
tenía mucho tiempo de vida, que si llegaba a cumplir 15 años era mucho, su enfermedad era mortal, era
un virus que aún no tenía cura, es así que llevó mucho tiempo en tratamiento, Sebastián apenas había
cumplido 10 años de edad tan solo un niño tenía la vida por delante, que triste noticia saber que no llegará
a cumplir sus quince años, Delia paso día y noche junto a su hijo en el hospital, su padre era un obrero
que debía laborar para solventar los gastos que se presentaban para el tratamiento de su tierno hijo.

Ya había transcurrido 6 meses y de pronto Delia sale a comprar una receta médica, pasa una anciana y
tropieza con ella, Delia le pide disculpas ya que pensó que iba distraída y sin querer, pero no, no fue así,
la anciana provocó dicho encuentro, entabla una conversación, le dice:
Señora ¿qué tiene usted? ¿Acaso está enferma? Se ve muy decaída, No, señora llevo más de 6 meses
junto a mi hijo, tiene una enfermedad que le dan pocos años de vida. – La anciana le cuanta que puede
haber una solución, que ella entregue a su hijo, que le regale a la naturaleza, que su cuerpo sanará y vivirá
por muchos años,
- ¿pero que dice señora?,
- ¿cómo puedo hacer eso?

Pues apenas los doctores le den la salida, usted me avisa yo estaré todos los días afuera del hospital.

Pasaron 8 días y Sebastián, ya es dado de alta, ya los doctores no pueden hacer nada, más al contrario el
tiempo de vida ya eran meses o sea ni podía llegar a cumplir los 11 años, así que su malestar era tal que la
fiebre no paraba, él la mayoría de tiempo pasaba inconsciente.

Sus padres salen y solicitan un taxi para trasladar a su hijo a casa, de pronto aparece la anciana, ya Delia
se había olvidado de ella, de tanto dolor ni siquiera hizo caso lo que la señora le dijo.
- Delia hola. Acá estoy te estaba esperando, pero ¡queee!, si nunca le di mi nombre, cómo la
anciana lo sabe, bueno eso no fue importante más fue la angustia y desesperación, Juan su padre
le pregunta de que habla señora, no entiendo nada, - Pues hace varios días le dije a su esposa que
su hijo vivirá muchos años y la enfermedad se alejará, Juan se ve interesado y comienza a
preguntar: ¿cómo? Dígame, señora, yo estoy dispuesto a hacer lo que sea por mi hijo.

Entonces, deciden no ir a la casa sino al lugar donde la anciana les estaba hablando, rentaron un auto y
fueron al lugar, a los 2 días de largo viaje llegaron, Sebastián iba decayendo cada momento, le faltaba el
aire y la fiebre pasaba de 40°. Con gran esfuerzo llegaron, entraron a una choza donde había una hamaca,
una cocina a leña. Para esto ya una olla estaba lista, hervía con montes, tenían un olor a flores, rosas,
apenas ingresaron fueron recibidos por un anciano que les dijo bienvenidos los estaba esperando,
nuevamente Delia y Juan se miraron sorprendidos, a esa distancia como podían ellos saber que alguien los
esperaba si a nadie les dijeron.

Pero eso tampoco fue motivo de discordia, la salud de Sebastián era más importante, recostaron en la
hamaca y el anciano comenzó a hacer un rito, por su salud, le dio a beber unos líquidos, que hicieron
efecto al momento, la fiebre comenzó a disminuir, a las 5 horas abre los ojos, se siente asustado, mamá,
papá, que hacemos aquí, ¿dónde estamos?, rápidamente su padre se levanta y toma su mano, pone la
mano en la frente y siente que la fiebre ha disminuido. Regresa la mirada al anciano y agradece por salvar
la vida de su hijo,

El anciano le dice no se preocupe, nosotros estamos curando a su hijo a cambio de algo; ¿qué dice?, que
desea a cambio, que cuando su hijo forme una familia, deberá traer a su tercer hijo acá a la Playa Sagrada,
¿pero de qué habla?, - El anciano responde como ve tenemos el poder de curar a su hijo y él llevará una
larga vida, su hijo vivirá con nosotros durante un año, hasta que se recupere totalmente, luego regresará a
su ciudad y hará una vida normal, ustedes deben prometer que cumplirán su promesa, el tercero hijo o
hija volverá acá, porque si no cumplen esta promesa no recibirá lo que tenemos preparado para el o ella.

Delia y Juan deciden acceder a la petición del anciano, caso contrario su hijo moriría, es así que dejan a
su hijo, él fue criado por un año por los habitantes del lugar, se sentía muy bien, ya era un miembro más,
las costumbres y tradiciones fueron parte de su vida, la Playa era parte de sus diario vivir, le gustaba tanto
bañarse en esas aguas cristalinas, era un lugar pequeño, vivían de la pesca, de las siembres y cosechas
propias de la costa, banano, cacao, naranjas, infinidad de productos, realmente tenían mucho, eran unidos,
bailaban, cantaban. Aunque por momentos si recordaba a sus padres y sí les hacía mucha falta, pero
también era conciénciate que su salud estaba mejor allí con ellos.

Sebastián siendo tan pequeño aprendió del anciano a conocer plantas medicinales, se convirtió en
ayudante muy útil, salía solo a la montaña era ya muy familiar los caminos, los árboles, los animales
formaron parte de su vida, aprendió porque tuvo un gran maestro.

Paso el año, Sebastián ya cumplió los 12 años, sus padres se presentaron en Playa Sagrada dispuestos a
regresar al a vida cotidiana, tenía que asistir a la escuela, debía educarse, aprender, preparase para su vida
profesional.

- Ya el anciano se convirtió en un familiar para ellos, claro dejaron a su hijo al cuidado de él,
confiaron su vida y salud. Le hicieron una gran despedida, todos se juntaron, prepararon danzas,
hicieron adornos para regalarle, mataron la mejor res, hicieron un banquete, compartieron entre
todos, al amanecer partieron.

Es así que la vida regresa a su habitual camino, Sebastián regresa a la escuela, apenas ingresó hizo
amistad con 2 chicos, Paul y Raúl, ellos le ayudaron mucho, permitieron que tome sus cuadernos que se
iguale, que haga las tareas ellos le guiaban y lograron que llegue al mismo nivel de estudio, claro sus
profesores se enteraron de su enfermedad y el motivo del ausentismo a la escuela, en conjunto; sus
padres, maestros y compañeros pusieron en el lugar que todos estaban, pues su niñez y juventud no tuvo
problema alguno, era muy feliz, ya con 18 años, se graduó de bachiller en química,

Rindió la prueba para ingresar a la universidad, logró los mejores puntajes, aplicó a la carrera de
Medicina, pues su atracción siempre fue a la cura de enfermedades raras, como a él le había dado cuando
fue niño, pero le unía con los productos naturales, las hierbas ancestrales, pues ya cumplido los 22 años
ingresa a trabajar en una empresa minera, como todo joven sin experiencia le dieron el puesto de
bodeguero, eso le ayudaba a cubrir gastos del estudio y también ayudaba a sus padres, ya que ellos
siempre lucharon por sus dos hijos Sebastián y Samantha la mayor, Samantha cuidaba también de sus
padres y su hermano menor, ella conoció a un joven en la universidad y a los 3 años decidieron casarse,
formaron un lindo hogar, tuvieron dos hijas.

Ya con 6 meses de trabajo ingresa una secretaria a laborar, las miradas de Cecilia y Sebastián se cruzaron,
él le ofreció ayuda inmediata, claro él tenía más tiempo, conocía los movimientos que se presentaban en
la empresa, la chica ingenua se dejó impactar por el joven que con tanta bondad le ofrecía su ayuda, de a
poco se fueron enamorando, salían el parque un café, un helado muy a menudo.

Transcurrió el tiempo y Sebastián invita a Cecilia a casa de sus padres, la presenta como su novia, Delia
y Juan emocionados de ver a su hijo que está feliz, que lleva una vida tranquila, un buen hijo, un buen
joven, no tiene vicios, es motivo de celebración, invitaron a Samantha y su esposo.

- ¡Querida familia les presento a Cecilia! ¡estoy muy enamorado de ella, por lo tanto, deseo que
ustedes la conozcan como la persona que pediré como esposa!, Oh pero que llega a la mente de
Delia y Juan, cómo pueden confesar el gran secreto, acaso deben hablar o mejor callar y permiten
que su hijo sea feliz y sin miedo.

- Pero si no hablan están incumpliendo la promesa que hicieron en la PLAYA SAGRADA.


- La duda está, ahora está en manos de ellos, el futuro del hogar de Sebastián si hablan de pronto
Cecilia no acepta y deja por siempre a su hijo.
- O esperan que se casen y luego hablan, pues sí esta es la solución, no dirán nada hasta que ellos
se casen.
- Pasaron tres meses en los preparativos, juntos decidieron todo, lugar de la fiesta, bebidas,
cuantos, invitados, todo bajo control, todo listo, el vestido hermoso con una cola larga si media
como 3 metros, la iglesia, el arreglo floral, si eran de rosas y claveles blancos, todo lindo. Se
casaron sus padrinos fueron Martha y Raúl sus mejores amigos.

Pasa unos meses y llega la gran noticia Cecilia, están embarazada, llegan a casa de sus suegros a contar,
Sebastián invita a sentarse a todos y comienza a decir que van a ser abuelos, esto les cae como un balde
de agua fría a Delia y Juan, para esto ellos están enfermos, los achaques de su edad ya están débiles y lo
que hacen es pedir a los dos que los escuchen, que algo tenía que contarles, con lágrimas en sus ojos
Cecilia mira a Juan y le dice.

– Es el momento de contar la verdad, - ¡Mamá de que verdad hablas! ¡que significa esto!

Tiempo atrás cuando tu tenías 10 años recuerdas cuando caíste muy enfermo, ..Si mamá yo si recuerdo
mucho esos momentos y hasta luego vivía en un lugar donde había una playa, si papá recuerdo eso, Juan
toma la palabra; -verás hijo nosotros hicimos una promesa con el anciano que cuidó de ti, a cambio de tu
salud, - pero de que hablan, -Si hijo, tu ibas a morir si no te entregábamos a esa Playa, una anciana nos
ofreció una alternativa ya que tu diagnostico era vivir máximo 5 años, el virus que te afectó no tenía cura,
los médicos no daban sino malos finales, la medicina no te hacía nada, así que aceptamos esa oferta, de ir
a ese lugar y en realidad sus medicinas y rituales salvaron tu vida.

¡Ah bueno, no es nada malo, debo ir algún día a agradecerles por salvar mi vida, yo recuerdo vagamente a
un anciano que cuidaba mucho de mí! Mientras ellos contaban el pasado Cecilia solo los miraba, para
ella era todo nuevo, no sabía nada de le enfermedad tampoco de la cura, era algo normal puesto que se
sorprendió que estaba a punto de morir pero que la medicina natural lo había curado, hasta ahí todo bien y
normal.

Continúan el relato, ahora Cecilia y Sebastián nosotros aceptamos algo muy malo, que más que
aceptaron, pregunta Sebastián. El anciano nos pidió que lleven a tu tercer hijo o hija a la Playa Sagrada
cuando tenga 15 años. – Cecilia se pone de pie inmediatamente, siente un mareo, pone su mano en la
frente, Sebastián corre y la abraza antes que caiga al piso, al mismo tiempo el asombro es para ambos,
pero más fuerte es para Sebastián ya que no podía creer lo que estaba escuchado, que va a pasar con su
matrimonio, qué tal si su esposa se aleja con el hijo que lleva en su vientre, por temor a lo que va a
suceder.

Muchas preguntas que no tienen respuesta inmediata, Cecilia se repone y comienza a cuestionar, primero:
¿por qué no había hablado antes?
¿por qué esperaron tanto para decir algo tan delicado?

Tantas preguntas, pero ella se vio comprensiva, porque su esposo esta con vida, porque por esa razón hoy
tiene ese bonito hogar, en fin, ella toma a su esposo de la mano y le dice, Amor, no te sientas mal,
Sebastián no paraba de llorar, se culpaba tanto que decía que hubiera preferido morir, y no dar a cambio a
un hijo.

Cecilia, mira diferente se siente optimista, le dice que tal si nuestro hijo se convierte en un personaje útil
para este grupo, que tal si lo que ellos quieren es horrar su memoria, poque gracias a sus remedios y
rituales hoy estas acá vivo, que te parece si seguimos tranquilos, total para que su tercer hijo llegue a los
quince años aún falta mucho, Delia y Juan no podían creer lo que su nuera les decía, en el fondo se
sentían aliviados, llevara tantos años este secreto, hoy finalmente sacaron de su corazón lo que por años
les martirizaba.
Sebastián por su parte miró a su esposa y reafirmó que fue la mejor elección de su vida haberla tomado
como su compañera, y siente que con ella será feliz, que no esperó esta reacción la culpabilidad
desapareció, justo en el momento que Cecilia expresó y miró con mejor perspectiva, entonces se
despidieron de sus padres y caminaron, no querían tomar el autobús, necesitaban conversar solos, claro
tenían que coordinar ideas, este golpe no saben cuánto les afectó, solo debían sincerarse, realmente la
opinión de Cecilia era sincera o solo dijo esas palabras para consolar a sus padres, pues en la mente de
Sebastián la duda seguía.

-Cecilia quiero preguntar algo, que cosa dime- quiero que me digas mirándome a los ojos, que piensas
sobre lo que mis padres acaban de contarnos, -Verás amor, yo fui sincera con ellos y contigo, me
sorprendí sí, pero tampoco puedo juzgar anticipadamente, ahora que estoy embarazada me puse en lugar
de ellos, si llegara a pasar algo con nuestro hijo, yo actuaría igual como ellos, estas palabras dejaron sin
aliento a Sebastián, él no había analizado desde ese punto de vista, y si ahora si creyó en la sinceridad de
su esposa, entonces ese momento y lugar fue justo para prometerse amor eterno, y que llevaría ese secreto
con su primer hijo, se juraron llevar una vida de los más normal, iban a tratar de ser una pareja como
todas, pero con algo más que los unía el secreto y complicidad.

El tiempo pasa lentamente, cada día disfrutan del crecimiento de barriga el embarazo sigue todo normal, a
Sebastián lo ascienden como jefe del departamento de químicos, pues entendía mucho de mezclas y eso
era bueno para la empresa minera, entre tanto Cecilia sigue asistiendo a la universidad, una noche ya
luego de nueves meses comienza a sentir fuertes dolores, despierta a Sebastián. ¡Amor, amor!, nuestro
hijo ya quiere nacer, para esto ya se habían comprado su propio auto, pues así llevo a su esposa a la
maternidad, entra a quirófano, a menos de una hora escucha el llanto de su tierno bebé, sale la enfermera
lo llama y muestra a su nena, encomiando como nadie, por fin tiene en brazos al ser que tanto esperaron.

La felicidad en el hogar de Sebastián y Cecilia cada día es mayor, deciden ponerle el nombre de la madre
de Cecilia, Ana, ven a su hija crecer, sus primeras palabras, sus primeros pasos, todo hermoso, cuando ya
han transcurrido dos años del nacimiento de su primera hija, Cecilia siente náuseas, sale a la farmacia y
compra una prueba de embarazo y oh sorpresa, si está esperando otro hijo, le da la sorpresa a Sebastián y
a su familia, del mismo modo su embarazo sigue normalmente, a los nueve meses, está a punto de nacer
su segunda hija Jimena, para esto ya Sebastián estaba de interno haciendo las prácticas de medicina ya
que tan solo le falta un año para convertirse en médico, así que fue emocionante entrar al quirófano y
asistir el parto de su amada esposa.
Siendo las 8pm llega al mundo Jimena, el hogar de Cecilia y Sebastián se vuelve más cálido, ahora ya
tienen financiando su propia casa, ya con el sueldo de los dos, hicieron la compra a crédito de su casa
propia, la misma que está compuesta por 2 habitaciones, la una matrimonial y la otra esta para sus dos
hijas, ellos ya planificaron quedarse ahí, cuidarse para no tener otro hijo hasta que se repongan y sus hijas
crezcan.

El temor de tener a su tercer hijo era latente, sabían lo que le podía pasar, así que por estos años
prácticamente olvidaron y se dedicaron a disfrutar de sus hijas, salían cuando podían, las llevaban de
paseo, ya Ana va al primer año de escuela, Jimena es la más pequeña se ven obligado a dejarla en la
guardería, ya que aún no disponen para contratar a una niñera, así que se turnan para llevar y retirar a sus
dos hijas.

Un día sueña el teléfono Cecilia contesta y del otro lado entre llanto una voz muy nerviosa le informa que
Delia la madre de Sebastián había fallecido, fue un golpe muy duro, se sintieron muy tristes, el vacío que
deja es grande.

Cuando Jimena tiene 3 años, Cecilia siente que algo no está bien, su regla ya no llega por más de 2 meses
y ella es regular, decide contar a su esposo la noticia que de pronto está nuevamente embarazada,
enseguida asisten al laboratorio y se realiza una prueba de sangre y efectivamente su tercera hija está en
camino, la misma emoción de sus dos anteriores hijas, igual o hasta más, ya que Marcela se llamaría era
el segundo nombre de la madre de Sebastián, ya anticipadamente tenía planes para ella, de la misma
forma nace su hija, la diferencia es que ellos temen el crecimiento, porque saben a llegando a los quince
años no saben lo que puede suceder, trataron en lo posible de criarla en un ambiente de tranquilidad, ya
para esto su economía había mejorado, ya tenían una niñera para ayudar a la crianza de sus tres hijas.

Cuando Jimena, Ana y Marcela, jugaban casi siempre coincidían en sus gustos, se imaginaban lugares
como el mar, tenían como juguetes peces, conchas, especies que habitan en el mar, pero la que más se
inclinaba por estos juegos era Marcela.

Es por esto que cuando sucede el día que Marcela sudaba y volaba su imaginación, contaba como algo
real, Cecilia en el fondo se imaginaba, pero no podía decir nada, era un secreto que no podían revelar, es
por esto que ella se unía al juego y a la imaginación y sus dos hermanas también se tomaban de las manos
y fingían que también están donde Marcela les decía, trataban de imaginarse es lugar que su hermana les
describía, era muy real.
Y así es que llevan a Marcela al lugar donde prometieron sus abuelos enviar al tercer hijo de su querido
hijo, Sebastián, Al ver a Marcela ingresar a esa cueva, sin miedo, sin preguntas, el anciano aparece y les
da la bienvenida, para esto ya no puede ver con sus ojos, solo se guía con su bastón, conoce cada
milímetro de su Playa que ni cuenta se dieron Sebastián y Cecilia, El anciano llamó hijo a Sebastián, el
corazón del ahora padre y en su momento un niño, se cruzaron en su memoria muchos acontecimientos,
sintió que su vida les pertenecía, que los que ellos hicieron por su salud no tenía precio.

Para esto Marcela sale cantando, se había encontrado una planta llena de flores se hizo una corona y se
veía hermosa, mamá, papá, gracias por darme este regalo, esto es lo que mi mente veía, así tal como yo
soñaba, no sé cómo ni cuándo viene, pero para mí es familiar, el anciano también estaba en mis sueños,
así tal cual el ambiente cálido, esa hermosa playa, ¡por favor quedémonos aquí, vayan a traer a mis
hermanas, acá podemos realizar nuestras vidas. El anciano pide la palabra, los invita a la misma chocita
que de niño lo cobijó,

- Con nervios se acercan, - ¡Te preguntarás!, ¿por qué a tu tercer hijo?


¿Por qué y para qué pedí como promesa regresar a este lugar?
Pues bien, les diré el motivo, La Playa es Sagrada, ella es capaz de dar la vida a quien la visita, tú eres
testigo de este acontecimiento, tu vida fue ofrenda y la promesa de tus padres, fue que trajeran a tu tercer
hijo, en este caso tu hija Marcela. – Al escuchar el discurso del anciano, Sebastián y Cecilia no dejaban de
mirarse, no sabían lo que podía suceder.

-Cecelia entre dientes le dice amor, ¿será que Marcela morirá? ¿No podemos permitir que nos arrebaten al
ser que tanto amamos, tan solo tiene quince años, acaso nos convertimos en villanos al entregar en cuerpo
y alma a nuestra amada hija, pero si no cumplíamos la promesa de tus padres hubiera sido peor, o hubiera
sido ¿mejor no venir? Cálmate amor yo conozco a esta gente durante el tiempo que viví con ellos siempre
salvaban vidas, no creo que le hagan daño a nuestra hija.

Que Dios nos ampare. Entre tanto el anciano sigue hablando, ¡cómo ven yo no tengo fuerza, solo
esperaba la llegada a ustedes, esperé más de 20 años que este día llegue, hoy es un día especial para todos
los habitantes de aquí, ha llegado la Princesa que representará la pureza, es ella la persona que vivirá aquí,
ella será quien salvara nuestra gente, no entendemos de que hablaba el anciano, les dijo que por muchos
años estaban amenazados por extranjeros que querían explotar aquel lugar, que por ambición querían
destruir lo que por años protegieron.
Sebastián era médico conocía las bondades de las plantas medicinales, y los componentes químicos, tenía
que vivir con ellos, que la gente los necesitaba que el anciano ya tenía sus días contados, ya cumplía 100
años, sabía que podía irse al otro mucho en poco tiempo, hizo un cálculo tal que, predijo que Sebastián a
sus años tenía que regresar, que era el que podía cuidar a su gente, realmente no querían a Marcela como
pacto sin indirectamente a su padre. Quien mejor que él tenía una familia, se podía trasladar a vivir si
quería con sus tres hijas, o de pronto si las mayores no deseaban, pero si podía con Marcela, quince años
ya era una señorita, pero además esta familiaridad con la naturaleza era otro punto a favor.

El anciano pide de rodilla a Cecilia y Sebastián que le prometan que no dejarán solos a su tribu, que ellos
con sus conocimientos van a defender de lo que pretenden hacer, apropiarse de la Playa Sagrada por
ambición a extraer petróleo, si en realidad en ese lugar había mucho valor, pretendía adueñarse, la
tranquilidad después de tantos años regresa al alma de la pareja, no tenían por qué temer la vida de sus
hija estaba a salvo, no era nada malo, solo el anciano quería que Sebastián sea el líder.

Marcela afuera daba rienda suelta a su realidad, ya no era imaginación ahora todo era real, deseaba tanto
contar a sus hermanas lo que estaba viviendo. Durante los 25 días que disfrutaron en ese hermoso lugar
fue suficiente para darle la palabra al anciano que van a hacer lo posible para cumplirle, que regresan a
ciudad para dejar en orden y solicitar ayuda legal para no permitir que esa empresa extranjera fuera
adjudicada, llevaron pruebas que ese lugar debía ser considerado área protegida, puesto que albergaba
especien única, selvas que no debían ser maltratadas.

El trámite duró casi un año, pero al fin lo lograron el Estado dio amparo a la petición, desde ese momento
nadie podía tocar ese lugar, La pareja se trasladó a vivir en aquel maravilloso lugar, encontraron una
institución educativa a pocas horas para que Marcela siga sus estudios, Ana y Jimena seguían en la
ciudad, pero con mucha frecuencia visitaban a sus padres y hermana, al poco tiempo el anciano falleció,
pero con mucha felicitad ya que había logrado lo que casi le arrebatan, su Playa Sagrada.
Después de la partida del anciano, la Playa Sagrada se envolvió en una profunda serenidad que resonaba
con la nostalgia de los recuerdos y las promesas del líder ausente. La comunidad, aunque abrazada por la
melancolía, halló consuelo en las huellas dejadas por el anciano. Cada ola que acariciaba la orilla y cada
susurro del viento parecían llevar consigo sus enseñanzas, creando un eco eterno que reverberaba en cada
grano de arena.
La transición del liderazgo de la playa a Sebastián y Cecilia no fue simplemente un cambio de manos; fue
un compromiso continuo con la visión trascendental del anciano. Su dedicación, en lugar de disminuir
con el tiempo, se amplió a medida que comprendieron la responsabilidad de preservar no solo un lugar,
sino un legado cultural y ambiental. La Playa Sagrada se convirtió en una escuela abierta, donde las
lecciones de respeto por la naturaleza y la conexión con la tierra eran impartidas no solo a los habitantes
locales sino también a aquellos que llegaban de regiones distantes.

Juntos iniciaron un proyecto de documentación de tradiciones y conocimientos del anciano el cual se


convirtió en una obra cultural. Tambien crearon La biblioteca comunitaria, inicialmente un modesto
esfuerzo, se expandió hasta convertirse en un tesoro de sabiduría ancestral y moderna. La riqueza cultural
de la Playa Sagrada no solo estaba preservada en las páginas de libros y archivos digitales, sino que
también se manifestaba en la vida diaria de la comunidad.

Marcela, con el pasar del tiempo a pesar de tener 15 años, emergió como una fuerza motriz detrás de la
renovada visión de la Playa Sagrada. Poco a poco iba dando señales de madurez e interes por dirigir las
riendas de la comunidad. La playa, ahora bajo la tutela de una nueva generación, no solo era un refugio
natural sino también un faro de inspiración para aquellos comprometidos con la conservación y la
sostenibilidad.

Un día Marcela y Cecilia, paradas en la orilla al atardecer, se sintieron unids a la Playa Sagrada de una
manera más profunda. Con la mirada fija en el horizonte, comprendieron que su destino y el de su familia
siempre estuvo entrelazado con el de este rincón mágico de la naturaleza. Mientras asumían la
responsabilidad de ser la familia guardiana de la Playa Sagrada, sintieron un compromiso renovado de
preservar la belleza natural y las tradiciones que habían sido el corazón de la comunidad.

En los años que siguieron, bajo el liderazgo inspirador de Sebastian y Cecilia la Playa Sagrada se
convirtió en un faro global de sostenibilidad y conservación. Proyectos innovadores no solo restauraron el
entorno natural, sino que también se convirtieron en modelos replicables en todo el mundo. La playa se
transformó en un imán para aquellos que buscaban aprender cómo la coexistencia armoniosa entre la
humanidad y la naturaleza podía prosperar.

La familia, diversa pero unida en su amor por la tierra y el océano, continuó siendo el núcleo de la
comunidad. Sebastian y Cecilia continuaron siendo lideres la Playa Sagrada y lejos de retirarse se
sumergieron en investigaciones que profundizaron la comprensión de la ecología única del área. Sus
contribuciones, tanto académicas como prácticas, ampliaron la visión de la Playa Sagrada como un faro
de conocimiento y acción.

Por su parte Ana y Jimena ahora mujeres adultas, en sus visitas periódicas, se convirtieron en
embajadoras culturales y artísticas. A través de exposiciones y obras de arte, llevaron la historia de la
Playa Sagrada a públicos más allá de las fronteras locales. La comunidad extendida, ahora con nuevos
miembros, fortaleció los lazos entre la comunidad y otras regiones comprometidas con la sostenibilidad.

El cumpleaños número dieciocho de Marcela marcó un nuevo hito, una celebración que trascendió el
ámbito local. La comunidad, con una mezcla de generaciones, se unió para rendir homenaje a la hija de
quienes son sus lideres. La playa, iluminada por antorchas y hogueras, fue testigo de un compromiso
renovado con la visión de la Playa Sagrada como un faro de esperanza y resiliencia.

Fue en este momento que Sebastián y Cecilia, percibiendo la madurez de su hija y la fortaleza de la
comunidad, decidieron formalizar el traspaso de liderazgo. En una ceremonia impregnada de simbolismo,
los padres entregaron oficialmente el mando a Marcela. Este acto, más que un cambio de liderazgo fue
una transición hacia una nueva era para la Playa Sagrada.

Este cambio generacional marcó un punto crucial. Marcela, ahora investida con el liderazgo formal,
agradeció a sus padres por el legado sólido que le habían proporcionado. La Playa Sagrada, en un
momento que combinaba nostalgia y esperanza, se preparó para el próximo capítulo bajo el liderazgo
renovado de Marcela.

A medida que el tiempo avanzaba, la Playa Sagrada se consolidaba como un faro no solo de
conservación, sino también de innovación y resistencia. Los proyectos de sostenibilidad se multiplicaron,
atrayendo a investigadores y científicos de diversas disciplinas que buscaban aprender de la experiencia
única de este rincón especial.

La biblioteca comunitaria, enriquecida con nuevos relatos y descubrimientos, se convirtió en un lugar de


encuentro no solo para la comunidad local sino también para visitantes de todo el mundo. Las
celebraciones anuales, ahora eventos internacionales, se expandieron para convertirse en foros de
intercambio de ideas y estrategias para la conservación global.
La familia, ahora con una nueva generación creciendo en su seno, continuó siendo el ancla de la
comunidad. Los padres mayores, Sebastián y Cecilia, disfrutaron de una jubilación activa, compartiendo
sus experiencias con las generaciones jóvenes y brindando sabiduría acumulada durante décadas. La
vejez, en lugar de debilitar su vínculo con la comunidad, fortaleció su conexión con la Playa Sagrada y su
gente.

En los días de celebración, la Playa Sagrada se convertía en un escenario mágico, donde la alegría y la
gratitud fluían como las suaves olas que acariciaban la orilla. Marcela, en esos momentos de regocijo,
encontraba en su corazón una profunda gratitud hacia sus padres, quienes habían compartido con ella la
carga y la dicha de liderar esta comunidad única.

En el epicentro de la celebración, risas y canciones se entrelazaban con los susurros del viento y el
susurro del océano. La playa, ahora reconocida en todo el mundo, no solo era un destino; era un faro de
esperanza que guiaba a otras comunidades hacia un futuro más sostenible. Cada rincón de la Playa
Sagrada resonaba con la energía vibrante de la comunidad, una sinfonía de voces que celebraban no solo
los logros, sino también la continuidad de una visión compartida.

Marcela, en estos momentos de euforia colectiva, se paraba en la orilla y miraba hacia el horizonte donde
el sol, pintando el cielo con tonos cálidos. En su corazón, llevaba consigo la certeza de que la Playa
Sagrada, con su poder transformador, seguía siendo un faro de resistencia y amor por la naturaleza.

A medida que el sol descendía en el horizonte, la Playa Sagrada adquiría una belleza etérea, como un
cuadro que cambia constantemente con la luz en movimiento. La historia de la Playa Sagrada, iniciada
con el anciano y su pacto, se desplegaba ante sus ojos como un tapiz en constante evolución. Cada hilo de
esa trama narrativa estaba tejido con momentos de sacrificio, aprendizaje y triunfo; cada hebra llevaba
consigo la esencia misma de la existencia de quienes habían abrazado este lugar como su hogar.

La arena dorada, testigo silencioso de décadas de historias compartidas, ahora contaba la historia de una
familia que gracias a un nuevo pacto en el pasado se convirtieron en los salvadores de una comunidad que
enfrentaba peligros de conquista y contaminación de su habitat. En ese momento, mientras el sol se
sumía en el horizonte y las estrellas comenzaban a pincelar el cielo nocturno, la Playa Sagrada persistía
como un símbolo indeleble de la capacidad transformadora del amor y el respeto por la naturaleza. No
solo había resistido el paso del tiempo, sino que también había florecido, inspirando a generaciones
presentes y futuras.
En la calma de la noche, mientras la comunidad se sumía en el abrazo de la oscuridad, la Playa Sagrada,
con su aura de magia, se convertía en un faro que guiaba a aquellos que buscaban un camino hacia la
armonía con la tierra y el océano. La historia, lejos de llegar a su fin, se desdibujaba en un horizonte de
posibilidades infinitas, cada capítulo nuevo siendo escrito por las manos solidarias de aquellos que la
llamaban hogar. Así, la Playa Sagrada persistía, no solo como un refugio natural, sino como un testimonio
vivo de que el compromiso y el respeto pueden tejer un futuro vibrante y sostenible para todas las
comunidades del mundo.

FIN

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