Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN
GEOGRÁFICA Y ANÁLISIS
ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO
Actas del V Simposio Internacional
de Arqueología de Mérida
ARCHIVO ESPAÑOL
DE
ARQVEOLOGÍA
Anejos de AEspA LIX SUMARIO 5
TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN
GEOGRÁFICA Y ANÁLISIS
ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO
MÉRIDA, 2011
6Reservados
Tecnologías
todos losde información
derechos geográfica
por la y análisis
legislación arqueológico
en materia del territorio
de Propiedad Inte- Anejos de AEspA LIX
lectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta,
puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por medio ya
sea electrónico, químico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin
permiso previo por escrito de la editorial.
Las noticias, los asertos y las opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva
responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, solo se hace res-
ponsable del interés científico de sus publicaciones.
Imagen de cubierta: Thomas Frank and Karl Peter Wendt, Upscaling Population
Density - Theory and applications from the Neolithic up to Roman times, fig. 3:
The principle of the «Largest Empty Circle» (LEC) according to Preparata & Sha-
mos (1988) (Zimmermann et al. 2005: 52, fig. 5).
© CSIC
© De cada texto, su autor
e-NIPO: 472-11-198-4
e-ISBN: 978-84-00-09407-2
Depósito Legal: M. 48.399-2011
Presentación .................................................................................................................. 15
VICTORINO MAYORAL y SEBASTIÁN CELESTINO
SIG para todos: aplicaciones SIG en el campo de la didáctica y la difusión ......... 19
CÈSAR CARRERAS MONFORT
Foro y termas. La organización urbana de la ciudad, misión Provincial de Monumentos Histórico Artísti-
en viae e insulae, es uno de los aspectos menos co- cos, asumió la vigilancia y protección del patrimo-
nocidos de las actuales investigaciones arqueológi- nio. La iniciativa de B. Hernández Sanahuja, nom-
cas. Las razones de estas lagunas se deben al uso de brado inspector de Antigüedades en 1853, significó
materiales constructivos más efímeros, a la transfor- una increíble tarea individual que palió en alguna me-
mación de áreas residenciales intramuros en parce- dida los catastróficos efectos que produjeron tanto la
las de cultivo y a las continuas afectaciones deriva- construcción del puerto de Tarragona como el ensan-
das del reciclaje constructivo. Debidas estas últimas che urbanístico desde la Part Alta de la ciudad has-
a la construcción de bastiones, fortificaciones y otras ta su conexión con el barrio de la Marina, situado en
defensas militares levantadas entre la Edad Media y la ribera del puerto. Una información esencial para
Moderna, tras la contracción de la ciudad en la Tar- la arqueología tarraconense y que cubre gran parte
do Antigüedad. A todo esto hay que añadir las des- del último siglo hasta nuestros días procede del Butl-
trucciones ocasionadas por los ensanches contempo- letí Arqueològic, creado por iniciativa de E. Morera
ráneos. y editado por la Reial Societat Arqueològica Tarra-
Tarraco comenzó a generar constancia escrita a conense (RSAT).
partir del Renacimiento, cuando diversos humanis- La incorporación de J. Serra Vilaró en 1925 a la
tas locales iniciaron la compilación de lápidas, mo- sede episcopal de Tarragona significó un revulsivo
nedas, inscripciones y demás antigüedades. A este para la arqueología urbana, cuando la continua trans-
periodo corresponde el primer «museo arqueológico» formación de Tarragona propició la documentación,
ubicado en los jardines y huerto del palacio episco- y conservación, de la necrópolis Paleocristiana y de
pal por iniciativa de los arzobispos de la ciudad; así una parte del forum coloniae. Tras la Guerra Civil el
como las primeras descripciones efectuadas por Lluís crecimiento de Tarragona propició numerosos episo-
Pons d’Icart o los grabados de Anton Van den Wijn- dios que superaron con creces la voluntad de gestión
gaerde (Massó, 2004). El siglo XVIII representa un y control de la administración. Dentro de esta diná-
nuevo resurgimiento en el interés por documentar y mica la documentación arqueológica quedó supedi-
catalogar los restos arqueológicos. Conocemos la ac- tada a la acción voluntariosa de historiadores loca-
tividad y producción de dos ingenieros militares (Jo- les o de investigadores pertenecientes a entidades
seph Boy y Juan Grül) y de numerosos historiadores, como el Museo Arqueológico Provincial o el Insti-
concluyendo el Siglo de las Luces con el tomo XXIV tuto Arqueológico Alemán. Cabe mencionar inicia-
de la España Sagrada de Enrique Flórez, íntegramente tivas personales en el marco de la RSAT como las
dedicado a Tarragona. llevadas a cabo por Isidre Valentines, quien, a lo largo
Las necesidades de defensa militar de una Tarra- de treinta años y hasta su fallecimiento en 1959, fue
gona considerada estratégicamente como Plaza, así recopilando sobre un plano de la ciudad a escala 1/
como el proyecto y materialización de un puerto que 500 los restos arqueológicos a la vista o puestos en
renovara la vieja estructura medieval significaron la evidencia en las intervenciones de salvamento, aña-
elaboración de una cartografía indispensable para el diendo a tal formato textos explicativos, transcripcio-
conocimiento y evolución de esta ciudad en un mo- nes de la epigrafía, fotografías y croquis de los res-
mento crítico y decisivo en la definición de su futu- tos (Hernández y López, 2001).
ra morfología urbana. En algunos de estos planos A partir del año 1982 la Generalitat de Catalun-
pueden reconocerse el muelle romano o el mismo ya asumió una serie de competencias que marcan el
circo, lo cual nos muestra como en esos momentos nacimiento de una arqueología urbana de Tarragona
comenzaba a gestarse una necesidad de situar los profesionalizada iniciando un período aún inconcluso
restos antiguos en el contexto contemporáneo de la y, benévolamente, calificado de «situación bastante
ciudad como elemento esencial a tener en cuenta en peculiar dentro del panorama estatal» en un excelente
el diseño de la ciudad futura (Ruiz de Arbulo y Mar, análisis externo (Rodríguez, 2004: 102). La gestión
1999: 133). Así el siglo XVIII dió paso a las primeras de la arqueología urbana en Tarragona durante los
planimetrías detalladas continuándose esta labor con últimos 25 años se caracteriza por la falta de acuer-
los grabados de la expedición de Alexandre de Labor- do entre las administraciones y por la ausencia de un
de donde el circo y el anfiteatro fueron objeto de le- grupo consolidado y estable de gestión y potencia-
vantamientos detallados (Casanovas y Quílez, 2006). ción de la investigación, fuese cual fuese el período
Con el siglo XIX y por iniciativa individual de histórico a tratar.
prohombres destacados, se creó la Societat Arqueo- En el año 1985 se presentó una segunda recopi-
lògica Tarraconense. Esta entidad, junto con la Co- lación topográfica de los restos arqueológicos de la
Anejos de AEspA LIX FORMA TARRACONIS: GIS APLICADO A LA ARQUEOLOGÍA URBANA 701
ciudad (Cortés y Gabriel, 1985), dando lugar a un «recogiera» todas las intervenciones arqueológicas
manual de inestimable interés para cualquier arqueó- realizadas en nuestra ciudad hasta el año 2000. Un
logo en los últimos veinte años. En este período una trabajo no solamente centrado en la recogida de la
de las aspiraciones subyacentes a la gestión del pa- información alfanumérica, sino que, tal base de da-
trimonio arqueológico de la ciudad, en sus diferen- tos, incorporaba plantas y secciones digitalizadas y
tes etapas y protagonistas, ha sido la definición de una ubicación topográfica de cada una de las inter-
un instrumento esencial, básico para la gestión de la venciones en un plano general de la ciudad. Dos fue-
arqueología urbana, como una planta municipal en la ron los resultados alcanzados en aquel trabajo. El
que de una forma detallada se representase la infor- primero fue la definición de las variables y tablas
mación arqueológica de la ciudad. El referente con- necesarias para la creación de una base de datos ade-
ceptual, sin lugar a dudas, se encontraba en la For- cuada a la gestión arqueológica de un entorno urba-
ma Urbis Romae, realizada por Rodolfo Lanciani no. El segundo, más tecnológico, fue la constatación
entre 1893 y 1901. La gran obra de Lanciani se fun- de que un SGBD no bastaba por si solo en la reso-
damentaba en una cartografía de 46 láminas a color lución del problema. Sólo la conjunción de la infor-
donde se presentaban los restos conocidos de Roma, mación textual del suceso arqueológico, con su ubi-
así como notas anexas referentes a las noticias regis- cación geográfica y la delineación vectorial en un
tradas en su otro inmenso trabajo la Storia degli Scavi entorno visual permitirían un manejo y consulta de
di Roma. carácter correcto y ergonómico. Se constaba finalmen-
La creación del Taller Escola d’Arqueologia te que un CAD, aún dotado de algunas de las fun-
(TED’A) en 1987, y de su sucesor el Centre d’Ar- cionalidades de un SIG no bastaba por si solo para
queologia Urbana de Tarragona (CAUT) en 1990, cubrir las necesidades en la gestión de la información
fueron breves episodios que permitieron aliviar la arqueológica.
situación desorganizada que atravesaba la arqueolo- Todos estos proyectos no fructiferaron debido,
gía urbana en Tarragona. A pesar de su efímera exis- principalmente, a que la tecnología SIG aún no se
tencia, la gran expansión de la informática produci- había difundido lo suficiente en nuestro país; y ca-
da durante los años ochenta y noventa, permitió que recían de una planimetría catastral donde incorporar
los primeros SGBD para PC fueran usados por am- todas las estructuras arqueológicas identificadas en
bas instituciones. Los primeros intentos fueron de- las diferentes intervenciones realizadas en la ciudad
sarrollados por el TED’A (1989) con la informatiza- e integradas en la red urbana.
ción de las fichas de registro de las intervenciones
arqueológicas sobre dBaseIII. Posteriormente se di-
señó y aplicó el Sistema d’Informació de Cartogra- 2. FORMA TARRACONIS: INICIOS
fia Arqueològica Urbana de Tarragona (SICAUT DE UN PROYECTO
1993), fruto de la colaboración municipal con el
Programa d’Arqueologia Urbana de la Generalitat. En el año 2002 se iniciaron los trabajos de dise-
Pudieron así realizarse las primeras digitalizaciones ño e implementación de un sistema de información
de plantas arqueológicas (microestation) y el vacia- arqueológico (SIA) que permitiera la gestión y ex-
do de la información arqueológica, volcándola en plotación del corpus arqueológico de cualquier ciu-
bases de datos (dbase III). dad. La arquitectura del SIA estaría formada princi-
Ambas iniciativas fueron, desde el punto de vis- palmente por una Base de Datos y por un Sistema de
ta metodológico en el ámbito que nos interesa y a Información Geográfica, ambos en conexión. La
pesar de su breve existencia, suficientes para dejar una metodología de trabajo ya había sido definida en el
fuerte impronta y transmitir a los proyectos herede- año 2001 (Fiz, 2002) en base a los experimentos rea-
ros la necesidad, cada vez más imperiosa, de una lizados sobre diversos entornos GIS. Se había apli-
planimetría de conjunto de los restos encontrados. En cado en Tarragona sobre una selección de restos ar-
el año 1997 se creaba el Seminari de Topografia queológicos como eran, entre otros, las murallas, el
Antiga de la URV, siendo uno de los objetivos el Concilium Prouinciae, el forum coloniae o el anfi-
retomar la labor comenzada por el TED’A en rela- teatro. Sin embargo las pruebas solo se habían cen-
ción a la informatización del registro de las excava- trado primero en la digitalización y vectorización de
ciones arqueológicas realizadas en Tarragona. Así, un las plantas arqueológicas seleccionadas, para después
equipo dirigido por Ángel Rifa (2000) y auspiciado comprobar como se podían incorporar a un SIG. Se
por el Museu d’Historia de Tarragona, formalizó un experimentó con aquellas plantas publicadas hasta la
proyecto en el que se creó una base de datos que fecha. Así, de una manera rápida se podía disponer
702 J. Ignacio Fiz y Josep Macias Anejos de AEspA LIX
de unos primeros experimentos y resultados. Final- se intentó, con la utilización de cartografía antigua
mente nos decantamos en la versión 3.1 de Arcview. superpuesta a la planta actual de la ciudad, ubicar
Estas pruebas permitieron en su momento la publi- determinadas construcciones romanas, segmentos de
cación de plantas de conjunto con todas las ventajas muralla o el muelle d’opus pilarum, desaparecidas a
de precisión y maquetación cartográfica que permi- día de hoy y que ya fueron rotuladas por los inge-
tía el uso de un GIS (véase por ejemplo Ruiz de nieros encargados del levantamiento de los planos en
Arbulo, 2002: 142). el siglo XVIII y XIX (ver ejemplos de aplicación en Fiz
Viendo que los resultados de aquella primera y Macias, 2004; Fiz y Macias, 2007).
experiencia habían sido positivos, continuamos con Finalmente, la utilidad y eficacia del sistema Hi-
las pruebas sobre la otra parte de la arquitectura de- podamo se comprobó al ser aplicado en el estudio del
finida. Esta no era otra que la correspondiente a la foro de la colonia (Ruiz de Arbulo et al., 2006), donde
base de datos, el verdadero talón de Aquiles de cual- se elaboró una documentación exhaustiva referente
quier SIA. La base de datos implementada fue lla- tanto a noticias y hallazgos como excavaciones rea-
mada Registro de Excavaciones Arqueológicas lizadas en el entorno más próximo al área afectada.
(REA), y diseñada para la entrada de datos de las Por tanto a finales del 2004 se había finalizado el
diversas intervenciones que se pudieran realizar en diseño y construcción del SIA Hipodamo. Las prue-
un entorno urbano. Así pues se implementaron toda bas que se habían efectuado habían funcionado, que-
una batería de fichas de intervención arqueológica, daba pendiente la tarea de elaborar una nueva For-
UE, inventario de materiales, fotos, estadísticas, ma Tarraconis que solventara las deficiencias y
material epigráfico, material escultórico y noticias. problemas de su predecesora. Una Forma Tarraconis
Nuestra intención, en principio, se centraba en recoger a la que se la bautizó posteriormente, como Planime-
exhaustivamente toda la información asociada a una tría Arqueológica de Tarragona
actuación arqueológica.
Ambas experiencias se materializaron en la rea-
lización del proyecto Estudi de la Part Baixa de Ta- 3. EL SIA HIPODAMO
rragona, financiado por el Museu d’Historia de Ta-
rragona y dirigido por J. Ruiz de Arbulo. Este Cualquier sistema informático que se quiera cons-
proyecto dio lugar a la primera Carta Arqueológica truir ha de pasar en principio por varias fases en lo
sobre GIS, en el contexto de uno de sus barrios más que habitualmente se llama «Ciclo de Vida del Soft-
significativos. Fue un proyecto piloto para el cual se ware». Consiste en una serie de pasos de requerimien-
tuvo en cuenta la ciudad en toda su dimensión arqueo- tos, diseño, construcción, pruebas y mantenimiento
lógica y temporal, desde la época ibérica hasta el siglo en principio garantes de la bondad del producto re-
XIX. Al mismo tiempo, y en relación a este proyec- sultante. En este apartado desarrollaremos a grandes
to, se finalizaba una tesis doctoral (Fiz, 2004). En rasgos los aspectos más destacados por los que ha
dicho trabajo se presentaba una primera versión del pasado el diseño y construcción del SIA Hipodamo.
sistema Hipodamo, un sistema de información ar-
queológica construido sobre GIS. Además se proponía
como metodología no solo la creación de una carto- 3.1. REQUERIMIENTOS
grafía arqueológica digitalizada de Tarragona, funda-
mentada en GIS, sino también incorporar una primera La construcción de cualquier Sistema de Informa-
selección de cartografía antigua, georeferenciándo- ción requiere como paso inicial la definición de aque-
la junto con la planta urbana actual de la ciudad. En llos aspectos básicos y necesarios que habrá de cum-
los capítulos finales se defendía la virtud del siste- plir el nuevo programa construido. Estos aspectos o
ma creado como forma de comprender en su globa- requerimientos van más allá de las desideratas, se-
lidad el conjunto de restos documentados en todas las rán los elementos de control cuando, una vez cons-
épocas susceptibles de conservación y estudio. Se truido el sistema, se ponga finalmente a la práctica.
proponía una herramienta de estas características Los requerimientos esperados del sistema fueron:
como ayuda al ejercicio de dialéctica y discusión,
como forma de comprender la ciudad como produc- A. Existen dos informaciones tipológicas asocia-
to de un conjunto sucesivo de diversos procesos for- das a una intervención arqueológica. Una co-
mativos, destructivos y evolutivos. El objetivo era rresponde a los límites de la parcela interve-
trazar una primera planta arqueológica global de la nida. La otra nos indica los diversos sondeos
ciudad, una Forma Tarraconis. Complementariamente realizados en el interior de la misma y es la
Anejos de AEspA LIX FORMA TARRACONIS: GIS APLICADO A LA ARQUEOLOGÍA URBANA 703
que realmente nos da una información sobre actuales, nombre de calles, numeración de
cual ha sido el área realmente intervenida, así edificios y, finalmente, accidentes geográ-
como de que espacio aún estaría sujeto a fu- ficos como la línea de costa o los ríos cer-
turas intervenciones. La elaboración de una canos.
función en la que se determinara que super- — F.2. Topografía antigua: línea de costa en
ficie se ha excavado y que superficie falta por época romana, diferentes hipótesis anterio-
excavar permitiría definir una ratio útil para res de línea de costa, curvas de nivel de
determinar el riesgo de las zonas afectadas. épocas anteriores, murallas romanas, ejes
B. Registro, consulta y ubicación sobre plano de viarios intra y extramuros y áreas funera-
las fuentes de información conocidas: inter- rias.
venciones arqueológicas, noticias arqueológi- — F.3. Planos y fotografías áreas antiguas. En
cas o datos historiográficos, resultados de la este caso el sistema debe permitir la super-
georeferenciación de cartografía histórica. La posición de cada una de estas imágenes
incorporación de esta información aportaría un raster, georeferenciadas.
corpus de una entidad inestimable para ges- G. Facilitará la consulta de los datos asociados
tión de la arqueología urbana de de Tarrago- a aquellas capas que así lo requieran. En los
na. casos siguientes se procurará que la informa-
C. El sistema debería permitir diversos sistemas ción visualizada sea:
de consulta: criterios topográficos o catastrales — G.1. Intervenciones arqueológicas. Si una
(calle y/o núm.); criterios tipológicos (pala- zona determinada está compartida por
bras claves referentes a epigrafía, mosaicos, varias intervenciones estas aparecerán en
cisternas, etc.); más consultas por calle con una lista en la que se representarán los
zona afectada. La demanda por criterio de códigos identificadores de intervención. Al
calle y número de parcela provocaría como seleccionar uno de los códigos se visuali-
respuesta un listado de las parcelas afectadas. zará la siguiente información: número y
Así como su visualización sobre plano. nombre de la intervención, situación, se-
D. Dada una nueva intervención arqueológica, el cuencia cronológica, definición y caracte-
sistema debe permitir su incorporación, su- rísticas.
mándola a una capa común. En esta última se — G.2. Noticias arqueológicas. La selección
recogerán todas las plantas arqueológicas, de un punto determinado puede implicar
diferenciadas con un código, siendo consul- que sean varias las noticias ubicadas allí.
table por el usuario final. El sistema interpre- En este caso se presentarán en forma de
tará las diversas fases representadas en el ar- lista identificadas por el código de noticia.
chivo CAD y las interrelacionará con las fases Al elegir una de ellas se mostrará la si-
de los restos arqueológicos recogidos en cada guiente información: núm. de noticia, lo-
ficha. calización y comentario.
E. Se requiere la consulta mediante criterios tem- — G.3. Material epigráfico. Se seguirá el mis-
porales. Consecuentemente la digitalización mo criterio anterior y se permitirá la con-
de las planimetrías arqueológicas debe reco- sulta de datos (CIL, tipo inscripción y tras-
ger, mediante el uso de capas, los diferentes cripción). Además se incluye imagen
períodos históricos. De esta manera seria fotogràfica.
posible, si así se requiere, la obtención de una — G.4. Material escultórico. Seguiremos el
instantánea de la ciudad en un espacio tem- mismo criterio anterior.
poral que podría ajustarse a un año concreto H. Generación de cartas arqueológicas. El siste-
o a un periodo predefinido (por ejemplo du- ma permitirá maquetar en forma de Atlas el
rante los Antoninos) o un periodo totalmente conjunto de hojas que formarán parte de la
ad-hoc. carta arqueológico de la ciudad
F. Existirá una función que permitirá el control
de una serie de capas que se enumeraran a
continuación siguiendo los siguientes aparta- 3.2. LA ARQUITECTURA DEL SIA
dos:
— F.1. Topografía actual: red urbana, parce- A partir de estos requerimientos y en función de
lario, edificios singulares, curvas de nivel los diversos paquetes informáticos existentes en el
704 J. Ignacio Fiz y Josep Macias Anejos de AEspA LIX
3.3. DISEÑO DEL SISTEMA cleo un GIS comercial, ArcView, vimos que era ne-
cesario el rediseño del sistema siguiendo otra meto-
Para el diseño del sistema, y teniendo en cuenta dología. La razón estribaba en que el programa de la
que el proceso se efectuó en un período de transfor- empresa ESRI estaba diseñado siguiendo el paradig-
mación radical a nivel informático (1998-2004), se ma de orientación a objetos. Por tanto, cualquier
aplicaron dos metodologías. Las metodologías de nuevo objeto que nosotros quisiéramos tratar, por
diseño tradicionales se elaboraban a partir del llama- ejemplo los restos arqueológicos vectorizados con
do Modelo Entidad/Relación, explicado en las Facul- CAD, tendría que ser diseñado e implementado bajo
tades de Informática aún a inicios del presente siglo. los mismos parámetros.
Sin embargo, a mediados de los noventa surgió un Finalmente la metodología de diseño utilizada fue
nuevo paradigma en la programación informática, UML (Arlow y Neustadt, 2006), Unified Modeling
la orientación a objetos, que obligo a reformulación Language, un lenguaje de modelado que permite di-
de metodologías de diseño que permitieran una co- señar y documentar aplicaciones desarrolladas en un
rrecta construcción de los Sistemas de Información lenguaje orientado a objetos La gran ventaja de esta
requeridos por los usuarios. Este cambio tecnológico metodología es su estandarización, debida principal-
afectó, como no podía ser de otra manera, al dise- mente a que los autores que han creado UML son los
ño del sistema. En un primer momento, cuando se mismos creadores de los tres métodos de análisis y
diseño la base de datos de registro de intervencio- diseño OO más usados anteriormente en la industria
nes REA, no se había previsto que tendría que dar del software. De la misma manera las grandes em-
soporte a un SIA. Por esa razón su primer diseño presas mundiales de software y hardware se impli-
siguió el Modelo Entidad/Relación (léase Chen, caron también en la creación de un estándar que
1988). pusiera fin a la llamada «guerra de los métodos»
Sin embargo, cuando en el año 2002 (Fiz, 2002) iniciada en los noventa. El resultado del diseño del
nos planteamos el crear un SIA teniendo como nú- nuevo sistema puede verse en la figura 2.
Fig. 2.
706 J. Ignacio Fiz y Josep Macias Anejos de AEspA LIX
Fig. 3.
Anejos de AEspA LIX FORMA TARRACONIS: GIS APLICADO A LA ARQUEOLOGÍA URBANA 707
Fig. 5.
Rodríguez 2004: 102-106; Ruiz de Arbulo 2004 con 2007). En este contexto uno de los trabajos más im-
abundante bibliografía). Las indefiniciones sobre las portantes fue el de contactar con el colectivo de ar-
que se había fraguado la arqueología urbana de Ta- queólogos para que autorizaran o no la cesión de la
rragona a lo largo de casi veinte años, y que la dife- información y la publicación posterior de sus plani-
renciaban de las otras tres capitales catalanas o el metrías. Esta política queda reflejada en las fichas
resto de las capitales provinciales de Hispania, di- descriptivas de las intervenciones de uno de los dos
bujaban un panorama en el que era absolutamente ne- volúmenes de la publicación. Los arqueólogos que así
cesaria la colaboración de instituciones, empresas de lo quisieran podían redactarlas quedando con su fir-
arqueología más el colectivo profesional de arqueó- ma reconocimiento de su trabajo.
logos. Cualquier otra solución desde una iniciativa Organizativamente hablando los trabajos realiza-
unilateral estaba condenada sino al fracaso al menos dos consistieron principalmente en el vaciado docu-
a la ampliación de la brecha entre las partes impli- mental de memorias administrativas, archivos priva-
cadas. dos y publicaciones científicas, la digitalización y
Solo como reto colectiva y plurinstitucional sería vectorización de plantas arqueológica. Además se
posible producir una obra globalizadora, y para ello inició un proceso de vaciado cartográfico para cote-
ha sido imprescindible contar con la colaboración de jar informaciones de áreas con información arqueo-
los arqueólogos y empresas privadas que intervienen lógica actualmente negativa (fig. 5) y, finalmente, una
en la ciudad, junto con la RSAT, depositaria de par- actuación topográfica mediante posicionamiento GPS
te del fondo historiográfico de la ciudad. Este pro- para validar las estructuras arqueológicas más impor-
yecto dió mayor contenido y precisión a la propues- tantes de la ciudad. Toda esta información ha sido
ta metodológica (Fiz, 2004) formalizando una nueva incorporada al SIA Hipodamo permitiendo una pos-
Forma Tarraconis o Planimetria Arqueològica de terior generación de planimetrías arqueológicas.
Tàrraco, en un proceso que ha durado casi cuatro La Planimetria Arqueològica de Tàrraco responde
años hasta su edición convencional (Macias et al., a una adaptación y simplificación de la potenciali-
Anejos de AEspA LIX FORMA TARRACONIS: GIS APLICADO A LA ARQUEOLOGÍA URBANA 709
Fig. 6.
710 J. Ignacio Fiz y Josep Macias Anejos de AEspA LIX
Fig. 7.
dad que representa el programa Hipodamo a fin de y 1:500 (figs. 6 y 7) con el propósito de constituir
ajustarlo a una publicación en formato clásico. La una herramienta de difusión útil en el entorno cien-
necesidad social e institucional que ha generado esta tífico y profesional, incluyendo los diversos agentes
obra incide en la necesidad de implementar de for- privados y públicos que intervienen en la gestión y
ma cotidiana esta metodología a nivel de actualiza- transformación del patrimonio histórico.
ción de contenidos y, sobre todo, como herramienta Mediante las herramientas de consulta por fases
de gestión y difusión de la información. La obra ha creadas para el SIA Hipodamo se definieron una
sido concebida en dos volúmenes. El primero refle- secuencia de periodos históricos según la realidad
ja la metodología usada y articula toda la informa- arqueológica de Tárraco y el volumen de información
ción en 840 fichas descriptivas que coinciden con las existente. La ubicación temporal de lo restos no ha
parcelas catastrales —unidad básica de identifica- tenido en cuenta exclusivamente el momento cons-
ción— que contienen información de interés. El se- tructivo sino que también su fase de utilización o
gundo volumen lo compone una carpeta que contie- visualización urbanística. De esta manera se planteó
ne la relación de planos en formato 1: 5.000, 1: 1.250 la siguiente periodización temporal: época ibérica
Anejos de AEspA LIX FORMA TARRACONIS: GIS APLICADO A LA ARQUEOLOGÍA URBANA 711
hasta la llegada de los Escipiones (aprox. 500-218); Macias et al. 2007: 15-46). La definición urbana de
época tardorepublicana (218-30); época de Augusto este tercer sector puede obedecer a un ensanche in-
hasta la crisis militar postneroniana (30 a. C. – 69 tramuros cronológicamente posterior, quizás relacio-
d. C.); entre las dinastías flavia y antonina (69-180); nado con las reformas cesarianas o augusteas, pero
entre los gobiernos de L. Vero y el último empera- su estudio plantea numerosas dudas debido a la fuerte
dor de Occidente (180-476); y, finalmente, la etapa afectación histórica producida en las épocas moder-
visigoda. na y contemporánea.
A esta sectorización hay que añadir la concepción
actual sobre la zona portuaria extramuros (Macias
5. APORTACIÓN DEL SIA AL CONOCIMIENTO 2004b) y la existencia de una importante laguna en
DE LA MORFOLOGÍA URBANA el ensanche de finales del s. II a. C. La ubicación de
una gran cantera durante el siglo XIX ocupando una
La identificación de la morfología urbana de Ta- extensión de 7 ha conlleva que la arqueología no
rraco ha sido una de las aspiraciones tradicionales permite reconstruir la red urbana en esta zona, pero
de la investigación arqueológica en Tarragona, una la georefenciación de la cartografía histórica propor-
ciudad donde la preeminencia de su arquitectura ciona una nueva perspectiva interpretativa apostan-
pública y las dificultades de gestión han dificultado do por la continuación de modulo republicano y por
avances considerables en relación al estudio de su la presencia hipotética de otra puerta en la muralla
arquitectura privada o doméstica (Macias 2004a). El (Fiz y Macias 2007). La interpretación urbanística a
área residencial excavada en los años 30 del pasado partir de la georeferenciación cartográfica permite
siglo por Serra Vilaró fue el elemento a partir del cual comprender mejor la organización del área residen-
se empezó a definir la retícula urbana. R. Cortés iden- cial intramuros comprendida entre las estructuras
tificó una de las insulae existentes en esta área (1987, monumentales de la cima de la colina y la zona por-
21), seguidamente se definieron decumanus y cardi- tuaria desarrollada en una bahía natural inferior. La
nes, entorno a la insulae, identificando una medida ciudad residencial propiamente dicha nace en torno
de 35 m. o un actus para la anchura de las insulae a los 15 msnm y asciende hasta los 45 m. Este he-
de la ciudad (Aquilué et al. 1991: 57). En 1999 otra cho determinó claramente la planificación de la ciu-
aportación incidía en la propuesta de un actus de dad romana en base a terrazas de contención que
anchura ampliándola a la organización urbanística del salvarían la elevada pendiente que presentaba la ciu-
entorno del forum coloniae en base a un sistema de dad (aprox. 7%). Sabemos que la zona urbana intra-
parcelas rectangulares (Mar y Roca 1998, 119). Fi- muros de la Tarraco fue paulatinamente abandona-
nalmente, se presenta en las jornadas de Tàrraco 99, da a partir del siglo IV d. C., constituyendo un área
una propuesta global sobre el sistema de ordenación posiblemente de uso mixto que mantuvo su estatus
viario intramuros (Macias 2000a). Fue el primer jurídico dado que quedó libre de usos funerarios. Así
modelo interpretativo efectuado a partir del parcelario se recuperó la bipolaridad característica de la época
urbano a escala 1/500 que incorpora los datos arqueo- republicana: una zona elevada y protegida desarro-
lógicos publicados hasta la fecha y reconoce un llada en torno a las estructuras del Concilium Pro-
módulo de 1 por 2 actus con viae de 6 m de anchu- vinciae, una zona central intermedia y un área por-
ra y un cardo maximus en torno a los 7 m. tuaria inferior (Macias 2000b).
Los últimos trabajos arqueológicos y la realiza- Esta división agrourbana permaneció inalterable
ción del proyecto Planimetría Arqueológica estable- hasta entrado el siglo XIX, cuando el ensanche urba-
cen que la evolución urbana se realizó en tres fases nístico reunificó de nuevo Tarragona y, sorprenden-
claramente diferentes. La primera (aprox. 2 ha) se temente, con la misma disposición geográfica que la
desarrolló a partir del asentamiento ibérico y aunque ciudad romana. De tal manera que las calles del si-
no se ha identificado la red urbana se propone la glo XIX mantienen la misma orientación que los car-
existencia de un decumanus maximus que delimita- dines de finales del siglo II a. C. Esto debió ser así
ba este sector del ensanche posterior (Díaz et al. porque algunos de los elementos de terrazamiento de
2005). La segunda (aprox. 24,6 ha) se debe a la gran época romana, permanecieron, mutándose, a partir del
planificación urbana de finales del II a. C., a partir de siglo IV y hasta el XIX. Tras la desurbanización de
la ratio mencionada de 1 por 2 actus. En la tercera Tárraco el área residencial pasó a zona de cultivo,
área (aprox. 11 ha) se detecta un cambio en el ritmo pero las antiguas estructuras se mantuvieron, bien
urbano, aunque los pocos restos exhumados no per- como muros de margen o como límites de parcelas
miten establecer una propuesta clara (Fiz 2004: 474; o caminos. Así las antiguas viae debieron permane-
712 J. Ignacio Fiz y Josep Macias Anejos de AEspA LIX
Fig. 8.
cer como límites del catastro agrícola visigodo y histórica también nos muestra coincidencias con los
medieval, porque así se pueden apreciar en el parce- decumani permitiendo la reconstrucción de la forma
lario rustico de los siglos XVIII y XIX. Consecuente- Tarraconis en áreas afectadas por las canteras del XIX.
mente, el nuevo parcelario urbano trazado en el si- El más obvio es un decumanus republicano, identi-
glo XIX (fig. 8) mantiene parte de esta ordenación ficado en parte bajo el Teatro y que de acuerdo a la
viaria, muy consecuente con la iluminación solar y cartografía de 1800, se puede prolongar hasta un
el pendiente orográfico. La hipótesis de la continui- camino de conexión entre los llamados caminos del
dad de las trazas principales de la ciudad romana, Mig y dels Caputxins. Éste mismo vial conducía a
insulae y viae, transformadas en límites parcelarios otro sendero, esta vez extramuros, que ha sido inter-
agrícolas que unían la cima de Tarragona con el puer- pretado como una derivación de la via Augusta que,
to se sustenta en los datos georeferenciados de la bordeando la costa, unía con la vía principal en di-
cartografía histórica. Analizando este sector se aprecia rección Barcino. Esta vía pasaba justo por debajo del
la preeminencia de tres vías que, con mayor o me- anfiteatro, donde la arqueología muestra una peque-
nor precisión, se reflejan en la cartografía o graba- ña área de necrópolis previa a su construcción.
dos de los siglos XVI y XIX.
Estos tres caminos son coincidentes con tres de
los cardines teóricos de la ciudad. El más oriental es 6. PLANIMETRÍA ARQUEOLÓGICA
claramente una reminiscencia del cardo maximus de DE TÁRRACO: FUTURO
la ciudad y fue, durante los periodos moderno y con-
temporáneo, la ruta de comunicación más importante Los años transcurridos desde la finalización de
entre la parte alta y el área portuaria. La cartografía este SIA, añadido a que estábamos solo ante un pro-
Anejos de AEspA LIX FORMA TARRACONIS: GIS APLICADO A LA ARQUEOLOGÍA URBANA 713
totipo, y la increíble mejora de la tecnología en po- Extremadura. Quizás éste es uno de los ejemplos más
cos años hacen que el sistema tenga que ser renova- claros que caracterizan al Software Libre.
do y deban de implementársele nuevas funcionalida- En el caso de Tarragona en particular o Cataluña
des. Tenemos que tener en cuenta que algunos en general, deberían ser las distintas instituciones
requerimientos del sistema no fueron implementados quienes adopten una actitud específica que, en todo
o simplemente se pensó en otros cuando la construc- caso, debería abogar por una metodología de docu-
ción del programa estaba tan avanzada que se hizo mentación y una plataforma de software unitaria.
inviable su modificación. El tiempo ya transcurrido desde los inicios del
Software Libre, la enorme difusión planetaria que ha
tenido y la apuesta de algunas instituciones estata-
6.1. NUEVAS VERSIONES Y SOFTWARE LIBRE les abren un periodo de reflexión sobre la aplicación
de esta opción en el diseño y creación de futuras
En primer lugar es necesario un traspaso a nue- versiones de Hipodamo.
vas versiones del software comercial utilizado des-
de un inicio, obteniendo así mejoras en la capacidad
de gestión y exportación del software actualizado. 6.2. NUEVAS FUNCIONALIDADES
Posteriormente, debe considerarse que la difusión
continua de esta información, tanto a la comunidad Un aspecto a plantear en las nuevas versiones que
científica como a la sociedad en general, es absolu- se hagan del programa Hipodamo es en el nivel de
tamente imprescindible. información hasta el que se pretende llegar. Actual-
En contrapartida, también hay que tener en cuenta mente se contemplan únicamente las estructuras ar-
que la definición, construcción y rentabilización de queológicas con fases de uso. Metodológicamente es
un Sistema de Información de estas características posible llegar al nivel de Unidad Estratigráfica o
destinado a la gestión de información patrimonial, y Unidad Funeraria. Tal aproximación sería deseable,
financiado con fondos comunes, debe poder ser pero las peculiares características en las que nos
utilizable por cualquier entidad pública o persona fí- encontramos y de las que ya hemos hablado obligan
sica. Esta premisa nos conduce al Software Libre, una a realizar esta reflexión. Podríamos plantearnos la
nueva concepción que equilibra progresivamente la realización y desarrollo de un Software Libre que
balanza de usuarios en un mundo dominado por las cubriera estas funciones y fuera repartido entre las
grandes empresas de software. La extensión de este empresas de arqueología y el colectivo de arqueólo-
fenómeno se fundamenta en la libertad del usuario gos. Estos elaborarían memorias y presentarían resul-
sobre el producto una vez ha sido obtenido y que le tados siguiendo estándares de trabajo, permitiendo así
permite usarlo, estudiar su funcionamiento, adaptarlo la fácil integración posterior de la información.
a sus necesidades, distribuir las copias, transformar De todos modos entre las nuevas funcionalida-
el programa y hacer públicas tales mejoras de cara al des está la mejora en la funcionalidad de consulta de
resto de la comunidad. Libertades impensables con las parcelas intervenidas, basándose en criterios de
el software comercial, pero que presentan el lastre, recuperación por palabras clave (como por ejemplo:
mayor que en versiones comerciales, que no siempre termas, depósitos, cloacas, etc.) o por periodos cro-
está garantizada su continuidad temporal. nológicos. Otro apartado a tener en cuenta es la in-
En nuestro caso, la aparición de GIS con gran corporación al sistema de la información correspon-
difusión como GRASS o en nuestro país GVSig, diente a elementos arquitectónicos, epigráficos y
ha permitido aliviar y difundir este software de ma- escultóricos. En la primera versión se tuvo en cuen-
nera gratuita entre la comunidad de arqueólogos. ta pero no llegó a ser materializado.
Particularmente defendemos este nuevo concepto in- Por último consideramos esencial la elaboración
formático, tal como se ha hecho por ejemplo desde de funciones que faciliten la creación de Cartas de
el proyecto GVSIG desarrollado la Conselleria Riesgo y de Potencialidad Arqueológica y que per-
d’Infraestructures i Transport de la Generalitat del País mitan valorar la pérdida o erosión de los depósitos
Valencià (http://www.gvsig.gva.es;). Es destacable arqueológicos. Además de poder prever cual es el
también la aportación de nuevas funcionalidades, a volumen del paquete estratigráfico que aún queda en
través del proyecto Sextante (http://www.s la ciudad de Tarragona. Pueden elaborarse, en fun-
extantegis.com/), aplicadas al mismo programa GV- ción de las intervenciones ya realizadas en parcelas
SIG pero esta vez bajo el impulso de la Consejería de actualmente edificadas, funciones para la visualiza-
Industria, Energía y Medio Ambiente de la Junta de ción on-line de la situación actual del volumen ar-
714 J. Ignacio Fiz y Josep Macias Anejos de AEspA LIX
MACIAS, J. M. (2000b): «Tarraco en la Antigüedad mae. Roma y las capitales provinciales de occi-
Tardía: un proceso simultáneo de transformación dente. Estudios arqueológicos: 73-86.
urbana e ideológica», en RIBERA, A. (ed.): Los orí- RIFÀ, A. (2000): «El Plà arquològic de Tarragona. La
genes del Cristianismo en Valencia y su entorno: Base de Dades», en RUIZ DE ARBULO, J. (ed.): Ta-
259-271. rraco 99: Arqueologia d’una capital provincial
MACIAS, J. M. (2004a): «Arquitectura doméstica», en Romana (1999): 287-290.
DUPRÉ, X. (ed.), Tarragona. Colonia Iulia Urbs RODRÍGUEZ, I. (2004): Arqueología Urbana en Espa-
Triumphalis Tarraco, Las capitales provinciales de ña, Barcelona.
Hispania 3: 73-81. RUIZ DE ARBULO, J. (2002): «La fundación de la Co-
MACIAS, J. M. (2004b): «L’àrea portuària de Tàrra- lonia Tarraco y los estandartes de Cesar», en JI-
co: noves aportacions i estat de la qüestió», en MÉNEZ J. L.; RIBERA, A. (coord.): Valencia y las pri-
MACIAS, J. M. (ed): Les termes Públiques de l’àrea meras ciudades romanas de Hispania: 137-156,
portuària de Tàrraco, Documenta 2: 161-171. Valencia.
MACIAS, J. M.; FIZ, I.; PIÑOL, L.; MIRÓ, M. T. y GUI- RUIZ DE ARBULO, J. (2004): «El patrimonio Arqueo-
TART, J. (2007): Planimetria Arqueològica de lógico en la ciudad contemporánea», Anales de Ar-
Tarraco, Atles d’Arqueologia Urbana de Catalun- queología Cordobesa 15: 31-43.
ya 2, Treballs d’Arqueologia Urbana 1, Documen- RUIZ DE ARBULO, J. y MAR, R. (1999): «Arqueologia
ta 5. Tarragona. i Planificació Urbana a Tarragona. Tradició his-
MAR, R. y ROCA, M. (1998): «Pollentia y Tarraco. Dos toriogràfica i realitat actual», Viure les Ciutats His-
etapas en la formación de los foros de la Hispa- tòriques (1997), Documents d’Arqueologia Clàs-
nia romana», Empúries 51: 105-124. sica 2: 131-157, Tarragona.
MASSÓ, J. M. (2004): «Historia de la investigación», RUIZ DE ARBULO, J.; VIVÓ, D. y MAR, R. (2006): «El ca-
en Dupré, X. (ed.), Tarragona. Colonia Iulia Urbs pitolio de Tarraco. Identificación y primeras ob-
Triumphalis Tarraco, Las Capitales provinciales servaciones», en VAQUERIZO, D.; MURILLO, J. F.
de Hispania 3: 15-26. (eds.): El Concepto de lo provincial en el mundo an-
PENSABENE, P. y MAR, R. (2004): «Dos frisos marmó- tiguo. Homenaje a Pilar León, Córdoba: 391-418.
reos en la Acrópolis de Tárraco, el templo de TED’A (1989): «Registro informático y arqueología
Augusto y el complejo provincial de culto impe- urbana en Tarragona». Archeologia e informatica,
rial», en RUIZ DE ARBULO, J. (ed.): Simulacra Ro- Quaderni dei Dialoghi di Archeologia: 177-191.