Está en la página 1de 4

Noble y justa es la reina del bosque eternamente verde.

Cuentan
los ancestros que sus plumas fueron un obsequio del viento y sus
garras se las dio la madre tierra en recompensa de su valentía.

Pero su visión, fue visión fue el presente que el cielo le dio. ¿Por
qué? Pudo ver lo que había en el interior del traidor jaguar. No
hace muchos años, el jaguar amarillo, como los rayos del sol en
los claros del bosque, tenía la fuerza de 10 bestias y la agilidad
de las aves en su raudo vuelo.

Quiso este animal ser el más grande entre todos lo demás,


sembrando dudas y temor entre los pobladores. Conquistó al oso
peludo quien fue su más grande aliado. “Con su ayuda seré el
amo y señor del bosque”, les decía “Pero cómo lo lograremos”,
indicaba el oso. “Si ellos confían entre sí” “Con la duda los
separaremos y luego nos comeremos a los más débiles”.
El plan no podía fallar. El bosque cedió ante las crueldades de
ellos, pero hubo alguien que se negó a creer en sus lenguas
mentirosas: El Águila Arpía. Con su vista desde los más altos
árboles vio el interior de esos animales. “No crean en sus
palabras”, le arguyó a todos cuanto veía, pero no la escuchaban.
Pidió además, la ayuda de los poderosos Chucunaque y Tuira
para que en su recorrido contará la verdad que podían ver. Sin
embargo, nadie creyó y todos desconfiaban los unos de los otros.

La iguana no descendía de los arboles; los monos huían de los


pájaros carpinteros y el canto nocturno de las ranas cayó. Todo
era un caos. El jaguar se di cuento que el águila sería un
problema en sus planes. Así que, junto al oso peludo, en cruel
acto, atrapó al Águila Arpía afirmando ante todos que ella era la
causante de todos los males. “No tienes escape águila”, decía el
oso peludo, “Yo soy demasiado rápido para ti” “Todos confían en
mí”. Señalaba el jaguar “Juré que si yo les mentía, mi hermoso
pelaje se mancharía con cada engaño que he hecho”.

En vil ataque trataron de eliminar a la arpía, la cual se


defendió con gran valor y bravura. Pero ¿qué pasó? El
viento sopló fuertemente y la tierra se movió mientras el
cielo fijó rayos fuertísimos que los deslumbraron. El oso
peludo perdió rapidez y fue lento, muy lento puede decirse
que perezoso; y el jaguar, orgulloso de su color amarillo
brillante como el sol, ahora tiene manchas tan oscuras
como su corazón y no se las puede quitar.

Buscó a los poderosos ríos para lavarse pero no pudo. El


Águila Arpía había ganado en nombre de todos. Desde
entonces su vuelo por el cielo del bosque brinda
seguridad; su sola sombra por el techo de los árboles
anuncia que existe una reina que intimida a aquellos que
quieran producir el mal pero que también, en sus extensa
alas se alberga la esperanza de un mejor mañana.

Fin

https://youtu.be/01l-TfuVQEM?si=_9dZRMhw3b7hU6m5

También podría gustarte