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“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y
lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca
el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; cuando temblarán los
guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han
disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; y las puertas de afuera se
cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las
hijas del canto serán abatidas; cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en
el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque
el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes
que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a
la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu
vuelva a Dios que lo dio”.
INTRODUCCIÓN:
En estos versículos Salomón nos ilustra una verdad que no podemos negar: Todos
envejecemos y todos moriremos. Esto nos hace reflexionar en cuanto a lo transitoria y efímera
que es nuestra existencia en este planeta, aun hasta para los más jóvenes. Generalmente los
jóvenes no piensan en la vejez, no consideran los efectos que esta tiene sobre el cuerpo
humano, como la vitalidad y agilidad se van perdiendo, y no solo ellos hacen así, sino también
los adultos. A veces se vive entregándole a este mundo todo nuestro esfuerzo, entregándonos
a los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa y viviendo sin considerar a Dios en nuestras
vidas, y por ello Salomón nos dice: Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes
que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos
contentamiento. Lo cierto es que todos, no solo los jóvenes debemos acordarnos de Dios antes
que vengan los días malos, especialmente porque un día moriremos. Ahora bien, este pasaje
poético nos hace reflexionar de este tema.
“… antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes
tras la lluvia; cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres
fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran
por las ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela;
cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; cuando
también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el
almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito…”
De forma poética Salomón nos explica como el hombre va perdiendo toda su vitalidad y
agilidad, como el cuerpo envejece y la vida se vuelve mas difícil. Algunos ven en estos
versículos una metáfora donde se compara una casa vieja o incluso la llegada del invierno con
la vejez. Veamos cómo se nos describe este proceso de envejecer:
1. … antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la
lluvia: Es decir, se va perdiendo la vista y con cada año cuesta distinguir los pequeños detalles.
2. … cuando temblarán los guardas de la casa: Los guardas de una casa se comparan con las
manos, estas con los años comienzan a temblar, especialmente en la vejez.
3. … y se encorvarán los hombres fuertes: Esto hace referencia a las piernas las cuales se
encorvan en la vejez perdiendo su habilidad y fortaleza.
4. … y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las
ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela: aquí hay una
descripción de alguien que pierde sus dientes y su vista le falla.
5. … cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas:
Conforme se envejece se disminuye la capacidad para escuchar y disfrutar de la música.
8. … y la langosta será una carga: Muchos creen que esta es una alusión a que ya al hombre
le es imposible sostenerse sobre sus dos piernas y necesita usar un bastón.
“… porque el hombre va a su morada eterna y los endechadores andarán alrededor por las
calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se
quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como
era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.
CONCLUSIÓN.
Salomón nos recuerda una verdad que no podemos negar: Todos envejecemos y nuestro
cuerpo pierde su vitalidad y agilidad hasta morir. Por ello antes que todos los males que a la
vejez acompañan y morir pasando al infierno, debemos acordarnos del Señor y ser salvos por
medio de Cristo el cual nos perdonará nuestros pecados, nos dará una nueva vida y la
salvación de nuestra alma.