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TEMA: EL VALOR DEL TIEMPO

TEXTO: Eclesiastés 12:1-7

“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y
lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca
el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; cuando temblarán los
guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han
disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; y las puertas de afuera se
cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las
hijas del canto serán abatidas; cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en
el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque
el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes
que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a
la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu
vuelva a Dios que lo dio”.

INTRODUCCIÓN:

En estos versículos Salomón nos ilustra una verdad que no podemos negar: Todos
envejecemos y todos moriremos. Esto nos hace reflexionar en cuanto a lo transitoria y efímera
que es nuestra existencia en este planeta, aun hasta para los más jóvenes. Generalmente los
jóvenes no piensan en la vejez, no consideran los efectos que esta tiene sobre el cuerpo
humano, como la vitalidad y agilidad se van perdiendo, y no solo ellos hacen así, sino también
los adultos. A veces se vive entregándole a este mundo todo nuestro esfuerzo, entregándonos
a los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa y viviendo sin considerar a Dios en nuestras
vidas, y por ello Salomón nos dice: Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes
que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos
contentamiento. Lo cierto es que todos, no solo los jóvenes debemos acordarnos de Dios antes
que vengan los días malos, especialmente porque un día moriremos. Ahora bien, este pasaje
poético nos hace reflexionar de este tema.

I. NUESTRA FUERZA Y VITALIDAD UN DÍA DESAPARECERÁN.

“… antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes
tras la lluvia; cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres
fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran
por las ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela;
cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; cuando
también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el
almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito…”

De forma poética Salomón nos explica como el hombre va perdiendo toda su vitalidad y
agilidad, como el cuerpo envejece y la vida se vuelve mas difícil. Algunos ven en estos
versículos una metáfora donde se compara una casa vieja o incluso la llegada del invierno con
la vejez. Veamos cómo se nos describe este proceso de envejecer:
1. … antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la
lluvia: Es decir, se va perdiendo la vista y con cada año cuesta distinguir los pequeños detalles.

2. … cuando temblarán los guardas de la casa: Los guardas de una casa se comparan con las
manos, estas con los años comienzan a temblar, especialmente en la vejez.

3. … y se encorvarán los hombres fuertes: Esto hace referencia a las piernas las cuales se
encorvan en la vejez perdiendo su habilidad y fortaleza.

4. … y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las
ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela: aquí hay una
descripción de alguien que pierde sus dientes y su vista le falla.

5. … cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas:
Conforme se envejece se disminuye la capacidad para escuchar y disfrutar de la música.

6. … cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino: en la vejez se


comienzan a experimentar temores, cosas que antes no temíamos ahora se temen debido a
que se pierden todas las fuerzas y destrezas.

7. … y florecerá el almendro: Las canas comienzan a aparecer en la cabeza.

8. … y la langosta será una carga: Muchos creen que esta es una alusión a que ya al hombre
le es imposible sostenerse sobre sus dos piernas y necesita usar un bastón.

9. … y se perderá el apetito: Finalmente, se va perdiendo el apetito y ya no puede comer de


todo porque le hace daño, todo esto es porque va rumbo a la muerte.

II. TODOS VAMOS CAMINO A LA MUERTE.

“… porque el hombre va a su morada eterna y los endechadores andarán alrededor por las
calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se
quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como
era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.

Todo este proceso de envejecimiento donde el cuerpo humano va perdiendo su vitalidad y


fuerza se debe a que vamos camino a la muerte: … porque el hombre va a su morada eterna y
los endechadores andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y
se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre
el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. Los
endechadores o los que se lamentan se presentaran al momento de nuestra muerte, la cadena
de plata que se quiebra. El cuenco de oro que se rompe, el cántaro que se quiebra y la rueda
que se rompe sobre el pozo, son una alegoría al hecho de morir, todos moriremos y el cuerpo
volverá al polvo, donde será enterrado; pero el espíritu volverá a Dios quien lo dio. Aunque
Salomón no tenía una teología muy desarrollada en cuanto a que pasa después de la muerte,
una cosa si sabía, con la muerte no termina todo, el cuerpo se entierra, pero nuestra alma pasa
a la eternidad, ¿y que será de esta?
III. DEBEMOS CONSIDERAR COMO QUEREMOS PASAR NUESTRA ETERNIDAD.

Sabiendo que nuestra juventud y fortaleza un día desaparecerán y seremos atravesados de


muchos dolores, ¿cómo queremos pasar el resto de nuestra vida en esta tierra? ¿Cómo
queremos pasar la eternidad? Solo existen dos lugares, el cielo o el infierno. Como decía
Salomón, debemos acordarnos de Dios antes que vengan los días malos, no esperar estar en
medio de la gran angustia y abatimiento de espíritu para busca a Dios, sino hacerlo el Señor de
nuestra vida. Por otro lado, debemos pensar en nuestra eternidad y asegurarnos que al morir
iremos a la vida eterna y no al infierno. Para poder alcanzar todo esto debemos hacerlo a
través de nuestro Señor Jesucristo ya que El dijo: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”, (Juan 14:6).

CONCLUSIÓN.

Salomón nos recuerda una verdad que no podemos negar: Todos envejecemos y nuestro
cuerpo pierde su vitalidad y agilidad hasta morir. Por ello antes que todos los males que a la
vejez acompañan y morir pasando al infierno, debemos acordarnos del Señor y ser salvos por
medio de Cristo el cual nos perdonará nuestros pecados, nos dará una nueva vida y la
salvación de nuestra alma.

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