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Francisca Noguerol
Universidad de Salamanca
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All content following this page was uploaded by Francisca Noguerol on 05 April 2023.
edición al cuidado de
POZNAŃ 2023
DRUK I OPRAWA: VOLUMINA.PL SP. Z O.O., SZCZECIN, UL. KS. WITOLDA 7-9
Prefacio ���������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 7
Magdalena Wegner
Problemas de identidad: el diálogo entre Manuel Vázquez Montalbán
y Carlos Zanón��������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 147
Katarzyna Gutkowska-Ociepa
Verlaine, campanas de Verlaine (“Christmas Campus Tale”) de Javier García
Rodríguez como un ejemplo peculiar de la narrativa académica��������������������������� 163
Ewa Śmiłek
Sujeto estético y poder de la pasión en la poesía de Mario Martín Gijón������������� 179
Francisca Noguerol
Universidad de Salamanca
fnoguerol@usal.es
Introducción
una literatura que se repiense, que vaya un paso más allá de los moldes discur-
sivos previsibles sin enquistarse en el círculo concéntrico de la endoliteratura;
una literatura política que, además de cuestionar los límites entre los géneros,
a la vez hable del precio de las cosas, de los oficios, de todo aquello sobre lo que
ya no nos paramos a pensar porque es normal (2014: 82-83)
Si hay una palabra que define nuestros días desde el punto de vista
ensayístico, esta es la de reconstrucción. Así se observa en numerosas
A la manera del homo sacer, reducido a mera materia biológica que no cuenta con el
1
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Buena prueba de ello la ofrece el hecho de que el más reciente premio de ensayo
Anagrama, titulado La palabra que aparece. El testimonio como acto de supervivencia
(2021), haya sido obtenido por Enrique Díaz Álvarez, autor también de la estimulante
El traslado: narrativas contra la idiotez y la barbarie (2015).
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Así lo comenta David Becerra Mayor atendiendo al contexto literario español, donde
denuncia cómo un gran número de obras anteriores a la crisis de 2008 tendían
a obviar el elemento político para priorizar los dilemas íntimos, lo que dio lugar a la
novela de la no-ideología (2013) o “producción literaria característica del capitalismo
avanzado”. Pero, advierte Becerra, la “no ideología” también es política, pues potencia
una depredación que termina fagocitando a los objetos que la critican.
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Locane (2019) y Gallego (2019) reflexionan, desde la sociología de la literatura y la
estética de la recepción, sobre la situación que vive el mercado editorial en nuestros
días.
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Christian Laval y Pierre Dardot destacan la necesidad de recuperar este concepto para
nuestros días en Común. Ensayo sobre la revolución en el siglo XXI (2015).
las escrituras más rompedoras de nuestra época “abogan por un discurso artístico que
sitúa a quien lee en el núcleo de los procesos de desigualdad descritos, rechazando
pedagógicas articulaciones explicativas para mostrar con crudeza y sin falsas suturas
las grietas de nuestro contexto histórico” (Noguerol 2020: 57).
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A modo de ejemplo, en el terreno de la poesía ofrezco una espléndida expresión de
este hecho: la obra de Pablo García Casado, que ofrece una visión tan lúcida como
desesperanzada de nuestro tiempo a través de títulos como Dinero (2007) —denuncia
de los trabajos “basura”—, García (2015) —alegato contra las consecuencias de la
crisis y las imposturas políticas— o La cámara te quiere (2019) —, fuerte invectiva
contra la explotación sexual.
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Para profundizar en esta idea, véase el monográfico de Revista Iberoamericana que
Gabriel Giorgi dedicó al monstruo “en su umbral biopolítico, allí donde pone en
escena una política de la vida y sus distribuciones entre la vida humana y sus otros”
(2009: 323).
2. Zombis y monstruos
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Dejo para el artículo “El monstruo biopolítico: territorios en devenir” (Noguerol,
en prensa), el desarrollo de la importancia de “devenir monstruo” en la más reciente
literatura. Allí comento textos que defienden la exhibición de una nueva belleza
por parte de personajes que recurren a la autoinmolación por fuego — “Las cosas
que perdimos en el fuego” (2016, Mariana Enríquez), Romance de la Negra Rubia
(2014, Gabriela Cabezón Cámara)-; que abrazan una monstruosidad ligada a mitos
populares y/o prehispánicos -Iris (2014, Edmundo Paz Soldán), La primera vez que vi
un fantasma (2018, Solange Rodríguez Pappe), Las voladoras (2020, Mónica Ojeda);
que devienen victimarios de sus represores –“Yo, cocodrilo” (2008, Jacinta Escudos),
“Abel”, (2013, Anacristina Rossi), “Cyber-proletaria” (2017, Claudia Salazar); o que
potencian el diálogo multiespecies a la manera de lo postulado por Donna Haraway
en Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno (2019), proyectando
una esperanza clara en el futuro en comunidad: “El animal sobre la piedra” (2008,
Daniela Tarazona)- y Fragmentos de una biblioteca transparente –(2008 y 2018, Alexis
Figueroa y Claudio Romo).
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En esta década, incluso el zombi se ha revelado puntualmente como una figura de
resistencia. Así se observa, por ejemplo, en la novela de Elio Quiroga-Rodríguez El
despertar: una novela zombie (2012), donde desde el título se aprecia una suerte de
noción woke aplicada a Amelia, ama de casa aburrida que logra activar su agencia
gracias a la infección que la convierte en “no muerta”.
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No en vano, suele aparecer en lugares tan significativos como el supermercado, los
grandes almacenes o los parques temáticos.
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Como señala Nixon, acuñador del término „violencia lenta” en relación al medio
ambiente, esta ocurre gradualmente y fuera de foco, siendo por ello especialmente
peligrosa para el futuro de la Humanidad.
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Como señala Esposito, inmunidad y comunidad cuentan con la misma raíz lingüística,
munus, pero se muestran antagónicas desde el momento en que inmunidad alude a la
energía desplegada para que no se produzca la apertura conducente a la experiencia
comunitaria (Esposito: 17).
En Cuerpos que importan, Judith Butler continúa esta meditación emparentando la
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En esta línea se sitúa el ensayo de López Pellisa, que define los textos a los que dedica su
reflexión como “permeated not only by a feminist discourse, but by intersectionality,
transfeminism, ecofeminism, cyberfeminism, post-humanism, xenofeminism and/
or necropolitics as well” (2020: 1).
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Resulta gratificante comprobar el cambio experimentado en la situación de las
autoras desde el momento en que la monja neogranadina Francisca Josefa de Castillo,
en plena Contrarreforma, se denigró ante su confesor por su labor intelectual con las
siguientes palabras: “Y ser yo un monstruo y aborto de la naturaleza” (2007: 222).
Moríamos por saber qué pasaba detrás de esas puertas, aunque instintivamente
sabíamos que no habría lugar para nosotras allí, que nuestros defectos se mul-
tiplicarían hasta tragarnos, que seríamos una hipérbole de nosotras mismas,
espejos de feria andantes: la gordota, la marimacha, la larguirucha, la aplastada,
la contrahecha. Así como las chicas guapas juntas potencian su atractivo, sola-
pando con sus virtudes grupales cualquier defecto y se embellecen unas a otras
hasta brillar como un solo gran astro, las chicas como nosotras cuando estamos
juntas nos transformamos en un espectáculo casi obsceno, exacerbados los
defectos como en un freak show: somos más monstruas (2018: 41).
sangre y las vísceras del gallo muerto. Así que me llenaba las manos, las rodillas
y la cara con esa mezcla y ya no me jodían con besos ni pendejadas.
Le decían a mi papá:
–Tu hija es una monstrua. (2018: 4).17
Cuando me toca a mí, pienso en los gallos. Cierro los ojos y abro mis esfínteres.
Es lo más importante que haré en mi vida, así que lo haré bien. Me baño las
piernas, los pies, el suelo. Estoy en el centro de una sala, rodeada por delin-
cuentes, exhibida ante ellos como una res y como una res vacío mi vientre.
Como puedo, froto una pierna contra la otra, adopto la posición de una muñeca
destripada. Grito como una loca. Agito la cabeza, mascullo obscenidades, pala-
bras inventadas, las cosas que les decía a los gallos del cielo con maíz y gusanos
infinitos. Sé que el gordo está a punto de dispararme. En cambio, me revienta
la boca de un manazo, me parto la lengua de un mordisco. La sangre empieza
a caer por mi pecho, a bajar por mi estómago, a mezclarse con la mierda y la
orina. Empiezo a reír, enajenada, a reír, a reír, a reír. El gordo no sabe qué hacer.
–¿Cuánto dan por este monstruo?
Nadie quiere dar nada (2018: 9).
En la misma línea se sitúan los insultos con que agrede un potencial cilente
17
yo monstruo de mi deseo,
carne de cada una de mis pinceladas
lienzo azul de mi cuerpo
pintora de mi andar
no quiero más títulos que cargar
no quiero más cargos ni casilleros a donde encajar
ni el nombre justo que me reserve ninguna Ciencia […]
Hablamos de risa grotesca, definida por José Luis Barrios en El cuerpo disuelto.
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Conclusiones
Bibliografía
Agamben, G. (2003). Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida. Valencia: Pre-Textos.
Ampuero, F. (2018). Pelea de gallos. Madrid: Páginas de Espuma.
En la misma línea se expresa Naty Menstrual en algunos versos de Batido de trolo:
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