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Primera parte: La llamada

Canción “Si esto es fe”: https://www.youtube.com/watch?v=IDBdHM03RRo

No me he parado a pensar
Que tal vez esto es sólo la llamada
Estoy tan intrigada y sola
Yo que he sido la mejor
Bailando reggaetón a todas horas
Ay, qué demonios hago ahora
Si esto es fe tómame
Tómame o sal corriendo
Que me da mucho miedo y no sé cómo hacer
Si me has venido a buscar
Haz solo una señal o por lo menos
Espera que me ponga mona
Sé que hay algo en mi interior
Que me da subidón y esta locura
Me hace querer ser solo tuya
Sé, sé bien que estoy cambiando
Algo me está pasando y no me atrevo
Pero no quiero verte lejos
Si esto es fe tómame
Tómame o sal corriendo
Estás perdiendo el tiempo si te crees
Que sé lo que hay que hacer
¿Pero qué estoy diciendo?
¿Con quién estoy hablando?
No quiero nada de esto
Estoy alucinando sola y
Lo siento tan adentro
¿Qué diablos voy a hacer ahora?
Sal de aquí, no quiero seguir
Voy a despertar y te vas a ir

No me he parado a pensar
Que tal vez esto es sólo la llamada
Pero me hace sentir tan rara
Ven, tómame, tendré Fe
Iré a tu lado corriendo

Esta canción es del musical La Llamada que va sobre dos chicas que están en un
campamento de verano. Una de ellas, María, recibe una llamada «muy especial», pues
parece que Dios se le presenta cuando está sola, cantando temas de Whitney Houston.
Esta es la canción que canta María al principio de la obra, es un “monólogo” o, en
realidad, una petición a Dios que realiza hecha un mar de dudas tras la primera
“llamada”.
Escucha la canción e intenta comprender la letra: ¿qué sentimientos transmite? ¿Qué es
lo que más te llama la atención de lo que canta María?
Revisa ahora algunas frases de la canción:
1. «Estoy tan intrigada y sola». María vive a tope todas las horas del día y de la noche,
pero en cuanto se encuentra sola le asaltan las dudas y los temores. ¿Qué haces cuando
estás solo/a? ¿Buscas cualquier excusa para que el ruido te “anestesie” (móvil, tele,
aunque solo sea para tener de fondo) y que así no te empiece a dar vueltas la cabeza?
2. «Yo que he sido la mejor bailando reggaetón a todas horas». Dicen que el filósofo
Aristóteles dijo que «la vocación está allí donde se cruzan tus talentos y las necesidades
del mundo». María dice no tener más talento que bailar, pero siempre con otros,
transmitiendo alegría, algo que sin duda necesita el mundo actual. ¿Cuáles son tus
principales talentos? ¿Qué se te da bien? Si se cruzan con las necesidades del mundo
más cercano, ¿qué dice esto de tu vocación?
3. «Sé bien que estoy cambiando algo está pasando y no me atrevo, pero no quiero verte
lejos». A María le pasa como a muchos de nosotros: está sometida a un montón de
cambios en la familia, en los estudios, en su propia personalidad… Tiene miedo y no se
atreve a dar un paso, como es el de la vocación, que tiene mucho de «salto al vacío sin
red»; pero a la vez no quiere alejarse de una llamada que, en el fondo, le hace muy feliz.
Pensando en vosotros en este momento, ¿cuáles son los principales cambios que notas
en tu vida? ¿Eres el mismo que hace unos años? ¿Has sentido alguna vez esa misma
sensación, la de sentir que se debe hacer algo… pero tener mucho miedo?
4. «Estás perdiendo el tiempo si te crees que sé lo que hay que hacer». No hace falta que
alguien cante una canción de Whitney Houston para saber que, cuando estamos en
medio de un montón de líos, no sabemos qué hacer. María encuentra una gran ayuda en
sus amigas, en las monjas del campamento y en su propio interior, pero para ello tiene
que dejarse ayudar. Cuando te encuentras en un mar de dudas, ¿qué haces?, ¿a quién
acudes?
5. «Si esto es fe tómame, tómame o sal corriendo». María, sin darse cuenta, pide a Dios
algo que le han pedido muchos creyentes a lo largo de la historia: que les muestre el
camino con claridad. Su gran intuición es que, animada por la felicidad que le produce
la “llamada”, está dispuesta a arriesgarlo todo: es realmente fe, aunque no lo sepa.,
¿Piensas que hay algo por lo que merezca realmente dejarlo todo? ¿Por qué causa,
persona, mensaje, serías capaz de dejarlo todo?

Segunda parte: Samuel


Una de las mejores ayudas que tenemos los cristianos es poder acudir a la Palabra de
Dios para encontrar respuesta a muchas de nuestras preguntas. Hay muchos relatos en el
Nuevo y en el Antiguo Testamento que hablan de la llamada de Dios, y hoy nos
centraremos en uno en concreto: la llamada de Dios a Samuel, que era apenas un niño.

El niño Samuel oficiaba ante el Señor con Elí. La palabra del Señor era rara en aquel
tiempo, y no abundaban las visiones. Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus
ojos empezaban a apagarse, y no podía ver. Aún ardía la lámpara de Dios, y Samuel
estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó
Samuel, y él respondió: «Aquí estoy». Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí
estoy; vengo porque me has llamado.» Respondió Elí: «No te he llamado; vuelve a
acostarte.» Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel. Él se levantó
y fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado».
Respondió Elí: «No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte». Aún no conocía
Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera vez
llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo
porque me has llamado». Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho,
y dijo a Samuel: «Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: “Habla, Señor, que
tu siervo escucha”». Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó
como antes: «¡Samuel, Samuel!». Él respondió: «Habla, que tu siervo escucha».
1 Samuel 3, 1-10
REFLEXIONES
A veces nos sentimos pequeñitos, pero Dios nos llama a cada uno de nosotros igual que
llamo a Samuel cuando solo era un crío. ¿Eres consciente de esa llamada? Dios llama
una y otra vez como a Samuel durante toda nuestra vida….
¿Os habéis fijado en los detalles? Samuel tiene muy buena disposición, pero no entiende
nada; como muchas veces nos pasa a nosotros. Necesita la ayuda de alguien con más
experiencia, como Elí, en quien confía y que le ayuda sin decirle más que tiene que
ponerse a disposición del Señor que llama; nosotros también necesitamos la ayuda de
alguien con más recorrido en el camino para reconocer la “llamada”. .
En nuestra vida también hay Elí: sacerdotes, catequistas, familiares, amigos… ¿En
quién confías tú? ¿Quién crees que puede ayudarte a averiguar tu vocación o tu camino
en la vida?
Dios llama a Samuel en el templo, pero a Dios se le puede escuchar en muchas partes.
En catequesis, oraciones, eucaristías… Por supuesto también en la oración personal y en
las personas que tienes alrededor ¿escuchas a Dios y le haces caso? ¿Sabes distinguir
cuando la llamada viene de Dios y cuando no?
¿Creéis que tiene algo que ver la canción “Si esto es fe” con el relato de Samuel? ¿En
qué se parecen y en qué no tienen nada que ver?

Tercera parte: Reconocer la llamada


También tú estás llamado a responder a Dios Padre, que nos habla, y a dejarnos guiar
por el Espíritu Santo para dar lo mejor de nosotros mismos. ¿Y si nos pasa como a
María en el musical y tenemos dudas de quién nos llama o de qué debemos hacer? La
siguiente lista puede ayudarte.
— Si te despierta y saca de la mediocridad, si compromete y complicar tu vida, pero la
llena y da sentido… es Dios quien llama.
— Si te hace salir de tu tierra, de tu pequeña isla o mar y te lanza el mundo entero… es
Dios quien llama.
— Se llama a de corazón, al amor, a la generosidad, a la ilusión, no al miedo ni al
temor… es Dios quien llama.
— Si te invita ser profundamente feliz y hacer felices a los demás, si habla el lenguaje
de la confianza, el del Padre a su hijo… es Dios quien llama.
Si te hace descubrir la propia realidad de fragilidad, pero también lo que puedes hacer
con su ayuda… Si te va liberando de cosas, de tu egoísmo, de ti mismo; si rompe tus
planes, como se los cambió a María de Nazaret... es Dios quien llama.
— Si no te saca de este mundo, pero te hace estar en él como levadura, sal, luz… es
Dios quien llama.
— Si te invita a acercarte, a estar y sentir a los más pobres, a dar vida, alegría,
esperanza, plenitud, sentido… es Dios quien llama.
— Si no tiene nada que ver con los anuncios de la televisión, si no es para hacerte más
famoso, ni te va a dar más dinero y poder, y lo que te ofrece no lo pueden robar los
ladrones, ni carcomer la polilla, ni devaluar las caídas de la bolsa… es Dios quien llama.
— Si no te llena de palabras para avasallarte, sino que en ocasiones calla y hace silencio
invitándote a la reflexión, a la búsqueda humilde y a la oración paciente... es Dios quien
llama.
— Si esa voz va a germinando en ti lentamente, como la semilla en el surco, si te invita
a centrarte en Cristo, a seguirle, a convivir con él, hacer su amigo… es Dios quien
llama.
— Si es como un “eco” evangélico, si en la oración no puedes borrarla del
pensamiento… es Dios quien llama.
— Si es para extender su Reino, mejorar el mundo, hacer lo más humano, anunciar a
Cristo es buena nueva, y no para lucirte a ti mismo… es Dios quien llama.
— Si así también lo siente y lo ve tu comunidad de tu grupo; si cada vez eres más feliz
siguiendo la llamada… es Dios quien llama.

1. La denuncia de la injusticia social por los profetas

La opresión a los pobres

“Así dice el Señor: A Israel, por tres delitos y por cuatro no lo perdonaré.
Porque venden al inocente por dinero
y al pobre por un par de sandalias;
pisotean a los pobres
y evitan el camino de los humildes;
un hombre y su padre abusan de la criada;
se acuestan sobre ropas dejadas en fianza junto a cualquier altar, beben vino
de impuestos en el templo de su Dios”
(Am 2,6-8)

Contra las mujeres de la clase alta (4,1-3)


Escuchad esta palabra, vacas de Basán, en el monte de Samaría:
Oprimís a los indigentes, maltratáis a los pobres,
pedís a vuestros maridos: "Trae de beber"
El Señor lo jura por su santidad:
Os llegará la hora en que os agarren a vosotras con garfios,
a vuestros hijos con ganchos;
saldrá cada una por la brecha que tenga delante,
camino del destierro -oráculo del Señor-.

Denuncia a los jueces


“Ay de los que convierten el derecho en ajenjo
y tiran por tierra la rectitud. (...)
Odian al que interviene con valor en el tribunal
y detestan al que atestigua honestamente.
Pues por haber impuesto tributo de trigo al indigente,
exigiéndole cargas de grano,
si construís casas sillares, no las habitaréis;
si plantáis viñas selectas, no beberéis de su vino.
Sé bien vuestros muchos crímenes e innumerables pecados:
estrujáis al inocente,
aceptáis sobornos,
atropelláis a los pobres en el tribunal”.
(Am 5,7.10-12)

El lujo de los ricos (6,4-6)


Os acostáis en lechos de marfil, arrellanados en divanes
coméis carneros del rebaño y terneras del establo;
canturreáis al son del arpa,
os consideráis, como David, magníficos cantores;
bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos,
y no os doléis del desastre de José.
Pues encabezaréis la cuerda de cautivos
y se acabará la orgía de los disolutos.

El pecado de los comerciantes (8,4-7)

Escuchadlo los que exprimís a los pobres


y elimináis a los miserables.
Pensáis:
¿Cuándo pasará la luna nueva para vender trigo
o el sábado para ofrecer grano
y hasta el salvado de trigo?
Para encoger la medida y aumentar el precio,
para comprar por dinero al desvalido
y al pobre por un par de sandalias.
Jura el Señor por la gloria de Jacob
no olvidar jamás lo que han hecho!

Amós pretende la conversión del individuo de sus malas acciones y


de la opresión de los pobres. Busca también la creación de una
sociedad justa y fraterna.

¿Qué hago yo ante las injusticias?


¿Las cometo? Es posible que maltrate q los que creo que son
inferiores a mi. Es posible que me aproveche de ellos. ¿hago trampas
en mis relaciones?
¿Qué puedo hacer para contribuir a crear una sociedad más justa?

CUENTO
Primer día de clase, el profesor de “Introducción al Derecho” entró en la habitación y
lo primero que hizo fue pedir el nombre de un estudiante que estaba sentado en la
primera fila:
– ¿Cuál es su nombre?
– Mi nombre es Nelson, Señor.
– ¡Fuera de mi clase y no vuelva nunca más! – Gritó el maestro desagradable.
Nelson estaba desconcertado. Cuando volvió en sí, se levantó rápidamente recogió sus
cosas y salió de la habitación. Todo el mundo estaba asustado e indignado, pero nadie
habló.
– ¡Muy bien! – Vamos a empezar.
– ¿Para que sirven las las leyes? Preguntó el maestro.
Los estudiantes seguían asustados, pero poco a poco empezaron a responder a su
pregunta:
– Para tener un orden en nuestra sociedad. – ¡No! – Respondió el profesor.
– Para cumplirlas. – ¡No!
– Para que las personas equivocadas paguen por sus acciones. – ¡No!
– ¿Alguien sabe la respuesta a esta pregunta?
– Para que se haga justicia – una muchacha habló con timidez.
– ¡Por fin! Es decir, por la justicia. Y ahora, ¿qué es la justicia?
Todos empezaron a molestarse por la actitud tan asquerosa del profesor. Sin embargo,
continuaron respondiendo:
– A fin de salvaguardar los derechos humanos …
– Bien, ¿qué mas ? – Preguntó el maestro.
– Para diferenciar el bien del mal, para recompensar a aquellos que hacen el bien …
– Ok, no está mal, pero respondan a esta pregunta: ¿Actué correctamente al expulsar a
Nelson del aula?”
Todos estaban en silencio, nadie respondió.
– Quiero una respuesta por unanimidad.
– ¡No! – Todos contestaron con una sola voz.
– Se podría decir que he cometido una injusticia?
– ¡Sí!
– ¿Y por qué nadie hizo nada al respecto? Para que queremos leyes y reglas, si no
tenemos la voluntad necesaria para practicarlas? Cada uno de ustedes tiene la
obligación de hablar cuando es testigo de una injusticia. Todos . ¡No vuelvan a estar en
silencio, nunca más! Vayan a buscar a Nelson – dijo. Después de todo, él es el maestro,
yo soy un estudiante de otro período. Aprendan: Cuando no defendemos nuestros
derechos, se pierde la dignidad y la dignidad no puede ser negociada

La opresión a los pobres

“Así dice el Señor: A Israel, por tres delitos y por cuatro no lo perdonaré.
Porque venden al inocente por dinero
y al pobre por un par de sandalias;
pisotean a los pobres
y evitan el camino de los humildes;
un hombre y su padre abusan de la criada;
se acuestan sobre ropas dejadas en fianza junto a cualquier altar, beben vino
de impuestos en el templo de su Dios”
(Am 2,6-8)

REFLEXIÓN
1. ¿Qué es para mi una injusticia?
2. ¿Alguna vez actuó como el profesor de Nelson?
3. ¿Cómo hago sentir a los demás con las injusticias que cometo? ¿Alguna vez
alguien ha sido injusto conmigo?
4. ¿Alguien merece sufrir las injusticias de los demás?
5. Tal y como explica el segundo texto, ¿me es más fácil cometer injusticias contra
los más inocente o pobres? ¿Por qué? ¿Me considero superior a los demás?

TEXTO 3
Dios espera a los pecadores y les ofrece el perdón
Grande e inmensa es la misericordia de Dios… y porque es grande e inmensa, tolera los
pecados de los hombres, y hace como que no los ve por esperarlos a penitencia, por lo
mismo es cierto que Dios aguarda con paciencia al pecador, que no quiere su muerte.

“Vivía en un castillo de Magdala. Era joven y hermosa. Tenía mucho corazón y muchas
emociones se le presentó el vicio vestido de amante y le ofreció ternuras de besos, una
vida entera de amor y de felicidad… Un día o un día oyó al profeta Nazareno. Aquellas
palabras le llegaron al alma. El verdadero amor era aquel Hombre-Dios que, por amor
de los hombres, había bajado del cielo a la tierra. Y lloró sus culpas y le amó. Su amor
fue muy grande, y porque amó mucho se le perdonaron sus pecados. Jesucristo no
había esperado en vano”
REFLEXIÓN
1. ¿Dios sigue esperándome?
2. ¿Realmente amó a Dios? ¿Estoy en catequesis por amor a Él? ¿Solo voy a
catequesis por qué todos mis amigos lo hacen?
3. ¿Trato cada día de ser más justo?
4. ¿Confieso mis pecados para poder vivir más cerca de Dios?
CANCIÓN Soy libre – Hakuna Group Music

Mi mejor amigo decidió morir por mí,


Cargó con mi castigo para que yo pudiera vivir.
No viniste a juzgarme, me viniste a salvar.
Y ahora lo que más quieres es que yo me deje amar.
Abrázame, hoy me dejo querer.
Todos mis pecados arden
En el fuego de tu amor.
Y siempre que yo me caiga
Tú me levantarás.
Coronado con espinas, vestido de dolor,
En tu último suspiro mi mundo se apagó.
Pero al tercer día, un gran ruido se escuchó,
Fueron ángeles cantando: ¡Jesús resucitó!
Oh abrázame, hoy me dejo querer.
Todos mis pecados arden
En el fuego de tu amor.
Y siempre que yo me caiga
Tú me levantarás.
Quiero volver a nacer en ti, quiero volver a nacer en ti,
Quiero volver a nacer en ti.
¡Ahora soy libre! ¡Ahora soy libre!
¡Porque tú me haces libre!
Todos mis pecados arden en el fuego de tu amor.

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