La cultura del cuidado
como camino de Paz (I)
Extracto Mensaje del papa Francisco para la
54º Jornada Mundial de la Paz (1/1/2021)
1. El año 2020 se caracterizó por la gran crisis
sanitaria de COVID-19, que se ha convertido en un
fenómeno multisectorial y mundial, que agrava las cri-
sis fuertemente interrelacionadas, como la climática,
alimentaria, económica y migratoria, y causa grandes
sufrimientos y penurias. [...]
Es doloroso constatar que, lamentablemente, jun-
to a numerosos testimonios de caridad y solidaridad,
están cobrando un nuevo impulso diversas formas de
nacionalismo, racismo, xenofobia e incluso guerras y
conflictos que siembran muerte y destrucción.
Estos y otros eventos, que han marcado el cami-
no de la humanidad en el último año, nos enseñan la
importancia de hacernos cargo los unos de los otros
y también de la creación, para construir una sociedad
basada en relaciones de fraternidad. Por eso he elegi-
do como tema de este mensaje:
La cultura del cuidado como camino de paz. Cul-
tura del cuidado para erradicar la cultura de la indi-
ferencia, del rechazo y de la confrontación, que suele
prevalecer hoy en día.
2. Dios Creador, origen de la vocación humana
al cuidado
En el relato bíblico de la creación, Dios confía el
jardín “plantado en el Edén” (cf. Gn 2,8) a las manos
de Adán con la tarea de “cultivarlo y cuidarlo” (cf. Gn
2,15). Esto significa, por un lado, hacer que la tierra
sea productiva y, por otro, protegerla y hacer que man-
tenga su capacidad para sostener la vida[2]. Los ver-
bos “cultivar” y “cuidar” describen la relación de Adán
con su casa-jardín e indican también la confianza que
Dios deposita en él al constituirlo señor y guardián de
toda la creación.
30 Día Escolar de la No-Violencia y de la Paz
Enero en el aniversario de la muerte de Ghandi (1948)
Redacción Elías Alcalde ✉ Casillas de Prats, 5 bajo · 18002 Granada ✆ 958 25 00 46 · cartadeldomingo@gmail.com
D.L. GR 269-83 · ISSN 113-981x · Diseño Ángel Molero Impresión-distribuición-administración Juan Vega (625 348 462)
El nacimiento de Caín y Abel dio origen a una his-
toria de hermanos, cuya relación sería interpretada —
negativamente— por Caín en términos de protección
o custodia. Caín, después de matar a su hermano Abel,
Tener autoridad
respondió así a la pregunta de Dios: «¿Acaso yo soy
guardián de mi hermano?» (Gn 4,9)[3]. Sí, ciertamente.
Caín era el “guardián” de su hermano. «En estos rela-
no es tener más poder
sino irradiar más servicialidad
tos tan antiguos, cargados de profundo simbolismo,
ya estaba contenida una convicción actual: que todo
está relacionado, y que el auténtico cuidado de nues-
con el ejemplo por delante
tra propia vida y de nuestras relaciones con la natu-
raleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la
fidelidad a los demás».
3. Dios Creador, modelo del cuidado
La Sagrada Escritura presenta a Dios no sólo
como Creador, sino también como Aquel que cuida de
sus criaturas, especialmente de Adán, de Eva y de sus
hijos. El mismo Caín, aunque cayera sobre él el peso de
la maldición por el crimen que cometió, recibió como
don del Creador una señal de protección para que su
vida fuera salvaguardada (cf. Gn 4,15). Este hecho,
si bien confirma la dignidad inviolable de la persona,
creada a imagen y semejanza de Dios, también ma-
nifiesta el plan divino de preservar la armonía de la
creación, porque «la paz y la violencia no pueden ha-
bitar juntas».
4. El cuidado en el ministerio de Jesús
La vida y el ministerio de Jesús encarnan el punto
culminante de la revelación del amor del Padre por la
humanidad (cf. Jn 3,16). [...]
Jesús selló su cuidado hacia nosotros ofreciéndose
a sí mismo en la cruz y liberándonos de la esclavitud
del pecado y de la muerte. Así, con el don de su vida
y su sacrificio, nos abrió el camino del amor y dice a
cada uno: “Sígueme y haz lo mismo” (cf. Lc 10,37).
1ª Lectura
Deuteronomio 18, 15-20
Moisés habló al pueblo diciendo:
–El Señor, tu Dios, te suscitará un profe-
ta como yo, de entre sus hermanos. A él le
escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu
Dios, en el Horeb, el día de la Asamblea:
“No quiero volver a escuchar la voz del
Señor, mi Dios, ni quiero volver a escuchar la
voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese
terrible incendio, no quiero morir.” El Señor
me respondió: “Tienen razón, suscitaré un
profeta de entre tus hermanos, como tú.
Pondré mis palabras en su boca y les dirá
lo que yo lo mande. A quien no escuche las
palabras que pronuncie en mi nombre, yo
le pediré cuentas. Y el profeta que tenga
la arrogancia de decir mi nombre lo que yo
no le haya mandado, o hable en nombre de
dioses extranjeros, ese profeta morirá”.
Dios no actúa directamente sino a través
de los intermediarios que Él mismo se elige
libremente. El profeta es un mensajero que
habla a los hombres en nombre de Dios pero
no maneja la Palabra de Dios sino que ésta
lo posee a él.
A lo largo de la historia de Israel diversos pro-
fetas irán encarnando la Palabra, en anuncio
hecho vida, hasta Jesús, Palabra de Dios en-
carnada.
Los verdaderos profetas se distinguen de los
falsos en que nos ayudan a ser más perso-
nas, más humanos, más hermanos.
Salmo responsorial Sal 94
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor;
no endurezcáis vuestro corazón.
2ª Lectura I Corintios 7, 32-35
Hermanos: Quiero que os ahorréis pre-
ocupaciones: el célibe se preocupa de los
asuntos del Señor, buscando contentar al
Señor; en cambio, el casado se preocupa
de los asuntos del mundo, buscando con-
tentar a su mujer, y anda dividido.
Lo mismo, la mujer sin marido y la solte-
ra se preocupan de los asuntos del Señor,
consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en
cambio, la casa se preocupa de los asuntos
del mundo, buscando contentar a su mari-
do. Os digo esto para vuestro bien, no para
poneros una trampa, sino para induciros a
una cosa noble y al trato con el Señor sin
preocupaciones.
Pablo legitima en la Iglesia el carisma pro-
fético del celibato por el Reino de Dios y la
proclamación del Evangelio, a imitación de
Jesús y de él mismo.
Como parábola y símbolo ya ahora, para la
Iglesia y para el mundo, de las realidades fu-
turas ya presentes. Por eso no se justifica un
célibe instalado, enriquecido y no compro-
metido, sino que ha de ser pobre y humilde.
Evangelio Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos
entraron en Cafarnaún, y cuando el sába-
do siguiente fue a la Sinagoga a enseñar,
se quedaron asombrados de su enseñan-
za, porque no enseñaba como los letrados,
sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un
hombre que tenía un espíritu inmundo, y se
puso a gritar: –¿Qué quieres de nosotros,
Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con
nosotros? Sé quien eres: el Santo de Dios.
Jesús le increpó: –Cállate y sal de él.
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un
grito muy fuerte, salió.
Todos se preguntaron estupefactos:
–¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad
es nuevo. Hasta los espíritus inmundos les
manda y le obedecen.Su fama se extendió
en seguida por todas partes, alcanzando la
comarca entera de Galilea.
Jesús va a la sinagoga y empieza a actuar a
la vista de sus primeros discípulos.
Asombra su enseñanza no por novedosa sino
por auténtica, -su autoridad es la veracidad
que salva y libera-, en contraste con el lega-
lismo de los letrados que subyuga al pueblo.
El endemoniado, portavoz de la enseñanza
de ellos, experimenta como amenaza la pre-
sencia de Jesús que se sobrepone a su grito
patológico, le calla y libera con la fuerza sa-
nadora de su palabra.
LIBERADOS POR JESÚS
PARA APRENDER DE ÉL A LIBERAR
Jesús entra en la sinagoga con los cuatro Porque las ideologías degeneran en ídolos
primeros discípulos y su enseñanza no deja cuando pretenden poseer la verdad absolu-
indiferentes a los cumplidores del culto. ta de la realidad con el pretexto de refor-
Les resulta tan nueva que la contrastan zarla, o cambiarla: sean filosóficas, políticas,
con la acostumbrada de todos los sábados. economicistas, o narcisistas. Y sacan fuera
Sale ganando Jesús por la autoridad que de sí a las personas para que no piensen y
le notan, no por más prestigio, grandilo- decidan por sí mismas, hasta llegar a anular
cuencia o poder de su mente, hundirlas en
captación. Su autori- la depresión, o enlo-
dad le sale de lo más quecimiento fanático…
dentro de sí: De lo Pero sí que liberan
que abunda en su co- las personas con vida,
razón, habla su boca. palabra y pensamien-
Su palabra ilumina, to en la misma línea
no encandila; sana y recta de pureza de
salva por sí sola, con intenciones, conducta
toda la fuerza del honrada, palabra jus-
Espíritu de Dios, que libera a todo espíri- ta, servicio gratuito, sin la menor pizca de
tu atormentado por prácticas religiosas, o intereses, y entrega generosa al bien de los
culturales, si enajenan la conciencia y no la que sufren:
esclarecen. A los hermanos que más necesitan aten-
Jesús viene a acabar, no con las personas ción, acompañamiento, consuelo, luz y es-
que sufren, sino con su sufrimiento interior peranza, ánimo y guía por el camino seguro
por el sinsentido que el simple cumplimien- de la estima de sí y la confianza en el Padre
to religioso retiene, o encubre. del cielo y en los hermanos de la tierra, que
La palabra de Jesús o, mejor, la Palabra actúan como Jesús.
que es Jesús, acalla los gritos de los do- Desconcertarán a unos, pero a quienes
minados por cualquier ideología, con barniz abren las mentes, siempre estarán agrade-
religioso, o ateo, si doblega, resigna, mani- cidos por haberles ayudado a encontrarse
pula, equivoca, entorpece, entretiene, dis- con su ser más verdadero.
trae…, des–humaniza, en definitiva; pero no
alimenta con la verdad de la vida a las con- Elías Alcalde Martín
ciencias que la necesitan más que el comer. Sacerdote
Iglesia San Gregorio - Granada
ismo que,
teresado al bien común degenera en autoritar
∫ Cualquier autoridad si no es servicio desinica o religiosa... ¿Como buen cristiano, tengo la autoridad
para justificarlo, se reviste de ideología polít uito a todos los prójimos empezando por los más faltos
de mi fe lúcida y liberadora... y mi servicio grat
cristiana...?
de salud, cultura, reconocimiento social, fe