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LOS SATELITES ARTIFICIALES

En el contexto de los vuelos espaciales, un satélite es un objeto que ha sido


puesto en órbita intencionadamente. Estos objetos se llaman satélites
artificiales para distinguirlos de los satélites naturales, como la Luna de la
Tierra.
El 4 de octubre de 1957 la Unión Soviética lanzó el primer satélite artificial, el
Sputnik 1. Desde entonces, alrededor de unos 8.900 satélites han sido
lanzados por más de 40 países. Según una estimación hecha en 2018, unos
5000 permanecen en órbita. De ellos, unos 1900 estaban operativos, mientras que el resto ha cumplido con su
vida útil y se han convertido en basura espacial.
Los satélites se utilizan para muchos propósitos. Entre las modalidades
más frecuentes se incluyen a los satélites de observación terrestre
tanto civiles como militares, satélites de comunicaciones, satélites de
navegación, satélites meteorológicos, observatorio espacial. Las
estaciones espaciales y las naves espaciales en órbita también son
satélites.
Los satélites suelen ser sistemas semiindependientes controlados por
ordenador. Los subsistemas satelitales están a cargo de muchas tareas, como la generación de energía, el
control térmico, la telemetría, el control de altitud, la instrumentación científica, la comunicación, etc.
Se pueden clasificar los satélites artificiales en dos grandes categorías: Satélites de Observación y Satélites de
comunicaciones.8

Entre los satélites de Observación se incluyen todos


aquellos que recopilan datos y los envían a la tierra para
su uso. Una gran cantidad de satélites en esta categoría
toman fotografías de la propia tierra (o el cuerpo al cual
orbitan), usando diferentes longitudes de onda. Pero
también incluyen muy diversos campos de observación,
como fotografía u observación astronómica, detectores
del ambiente espacial (rayos cósmicos, viento solar,
magnetismo), y otros campos.
Entre los satélites de Comunicación se incluyen los
usados para retransmisión de señales de un punto a otro
de la tierra, facilitando las comunicaciones y la difusión. Este es el uso más comercial de los satélites e incluye
cobertura a radio, televisión, internet, telefonía y otros usos.

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