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Estudiar
sin sufrir
2da edición (ampliada y revisada)
3
Un manual de técnicas de estudio
y planificación para que diseñes
tu propio método de estudio
2da edición (ampliada y revisada)
Un manual de técnicas de
estudio y planificación para
que diseñes tu propio
método de estudio.
pragma®
Estudiar sin sufrir (ebook)
Segunda edición
primavera 2022
versión 2.0.1
00 02
Hola!
Hábitos a
incroporar
Página 10
Introducción
Página 40
1. Dormir 8 horas
Página 11
Qué implica estudiar
Página 40
2. Planificar comidas
Página 12
¿Qué vamos a ver en
Página 41
este libro? Un resumen
3. Ejercicios
de cada capítulo
Página 41
01
4. Tiempo de ocio
Página 42
5. Llevar materias al día
03
Página 43
Planificación
6. Empaparte de los temas
del estudio
de cada materia por
otros medios
Página 14
1. ¿Por qué hay que Página 44
Claves para
7. Hacé un grupo de
una buena
planificar el estudio?
sesión
estudio
Página 17
2. Estrategia a largo Página 45 Página 50
plazo 8. Mantené ordenados tus 1. Espacio
materiales y apuntes
Página 19 Página 56
3. Estrategia universitaria Página 46 2. Antes de empezar
/ terciaria 9. Premiate
Página 57
Página 24 Página 48 3. Tips para mantener la
4. Planificar 10. Hábitos que NO concentración
Hoja de ruta
04
Técnicas
05
de estudio
Página 60
0. Introducción
Página 104
8. Tips para exámenes
Página 62 Preparación
1. Apuntes en clase de exámenes orales
Página 106
Página 66
9. Tips para exámenes
2. Lectura Página 96
multiple choice
1. Ansiedad
Página 72
Página 107
3. Subrayado Página 96
10. Tips para exámenes
2. Programa
virtuales
Página 74
4. Notas al margen Página 97
Página 108
3. Reunir materiales
11. Tips para hacer trabajos
Página 76
prácticos
5. Esquemas Página 97
4. Estrategia
Página 109
Página 80
12. Qué hacer si reprobás
6. Resumen Página 98
5. Planificación
Página 84
7. Autoevaluación (repaso Página 102
activo) 6. El día antes de rendir Página 110
Conclusión
Página 91 Página 103
8. Repaso (repetición 7. Tips para exámenes Página 111
espaciada) escritos Información adicional
00.
Hola!
9
Introducción
Estudiar es una práctica que va mucho más allá de tener una carrera
o aprobar una materia.
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Qué implica estudiar
• Relajado
• Alimentado
• Hidratado
• Descansado
Organizándote con tiempo (para todo, más allá del estudio), descansando,
saliendo a divertirte, haciendo cosas que despierten tu curiosidad e
interés, comiendo bien, haciendo ejercicio, escuchando música.
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¿Qué vamos a ver en este libro?
Un resumen de cada capítulo
Razones por las cuales hay que planificar el estudio. Trazar una estrategia
a largo plazo. Estudiar y trabajar. Elegir las materias de forma estratégica.
Diseñar el año académico. Planificación del cuatrimestre, de cada mes,
semana y día.
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01.
Planificación
del estudio
130
¿Por qué hay que
planificar el estudio?
3 motivos principales:
Estudiar es una actividad intensa y difícil porque implica permanecer mucho tiempo
sentado y porque requiere de mucha concentración.
Ninguna de esas 2 actividades son fáciles para los seres humanos. Nuestra mente se
dispersa, quiere saltar de un lado a otro y se distrae como tendencia natural. Dado ese
contexto, nuestra mente siempre va a encontrar una forma de procrastinar el estudio. Nos
genera resistencia.
Para vencer esa resistencia, lo mejor que podemos hacer es planificar. Esto implica
anticiparse y dejarnos instrucciones claras, concretas y con un límite de tiempo. No es lo
mismo para nuestro cerebro decir:
El primer escenario genera resistencia, el segundo es más amable. Y es así por 2 motivos:
Esto hará que sea más sencillo EMPEZAR a estudiar. Y empezar es la parte más difícil
y la más importante de cualquier proceso.
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1.2. Para transformarlo en un hábito
El problema es que generar hábitos es un proceso lento y en el que hay que tener mucha
paciencia. Pero una vez que lo adquirís, vas a notar cómo todo empieza a fluir.
Nuestro objetivo principal tiene que ser, entonces, transformar al estudio en un hábito. Una
de las técnicas más efectivas para incorporar hábitos es PLANIFICAR.
Podría tratarse de una planificación con horarios fijos, por ejemplo: estudio de lunes a
viernes de 11 a 13hs. O podría ser asociándolo a otras actividades: estudio de lunes a
viernes después de desayunar.
Pero tengamos presente que tenemos una tendencia a procrastinar actividades como
el estudio. Por eso, es muy útil tener horarios o momentos fijos para hacerlo. Esto va a
ser particularmente importante al principio, mientras generás el hábito. Más adelante vas a
poder improvisar mejor y con menos riesgos.
Por supuesto que una buena planificación también va a mejorar tu rendimiento. Pero ese no
es el único objetivo. El objetivo es disminuir la ansiedad y el estrés y que no sacrifiques
tu bienestar por tener (o para mejorar) una carrera. En definitiva, estudiás para mejorar
tu calidad de vida y no para disminuirla.
Estudiar, entonces, no tiene que implicar sacrificar salidas con tus amigos, ni tiempo de
descanso. Y no tiene por qué ser tedioso ni aburrido (si nos comprometemos a avanzar un
poquito cada día).
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Planificar te va a permitir entrar en un círculo virtuoso en el que vas a utilizar la ley del
menor esfuerzo:
• Estudiar un poquito cada día supone mucho menos esfuerzo que 5 días de jornadas
maratónicas y sacrificios.
• Si planificás horarios realistas y no faltás a clase, vas a comprender más rápido los
contenidos y vas a precisar de menos repasos.
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2. Estrategia a largo plazo
Antes de comprometernos con una planificación, tenemos que tomarnos un tiempo para
reflexionar y diseñar nuestra ESTRATEGIA.
Esta tiene que ser una etapa de autosinceramiento ya que nuestra meta es desarrollar
objetivos realistas. Esta va a ser la clave para que nuestras planificaciones sean cumplibles
y sostenibles.
Puede ser para tener una carrera profesional, para mantener tu mente activa, para obtener
algún puesto laboral, por puro placer. Tratá de identificar y de dejar escrito el motivo que te
lleva a vos, personalmente, a estudiar lo que sea que estés estudiando.
¿Qué tan importante es el estudio en relación a mis objetivos a largo plazo? ¿Cuántos
objetivos a largo plazo tengo?
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2.3. ¿Cuál es mi situación actual?
En este momento tenemos que pensar en TODAS las actividades que realizamos a diario.
Tareas de la casa, cuidado de algún hijo o familiar, tiempo de ocio (salidas, actividades que
te gusten), trabajo, algún tratamiento que estés haciendo, etc.
No importa que sean solamente 40 minutos, te aseguro que con ese tiempo podés tener
una sesión muy efectiva. Lo importante es ser realistas.
No tenemos que juzgarnos. Puede ser que necesites notas altas para obtener una beca, o
puede ser que simplemente te gusten las notas altas. También puede pasar que la nota te
de lo mismo y está perfecto.
Si lo que querés son notas excelentes, vas a tener que dedicarle bastante tiempo a cada
materia. Por lo tanto, es probable que convenga abordar menos materias de entrada o ser
consciente de que vas a tener que sacrificar otras actividades.
Si lo que buscás son notas para aprobar con tranquilidad, entonces no es necesario que te
presiones para estudiar muchas horas cotidianamente. Pero si nos aferramos a este plan,
no tiene sentido que nos pongamos mal si no obtenemos notas de excelencia.
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3. Estrategia universitaria/terciaria
Si estudiás en alguna institución, ya sea universitaria o terciaria, partimos con una ventaja: la
propia institución nos da un plan de estudios con el cual podemos empezar a organizarnos.
La mayoría de las instituciones tienen presente que sus estudiantes son también trabajadores
y la oferta horaria es mayor en la franja horaria post 18hs. Sin embargo, considerá que
también podés tratar de negociar con tus empleadores.
Por ejemplo, quizás una materia solamente tiene horarios a la mañana y eso lo podés
conversar. Se podría solucionar saliendo otro día de la semana un poco más tarde. No
tengas miedo de charlar estas cosas porque casi siempre tienen solución y no se pierde
nada intentando.
Para estos casos vas a precisar que la facultad te extienda un certificado de examen. No
te cuelgues con eso porque te lo van a pedir. Te copio lo que dice el sitio web del gobierno
nacional con respecto a la Ley 20.744 (Ley de contratos de trabajo):
“Si soy estudiante secundario o universitario, ¿tengo derecho a una licencia por exámenes?
Sí, tenés derecho a que te den 2 días de corrido por examen, con un máximo de 10 días
por año calendario. Tenés que acreditar ante el empleador haber rendido el examen
presentando el certificado expendido por el instituto en cual curses tus estudios”
Ya sabés que tenés 10 días al año para pedirte. Ahora te toca pensar, ¿cómo los vas a
distribuir? ¿Vas a usar 2 días para una materia fácil o lo vas a guardar para un final difícil?
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¿Te vas a pedir 5 días en el primer cuatrimestre y los otros 5 en el segundo? Estas son
cuestiones que ya podés ir planificando de acuerdo a la magnitud de cada materia que
vayas a cursar.
Antes de empezar a planificar, vamos a decidir las materias que vamos a encarar durante
el año. Lo ideal es terminar esta etapa estratégica ya sabiendo qué vas a cursar tanto
en el primer cuatrimestre como en el segundo.
Para hacer esto, primero tenemos que conseguir el plan de estudios y analizarlo con mucho
detenimiento.
Con esa información vamos a armar nuestro propio rompecabezas teniendo en cuenta
nuestra SITUACIÓN ACTUAL.
Por ejemplo, si mi objetivo es armarme una rutina de estudio equilibrada para sostener
durante el año, lo más conveniente sería:
Otro ejemplo: este año no voy a trabajar durante el primer cuatrimestre pero en el segundo,
sí. En este caso, convendría:
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Otro ejemplo: me lesioné el pie izquierdo y quiero sostener mi estudio lo mejor que pueda.
1. Combinar
Todo es combinable: materias que te gusten, con materias que no te gusten. Teóricas con
prácticas. Fáciles con difíciles. Materias online con materias presenciales para no moverte
tanto.
Acá no hay recetas. Quizás tu estilo es sacarte de encima todas las materias que te disgustan
desde el principio y está perfecto. Tal vez preferís hacer todas las presenciales de entrada.
Pero ahí también estás diseñando una combinación de materias.
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2. Analizar cátedras y contenidos
Para saber combinar, tenemos que conocer las materias. Esto implica entrar a la página
web de la facultad, analizar cada cátedra, entrar a foros, a grupos, lo que sea. Pero tenemos
que investigar cómo está estructurada la materia y cómo es percibida por el resto de los
estudiantes.
En el caso de que haya distintas cátedras por materias, también hay que analizar sus
diferencias. He llegado a ver cátedras totalmente distintas entre sí, al punto de que una no
tenía parciales porque era pura práctica, y la otra tenía una metodología clásica.
La bibliografía puede también variar por completo. Atenti con esto, porque quizás te encanta
la postura de una cátedra y la de la otra no. Siempre conviene priorizar lo que te atraiga más
o lo que te sea más útil.
Lo mismo sucede con las anuales y cuatrimestrales. En mi caso tenía 5 anuales, de las
cuales 3 eran correlativas entre sí. Imaginate que si no hacía una anual por año, no me
recibía nunca más. Claramente me convenía intercalar anuales y cuatrimestrales.
4. Tiempos de traslado
A la hora de elegir la cantidad de materias, no podemos subestimar este punto. Si bien
muchas veces en los traslados podemos leer, no podemos contar 100% con que vamos a
poder tener una sesión de estudio en el colectivo.
Si en total tenés 2 horas de traslado, eso tiene que estar presente en tu planificación y es
tiempo que no le podés dedicar ni al estudio ni a otras actividades (a menos que sea charlar
por teléfono, revisar mails, etc.).
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5. Presupuesto
Ya sea que estudies en una pública o en una privada, también tenemos que tener en cuenta
el presupuesto porque estudiar jamás es gratis. Vas a tener que pagar pasajes, comprar
cuadernos, lapiceras, apuntes. El papel es muy caro y por ende las fotocopias también. Y
estamos hablando solamente de lo básico.
Lo importante es que pienses si vas a poder afrontar los gastos que conllevan las materias
en las que te anotaste. Quizás convenga achicar otro gasto o pedir ayuda, pero lo ideal
sería que este inconveniente no te sorprenda el día que te quedás sin plata y no podés ya
comprarte tus materiales.
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4. Planificar
Planificar se trata de anticipar las decisiones y acciones necesarias para lograr un objetivo
específico, considerando tiempos de ejecución y recursos disponibles.
A la hora de estudiar, más allá de tus materiales, tu mayor y más preciado recurso es tu
tiempo y tu energía. Es indispensable que empecemos a considerar que nuestra energía
es FINITA; llega un momento en que se acaba y lo único que se puede hacer es descansar.
Planificar es algo que parece complejo pero que, en verdad, es bastante simple. Si alguna
vez hiciste una lista de supermercado, significa que ya planificaste alguna vez.
La clave será transformar a la planificación en un hábito. Lo vamos a ver más adelante, pero
te anticipo que no lleva mucho tiempo. Todo lo contrario. No solo lleva muchísimo menos
tiempo del que te imaginás, sino que incluso te va ahorrar tiempo (y malestares).
Lo complicado de planificar es, sencillamente, que nadie nos enseñó a hacerlo. Y eso es lo
que vamos a ver en todo lo que queda de este capítulo.
1. Ser realistas
Tener siempre presente que la planificación (ya sea objetivo o tarea) debe ser REALISTA.
La planificación no tiene nada que ver con la formulación de deseos.
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2. Ser flexibles
Hay algo que tenemos que aceptar cuanto antes: SIEMPRE, pero siempre, va a haber
imprevistos. Son totalmente inevitables y parte de la vida. Nuestra planificación tiene que
contemplar que los imprevistos existen y por ese motivo, no debemos llenar nuestra agenda
de actividades. Siempre tiene que haber algún espacio libre.
Tampoco debemos sentirnos mal si no podemos cumplir 100% con nuestra planificación.
Tenemos que recordar que la planificación es una GUÍA y que no hay necesidad de cumplirla
a rajatabla.
Por ese motivo, es muy importante aprender a diferenciar cuáles son las tareas más
importantes y prioritarias que tenemos en el día. De esa manera, si surge un imprevisto, ya
sabemos cuáles son aquellas tareas que podemos postergar sin problemas.
La planificación no tiene que ser una fuente de estrés. Al contrario, se trata de una habilidad
para ayudarte a disminuirlo. Por eso, no te culpes: la vida es muy complicada y todo puede
reorganizarse.
También es probable que tu primer método te cueste, se te escapen cosas o lo sientas tedioso
o insuficiente. Pero apenas domines tus primeras herramientas, casi que naturalmente vas
a pasar a experimentar herramientas nuevas.
4. Animarnos a experimentar
Oscar Wilde dijo una vez: “La educación es algo admirable, sin embargo, es bueno recordar,
que nada que valga la pena se puede enseñar”. Con esto quiso decir que lo más importante
a la hora de aprender es la EXPERIENCIA.
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Si nunca te pusiste un objetivo: no tengas miedo, hacelo. Si no lo cumplís no pasa nada,
la próxima vez lo vas a hacer mejor. Lo mismo con técnicas de estudio: ¿nunca probaste
autoevaluarte? Probalo, solo experimentando te vas a dar cuenta si te sirve o no.
Todo aquello que no te sirva, descartalo. Pero antes dale algunas oportunidades.
5. Ir de mayor a menor
A la hora de organizarnos, siempre vamos de mayor a menor.
• Con los objetivos del mes, identificamos las tareas necesarias para la SEMANA.
• Una vez planificada la semana, nos dejaremos instrucciones claras para cada DÍA.
Para hacer una lista de tareas, siempre debemos recurrir a una lista de tareas más grande
para evaluar con cuál conviene empezar. Ir de mayor a menor nos hará más sencillo el
ejercicio de PRIORIZAR y elegir nuestras tareas. Nos permite verlas en perspectiva con
todo el resto de nuestros quehaceres y objetivos.
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2. Calendarizar eventos o tareas personales
Lo volvemos a repetir: tenemos que incluir en nuestras planificaciones todos aquellos
asuntos de nuestra vida personal. En nuestra vida cotidiana, nuestras tareas siempre
están mezcladas. Por eso, prestemos atención a:
• Fechas de cumpleaños
• Eventos importantes (fiestas, eventos, casamientos, etc.)
• Otros cursos que estés haciendo
• Tratamientos o chequeos médicos
• Viajes
• Momentos especiales de trabajo (presentaciones, lanzamientos, etc.)
• Mudanzas
En resumen, cualquier actividad que te vaya a consumir tiempo. Si tenés que organizar una
mudanza, es probable que durante esos días no le puedas dedicar tiempo al estudio.
• Calendario de pared
Ideal para tener cerca del escritorio y para personas muy visuales.
• Agenda tradicional
Acá no te va a entrar una planificación minuciosa, pero es útil para el manejo de fechas
importantes.
• Planner anual
• Google Calendar
Te permite marcar todas tus fechas importantes e incluso programar alarmas. Sin embargo,
ojo con el celular. Ya sabemos que es una fuente de distracciones. Si te cuesta concentrarte,
lo más conveniente es que pruebes herramientas en papel y que las tengas siempre con
vos en tu escritorio o mochila.
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4. Horarios fijos
Una vez señaladas todas las fechas importantes (tanto académicas como personales),
podemos elaborar nuestra grilla de horarios fijos.
Se trata de la típica grilla que usabas en el colegio, en la que ponías a qué hora empezaba
y terminaba cada materia.
Por ejemplo:
• Horarios laborales
• Horarios de cursada
• Terapia
• Ejercicio
1. Fechas importantes
Para organizar el mes, tenemos que prestar atención y anotar las siguientes fechas
importantes:
• Fechas de parciales
• Fechas de exámenes finales
• Fechas de entrega de trabajos prácticos
• Fechas de recuperatorios
• Fechas de reuniones con grupo de estudio
• Eventos personales
Cuidado: estas fechas casi nunca están dadas de antemano. Lo más común es enterarse
de fechas de exámenes sobre la marcha. Por eso, es indispensable que adquieras la práctica
de ANOTAR y que siempre tengas a mano alguna herramienta para hacerlo de forma
rápida (celular, anotador o agenda).
Además del estudio, ¿qué tenés este mes? ¿Un cumpleaños, un turno con el médico, un
viaje? La idea de esta etapa es que puedas visualizar cuáles son los días del mes que
NO vas a poder estudiar. Esos días ya tachalos, reservalos para tus cuestiones personales.
Los días que te queden libres, son los días que podés dedicar al estudio y los vamos a
planificar semana a semana y día por día. Pero antes de pasar a esa etapa, vamos a trazar
los objetivos del mes.
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2. Objetivo general del mes: horas de estudio
Basándote en todas las actividades y exámenes que tenés en el mes, podés trazar un
objetivo de horas de estudio.
¿Cuántas horas por día pensás que vas a poder estudiar? o bien, ¿cuántas horas
semanales podés dedicarle al estudio?
Podría ser:
• “Este mes tengo varios parciales, así que voy a estudiar 2 horas por día de lunes a viernes.
En su defecto, tengo que tratar de llegar a las 10 horas semanales”
• ”Este mes es tranquilo, tengo que llevar las materias al día. Con dedicarle 1 hora por día
voy a andar bien”
Aclaración: no hace falta que cumplas a RAJATABLA ese objetivo. Lo importante es que
a fin de mes vas a poder reflexionar:
Si el primer mes estudiaste 5 horas por semana y te resultaron insuficientes, ya sabés que
el mes siguiente tenés que probar con un poco más.
1. Estudiar todos los días un poco de cada materia para llevarlas al día. Llegar a clase con
los textos leídos o con los ejercicios hechos.
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2. Preparar el trabajo práctico de metodología desde cero, límite de tiempo: 2 semanas para
no extenderme
3. Preparar el examen final. Me falta estudiar la última unidad y repasar todo el contenido.
Para las fechas es muy importante que sean VISIBLES. Tratá de encontrar una herramienta
que te quede cómoda para tener siempre a la vista y poder ACTUALIZARLA. Recordemos
que en el transcurso del mes nos vamos enterando de nuevas fechas importantes.
No te saltes este paso, durante la semana no vas a dedicarte a planificar sino a ejecutar y a
ajustar lo que sea necesario a medida que pasen los días.
Antes de planificar, tenemos que ver CUÁNTO tiempo tenemos disponible para estudiar.
Es el momento de que analices tu semana a nivel personal. ¿Es una semana “normal” o
tenés algún otro compromiso extra?
• El lunes de 15 a 17
• El martes de 13 a 14
• El miércoles de 15 a 17
• El jueves de 9 a 11
• El viernes de 13 a 14
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2. Tareas concretas de la semana
La pregunta que tenemos que hacernos para organizar la semana es: ¿qué pequeños
pasos puedo dar esta semana para cumplir mis objetivos del mes? Tenemos que
intentar ser muy específicos. Veamos algunos ejemplos ilustrativos para armar la lista de
tareas de la semana:
• Preparar el final
• Inscribirme en el examen, resumir la unidad que me falta y repasar toda la primera unidad.
3. Plasmar la planificación
Ya sabés QUÉ DÍAS y EN QUÉ HORARIOS vas a estudiar y ya sabés QUÉ tenés que hacer.
Ahora es el momento de distribuir las tareas en los distintos días que tenés disponibles
para estudiar.
Aquellos días que tengas varias horas disponibles, podés encarar las tareas más complicadas
(la primera lectura de un texto, un tema nuevo). Los días que tenés solamente un ratito
disponible, podés hacer un resumen o repasar un texto.
RECORDATORIO: reservá tiempo siempre para ocio y para las actividades que te gustan.
La semana no debe ser puro estudio o trabajo. Hace falta descomprimir. No subestimes
esto.
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5. Time blocking, una herramienta para organizar la semana
Básicamente, se trata de gestionar la semana a partir de dividirla en bloques. A cada
tarea o actividad hay que preasignarle:
• Un día
• Un horario de inicio y
• Un horario de cierre
Es muy parecido a lo que usábamos en secundaria, donde poníamos las distintas materias y
hasta los recreos. La diferencia es que acá podemos incluir más actividades, por ejemplo:
horarios de comidas, terapia, ejercicio, salidas, etc.
No hace falta armar bloques con horarios fijos para todo, por supuesto. Seleccioná las
actividades que más te sirvan.
Esta técnica podés llevarla a cabo tanto en papel como de forma digital.
Para hacerla en papel solamente necesitás una grilla de horarios semanales para completar.
Podés imprimir varias copias y las vas diseñando semana a semana. Tiene de positivo que
genera menos distracciones y que te puede quedar siempre a la vista. Sin embargo, Google
Calendar es una buena opción si preferís lo digital.
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4.6. Planificar el dia
Una vez que tengas tu planificación semanal, vamos a pasar a diseñar el día o la SESIÓN
DE ESTUDIO.
La clave para planificar el día es que SIEMPRE esté organizado de antemano. Por eso, lo
más recomendable es:
• Vamos a tener semanas “normales” (es decir, para llevar las materias al día) y semanas
de exámenes (en las que vamos a tener que dedicar más tiempo al estudio).
• Las sesiones no tienen por qué ser muy largas. Con 40/45 minutos podés tener una
buena sesión.
2. Tareas concretas
A la hora de anotar nuestras tareas, tenemos que intentar que sean lo más CONCRETAS
posibles. Para eso, es conveniente que empecemos con un VERBO.
Por ejemplo:
• Leer
• Subrayar
• Resumir
• Analizar
• Investigar
• Repasar
• Autoevaluar
• Escribir
• Dibujar
• Comparar
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Ejemplos aplicados:
• Puede ser un planner o agenda con una hoja por día, con bastante espacio
• También puede ser un cuaderno punteado o liso, estilo bullet journal. En este caso vas
haciendo una checklist tras otra y tiene como ventaja que no perdés las checklist anteriores
(como en el caso de un block con hojas arrancables)
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4. Diseñar el día de forma estratégica
Para diseñar sesiones de estudio eficientes, tenemos que entender muy bien cómo funciona
nuestra concentración y nuestra productividad:
Conociendo esto, lo mejor que podemos hacer es clasificar nuestras tareas según su
complejidad para distribuirlas en los momentos más adecuados.
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5. ¿Qué hacer en cada etapa?
Etapa 1
Acá tenemos que intentar hacer algo que nos haga entrar en calor y que despierte nuestro
interés. Por ejemplo:
• Leer tu planificación del día y ver, según tu estado de ánimo y coyuntura, si tenés que
realizar algún ajuste
• Juntar tus materiales y disponerlos sobre el escritorio
• Repasar lo que viste la última sesión
• Leer los apuntes que tomaste en una clase
• Resumir un texto que te gusta
Etapa 2
Acá vamos a ubicar las tareas que te resulten más pesadas, por ejemplo:
Etapa 3
Ejemplos:
36
4.7. Tips extra para planificar
1. Si vas a tener una jornada más o menos extensa (más de 1 hora), conviene ALTERNAR
materias para no aburrirte y mantenerte concentrado durante más tiempo.
2. Identificá cuáles son los momentos del día en los que tenés MÁS ENERGÍA. ¿Sos
de concentrarte más a la mañana? Entonces, lo mejor sería estudiar en esa franja horaria
(o por lo menos dejar las tareas más complejas para esos momentos).
4. Generate rutinas. Si tus horarios te lo permiten, lo ideal sería estudiar todos los días a la
misma hora. De esta forma, vas a generar un acostumbramiento difícil de quebrar.
En caso de no poder siempre en el mismo horario, tratá de enlazarlo con otras actividades,
por ejemplo:
• Para las tareas que te cuestan, proponete pasos muy muy pequeños
• Ponele tiempo límite a tus tareas así tu cerebro sabe que pronto se va a relajar
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4.9. Resumen general del capítulo:
38
02.
Hábitos a
incorporar
39
1. Dormir 8hs
¿Alguna vez te pasó que antes de un parcial soñaste con el contenido de la materia?
Si bien algunas veces soñamos con situaciones estresantes (por ejemplo, una llegada tarde
al parcial), muchas veces simplemente soñamos con el contenido. En esos casos, nuestro
cerebro está organizando y procesando la información.
Más allá de los beneficios de dormir lo suficiente, te aseguro que también te va a AHORRAR
tiempo. Un cuerpo descansado se concentra más fácilmente y absorbe conocimientos con
menos esfuerzo y en menos tiempo.
2. Planificar comidas
Una buena alimentación es el mejor combustible para estudiar. Funciona igual que el sueño:
si comiste bien, vas a necesitar menos tiempo y menos esfuerzo para estudiar.
Por eso, lo peor que podemos hacer es forzarnos a estudiar con hambre. Siempre, pero
siempre, va a ser más conveniente que frenes a comer: aunque estés estudiando contrarreloj.
Si solés tener muchos problemas en este ámbito, lo mejor sería consultar con un profesional
para que te arme una planificación completa y a tu medida. La alimentación, al igual que el
descanso, es FUNDAMENTAL y se merece toda tu atención.
40
Planificar tus comidas, entonces, es una decisión muy estratégica. Y para hacerlo podemos:
• Tratar de comer siempre a la misma hora, para generar una rutina y no saltearnos platos.
• Planificar de antemano las comidas de toda la semana
• Planificar las compras, para evitar que te falte el tomate cuando te estás preparando el
almuerzo.
• Cocinar platos para freezar, para que solamente tengas que descongelar.
3. Ejercicio
Si ya sos una persona deportista, sostener esta actividad tiene que continuar siendo una
prioridad. Lejos de quitarte tiempo, va a ayudarte a rendir mejor.
Quizás el deporte no es lo tuyo, o estás con alguna limitación física. Pero tengamos presente
que no hace falta ni salir a correr ni ir al gimnasio a sacar músculos.
Movernos libera estrés y aumenta nuestra creatividad y nuestra capacidad de atención. Por
eso, dentro lo posible, tratá de dedicarle un poco de tiempo a este tipo de actividades.
4. Tiempo de ocio
El tiempo de ocio es igual de importante que el descanso y la alimentación.
Hacer las cosas que más te gustan es muy estimulante: aumenta tu energía, tu creatividad
y mejora notablemente tu estado de ánimo. Todo eso es MUY necesario a la hora de
estudiar.
41
Ya lo hablamos en la etapa de planificación, pero tenelo presente: incluí el tiempo de ocio a
tu vida cotidiana como algo NECESARIO. No se trata de un premio.
Lo importante es que estos momentos sean de CALIDAD. Para eso, es muy importante que
no los encares con culpa. Tomalo como parte necesaria del estudio. Una mente liberada,
relajada y estimulada SIEMPRE va a rendir mejor.
Si lográs esto, los momentos de exámenes o de trabajos prácticos te van a resultar muchísimo
más fáciles.
Si ya estás cursando y estás atrasado con tus lecturas, tu primer objetivo debería ser ponerte
al día con esas materias.
1. Llegá a la clase con los textos leídos o con los ejercicios hechos
En general, el profesor siempre te avisa con qué materiales van a trabajar en la siguiente
clase. Siempre leé el texto o hacé los ejercicios ANTES de la clase, no después.
Esto es para aprovechar mejor la clase. Si ya sabés de qué está hablando el profesor, tu
comprensión va a ser mucho más alta. Además, es la instancia perfecta para que preguntes
todas tus dudas.
Asistir a la clase es fundamental. Por eso es importantísimo que cuando decidas qué
materias vas a cursar, lo hagas de forma realista. Si tu agenda está muy ajustada, ir a clase
es lo primero que vas a sacrificar.
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5. Preguntá en clase
Las clases están para que preguntes. No sientas que eso molesta o interrumpe. Por
supuesto, tampoco se trata de preguntar cualquier cosa que se nos cruce por la cabeza. A
medida que la clase avanza, podés ir anotando tus preguntas para hacerlas en momentos
de interrupciones o al final de la clase.
6. Si te sirve, considerá grabar las clases para poder volver a escucharla en tus traslados
o “tiempos muertos” (por ejemplo, mientras lavas los platos). Antes de grabar, preguntale
al profesor si esto está permitido porque muchas veces NO lo está. Pero cuidado, que tu
grabación no sea una excusa para no prestar atención en clase. Grabar la clase nos debería
servir como apoyo y no como sustituto.
7. Siempre tené en tu mochila algún texto o material para aprovechar “momentos muertos”.
Quizás te quedás atascado en el tráfico, el médico te deja esperando, etc. En esos casos,
no lo dudes y ponete a adelantar tus lecturas.
Es evidente que no vamos a dejar de usar nuestros celulares, y de más está decir que
solemos usarlo MUCHO a lo largo del día. Por eso, te sugiero que trates de seguir cuentas
relacionadas a la materia que estés estudiando.
Podés seguir cuentas de instagram, youtube, twitter. También podés buscar podcasts para
escuchar en tus traslados o buscar documentales o películas que hablen sobre el tema.
En instagram y youtube hay muchísimas cuentas de estudiantes que relatan su día a día
estudiando sus materias. Incluso hay cuentas que hacen apoyo de materias específicas.
Esto es interesante porque mientras estás mirando cualquier tipo de posteo, de pronto podés
encontrarte con información valiosa para tus estudios.
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7. Hacé un grupo de estudio
Tus compañeros son tus aliados, juntos están atravesando el mismo proceso educativo.
Por eso, es muy importante que adquieras el hábito de relacionarte con algunos de tus
compañeros.
Pueden tener simplemente un grupo de chat en el que se cuenten las novedades, hagan
consultas, se pasen apuntes etc.
Pero también pueden reunirse a estudiar juntos, ya sea en persona o por videollamada.
Hacer el esfuerzo de explicar un concepto o un ejercicio a otra persona es una técnica
poderosísima de estudio.
Si sos una persona sociable, esto no va a representar un problema para vos. Si no lo sos,
no tengas vergüenza. Todos están en tu misma situación y estar conectados siempre
aporta.
En mi caso personal, siempre fui tímida y esto era algo que me costaba. Pero con relacionarte
con 1 o 2 compañeros, ya está. No hace falta que te hagas un grupo de amigos, ni que el
grupo sea grande tampoco.
Por lo menos está bueno que tengas el contacto de 2 compañeros para mantenerte
actualizado.
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8. Mantené ordenados tus
materiales y apuntes
Tips:
• Comprá o conseguí una abrochadora para mantener tus textos ordenados
• Imprimí el programa de la materia y dejalo abrochado junto a los textos que lo componen.
• Ordená los textos según el orden del programa, en el orden que los vieron en clase o
agrupalos por tema.
• Conseguí folios para agrupar materiales, por ejemplo apuntes de una materia o los
programas.
• Utilizá un cuaderno por materia, o bien agrupá en el mismo cuaderno aquellas materias
que curses el mismo día (para evitar cargar mucho la mochila)
• Guardá tus materiales siempre en el mismo lugar de tu casa. Procurá que sea un lugar
donde te entre todo junto. La idea es que todo pueda quedar guardado y que tenga su propio
lugar para que no nos quede siempre arriba de la mesa (es importante poder desconectar
del estudio).
• Conseguí una cartuchera donde te entre todo lo que necesitás: lapiz, lapicera, resaltadores,
regla, calculadora, etc. De esa manera, cuando te sientes a estudiar, no tenés que andar
buscando los materiales por diferentes sectores de tu casa.
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9. Premiate
¿Alguna vez pensaste porque los videojuegos son tan adictivos? Básicamente, funciona
así porque constantemente estás logrando objetivos, recibiendo felicitaciones, subiendo
niveles, obteniendo premios, etc.
Es una estrategia muy útil para mantenernos motivados. Pero ojo, nunca, pero nunca
jamás te castigues. Lo único que vas a lograr es dañar tu autoestima. Si no lográs lo que
te propusiste, debemos hacer una revisión de la etapa de planificación y NO castigarnos.
A la hora de elegir los premios, tenemos que pensar que tienen que ser proporcionales
al esfuerzo que hayamos hecho. Por ejemplo, si leíste durante una hora no vas a tener el
mismo premio que si aprobaste un final.
Un final aprobado puede merecer un premio grande, como un fin de semana libre o 2 días
libres de estudio, por ejemplo. En cambio, haber leído durante 1 hora, merece un premio
más pequeño, como por ejemplo darte un baño relajante.
Tampoco es ideal que los premios siempre estén relacionados con consumir o gastar
dinero. Si aprobaste un final, por ejemplo, puede ser que te compres algo que te guste. Lo
ideal es no ligarlos siempre con consumos porque se nos pueden desbaratar las finanzas.
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Ideas de premios:
• “Si esta semana cumplo mis objetivos, el fin de semana voy a _____”
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10. Hábitos que NO
• Hacer comentarios negativos sobre vos mismo. No seas tu peor enemigo: hacés lo que
podés. Focalizate en lo que podés mejorar y trazá un plan para ir de a poquito.
• Estudiar en la cama.
• Desligarte del estudio hasta que tenés una fecha de entrega o de examen.
• No dedicarte tiempo de ocio o de autocuidado (comer rico, dormir bien, hacer ejercicio,
etc).
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03.
Claves para
una buena
sesión
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1. Espacio
A la hora de estudiar, el contexto es MUY importante. Por eso, para tener una buena
sesión de estudio, tenemos que diseñar nuestro espacio de manera estratégica.
Ya que estudiar tiende a resultar tedioso, lo mejor que podemos hacer es tener un espacio
que nos resulte cómodo y agradable. Un lugar que mires y que te den ganas de sentarte,
que te inspire y que facilite la concentración al mismo tiempo.
No se recomienda estudiar todos los días en lugares diferentes, sobre todo si te cuesta
adquirir el hábito de estudio.
Esto no quiere decir que tengas que usar el mismo lugar para siempre. De vez en cuando
podés probar de mover el escritorio de lugar o darlo vuelta para que apunte hacia otro lado.
También podés modificar su decoración de tanto en tanto, para sentir que estamos en un
lugar nuevo.
En resumen, conviene que sea un lugar más o menos fijo, pero lo podés ir modificando
a lo largo del tiempo. Lo que tenemos que evitar es estar todos los días pensando: “¿dónde
voy a estudiar hoy?”
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Si solés estudiar en tu habitación, podés proponerte usar otro espacio de tu casa para
actividades recreativas. Por ejemplo: estudio en mi habitación pero veo películas en el living
(o viceversa).
Preparar un lugar exclusivo es muy útil si hacés muchas actividades en tu casa. De esa
manera, establecés una separación entre las distintas dinámicas. Si no, la vida parece
un continuo en el que se mezclan descanso y obligaciones.
Si tu espacio es pequeño y tenés una sola mesa para comer, trabajar y estudiar; lo
más importante va a ser mantenerla ordenada. Para eso, es clave que tengas carpetas
archivadoras, cajones o recipientes donde guardar los distintos materiales.
El peor enemigo del estudio es la distracción. Por eso, tenemos que intentar que nuestra
mesa de trabajo esté lo más vacía y ordenada posible.
Esto no quiere decir que no puedas tener NADA a la vista. Si te gusta la decoración, podés
poner algunos cuadros o alguna planta, por ejemplo.
Lo que tenemos que tratar de evitar son los elementos y objetos que sabemos que
nos van a distraer. Por ejemplo: una televisión, una ventana con vista a una calle muy
transitada, el celular, una pintura muy estridente y con muchos detalles, una colección de
muñequitos, etc.
1.4. Iluminación
Siempre la mejor iluminación será la natural. Por eso, en la medida de lo posible, conviene
aprovechar ese rango horario. A menos que te concentres mejor a la noche o que solamente
puedas en ese horario por otras obligaciones.
En cuanto a la iluminación artificial, conviene tener una luz para el ambiente y otra para
el escritorio, más focalizada. El objetivo es no generar sombras y no esforzar la vista.
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Ya sea que tu casa sea poco luminosa o que suelas estudiar de noche, va a ser clave que
te tomes el tiempo de pensar la iluminación que necesita tu espacio en particular.
Quizás tengas que amurar una lámpara o conseguir un velador, por ejemplo.
1.5. Temperatura
En verano, tratá de aprovechar al máximo las primeras horas de la mañana y las últimas de
la tarde. El mediodía es un mal momento, a menos que tengas un buen aire acondicionado.
También tené siempre a mano agua fría y fruta fresca.
En invierno, además de abrigarnos bien (incluso con ropa térmica), podemos probar bolsas
de agua caliente, infusiones y estufas que podamos enchufar cerca nuestro. Con el
frío se nos ponen las manos frías y así no se puede estudiar.
No es para todo el mundo, pero la música y los aromas pueden ayudarte a generar un clima
muy agradable y relajante.
Con respecto a la música, conviene que no tenga letra, que sea tranquila y que esté a un
volumen muy moderado.
Ejemplos: música clásica, estilo lo-fi, jazz tranquilo, bandas sonoras de películas que te
gusten o incluso de videojuegos. También sonidos ambiente, por ejemplo ruido de mar,
de fogata, de bosque. En Youtube y Spotify hay un montón de listas de reproducción para
estudiar, incluso vos podrías armar las tuyas propias.
Para aromatizar podés usar velas o difusores. También podés tener bolsitas de tela con
hierbas secas. Incluso podés tener una maceta con albahaca, lo que se te ocurra.
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1.7. Postura
Se recomienda:
En toda negociación hay que ceder. No podemos pretender que nadie haga ruido en
ningún momento. Quizás podés pedirles una hora de silencio al día o aprovechar las horas
en las que salen o duermen.
Charlá con ellos. Contales lo que te pasa, lo que necesitás y preguntales qué necesitan
ellos de vos. Vos necesitás que hagan silencio, pero quizás la otra persona necesita que vos
dejes ordenadas las cosas. Seamos estratégicos y conversemos.
En los casos de casas con mucha gente y ruido, puede ser muy útil invertir en unos buenos
auriculares que aíslen bien el sonido del ambiente. Con unos buenos auriculares y un
sonido de lluvia, por ejemplo, te vas a concentrar más fácil.
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1.9. Estudiar fuera de casa
Si tu casa es ruidosa o pasás mucho tiempo fuera de tu casa, no es problema. Hay muchos
lugares que podemos aprovechar. Por ejemplo:
Para estos casos es muy importante ser organizado con los materiales para siempre
transportar todo lo que necesitás: tanto tus textos y apuntes como algo para picar y tomar.
Además, para los lugares ruidosos (como una cafetería), es útil tener auriculares y escuchar
música pensada para nuestros momentos de estudio. Eso va a hacer que te concentres más
fácil y te metas en tu mundo.
Las aulas vacías y las bibliotecas son lugares perfectos para lograr máxima concentración.
Si salís de trabajar a las 18 y recién cursás a las 20, podés buscar un aula vacía para leer
el texto que necesitás para la clase o para practicar algún ejercicio.
En casi todos los barrios hay una biblioteca, algunas son pequeñas y barriales y quizás
no las conocés. Si te cuesta concentrarte en tu casa, averiguá por internet dónde tenés la
biblioteca más cercana y animate a probar. Es una linda experiencia y muy efectiva.
• Los materiales (textos, apuntes, ejercicios, etc.) de las materias con las que vamos a
trabajar ese día. Solamente de esas materias.
• Las herramientas necesarias para hacer el trabajo: lápiz, lapicera, sacapuntas, regla,
compás, resaltadores, lo que necesites.
• Planner y/o agenda. Para revisar y ajustar tus planificaciones pero también para anotar
cualquier idea o tarea (de cualquier tipo) que se te cruce. La idea es anotarlo de forma
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rápida para volver a concentrarte en tu estudio con tranquilidad.
• Diccionario. Es muy útil para no tener que recurrir al celular y no perder el flujo de estudio
en el que ingresaste.
En resumen, evitemos tener la mesa abarrotada de cosas. Siempre tiene que haber algún
lugar libre y disponible para que puedas apoyar tus brazos y una taza de café, por ejemplo.
Esto también es importante porque una mesa muy cargada nos puede dar la sensación de
que tenemos demasiado para hacer.
Evitemos el celular
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2. Antes de empezar
2.1. Meditá/relajá
Muchas veces nos sentamos a estudiar después de haber trabajado o de habernos movido
de un lugar a otro. A veces estamos cansados o hemos dormido mal.
Sea cual sea el caso, es muy interesante empezar la jornada con unos 2 o 3 minutos de
relajación o meditación.
Podría ser sencillamente sentarte con las piernas cruzadas y cerrar los ojos mientras respiras
profundamente. También podría ser una breve sesión de elongación del cuello y la espalda.
¿Cómo te sentís hoy? ¿Estás mal por algún motivo? ¿O estás con un montón de energía y
buen humor?
Según cómo te sientas, evaluá tu planificación y fijate si no tenés que hacer algún ajuste.
Si te está costando empezar, proponete hacer una jornada corta para probar. Por ejemplo:
“Voy a estudiar solamente 40 minutos porque estoy muy cansado. Si después tengo energía,
sigo”.
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2.4. Considerá armarte un ritual o
rutina de inicio de jornada:
Por ejemplo:
• Me preparo un mate
• Mientras tanto, libero la mesa
• Como un refrigerio
• Despliego el material del día en la mesa
• Pongo música ambiente
• Me siento a estudiar
• Si ves que te estás desconcentrando, intentá pasar a una actividad más dinámica.
Por ejemplo, si estás leyendo un texto, probá hacer un esquema. Si tenés que leer ese
texto sí o sí, proponete escribir pequeños resúmenes de cada párrafo en los márgenes
para comprometerte más con la actividad. En resumen, buscá algo donde tu rol sea más
activo.
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3.1. Técnica pomodoro
Esta técnica consiste en usar un temporizador para dividir el trabajo en bloques de
tiempo. Este método pretende ajustarse a las olas de concentración, garantizando el
descanso necesario entre bloque y bloque.
Del mismo modo, los bloques pueden ser también más largos, aunque no se recomienda
que sean de más de 60 minutos.
Como dijimos más arriba, esto va a requerir que hagas tu propia experimentación. Lo
importante es que te quedes con esto: dividí tu atención en bloques y garantizá tu
descanso entre ellos.
Si empezás a hacer esto, vas a notar cómo tu capacidad de concentración aumenta cada
vez más.
Para usar esta técnica podés usar el clásico reloj de cocina, un reloj de pulsera con
temporizador o cualquier reloj digital con temporizador.
Si vas a usar el celular, hay muchísimas apps por ejemplo Focus to-do. Pero cuidado con el
celular y las distracciones. Si vas a usar esto, es preferible que lo combines con apps que te
bloqueen las redes sociales durante un tiempo.
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04.
Técnicas
de estudio
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0. Introducción
Existen muchísimas técnicas de estudio: leer, resumir, hacer esquemas, explicarle a alguien,
etc.
Sin embargo, el método de estudio siempre será único. Es decir, cada estudiante precisará
un determinado conjunto de técnicas. El mayor desafío de cualquier estudiante es
descubrir qué técnicas son las que más le funcionan a la hora de aprender.
Tengamos en cuenta que, en cualquier método, importa más CÓMO hacemos las cosas
que durante CUÁNTO tiempo las hagamos. Leer un texto 10 veces nunca va a ser más
fructífero que leerlo una sola vez pero luego transformarlo en un resumen, luego en un
esquema y luego repasarlo.
Antes de pasar a ver todas las técnicas de estudio, vamos a hablar acerca de CÓMO
APRENDEMOS LOS HUMANOS. Y para hablar de eso, vamos a ver muy brevemente cómo
funciona la memoria. El objetivo es que reflexiones con nosotros para que luego puedas
elegir las técnicas más convenientes para vos.
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• Cuando no tiene importancia o relevancia para vos
• Cuando son demasiados elementos
• Cuando es demasiado complejo
• Nuestra forma de estudiar no debe ser monótona. Debemos combinar distintas técnicas
de estudio porque: si todas nuestras actividades se parecen, nada resalta. Por lo tanto,
no nos impacta y no retenemos la información. Leer, releer y releer un texto no es lo más
eficiente.
• Apuntes en clase
• Lectura
• Subrayado
• Notas al margen
• Resumen
• Cuadros y esquemas
• Autoevaluación
• Repasos
• Memorización
Si bien las pusimos en ese orden, esto no quiere decir que siempre haya que trabajar de
acuerdo al mismo. Los repasos y las autoevaluaciones no son necesariamente el último
eslabón del estudio. Si estamos cursando, nos vamos a encontrar utilizando distintas técni-
cas de forma simultánea.
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1. Apuntes en clase
Tomar apuntes en clase es fundamental para llevar las materias al día. Muchas personas
tienen esta duda: ¿conviene escuchar la clase o tomar apuntes? La respuesta es: las dos
cosas.
Si solamente escuchás al profesor, es más probable que termines por distraerte en algún
momento. El hecho de escribir nos hace tener un rol más activo y nos va a permitir
sostener durante más tiempo la concentración.
Tomar apuntes, entonces, es una habilidad que nos va a permitir realizar una ESCUCHA
ACTIVA de la clase. Además, los apuntes son importantísimos a la hora de estudiar y
repasar.
Por ejemplo, si estás en tu casa leyendo un texto complejo y no lo estás entendiendo, los
apuntes te van a servir para mejorar la comprensión. También te van a permitir hacer
énfasis en aquello que más le importa al profesor.
Recordemos que son ellos quienes diseñan el examen, y no los autores. Así que conocer su
punto de vista y tenerlo escrito en nuestros apuntes, es la clave a la hora de prepararnos
para los exámenes.
Escribir a mano requiere de mucha más atención; al ser un proceso más lento tenemos que
hacer el esfuerzo de SELECCIONAR y sintetizar la información. Al tipear, tenemos la
tendencia a transcribir.
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1.2. Tips para tomar apuntes en clase
3. No copies textualmente lo que dice el profesor. Tratá siempre de usar tus propias
palabras. De esa manera, estás elaborando la información y recurriendo a otras palabras
que vos ya conocías previamente.
5. Prestá atención y anotá los conceptos, las palabras clave y palabras que sean nuevas
para vos.
6. Anotá cada vez que escuches que el profesor relaciona dos conceptos diferentes entre
sí.
7. Si escuchás una pregunta, ya sea formulada por el profesor o por un compañero, anotala.
Te va a servir para tus jornadas de estudio.
9. Hacelo visual
La idea es que cada apunte sea ÚNICO. Si todos nuestros apuntes son párrafos cuadrados
y sin formato, vas a retener menos la información durante la clase y luego repasar va a ser
extremadamente monótono y aburrido.
• Jugá con mayúsculas y minúsculas. Las mayúsculas podés usarlas para títulos pero
también para conceptos importantes.
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• Usá colores. Ojo, no quiere decir que tengas 10 resaltadores en la mesa y que te distraigas
decorando el apunte. Podés tener 2 colores en tu escritorio y, cuando el profesor deja de
decir algo muy importante, te dedicás a resaltar una palabra.
• Dejá aire en el apunte. Tratemos de evitar que la hoja sea puro texto amontonado. Lo mejor
es dejar un poco de espacio, aunque termines ocupando más hojas.
• Utilizá herramientas gráficas. Por ejemplo, sacá flechas, redondeá conceptos con la
lapicera, poné signos de exclamación al lado de un concepto importante, hacé listas de
items, pequeños mapas mentales o esquemas e incluso pequeños dibujos rápidos.
10. Busquemos un punto medio con respecto a la prolijidad. No está bueno obsesionarse
durante la clase para lograr un apunte perfecto, lo importante es escuchar. Sin embargo,
tampoco conviene que el apunte sea un garabato ya que luego sos vos quien lo va a tener
que volver a comprender.
Tomar apuntes que luego te sirvan para repasar es una habilidad que te va a llevar tiempo.
Nuestro objetivo tiene que ser mejorarlos día a día.
Si tu apunte quedó MUY desprolijo, siempre se puede volver a pasar en limpio. Pero
ojo, pasar en limpio es un técnica de REPETICIÓN, es decir, no implica una nueva
elaboración. Por eso, si tenés que pasar en limpio tus apuntes, te sugiero que trates de
modificar la estructura: transformarlo en un mapa mental, un cuadro sinóptico, agregarle
flechas o dibujos.
11. Si vas a tomar apuntes de forma digital, tratá también de hacerlo visual. Podés usar
negritas, cursivas, hacer lista de items, sacar flechas, etc. Muchos estudiantes usan la
aplicación Notion para tomar apuntes. Te sugiero que investigues sobre ella si te interesa
este método ya que es un poco complicado de usar, pero hay muchos tutoriales.
12. Si la clase es online y querés tomar apuntes de forma digital, podés dividir la pantalla
para tener abiertas ambas funciones a la vez.
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1.3. Tomar notas con método cornell
Este método fue pensado para tomar apuntes de forma eficiente y también para que luego
ese mismo apunte te sirva para repasar. El ejemplo que te mostramos acá es nuestra propia
versión de este método y viene con nuestras Planillas para estudiar mejor.
1. Completá bien el encabezado. Acá tenés que poner el nombre de la materia, la fecha,
el título del tema que están tratando, y el número de la hoja para que después te queden
siempre ordenadas.
2. En la sección de notas vas a escribir todo lo que diga al profesor que te parezca
importante.
El riesgo que tiene este método es que te queden todos los apuntes desparramados y
desordenados. Por eso, mucha atención a la hora de numerar las hojas y mantenerlas
juntas y ordenadas.
Si este método te gusta más que tu cuaderno tradicional, podrías imprimir varias copias y
llevarlas a una librería para que te las anillen.
2. Lectura
Es decir, cuando leés pero estás pensando en otra cosa. También es muy conocido como
leer en piloto automático.
Antes de empezar a abordar un texto tenemos que examinarlo. Esta técnica se conoce
también como skimming.
A nuestro cerebro le cuesta muchísimo la incertidumbre y todo aquello que sea desconocido.
Por eso, previsualizar el texto nos va a permitir partir con una idea de base y absorber
muchísimo mejor nuestra lectura.
Cuando vimos cómo funciona la memoria, vimos también que es muy útil apoyarse en
conocimientos previos a la hora de aprender. La prelectura va a ser tu conocimiento previo
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para encarar posteriormente el texto, en toda su complejidad.
Todos los textos tienen signos visuales o elementos gráficos que funcionan como
pistas. A partir de ver qué decide resaltar el autor, vamos a poder vislumbrar qué es lo
más importante de un texto.
1. Información de contexto
• Quién es el autor
• A qué corriente de pensamientos pertenece
• Cuándo se escribió el texto
• Cuáles son mis conocimientos previos sobre el tema
4. Escaneo de formato:
Acá vamos a mirar todo aquello que esté resaltado o haga contraste en el texto:
• Títulos
• Subtítulos
• Negritas
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• Cursivas
• Subrayados propios del texto
• Recuadros
• Tablas
• Infografías
• Fotos
• Gráficos
• etc.
5. Escaneo de contenido
En general, la información importante suele estar:
Muchos textos empiezan con una introducción o un abstract que resume el objetivo del
texto. Esto te va a dar la pauta de dónde vas a tener que poner tu atención y te va a dar las
PALABRAS CLAVE.
Si nunca lo probaste, no pierdas la oportunidad. Prestá atención a los párrafos que digan:
“en resumen” y “en conclusión”.
Cuidado porque muchos párrafos vas a tener que descartarlos por completo. Otros párrafos
van a ser importantes en su totalidad.
Pero para saber si el párrafo va a ser importante, probá leer la primera y la última oración
del mismo. Si está relacionado a las palabras clave o algo que leíste en la introducción/
conclusión, sin dudas será importante.
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2.2. Segundo momento:
Lectura comprensiva
Ya hiciste la prelectura: sabés a grandes rasgos a qué apunta el texto y dónde está la
información más importante. Llegó el momento que requiere más capacidad de concentración:
la lectura comprensiva. En esta etapa vamos a leer detenidamente cada párrafo. Si tu
texto es muy largo, podés fragmentarlo de antemano para avanzar de a poco.
Si notás que empezás a leer en piloto automático: frená. No tiene sentido continuar. Volvé
a probar en un ratito, comé algo o intentá relajar un poco.
La lectura comprensiva es muy intensa. Si se trata de una materia que no te gusta mucho,
considerá ponerte premios si cumplís con las lecturas.
1. Postura
Para mantener nuestra concentración mientras leemos, la postura es fundamental. En el
capítulo sobre claves para una buena sesión ya lo explicamos, pero recordá mantener la
espalda recta y los pies en el piso.
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4. Guiar la lectura con un lápiz o con una regla
Es decir, a medida que vayas leyendo, apoyá el lápiz al final de cada oración o párrafo. Esto
va a permitir que tengas más precisión ocular.
Lo mismo podés hacer con una regla. Lo interesante en este caso es que te permite ocultar
el resto del contenido y concentrarte solamente en aquello que tenés que leer.
Por supuesto que no se trata de leer rápido y sin entender, sino de que trates de ir empujando
y aumentando tu ritmo de lectura de a poquito hasta encontrar un ritmo que te quede
cómodo. A lo largo de la lectura de un texto, vamos a ir variando la velocidad según la
necesidad: un párrafo descriptivo o ejemplificativo no va a precisar la misma cantidad de
atención que la definición de un concepto.
Juguemos con las velocidades. El objetivo es tratar de no fatigarse. Por eso, si hiciste una
buena prelectura, vas a poder identificar más fácilmente cuáles son los párrafos que podés
leer más rápido y cuáles más lento.
La lectura es una habilidad y como tal, puede desarrollarse y mejorarse. Si sentís que
tenés que mejorar en este ámbito, lo más recomendable es que trates de practicar la lectura
con libros que sean de tu agrado (novelas, noticias, obras de teatro, etc.). De esa forma vas
a ganar vocabulario y mejorar tu ritmo.
Por ejemplo:
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7. Prestar atención cuando aparezcan conectores
Los conectores son unidades lingüísticas que conectan ideas entre sí. Son muy útiles
para identificar y comprender el razonamiento del autor. Por eso, para mantener un rol
activo de lectura, cada vez que aparezca un conector podés preguntarte cuáles son las
ideas que está conectando y cómo.
• “Por otro lado”: quiere decir que hay 2 asuntos importantes o que contrastan entre sí.
• “Por lo tanto”: quiere decir que está llegando a una conclusión y que el razonamiento que
utilizó está dentro del texto. Hay que identificarlo.
• “En primer lugar”: quiere decir que sí o sí habrá un segundo lugar, como mínimo. ¿Cuál
es el segundo?
• “Actualmente”: quiere decir que antes era de otra forma, ¿cómo era?
• “Además”: quiere decir que está agregando información sobre algo que ya estaba
hablando. ¿De qué otra cosa hablaba?
• Volvé a empezar a leer desde unos párrafos más arriba o desde el comienzo de la sección.
• Recurrí al diccionario y buscá sinónimos. Te pueden salvar la vida. Muchas veces las
palabras tienen más de un significado y solamente conocemos uno.
• Si no lográs comprender el texto con ninguna de estas técnicas, probá dejarlo en reposo
y retomarlo después de 24 hs. A veces hace falta tomar un poco de distancia.
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3. Subrayado
El objetivo de subrayar (ya sea con lapicera o resaltador) es señalar aquellas partes del
texto que son importantes para luego poder:
• Volver a leer el texto omitiendo las ideas poco importantes, ahorrándonos así mucho
tiempo de estudio. Cuando subrayamos, nuestro objetivo es FILTRAR la información para
luego poder volver a ella fácilmente.
1. Antes de comenzar, preguntate qué vas a hacer con el texto posteriormente. ¿Vas a
hacer un resumen o un cuadro comparativo? Saber de antemano cuál va a ser tu próximo
paso, te va a permitir señalar lo que necesitás a medida que vayas leyendo.
Para saber si es importante, tenés que preguntarte: si borro esta oración, ¿seguiría
teniendo sentido el texto? ¿estaría cumplido el objetivo del texto? Subrayar casi todo es
lo mismo que no subrayar nada. Si tu apunte está lleno de colores, va a terminar resaltando
más aquello que dejaste en blanco.
En todo caso, dejalas marcadas para preguntarle después a tu profesor. Recordemos que
se subraya aquello que es importante, no lo que no se entiende. Si estás leyendo un texto
complejo, podés probar:
• Hacer una primera lectura sin subrayar (ya sea del texto entero, por secciones o por
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párrafos) y, una vez que hayas comprendido, volver a leer y subrayar solamente lo importante.
• Hacer una primera lectura subrayando con lápiz y después volver a leer y resaltar con
color lo que efectivamente resultó importante.
Muchos estudiantes usan distintos colores para señalar diferentes tipos de información.
No es estrictamente necesario hacerlo, pero será muy útil en casos de estudiantes cuyo
estilo de aprendizaje sea más visual.
• Palabras claves
• Ideas principales
• Ideas secundarias
• Definiciones
• Años
• Ejemplos
• Autores
• etc.
Si nunca probaste usar diferentes códigos, lo más recomendable es que empieces con
pocos; por ejemplo un color para definiciones y otro para años. Si empezás con muchos al
mismo tiempo, vas a estar más concentrado en eso durante tu lectura que en la comprensión.
5. Evitemos:
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4. Notas al margen
Las notas al margen son palabras o símbolos que escribimos en los márgenes de nuestro
texto para:
1. Palabras y oraciones
Esta técnica consiste en anotar palabras o pequeñas oraciones al costado del párrafo en
el que estamos trabajando. El objetivo es pensar, asociar y escribir con nuestras propias
palabras; lo cual es en sí mismo una forma de estudiar y de comprender el contenido.
Podemos anotar:
• Palabras clave
• Una palabra que señale el objetivo del párrafo, por ejemplo: “Definición”, “Argumentación”,
“Ejemplos”, etc.
• Una pregunta acerca de una duda que tengas, para investigar posteriormente
• Algo que puedas asociar a tu vida o experiencia personal (por ejemplo, “me recuerda a tal
película”, “me recuerda a tal cosa que me pasó”)
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2. Símbolos y líneas
Podemos dibujar:
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5. Esquemas
Tipos de esquema
1. Línea de tiempo
Consiste en trazar una línea (horizontal o vertical) y ubicar los distintos acontecimientos
en orden cronológico. Es muy útil cuando tenemos que recordar fechas históricas y
acontecimientos.
Puede ser un gran apoyo para comprender una materia. Podés incluso hacer la línea de
tiempo en una cartulina y tenerla pegada en la pared de tu escritorio.
(fuente: lifeder.com)
3. Cuadro comparativo
Este es el clásico cuadro de doble entrada donde podés diferenciar, por ejemplo, las
ideas de distintos autores con respecto al mismo tema o bien comparar diferentes culturas,
modelos económicos, etc.
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4. Cuadro sinóptico
También conocido como esquema de llaves.
Siempre partimos de un tema o una idea principal. Luego veremos los subtemas y por
último los detalles o distintos ejemplos.
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5. Mapa conceptual
Es una forma de esquematizar la información bastante más rígida que un mapa mental o un
cuadro sinóptico. Se trata de organizar la información a partir de conceptos clave que nos
llevan de unos a otros en un mapa.
Cada uno de estos conceptos están interconectados entre sí a través de líneas que
especifican el tipo de relación. Por ejemplo: “sirve para”, “son”, “se clasifican en”, etc.
Este tipo de esquemas son más utilizados para graficar procedimientos o para ilustrar los
funcionamientos de determinados sistemas. Sirven para representar conceptos o temas
complejos en los que intervienen muchas variables.
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6. Resumen
6.1. Qué es
Un resumen es un escrito en el que desarrollamos las ideas principales o la tesis central
de un texto o tema.
• Mientras más reducido mejor, aunque siempre incluyendo lo necesario para la comprensión
del texto y del tema. Hay que apuntar a que represente un 20% o 30% (como máximo) de
la versión original.
• El resumen luego te va a servir para tus siguientes sesiones de estudio. Una vez que
lo tengas listo, vas a proceder a leerlo, subrayarlo, hacer un esquema, utilizarlo para tus
autoevaluaciones, repasarlo, etc.
1. Lectura comprensiva
Para hacer un resumen de calidad, tenemos que haber leído y subrayado el texto previamente.
No podemos resumir algo que no comprendemos. El primer objetivo, antes de resumir, es
estar seguros de que comprendimos el texto.
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2. Formato
¿Qué tipo de texto vas a resumir? Si es una crónica, deberás prestar atención al orden
cronológico. Si es una investigación científica, deberás identificar la hipótesis y los resultados.
Si es un ensayo, deberás comprender la postura del autor.
Los ejemplos son ilustrativos. El objetivo es identificar qué tipo de texto vamos a trabajar,
para pensar el formato que tendrá nuestro resumen.
3. Organización y boceto
Identificá el tema general, las ideas principales y las secundarias. Para esto podés apoyarte
en tus apuntes de la clase, en tus subrayados del texto y en las notas al margen.
Con esta información, lo más recomendable es hacer primero un boceto de lo que será tu
resumen. Puede ser un esquema o un diagrama en lápiz en tu cuaderno.
• Organizá los apartados de acuerdo al orden que sea necesario (de lo general a lo particular,
en orden cronológico, etc.)
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3. Considerá construir cada apartado en forma de pregunta
Por ejemplo “¿Cuál es la importancia de la fotosíntesis?”, “¿Cómo se produce la fotosíntesis?,
etc.
El beneficio de construir así nuestro resumen es que podremos transformarlo muy fácilmente
en autoevaluaciones para seguir estudiando.
4. No hagas un telegrama
El resumen tiene que ser un nuevo texto que se pueda comprender sin necesidad de
recurrir al original. Por eso, no debemos escribir oraciones incompletas o abreviaciones.
Tratá de escribir el texto para que lo pueda comprender alguien que no sabe del tema.
• Usar la voz activa (Juan come chocolate) y no la voz pasiva (el chocolate es comido por
Juan). La voz activa permite una lectura más fluida.
6.6. Evitemos:
• Resumir párrafo por párrafo. Muchos párrafos directamente serán eliminables. La idea es
extraer los conceptos principales.
• Empezar los párrafos diciendo “En este texto…” o “El texto dice…”. No se trata de hacer
una narración (a menos que estés resumiendo una narración, en cuyo caso tampoco vas a
empezar diciendo “En este texto…”).
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• Incluir demasiados ejemplos o detalles, a menos que los hayas pensado vos. En el caso
de que quieras incluir ejemplos propios, señalá en el texto que se trata de tu voz y no de la
del autor.
Resumen escrito
Es el clásico resumen escrito que incluye todas las ideas principales necesarias para
comprender un texto. Es el tipo de resumen que estuvimos viendo más arriba.
Resumen ilustrado
También es el clásico resumen, pero en éste incluimos gráficos, dibujos, listas o algunos
elementos visuales.
Resumen comentado
En este tipo de resúmenes incluimos nuestra propia opinión o perspectiva sobre el tema.
Para hacerlo, tenemos que plantearlo como si fuera un debate en el que presentamos:
La opinión del autor + nuestra propia opinión, de forma bien separada y clara.
Ficha de lectura
Es un tipo de resumen muy corto que hacemos sobre un tema o texto. En general, ocupa ¼
de hoja (o menos) y puede ir abrochado al principio de cada texto.
• Puede ser un resumen del resumen, es decir, la información mínima para entender al
texto.
• También puede ser un resumen de aquello que el profesor nos dijo que era importante
para ese texto.
En definitiva, puede contener cualquier tipo de información importante acerca del texto:
aquello que le importa al profesor, los capítulos más importantes, los conceptos más
importantes, etc.
En general, contiene:
• Una cabecera en la que incluimos: nombre del autor, nombre del texto y año de publicación
Este proceso puede llevarse a cabo solamente cuando ya hemos estudiado el tema. Es
decir, ya tenemos que haberlo leído y subrayado (como mínimo). En pocas palabras, una
autoevaluación consiste en hacernos preguntas y contestarlas SIN MIRAR nuestros
materiales (libro, resumen, esquema, etc.). De esa forma, logramos 2 cosas:
Hacer el esfuerzo de traer a tu mente la información que debés recordar (sin recurrir a los
materiales), se denomina también REPASO ACTIVO (o Active recall).
Los repasos pasivos son muy usuales entre los estudiantes. El ejemplo más típico es:
leer, hacer un resumen y volver a leer el mismo resumen 30 veces. Eso lo único que va
a lograr es confundirte; hace falta recurrir a técnicas más estimulantes para lograr recordar
la información.
Hay algo que todas las técnicas de autoevaluación tienen en común y es lo siguiente:
1. Construir preguntas
2. Contestarlas,
3. Reflexionar (¿Cuánto sé? ¿Qué me falta saber?)
4. Reforzar lo que está flojo
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7.1. Mini autoevaluaciones para
cada sesión de estudio
Antes de la sesión
Cuando te sientes en tu mesa de trabajo con tus materiales, podés cerrar los ojos y pensar:
Para esta actividad no hace falta más de 5 minutos. Con esos pocos minutos vas a
lograr repasar, memorizar y descubrir cuáles son las partes que menos recordás. Con esa
información, tu sesión de estudio va a estar mucho mejor enfocada.
Durante la sesión
Cada vez que sientas que absorbiste mucha información, frená. Nuestro cerebro tiene
un límite, no puede procesar muchos elementos al mismo tiempo. Por eso, después de 20
minutos (o cuando sientas que leíste mucho), podés frenar, cerrar los ojos y pensar:
Si entendiste y recordás lo que leíste, seguí con tu actividad. Si entendiste pero te costó
recordarlo, marcá el tema o la sección para seguir practicando posteriormente y seguí con
tu planificación. Si no entendiste, examiná si conviene detenerse en el tema o marcarlo para
consultarlo con un profesor.
Estas mini autoevaluaciones pueden ser de un minuto nada más. Se trata de una
breve recapitulación para salir del piloto automático, estimular nuestra mente y seguir. Al
mismo tiempo, te vas a estar ahorrando tiempo de estudio para más adelante porque estás
repasando a medida que estudiás.
Después de la sesión
Se trata de una revisión veloz sobre los temas que estudiaste durante la sesión. En esta
instancia, podemos:
• Agarrar una hoja en blanco y hacer un esquema rápido (o una lista de ítems) que sintetice
lo que viste en la sesión.
• Revisar todo lo que subrayaste de un texto.
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• Volver a leer tu resumen o trabajo práctico.
• Cerrar los ojos y pensar: ¿qué aprendí hoy? ¿Qué es lo que siento que debo reforzar?
Probablemente, la parte que lleva más tiempo es armar el BANCO DE PREGUNTAS. Sin
preguntas, no hay autoevaluación. Por eso, desde que empieces a estudiar una materia
prestá atención a:
• Los textos que leas: transcribí las preguntas que encuentres y tratá de inventar preguntas
sobre lo que vayas leyendo.
• Las preguntas que se hagan en clase: tanto el profesor como tus compañeros.
Una vez que tengamos nuestra guía de preguntas, vamos a tomarnos el tiempo necesario
para desarrollar respuestas de calidad. Cuando las tengamos listas, las vamos a pasar
en limpio o imprimirlas.
Con nuestra guía lista, lo que podemos hacer es elegir preguntas al azar y tapar la
respuesta con nuestra mano o con algún objeto. Mientras tanto, haremos el esfuerzo de
tratar de recordar la respuesta correcta.
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las preguntas que contestaste mal previamente.
Si tenés un cuestionario muy largo, podés ponerte objetivos cortos. Por ejemplo: esta sesión
de estudio voy a contestar solamente 3 preguntas.
Para usar esta técnica podés simplemente recortar hojas de papel o usar los papeles de
ficha o archivo que se venden en todas las librerías.
Hay muchas formas de jugar con las flashcards, de hecho en Youtube podés encontrar
muchísimas formas distintas que usan los estudiantes. Pero, a grandes rasgos, utilizarlas
consiste en:
• Tomarte el tiempo necesario para diseñar las tarjetas, ya sea en papel, en computadora
o en el celular. Para hacerlo de forma digital podés probar Anki, un software especializado
en este método.
De esa manera, las tarjetas te quedan clasificadas y ya sabes cuáles son las que tenés
que volver a practicar en tu siguiente sesión. Aquellas que contestes bien, repasalas
recién después de una semana. Aquellas que hayas contestado mal, tendrán que ser
las primeras en volver a ser revisadas, preferiblemente al día siguiente.
Pusimos “caja” entre comillas porque no tiene que ser necesariamente una caja. Podés elegir
el sistema que vos prefieras (folios, sobres, clips de papel, etc). El objetivo es que te queden
clasificadas según cuánto recuerdes del tema para organizar tus repasos posteriormente.
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3. Método Feynman
Esta técnica es muy útil para estudiar conceptos complejos que requieran de mucha
comprensión. La mejor forma de saber si aprendimos y entendimos un concepto es
preguntarnos lo siguiente:
¿Puedo explicar este concepto de forma SENCILLA y con MIS PALABRAS a una
persona que no sepa nada sobre este tema?
2. Agarrá una hoja en blanco y desarrolla el concepto con tus propias palabras. No
hagas trampa, en esta instancia no vale mirar los materiales. Lo importante no es que
contestes bien, sino el hecho de ejercitar nuestra mente y hacer ajustes en los temas que
sean necesarios. Este método lo podés hacer también de forma oral: en lugar de escribir la
respuesta, la expresas verbal o mentalmente.
3. Compará tu respuesta con tus materiales: libro de texto, ejercicio, apunte, resumen, etc.
El objetivo es identificar los puntos más flojos y lo que tengas que reforzar.
4. Si tu respuesta fue poco satisfactoria, volvé a hacer el paso número 2 al día siguiente.
Si tu respuesta vuelve a ser poco satisfactoria, repetí el paso 2 la cantidad de veces que
sea necesario.
La idea es que llegues a poder explicar el concepto de la forma más BREVE y SENCILLA
posible. Tu respuesta tiene que poder ser comprendida por una persona que no sepa sobre
el tema, por lo tanto tenemos que tratar de evitar usar muchos tecnicismos. Este ejercicio
no es para que tu profesor lo apruebe, sino para comprobar realmente cuánto entendiste.
4. Simulacro de examen
Esta técnica consiste en hacer de cuenta que estamos en un examen. Esto significa que
vamos a:
• Seleccionar las preguntas con las que tengas más dificultades o aquellas que sientas
que van a entrar en el examen.
• Poner un temporizador con el tiempo disponible que vamos a tener en nuestro examen
(es importante que averigues cuánto tiempo vas a tener).
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• Sentarnos a contestar en un lugar tranquilo y sin mirar nuestros materiales.
• Revisar nuestras respuestas al día siguiente (es importante que dejes reposar la
información ya que esta instancia es bastante más larga) y ponernos una calificación. Lo
que no se mide, no se puede mejorar.
Hacer un simulacro es extremadamente útil para cualquier tipo de examen. Sin embargo,
será especialmente necesario para materias con exámenes muy largos o con un límite
muy estricto de tiempo.
Si sentís que nunca llegás a contestar todas las preguntas de tu examen, practicar simulacros
te va a cambiar la vida estudiantil por completo. Como todo en la vida, se trata de práctica.
Te sugiero que hagas un simulacro de acuerdo al tipo de examen que vayas a tener. Si es
multiple choice, armá un multiple choice. Si es a desarrollar, seleccioná preguntas abiertas,
etc.
5. Enseñarle a alguien
Hacer el esfuerzo de enseñarle un tema a otra persona te fuerza a elaborar los conceptos,
buscar asociaciones y ejemplos propios.
Para aplicar esta técnica, podés armar un grupo de estudio y enseñarle a tus compañeros.
En caso de no ser posible, podés tratar de enseñarle a algún amigo o conviviente de tu
casa.
Creeme que siempre hay gente dispuesta a escucharte un rato para que puedas estudiar.
Además, te va a ser de mucha utilidad porque esa persona no está familiarizada con los
conceptos que estás trabajando. Por lo tanto, la situación te va a requerir un esfuerzo extra
a la hora de explicar y vas a retener mucho más la información posteriormente.
6. Grabarte
Si no podés o no querés enseñarle a otra persona, podés sencillamente grabarte con tu
celular mientras explicas el tema. Después de grabar, tomate una pausa y luego compará el
audio que grabaste con tus materiales. Ahí vas a poder identificar qué conceptos manejás
bien, con cuáles te trabás un poco y cuáles directamente no entendés o no sabés explicar.
Tanto grabarse como enseñarle a alguien te será de mucha utilidad si estás preparando un
examen oral.
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7. Practicar por dificultad
Consiste en:
Cuidado: que resolvamos bien un ejercicio una vez, no quiere decir que ya no
necesitemos repasarlo. En este sentido, funciona igual que una materia teórica. Hace falta
practicar y practicar. Que un día te salga bien el ejercicio, no es garantía de que lo vayas a
poder resolver la semana siguiente.
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8. Repaso (repetición espaciada)
Lo que nos muestra esta curva es que, el primer día que aprendemos algo, la retención
es muy alta. Al día siguiente de haberlo estudiado, recordaremos solamente un 50%.
Al cabo de 7 días de haber estudiado el tema por primera vez, recordaremos solamente el
10%.
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8.1. Repetición espaciada
Imaginatelo como usar la técnica pomodoro, solo que en este caso los descansos cada
vez van siendo más y más largos: al principio el descanso es de un día, luego es de
una semana, luego es de 2 semanas, 1 mes, etc. Los descansos entre repaso y repaso
garantizan que la información se afiance y se almacene en nuestra memoria de largo plazo.
A medida que vamos incorporando repasos, la curva del olvido se aplana. Es decir,
cada vez vamos reteniendo mayor cantidad de información y durante más tiempo.
En el último gráfico podemos ver que se hizo un repaso al día siguiente de haber
estudiado. Solamente ESE repaso modificó la curva por completo y, ahora, al cabo de 7
días: recordaremos un 80% (frente al 10% que recordaremos en caso de no repasar).
Este es el motivo por el cual siempre insistimos para que se hagan repasos AL DÍA
SIGUIENTE de haber estudiado un tema por primera vez. Al principio, cuando estudiamos
algo nuevo, perdemos la información MUY rápidamente. Para no perderla, debemos
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repasarla en el cortísimo plazo y luego seguir repasando de forma espaciada en el tiempo.
Los descansos son NECESARIOS para asimilar la información. No sirve repasar, repasar
y repasar todos los días porque de esa forma la información nunca saldría de nuestra
memoria de corto plazo. Si tu objetivo es aprender a largo plazo, estos descansos son
fundamentales.
No hace falta que sigas una regla estricta. Lo más importante es incorporarlo como un
HÁBITO y no dejar esta práctica para el día anterior al examen. Lo ideal es que todas
nuestras sesiones de estudio incluyan un momento de repaso.
La planilla que ves acá abajo es parte de nuestras Planillas para estudiar mejor y te puede
servir de ejemplo para que traces tu propia estrategia de repetición espaciada:
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8.5. Tips extra para memorizar
• Regla de oro: NUNCA trates de memorizar algo que no entendiste o no entendés del
todo bien.
• Sustituí por imágenes a las palabras que tenés que memorizar. ¿A qué podés asociar la
palabra, a qué te hace acordar? ¿Rima con algo que te sea familiar? Mientras más bizarra
sea la imagen, mejor: más la vas a recordar.
• Integrá los elementos que tenés que memorizar armando una historia, como si fuera un
cuento.
• Armá frases o canciones integrando las palabras que tenés que recordar.
• Hacé un dibujo que represente lo que tenés que recordar. Mientras más raro o impactante
sea el dibujo, más lo vas a recordar.
• Si tenés que memorizar muchas palabras, armá una palabra nueva con las iniciales de
cada una.
• Vinculá aquello que tenés que memorizar a algún conocimiento previo que tengas.
• Si tenés que recordar fórmulas complejas, asociá las letras a palabras que conozcas
o cosas que te gustan. Por ejemplo, si tenés que recordar la doble cadena de nucleótidos
del ADN (AT-CG) y te gusta el tango, podés asociarlo a Anibal Troilo - Carlos Gardel (AT-CG).
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05.
Preparación
de exámenes
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1. Ansiedad
Antes que nada: sentir ansiedad frente a un examen es muy común. Pero si sentís que
tenés mucha ansiedad (más allá de los exámenes), lo mejor sería recurrir a un profesional.
Acá nos vamos a referir a la clásica ansiedad previa a un examen y no a un cuadro psicológico
específico. Si sentís dudas con respecto a tu ansiedad, no dudes en pedir ayuda: creeme
que somos muchas personas las que estamos en la misma situación.
La ansiedad provocada por las fechas de exámenes, en general, están relacionadas con el
miedo: miedo al resultado o a las consecuencias, a no llegar a tiempo con las lecturas, etc.
En definitiva, nos genera miedo la incertidumbre y por eso vamos a intentar reducirla con
planificación y un poco de reflexión. Pensemos, ¿qué sería lo peor que podría pasar si
repruebo? Hay materias o exámenes más complicados que otros. Tratemos de darle el peso
y la importancia que le corresponde y no sobre-estresarnos.
Si hay algo que empeora la ansiedad es dormir y comer mal. No sacrifiquemos nunca
nuestras necesidades más básicas. Tampoco se trata de dejar de salir a divertirnos ni de
hacer actividades que nos gustan. De hecho, NECESITAMOS mantener esas actividades.
Para aprender a largo plazo hace falta desconectar del estudio, dejar en reposo la información
y reponer energías.
2. Programa
Además, puede ser que se te haya traspapelado algún texto y que, por lo tanto, no lo tengas.
Este es el momento para verificar que cuentes con todos los materiales y conseguir
TODO lo que te falte.
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3. Reunir materiales
Una vez que tenemos el programa, vamos a chequear que tengamos absolutamente todo lo
necesario para preparar el examen: textos, cuadernillos, links, apuntes de la clase, anexos,
etc. Todo.
4. Estrategia
¿En qué estado estoy con esta materia? ¿me falta leer algo? ¿o solamente tengo que
repasar? Para empezar a delinear la estrategia tenemos que evaluar en qué estado estamos
con cada tema o unidad que tenemos que rendir.
¿Qué técnica me conviene para esta materia o para este tema en particular?
Habrá temas que tenés que arrancar de cero. Otros que tenés que hacer un esquema o un
resumen. Otros que tenés que comprender mejor, practicar, repasar, etc.
Lo importante es que pienses qué técnicas de las que vimos en el capítulo anterior te
conviene aplicar para cada tema.
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5. Planificación
Aprender a planificar exámenes con tiempo va a modificar tu vida estudiantil por completo.
Esta es la clave del éxito a la hora de estudiar ya que el éxito no es solamente aprobar: la
situación es exitosa si aprobaste sin maltratar tu cuerpo y tu mente en el proceso.
Si lográs atravesar el examen con una buena planificación, tu cuerpo no va a sentir resistencia
para volver a preparar otro examen. La buena experiencia te va a dejar una predisposición
alta para la próxima vez.
A la hora de planificar también tenemos que tener en cuenta que los días previos al examen
son para bajar la intensidad de estudio y solamente repasar. El día previo al examen, ya
lo vamos a ver, pero tenemos que reservarlo para NO estudiar.
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5.2. Escenario 1: preparar un examen con
mucho tiempo de anticipación
• Miramos el programa.
• Vemos cuántos textos tenemos que leer y cuánto tiempo nos llevaría su lectura. Por
ejemplo: tengo 10 textos y me lleva 2 horas cada uno: total 20 horas (podría llevarnos 2
semanas si estudiamos 2 horas por día de lunes a viernes).
• Una vez que tenga todo leído, voy a resumir 5 textos y de los otros 5 voy a hacer esquemas.
Total 10 horas (nos llevaría 1 semana, manteniendo el ritmo de 2 horas por día de lunes a
viernes).
En este caso, con 5 semanas podemos preparar una materia (estudiando solamente 2
horas al día de lunes a viernes). El ejemplo es totalmente ilustrativo. Si no tenés idea de
cuánto tardás en leer un texto o en resumir, podés empezar a cronometrarlo para tener
una idea aproximada.
• Mirar el programa.
• Ver cuánto nos falta hacer (un tema nuevo va a llevar más tiempo que hacer un resumen,
contemplemos estos pormenores).
Lo negativo de este escenario es que es probable que te toque tener jornadas de estudio
más largas. Esto se complica si además estás cursando y sosteniendo otras materias. Sin
embargo, es algo que puede pasar y se puede planificar sin problemas. Pero seamos
conscientes de que vamos a tener que sacrificar otras actividades.
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5.4. Claves INFALTABLES de
planificación para un examen
• Calendarizá qué días del mes vas a estudiar. ¿Durante la semana? ¿Algún día del fin de
semana? ¿Qué días ya sabes que NO podés estudiar?
• Decidí cuántas horas por día podés dedicarle (podés tener jornadas de 2 o 3 horas y otras
de 1 hora, según el resto de tus actividades). Acordate de dejar SÍ O SÍ días de descanso.
• Infaltable: planificación semanal MINUCIOSA. Armá una grilla semanal que incluya todas
tus actividades (terapia, clases, ejercicio, salidas, etc.) y dejá bien marcados los momentos
en los que vas a estudiar. Reservá mínimo 15 minutos para este momento de planificación
semanal.
• Listas diarias. Lo ideal es que tengas siempre tu día planificado con anterioridad. Para
eso, lo mejor es cerrar tu sesión de estudio planificando en detalle la siguiente. La lista
de tareas tiene que ser detallada y CONCRETA: “Contestar 3 preguntas sobre el tema 1”,
“Subrayar resumen tema 2”, etc.
1. Por vueltas
En la primera vuelta vamos a estudiar TODO el contenido en orden; de forma intensa y
profunda. Es el momento, por ejemplo, de leer activamente y subrayar.
En la segunda vuelta, volvemos a empezar en orden pero vamos a ir más rápido. En este
paso podemos hacer resúmenes y/o esquemas. La segunda vuelta lleva mucho menos
tiempo que la primera.
En la tercera vuelta, volvemos a empezar en orden pero vamos a dedicarle menos tiempo
que en la segunda. Es momento de autoevaluaciones (simulacros, método feynman, etc.)
Los ejemplos son ilustrativos. Lo importante es saber que en el sistema de vueltas vamos
a empezar muy lento y cada vez vamos a ir dedicándole menos tiempo. Si tu primera
vuelta te llevó 1 mes, la segunda te va a llevar probablemente 2 semanas, y así.
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Este sistema conviene usarlo si:
2. Por capas
En este sistema vamos a empezar a estudiar lo más importante de cada tema para
luego ir profundizando. Por ejemplo:
Semana 1: estudio lo más importante, lo más preguntable y/o visto en clase de CADA
tema.
Este sistema conviene usarlo si tenés poco tiempo antes del examen y querés cubrir lo
más importante. La desventaja que tiene es que se te pueden pasar temas importantes o
que te pregunten sobre temas que no llegaste a profundizar.
3. Arrastre
En este sistema intercalamos distintas actividades para distintos temas. Por ejemplo:
El método de arrastre es típico cuando estamos cursando, donde los propios profesores
nos van dando distintas actividades y materiales que tenemos que ir superponiendo y
repasando.
Lo más conveniente es utilizar este método para los exámenes en períodos de cursada. En
el caso de usar este método para preparar un examen con tiempo o para materias largas,
hay que prestar MUCHA atención a la planificación; pero puede usarse igual.
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6. El día antes de rendir
El día anterior a un examen no es para estudiar y casi te diría que tampoco es para
repasar. Aquello que no aprendiste hasta ese día, no lo vas a aprender para el examen (o
por lo menos no lo vas a aprender a largo plazo).
La máxima prioridad que tenés que tener el día antes de rendir es mantener a raya los
nervios y la ansiedad. Y esto no lo vas a lograr repasando frenéticamente o tratando de
adquirir conocimientos nuevos.
Lo más estratégico es llegar al examen con la cabeza fresca y descansada. Y para eso
vamos a intentar:
2. Si el día anterior al examen todavía te faltó contenido para estudiar, puede ser más
conveniente que directamente resignes el tema. Sería más estratégico que repases el
contenido que ya estudiaste y que te dediques a descansar.
3. Tratá de sostener tu rutina cotidiana. Si hacés terapia, ejercicio, alguna actividad lúdica:
¡hacelo igual! Te va a ayudar muchísimo a bajar los nervios y cambiar el foco de atención.
4. No te saltees comidas y comé de la forma más nutritiva que puedas. Ojo con pasarse de
café y mate (y más si tenés el estómago vacío).
6. Hacé actividades relajantes: un buen baño, escuchar una playlist que te guste, elongar,
salir a caminar, ¡incluso salir a tomar un café con un amigo! Tratá de distraer tu atención
del examen lo máximo posible. Si lográs llegar relajado, todo lo que hayas estudiado te va a
brotar con mucha más naturalidad.
7. Prepará todo lo que necesitás para el examen: armá la mochila, separá el cuaderno,
apuntes, hojas, lapicera, etc. Si el examen es temprano, podés hasta dejarte la ropa lista. A
veces los nervios pueden ser un poco paralizantes y no queremos olvidarnos algo importante
justo ese día.
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7. Tips para exámenes escritos
2. Antes de empezar a contestar, lee absolutamente todas las consignas. Todas. Nunca
jamás te saltes este paso. Antes de empezar a escribir, lo mejor es tener una idea global de
lo que implica el examen.
3. Lee bien qué te está pidiendo cada pregunta. A veces la ansiedad nos hace querer contestar
algo que no es lo que nos están pidiendo. ¿Te pide que describas, que compares, que
resumas? Prestá atención a ese tipo de palabras (verbos) para saber la estructura que vas
a necesitar desarrollar.
4. Subraya las palabras clave de la pregunta con lápiz. Si la consigna te pide que indiques
una variable en un gráfico, tenés que hacer eso: indicarla. No describirla, ni compararla, etc.
5. Si al terminar de leer las preguntas se te ocurren un par de ideas para alguna, podés
anotarlas en lápiz. No es recomendable que hagas un borrador ya que puede hacerte
perder mucho tiempo sin que te des cuenta. Pero anotar velozmente un par de palabras, o
dibujar un pequeño esquema, puede llegar a ser muy útil.
6. Empezá por la pregunta que te resulte más fácil de contestar y dejá para el final a la más
difícil. Si empezás por la más difícil, te puede pasar que termines perdiendo 1 hora y no te
quede tiempo suficiente para contestar las preguntas que SÍ sabés. Para estos casos, lo
mejor es sacarse de encima las fáciles y dedicarle todo el tiempo restante a las difíciles,
para desarrollarlas mejor y con tiempo.
7. Tratá de contestar todas las preguntas. No se trata de inventar, pero tratá de contestar
todo lo que sepas, aunque dejes la pregunta por la mitad. Imaginate que si un examen es
de 4 preguntas, no contestar 1 pregunta entera ya supone un 25% de la calificación. Intentá
siempre anotar todo lo que sepas, no importa que no lo sepas al 100%.
10. Revisá todas las preguntas antes de entregar el examen. Esto es para ver, sobre todo,
si tu redacción es comprensible, chequear errores de ortografía y para ver si se te ocurre
algo para agregar en alguna pregunta. Acordate que siempre podés agregar un asterisco
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y continuar con la respuesta.
11. Si notás que te estás trabando, dejá 5 o 6 renglones vacíos y pasá a la siguiente
pregunta. Por supuesto que podés frenar a pensar, pero con estar trabado me refiero a
mirar la hoja en blanco durante más de 5 minutos. Tratemos de evitar el bloqueo, dejá esa
pregunta para el final y listo.
13. Si te cuesta esta modalidad de examen, lo mejor que podés hacer es practicar con
simulacros. A muchas personas les cuesta llegar con el tiempo, a otras escribir de forma
prolija. Pero todo eso se puede practicar y mejorar muchísimo haciendo simulacros de
examen.
En caso de no poder preguntarle a nadie, te sugiero que tengas un tema listo para poder
empezar a hablar. De esa forma, empezás la charla vos y lo hacés con un tema que domines
bien. Te va a hacer empezar con confianza y entrar en calor.
2. Si vas a preparar un tema, considerá que el profesor está aburrido de escuchar todo el
día lo mismo. Por eso, conviene elegir un tema original (no caigas en lo más obvio) para
despertar su interés. Puede ser alguna comparación entre dos temas diferentes o traer
al examen algún ejemplo propio e interesante. Otra opción es elegir un tema que te haya
gustado mucho: al profesor le va a gustar ver tu entusiasmo, no dudes en expresarlo.
3. Repasá de forma oral, estudiá en voz alta. Podés usar las tarjetas de autoevaluación
(flashcards), pedirle a alguien que sea tu oyente o simplemente hablar solo y grabarte. Pero
tratá de practicar algunas veces de forma oral.
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5. Estudiá con esquemas o mapas conceptuales. Son muy útiles para tener a mano mientras
repasas oralmente. Incluso hay profesores que te permiten tenerlo con vos mientras rendís
(esto es algo que podrías preguntar de antemano).
6. Pensá ejemplos propios para los temas más importantes. Esto le da la pauta al profesor
de que entendiste el tema.
7. Preparate para poder relacionar distintos textos y autores entre sí. Una pregunta como
esa, si no la sabés, puede llegar a desestabilzarte. Además, si sabés relacionar conceptos,
el profesor también va a pensar que entendiste la materia y te va a hacer menos preguntas.
8. Si los exámenes orales te dan pánico, considerá seriamente hacer clases de teatro.
Nada te quita tanto el miedo al ridículo.
9. Durante el examen:
• Hablá claro y en voz alta. Pero tratá de hacer ciertas pausas y no hablar de forma
atolondrada.
• Llegá con seguridad, no intentes “dar lástima”. Mantené el contacto visual con todos los
profesores en la mesa. Preparate como si estuvieras yendo a una entrevista de trabajo.
• Dejá las manos a la vista (comunican apertura y honestidad). No te pongas a jugar con
algo en las manos (transmite nerviosismo). En la medida de lo posible, tratá de sonreír
(mejora la predisposición del oyente).
• Si el profesor te pregunta: ¿querés empezar con algún tema?, no contestes “no” o “me da
igual” o “el que quieras”. Empezá con un tema. Por eso es importante tener uno preparado,
por las dudas.
• Apagá el celular. Que suene una notificación no solo puede llegar a distraerte, sino que
incluso puede molestarle al profesor.
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9. Tips para exámenes
multiple choice
1. Estudiá con la misma profundidad que lo harías para un examen escrito. No subestimes
este tipo de exámenes, suelen ser muy tramposos. Para no caer en esas trampas, hay
que comprender muy bien los conceptos y la terminología.
4. Empezá por las que sepas con más confianza y dejá para el final a las más difíciles.
6. Si te cuesta elegir la opción correcta, empezá descartando aquellas que sabes que
están mal.
8. Marcá las respuestas en lápiz. Cuando revises el examen, corroborá tus respuestas y
ahí pasalo con lapicera.
9. Leé muy bien la pregunta para ver que no haya ninguna trampa en la redacción. Una sola
palabra puede cambiar por completo la pregunta.
10. Poné muchísima atención a las palabras técnicas. Suelen hacer preguntas capciosas
con esto.
11. Si ves una palabra muy informal (o incluso una falta de ortografía), desconfiá.
Probablemente sea la opción incorrecta.
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10. Tips para exámenes
virtuales
1. Avisá en tu casa el día y el horario del examen para garantizar que haya tranquilidad en
la casa en ese momento.
2. Dejá cargando TODO lo que necesites desde el día anterior (si es a la mañana) o desde
la mañana (si es a la noche).
3. Elegí el espacio de tu casa que te resulte más cómodo y confortable, con buena iluminación.
4. Prepará el escritorio en el que vas a rendir con una hora de anticipación. Dejá todo
enchufado y conectado. Dejá en la mesa todo lo que necesites: algún apunte, papel, lápiz,
auriculares, agua, alguna fruta o frutos secos, etc. La idea es que después no te tengas que
levantar.
5. Andá al baño antes del examen. Parece una pavada, pero no te cuelgues.
6. No tengas abierta ninguna otra pestaña que te pueda llegar a distraer. Solamente dejá
abierta la plataforma en la que vayas a rendir.
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11. Tips para hacer
trabajos prácticos
2. Revisá tus materiales para inspirarte y para ver por dónde lo vas a encarar.
5. Dividí el trabajo en distintos bloques para trabajarlo de a poco. Ponete objetivos cortos.
9. Al final, dejá un día entero para chequear la redacción. También verificá que el formato
sea el solicitado por el profesor (tipo de interlineado, fuente, márgenes, etc.).
10. Corroborá que tu trabajo práctico tenga una clara introducción, desarrollo y conclusión.
11. Podés pasarle tu trabajo a un amigo o compañero para que te diga sus opiniones.
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12. Qué hacer si reprobás
• Antes que nada, el día que repruebes dedicate a hacer algo que te guste. No te castigues,
no te pongas inmediatamente a pensar en el recuperatorio. Primero recuperate vos. La
situación es estresante y te merecés un día de tregua.
• Al día siguiente, ya podés empezar a reflexionar: ¿por qué reprobé? ¿Me faltó tiempo?
¿Estudié con poca profundidad? ¿Llegué mal descansado al examen? ¿Qué pasó?
• Nunca faltes cuando un profesor entregue las notas de un examen. Suelen indicar los
errores generales antes de los recuperatorios (si es que lo hay).
• Si el examen fue escrito, revisalo muy bien cuando te lo entreguen. El profesor probablemente
te marcó las respuestas que estaban incorrectas o incompletas. Prestale mucha atención a
eso, no mires solamente la calificación. Si es necesario, solicitale unos minutos a tu profesor
para que te explique tus errores.
• Si hubo diferentes exámenes (es decir, diferentes temas), pedile a algún compañero que te
preste su examen. De esa manera, vas a poder practicar para la próxima vez.
• Si el examen fue oral, preguntate: ¿te traicionaron los nervios? ¿Qué fue lo que no pudiste
contestar? ¿Qué pregunta te hizo tambalear? Todo eso dejalo anotado para practicarlo
posteriormente.
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Conclusión
Nos enseñaron que estudiar es algo aburrido y poco estimulante. Que tenemos
que repetir y repetir conceptos. Que tenemos que pasar la noche en vela
estudiando. Que la letra con sangre entra. La buena noticia es que no tiene por
qué ser así.
Para que estudiar sea una práctica placentera, tenemos que tomarnos el tiempo
para conocernos a nosotros mismos. ¿Cuáles son las técnicas que más me
gustan? ¿Cuál es mi ritmo para trabajar? ¿En qué momentos del día tengo más
energía?
Los pilares que van a sostener tu estudio son: tener tus necesidades bien
cubiertas (alimentación, descanso y ocio) y adquirir el hábito de planificar
sesiones realistas, cortas y dinámicas. Incorporando esas prácticas, vas a notar
un giro radical.
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estrictamente prohibida su reventa. Es un producto registrado, todos los derechos
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