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apertura
indicaciones generales
Decoración:
Ubicar sitios de honor para la corona, la biblia y la pañoleta de esperanza. (o llama de la
esperanza) en la plataforma
Letras para el título color verde.
Reservar las primeras sillas para que se sienten los niños y adolescentes.
Incentivos:
Se sugiere entregar a cada niño y adolescente una invitación para su primera clase de
olimpiadas en horas de la tarde.
Ofrecer un almuerzo o refrigerio como inauguración a este precioso programa.
Vestuario:
Se sugiere tener una camisa o blusa blanca que puedan usar con la pañoleta.
La pañoleta debe usarse en cada reunión o actividad de olimpiadas de esperanza.
Escuela Sabática
Alabanza:
Se sugiere que sea dirigida por niños de la clase de menores.
Cuando leo en la biblia. (HA 601)
Es el amor divino. (HA 602)
El sábado es un día especial
Todo en el cielo
Marcas de esperanza
Bienvenida:
preparen las letras para la palabra bienvenidos, pueden hacerlo con forma de coronas,
poniendo las letras en la pañoleta, usando globos color verde o de la forma más creativa
que prefieran.
Cada niño (a) tendrá una letra que corresponda al acróstico.
Antes de empezar un adolescente dirá:
¡Feliz sábado para todos! En este día especial nos hemos congregado para adorar a Dios
y para darle apertura al programa de Ministerio infantil y del adolescente para este año
2024: “Olimpiadas de Esperanza” Gracias por estar con nosotros. Este año
aprenderemos de la Biblia, también, compartiremos del amor de Dios a través de juegos,
tardes de amigos y salidas misioneras. Así que prepárense para apoyarnos en este nuevo
camino que emprendemos.Oren por nosotros para que través de olimpiadas de
esperanza podamos ser:
B ondadosos
I nquebrantables en nuestra fe
E ntregados a la labor
N unca nos rindamos, ni dejemos de hacer el bien
V ictoriosos en Cristo Jesús
E sforzados en la labor de compartir esperanza y que
N ada ni nadie nos separe del amor de Cristo
I dóneos para la tarea que hoy emprendemos
D edicados con todos los retos y actividades
O ptimistas como lo son los mensajeros de esperanza
S impáticos, de tal manera que hallemos gracias delante de
quienes compartiremos esperanza.
Misionero:
El misionero para este trimestre viene desde la división Sudasiática, especialmente de la
India, hemos escuchado relatos maravillosos de cómo hombre y mujeres en la India
comparten del amor de Dios con quien ellos se relacionan.
Hoy tendremos un maravilloso relato, pero antes quiero decirles que nosotros también
seremos misionero en (decir el lugar donde se encuentran) pues iremos a un orfanato o a
un ancianato y allí contaremos historias de la Biblia con títeres, cantaremos y llevaremos
esperanza.
El misionero se titula: Antes pobre, ahora rica en Cristo.
Se sugiere que una niña represente el personaje y cuente la historia en
primera persona.
Canto especial:
A continuación, tendremos un canto especial (Prepare un coro con un canto
alusivo a la esperanza)
Repaso de la lección:
Nota: Se sugiere que los niños de primarios, Menores y fe real tengan el repaso de su
lección en la escuela sabática de los adultos. Se escogerán dos chicos por cada clase de
escuela sabática que hay en la iglesia. Así que la cantidad de chicos será proporcional al
número de clases de Escuela sabática de adultos. Ellos serán acompañados por un líder
de Ministerio Infantil y del Adolescente o por el maestro de la clase de adultos. Sí hay
más niños que clases de adultos, ellos irán a su clase correspondiente.
Ha llegado el momento del repaso de la lección, así que invitamos a los niños y
adolescentes que se coloquen frente a la clase de escuela sabática de adultos que le
correspondió, junto con el líder que fue escogido con anticipación. Los demás niños irán
a su clase correspondiente de Primarios, Menores y Fe Real.
Conclusión:
Palabras de la directora de MIA motivando a los padres y niños para participar
activamente de este precioso programa.
Dirige la oración final.
Canto tema: amigos de esperanza.
Momento infantil
El que corresponde en el libro de historias.
Predicación
Introducción.
Ilustración
Heinz, de cinco años, estaba preocupado. Había oído a papá y mamá hablar acerca de
mudarse, algo como que papá tenía un nuevo trabajo en la oficina de la Unión. Pero el niño no
entendía bien lo que eso significaba.
Mientras se preguntaba dónde vivirían y si podría llevar sus juguetes, deseaba tener una casa
con jardín. No le gustaba el alto edificio de apartamentos donde vivían por entonces. No tenía
lugar para jugar afuera. Efectivamente, no podía ir afuera a menos que su hermano mayor fuera
también con él. ¿No sería bueno tener una casa con jardín?
Pero entonces, Heinz suspiró. Ninguno de sus compañeros tenía casa con jardín. Todos
sus amigos vivían en altos edificios de apartamentos. Pero él sabía que algunas casas
tenían jardín; las había visto un día andando en el autobús. Quizá le preguntaría a mamá
si tal vez podrían mudarse a una casa con jardín. –¡Oh, no! –declaró su madre
enfáticamente–.
Esas son solo para personas ricas que tienen conexiones especiales con alguien del
gobierno. Nosotros nunca podríamos vivir en una casa con jardín. No, y deberíamos
estar felices de que tenemos un apartamento tan lindo.
Pero el papá de Heinz no pudo hallar ni siquiera un apartamento pequeño para su
familia en la ciudad donde estaban las oficinas de la Unión. Era difícil hallar vivienda en
Alemania durante los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial.
De modo que, con pocas ganas, comenzó a trabajar solo, hospedándose en la casa de
un compañero de trabajo de las oficinas de la Unión. Debido a compromisos
de predicación para los fines de semana, volvía a casa solo cada dos
o tres semanas.
Cada tarde libre salía a buscar una vivienda para su familia.
Las semanas fueron pasando.
No había apartamento alguno para alquilar. Mientras tanto, en casa, Heinz se fue poniendo
cada vez más irritado por no ver a su padre.
Preguntaba cada día: –¿Por qué no podemos ir donde está papá? La respuesta era siempre
la misma: –No tenemos lugar donde vivir en aquella ciudad. –¿Por qué Jesús no puede
encontrarnos un lugar? –y así, Heinz comenzó a orar por un lugar donde vivir. Él solamente
tenía ideas definidas acerca del tipo de casa que quería. La primera vez que oró acera de
esto en el culto familiar, dijo: “Querido Jesús, ayúdanos por favor a conseguir una casa con
jardín. Gracias. Amén”.
Cada noche repetía la misma oración. –Ya te he dicho que no podemos tener una casa
con jardín –protestaba su madre–, costaría mucho dinero; esas casas son para gente rica.
Pero Heinz continuaba orando por una casa con jardín, de todas maneras.
Estaba seguro de que Jesús podría contestar sus oraciones. Además, realmente quería
una casa con jardín. Varias semanas más tarde, Heinz cambió su oración: “Querido
Jesús – oraba–, por favor ayúdanos a encontrar una casa con jardín y algunos árboles”.
Su madre suspiraba. ¿Cómo iba a responder Jesús la oración imposible de su hijo? ¿Y
qué pasaría con la fe de su pequeño cuando Dios no respondiera la oración de la
manera que él pedía? Sintió que tenía que hacer algo para proteger la fe de su
muchacho. –Heinz, tú sabes que Jesús no siempre responde las oraciones de la
manera que nosotros queremos. A veces nos dice que no, porque lo que nosotros
queremos no sería para nuestro bien. Jesús sabe lo que es mejor. –Pero, mamá, ¿por
qué Jesús no habría de querer que tengamos una casa con jardín y con árboles?
¡Pienso que sería maravilloso! –Jesús sabe que no tenemos dinero suficiente como
para pagar por una casa como esa –respondió ella–. Él quiere que seamos felices con
lo que tenemos. –Pero yo creo que Jesús puede resolver cómo pagar por una casa con
jardín –insistió Heinz con firmeza–. Voy a seguir orando.
Yo sé que Jesús quiere que yo tenga una casa con jardín. –Recuerda,
solamente, que Jesús podría no hacer lo que tú quieres. Pasaron semanas
y todavía no tenían apartamento.
La familia estaba comenzando a descorazonarse. Pero Heinz seguía
orando cada noche en el culto familiar.
Una noche añadió confiadamente un pedido adicional: “Querido Jesús, por favor
ayúdanos a encontrar una casa con un jardín, con árboles y una caja de arena”. El fin
de semana siguiente, el padre de Heinz llegó a casa. Había oído la oración de su
pequeño y estaba preocupado por el trauma que sufriría su naciente fe.
Pero decidió que Jesús se encargaría de este asunto a su manera. El sábado de noche,
sonó el teléfono. En el otro extremo de la línea una voz desconocida preguntó: –
¿Tiene usted un apartamento para alquilar o vender? Estoy buscando algo en esta
ciudad.
Sí, por cierto –y el papá de Heinz continuó describiendo su apartamento. –¿Podría
llegar mañana para verlo? Parecería ser lo que ando buscando. Después de
inspeccionar el apartamento, el hombre le ofreció hacer un cambio: el apartamento
por su casa en la ciudad, donde estaban las oficinas de la Unión. La familia estaba feliz.
Por fin podrían mudarse.
De modo que el padre hizo arreglos para visitar el lugar una tarde de la semana
siguiente. A medida que viajaban a través de la ciudad para ver la residencia de aquel
hombre, el ministro comenzó a preocuparse.
Estaban en una parte más bien exclusiva de la ciudad, cuando el hombre se detuvo
frente a una casa y abrió la puerta del automóvil. –Señor, temo que ha habido cierto
malentendido –dijo el papá de Heinz–, yo soy ministro con un salario muy pequeño.
No podría acceder a vivir en esta parte de la ciudad. Pienso que le estamos haciendo
perder el tiempo. –¡Oh, no! –replicó el hombre–. He dicho que haríamos un cambio de
igual a igual. Lo dije en serio. Su apartamento está perfecto para mí. Venga y vea mi
casa. Con vacilación, el pastor siguió al hombre pasando por el portón de hierro a un
jardín con grandes árboles. –¡Árboles! –suspiró asombrado.
Al recorrer con la vista el bello lugar, pensó que debería estar soñando, porque en la
esquina del jardín había una caja de arena. –Venga, permítame mostrarle el interior.
Una casa con un jardín, con árboles y una caja de arena… La voz de un niño parecía
retumbar en cada habitación de la casa.
“¿Y tú creías que yo no podía manejar las oraciones de un muchachito?”,
parecía susurrar otra voz. –¿Qué piensa de la casa? –preguntó el hombre.
Conclusión
Motivos para tener esperanza
Estamos viviendo en tiempos difíciles, pero dios permanece fiel (hebreos 10:23)
La esperanza llena nuestra vida de gozo y nos fortalece para triunfar. (salmo 42:11)
La esperanza le da sentido a nuestra vida (Salmo 138:8)
Llamado
Ya que tenemos este gran conocimiento de las cosas maravillosas que el Señor puede
hacer en nuestro favor llenémonos de valor y trabajemos con alegría por la salvación de
los otros.
La esperanza del pronto regreso de Jesús nos llene de felicidad y nos motive a seguir
luchando con fuerza y valor.
Durante este año estaremos compartiendo esperanza con los amigos y familiares que
todavía no conocen a Jesús. Será un año de grandes aventuras donde podremos
compartir el amor de Jesús mientras nos gozamos en la bendita esperanza.
Hoy hacemos un llamado especial a los padres de familia para que apoyen a los niños
en estos maravillosos retos que fortalecerán su fe.
Hacemos un llamado a los maestros para que con fuerza y dedicación motiven a estos
niños para desarrollar con alegría este maravilloso programa.
A nuestros queridos niños les hacemos un llamado especial para dedicar su vida al
servicio del Señor y mientras disfrutamos de las maravillas del Señor contémosles a otros
que Cristo viene pronto.
Oración de consagración
Tener una oración de dedicación para padres, maestros y niños y adolescentes que
participarán en las Olimpiadas de esperanza. Esta oración la dirigirá el pastor o un anciano
de iglesia.