Está en la página 1de 1

Dana Campos

Resignificado Espacios

A susurros me tropecé danzando, se me confunden en retazos los deditos de mis pies, mi pecho, mi
espalda, mis manos . Por la margen vengo, me elevo, voy, me agacho , me recuesto y abrazo. Yo a
veces tan tronca, tan confundida pero siempre arremanga de aire, con el sueño de resucitar la práctica
en un movimiento libre de margaritas corto-punzantes. Solo me propongo vagar hasta llegar
alumbrada y conocer.

Cansada de andar sonámbula, lela entre quincenas, prometo abrir los ojos , quiero reconocerme en las
otras en Manu, Sara, en Mercedes, quiero identificarme, sentirme parte, fusionada en los sentires y el
cuerpo de quienes me circundan. Aterrizada, ruego por no irme, por que no se me vuele el tiempo, por
amar esta época y sumergirme libélula, entre cuerpos, ojos, en la otra. Quiero estar conciente. Sentir el
tempo, la música, aprender a vivir conmigo y con las otras.

Quiero estar, en el piso, arriba, en puntillas, estirando, viendo Sara pararse de manos y oyendo la voz
tan bonita de Manu, conocerme, conocerlas, bailar mucho y reirme, Estas clases las he ido
acumulando en mi memoria como un sueño latente por no olvidar lo que es sentir de otras maneras.
Poco a poco he ido soltando más, me siento menos ansiosa que al principio cuando no puedo hacer
algún movimiento. Cada clase es un respiro. A veces llego a practicar las cosas que no me salieron.
Me emociona estar en este espacio. quiero dedicarme a él y a todo lo que significa. Estar aquí, en un
principio, fue un intento de retarme a aprender cosas en las que nunca fui del todo habil. Y aunque
en cierto modo sigue siendo así, con el pasar estos días he podido resignificar las clases en un lugar
íntimo y seguro, en el cual puedo expresarme, confiar en las otras, cuidar de ellas y dejarme cuidar.

Los lunes y los jueves se han convertido en días muy bonitos.

También podría gustarte