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Tema 16 La política económica

1. Los ciclos económicos y la política económica.


Las economías de los países no evolucionan de una forma lineal, sino que oscilan cíclicamente,
entre etapas de expansión y etapas de recesión. Cuando la fase positiva de una economía se
interrumpe, dando lugar a una desaceleración del crecimiento o peor aún, a una recesión, se
habla de crisis económica. Lo que era una economía al alza entra en una situación de
depresión, de la que volverá a salir al cabo de algún tiempo.

Los gobiernos, mediante la política económica, tratan de mantener la economía de los países
en la senda del crecimiento, evitar las crisis y cuando se cae en ellas, tratar de salir lo antes
posible.

Las medidas de política económica tratan de influir sobre la marcha de las economías y
pretenden conseguir un elevado ritmo de crecimiento sostenible en el medio-largo plazo, una
baja tasa de desempleo, estabilidad en los precios, cuentas públicas y balanzas de pagos
equilibradas…

Medidas de política monetaria: Actuaciones que afectan a la cantidad de dinero que hay en el
sistema, lo que repercute en el tipo de interés y, a través de este, en la inversión. También
afecta al comportamiento de los precios y del tipo de cambio.

Medidas de política fiscal: Actuaciones sobre el gasto público y los impuestos. El gasto público
es un componente del PIB, mientras que los impuestos afectan a la renta disponible de los
individuos y, por tanto, al consumo, a las nuevas inversiones (las empresas tendrán más o
menos recursos para poder financiarlas) y a los precios.

Medidas de política de oferta: Actuaciones que tratan de incentivar el trabajo y la producción,


la innovación tecnológica, la capacitación de los trabajadores, etc.

Medidas de comercio exterior: Aranceles, cuotas de importación, etc.

2. Medidas de política económica ante las crisis.


¿Por qué se producen crisis y cómo se puede salir de ellas? 1950 – mediados 1970: Existía un
consenso sobre la forma de evitar las crisis y de salir de ellas. Se consideraba que el uso de la
demanda agregada, es decir, el gasto total de la economía (tanto mediante la gestión directa
del gasto público como mediante la gestión indirecta del gasto privado) ayudaría a controlar la
importancia de las crisis económicas.

Sin embargo, la complejidad de las crisis en los últimos tiempos ha demostrado que el uso de la
demanda agregada por sí sola no es suficiente.

Los economistas se posicionan ante tres posibles grupos de razones para que se den
situaciones de crisis:

a) Mal funcionamiento del sistema. Varias tendencias.


1. Los que piensan que las crisis reflejan que el modelo económico que tenemos sufre de
serias dificultades (los economistas marxistas consideraban que la destrucción del sistema
capitalista sería consecuencia de una serie de crisis económicas).

2. Los que piensan que el sistema es inestable en sí mismo, pero que puede evitarse que
se produzcan crisis graves porque el Estado tiene poder y medios para controlar, de alguna
forma, estas oscilaciones (visión de los economistas keynesianos). Detrás de esta visión
podríamos decir que tendríamos un modelo socialdemócrata de gestión de la economía.

3. Los que creen que, aunque el sistema pueda tener tendencias a producir crisis
periódicamente, la gestión pública suele ser negativa, provocando las crisis o agravando las
existentes.

b) Políticas erróneas o mal aplicadas por los gobiernos.

Teoría austriaca del ciclo económico (Hayek, 1930 y ss.): Cuando un gobierno aplica una
monetaria muy expansiva durante un cierto tiempo está haciendo caer temporalmente los
tipos de interés, y esta reducción de los tipos de interés lleva a una sobreinversión en
determinados sectores. Esta sobreinversión puede mantenerse mientras los tipos de interés
son bajos, pero cuando se produce la subida de los tipos, aquellas inversiones que son viables
con costes de capital muy bajos pueden volverse inviables una vez que los costes se elevan por
un alza en los tipos de interés.

Una crisis financiera puede transformarse en recesión si no se adoptan las medidas adecuadas.
En concreto, el gobierno debería mantener un volumen de medios de pago suficiente en la
economía, ya que, de no hacerlo, podría llevar al país a una recesión.

c) Compromisos electorales de los gobiernos.

Algunos economistas piensan que muchas veces el problema no es tanto que los gobiernos no
sepan hacer bien las cosas, sino que los gobernantes acentúan las fluctuaciones del ciclo en
función de sus compromisos electorales.

Teoría del ciclo político: Un gobierno que se plantea acudir a unas elecciones va a intentar
hacerlo en las mejores condiciones posibles. Por ello, lo que les preocupa es la situación de la
economía en el momento electoral determinado y no en el largo plazo.

3. Discrecionalidad en la política económica.


Un tema muy debatido en el campo de la política económica es el grado de libertad que los
gobiernos deberían tener a la hora de adoptar sus decisiones.

¿Es preferible que estén sometidos a reglas estrictas o que disfruten de una amplia
discrecionalidad?

Diferentes opiniones a lo largo de la historia:

Economía pre-keynesiana: Sin que se definiera exactamente un modelo de política económica,


sí que se diseñaron una serie de instituciones que limitaban la discrecionalidad de los
gobiernos: el sistema monetario (basado en patrones metálicos, las reservas del país) y el
principio del equilibrio presupuestario.

Economía keynesiana: Hasta mediados 1970. Se diseñó un modelo de política económica


discrecional que partía de la idea de que los gobiernos pueden obtener mejores resultados que
se lograrían con reglas automáticas.

Monetarismo: Al sistema keynesiano se opusieron posiciones minoritarias en contra, entre las


que destacaron las opiniones de Milton Friedman, conocido principalmente por su idea de que
los bancos centrales deberían emitir dinero de acuerdo con reglas de crecimiento de la
cantidad de dinero previamente establecidas.

Expectativas racionales: Años 80’s. La gente realmente tiene información y descuenta los
efectos de las medidas del gobierno. No se afirma que cada persona tenga toda la información,
basta con que un pequeño grupo de personas o instituciones la tengan y actúen conforme a
ella para que el resto de la población siga sus mismas pautas.

Si una persona piensa que una política monetaria expansiva a largo plazo va a acabar elevando
los tipos de interés podrá prestar a bajo interés a corto plazo, pero a largo plazo tenderá a subir
los tipos porque tiene que descontar los efectos esperados de la inflación.

Los efectos de un modelo de expectativas racionales sobre la política económica son


importantes porque ponen de manifiesto las limitaciones de los gobiernos a la hora de adoptar
medidas discrecionales.

El principio del equilibrio presupuestario: Cuando se trata este principio no se quiere decir
que todos los años los ingresos y los gastos de los Estados tengan que estar nivelados. Siempre
se ha admitido la posibilidad de un determinado endeudamiento, sobre todo si se utiliza para
inversiones con un largo período de amortización. Lo que no se acepta mayoritariamente es un
déficit presupuestario para cubrir gastos corrientes.

En una situación depresiva, los ingresos bajan porque se generan menos rentas y se pagan
menos impuestos y los gastos suben porque aumenta la necesidad de gasto social (por ej.
prestaciones por desempleo).

En una situación expansiva, los ingresos del Estado aumentan, el número de parados es más
bajo y el gasto social puede caer.

Hay, por tanto, unos estabilizadores automáticos que podrían limitar la necesidad de acudir a
estabilizadores discrecionales.

Actualmente se plantea si debe restringirse la libertad de un gobierno en este tipo de


actuaciones de política económica, incluso si estamos ante un gobierno democrático (por ej. se
cuestiona la actuación del BCE, que no ha sido elegido democráticamente). El problema no
tiene fácil solución. Puede que una solución sea que determinadas medidas necesiten unos
apoyos parlamentarios cualificados.
4. Política macroeconómica y política microeconómica.
¿Qué política económica, al margen de los problemas de estabilidad macroeconómica,
podemos esperar que apliquen los países en el futuro?

Parece que continúa el proceso, iniciado hace un par de décadas, de poner menos énfasis en
las políticas de demanda (políticas macroeconómicas) y más en las políticas de oferta
(políticas microeconómicas).

Por ejemplo, en el mercado de trabajo se puede actuar no solo incrementando un gasto que
incentive la demanda de productos y, a su vez, anime a las empresas a demandar más factor
trabajo (política de demanda). Dado que el paro es un desajuste en el mercado de trabajo, se
puede intentar que éste funcione mejor. Para ello se puede actuar en la misma estructura del
mercado de trabajo, en los costes de contratación y despido, el tipo de negociación salarial en
vigor, la estructura del seguro de paro, etc. La reforma de estas variables implica aplicar
políticas de oferta.

Y este enfoque puede aplicarse en muchos campos de la economía, como la política de defensa
de la competencia, la reestructuración de determinados servicios públicos, etc.

Según este enfoque, el objetivo fundamental de la política económica sería la creación de un


marco institucional más eficiente.

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