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REPORTE DE LO SUCEDIDO EN LA MINA PASTA DE

CONCHOS
El día 19 de febrero de 2006, la mina 8, Unidad Pasta de Conchos, ubicada en el
municipio de San Juan de Sabinas, en el estado de Coahuila, sufrió una terrible explosión
por una acumulación de gas metano que vio aumentados sus efectos debido a las
condiciones deplorables de seguridad de la mina. La explosión en la mina, propiedad de la
empresa Grupo México, del empresario German Larrea, el segundo hombre más rico de
México, dejó con quemaduras de primer y segundo grado a 11 trabajadores que lograron
salir; mientras que 65 mineros murieron. Es importante resaltar que el lugar ya había tenido
reportes de fallas de seguridad desde el año 2000. En la última inspección, realizada el 12
de julio de 2004, se asentaron 43 violaciones directas a la norma de seguridad e higiene y se
ordenaron 48 medidas y muchas de ellas de extrema urgencia. Sin embargo, las autoridades
omitieron supervisar que se subsanaran las fallas anteriormente detectadas.

Después del suceso, las labores de rescate quedaron en manos del Grupo México,
que anunció que mantendría labores para la recuperación de cuerpos, al asegurar que en el
interior no había posibilidades de vida ya que las temperaturas del estallido superaron
inclusive las de un horno crematorio. atrapados; sin embargo, el 4 de abril del 2007,
después de rescatar únicamente dos cuerpos, identificados como Felipe de Jesús Torres
Reyna y Manuel Peña Saucedo, en una decisión sin precedentes en el resto del mundo, la
poderosa minera decidió suspender el rescate argumentando que se ponía en riesgo a los
rescatistas, la empresa determinó en un análisis, que entre el 25 y el 75 por ciento de la
mina estaría inundada y que existía contaminación biológica y por esa razón justifico, que
los trabajos de rescate fueran suspendidos[2]. El hallazgo de los dos cuerpos en la autopsia
reveló que murieron por asfixia y no calcinados, lo cual marcó el punto de suspensión bajo
el análisis pseudocientífico que el gobierno de Felipe Calderón dio por bueno,
suspendiendo asi, con aval gubernamental la búsqueda de cuerpos, pero también la
posibilidad de un peritaje que deslindara responsabilidades.
Sin embargo, las familias y organizaciones acompañantes señalaron que la
verdadera razón de esta suspensión sería que, de ser rescatados los cuerpos, se
evidenciarían las pésimas condiciones de trabajo en la mina y esto acarrearía sanciones
penales, económicas e incluso el retiro de las concesiones de la empresa del Grupo México.
Por esta razón, durante quince años, las familias de los mineros no han cesado en su
demanda: el rescate de los restos de los trabajadores y de que se investigue la causa de la
explosión y se finquen responsabilidades por lo sucedido.

Respecto a esta situación la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)


emitió la Recomendación 26/2006 dentro de la que determinó que: “los servidores públicos
de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social toleraron que la referida empresa funcionara
en condiciones que no garantizaban íntegramente la salud y la vida de los trabajadores”.
Asimismo, se acredito la violación a los Derechos Humanos de

 Legalidad;
 Seguridad jurídica;
 Respeto a la integridad física; y
 Vida

Desde la tragedia en 2006, las familias han luchado contra todo, exigiendo el rescate de
sus familiares y el esclarecimiento de lo sucedido. Ante la insensibilidad de la empresa que
por años negó la posibilidad del rescate y nunca se ha responsabilizado del accidente y ante
la indiferencia e irresponsabilidad de las autoridades anteriores, no se permitió durante 12
años desde el siniestro y con expedientes a los que se les dio carpetazo tanto en el gobierno
de Calderón como en el de Enrique Peña Nieto, que las familias recuperaran los restos de
sus padres, esposos, hermanos, hijos, que todavía están atrapados, ni tampoco cerrar sus
procesos de duelo. Ante el desgaste de las familias y la nula respuesta del sistema de
justicia mexicano, en 2010 las familias acompañadas por el Centro Prodh, el Centro de
Reflexión y Acción Laboral (Cereal) y la Organización Familia Pasta de Conchos, se vieron
obligados a acudir ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en un
el litigio internacional -que aglutina a aproximadamente mil familiares de 58 de los 65
mineros que perdieron la vida- para que emitiera conclusiones y en su caso
recomendaciones al Estado en materia de justicia, reparaciones y no repetición, invocando
los derechos por la vida, la integridad, garantías judiciales, protección judicial.[5]

Las familias consiguieron que el caso fuera admitido en la CIDH, a pesar del activismo
del Estado mexicano para evitar que se abriera el expediente en el Sistema Interamericano
por diferentes violaciones a derechos humanos. Tras analizar las pruebas tanto del Estado
mexicano como de las familias, el 24 febrero de 2018 la CIDH, con el informe de
admisibilidad No.12/18 Petición 178-10[6] dio la razón a los familiares; señaló que no se
han determinado las causas de la explosión, la presunta responsabilidad de servidores
públicos, ni se han recuperado los cuerpos de los trabajadores mineros, además de que, al
tratarse de un delito perseguible de oficio, es el Estado quien tiene el deber de impulsar el
proceso [7]

En febrero de 2019, el gobierno federal encabezado por el ahora presidente Andrés


Manuel López Obrador, anuncio su intención de allanarse en un procedimiento
internacional de derechos humanos, indico estar dispuesto a dejar de litigar en la CIDH,
para liberar procesos, no litigar en hechos que obstruyan la procuración de justicia.[8]

En octubre de 2020, el presidente López Obrador, al acudir por primera vez a las
instalaciones de la mina Pasta de Conchos, firmo el Acta Compromiso para el Rescate
Integral, con el objetivo principal de excavar para rescatar los cuerpos de los mineros
enterrados, lo cual, de acuerdo a la presentación técnica de la Comisión Federal de
electricidad, (CFE) instancia que dirigirá las obras del rescate, éste, puede durar entre 4 y 8
años. Los trabajos empezarán en septiembre de 2021, y se planea iniciar la búsqueda directa
en el primer trimestre de 2022, para concluir en agosto de 2024 con el rescate de los 63
cuerpos de mineros que quedaron sepultados tras la explosión en 2006 en la mina de carbón
Pasta de Conchos, de Grupo Industrial Minera México, en Coahuila. El mandatario externo
su preocupación por el tiempo que llevará concretar el rescate, pues considero que no era
conveniente dejar ninguna obra para la siguiente administración. Por lo que “Había esta
posibilidad, con riesgo. Y también con un costo considerable” y aseguró que se va a llevar a
cabo el rescate con la CFE y sus técnicos, y van a disponer del presupuesto necesario sin
límite, para lograr el rescate de los cuerpos.
Además del rescate de los cuerpos, la reparación integral a la que se comprometió el
gobierno mexicano incluirá recursos para indemnizaciones a familiares, mantener la mina
como un memorial en recuerdo a los que han perdido la vida en las minas, el mejoramiento
de la localidad Nueva Rosita y el municipio de San Juan de Sabinas con obras a cargo de la
Secretaría Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).

Por su parte la poderosa empresa minera ni siquiera ha intentado participar en los


gastos.

Los familiares exigen el derecho a la verdad y a la justicia, y por ser violación a los
derechos humanos, el gobierno debe responder a la demanda de reparación del daño y
garantía de no repetición.

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