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Procesal Penal – Clase 14

13/09/23
Dr. Deleonardis

Medidas de Coerción

Citación – Comparendo – Arresto - Incomunicación

Vamos a ver un primer grupo que son: citación y comparendo compulsivo del art. 150
CPPBA1, el arresto del art. 149 CPPBA 2 y la incomunicación del art. 152 CPPBA 3 como medidas que
pueden ser dispuestas por el fiscal en carácter de excepción de ese requisito de judicialidad,
entendido como jurisdiccionalidad, que es que tiene que haber un juez de garantías que habilita la
toma de la medida de coerción. Pero sucede que sin perder la judicialidad se puede resignar la
jurisdiccionalidad solo en aquellas intervenciones efímeras de muy escasa afectación a la libertad
ambulatoria, o a veces casi nula, pero ínfimas y muy breves y fugaces afectaciones a la libertad
ambulatoria.

Tenemos entonces el 149 CPPBA el arresto en el lugar del hecho, cuando hubiera varias
personas reunidas inmediatamente después de cometido el hecho- y no se puede proceder sin
peligro de permitir que se retiren del lugar personas que puedan haber tenido o intervención
directa en el hecho o muy buena información sobre lo sucedido en el lugar y momento del hecho.
Son personas que, en el peor de los casos, son muy importantes como testigos y, en el mejor de los
casos, pueden llegar a ser el autor. Entonces tiene que haber una posibilidad para impedir que esas
personas se retiren del lugar, al solo efecto de recibirles declaración. Por eso es una medida muy
fugaz que solamente impide retirarse de un lugar, se está demorado en función de la realización de
un acto procesal. Dura lo que sea necesario para recibirle declaración (que es el objetivo de la
medida), por lo tanto esa medida cesa en el momento que se recibe declaración, el máximo que se
puede estar demorado o arrestado a este efecto son 12 horas, en caso de necesitar una prórroga
por 6 horas más, ya debe intervenir el juez de garantías. Hay una restricción fugaz a la libertad
ambulatoria. También puede resultar que de las declaraciones que tomen que una de las personas
que estén allí sea el autor del hecho. A ese no se le va a recibir declaración testimonial y si de las
otras diligencias y las otras declaraciones surgen elementos suficientes para solicitar la detención al
juez, se solicitará la detención al juez de garantías de una de estas personas. Quiero decir que en
algún caso para una persona de diez que están reunidas, ese arresto puede ser el prolegómeno de
una detención como autor del hecho, pero hasta allí no era identificado como tal, no era sindicado
como tal y no era individualizado como tal. Entonces esta es la primera medida que está en manos
del fiscal.

La segunda medida que está en manos del fiscal es el art. 150 CPPBA, la citación. El 80% de
las personas que son convocadas en carácter de imputado a una IPP lo son hallándose en libertad a
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ARTICULO 150.- Citación: Salvo en los casos de flagrancia o en los que resulte necesario y procedente la detención, el Fiscal
ordenará la comparencia del imputado por simple citación.
Si el citado no se presentare en el término que se le fije, ni justificare un impedimento legítimo, se ordenará el comparendo.
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ARTICULO 149.- Arresto.- Cuando en el primer momento de la investigación de un hecho en el que hubieran participado varias
personas no sea posible individualizar a los responsables y a los testigos y no pueda dejarse de proceder sin peligro para la
investigación, el Agente Fiscal podrá disponer que los presentes no se alejen del lugar, ni se comuniquen entre sí antes de prestar
la declaración y aún ordenar el arresto si fuere indispensable, sujeto a inmediata revisión del Juez de Garantías.- Ambas medidas
no podrán prolongarse por más tiempo que el estrictamente necesario para recibir las declaraciones, a lo cual se procederá sin
tardanza y no pudiendo durar más de doce (12) horas.
Sin embargo, se podrá prorrogar dicho plazo por seis (6) horas más, por auto fundado del Juez de Garantías, si circunstancias
extraordinarias así lo exigieran. Vencido éste podrá ordenarse, si fuere el caso, la detención del presunto culpable.
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ARTICULO 152.- Incomunicación.- Con motivación suficiente el Fiscal podrá ordenar la incomunicación del detenido por un plazo
máximo de cuarenta y ocho horas. La medida cesará automáticamente al vencimiento de dicho término, salvo prórroga por otro
término por resolución fundada del Juez de Garantías a instancia del Ministerio Público Fiscal.
En ningún caso la incomunicación del detenido impedirá que éste se comunique con su defensor, en forma privada,
inmediatamente antes de comenzar su declaración o antes de cualquier acto que requiera su intervención personal.

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través de esta medida de coerción que es la citación. Se evita la afectación en la libertad


ambulatoria a través de una citación por la cual se debe comparecer ante el fiscal que va a recibir
declaración a tenor del art. 308 CPPBA, antes de eso se asegura una entrevista privada con el
defensor y si no lo tuviera se le proveerá un defensor de oficio, y obviamente, no tiene obligación
de declarar; pero el acto de la declaración debe ser cumplido, la identificación, el aporte de los
datos personales, de domicilio y eventualmente el fichaje y la identificación en la oficina de la OTIP 4
de la fiscalía general tiene que cumplirse sí o sí.

Quien no acata espontáneamente la orden de citación, se hace acreedor de la medida


prevista en el artículo 150 in fine que es el comparendo compulsivo. El comparendo compulsivo es
también está en manos del fiscal -al igual que la citación que obviamente la realiza el fiscal que es
quien cita a prestar declaración ante sí-, más allá de que el imputado pueda pedir prestar
declaración ante el juez de garantías. El 99,9% de las declaraciones de los imputados en un proceso
penal se llevan a cabo ante el fiscal que es quien dirige la investigación. Así que por supuesto que la
citación es una actividad que dispone el fiscal, y el comparendo compulsivo, verificado que sea que
la persona debidamente notificada de manera personal de su obligación de concurrir a declarar sin
que consten motivos justificados que le hayan impedido concurrir a presentarse a prestar
declaración, provoca el dictado del comparendo compulsivo. El comparendo compulsivo afecta de
manera muy fugaz la libertad ambulatoria (solamente la afecta desde el lugar donde se encuentra
la persona hasta la fiscalía), se envía a la policía a buscar a la persona. No requiere esposas, ni
traslado a una dependencia policial, sino que se lo traslada a la fiscalía para declarar; y una vez que
se asegura el fiscal que compareció y que está frente a él y ya se está entrevistando con el defensor
cesa el comparendo compulsivo y el personal policial que lo llevó hasta allí lo deja allí en la
declaración con el fiscal. No hay necesidad tampoco de ordenar ningún tipo de libertad porque no
ha habido ninguna detención.

La cuarta medida en este caso no es autónoma como las otras medidas, si bien el
comparendo compulsivo es subsidiario a otra medida que es la citación, sigue siendo autónoma. La
última medida que está en manos de la fiscalía (exceptuando el artículo 59 CPPBA) es accesoria a
otra medida que es la detención es la incomunicación. La detención debe ser decretada por el juez
de garantías, aunque también se puede incomunicar al aprehendido en el período que todavía no
está a disposición del juez de garantías y que no se ha convertido en detención, que no se ha
judicializado esa aprehensión. Pero siempre la incomunicación es una medida anexa,
eventualmente adicional, a una medida principal que es la detención. La incomunicación no lo priva
de la libertad, la medida privativa de la libertad es la detención. A una persona que está detenida o
aprehendida se la puede incomunicar y quien la incomunica es el fiscal por un plazo no mayor a 48
horas y procede en los casos que hay diligencias pendientes de la investigación que lo llevan a
pensar al fiscal que si permite que esa persona se comunique con terceros pueden llegar a
entorpecer la investigación, o destruir elementos de prueba ahora que saben que la justicia está
sobre esa actividad ilícita en la que la persona habría participado. Entonces, la medida de
incomunicación tiende a evitar que si esa persona tiene información importante para la
investigación le avise a un tercero que está en libertad para acceder al lugar y destruirla. La
incomunicación no será oponible al defensor.

Hasta ahí el primer bloque de medidas de coerción que son tomadas por el fiscal. Estas
medidas son tomadas por el fiscal en excepción al requisito de judicialidad a las medidas de

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Oficina Técnica de Identificación de Personas

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coerción que puede justificarse -esa excepción a la judicialidad que obliga que la tome el juez de
garantías- en función de la fugaz afectación a la libertad que conlleva. Que tampoco resigna del
todo el carácter judicial del todo ya que lo dicta un funcionario judicial que es -nada más y nada
menos- quien tiene a su cargo dirigir la investigación y que tiene la obligación de hacerlo con un
carácter objetivo.

Ahora vamos a ver un segundo bloque de medidas que, como afectan con suficiente entidad
el derecho a la libertad ambulatoria, sí tienen que ser tomadas por el juez de garantías. Sin
embargo hay excepciones en aquellos casos que, por cuestiones de urgencia -sumado a la
constatación de las condiciones esenciales de toda medida de coerción- y acreditación de
apariencia en la responsabilidad delictiva, apariencia de un hecho que parece ser delito y de una
persona que parece ser el autor (equivalente a la verosimilitud en el derecho) y peligro cierto de
que si no se toma la medida se frustran los fines del proceso (equivalente al peligro en la demora),
sean necesarias.

Este segundo grupo de medidas son la aprehensión sin orden judicial, la detención, la prisión
preventiva y las morigeraciones y alternativas a la prisión preventiva. Todas ellas a cargo del juez de
garantías salvo la aprehensión sin orden judicial como su orden lo indica.

La aprehensión se produce sin una orden judicial del juez competente que le dé lugar,
precisamente porque se desconocía la existencia de ese delito, no es una aprehensión de un acto
de una investigación ya iniciada que está en curso, sino que es aquella que procede normalmente
de la prevención policial. Allí el funcionario policial claramente tiene que estar autorizado a
aprehender sin orden judicial. Está bien claro en el caso de flagrancia qué es lo que lo autoriza al
funcionario policial a intervenir, qué lo autoriza a dictar una medida de coerción: el peligro en la
demora es evidente, al igual que verosimilitud en el derecho, y a ello se suma la urgencia. Estos
tres requisitos tienen que darse conjuntamente, vamos a ver que en los casos de flagrancia no hay
problema porque no se discute demasiado la concurrencia de esos requisitos, entonces por
supuesto de inmediato se comunica al juez de garantías y al fiscal, que se apersona en el lugar y da
todas las instrucciones. El fiscal llega al lugar del hecho, verifica lo que hay que verificar, da las
instrucciones que tiene que dar, y dice cuando lo quiere al imputado en la fiscalía con las
actuaciones. Normalmente será el día después, porque tiene 24 horas para ver si pide la conversión
de la aprehensión que hizo la policía (y que él convalidó al juez de garantías). En ese caso quedará
convertida la aprehensión sin orden judicial en detención; y ahí está judicializado, y ahí está
cumplido el requisito de la Constitución de PBA que dentro de las 24 horas [la aprehensión] tiene
que estar judicializada y haber un juez competente que haya notificado las causas de la detención.

El artículo 151 CPPBA no trae complicaciones si se lee. Porque cuando dicen que el 151
autoriza a dictar la detención cuando hay peligrosidad procesal (verosimilitud en el derecho y
peligro en la demora) sólo están diciendo una parte. No es solamente eso lo que habilita la
detención. Hay muchos casos en los que aun viendo eso igual no es procedente la detención. Si lo
único que evalúan es la verosimilitud en el derecho y peligro en la demora (que claro que tiene
que estar) en algunos casos se las van a dar y en otros casos no.

ARTÍCULO 151.- Detención. Salvo lo dispuesto en el artículo anterior, y sólo a pedido del
Fiscal interviniente, el Juez librará orden de detención para que el imputado sea llevado
inmediatamente ante la presencia de aquél, siempre que existan elementos suficientes o

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indicios vehementes de la comisión de un delito y motivos bastantes para sospechar que ha


participado en su comisión. [Hasta acá el requisito de apariencia de responsabilidad]

La orden será escrita y fundada, contendrá los datos personales del imputado u otros
que sirvan para identificarlo y el hecho que se le atribuye [Eso es plasmar el art. 18 CN, nadie
podrá ser arrestado sin orden escrita de autoridad competente] , Juez y Fiscal que intervienen y
será notificada en el momento de ejecutarse inmediatamente después, con arreglo al artículo
126.

Sin embargo, en caso de urgencia, el Juez podrá transmitir la orden por los medios
técnicos que se establezcan, según lo dispuesto en el artículo 129.

No procederá la detención cuando al hecho imputado le corresponda una pena que no


supere, en su término medio, entre el mínimo y máximo previstos, los tres (3) años de privación
de la libertad [Es decir que no procede la detención cuando el promedio de la escala penal es
menor a 3 años.] o tratándose de un concurso de delitos, ninguno de ellos supere dicho monto y
cuando de las circunstancias del hecho, y de las características y antecedentes personales del
procesado, resulte probable que le pueda corresponder condena de ejecución condicional. [La
medida no se dicta porque no es proporcional, no importa cuanta verosimilitud en el derecho
pueda haber. No solamente tenemos que hablar de proporcionalidad con la prisión preventiva, con
toda medida tenemos que hablar de proporcionalidad.]

Sin embargo, se dispondrá su detención cuando registre una condena anterior que
impida una segunda condena condicional o hubiere motivos para presumir que no cumplirá la
orden o intentará alterar los rastros del hecho, o se pondrá de acuerdo con terceros o inducirá
a falsas declaraciones. [Este artículo tiene una muy mala técnica legislativa, primero dice que
detiene, luego que no, luego que sí. Si no es detenible cuando es aplicable una pena de ejecución
condicional, cuando no es aplicable será detenible. Luego agrega los indicadores procesales de fuga
que es la justificación por la cual se le puede imponer coerción procesal a un inocente, porque está
evitando que se averigüe la verdad, evitar que el proceso llegue a su fine y evitar el cumplimiento
de su pena.]

La sola denuncia no basta para detener a una persona.

La diferencia con el CPPF en su redacción del art. 215 5 es notoria. Procede la detención si el
fiscal estima -y puede probarlo- que va a pedir la prisión preventiva y que entonces necesita esa
detención para luego convertirla en PP.

En CPPBA los requisitos están en el 144-148 donde queda claro si es necesario o no es


necesario, y analizando los indicadores del 148 está la llave para cada caso en particular saber si es
necesario o no. Esto no se rige por disposiciones generales, es una tontería establecer un criterio
general, promedios, etc., porque no se pueden aplicar pautas abstractas, hay que analizar el caso
concreto. El artículo 215 CPPF define mucho mejor, es mucho más fácil recordar ese artículo que el
151 CPPBA.
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ARTÍCULO 215.- Detención. El representante del MINISTERIO PÚBLICO FISCAL podrá pedir al juez la detención del imputado si
existieran suficientes indicios para sostener, razonablemente, que procedería la prisión preventiva, y aquélla fuera necesaria para
preparar y fundar en la audiencia el pedido de imposición de esta medida. El juez ordenará la detención o denegará sumariamente
el pedido.
La detención no podrá superar las SETENTA Y DOS (72) horas.

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Sabemos entonces que una persona va a ser detenida por orden de un juez si se dan estos
requisitos, se emite una orden de detención y el fiscal la ejecuta por sí o designando funcionarios
policiales. Sabemos también, que en el 80% de casos donde hay un imputado detenido, no está
detenido bajo una orden de detención sino que está detenido en base a una aprehensión sin orden
judicial.

En algún caso la restricción a la libertad puede justificarse en la necesidad de hacer cesar la


comisión de un delito. Hay una justificación para el proceder para una fugaz medida de coerción
como puede ser una primera aprehensión que es también hacer cesar los efectos del delito, porque
lo que quiere el derecho es que la persona no viole el ordenamiento jurídico. Entonces cuando se
constata una violación al ordenamiento jurídico hay que hacerla cesar. La aprehensión muchas
veces tiene una finalidad que no se agota en la peligrosidad procesal, porque la función de la policía
de prevenir el delito lleva implícito que en caso de que encuentren un delito lo tienen que reprimir,
tienen que adecuar una actividad da hacerlo cesar que eso significa tratar de poner los objetos a
seguro, o lo que se llamaría, colocarlos en la situación anterior a la iniciación de la causa, tratar de
que vuelvan a la persona que los tenía en ese momento antes de ser desapoderado y colocar a
buen seguro a la persona que se considera el autor. Eso significa tenerlo encerrado a disposición de
una autoridad judicial que es la que va a determinar qué es lo que hace. Ya la prisión preventiva
tiene finalidades solamente procesales, solamente de neutralizar peligrosidad procesal, porque la
imputación ya está estabilizada. Para saber si sigue detenido entra en juego la proporcionalidad.

Como dijimos el 80% de los casos se da por aprehensión sin orden judicial, hablamos de los
artículos 1536 y 1547 CPPBA. Estas facultades de aprehender están quitadas de lo que eran las
facultades policiales del art. 294 porque este CPPBA plantea un sistema distinto donde las medidas
de coerción están judicializadas en manos de las autoridades judiciales y la policía solo tiene los
supuestos de flagrancia. Tienen que saber que los supuestos de flagrancia no es solamente cuando
se encuentra la persona cometiendo el delito, la detención que se autoriza en caso de flagrancia es
la detención de quien es sorprendido en la comisión de un delito de acción pública sancionado con
pena privativa de la libertad8, por ejemplo no aprehendería a alguien por un delito penado con
inhabilitación.

Entonces, la aprehensión sin orden judicial, en el caso de flagrancia no hay ninguna duda,
incluso los particulares están autorizados a realizar una aprehensión en estas condiciones. Ahora
bien, otros casos de aprehensión contemplan al detenido fugado, allí no es necesaria la orden
porque ya hay una orden vigente -que está violando con su fuga- en virtud de la cual la persona
está detenida. El art. 153 inciso 3° es un caso menos frecuente, cuando reúne los supuestos del art.
151 y se verifica la urgencia. Se entiende que el fiscal tiene los elementos del art. 151 CPPBA pero
no llegó a pedir la detención. Aprehendida la persona hay 24 horas para que el fiscal le plantee al
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ARTICULO 153.- (Texto según Ley 13260) Aprehensión. Los funcionarios y auxiliares de la Policía a instancia propia o del Fiscal,
deberá aprehender:
1. A quien sea sorprendido en flagrancia en la comisión de un delito de acción pública sancionado con pena privativa de
libertad.
2. Al que fugare, estando legalmente detenido.
3. Cuando en el supuesto del artículo 151, se tratare de una situación de urgencia y hubiere peligro de que con la demora
el imputado eluda la acción de la justicia.
Tratándose de un delito cuya acción dependa de instancia privada, en el acto será informado quien pueda promoverla. Si no
presentare la denuncia inmediatamente, el aprehendido será puesto en libertad.
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ARTICULO 154.- Flagrancia.- Se considera que hay flagrancia cuando el autor del hecho es sorprendido en el momento de
cometerlo o inmediatamente después, o mientras es perseguido por la fuerza pública, el ofendido o el público, o mientras tiene
objetos o presenta rastros que hagan presumir que acaba de participar en un delito.
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Por el principio de proporcionalidad.

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juez de garantías la conversión de esa aprehensión sin orden judicial en detención judicial. A lo
largo de esas 24 horas, el fiscal tendrá la facultad del art. 161 CPPBA 9 que es ordenarle la libertad
(procedimientos restitutivos de la libertad).

Si aprehende sin orden judicial y el fiscal luego verifica que no va a pedir la detención, puede
darle la libertad antes de ponerlo a disposición del juez de garantías. Lo pondrá a disposición del
juez de garantías cuando pide la conversión, si el juez la deniega la persona queda en libertad. Si el
juez otorga la conversión, la persona queda como detenido a disposición del juez de garantías,
momento a partir del cual el fiscal ya no puede conceder la libertad. El 161 segunda parte autoriza
al fiscal al pedir la libertad del detenido.

El problema se presentó con las famosas averiguaciones de antecedentes, aprehensiones sin


orden judicial que no respondían a criterios de flagrancia durante los ’80 y ’90. Los casos más
famosos fueron Fernández Prieto y Tumbeiro, que llegaron a la CIDH, los dos son casos similares en
cuanto a lo que se discutía era el estándar para disponer una aprehensión sin orden judicial en
casos que no eran de flagrancia, cómo justificaba la policía haber aprehendido y privado de su
libertad a un ciudadano que estaba en la vía pública y que no tenía un elemento firme para decir
que estaba cometiendo un delito. Nuestra CSJN tuvo fallos buenos y no tan buenos, Montenegro es
un fallo claro y de la buena doctrina, Fiorentino y Tagay también; y después vinieron Fernández
Prieto y Tumbeiro donde sacaron a relucir lo peor del criterio de la Corte.

Lo primero que hace la CIDH es un contexto sobre las detenciones sin orden judicial ni
situación de flagrancia en Argentina. Hacen un estudio antes de resolver la causa de cómo se priva
de libertad en las personas en Argentina sin orden judicial de detención y sin estar en una situación
de flagrancia. Dicen la CIDH: “…caso constituye un emblema de lo que se conoció en nuestro
país, durante la década del 90, como el ‘olfato policial’, que implicaba actuaciones policiales
descontroladas, incentivadas por políticas de seguridad pública basadas en operativos de
prevención discrecionales, sin investigación ni inteligencia previa, y por ello, profundamente
ineficientes” (…) “este tipo de prácticas policiales fueron promovidas por políticas de seguridad
que se definían bajo el paradigma de la llamada ‘guerra contra las drogas’ y que, además,
resultaban amparadas por un inadecuado o inexistente control judicial” (…) “…los funcionarios
y auxiliares de la policía tienen la facultad de arrestar o aprehender personas que consideran
intentan cometer un delito”, pudiendo proceder a arrestos por “razones de orden o de
seguridad públicas, y para controles de identidad y averiguación de antecedentes” (…) “la
práctica muchas personas son arrestadas simplemente porque merodeaban por el lugar,
porque no justificaban su permanencia en un lugar determinado o porque carecían de dinero
para comprar”. Con base en lo expresado por los representantes de diferentes grupos sociales,
el Grupo de Trabajo advirtió que “estas acciones policiales tienen un efecto intimidatorio sobre
el ciudadano común y corriente”.

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ARTÍCULO 161.- (Texto según Ley 13260) Libertad, facultades del Fiscal: El Fiscal podrá disponer la libertad de quien fuera
aprehendido mientras el Juez no hubiere ordenado la detención, cuando estimare que de acuerdo a las circunstancias del caso no
solicitará la prisión preventiva.
Si el Juez hubiera ordenado la detención, el Fiscal podrá requerirle que disponga la libertad atento que no pedirá la prisión
preventiva, en cuyo supuesto se ordenará la soltura.
En todos los casos, el imputado deberá denunciar su domicilio real antes de ser puesto en libertad, el que no podrá cambiar sin
previa comunicación, comprometiéndose a comparecer a cualquier llamado o citación con motivo del trámite del proceso.

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En algún momento tuvimos una Cámara de Casación que revocó esa detención y
absolvió a Tumbeiro diciendo “…la intercepción en la vía pública de una persona con fines [de
identificación] y su ulterior alojamiento en un vehículo policial a la espera de la recepción de los
antecedentes […], constituye una verdadera detención que solo con […] eufemismos habría de
considerarse bajo el título de mera demora”. Asimismo, la Cámara de Casación Penal indicó
que “el estado de nerviosismo” es una “circunstancia equívoca y, como tal, insusceptible por sí
para habilitar la aludida interceptación”, y agregó que en el caso concreto no se justificaba la
detención por averiguación de antecedes pues “no mediaron circunstancias debidamente
fundadas que hicieren presumir que alguien hubiere cometido algún hecho delictivo […] y no
acreditase su identidad”.

“…la Corte Suprema revocó la decisión de la Cámara de Casación Penal y ordenó que
fuera emitido un nuevo pronunciamiento. Refiriéndose a la jurisprudencia estadounidense
sobre “causa probable”, “sospecha razonable” y “situaciones de urgencia”, la Corte Suprema
señaló que en el caso concreto estos resultaban aplicables puesto que la “actitud sospechosa”
atribuida al señor Tumbeiro fue “ulteriormente corroborada con el hallazgo de
estupefacientes”. La Corte Suprema juzgó que en el procedimiento “no se advierte ninguna
irregularidad” y que la sentencia recurrida ignoró “la legitimidad de lo actuado en prevención
del delito” y omitió valorar el “nerviosismo” del señor Tumbeiro conjuntamente a “las demás
circunstancias por las cuales el personal judicial decidió identificarlo.”

Ciertamente no es el fallo más feliz de la CSJN, porque jamás un procedimiento se puede


convalidar por el resultado, porque lo que legitima un procedimiento son los requisitos que se
dan cuando comienza el procedimiento y no cuando finaliza.

Entonces, los requisitos para proceder contra una persona y afectar derechos
constitucionales, tiene que darse, verificarse y poder justificarse en el momento que comienza
la intervención; y si la misma no deriva en ningún fin exitoso, igualmente el procedimiento es
válido. Se necesita un indicador que justifique la inmisión en el ámbito de privacidad de las
personas, eso era lo que no se verificaba en Tumbeiro ni en Fernández Prieto y terminó con el
Estado Argentino condenado por afectar los derechos de estas personas.

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