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¡Venga tu Reino!

La amistad y el amor personal

“Amor en una latita de leche”: Los cuentos de mis homilías, 139 pp.

Estas historias verdaderas se dan todos los días en esos escenarios sucios, despreciables ante los
ojos de los hombres. Las historias feas y desesperanzadoras abundan en los periódicos. Pero las
historias de amor real son ignoradas por la mayor parte de nosotros, porque no son noticia. Pero
es una muestra de que el amor es capaz de salvar vidas. Literalmente.

Hay realidades que constatamos por el simple hecho de abrir los ojos: si el día está nublado o
soleado, si estamos tristes o contentos… también el hecho que nacimos para amar y ser amados.
[El ejemplo del Bullying, a nadie le gusta; pero sí cuando nos alaban].

Cuando una cosa la usas para lo que se hizo, funciona bien, sino, no funciona bien. Por ejemplo:
una piscina: si construyes una en tu casa, la quieres para nadar, para meterte y refrescarte. Pero,
¿qué pasa si la usa tu muchacha para lavar la ropa o los trastes? Pues por supuesto que la ropa y
los trastes pueden quedar muy limpios, pero ya no te podrás meter a nadar porque quedará sucia
el agua. Pero ¡claro que también sirve para lavar! Pero no fue construida para ello.

Te voy a contar otra historia: un joven que pagaba sus estudios trabajando de vendedor
ambulante, sentía hambre pero no tenía dinero para almorzar. Decidió vencer la vergüenza que le
daba mendigar para pedir algo de comer en la próxima puerta que tocase. No obstante, perdió su
temple cuando una hermosa joven le abrió la puerta. En lugar de pedir comida pidió solo un vaso
de agua. Ella, sin embargo, se apiadó de el y le trajo un vaso de leche. El se lo tomó tímidamente y
preguntó,
-"¿Cuánto le debo?".
- "No me debe nada," respondió ella. "Mi madre nos enseñó a nunca aceptar pago por hacer un
favor." - "Entonces le agradezco de corazón.", respondió el joven.
Aquel joven llamado Howard Kelly se fue de aquella casa, no solo sintiéndose fortalecido en su
cuerpo sino también en su fe en Dios y en la humanidad. Antes del incidente estaba pensando en
rendirse y renunciar.

Muchos años más tarde aquella joven, ya mayor, se enfermó gravemente. Los doctores locales
estaban muy preocupados. Finalmente la enviaron al hospital de una gran ciudad donde
practicaba un famoso especialista en aquella enfermedad.

Cuando el médico se dio cuenta del nombre de su nueva paciente y del pueblo de procedencia,
inmediatamente se levantó y fue a verla. La reconoció inmediatamente. Volvió a su oficina
resuelto a hacer todo lo posible para salvar su vida. La lucha fue larga pero la señora se salvó.

Por su parte la señora andaba muy preocupada sabiendo que el precio de su estancia en el
hospital sería astronómico. Sin que ella supiese, el doctor envió órdenes que le pasaran a él la
cuenta final. Después de examinarla escribió un mensaje al pie de la cuenta antes de que fuese
enviada a la señora.

Ella abrió aquella cuenta con gran temor, pensando que pasaría el resto de sus días pagándola.
Finalmente miró y cuál fue su asombro cuando leyó al pie de la lista de enormes cifras: Todo
Pagado por completo con un vaso de leche. Firmado: Dr. Howard Kelly (1858-1943).

Lágrimas de felicidad brotaron de sus ojos al tiempo que su corazón lleno de alegría oraba
diciendo:
-"Gracias Dios porque tu amor fluye a través de los corazones y manos humanas".

El Dr. Howard Kelly (1858-1943) fue un devoto cristiano que paso por muchas necesidades y
dificultades antes de llegar a convertirse en un prominente médico - uno de los fundadores del
primer hospital de investigación médica de Estados Unidos, el John Hopkins. La historia que
compartimos hoy se repitió cuatro veces con distintos pacientes suyos.

Hasta aquí hemos visto lo que es capaz de hacer el amor al prójimo. Al que nos encontramos en el
camino y que tiene alguna necesidad. Pero me detengo y veo en qué puedo ayudarle, pero para
ello hay que entablar una relación, al menos un encuentro.

Luego el amor de amistad: lo que eres capaz de hacer por un amigo y lo que un amigo te ha
ayudado. Para ello ha sido necesario crear lazos, un diálogo. Y un amigo te salva de la soledad, de
sentirte poco importante, de sentirte poco libre (eres tú mismo), de la tristeza.

La historia del “Principito y el Zorro”. Transforma la existencia de las personas. Es diverso del amor
en general al prójimo porque aquí ya hay un compartir corazones, experiencias profundas, pero
también una donación de la propia persona.

[Libro “El Principito” 47 pp, cinta rosa. Y luego las demás cintas].

Según Elredo de Rieval (monje y abad cisterciense inglés, nace en 1110), una amistad auténtica
debe tener estas notas: dilectio, affectio, securitas e iucunditas. Lo explica así: «Hay cuatro
elementos que me parecen especialmente propios de la amistad: la dilección, el afecto, la
confianza y la elegancia. La dilección se expresa con los favores dictados por la benevolencia; el
afecto, con aquel deleite que nace en lo más íntimo de nosotros mismos; la confianza, con la
manifestación, sin temor ni sospecha, de todos los secretos y pensamientos; la elegancia, con la
compartición delicada y amable de todos los acontecimientos de la vida —los dichosos y los tristes
—, de todos nuestros propósitos —los nocivos y los útiles—, y de todo el que podemos enseñar o
aprender»

El amor humano lo podemos comparar con varios círculos concéntricos. Es necesario que los
círculos se vayan cerrando. Y ahí están las personas con las que convivimos más y que, por ende,
nos van conociendo también más. Y en el círculo más interno está el amor exclusivo, es decir, que
sólo es para una persona. Y en esa persona estamos llamados a la unidad por eso nuestro amor es
tan fuerte y tan atrayente a una mujer. A veces sólo pensamos que es la fuerza de la biología la
que nos atrae a ellas, pero no. En el fondo lo que buscamos es “la otra mitad” pero no debe sonar
esto a cursilería, sino a un complemento, a un proyecto de vida.

Volvemos al cuento de “El Principito”: es mi rosa. Soy responsable de mi rosa. Pero no es una
posesión, es una mutua entrega-donación. Pero también es mía como yo soy de ella.
También es importante recordar que el amor nos pone en una situación posible de ser olvidado,
humillado o explotado, como le pasó al mismo Jesús. El amor es un regalo, dalo como regalo. No
esperes recompensa, ni aplausos. Nada, dalo, date.

Recuerda, todos tenemos una vocación. Y ésta es una forma concreta de amar. Aquí hemos
hablado del amor exclusivo en el matrimonio, a tu esposa, si es que esa es tu vocación. Sin
embargo, recuerda que hay otras vocaciones como el sacerdocio que también vive su vocación al
amor. Espero pronto podamos hablar con tiempo de ella.

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