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El embarazo en adolescentes

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la


adolescencia es el período en la vida de una persona
que comprende entre los 10 y los 19 años. En algunos
casos la adolescencia se ve interrumpida cuando la
joven se queda un embarazo. Y es que, una de cada
cinco mujeres en el mundo ya tiene un hijo antes de los
18 años y cada año se producen 16 millones de
nacimientos de mamás adolescentes. En las regiones
más pobres del planeta una de cada tres mujeres son
madres en la adolescencia.

Riesgos y consecuencias en el embarazo adolescente.

Según los expertos, la edad más apropiada para ser


madre es entre los 20 y los 35 años, ya que el riesgo
para la salud de la madre y el niño es mucho menor. El
embarazo en la adolescencia se considera de alto
riesgo y conlleva más complicaciones, la adolescente
no está preparada ni física ni mentalmente para tener
un bebé y asumir la responsabilidad de la maternidad.

Las adolescentes que se quedan embarazadas


presentan en muchos casos:
- Cuadros de mala nutrición, con carencia de nutrientes
esenciales para el buen desarrollo del bebé

- Un mayor número de abortos espontáneos

- Partos prematuros, hay un gran número de bebés de


adolescentes que nacen antes de la semana 37 de
gestación

- Sus bebés tienen un peso bajo ya que la inmadurez de


su cuerpo hace que su útero no se haya desarrollado
completamente

- Las mamás adolescentes tienen niños con más


problemas de salud y trastornos del desarrollo

- En los casos de embarazos de niñas de menos de 15


años, el bebé tiene más posibilidades de nacer con
malformaciones

Complicaciones psicológicas para la adolescente


embarazada.
En general, los estudios hablan de una serie de
circunstancias por los que pasan las mamás
adolescentes:

- Miedo a ser rechazadas socialmente: una de las


consecuencias de la adolescencia y el embarazo es que
la joven se siente criticada por su entorno y tiende a
aislarse del grupo.

- Rechazo al bebé: son niñas y no desean asumir la


responsabilidad, el tiempo y las obligaciones que
supone ser madre. Sin embargo, esto también las hace
sentirse culpables, tristes y su autoestima se reduce.

- Problemas con la familia: comunicar el embarazo en la


familia muchas veces es fuente de conflicto e incluso
rechazo por parte de su propio entorno.

Los hijos de madres y padres adolescentes suelen sufrir


mayor tasa de fracaso escolar, problemas de inserción
social o de aprendizaje.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda


para evitar el embarazo en la adolescencia: limitar el
matrimonio antes de los 18 años, aumentar el uso de
anticonceptivos para los adolescentes, reducir las
relaciones bajo coacción y apoyar los programas de
prevención de embarazos en la adolescencia.

En cualquier caso, la mejor prevención es que los


jóvenes tengan una buena educación sexual desde el
mismo seno de la familia. Es importante informar sobre
los riesgos y complicaciones del embarazo en la
adolescencia y todos los cambios que se producirán
desde el momento en que la adolescente se quede
embarazada.

La comunicación en la familia esencial, por tanto, debe


haber un diálogo abierto y transparente para que los
jóvenes tengan toda la información a su alcance.

UNFPA República Dominicana

El Fondo de Población de las Naciones Unidas


(UNFPA) es la agencia de las Naciones Unidas que
contribuye a un mundo donde:

Cada embarazo sea deseado


Cada parto sea seguro
Cada persona joven alcance su pleno desarrollo
El UNFPA inició sus operaciones en la República
Dominicana en 1974. El Programa de Asistencia al País
2018-2022 hace énfasis en las zonas económica y
socialmente más deprimidas, contribuyendo a un
desarrollo humano sustentable, con perspectiva de
equidad de género y de derechos humanos, incluidos
los derechos sexuales y reproductivos.

La agencia prioriza el apoyo a programas de Salud


Sexual y Reproductiva (SSR) que ejecuta el Ministerio
de Salud Pública, en un esfuerzo nacional por reducir la
mortalidad materna, el embarazo en adolescentes e
incidencia de infecciones de transmisión sexual y
VIH/SIDA.

Además, el UNFPA colabora con el Estado y otras


instituciones no gubernamentales en proyectos,
programas y temas como: equidad e igualdad de
género, prevención de la violencia intrafamiliar,
paternidad responsable, maternidad segura,
fortalecimiento del Sistema Estadístico Nacional,
recopilación y análisis de datos sociodemográficos,
capacitación y educación.

El trabajo del UNFPA se orienta a lograr tres resultados


transformadores y enfocados en las personas de aquí a
2030. Estos son:

Cero necesidades insatisfecha de planificación familiar


Cero muertes maternas y neonatales evitables
Cero violencia de género y prácticas nocivas contra
mujeres y niñas
Desde que el UNFPA inició sus actividades en 1969, el
número y la tasa de mujeres que mueren por
complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto
se han reducido a la mitad. Las familias son más
pequeñas y más sanas. Las y los jóvenes están más
empoderados y cuentan con mayores oportunidades.

Pero todavía queda mucho por hacer. Cerca de mil


millones de personas continúan viviendo en condiciones
de pobreza extrema. Los problemas relacionados con la
salud reproductiva están entre las causas principales de
muerte y discapacidad de las mujeres en países en
desarrollo. Las y los jóvenes enfrentan el mayor riesgo
de contraer el VIH así como de embarazos no
planificados. Más de cien millones de mujeres jóvenes
enfrentan la posibilidad de un matrimonio a edad
temprana y de ser víctimas de la discriminación y la
violencia.

UNFPA en América Latina y el Caribe

Contribuyendo a un mundo donde cada embarazo sea


deseado

Desde hace décadas, múltiples acuerdos


internacionales han afirmado el derecho de las
personas de decidir libremente si quieren, o no, formar
una familia, al igual que definir el número de hijos que
quieren tener, y han propiciado los medios necesarios
para lograr estos objetivos, tales como el acceso a
servicios y suministros de calidad que les permitan
ejercer este derecho.

El mayor acceso a métodos anticonceptivos seguros,


asequibles y eficaces ha permitido más opciones y
posibilidades de tomar decisiones responsables en
temas de reproducción. El uso de métodos
anticonceptivos también ha contribuido a mejorar la
salud materna e infantil, previniendo embarazos no
deseados o muy poco espaciados. La tasa de
prevalencia de métodos anticonceptivos de cualquier
tipo es de 74% para América Latina y de 61% para el
Caribe, en la República Dominicana, el uso de
anticonceptivos modernos es de 67%. Se estima que la
necesidad insatisfecha de planificación familiar
promedia en un 10%.

La mortalidad materna se redujo un 40% en América


Latina entre 1990 y 2013, y un 36% en el Caribe. Sin
embargo, alrededor de 9.300 mujeres murieron por
causas maternas en 2013. La razón de mortalidad
materna en la región fue de 85 muertes por cada
100,000 nacidos vivos, lo que se considera "baja" entre
las regiones en desarrollo. Igualmente, para 2018, en la
República Dominicana esta tasa se situaba en 107.1
muertes maternas por cada 100,000 nacidos vivos. Al
cumplir con la necesidad insatisfecha de planificación
familiar voluntaria, sería posible reducir el número de
muertes maternas en casi un tercio. Esto tendría un
gran beneficio en la región, dado que al incrementar las
opciones anticonceptivas como parte de los cuidados
básicos en salud, se disminuye el número de
embarazos no planificados.
UNFPA impulsa acciones para asegurar los derechos y
la salud sexual y reproductiva de la población:

Fortaleciendo las competencias de los y las


proveedores/as de la salud para ofrecer servicios de
salud de calidad en salud sexual y reproductiva,
incluyendo los de planificación familiar, con énfasis para
las y los jóvenes
Facilitando la compra de anticonceptivos y su suministro
en situaciones de emergencia
Cada parto sea sin riesgos

El riesgo de una mujer de morir en algún momento de


su vida por una causa materna en América Latina es de
1 en 570 y en el Caribe, 1 de cada 220. Sabemos cómo
salvar a casi todas las mujeres que mueren dando vida.
El primer paso es garantizar que puedan planear sus
embarazos y espaciar sus partos. También es crucial la
atención calificada en el alumbramiento, a través del
acceso a cuidados obstétricos de emergencia y del uso
de suministros esenciales. En América Latina y el
Caribe el 93.7% de los partos son atendidos
institucionalmente, y se calcula que el 95% de las
embarazadas recibieron asistencia prenatal.

La mortalidad materna en América Latina y el Caribe, es


la primera causa de muerte entre mujeres adolescentes
entre 15 y 19 años, y el riesgo de morir durante el
primer año de vida, es también mayor cuando la madre
es adolescente. En la región se observa un
considerable número de abortos inseguros. Quizás, el
mayor desafío para reducir la muerte y discapacidad
materna sea encontrar la manera de llegar a todas las
mujeres, principalmente a aquellas en situación de
pobreza, en las áreas más remotas, o en contextos de
desastres naturales o causados por el hombre. Para
lograr estos propósitos se requiere reforzar los sistemas
de salud.

UNFPA trabaja en mejorar la salud materna:

Formando parteras profesionales


Fortaleciendo competencias en los y las proveedores/as
de salud en atención obstétrica de emergencia
Facilitando insumos para partos asépticos en
situaciones de emergencia
Reforzando la atención obstétrica de emergencia
Apoyando el espaciamiento de los nacimientos
Y cada persona joven alcance su pleno desarrollo

Las personas menores de 25 años constituyen el 43 por


ciento de la población mundial. En América Latina y el
Caribe se estima una población de 140 millones de
personas jóvenes, entre 15 y 29 años. Varios países
están pasando por un período de afluencia de
adolescentes y jóvenes, llamado período del “bono
demográfico”; situación que hace un llamado a los
tomadores y tomadoras de decisiones y
planificadores/as, a pensar en intervenciones que
puedan potenciar las capacidades de la gente joven con
programas de mejora en el acceso a empleo decente,
educación y servicios de salud, particularmente de salud
sexual y reproductiva.

UNFPA América Latina y el Caribe lucha por los


derechos de las y los jóvenes, incluyendo el derecho a
acceder a información confiable y a servicios
relacionados con la sexualidad y a la salud reproductiva.
Empoderados/as con conocimientos y capacidades para
protegerse a sí mismos/as y a tomar decisiones
informadas, las y los jóvenes pueden desarrollar todo su
potencial y contribuir con procesos de transformación
económica y social.

La organización tiene como meta impulsar, mediante la


incidencia técnica y política, la inversión en las
oportunidades que permitan a adolescentes y jóvenes
desarrollar los conocimientos, competencias y
resiliencia necesarias para una vida saludable,
productiva y plena.

Invertir en las personas jóvenes, especialmente en


adolescentes, es una de las acciones más inteligentes
que un país puede realizar. Como líderes y lideresas de
la próxima generación, las y los jóvenes pueden ayudar
a romper el ciclo de pobreza, fortaleciendo el tejido
social y creando un futuro sostenible.
UNFPA aboga por el bienestar de la juventud:

Promoviendo los derechos humanos de las y los


adolescentes
Promoviendo la atención en salud integral de las
personas adolescentes, con énfasis en salud sexual y
reproductiva, incluyendo prevención de embarazos y de
infecciones de transmisión sexual y VIH
Impulsando acciones para mejorar el acceso a
anticonceptivos
Involucrando a la juventud en las políticas públicas y las
decisiones que les afectan
Fortaleciendo las políticas de educación integral en
sexualidad de acuerdo a la edad
Creando espacios seguros para las niñas adolescentes
Propiciando la cero tolerancia a la violencia contra la
niñas y mujeres
Promoviendo el liderazgo juvenil
Cómo trabajamos

El UNFPA trabaja para mejorar las vidas de las


personas en más de 150 países del mundo, en los
cuales se concentra el 80 por ciento de la población
mundial. En América Latina y el Caribe contamos con
oficinas en 30 países.

UNFPA actúa como un catalizador para el progreso


trabajando con los gobiernos y en estrecha
colaboración con otras agencias de las Naciones
Unidas, con la sociedad civil, academia, organizaciones
basadas en la fe y el sector privado. Hacemos una
diferencia real en las vidas de millones de personas,
especialmente en aquellas en situaciones de mayor
vulnerabilidad.

Nuestra Oficina Regional en la ciudad de Panamá,


Panamá y Subregional en Kingston, Jamaica, le brindan
el apoyo estratégico y asesoría técnica a las Oficinas de
País; ofrecemos cooperación técnica, capacitación y
apoyo para empoderar a nuestros socios y colegas en
el terreno para asegurar que la salud y los derechos
reproductivos de las mujeres y de las personas jóvenes
estén ubicados en el centro mismo del desarrollo.

Para este fin apoyamos la generación y utilización de


datos de población para mejorar la toma de decisiones
en la planificación pública. Brindamos asistencia técnica
para ampliar las oportunidades de acción de los países,
también asesoramos sobre políticas y fortalecemos las
capacidades nacionales.

El UNFPA está enfocado en resolver hoy los desafíos


del mañana. Ayudamos a los países a utilizar los datos
sobre su población para evaluar y anticipar sus
necesidades, así como para monitorear los avances y
las brechas en el cumplimiento de nuestras promesas.
Causas y consecuencias Causas del embarazo en la adolescencia

Dos de las principales causas del embarazo en la adolescencia están


directamente relacionadas con el nivel de vida y la pobreza de los
habitantes de un país, son:
Relaciones sexuales sin el uso de métodos anticonceptivos, o un uso
erróneo o equivocado de los mismos
El matrimonio adolescente y el rol tradicional que algunas sociedades
todavía asignan a las mujeres
Estas dos realidades explican por qué Níger, si bien ha ido reduciendo
en los últimos veinte años los embarazos de madres adolescentes,
todavía mantiene una triste ratio de 200 madres adolescentes por cada
1.000 mujeres; sin embargo, son países latinoamericanos los que
siguen al país subsahariano: Nicaragua, República Dominicana,
Guatemala, Honduras o Venezuela mantienen altas cifras que superan
el 10 % de mujeres embarazadas en la adolescencia.

Incluso en países como Argentina (55), EE. UU. (33), Canadá (14) o
España (11) las cifras son demasiado elevadas pese a las políticas
educativas concretas que han permitido reducir el número de
embarazos adolescentes en todos estos contextos.
En los países desarrollados, la media de edad a partir de la que se
empiezan a tener relaciones sexuales es una de las causas principales,
si bien ha sido complicado comprender esto en sociedad y aplicar
políticas educativas que enseñen una sexualidad responsable.
Hoy, la educación sexual trabaja en los siguientes escenarios para evitar
embarazos adolescentes:
Advierte de los peligros del consumo de drogas y de bebidas alcohólicas
en sí mismo y de sus consecuencias: desinhibición, falta de reflexividad,
impulsividad, etcétera.
Presión social e idealización del embarazo en la adolescencia como
formas de lograr aceptación en sus círculos cercanos (amigos y
compañeros de clase, principalmente).
Falta de información y difícil acceso a una buena educación sexual, así
como desatención o rechazo de los padres para hablar de estos temas
de una forma abierta y natural.
Aunque estas son las principales causas, en los países desarrollados
también está comprobado que hay algunos indicadores que pueden
aumentar el riesgo: un desarrollo sexual temprano, carencias en el
núcleo familiar o padres y madres adolescentes, o abusos sexuales y
violaciones.

Los testimonios que recogen distintos estudios refuerzan la noción de


que las principales causas del embarazo precoz son la pobreza, la baja
calidad escolar, la desigualdad y la falta de capacidad de los jóvenes
para fijarse metas. Es muy importante tener una buena educación
sexual para evitar los embarazos en la adolescencia que en la mayoría
de los casos se convierten en embarazos no deseados. Se tiene que
garantizar el acceso a la educación de las adolescentes y ofrecerles
opciones de vida distintas a la maternidad. En términos prácticos es
necesario dar acceso real a la anticoncepción, lo que no sucede en
México. Una cosa es que conozcan lo que es un preservativo y otra que
lo usen”, Según la última encuesta de Salud, 34 de cada 100 mujeres no
utilizan anticonceptivos en su primera relación sexual. La realidad es
que los adolescentes en México inician su vida sexual a distintas
edades, generalmente en el bachillerato, el embarazo suele ser el
resultado por la falta del uso de métodos anticonceptivos cuando se
mantienen relaciones sexuales. Cada vez se mantienen relaciones
sexuales a edades más tempranas, con distintas parejas y utilizando
muchas veces drogas o alcohol para poder desinhibirse.
La clave está, no en evitar las relaciones sexuales entre adolescentes,
sino en prevenir y educar para que los jóvenes tengan un
comportamiento más responsable a la hora de mantener relaciones
sexuales y dejar muy en claro el hecho de que siempre que se
mantengan relaciones sexuales se tienen que utilizar métodos
anticonceptivos, no sólo para protegerse de un embarazo no deseado si
no también del contagio de infecciones de transmisión sexual.
Es frecuente que el embarazo adolescente ocurra como un evento no
deseado o planificado. Habitualmente, es la consecuencia de una
relación débil de pareja, lo que provoca en la futura medre una actitud
inicial de rechazo y ocultamiento por temor a la reacción del grupo
familiar, escolar y social. Ello también se acompaña de un control
prenatal tardío o insuficiente. Dentro de las características principales de
las jóvenes embarazadas destacan: una gran diversidad de
adversidades sociales acumuladas, los aspectos biológicos como la
maduración sexual temprana y la actividad sexual prematura; la región
que habitan, rural o suburbana, principalmente, los usos y costumbres
particularmente en zonas indígenas o de alta marginación, la religión, y
el bajo nivel educativo.
Los factores que generalmente se asocian al embarazo adolescente
tienen su origen en elementos personales, familiares y sociales. A
continuación, se presentan agrupadas las circunstancias más
frecuentes.

Menarca o menarquía temprana. 10


∙ Inicio precoz de la actividad sexual.
∙ Pensamientos mágicos.
∙ Fantasías de infertilidad.
∙ Mayor tolerancia al miedo a la maternidad adolescente.
∙ Abandono de escuela y/o bajo nivel educativo Familiares
∙ Pertenecer a una familia disfuncional.
∙ La existencia marcada de violencia familiar.
∙ Controversias entre su sistema de valores y el de sus familias.
∙ Pérdida del vínculo familiar por migración constante. Sociales
∙ Falta o distorsión de la información sexual.
∙ Aumento del número de adolescentes.
∙ Predominio de factores socioculturales adversos.
∙ No considerar el riesgo de infecciones de transmisión sexual.
Otros factores determinantes:
∙ Relaciones sexuales sin protección anticonceptiva.
∙ Abuso Sexual
∙ Violación
Ante el establecimiento del embarazo adolescente, las y los
adolescentes se enfrentan a otro dilema muy serio: continuar con el
embarazo o interrumpirlo. Sin embargo, y en términos generales, las
razones que impulsan a una adolescente a continuar el embarazo hasta
el nacimiento de su hijo pueden ser las mismas que la llevaron a
embarazarse y de entre ellas destacan:
• El matrimonio a edades tempranas y el establecimiento del rol de
género que tradicionalmente se le asigna a la mujer sobre todo en el
área rural.
• Práctica de relaciones sexuales sin protección anticonceptiva.
• Presión de los pares para tener relaciones sexuales.
• Educación sexual insuficiente, principalmente sobre métodos
anticonceptivos y/o no tener fácil acceso para su adquisición.
• Consumo de bebidas alcohólicas u otras drogas.
La práctica de las relaciones sexuales de los jóvenes sin métodos
anticonceptivos.
El matrimonio a edades tempranas y el rol de género que
tradicionalmente se asigna a la mujer.
La presión de los compañeros, que alientan a los adolescentes a tener
relaciones sexuales.
Carecer de información y conocimientos suficientes sobre los métodos
anticonceptivos y el no tener un fácil acceso a su adquisición, así como
la falta de una buena educación sexual.
Según los expertos, la edad más apropiada para ser madre es entre los
20 y los 35 años, ya que el riesgo para la salud de la madre y el niño es
mucho menor. El embarazo en la adolescencia se considera de alto
riesgo y conlleva más complicaciones, la adolescente no está preparada
ni física ni mentalmente para tener un bebé y asumir la responsabilidad
de la maternidad.

Riesgos del embarazo en la adolescencia


Una vez entendemos cuáles son las principales causas, es importante
hacer hincapié en las consecuencias y riesgos que supone un embarazo
adolescente. La frase que resume gran parte del problema la redactó la
Organización Mundial de la Salud: “la adolescencia es el periodo de vida
en el cual el individuo adquiere la capacidad reproductiva, transita los
patrones psicológicos de la niñez a la adultez y consolida la
independencia socioeconómica”.
En el caso de los embarazos precoces, esta realidad se hace añicos,
pero eso no es lo peor: cuanto más joven es la madre, más peligrosa es
esta situación: malnutrición, partos prematuros, niños con trastornos en
el desarrollo y malformaciones y un 50 % de probabilidades más de
morir en las primeras semanas de vida; en la madre: todas las
complicaciones médicas del feto en desarrollo también le afectan a nivel
físico, pero, además, en muchos casos suponen:
Falta de atención médica por desconocimiento del embarazo
Riesgo de preeclampsia y eclampsia
Riesgo de fístula obstétrica, una lesión invisibilizada y con efectos
devastadores sobre la vida de miles de mujeres
Alta mortalidad de la madre
Complicaciones debido a los abortos clandestinos, como sepsis o
hemorragias graves
Embarazo unido a enfermedades de transmisión sexual

Además, a nivel psicológico y social es habitual encontrarnos con:


Abandono de los estudios, que dependerá del contexto y el nivel
socioeconómico, entre otros factores.
El trauma de un aborto provocado o espontáneo, así como los riesgos
de caer en el mercado negro en países donde esta práctica no se
encuentre legalizada.
En países desarrollados, el nuevo núcleo familiar resultará, a menudo,
inestable (padres adolescentes o relaciones de corta duración), mientras
que, en países en vías de desarrollo, representará un mayor número de
hijos.
Problemas psicológicos: miedo a ser rechazada, ansiedad, estrés y
problemas familiares, rechazo del bebé o aparición de trastornos
emocionales graves.
Mantener relaciones inestables (familias disfuncionales) o perjudiciales
para la mujer debido a las necesidades económicas y afectivas.

Es indispensable considerar que las consecuencias del embarazo


adolescente afectan a ambos miembros de la pareja, aunque es
indiscutible el hecho de que por razones y biológicas y sociales es la
mujer quien más las sufre. Entre ellas, hay que destacar
∙ la fuerte carga emocional a consecuencia de su cambio físico y
∙ la influencia, habitualmente negativa, del medio donde vive.
Cuando ella informa a la familia de su embarazo, habitualmente es
reprendida por sus padres u otros familiares, quienes la culpan de
sentirse defraudados por su acción. De esta manera, es agredida
emocional y, en ocasiones, físicamente. En algunos momentos también
puede ser agredida por su pareja. Como consecuencia de su nueva
condición, la adolescente puede presentar comportamientos poco
habituales, destacando el descuido de su salud física y emocional, tales
como infringirse daño físico e incluso provocarse el aborto. Al bajar su
rendimiento escolar y ser motivo de burla por sus compañeros, es
probable que abandone la escuela. Otro problema que ella tiene que
resolver, es cómo solventar económicamente su embarazo y los
estudios. Ante esa situación, casi siempre se torna dependiente de la
ayuda familiar y/o tiene la

necesidad de buscar trabajo para su manutención y la de su hijo. Ante


esta última posibilidad, su situación es crítica ya que no tiene una
formación educativa adecuada para conseguir un trabajo
aceptablemente remunerado debido a que su experiencia laboral es
nula o muy limitada.

En la minoría de los casos, su pareja la apoya y por ello también tiene


que abandonar los estudios porque necesita trabajar. Si cuenta con el
apoyo de su familia, la nueva familia vivirá en la casa de sus padres y
probablemente pueda reiniciar los estudios. Sin embargo, habitualmente
sigue realizando sus actividades sociales (salir con sus amigos,
practicar deportes, etc.). La vida de ella se altera drásticamente y su
habitual patrón de vida cambia sustancialmente, principalmente por sus
obligaciones maternas y, a veces, por convivir con los padres de su
pareja. Es necesario señalar y considerar que los efectos negativos para
los nuevos padres dependerán de las costumbres familiares y del
entorno social. En numerosos lugares, el embarazo adolescente se
aprecia como un error que tiene severas críticas sociales. Por lo tanto,
la situación de riesgo de la joven embarazada es latente y permanente;
su magnitud dependerá básicamente de que las dos familias y la
sociedad entiendan que esta nueva condición puede presentar claras
oscilaciones, en donde el punto de partida es un rechazo o reprimenda,
después su aceptación y protección y finalmente, en algunos casos
puede haber reproches esporádicos. Esta condición habitualmente es
diferente en la población indígena, en donde el embarazo temprano es
parte de las pautas culturales.

OTROS TIPOS DE CONSECUENCIAS

∙ Ruptura del proyecto de vida


∙ Deserción escolar
∙ Conflictos familiares y expulsión del hogar
∙ Abandono de la pareja
∙ Alteración emocional diversa
∙ Rechazo escolar y social
∙ Problema para obtener un empleo
∙ Carencia de un ingreso monetario suficiente.
∙ Inclinación al consumo de substancias lícitas e ilícitas
∙ Tendencia a la prostitución o delincuencia
Es importante tener presente que ante esta situación de “emergencia
física y emocional” la madre adolescente puede caer en cuatro
problemas socio legales muy serios como son: la prostitución, el
consumo de drogas “lícitas” e “ilícitas”, la delincuencia y el maltrato
infantil. En lo referente a la prostitución, se debe reconocer que esta
condición es multifactorial y donde intervienen, además de la
personalidad predisponente, las “adversidades sociales acumuladas”
entre ellas, la pobreza y la promiscuidad, el bajo nivel educativo, la
marginalidad social, etc.). Probablemente sea frecuente que en nuestro
país y en otros países de idiosincrasia más o menos similar a la
mexicana, el EA ocurra como un evento no deseado o planificado, a
pesar de que la pareja cuente con la información necesaria para su
prevención. Por lo tanto, el producto es el resultado de una relación de
pareja débil, lo que provoca una actitud de rechazo y ocultamiento del
mismo, habitualmente por temor a la reacción del grupo familiar, lo que
conlleva a un control prenatal tardío o insuficiente. El estudio de 158
adolescentes embarazadas mexicanas permitió conocer y precisar que
el 94.3% de ellas aceptaron haber recibido información suficiente sobre
la sexualidad, en la familia (69.5%), en la escuela (90.5%), de sus
amigos (41.1%), o de su pareja (52.5%). Aparentemente, las
adolescentes tuvieron información conveniente, por lo menos en el
ambiente de la ciudad de México.

Sin embargo, y a pesar de ello, únicamente el 55.4% aceptó que dicha


información las preparó para tener una vida sexual activa. Es decir,
saben cómo evitar el embarazo, pero no se preocupan por impedirlo.
Después de que su hijo ha nacido, se pueden presentar o agravar en la
joven madre algunas adicciones lícitas e ilícitas, así como una tendencia
a la delincuencia. La problemática a la que se enfrentan puede afectar
su condición física, emocional o económica y, por ende, favorecer, en un
momento dado, el desarrollo de alguna forma de maltrato a su hijo

Causas del embarazo en la adolescencia

Dos de las principales causas del embarazo en la adolescencia están directamente


relacionadas con el nivel de vida y la pobreza de los habitantes de un país, son:

1. Relaciones sexuales sin el uso de métodos anticonceptivos, o un uso


erróneo o equivocado de los mismos
2. El matrimonio adolescente y el rol tradicional que algunas sociedades
todavía asignan a las mujeres
Estas dos realidades explican por qué Níger, si bien ha ido reduciendo en los
últimos veinte años los embarazos de madres adolescentes, todavía mantiene una
triste ratio de 200 madres adolescentes por cada 1.000 mujeres; sin embargo,
son países latinoamericanos los que siguen al país subsahariano: Nicaragua,
República Dominicana, Guatemala, Honduras o Venezuela mantienen altas cifras
que superan el 10 % de mujeres embarazadas en la adolescencia.

Incluso en países como Argentina (55), EE. UU. (33), Canadá (14) o España (11) las
cifras son demasiado elevadas pese a las políticas educativas concretas que han
permitido reducir el número de embarazos adolescentes en todos estos contextos.
En los países desarrollados, la media de edad a partir de la que se empiezan a
tener relaciones sexuales es una de las causas principales, si bien ha sido
complicado comprender esto en sociedad y aplicar políticas educativas que enseñen
una sexualidad responsable.
Hoy, la educación sexual trabaja en los siguientes escenarios para evitar
embarazos adolescentes:

1. Advierte de los peligros del consumo de drogas y de bebidas


alcohólicas en sí mismo y de sus consecuencias: desinhibición, falta de
reflexividad, impulsividad, etcétera.
2. Presión social e idealización del embarazo en la adolescencia como
formas de lograr aceptación en sus círculos cercanos (amigos y compañeros
de clase, principalmente).
3. Falta de información y difícil acceso a una buena educación sexual, así como
desatención o rechazo de los padres para hablar de estos temas de una
forma abierta y natural.
Aunque estas son las principales causas, en los países desarrollados también está
comprobado que hay algunos indicadores que pueden aumentar el riesgo: un
desarrollo sexual temprano, carencias en el núcleo familiar o padres y madres
adolescentes, o abusos sexuales y violaciones.

Los testimonios que recogen distintos estudios refuerzan la noción de que las
principales causas del embarazo precoz son la pobreza, la baja calidad escolar, la
desigualdad y la falta de capacidad de los jóvenes para fijarse metas. Es muy
importante tener una buena educación sexual para evitar los embarazos en la
adolescencia que en la mayoría de los casos se convierten en embarazos no
deseados. Se tiene que garantizar el acceso a la educación de las adolescentes y
ofrecerles opciones de vida distintas a la maternidad. En términos prácticos es
necesario dar acceso real a la anticoncepción, lo que no sucede en México. Una
cosa es que conozcan lo que es un preservativo y otra que lo usen”, Según la última
encuesta de Salud, 34 de cada 100 mujeres no utilizan anticonceptivos en su
primera relación sexual. La realidad es que los adolescentes en México inician su
vida sexual a distintas edades, generalmente en el bachillerato, el embarazo suele
ser el resultado por la falta del uso de métodos anticonceptivos cuando se
mantienen relaciones sexuales. Cada vez se mantienen relaciones sexuales a
edades más tempranas, con distintas parejas y utilizando muchas veces drogas o
alcohol para poder desinhibirse.
La clave está, no en evitar las relaciones sexuales entre adolescentes, sino en
prevenir y educar para que los jóvenes tengan un comportamiento más responsable
a la hora de mantener relaciones sexuales y dejar muy en claro el hecho de que
siempre que se mantengan relaciones sexuales se tienen que utilizar métodos
anticonceptivos, no sólo para protegerse de un embarazo no deseado si no también
del contagio de infecciones de transmisión sexual.

Es frecuente que el embarazo adolescente ocurra como un evento no deseado o


planificado. Habitualmente, es la consecuencia de una relación débil de pareja, lo
que provoca en la futura medre una actitud inicial de rechazo y ocultamiento por
temor a la reacción del grupo familiar, escolar y social. Ello también se acompaña de
un control prenatal tardío o insuficiente. Dentro de las características principales de
las jóvenes embarazadas destacan: una gran diversidad de adversidades sociales
acumuladas, los aspectos biológicos como la maduración sexual temprana y la
actividad sexual prematura; la región que habitan, rural o suburbana, principalmente,
los usos y costumbres particularmente en zonas indígenas o de alta marginación, la
religión, y el bajo nivel educativo.
Los factores que generalmente se asocian al embarazo adolescente tienen su
origen en elementos personales, familiares y sociales. A continuación, se presentan
agrupadas las circunstancias más frecuentes.

Menarca o menarquía temprana. 10


∙ Inicio precoz de la actividad sexual.
∙ Pensamientos mágicos.
∙ Fantasías de infertilidad.
∙ Mayor tolerancia al miedo a la maternidad adolescente.
∙ Abandono de escuela y/o bajo nivel educativo Familiares
∙ Pertenecer a una familia disfuncional.
∙ La existencia marcada de violencia familiar.
∙ Controversias entre su sistema de valores y el de sus familias.
∙ Pérdida del vínculo familiar por migración constante. Sociales
∙ Falta o distorsión de la información sexual.
∙ Aumento del número de adolescentes.
∙ Predominio de factores socioculturales adversos.
∙ No considerar el riesgo de infecciones de transmisión sexual.
Otros factores determinantes:
∙ Relaciones sexuales sin protección anticonceptiva.
∙ Abuso Sexual
∙ Violación
Ante el establecimiento del embarazo adolescente, las y los adolescentes se
enfrentan a otro dilema muy serio: continuar con el embarazo o interrumpirlo. Sin
embargo, y en términos generales, las razones que impulsan a una adolescente a
continuar el embarazo hasta el nacimiento de su hijo pueden ser las mismas que la
llevaron a embarazarse y de entre ellas destacan:
• El matrimonio a edades tempranas y el establecimiento del rol de género que
tradicionalmente se le asigna a la mujer sobre todo en el área rural.
• Práctica de relaciones sexuales sin protección anticonceptiva.
• Presión de los pares para tener relaciones sexuales.
• Educación sexual insuficiente, principalmente sobre métodos anticonceptivos y/o
no tener fácil acceso para su adquisición.
• Consumo de bebidas alcohólicas u otras drogas.

La práctica de las relaciones sexuales de los jóvenes sin métodos anticonceptivos.

El matrimonio a edades tempranas y el rol de género que tradicionalmente se


asigna a la mujer.

La presión de los compañeros, que alientan a los adolescentes a tener relaciones


sexuales.

Carecer de información y conocimientos suficientes sobre los métodos


anticonceptivos y el no tener un fácil acceso a su adquisición, así como la falta de
una buena educación sexual.

Según los expertos, la edad más apropiada para ser madre es entre los 20 y los 35
años, ya que el riesgo para la salud de la madre y el niño es mucho menor. El
embarazo en la adolescencia se considera de alto riesgo y conlleva más
complicaciones, la adolescente no está preparada ni física ni mentalmente para
tener un bebé y asumir la responsabilidad de la maternidad.
Riesgos del embarazo en la adolescencia

Una vez entendemos cuáles son las principales causas, es importante hacer
hincapié en las consecuencias y riesgos que supone un embarazo adolescente.
La frase que resume gran parte del problema la redactó la Organización Mundial
de la Salud: “la adolescencia es el periodo de vida en el cual el individuo adquiere
la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la adultez
y consolida la independencia socioeconómica”.
En el caso de los embarazos precoces, esta realidad se hace añicos, pero eso no
es lo peor: cuanto más joven es la madre, más peligrosa es esta situación:
malnutrición, partos prematuros, niños con trastornos en el desarrollo y
malformaciones y un 50 % de probabilidades más de morir en las primeras semanas
de vida; en la madre: todas las complicaciones médicas del feto en desarrollo
también le afectan a nivel físico, pero, además, en muchos casos suponen:
● Falta de atención médica por desconocimiento del embarazo
● Riesgo de preeclampsia y eclampsia
● Riesgo de fístula obstétrica, una lesión invisibilizada y con efectos
devastadores sobre la vida de miles de mujeres
● Alta mortalidad de la madre
● Complicaciones debido a los abortos clandestinos, como sepsis o
hemorragias graves
● Embarazo unido a enfermedades de transmisión sexual

Además, a nivel psicológico y social es habitual encontrarnos con:

● Abandono de los estudios, que dependerá del contexto y el nivel


socioeconómico, entre otros factores.
● El trauma de un aborto provocado o espontáneo, así como los riesgos de
caer en el mercado negro en países donde esta práctica no se encuentre
legalizada.
● En países desarrollados, el nuevo núcleo familiar resultará, a menudo,
inestable (padres adolescentes o relaciones de corta duración), mientras que,
en países en vías de desarrollo, representará un mayor número de hijos.
● Problemas psicológicos: miedo a ser rechazada, ansiedad, estrés y
problemas familiares, rechazo del bebé o aparición de trastornos
emocionales graves.
● Mantener relaciones inestables (familias disfuncionales) o perjudiciales para
la mujer debido a las necesidades económicas y afectivas.

Es indispensable considerar que las consecuencias del embarazo adolescente


afectan a ambos miembros de la pareja, aunque es indiscutible el hecho de que por
razones y biológicas y sociales es la mujer quien más las sufre. Entre ellas, hay que
destacar

∙ la fuerte carga emocional a consecuencia de su cambio físico y

∙ la influencia, habitualmente negativa, del medio donde vive.

Cuando ella informa a la familia de su embarazo, habitualmente es reprendida por


sus padres u otros familiares, quienes la culpan de sentirse defraudados por su
acción. De esta manera, es agredida emocional y, en ocasiones, físicamente. En
algunos momentos también puede ser agredida por su pareja. Como consecuencia
de su nueva condición, la adolescente puede presentar comportamientos poco
habituales, destacando el descuido de su salud física y emocional, tales como
infringirse daño físico e incluso provocarse el aborto. Al bajar su rendimiento escolar
y ser motivo de burla por sus compañeros, es probable que abandone la escuela.
Otro problema que ella tiene que resolver, es cómo solventar económicamente su
embarazo y los estudios. Ante esa situación, casi siempre se torna dependiente de
la ayuda familiar y/o tiene la

necesidad de buscar trabajo para su manutención y la de su hijo. Ante esta última


posibilidad, su situación es crítica ya que no tiene una formación educativa
adecuada para conseguir un trabajo aceptablemente remunerado debido a que su
experiencia laboral es nula o muy limitada.

En la minoría de los casos, su pareja la apoya y por ello también tiene que
abandonar los estudios porque necesita trabajar. Si cuenta con el apoyo de su
familia, la nueva familia vivirá en la casa de sus padres y probablemente pueda
reiniciar los estudios. Sin embargo, habitualmente sigue realizando sus actividades
sociales (salir con sus amigos, practicar deportes, etc.). La vida de ella se altera
drásticamente y su habitual patrón de vida cambia sustancialmente, principalmente
por sus obligaciones maternas y, a veces, por convivir con los padres de su pareja.
Es necesario señalar y considerar que los efectos negativos para los nuevos padres
dependerán de las costumbres familiares y del entorno social. En numerosos
lugares, el embarazo adolescente se aprecia como un error que tiene severas
críticas sociales. Por lo tanto, la situación de riesgo de la joven embarazada es
latente y permanente; su magnitud dependerá básicamente de que las dos familias
y la sociedad entiendan que esta nueva condición puede presentar claras
oscilaciones, en donde el punto de partida es un rechazo o reprimenda, después su
aceptación y protección y finalmente, en algunos casos puede haber reproches
esporádicos. Esta condición habitualmente es diferente en la población indígena, en
donde el embarazo temprano es parte de las pautas culturales.

OTROS TIPOS DE CONSECUENCIAS

∙ Ruptura del proyecto de vida


∙ Deserción escolar
∙ Conflictos familiares y expulsión del hogar
∙ Abandono de la pareja
∙ Alteración emocional diversa
∙ Rechazo escolar y social
∙ Problema para obtener un empleo
∙ Carencia de un ingreso monetario suficiente.
∙ Inclinación al consumo de substancias lícitas e ilícitas
∙ Tendencia a la prostitución o delincuencia
Es importante tener presente que ante esta situación de “emergencia física y
emocional” la madre adolescente puede caer en cuatro problemas socio legales
muy serios como son: la prostitución, el consumo de drogas “lícitas” e “ilícitas”, la
delincuencia y el maltrato infantil. En lo referente a la prostitución, se debe
reconocer que esta condición es multifactorial y donde intervienen, además de la
personalidad predisponente, las “adversidades sociales acumuladas” entre ellas, la
pobreza y la promiscuidad, el bajo nivel educativo, la marginalidad social, etc.).
Probablemente sea frecuente que en nuestro país y en otros países de idiosincrasia
más o menos similar a la mexicana, el EA ocurra como un evento no deseado o
planificado, a pesar de que la pareja cuente con la información necesaria para su
prevención. Por lo tanto, el producto es el resultado de una relación de pareja débil,
lo que provoca una actitud de rechazo y ocultamiento del mismo, habitualmente por
temor a la reacción del grupo familiar, lo que conlleva a un control prenatal tardío o
insuficiente. El estudio de 158 adolescentes embarazadas mexicanas permitió
conocer y precisar que el 94.3% de ellas aceptaron haber recibido información
suficiente sobre la sexualidad, en la familia (69.5%), en la escuela (90.5%), de sus
amigos (41.1%), o de su pareja (52.5%). Aparentemente, las adolescentes tuvieron
información conveniente, por lo menos en el ambiente de la ciudad de México.

Sin embargo, y a pesar de ello, únicamente el 55.4% aceptó que dicha información
las preparó para tener una vida sexual activa. Es decir, saben cómo evitar el
embarazo, pero no se preocupan por impedirlo. Después de que su hijo ha nacido,
se pueden presentar o agravar en la joven madre algunas adicciones lícitas e
ilícitas, así como una tendencia a la delincuencia. La problemática a la que se
enfrentan puede afectar su condición física, emocional o económica y, por ende,
favorecer, en un momento dado, el desarrollo de alguna forma de maltrato a su hijo
CONCLUSIONES

∙ En México, se han puesto en marcha diversos programas educativos/preventivos


sobre educación sexual, planificación familiar y prevención de enfermedades de
transmisión sexual. Sin embargo, su frecuencia, persistencia y continuidad no han
dado los resultados esperados.
∙ Aunque las y los jóvenes reciben dicha información, la que por cierto y como ya se
reconoció, consideran adecuada, a la hora de ejercer su responsabilidad sexual
fracasan. Es obvio que los programas informativos y/o educativos no han sido lo
suficientemente impactantes como para prevenir un embarazo, un aborto ilegal,
adicciones ilícitas o una enfermedad de transmisión sexual. Para atender y modificar
esta realidad, es fundamental mejorar, fortalecer y mantener los valores humanos en
este grupo etario.
∙ Es indispensable e inaplazable que, en la familia, en la escuela, y en la sociedad
en general, se planteen, implementen y desarrollen programas orientados hacia la
educación sexual, la prevención del embarazo, de adicciones lícitas e ilícitas. Dichos
programas deben tener una continuidad útil cuyos resultados puedan ser evaluados
a corto, mediano y largo plazo, so pena de ser considerados únicamente intentos
espurios de prevención.
∙ Es fundamental insistir sobre el respeto que merece la mujer embarazada, sin que
importe su edad. Tiene prioridad el cuidado y mantenimiento de su salud durante la
gestación para evitar problemas y complicaciones en ella y en la vida de su hijo; son
derechos inalienables que deben ser acatados al máximo. Estas acciones se deben
observar y procurar una vez que ha nacido su hijo. Con ello se puede impedir que
se presente alguna modalidad de maltrato infantil, condición que, tanto en México
como a nivel mundial, es un problema de salud.
CONCLUSIONES

∙ En México, se han puesto en marcha diversos programas


educativos/preventivos sobre educación sexual, planificación familiar y
prevención de enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo, su
frecuencia, persistencia y continuidad no han dado los resultados
esperados.
∙ Aunque las y los jóvenes reciben dicha información, la que por cierto y
como ya se reconoció, consideran adecuada, a la hora de ejercer su
responsabilidad sexual fracasan. Es obvio que los programas
informativos y/o educativos no han sido lo suficientemente impactantes
como para prevenir un embarazo, un aborto ilegal, adicciones ilícitas o
una enfermedad de transmisión sexual. Para atender y modificar esta
realidad, es fundamental mejorar, fortalecer y mantener los valores
humanos en este grupo etario.
∙ Es indispensable e inaplazable que, en la familia, en la escuela, y en
la sociedad en general, se planteen, implementen y desarrollen
programas orientados hacia la educación sexual, la prevención del
embarazo, de adicciones lícitas e ilícitas. Dichos programas deben tener
una continuidad útil cuyos resultados puedan ser evaluados a corto,
mediano y largo plazo, so pena de ser considerados únicamente
intentos espurios de prevención.
∙ Es fundamental insistir sobre el respeto que merece la mujer
embarazada, sin que importe su edad. Tiene prioridad el cuidado y
mantenimiento de su salud durante la gestación para evitar problemas y
complicaciones en ella y en la vida de su hijo; son derechos inalienables
que deben ser acatados al máximo. Estas acciones se deben observar y
procurar una vez que ha nacido su hijo. Con ello se puede impedir que
se presente alguna modalidad de maltrato infantil, condición que, tanto
en México como a nivel mundial, es un problema de salud.

clases 2C.docx

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Presentación: grafica de incidencia por provincias sobre el embarazo

La problemática:
Según el Unfpa, República Dominicana se encuentra entre los cinco
países con mayor proporción de embarazos en adolescentes de
América Latina. La tasa de natalidad en adolescentes de 15 a 19 años
en el país es de 90 por cada mil. Casi duplica la mundial que es de 51.
Una de cada cuatro mujeres (24%) de entre 20 y 49 años tuvo un hijo
antes de los 18 años y casi la mitad (41%) antes de los 20 años. La
provincia con mayor proporción de atención de embarazadas
adolescentes es María Trinidad Sánchez, con 32%, seguida de San
José de Ocoa, Duarte, San Juan, Monseñor Nouel y Sánchez Ramírez,
con 31%.
El 61.4% de las adolescentes alguna vez embarazadas en el país
pertenecen a los dos quintiles más pobres. Las adolescentes con nivel
de instrucción básico o primario presentan un porcentaje de embarazos
casi seis veces mayor a las que tienen nivel superior. Más de la mitad
de las madres adolescentes (52%) tiene como actividad principal los
quehaceres del hogar.
El costo estimado en la atención del embarazo y la maternidad en
adolescentes representa 33 veces la inversión estimada del Plan
Nacional de Prevención del embarazo en adolescentes, es decir, dos mil
103 millones anuales.
En el 2015, 34 mil 453 de los partos, cesáreas y abortos en el país
correspondieron a niñas y adolescentes entre los 10 y los 19 años, es
decir, 27.35% de todos los casos, de acuerdo a datos preliminares
recogidos por la Dirección de Información y Estadísticas del Ministerio
de Salud Pública (MSP).
El Plan Nacional de Prevención del Embarazo en Adolescentes
contempla una inversión de 64 millones anuales. Estos datos
demuestran que la prevención es más costo-efectiva, además, que
promueve la inclusión social y disminuye la mortalidad y morbilidad
asociada a los embarazos en adolescentes.
Acciones:
El pasado 31 de enero, la Vicepresidencia de la República, el Gabinete
de Coordinación de Políticas Sociales (GCPS) y el Banco Mundial (BM)
realizaron el Foro Nacional de Prevención del Embarazo en
Adolescentes: logros, desafíos y perspectivas, dirigido
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elaborar estrategias para implementar un nuevo plan nacional de
prevención de este mal para el período 2017-2020, y debatir los
avances alcanzados por el país en esa materia.
En ese sentido, la vicepresidenta Margarita Cedeño desarrolla una serie
de proyectos encaminados a combatir los embarazos a destiempo, que
según las estadísticas, tiene una mayor incidencia en los sectores más
vulnerables de la población.
A través del Prosoli se ofrece acompañamiento socioeducativo y
orientación para la prevención de embarazo en adolescentes,
enfermedades de transmisión sexual, VIH-SIDA, drogas y delincuencia,
a unos 461 mil 854 jóvenes miembros de las familias participantes del
mismo, con la ejecución de los proyectos Bebé, piénsalo bien y Yo
decido esperar.
Con Bebé, piénsalo bien, se ha beneficiado a 51 mil 489 adolescentes y
jóvenes de 147 centros educativos públicos y privados. Además,
mediante el mismo, se capacitó a dos mil 258 jóvenes en
sicoafectividad, y 22 mil 715 padres y tutores de adolescentes han
participado en jornadas de capacitación sobre estrategias para abordar
temas de educación sexual con sus hijos.
1. Entre otras iniciativas, mediante el proyecto Yo decido esperar, se ha
capacitado a 23 mil seis guías juveniles sobre salud sexual y
reproductiva, VIH/SIDA y prevención de embarazo en adolescentes, y
estos han orientado a 104 mil 992 niñas y niños de 10 a 13 años y 356
mil 862 de 14 a 24 años sobre esos temas.
Conclusión: La alta tasa de la adolescentes en la República Dominicana
es una consecuencia de la inadecuada educación en sexualidad del
país y la necesidad no cubierta de anticoncepción la actividad sexual a
menudo está altamente estigmatizada entre las adolescentes

Conclusiones: el embarazo en la adolescencia constituye un problema


social vigente y en ascenso, con serias afectaciones sobre la salud y
calidad de vida de este grupo poblacional, cuyo impacto es psicosocial,
por lo que se necesita un abordaje integral por un equipo
interdisciplinario capacitado en la atención de los.

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