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Salmo 39

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.


Esperé en el Señor con gran confianza;
Él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias.
El me puso en la boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Sacrificios y ofrendas no quisiste,


Abriste, en cambio, mis oídos a tu voz.
No exigiste holocaustos por la culpa,
así que dije: “Aquí estoy”.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

En tus libros se me ordena


hacer tu voluntad;
Esto es, Señor, lo que deseo:
Tu ley en medio de mi corazón.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

He anunciado tu justicia
en la gran asamblea
no he cerrado mis labios,
tú lo sabes, Señor.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
SALMO 68
En tu gran amor, respóndeme, Señor.
Por ti he sufrido injurias y la vergüenza cubre mi semblante,
Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre;
Pues me devora el celo de tu casa,
El odio del que te odia en mí recae.
En tu gran amor, respóndeme, Señor.
Sácame de este cieno, no vaya a ser que me hunda Ponme a salvo,
Señor, de los que me odian y de estas aguas tan profundas;
No dejes que me arrastre la corriente ni el abismo me engulla,
No permitas que cierre sobre mí el pozo su apertura.
En tu gran amor, respóndeme, Señor.
Escúchame, Señor, pues eres bueno, y en tu ternura vuelve a mí tus ojos,
Señor, no te le escondas a tu siervo y a mi aflicción, responde pronto;
Acércate a mí, sé mi defensor,
De mi enemigo líbrame, y de su odio.
En tu gran amor, respóndeme, Señor.
Tú conoces mi afrenta, conoces mi vergüenza y mi deshonra,
Pues a tu vista están los que me acosan;
La afrenta me destroza el corazón y desfallezco,
Espero compasión, y no la encuentro.
En tu gran amor, respóndeme, Señor.
Me pusieron veneno en la comida
Y mi sed apagaron con vinagre,
Porque persiguen al que tú has herido
Y aumentan el dolor del que llagaste.
En tu gran amor, respóndeme, Señor.
El nombre del Señor y su grandeza agradecido, alabaré con cantos.
Se alegrarán al verlo los que sufren, quienes buscan a Dios,
Tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre,
Ni olvida al que se encuentra encadenado.
En tu gran amor, respóndeme, Señor.
SALMO 20 C#m
De Tú Poder, Señor, se alegra el Rey

De tu poder, señor, se alegra el Rey,


Se alegra con el triunfo que le has dado;
Le otorgaste lo que Él tanto anhelaba,
No rechazaste el ruego de sus labios.
De Tú Poder, Señor, se alegra el Rey

Lo colmaste de bendiciones,
Con oro has coronado su cabeza;
La Vida te pidió Tú se la diste,
Una vida por los siglos duradera.
De Tú Poder, Señor, se alegra el Rey

Tu Victoria señor, le ha dado fama,


Lo has cubierto de gloria y de grandeza;
Sin cesar le concedes tus favores,
Y lo colmas de gozo en tu presencia
De Tú Poder, Señor, se alegra el Rey

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