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Ser o no ser, esa es la cuestión.

Cuanto te vi me enamoré y tu sonreíste


porque lo sabías.
Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de
tus palabras.
Hay que tener consciencia de lo que
decidimos, puesto que tiene un efecto en los
demás y además puede ser tergiversado o
incluso usado en nuestra contra.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino
que se pone alegremente a su tarea de
reparar el daño hecho.
El destino es el que baraja las cartas, pero
nosotros somos los que jugamos.
No basta levantar al débil, hay que
sostenerlo después.
Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería
más aburrido que trabajar.
Tenemos que ser sinceros con nosotros
mismos y actuar de acuerdo a nuestros
pensamientos, creencias y deseos.
El mundo es cruel y caótico, cosa a la que
debemos hacer frente desde el nacimiento
hasta la sepultura.
Las heridas que no se ven son las más
profundas.
Sabemos lo que somos, pero no en lo que
podemos convertirnos.
Hemos venido a este mundo como hermanos;
caminemos, pues, dándonos la mano y uno
delante de otro.
El tiempo no vuelve atrás, por lo tanto,
planta tu jardín y adorna tu alma en vez de
esperar a que alguien te traiga flores.
Podemos no conseguir lo que queremos por
mucho que hagamos, pero si no hacemos
nada no tenemos ninguna oportunidad y
únicamente estaremos perdiendo el tiempo.
El que va demasiado aprisa llega tan tarde
como el que va muy despacio.
Nuestra imagen, como forma de
presentarnos ante el mundo, refleja a
menudo diferentes aspectos de nuestro
mundo interior.
Lo que aprendemos a lo largo de la vida nos
acompaña siempre, permitiéndonos actuar o
tener más recursos para afrontar situaciones
nuevas o conocidas.
La indecisión y el miedo nos pueden llevar a
no actuar, de manera que se hace imposible
lograr lo que podríamos llegar a conseguir si
hubiésemos actuado.
Los viejos desconfían de la juventud porque
han sido jóvenes.
La codicia y el dinero son aspectos que han
motivado al ser humano a provocar grandes
desgracias para beneficiarse a sí mismo.
La ira es un caballo fogoso; si se le da rienda
suelta se agota pronto por un exceso de
ardor.
Las maldiciones no van nunca más allá de los
labios que las profieren.
Se ríe de las cicatrices quién nunca ha
sentido una herida.
No temáis a la grandeza; algunos nacen
grandes, algunos logran grandeza, a algunos
la grandeza les es impuesta y a otros la
grandeza les queda grande.
Es más fácil obtener lo que se desea con una
sonrisa que con la punta de la espada.
Ningún legado es tan rico como la
honestidad.
Asume una virtud si no la tienes.
Las palabras sin afectos, nunca llegarán a
oídos de Dios.
El amor de los jóvenes no está en el corazón,
sino en los ojos

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