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Gestos de Hombre

Article · January 2017

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Matthew Gutmann
Brown University
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GESTOS
DE
HOlVTBRE

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ïr o R M¡\TT H F:\Ä, ii LiTMANN


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acìerc¿ì d ivr r"sås t'eai icl actets"

Estoy harto del machismo. No solo del fenómeno, por supuesto, sino de las es-
tupideces culturales que provocan toda clase de insinuaciones y declaraciones respec-
uya
to de cualquier ser humano varón que vive al sur de Texas. Algo así como: sabemos
cómo son los hombres mexicanos. Son todos una manga de machos, ¿no es cierto?".
No, no es así, de la misma manera que no sería cierto si dijéramos lo mismo de todos
los lectores masculinos de la Argentina. No es tan simple. Algunos lo son, otros no.
Déjenme presentarles algunos amigos de Ia Ciudad de México, así les puedo mos-
trar de qué hablo. Son típicos hombres mexicanos. ¿Por qué digo esto? Porque re-
presentan las infinitas maneras en que son "típicos" los hombres mexicanos. Más
allá de los estereotipos banales, no hay una sola manera de ser un varón mexicano.
Las estadísticas nos muestran algunas coSâS -por ejemplo, que las mujeres en la
Ciudad de México ahora tienen el mismo nivel de educación formal que los hom-
bres; o que estos hoy en día no esperan ganar más que sus padres a lo largo de sus
vidas- pero, al flnal, estos números pueden aplanar la realidad que viven los hom-
bres mexicanos reales: amando, trabajando, peleando, reconciliándose y muriendo.
¿Qué hace actualmente un hombre "tradicional" en la Ciudad de México? No sé
qué quiere decir este téimino para usted; para mí, se reflere a formas de pensar que
ya no se usan. He hablado con campesinos que recuerdan cómo aprendieron a arar
cuando sus padres, tíos y hermanos los llevaron de chicos a los campos. ¿Es esta
d infancia Ia forma de ser un hombre tradicional? No es la manera, al menos, en que la
F educación infantil es debatida en la Ciudad de México hoy en día. Por lo tanto, si mis
Jeropos, 1 988-1 989

amigos cuidan de sus hijos, ¿están actuando como hombres tradicionales?, ¿como
mujeres?, ¿como "hombres nuevos"?
¿Un hombre es tradicional si mantiene flnancieramente a su familia o si no Io
hace? ¿Si le pega a su esposa o no? Conozco hombres para los cuales golpear a la
esposa es la cosa menos masculina del planeta. Y otros para quienes Ia violencia es
resultado de la combinación de sus actitudes prepotentes hacia las mujeres y tomar
demasiado alcohol. Seguramente esta diversidad puede aplicarse a la situación en
+ la Argentina, lo que hace que uno se pregunte si hay algo realmente singular de los
!1
hombres mexicanos en tanto hombres mexicanos.
l
En rgSg le saqué una foto (foto t) a un hombre sosteniendo un bebé en una tienda
i de instrumentos en el centro de Ia Ciudad de México. Cuando le mostré la imagen
¡ a mis amigos, obtuve algunas respuestas curiosas: no puede ser mexicano porque
Ios hombres de este país no cuidan de los bebés; debe ser indígena, porque tal vez los
hombres indígenas sí cuidaban niños;a Io mejor el bebé era del jefe del señor en
-

:: cuestión, quien hizo que este lo cuidara. "Miren esa cara, es obvio que no es feliz".
Pensaban que debía ser una foto arreglada. Luego se la mostré a un nuevo grupo
I
j de personas de un asentamiento okupa llamado Colonia Santo Domingo, donde
! estaba viviendo a principios de la década del noventa. La respuesta más común
I
{ fue: "Me parece normal".
I
r! Resulta ser que la mayoría de esos primeros amigos que vieron la fotografia eran
!
de clase media (o alta), y para ellos cuidar a los niños no era una actividad masculina
lVl (l I L tl ?.lD t t tt t ttt tt t t tt

-todos tenían niñeras que se encargaban de eso-. En la colonia, si bien había muchos
hombres que no querían saber nada con cuidar bebés, había otros que sí, y para mu-
chos era una parte esencial de la paternidad. Así que la clase social tiene mucho que
ver con lo que se piensa respecto a qué es ser un hombre en la Ciudad de México.
Solo para divertirme, y porque la imagen se habia convertido en una obsesión,
cuatro años después volví a la tienda. Me sentía como un detective televisivo de poca
monta cuando entré sosteniendo Ia foto:
-Discúlpeme, estoy tratando de ubicar al hombre de esta fotografía. ¿Puede
ayudarme?
que te está
-José -gritó una joven mujer detrás del mostrador-. Hay un señor
buscando.
José salió del depósito del fondo. Me presenté y traté de explicarle cómo ese retrato
.d que le había tomado años atrás medio a las escondidas me había llenado de preguntas.
t
F -¿Por qué estabas sosteniendo el bebé?
\"tlro\r

-No me acuerdo, pero quizá porque la madre, una vecina del piso de arriba, se
había ido de compras y me pidió que se lo cuide. Me encantan los niños y es más fácil
hacer las compras si uno tiene las manos libres, ¿no?
José de golpe dio vuelta la situación y preguntó si me parecía extraño que un hom-
bre sostuviera un bebé. ¿A los gringos no les gustan los niños?
Volvamos a mis amigos de la Colonia Santo Domingo, en particular, a un día de de-
masiado alcohol, pero de mucha diversión. Allí, algunas veces, cuando los hombres
no están sosteniendo bebés, se los puede encontrar con un trago en la mano. En Ia
foto z se ve a cuatro de nosotros, Toño con la botella de ron, mientras que Marcelo,
de chaleco, está "haciéndole cuernos", una forma metafórica de indicar que su espo-
sa o novia le es infiel.
P-ero no se tomen esto de forma demasiado literal. Toño no tiene novia ni esposa,
por lo que una lectura exacta del episodio resultaría en una conclusión equivocada.
Esto lleva al siguiente postulado: cuando este grupo se junta y toma, aun si no hay
una mujer a la vista, ellas están presentes en la forma de pensamientos, directivas,
atracciones y amenazas. Y entre sus gestos más provocativos y reveladores se en-
cuentran aquellos que se refieren a las mqieres, a la influencia que tienen sobre los
hombres. Lo que ven no siempre es lo que piensan que ven.
Sucede lo mismo con las partes masculinas dominantes, específicamente, con los
testículos. En la foto B, Marcelo se está burlando de Toño (parado detrás de él), por-
que acaba de ser despedido, con lo cual se ha convertido en un blanco fácil para que
se lo acuse de ser vago y andar sin dirección. Marcelo forma una eopa con su mano
para hacer el gesto de "¡huevón!", como si agarrar loshueuos de otro hombre revela-
ra la fuente esencial de la pereza.
Solo los hombres pueden ser vagos de forma tan inimitable porque solo ellos
tienen hueuos.Incluso a riesgo de volvernos demasiado poéticos con las inheren-
temente indolentes gónadas de un varón, vale la pena recordar que la forma más
común de especificar que alguien tiene corqje es decir que tiene mucho hueuo.De
manera simultánea y natural, los huevos producen intrepidez y vagancia. Todo de-
pende del contexto.
"¡Cuidado!", advierte Marcos en la foto 4. Hay muchas causas para alarmarse y
este gesto de precaución conlleva una especial resonancia para los hombres de la
clase trabajadora mexicana. Como un ademán silencioso, "ojo" puede ser usado para
prevenir de forma eallada a un amigo que no se percató de la presencia de un policía
o algún supervisor que se acerca. O para indicarte que estés alerta. Los hombres ges-
ticulan entre ellos de esta manera. Las mujeres lo emplean más esporádicamente,
aunque sí usan la forma voúäly dicen: "¡Ojo!".
Tal como veremos en la foto 5, en Santo Domingo las esposas son tratadas por
algunos hombres como una amenaza persistente y recurrente, o al menos eso se
infiere a partir de uno de los gestos masculinos más complejos. Esta imagen es mi
favorita. Del otro lado del muro de hormigón hay una pequeña tienda que vende
MatLhew Gutntunn

(a quien se ve al fon-
comida, detergente y otros productos para el hogar. Marcelo
Justo antes de que
do, alejándose) y su esposa son los encargados de ese comercio'
se haya tomado esta foto, Ia esposa de Marcelo había
corrido la puerta que da al
y decirle que
patio para gritarle a su marido: "¡H[jo de puta y bueno para nada!"
con los clientes y rea-
más Ie valía volver inmediatamente a trabqiar para ayudarla
provisionar el local.
Imaginense además cómo los amigos de Marcelo -los tres
completamente ebrios-
y su esposa'
pudieron haber respondido a esta breve confrontación entre Marcelo
Un hombre acaba de ser humillado frente al
grupo cuando su muier, enojada, de-
mandó su presencia.
que no se podía predecir exacta-
El episodio fue inesperado solo en el sentido de
escenario básico había sido
mente cuándo la esposa de Marcelo lo reprendería; el
ensayado varias veces y el desarrollo de la acción era
familiar' Si bien el entorno
al trágico interludio' la
de Marcelo puede haberse mostrado comprensivo frente
Marcos (de frente a
situación solo alcanzó su verdadero poder de denuncia cuando
permanecían en el patio eso
la cámara) decidió resumirles a los libertinos que aún
que a él le parecía era la lección esencial de la demanda de
la esposa de Marcelo'
gesto se preserve para Ia posteri-
De frente a su audiencia, de manera tal que el
su mano plana
dad, Marcos se paró, con las piernas sólidamente separadas,levantó
a izquierda. Pre-
ehizoel ademán de cortar un objeto a través del aire, de derecha
de su cintura' En otras
tendía estar serruchando algo ubicadojusto debajo del nivel
palabras, Marcos estaba representando de forma simbóIica la
castración ritual de
de su esposa'
Marcelo (a quien se ve caminando hacia a Ia puerta)' a manos
a Marcelo por segun-
De esta manera, Marcos le cortaba efectivamente las bolas
el gesto es realizado
davezen menos de un minuto. Muchas veces, sino siempre,
comparti-
por un hombre para con otro, una suerte de conmiseración masculina
las genitales' A todos nos
da. "Ves, a uno de nosotros la novia le acaba de arrancar
pasó algunavez, ¿no?".
Es el gesto "de hombre a hombre" más clásico de la clase
trabajadora, una queja
mujeres a la hora de
medio en broma sobre Ia influencia y la interferencia de las
,,dirigir'y'arruinar" la vida de los hombres, y tal vez más importante, un reconoci-
poder' Este "cor-
miento a regañadientes de que ellas siempre tendrán ese tipo de
gran significado cultu-
tar los testículos" figurativo parece simple pero connota un
mujer. Al igual que
ral. Es eI golpe de gracia para el camarada ya herido por alguna
los (singularmente
el ademán de "huevón" para indicar vagancia, de nuevo están
que nos dejemos
masculinos) testículos en eI centro de la escena. Pero antes de
prudencia'
llevar por las metáforas testiculares, se requiere una cuota de
general, todos estos son
Hay gestos que solo son hechos por hombres. Por lo a

Para los miembros de


realizados por hombres de la clase trabajadora de México' ;

Cd

las clases sociales más altas de Ia capital del país sería muy
vulgar. otros consi- I
d
demasiado sexista'
F derarían que, ver a un varón realizando gestos de este tipo, es
,

'

1
Jeropas, 1 988-r 989

Profesores universitarios y lectores de esta revista talvezno sientan que estos ade-
manes referidos a agarrar o a cortar los testículos sean muy divertidos.
Es importante comprender que los hombres no solo realizan este ademán como
una broma hacia otro -como diciéndole: "¡te están por agarrar!"-, sino que ade-
más nunca lo harían para indicar lo que un hombre podría hacerle a otro, simbóli-
camente o no. En otras palabras -en un sentido más profundo-, es lo opuesto a un
gesto "solo para hombres": las mujeres están involucradas, son parte fundamental
del chiste. La ausencia fisica y, al mismo tiempo, la centralidad simbólica de ellas,
en este y otros contextos a primera vista solo masculinos, es clave para entender la
performance. Aun cuando no están presentes,las mujeres ejercen una influencia
sustancial y prolongada sobre cómo los varones se perciben a sí mismos, cómo in-
teractúan entre ellos; también determinan el rango de emociones yvalores que an-
clan sus vidas diarias, tanto en espacios homosociales como en otros más diversos.
Mientras repetía la expresión de simular un corte V, por lo tanto, aludir a una
esposa regañadora, Marcos no solo estaba reflejando una realidad social sino que
también la estaba influenciando y transformando mediante el acto mismo. Su ac-
ción, pensada para la diversión de los otros hombres presentes -una forma de
suavizar la situación y evitar una escalada de tensión-, fue a la vez una reafirma-
ción de que tales reprimendas son parte de lã vida de un trabajador mexicano,
inclusive concediendo que, en más de una ocasión, los varones están recibiendo
lo que se merecen.
M ctl I I t e.L¡ G tt L¡n tt t t t t

Jerop0s. i 988-1 989

¿Qué signiflca todo esto?, ¿qué nos dicen todos


juegos masculinos de los hom-
bres y las masculinidades localizados en una parte de Ia Ciudad de México en un
determinado momento en el tiempo? Primero, que lo que se ve no siempre es lo
que parece ser. La transparencia y consistencia de los signiflcados de los gestos no
son mayores que las de las palabras. Hay que entender el contexto en que son em-
pleados, considerar a quiénes se los están haciendo, y después arriesgar el porqué.
Los gestos respecto de los genitales de un hombre pueden ser tomados de forma
Iiteral o flgurativa, pueden referirse a atributos positivos o negativos, o bien a algo
más neutro. Y, a pesar de que mis estudiantes más identificados con el posestruc-
turalismo insisten en que el término "hombre" es un invento (además cle ser una
categoría obsoleta), para Toño, Marcelo, Marcos y Gabriel es una categoría útil, que
usan para referirse a diversos signifrcados increíblemente similares entre sí.
Esto puede parecer algo trivial, pero no lo es. En la actualidad, un punto clave
de referencia para estos hombres es qué significa ser un hombre y cuál es la expe-
riencia masculina. Y esto es algo nuevo. Podemos asumir que los hombres siempre
han hablado acerca del hecho de ser hombres, pero aquí se trata de "hombres en
tanto hombres", seres engendrados y capaces de engendrar. Este reconocimiento
y toma de identidad es uno de los muchos resultados positivos de los movimientos
rd
feministas, tanto los globales como los de México. Ya no se da por hecho que la vi-
d rilidad es una cualidad que se le concede a ciertas personas por el único hecho de

F tener genitales masculinos. Más que nunca, algunos son considerados más viriles

44

J
\,.1RO\t,.s

+
En la colonia, si bien había mufüos hombres que
no querían saber nada con cuidar bebés, había otros
que sí, y para mufüos era una parte esencial de la pa-
ternidad. Así que la clase social tiene mufüo que ver
con lo que se piensa respeôto a qué es ser un hombre
en la Ciudad de México.

que otros, hay quienes se creen más viriles durante ciertos momentos, y así suce-
sivamente, todo dentro de un proceso fluido de creación y desafío de géneros. para
muchos -si no para la mayoría- una parte importante de ser hombre está dada por
no ser mujer.
Esta referencia a la mqier es una segunda lección importante que extraigo de
estos gestos de la masculinidad que analicé: porque los hombres son engendrados
y engendran, el estudio de los hombres y las masculinidades resulta parte de un
aprendizqje general de los géneros, no una reacción separada, complementaria, ni
mucho menos contraria a los estudios feministas sobre las mujeres.
Los académicos tenemos que dividir el mundo en pedazos para que nuestros su-
jetos sean manejables. Miramos entonces a los hombres y la masculinidad
como un
tema discreto para investigar y enseñar. Pero, debido a que las mujeres son funda-
mentales en la vida de los hombres que estudiamos, siempre debemos tener el cui-
dado de tomar estos fragmentos -en este caso, los hombres y las masculinidades- y
rearmarlos dentro de una unidad de vida, amor, conflicto y resolución de género. Si
no fuera así, obtendrían\o-s..un retrato ridículo al tratar a las personas como si estu-
vieran prolijamente divididas por género y fisiología. En síntesis, las mqjeres son
fundamentales para los hombres de la colonia santo Domingo, y todo lo que apren-
demos de estos debe ser reconectado, en su nivel más íntimo, con sus esposas, h{jas,
hermanas y madres, y, de forma más amplia, eon todas las mqieres de la sociedad
mexicana y del mundo entero. ¡k
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