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Somos tan frágiles.

Aquel sufrimiento que experimentamos día a día nos hace tan felices, de
cierto modo es la razón por la cual aún estamos con vida. El placer de saber cuánto dolor
estamos dispuestos a experimentar es lo que aún nos mantiene en pie. Respiramos un aire tan
pesado, tenemos nauseas de no saber explicar estas sensaciones horribles que sentimos, nos
duele la cabeza porque no podemos comprender el sentimiento que estamos
experimentando. Las emociones no son más que vagas ilusiones sensibles, vienen y
desaparecen, luego solo nos queda este absurdo vacío que nos pone en un estado de locura,
aquella locura que hace que nos cuestionemos el sentido de nuestra vida … que nos
cuestionemos el sentido de la vida de los demás. Considero seriamente que lo absurdo no soy
yo. Yo soy el punto del universo, los demás solo son manchas que estorban el sentido
minimalista del bello arte que somos solo el universo y yo. Hay que destruirlo.

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