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¡No nos dejemos robar la

esperanza!

“…Iniciemos el Adviento desterrando los pesimismos.


¡Dejemos de ser “profetas de calamidades”! y
construyamos espacios de esperanza”.

(Papa Francisco)
Invocación Trinitaria
Canto: Ven, Señor ¡no tardes!
Oración Inicial (Bienaventuranzas del Adviento)
Felices quienes siguen confiando, a pesar de las muchas
circunstancias adversas de la vida. Felices lo que tratan de
allanar, todos los altibajos de la existencia: odios,
marginaciones, discordias, enfrentamientos, injusticas.

Felices quienes aguardan, contemplan, escuchan, están


pendientes de recibir una señal y cuando llega el momento
decisivo, dicen: sí, quiero, adelante, sea, en marcha…

Felices quienes cantan al levantarse, quienes proclaman que


siempre hay un camino abierto a la esperanza, diciendo: “no
tengan miedo, estén alegres. Dios es como una madre,
como un Padre bueno que no castiga nunca, sino que nos
acompaña y nos alienta, pues únicamente desea nuestra
alegría y nuestra felicidad”. Amén.

ADVIENTO
Es un periodo privilegiado para nosotros los cristianos, ya que
nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente
y a preparar el futuro.

I. Las esperas y la desesperanza: No temas, el miedo y la


tristeza. A veces hemos caído en el error; es más, hemos
definido la vida como un “valle de lágrimas” entendiéndolo
negativamente en clave pesimista, he incluso poniendo a
Dios como razón de esa situación: “lo ha querido Dios…nos
lo ha mandado Dios”.

Huimos de elementos y actitudes que eran presentadas


como horizonte vital y que ahora se convierten en lugares
de temor y rechazo permanente. Los elementos que más se
rechazan, por su colateralidad con la creatura y la limitación
son: fragilidad, dolor, bondad, pobreza, verdad, amor,
compromiso, justicia, muerte y futuro. No adentramos en
los temores provocados por la desfundamentacion, por la
pérdida del principio y fundamento, que es la raíz de la
soberbia, la indiferencia, el egoísmo, la riqueza, la falsedad,
el relativismo, la tibieza, y ahí está la fuente de la
desesperanza.

II. La esperanza nos abre a los hermanos. En medio de la


crisis como la que estamos viviendo uno de los mayores
peligros es perder la esperanza. Nosotros necesitamos la
esperanza como se necesita el aire para respirar. En ésta se
encuentra las fuerzas y el ánimo para construir la
fraternidad propia del Reino, el Adviento es un tiempo que
nos invita a renovar y avivar la esperanza como Iglesia. La
escucha de la Palabra de Dios en este tiempo será un
aliciente que nos puede ayudar a recuperar algunos rasgos
vivos para abrir caminos de esperanza, ésta debe ser lúcida
y vigilante, inconformista y creativa, compartida y solidaria,
pero sobretodo enraizada en Cristo.

Hoy el Adviento que genera esperanza debe ir enfocada en


las siguientes claves: bajar al dolor del mundo, encender
pequeños fuegos que den cobijo y calor, apostar por lo
comunitario, fomentar experiencias de encuentro y relación,
y defender a los humillados y ofendidos.

III El Espíritu de la mística del Adviento. Si nos dejamos llevar


por el Espíritu se ve a una humanidad que se despierta y ya no
resiste, ni aguanta, la tranquilidad de lo viejo que impide el
nacimiento de lo nuevo.
Esperar es soñar. Esperar es anhelar. Esperar es caminar en
el amor. Esperar es inquietarse.

IV. La Iglesia que alimenta la esperanza. El Papa Francisco


está marcando, frente a la realidad doliente y sufriente del
pecado, que provoca la desesperanza, una línea de
evangelio que quiere ser referente de la verdadera
esperanza.

Retos para la Iglesia. Una Iglesia afectada, arriesgada,


generosa y gratuita, que busca el verdadero
reconocimiento, que sirve, que es sencilla y corresponsable,
de la comunidad y la fraternidad, encarnada, universal y una
Iglesia de Cristo.

La esperanza, virtud de jóvenes y peregrinos y camino de


todo adviento, es el deseo de poseer al Dios que me posee de
lograr la plenitud de la carencia, de gozar un día sin méritos
de su gloria.

Simbología

 Planta (signo de esperanza para los desconsolados).


 Biblia (configuración de vida en comunidad parroquial).
 Pañuelo (deseo de enjugar las lágrimas de los que sufren).
 Calendario (expresión de responsabilidad del ritmo de la historia).

Oración Final.
Señor, con todos los hombre y mujeres que en la noche
buscan la justicia, que van tras un destello de paz, que gritan
el amor en el desierto…esperamos la debilidad
sorprendente, saludamos a la inesperada luz, te recibimos a
ti, vida de la vida que supera toda capacidad de esperanza.
Amén.

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