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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

INAH SEP

El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas


constructivas

TESIS

QUE PARA OPTAR POR EL TITULO DE

LICENCIADA EN Arqueología

PRESENTA

Osiris Nayely Quezada Ramírez

DIRECTOR DE TESIS: Dr. Leonardo López Luján

CIUDAD DE MEXICO. 2016


A la memoria de mi padre

A mi madre

A usted

Yo soy lo que soy: un individuo, único y diferente… una


historia de sueños, deseos y experiencias especiales.

Charlie Chaplin
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

ÍNDICE
ABREVIATURAS⏐VI

LISTA DE FIGURAS⏐VIII

AGRADECIMIENTOS⏐XXII

ESTRATEGIAS DE INVESTIGACIONES EN TORNO A LA ARQUITECTURA DEL TEMPLO MAYOR⏐1

1. ARQUITECTURA DEL H UE Y T EOCA LLI DE TENOCHTITLAN: ESTUDIOS ARQUEOLÓGICOS


DURANTE LOS SIGLOS XX Y XXI: UNA REVISIÓN HISTORIOGRÁFICA ⏐ 18

1.1 Los albores de los trabajos arqueológicos en el centro de la Ciudad de México (1900-
1920)⏐19
1.2 Las investigaciones de 1920 a 1960⏐25
1.2.1 Ignacio Marquina, aportes a la arquitectura de Tenochtitlan⏐28

1.3 Rescates y salvamentos 1960-1978: una época de intensa actividad arqueológica⏐32

1.4 El proyecto Templo Mayor⏐37


1.4.1 El hallazgo fortuito de la diosa Coyolxauhqui⏐37
1.4.2 Las tres primeras temporadas de campo 1978-1984, 1987 y 1989⏐37
1.4.3 Excavaciones en la Casa de las Águilas: la cuarta y la quinta temporada del Proyecto
Templo Mayor 1991-1997⏐38
1.4.4 La sexta y séptima temporadas del Proyecto Templo Mayor: contribuciones a la
arquitectura del Huey Teocalli 2004-2007⏐39

1.5 El Programa de Arqueología Urbana: aportes sobre la arquitectura de los edificios


aledaños al Templo Mayor 1991-2006⏐41

1.6 Algunas publicaciones del Proyecto Templo Mayor⏐46

1.7 Los umbrales del siglo XXI: contribuciones, balance y nuevas perspectivas de estudio en
torno a la arquitectura del Recinto sagrado tenochca⏐50

2. LA MEMORIA ARQUITECTÓNICA DEL TEMPLO MAYOR⏐51

2.1 El fechamiento de las etapas constructivas del Templo Mayor: Ignacio Marquina, Eduardo
Matos, Emily Umberger, Michel Graulich, Alfredo López Austin y Leonardo López Luján⏐53
2.1.1 Ignacio Marquina 1960⏐54
2.1.2 Eduardo Matos 1981⏐57
2.1.3 Emilie Umberguer 1987⏐60
2.1.4 Michel Graulich 1987⏐63

I
Índice

2.1.5 Alfredo López Austin y Leonardo López Luján 2009⏐66

2.2 Secuencia, etapa, momento y época constructiva: algunas definiciones⏐70


2.2.1 La secuencia o proceso constructivo⏐70
2.2.2 El momento constructivo⏐71
2.2.3 La etapa constructiva⏐73
2.2.4 La época constructiva⏐78

2.3 La estratigrafía de muros aplicada al estudio de la secuencia arquitectónica del Templo


Mayor, algunas definiciones⏐82
2.3.1. Conceptos y definiciones del método estratigráfico murario⏐84
2.3.1.1 Principios de la superposición estratigráfica, la sucesión y continuidad⏐84
2.3.1.2 Principio de la horizontalidad original⏐84
2.3.1.2 Principio de la continuidad original⏐85
2.3.1.3 Principio de la sucesión estratigráfica⏐86
2.3.1.4 Unidad Estratigráfica Muraria (UEM)⏐87
2.3.1.5 Grupos estratigráficos (GE) y Unidades constructivas (UC) ⏐88
2.3.1.6 Relación estratigráfica ⏐90
2.3.1.6.1 Relación de contemporaneidad, anterioridad y posterioridad⏐92

2.4 Análisis de la secuencia arquitectónica del Templo Mayor: metodología⏐94


2.4.1 Diferenciación de las UEM y las UC⏐97

2.5 Descripción del proceso arquitectónico del Templo Mayor: las etapas y momentos
constructivos⏐97
2.5.1 La Etapa I⏐98
2.5.2 La Etapa II⏐102
2.5.2.1 Los momentos constructivos⏐106
2.5.3 La Etapa III⏐112
2.5.3.1 Los momentos constructivos⏐119
2.5.4 La Etapa IV⏐133
2.5.4.1 Los momentos constructivos⏐137
2.5.5 La Etapa V⏐148
2.5.5.1 Los momentos constructivos⏐151

3. LOS MATERIALES CONSTRUCTIVOS DEL TEMPLO MAYOR DE TENOCHTITLAN⏐182

3.1 Técnicas aplicadas al estudio de los materiales constructivos litológicos: análisis


petrográfico⏐187
3.1.1 Análisis petrográfico: metodología⏐187

3.2 Esbozo geológico de la Cuenca de México ⏐190

3.3 Los recursos litológicos empleados en la construcción del Cu de Huichilobos⏐193

II
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

3.3.1 El tezontle o vitrófido basáltico de piroxenos⏐194


3.3.2 El basalto⏐197
3.3.3 Las andesitas⏐199
3.3.3.1 La andesita de piroxenos⏐199
3.3.3.2 La andesita de lamprobolita⏐201
3.3.4 La toba o chiluca⏐203
3.3.5 La caliza⏐205

3.4 Análisis petrográfico y geoquímico de morteros⏐207


3.4.1 Resultados: identificación de los materiales constitutivos de los morteros⏐210
3.4.1.1 Los cementantes⏐212
3.4.1.2 Las cargas⏐215

3.5 La tierra⏐217

3.6 La madera⏐218

3.7 De la cantera a Tenochtitlan: la piedra y sus formas de extracción⏐221


3.7.1 La extracción de andesita de lamprobolita en la cantera de San Bartolo Tenayuca⏐222
3.7.1.1 Las fases del proceso de obtención y talla⏐222
3.7.2 La explotación de basalto en la cantera de San Juan Totoltepec⏐225
3.7.2.1 Las etapas de extracción y los procesos de talla⏐226
3.7.3 La labor en las canteras o tetlapanaloyan según algunas fuentes del siglo XVI⏐228
3.7.3.1 Los instrumentos de talla⏐233
3.7.3.2 El transporte de la piedra⏐235

4. ¿CÓMO SE CONSTRUYÓ EL TEMPLO MAYOR DE TENOCHTITLAN? LA MANO DE OBRA, SU


ORGANIZACIÓN Y LA PREPARACIÓN DE LAS MATERIAS PRIMAS⏐240

4.1. La mano de obra y su organización en la construcción del Templo Mayor⏐240


4.1.1 Los trabajadores no especializados: macehualtin⏐245
4.1.2 Los trabajadores especializados: el calquetzi, el tetzotzonqui, el quauhxinqui⏐248
4.1.3 Los utensilios de trabajo⏐261
4.2. Del yacimiento a la puesta en obra: manufactura y preparación de las materias primas⏐265
4.2.1 La tierra y el césped⏐266
4.2.2 La piedra⏐268
4.2.3. Los morteros⏐275

5. EL ANÁLISIS DE LOS SISTEMAS Y LAS TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS EN EL TEMPLO MAYOR DE


TENOCHTITLAN⏐285

5.1. Análisis de los sistemas y técnicas constructivas: metodología⏐291


5.2 La tecnología constructiva en el Templo Mayor⏐296
5.3 Análisis y descripción de los sistemas, técnicas y procedimientos constructivos⏐296

III
Índice

5.3.1 Subsistema de fundación o cimentación/ xopétlatl⏐296


5.3.1.1 El sistema de fundación de terrenos consolidados y apisonados en el Cu de
Huchilobos-atzotzona⏐302
5.3.1.2 El sistema de fundación de plataforma en el Cu de Huchilobos⏐304
5.3.2 El núcleo⏐311
5.3.2.1 Técnica de confinamiento y compactado del núcleo mediante muros de
contención⏐311
5.3.2.2 Técnica de confinamiento y compactado del núcleo mediante enlajado⏐314
5.3.2.3 Técnica de confinamiento, compactado y afianzado del núcleo mediante
pilotes⏐318
5.3.2.4 Técnica de confinamiento del núcleo mediante entortado de cal y enlajado⏐320
5.3.3 Subsistema de circulación horizontal⏐321
5.3.3.1 Superficies horizontales de circulación exterior⏐322
5.3.3.1.1 Técnica de apisonado y consolidación de superficies horizontales⏐324
5.3.3.1.2 Técnica de entortado con piedra⏐334
5.3.3.2 Pisos interiores del Templo Mayor⏐338
5.3.4 Subsistema de circulación vertical⏐342
5.3.4.1 Las escalinatas y las alfardas⏐343
5.3.4.1.1 La técnica de mampostería⏐349
5.3.4.1.2 La técnica de sillería⏐353
5.3.5 Subsistema estructural⏐353
5.3.5.1 Muros de contención⏐353
5.3.5.1.1 Técnica de mampostería⏐354
5.3.5.1.1.1 La mampostería concertada⏐354
5.3.5.1.1.2 La mampostería careada⏐356
5.3.5.1.2 Técnica de sillería⏐359
5.3.5.1.2.1 El sillarejo⏐359
5.3.5.1.2.2 La sillería⏐362
5.3.5.2 Elementos sustentantes de la cubierta⏐366
5.3.5.2.1. Apoyos corridos o continuos: técnica de mampostería⏐367
5.3.5.2.2 Apoyos adosados: técnica de mampostería⏐369
5.3.5.2.3 Apoyos aislados: técnica de mampostería⏐371
5.3.6 Subsistema de cerramiento⏐375
5.3.6.2 Los dinteles o calixcáuitl o ilhuícatl y las jambas o tlaquetzalli ⏐375
5.3.6.2 La cubierta o tlapantli y los sobrados o tlapancos⏐380
5.3.7 Subsistema de drenaje⏐391
5.3.7.1 Desagüe pluvial⏐391

6. CONCLUSIONES⏐397
6.1 Los materiales constructivos⏐398
6.2 La técnica constructiva⏐405
6.3 La secuencia arquitectónica⏐414
6.4 Investigaciones futuras⏐419

IV
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

GLOSARIO⏐421
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS⏐433
ANEXO⏐468
Dibujos de detalle de materiales y técnica constructiva⏐469

V
LISTA DE ABREVIATURAS

AA-Arqueología de la Arquitectura

ATMTM- Archivo Técnico del Museo del Templo Mayor

BNE-Biblioteca Nacional de España

BNF-Biblioteca Nacional de Francia

CAPA- Criterios e Convencións en Arqueoloxía da Paisaxe.

CEDEX-Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas

CEHOPU- Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo

ENAH-Escuela Nacional de Antropología e Historia

ENCRyM-Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía

FCE- Fondo de Cultura Económica

IIA-Instituto de Investigaciones Antropológicas

INAH-Instituto Nacional de Antropología e Historia

IIH-Instituto de Investigaciones Históricas

IJH-Instituto Juan de Herrera

MNA-Museo Nacional de Antropología

MTM-Museo del Templo Mayor

UAC-Universidad de A Coruña

UC-Unidad Constructiva

UEM-Unidad Estratigráfica

UNAM-Universidad Nacional Autónoma de México

PTM-Proyecto Templo Mayor

VI
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

PAU-Proyecto de Arqueología Urbana

TM-Templo Mayor

SEHC-Sociedad Española de Historia de la Construcción

SEP- Secretaría de Educación Pública

VII
Lista de Figuras y Tablas

LISTA DE FIGURAS Y TABLAS

LISTA DE FIGURAS

CAPÍTULO 1

Figura 1.1. Figura 1.1. Escalinatas descubiertas por Batres durante las exploraciones de 1900.

Figura 1.2. Plano de ubicación del Templo Mayor de Tenochtitlan de acuerdo con Alfred
Maudslay.

Figura. 1.3. Plano de los vestigios prehispánicos de la 2ª C. De Santa Teresa de 1914.

Figura 1.4. Serpiente adosada a la alfarda suroeste de la plataforma del Templo Mayor de
Tenochtitlan, excavada por Manuel Gamio 1913 (Boone 1987: 44).

Figura 1.5. Plano elaborado por Ignacio Alcocer referente a la ubicación del Templo Mayor y
otros edificios del recinto sagrado.

Figura 1.6. Reconstitución hipotética de la pirámide de Tenayuca, elaborada por Ignacio


Marquina en 1935.

Figura 1.7. Reconstrucción temprana del recinto sagrado de Tenochtitlan, hecha por Ignacio
Marquina.

Figura 1.8. Reconstrucción de 1951 del recinto sagrado de Tenochtitlan realizada por Ignacio
Marquina.

Figura 1.9. Reconstrucción de algunos edificios del recinto sagrado bajo la Catedral
Metropolitana.

Figura 1.10. Excavaciones en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Izq. Detalle de las escalinatas
de la Etapa IVb; Izq. excavación en el patio norte.

Figura 1.11. Área de excavación del Proyecto Templo Mayor, séptima temporada (López Luján
y Chávez Balderas 2010: 299).

Figura 1.12. Restos arquitectónicos hallados bajo la Catedral Metropolitana.

Figura 1.13. Ubicación del solar del mayorazgo de Nava Chávez, lugar donde se localizó la
escultura de Tlaltecuhtli y donde actualmente se desarrollan los trabajos arqueológicos del
PTM.

VIII
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

CAPÍTULO 2

Figura 2.1. Planta arquitectónica con el estudio de superposiciones realizado por Ignacio
Marquina en 1960.

Figura 2.2. Corte Este-Oeste del Templo Mayor, donde Marquina señala las distintas épocas
del Edificio.

Figura 2.3. Simbolismo del Templo Mayor de Tenochtitlán.

Figura 2.4. Reconstrucción ideal de la vista frontal del Templo Mayor, con sus grandes
secciones. Secciones principales que conforman la unidad arquitectónica TM.

Figura 2.5. Estratigrafía de una habitación de Bixby House, Barre Massachussets de 1845. En la
fase I se muestran los cambios acaecidos a la habitación original (unidad 1) como el
revestimiento de muros y techos con madera (unidades 2 y 3), pintura de la madera en azul,
rojo y marrón (unidades 4-8) y luego se estucaron las paredes y el techo (unidades 9 y 10) y
posteriormente las paredes se tapizaron (unidad 11).

Figura 2.6. Relaciones estratigráficas reconocidas por el sistemas de matriz de Harris.

Figura 2.7. Relaciones estratigráficas de acuerdo con Brogiolo.

Figura. 2.8. Relaciones estratigráficas según Andrea Carandini.

Figura. 2.9. Planta del Templo Mayor donde se marcan las etapas y los momentos
constructivos del edificio. Esta planta está basada en la información topográfica del
levantamiento realizado por el PTM-7.

Figura. 2.10. Excavación del túnel al centro de la escalinatas del lado norte del Templo Mayor,
1989. Subestructura denominada como Etapa I, se observa parte del núcleo de la Etapa II así
como la escultura del chac mool conocida como “El chueco”.

Figura. 2.11. Diagrama donde se muestran las UC de la Etapa I y su correlación estratigráfica.

Figura 2.12. Isométrico de la Etapa II vista NW.

Figura.2.13. Planta de la Etapa II y diagrama de UC donde se muestra su relación estratigráfica.

Figura 2.14. Excavaciones de la Etapa II donde se observa la escalinata (II/MEs-W-1) adosada


que cubrió el adoratorio de Tláloc.

Figura.2.15. Escalinata (II/MES-W-1) que cubrió al chac mool.

Figura 2.16. Izq. Acamapichtli (1375-1395 d.C). Centro. Huizilíhuitl (1396-1417 d.C). Der.
Chimalpopoca (1417-1427 d.C).

IX
Lista de Figuras y Tablas

Figura.2.17. Detalle del muro noroeste de la fachada poniente de le Etapa III, donde se
observa la continuidad del muro por detrás de la fachada norte de la escalinata III/MES-W-4.

Figura 2.18. Escalinatas de la Etapa III (antes IIb) durante su excavación en la primera
temporada del PTM.

Figura 2.19. Corte E-W de las etapas constructivas del Templo Mayor, lado norte.

Figura 2.20. Planta de la Etapa III del Templo Mayor y diagrama con la secuencia de eventos
constructivos.

Figura 2.21. Corte E-W de las etapas constructivas del Templo Mayor, lado sur.

Figura 2.22 Refuerzo lateral escalonado en la esquina NW de la Etapa III del Templo Mayor
de Tenochtitlan. Der. Contrafuerte escalonado de la 4ª época del templo de Tenayuca.

Figura 2.23. Itzcóatl (1427-1440 d. C).

Figura 2.24. Planta de la Etapa IV y diagrama de las UC de la Etapa IV y su relación


estratigráfica.

Figura 2.25. Imagen donde se observa la alfarda NW del pequeño altar parcialmente cubierta
por el piso de la plataforma IV/MPl-W-1.

Figura 2.26. Planta y corte de la ubicación de la Coyolxauhqui de la Etapa IV, donde se


observa cómo la ampliación de la plataforma IV/MPl-W-2 cubrió la escultura y los dos
escalones de la escalinata IV/MES-W-1.

Figura 2.27. Corte-perfil de la operación 1 del PTM-6 donde se observan los lugares que ocupó
la escultura de serpiente durante las distintas ampliaciones de la plataforma en la Etapa IV.

Figura 2.28. Perfil este de la operación 2 y 6 donde se observa la sobreposición de pisos de la


plaza adosados a la plataforma de la Etapa IV y el momento IV/MPl-W-3 (IVa-3/IVb).

Figura 2.29. Figura. 2.29. Isométrico Etapa IV, vista suroeste.

Figura 2.30. Moctezuma Ilhuicamina 1440-1469 d.C.

Figura 2.31. Planta de la Etapa V y sus distintas ampliaciones junto con un diagrama donde se
muestran las diferentes UC y su relación estratigráfica.

Figura 2.32. Vista suroeste de la Etapa V.

Figura 2.33. Vista oriente del fundamento del muro norte de la Etapa V junto con la
plataforma y el talud del momento IV/MF-N-1.

X
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 2.34. Secuencia de pisos de la plaza asociados a la plataforma V/MPl-1 del TM, los
cuales se pueden observar en el tramo de la escalinata dentro del predio del Mayorazgo de
Nava Chávez.

Figura 2.35 Isométrico de la Etapa V, vista suroeste.

Figura 2.36 Relación de los pisos de la plaza registrados en el Patio Norte del recinto sagrado,
con los dos crecimientos verticales de la Etapa V.

Figura 2.37. Esquema donde se muestra la secuencia de sobreposiciones y adosamientos de las


distintas plataformas de la Etapa V en relación con los pisos de la plaza y con la Etapa IV.

Figura 2.38. Axayácatl (1469-1481 d.C.).

Figura 2.39. Tízoc (1481-1486 d.C.).

Figura 2.40. Etapas de la Casa de las Águilas.

Figura 2.41. Vista de la esquina noreste del TM donde se observa la unión entre las dos
plataformas.

Figura 2.42. Ahuítzotl (1486-1502 d.C).

Figura 2.43. Moctezuma Xocoyotzin (1502-1520 d.C.).

Figura 2.44. Incendio inesperado del techo de un cu de Huitzilopochtli que llamaban Tlacatecca
o Tlacatecan.

Figura 2.45. Diagrama donde se muestra cada una de las subestructuras del TM, las UC que las
constituyen y su relación estratigráfica.

CAPÍTULO 3

Figura 3.1. Toma de muestras de pavimentos para su estudio petrográfico y geoquímico.

Figura 3.2. Mapa de ubicación de las muestras petrográficas y geoquímicas (PTM).

Figura 3.3. Geología de la Cuenca de México.

Figura 3.4. Muestra de vitrófido basáltico de piroxenos y lámina petrográfica vista al


microscopio.

Figura 3.5. Ubicación de los yacimientos de tezontle en la Cuenca de México.

XI
Lista de Figuras y Tablas

Figura 3.6. Muestra de basalto de piroxenos y lámina petrográfica vista al microscopio.

Figura 3.7. Ubicación de los yacimientos de basalto en la Cuenca de México.

Figura 3.8. Muestra de andesita de piroxenos y lámina petrográfica vista al microscopio.

Figura 3.9. Muestra de andesita de lamprobolita y lámina petrográfica vista al microscopio.

Figura 3.10. Mapa de ubicación de los yacimientos de andesita en la Cuenca de México.

Figura 3.11. Lámina petrográfica vista al microscopio y muestra de toba (chiluca).

Figura 3.12. Antigua cantera en la Barranca de San Lorenzo Totolinga.

Figura 3.13. Mapa de ubicación de los yacimientos de tobas en la Cuenca de México.

Figura 3.14. Muestra de caliza y lámina petrográfica vista al microscopio.

Figura 3.15. Ubicación de los yacimientos de caliza más próximos a la Cuenca de México.

Figura 3.16. Muestra de pavimentos correspondientes al grupo 1 y lámina petrográfica vista al


microscopio

Figura 3.17. Muestra de pavimentos correspondientes al grupo 2 y lámina petrográfica vista al


microscopio.

Figura 3.18. Pilotes hincados en el piso como parte de la cimentación.

Figura 3.19. Imagen que representa a un individuo cortando madera.

Figura 3.20. Morillo (1) y tabla (2), piezas elaborados a partir de la madera y que eran utilizadas
en la construcción.

Figura 3.21. Desprendimiento de los bloques de la peña en la cantera de San Bartolo Tenayuca

Figura 3.22. Herramientas como el mazo, el marro y las cuñas son utilizadas en el trabajo de la
cantería.

Figura 3.23. Desbaste primario y secundarios de los bloques de andesita de lamprobolita, para
obtener piezas manejables.

Figura 3.24. Bloques modernos de andesita de lamprobolita utilizados para pavimentos y para
recubrimiento de fachada, similares a los empleados por los mexicas en el Templo Mayor.

Figura 3.25. Desprendimiento de la roca con barreta de metal o madera en la cantera de basalto
de San Juan Totoltepec.

XII
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 3.26. Desbaste secundario de los bloques de basalto, mediante la inserción de cuñas en
un orificio previamente realizado por el cantero, para facilitar el quiebre de la roca.

Figura 3.27. Bloques de basalto acumulados a la orilla de la carretera, utilizados como roca para
cimiento.

Figura 3.28. Canteros realizando distintas fases del proceso productivo de la piedra utilizada en
la construcción.

Figura 3.29. Izq. Desprendimiento de piedra en cantera de San Bartolo Tenayuca. Der. Imagen
del Códice Florentino, libro X, folio 17, donde se aprecia el trabajo de desprendimiento de roca.

Figura. 3.30. Reducción primaria de la roca en la actualidad. Der. Desbaste primario en


canteras prehispánicas en el Códice Florentino, libro X, folio 17.

Figura. 3.31 Bloques parcialmente cortados registrados por Holmes en una cantera cercana a
Mitla, Oaxaca.

Figura. 3.32. Bloques antiguos parcialmente cortados, registrados por Protzen en las canteras
de Rumiqolqa en Perú.

Figura 3.33. Izq. Utensilios colectados en la cantera de Mitla. Der. Martillo y hacha de piedra
localizados en las canteras de Mitla

Figura 3.34. Izq. Martillos de piedra registrados en contexto arqueológico por Protzen en la
cantera de Kachiqhat. Der. Bloque de piedra con huellas de percusión también de Kachiqhat

Figura 3.35. Tlamemes.

CAPÍTULO 4

Figura 4.1. Representación del calpixcacalli o texancalli.

Figura 4.2 Trabajadores no especializados acarreando piedra trabajada y sin trabajar para la
ampliación del templo de Tlatelolco.

Figura 4.3. Traslado de una piedra de San Lorenzo por varios hombres con cuerdas.

Figura 4.4. Lámina donde se observa a un grupo de hombres dando mantenimiento a las
distintas áreas del Templo Mayor.

Figura 4.5. Se observan dos mozos llevando a cuestas madera para el templo. Der. Hombre
cargando leña a principios del siglo XX.

XIII
Lista de Figuras y Tablas

Figura 4.6. Oficial carpintero enseñando el oficio a su hijo o aprendiz.

Figura 4.7 Representación del proceso constructivo de un edificio donde se observa la


intervención de distintos especialistas.

Figura 4.8. Representación de un hombre subiendo tierra para la construcción de un terrado.

Figura 4.9. Huey tlatoani dando instrucciones para realizar la construcción de una calzada..

Figura 4.10 Representación de los encaladores.

Figura 4.11. Representación de las cargas de cal enviadas a Tenochtitlan.

Figura 4.12. Canteros labrando la efigie de Moctezuma Ilhuicamina en Chapultepec.

Figura 4.13. Cantero elaborando una columna a pie de obra.

Figura 4.14. Hombres arrastrando un bloque de piedra que sería empleado para esculpir el
temalácatl que mandó hacer Moctezuma II.

Figura 4.15. Representación de una mujer realizando trabajo de cantería.

Figura 4.16. Leñadores cortando y transportando madera.

Figura 4.17. Representación de un oficial carpintero.

Figura 4.18. Representación de los oficiales carpinteros.

Figura 4.19. Representación de una obra realizada durante el gobierno de Tízoc,


probablemente la ampliación del Templo Mayor. Der. Tecuhtli y mandón encargados de reparar
las calles y puentes que llevan al templo.

Figura 4.20. Uso del huictli en labores agrícolas y de construcción durante la etapa colonial.

Figura 4.21. Instrumentos que utilizaban los carpinteros o quauhxinqui.

Figura 4.22. Izq. Joven llevando carga de ramas para el templo. Se aprecia la cinta ixtle tejido
en la frente y el amarre con las cuerdas de la carga. Der. Cargador de leña a principios del siglo
XX donde se observa una cinta gruesa sobre la frente y el atado con cuerdas de la carga. Inf.
Distintas formas de llevar la carga. El individuo en del lado izquierdo lleva un canasto o uacalli;
el personaje al centro sostiene la carga mediante un mecapalli con un soporte de madera; el
mercader a la derecha muestra como se ataba la carga.

Figura 4.23. Representación de la construcción de la Pirámide del Sol pintada por Iker Larrauri
en 1965.

XIV
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 4.24. Chinamperos cargando una canoa con tierra de la orilla del lago de Xochimilco,
San Gregorio Atlapulco.

Figura 4.25. Mancebo llevando céspedes para la reparación del templo.

Figura 4.26. Izq. Chinampero de Xochimilco a finales del siglo XIX llevando en su canoa
césped. Der. Canoa cargada de césped, Xochimilco 1890.

Figura 4.27. Ciclo productivo de la piedra para la construcción del Cu de Huichilobos.

Figura 4.28. Representación del trabajo en una cantera prehispánica en Oaxaca pintada por
Iker Larrauri en 1966.

Figura 4.29. Diagrama del proceso del tezontle en la construcción del Templo Mayor de
Tenochtitlan.

Figura 4.30. Diagrama del proceso de la andesita de lamprobolita en la construcción del


Templo Mayor de Tenochtitlan.

Figura 4.31 Diagrama del proceso de la andesita de piroxenos en la construcción del Templo
Mayor de Tenochtitlan.

Figura 4.32. Diagrama del proceso del basalto vitrofídico en la construcción del Templo Mayor
de Tenochtitlan.

Figura 4.33. Diagrama del proceso de la piedra caliza en la construcción del Templo Mayor de
Tenochtitlan.

Figura 4.34. Diagrama del proceso de la piedra cal en la construcción del Templo Mayor de
Tenochtitlan.

Figura 4.35. Clasificación de Schreiner de las estructuras para la calcinación de la cal.

Figura 4.36. Ciclo productivo de la cal en el Templo Mayor de Tenochtitlan.

Figura. 4.37. Ciclo productivo para la obtención de los agregados.

Figura. 4.38. Ciclo productivo para la preparación de morteros en la construcción del Huey
Teocalli de Tenochtitlan.

CAPÍTULO 5

Figura 5.1. Mapa conceptual de análisis de las técnicas constructivas en época histórica.

Figura 5.2. Diagrama de flujo del proceso constructivos de la estructura 10L-22 en Copán

XV
Lista de Figuras y Tablas

realizado por Abrams y colaboradores.

Figura 5.3. Retícula para el levantamiento de detalles arquitectónicos en las distintas etapas del
Templo Mayor.

Figura 5.4. Izq. Representación de la elevación de un edificio sobre un terreno apisonado y


consolidado. Der. Edificio construido sobre un zócalo o plataforma.

Figura 5.5 Izq. Estacas de cimentación prehispánicas localizadas en los alrededores del recinto
sagrado de Tenochtitlan. Der. Detalles del estacado localizado en el barrio de Tlaxcoaque, en
las actuales calles de Rio de la Loza, san Antonio Abad y José Ma. Izázaga.

Figura 5.6. Piedras para los cimientos de la Catedral.

Figura 5.7. Detalle de estacas hincadas en una chinampa para contener la tierra. Zona
chinampera de Xochimilco.

Figura 5.8. Detalle de la plataforma particular del Templo Mayor.

Figura 5.9. Sistema de pilotaje en la plataforma del Templo Mayor.

Figura. 5.10. Esquema de la técnica de confinamiento y compactado del núcleo mediante


enlajado.

Figura 5.11. Módulos horizontales de lajas empleadas en el núcleo de la plataforma de la Etapa


V.

Figura 5.12. Izq.. Pedraplen elaborado con lajas de andesita de piroxenos para la elevación del
muro norte de la etapa IV/N-MF-1 y la Etapa V. Der. Lajas de pedraplen que cubrió los
braseros y cabezas de serpiente de la plataforma de la etapa IV.

Figura 5.13 Esquema de la técnica de confinamiento, compactado y afianzado del núcleo en la


plataforma mediante pilotes.

Figura 5.14. Vista de la sección noreste del Templo Mayor donde se aprecian las huellas de las
bases circulares de lajas de andesita de piroxenos y los pilotes.

Figura 5.15. Vista del relleno mediante entortado, utilizado en la construcción de la plataforma
V/MPl-4.

Figura. 5.16. Alzados de la operaciones 2 y 6, perfil este, donde se aprecia la secuencia de


sobreposiciones de los pisos.

Figura 5.17. Transporte de material hacia un templo a través del lago.

Figura. 5.18. Hombre apisonando tierra.

XVI
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 5.18. Operaciones 2 y 6. Improntas de lajas del piso P7 excavadas durante el PTM 6 que
están asociadas a la plataforma IV/MPl-1.

Figura 5.19. Fachada oeste, piedras de basalto de piroxenos que conforman parte del relleno
del firme del piso P1 de la plataforma IV/MPl-3.

Figura 5.20. Operaciones 2 y 6. Improntas de lajas del piso P7 excavadas durante el PTM 6 que
están asociadas a la plataforma IV/MPl-1.

Figura 5.21. Piso P1 asociado a la plataforma IV/MPl-3 de la Etapa IV. El pavimento es de


lajas de andesita de piroxenos con aristas e irregularidades en la superficie.

Figura 5.22. Piso P3 de la plaza asociado a la plataforma IV/MPl-2, donde se observa parte de
las losas del piso desmontadas y colocadas bocabajo.

Figura 5.23. Operaciones 2 y 6, Perfil sur. Secuencia del relleno o firme que constituye cada
uno de los niveles de pisos registrados.

Figura 5.24. Distintos niveles del piso de la plaza, asociados a la ampliación de la plataforma
V/MPl-1.

Figura 5.25. Pavimentos de lajas de andesita de piroxenos localizados en el Patio Norte del
Templo Mayor.

Figura 5.26. Técnica de entortado asociada a los pisos de la plaza P6 (V/MPl-W-2 y V/MPl-3)
y P7 (V/MPl-3 y V/MPl-4). Testigo de los pisos de la plaza del recinto sagrado localizado al
sureste de la zona arqueológica del Templo Mayor.

Figura 5.27. Patio Norte, piso P6 asociado a la ampliación de la plataforma V/MPl-W-2 y


V/MPl-3 y el piso P7 asociado a la plataforma V/MPl-W-2, V/MPl-3 y V/MPl-4

Figura 5.28. Excavación de los pisos de la plaza P6 (V/MPl-1 y V/MPl-W-2) y P7 (V/MPl-3,


V/MPl-4) en el Patio Norte de la zona arqueológica del Templo Mayor.

Figura 5.29. Secuencia de pisos ubicados en el interior del adoratorio de Huitzilopochtli.

Figura 5.30. Relleno y secuencia de pisos de las ampliaciones de la plataforma IV/MPl-1, 2 y 3.

Figura 5.31. Vista de los pavimentos de roca caliza del cuarto norte, emplazado sobre la
plataforma IV/W-MPl-3 del Templo Mayor .

Figura 5.32. Vista general de las distintas escalinatas del Templo Mayor en las Etapas III y IV.

Figura 5.33. Detalle de los escalones de la ampliación III/W-MEs-4.

XVII
Lista de Figuras y Tablas

Figura 5.34. Esquema de la técnica constructiva utilizada en las alfardas de la Etapa III/MEsc-
4.

Figura 5.35. Detalle de la escalinatas de la plataforma V/W-MEs/Plat-1 donde se observa la


técnica de sillería

Figura 5.36. Detalle de los bloques de piedra tallados para las escalinatas de la plataforma
V/MPl-W-2.

Figura 5.37. Técnica de sillería empleada en las construcciones contiguas al Templo Mayor
como la Casa de las Águilas y el Edificio A, ambas localizadas en el Patio Norte del recinto
sagrado.

Figura 5.38. Esquema de confinamiento de los materiales a partir de corazas (muros de


contención) que permiten elevar las estructuras sin rebasar el ángulo natural de reposo y así
mantener las estructuras estables.

Figura 5.39. Fachada norte de la Etapa II. Detalle de la mampostería concertada utilizada en la
fábrica de los muros.

Figura 5.40. Esquina sureste de la Etapa III. Detalle de las cadenas complejas de cerramiento y
de la mampostería concertada.

Figura 5.41. Esquina noroeste del Templo Mayor. Etapas III y IV con sus ampliaciones.
Detalle de la fábrica de los muros con mampostería careada.

Figura 5.42. Sup. Edificio elaborado mediante la técnica de mampostería donde se puede
apreciar el uso de cadenas sencillas de cerramiento en los extremos de los muros. Inf. Detalle
de las ampliaciones vinculadas a la Etapa III del Templo Mayor, donde se aprecia el uso de la
técnica de mampostería en los aparejos, así como las cadenas sencillas de cerramiento en los
muros.

Figura 5.43. Vista sur del muro de la plataforma V/MPl-1 donde se observa el uso de sillarejos
en el parejo.

Figura 5.44. Vista sur del muro de la plataforma V/MPl-1 donde se observa el uso de sillarejos
en el aparejo.

Figura 5.45. Vista suroeste de la plataforma V/MPl-2 del Templo Mayor, donde se aprecia la
técnica de sillares utilizada en el muro y la alfarda.

Figura 5.46. Hombres colocando sillares en una construcción.

Figura 5.47. Etapa II, apoyos corridos del adoratorio de Tláloc, fachadas norte y sur.

XVIII
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 5.48. Vista frontal de las basas adosadas en el vano de la entrada del adoratorio de
Huitzilopochtli, Etapa II.

Figura 5.49. Imagen en la que se pueden observar basas adosadas sobre la cual descansaban las
jambas de la entrada.

Figura 5.50. Imagen en la que se pueden observar basas adosadas sobre la cual descansaban las
jambas de la entrada.

Figura 5.51. Vista del pilar norte y la basa adosada. Adoratorio de Tláloc, Etapa II.

Figura 5.52. Vista de pilar sur del adoratorio de Tláloc.

Figura 5.53. La habitación sur sobre la plataforma del Templo Mayor de Texcoco.

Figura 5.54. Planta de la Etapa 2 de la Casa de las Águilas.

Figura 5.55. Jamba sur en el adoratorio de Tláloc.

Fig. 5.56. Dintel de Tlatelolco.

Figura 5.57. Dibujos del Templo Mayor en los que se representó la techumbre plana con
muros a plomo y en talud.

Figura 5.58. Representación de techo plano o azotea.

Figura 5.59. Izq. Templo Mayor de Tlacopan (Códice Telleriano Remensis, fol. 40r); Der.
Techumbre de material perecedero.

Figura 5.60. Representación de vigas y morillos.

Figura 5.61. Técnica constructiva del techo del templo “E” del Patio Blanco en Teotihuacan.

Figura 5.62. Esquema del emplazamiento de los morillos utilizados en la construcción de los
techos en Teotihuacan.

Figura 5.63. Ermitas de Huitzilopochtli y Tláloc en la fundación de Tenochtitlan.

Figura 5.64. Izq. Litografía del templo de Cuauhtochco de José Luciano Castañeda. Der. Perfil
sur del templo de Cuauhtochco

Figura 5.65. Edificio colonial de dos niveles en el cual se observan dos morillos saliendo del
techo.

Figura 5.66. Izq. Primeros Memoriales, fol. 252v. Der. Códice Mendoza, fol. 64r.

XIX
Lista de Figuras y Tablas

Figura 5.67. Representación de un templo en el que podemos observar una viga emplazada
horizontalmente, encima de la cual esta el techo.

Figura. 5.68. Dibujo del Templo Mayor.

Figura. 5.69. Sup. Izq. Desagüe localizado bajo el edificio C, en el patio norte del recinto. Sup.
Der. Conducto subterráneo perteneciente al desagüe localizado en el Patio Norte que pasa por
debajo de la Casa de las Águilas.

Figura. 5.70. Perspectiva desde el NE del Templo Mayor, donde se puede observar la
ubicación de los desagües.

Figura 5.71. Esquema sobre la técnica constructiva del aparejo de los desagües de la Etapa II.

CAPÍTULO 6

Figura 6.1. Izq. Mortero del grupo 1; Der. Mortero del grupo 2.

Figura 6.2. A y B. Técnica de mampostería concertada (Etapas II y III). C. Técnica de


mampostería careada (Etapa III [III/N-MF-1, III/W-MF-1]). D. Técnica de sillarejo (Etapa
V). E. Técnica de sillería (Etapa V, momento V/W-MPl-2)

TABLAS

CAPITULO 2

Tabla 2.1. Relación de Gobernantes Mexicas con cada sobreposición del Templo Mayor
señalada en el plano de Marquina (1960).

Tabla 2.2. Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo Mayor Matos
Moctezuma (1981).

Tabla 2.3. Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del


Templo Mayor de acuerdo con Umberger (1987).

Tabla 2.4. Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo Mayor
descritas por Graulich (1987).

Tabla 2.5. Relación de etapas totales y de etapas parciales con cada sobreposición y gobernante.
López Austin y López Luján.

Tabla 2.6. Identificación de las fechas de los petrograbados. Propuesta de Alfredo López
Austin y Leonardo López Luján en contraste con la de Emily Umberger.

XX
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Tabla 2.7. Tabla 2.7 Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa II.

Tabla 2.8. Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa III.

Tabla 2.9. Resultados de los cálculos y mediciones obtenido por Ivan Šprajc en el Templo
Mayor de Tenochtitlan, en cada una de las etapas constructivas.

Tabla 2.10. Medidas conocidas de los cuerpos de las Etapas II y III, así como de la superficie
calculada a partir de éstas.

Tabla 2.11. Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa IV.

Tabla 2.12. Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa V.

Tabla 2.13 Propuesta de la secuencia constructiva del Templo Mayor y su relación con los
gobernantes mexicas, a partir del análisis estratigráfico.

Tabla 2.14. Comparación de las distintas propuestas de la secuencia constructiva del Templo
Mayor y su relación con los gobernantes mexicas.

CAPITULO 3

Tabla 3.1 Relación de muestras de roca y argamasa tomadas de las distintas ampliaciones del
Templo Mayor, para su análisis petrográfico.

Tabla 3.2. Relación de muestras de argamasa tomadas de las distintas ampliaciones del Templo
Mayor, para su análisis petrográfico y geoquímico.

Tabla 3.3. Relación de muestras de argamasa tomadas de las distintas ampliaciones del Templo
Mayor ordenadas por grupos de acuerdo a los resultados de los análisis petrográficos y
geoquímicos.

CAPÍTULO 4

Tabla 4.1. Clasificación de los morteros con base en sus componentes (cementante y
agregados).

CAPÍTULO 5

Tabla 5.1. Técnicas constructivas de superficies horizontales exteriores e interiores en el


Templo Mayor de Tenochtitlan.

Tabla 5.2. Técnicas constructivas en los aparejos de los muros del Templo Mayor.

APÉNDICE 1
Planos de detalle de materiales y técnica constructiva.

XXI
Agradecimientos

Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora

Buda

En la fase final de la redacción de la tesis leí un párrafo cuyo contenido se atribuye a Hunter S.
Thompson y que dice lo siguiente: “La vida no debería ser un viaje a la tumba con la intención de
llegar a salvo con un cuerpo bonito y bien conservado, sino más bien llegar derrapando de lado, entre
una nube de humo, completamente desgastado y destrozado, y proclamar en voz alta: !Uf! ¡Qué
viajecito!”.1 Estas palabras explican cabalmente lo que para mi significa el trayecto de un investigador
cada vez que inicia y concluye una nueva pesquisa, y para el cual el alivio llega una vez que pone el
punto final al manuscrito.
Para mi fortuna este periplo de la tesis nunca se transita en soledad. Esta investigación es la suma
de un esfuerzo colectivo de todos aquellos que me brindaron su ayuda, sus conocimientos e
intercambiaron ideas conmigo para enriquecerla y sin los cuales no hubiera podido concretarse.
Con cariño y profundo respeto agradezco a Leonardo López Luján no sólo por haber dirigido
esta tesis, sino también por darme la oportunidad de colaborar en el Proyecto Templo Mayor, por
haber sido mi mentor durante todos estos años y por permitirme madurar como investigadora y
como individuo. Siempre será para mi un ejemplo como académico y como persona.
A mi hermana mayor, Ximena Chávez le doy las gracias por su guía, por su amistad, por la
confianza, por mantenerme en el camino y por esas conversaciones objetivas y puntuales. Si hay
alguien a quien le debo el haber concluido este trabajo es a ti. No sabes cuanto te quiero.
Gracias a Alejandro Villalobos quien desde las aulas despertó mi interés por la arquitectura
prehispánica. Mi querido doc., le agradezco su guía a lo largo de todos estos años, por esas largas
conversaciones (acompañadas de café, galletas y a veces de gomitas), por sus enseñanzas y por su
cariño.
A mi querido profesor Eduardo Matos Moctezuma, le agradezco su apertura ante mis
inquietudes e ideas sobre el Templo Mayor. Guardo en un lugar muy especial de mi memoria aquella

1
Life should not be a journey to the grave with the intention of arriving safely in a pretty and well preserved body, but rather to skid in broadside in a cloud of
smoke, thoroughly used up, totally worn out, and loudly proclaiming “Wow! What a Ride

XXII
tarde en el café La Casa de las Sirenas, donde sostuvimos una larga conversación y discutimos sobre
las etapas constructivas del templo; no hay duda, sus observaciones y precisiones enriquecieron este
trabajo.
A Camila Pascal mi querida hermana, por tantos años de amistad, por escuchar mis largas y a
veces aburridas pláticas llenas de dudas sobre la vida, sobre la arqueología, sobre la arquitectura. Por
compartir mi pasión por los edificios, por los años y experiencias compartidas durante el tiempo que
trabajamos juntas y por su compañía en la travesía de la tesis, muchas gracias.
A Eliseo Padilla un amigo y consejero, partícipe de los buenos y malos tiempos y quien a lo
largo de estos años se ha convertido en un hermano con el que espero contar el resto de mi vida.
A Angel González López por ser un ejemplo de constancia y fortaleza, por tu amistad y por el
tiempo que compartimos trabajando y aprendiendo juntos. A Amaranta Argüelles, Nestor
Santiago Santiago y Alejandra Aguirre Molina por su valiosa amistad, por el tiempo, experiencias,
conocimientos y alegrías compartidas durante mi estancia en el Proyecto Templo Mayor, siempre fue
un placer trabajar con ustedes hombro a hombro.
Mi gratitud a Jaime Torres, quien desinteresadamente aceptó llevar a cabo los análisis
petrográficos presentados en esta tesis. También le doy las gracias a él y su familia por su gentileza y
amistad. A Tulio Cordero, Diana Bustos y Cuauhtémoc Alcántara por su amistad, muchas veces
los amigos son los que te sostienen cuando quieres renunciar. A mi querido Damián Álvarez quien
me soportó en mis peores momentos; no obstante, siempre me animó y lleno esos días de risas. A
Paul Schmidt y Delia Jurado por su cariño y por su ejemplo, los voy a querer siempre.
Le doy las gracias a Tenoch Medina por su cariño y por haber compartido sus conocimientos
conmigo siempre desinteresadamente. A Isabel Medina le agradezco su cariño y la oportunidad de
colaborar como profesor en la ENCRyM, pero también le doy las gracias porque con su ejemplo me
ha enseñado a perseguir mis sueños, su pasión por su profesión es inspiradora. A Karla Martinez le
doy las gracias por su amistad, por ser un encuentro afortunado, por la alegría de trabajar juntas
desde hace dos años, por su apoyo, te quiero pequeña brujilla. A Cecilia Zarate, le doy las gracias
por haber digitalizado los planos presentados en esta investigación, pero más que eso, por su alegría,
qué linda arquitecta vine a conocer gracias a mi tesis. Un reconocimiento especial y un
agradecimiento inmenso a Ricardo Carrasco, Miguel Gómez y Antonio Caballero por haberme
ayudado a realizar el levantamiento de mis dibujos en campo, sin ustedes no habría sido posible
realizarlos. No puedo dejar de mencionar a todos los miembros del Proyecto Templo Mayor y del

XXIII
Museo del Templo Mayor con los cuales tuve la oportunidad de trabajar, aprender y convivir,
siempre serán parte importante de mi vida.
Sin lugar a duda los rumbos de la tesis muchas veces son dudosos y sombríos. El camino se
vuelve interminable, uno se detiene en el pasado y sueña con el futuro, entonces olvidas estar en el
presente. Durante un periodo oscuro por el cual todo tesista ha pasado, yo encontré un espacio en el
que conocí personas valiosas. Cuando pienso en Mónica Pasindo, Eilyf Sermeño y Daniel
Corona (Yi) sólo vienen a mi mente dos importantes expresiones: “More Chi” y “Train Harder”.
Estas dos breves frases encierran un significado muy profundo, “no te rindas” y “da lo mejor”.
Gracias, porque desde entonces aprendí a vivir y volví a sonreír.
A mi querido Isaac Barrientos, que a pesar de que los inicios de nuestra amistad fueron un poco
tropezados te has convertido en un gran amigo. Te doy las gracias por tu tiempo, por los momentos
de interminables risas y por nuestras pláticas profundas sobre la vida y la arqueología. Gracias por
aguantarme en el estrés final de la tesis. Te quiero mucho momi.
Muchas gracias a Grégory Pereira por su amistad de tantos años, por animarme y apoyarme en el
último tramo de la tesis, por enseñarme los caminos de Michoacán y por abrirme las puertas de su
arqueología. Te agradezco por el tiempo y los consejos, pero sobre todo por la confianza y por
encaminarme en esta nueva aventura científica.
No puedo dejar de mencionar a todo el staff del café donde básicamente escribí toda la tesis. Ese
lugar donde muchas veces cubrí dos turnos, donde me convertí en la mejor empleada, pues durante
los últimos seis meses no falte ni una vez, trabajé siete días a las semanas y superé las 12 horas.
Gracias a todos los chicos del café, porque siempre me animaron, por preocuparse por saber como
iba mi tesis, por interesarse en conocerme y por saber que diablos hacía sentada escribiendo tantas
horas al día. No les puedo prometer que no me volverán a ver, pero espero que mi estancia sea
menos frecuente.
Doy las gracias también a aquellos que aunque no vean aquí su nombre de ninguna forma los he
olvidado, simplemente mi lista de agradecimientos se volvería interminable.
Finalmente he dejado para usted mis últimas palabras de gratitud. Gracias por enseñarme que
“A”, “B” y “C” son cosas fundamentales en nuestra vida y que lejos y cerca son cosas relativas. Justo
ahora que termino de escribir mis agradecimientos, viene a mi mente aquella vieja reflexión sobre la
eternidad en la cual me explicabas que aquel poeta del que hablábamos en ese momento, expresaba a
través de su poema que la eternidad se encuentra en el instante, que es un momento breve que

XXIV
se esconde entre los granos del tiempo. Por eso debe saber que su presencia abriga mi existencia,
y que de alguna forma residirá en mis pensamientos y en mi corazón eternamente.

XXV
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor

¿Me creerá alguien? No lo sé. Poco importa,


después de todo. Lo que puedo afirmar ahora
es mi derecho a hablar de los mares en los que,
en menos de diez meses, he recorrido veinte mil
leguas, de esta vuelta al mundo submarina que
me ha revelado tantas maravillas a través del
Pacífico, el océano Índico, el mar Rojo, el
Mediterráneo, el Atlántico, los mares australes
y boreales.

Jules Verne
Veinte mil leguas de viaje submarino

Durante el Posclásico tardío el Cu de Huichilobos fue el edificio más importante del Altiplano
Central; en él se ostentó el poder terrenal y simbólico del imperio mexica. Una obra de tal magnitud
implicó la modificación del entorno natural a partir de las labores de infraestructura, mismas que
darían como resultado no solo la edificación de Templo Mayor, sino de la ciudad de Tenochtitlan. La
explotación de los insumos para la construcción, su transformación y transporte tenían como
propósito erigir el templo principal; algunas de estas tareas se repitieron durante su mantenimiento y
en sus distintas ampliaciones y modificaciones. Alrededor de cada una se gestaron importantes
dinámicas sociales, políticas y religiosas que dieron como resultado una obra arquitectónica cuya
gloria trascendió a través de las crónicas del siglo XVI. Así lo constatan las palabras de Cortés a su
majestad Carlos V: “Hay en esta gran ciudad muchas mezquitas o casas de sus ídolos de muy
hermosos edificios… y entre estas mezquitas hay una que es la principal, que no hay lengua humana
que sepa explicar la grandeza y particularidades de ella”.1
Pese al asombro que causó el templo, los españoles lo destruyeron en forma sistemática, casi hasta
sus cimientos, nuevos edificios ocuparon su espacio y con el paso del tiempo fue soterrado. Pasaron
más de trescientos años, para que los vestigios de la antigua ciudad y del templo principal emergieran
poco a poco. En 1978, el hallazgo de la escultura de Coyolxauhqui fue un evento que marcó un

1 Cortés (1993: 64).

1
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor

precedente en las excavaciones arqueológicas en el centro de la Ciudad de México, ya que un par de


meses más tarde, dieron inicios los trabajos del Proyecto Templo Mayor bajo la dirección de
Eduardo Matos Moctezuma, y con ello, la exploración metódica del Huey Teocalli. La primera
temporada de excavaciones es fundamental para nuestro estudio, pues en esta fase se liberó la mayor
parte del perímetro del inmueble y quedaron expuestas las distintas subestructuras que lo conforman.
A partir de que el edificio fue exhumado, ha sido objeto de múltiples tratados con distintas
perspectivas y desde diversos campos de conocimiento; los ejes temáticos que destacan son el ritual,
el simbólico y el estilístico, fuentes inagotables de estudio que hasta nuestros días continua aportando
valiosos trabajos que nos aproximan al pasado mexica. No obstante, el aspecto menos abordado es el
de los materiales y las técnicas constructivas. Esta observación no es ninguna novedad, desde hace
muchos años los investigadores interesados en el tema han señalado la escasez de trabajos con esta
temática, y han resaltado el potencial que representa para la arqueología, la arquitectura y el
urbanismo prehispánico, en particular para los estudios mexicas.2 A través de una investigación de
esta naturaleza, no sólo es posible documentar los rasgos técnicos y su transformación a lo largo del
tiempo, también los mecanismos ligados a la producción arquitectónica, tales como la economía, el
poder político, la organización en el trabajo e incluso aspectos rituales, mediante los cuales se puede
llegar a tener un mejor entendimiento de las sociedades pretéritas.3 Como señala Elliot Abrams,4 la
riqueza del espacio construido ofrece al arqueólogo una amplia gama de análisis disponibles para su
estudio. Desde su experiencia en el estudio de la arquitectura maya, Abrams afirma que:

“los logros arquitectónicos de los mayas del Clásico Tardío encarnan una enorme
variedad de experiencias colectivas humanas. Reflejan la prosperidad económica, la
demanda pública, la cosmovisión y expresan relaciones e ideas políticas. Como
consecuencia de la multidimensionalidad de la arquitectura, los edificios pueden ser
estudiados por los arqueólogos a través de una variedad de enfoques analíticos y
epistemológicos”.5

2 Véase Gussinyer (1974: 33); Rojas Rabiela (1984: 51); Molina Montes (1987: 105); Villalobos (1992); Abrams (1998: 23); López Luján
et al. (2003a: 157-158); Villaseñor y Barba (2012:55).
3 Gussinyer (1974); Rojas Rabiela (1984); Villalobos (1992); López Luján et al. (2003a); Villaseñor (2009); Murakami (2010); Villaseñor y

Barba (2011). Véase también Roys (1936); Stevanovic (1997); Taboada (2005).
4 Abrams (1998: 123).
5 Abrams (1998: 123).

2
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

De acuerdo con Mitjana Stevanovic,6 Isabel Villaseñor y Luis Barba,7 estudiar a un edificio
tomando como base los aspectos tecnológicos vinculados con su arquitectura, es la ruta que nos
acerca a la comprensión tanto del desarrollo de tipologías arquitectónicas específicas, como a las
implicaciones laborales y energéticas para la explotación de las materias primas necesarias para la
construcción.8 Stevanovic puntualiza que las tareas vinculadas con la apropiación y la modificación de
las materias primas para la construcción, no deben entenderse como simples habilidades técnicas,
sino como el medio a partir del cual son transformadas en artefactos o productos culturales, a través
de los cuales las relaciones sociales se gestan, se pierden o se renegocian.9
Por su parte, Lawrence Roys10 advierte que las técnicas constructivas además de reflejar el
conjunto de conocimientos técnicos de los constructores,11 también permiten trazar de forma más o
menos precisa la historia cultural de un grupo determinado, de manera parecida a lo que se hace con
materiales como la cerámica.12
En lo que concierne a la arquitectura mesoamericana, Villalobos13 ha señalado que las
edificaciones, al igual que cualquier otro artefacto arqueológico, pueden ser descompuestas en
elementos constitutivos de su forma y sistema constructivo.14 El autor sostiene que conforme se
diversifican las funciones de la construcciones más allá de la vivienda, surgen transformaciones que
impactan de manera importante el espacio urbano en el que se desenvuelven. En este sentido las
implicaciones políticas, sociales y económicas que se gestan alrededor de la arquitectura monumental
tienen relevancia en los estudios relacionados con sociedades complejas.
Villalobos,15 propone aproximarse a los edificios o estructuras antiguas desde una perspectiva
integral. En la que se traten los aspectos ligados al entorno (el clima, la topografía, el tipo de suelo y
los recursos disponibles tanto para la subsistencia como para la construcción) y se identifiquen los
procesos productivos o labores asociados a la construcción, en los distintos momentos de su ciclo de
vida (construcción, mantenimiento y abandono).16 Un análisis arquitectónico de estas características

6 Stevanovic (1997).
7 Villaseñor y Barba (2012).
8 Villaseñor y Barba (2012).
9 Stevanovic (1997: 341).
10 Roys (1936).
11 Véase glosario en esta tesis.
12 Roys (1936: 116).
13 Villalobos (1992).
14 Villalobos (1986c: 37).
15 Villalobos (1992: 80-115).
16 Villalobos (1992: 97).

3
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor

permite identificar los niveles de complejidad en los procesos constructivos y reconocer a una escala
mayor de análisis si existe una exportación de tecnología.17
Con respecto al Templo Mayor, pese a la escasez de este tipo de investigaciones, existen trabajos
precursores en el tema de la arquitectura. Una primera aproximación la realizó en su escrito de 1960
Ignacio Marquina,18 donde expuso de manera general rasgos de las técnicas constructivas. A este se
suman los que toman como eje los materiales, como es el caso de Azucena del Carmen Morales
Isunza y Bernd Fahmel19 quienes analizaron los cementantes de algunos edificios de Teotihuacan y de
Tenochtitlan. También están los estudios que ha realizado Leonardo López Luján junto con Jaime
Torres y Aurora Montúfar20 sobre materias primas, y recientemente, con Domenico Miriello21 y otros
colaboradores sobre los morteros.
Hay que agregar que existen otros escritos cuyo enfoque es la arquitectura y sus distintas
vertientes, pero que han centrado su atención en otros inmuebles del recinto sagrado. Destaca por
ejemplo, la exhaustiva disertación que hizo López Luján 22 sobre la Casa de las Águilas, pues no sólo
buscó elucidar la función y el simbolismo del edificio, sino que sumó a su estudio aspectos como las
técnicas y los materiales constructivos. También está el tratado de Bertina Olmedo,23 sobre los
Templos Rojos (Edificios C y F), y el de Camila Pascal García,24 sobre las estructuras A, B y D
emplazadas en el patio norte de la zona arqueológica. Ha estos trabajos hay que añadir los reportes y
descripciones elaboradas sobre la arquitectura de los edificios dentro del recinto y sus alrededores,
como parte de las excavaciones de la línea dos del metro, las exploraciones en la Catedral
Metropolitana y los del Proyecto de Arqueología Urbana, escritos a los que haremos referencia a
través del texto.25 No obstante, en el contexto de los tratados que se han realizado sobre el recinto
sagrado y el Cu de Huichilobos, el tema de los sistemas y técnicas constructivas no ha sido objeto de
ninguna disertación específica hasta la fecha. Este vacío representó un terreno fértil en el cual
cultivamos nuestras inquietudes sobre cómo, con qué y quiénes construyeron el Templo Mayor.

17 Villalobos (1992).
18 Marquina (1960).
19 Morales y Fahmel (1996).
20 López Luján et al. (2003a; 2003b).
21 Miriello et al. (2011; 2013).
22 López Luján (2006a).
23 Olmedo (2002).
24 Pascal García (2012).
25 Entre los trabajos más importantes están los de Jordi Gussinyer (1968; 1969; 1970; 1972; 1973; 1974; 1979), Rubén Cabrera Castro

(1979), los de Álvaro Barrera Rivera (1999), los de Eduardo Matos Moctezuma (1999a; 1999b; 2003), así como los de Raúl Barrera
Rodríguez (2003; 2006; 2014).

4
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Es incuestionable la significación que tuvo el edificio en el periodo previo a la llegada de los


españoles. Resulta entonces paradójico que en la esfera constructiva, aún no conozcamos del todo
los alcances tecnológicos de los mexicas durante el Posclásico Tardío. Desde este enfoque,
percibimos a la arquitectura del templo como una fuente de información para la arqueología mexica y
como un valioso eslabón para la comprensión de su tecnología.
El tema de la presente tesis centra su atención en el análisis de los sistemas, los materiales y las
técnicas constructivas de cada una de las subestructuras que conforman el Templo Mayor de
Tenochtitlan y como se transformaron a lo largo del tiempo. Ya que analizamos estructuras de
distintos momentos de la historia mexica, es también sujeto de nuestro estudio la secuencia
arquitectónica del edificio. Para intentar comprender estos aspectos y sus implicaciones ligadas con
otros factores del ámbito socioeconómico, partimos de la idea de que a través de su examen es
posible llegar a entender, en la medida de lo posible, si existieron cambios en los sistemas y los
procedimientos constructivos, así como identificar los mecanismos técnicos y sociales involucrados.
Concebimos al edificio como cualquier otro artefacto de la cultura material que puede ser analizado
desde el punto de vista de la arqueología; mediante el cual nos podemos aproximar a los distintos
contextos sociales y productivos de los grupos humanos que lo han ejecutado y utilizado.26 Sin duda,
la elección de este tema nos enfrentó a interesantes problemas de investigación, pero también
metodológicos.
Como en toda investigación uno tropieza con varios escollos y nuestro caso no es la excepción.
Pese a que varias de las subestructuras del Cu de Huichilobos estan expuestas y que hemos podido
analizar cada una, en ninguna está presente la totalidad de su arquitectura. Así que es importante
advertir al lector y reconocer que nuestro conocimiento del edificio es parcial. De los adoratorios
dedicados a Huitzilopochtli y Tláloc sólo se conservan restos en una de las etapas más antiguas
(Etapa II), ya que en las demás fueron derruidos. En las estructuras más tardías (desde la Etapa IV)
una gran parte de su construcción fue arrasada a partir del la Conquista; en consecuencia, solo
pudimos analizar las platafomas, la parte baja de las escalinatas de ascenso a la cúspide y algunas
secciones de los muros del cuerpo inferior. Ante estos aspectos, fue necesario buscar una
metodología mediante la cual avanzar en la investigación y abordar de manera rigurosa y congruente
los datos arqueológicos disponibles.

Schiffer (1976); Villalobos (1992); Quirós Castillo (1998: 235); Blanco Rotea (1999); Azkarate (2002: 57); Taboada (2005); Caballero
26

Zoreda (2010: 104);

5
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor

En este aspecto fue necesario avnzar en dos cuestionamientos centrales los cuales son planteados
en el desarrollo de la presente tesis. En principio denotar la existencia de transformaciones técnicas
en la edificación del Huey Teocalli a lo largo del tiempo; y de ser comprobada esta pregunta, entender
cómo se relacionan estos cambios con las estrategias mexicas para el aprovechamiento de los
recursos naturales y humanos destinados a la construcción.
Estas dos cuestiones nos encaminaron a examinar otros aspectos de la edificación. En primer
lugar, para determinar si hubo una variación de las técnicas en el Templo Mayor y poder ubicarlas en
un tiempo y en un contexto específico, fue necesario entender a la construcción como un objeto
dinámico, es decir, un inmueble que se transformó a lo largo de los años.27 A esto hay que sumar el
hecho de que como otros edificios mesoamericanos, el templo principal de los tenochcas posee
varias estructuras superpuestas.
A fin de conocer y documentar los cambios técnicos que tuvo el Huey Teocalli, la primer parte del
análisis se orienta en distinguir, documentar, ordenar y datar de manera relativa las diferentes
subestructuras de la edificación.28 El recurso práctico del cual nos valimos en esta fase fue la
estratigrafía. La aplicación del proceso analítico de las relaciones físicas y estratigráficas permitió
rectificar los límites y los elementos que componen cada subestructura; aportó los instrumentos para
establecer la secuencia diacrónica del edificio e identificar a partir del registro arqueológico del
edificio original y sus modificaciones, los problemas estructurales, las reparaciones y los
remozamientos. Los datos estratigráficos recabados y sistematizados, son los argumentos a partir de
los cuales exponemos un reajuste en la secuencia arquitectónica del edificio, que plantea la existencia
de cinco etapas constructivas y no de siete como lo sostienen las propuestas cronológicas vigentes.29
En este tema, resultó indispensable y enriquecedor conocer qué autores han postulado una
cronología relativa previa de la arquitectura del Templo Mayor, cuáles son sus propuestas, sus
estrategias, los criterios que han utilizado y sus alcances.30 Asimismo, mediante la individualización
estratigráfica de las subestructuras y sus componentes, establecimos y delimitamos sectores de
trabajo, con el fin de hacer un registro metódico y pormenorizado de los sistemas y las técnicas que
permitiera caracterizar y organizar los datos posteriormente. En la última fase del análisis, esta
información sirvió para articular las técnicas con un momento específico de la historia mexica.

27 Schiffer (1972: 157-158); Villalobos (1992: 132); Taboada (2005: 140).


28 Blanco Rotea (1999: 3, 9); Caballero Zoreda (2004: 22-24).
29 Véase Matos Moctezuma (1981: 50); Umberger (1987: 345); López Austin y López Luján (2009: 208).
30 Marquina (1960); Matos Moctezuma (1981); Graulich (1987); Umberger (1987); López Austin y López Luján (2009).

6
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

La siguiente etapa de trabajo esta enfocada en el registro y análisis de las materias primas
aprovechadas en la arquitectura del templo, pues no podemos desvincularlas de los sistemas y las
técnicas constructivas. Es importante precisar que la caracterización de los materiales no se hizo sólo
con fines descriptivos. En nuestro enfoque, los materiales forman parte de un sistema técnico
específico y activo,31 estrechamente vinculado con los conocimientos y las habilidades de los grupos
humanos que se los apropian y los aprovechan. Esta perspectiva nos permite un acercamiento más
completo y en distintos grados de nuestro objeto de estudio (el edificio).
El examen de los materiales del Templo Mayor lo abordó anteriormente López Luján y Miriello
junto con sus colaboradores,32 por lo cual sus trabajos nos ayudaron a tener una idea general de los
materiales existentes en el recinto sagrado, así como afinar el muestreo que realizamos en el edificio.
Mediante el análisis petrográfico y químico que realizó el geólogo Jaime Torres Trejo,33 se
identificaron los insumos pétreos y los morteros utilizados como aplanados, juntas, enlucidos y
pavimentos, en cada etapa del edificio. Este paso fue fundamental para conocer cuáles son las
características de los materiales; cuáles son sus propiedades físicas y sí estas se relacionan con el lugar
donde se utilizaron en el templo y en la manera en cómo se modificaron; identificar los componentes
de las mezclas; finalmente, determinar si hay materias primas que no se identificaron con
anterioridad. Una vez aclarados estos aspectos, nos enfilamos hacía otras problemáticas ligadas con
las fuentes de obtención y la forma de apropiación de los recursos. En nuestro caso, el análisis
confirmó lo que otros autores ya habían señalado, que algunas materias primas son de origen local y
que también hay presencia de otras que son foráneas. Con estos datos nos fue posible inferir la
disponibilidad de los recursos en la zona y si éstos se obtuvieron a través del comercio o el tributo. A
partir de esta información nos planteamos cuestiones más específicas relacionadas con las estrategias
mexicas para el aprovechamiento y manufactura de los materiales constructivos de origen litológico.
De tal forma, que uno de nuestros objetivos fue comprender la forma de extracción de la piedra en
las canteras prehispánicas, las fases de obtención y talla, así como la manera en que fueron
transportados los insumos desde los bancos de material hasta Tenochtitlan. Para resolver este asunto,
nos auxiliamos de los trabajos experimentales y etnográficos que han llevado a cabo diferentes

31 Sellet (1993: 107). Véase también Schiffer (1972); Villalobos (1992); Quirós (1998).
32 López Luján et al. (2003a; 2003b), (2006a); Miriello et al. (2011; 2013).
33 Torres Trejo (2009).

7
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor

autores en contextos mesomericanos, sudamericanos y españoles,34 así como de nuestras


observaciones en dos canteras donde se explotan actualmente recursos para la construcción con las
mismas características que nuestro caso de estudio.
Con el propósito de entender el engranaje entre los individuos involucrados en las distintas fases
del proceso productivo de la edificación y las técnicas, examinamos los aspectos relativos con la
organización en el trabajo a partir de las fuentes históricas, pictográficas, así como de otras
investigaciones relacionadas.35 Mediante la revisión de los textos se pretende identificar quiénes eran
convocados en las obras y las actividades que realizaban; los criterios para la asignación y distribución
de las tareas; señalar los grupos de especialistas que intervenían e investigar cómo se coordinaban al
interior, así como cuáles eran los utensilios de trabajo. Esta aproximación nos brindó el marco de
referencia para distinguir los grupos de obreros instruidos (albañiles, canteros, caleros, carpinteros),
los sub-especializados (leñadores) y los que conformaron la fuerza de trabajo no calificada (gente
común), así como el conjunto de conocimientos técnicos de cada uno. En el ámbito arqueológico, el
reconocimiento de estas figuras nos permitió detectar evidencias tangibles desde las cuales
articularlos y englobarlos con procedimientos y épocas constructivas particulares. Tal es el caso de la
técnicas de sillares, la cual se desarrolló en un contexto donde destaca la figura del maestro cantero y
la de mampostería en la cual predomina la del albañil.
El análisis de los sistemas y técnicas constructivas fue el espacio donde se produjo el mayor
número de cuestionamientos. En esta fase sistematizamos el corpus de datos obtenidos del análisis
estratigráfico y del estudio de los materiales constructivos, con el propósito de responder cuáles
fueron las técnicas constructivas empleadas en el Huey Teocalli y cómo se transformaron.
Ya que la ubicación espacial de un sitio o un edificio influye de manera substancial en el
aprovechamiento de los recursos, en la conformación de los espacios construidos y en la forma de
edificarlos, el primer objetivo de esta fase de la investigación fue referir el medio en que se edificó el
templo de Huitzilopochtli y la ciudad de Tenochtitlan. La información geológica y ambiental nos
brindó un panorama para comprender las circunstancias que propiciaron el uso, la adaptación y la
innovación de los sistemas y procedimientos constructivos.

34 Holmes (1897); Protzen (1985); Abrams (1994); Hassig (1990); Orfila et al. (1996); Barba y Córdoba (1999); Schreiner (2002, 2003);
Ogburn (2004, 2013); Russell y Dahlin (2007); Murakami (2010, 2015).
35 Rojas Rabiela (1977, 1992); Carrasco (1978); Kubler (1982); Gibson (2003).

8
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

El registro detallado de la arquitectura del inmueble permitió recabar la información necesaria


para distinguir sus elementos constitutivos (la plataforma, los muros, las escalinatas, los adoratorios,
los desagües, los acabados, etc.) e identificar los sistemas que componen el edificio, los
procedimientos técnicos que se utilizaron en su construcción y establecer si hay diferencias técnicas
entre cada una de sus etapas. Los datos provenientes del registro se organizaron para obtener la
taxonomía de los sistemas y las técnicas y compararlos; y de este modo, definir en cuáles hubo
cambios y en cuáles no. Este paso fue muy importante porque el cúmulo de información ordenada
temporal y espacialmente, permitió reconstruir los procesos productivos de las técnicas y entender
los mecanismos económicos, políticos y sociales en los que se desarrollaron.
Nuestra aproximación al tema descrito se orientó con base en la “arqueología de la arquitectura”,
cuyos postulados y metodología nos permitió enlazar adecuadamente los tres puntos que rigen la
tesis: la secuencia arquitectónica, los materiales, las técnicas y los sistemas constructivos. El pilar de
su método es la estratigrafía, el cual “supone la imposición de un rigor descriptivo y analítico
imprescindible y previo a cualquier otro tipo de análisis y previo también a la argumentación
propiamente histórica”.36 El registro estratigráfico no sólo documenta las relaciones entre los
estratos, también las técnicas y los materiales constructivos mediante los cuales se pueden establecer
cronologías relativas. La metodología se apoya en el registro de las técnicas, en los análisis
arqueométricos y los registros históricos.37 La arqueología de la arquitectura es una corriente que
forma parte de las investigaciones sobre arquitectura y tiene sus raíces en la arqueología medieval y
post-medieval italiana de los años setenta y ochenta, aunque formalmente el término fue acuñado
hasta la década de los noventa.38 Entre sus exponentes más importantes están Tiziano Mannoni,39
Gian Pietro Brogiolo,40 Roberto Parenti,41 Francesco Doglioni,42 Luis Caballero Zoreda,43 Juan
Antonio Quirós Castillo,44 por mencionar algunos. Esta disciplina se enfoca en entender las múltiples
transformaciones que las construcciones han experimentado a lo largo del tiempo,45 a través de una

36 Caballero Zoreda (2002: 87).


37 Parenti (2002: 19-20).
38 Quirós (2002: 27). Véase también Brogiolo (1995: 31); Parenti (1995: 19-20).
39 Mannoni (1984; 1988; 1990; 2005a).
40 Brogiolo (1995; 2002; 2007; 2010).
41 Parenti (1995; 2002).
42 Doglioni (2002).
43 Caballero Zoreda (1995; 1996; 2000; 2002; 2004a; 2004b; 2010).
44 Quirós Castillo (1997; 1998; 1999; 2002).
45 Parenti (1995: 19-20); Blanco Rotea (1999: 2); Mannoni y Boato (2002: 39,41); Quirós (2002: 27-28); Brogiolo (2007: 8-9); Utrero

Agudo (2010: 11).

9
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor

metodología arqueológica.46
Los planteamientos teóricos y las primeras sistematizaciones de sus procedimientos provienen de
restauradores, arquitectos y arqueólogos italianos, cuyo objetivo era elucidar la historia del edificio a
través de la comprensión del contexto físico en el cual se había desarrollado, que desde su
perspectiva, esta estrechamente vinculado con el aspecto técnico; es decir, con las técnicas
constructivas.47 La génesis de esta problemática de estudio, radica en la necesidad del registro y la
documentación anterior a la restauración y la rehabilitación de los edificios.48 Como observa
Caballero Zoreda,49 previo a la aparición de la arqueología de la arquitectura y sus postulados, las
líneas tradicionales de investigación a partir de las cuales se procuraba fechar y entender las
construcciones, era mediante modelos provenientes de la Historia del Arte y de la Arquitectura,
esencialmente “influidos por modelos previos historiográficos, filológicos (fuentes escritas) y
estilísticos”. Al respecto abro un paréntesis sobre el caso mesoamericano, pues el panorama no es
muy distinto. Durante la mayor parte del siglo XX, el análisis estilístico fue el esquema que destacó
en los trabajos arqueológicos relacionados con la arquitectura; por ejemplo, los de George F.
Andrews o Paul Gendrop para el área maya. Villalobos,50 señala que si bien este enfoque es una
alternativa que permite proponer tipologías y secuencias cronológicas, también una investigación
exclusivamente desde esta perspectiva es muy reducida. El autor pone como ejemplo el concepto de
“elemento diagnóstico”, el cual sólo es cuantitativo, ya que se refiere en exclusiva al número de veces
que aparece un “rasgo” como parte de un sistema arquitectónico y la temporalidad no se considera
relevante, sino más bien como un factor asociado.51 Sobre este mismo asunto, Villalobos afirma que
“la visión sincrónica del concepto de estilo, no sólo limita las apreciaciones en materia del tiempo y
continuidad cronológica, sino que afecta poderosamente las definiciones regionales en el
conocimiento objetivo de la producción de edificios en términos de espacio-tiempo”.52
Volviendo a la “arqueología de la arquitectura”, ésta tiene su origen en Italia y se propagó hacia
otras regiones europeas como Francia, Inglaterra y España en las que tuvo un desarrollo más o
menos paralelo. Sin embargo, es en la Península Ibérica, donde esta corriente se ha establecido

46 Blanco (1998: 49) y Mañana et al. (2002: 19).


47 Parenti (2002: 73).
48 Véase Mileto y Vegas (2010: 147) y Quirós (1998: 235).
49 Caballero Zoreda (2002: 83).
50 Villalobos (1992: 67).
51 Villalobos (1992: 69).
52 Villalobos (1992: 69).

10
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

exitosamente, y en los últimos veinte años un número significativo de investigaciones retoman sus
conceptos teóricos pero principalmente sus procedimientos. Su campo de estudio han sido
esencialmente los grandes conjuntos arquitectónicos europeos como iglesias, catedrales y palacios; no
obstante, en años recientes sus postulados y su metodología han emprendido su tránsito de
contextos puramente históricos hacia periodos arqueológicos más tempranos, como es el caso de
algunos sitios prehispánicos localizados en Jujuy, en el noroeste de Argentina.53
Antes de hablar de cómo concibe la “arqueología de la arquitectura” a una construcción, acotaré
nuestra noción sobre arquitectura, pues este concepto es muy amplio. Siguiendo a William Morris,
entendemos por arquitectura al conjunto de modificaciones y alteraciones introducidas en la
superficie terrestre con el objeto de satisfacer las necesidades humanas,54 en consecuencia puede
tener distintas funciones. En la arquitectura se entrelazan lo social, lo cultural y el medio ambiente,55 y
su forma concreta, “es fruto de una idea o percepción compartida por la colectividad”.56
Dentro del marco conceptual de la “arqueología de la arquitectura”, una construcción es
entendida como un objeto de la cultura material.57 Un artefacto del cual se puede reconstruir su
historia, pues al igual que otros objetos arqueológicos el edificio pasa por distintas fases de un
proceso productivo cuyas evidencias quedan plasmadas en ellos.58 Además, dentro de esta corriente,
el edificio también se considera como un yacimiento arqueológico, el cual está sujeto a procesos
deposicionales del mismo modo que otros yacimientos. Desde estos enfoques, una construcción es
un documento mediante el cual aproximarnos al conocimiento de las sociedades pretéritas.59 En
opinión de Latorre y Caballero:

“La materialización de un edificio responde formalmente, a los planteamientos


estéticos o estilísticos de las personas que lo idearon y lo construyeron, tipológicamente,
espacialmente, etc., a los problemas como contenedor de usos que pretendía resolver;

53 Taboada (2005: 148-150).


54 Morris (1991: 56).
55 Villalobos (2006b: 130).
56 Mañana et al. (2002: 14).
57 Blanco Rotea (1999: 3); Parenti (2002: 73); Caballero Zoreda (2004: 22, 2010: 104); Utrero (2010: 12). Véase también Villalobos

(1992: 64).
58 Villalobos (1992: 64). Véase también Schiffer (1972: 157-160); Latorre y Caballero (1995: 6-7).
59 Véase Quirós (2002: 28).

11
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor

constructiva y estructuralmente, a la tecnología y los conocimientos de su momento; y,


finalmente, responde a los condicionantes que el lugar de su construcción le impone”.60

En este mismo orden de ideas, Felipe Criado, Patricia Mañana y colaboradores, coinciden en que
la edificación del espacio es un lazo indisoluble con la construcción social de la realidad, representada
por el cómo se concibe la naturaleza, el espacio, el tiempo, la organización social y la subsistencia. 61
Criado, añade que cada sociedad dispone de ciertas tecnologías que le permiten domesticar y edificar
el espacio; no obstante, estas tecnologías no solo consisten en dispositivos mecánicos (físicos), sino
que incluyen también los dispositivos conceptuales necesarios para poder humanizar ese espacio.62
Sobre la idea del edificio como artefacto, un aspecto que subrayan los investigadores dedicados al
tema, es que tiene un rango de uso y duración mayor que otros objetos, en consecuencia, es proclive
a modificaciones a lo largo del tiempo.63 Tomando en cuenta este aspecto, es necesario tener una
metodología que permita documentar estos cambios desde una perspectiva arqueológica.64 El
instrumento concreto en el cual se asienta el método de la arqueología de la arquitectura es la lectura
“estratigráfica”, pero se auxilia de las tipologías, la arqueometría y del análisis documental.65 La
metodología en conjunto se le denomina análisis estratigráfico de construcciones, aunque la designación
puede variar según el autor que se revise, algunos la llaman estratigrafía vertical, otros lectura de
paramentos o estratigrafía muraria.66
La aplicación de la estratigrafía se debe a que en pocos casos se ha documentado que los edificios
históricos sean homogéneos y tengan una sola etapa constructiva.67 Su uso se fundamenta en la
necesidad de contar con un registro a partir del cual definir de forma más precisa, los periodos
cronológicos de las obras arquitectónicas. Mediante la estratigrafía, “se diferencian, ordenan y datan
las fases por las que han pasado los edificios hasta llegar a su estadio actual, analizando todos los
elementos que los componen y que se les fueron añadiendo históricamente y analizando las distintas

60 Latorre y Caballero (1995: 9).


61 Criado (1999: 10); Mañana et al. (2002: 27).
62 Criado (1999: 10). Por otra parte, Mañana y colaboradores (2002: 28) definen el espacio arquitectónico como un producto humano

que utiliza una realidad dada (el espacio físico) para crear una realidad nueva: el espacio construido y, por consiguiente, social al que se
confiere un significado simbólico.
63 Villalobos (1992: 79). Véase también Schiffer (1972: 157).
64 Blanco Rotea (1999: 3).
65 Caballero (2004a: 22).
66 Mannoni (1984: 399); Caballero Zoreda (1995: 38; 2000: 122; 2004a: 22); Latorre y Caballero (1995: 10-11); Parenti (1995: 21);

Quirós (2002: 31).


67 Mileto y Vargas (2010: 146).

12
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

actividades y procesos destructivos y constructivos que sufrió”.68 Con la “tipología y la arqueometría,


se ordenan y examinan los datos físico-químicos de los elementos que componen al edificio y el
análisis documental permite estudiar otros datos históricos cuya memoria se ha guardado en
documentos escritos o dibujados”.69
El análisis estratigráfico de construcciones utiliza y adapta una serie de conceptos fundamentales de la
estratigrafía arqueológica.70 La mayoría de las nociones provienen de las premisas propuestas por
Edward Harris.71 Él ubica a las construcciones como estratos verticales, cuya naturaleza distinta a la
de los depósitos horizontales dota de mayor complejidad su registro, sin que esto los exima de estar
sujetos a las leyes estratigráficas.72 Sobre este asunto, Latorre y Caballero señalan al respecto:

“Guerras, abandonos, cambio de usuarios, ampliaciones por aumento de la


comunidad que lo habita, catástrofes naturales, colapsos por problemas estructurales, la
especulación urbana o simplemente el capricho de algún obispo, reina o valido, han
modelado el edificio que ha llegado hasta nosotros, modificando su forma, su
construcción, el modo en que se usa y el entorno en el que se asienta”.73

Desde esta realidad, el proceso por el cual pasa un edificio es continuo y las partes que lo
componen forman un sistema complejo que no responde de un modo lineal a las transformaciones
que sobre él se introduzcan.74 Esto ha obligado a los investigadores a incluir dentro del método otros
aspectos para entenderlo e interpretarlo de una forma más integral y desde el punto de vista de la
evolución y modificación de la misma.75 Tal es el caso de las técnicas constructivas y a los procesos
de su construcción. Al respecto, Camila Mileto y Fernando Vegas afirman, “no se puede entender la
estratigrafía aplicada a la arquitectura si no se tienen en cuenta las peculiaridades constructivas de la
misma que obligan a una adaptación o concreción del método”.76

68 Caballero (1995: 37).


69 Parenti (2002: 73-74); Caballero (2004a: 22).
70 Mileto y Vegas (2010: 147).
71 Harris (1991).
72 Harris (1991: 77).
73 Latorre y Caballero (1995: 9).
74 Véase Galván y Mas (1992); Latorre y Caballero (1995); de Luque (2003).; Mannoni (1984); Villalobos (1991); Tabales (1997).
75 Mileto y Vegas (2010: 147).
76 Mileto y Vegas (2010: 147).

13
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor

Uno de los conceptos que ha sido adecuado en el análisis de construcciones es el de


estratificación arquitectónica, entendida como “el conjunto de fases constructivas y periodos de
uso que un edificio ha tenido a lo largo de su historia”.77 Según explican Mileto y Vegas, las fases
constructivas “se caracterizan por acciones positivas de construcción, acciones negativas de
demolición y acciones transformativas que modifican lo existente. [Por otro lado;] los periodos de
uso que se interponen entre las fases constructivas sucesivas se caracterizan por el desgaste antrópico
debido al uso del edificio y por el deterioro natural debido a la acción de los agentes atmosféricos”.78
En este mismo orden de ideas, Latorre y Caballero79 puntualizan que cada modificación se llevan a
cabo por una sucesión continua de acciones constructivas, bien sean por sustracción de material
(demoliciones o colapso) o por adición del mismo (reconstrucción). Otros de los conceptos que
retoma el análisis de estratigráfico de construcciones son los de unidad estratigráfica y el de las
relaciones estratigráficas, los cuales describiremos ampliamente en el segundo capítulo de la tesis.
En el análisis estratigráfico de paramentos, el registro de los materiales y las técnicas tiene una
importancia más allá de su utilidad descriptiva. Los materiales son la unidad menor en la que se
puede descomponer el edificio y es partir de los cuales se construyen y definen los elementos
constructivos.80 Dentro de un estrato, los materiales constructivos “equivalen a la materia de los
estratos geológicos o arqueológicos horizontales”.81 En cuanto a los aparejos de los muros, se
conciben como “la técnica constructiva o manera de utilizar estos materiales para construir, [ y es la
que] da lugar a tipologías constructivas con valor cronológico relativo”.82
Tocante a los procedimientos del análisis estratigráfico están la documentación gráfica de los
datos (dibujos y fotografías) que incluye los datos referentes a los materiales y las técnicas
constructivas; la diferenciación de los componentes del edificio; la numeración de las unidades
estratigráficas y la elaboración de diagramas; la documentación histórica (textos, pictografías, etc.); la
síntesis, datación y elaboración de tipologías constructivas.83 El modo de clasificar temporalmente los
elementos constructivos que componen un edificio, parte del reconocimiento y aislamiento de cada
una de las acciones constructivas que lo forman, definiendo las técnicas y los materiales que la

77 Doglioni (1997). Citado por Mileto y Vegas (2010: 148).


78 Mileto y Vegas (2010: 148).
79 Latorre y Caballero (1995: 9).
80 Latorre y Caballero (1995: 38-39).
81 Latorre y Caballero (1995: 38).
82 Latorre y Caballero (1995: 39).
83 Doglioni (1988: 229-235); Latorre y Caballero (1995: 10); Parenti (1995: 20-25); Blanco Rotea (1999: 9-21); Mannoni y Boato (2002:

39-43); Mannoni (2004a: 22-24); Mileto y Vegas (2010: 150-155).

14
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

integran. Las acciones constructivas o destructivas se considerarán como unidades estratigráficas y a


partir ellas, se establecen las relaciones de anterioridad o posterioridad existentes entre si.84
Asimismo, en la descripción de los estratos verticales se registran datos relacionados con el tipo de
materiales, detalles sobre su textura, color, tamaño, y acabado, la forma y homogeneidad de los
aparejos, el tipo de juntas, el grosor de los muros, la composición de las mezclas etc. El registro de
esta información nos permiten inferir desde las fases tempranas del análisis, si estamos frente a
técnicas constructivas distintas (simples o complejas) que corresponden a diferentes periodos.
Las unidades estratigráficas de los edificios se representan en un diagrama o matriz, cuya finalidad
es ordenarlas y presentar una secuencia entre ellas de las más antigua a la más reciente.85 Como
indican Mileto y Vegas,86 esta secuencia de unidades se puede dividir en fases y después agruparlas
entre ellas en periodos. La cronología relativa se obtiene por la situación en los diagramas de los
elementos, horizontal y verticalmente, y de sus características, las acciones que los relacionan y las
tipologías de sus materiales.87 Como apuntan Mileto y Vegas, “La periodización se basa en la
posibilidad de ordenar de forma lógica las diferentes intervenciones dentro de la secuencia… y
presupone una primera interpretación de los datos estratigráficos”.88
A través de la aproximación a una edificación desde el análisis estratigráfico es posible establecer
una cronología, así como obtener información “sobre la ideología de sus constructores, de su
comprensión de los estilos y de la economía, de la perduración de las soluciones constructivas y
decorativas, y, quizás, del prestigio social de formas tradicionales o modernas, según el caso”. 89
Asimismo, Caballero Zoreda, afirma que:

“la estratigrafía, al diferenciar entre unidades originales, superficies de rotura o ruina y


unidades añadidas de restauración permite verificar los daños sufridos por el edificio y a
través de ellos «diagnosticar» los problemas constructivos a que se debían y las
características constructivas del edificio. Ante todo la discriminación de los elementos

84 Latorre y Caballero (1995: 10).


85 Mileto y Vegas (2010: 152).
86 Mileto y Vegas (2010: 152).
87 Latorre y Caballero (1995: 43).
88 Mileto y Vegas (2010: 152).
89 Caballero (2002: 128).

15
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor

pertenecientes a cada época permite reconstruir hasta donde es posible pero con rigor y
seguridad las formas de los varios edificios que se sucedieron”.90

Frente a las ventajas que ofrece el método estratigráfico están la aproximación integral del edificio,
así como la flexibilidad para ser adaptado tanto a contextos arqueológicos como históricos. No
obstante, me parece importante señalar que una de sus desventajas es que sólo permite elaborar
cronologías relativas.91 Para deducir con certitud los períodos históricos en la vida del edificio, es
necesario utilizar instrumentos arqueométricos de datación y conseguir una cronología absoluta.92 En
nuestro caso, la seriación temporal que se presenta del edificio es relativa y se propone a partir de los
datos estratigráficos y de la información histórica.
El texto se ordenó de acuerdo a las necesidades de la investigación. El primer capítulo es el
espacio donde se justifica nuestra investigación y enfoque, y se ubica como parte de una larga cadena
de tratados sobre la arquitectura del Templo Mayor y los estudios mexicas. Se presenta un recuento
historiográfico de los trabajos arqueológicos en torno a la arquitectura del Huey Teocalli y las
construcciones del recinto sagrado, desde principios del siglo XX hasta nuestros días. En este
apartado se brinda un panorama de los datos disponibles sobre el tema de los sistemas, materiales y
técnicas constructivas, así como las distintas estrategias de aproximación que otros investigadores
han utilizado.
El segundo capítulo está enfocado en la secuencia arquitectónica. En esta sección exponemos un
replanteamiento de la secuencia de eventos constructivos acontecidos en el Templo Mayor y una
revisión de las propuestas cronológicas sobre el templo. Se explica y desarrolla el análisis
estratigráfico de construcciones o murario, sus conceptos y definiciones. Se discuten algunos de los
términos ligados a la cronología (secuencia, momento, etapa y época constructiva), y establecemos
los indicadores arqueológicos a partir de los cuales podemos reconocerlo en el edificio. Esta etapa de
la investigación sentó las bases para poder ubicar con mayor precisión las transformaciones técnicas
acaecidas en el edificio.
El tercer capítulo versa sobre los materiales constructivos. Presentamos los datos sobre sus

90 Caballero (2000: 128).


91 Caballero (2002: 92).
92 Entre los métodos que pueden coadyuvar en establecer cronologías absolutas están el radiocarbono y la dendocronología para

estructuras de madera, así como el arqueomagnetismo y termoluminiscencia. Latorre y Caballero (1995: 43); Blanco Rotea (1999: 47-
48); Mannoni (2005b: 31); Mileto y Vegas (2010: 153).

16
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

características físicas y mineralógicas obtenidos a partir de los análisis petrográficos y geoquímicos.


Indicamos los recursos utilizados por los mexicas para la construcción del templo, la identificación
de las posibles áreas de procedencia de las rocas y el proceso de transformación de la piedra desde su
extracción, modificación y uso, utilizando la información históricas, etnográfica y arqueológica. A lo
largo de este y los otros apartados del texto, retomamos ejemplos de sitios ubicados en Mesoamérica,
Sudamérica y España, los cuales se extrapolan a nuestro contexto con la finalidad de escudriñar los
datos desde una perspectiva más amplia.
En el cuarto capítulo se revisan los aspectos relacionados con la mano de obra, su organización en
el trabajo de la construcción, y el ciclo productivo de las materias primas utilizadas. En esta parte de
la investigación trabajamos con la información proveniente de las fuentes históricas, pictográficas y
etnográficas.
En el quinto capítulo se articulan los datos provenientes del análisis estratigráfico, del análisis de
los materiales y con la información histórica, para realizar el análisis de los sistemas y las técnicas
constructivas, su caracterización y categorización. En el apartado se desarrolla la metodología
aplicada en esta fase, se exponen y definen algunos de los conceptos utilizados. Los sistemas y sus
respectivas técnicas se presentan en la secuencia lógica de construcción de un edificio; es decir;
iniciamos con el sistema de fundación y concluimos con los sistemas de cerramiento y desagüe. Para
establecer los cambios técnicos en el Templo Mayor a través del tiempo, las técnicas asociadas con
cada sistema están organizadas con base en las distintas ampliaciones del edificio.
El último capítulo corresponde a las conclusiones donde hacemos un resumen de los resultados
obtenidos en la investigación, se presentan algunas observaciones finales, así como una propuesta
para futuros estudios relacionados con la arquitectura del Templo Mayor.
Ya que a lo largo de la tesis se utilizan varios términos arquitectónicos, incluimos un glosario al
final del texto.

17
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

1. Arquitectura del Huey Teocalli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los


estudios arqueológicos de los siglos XX y XXI

Qué gran libro podría hacerse, señor Ciro, con lo que


se sabe! -Otro mucho mayor todavía se haría con lo
que se ignora -repuso Ciro

Jules Verne
La Isla Misteriosa

Las investigaciones arqueológicas en el Templo Mayor de Tenochtitlan relacionadas con los sistemas
constructivos y la arquitectura comenzaron en el siglo XX. Después de la Conquista, frailes y
colonizadores volcaron sus esfuerzos en la destrucción de la ciudad y sus templos, donde según su
percepción occidental, los indios de estas tierras llevaban a cabo sus idolatrías para honrar al
demonio. A pesar de la devastación de la ciudad prehispánica, los españoles en sus crónicas exponen
su asombro por la gran Tenochtitlan. En sus escritos los conquistadores centraron su atención en la
explicación de costumbres, rituales y vida cotidiana de los pueblos recién conquistados.1 Diego
Durán y Hernando Alvarado Tezozómoc son quienes más referencias nos otorgan respecto a la
edificación, materiales y constructores que intervinieron en la obra del recinto sagrado de
Tenochtitlan.
Durante los primeros años de la Colonia y hasta bien entrado el siglo XVIII, los estudios de
diversos autores tuvieron como finalidad el entendimiento del recinto ceremonial de los mexicas. La
construcción de la nueva ciudad sobre las ruinas de la urbe precolombina, aunada a la necesidad de
erradicar cualquier vestigio que recordara al viejo orden e interfiriera en el actual, contribuyeron a
que, por casi trescientos años, quedaran ocultos edificios, esculturas y objetos.
Hacia finales del siglo XVIII, con el descubrimiento de la Piedra del Sol, la Coatlicue y la Piedra
de Tízoc, resurge el interés por el pasado, principalmente de viajeros y coleccionistas.2 Es hasta
inicios del siglo XX que los restos arquitectónicos de la urbe tenochca ven la luz después de la
derrota de Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521. La Ciudad de México ha sido testigo de diversos
momentos históricos que han contribuido con su modificación a través de los siglos. Por tal motivo,

1 Véase Alvarado Tezozómoc (1987); Cortés (1993); Díaz del Castillo (1994); Durán (2002); Sahagún (1997).
2 Véase Humboldt (1979: 55-59); León y Gama (1792; 1979: 27-54); Matos Moctezuma y López Luján (2012: 15-16).

18
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

no debe extrañarnos que durante todos esos años al construir, crecer y modificarse la urbe, quedaran
expuestos objetos y restos de templos, habitaciones y piezas de distinta índole que pertenecieron al
periodo anterior a la llegada de los españoles. Sin embargo, los trabajos de carácter arqueológico
dieron inicio hasta el año de 1900.

1.1 Los albores de los trabajos arqueológicos en el centro de la Ciudad de México (1900-1920)

En los comienzos del siglo XX iniciaron las obras de drenaje como parte de las labores de
saneamiento en la Ciudad de México. Las operaciones pasaron por el lado norte de la Plaza Mayor,
donde era sabido que estaban enterrados los vestigios de la ciudad prehispánica. Tal hecho, motivó el
inicio de las exploraciones arqueológicas en el centro de la ciudad a cargo del arqueólogo Leopoldo
Batres.
A principios de 1900 cuando Batres se desempeñaba como Inspector General de Monumentos
Arqueológicos, estuvo a cargo de la primera intervención en el centro de la ciudad. Su participación
comenzó en la calle de Santa Teresa, entre la calle de Seminario y las Escalerillas cuyo nombre actual
es el de Guatemala. Esta calle se localiza en la parte norte de la Catedral Metropolitana. Si bien,
Batres3 señala que desde que iniciaron las obras del saneamiento de la ciudad de México, notó la
importancia de las excavaciones en esa área para la arqueología y la historia, decidió esperar a que las
exploraciones avanzaran hasta “la zona en que estaba ubicado el Templo Mayor de Tenochtitlan”.4
En la publicación de 1902 titulada Exploraciones en las calles de las Escalerillas, Batres es explícito en
sus descripciones sobre los elementos procedentes de depósitos rituales. Sin embargo, su relato
concerniente a las edificaciones del recinto sagrado observadas durante su intervención, es escueto y
carente de particularidades; de su escrito podemos rescatar menciones sobre el tamaño de huellas y
peraltes de las escalinatas descubiertas,5 así como del material con el que estaban construidas y
recubiertas. Por ejemplo, el autor menciona que la escalinata excavada estaba “compuesta de cuatro
peldaños, construidos de cal y canto” (Figura 1.1).6 A pesar de lo breve de sus descripciones, es
importante resaltar el aporte de Batres al registrar la profundidad y la distancia mediante la
coincidencia de puntos de intersección de líneas verticales y horizontales, a partir de las cuales marcó

3 Batres (1902: 3).


4 Batres (1902: 3).
5 Batres (1902: 14, 16).
6 Batres (1902: 16).

19
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

la ubicación de los objetos descubiertos.7 Esto, sin duda, facilita en la actualidad la localización de sus
descubrimientos y, a la luz de nuevos hallazgos, la complementación de la información recuperada.
En 1901 en la esquina de la calle de Donceles y la primera del Reloj, actualmente Argentina, en el
edificio destinado a la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública, fueron descubiertas bajo el piso
dos impresionantes esculturas; se trata de una cabeza xiuhcóatl8 y un océlotl cuauhxicalli.9

Figura 1.1. Escalinatas descubiertas por Batres durante las


exploraciones de 1900 (tomado de Batres 1902: 15).

La primera escultura ocupa hoy un lugar en la sala 4 del Museo del Templo Mayor y la segunda
está en la entrada de sala mexica del Museo Nacional de Antropología. Los hallazgos, dieron pié a la
intervención del ingeniero Porfirio Díaz hijo, director de las obras en el edificio y de Batres, en cuya
intervención quedó al descubierto una escalinata.
El historiador mexicano Jesús Galindo y Villa, en su escrito titulado “La escalinata descubierta en
el nuevo edificio de la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública”, divulgado en el primer número
del Boletín del Museo Nacional de México, se refiere a los descubrimientos de Porfirio Díaz hijo y Batres
en la calle de Cordobanes. Su escrito resulta interesante. Se trata de una descripción detallada de esta
construcción. En el mes de febrero de 1902, el historiador afirmó que “la Secretaría de Instrucción

7 Batres (1902: 59).


8 La xiuhcóatl o serpiente de fuego formaba parte de los atavíos de Huitzilopochtli. En el mito de Coyolxauhqui se indica, que la xiuhcóatl,
fue el arma con la cual el dios de la guerra decapitó a la diosa de la luna. Véase también Galindo y Villa (1903b: 229); (1913: 309).
9 Se trata de la efigie de un jaguar, sobre el dorso tiene un recipiente que se utilizaba para colocar los corazones de aquellos sacrificados

en alguna festividad. Véase también Galindo y Villa (1903a: 16-18); (1903b: 229-230).

20
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Pública dispuso que la dirección del Museo mandara sacar fotografías de la escalinata”.10 El registro
incluía la ubicación tridimensional de ésta a partir del nivel del patio. También se midió “la longitud y
huella de cada uno de los escalones; la extensión superficial de las rampas que separan cada
escalinata, y el grado de inclinación”.11 Una parte interesante de este estudio es la indagación sobre el
tipo de materiales aprovechados en la construcción. En el texto podemos encontrar el levantamiento
arquitectónico realizado, que incluyó secciones y alzados de la estructura. Aunque breve, el escrito
resulta un trabajo pionero en el registro y descripción de la técnica constructiva de las edificaciones
del recinto sagrado.
Pocos años después, en 1912, el arqueólogo y fotógrafo británico Alfred Maudslay con motivo del
XVIII Congreso Internacional de Americanistas, presentó la ponencia titulada “A Note of the
Position and Extent of the Great Temple”, publicada ese mismo año.12 Mediante una revisión
cuidadosa de documentos, mapas antiguos y modernos y el uso de las fuentes históricas, Maudslay
situó de manera correcta el Templo Mayor al noreste de la Catedral Metropolitana,13 aspecto que
hasta los trabajos de Gamio fue motivo de controversia (Figura 1.2).
Edmund Guillemin-Tarayre, ingeniero en minas y geólogo francés, arribó a México a mediados
del siglo XIX como miembro de la Comisión Científica Francesa. En 1912 escribió sobre el Templo
Mayor y publicó “Le Grand Temple de Mexico” en el Journal de la Société des Américanistes. El escrito
está basado en pictografías y crónicas de los siglos anteriores referentes al Templo Mayor. En él,
Guillemin-Tarayre trata aspectos sobre la forma del templo, mencionando cuántos cuerpos tenía la
pirámide, el número de escalones, las medidas aproximadas de la base y su altura. Sobre el sistema
constructivo del Huey Teocalli, este investigador afirma lo siguiente: “El templo fue construido sobre
una plataforma maciza de tierra y de piedras, y revestido con bloques de piedra tallados por todas sus
caras”.14 Años más tarde, el autor ampliaría su trabajo en una publicación con el mismo título, pero
que data de 1914. En esta extensión de su escrito encontramos datos sobre las dimensiones del
edificio principal de los tenochcas, algunas notas sobre la ubicación del templo en relación a los datos
obtenidos de las fuentes históricas y de mapas donde se señala su emplazamiento aproximado. En un
breve apartado, el investigador plantea la problemática de las unidades de medidas usadas en los

10 Galindo y Villa (1903a: 16).


11 Galindo y Villa (1903a: 16).
12 Maudslay (1912).
13 Maudslay (1912: 14-26).
14 Guillemin-Tarayre (1912: 303) [la traducción es mía].

21
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

asentamientos prehispánicos, considerando en su comparación a los templos de Tlatelolco,


Tenochtitlan y Texcoco, y la Pirámide del Sol y de la Luna en Teotihuacan.15

Figura 1.2. Plano de ubicación del Templo Mayor


de Tenochtitlan de acuerdo con Alfred Maudslay
(tomado de Maudslay 1912).

Manuel Gamio, arqueólogo fundador de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología


Americanas, en 1913 por parte de la Inspección de Monumentos intervino en las exploraciones en la
esquina de las calles segunda de Santa Teresa y Seminario (hoy Guatemala y Seminario), donde iba a
ser demolida la casa con el número 2.16 Dichas excavaciones le permitieron explorar el solar bajo el
cual se encontraba la esquina suroeste del Templo Mayor; donde quedó al descubierto una serpiente
que descansaba sobre una plataforma y se adosaba a una de las alfardas del lado de Huitzilopochtli
(Figura 1.3).
El 16 de mayo de 1914, Gamio presentó un informe17 con un croquis anexo, en el cual enlistó y
situó los vestigios arquitectónicos registrados hasta ese momento. En dicho informe, menciona la
presencia de un tronco piramidal hecho con piedras talladas y cubierto con mortero o cemento
pulido; un talud de piedra; una gruesa plataforma constituida por un concreto muy resistente; un
enlosado de lajas irregulares, y un piso prehispánico localizado a 4 m de profundidad.18 En este
mismo informe, Gamio propone que los vestigios descubiertos eran “donde probablemente se

15 Guillemin-Tarayre (1914-1919).
16 Gamio (1979: 141); Gonazález y González (2014: 23).
17 Gonazález y González (2014: 28, 32). Este informe inédito que consta de dos páginas, fue publicado recientemente por Carlos Javier

González González (2014: 23-51), en un texto sobre los trabajos arqueológicos de Manuel Gamio, y que forma parte de una
publicación conmemorativa por los 100 años del descubrimiento del Templo Mayor.
18 González González (2014: 28, 29, 31).

22
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

elevaba la pirámide de los dioses de la Guerra y del Agua, Huitzilopochtli y Tláloc


respectivamente”,19 hipótesis apoyada por el Dr. Seler.20
En el mismo año de las excavaciones, Gamio publicó los hallazgos y confirmó que los restos de la
calle de Santa Teresa y Seminario pertenecen al Templo Mayor de Tenochtitlan y, que el templo
“abarcaba la mitad de la 2ª calle de Santa Teresa y buena parte de la manzana situada hacia el norte
de dicha calle”.21 Aunque el texto del investigador es breve, resulta fundamental por varios aspectos;
1) identifica y confirma arqueológicamente la posición del Huey Teocalli; 2) incorpora22 el método
estratigráfico a su metodología de excavación e incluye en la publicación una perspectiva y una foto
de las excavaciones; 3) menciona los elementos arquitectónicos documentados como son dos
paramentos piramidales, una alfarda, dos pisos enlosados,23 tres pisos cubiertos de cemento y una
cabeza de serpiente adosada al paramento sur (Figura 1.3 y 1.4).

Figura 1.3. Plano de los vestigios prehispánicos de la 2ª C. De Santa Teresa de 1914


(tomado de González González 2014: 46).

19 González González (1914: 32).


20 González González (1914: 32).
21 Gamio (1979: 141). Véase también González González (2014: 23-51).
22 Gamio (1979: 143)
23 Los pisos enlosados corresponden a la superficie de rodamiento del cuarto ubicado al sur del Cu de Huichilobos sobre la plataforma

de la ampliación IV/MPl-3.

23
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

Figura 1.4. Serpiente adosada a la alfarda suroeste de


la plataforma del Templo Mayor de Tenochtitlan,
excavada por Manuel Gamio 1913 (tomado de Boone
1987: 44).

En la publicación de Gamio en la revista Ethnos de 1920, encontramos datos relacionados con el


sistema constructivo. De acuerdo con este escrito, al realizarse trabajos de cimentación en la casa con
el número 22 ubicada en la calle de Guatemala, pudo efectuar un plano minucioso de los objetos
hallados y de los vestigios arquitectónicos descubiertos. Si bien, los restos no corresponden al
Templo Mayor, sino a las construcciones aledañas ubicadas en el interior del centro ceremonial, el
autor hace interesantes observaciones acerca del sistema constructivo. Indica, por ejemplo, que los
taludes piramidales y escaleras paralelas corresponden a las fases constructivas del edificio. También,
alude a las secciones de madera intercaladas entre la mampostería y la disposición de las piedras
colocadas en las esquinas de los taludes que “aparecen en disposición cuatrapeada, como
vulgarmente se dice en la técnica constructiva”.24
En 1918, el arqueólogo Eduardo Noguera escribe sobre el Templo Mayor de Tenochtitlan en un
artículo que lleva por título “Del México legendario”. En esta publicación, Noguera trata sobre la
nivelación de los pisos, considerando las excavaciones realizadas por Gamio. Las reflexiones de
Noguera son valiosas para nuestra investigación, pues deja claro que en las ruinas descubiertas es
posible apreciar contrastes en la nivelación del suelo, ya que se notan varios pisos.25 También observa
que los pisos varían en tamaño y que de cada uno desplanta de “muros perpendiculares formados de
piedra caliza, laja y piedra menuda”.26

24 Gamio (1920: 206).


25 Noguera (1979: 167).
26 Noguera (1979: 167).

24
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Otro aspecto interesante es la observación de Noguera sobre la superposición de cuerpos en las


edificaciones. Sin embargo, el investigador no lo atribuye a cuestiones relacionadas con la
construcción sino a la costumbre de las “tribus que habitaron el Valle de México (donde la tribu
vencedora) edificaba sobre los templos u otros edificios sus nuevas moradas en señal de triunfo y
dominio”.27 Hoy sabemos que no es así. Las ampliaciones del templo en algunos casos se debieron al
emplazamiento del templo afectado por constantes hundimientos e inundaciones, otras veces
estuvieron relacionadas con la expansión del imperio mexica como demostración del dominio sobre
otros pueblos, obligados a laborar en los trabajos de la construcción.28 A pesar de sus
consideraciones, aún en esa época Noguera dudaba que los restos hallados por Gamio
correspondieran al Templo Mayor de Tenochtitlan, dilema que se vería resuelto en la disertación de
Gamio de los años veinte citada párrafos anteriores.

1.2 Las investigaciones de 1920 a 1960

En la segunda década del siglo veinte, la intensidad de los trabajos arqueológicos disminuye. Al
comienzo de este periodo, el arqueólogo Roque Cevallos Novelo, adscrito a la Dirección de
Inspección de Monumentos Arqueológicos de la República, publica en la revista Ethnos un trabajo
que lleva por título “El Templo Mayor de México-Tenoxtitlan”, donde describe la ciudad
precolombina. En su estudio también encontramos referencias sobre lugares como el mercado de
Tlatelolco, los templos del recinto dedicados a otras deidades, la ubicación de las casas de
Moctezuma I, Moctezuma II y el palacio de Axayácatl. Además, refiere el aumento en las
dimensiones del templo realizado por los gobernantes tenochcas.
Las menciones sobre el sistema constructivo se limitan a la descripción de los materiales con los
cuales estaba hecho el patio y el templo, tal como lo especifica en la siguiente cita: “En el patio del
recinto, sobre el pavimentado de piedras labradas, bruñidas y juntas, se levantaba el Gran Teocalli”. 29
Asimismo, Cevallos menciona las dimensiones aproximadas del templo, la forma en que fue
construido, tomando como base los datos de sus lecturas de las fuentes, así como de los trabajos
arqueológicos realizados por Gamio.

27 Noguera (1979: 167).


28 Véase Gussinyer (1974); López Luján et.al. (2003a:156).
29 Cevallos Novelo (1921: 200).

25
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

En 1933, la demolición de algunos edificios ubicados en las calles de Seminario y Guatemala


motivaron nuevamente la participación de la Dirección de Monumentos Prehispánicos. El arquitecto
Emilio Cuevas estuvo a cargo de los trabajos, su intervención se circunscribe en la sección suroeste
de templo. Ahí realizó 18 pozos que le permitieran abarcar una superficie considerable y de esta
forma obtener la mayor cantidad de información posible. En el año de 1934 Cuevas publica “Las
excavaciones del Templo Mayor de México” donde describe los trabajos hechos un año antes.30 En el
impreso relata brevemente los hallazgos en cada una de las calas realizadas e incluye el plano y los
cortes de las exploraciones. Las descripciones son breves, pero es posible obtener datos útiles sobre
el sistema y la técnica constructivos, los materiales y la sobreposición de pisos y estructuras.
El hallazgo más significativo de las exploraciones hechas en 1933 se realizó en la cala 1, donde se
localizó una alfarda y las escalinatas adosadas a ella. Sobre el descubrimiento, Cuevas nos dice
“Comenzamos por descubrir unos sillares de tezontle que presentan hacia el poniente una superficie
muy bien labrada, cubierta por varias capas de pintura de cal”.31 Igualmente, menciona la
sobreposición de entortados de una dureza considerable y sobre esto apunta: “tuvimos que romper
con marro y cuña de acero, pues su dureza era tal, como la del concreto de cemento usado
actualmente”.32 El estudio de esta construcción lo condujo a proponer que se trataba de una “parte
del paramento de una plataforma a la que se ascendía por una escalinata”.33 Los sondeos realizados a
partir del nivel de la calle tuvieron una profundidad de hasta 4 metros aproximadamente, lo cual le
permitió observar diversos niveles de pisos.
Por otro lado, Ignacio Alcocer, médico de profesión nacido en Coahuila, realizó sus estudios de
medicina en Universidad de La Sorbona, en París. Uno de sus aportes al estudio de las culturas
precolombinas es su libro titulado Apuntes sobre la antigua México-Tenochtitlan, el cual se publicó en
1935. Valiéndose de documentos históricos y mapas, Alcocer proporciona una idea general del
recinto, incluyendo la descripción de calles, calzadas, acueductos y detalles sobre las edificaciones
contiguas al Templo Mayor. Es interesante señalar que, aunque el autor prioriza en su trabajo el uso
de las fuentes, también considera las labores arqueológicas realizadas a principios de siglo.

30 Cuevas (1934).
31 Cuevas (1934: 253).
32 Cuevas (1934: 254). Como veremos en el capítulo dedicado a los sistemas constructivos, los rellenos de la plataforma y los pisos de

la plaza de las últimas etapas del Templo Mayor se caracterizan por su resistencia y dureza. Los cementantes de origen calcáreo y las
cargas de composición ígnea utilizadas en la elaboración de estos morteros, dieron como resultado argamasas duras como las que
menciona Emilio Cuevas.
33 Cuevas (1934: 253).

26
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En lo referente al recinto, este investigador presenta un plano donde ubica al templo y otras
construcciones respecto a la traza actual de la ciudad. Además, podemos hallar datos sobre la
construcción y forma del edificio, tomando en cuenta los basamentos de Teopanzolco y Tenayuca
(Figura 1.5). En el plano del Cu de Huichilobos, la forma en la que el Alcocer representa el
basamento recuerda a la Pirámide del Sol de Teotihuacan. Lo anterior no resulta extraño. Ignacio
Marquina de quien nos ocuparemos más adelante, en una primera reconstrucción que hace del
recinto ceremonial también se inspira en Teotihuacan. Al igual que diversos autores, Alcocer presta
atención a las medidas del templo de Huitzilopochtli y sus aproximaciones se basan en lo expresado
por los cronistas hispanos.
Un acierto que debemos resaltar del trabajo de este investigador es haber incluido los hallazgos
realizados durante excavaciones de carácter arqueológico, integrarlos y confrontarlos con las fuentes
históricas. Lo anterior le permitió relacionar las escalinatas expuestas durante las excavaciones de
Batres en 1900 y las de Gamio en 1913 con periodos de gobierno mexica. Por ejemplo, en la
publicación ya citada, aparece un plano de planta y dos secciones donde el autor muestra las
escalinatas descubiertas, describe sus características así como a qué gobernante puede atribuirse la
construcción. Un ejemplo concreto es la mención hecha por Alcocer sobre la mejora y crecimiento
del templo en época de Ahuítzotl. Las escalinatas que muestra en su plano parecen corresponder a la
registradas por Cuevas en 1933.34
A partir de los años veinte y hasta los inicios de la década de los sesenta, las intervenciones
arqueológicas se ven disminuidas y predominan los escritos apoyados en fuentes históricas. Varios
trabajos de esta época combinan las fuentes históricas con las labores arqueológicas, lo que sin duda
complementa y enriquece los tratados y establece las bases de las exploraciones e investigaciones de
los períodos venideros. Dos buenos ejemplo son los escritos de Ignacio Alcocer e Ignacio Marquina
de quien hablaremos a continuación.

34 Las escalinatas se localizan en la esquina suroeste de la zona arqueológica. Parte de éstas pasa por debajo de la calle de Argentina, y
otra sección actualmente se encuentra expuesta en el predio de Mayorazgo Nava. Las escalinatas forman parte de la plataforma que ha
sido fechada por Matos Moctezuma para la Etapa VI del Templo Mayor.

27
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

Figura. 1.5. Plano elaborado por Ignacio


Alcocer referente a la ubicación del Templo
Mayor y otros edificios del recinto sagrado
(tomado de Alcocer 1935).

1.2.1 Ignacio Marquina, aportes a la arquitectura de Tenochtitlan


Los trabajos de Ignacio Marquina merecen un apartado especial. Sus aportes acerca de la arquitectura
prehispánica y específicamente de las edificaciones relacionadas con el recinto sagrado de
Tenochtitlan son referencia obligada. Marquina, arquitecto de profesión y egresado de la Academia
de San Carlos tuvo una presencia muy activa dentro del campo arqueológico. En el año de 1925,
intervino en las exploraciones de la pirámide de Tenayuca, acción que lo llevó a publicar en 1935 un
estudio arquitectónico sobre esta edificación.
En 1928 publicó el escrito titulado Estudio arquitectónico comparativo de los monumentos arqueológicos de
México, en el cual mediante la aplicación del método comparativo esboza algunas características de los
basamentos prehispánicos descubiertos hasta entonces, sus similitudes y diferencias, incorporando
plantas y alzados de distintos edificios.
En lo que se refiere a los basamentos del Posclásico, su participación en las excavaciones de
Tenayuca le permitió agrupar a las construcciones que compartían características arquitectónicas
semejantes a esta pirámide. Entre los monumentos considerados por el arquitecto como parte de este
grupo podemos mencionar Castillo de Teayo y la pirámide de Cempoala en Veracruz, las yácatas de
Ihuatzio en Michoacán, Zaculeu en Guatemala, Teopanzolco en Morelos y Santa Cecilia y Tenayuca
en el Estado de México.

28
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Cuando Marquina realizó el estudio de 1928, los trabajos en Tlatelolco aún no comenzaban y en el
Templo Mayor de Tenochtitlan sólo se había descubierto parte de la esquina suroeste del basamento
principal. Por lo tanto, sus interpretaciones sobre el Cu de Huichilobos se sustentaron en las
descripciones y dibujos de las fuentes históricas. En la sinopsis, el autor da referencias vinculadas a la
superposiciones de taludes en el edificio. Así lo describe: “los taludes son semejantes a los que se ven
en Tenayuca y Santa Cecilia, correspondiendo a reconstrucciones del templo en diferentes épocas”.35
Una década después de las excavaciones en Tenayuca, el investigador concluyó un estudio
arquitectónico sobre este edificio que fue publicado por la Secretaría de Educación Pública. En su
apunte, distingue varias etapas constructivas de la pirámide y trata a cada una de manera individual en
su trabajo.36 Esto le permitió observar constantes de diseño, así como semejanzas y diferencias
constructivas en cada etapa. Retomando el método comparativo, Marquina distingue los
monumentos análogos a Tenayuca, el análisis se divide en cinco puntos: 1) estudio particular de cada
monumento; 2) comparación entre ellos; 3) forma en que se hicieron las superposiciones; 4)
comparación con otros monumentos; 5) su orientación. En el análisis arquitectónico encontramos
reconstrucciones hipotéticas de la pirámide en cada una de sus etapas, así como plantas, elevaciones,
cortes y planos del estudio de las superposiciones de estructuras (Figura 1.6).
Los trabajos realizados por Marquina entre 1928 y 1935 sirvieron como base para elaborar la
reconstrucción del Templo Mayor de Tenochtitlan hecha en 1951.37 En su obra Arquitectura
prehispánica, encontramos datos de la constitución del recinto ceremonial de Tenochtitlan y de su
templo principal. Para este estudio, el investigador se basó en el examen de documentos históricos y
tomó en consideración los datos arqueológicos obtenidos de las excavaciones en el centro de la
Ciudad de México y de los basamentos que comparten características similares con el de
Tenochtitlan.38

35 Marquina (1928: 85).


36 Marquina (1935); (2010).
37 En 1987, Elizabeth Boone presenta una síntesis sobre las investigaciones en el Templo Mayor desde los primeros años de la Colonia

hasta 1978. El artículo se titula "Templo Mayor Research, 1521-1978", donde aparece una ilustración sin fecha y atribuida a Ignacio
Marquina que muestra una reconstrucción del recinto sagrado de Tenochtitlan. En la imagen, el basamento principal es representado
con características que recuerdan a la Pirámide del Sol en Teotihuacan (Figura 1.7). Consideramos que el arquitecto Marquina elaboró
dicha lámina años antes de su intervención en Tenayuca. La aseveración anterior se basa en dos publicaciones posteriores del autor. La
primera lleva por título Estudio arquitectónico comparativo de los monumentos arqueológicos de México y está fechada en 1928. En el análisis, el
Templo Mayor junto con otros monumentos son considerados por Marquina con características análogas a la pirámide de Tenayuca.
La segunda publicación se intitula Arquitectura prehispánica de 1951; en ésta el investigador muestra una litografía del centro ceremonial y
del Templo Mayor donde las características del basamento son similares a la pirámide de Tenayuca (Figura 1.7). Por lo tanto, pensamos
que la primera ilustración estuvo influida por sus trabajos bajo la tutela de Manuel Gamio en el valle de Teotihuacan alrededor de 1922.
La litografía inicialmente citada pudo haberse realizado en el período comprendido entre 1922 y 1928.
38 Marquina (1990).

29
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

Figura 1.6. Reconstitución hipotética de la


pirámide de Tenayuca, elaborada por Ignacio
Marquina en 1935 (tomado de Boone 1987: 49).

La monografía sobre el Templo Mayor de México, publicada en 1960 manifiesta la inclinación de


Marquina por la arquitectura y la historia del área. Este libro puede considerarse como la culminación
de años de trabajo que satisfacen el interés e inquietud intelectual que con anterioridad lo habían
llevado a realizar una perspectiva del centro ceremonial tenochca, la cual amplió y detalló para la
publicación de 1960. Acerca de esta nueva reconstrucción afirma “en aquel tiempo… no contábamos
con los datos que más tarde han proporcionado las numerosas exploraciones que se han venido
haciendo”.39 Esta hecho lo llevó a modificar el dibujo original varias veces “de acuerdo con los
conocimientos que se iban adquiriendo”40 (Figuras. 1.7 y 1.8).
Igualmente, la investigación proporcionó a Marquina elementos suficientes para realizar en
colaboración con Carmen Antúnez la maqueta del recinto sagrado que se expone actualmente en el
Museo Nacional de Antropología, donde representa los edificios más importantes del centro
ceremonial tenochca. Del modelo del recinto sagrado se hicieron otras dos copias, una de ellas se
exhibe dentro de una vitrina en la estación zócalo de la línea dos del Metro, y la otra primero estuvo
en exhibición en el Museo Etnográfico y después estuvo expuesta en la planta baja del Museo del
Templo Mayor hasta el 2010.
En su escrito de 1960, Marquina emplea dos tipos de fuentes de información. Por una parte
considera las fuentes históricas subdivididas en las realizadas por “los indios que vieron los edificios
y conocían su destino”41 y en las fuentes escritas por los conquistadores. El autor expresa que éstas
últimas deben ser tomadas en cuenta, pero siendo cuidadosos al emplearlas ya que pudieron ser

39 Marquina (1960: 10-11).


40 Marquina (1960: 11).
41 Marquina (1960: 17).

30
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

“exageradas para dar mayor importancia a los hechos de la Conquista”.42 También incluye tratados de
otros autores, los cuales basaron sus escritos en el estudios de los documentos antiguos. Por otra
parte, considera los trabajos arqueológicos de los restos de Tenochtitlan excavados a principios de
siglo y de otros monumentos. Por ejemplo, Tlatelolco, ciudad gemela de Tenochtitlan había
comenzado a ser explorada por Pablo Martínez del Río y Antonieta Espejo en 1944; esto le permitió
contar con un referente tangible de la forma del Huey Teocalli tenochca. Otros datos provienen de sus
estudios previos en Tenayuca y de otras exploraciones llevadas a cabo en las estructuras de
Teopanzolco, Calixtlahuaca, Malinalco y Quauhtochco.

Figura 1.7. Reconstrucción temprana del recinto


sagrado de Tenochtitlan, hecha por Ignacio
Marquina (tomada de Boone 1987: 50).

Figura 1.8. Reconstrucción de 1951 del recinto


sagrado de Tenochtitlan realizada por Ignacio
Marquina (tomada de Boone 1987: 50).

En cuanto al tema de los sistemas constructivos la revisión del manuscrito de Marquina nos
proporcionó datos sobre la técnica de construcción, la forma y las dimensiones del edificio.
Igualmente, obtuvimos información sobre la secuencia arquitectónica del Templo Mayor. En el

42 Marquina (1960: 18).

31
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

documento encontramos pormenores de las estructuras excavadas en años anteriores y que


pertenecen al área donde se emplazaba el Cu de Huichilobos. Asimismo, describe la altura de
escalones, las dimensiones de las alfardas y el sistema constructivo; también da cuenta de los restos
de los paramentos existentes y la decoración de los mismos. De igual forma, considera las distintas
alfardas y escalinatas acordes a intervalos particulares de construcción, las correlaciona con un tlatoani
y elabora un plano de las superposiciones del Templo Mayor mexica, contenido en la publicación de
1960. Este plano serviría como base años más tarde para dar la nomenclatura inicial a las etapas
constructivas descubiertas durante las excavaciones del Proyecto Templo Mayor.

1.3 Rescates y salvamentos 1960-1978: una época de intensa actividad arqueológica

Las obras en el centro de la Ciudad de México, así como la construcción de una de las vías de
transporte colectivo más importante, como lo fueron en su momento las líneas uno y dos del Metro,
trajo consigo una invaluable oportunidad a nivel arqueológico. Algunos tramos del trayecto
franquearían los límites del recinto sagrado por lo que resultaba necesaria la intervención
arqueológica. Las obras de cimentación en la Catedral Metropolitana fueron otro hecho significativo
que derivó en trabajos de exploración en el área. Distintos fueron los estudiosos que intervinieron en
estos trabajos. A continuación, destacamos los escritos de los investigadores que pusieron énfasis en
el estudio y de los remantes arquitectónicos prehispánicos.
En 1962 se realizaron obras de ampliación de las avenidas José María Izazaga y Pino Suárez. La
inspección estuvo a cargo del arqueólogo Francisco González Rul, quien desarrolló su carrera
arqueológica en labores relacionadas con rescates y salvamentos. González Rul excavó el área que
ocuparía el conjunto Nonoalco-Tlatelolco, el templo de Toci y el Cihuateocalli ubicado en las calles de
Pino Suárez e Izazaga, entre muchos otros sitios. De sus excavaciones en la avenida Pino Suárez
elaboró un pequeño artículo denominado “Tocititlan”, publicado en los Anales del INAH de 1963.
Debido a las condiciones de exploración, el arqueólogo sondeó únicamente la parte superior del
basamento quedando sin descubrir las fachadas. Sus descripciones únicamente se refieren a la
cimentación del basamento y la descripción del núcleo. En su artículo el autor no profundiza sobre el
tema; sin embargo establece una comparación del sistema constructivo del núcleo del basamento del
cual afirma: “está formado, al igual que en Tlatelolco, por capas paralelas de piedra-laja alternadas

32
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

con capas de tierra aproximadamente de 35 cm., de espesor”.43 Lo anterior queda ilustrado en el corte
que aparece en la misma publicación.
Eduardo Matos Moctezuma participó en el salvamento de un adoratorio ubicado en la calle de
Argentina. La intervención se suscitó por la construcción de un nuevo edificio para la librería Porrúa.
El adoratorio explorado tenía características similares a los templos rojos ubicados al sur y norte del
Templo Mayor y al templo encontrado unos años después por Gussinyer, en sus trabajos atrás de la
Catedral. En 1965 aparece la publicación de estos trabajos en los Anales del INAH bajo el título “El
Adoratorio decorado de las calles de Argentina”. Matos Moctezuma describe la forma, las
dimensiones y las características constructivas del templo. Igual que en otros edificios relacionados
con el recinto sagrado observa la sobreposición de pisos.44
Jordi Gussinyer, arquitecto adscrito al Departamento de Prehistoria del INAH, participó
activamente en los trabajos de salvamento realizados en los años sesenta y setenta. Entonces tuvo la
oportunidad de localizar algunos basamentos relacionados con el centro ceremonial tenochca. En
1968 publicó en el Boletín del INAH el artículo “Hallazgo de estructuras prehispánicas en el Metro”.
En dicha publicación relata sus descubrimientos en el número 140 de la avenida de Izazaga. Al
realizar sondeos “apareció, a una profundidad de casi tres metros una plataforma prehispánica o
adoratorio compuesto de una serie de estructura superpuestas”.45 Independientemente de la
sobreposición de estructuras, de cada basamento Gussinyer relata brevemente el material con que fue
elaborado las construcciones y la técnica constructiva. Un peculiaridad es la descripción de la técnica
constructiva, donde distingue diferencias entre las subestructuras. En este trabajo podemos encontrar
fotografías de los elementos arquitectónicos y un plano de ubicación de los hallazgos.
Pocos años después, en 1970, Gussinyer dio a conocer el reporte denominado “Un adoratorio
dedicado a Tláloc”, publicado también en el Boletín del INAH.46 Este vestigio fue ubicado en el área
que actualmente ocupa la estación del Metro Pino Suárez. Los aspectos relevantes sobre los sistemas
constructivos están relacionados con la superposición de basamentos, en este caso en particular se
trata de dos adoratorios con una planta distinta; uno presenta una planta rectangular y el otro
circular. Asimismo, el investigador refiere que en la estructura fueron hallados hoyos de postes que
posiblemente sostuvieron una techumbre. Los planos de los adoratorios antes mencionados, con

43 González Rul (1963: 69).


44 Matos Moctezuma (1965: 127-130).
45 Gussinyer (1968: 15).
46 Gussinyer (1970a).

33
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

cortes y perspectivas, son muy útiles. De ellos obtuvimos datos sobre el material de construcción,
como el tezontle utilizado en el relleno y las fachada de las estructuras. Además es posible observar la
colocación de las piedras en las esquinas, remates de alfardas y paramentos.
En el mes de junio de 1970, Gussinyer continua con los trabajos de rescate, pero esta vez en el
área posterior al ábside de la Catedral. En el artículo “Un adoratorio azteca decorado con pinturas”
manifiesta la importancia de la arquitectura como tema de estudio.47 Ahí puede notarse un mayor
énfasis y extensión en la descripción de los materiales, el sistema constructivo y el decorado del
edificio. En 1972 Gussinyer publica “Una base para brasero ceremonial tenochca”,48 hallazgo
realizado entre la calle de Guatemala y Brasil y en 1973 “Rescate de un adoratorio circular mexica”.
Se trata de una estructura de forma circular localizada durante las obras, el escrito no es extenso, pero
proporciona datos importantes sobre el tipo de terreno y la cimentación. Ejemplo de ello es la
siguiente afirmación “Cerca de la zona se excavaron unas largas empalizadas clavadas en el fango del
subsuelo”.49 La reseña de la técnica constructiva del basamento es más amplia que en trabajos
anteriores.
Para 1974, publica un artículo dedicado exclusivamente al tema de la cimentación de edificios.
Lleva por título “La cimentación de edificios prehispánicos en la Ciudad de México, algunas
anotaciones”.50 En este trabajo reitera su interés por los estudios arquitectónicos de las
construcciones prehispánicas, siempre haciendo hincapié en aspectos como la arquitectura, el
urbanismo, el registro de calzadas, particularidades del subsuelo, aunado al estudio de la cerámica,
ofrendas, etc. Sus observaciones le permitieron identificar tres tipos de cimentación en los
monumentos prehispánicos:

1) la cimentación a partir del emplazamiento de las construcciones sobre terrenos consolidados


y apisonados;
2) la cimentación mediante el sistema de plataforma;
3) la cimentación por pilotaje.

47 Gussinyer (1970b).
48 Gussinyer (1972).
49 Gussinyer (1973: 29).
50 Gussinyer (1974).

34
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Gussinyer desarrolla el tema de manera precisa, considerando las limitaciones que se desprenden
de un trabajo de salvamento al tener un área de excavación restringida. Asimismo, aporta
definiciones sobre el concepto de cimiento y deja clara la importancia del sistema constructivo,
expresando que existe gran escasez de datos arqueológicos, refiriéndose específicamente a la ciudad
de Tenochtitlan. En concreto, el autor resalta la importancia de los sistemas constructivos refiriendo
que “son significativos y tan ligados, al mismo tiempo, al ambiente, al desarrollo, a los cambios
sociales y económicos de una determinada cultura”.51
Finalmente, en 1979 elabora una síntesis de la arquitectura prehispánica en los alrededores de la
Catedral. Su artículo forma parte de un conjunto de trabajos coordinados por Constanza Vega Sosa.
En dicho libro sintetizó los escritos que hasta entonces había publicado de manera individual. En
este compendio compara las distintas construcciones estudiadas. Sus opiniones concernientes a la
arquitectura mexica se centran en los materiales de construcción, entre los cuales el tezontle es el más
común. También, advierte la sobreposición de pisos, muros y estructuras.
En el año de 1975, las labores de recimentación bajo la Catedral trajeron nuevamente la
oportunidad de explorar parte de los vestigios de Tenochtitlan. Los trabajos fueron dirigidos por
Constanza Vega y Joaquín García Bárcena, adscritos en ese entonces al Departamento de Prehistoria
del INAH. En las labores intervino un equipo multidisciplinario que trajo como resultado una visión
integral de los datos obtenidos en el rescate. En el volumen de 1979 coordinado por Constanza
Vega, cuyo título es El Recinto sagrado de México Tenochtitlan, excavaciones 1968-69 y 1975-76,52 fueron
compilados parte de los resultados obtenidos durante los trabajos de rescate y salvamento. Entre los
capítulos destacaremos el artículo de Rubén Cabrera (Figura 1.9).
El arqueólogo Cabrera en su escrito titulado “Restos arquitectónicos del recinto sagrado en
excavaciones del metro y de la recimentación de la Catedral y el Sagrario”, reseña solamente los
hallazgos arqueológicos concernientes a catorce estructuras del centro ceremonial. Su artículo es una
sencilla descripción arquitectónica de los elementos hallados. Cabrera explica que “Fueron varios
factores los que impidieron obtener datos arquitectónicos completos”,53 pues al tratarse de obras de
salvamento “no se cuenta con el tiempo disponible y se carece de elementos necesarios para llevar a
cabo una buena investigación”.54

51 Gussinyer (1974: 33).


52 Vega Sosa (1979); Vega Sosa y García Bárcena (1979: 7-8).
53 Cabrera (1979: 55).
54 Cabrera (1979: 55).

35
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

Por otro lado, la estratigrafía le permitió diferenciar conjuntos arquitectónicos a distintas


profundidades. Entre los restos hallados menciona pisos de estuco, pisos de lajas, muros y escalones
estucados. Los levantamientos arquitectónicos de las estructuras permiten observar detalles de la
técnica constructiva, forma y dimensiones, información que se complementa con las descripciones de
cada uno. Los planos de ubicación de los descubrimientos son útiles a la hora de comparar con otras
estructuras y ubicarlos dentro del conjunto ceremonial.

Figura 1.9. Reconstrucción de


algunos edificios del recinto
sagrado bajo la Catedral
Metropolitana (tomado de Vega
Sosa 1979).

Las décadas de los sesenta y setenta fueron años de vehemente actividad arqueológica. El
inevitable crecimiento y desarrollo de la Ciudad de México implicó la realización de obras para un
mejoramiento y modernización de la vías de comunicación y transporte de la urbe. Esto trajo consigo
la necesidad de trabajos de rescates y salvamentos arqueológicos, considerando que las obras se
llevarían a cabo en el centro de la ciudad, donde yacían los vestigios de la metrópoli prehispánica. Las
acciones derivadas del desarrollo de la capital posibilitaron entonces la exploración de los remanentes
arquitectónicos precolombinos.
Los textos revisados en este apartado corresponden en su mayoría a escritos cortos publicados
casi a la par de las exploraciones. Sin embargo, la descripción de elementos arquitectónicos resulta
relevante sobre todo cuando se trata de detalles acerca de la técnica y los materiales constructivos, el
emplazamiento y la distribución de varios edificios. Los temas sobresalientes de los artículos
señalados son los datos sobre niveles de ocupación, las etapas constructivas, la forma y las
dimensiones de los edificios, así como opiniones acerca de la calidad de las construcciones, las cuales
resultan enriquecedoras para nuestro trabajo.

36
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

1.4 El Proyecto Templo Mayor

1.4.1 El hallazgo fortuito de la diosa Coyolxauhqui


El 21 de febrero de 1978, empleados de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro descubrieron el
monolito de Coyolxauhqui. El hallazgo ha sido documentado ampliamente en varias publicaciones y
por diversos autores.55 El rescate arqueológico estuvo a cargo de los arqueólogos Ángel García Cook
y Raúl Arana. El informe preliminar fue publicado en agosto de 1978 bajo el título Rescate arqueológico
del monolito Coyolxauhqui, el cual relata las vicisitudes que rodearon el descubrimiento, la estrategia
seguida durante la excavación, los datos sobre la estratigrafía, la ubicación de la escultura respecto al
Templo Mayor y en la parte final del escrito incluyen referencias de su ubicación y asociación con la
arquitectura. Esta última sección trata de las subestructuras, las ampliaciones parciales y de las
modificaciones de elementos constructivos de una misma etapa.

1.4.2 Las tres primeras temporadas de campo 1978-1984, 1987 y 1989


Hasta el hallazgo de 1978, los vestigios del recinto sagrado tenochca habían salido a la luz de manera
fortuita o por trabajos arqueológicos de rescate y salvamento, originados por las necesidades de una
metrópoli en constante desarrollo. El hallazgo de Coyolxauhqui permitió la excavación extensiva de
los restos del Huey Teocalli con el inicio del Proyecto Templo Mayor (PTM). La dirección de las
exploraciones estuvo a cargo de Eduardo Matos Moctezuma. Las ventajas de una excavación
controlada y en la que intervinieron diversos especialistas posibilitó la recuperación de ofrendas,
depósitos funerarios, pinturas murales, esculturas cuya información se correlacionó con los restos
arquitectónicos de lo que fue el Cu de Huichilobos y sus edificaciones aledañas. Asimismo, durante la
primera temporada de excavaciones, Matos realizó la propuesta del fechamiento de las etapas del Cu
de Huichilobos tomando como base la arquitectura.56
Las primeras tres temporadas de campo se realizaron entre finales de la década de los setenta y
finales de los ochenta. En la primera temporada (1978-1982) se liberó una superficie de
aproximadamente una hectárea y media de terreno, que incluye la excavación total del Templo

55García Cook y Arana (1978); Matos Moctezuma (1982a).


56Los aspectos relacionados con la secuencia arquitectónica del Huey Teocalli los desarrollaremos ampliamente en el capítulo dos,
donde tratamos el tema de su historia constructiva.

37
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

Mayor, la Casa de las Águilas y los edificios aledaños ubicados en el patio norte, el patio Este
denominado patio de los altares, así como el patio sur de la plaza (Figura 1.10).57 En la temporada de
1987 se recuperaron las ofrendas 92 y 93.58 En 1989, se realizó la tercera temporada abriendo dos
túneles en la Etapa II para buscar una subestructura más antigua.59

Figura 1.10. Excavaciones en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Izq. Detalle de las


escalinatas de la Etapa IVb; Izq. excavación en el patio norte (tomados de la
Memori a gráfica d el Proy ecto Temp lo May or 1998: 60).

1.4.3 Excavaciones en la Casa de las Águilas: la cuarta y la quinta temporadas del


Proyecto Templo Mayor (1991-1997)

La cuarta (1991-1992) y la quinta temporadas (1994-1997) de excavaciones tuvieron como finalidad


una investigación exhaustiva del Edificio “E” o Casa de las Águilas. Asimismo se excavó el Templo
Mayor y el Edificio D emplazado en el patio norte. Las exploraciones fueron dirigidas por Leonardo
López Luján, quien conjuntó a un equipo interdisciplinario.60 Entre los hallazgos destacan varias
ofrendas, un depósito funerario, esculturas y banquetas con procesiones de guerreros. Estos
materiales fueron sometidos a un minucioso examen recuperando así los pormenores de los rituales
efectuados en el edificio.
La cuestión arquitectónica no fue eludida. En el libro de la Casa de las Águilas, publicado en el
año 2006, López Luján desarrolla varios puntos indispensables en todo análisis arquitectónico, como

57 Matos Moctezuma (1982a).


58 López Luján (2006a: 34).
59 Matos Moctezuma (1999d); López Luján (2006a).
60 López Luján (2006a).

38
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

son las características formales del edificio, las técnicas constructivas, la cronología, la orientación
astronómica de la estructura y sus características estilísticas. La descripción de los espacios y el
estudio de la secuencia arquitectónica son fundamentales para este tipo de análisis.
Mediante un estudio geofísico y químico fue posible detectar áreas de actividad y subestructuras
del mismo edificio.61 Vale la pena referir la realización de un estudio petrográfico para caracterizar los
materiales pétreos, conociendo con precisión no sólo la materia prima constructiva, sino las posibles
fuentes de obtención de la misma.62 El estudio resulta importante ya que se trata de un trabajo
integral y en el caso particular de la arquitectura, la tipificación de los materiales constructivos nos da
una idea de los que pudieron ser empleados en el Templo Mayor.

1.4.4 La sexta y séptima temporadas del Proyecto Templo Mayor: contribuciones a la


arquitectura del Huey Teocalli (2004-2007)
La sexta temporada de campo (2004-2005) dirigida por Leonardo López Luján, tuvo como meta
complementar la información obtenida durante los períodos anteriores. Las exploraciones de las
primeras temporadas se caracterizaron por tratarse de excavaciones extensivas primordialmente. En
este caso se llevó a cabo una excavación intensiva, la cual constó de cinco pozos distribuidos en
puntos específicos del piso de plaza de la Etapa IVb y la plataforma de la misma época. La meta de
estos trabajos de excavación era “identificar los materiales constructivos, las técnicas de edificación y
los cambios que sufrió esta porción de la pirámide a lo largo del tiempo, definiendo así su historia
arquitectónica”.63 Otras de las actividades realizadas como parte de los trabajos arqueológicos del
PTM-6 fueron el registro de la arquitectura y los rasgos asociados (auto CAD) y registro gráfico y
reconstitución cromática de la escultura (Corel Draw).64
Durante esta temporada observamos el tipo de material empleado en el inmueble, los acabados
entre otras particularidades. Aspectos que influyeron en nuestra apreciación de las técnicas
constructivas y de la secuencia arquitectónica del templo a lo largo de su ciclo de vida. El registro
minucioso y detallado de la excavación que incluyó descripciones de los elementos arquitectónicos,
planos con alzados, plantas y secciones, constituyen una herramienta de primer orden para el análisis
que se presenta en los capítulos subsiguientes.

61 Barba et al. (1998: 20-27); López Luján (2006a: 41-42).


62 López Luján (2006a: 61-67); López Luján et al. (2003 a: 137-166); (2003b:70-75).
63 López Luján (2006b: 3); (2006c: 4-6).
64 López Luján (2006c: 5).

39
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

La séptima temporada inició actividades el 19 de marzo de 2007 y concluyó en el 2014 (Figura


1.11). Los objetivos que rigieron los trabajos arqueológicos del PTM-7 fueron elaborar un mapa
computarizado integral de la zona; el estudio geofísico de algunas edificaciones; el análisis
microquímico para detectar zonas de actividad ritual; el registro gráfico de la pintura mural y la
excavación bajo el monolito de la diosa Tlaltecuhtli.65 Una de las metas propuestas por el PTM-7 y
que se mantiene vigente como objetivo del PTM-8, es “comprender las funciones y los significados
del área que se encuentra al pie de la pirámide principal de Tenochtitlan… [para] reconstruir los que
se han denominado acontecimientos ritual-arquitectónicos, es decir, aquellos fenómenos de interacción
entre el escenario religioso, sus actores y las ceremonias que allí realizaban”.66

Figura 1.11. Área de excavación del Proyecto Templo Mayor, séptima


temporada (tomado de López Luján y Chávez Balderas 2010: 299).

La elaboración del mapa tridimensional computarizado ha permitido contar con datos puntuales y
tener las dimensiones reales de cada etapa del Templo Mayor y sus edificaciones aledañas, así como
realizar corridas de nivel de los pisos visibles que han ayudado a correlacionarlos con una etapa
constructiva específica. Asimismo, los hallazgos previos y posteriores tendrán una ubicación
tridimensional precisa, entre muchos otros beneficios.
En 2015 comenzó la octava temporada del PTM. En esta nueva etapa de exploraciones, López
Luján da continuidad a varios de los objetivos que inició con la séptima temporada. Pero también

65 López Luján (2012: 1939); (2014: 77-78); (2015: 331). López Luján y Chávez Balderas (2010: 294-302).
66 López Luján y Chávez Balderas (2010: 298).

40
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

plantea nuevas metas de trabajo a la luz de los nuevos hallazgos del proyecto y de la información
obtenida a lo largo de estos años.67

1.5 El Programa de Arqueología Urbana: aportes sobre la arquitectura de los edificios


aledaños al Templo Mayor 1991-2006

En 1991, derivado del Proyecto Templo Mayor fue creado el Programa de Arqueología Urbana,
(PAU), con el objetivo de profundizar en las investigaciones en el área circundante a la zona
arqueológica del Templo Mayor y observar su desarrollo a lo largo del tiempo.68 Los trabajos han
sido coordinados por Eduardo Matos y supervisados sucesivamente por Francisco Hinojosa, Álvaro
Barrera y Raúl Barrera Rodríguez. La creación del programa ha beneficiado el conocimiento de la
configuración del recinto sagrado tenochca. Las circunstancias que motivaron las primeras
excavaciones bajo la Catedral y el Sagrario Metropolitanos fueron la realización de lumbreras para
contrarrestar el hundimiento diferencial de ambos edificios. Los hallazgos pueden sintetizarse en
varios pisos de ocupación, estructuras y subestructuras aledañas al templo principal, plataformas,
ofrendas etcétera, pudiendo recuperar información invaluable sobre el sistema constructivo de los
edificios y datos referentes a la técnica de cimentación.
Años más tarde, el programa excavó varios predios que circundan la zona arqueológica como en
la calle de Justo Sierra, los trabajos en la Casa del Marqués del Apartado y un sin número de rescates
que han permitido recuperar datos y descripciones que complementan la información con la que ya
se contaba y han aportado nuevos datos y elementos para la investigación arqueológica.
De las tareas realizadas en la primera década de vida del PAU existen varias publicaciones que nos
dan acceso a los hallazgos realizados. El primer artículo fruto de los trabajos del PAU lo escribió
Eduardo Matos, se publicó en 1992 y lleva por título “Arqueología Urbana en el Centro de la Ciudad
de México”.69 En este escrito, el investigador expone los objetivos del proyecto, el área de estudio (un
total de siete manzanas del actual centro de la ciudad) y los alcances a largo plazo. De manera
general, da cuenta de los hallazgos más sobresalientes hasta ese momento; por ejemplo, los vestigios
arquitectónicos de diferentes estructuras ceremoniales, que se ubicaban en el lado suroeste del

67 López Luján (2015: 329-335).


68 Matos Moctezuma (1992: 133-135); (1999: 9-14); (2003: 9-10); (2006: 197-215).
69 Matos Moctezuma (1992: 133-141).

41
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

recinto sagrado. La mayoría de éstas se registraron al explorar varias de las lumbreras debajo de la
Catedral.70 Para este momento ya estaba en preparación el texto donde Matos Moctezuma y el equipo
de colaboradores del PAU presentarían en extenso los trabajos de investigación derivados de las
excavaciones en esta primera fase de trabajo.71
En 1999 salió el libro Excavaciones en la Catedral y el Sagrario Metropolitanos72 cuyo editor fue Matos
Moctezuma. En dicha publicación se tratan de manera extensa los hallazgos, y uno puedo encontrar
menciones de las subestructuras documentadas, las superposición de los pisos y del sistema de
cimentación prehispánica73 (Figura 1.12). Entre los artículos que versan sobre la arquitectura del
recinto sagrado, está el texto titulado “El rescate arqueológico en la Catedral y el Sagrario
metropolitanos de la Ciudad de México”, cuyo autor es José Álvaro Barrera Rivera. Para nuestra
investigación, es relevante la información que el investigador reporta sobre la cimentación
prehispánica, pues complementó los datos que obtuvimos a partir de los trabajos de Gussinyer y de
Enciso de la Vega.74 Igualmente, recuperamos valiosas referencias sobre los sistemas constructivos de
las estructuras que excavó en diferentes lumbreras.75 En este mismo sentido, el manuscrito
presentado por Alicia Islas Domínguez sobre “El Templo del Sol en el centro ceremonial mexica”,76
aportó información interesante con respecto a los sistemas constructivos. Tal es el caso de su
mención sobre la presencia de camas de lajas, las cuales supone pertenecen al “sistema constructivo
original de la estructura”.77 Esta técnica también la documentamos en el Templo Mayor de
Tenochtitlan. Corresponde a lo que denominamos en nuestro análisis “confinamiento y compactado
del núcleo mediante enlajado”. Más adelante veremos, que esta técnica se empleó en diversas
estructuras del recinto sagrado y en otros edificios de la ciudad de Mexico-Tenochtitlan. También,
Islas se refiere a la existencia de pilotes incrustados en lajas para utilizarlos en el desplante de las
estructuras.78

70 Matos Moctezuma (1992: 139-140).


71 Matos Moctezuma (1992: 141).
72 Matos Moctezuma (1999c).
73 Barrera Rivera (1999: 26-45).
74 Véase Gussinyer (1974); Enciso de la Vega (1980).
75 Barrera Rivera (1999: 26-31).
76 Islas Domínguez (1999: 51-61). Véase también Vega Sosa (1979: 75-84).
77 Islas Domínguez (1999: 54).
78 Islas Domínguez (1999: 54).

42
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En al año 2003 salió la segunda publicación producto de los trabajos realizados por el PAU, lleva
por título Excavaciones del programa de arqueología urbana, coordinada también por Matos Moctezuma.79
Entre los apartados que conforman el volumen sobresale el dedicado al rescate arqueológico en la
calle de Justo Sierra 33, escrito por Francisco Hinojosa Hinojosa.80 Entre los hallazgos de época
prehispánica registrados, están un piso con un muro destruido, que tal vez formó parte de una
plataforma destruida en la etapa colonial.81 Hinojosa hace menciona de una viga de 40 m de largo y
30 cm de ancho, cuya función no pudo determinar; no obstante, supone que podría haber formado
parte del sistema constructivo.82 En el mismo libro destaca el artículo de Diego Jiménez Badillo,
relacionado con las excavaciones en Palacio Nacional.83 De los trabajos arqueológicos en esa área
realizados por el PAU, sobresalen la localización y el registro de la fachada sur del Templo de
Tezcatlipoca. En esta publicación, Raúl Barrera y Flor Rivas García84 escriben sobre las exploraciones
en el inmueble que ocupa la librería Porrúa, ubicado en la esquina de las calles de Argentina y Justo
Sierra. Durante las excavaciones en esta esquina se localizó el límite norte de la Casa de las Águilas.
Ambos investigadores reportan la presencia de dos pisos sobrepuestos asociados a la parte externa de
la construcción, y cuya superficie fue compartida por otras edificaciones del recinto sagrado.85 Dentro
de la publicación se suman otros artículos de los diferentes predios excavados, en los cuales hallamos
datos y descripciones de los materiales y elementos arquitectónicos descubiertos.86
Desde 1991 hasta nuestros días, los trabajos arqueológicos realizados por el PAU continúan
aportando nueva e interesante información acerca de los edificios del recinto sagrado tenochca; sobre
su arquitectura y las ofrendas asociadas en algunos casos, así como las propuestas de distintos
investigadores referentes a la interpretación del simbolismo y los rituales llevados a cabo en estas
estructuras.
En 2005 se excavó un predio ubicado en la calle de Guatemala número 22, en el Centro Histórico
de la Ciudad de México.87 De esas exploraciones se deriva un texto intitulado “Ofrenda asociada al
muro con serpientes en Tenochtitlan: análisis en torno al huey tzompantli”, cuyo autor es Alberto Diez

79 Matos Moctezuma (1999c); (2003); (2006); Matos Moctezuma et al. (1996); Matos Moctezuma y Barrera Rodríguez (2011: 72-77);
Terreros Espinoza (2003: 239-255); Hinojosa y Barrera (1998); López Luján y Barrera Rodríguez (2011: 17).
80 Hinojosa (2003: 15-26).
81 Hinojosa (2003: 23-26).
82 Hinojosa (2003: 23).
83 Jiménez Badillo (2003: 98-99).
84 Barrera Rodríguez y Rivas García (2003a: 155: 170).
85 Barrera Rodríguez y Rivas García (2003a: 157-161).
86 Véase Barrera Rodríguez (2003b: 173-190); Barrera Rodríguez et al. (2003c: 197-211); Terreros Espinoza (2003: 239-255).
87 Diez Barroso (2008: 92-107).

43
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

Barroso, miembro del PAU en ese entonces. El escrito nos ofrece algunos datos que describen de
manera general la técnica constructiva del relleno y el aparejo del edificio explorado; los pisos de la
plaza asociados, y las esculturas de serpientes que ornamentaban la estructura.88

Figura 1.12. Restos arquitectónicos hallados bajo la Catedral


Metropolitana (tomado de Matos Moctezuma 2006: 208).

El año 2006 fue muy importante con respecto a los descubrimientos y trabajos arqueológicos
efectuados por el PAU. En primera está el hallazgo del monolito de la diosa Tlaltecuhtli, el cual se
localizó frente al Templo Mayor, en el predio que antiguamente ocupó la Casa del Mayorazgo Nava
Chávez, también conocida como “la Casa de las Ajaracas”89 (Figura 1.13). Tal descubrimiento ha
permitido el desarrollo de investigaciones sistemáticas y prolíficas en torno a este espacio. Desde
2007, es el PTM quién se encarga de las exploraciones en esta parte de la ZATM,90 bajo la dirección
de Leonardo López Luján.91 Con respecto a la excavación que hizo el PAU del monolito, en el texto

88 Diez Barroso (2008: 97-99).


89 Barrera Rivera et al. (2007: 19); Matos Moctezuma y López Luján (2007: 23); Sánchez Reyes (2011: 112).
90 Zona Arqueológica del Templo Mayor.
91 Véase López Luján (2012a: 1939); (2014: 77-78); (2015: 331). López Luján y Chávez Balderas (2010: 294-302). Véase también en este

capítulo el apartado 1.4.4, sobre la séptima temporada del PTM.

44
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

intitulado “Hallazgo de la lápida monumental con la representación de Tlaltecuhtli. Templo Mayor


de Tenochtitlan”,92 podemos encontrar pormenores de los trabajos realizados.
En segundo, se encuentra el descubrimiento de los restos arquitectónicos del “Calmécac”, bajo el
edificio ubicado en la calle de Donceles 97, donde se construiría la ampliación del Centro Cultural
España. Al respecto, Raúl Barrera Rodríguez y Gabino López Arenas, escribieron el artículo
“Hallazgos en el recinto ceremonial de Tenochtitlan”, publicado en Arqueología Mexicana.93 El
manuscrito es muy interesante para nuestra tema de estudio, pues los investigadores presentan datos
referentes a los espacios (aposentos) y elementos arquitectónicos descubiertos (columnas, muros,
banquetas, escalinatas, pisos y almenas), así como su ubicación en relación al edificio prehispánico;
indican también las etapas constructivas que se registraron durante las excavaciones, así como breves
menciones de los materiales y técnicas de edificación.94 En el texto podemos encontrar un dibujo en
perspectiva de la excavación, el cual muestra los restos de cada una de las etapas que tuvo la
estructura. También hay un dibujo donde reconstruyen el Calmécac, con base en la información
arqueológica y de los textos históricos.95
Entre las publicaciones más recientes que competen al PAU y los hallazgos vinculados con la
arquitectura del recinto sagrado, destaca por ejemplo, el artículo que lleva por nombre “El Templo
de Ehécatl-Quetzalcóatl del recinto sagrado de México-Tenochtitlan”, escrito en conjunto por
Eduardo Matos Moctezuma y Raúl Barrera.96 Los autores presentan las características arquitectónicas
del inmueble excavado, así como la propuesta sobre su simbolismo.97
Otro texto significativo proveniente de los trabajos arqueológicos llevados a cabo por el PAU y el
PTM-7, es “Hallazgo de un edificio circular al pie del Templo Mayor de Tenochtitlan”, título bajo el
que López López Luján y Barrera Rodríguez presentaron la noticia de las exploraciones de este
edificio.98 De manera sucinta, los investigadores exponen la información más relevante hasta ese
momento. En el texto podemos encontrar datos sobre las dimensiones del edificio, los elementos
arquitectónicos que lo componen, el tipo de aparejo y su decoración e indican con cual etapa
constructiva del Templo Mayor podría estar relacionado. Debido a la posición que ocupa la

92 Barrera Rivera et al. (2007: 19-21).


93 Barrera Rodríguez y López Arenas (2008: 18-25).
94 Barrera Rodríguez y López Arenas (2008: 19, 23).
95 Barrera Rodríguez y López Arenas (2008: 20-21).
96 Matos Moctezuma y Barrera Rodríguez (2011: 72-77).
97 Matos Moctezuma y Barrera Rodríguez (2011: 72).
98 López Luján y Barrera Rodríguez (2011: 17).

45
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

estructura descubierta, López Luján y Barrera,99 suponen que podría tratarse de uno de los cinco
momoztli de Tenochtitlan llamados “Cuauhxicalco”.

Figura 1.13. Ubicación del solar del mayorazgo de Nava Chávez, lugar donde se
localizó la escultura de Tlaltecuhtli y donde actualmente se desarrollan los trabajos
arqueológicos del PTM (tomado de Sánchez Reyes 2011: 113).

1.6 Algunas publicaciones del Proyecto Templo Mayor

Entre los escritos producidos por el proyecto y que se refieren a la arquitectura tenemos el artículo
de Enciso de la Vega Salvador titulado “Cimentación con pilotes en el Templo Mayor” de 1980. 100
Un año después, se publicó Una visita al Templo Mayor de Tenochtitlan por Matos Moctezuma (1981).
Este libro es una primera definición arquitectónica basada en la propuesta planteada por Marquina en
su trabajo de 1960 y apoyada en la revisión de fuentes. Es importante considerar que no se trata de
un planteamiento definitivo de la secuencia arquitectónica del Templo Mayor. Para la época en que
salió este texto, aún no habían concluido los trabajos de la primera temporada de excavaciones. Este
volumen es un impreso de divulgación, el cual esboza de manera breve y en lenguaje sencillo los
hallazgos arquitectónicos del proyecto, exponiendo nociones de una relación cronológica entre las
etapas constructivas y los gobernantes mexicas, con las reservas de una idea sujeta a revisión.101

99 López Luján y Barrera Rodríguez (2011: 17).


100 Enciso de la Vega (1980: 167-171).
101 Matos Moctezuma (1981).

46
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En 1982 se editó el libro El Templo Mayor: planos, cortes y perspectivas de Eduardo Matos y Víctor
Rangel.102 En los planos observamos la secuencia de exploración de cada una de las secciones de
trabajo, siendo útiles para correlacionar los reportes de excavación y los textos de esas primeras
etapas. En el mismo año se publica Templo Mayor: Excavaciones y Estudios,103 se trata de un manuscrito
donde se presentan los hallazgos realizados hasta esa fecha en el proyecto, los cuales se ordenaron
por secciones de excavación. En este volumen los testimonios relacionados con las ofrendas son
abundantes; no obstante el trabajo resulta útil al tratarse de una sinopsis de los informes mensuales.
Podemos encontrar valiosos apuntes de los restos arquitectónicos hallados día con día. Algunas de
estas notas dan cuenta de los materiales empleados para rellenar, levantar muros y construir las
escalinatas. También acotan la sobreposiciones de pisos y cuerpos, y los acabados de las superficies.
En 1983 se realizó una reunión en Dumbarton Oaks cuyo tema central era el Templo Mayor. Los
trabajos de investigación presentados en este encuentro se compilaron en el libro titulado The Aztec
Templo Mayor. A Symposium at Dumbarton Oaks, fue editado por Elizabeth H. Boone en el año 1987.
De este volumen nos interesa destacar el escrito de Augusto Molina Montes, quien resume la norma
seguida en la arquitectura mexica en comparación con los templos de Tenayuca y Tlatelolco. En su
artículo, recalca la necesidad de una investigación que gire en torno a las técnicas constructivas.104
Los ingenieros Marcos Mazari, Raúl J. Marsal y Jesús Alberrero, publicaron en 1989 un estudio
sobre “Los asentamientos del Templo Mayor, analizados por la mecánica de suelos”. Ya en 1959
habían divulgado un trabajo sobre los suelos en el Valle de México, investigación que tenía como
finalidad conocer las condiciones de éstos y establecer de forma eficaz las cimentaciones de futuras
construcciones. El artículo de 1989 presenta datos del terreno sobre el cual se erigió el recinto
sagrado y da una idea de las modificaciones realizada al terreno. Mazari y Marsal señalan que “Las
pirámides no pudieron ser construidas sobre terreno virgen”,105 dando a entender que los
constructores mexicas pudieron realizar una plataforma artificial para construir primeramente la
ermita de su dios tutelar. Mediante la lectura de su trabajo nos fue posible comprender por qué hay
fallas estructurales en el edificio y las soluciones constructivas seguidas por los mexicas para
contrarrestar estas anomalías.

102 Matos y Rangel (1982).


103 Matos Moctezuma (1982).
104 Molina Montes (1987: 105).
105 Mazari y Marsal (1989: 179).

47
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

Por su parte, la restauradora Maria Luisa Franco Brizuela presentó en 1990 Conservación del Templo
Mayor de Tenochtitlan, texto que da a conocer los trabajos de conservación durante las primeras
temporadas de campo.106 Uno de los temas que conformaban parte de su objeto de estudio era la
arquitectura del recinto sagrado. Franco describe de manera general los materiales constructivos de
los rellenos, los muros, los pisos y las alfardas, desglosándolos por etapa. Sin embargo, años más
tarde y a la luz de nuevas investigaciones donde se emplearon técnicas más eficaces para la
identificación de la materia prima utilizada en la construcción, pudo constatarse que algunas
caracterizaciones hechas por Franco fueron inexactas.
En 2002, la arqueóloga Bertina Olmedo llevó a cabo una síntesis arquitectónica y constructiva de
los edificios neoteotihuacanos, plasmada en la obra intitulada Los Templos Rojos del Recinto sagrado de
Tenochtitlan. El trabajo describe los materiales y el sistema constructivo de los templos, su cronología,
la orientación, la pintura mural y las ofrendas asociadas a los edificios.107
Mucho tiempo después y derivado de los análisis realizados para el estudio de la Casa de las
Águilas, López Luján junto con el geólogo Jaime Torres y la bióloga Aurora Montúfar publican un
estudio sobre los materiales del Templo Mayor de Tenochtitlan, en el que incluyen sus posibles
fuentes de obtención.108 En él, caracterizan petrográficamente los materiales litológicos más
abundantes en las construcciones; describen sus propiedades y, mediante el uso de cartas geológicas y
las fuentes documentales logran establecer un vínculo entre las cualidades de las rocas y su presencia
en partes específicas de las construcciones. De manera paralela, indican las áreas más probables de
obtención de las rocas recurriendo a las cartas geológicas, los datos petrográficos y las menciones en
los documentos históricos.
En el 2006 se publica el libro Arqueología e historia del Centro de México. Homenaje a Eduardo Matos
Moctezuma, coordinado por Leonardo López Luján, Davíd Carrasco y Lourdes Cué. Este libro incluye
los artículos cuyo tópico gira en torno a la arquitectura mexica. Salvador Guil’liem Arroyo en
“Tlatelolco: espejo de Tenochtitlan”, presenta una perspectiva de las similitudes arquitectónicas entre
los basamentos principales.109 Por su parte, Anthony F. Aveni retoma los trabajos realizados en los

106 Franco Brizuela (1990: 27-63).


107 Sobre la descripción de los materiales y sistemas constructivos véase Olmedo (2002: 27-53).
108 López Luján et al. (2003a: 137-166); (2003b: 70-75).
109 Guil’liem Arroyo (2006: 333-353).

48
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

años setentas acerca de la orientación de edificios y su relación astronómica en “The Templo Mayor
in Sacred Space”.110
Una de los estudios más recientes sobre arquitectura del Huey Teocalli es el que realizaron Alfredo
López Austin y Leonardo López Luján; lleva por título Monte Sagrado-Templo Mayor. El cerro y la
pirámide en la tradición religiosa mesoamericana y data del año 2009. En este texto, los investigadores
realizan un exhaustivo análisis de la arquitectura del edificio y su simbolismo, asimismo describen
detalladamente cada una de las etapas constructivas del templo.111 En 2012 Camila Pascal García
presentó su investigación sobre los Edificios aledaños al Templo Mayor en el recinto sagrado de Tenochtitlan.
Las estructuras A, B y D, en la cual estudió los distintos aspectos vinculados con la arquitectura
religiosa de los edificios, para comprender su simbolismo y las funciones que desempeñaban dentro
del recinto. La parte central de su trabajo es el análisis arquitectónico y para ello, realizó un
levantamiento de planos detallados de cada estructura, lo cual le permitió diferenciar las etapas de
cada estructura y determinar como se completaban los materiales y los sistemas constructivos.112
Con motivo de los 100 años del descubrimiento del Templo Mayor, se publicó un libro que
conmemora el centenario del hallazgo hecho por Manuel Gamio en 1914. El texto se titula 100 años
del Templo Mayor. Historia de un descubrimiento. En esta publicación, Carlos Javier González narra el por
qué Gamio intervino en las excavaciones de la 2ª calle de Santa Teresa, así como los distintos
acontecimientos en torno a las exploraciones, a través de los informes, oficios y cartas que el
arqueólogo envió a las autoridades de las distintas instituciones y personajes que estuvieron
involucradas en los trabajos.113 En este escrito, González González muestra planos y fotos de la
publicación original digitalizados, así como documentos e imágenes inéditos. En el libro hay otros
artículos que exponen las facetas de Gamio en el ámbito personal y como antropólogo.114 Además,
hay que destacar el texto de Gabriela Sánchez Reyes que lleva por título “El descubrimiento del
Templo Mayor bajo las casas virreinales de la condesa de Peñalva”.115 En el escrito, Sánchez Reyes da
cuenta de quiénes ocuparon y cómo se transformó el espacio que demarcan las calles de Seminario y
la calle de Santa Teresa y que, previo a la conquista, ocupó el Templo Mayor.116

110 Aveni (2006: 305-316).


111 López Austin y López Luján (2009: 191-214).
112 Pascal García (2012: 70-115).
113 González González (2014: 23-51). Véase también Gamio (1979: 141-143).
114 González Gamio (2014: 53-65); Matos Moctezuma (2014: 67-85).
115 Sánchez Reyes (2014).
116 Sánchez Reyes (2014: 119-147).

49
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI

Concerniente a las investigaciones sobre los materiales constitutivos del Templo Mayor y el
recinto sagrado, hay que mencionar dos artículos muy importantes efectuados por Domenico
Miriello, Luis Barba, Leonardo López y su equipo de colaboradores. El primer texto se intitula
Characterization and provenance of lime plasters from the Templo Mayor of Tenochtitlan (Mexico City) y es del año
2011;117 el segundo se publicó en el 2013 y lleva por nombre como Plasters from Different Buildings of the
Sacred Precinct of Tenochtitlan (Mexico City): Characterization and Provenance. En ambos caso, los
investigadores realizaron un muestreo metódico de los morteros del Templo Mayor y de algunos
edificios del recinto sagrado para conocer la composición de las mezclas. Además, emplearon la
técnica de espectrometría de masas con fuente de plasma de acoplamiento inductivo y ablasión con
láser, con la cual examinaron los componentes presentes en los emplastos y los compararon con la
composición geoquímica de las muestras proveniente de distintos afloramientos de rocas calizas.
Esta técnica les permitió determinar la fuente de obtención de la cal en época prehispánica.

1.7 Los umbrales del siglo XXI: contribuciones, balance y nuevas perspectivas de estudio en
torno a la arquitectura del Recinto sagrado tenochca

Ya se cumplieron 100 años de los primeros trabajos arqueológicos en el centro de las ciudad y los
filones de estudio no parecen agotarse. La aplicación de nuevas metodologías de investigación
aunadas al desarrollo y uso de técnicas modernas, han constatado, contrastado y disentido con
hipótesis formuladas a lo largo del tiempo.
El sumario historiográfico sobre los estudios afines a la cuestión arquitectónica nos da cuenta de
los trabajos arqueológicos a lo largo de estos años; existen descripciones sobre el simbolismo, la
técnica y los materiales constructivos, la forma del templo, su orientación así como de aquellos
templos que formaban parte del recinto. Sin embargo, la información es segmentada y las
descripciones escuetas. Dentro de la serie de estudios sobre arquitectura mexica, nuestra
investigación es otra pieza que aportará información relacionada con la complejidad que envolvió a la
construcción, desde la elección del sitio, su edificación (técnicas y materiales) y las diversas
ampliaciones y modificaciones realizadas al templo desde su fundación hasta su fase de desuso a
partir de la conquista.

117 Miriello et al. (2011: 1119-1141; (2013: 1-28).

50
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

2. La memoria arquitectónica del Templo Mayor

El tiempo pasa sin hacer ruido.

Gabriel García Márquez


La mala hora

Una construcción pasa por distintas fases a lo largo de su vida útil; las evidencias de estos cambios
quedan plasmadas y superpuestas en los edificios. De modo distinto a otro tipo de artefactos
estudiados por la arqueología, una construcción posee una vida útil más larga y dinámica, pues la
arquitectura es una práctica social y colectiva donde se involucran procesos productivos derivados de
necesidades biológicas y sociales que demandan una capacidad de adaptación constante. Al
considerar que los inmuebles frecuentemente son objeto de modificaciones desde su primera
construcción, resulta ineludible identificar a partir del registro arqueológico la estructura original y los
cambios surgidos posteriormente por arreglos o remodelaciones dentro de la construcción. Al
respecto, Constanza Taboada opina que:

“la prolongada vida útil y perpetuidad material en el tiempo de las construcciones, por
un lado, y su necesidad y capacidad de adaptarse a los diferentes requerimientos de sus
usuarios, confieren a la arquitectura un alto potencial y una validez como indicador de
los procesos sociales y las elecciones operadas durante la construcción, el uso y las
remodelaciones que puede registrar la arqueología”.1

Investigadores como Alejandro Villalobos2 consideran que todas las construcciones tienen una
historia de vida resultado de un largo proceso de desarrollo. Según señala, cada edificio, conjunto de
estructuras y asentamiento es el fruto de varias generaciones ocupadas en su planificación, edificación
y mantenimiento. Por otra parte, desde la década de los setenta, autores como Schiffer,3 han
planteado que un edificio es un elemento perdurable que forma parte del inventario de un sistema

1 Taboada (2005:140).
2 Villalobos (1992: 132).
3 Schiffer (1972: 157).

51
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

cultural. Por tanto, es susceptible de ser analizado desde la perspectiva de su historia o ciclo de vida.
Así, si tomamos como base el modelo desarrollado por Schiffer,4 la historia de vida de un objeto,
incluyendo a la arquitectura, puede ser resumida en cinco etapas: obtención de materias primas,
manufactura, uso, mantenimiento o transformación y descarte. Cada una de estas fases contendrá
una o más actividades que pueden ser desglosadas y analizadas en forma individual.
Los monumentos del México antiguo se caracterizan en la mayoría de los casos por tener
subestructuras.5 Una particularidad es la sobreposición6 de construcciones sin destruir a las anteriores
o sólo parcialmente. Esta práctica hace de la arquitectura mesoamericana depositaria de información
invaluable, pues al no demoler completamente los edificios, es posible recuperar datos sobre las
características formales y constructivas, así como identificar los cambios y adaptaciones
experimentadas a lo largo del tiempo. No obstante, al tratar el tema de sobreposición o
superposición de estructuras es común encontrar referidos términos como secuencia, etapa,
momento y época constructiva, conceptos que en la literatura arqueológica pocas veces se definen
con claridad y suelen confundirse o usarse como equivalentes. La principal dificultad de utilizar
indistintamente estos términos surge cuando se trata de establecer una relación temporal entre los
elementos7 de un edificio y una construcción anterior o posterior.
Al estudiar estructuras complejas como el Cu de Huichilobos constituido por varias
sobreposiciones de elementos arquitectónicos realizadas a lo largo de diversas generaciones y, donde
la etapa y el momento constructivo coexistieron durante un mismo periodo, es necesario distinguir
los términos antes mencionados para comprender la relación entre cada uno de los componentes del
edificio como son los pisos, las escalinatas, las plataformas, los cuerpos etc.
Este apartado se enfoca en el estudio de la historia arquitectónica de Templo Mayor.
Examinaremos las propuestas y los criterios utilizados por Ignacio Marquina8 y Eduardo Matos

4 Schiffer (1972: 158).


5 Véase glosario en esta tesis.
6 Véase glosario en esta tesis.
7En arquitectura un muro, una escalinata, una columna, el pavimento o el techo se consideran elementos o componentes. Éstos se

clasifican en dos grupos: los primarios conformados por los elementos sustentantes y los elementos sustentados, y un grupo
secundario constituido por los elementos decorativos. Los elementos sustentantes delimitan el espacio a partir de un plano base y
sustenta la cubierta. Del plano base desplantan los componentes de apoyo continuo como son los muros, y los apoyos discontinuos
que trasmiten las cargas y empujes como son los pilares, las pilastras, las basas, las columnas y los contrafuertes. A partir de los
elementos sustentantes se contiene y limita el espacio para generar una forma en particular. Los elementos sustentados son el techo,
cubierta o marquesina que dan interioridad a la construcción y sirven como aislante de los fenómenos ambientales. Por su parte, los
elementos decorativos no forman parte de la estructura del edificios por lo cual, si se prescinde de ellos la obra sigue en pie. Véase
Ballina (1988: 31-33), Ching (1998: 91-175), Sagre et al. (1985: 39-40), Unwin (2003: 19-22), Villalobos (1992: 80).
8 Marquina (1960).

52
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Moctezuma9 para el fechamiento de las etapas y presentamos de manera breve las propuestas
cronológicas que hacen Emily Umberguer, Michel Graulich, y Alfredo López Austin y Leonardo
López Luján.10 Además, definiremos los términos de secuencia, etapa, momento y época constructiva
y, apoyados en el análisis estratigráfico murario haremos una revisión y replanteamiento de la
secuencia arquitectónica del Huey Teocalli.
Antes de continuar y tomando como ejemplo lo expresado en su momento por Matos
Moctezuma11 y por López Luján,12 me parece oportuno aclarar que de ninguna forma se pretende
establecer una cronología absoluta del Templo Mayor. El análisis de la secuencia arquitectónica del
edificio a partir de la estratigrafía, se presenta sólo como una herramienta metodológica que en un
futuro coadyuve con otras técnicas de fechamiento más precisas, mediante las cuales se pueda lograr
una interpretación histórica de la construcción.

2.1 El fechamiento de las etapas constructivas del Templo Mayor: Ignacio Marquina,
Eduardo Matos, Emily Umberger, Michel Graulich, Alfredo López Austin y Leonardo López
Luján

La seriación de las sobreposiciones del Templo Mayor es un aspecto que ha generado hipótesis y
controversia desde antes que los restos del templo tenochca estuvieran expuestos. La problemática se
debe a que las descripciones históricas generadas alrededor del templo durante el siglo XVI no
concuerdan con los datos arqueológicos.
Desde las primeras intervenciones arqueológicas en Tenochtitlan, los investigadores se percataron
que las antiguas construcciones presentaban modificaciones en sus dimensiones y adosamiento de
elementos arquitectónicos a otros definidos previamente.13 Sin embargo, sería Marquina quien
postularía las primeras hipótesis sobre el fechamiento relativo de las etapas del Templo Mayor y, en
la década de los ochenta, Matos Moctezuma establecería una cronología tentativa del Huey Teocalli
sustentada en las fuentes y en los datos arqueológicos obtenidos por el Proyecto Templo Mayor.

9 Matos (1981).
10 Umberger (1987).
11 Matos Moctezuma (1981: 50).
12 López Luján (2006a: 50).
13 Véase Batres (1990); Gamio (1920); Cuevas 1933; Marquina (1960); Gussinyer (1970); Matos (1981).

53
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

2.1.1 Ignacio Marquina 1960


En 1960, el arquitecto Marquina presentó una reconstrucción del recinto sagrado de Tenochtitlan
donde incluyó una propuesta para la seriación de las subestructuras del Cu de Huichilobos.
Su investigación se sustentó en los datos recopilados a partir de los documentos del siglo XVI y
las representaciones pictográficas del Cu de Huichilobos. Como él mismo14 lo afirma “su trabajo se
veía limitado, al estar expuesta una mínima cantidad de los restos del templo”,15 situación que lo
obligó a recurrir a las investigaciones realizadas en otros sitios arqueológicos como Tlatelolco y
Tenayuca. De esta manera logró obtener una idea más aproximada de la secuencia de
sobreposiciones y un modelo del templo de Huitzilopochtli más apegado a la realidad.
Los vestigios reportados por Gamio,16 Cuevas17 y el propio trabajo realizado por Marquina en
Tenayuca le ayudaron a trazar una planta aproximada del Templo Mayor en la cual señaló los límites
del basamento. Los cortes en la estructura dejados por antiguas excavaciones,18 le permitieron
deducir, que al igual que en Tlatelolco y Tenayuca, en el Cu de Huichilobos había varias
sobreposiciones. A partir de estos datos el arquitecto proyectó los lados faltantes en cada estructura,
asumiendo que el templo había sido ampliado por sus cuatro costados, incluyendo los dos
adoratorios (Figura 2.1).
Entre las contribuciones generadas por su trabajo destacan dos:

1. Inferir la existencia de cinco sobreposiciones de estructuras.


2. Vincular cada subestructura con un gobernante mexica.

Respecto al primer punto, hay que precisar que Marquina indica en los cortes la reutilización en
algunas ocasiones de la superficie de la plataforma para desplatar la siguiente estructura, en otros
casos, el incrementó en las dimensiones del templo lateralmente, pero conservando el mismo nivel de
la plataforma (Figura 2.2). Como detallaremos más adelante, desde nuestra perspectiva el
adosamiento de una estructura a una espacio previo no se considera como una etapa, sino como un
momento constructivo.

14 Marquina (1960:11).
15 Marquina (1960: 11).
16 Gamio (1979).
17 Cuevas (1933).
18 Los restos de las subestructuras visibles en el momento del estudio de Marquina son las que hoy conocemos como: Etapa III, IV,

IVb, V, y parte de las escalinatas de acceso a la plataforma de la Etapa VI.

54
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 2.1. Planta arquitectónica


con el estudio de superposiciones
realizado por Ignacio Marquina
en 1960.

En cuanto a la relación de un tlatoani con una estructura, el autor propone que la construcción
más antigua de la cual él tiene evidencia pertenece al gobierno de Itzcóatl. Está suposición está
respaldada en los testimonios aportados por las fuentes documentales. Alvarado Tezozómoc19 y
Durán20 describen por ejemplo, que el primer templo era una ermita pequeña, elaborada con
materiales perecederos y de poca calidad. Esta capilla probablemente fue construida durante el
gobierno de Acamapichtli, quien fue el primer tlatoani de Tenochtitlan.
Con base en estas descripciones, Marquina infirió que el primer edificio construido durante el
gobierno de Acamapichtli difícilmente se habría conservado. Bajo esta lógica dedujo que debido a las
circunstancias de sujeción de Tenochtitlan al señorío tepaneca, la primera estructura construida con
materiales durables y de calidad debió coincidir con el reinado de Itzcóatl, pues para esa época los
tenochcas se habían liberado del yugo de los de Azcapotzalco.
Aunque el trabajo de Marquina se vio limitado en muchos sentidos, en otros aspectos resultó muy
enriquecedor. La reconstrucción del recinto sagrado ha permitido tener una imagen tangible del Cu
de Huichilobos y de la distribución aproximada de las construcciones a su alrededor. Además, a
partir de los planos elaborados por el arquitecto es posible ubicar a los templos con respecto a las

19 Alvarado Tezozómoc (1987: 231).


20 Durán (2002: 92).

55
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

construcciones que los cubren en la actualidad y contar con los límites aproximados del recinto,
mismos que se han modificado y enriquecido a través de los años con los nuevos hallazgos.21 Como
veremos más adelante, el señalamiento de las sobreposiciones del templo ha sido una referencia
obligada para otros investigadores al tratar el tema del fechamiento de las etapas constructivas del
Templo Mayor.

W E

Figura 2.2. Corte Este-Oeste del


Templo Mayor, donde Marquina
señala las distintas épocas del
edificio (tomado de Marquina 1960).

En la Tabla 2.1, se sintetizan las conclusiones del autor respecto a cada una de las subestructuras,
su relación con los gobernantes y su correspondencia con la numeración de las etapas propuesta por
Matos.22 A cada sobreposición se le asignó un número consecutivo sin tomar en cuenta la primera
ermita.

Tabla 2.1
Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo Mayor
señalada en el plano de Marquina (1960).

GOBERNANTE FECHAS DE GOBIERNO NÚMERO DE SUPERPOSICIONES

ACAMAPICHTLI 1375-1395 Ermita primigenia


HUITZIHUÍLITL 1396-1417 Ermita primigenia
CHIMALPOPOCA 1417-1427 Ermita primigenia
ITZCÓATL 1427-1440 Sobreposición I
MOCTEZUMA I 1440-1469 Sobreposición II

AXAYÁCATL 1460-1480 Sobreposición III


TÍZOC 1481-1486 Sobreposición IV

AHUÍTZOTL 1486-1502 Sobreposición V

21 Matos (1978), (1999).


22 Matos (1981).

56
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

2.1.2 Eduardo Matos Moctezuma 1981


El inicio del Proyecto Templo Mayor brindó la oportunidad de constatar y contrastar las hipótesis
generadas alrededor del Cu de Huichilobos. En 1981 Matos Moctezuma dio a conocer por primera
vez su cronología tentativa del Templo Mayor, trabajo que está basado en la investigación previa de
Marquina, en los documentos históricos y en los datos arqueológicos obtenidos por el propio Matos
a partir de las excavaciones del PTM.
Matos Moctezuma23 afirma que el Templo Mayor se agrandó por sus cuatro lados en siete
ocasiones y se amplió cuatro veces únicamente en su fachada principal, dando un total de once
ampliaciones. En esta primera fase de su trabajo realizó una descripción pormenorizada de los
hallazgos. Le asignó un número romano consecutivo a cada una de las etapas constructivas y en los
incrementos parciales utilizó números romanos combinados con letras.
Durante las exploraciones, Matos Moctezuma24 localizó algunos lápidas con notaciones
calendáricos empotradas en la escalinata de la Etapa II y en los paramentos este y sur de las Etapas
III, IV y IVb. Tomando como base las fechas de los glifos, el investigador los asoció con un año
cristiano según la correlación de Alfonso Caso y de esta forma los vinculó con un gobernante
mexica. Sin embargo, en las siguientes etapas (V, VI y VII) al no encontrar la presencia de notaciones
calendáricas, relacionó las etapas con cada uno de los subsiguientes gobernantes. En la Tabla 2.2, se
resume la relación de gobernantes con las etapas y la cronología tentativa asignada por Matos
Moctezuma al Templo Mayor.
Entre los aspectos más sobresalientes de la investigación de Matos están:

1. Establecer una cronología tentativa apoyada en los datos arqueológicos e históricos.


2. Determinar el número de ampliaciones totales y parciales del Templo Mayor.

23 Matos (1981: 19).


24 Matos (1982).

57
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Tabla 2.2
Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo Mayor
Matos Moctezuma (1981)

GOBERNANTE GLIFO FECHA DE SOBREPOSICIONES


GOBIERNO
ETAPA I
ACAMAPACHTLI 1375-1395 ETAPA II
HUITZILÍHUITL 2 TOCHTLI 1396-1417 ETAPA II
CHIMALPOPOCA 1417-1427 ETAPA II
ETAPA IIa
ETAPA IIb
ETAPA IIc
ITZCÓATL 4 ACATL 1427-1440 ETAPA III
MOCTEZUMA I 1 TOCHTLI 1440-1469 ETAPA IV
ETAPA IVa
AXAYÁCATL 3 CALLI 1460-1480 ETAPA IVb
TÍZOC 1481-1486 ETAPA V
AHUÍTZOTL 1486-1502 ETAPA VI
MOCTEZUMA II 1502-1520 ETAPA VII

Desde el inicio de los trabajos de excavación, Matos Moctezuma25 se percató de la existencia de


ampliaciones y modificaciones de pisos o paramentos que no alteraban la totalidad del basamento.
En su opinión, el crecimiento del Cu de Huichilobos no estaba relacionado únicamente con las
ampliaciones realizadas por los gobernantes, como refieren algunos documentos, sino también con
las constantes inundaciones que azotaban a Tenochtitlan o a las fallas estructurales originadas por lo
inestable del terreno.26 Cuando el investigador determinó el número de ampliaciones, utilizó el
término “etapa” para referirse al crecimiento del templo por sus cuatro lados y en altura, así como las
ampliaciones parciales de la plataforma, pero los añadidos en otras áreas del edificio quedaron fuera
de la enumeración.27 Si bien el investigador no es explícito respecto a por qué considera solamente en
la relación de las etapas las ampliaciones de la fachada poniente, pensamos que la razón se debe a la
importancia ritual y simbólica de esta sección del edificio.
Para Matos Moctezuma28 el nivel terrestre corresponde con la plataforma del basamento, en
sentido horizontal; en sentido vertical, los niveles celestes estarían representados por los cuatro
cuerpos superpuestos, y las capillas simbolizarían el Omeyocan. También señala al Huey Teocalli como

25 Matos (1982).
26 Matos (1981: 17-19).
27 Matos (1981: 15).
28 Matos (1998:80).

58
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

representación del cerro Coatépec y la materialización del mito del nacimiento de Huitzilopochtli,
cuya tangible manifestación está representada por la escultura de la Coyolxauhqui emplazada sobre la
plataforma en cada una de las etapas del Templo Mayor (Figura 2.3).29

Figura 2.3. Simbolismo del Templo Mayor de


Tenochtitlan (tomado de Matos 1998: 51 ).

Concordamos con el investigador sobre la importancia de la plataforma en la configuración del


Templo Mayor. Pero como discutiremos más adelante, después de reexaminar los elementos
arquitectónicos actualmente visibles del edificio y analizar las relaciones estratigráficas, en conjunto
con la información proporcionada por la sexta y séptima temporadas del PTM, hemos propuesto
como hipótesis de trabajo, que no en todos los casos el incremento en las dimensiones de la
plataforma se realizó en su fachada principal. Probablemente, los mexicas también acrecentaron las
dimensiones de este elemento por los cuatro lados sin involucrar forzosamente el crecimiento de los
cuerpos del basamento. Además, en el Huey Teocalli existen reformas en otras partes del edificio como
paramentos, pisos y escalinatas que tampoco afectaron por completo a la construcción. El hecho de
que exista un número significativo de sobreposiciones con distintas características (ampliaciones
totales y parciales en diferentes secciones del edificio) tiene muchas implicaciones; una de ellas, es la
dificultad para entender el desarrollo arquitectónico del edificio (diseño, construcción, uso,
mantenimiento, reutilización, abandono, entre otros). En segundo lugar, también se complica la
correlación de cada modificación en el edificio con otras construcciones del conjunto.

29 Matos (1998: 83-84).

59
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

2.1.3 Emily Umberger 1987


En 1987, esta investigadora, con motivo de la reunión en Dumbarton Oaks, presentó una propuesta
cronológica de las etapas del Templo Mayor, en la que hace un leve ajuste al fechamiento expuesto
por Matos Moctezuma en 1981.
Para su estudio, Umberger30 tomó como base los glifos con fechas calendáricas que están
colocados en las distintas subestructuras del Huey Teocalli (registrados durante la primera temporada
de excavaciones del PTM), así como los datos de la relación de sobreposición de estructuras con
cada gobernante mexicas y consideró otros elementos, por ejemplo, las ofrendas asociadas a la
escultura de la Coyolxauhqui y las urnas funerarias localizadas en la plataforma de la Etapa IVb.
Todos estos datos los conjuntó con la información histórica contenida en las fuentes documentales y
en las pictográficas.
A partir de su análisis, Umberger31 concluye que las glifos calendáricos corresponden a eventos
importantes que acontecieron en los periodo en que estuvieron en funcionamiento cada una de las
subestructuras del Templo Mayor. Por ejemplo, el glifo 4 Caña (1431 d.C.) emplazado en la fachada
oriente de la Etapa III, lo relaciona con el fin de la guerra con el señorío de Azcapotzalco.32 Otros de
los sucesos con los cuales relaciona las fechas son el inicio de un nuevo ciclo de 52 años, así como la
muerte o entronización de un gobernante mexica. Asimismo, esta investigadora afirma que después
de que Tenochtitlan se liberó de los tepanecas, cada tlatoani, con excepción de Moctezuma II, intentó
ampliar el Templo Mayor por todas sus fachadas, aunque no siempre fue posible. Esta aseveración la
sostiene a partir de las ampliaciones parciales que fueron reconocidas y documentadas por Matos
Moctezuma.33
Sobre las propuestas de Umberger, Leonardo López Luján disiente en algunos aspectos. En su
libro sobre Las Ofrendas del Templo Mayor de Tenochtitlan, con base en la información arqueológica e
histórica proveniente de su estudio de las ofrendas, discute algunas de las afirmaciones de la
investigadora tocante al significado de los glifos y su asociación cronológica con determinados
eventos históricos.34 Tal es el caso del glifo 1 Tochtli, colocado en la fachada este de la plataforma de
la Etapa IV del templo. De acuerdo con Umberger, este bajorelieve puede tener varios significados,

30 Umberger (1987: 411-424).


31 Umberger (1987: 421).
32 Umberger (1987: 417).
33 Umberger (1987: 424).
34 López Luján (1993: 202-203).

60
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

entre los que destaca la evocación del primer año del Quinto Sol, que es el año en el cual fue formada
la tierra. La autora señala que este glifo podría tener relación con el cambio de ciclo de 52 años, y
finalmente podría hacer alusión a la hambruna documentada para el año de 1454 d.C. Si bien,
Umberger toma en cuenta como parte de los eventos la sequía en tiempos de Moctezuma I, sostiene
que es poco probable que los mexicas colocaran este glifo con motivo de un hecho fatídico. Por
tanto, ubica este suceso en un segundo plano, y se inclina por la idea de que la fecha conmemora el
inicio de la Quinta Era o el nuevo ciclo de 52 años.35
Contrario a lo expresado por Umberger, López Luján,36 opina que esta fecha calendárica parece
estar relacionada con la escasez de alimentos que enfrentó Moctezuma Ilhuicamina. Tal afirmación se
sostiene a partir de su exhaustivo análisis de la ofrenda 48. Este depósito se colocó sobre un pequeño
altar construido sobre la plataforma de la Etapa IVa, en el lado noroeste del Templo Mayor. Las
características y contenido excepcional (alrededor de 42 individuos infantiles, once esculturas de
tezontle con la efigie de Tláloc, restos óseos de fauna, copal, madera, por mencionar algunos),37
hacen suponer al investigador, que el sacrificio masivo de infantes tiene que ver con un hecho
histórico singular, como lo fue la sequía.38 Como señala López Luján,39 los efectos ocasionados por la
escasez de precipitación pluvial, quedaron registrados en la mayoría de los anales en los cuales se
describe la historia de la Cuenca. Asimismo, la posición de la ofrenda en el templo aunado al
sacrificio masivo de niños en un lugar atípico al que mencionan las fuentes, pueden ser indicio de un
intento desesperado de los mexicas por detener la calamidad a través del ofrecimiento de ricos dones
a los dioses de la lluvia, y por tanto, ser el evento que conmemora la lápida en cuestión.40
En resumen, pese a que Emily Umberger no llevó a cabo un análisis de la arquitectura del templo,
su trabajo es relevante por varios aspectos y entre los más sobresaliente para nuestro estudio están:
1. Exponer otra perspectiva sobre el significado de las fechas calendáricas a partir de las
cuales se ha ubicado en el tiempo algunas estructuras del Huey Teocalli.
2. Destacar el hecho de que no es forzoso que cada gobernante haya agrandado el templo en
todos su frentes.

35 Umberger (1987: 417). Véase también López Luján (1993: 203).


36 López Luján (1993: 202).
37 López Luján (1993: 193-200).
38 López Luján (1993: 202-203).
39 López Luján (1993: 204).
40 López Luján (1993: 204-205).

61
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Tabla 2.3 Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo
Mayor. Umberger (1987)

GOBERNANTE GLIFO EVENTO FECHA DE SOBREPOSICIONES


CONMEMORATIVO GOBIERNO
ETAPA I (SIN
EXPLORAR)
ACAMAPICHTLI 1375-1395 d.C
2?-CONEJO, ?-CASA ETAPA II
HUIITZILIHUITL (1390) 1396-1417 d.C
CHIMALPOPOCA 1417-1427 d.C
FIN DE LA GUERRA
CON LOS
ITZCÓATL 4-CAÑA (1431) TEPANECAS Y 1427-1440 d.C ETAPA III
FORMACIÓN DE LA
TRIPLE ALIANZA
MOCTEZUMA 1-CONEJO (1454) 1440-1469 d.C ETAPA IV
ILHUICAMINA 8-CASA (1461) ETAPA IVb
MUERTE DE
MOCTEZUMA I Y ETAPA IVb
AXAYÁCATL 3-CASA (1469) 1469-1481 d.C
ASCENSIÓN DE ETAPA V
AXAYÁCATL
TÍZOC 1481-1486 d.C ETAPA VI
(COMIENZO)
AHUÍTZOTL 1486-1502 d.C ETAPA VI
(FINALIZACIÓN)
MOCTEZUMA ETAPA VII
XOCOYOTZIN

2.1.4 Michel Graulich 1987


En 1987, como parte del catálogo de la exposición Les Aztèques. Trésors du Mexique ancien, Michel
Graulich publicó el texto titulado “Les incertitudes du Grand Temple”. Entre los asuntos en los
cuales discurre el autor, nos interesa destacar su propuesta sobre el fechamiento del Huey Teocalli, y a
su vez, la discusión que realiza sobre la proposición cronológica presentada por Matos Moctezuma a
principios de la década de los ochenta.41
De acuerdo con Graulich,42 pese a que las excavaciones arqueológicas del Templo Mayor, han
brindado la oportunidad de corroborar ciertos aspectos descritos en las fuentes documentales, en
cuanto a la parte histórica, reconoce que existen contradicciones. Retomando la información
presentada por Matos Moctezuma,43 Graulich44 señala que el número de sobreposiciones que tuvo el
edificio asciende a doce (etapas totales I, II, III, IV, V, VI y VII; etapas parciales IIa, IIb, IIc, IVa, IVb),

41 Graulich (1987: 121-131).


42 Graulich (1987: 122).
43 Matos Moctezuma (1981: 51).
44 Graulich (1987: 122).

62
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

sin considerar las modificaciones menores, como es el caso del fragmento de la escalinata en el lado
norte de la etapa II del templo. Asimismo, resalta el hecho de que el número exacto de
subestructuras resulta difícil poder determinarlo. Por una lado, menciona que las estructuras cubiertas
por le etapa II se ubican en un nivel más profundo, y por tanto, se dificulta su exploración. Por otro,
las sobreposiciones más cercanas a la época colonial quizá fueron destruidas.
El investigador belga destaca que, en la nomenclatura de las etapas, Matos Moctezuma hace
distinción entre las ampliaciones realizadas por los cuatro lados (números romanos) y aquellas
ampliaciones que sólo afectaron la fachada frontal del edificio (número romano y letra).45 Al respecto,
el autor se cuestiona si la presencia de modificaciones en una sola fachada obedece realmente a una
intención manifiesta por parte de los constructores, o más bien es resultado de la cercanía con el
nivel colonial. Por tanto, la ausencia de vestigios en las demás fachadas es porque fueron arrasadas
por los conquistadores.46
Por otro lado, Graulich confronta el número de sobreposiciones registradas arqueológicamente
por el PTM-1, con las ampliaciones del Cu de Huichilobos mencionadas en las fuentes documentales
y encuentra varias contradicciones. Según el investigador, la única fuente en la que se hace mención
sobre la obligación de cada tlatoani de edificar un templo más grande que el primero, es en la Historia
de los mexicanos por sus pinturas; no obstante, afirma que este acrecentamiento en cada gobierno del que
se habla, quizás no se refiere necesariamente a la construcción de un nuevo edificio. Graulich 47
supone que también podría ser una alusión metafórica; es decir, un engrandecimiento a través del
sacrificio de víctimas. Del mismo modo, el autor sostiene que al buscar en el texto con mayor detalle
sobre las obras de los tlatoque mexicas, únicamente se refieren dos importantes crecimientos, uno
hecho durante el gobierno de Moctezuma I y el segundo iniciado por Tízoc y finalizado por
Ahuítzotl,48 lo cual se contradice con el número de subestructuras excavadas. En este sentido,
Graulich se pregunta si el autor de la Historia de los mexicanos por sus pinturas, en realidad sólo se limitó
a dar algunos ejemplos de las ampliaciones más importantes y por eso no menciona las demás.49 Lo
mismo sucede con otras fuentes escritas y pictográficas. Al respecto, el historiador señala que en su
mayoría todas coinciden en varios aspectos: 1) durante los gobiernos de Axayácatl y Moctezuma II al

45 Graulich (1987: 122-123).


46 Graulich (1987: 123).
47 Graulich (1987: 123).
48 Graulich (1987: 123).
49 Graulich (1987: 123).

63
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

parecer no se hicieron ampliaciones del edificio; 2) Chimalpopoca no pudo consolidar su proyecto de


acrecentar el templo de Huitzilopochtli, y 3) Ahuítzotl concluyó la construcción iniciada por su
predecesor.50
En relación a los registros cronológicos de los eventos constructivos del Templo Mayor,
Graulich,51 observa que la mayor dificultad es que en los textos uno puede hallar variaciones entre el
año asignado a un mismo suceso, lo cual puede ocasionar confusiones. En el caso de las
ampliaciones del templo, el autor indica que la diferencia en la fecha fijada entre una fuente y otra, no
significa forzosamente que se trate de etapas distintas.52 Continuando con las paradojas entre los
datos arqueológicos y la información histórica, Graulich,53 afirma que pese a estar de acuerdo con el
hecho de que los incrementos menores no hayan sido integrados al registro oficial, esto le parece una
incongruencia, pues desde su perspectiva, la tarea de agrandar el templo era fundamental para los
soberanos mexicas; por tanto, era importante dejar constancia de ello. Si un tlatoani llevaba a cabo
una obra, debió registrarlo para dejar constancia de sus logros, incluso si las situaciones políticas,
económicas o sociales no eran favorables para agrandar todo el edificio.54 En este sentido, piensa que
esta distinción arqueológica entre ampliaciones menores o mayores no era hecha por los gobernantes
mexicas.55 Sin embargo, esto tampoco clarifica por qué sólo se hace mencionan de algunos
agrandamientos. Al respecto, Graulich56 supone que esto se debe a que en su mayoría, los autores de
la época colonial no comprendieron adecuadamente el sistema mesoamericano de sobreposiciones, y
creían que simplemente cada tlatoani iba completando la obra del gobernante anterior. Tal vez por
eso, en general los cronistas hacen énfasis en la inauguración definitiva del templo por parte de
Ahuítzotl.57
Con respecto a los petrograbados con fechas empotrados en el templo. De modo distinto a la
interpretación de Matos,58 Graulich59 desecha la idea de que éstos puedan tener un sentido
calendárico, en su lugar, propone que su significado es simbólico. Por ejemplo, argumenta que el
glifo 2 Tochtli, ubicado en el último peldaño de la escalinata sur de la etapa II corresponde al nombre

50 Graulich (1987: 124).


51 Graulich (1987: 124).
52 Graulich (1987: 124).
53 Graulich (1987: 124).
54 Graulich (1987: 124-125).
55 Graulich (1987: 124).
56 Graulich (1987: 124).
57 Graulich (1987: 124).
58 Matos Moctezuma (1981: 51)
59 Graulich (1987: 125-126).

64
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

calendárico del principal dios del pulque, Ometochtli, y no al año de 1390 d.C. como lo propone
Eduardo Matos.60 Lo mismo sucede con el glifo 1 Tochtli. Graulich61 señala que en el año 1 Conejo
fue cuando se creó el mundo, y en el calendario es el primero o el último día de un ciclo de 52 años.

Tabla 2.4 Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo
Mayor. Graulich (1987)

GOBERNANTE FECHA DE SOBREPOSICIONES


GOBIERNO
IIb, IIa II y I
ACAMAPICHTLI IIc

HUIITZILÍHUITL 1396-1417 d.C III


CHIMALPOPOCA 1417-1427 d.C IV
ITZCÓATL 1427-1440 d.C IVa
MOCTEZUMA 1440-1469 d.C VIb
ILHUICAMINA
AXAYÁCATL 1469-1481 d.C V
TÍZOC 1481-1486 d.C VI
AHUÍTZOTL 1486-1502 d.C VI
MOCTEZUMA 1502-1520 d.C VII
XOCOYOTZIN

Ya que Graulich excluye a los petrograbados como indicadores cronológicos, aplica el criterio “de
un gobernante para cada ampliación del templo” (Tabla 2.4), tal como lo hizo Matos para algunas de
las etapas. Sin embargo, la forma en que Graulich adaptó esta regla deja fuera las etapas I, II, IIa y
IIb. Esto presenta un problema, pues siguiendo la propuesta del investigador, entonces quizá la
fundación de la ciudad no ocurrió en el siglo XIV, sino tal vez a finales del siglo XIII.62 Por tanto,
propone hacer una revisión crítica de la cronología mexica.63
De la propuesta de Graulich nos interesa resaltar los siguientes aspectos:

1. Subraya algunas de las contradicciones entre las fuentes escritas, pictográficas y la


información arqueológica.
2. Resalta que la distinción arqueológica entre ampliaciones mayores (crecimiento por las
cuatro fachadas) y menores ( incremento solo de la fachada occidental) posiblemente no la
hacían los soberanos mexicas.

60 Graulich (1987: 125). Véase también Matos Moctezuma (1981: 19).


61 Graulich (1987: 126).
62 Graulich (1987: 127).
63 Graulich (1987: 126-128).

65
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

3. En general, descarta el valor cronológico de los glifos vinculados con las ampliaciones del
Templo Mayor.

2.1.5 Alfredo López Austin y Leonardo López Luján 2009


Una de las propuestas cronológicas más recientes es la que exponen Alfredo López Austin y
Leonardo López Luján, en su estudio Monte Sagrado-Templo Mayor. En este nuevo planteamiento, los
autores toman como base la cronología de Eduardo Matos Moctezuma (1981), la información
arqueológica más novedosa obtenida de las últimas exploraciones realizadas por el PTM, así como su
registro y análisis de los petrograbados empotrados en las fachadas del Cu de Huichilobos.64
Conforme a su estudio, los dos autores concuerdan en que el Templo Mayor fue ampliado por los
menos en siete ocasiones en sus cuatro fachadas (etapas totales I-VII); tres de esas etapas fueron objeto
de modificaciones importantes en una o dos de sus fachadas que suman un total de seis y las cuales
se han denominado como etapas parciales (IIa, IIb, IIc, IIIa, IVa y IVb).65 En la Tabla 2.5, a resumimos
las etapas totales y parciales que presentan los investigadores, el tipo de superposición con el cual
correlacionan cada una de ellas, así como su asociación con un tlatoani y periodo.

Tabla 2.5 Relación de et ap as tot ales y de etap as parcia les con cada sobreposición y
gobernante. López Austin y López Luján (2009: 213-214)

ETAPA ETAPA TIPO DE TLATO ANI PERIODO


TOTAL PARCIAL SUPERPOSICIÓN
I
II
IIa Superposición que cubre
toda la fachada principal
ACAMAPICHTLI
ubicada al poniente. 1375-1395 D.C.

IIb Superposición que cubre HUITZILÍHUITL


toda la fachada principal 1396-1417 D.C.
ubicada al poniente.
CHIMALPOPOCA
1417-1427 D.C.
IIc Superposición que cubre
toda la fachada principal
ubicada al poniente.

III
IIIa Superposición que cubre la ITZCÓATL
fachada septentrional. 1427-1440 D.C.

64 López Austin y López Luján (2009: 207-214).


65 López Austin y López Luján (2009: 208).

66
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

IV
IVa Superposición que cubre MOTECUHZOMA ILHUICAMINA
toda la fachada principal 1440-1469 D.C.
ubicada al poniente.
IVb Superposición en la
fachada poniente y AXAYÁCATL
superposición en el lado 1469-1481 D.C.
norte.
V
TÍZOC
1481-1486 D.C.

VI
VIα Revestimiento de la AHUÍTZOTL
escalinata de la plataforma 1486-1502 D.C.
con materiales de mejor
calidad y manufactura.
VII
MOTECUHZOMA XOCOYOTZIN
1502-1520 D.C.

Por otro lado, aunque la propuesta cronológica de Alfredo López Austin y de Leonardo López
Luján, comparte semejanzas con la que realizó Eduardo Matos Moctezuma, es oportuno destacar
que en este caso, los autores pormenorizan respecto al tipo de sobreposiciones y elementos
arquitectónicos que consideran como parte de una etapa parcial a partir de los nuevos datos
arqueológicos. Además, precisan las distintas lecturas que pueden tener los bajorrelieves con fechas
calendáricas, los cuales han utilizado diversos investigadores para fundamentar las cronologías sobre
el Huey Teocalli.
Al respecto, los autores sostienen en que la mayor dificultad al estudiar los petroglifos, está en las
múltiples interpretaciones que pueden hacerse de ellos. Como señalan, éstos puede evocar desde
fechas míticas e históricas, designar días o años, ser nombres de divinidades.66 Sobre este último
hecho, López Austin y López Luján67 advierten, que los distintos petrograbados con la figura de un
conejo (tochtli) pueden aludir a divinidades. Observan que todos estos glifos se concentran en la
mitad sur del templo, la cual está profundamente vinculada con Huitzilopochtli y Coyolxauhqui.
Ellos refieren que: “los dioses lunares, estelares y del pulque reciben genéricamente el nombre de
centzontotochtin (“los 400 conejos”), y que el principal de ellos es Ometochtli (“2-Conejo”). Además, el
nombre Cetochtli (“1-Conejo”) se aplica a la diosa del pulque Mayáhuel, a la deidad terrestre
Tlaltecuhtli y al numen ígneo Xiuhtecuhtli”.68 En este sentido, aun cuando López Austin y López
Luján consideran factible la propuesta de Matos Moctezuma y Umberger sobre el significado
66 López Austin y López Luján (2009: 351).
67 López Austin y López Luján (2009: 351).
68 López Austin y López Luján (2009: 351).

67
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

histórico atribuido a algunos petrograbados, también expresan la necesidad de matizar esta idea, y no
generalizar este tipo de interpretaciones, pues en sus propias palabras, a estos glifos “no puede
atribuírseles en forma segura ni siquiera un valor calendárico, ya que tochtli, calli y ácatl pueden ser
componentes de nombres calendáricos de divinidades, de fechas de eventos míticos, de años del
ciclo xiuhpohualli y —con menores probabilidades— de días del tonalpohualli o ciclo de 260 días”. 69
Asimismo, en Monte Sagrado-Templo Mayor, Alfredo López Austin y Leonardo López Luján, retoman
el debate sobre la identificación de las fechas de los petrograbados que realizó Umberger, y presentan
su propuesta donde contrastan sus datos junto con los de la investigadora norteamericana (Tabla
2.6).70
En los últimos años, las excavaciones realizadas por el Proyecto Templo Mayor han aportado
nueva información concerniente al número de sobreposiciones de los pisos de la plaza y la
plataforma, originando nuevas hipótesis relacionadas con el desarrollo arquitectónico del basamento
principal. Por su parte, los hallazgos del PAU en la zona colindante al Cu de Huichilobos muestran
un número importante de sobreposiciones de pisos y estructuras, que la mayoría de las veces los
investigadores intentan hacer coincidir con las etapas del Templo Mayor. Además, debemos
considerar que el fechamiento de las etapas no involucra sólo el aspecto arquitectónico; también se
ha empleado para fechar los contextos de ofrendas y los contextos funerarios debido a la ineficacia
de otro tipo de indicadores arqueológicos mediante los cuales obtener cronologías absolutas y
relativas.71 Tal es el caso de la cerámica que siguiendo lo expresado por López Luján,72 presenta dos
inconvenientes; por una parte, en las distintas exploraciones efectuadas en el Templo Mayor se han
recuperado pocos restos cerámicos entre cada etapa constructiva.
Por otra, tanto López Luján como López Austin sostienen que aunque este material fuera
abundante, tampoco sería un buen referente, pues el período en que se realizaron cada una de las
ampliaciones del edificio no supera los doscientos años, aspecto que se liga al poco refinamiento que
aún existe de la secuencia cerámica de la Cuenca de México.73 Los análisis de radiocarbono tampoco
han dado buenos resultados. El problema principal está en la contaminación de las muestras con

69 López Austin y López Luján (2009: 213, 357). Véase también López Luján (1993: 73).
70 López Austin y López Luján (2009: 355-356).
71 López Austin y López Luján (2009: 212); López Luján (1993: 73).
72 López Luján (1993: 73).
73 López Austin y López Luján (2009: 212); López Luján (1993: 73).

68
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

materia orgánica más reciente, como resultado de la variación en los niveles del manto freático,
situación que afecta incluso a los contextos del todo sellados.74

Tabla 2.6 Identificación de las fechas de los petrograbados. Propuesta de Alfredo


López Austin y Leonardo López Luján en contraste con la de Emily Umberger
(tomado de López Austin y López Luján 2009: 356).

2.2 Secuencia, etapa, momento y época constructiva: algunas definiciones

La pertinencia de precisar los conceptos de secuencia, momento, etapa y época constructiva, en


relación al Huey Teocalli de Tenochtitlan, responde a un recurso metodológico mediante el cual poder
ordenar y expresar los distintos grados del desarrollo arquitectónico que tuvo el edificio. Asimismo,
esta diferenciación también tiene como propósito, establecer los indicadores arqueológicos mediante
los cuales podremos determinar la relación temporal entre los componentes arquitectónicos del
Templo Mayor. Esto permitirá tener una mejor comprensión de las intervenciones de edificación y

74 López Austin y López Luján (2009: 212).

69
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

destrucción de las que fue objeto, así como entender los cambios técnicos constructivos y su
evolución a lo largo del tiempo.75

2.2.1 La secuencia o proceso constructivo


Construir un edificio no es una labor sencilla. Implica una serie de pasos que se inician con la
delineación mental o física del objeto a fabricar y culminan con la obra terminada. Podemos
considerar al mantenimiento del edificio también como parte de la secuencia de eventos relacionada
con la obra. En términos arquitectónicos a esta serie de eventos se les denomina “secuencia
constructiva”.
Secuencia constructiva, proceso constructivo y fase de manufactura son términos que de acuerdo
con algunos autores se pueden utilizar de forma indistinta.
En el primer caso, Villalobos define secuencia constructiva como “el conjunto de labores
programadas, simultáneas o consecutivas, tendientes a la obtención de un producto terminado
llamado edificio u objeto arquitectónico”.76 Por su parte, Noel Morelos usa el término “proceso
constructivo”77 para referirse, al igual que Villalobos, a las actividades fundamentales para producir
espacios y estructuras arquitectónicas. En su estudio De los Amarillos, en el noreste argentino,
Taboada78 emplea la expresión fase de manufactura para referirse a la obtención y modificación física
de las materias primas para la construcción, el acondicionamiento del espacio que finaliza con el
levantamiento del edificio. En este mismo orden de ideas, los términos citados anteriormente
abarcan las actividades de apropiación y manufactura señaladas por Schiffer79 para el estudio del ciclo
de vida de los objetos perennes. Por tanto, los vocablos “secuencia constructiva”, “fase de
manufactura” y “ apropiación y manufactura”, pueden considerarse como sinónimos.
Hay que acotar que una construcción como cualquier otro objeto elaborado por el hombre es
único e irrepetible, de igual forma, todas aquellas tareas involucradas en su elaboración son exclusivas
y acontecen en tiempo específico. Esta afirmación establece que las acciones constructivas ocurre
una sola vez y concluye cada una al terminar la obra. La anterior aseveración no descarta que una
edificación pueda estar sujeta a modificaciones a la largo de su existencia; sencillamente el proceso

75 Villalobos (1989: 23-24); Blanco Rotea (1999: 7); Caballero Zoreda (2000: 127-128); Mañana et al. (2002: 18-19); Mileto y Vegas
(2003a: 189); (2004: 155); Taboada (2005: 147).
76 Villalobos (1989: 22-23); (1992: 124).
77 Morelos (1993: 77).
78 Taboada (2005: 142).
79 Schiffer (1972: 229).

70
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

constructivo se repite con cada nuevo elemento (pisos, muros, escalinatas etc.) que se edifica. En este
sentido, es válida la afirmación de Villalobos80 acerca de que una secuencia constructiva únicamente
se puede aplicar a una sola construcción, misma que puede estar configurada por varias etapas
constructivas previas, las cuales tienen su propia secuencia o proceso constructivo.
En resumen, en una secuencia se involucra la fuerza de trabajo, las materias primas, el transporte
de los materiales etc., que en conjunto producen espacios y edificios. A partir de lo expuesto líneas
arriba, entendemos por “secuencia constructiva” todas las tareas necesarias cuya finalidad son la
producción de espacios y edificios en el momento presente de la construcción.

2.2.2 El momento constructivo


Una vez que el edificio entra en funcionamiento, el deterioro y el desgaste natural por el uso
comienzan a afectar la construcción. La exposición a los agentes ambientales también generan daños
materiales en la estructura. De este modo, surge la necesidad de dar mantenimiento y reparar el
inmueble, con el objetivo de conservarlo en buenas condiciones “para garantizar [su] continuidad en
el tiempo”.81 Algunas tareas relacionadas con el mantenimiento son la limpieza, la reparación y el
enlucido de muros, techos, pisos y de la estructura en general.82 Cuando se repara o da
mantenimiento a una edificación, se introducen modificaciones; no obstante, se llevan a cabo en
áreas concretas y no afectan directamente la morfología de la estructura.83 Todas estas actividades
pueden detectarse a partir del registro arqueológico; sin embargo, es importante distinguir entre lo
que es “la reparación o el mantenimiento” y “la remodelación”.
La acción de remodelar una construcción involucra la alteración de alguno de sus elementos o la
variación de su estructura.84 Tal decisión puede ser una consecuencia de un inmueble muy
deteriorado, cuya afectación estructural no puede resolverse con una reparación; no obstante,
también aspectos funcionales, sociales y simbólicos pueden motivar la remodelación de una
edificación.85 Cualquiera que sea el motivo, la diferencia entre un edificio que se levanta desde el
principio y uno que se remodela, es que en el segundo caso los cambios se integran en áreas

80 Villalobos (1992: 125).


81 Villalobos (1992: 196; 2014: 12).
82 Taboada (2005: 144).
83 Taboada (2005: 144). Véase también Abrams (1998: 126).
84 Diccionario de la Lengua Española (2002). Véase también Taboada (2005: 144).
85 Taboada (2005: 144).

71
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

específicas de la estructura, donde pueden ser reutilizadas o aprovechadas partes o una gran parte de
la construcción original,86 pero el edificio continua en funcionamiento.
Para esta clase de reformas que alteran áreas puntuales de una construcción, Noel Morelos utiliza
el término “momento constructivo”, el cual define como “el adosamiento de muros, escalones, la
integración de habitaciones a espacios definidos o el adosamiento de pequeños adoratorios a las
fachadas de las estructuras”.87 Los cambios pueden afectar superficies horizontales como los pisos
internos, los pisos de la plaza, los de la plataformas y de los de cada basamento. También pueden
modificar la altura o el volumen del basamento y superficies como los entrepisos de la plaza o la
plataforma. A este definición, hay que añadir que un momento constructivo no sólo es la suma de
nuevos elementos; también puede ser una desagregación de partes de la estructura. Por otro lado,
Taboada utiliza el término “evento” para referirse a “una acción (adición y/o sustracción)
constructiva materialmente discreta, tecnológica o estructuralmente diferenciable respecto de otra”.88
Además, de acuerdo con la investigadora, un evento:

“no implica ni excluye la mediación de un cierto lapso temporal, ni breve ni


prolongado, entre dos de ellos. Se lo aísla metodológicamente como entidad discreta,
aunque pudiera no serlo, para obtener mayor claridad descriptiva. Así, un evento puede
ser la construcción de un muro, y otro evento la de otro muro o de un techo, aunque
entre ambos pueda no haber una interrupción en la continuidad de la obra”.89

Estos “eventos” o “momentos” que alteran la estructura original, pueden distinguirse “por las
características que asume la propia construcción, tales como la superposición o anulación de rasgos
arquitectónicos”.90
De esta forma, entendemos como un “momento constructivo”, la integración o remoción
posterior de cualquier elemento arquitectónico a un espacio ya delimitado. Al tratarse de
componentes añadidos ulteriormente, un momento puede coexistir con una etapa durante un mismo

86 Taboada (2005: 144).


87 Morelos (1993: 92).
88 Taboada (2005: 149).
89 Taboada (2005: 149).
90 Taboada (2005: 147).

72
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

lapso de tiempo. Asimismo, es posible detectar más de un momento en una etapa, pues pueden
existir casos en los que las intervenciones se hayan efectuado en varias partes de la estructura.

2.2.3 La etapa constructiva


Como explicamos anteriormente, hay diferencias entre la reparación y la remodelación de un
inmueble. No obstante, ambos aspectos están encaminados en prolongar el funcionamiento del
edificio y se llevan a cabo en tanto la obra con sus características sigue siendo pertinente.91
Pero ¿cómo podemos diferenciar un momento de una etapa constructiva? Recapitulemos un
poco. Según lo expuesto, pese a que las acciones de mantenimiento insertan variaciones en la obra,
como puede ser el repintado de una superficie o la sustitución de un material deteriorado (por
ejemplo, morillos apolillados o mampuestos quebrados), estas tareas respetan la morfología de la
estructura inicial. En contrapartida, en un “momento constructivo” hay implícita una acción de
remodelación que conlleva el adosamiento o sustracción de elementos arquitectónicos en un
inmueble ya existente, pero además se altera la configuración original de la construcción. En ambos
casos hay una continuidad funcional de los elementos y los espacios que constituyen la obra. De
modo distinto, en la “etapa constructiva” se dan cambios más radicales, en las dimensiones y en la
morfología que afectan en su totalidad a la construcción. Es oportuno señalar, que en el caso
particular de los edificios prehispánicos, la mayoría comparten como rasgo la superposición. A veces,
el aumento en el tamaño del inmueble conlleva una sobreposición que lo cubre por completo y altera
su área, volumen y altura, dando paso a lo que en arqueología denominamos como subestructuras. En
este sentido, pese a que en el “momento” de un edificio se superponen o amplían uno o más
elementos arquitectónicos, la mayoría se mantienen en uso.92 En cambio, en la “etapa” hay una
inhabilitación de éstos, así como un cese en las actividades en torno a ellos. La inutilización física de
la construcción puede considerarse como el indicador más importante, a partir del cual podemos
diferenciar entre estas dos categorías.
Para Teotihuacan, Noel Morelos93 aplica el término “etapa” tanto en un conjunto arquitectónico
como para un edificio en particular. En ambos casos existe la superposición de estructuras pero en
distintos niveles.94 En el primer caso, las construcciones del conjunto se ubican en un periodo

91 Véase Villalobos (1992: 79).


92 Véase también Morelos (1993: 89-90).
93 Morelos (1993: 89-92).
94 Morelos (1993: 89-90).

73
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

intermedio entre dos épocas constructivas, probablemente mientras se iban reconstruyendo otras
áreas de mayor importancia. En el segundo caso, una estructura puede quedar cubierta totalmente
por otra, respetando el diseño original y aumentando únicamente las dimensiones (elevación,
extensión y volumen) de la obra.
Es importante acotar que para poder precisar arqueológicamente la diferencia entre una etapa y
un momento constructivo, se debe considerar que cada edificio está constituido por un número
determinado de elementos arquitectónicos que generan y limitan espacios tanto en el plano vertical
como en el horizontal. La elección de cómo se dispondrán los componentes dependerá del medio
físico, del espacio disponible, de los materiales y de las necesidades del grupo constructor, generando
así, modos distintos de combinar los elementos que dan como resultado edificios con formas y
funciones heterogéneas. Sin embargo, es a partir de la combinación de los componentes que es
posible reconocer una unidad arquitectónica en particular.95
En las descripciones del Templo Mayor diferentes autores96 coinciden en que estaba constituido
por una plataforma; cuatro cuerpos escalonados sobrepuestos97 y una doble escalinata sin descansos,
limitada por alfardas y dividida por una doble alfarda al centro. El rasgo distintivo del Huey Teocalli
eran los dos adoratorios que coronaban el último cuerpo; tenían su fachada principal al oeste, se
ubicaban al oriente del último cuerpo, dejando libre la sección oeste, donde estaban colocadas las
piedras de los sacrificios y era el lugar en el cual se efectuaban las ceremonias más importantes
(Figura 2.4).
Los componentes antes señalados, son los atributos a partir de los cuales podemos reconocer la
“unidad arquitectónica denominada Templo Mayor”. Esta entidad puede ser complementada con
otros elementos arquitectónicos y ornamentales, cuya presencia o ausencia no modifica
sustancialmente al basamento. Apoyándonos en lo anterior, una “unidad arquitectónica” son todos
los componentes arquitectónicos esenciales que constituyen a un edificio en forma individual de
acuerdo a su adscripción cultural en un momento histórico determinado.
A partir de la información descrita y para el caso concreto de la “unidad arquitectónica Templo
Mayor”, una etapa constructiva debe cumplir con las siguientes condiciones:

95 Véase Marquina (1928); Andrews (1989); Gendrop (1989); Villalbos (1992); (2006b).
96 Véase Marquina (1960: 41-65); Matos (1981: 17-19); Motolinia (1990:150-51); Torquemada (1995:115); Sahagún (1997:158); López
Austin y López Luján (2009: 215-223, 343).
97 Tal como afirman López Austin y López Luján, aunque en algunos textos se indica que el templo contaba con cuatro cuerpos, “en

otros documentos [la pirámide] puede tener un mayor o menor número de cuerpos” (2009: 343).

74
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

1) Una superposición que cubra en su totalidad a la estructura anterior.


2) Inhabilitación de todos los elementos arquitectónicos del inmueble que es cubierto.
3) Una modificación del área, volumen y altura del edificio, pero no forzosamente de su diseño.

Figura 2.4 Reconstrucción ideal de la


vista frontal del Templo Mayor, con
sus grandes secciones. Secciones
principales que conforman la unidad
arquitectónica TM (dibujo Tenoch
Medina, tomado de López Austin y
López Luján 2009: 266).

Un aspecto que debe tenerse presente con respecto a los monumentos prehispánicos, es que
arqueológicamente se ha documentado la existencia de estructuras parcialmente demolidas, algunas
veces usadas como núcleo en el siguiente edificio y otra veces destruidas. En este sentido, hay que ser
cuidadoso al utilizar el término “etapa constructiva” al estudiar edificios compuestos por varias
subestructuras, como es el caso del Cu de Huichilobos. En el registro arqueológico resulta ideal
encontrar completos cada uno de los elementos arquitectónicos de la unidad para aplicar
adecuadamente el término. El problema se presenta, cuando en la realidad los vestigios están
parcialmente destruidos o se carece enteramente de alguno de los componentes. Tal es el caso de las
capillas que coronaban la construcción. Pese a que eran un rasgo arquitectónico con funciones
rituales y simbólicas importantes, y que fueron construidas expresamente para las dos deidades más
importantes del panteón mexica, Huitzilopochtli y Tláloc. Arqueológicamente sólo podemos apreciar
la evidencia física de su existencia en una de las etapas del templo (Etapa II).98 En tal situación, es
pertinente hacer uso de otro tipo de indicadores, como por ejemplo, las fuentes documentales y
pictográficas, pues a través de ellas es posible suponer la existencia de los adoratorios. Tal como

98 Véase también López Austin y López Luján (2009: 371).

75
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

señalan López Austin y López Luján, “La similitud de su arquitectura con las referencias pictóricas
da la confianza suficiente de que el patrón se repitió de manera fiel a lo largo del tiempo”.99
La ausencia de los adoratorios responde a distintos motivos. Como testifican los escritos y
pictografías del siglo XVI, a la llegada de los españoles ambos templos estaban presentes, así lo
manifiestan los manuscritos de Sahagún,100 Durán101 y Alvarado Tezozómoc,102 quienes narran su
destrucción durante la Conquista. No obstante, Motolinía103 escribe sobre el desmantelamiento de los
adoratorios en época prehispánica, pues según relata el cronista, “Mutizuma” quería derruir el templo
y “enderezallo” porque el Sol no pasaba por el centro de ambas capillas.
Por otra parte, en las descripciones de los cronistas no es del todo claro el tipo de ampliaciones ni
el número de ellas que realizó cada gobernante mexica.104 Aunque la mayoría de los escritos coinciden
en que cada huey tlatoque tenía la obligación de engrandecer el templo;105 como señala H. B.
Nicholson,106 también es importante tener en cuenta que entre las fuentes históricas disponibles,
existe una gran discrepancia en la información sobre la construcción, la renovación y las ceremonias
religiosas que se llevaban a cabo. En opinión del autor, el Templo Mayor es un buen ejemplo de las
dificultades que se enfrentan cuando se intentan relacionar los eventos descritos en los documentos
históricos, con la arquitectura y la información arqueológica.107 Al respecto, abro un breve paréntesis,
para traer al tema algunas de las reflexiones que han hecho independientemente sobre este tema
Miguel León-Portilla,108 y Nicholson.109
Ambos investigadores coinciden en que los testimonios narrados en náhuatl, las crónicas de los
frailes y conquistadores, así como los manuscritos pictográficos, ofrecen una riqueza de información
sobre las culturas que habitaron el Centro de México durante el Posclásico.110
Aunque, estos documentos brindan una visión sobre la historia local de varios grupos étnicos,
León-Portilla111 indica que no es común encontrar información tan precisa de un solo monumento en

99 López Austin y López Luján (2009: 371).


100 Sahagún (1997).
101 Durán (2002).
102 Alvarado Tezozómoc (1987).
103 Motolinía (1971: 51).
104 Véase también Graulich (1987: 124); Nicholson (1987: 465); León-Portilla (1987: 72-84); López Austin y López Luján (2009: 203).
105 Historia de los mexicanos por sus pinturas (2002: 65); Graulich (1987: 123); León-Portilla (1987: 72).
106 Nicholson (1987: 465).
107 Nicholson (1955: 596-597); (1987: 464).
108 León-Portilla (1987).
109 Nicholson (1987). Véase también Nicholson (1955); (1979); López Austin y López Luján (2009: 191-214).
110 León Portilla (1987: 71-72); Nicholson (1955: 595); (1987: 464).
111 León Portilla (1987: 71).

76
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

el que se traten aspectos desde su origen, sus ampliaciones, sus elementos iconográficos e incluso su
destrucción. En este sentido, el Huey Teocalli de Tenochtitlan es una excepción. Desde la perspectiva
de León-Portilla, la riqueza en información permite comparar los vestigios excavados con los
registros escritos y pictograficos.112 En contraste, Nicholson113 opina que, pese a la abundancia de
fuentes etnohistóricas disponibles, también es importante tener en cuenta que entre ellas existen
discrepancias y que es frecuente hallar huecos y contradicciones en la información que presentan; por
tanto, considera primordial analizarlas de manera rigurosa y someter a verificación toda la gama de
datos extraídos.114

2.2.4 La época constructiva


Como ya indicamos, el proceso de sobreposición de estructuras es un rasgo común entre las
construcciones mesoamericanas;115 no obstante, este proceso afecta en distinto grado tanto a las
construcciones como a los conjuntos arquitectónicos.116 En este sentido, el lector habrá notado que
algunas de las diferencias entre el “momento” y la “etapa” son el tipo de superposición y el nivel en
que afectan a la estructura. Otros rasgos que permiten diferenciarlos son, por ejemplo, que en el
primer caso, pese a las modificaciones de las cuales es objeto la edificación, hay una continuidad
funcional de la mayoría de las áreas y elementos que la constituyen. En cambio, en el segundo, la
inhabilitación material integral de los espacios, cuyo resultado directo es el cese de las actividades en
torno a ellos, es una de sus principales características.

112 León Portilla (1987: 71). El autor lleva a cabo una recopilación de los documentos y pictografías de tradición indígenas e hispánica,
en las cuales existen menciones sobre la edificación del Cu de Huichilobos y de sus distintas renovaciones. Véase León-Portilla (1987:
72-84).
113 Nicholson (1955; 596); (1987: 464).
114 Ya en 1955, Nicholson había manifestado su preocupación sobre el problema de una correlación satisfactoria de las tradiciones

históricas nativas de América y las secuencias arqueológicas (1955: 594). Su análisis crítico a algunos de los principales esquemas de
correlación vigentes en ese entonces, le hicieron notar que la principal dificultad era de tipo metodológico (1955: 599-603). Si bien es
cierto que la información derivada de las fuentes documentales, en ocasiones complementa los datos obtenidos del registro material,
también advierte que a veces estos datos se fuerzan (1955: 595-596). En este sentido, para Nicholson, el verdadero reto está en
encontrar los puntos clave mediante los cuales articular la historia y la arqueología, y posteriormente integrar los dos conjuntos de
datos en una síntesis coherente y explicativa (1955: 596). Varias décadas después, Nicholson (1979: 195-198), elaboró una serie de
tablas a partir de una selección y análisis cuidadoso de textos y pictografías provenientes de regiones y tradiciones clave del Posclásico.
En éstas resume y jerarquiza en diez puntos el corpus de datos que se pueden obtener de ellas (1-Dinástica; 2-genealógica; 3-militar; 4-
migratoria; 5-constructiva; 6-fenómenos físicos [astronómicos, climáticos, geológicos]; 7-sociopolíticos; 8-religioso; 9-subsistencia-
económicos; 10-industrial [producción artesanal]. Dependiendo de la categoría, Nicholson presenta los elementos provenientes del
contexto arqueológico a partir de los cuales se puede cruzar información con las fuentes. Por ejemplo, en el caso de la categoría
correspondiente a las “Dinastías”, los monumentos esculpidos, la pintura mural, la cerámica pintada, etc., en los cuales se representan
gobernantes identificados con un signo y acompañados de una fecha, son los elementos arqueológicos mediante los cuales se puede
establecer una conexión con los datos derivados de los documentos (Nicholson 1955: 195).
115 Morelos (1993: 89); Villalobos (2014: 12).
116 Morelos (1993: 89).

77
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Ahora bien, la noción de “época constructiva” de acuerdo con lo expresado por Morelos para el
caso de Teotihuacan, puede utilizarse tanto para una obra arquitectónica particular como para un
conjunto arquitectónico en lo general.117 En el caso de los conjuntos, el rasgo que marca un cambio
es su reconstrucción, la cual no se limita a algunos, sino que como indica el investigador “[en la
segunda época] prácticamente cualquier conjunto teotihuacano fue reconstruido, no importando su
ubicación interna o externa en relación con el núcleo urbano”.118 Otro fenómeno que afectó de forma
generalizada a las estructuras fue la superposición, pues ésta se llevó a cabo en todas las áreas. Este
proceso de superposición a gran escala, modificó en menor o mayor medida a los distintos conjuntos
teotihuacanos.119 En algunos casos, pese a la superposición, se mantuvieron los espacios y la
disposición primigenia de las construcciones; no obstante, en otros “el espacio abierto de la primera
época fue ocupado en la segunda por habitaciones y los espacios de circulación”.120 Hay que agregar,
que, según lo expresado por Morelos,121 en una “época constructiva” hay implícita una mediación de
tiempo más extensa, puesto que las áreas que se reconstruyen son mayores. En el caso de una
estructura particular, al igual que en la “etapa”, la superposición es una de las condiciones para poder
identificar una época. Sin embargo, mientras que en la “etapa” la superposición modifica el área que
ocupa, el volumen y la altura; en la “época” hay una transformación en el diseño y en la función del
edificio. Por ejemplo, Morelos122 indica que en el Conjunto noroeste del Río San Juan, en la segunda
época se conformó una estructura piramidal sobre lo que antes era una habitación. El investigador
señala que este mismo fenómeno se pudo observar en los adoratorios sobre la Calle de los Muertos,
y en la estructura 1 B’ que se localiza al sur de la plaza de la Ciudadela.123
Por su parte, la definición de “periodo constructivo” realizada por Villalobos124 es equivalente a la
de época constructiva descrita en líneas anteriores. Desde la perspectiva del autor, el primer rasgo
para reconocer un cambio de periodo, es identificar variantes significativas en los procedimientos
constructivos o los sistemas de edificación, renovación o adaptación de los mismos.125 Villalobos

117 Morelos (1993: 89-90).


118 Morelos (1993: 90).
119 Morelos (1993: 90).
120 Morelos (1993: 90).
121 Morelos (1993: 91).
122 Morelos (1993: 90).
123 Morelos (1993: 90).
124 Villalobos (1989: 23); (1992: 125-126);
125 Villalobos (1989: 23); (1992: 125).

78
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

también afirma que otra característica que identifica a un periodo es un cambio cualitativo que
transforma el cometido del edificio.126
En el sitio de la Organera-Xochipala, Rosa Reyna Robles127 adaptó los criterios de Villalobos y
Morelos para establecer los “periodos o épocas constructivas” del sitio. Ella opina que la presencia
de nuevos inmuebles edificados en espacios libres destinados originalmente como patios o espacios
para la circulación, la sobreposición de estructuras cuya construcción modificó o alteró el diseño
original del conjunto o edificio, y la aparición de un nuevo estilo decorativo, son características que
permiten detectar un cambio de época constructiva.128 Sin embargo, la cualidad más relevante es un
cambio en la función del sitio o de las estructuras, como es el caso de la tercera época del sitio.
Reyna129 explica que durante este periodo, el sitio había decaído quedando en ruinas, el lugar había
dejado de funcionar como centro administrativo y religioso. Posterior a su caída arribaron grupos
pequeños de agricultores, quienes se asentaron y edificaron construcciones de tipo doméstico.
Algunos de los edificios de las épocas anteriores fueron reutilizados y divididos con muros toscos
para conformar pequeños cuartos. Los espacios abiertos como plazas también se reocuparon con
construcciones de carácter habitacional en un segundo momento de ocupación.130
Tocante al recinto sagrado de Tenochtitlan, a partir de las excavaciones realizadas bajo la Catedral
Metropolitana y de los vestigios hallados, Matos Moctezuma propone la existencia de dos
importantes momentos de ocupación en el recinto sagrado.131 Las estructuras del primero, se sitúan a
una profundidad de entre 12 a 18 m y cronológicamente se ubican alrededor del año 1390 d.C., por
tanto, son contemporáneas a la Etapa II del Templo Mayor. El segundo grupo está más próximo al
nivel de la superficie, pues se localizaron alrededor de los 8 a 4 m y podrían corresponder al año 1480
d.C.132 Además de la clara distancia vertical entre ambos conjuntos, Matos Moctezuma,133 observa que
entre uno y otro hay un aumento exponencial en las dimensiones de las construcciones. Durante esta
segunda época, los mexicas tal vez como parte de un proyecto arquitectónico más ambicioso,
llevaron a cabo una reconstrucción generalizada del recinto sagrado que afectó su configuración

126 Villalobos (comunicación personal, febrero de 2016).


127 Reyna Robles (2003).
128 Reyna Robles (2005: 328) afirma que la diferencia más sobresaliente fue la aparición del talud-tablero liso en la segunda época

constructiva de la Organera-Xochipala. Éste sustituyó al talud-tablero con escapulario sencillo e hileras de clavos de piedra colocados
en la superficie remetida del tablero de la primera época.
129 Reyna Robles (2003: 327).
130 Reyna Robles (2005: 327-328).
131 Matos Moctezuma (2002: 76-79).
132 Matos Moctezuma (2002: 76-79); (2006: 214).
133 Matos Moctezuma (2002: 76-79).

79
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

original. Esto quedó evidenciado no sólo por el acrecentamiento de las dimensiones de algunos
edificios, sino también porque éste significó la desaparición de estructuras más antiguas con menores
dimensiones las cuales quedaron cubiertas y fueron sustituidas por las más recientes. También, los
constructores realizaron una reorganización de los espacios. Por un lado, en las áreas que en un inicio
estaban desocupadas fueron integrados nuevos inmuebles,134 esto representó una merma de las
superficies vacías y en la separación entre las edificaciones.135 Por otro, esta modificación en el arreglo
de los espacios también cambió el diseño y la función de algunos monumentos, tal es el caso de los
registrados en la lumbrera 27 durante las excavaciones de la Catedral. De acuerdo con Barrera
Rivera,136 ahí se detectaron tres estructuras, dos de las cuales al principio tenían funciones
independientes; no obstante, en la segunda época fueron unidas para conformar una gran plataforma
(Figura 1.12).
Recapitulando lo expresado por Morelos,137 Villalobos138 y Reyna Robles,139 durante la planificación
de un conjunto ceremonial o uno habitacional son delimitados y distribuidos los espacios, en los
cuales “se realizan actividades definidas”.140 Como puntualiza Villalobos, “la función social de los
objetos arquitectónicos [es prevista] desde el momento mismo de su trazo y nivelación”.141 Desde
esta perspectiva, la ocupación y modificación de los espacios originales del conjunto por nuevas
construcciones parece ser uno de los factores que determinan un cambio de época, puesto que la
forma en que se articulan es un reflejo de las relaciones sociales y de las actividades que se gestan en
torno a ellos.142 Sin embargo no es el único. La aparición de un estilo decorativo distinto al que
predominó en otro tiempo y la reocupación de espacios cuyo uso posterior difiere de su uso
primigenio son causas que sugieren una transición de una época constructiva a otra. En el caso de un
estructura individual, un cambio radical en el concepto de su diseño (su forma, su orientación, su
escala) y en el uso (habitacional, religioso, administrativo, almacenamiento, etc.) del inmueble son
algunas de las características que pueden indicarnos un cambio de época. En este sentido, además de

134 Matos Moctezuma (2006: 208). Véase también Barrera Rivera (1999: 31).
135 Barrera Rivera (1999: 31).
136 Barrera Rivera (1999: 31).
137 Morelos (1993: 39-40, 89-91).
138 Villalobos (1989: 23-24); (1992: 125-126); (2014: 11).
139 Reyna Robles (2005: 327-328).
140 Morelos (1993: 39). Para el caso mesoamericano, de acuerdo con Morelos (1993: 40), las unidades en las cuales se organizan los

espacios son: espacio abierto (de diferentes dimensiones y formas), el cual puede estar rodeado de espacios cubiertos (habitaciones), de
estructuras (basamentos de diferentes alturas y habitaciones) y volúmenes (estructuras en general, sean éstas basamentos piramidales,
plataformas, habitaciones).
141 Villalobos (2014: 11).
142 Véase Morelos (1993: 40); Villalobos (2014: 11-12).

80
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

los indicadores señalados, otras evidencias provenientes del registro material deben apoyar la
hipótesis de un cambio funcional de la estructura.
De acuerdo a lo que hemos definido en esta tesis, una característica que comparten la “etapa” y la
“época” es la inhabilitación material de los espacios, ya sea por sobreposición o por demolición
(parcial o total). Pero la época sufre cambios en las funciones de los espacios o de los edificios.
En el caso de la “época”, la “inutilización física” a la que nos referimos puede tener distintas
causas. Villalobos143 y Taboada144 atribuyen mayor peso a los aspectos culturales al descartar un
edificio, aunque no se excluyen las causas medioambientales. Por su parte, Taboada145 indica que un
cambio sociopolítico puede originar que una obra arquitectónica incumpla con la adecuación
funcional o simbólica del momento. En este sentido, el grupo en el poder puede decidir llevar a cabo
un desmantelamiento (total o parcial) del inmueble o su abandono.146 Villalobos precisa que si bien
puede existir una destrucción sistemática de una edificación, su “función material no culmina en
tanto el grupo productor permanezca, en cuyo caso los cambios serán referidos a transformaciones
relacionadas con nuevas iniciativas procedentes de los grupos dominantes”.147

2.3 La estratigrafía de muros aplicada al estudio de la secuencia arquitectónica del Templo


Mayor, algunas definiciones

A mediados de los años setentas surgió en Europa la llamada arqueología de la arquitectura, como
respuesta a las interrogantes planteadas por un grupo de arqueólogos y arquitectos italianos
encargados del estudio y restauración de construcciones medievales. Una de las principales
inquietudes era comprender el entorno histórico y técnico en el cual se había desarrollado una
construcción. Esto significaba establecer un lazo entre los materiales, las técnicas constructivas y la
secuencia arquitectónica del edificio.148
El surgimiento de nuevas problemáticas trajo consigo la necesidad de un método a través del cual
se pudiera identificar, ordenar y datar las diferentes etapas por las que han pasado los edificios. En
consecuencia, la arqueología de la arquitectura implementó el “análisis estratigráfico de paramentos”

143 Villalobos (1992: 79).


144 Taboada (2005: 145).
145 Taboada (2005: 145).
146 Taboada (2005: 145). Véase también Villalobos (1992: 79, 89).
147 Villalobos (1992: 79).
148 Véase Doglioni (2002: 113-130); Mannoni (1976; 1984: 396-403); Parenti (2002: 73:82).

81
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

basado en los principios estratigráficos propuestos por Edward Harris149 en su definición de los
estratos verticales.
Harris define diferentes tipos de estratos arqueológicos: los depósitos naturales, los horizontales
antrópicos y los verticales también de formación antrópica. El primer caso corresponde a los estratos
formados a partir de procesos como el crecimiento vegetal o la transportación de material de manera
natural o hecha por el hombre, la cual por sus características se depositará de acuerdo con las formas
naturales de la deposición.150 Al hablar de estratos horizontales antrópicos se hace referencia a la
acumulación intencional de material para la construcción de pavimentos, caminos o relleno de
agujeros y fosas cuya deposición sigue el modelo de superposición.151 Los estratos verticales son
aquellos formados a partir de elementos construidos por el hombre y por lo tanto, poseen
características únicas como su solidez y su permanencia durante periodos largos.152
Los depósitos verticales además poseen superficies horizontales y verticales debido a su
tridimensionalidad. Un piso y un techo son planos horizontales construidos; en cambio, los muros
son superficies verticales. Esta particularidad implica que la estratificación se dará en ambos sentidos.
Por otro lado, los muros como superficies verticales pueden estar recubiertos de muchas formas, lo
cual debe considerarse como un estrato de deposición. La pintura, un enlucido o incluso un nuevo
muro que cubre a uno anterior son depósitos formados sobre uno ya existente, al quedar
superpuestos a cualquiera de las caras de un estrato vertical siguen una relación estratigráfica de
superposición igual que los depósitos horizontales (Figura 2.5).
A partir de las definiciones de Harris, la arqueología de la arquitectura retoma la idea de los
estratos verticales y de acuerdo con Caballero y Utrero153 el edificio se convierte en un yacimiento
sometido a cambios que se reflejan en las distintas técnicas que significan etapas constructivas o
cronológicas cuya ordenación se establece a partir de la estratigrafía muraria.

149 Harris (1991). La estratigrafía arqueológica se ocupa de las relaciones cronológicas y secuenciales que se establecen entre los estratos
y elementos interfaciales, y su composición pedológica, su aspecto topográfico, su contenido artefactual o de otro tipo y la
interpretación de los componentes estratigráficos (Harris 1991: 209).
150 Harris (1991: 75).
151 Harris ( 1991: 76).
152 Harris (1991: 77).
153 Caballero y Utrero (2005: 169).

82
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 2.5. Estratigrafía de una habitación de Bixby House, Barre Massachussets de


1845. En la fase I se muestran los cambios acaecidos a la habitación original (unidad
1) como el revestimiento de muros y techos con madera (unidades 2 y 3), pintura de
la madera en azul, rojo y marrón (unidades 4-8) y luego se estucaron las paredes y el
techo (unidades 9 y 10) y posteriormente las paredes se tapizaron (unidad 11)
(tomado de Harris 1991: 91-92).

Fiorini154 denomina al edificio como “Megaestrato”, de acuerdo con el autor el edificio se divide
en capas o unidades estratigráficas más pequeñas a través de las cuales se pueden identificar las
acciones constructivas que han transformado la edificación y establecer las relaciones de
contemporaneidad, anterioridad y posterioridad entre cada componente del edificio. El resultado es
la obtención de una secuencia estratigráfica que junto con el análisis estratigráfico y el apoyo de otras
herramientas de estudio como documentos históricos, técnicas de datación y caracterización de
materiales etc., permiten la lectura, registro e interpretación de los eventos acontecidos durante la
vida útil de un edificio.

2.3.1. Conceptos y definiciones del método estratigráfico murario


Algunos de los conceptos expuestos por Harris y retomados por la arqueología de la arquitectura,
han sido adaptados por los principales investigadores en el tema con la finalidad de obtener un mejor
entendimiento de los estratos arquitectónicos y su secuencia estratigráfica. A continuación

154 Fiorinni (2008: 2).

83
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

exponemos brevemente algunas de estas definiciones.

2.3.1.1 Principios de la superposición estratigráfica, la sucesión y continuidad


Los depósitos verticales se componen de superficies horizontales y verticales cuyas relaciones
estratigráficas están sujetas al principio de la superposición, el cual determina que todos los estratos
se encuentran tal y como se depositaron. Así, las capas o unidades estratigráficas superiores son más
recientes y las inferiores más antiguas, partiendo del supuesto que una se deposita encima de la otra o
se crea a partir de la extracción de una capa arqueológica preexistente.155 En las construcciones se
sigue el mismo principio.156 Por ejemplo, cuando se edifica una casa, los cimientos que soportarán a
los muros serán anteriores a estos, no así el techo el cual será posterior a las paredes. Siguiendo con
esta idea, un muro recubierto con una capa de yeso revestida a su vez con pintura muestra una
superposición de elementos. Así, el muro será anterior al revestimiento de yeso y la pintura posterior
a este. Por otro lado, los componentes adosados son aquellos que se incorporan a espacios o
elementos del edificio ya delimitados; por lo tanto, se consideran posteriores al resto del conjunto.
A partir del principio de superposición se puede establecer cada paso en la construcción de un
edificio y al mismo tiempo determinar las relaciones de anterioridad, contemporaneidad y
posterioridad de los componentes, relaciones mediante las cuales se podrán definir las etapas y
momentos constructivos del edificio con mayor precisión.

2.3.1.2 Principio de la horizontalidad original


Cada estrato arqueológico que no ha sido depositado de forma sólida tenderá a la horizontalidad,
aunque también podemos encontrar estratos con una superficie inclinada debido a que se
depositaron así o siguieron la forma de una cuenca de deposición preexistente como un muro. Como
los paramentos son cuencas de deposición hechas por el hombre, éstas alterarán las condiciones de
deposición de los estratos no sólidos.157
Aguirre158 opina que los estratos arquitectónicos apegados a las condiciones descritas por Harris
son los rellenos. Al respecto podemos agregar la existencia de distintas clases de rellenos como los
usados en pisos o como aquellos contenidos por muros o cimientos. Ambos pueden contener

155 Harris (1991: 53).


156 Véase Caballero Zoreda (1996: 60); Aguirre Anaya (2002: 199).
157 Harris (1991: 54-55).
158 Aguirre Anaya (2002: 199).

84
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

materiales como cascajo, gravas, arenas, limos o arcillas. Los rellenos entre pisos tenderán hacia la
horizontalidad, en cambio los que están limitados por muros, seguirán la forma del elemento que los
confina.
Parenti159 agrega que existen casos en los cuales una abertura como una puerta o ventana es
rellenada con materiales sólidos como ladrillo o adobe. En este caso, los materiales al quedar
confinados por el contorno de las superficies de los elementos que funcionan como cuencas de
deposición, deben considerarse como una excepción a este principio.

2.3.1.2 Principio de la continuidad original


Los depósitos verticales y horizontales poseen una extensión limitada, Harris160 determina que si un
lado del estrato coincide con uno de los extremos de la cuenca de deposición, su grosor disminuirá
progresivamente hasta tener una forma de cuña. En contraste, si el depósito muestra paredes
verticales, significa que se ha perdido la continuidad original del estrato. Como indica Blanco Rotea
“este principio es la base sobre la que se construyen las correlaciones estratigráficas entre partes
separadas de depósitos o interfaces originales”.161
La erosión y la excavación son algunas de las causas que originan la discontinuidad de una capa.
En los depósitos horizontales por ejemplo, si se cava una fosa la prolongación del estrato
preexistente es interrumpida. Con el tiempo nuevos materiales se depositaran de manera natural o
artificial en la cavidad, quedando el estrato dividido por una capa intrusiva. En los estratos verticales
el desgajamiento de una pared en un contexto estratigráfico puede considerarse como una pérdida de
continuidad. En ambos ejemplos el rompimiento de la continuidad en las capas, ayuda a determinar
las relaciones estratigráficas y construir la secuencia del yacimiento arqueológico.
En un sentido más amplio, la ley de la continuidad permite reconocer en las construcciones la
modificación y mutilación en algún elemento producto de actividades de mantenimiento o
remodelación. Al abrir un vano en una extensión continua se destruye parcialmente el estrato. La
perforación o rotura de un piso para situar un poste, hacer un drenaje o incluso colocar objetos
votivos implica también el corte en la continuidad de una superficie. En estos casos habría que
considera las relaciones de “cruce o corte”, cuyo principio sostiene que los elementos que cortan son

159 Parenti (1996: 82).


160 Harris (1991: 55-56).
161 Blanco Rotea (1999: 22).

85
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

posteriores a los cortados. Por tanto, a partir de éstos se pueden establecer relaciones temporales en
estratigrafía.162

2.3.1.3 Principio de la sucesión estratigráfica


Este precepto determina que cada estrato arqueológico ocupa un lugar exacto en la secuencia
estratigráfica de un yacimiento, entre el depósito más antiguo al que cubre y la capa más reciente que
lo cubre, teniendo contacto físico con ambas y siendo redundante cualquier otra relación de
superposición.163 La sucesión estratigráfica se basa en la interpretación de un yacimiento a partir de
los tres principio antes descritos. Harris parte de la idea de la existencia de una secuencia
estratigráfica, en los yacimientos arqueológicos a la cual define como “el orden de la deposición de
los estratos y la creación de elementos interfaciales a través del paso del tiempo en un yacimiento
arqueológico”.164 El investigador sostiene la existencia de dos tipos de secuencia estratigráfica: la
unilineal y la multilineal.165 Una secuencia unilineal es aquella donde las capas presentan una sucesión
simple de eventos cronológicos. Este tipo de secuencia se apoya en la ley de la superposición de los
estratos. Por otra parte, una secuencia multilineal no puede determinarse únicamente a partir de la
superposición. Como el autor observa acertadamente, la mayoría de los yacimientos arqueológicos
presentan una secuencia estratigráfica multilineal, debido a su extensión limitada y a la presencia de
elementos verticales e interfaciales que crean nuevos espacios de deposición, donde se acumulan
secuencias separadas que otorgan gran complejidad al yacimiento.166
Los edificios no quedan exentos del principio de la sucesión estratigráfica. La construcción de una
obra lleva implícita una serie de pasos que comienzan con la apropiación de los materiales y culminan
con el edificio terminado. De acuerdo con Aguirre,167 este orden de hechos tienen una secuencia
única e irrepetible en cualquier conjunto edificado, misma que pude ser discernida a partir de una
secuencia estratigráfica. Los cambios físicos como mantenimiento, remodelación, desecho o
reutilización acumulados a lo largo de la vida útil de la construcción, también pueden ser registrados
y analizados en una secuencia estratigráfica.
Hay que tener presente dos hechos importantes que afectan el tipo de secuencia que se obtendrá

162 Caballero Zoreda (1995: 38); (1996: 60).


163 Harris (1991: 58).
164 Harris (1991: 58).
165 Harris (1991: 177-178).
166 Harris (1991: 57).
167 Aguirre Anaya (2002: 200).

86
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

durante el análisis. El primer escenario se relaciona con las tareas realizadas al edificar, que pueden
ser consecutivas o simultáneas, en esta situación es poco factible que el registro de los eventos tenga
como resultado una secuencia estratigráfica simple. En segundo lugar, cuando se estudian
construcciones complejas con varias subestructuras y sobreposición de elementos en el plano vertical
y horizontal, la secuencia estratigráfica será multilineal.
Una secuencia multilineal, de acuerdo con Harris,168 desarrolla líneas separadas de evolución, que
se desenvuelven como secuencias unilineales unidas por un evento estratigráfico mayor. En el Cu de
Huichilobos, por ejemplo, la superposición de pisos establece por sí misma una secuencia
estratigráfica unilineal; no obstante, el vínculo estratigráfico que los articula con el resto del conjunto
es la parte del edificio a la cual están asociados, en este caso la plataforma del templo. Por tanto, al
reconocer si la plataforma forma parte de una etapa, es posible vincular a los pisos con un periodo
específico.

2.3.1.4 Unidad Estratigráfica Muraria (UEM)


Es la unidad mínima de análisis en la estratigrafía de paramentos. A partir de ella se delimitan las
áreas homogéneas con las mismas características constructivas, materiales y evidencias de haber sido
fabricadas durante una misma acción constructiva.169 La UEM a veces también denominada como
elemento estratigráfico puede ser un fragmento de muro, ventana o piso y se clasifican en elementos
verticales (muros, columnas, pilares) y horizontales (pisos y techos).170
Blanco Rotea realiza una precisión con respecto a los elementos horizontales y verticales que
conforman un UEM, pues dentro de la arquitectura los muros, pisos y techos también se consideran
como elementos constructivos. 171 La autora señala que mientras que la UEM responde únicamente a
relaciones estratigráficas, los elementos constructivos manifiestan relaciones espaciales, cronológicas
y funcionales. La primera se refiere a su posición dentro de la construcción, la segunda indica su
situación en el tiempo y la tercera ubica a los elementos de acuerdo a su uso dentro de la
construcción.
Dentro de las UEM las interfacies son elementos estratigráficos importantes, pues son cortes

168 Harris (1991: 178).


169 La UEM es equivalente a la definición de depósito de Harris; por lo tanto, comparte los mismos atributos como: cara o superficie
original, contorno, relieve, volumen y masa. Véase Harris (1991: 77-81); Caballero (2002: 22-23); Parenti (2002: 74); Fiorini (2008: 2).
170 Caballero Zoreda (1995: 39).
171 Blanco Rotea (1999: 11).

87
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

dentro de las construcciones que responden a “acciones constructivo-destructivas y cuyos momentos


históricos son distintos de los elementos que los rodean”. A partir de estas unidades es posible
identificar dos tipos de acciones: una positiva o de adición172 y otra negativa o de sustracción.173 Las
positivas corresponden a los elementos construidos (muros, escalinatas, columnas, etc.). Las
negativas se forman a partir de la destrucción de una estrato existente (vanos, puertas, etc.). Fiorini174
sugiere incluir en las acciones negativas los daños causados a la construcción por fallas estructurales
(derrumbe), envejecimiento o eventos extraordinarios como terremotos o inundaciones.
Existe un tercer tipo de acción que afecta a las superficies. Ésta se deriva de una acción negativa y
se transforma en positiva. La creación de una puerta o una ventana que al paso del tiempo es tapiada
crea un nuevo estrato. Al sellar el espacio preexistente, se realiza una nueva deposición de materiales
por lo cual la acción sustractiva se convierte en aditiva.

2.3.1.5 Grupos estratigráficos (GE) y Unidades constructivas (UC)


Los grupos estratigráficos175 dentro del análisis representan un conjunto de UEM que pertenecen a
un mismo edificio; es decir, todos los muros, pisos, techos, ventanas, puertas, columnas, pilares, etc,
que son contemporáneos entre sí. Para poder agrupar las UEM es necesario que compartan
características en las técnicas y los materiales constructivos. De modo distinto a las UEM donde los
elementos estratigráficos que componen a un edificio se aíslan, los GE reúnen a las unidades que
pertenecen a un mismo elemento; es decir, se establece una relación estratigráfica con las unidades.
Por tanto, permiten una visión completa del edificio y posibilitan interpretar su evolución histórica.
Lacanda176 opina que el uso de estos grupos facilita el montaje de matrices, pues en ocasiones la gran
cantidad de elementos dificulta reflejar la totalidad de las UEM.
Caballero Zoreda177 puntualiza que una vez que se ha obtenido una primera lectura del edificio a
través de las UEM, como es tan meticulosa y se vuelve muy extensa se pierde la visión global. Por tal
motivo, el investigador considera necesario efectuar un proceso de síntesis. Caballero Zoreda178 y

172 En la estratificación arqueológica las acciones positivas se conocen como estratos verticales (Harris 1991: 77).
173 Las acciones negativas son denominadas por Harris como elementos interfaciales los cuales se forman a partir de la destrucción de
una estratificación preexistente (Harris 1991: 93).
174 Fiorini (2008: 2).
175 Carrasco y Jiménez (2008: 2507).
176 Lacanda (2003: 162).
177 Caballero Zoreda (2004a: 23).
178 Caballero Zoreda (2004a: 23).

88
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Blanco Rotea179 agrupan las UEM en “actividades”, término equivalente a GE, para después
organizarlas a través de sus relaciones y generar una secuencia temporal cuyo resultado es un
diagrama de actividades o GE. En este orden de ideas Blanco Rotea define a las actividades como
“un conjunto de elementos y sus interfaces que poseen o han poseído una misma función y
pertenecen a un mismo período cronológico”.180 La autora precisa que las actividades o GE no
corresponden a una parte constructiva del edificio en sí, “sino una etapa de la serie estratigráfica que
es el edificio, por lo tanto debe individualizarse por su valor estratigráfico y no por el
constructivo”.181 Siguiendo los expresado por Blanco Rotea, entonces un edificio en un periodo o
etapa específica es la suma de varios GE o actividades. En el caso de edificios históricos y
arqueológicos complejos puede existir más de una construcción que pertenezca a periodos de tiempo
diferentes y por tanto contengan grupos de actividades (GA) o diversos GE.
Una vez que se han agrupado las UEM en GE se realiza un diagrama final mediante el cual se
ubican en un mismo espacio de tiempo a todos los GE “que están en un mismo escalón sincrónico y
pertenecen al mismo momento histórico”.182
Por otra parte, para el caso de la arquitectura mesoamericana donde la masa impera sobre el vacío,
y en la que la superposición y adosado de basamentos era una práctica común en los edificios
cívicos-ceremoniales, pensamos que es importante aislar los elementos que la constituyen desde el
punto de vista estratigráfico, pero también constructivo. Por tanto, para el montaje de las matrices
del Templo Mayor consideramos utilizar las unidades constructivas (UC) a las cuales definimos a
continuación.
De acuerdo con la que suscribe estas líneas, las unidades constructivas se conforman de igual
manera que los GE, es decir, a partir de varias UEM. No obstante, el criterio que utilizamos para
definirlas responde a su función arquitectónica dentro del edificio y no estratigráfica. Las unidades
constructivas o elementos constructivos están constituidas por varias unidades estratigráficas que
comparten relaciones físicas y funcionales, y por tanto pueden ser agrupadas en una misma entidad.
Estas UC deben cumplir con la regla de contemporaneidad entre sí, de otro modo no pueden
considerarse como tales. Por ejemplo, de manera sucinta un piso está constituido por un firme y un
pavimento o recubrimiento; ambos representan individualmente una UEM y cada uno tiene una

179 Blanco Rotea (1999: 29-30).


180 Blanco Rotea (1999: 29).
181 Blanco Rotea (1999: 29).
182 Caballero Zoreda (2004a: 23).

89
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

relación estratigráfica de superposición. Si queremos ser más específicos, el mismo firme del piso
puede estar constituido por varias capas de tierra, argamasa o piedra que se superponen y que
responden a un aspecto técnico. No obstante, a la hora de identificar periodos estas relaciones se
vuelven redundantes y difíciles de expresar en una matriz, así que es más conveniente agrupar tanto
al firme como al pavimento como una unidad constructiva, en este caso el piso. Otro ejemplo es la
plataforma del Cu de Huichilobos la cual cuenta con cuatro muros y una superficie de enrase; cada
paramento y superficie de enrase es una UEM y el conjunto de estas unidades dan como resultado
una UC que es la plataforma.
Ya señalamos que al momento de elaborar las matrices, las UC se representan siguiendo su
relación estratigráfica con otras UC del edificio. Así, dentro de la matriz determinaremos si una
escalinata se adosa o se superpone a otra UC como un muro, un piso u otra escalinata.
En casos como el de Templo Mayor, donde existe una cantidad significativa de sobreposiciones,
pero además contamos con descripciones históricas que esbozan de forma general los principales
elementos arquitectónicos que lo constituían, es de mayor utilidad delimitar las UC que integran al
edificio (cuerpos, plataforma, escalinatas, adoratorios y pisos) para facilitar el estudio de las relaciones
estratigráficas de cada componente con el conjunto. Por tanto, para nuestro caso de estudio
emplearemos las UC como base para elaborar los diagramas o matrices, a partir de los cuales
definiremos las etapas y momentos constructivos del Cu de Huichilobos.

2.3.1.6 Relación estratigráfica


Una vez definidas las UEM o las UC, el siguiente paso es el reconocimiento de las relaciones
estratigráficas existentes entre ellas para establecer la secuencia del edificio. La conexión se determina
mediante el vínculo físico que delimita las UEM o UC de otras y la interpretación de las tres primeras
leyes propuestas por Harris.
En el sistema de Matriz de Harris sólo hay tres clases de relación estratigráfica: 1) las unidades no
tienen conexión física directa; 2) las unidades se superponen; 3) las unidades se interrelacionan como
partes separadas de un todo, seccionadas por un depósito o elemento interfacial183 (Figura 2.6).
Aunque en el análisis murario se respetan los principios establecidos por Harris, los investigadores
añaden otro tipo de correspondencias con base en la relación física y espacial de las unidades, es

183 Harris (1991: 60).

90
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

decir, si están en contacto o no, si están encima, debajo o a lado.184 De acuerdo con Caballero
Zoreda,185 la relación espacial está estrechamente ligada a las acciones constructivas que las originaron
tales como rellenar, cubrir, apoyar, adosar, cortar y unir. Tanto la relación espacial como las acciones
constructivas tienen como finalidad establecer una secuencia temporal que pueden ser de
contemporaneidad, anterioridad o posterioridad (Figura 2.7).186

Figura 2.6. Relaciones estratigráficas reconocidas por el


sistemas de matriz de Harris (tomado de Harris 1991: 60).

Figura 2.7. Relaciones estratigráficas de acuerdo con Brogiolo (tomado de


Blanco Rotea 1999: 32).

Dependiendo del edificio la lectura estratigráfica puede ser simple o compleja. Muchas veces es
necesario simplificar las relaciones estratigráficas dejando fuera aquellas que resultan redundantes y
de este modo reducir las líneas de relación.187 Para agrupar a las UEM o UC en un periodo de tiempo
específico se debe considerar su situación dentro de los diagramas o matrices, sus características y las
acciones que los relacionan.

184 Caballero Zoreda (1995: 43).


185 Caballero Zoreda (1995: 43).
186 Véase Blanco Rotea (1998: 50); Caballero Zoreda (2004a: 23); Mileto y Vegas (2003a: 190); Núñez (2004: 15).
187 Caballero Zoreda (1995: 43).

91
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

2.3.1.6.1 Relación de contemporaneidad, anterioridad y posterioridad


Una relación de contemporaneidad se establece entre UEM o UC que tienen una continuidad física
directa y por lo tanto se pueden considerar como parte de un mismo evento constructivo. Para
sintetizar este tipo de correlación estratigráfica, Aroca188 maneja el término “se liga a”, Mileto,
Vegas189 y Blanco Rotea190 usan la expresión “unido a”. De acuerdo con Carandini esta relación se
ejemplifica mediante dos muros que forman un ángulo y fueron construidos de manera simultánea,
por tanto son contemporáneos (Figura 2.8).
En una relación de contemporaneidad también podemos hallar correspondencias indirectas entre
las UEM o UC. Este tipo de conexiones se determinan “cuando no existe una continuidad física
entre las dos UEM”.191 Esta clase de correspondencia puede reconocerse por identidad, tipología o
funcionalidad. En el primer caso se refiere a dos partes del mismo muro separadas por un corte que
no permite la lectura física continua. El reconocimiento por tipología se refiere a elementos
realizados con los mismos materiales, forma y dimensiones; por ejemplo, una serie de ventanas o en
el caso del recinto grado de Tenochtitlan las basas de las columnas en la Casa de las Águilas. Con
respecto a la identificación por funcionalidad, Aroca192 menciona que los elementos deben pertenecer
a la misma operación como es el caso de los mechinales donde se insertaban las vigas en un edificio
o los orificios dejados por los pilotes en las basas de la plataforma de la Etapa V-MPl-1.
Una relación de anterioridad o posterioridad determina que una UEM o UC se superpone a otra.
Los investigadores utilizan seis tipos de conexiones para establecer los vínculos físicos entre estas
unidades, 193 las cuales quedan resumidas en el cuadro elaborado por Andrea Carandini (Figura 2.7).

1. Igual a (igualdad)
2. Se une a (igualdad)
3. Apoya en/ se le apoya (posterioridad-anterioridad).
4. Cubre a/ cubierto por (posterioridad-anterioridad).
5. Corta a/ cortado por (el elemento cortado es anterior al que lo corta).
6. Rellena/ rellenado por (el elemento que es rellenado es anterior al elemento que lo

188 Aroca (2008:92).


189 Mileto y Vegas (2003b: 207).
190 Blanco Rotea (1998: 50).
191 Aroca (2008: 92).
192 Aroca (2008: 93).
193 Véase Aroca (2008: 93); Blanco Rotea (1998:50); Caballero Zoreda(1996: 14); Mileto y Vegas (2003b: 207).

92
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

rellena).

La relación de “igual a” determina que una UEM o UC pueden estar separadas por un elemento
como una fosa, pero se puede establecer una correspondencia de igualdad si las características
tipológicas son similares (función, técnica y materiales constructivos). El término “se une a” también
tiene una connotación de igualdad. Esta relación se rige bajo el precepto de que dos elementos, por
ejemplo, dos muros que forman una esquina fueron edificados de manera simultánea y ninguno se
apoya sobre otro, por tanto corresponden al mismo elemento.
El tercer y cuarto casos atañen a los principios de anterioridad y posterioridad, y se aplica en
sentido vertical y horizontal. El primer caso se usa en elementos constructivos como muros y pisos.
Por ejemplo, un paramento que descansa sobre otro ejemplifica adecuadamente la relación anterior.
El segundo caso se emplea para determinar la conexión entre muros y recubrimientos o entre dos o
más capas de enlucidos. En ambos casos se aplican los principios establecidos por la ley de la
superposición estratigráfica.
El quinto tipo de vínculo indica que un elemento “que corta” siempre será posterior al elemento
“que es cortado”. Esta relación coincide con la ley de la continuidad original y la relación de unidades
separadas de Harris. La última categoría “rellena o rellenado por” señala que una unidad o una parte
de ella ha sido rellenada por otra y, por tanto, se establece una relación de anterioridad y
posterioridad, así que en la matriz estos elementos se superponen. Este tipo de relación se puede
aplicar en puertas, ventanas o cualquier otro tipo de oquedad que ha sido tapiada.

Figura 2.8. Relaciones estratigráficas según


Andrea Carandini (1997: 66).

93
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

2.4 Análisis de la secuencia arquitectónica del Templo Mayor: metodología

Una vez descritas las bases en las que se fundamenta la estratigrafía muraria, damos paso a la
descripción de su aplicación para la elaboración de la secuencia arquitectónica del Huey Teocalli
tenochca.
Los instrumentos que empleamos para llevar a cabo el análisis fueron el mapa topográfico 3D,
elaborado por el equipo de trabajo de Leonardo López Luján y Saburo Sugiyama durante la séptima
temporada del PTM, los planos levantados durante la primera etapa de excavaciones del PTM por
Eduardo Matos Moctezuma y Víctor Rangel,194 los alzados de detalles constructivos realizados para
esta tesis y los elaborados por los alumnos del Taller de Bienes Culturales III de la ENCRyM,195 así
como los recorridos sistemáticos efectuados en cada una de las etapas para una reconocimiento
visual directo de los elementos del edificio. A partir de estas herramientas de trabajo, disectamos cada
elemento del templo con el objetivo de entenderlos individualmente y posteriormente reunirlos para
obtener la secuencia temporal de la construcción.
Mediante el mapa topográfico tridimensional y los planos de la primera temporada del PTM,
delimitamos las etapas previamente establecidas por Matos Moctezuma y registramos los
componentes arquitectónicos que constituyen a cada una. Asimismo, el plano topográfico permitió
tener vistas de plantas, alzados y perspectivas del edificio y por tanto fue posible demarcar con mayor
precisión cada elemento y establecer las relaciones estratigráficas entre cada UC. Por otro lado, los
planos de detalles constructivos sirvieron para completar la información estratigráfica, pues además
de los nexos físicos, la clase de materiales, su fábrica y la forma de utilizarlos en los aparejos fue lo
que nos dio las herramientas para elaborar las tipologías constructiva, las cuales según lo escrito por
Caballero Zoreda, tienen “valor cronológico relativo”.196
Las etapas asentadas por Matos Moctezuma sirvieron para definir los sectores de trabajo, los
cuales son equivalentes a una etapa total o parcial descrita por el investigador. Una vez segmentado el
edificio en bloques, el siguiente paso fue identificar y precisar los elementos que componían cada
área para después agruparlos en UC (las escalinatas, la plataforma, los pisos, los cuerpos del

194 Matos Moctezuma y Rangel (1982).


195 Dirigidos por el Mtro. Tenoch Medina.
196 Caballero Zoreda (1995: 39).

94
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

basamento y los adoratorios). Siguiendo a Blanco Rotea,197 para diferenciar UC correspondientes a


una etapa de las UC que se añadieron posteriormente tomamos tres criterios: 1) la homogeneidad de
los elementos arquitectónicos (muros, pisos, escalinatas, entre otros) con respecto a los materiales y
las técnicas constructivas; 2) las acciones que las crearon y que delimita los estratos, por ejemplo, si se
apoya, se une, se adosa o corta; 3) las relaciones directas e indirectas de contemporaneidad,
anterioridad y posterioridad entre las UC para establecer su situación temporal.
La numeración de los estratos en la arquitectura es tan importante como en los yacimientos, pues
permite sistematizar la información de cada UEM o UC, compararla y determinar su vínculo
estratigráfico. En nuestro caso de estudio, conforme se identificaron los elementos constructivos de
cada ampliación del templo se numeraron las UEM que los integraban para después agruparlas en
UC.
Para la numeración usamos como unidad base los millares en las UEM y las centenas para las UC.
Otro criterio que empleamos para la enumeración fue asignar un millar a cada unidad tomando como
base las etapas previamente establecidas por Matos Moctezuma, así a las UEM de la Etapa II se les
asignó el número 2000, a las de la Etapa III el 3000, etc. De esta manera fue posible tener un mejor
registro de los elementos para posteriormente agruparlos en las UC. En la nomenclatura de las UC
seguimos los mismos criterios; es decir, a las UC de la Etapa II se les asignó el 200 y así
sucesivamente. No obstante, en este caso las UC se agruparon en función de su relación estratigráfica
determinada a partir del análisis murario, por tanto, algunas UEM que en un primer momento se
encontraban englobadas en una ampliación determinada por Matos, se movieron según los
resultados del estudio. Es importante mencionar que en el caso de los cuerpos del basamento cada
uno tiene una UC general y para sintetizar la información en los diagramas y evitar confusiones, a las
fachadas de cada uno de los cuerpos se les nombró con una letra del alfabeto. Por ejemplo, el tercer
cuerpo de la Etapa II es la UC 201, pero la fachada NW es la UC(201a), la cara norte del mismo
cuerpo es UC201b y así sucesivamente. Como el colector construido en el siglo XX cortó a las
distintas subestructuras del lado sur del templo, la fachada Este tiene dos letras (c y d) aunque son la
misma fachada, pues de este modo pueden representarse como unidades cortadas dentro del
diagrama.
En los diagramas o matrices se sintetizó la información y se colocaron todas las UC que

197 Blanco Rotea (1999: 37).

95
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

pertenecen a una misma estructura y se ubicaron de acuerdo con la etapa constructiva


correspondiente. Como en el Templo Mayor existen varias ampliaciones parciales a las que hemos
denominadas como momentos, éstas también se ubicaron dentro del diagrama. Del mismo modo las
relaciones estratigráficas de las UC se plasmaron de manera gráfica en las plantas y perspectivas del
edificio para ser contrastadas .
Como paso final, nombramos a todas las UC edificadas sincrónicamente como “etapas
constructivas” y las UC que pertenecen a un mismo periodo pero que estratigráficamente se
identificaron como eventos posteriores se les designó como “momentos constructivos”. Es necesario
precisar que para efectos del análisis en el caso de los pisos interiores y de la plaza se mantuvo la
nomenclatura que ha manejado el PTM a pesar de entrar dentro de la definición de momentos
constructivos, ya que se adosan a elementos previamente edificados. Los pisos interiores son aquellos
ubicados directamente sobre la estructura del Templo Mayor, puede ser sobre la plataforma o en las
habitaciones a sus costados, en los cuerpos, en la plazoleta exterior de las capillas así como en el
interior de éstas. En el caso de los pisos de la plaza, no se denominaron como “momentos” pues
aunque en la mayoría de los casos están asociados a la plataforma del Cu de Huichilobos, también
están vinculados a otras edificaciones del recinto sagrado, por tanto no son un elemento exclusivo
del Huey Teocalli.
Para organizar la información se elaboraron fichas de registro con campos para reunir los datos
relevantes para el análisis. Las cédulas se diseñaron tomando como modelo las fichas utilizadas por
Harris198 y Carandini199 para el estudio de yacimientos y las de Caballero Zoreda200 y Blanco Rotea201
empleadas en el análisis estratigráfico murario. Entre los campos descritos están el nombre de la
construcción analizada, el sector de trabajo, el número de UEM o UC, su descripción, la relación y la
secuencia estratigráfica con otras unidades. Con las UEM o UC numeradas, el paso siguiente fue
analizar su relación estratigráfica con otras unidades para elaborar los diagramas y mediante ellos
armar la secuencia estratigráfica final.

2.4.1 Diferenciación de las UEM y las UC


Con la distinción de las UEM y UC comienza el análisis estratigráfico. En nuestro caso la distinción

198 Harris (1999: 191).


199 Carandini (1997).
200 Caballero Zoreda (1995: 43-45); (2004a: 66).
201 Blanco Rotea (1999: 122-138).

96
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

se hizo a partir de los alzados generales y de detalle, así como con los dibujos de planta, sobre las
cuales se trazaron los límites establecidos según la cronología de Matos Moctezuma. Posteriormente,
comenzamos el estudio con la etapa más antigua conocida “Etapa II”, donde numeramos las UEM
iniciando con el número 2001. El análisis estratigráfico puede ser tan específico como los objetivos
de la investigación lo determinen, por ejemplo se puede numerar cada escalón de una escalinata. Para
el Templo Mayor consideramos que cada muro de las fachadas de los cuerpos fuera UEM y, en el
caso de las escalinatas y alfardas se consideraron también como una sola UC, pero cada tramo de
escalinata y cada alfarda son individualmente una UEM.
Durante gran parte de los recorridos en el sitio realizamos varios esquemas “en sucio” así como
un listado donde describimos las características generales de los elementos y su relación con otros
componentes. Esto permitió que a la hora de numerar las UEM sobre los planos y alzados y llenar
las fichas de registro obtuviéramos la mayor cantidad de datos para establecer una relación
estratigráfica y simplificar de manera adecuada estas relaciones.

2.5 Descripción y propuesta de la secuencia arquitectónica del Templo Mayor: las etapas y
las momentos constructivos.

En este apartado expongo los datos estratigráficos y su interpretación a partir del análisis. La
información se dividió por etapas y momentos constructivos. En cada uno se describen las unidades
constructivas, su correlación estratigráfica y los vínculos físicos que comparten. Con anterioridad
hemos indicado que en las fuentes documentales hay una serie de descripciones sobre la
construcción y las ampliaciones del Huey Teocalli; no obstante, tal como lo han manifestado
Graulich,202 Nicholson,203 López Austin y López Luján204 en sus respectivos estudios, pese a estas
menciones, resulta complejo tratar de correlacionar estas descripciones con la información
arqueológica. Sin embargo, con el fin de integrar y complementar el conjunto de datos obtenidos del
análisis y ubicar en el tiempo cada una de las subestructuras del Templo Mayor, así como las acciones
constructivas y destructivas de las cuales fue objeto el edificio, retomaremos la información
proveniente de lo los textos históricos y de los investigadores especializados en el tema (Figura 2.9).

202 Graulich (1987: 124-125).


203 Nicholson (1987: 464).
204 López Austin y López Luján (2009: 214). Véase también López Luján (1993: 73).

97
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Figura.2.9 Planta del Templo Mayor donde se


marcan las etapas y los momentos constructivos
del edificio. Esta planta está basada en la
información topográfica del levantamiento
realizado por el PTM-7 (redibujado O. Quezada).

2.5.1 La Etapa I
Se ha denominado como Etapa I a los restos que se conservan de la construcción más antigua
conocida y parcialmente explorada del Templo Mayor, excavada en dos temporadas distintas del
PTM. En la primera temporada se realizó un pozo de sondeo junto a la piedra de los sacrificios en
lado de Huitzilopochtli. En esa ocasión se registró la constitución del núcleo, los límites y
profundidad del téchcatl, así como una ofrenda asociada a la piedra. En 1989 se llevó a cabo una nueva
exploración en la cual se hizo un túnel al centro de la escalinatas de ascenso al adoratorio de Tláloc
de la Etapa II. En esa ocasión se documentaron los restos de un piso, dos escalones y una cabeza de
piedra unida a su base con estuco la cual ocupaba una posición similar a la del chac mool. La
disposición de la escultura permite suponer que el edificio tenía una orientación similar a la
construcción que le sucedió (Figura 2.10 y 2.11).

98
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 2.10. Excavación del túnel al centro de la escalinatas del


lado norte del Templo Mayor, 1989. Subestructura denominada
como Etapa I, se observa parte del núcleo de la Etapa II así como
la escultura del chac mo ol conocida como “El chueco” (tomado de
López Austin y López Luján 2001: 68).

Por otra parte, a partir de la excavación se complementó la información de la composición del


núcleo de la Etapa II obtenida previamente.205 Ya que el edificio fue explorado parcialmente, hasta el
momento se desconoce los límites precisos de esta subestructura.

Figura 2.11 Diagrama donde se muestran las UC de la Etapa I y su correlación


estratigráfica.

¿Cuándo se construyó esta estructura? Es una pregunta difícil de responder, puesto que hasta el
momento el edificio no ha sido excavado extensivamente ni tampoco su interior, de tal forma que no
puede confirmarse ni descartarse la existencia de un inmueble más antiguo. De acuerdo con lo
expresado en los distintos documentos, al llegar los mexicas al islote y bajo su condición de pueblo

205 Hinojosa (1979); Matos (1982: 48); (1999: 3).

99
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

sujeto al señorío de Azcapotzalco, construyeron un modesto altar o tlalmomoztli.206 No obstante,


también hay información en los relatos que indica que al poco tiempo de asentarse y mucho antes de
que Acamapichtli gobernara, los mexicas solicitaron materiales a los tepanecas para edificar la ciudad
y el templo de Huitzilopochtli.207 Ante la negativa del señorío de Azcapotzalco de otorgar las
materias primas, los mexicas se dieron a la tarea de pescar y cazar todo aquello que se daba en el lago.
De acuerdo con Durán, el templo hecho de barro se recubrió con “piedrecillas muy labradas
todas, revocadas con cal, que aun chica y pobre, con ello quedó la morada de su dios”.208 Y según lo
señalado, el engalanamiento de la casa de Huitzilopochtli tomó sólo una noche.209 En el Códice
Ramírez, también se menciona que los materiales constructivos obtenidos a partir del trueque
“comenzaron á hazer el templo de su Dios lo mejor que pudieron, cubriéndolo de madera, y
poniéndolo por de fuera sobre las tapias de tierra, una capa de piedras pequeñas revocadas con cal, y
aunque chica y pobre la hermita quedó con esto con algún lustre y algo galana”.210 Por otro lado, en
la Historia de los mexicanos por sus pinturas, se describe que en el segundo año después de la fundación
de la ciudad, los mexicas “comenzaron a echar los cimientos al grande y crecido templo de
Huitzilopochtli”.211
Alvarado Tezozómoc también nos informa sobre este asunto:

“Pues compremos la piedra, la madera, pues aquello con los que viven en el agua, los
que están en el agua, el pez, el ajolote, y la rana, el camaroncito, el aneneztli, la culebra de
agua, la mosca de los pantanos, el gusanillo lagunero, y el pato, el cuachilli, el ánade,
todos los pájaros habitantes del agua, pues ello con los que compraremos, la piedrecita,
la maderita, luego dijeron, pues así se haga… y luego fueron cuando fueron a vender
algo, fueron a comprar algo, luego se regresaron hacia acá, vinieron, vinieron a coger la
piedra, la madera, no grande, nomás toda pequeñilla, y la madera nomás también así,
nada gruesa, nomás toda delgadilla la madera, luego ya con esto le cimienta las estacas a
la orilla de la cueva, entonces allá echaron la raíz de él, el poblado, la casa de él, el teocalli

206 Historia de los mexicanos por sus pinturas (2002: 63,65); Códice Aubin (fol. 25v); Torquemada (1975-1983: lib. VIII, cap. XI, 216-217);
Códice Ramírez (1987: 32-33); Alvarado Tezozómoc (1987: 231); (1998: 67.68); Chimalpáhin (1982: 78); (1997: 75, 77); Durán (2002: 92).
Véase también Graulich (1987); León-Portilla (1987: 72-75); López Austin y López Luján (2009: 191-192).
207 Alvarado Tezozómoc (1998: 67.68); (1987: 33, 231); Códice Ramírez (1987: 33); Durán (2002: 92).
208 Durán (2002: 93).
209 Durán (2002: 93).
210 Códice Ramírez (1987: 33).
211 Historia de los mexicanos por sus pinturas (2002: 65).

100
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

de él, Huitzilopochtli, y pues él nomás todo pequeñillo era el oratorio y cuando apareció
la piedra, cuando apareció la madera, luego ya comienzan el oratorio, lo apuntalaron”.212

Alvarado Tezozómoc también describe lo siguiente:

“Hagamos un lugar para el sitio donde vimos el águila estar encima del tunal… y así
cortaron alguna cantidad de céspedes, y fueron alargando y ensanchando el sitio del
águila… y así dende adelante que tenían hecho gran pedazo de poblazón y gran solar de
tierra [entonces] dijeron: compremos a los tepanecas de Azcapotzalco y tezcucanos su
piedra y madera… [con la cual] estacaron la casa del ídolo Huitzilopochtli”.213

Acerca del tema que nos compete, Alvarado Tezozómoc nos deja ver que los mexicas, después de
establecerse y construir el primer adoratorio de Huitzilopochtli, concentraron sus esfuerzos en
extender los límites del terreno a través del cegado. Hasta que consiguieron ensanchar un buen
trecho de tierra, se decidieron a solicitar e intercambiar insumos con los tepanecas; no obstante, el
cronista no menciona cuánto tiempo paso entre un momento y otro.214 Asimismo, en la descripción
de Alvarado Tezozómoc podemos ver que estos materiales se utilizaron tanto para la edificación de
la ciudad como para los fundamentos del Cu de Huichilobos.
Entonces, ¿la Etapa I podría ser la primera estructura de mampostería que cubrió al modesto
templo de tierra que edificaron los mexicas a su llegada al islote? Esta conjetura nos parece todavía
muy arriesgada, dado que no hay suficientes datos arqueológicos que nos permitan asegurar que no
hay otra subestructura. Desde el punto de vista del arquitecto Marquina,215 la condición de provincia
sujeta impidió a los mexicas realizar grandes obras arquitectónicas, entre ellas la construcción del
Huey Teocalli. Fue hasta el gobierno de Itzcóatl cuando se erigió la primera construcción de piedra.
López Austin y López Luján,216 también resaltan la precaria situación de los mexicas en sus primeros
años como tributarios, así como la inexistencia de menciones en las fuentes en las que se atribuya a

212 Alvarado Tezozómoc (1998: 72-73).


213 Alvarado Tezozómoc (1987: 231).
214 Durán dice que el lapso fue de una noche y en la Historia de los mexicanos por sus pinturas (2002: 65) se indica que sucedió un año

después de fundar la ciudad.


215 Marquina (1960: 107-109). Véase también Lombardo (1972: 127); (1973: 58-59).
216 López Austin y López Luján (2009: 203).

101
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Acamapichtli alguna ampliación importante del Templo Mayor. Por su parte, Lombardo de Ruíz217
opina que durante el gobierno del primer tlatoani probablemente todos los edificios de la ciudad eran
de carrizo, con excepción quizás del templo principal. Sin embargo, las excavaciones bajo la Catedral
Metropolitana han comprobado la existencia de edificios construidos con mampostería y que
pertenecen al que se ha señalado como el momento de ocupación más antiguo del recinto sagrado.
Según lo enunciado por Matos Moctezuma,218 este grupo de edificaciones podrían haberse realizado
hacia 1390 d. C., año con el cual relaciona también a la Etapa II del Huey Teocalli (Figura 1.12).
De ninguna forma podemos aseverar que la Etapa I corresponda al edificio que recubrió al primer
oratorio de barro. Lo más que podemos proponer de manera hipotética es que, tal como supone
Matos, estas construcciones junto con la Etapa II se realizaron a finales del siglo XIV durante el
gobierno del primer tlatoani de Tenochtitlan. Por tanto, correspondería a las estructuras primarias a
partir de las cuales se configuró el recinto. Tal vez esta subestructura se construyó algunos años
después de la fundación de la ciudad tenochca o posiblemente en el periodo previo a la elección de
Acamapichtli como tlatoani.

2.5.2 La Etapa II
Son 92 UEM que constituyen la Etapa II y a las cuales hemos agrupado en 12 UC que corresponde a
dos cuerpos del basamento (UC 201 [a,b,c,d,e,f)] y UC 202 [a,b,c,d,e,f)]), las escalinatas de la fachada
poniente junto con sus alfardas (UC203), los desagües (UC206 y 207) y a cada una de las
habitaciones ubicadas en la cúspide (UC204 y 205) (Tabla 2.7). Los pisos interiores también se han
considerado como UC, pero en su nomenclatura se han mantenido las siglas “P” para referirse al
piso y el número ordinario consecutivo para señalar la sobreposición. Dentro de la matriz los pisos
se vinculan con el elemento constructivo al que están asociados directamente.
Una vez tomada la decisión por parte de los mexicas de agrandar el templo, la estructura de la
Etapa I dejó de funcionar y se utilizó como núcleo del siguiente edificio designado como Etapa II.
La relación física que se mantiene entre ambas estructuras es “cubierto por”, pues la Etapa I quedó
envuelta por el edificio de la Etapa II. Desde el punto de vista estratigráfico entre ambas estructuras
se mantiene un vínculo anterior-posterior ya que la estructura II se superpone al edificio I (Figura
2.12 y 2.13).

217 Lombardo (1973: 58).


218 Matos Moctezuma (2002: 76-79); (2006: 208, 214).

102
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

De la estructura II están expuestos dos cuerpos del basamento, ocho escalones de la escalinata
norte y nueve peldaños del lado sur. De las alfardas centrales y norte están descubiertos en su
totalidad los remates en forma de dado, pero de su talud únicamente sobresalen 80 cm. Como ya
hemos indicado con anterioridad, en su mayoría las fuentes coinciden en que el basamento del
templo estaba compuesto posiblemente por cuatro cuerpos, aunque López Austin y López Lujan219
advierten la variabilidad en el número según los textos que se consulten. Con fines únicamente
explicativos y para poder numerar los dos cuerpos que sobresalen de la estructura, hemos tomado
como base la cifra probable de que la pirámide tuvo cuatro cuerpos. De tal forma que el último
cuerpo sobre el cual se ubican los adoratorios dedicados a Huitzilopochtli y Tláloc, se le ha
denominado como “cuerpo IV” y al penúltimo “cuerpo III”. Con respecto a las capilla, en ambas se
conservaron los muros de arranque en talud, parte de la cornisa y de los paramentos verticales que
formaban el panel superior, así como los apoyos adosados y aislados que sostenían las jambas y el
dintel de los accesos a los adoratorios. En la parte oriente aún permanecen las canaletas por donde se
evacuaba el agua de las techumbres. Dos pisos sobrepuestos están asociados al interior y exterior de
las capillas; el más antiguo se ha denominado como P2 y el más reciente P1. Todo el edificio posee
un aparejo homogéneo caracterizado por el uso de una técnica de mampostería concertada, la cual
fue revestida con estuco para cubrir las irregularidades de la superficie. Aunque la continuidad física
entre una sección del lado sur del templo y el resto del edificio está interrumpida por un corte
transversal consecuencia de la construcción de un colector de aguas negras (UC700) a principios del
siglo XX, es evidente una conexión entre los tramos separados por identidad y tipología, ya que los
elementos aislados al sur son la continuación y esquina de los paramentos de los cuerpos al norte y
hay una concordancia entre los materiales y la técnica empleada en su aparejo.
Referente a la serie de pasos que siguieron los mexicas para edificar el templo, podemos decir que
la UC (201) que corresponden al penúltimo cuerpo y a los extremos ponientes de la escalinata eran
construidos de forma simultánea; es decir, al momento de elevar los paramentos de las fachadas
también se iban emplazando los escalones y alfardas (UC203). En los informes y fotos de la
excavación del túnel realizado en 1989 en el lado norte de la escalinata, no hallamos menciones sobre
la existencia de un talud que confinara el núcleo y sobre el cual se montaran posteriormente los

219 López Austin y López Luján (2009: 343).

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La memoria arquitectónica del Templo Mayor

peldaños. Por tanto, podemos afirmar que la escalinata se construía de forma sincrónica a la
elevación de los cuerpos.
Una vez que el cuerpo alcanzaba la altura planeada, se sobreponía el siguiente cuerpo y de forma
paralela se continuaba con la instalación de los escalones para confinar el relleno. La base de los
muros exteriores e interiores de las capillas quedaban insertos en el núcleo del último cuerpo, así que
eran construidos simultáneamente con el basamento y por tanto son contemporáneos. Tomando en
cuenta lo anterior, los paramentos de ambos adoratorios no desplantaban del piso (P2), sino que éste
y el siguiente nivel se adosaron a la sección sobresaliente de la base de los muros. En consecuencia,
las paredes son anteriores a las superficie de los pisos P2 y P1. Es posible que con las primeras
hiladas de los apoyos haya sucedido algo similar; no obstante no podemos afirmarlo pues no se
aprecia en el sitio. Lo que sí podemos decir es que las basas del adoratorio sur y los pilares del lado
norte quedaban por debajo del piso P2 y P1, así que estratigráficamente los apoyos son anteriores a
los pisos. Por otra parte, las banquetas localizadas al fondo de cada habitación se adosaron una vez
definido el espacio interior de las capillas, así que son posteriores. Por otro lado, los desagües
(UC206 y UC207) se edificaron de manera sincrónica a los paramentos externos de los adoratorios,
físicamente están “unidos a” los muros, por consiguiente son contemporáneos.
Para aproximarnos a las dimensiones del basamento tomamos como referencia la longitud total en
dirección N-S y E-W de la base del único cuerpo que está completamente excavado (numerado en
esta tesis como IV). En su fachada oriente tiene una extensión de 35.24 m y en el coronamiento del
cuerpo mide 34.81 m. En ambos casos las medidas consideran la sección cortada por el colector y
para obtenerlas se proyectó una línea sobre el mapa topográfico 3D. Tocante a la extensión máxima
en la base del cuerpo de E-W es de 13.48 m y su altura es de 2.5 m. Por otra parte, las escalinatas
tienen una longitud de 29.37 m desde el remate norte hasta donde fueron cortadas por el tubo de
drenaje; no obstante, su extensión total aproximada debió estar cercana a los 31 m ya que la sección
que falta es el remate sur y su contraparte en el extremo norte mide 1.90 m. La escalinata
septentrional tiene una longitud de 14.62 m, considerando los remates que la flanquean; la del lado
meridional mide 13.84 m.
Concerniente a los adoratorios, la base exterior de la fachada oriente de la capilla de Tláloc,
medida en sentido N-S es de 14.96 m, mientras que la fachada norte tiene una longitud de 7.23 m y la
sur de 7.17 m. La altura de los muros en talud hasta la cornisa que sobresale es de 1.85 m en la
esquina SW del cuarto y de 1.81 m en el extremo NW, y la cornisa tiene una altura de 10 cm. Los

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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

pilares ubicados en la entrada de las capillas están separados entre 5 cm y 8 cm de los muros; el del
lado norte mide 1.42 x 1.13 x 1.53 m, el del extremo sur mide 1.40 x 1.06 x 2.22 m. En ambos casos
no se consideraron en las medidas las basas adosadas a los pilares. La basa norte está adosada al
panel sur del pilar tiene unas dimensiones de 40 cm x 34.66 x 1.26 m; la basa sur es una extensión del
pilar y mide 1.86 x 25.70 cm x 1.26m.

Figura.2.12 Isométrico de la Etapa II vista NW


(información topográfica PTM-7, dibujo O.
Quezada).

Tabla 2.7 Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa II

PARTE DEL UEM UC PISOS ASOCIADOS NOMENCLATURA


EDIFICIO
Escalinata original 2001 a 2015 203 E-II
Cuerpo III/fachada 201a,b,c y 210a,b,c E-II
NW,N,E,S,SW 2016 a 2024 NA
Cuerpo IV/fachada N- 202a,b,c, y 211a,b,c E-II
E-W 2025 a 2033 NA
Desagüe N 2034 206 NA E-II
Desagüe S 2035 207 P1,P2 E-II
Adoratorio Norte 2036 a 2072 y 2102 204 P1,P2 E-II
Adoratorio sur 2073 a 2101 205 E-II
Chac Mool 2103 208 P1,P2 E-II
Téxcatl 2104 209 P1,P2 E-II
ELEMENTOS AÑADIDOS A LA ESTRUCTURA ORIGINAL
Escalinata lado norte 2105 212 II/MES-N-1

Las dimensiones del adoratorio sur varían un poco. El talud norte tiene una extensión de 7.15 x
1.83 m de alto. La fachada oriente mide 13.18 hasta donde lo cortó el colector, no obstante, en la
fachada poniente se conservaron 49 cm de la esquina norte del muro, su contraparte mide 2.67 m, así
que faltan aproximadamente 2.18 m por lo cual el muro Este debió tener una extensión aproximada

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La memoria arquitectónica del Templo Mayor

de 15.38 m. Las basa norte mide 2.12 m x 1.43 x 76 cm de alto desde el piso P2, por su parte la basa
sur mide 2.27 m x 1.46 x 66 cm de alto desde el piso P1.

2.5.2.1 Los momentos constructivos


Los momentos asociados a la Etapa II corresponden al piso P2 y al fragmento de la escalinata norte
(IIa) (UC208) (Tabla 2.7, figura 2.13, 2.14 y 2.15).
Mientras estuvo en funcionamiento el edificio II, los mexicas aumentaron en una ocasión el nivel
del piso en la cúspide. Esta modificación afectó el interior de los adoratorios y la explanada frontal
donde están situados el chac mool y el téchcatl. Cuando se elevó el nivel del piso, la superficie original
(P1) fue cubierta por el piso P2, por tanto existe entre ambas una relación estratigráfica de
anterioridad y posterioridad respectivamente. Sin embargo, entre el conjunto de UC que conforman
la Etapa II se mantiene una relación de contemporaneidad, pues el conjunto se mantuvo en
funcionamiento. Esta elevación del piso fue de unos 10 cm, aunque esta medida varía en algunas
áreas debido a la pendiente.
Por otra parte, la UC (208) fue excavada en 1979 en el PTM y la investigadora encargada de la
exploración fue Mercedes Gómez Mont, quien registró una serie de escalones emplazados sobre la
explanada en el exterior de la capilla de Tláloc. Estos peldaños conformaban la continuación de la
escalinata original de la etapa II, pero corresponden a una ampliación posterior a la cual hemos
designado como II/MEs-NW-1. Este añadido contaba con seis escalones y una longitud N-S de 8.33
m. La manufactura de los escalones es similar a los de la escalinata anterior, donde se usaron piedras
de tezontle para dar altura al peralte y andesita de lamprobolita para la huella. 220

220 Gómez Mont (1979g). Véase también Matos Moctezuma (1982; 1999).

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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura. 2.13 Planta de la Etapa II y diagrama de UC donde se muestra su relación


estratigráfica.

La escalinata fue registrada y desmontada a finales de la década de los setentas para dejar expuesto
el adoratorio de Tláloc y el chac mool que estaban cubiertos por ésta (Figura 2.14 y 2.15). Hay que
señalar que no hay evidencia de la continuación de la escalinata al sur; al respecto, hemos planteado
dos posibles explicaciones. Una posibilidad, es que la escalinata haya sido desmontada cuando se
construyó la Etapa III del Templo Mayor, para reutilizar algunos materiales en la siguiente escalinata
o en otras partes de la nueva edificación. También es factible que los mexicas nunca hayan edificado

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La memoria arquitectónica del Templo Mayor

los escalones al sur; y por tanto, las hileras de peldaños septentrionales sean evidencia de un intento
inconcluso de elevar la altura del templo.
El momento II/MEs-NW-1 al parecer es un crecimiento vertical del edificio en el cual los
constructores mantuvieron los límites de la estructura original, pues la escalinata se colocó como una
extensión de la anterior y durante la excavación no se registraron elementos arquitectónicos que
indicaran la existencia de un acrecentamiento hacia los lados o al frente del basamento; no obstante,
también pudo tratarse de un intento malogrado.
La escalinata UC208 cubrió a la unidad (UC204 adoratorio norte) y al piso P1; por tanto,
estratigráficamente son anteriores al momento constructivo II/MEs-NW-1. Con respecto a la
escalinata original de la estructura (UC203), la UC208 se apoyó sobre el último escalón de ésta,
aunque conservando la distancia de una huella para mantener la continuidad entre ambas, así que
existe una relación de anterioridad (UC203) y posterioridad (UC208). Asimismo, podemos decir que
esta ampliación no sólo es la continuación de la escalinata; también marcó el periodo en que todos
los elementos arquitectónicos emplazados en la cúspide del templo aparentemente dejaron de
funcionar y fueron sustituidos. Sin embargo, corresponde a un momento constructivo, pues este
crecimiento preservó su relación de contemporaneidad con otros elementos de la Etapa II, tales
como los cuerpos y la escalinata (Figura 2.12).

Figura 2.14. Izq. Excavaciones de la Etapa II donde se observa la escalinata (II/MEs-W-1) adosada que cubrió
el adoratorio de Tláloc (Foto Proyecto Templo Mayor memoria gráfica 1998: 55). Figura.2.15. Der. Escalinata
(II/M ES-W-1) que cubrió al c hac m ool (Foto AMTM).

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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

No es sencillo determinar si la escalinata estuvo en uso o corresponde sólo a un intento de


ampliación que culminó con la construcción de la Etapa III. Gómez Mont221 reporta la existencia de
restos de estuco en algunas partes de la escalinata; sin embargo, resulta arriesgado suponer en ambos
sentidos, que el revestimiento de los peldaños sea un dato suficientemente contundente para
conjeturar que las escalinatas alguna vez estuvieron o no en funcionamiento.
Tocante a las escalinatas numeradas como IIb (UC304), IIc( (UC307), IId (UC308) en la
nomenclatura propuesta por Matos Moctezuma,222 no las describiremos en este apartado ya que no
mantienen una relación estratigráfica directa con ninguno de los elementos constructivos de la Etapa
II.
Recapitulemos un poco. La segunda etapa constructiva atañe al único edificio que conservó las
capillas dedicadas al numen de la guerra y al de la lluvia. Esta estructura es la llamada Etapa II,
nomenclatura que Matos Moctezuma le asignó previamente. A este edificio se asocia sólo un
momento constructivo referido a la elevación de los peldaños de la escalinata del lado norte al cual
denominé como II/MES-N-1.223
Pero, ¿en qué momento de la historia mexica se edificó la Etapa II del Templo Mayor? Como en
el resto de los casos, asignar una fecha precisa hasta el momento no es posible. En su propuesta
cronológica, Matos Moctezuma224 ubicó temporalmente esta construcción con los gobiernos de
Acamapichtli (1375-1395 d.C.), Huitzilíhuitl (1395-1417 d.C.) y Chimalpopoca (1417-1427 d.C.)
(Figura 2.16).225 En sus respectivos trabajos, investigadores como Nicholson,226 León-Portilla,227
López Austin y López Luján,228 concuerdan en que en las fuentes no hay referencias directas en las
cuales se vincule a Acamapichtli con una ampliación importante del Templo Mayor. León-Portilla,
por ejemplo, indica que sólo Alvarado Tezozómoc menciona la preocupación por parte del primer
tlatoani de agrandar el templo.229 En la crónica de Durán se menciona únicamente que éste mandó

221 Gómez Mont (1979g: 3).


222 Matos Moctezuma (1981: 50).
223 Matos Moctezuma designó a este añadido como Etapa IIa.
224 Matos Moctezuma (1981: 19-23, 50).
225 Umberger también ubica la construcción de la Etapa II durante los gobiernos de los primeros tres tlatoque mexicas (Umberger 1987:

421).
226 Nicholson (1987: 467).
227 León-Portilla (1987: 75).
228 López Austin y López Luján (2009: 203).
229 León-Portilla (1987: 75).

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La memoria arquitectónica del Templo Mayor

ordenar y edificar la ciudad,230 y en el Códice Ramírez se describe que en sus tiempos fue cuando “los
mexicanos edificaron la ciudad de México y comenzaron a mejorarse y a tener algún lustre”.231
Tocante al periodo de Huitzilíhuitl, es Durán quien describe que este gobernante de igual forma
que su padre y pese a la sujeción tepaneca, gobernó en un ambiente aparentemente pacífico y que
“Empezó a poner leyes y ordenanazas en su república… y así por cosa muy señalada e importante
tenía entre las cosas el aumento de su templo y el culto de sus dioses”.232 Sobre estos fragmentos,
Nicholson233 opina que son muy generales y no especifican realmente que estos dos tlatoque hayan
ampliado el templo. Con respecto al párrafo de Durán, López Austin y López Luján,234 sostienen que
el dominico no se refiere en específico a Huitzilíhuitl, “sino a los tlatoque mexicas en general, como
constructores del templo”.235

Figura 2.16. Izq. Acamapichtli (1375-1395 d.C). Centro. Huizilíhuitl (1396-1417 d.C).
Der. Chimalpopoca (1417-1427 d.C) (tomado del C ódice Florentin o, Lib. VIII. f. 1r).

Continuando con lo expresado por los especialistas en el tema, Nicholson236 afirma que es en el
reinado de Chimalpopoca, cuando en las fuentes se habla de una renovación del Templo Mayor,237
concretamente en los Anales de Tlatelolco. Según se especifica en dicho texto, un año después de
asentarse Cuauhtlatoatzin como gobernante de Tlatelolco, estalló la guerra tepaneca y “se acabó de
edificar el teocalli de Tenochtitlan”.238 Por su parte, León-Portilla indica que en los Anales de Cuauhtitlan
se habla de que el tercer tlatoani mexica pretendió agrandar el templo, empresa interrumpida por su

230 Durán (2002: 103).


231 Códice Ramírez (1987: 36).
232 Durán (2002: 111). Véase también León-Portilla (1987: 75-76).
233 Nicholson (1987: 466).
234 López Austin y López Luján (2009: 203).
235 López Austin y López Luján (2009: 203).
236 Nicholson (1987: 466).
237 Véase también Anales de Tlatelolco (2004: 25)
238 Anales de Tlatelolco (2004: 25)

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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

muerte repentina. El párrafo del que nos habla León-Portilla dice lo siguiente, “Maxtlaton…
sentenció a muerte a Chimalpopocatzin, el cual murió en Tenochtitlan. Cuando éste quería agrandar
el templo de los tenochcas, llamado de Huitzilopochtli”.239 En este mismo orden de exposición, me
parece pertinente destacar un parágrafo de Alvarado Tezozómoc, en el cual describe lo que los
señores dicen a Itzcóatl inmediatamente después de asumir el trono: “Nieto muy preciado y querido
nuestro… mirad que este cargo y trabajo que ahora tomais, le tuvieron y trajeron vuestros
antepasados á cuestas, mirando, gobernando y haciendo justicia, acrecentando la casa de
Huitzilopochtli”.240 Tal como sucede con el párrafo de Durán dedicado a Huitzilíhuitl y analizado por
López Austin y López Luján,241 esta mención es muy general y más bien parece tratar de describir la
obligación que asumía cada tlatoni de engrandecer el Huey Teocalli.
Los testimonios anteriores nos enfrentan al escollo de poder responder cuál gobernante construyó
la Etapa II del Templo Mayor, puesto que con excepción de la mención de los Anales de Cuauhtitlan
sobre Chimalpopoca, ninguna de las demás fuentes vincula de manera concreta a los otros dos
tlatoque con un engrandecimiento del templo. No obstante, si retomamos los párrafos en los cuales se
hace notoria la obligación de cada gobernante de edificar el Cu de Huichilobos, así como la inquietud
que manifiesta Acamapichtli con respecto a este deber, podríamos considerar otras posibilidades. Tal
como se especifica en el Códice Ramírez y en la crónica de Durán, pese a su condición de pueblo
tributario, los mexicas comenzaron a edificar y a desarrollar la ciudad de Tenochtitlan con la llegada
de Acamapichtli. Según lo expresa el fraile dominico, este periodo de sosiego se mantuvo durante el
reinado de Huitzilíhuitl. Entonces ¿podría Acamapichitli haber iniciado la construcción de la Etapa II
del templo de Huitzilopochtli y continuar esta labor su vástago y sucesor? No podemos aseverarlo,
pero sí sugerirlo. Asimismo, tampoco podemos obviar que, pese a la aparente estabilidad de la cual
gozaron ambos mandatos, los mexicas seguían bajo el yugo de Azcapotzalco. En este sentido,
también es sugerente que Huitzilíhuitl no fuera quien concluyó la obra sino su sucesor. Sobre este
asunto, López Austin y López Luján242 señalan que, con Chimalpopoca, los mexicas iniciaron un
periodo de mayor desahogo económico y político, debido al parentesco que tenía con Tezozómoc,
señor de Azacapotzalco: tal como apuntan, quizás el tercer tlatoani trató de sacar ventaja de esta
condición para agrandar el edificio. Sin embargo, la muerte de su abuelo y la subida al trono de su tío

239 Anales de Cuauhtitlan (1975: 38).


240 Alvarado Tezozómoc (1987: 239).
241 López Austin y López Luján (2009: 203).
242 López Austin y López Luján (2009: 203).

111
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Maxtla selló su fatídico destino. Poco tiempo después fue asesinado y aparentemente su cometido
quedó truncado.
Considerando los puntos expuestos y afín a la cronología de Matos Moctezuma,243 ubico
temporalmente el inicio de la construcción de la Etapa II durante el mandato de Acamapichtli.
Conjeturo que debido a la condición de los mexicas como tributarios, la edificación tomó varios
años, de tal suerte que quizá Huitzilíhuitl y Chimalpopoca continuaron con la obra. Ya que el tercer
tlatoani tenía un vínculo consanguíneo directo con el señor de Azcapotzalco, propongo que tal vez
fue Chimalpopoca quién finalmente concluyó el templo y que éste fue quien mandó subir el nivel de
las escalinatas (III/MES-N-1), quizá con el propósito de elevar las capillas; sin embargo, su
fallecimiento inesperado probablemente dejó la obra inconclusa.

2.5.3 La Etapa III


En la tercera ampliación realizada por los mexicas se observa un incremento en la superficie del
basamento por sus cuatro fachadas y verticalmente (Figura 2.13). La relación estratigráfica existente
entre la Etapa II y III es de superposición de estructuras, así que mantienen un vínculo anterior-
posterior, mientras que su lazo físico es “EII fue cubierta por EIII”, por tanto el que “cubre” es
posterior “al cubierto”.
Todas las UC agrupadas como parte de la Etapa III poseen características similares en los
materiales y técnica constructiva y se edificaron sincrónicamente; en cambio, aquellas UC
identificadas como momentos son contemporáneas a la Etapa III, pero se edificaron posteriormente.
Para construir la Etapa III, los mexicas utilizaron la mampostería concertada en los muros y
escalinatas y los cubrieron con un revestimiento de estuco. Tal como sucede con el resto del edificio,
no todos los elementos arquitectónicos están expuestos y algunos fueron destruidos cuando se
edificó la siguiente ampliación del templo, y otros por la destrucción en distintos momentos entre el
siglo XVI y el siglo XX. Actualmente, no queda huella de los adoratorios que se emplazaban sobre el
último cuerpo. Las escalinatas frontales están en malas condiciones, y tanto la plataforma como los
elementos asociados a ésta aún están sin explorar.
En la fachada sur del basamento están expuestos el cuerpo I (UC301 [a,b,c,d,e]), II (UC302
[a,b,c,d,e]) y III (UC303 [a,b,c,d,e]), aunque éste último tiene destruida la esquina SE. En el lado

243 Véase Matos Moctezuma (1981: 19-23, 50).

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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

oriente está descubierto en su totalidad el segundo cuerpo; el primero sólo se excavó parcialmente, y
el tercero fue destruido completamente. En la sección media de cada lado del templo se emplazaron
los desagües (UC305 y UC306), de los cuales se observan algunos tramos. En la fachada norte está
parcialmente excavado el segundo cuerpo y en la esquina NW están presentes los arranques del
cuerpo III. De la escalinata poniente (UC304) se aprecian los peldaños, pero una gran parte fue
derruida y los materiales que conformaban los estribos y las alfardas fueron removidos en época
prehispánica tal vez para reutilizarlos en las ampliaciones posteriores (Tabla 2.8).
La mayor parte de la destrucción del basamento se llevó a cabo durante la etapa precolonial,
cuando se ampliaron las escalinatas del edificio (en cuatro ocasiones) y al construir el basamento de la
Etapa IV. Posteriormente, la demolición sistemática realizada por los conquistadores afectó a las
estructuras más recientes del edificio, pero es probable que parte de la Etapa III haya sido demolida
porque formaba parte del núcleo de la estructura de la Etapa IV. Hacia el siglo XX el costado sur del
edificio fue “cortado” transversalmente por la construcción del drenaje (UC700) durante las obras de
saneamiento de la ciudad de México, así que hoy en día las escalinatas y la fachada oriente están
separadas de la estructura. No obstante, la similitud de los aparejos permite establecer una conexión
entre las partes como elementos propios de la misma etapa.
Sobre la escalinata de la Etapa III (UC304) hay varios puntos qué precisar. En primer lugar, en los
informes y planos de la primera temporada del PTM, se indica que la escalinata (UC310) sobre la que
se localizaron recargadas las figuras antropomorfas de piedra es la gradería inicial de la Etapa III.
Pero al comparar la relación estratigráfica de esta unidad con otros elementos del conjunto,
concluimos que ésta es una ampliación posterior, y por tanto corresponde a uno de los cuatro
agrandamientos que tuvo la escalinata y no al original, así que la ubicamos dentro de los momentos
constructivos.244
Entonces ¿cuál es la primer escalinata de le Etapa III? Suponemos que la denominada IIb
(UC304) en la secuencia arquitectónica de Matos Moctezuma,245 fue la que se construyó inicialmente
(Figura 2.17), pues ésta coincide mejor en proporción y dimensiones con el resto de la estructura de
la Etapa III. Sin embargo, el obvio desmantelamiento de la escalinata del cual fue objeto en época
prehispánica, y la escasez de evidencia arqueológica que indique la existencia de las alfardas tanto
laterales como centrales, nos hace pensar que tal vez se trató de un primer intento malogrado.

244 Este adosamiento se describiremos en detalle en el siguiente apartado.


245 Matos Moctezuma (1981: 23; 2002: 210).

113
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Tabla 2.8 Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa III

PARTE DEL EDIFICIO UEM UC PISOS NOMENCLATURA


ASOCIADOS
Escalinata W-original 3001 a 3002 304 NA E-III
Cuerpo I/fachada 3018 a 3022 301a,b,c, y 321a,b,c NA E-III
NW,E,S,SW
Cuerpo II/fachada 3004 a 3012 302a,b,c, y 322a,b,c NA E-III
NW,N,E,S,SW
Cuerpo III/fachada 3013 a 3016 303a,b,c, y 323a,b,c NA E-III
NW,N,S,SW
Plataforma/Piso lado 3037 a 3038 307a,b NA
S,SW
Desagüe norte 3023 305 NA E-III
Desagüe sur 3024 306 NA E-III
ELEMENTOS AÑADIDOS A LA ESTRUCTURA ORIGINAL
Escalinata W-1 3025 a 3026 308,309 NA III/MES-W-1
Escalinata W-2 3027 310 NA III/MES-W-2
Escalinata W-3 3028 a 3029 311,312 NA III/MES-W-3
Escalinata W-4 3030 a 3032 313 y 314 NA III/MES-W-4
Muro norte, cuerpo 3039 a3041 315 a,b,c y 316 a,b NA III/MF-N-1
II/NW-N-E-1
Muro norte, cuerpo 3042 a 3043 315 NA III/MF-N-1
III/NW-N-1
Contrafuerte NW, cuerpo 3033 a 3034 316a,b NA III/Mcon-N-1
I/W,N-1
Contrafuerte NW, cuerpo 3035 a 3036 317a,b y 318 a,b NA III/Mcon-N-1
II/W,N-1
Conjunto de esculturas 3044 324 a,b,c,d,e,f,g,h NA
sobre Escalinata W-4 lado
sur
Conjunto de esculturas 3045 325ai,j,k NA
sobre Escalinata W-4 lado
norte

Figura 2.17 Detalle del muro


noroeste de la fachada
poniente de le Etapa III,
donde se observa la
continuidad del muro por
detrás de la fachada norte de
la escalinata III/ MES-W-4 (foto
O. Quezada).

114
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Esta escalinata está bastante derruida. La mayoría de los mampuestos de las huellas de los
escalones fueron desmontados; no obstante, pese a la destrucción, las hiladas que la conformaron
aún pueden distinguirse con claridad. De la alfarda sur no quedó evidencia, pues el colector atravesó
el área dónde debía haber estado situada. De su contraparte norte, únicamente se distingue lo que
suponemos formó parte de su núcleo, así como segmento del paramento NW (UC 303a) de la
fachada oeste, con el cual probablemente se unía la alfarda (Figura 2.18). En relación a los taludes
centrales, no poseemos los datos suficientes para admitir o descartar su existencia.

Figura 2.18. Escalinatas de la Etapa III (antes IIb)


durante su excavación en la primera temporada
del PTM (tomado de Matos 2002: 210).

Tal como se mencionó, la escalinata IIb (EIII) no mantiene ningún vínculo físico con alguno de
los elementos arquitectónicos de la Etapa II, pero sí con los de la estructura que la envolvió (Figuras
2.8, 2.17, 2.18 y 2.20). Según se puede observar, pese a sus condiciones, su extremo noroeste
mantiene una conexión física directa con parte del núcleo que conformó el relleno de dos de los
cuerpos del basamento (cuerpo II y III) y quizá de la alfarda.246 También, en este extremo es posible
notar que el tope de las hileras parece estar demarcado por el inicio del relleno, aspecto que nos hace
suponer que éste fue el límite original de los escalones. Un rasgo importante de la UC 304 (antes IIb)
es que corresponde a una escalinata semi-remetida igual que la de la Etapa II; tal vez por eso, cuando
se excavó se consideró como un aumento frontal de la Etapa II. Sin embargo, es notorio que esta
cualidad se fue modificando gradualmente en los subsiguientes crecimiento de la escalinata, puesto
que el cuarto agrandamiento (III/MES-W-4) sobresale varios metros de la estructura. Desde este
momento, este rasgo se convirtió en la pauta al edificar las escalinatas del Templo Mayor; no

246 La numeración de los cuerpos de esta etapa se realizó a partir de los elementos expuestos y en orden ascendente.

115
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

obstante, sobre este asunto me extenderé más adelante.


Tocante al muro NW de la fachada oeste (UC 303 a y b), como se aprecia en la figura 2. 17, la
continuidad del estrato UC 303b se ve cortada por la cara norte de la alfarda de la escalinata III/MES-
W-4 ya que ésta se adosó; pero hacia el sur y por detrás del talud de la alfarda, se registró la
continuidad del muro (UC 303a). Pese a que el paramento está incompleto es su esquina superior
derecha, es posible establecer dos cosas: 1) que la UC 303 a y b es “anterior” a la UC 313 puesto que
la segunda se apoyó sobre el muro; 2) con respecto a la escalinata (UC 304), la conexión con el muro
es indirecta, pero como ya establecimos, existe una vínculo directo con el relleno del basamento, por
lo cual suponemos que las UC 304 y las UC 303 a, b se construyeron al mismo tiempo, y por tanto
son contemporáneas. A pesar de que pensamos que la escalinata IIb fue la primera que se construyó
junto con el resto de los elementos de la Etapa III, la ausencia de evidencia material de las alfardas,
principalmente de las centrales, también nos hace considerar probable que ésta haya estado en
funcionamiento un lapso breve o quizá nunca.

ETAPA IIa

Figura 2.19. Corte E-W de las etapas constructivas del Templo Mayor, lado norte
(tomado de Matos y Rangel 1982: plano 42; modificado por O. Quezada).

Continuando, con la secuencia, de la plataforma (UC307) sólo se aprecia parte del plano superior
al SW. El arranque de los muros del primer cuerpo quedaba inserto dentro del núcleo de la
plataforma; por tanto los muros se construían de manera simultánea, aunque mantienen un vínculo
anterior-posterior pues uno se superpone al otro. Lo mismo sucedía con los cuerpos II y III. Las

116
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

escalinatas frontales se erigían a la par de cada cuerpo, así que cada tramo mantiene una relación de
contemporaneidad con cada nivel del basamento. Otro elemento constructivo que se edificaba de
forma sincrónica con los cuerpos eran los desagües, ya que los tramos debían ser ensamblados
siguiendo la pendiente de los paramentos. El último paso era revestir los muros con el estuco, así que
esta actividad siempre era posterior al levantamiento de las escalinatas y los basamentos
superpuestos, pero anterior a la aplicación del enlucido.
En cuanto a las medidas de la estructura estimamos que su base en dirección N-S pudo ser de casi
de 56 m y de E-W de 40 m o más, pues el filo superior de cuerpo I en su fachada Este mide 52.30 m,
mientras que su base en el lado Sur es de 32 m. El cuerpo II que es el único completamente expuesto
en todas sus fachadas, en su cara oriente tiene una longitud de 48 m en dirección N-S y de 44.30 m
en su enrase. Su base en el lado sur mide 29.30 m y la línea superior del cuerpo 28.30 m. El cuerpo
III está parcialmente destruido, pero su medida máxima en la base de la fachada sur es de 25.94 m.
Según se observa en la planta de la estructura (Figura 2.8), en la etapa III los mexicas incrementaron
la superficie del templo de manera considerable con respecto a la etapa II; no obstante, no es posible
establecer una comparación directa de la extensión entre los cuerpos de la Etapa III y la II y calcular
con precisión cuánto aumentaron sus dimensiones, puesto que en ninguno de los dos casos
conocemos el número total de cuerpos.
Desde el punto de vista histórico, pensamos que el aumento en la superficie del Templo Mayor
puede indicar que se llevó a cabo durante un momento de prosperidad de los mexicas. Ya que para el
acrecentamiento del edificio era necesario contar con suficiente materia prima y un número
importante de mano de obra.

117
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Figura.2.20 Planta de la Etapa III del Templo Mayor y diagrama con la secuencia de
eventos constructivos (información topográfica PTM-7, dibujo O. Quezada).

118
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

2.5.3.1 Los momentos constructivos


La Etapa III fue objeto de varias modificaciones durante su funcionamiento. Las escalinatas frontales
se ampliaron en cuatro ocasiones (UC308 a 3014), acrecentaron la fachada norte de los cuerpos
(UC315 y 316) e incorporaron al diseño del edificio un refuerzo lateral en la esquina NW de la
alfarda (UC317 y 318) (Tabla 2.8).
La primera ampliación de la escalinata corresponde a la UC308 y 309 y la hemos denominado
como III/MES-W-1; en la nomenclatura de Matos Moctezuma corresponde a la Etapa IIc.
Prosiguiendo con la descripción, de este agrandamiento se conservan únicamente dos tramos
localizados al sur del edificio. El primero mide 6.20 m de largo y se registraron cinco escalones,
aunque sólo algunos están completos. El segundo fragmento mide 1.50 m y están visibles tres
peldaños. Añadiremos que la distancia E-W entre ambas escalinatas es de 3.50 m aproximadamente,
tomando como base la última grada de la escalinata inicial y el peldaño más alto del primer
crecimiento. Para edificar este acrecentamiento los albañiles utilizaron la construcción anterior como
núcleo, encima depositaron el relleno de tezontle y cubrieron la escalinata.
A partir de la conexión física y estratigráfica de superposición que existe entre las dos escalinatas,
es mediante la cual determinamos la relación “anterior-posterior” entre ambas (Figura 2.20). Sin
embargo, hay una pérdida de continuidad del momento III/MES-W-1 (antes IIc) con los paramentos
de la fachada norte del basamento. Como resultado de la pérdida del vínculo directo entre los
peldaños y los muros frontales de la fachada, no es posible aseverar si ésta estuvo en funcionamiento
o tan sólo son los restos de un pentimento arquitectónico. Lo más que podemos proponer
hipotéticamente, es que los escalones del momento III/MES-W-1 corresponden a un primer intento
de ampliar de manera frontal la escalinata del Templo Mayor.
Poco tiempo después los mexicas modificaron por segunda vez las dimensiones de la escalinata al
colocar encima de la primera ampliación nuevos peldaños. Este crecimiento no aparece en la
nomenclatura de Matos Moctezuma, en este trabajo lo hemos designado como III/MES-W-2 (UC
310), está del lado norte del basamento y se localiza a una distancia 1.10 m en dirección E-W del
primer adosamiento y a 2.54 m de profundidad por debajo de él.247 Pensamos que en caso de haber
sido utilizada, esta escalinata tal vez se inhabilitó cuando los constructores edificaron encima el tercer
adosamiento y la cubrieron, quedando aproximadamente a 2.81 m de profundidad por debajo del

El momento de escalinata III/MES-W-1 está a 2249.01 msnm, mientras que el momento III/MES-W-2 tiene una altura de 2246.47
247

msnm y la ampliación III/MES-W-3 está a 2249.28 msnm.

119
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

momento III/MES-W-3. Actualmente está expuesto un tramo de 2.35 m y se aprecian tres peldaños
incompletos.
Referente a los vínculos físicos y estratigráficos con otros elementos del conjunto, el momento
III/MES-W-2 (UC310) y el III/MES-W-3 (UC311 y 312), tiene una conexión estratigráfica de
superposición entre ambos elementos y un lazó físico de “cubierto por/cubre a”, por tanto el que se
superpone y cubre es posterior al que fue cubierto. Tal como sucedió en el caso anterior, no tenemos
datos suficientes para asegurar que ésta escalinata fue utilizada, sólo podemos proponer que se trata
de un segundo intento de incrementar de manera frontal la fachada poniente; y que su construcción
se realizó en algún momento posterior al momento III/MES-W-1 y previo a la construcción del
momento III/MES-W-3.

ETAPA IIa

Figura 2.21 Corte E-W de las etapas constructivas del Templo Mayor, lado sur
(tomado de Matos y Rangel 1982: plano 42; modificado por O. Quezada).

El momento III/MES-W-3 (UC311 y 312)248 es una nueva tentativa de extender frontalmente la


escalinata. Los restos de la ampliación lo conforman dos segmentos, el primero se ubica al norte
encima del momento III/MES-W-2, tiene un longitud N-S de 4.30 m y se observan seis escalones
delineados. El tramo más largo está emplazado al sur, mide 11.80 m y están expuestos cinco

248 Escalinata IId en la nomenclatura de Matos Moctezuma.

120
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

peldaños.
Esta modificación al igual que las dos crecimientos anteriores está deteriorada, aunque el
segmento del sur presenta buen estado de conservación y se aprecian mejor definidos los escalones.
El tercer crecimiento en su tramo sur se “superpone a” III/MES-W-2 y hay una distancia entre
ambos de 1.60 m. Asimismo, ambos segmentos del momento III/MES-W-3 fueron tapados
completamente por los peldaños de la cuarta ampliación, ya que éstos se emplazaron tomando como
referencia los escalones del crecimiento que les antecedió.
Algún tiempo después mientras continuaba en funcionamiento la Etapa III se amplió por cuarta
ocasión la escalinata ¿A caso los tres incrementos anteriores no cumplieron con las expectativas de
los constructores mexicas? Es una idea válida pero sólo podemos considerarla como una hipótesis.
El cuarto agrandamiento lo hemos denominado como III/MES-W-4 o UC313 y 314 es el mejor
preservado de todos, conservó gran parte de su recubrimiento de estuco y los peldaños presentes
están completos.
La longitud total de la escalinata considerando el corte que dejó el colector moderno es de 38.14
m, su altura en el área excavada es de 3.90 m a plomo, en talud es de 4.88 m aproximadamente y
sobresale del basamento 5.00 m en su conexión con la parte superior del tercer cuerpo (SW) y 5.85 m
en su unión con la base del segundo cuerpo (SW), pues se adosó a la fachada poniente. Asimismo, en
el lado sur hay 15 peldaños excavados y en el septentrional únicamente 11. Durante las excavaciones
del PTM-1 los arqueólogos registraron ocho esculturas antropomorfas recargadas sobre el lado sur
(UC325 a,b,c,d,e,f,g,h) y tres en el lado norte de la escalinata (UC325 i,j,k).
Esta modificación “se apoyó” sobre los paramentos que flanquean cada lado de la fachada oeste)
y “cubrió” al crecimiento III/MES-W-3 (UC311 y 312), además, parece haber “cortado” parte de los
extremos de las escalinatas III/ MES -W-1 (UC308 y 309) y III/MES -W-3 (UC310). En ambos casos
se considera como un evento posterior, pero coetáneo a la Etapa III.
Pienso que con la cuarta ampliación los constructores buscaron que la escalinata sobresaliera
bastante del basamento. En la arquitectura mesoamericana la escalinata no era únicamente el
elemento que permitía el ascenso a la cúspide donde se ubicaban los adoratorios, también demarcaba
la fachada principal de la construcción. Cabría preguntarse, si este elemento empezó a cobrar
importancia a partir de la Etapa III, no como un elemento autónomo, sino como un componente
que magnificaba el frente del edificio y generaba en el espectador una sensación de amplitud y
solidez.

121
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

No sabemos con exactitud hasta donde llegaban las hileras de los escalones de las tres
ampliaciones previas; no obstante, si consideración las proporciones y el límite de las hileras de los
peldaños de la Etapa III al menos en su lado norte, es posible observar que el paramento norte del
talud no quedó a paño de la esquina NW de la fachada (UC 303 a y b), sino que los constructores lo
recorrieron aproximadamente 3 m en sentido N-S.
Como ya señalamos, la cuarta ampliación de la escalinata significó un cambio en el diseño, puesto
que en las etapas II y III las alfardas laterales sobresalían poco del basamento, así que los peldaños de
la cima quedaban alineados con el enrase del último cuerpo dando un efecto visual de una escalinata
semi-remetida. Sin embargo, la distancia que existe entre el basamento y el muro de la alfarda y la
inclinación del talud, nos hace pensar que quizá en el momento III/MES-W-4, los escalones finales ya
no estaban alineados con los cuerpos y en consecuencia la escalinata resaltaba mucho.
En Tenayuca se presenta un caso similar. Desde la primer época del templo hasta la tercera, la
escalinata está más próxima al basamento así que parece estar semi-remetida. A partir de la cuarta
época se advierte un incremento frontal de la escalinata y como los peldaños pierden su alineación
con respecto a los cuerpos del templo, este elemento sobresale completamente de él.249
De manera simultánea a la construcción de la cuarta escalinata, los mexicas ampliaron la fachada
norte (UC3015 a,b,c y 316 a,b), añadiendo a la esquina NE y NW un tramo de 2.25 m. Sabemos que
este crecimiento afectó al segundo y tercer cuerpos del basamento, pero desconocemos si esta
modificación se llevó a cabo en el primer cuerpo y en la plataforma también, pues estos permanecen
aún sin explorar. En nuestra nomenclatura, este momento quedó registrado como III/MF -N-1.250
Al edificar el acrecentamiento norte los constructores utilizaron como apoyo el paramento
septentrional de la fachada anterior para encofrar el relleno. Ya que los muros del momento III/MF-
N-1 se “apoyan sobre” la UC301 de la Etapa III son posteriores a ésta.
Por otro lado, hemos ubicado esta ampliación como contemporánea al crecimiento de la
escalinata III/MES-W-4 pues comparten similitud en su técnica constructiva. En uno y otro se utilizó
la mampostería careada para edificar los paramentos de muros y alfardas, así como los mismos
materiales constructivos.
Una vez concluida la ampliación del muro norte del momento III/MF-N-1 y de la escalinata
III/MES-W-4, los constructores añadieron en la fachada NW un nuevo elemento constructivo, que

249 Marquina (1935); (2010).


250 López Austin y López Luján (2009: 210) denominan a este agrandamiento como IIIa.

122
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

suponemos es un refuerzo lateral escalonado (III/MCON-NW-1),251 similar a los que registró


Marquina en Tenayuca, sin embargo, él los denominó como contrafuertes escalonados.252 De este
elemento sólo se conservan restos de dos de sus cuerpos (UC317 a,b y UC 318 a,b). Desde el punto
de vista estratigráfico, el refuerzo mantiene vínculos físicos con la UC313 que corresponde a la
escalinata número cuatro, con la fachada noroeste de la Etapa III (UC301 a,302 a,3013 a) y con la
ampliación III/MF-N-1 (UC 315 y 316). En el primer caso, el refuerzo se apoyó sobre la pared norte
de la alfarda, pero quedó descubierto parte del talud. A la fachada oeste de la Etapa III la cubrió en
su totalidad y con respecto a la fachada del momento III/ MF-N-1, únicamente tapó la sección donde
se unía con el muro anterior. Con las tres UC antes mencionadas, éste elemento constructivo
mantiene una relación de posterioridad. No obstante, sólo con los momentos III/ MF-N-1 y
III/MES-W-4 tiene un vínculo de igualdad, pues se construyeron con una técnica semejante. Por
tanto, supongo que se erigieron en el mismo lapso, aunque no de forma simultánea, sino consecutiva.
En el caso del Templo Mayor de Tenochtitlan, la aparición del refuerzo lateral escalonado como
parte de la estructura marca el inicio de un reajuste en el diseño del edificio, pues en las subsiguientes
etapas se incorpora en ambos extremos del basamento. Pensamos que se trata de un elemento que al
parecer guarda una estrecha relación con el incremento en las dimensiones de la construcción,
particularmente con su elevación y con la extensión frontal de la escalinata. Por ejemplo, en el
templo principal de Tenayuca, los llamados contrafuertes escalonados se encuentran como parte de
la estructura una vez que ésta alcanzó dimensiones importantes en su altura y donde se aumenta la
extensión frontal de la escalinata.253 (Figura 2.22).
¿Podemos denominar a las UC 317 y 318 cómo un “refuerzo lateral” o “contrafuerte de la
estructura”? O ¿es un elemento qué se adosó con otra finalidad? En este caso, consideramos
plausible, que se construyó como un soporte para proporcionar estabilidad en este lado del
basamento, así como que su edificación esta vinculada con la ampliación del costado norte del
templo. Según se observa, en la extensión septentrional de la fachada se utilizó un aparejo de
mampostería careada y cadenas de cerramiento sencillas.254 Como veremos en el capítulo sobre las
técnicas constructivas, pensamos que la utilización de uniones simples en las esquinas de los muros

251 De acuerdo con Villalobos (comunicación personal, marzo 2016), un refuerzo lateral de la alfarda puede ser una extensión en la
base de ésta y que se proyecta más allá de la fachada del edificio o escalinata pero integrados a éstos.
252 El contrafuerte escalonado es un elemento que Marquina identifica en la pirámide principal de Tenayuca. Este elemento se adoso en

el ángulo formado entre la alfarda y los cuerpos de la pirámide entre la 4ª y 5ª época. (Marquina 1935; 70; 2010: 71).
253 Para ampliar la información véase Marquina (1935; 2010).
254 Véase en esta tesis el apartado relativo a la técnica de mampostería, capítulo 5.

123
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

del momento III/MF-N-1 fue un factor que, aunado a la inestabilidad del terreno, pudo provocar
empujes laterales del relleno y un deslizamiento en los paramentos de la ampliación. En este sentido,
suponemos que tal vez para corregir esta falla, mediante el adosamiento del refuerzo lateral, los
mexicas trataron de fortalecer el ángulo NW formado por el paramento de la fachada y el talud
externo de la alfarda. Por tanto, es válido llamar a este elemento “contrafuerte” o “refuerzo lateral”.

Figura 2.22. Izq. Refuerzo lateral escalonado en la esquina NW de la Etapa III del
Templo Mayor de Tenochtitlan. Der. Contrafuerte escalonado de la 4ª época del
templo de Tenayuca (fotos O. Quezada).

Otro aspecto que observamos con respecto al contrafuerte, es que éste al parecer equilibró las
dimensiones de la fachada noroeste en relación a su contraparte suroeste. Suponemos que la
extensión de la fachada ocasionó un desajuste en las dimensiones de lado norte con respecto a la
escalinata ocasionado por el crecimiento de la cuarta ampliación, pues al menos en el lado norte ésta
se desfasó en sentido N-S casi 3.00 m de donde se presume iniciaba la alfarda de la gradería original.
No contamos como datos suficientes para asegurar sí al sur la escalinata mantuvo los márgenes
originales o también se movieron; por tanto, únicamente podemos proponer como una hipótesis que
los constructores recorrieron los límites sólo al norte, dejando una fachada frontal demasiado corta,
aunque no lo suficiente para producir visualmente la sensación de que el lado de Tláloc era más
pequeño que el de Huitzilopochtli.255 Para sustentar lo antes señalado tomamos como base la línea de

255 Las distintas mediciones realizadas en los templos dobles de Tenayuca, Taltelolco, Tenochtitlan y Teopanzolco dejan constancia de

124
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

desplante del cuerpo III de cada extremo del basamento en su fachada poniente, pues ambos son
factibles de ser medidos. En el lado sur hay una longitud N-S de 3.55 m desde la esquina exterior de
cuerpo hasta donde topa con la alfarda. En su extremo opuesto hay una distancia de 2.70 m, por lo
cual la diferencia es de 85 cm. Al ampliar la fachada norte, la longitud del tercer cuerpo en este
mismo lado es de 4.30 m medida que sobrepasa a la del flanco sur. No obstante, si medimos el
mismo lado pero considerando al que hemos llamado “refuerzo lateral escalonado” la distancia se
reduce a 1.55 m y a 2.30 m en la base del segundo cuerpo en contraste con los 3.90 m en el lado sur.
¿Además de su función estructural, el contrafuerte se colocó con el fin de disminuir las dimensiones
de la esquina noroeste con respecto al suroeste? Es una posibilidad que no podemos descartar. Sin
embargo, en nuestra opinión su función principal fue reforzar la esquina NW del basamento. En
cualquiera de los dos casos, el factor que parece vincular a ambos es la ampliación del costado norte.
Lo anterior podría esclarecer por qué en la Etapa III el contrafuerte se edificó exclusivamente del
lado norte.
En otro orden de ideas, traigo al tema mi proposición con respecto a los límites y elementos
constructivos que se relacionan con la Etapa III y sus ampliaciones.
Como señalé previamente, en los informes y planos de la primera temporada del PTM,256 se indica
que la Etapa II tuvo tres ampliaciones de la fachada poniente identificadas por Matos Moctezuma257
como IIb, IIc y IId. Asimismo, tanto Ignacio Marquina258 como Eduardo Matos, cada uno en su
tiempo y con la información y datos arqueológicos disponibles en ese entonces, coinciden en que la
escalinata sobre la que se localizaron recargadas las figuras antropomorfas de piedra, es la gradería
inicial de la Etapa III. Sin embargo, nuestra aproximación a partir del análisis de las relaciones físicas
y estratigráficas que mantienen cada uno de los componentes arquitectónicos entre sí, me hacen
pensar en otras posibles explicaciones y plantear una hipótesis alterna a la de Eduardo Matos e
Ignacio Marquina.

la existencia de variaciones en las medidas entre el lado norte y sur del basamento, donde el extremo septentrional siempre es más
pequeño por centímetros o metros respecto del sur. Véase Guilliem Arroyo (2006); López Austin y López Luján (2009); Marquina
(1935), (2010).

256 Matos (1981: 23).


257 Matos (1981: 19-23, 50); (1982: 46); (2002: 210); Matos y Rangel (1982).
258 En el caso del arquitecto Marquina, cuando él realizó el plano y planta de los elementos arquitectónicos del Templo Mayor, sólo

estaban descubiertas las escalinatas al sur del colector de principios de siglo, así que el toma en cuenta la esquina suroeste del
basamento y esta sección de las escalinatas (véase Marquina 1960, lámina 1).

125
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Como ya expuse, los acrecentamiento vinculados con la Etapa II (IIb [E-III], IIc [ III/MES-W-1] y
IId [III/MES-W-3]), no guardan ninguna conexión física con algún elemento constructivo de esta
subestructura. También, he indicado que la escalinata IIb (EIII) armoniza mejor en proporción,
longitud y elevación con los elementos del basamento de la Etapa III y que el extremo norte de las
hiladas de los escalones, está visiblemente demarcado por el relleno del núcleo del segundo y tercer
cuerpo de la estructura. Asimismo, documentamos en el costado norte de la fachada poniente, que el
muro de su tercer cuerpo en sentido N-S, pasa por la parte posterior de la escalinata III-MES-W-4
(antes EIII) y que el talud de la alfarda se apoyó sobre el muro; es decir, mantienen una relación
física de “se apoya en” y una estratigráfica de “sobreposición”, lo cual nos permitió ubicarla como
una ampliación más tardía.259
Los crecimientos frontales IIc (III/MES-W-1), III/MES-W-2; IId (III/MES-W-3) corresponden a
fragmentos incompletos de escalinatas; pero, de igual forma que la gradería IIb (EIII), éstos
muestran una mayor correspondencia con la elevación de la estructura de la Etapa III. Como
resultado de la destrucción de la cual fueron objeto estas escalinatas, han perdido su conexión física
directa con los extremos del basamento, pero no su vínculo estratigráfico, que en todos los casos es
de superposición; por tanto, mantienen una relación de “anterior-posterior” entre ellas junto con la
escalinata IIb (EIII), así como con el cuarto y mejor conservado agrandamiento (III/MES-W-4).
Sobre la base de los datos recogidos y analizados, propongo como hipótesis que el perímetro
inicial de la Etapa III llegaba hasta la escalinata que está completamente derruida y la cual Matos
denominó como IIb. Es posible que durante las tres primeras ampliaciones al poniente de las
escalinatas, los constructores hayan mantenido los límites de las otras fachadas. Fue hasta el cuarto
incremento de la gradería que los mexicas extendieron la longitud del costado norte.
Ya que la escalinata III/MES-W-4, la ampliación del costado norte III/MF-N-1 y el refuerzo o
contrafuerte lateral III/MCON-NW-1 comparten la misma técnica constructiva en los aparejos de los
muros y los cerramiento concluyo que se edificaron de manera consecutiva durante el mismo
periodo.
En lo que respecta a las causas del crecimiento de la fachada norte, éstas pudieran atribuirse a
posibles fallas estructurales del basamento como consecuencia de la inestabilidad de la superficie,
pero también a modificaciones en la orientación de la estructura. En relación a esto, suponemos dos

259 Véase en esta tesis figura 2.7; véase también Carandini (1997: 66).

126
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

posibles causas conectadas con el origen de la ampliación septentrional. Una de ellas se refiere al
arreglo en la alineación del basamento de la cual derivó la necesidad de hacer ajustes en las
dimensiones de la estructura. Para este asunto retomamos algunos datos y observaciones hechas por
Iván Šprajc en su estudio de las orientaciones de edificios en el Centro de México.
Mediante diversas mediciones en taludes, paramentos, muros y otros elementos constructivos del
Templo Mayor, Šprajc260 determinó la existencia de dos grupos de orientaciones, el primero
corresponde al edificio de la Etapa II y el segundo a las ampliaciones a partir de la Etapa III
identificada por Marquina y Matos (Tabla 2.9). En un trabajo previo al de Šprajc, Arturo Ponce de
León había notado en sus mediciones y cálculos que las construcciones posteriores a la Etapa II no
conservaron la misma orientación que ésta, presentando una desviación y valores menores respecto
al azimuth de la Etapa II. Las mediciones de Šprajc, indican que la orientación de la Etapa II, al
menos en su eje este-oeste es distinta a la de las siguientes superposiciones, y que la orientación del
Templo Mayor cambió a partir de su Etapa III (Matos y Marquina).261 Según argumenta el
investigador, el registro del punto poniente en el horizonte al parecer era lo que determinaba la
orientación del edificio.262 Asimismo, señala que es posible que la orientación que presenta la Etapa II
y la cual posiblemente marcó la traza de la ciudad en la etapa temprana de Tenochtitlan, quizás no
era funcional en ambos sentidos de observación, y tal vez este hecho motivó el cambio de
orientación en la siguiente estructura (Etapa III de Matos Moctezuma y Marquina).

Tabla 2.9. Resultados de los cálculos y mediciones obtenido por Ivan Šprajc en el
Templo Mayor de Tenochtitlan, en cada una de las etapas constructivas.

ETAPA CORRELACIÓN AZIMUT HORIZON DECLINACIONES FECHAS


DE ETAPAS EN TE MÀXIMAS DE REGISTRO SOLAR
ESTA TESIS
TM-II E-II E 97º 42’ ± 30’ 2º 02’ ± 5’ -6º 39’ ± 30’ MARZO 3, OCTUBRE 10 ± 1/D
O 277º 42’ ± 30’ 2º 07’ ± 3’ 7º 54’ ± 30’ ABRIL 9, SEPTIEMBRE 1 ± 1/D
N 6º 30’ ± 1º
TM-III-VI E-III, E-IV, E-V E 95º 36’ ± 30’ 1º 55’ ± 5’ -4º 43’ ± 30’ MARZO 9, OCTUBRE 5 ± 1/D
O 275º 36’ ± 30’ 2º 22’ ± 5’ 6º 00’± 30’ ABRIL 4, SEPTIEMBRE 7 ± 1/D
N 6º 40’ ± 30’

260 Šprajc (2001: 396).


261 Šprajc (2001: 386-390).
262 Šprajc (2001: 396).

127
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

De acuerdo con Šprajc, el cambio de orientación del edificio pudo proyectarse junto con la
desición de agrandar nuevamente el Cu de Huichilobos.263 De ser válida su conjetura, es posible que
pese a lo planeado, y ya que la Etapa III es la primer subestructura que presenta un incremento
exponencial tanto en su superfcie como en su elevación, haya representado dificultades para los
constructores al momento de reorientarla.
Como complemento de lo expresado vale la pena traer a colación un pasaje de la obra de
Motolinía, donde describe el deseo del tlatoani mexica de destruir el Templo Mayor debido a que la
orientación del edificio estaba desfasada. Según lo documentado por el franciscano, “caía estando el
sol en medio del Uichilobos, que era equinoccio, y porque estaba un poco tuerto lo quería derrocar
Mutizuma y enderezallo ”.264 Con respecto al tema constructivo, este pasaje nos deja entrever que la
alineación astronómica del Huey Teocalli constituyó un desafío para los arquitectos del templo. El
problema de mantener una misma orientación en distintas etapas del edificio no estriba soló en la
clase y la precisión de los instrumentos empleados en las mediciones. En el caso de los mexicas, el
suelo inestable era causa de hundimientos constantes e irregulares y como consecuencia, el
basasmento se desplazaba de manera horizontal,265 estas situaciones no facilitaban mantener alineado
el eje del edificio.266
Sí la ratificación de la orientación y los puntos de avistamiento se realizaban una vez que la
edificación estaba ya muy avanzada, suponemos que era poco factible derrumbar el edificio o una
parte de él. La demolición era un procedimiento más complejo y costoso que además podía afectar la
estabilidad de la construcción. Sugiero que para solucionar el problema sin afectar la totalidad de la
estructura, los mexicas optaron por añadir un tramo a los cuerpos, a partir del cual poder ampliar la
superficie de la plazoleta donde estaban los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc. De este modo
podían adecuar el pasillo por donde se presupone se hacían algunas de las observaciones. Aunque los
constructores prehispánicos seguramente tenían marcadores mediante los cuales establecer la
alineación que tendría la estructura al construirse, difícilmente podían tener un completo control
visual durante la edificación, así que los ajustes debían hacerse una vez que la obra estaba casi o
totalmente construida. Al respecto, llama la atención que los añadidos en los cuerpos del basamento
hechos por los mexicas en las etapas III y IV siempre hayan sido hacia el norte y no en ambos lados

263 Šprajc (2001: 390).


264 Motolinía (1971: 51).
265 Šprajc (2001: 410).
266 Šprajc (2001: 385).

128
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

del templo, situación que tal vez pudiera tener relación con los desplazamientos que menciona Šprajc
en su texto. Esta hipótesis es arriesgada, pero me parece pertinente resaltar este detalle.
Pasando a otro tema, de igual forma que con el resto de las ampliaciones del Huey Teocalli no
podemos dejar de preguntarno ¿a cuál de los tlatoque incumbió la tercer ampliación del templo? En
las distintas propuestas cronológicas que existen sobre el Templo Mayor, con excepción de
Graulich,267 los demás investigadores268 coinciden en asignar este crecimiento con Itzcóatl, dignatario
que gobernó entre 1427 y 1440 d.C (Figura 2.23).

Figura 2.23. Itzcóatl (1427-1440 d. C). C ódice Florentino. Lib.


VIII. F. 1r

La llegada de Itzcóatl al gobierno es un parteaguas en la historia de los mexicas. En los inicios de


su mandato, el tlatoani tenochca junto con sus aliados de Texcoco y Tlacopan emprendieron la guerra
contra Azcapotzalco en busca de su emancipación. Tras la caída del señorío tepaneca y una vez
conformada la Triple Alianza, el inició la época expansionista y de hegemonía de Tenochtitlan.269
Tal como indican León-Portilla270 y Nicholson,271 a partir del régimen de Itzcóatl las fuentes
escritas dan más referencias y detalles sobre las ampliaciones del Templo Mayor. De acuerdo con
Nicholson, el primer crecimiento importante del edificio atribuido a éste dignatario sucedió alrededor
de 1429 y 1431 d.C., poco tiempo después de llegar al poder. En la Crónica X, Alvarado Tezozómoc y
Durán narran este hecho.272 Según describe Durán, al terminar los enfrentamientos con el señorío de
Azcapotzalco y Coyoacán, Itzcóatl envió a sus mensajeros a Xochimilco para pedir materiales pues
quería “edificar un aposento al dios Huitzilopochtli”.273 Tal demanda fue rechazada, pero les dio a los
tenochcas un pretexto para iniciar una ofensiva en contra de los habitantes del territorio chinampero.

267 Graulich (1987: 127).


268 Véase Matos Moctezuma (1981: 50); Umberger (1987: 421); López Austin y López Luján (2009: 208).
269 Códice Chimalpopoca (1975: 49); Alvarado Tezozómoc (1987: 273); Chimalpáhin (1998: 69-76); Historia de los mexicanos por sus pinturas

(2002: 85); Durán (2002); Analaes de Tlatelolco (2004).


270 León-Portilla (1987: 76).
271 Nicholson (1987: 466).
272 Alvarado Tezozómoc (1987: 273); Durán (2002:157). Véase también Chimalpáhin (1998: 73); Anales de Tlatelolco (2004: 89).
273 Durán (2002: 156-157).

129
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Una año después se iniciaron las hostilidades contra Cuihtláhuac, señorío ubicado también en la zona
de agua dulce.274 De esta batalla salieron victoriosos los mexicas y al poco tiempo, emprendieron la
construcción del Cu de Huichilobos.275 Según relata Torquemada, “Vuelto Itzcohuatl desta guerra de
Cuitláhuac, comenzó en esta ciudad de México el templo del ídolo llamado Cihuacohuatl… y luego,
el año siguiente, se hizo también el de Huitzilopochtli”.276 De acuerdo con Nicholson, la ampliación a
la que se refieren Torquemada, Durán y Alvarado Tezozómoc pudo realizarse alrededor de 1431
d.C.,277 fecha con la cual López Austin, López Luján278 y Matos Moctezuma279 también coinciden.
Además de lo escrito en las crónicas, Matos280 relaciona la fecha “4 caña” (equivalente al año 1431
d.C.), localizada en el primer cuerpo de la fachada oriente para apoyar su hipótesis.
A partir de los aspectos indicados por los especialistas y tomando en cuenta lo descrito en las
fuentes, es posible relacionar al menos una ampliación importante del Cu de Huichilobos durante el
gobierno de Itzcóatl. Pero ¿es la Etapa III el edificio que amplió el cuarto tlatoani de Tenochtitlan?
Sin duda es osado afirmarlo; no obstante, consideramos que existen elementos a partir de los cuales
proponerlo como una hipótesis.
Según se observa en la planta general del edificio (Figura 2.8) hay un marcado contraste e
incremento entre las dimensiones de la Etapa II y la III. Ya que no tenemos el mismo número de
cuerpos expuestos entre cada subestructura, no es sensato hacer una comparación directa. Sin
embargo, hemos hecho una tabla con las medidas conocidas de los cuerpos existentes en cada una,
así como el cálculo de su área para tener una idea general de sus dimensiones (Tabla 2.10). También
hemos tomado como referencia la distancia entre las escalinatas con el fin de comparar el espesor
aproximado del relleno entre las graderías de la Etapa I, II y III. Sí tomamos en cuenta que entre la
escalinata frontal de la Etapa I y la II el grueso del relleno al poniente no supera el 1.50 m;281 y entre
la Etapa II y la III282 en la misma dirección oscila alrededor de los 10 m, entonces podemos suponer
que para la tercera ampliación la extensión y el espesor del relleno al oeste es casi cinco veces mayor,

274 Códice Chimalpopoca (1975: 50); Alvarado Tezozómoc (1987: 275-277).


275 Torquemada (1975-1983, V. I, Lib. II, cap. XLII: 207); Nicholson (1987: 466-467). Véase también Chimalpáhin (1998: II, 77).
276 Torquemada (1975-1983, V. I, Lib. II, cap. XLII: 209).
277 Nicholson (1987: 467).
278 López Austin y López Luján (2009: 204).
279 Matos Moctezuma (1981: 50).
280 Matos (1981: 23).
281 Esta medida esta considerada a partir del túnel de 2 m de profundidad que se hizo en la parte central de la escalinata norte de la

Etapa II.
282 Como ya argumentamos, nosotros proponemos que la escalinata IIb corresponde al límite original de la Etapa III y es a partir de

éste que consideramos la distancia entre ambas fachadas.

130
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

esto sin considerar los cuatro crecimientos posteriores de la fachada.283 Asimismo, en el plano general
(Figura 2.8), es posible apreciar que a pesar de que la segunda subestructura se utilizó como parte del
núcleo, aún así fue necesario emplear una gran cantidad de tierra y piedra para rellenar el basamento
de Etapa III.

Tabla 2.10 Medidas conocidas de los cuerpos de las Etapas II y III, así como de la
superficie calculada a partir de éstas (información topográfica PTM-7)

NORTE-SUR/ ESTE-OESTE/ SUPERFICIE


FACHADA ESTE FACHADA SUR APROXIMADA
ETAPA II BASE ENRASE BASE ENRASE SUPERFICIE SUPERFICIE
CALCULADA CALCULADA
m2/BASE m2/ENRASE
ÚLTIMO 35.24 m 34.81 m 13.48 m 13.45 m 475.03 m2 458 m2
CUERPO (IV ¿?)

ETAPA III BASE ENRASE BASE ENRASE


CUERPO I 52.30 m 32 m
CUERPO II 48 m 44.30 m 29.30 m 28.30 m 1406.4 m2 1253.69 m2
CUERPO III 46 m ¿? 25.94 m ¿? 1193.3 m2
CUERPO IV ¿? ¿? ¿? ¿?

Obedeciendo a lo expresado en las fuentes documentales, los primeros años de la historia mexica
están plagados de dificultades debido a su condición de pueblo dependiente de Azcapotzalco. La
mayoría de las veces, los materiales constructivos eran adquiridos mediante la compra o el
intercambio, y quienes edificaban eran los mismos pobladores de Tenochtitlan. Es claro que esta
situación no impidió a los mexicas erigir su ciudad y sus templos; sin embargo, la restricción de los
recursos materiales y humanos probablemente hizo que la actividad constructiva fuera intermitente y
tomara más tiempo el concluir las obras. Asimismo, ya que los insumos constructivos hasta cierto
punto eran limitados, es lógico suponer que las dimensiones de las estructuras fueran modestas. En
este sentido, el aumento en la superficie y la altura de la Etapa III, nos hace pensar que la obra se
realizó en una época de prosperidad para los mexicas, pues no sólo había que reunir la suficiente
tierra y piedra para los rellenos y los aparejos, sino también conseguir la cal y los agregados para las
mezclas, además de contar con los recursos humanos esenciales.

283Al respecto hay que precisar que en la fachada oriente la distancia entre las subestructuras siempre fue menor, no obstante, sí existe
un crecimiento proporcional. La separación entre la Etapa II y III en el lado Este es cercano a los 4 m y al norte y sur es superior a los
6 m.

131
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Como apuntan López Austin y López Luján,284 la derrota de Maxtla y la alianza política entre las
cabeceras de Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan en tiempos de Itzcóatl fue el inicio de la hegemonía
mexica como conquistadores. Mediante las ofensivas militares al sur de la cuenca, Tenochtitlan no
sólo logró apropiarse del territorio y de los materiales para construir, sino también de la mano de
obra. Durán285 y Alvarado Tezozómoc286 describen que, tras ser vencidos los xochimilcas, fueron
obligados a construir una calzada desde Xochimilco hasta la capital tenochca (Figura 4.9). Desde esta
perspectiva, es posible suponer que, dada la nueva condición de los mexicas, no sólo era viable
agrandar el Huey Teocalli, sino también hacerlo de manera significativa. Hay que añadir que la
participación forzada en las obras públicas como parte del tributo impuesto a los pueblos
conquistados287 incrementó la fuerza laboral y posiblemente permitió llevar a cabo las actividades
vinculadas con la construcción en periodos menos prolongados.
Como expondremos más adelante, gracias al análisis de los procedimientos constructivos fue
posible identificar variaciones en las técnicas de los aparejos. En el caso de la Etapa III y sus
ampliaciones parciales, documentamos que éstos muestran un técnica menos refinada con respecto a
la Etapa II. Sí para el momento en que se amplió la Etapa III, Tenochtitlan ya contaba con los
insumos materiales y humanos necesarios ¿por qué la técnica constructiva es menos sofisticada?
Sobre este asunto nos extenderemos en el quinto capítulo; sin embargo, consideramos pertinente
subrayar desde ahora que hemos interpretado este cambio como una resolución sociopolítica por
parte del tlatoani, cuyo interés era engrandecer con prontitud el templo de Huitzilopochtli dejando en
un segundo plano la técnica constructiva. Al respecto, vale la pena traer aquí la mención de
Chimalpáhin en su quinta relación. Según narra el cronista, en los inicios de las hostilidades hacia los
tepanecas y los chalcas, mientras Itzcóatl pedía a su pueblo que empuñaran sus escudos, los mexicas
decían “¿Cómo nos mirarán nuestros vecinos? Edifiquemos una casa para nuestro dios. Y enseguida
comenzaron los mexicas [a edificar] su templo”,288 empresa en la que intervino toda la población,
incluso las mujeres.289

284 López Austin y López Luján (2009: 204).


285 Durán (2002: 163-164). Véase también Códice Durán (fol. 40r.)
286 Alvarado Tezozómoc (1987: 277).
287 Rojas Rabiela (1977: 6); (1992: 21); Carrasco (1978: 42); Gibson (2003: 227).
288 Chimalpáhin (1998: I, 385).
289 Chimalpáhin (1998: I, 385).

132
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Sobre la base de las ideas expuestas y de manera análoga a la propuesta de Matos Moctezuma,290
supongo que la Etapa III fue la primera gran ampliación realizada por los mexicas al separarse de
Azcapotzalco. Asimismo, a partir del análisis, propongo que el límite inicial de la estructura
corresponde a la escalinata antes denominada como IIb, y que durante el funcionamiento de esta
subestructura, se realizaron cuatro crecimientos de la escalinata frontal (III/MES-W-1; III/MES-W-2;
III/MES-W-3; III/MES-W-4), se añadió un muro de refuerzo (III/MCON-NW-1) y se extendieron las
dimensiones de la fachada norte ( III/MF-N-1).

2.5.4 La Etapa IV
Al construir la Etapa IV los mexicas ampliaron bastante el perímetro del edificio y acrecentaron
también su altura. De este crecimiento documentamos 102 UEM y 33 UC, así como las diversas
relaciones estratigráficas que esta etapa mantuvo con los diferentes componentes arquitectónicos
tanto contemporáneos como pretéritos. Hay que señalar que los momentos asociados a esta etapa
comparten la misma técnica constructiva. Sin embargo, es a partir de las relaciones físicas que
mantienen con otros elementos constructivos lo que permitió ubicarlas como posteriores. Tal es el
caso de los crecimientos de las escalinatas frontales de la fachada poniente, las dos elevaciones de la
plataforma, el adosamiento al muro septentrional de la fachada, entre otros.
De la estructura original sólo queda la base, tramos del talud del primer cuerpo, las escalinatas
frontales y restos del contrafuerte sur. Probablemente, una parte de la construcción se desmanteló
cuando se amplió por quinta ocasión el templo, pero sin lugar a dudas, el resto del basamento fue
arrasado por los conquistadores cuando destruyeron la última ampliación. Como en los casos
anteriores, la sección sur muestra un corte este-oeste causado por la construcción del drenaje el cual
dividió esta área del edificio. A este crecimiento están asociados los pisos de la plaza P7 y P6, los
cuales muestran características similares en sus procedimientos constructivos y en todos los casos se
adosaron directamente a la plataforma.291
La estructura muestra homogeneidad en su aparejo, el cual corresponde a una mampostería
careada, con características similares a las de la etapa anterior, aunque en esta nueva ampliación los
albañiles sustituyeron las cadenas de cerramiento simples por las complejas. Asimismo, para cubrir
todas las superficies se utilizó mortero del grupo 2 y se identificó una variación en la mezcla

290 Matos Moctezuma (1981: 50).


291 Véase en esta tesis capítulo 5.

133
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

(subgrupo 1).292 Referente a cómo era la fachada frontal de la plataforma, contamos con la
información aportada por las exploraciones dirigidas por López Luján en el PTM-6.293 Los resultados
de los trabajos indican que los tres ejes principales que demarcaban cada lado del templo así como el
centro eran distintos entre sí. En el lado del numen de la guerra se registraron varios escalones que
llevaban a la parte superior de la plataforma; en cambio, en el extremo de Tláloc había una amplio
talud que remataba con un panel vertical. El centro estaba demarcado por dos alfardas decoradas con
una moldura en forma de moño y coronadas por remates rectangulares en forma de dado. Esta
configuración sería modificada en la última ampliación de la plataforma.
En relación a la secuencia estratigráfica de los eventos constructivos que llevaron a cabo los
mexicas, podemos decir que una vez establecida la superficie de desplante, se construía la base del
templo que era la plataforma (UC401 y 425), cuya altura es de 3.20 m medidos desde el piso P7 (más
temprano) en la esquina SE. La altura de la base permitió a los mexicas dar un uso prolongado tanto
a la plataforma como al edificio, pues según lo documentado por López Luján294 la superficie se
niveló en seis ocasiones más. Cada lado de la base se edificaba de forma simultánea junto con los
peldaños que permitían ascender a la plataforma. Antes de que la base alcanzara su altura máxima, los
albañiles colocaban varias hiladas del primer cuerpo (UC402 y 427). De este modo quedaba
afianzado junto con el relleno de la plataforma. Las escalinatas de ascenso a los adoratorios (UC403)
también se levantaban de manera sincrónica a los muros del primer cuerpo. El muro de refuerzo
escalonado o contarfuerte295 (UC404) era una elemento que se construía una vez que el edificio había
alcanzado la altura deseada, pues éstos se erigían sobre la plataforma y sus paramentos se recargaban
sobre la fachada oeste y el muro exterior del talud de la escalinata. El paso final era el acabado de la
superficies y consistía en un revestimiento con estuco.
Para determinar las dimensiones aproximadas de la base, tomamos como referencia el borde
superior de la plataforma para tener una medida continua, ya que la sección inferior no está expuesta
totalmente. Este elemento mide en sentido norte-sur mide 59.30 m, mientras que en dirección este-
oeste tiene una longitud de 60 m dando como resultado una planta casi cuadrada. La superficie

292 Torres (2009: 79); Miriello et al. (2011: 1125-1133). Miriello y colaboradores señalan que a partir de la Etapa IV, las muestras
analizadan presentan agregados de tezontle, aspecto que es consistente con los resultados del estudio petrográfico y químico de Torres
(2009), quien ubica a esta clase de morteros dentro del subgrupo 1 del grupo 2.
293 López Luján (2006b: 8-9).
294 López Luján (2006b: 8-10).
295 Como discutimos en el apartado anterior, suponemos que la función principal de los refuerzos escalonados es como soporte lateral

de la escalinata; por tanto, consideramos válido nombrarlos como contrafuertes.

134
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

aproximada de la base es de 3558 m2. Las dimensiones de la estructura en su eje norte-sur no


aumentaron significativamente, pues la variación es de 5 m aproximadamente. En cambio, hacia el
poniente se incrementó una distancia de casi 20 m; solamente la sección frontal de la plataforma
tenía una longitud de 13.80 m. Con respecto al cuerpo I, sus medidas en dirección oriente-poniente
son de 45 m y de norte sur es 39.80 m, mientras que las escalinatas tienen una extensión de 38 m.

Tabla 2.11. Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa IV

PARTE DEL EDIFICIO UEM UC PISOS ASOCIADOS NOMENCLATURA


Plataforma original fachadas N-E-S 4001 a 4004 401 a,b y 425 P7 (Plaza) E-IV
a,b,c
Escalinata original fachada W 4005 a 4008 y 4041 a 403 y 428 NA E-IV
4045
Cuerpo I-original fachadas NW-N- 4009 a 4014 402 a,b,c y 427 NA E-IV
E-S-SW a,b,c
Contrafuerte original-W-lado sur 4015 a 4016 404 a,b NA E-IV
ELEMENTOS AÑADIDOS A LA ESTRUCTURA ORIGINAL

Plataforma-W-1 4017 a 4018 405 y 429 P7,P6,P5 (Plaza) IV/MPl-W-1


Plataforma-W-2 4019 a 4020 406 y 430 P4,P3,P2 (Plaza) IV/MPl-W-2
Plataforma-W-3 4021 a 4040 407 a,b,c y 431 P1 (Plaza) IV/MPl-W-3
a,b,c
Escalinata-W-1 4046 a 4050 408 y 432 NA IV/MEs-W-1
Escalinata W-2 4051 a 4063 409 y 433 NA IV/MEs-W-2
Escalinata W-3 (lado sur) 4064 410 NA IV/MEs-W-3
Cuerpo I-Fachadas W-N-E lado N 4065 a 4067 412 a,b,c NA IV/MF-N-1
Contrafuerte NW-1 4068 a 4069 414 a,b NA IV/Con-NW-1
Contrafuerte SW-1 4070 a 4071 413 a,b NA IV/Con-SW-1
Altar NW 4072 a 4076 417
Habitación NW 4077 a 4084 415 P1,P2,P3 (Interiores)
Habitación SW 4085 a 4088 416 P1 (Interior)
Escalinata-Norte-adosada a la 4089 418 P2 (Plaza)
plataforma
Escalinata-Este-adosada a la 4090 419 P2 (Plaza)
plataforma
Coyolxauhqui-1 4091 420
Coyolxauhqui-2 4092 421
Cabeza de serpiente SW 4093 422
Conjunto de esculturas sobre 4094 a 4102 423a,b,c,d,e,f,g,h
plataforma-W-3 (Cabezas de y 424
serpiente, texcatl y serpientes
ondulantes, ranas)

135
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Figura 2.24. Planta de la Etapa IV y diagrama de las UC de la Etapa IV y su


relación estratigráfica.

136
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

2.5.4.1 Los momentos constructivos


Durante el funcionamiento de la Etapa IV los mexicas llevaron a cabo varias alteraciones en la
estructura y algunos elementos constructivos entraron en desuso y fueron sustituidos. Todas la
modificaciones afectaron la fachada poniente del edificio: la escalinata incremento su extensión
frontal en dos ocasiones (UC408,432, 409,433); el nivel de la plataforma se aumentó tres veces
(UC405 y 429, UC406 y 430, UC407 y 431), y sólo en una ocasión se amplió la fachada norte del
templo (UC412 [a,b,c]). Las modificaciones también afectaron algunos de los elementos de la
plataforma, como los habitaciones ubicadas en los extremos norte (UC415) y sur (UC416), así como
el pequeño adoratorio localizado en el extremo norte de la base (UC417) y que fue cubierto y
remplazado por los cuartos (Figura 2.24, Tabla 2.11).
Después de la construcción del templo, una de las primeras modificaciones que se llevaron a cabo
fue el incremento frontal de la escalinata, separándose de la original alrededor de 6 m. A este
crecimiento los hemos denominado como IV/MES-W-1 y corresponde a la UC408 y 432. Esta
ampliación probablemente utilizó como superficie de desplante la plataforma (UC401) y se adosó a la
escalinata anterior, en ambos casos su relación estratigráfica es de superposición, así que es un
elemento posterior. En cuanto a su conexión física, los muros de las alfardas se “apoyaron” sobre los
paramentos ponientes de la fachada y los nuevos peldaños “cubrieron” a la escalinata anterior, por
tanto mantienen un vínculo anterior-posterior.
De forma consecutiva al crecimiento de la escalinata se construyeron los contrafuertes al norte
(IV/MCon-NW-1 [UC415]) y sur (IV/MCon-SW-1 [UC416]) de las alfardas, otorgando mayor
estabilidad a la estructura, y durante el mismo periodo se adosó al muro norte una extensión de 80
cm (IV/MF-N-1 [UC412]), la cual quedó “apoyada” sobre la cara norte del contrafuerte, así que está
se edificó de manera consecutiva y no simultánea. De manera consecutiva, los mexicas elevaron la
altura del piso de la plataforma. Esta nivelación nombrada como IV/MPl-W-1 (UC405)296 se
sobrepuso a la superficie anterior; es decir, no se colocó un relleno o firme que separara ambos
planos. Suponemos que esta nivelación tuvo como objetivo “cubrir” los arranques de las
ampliaciones recién construidas, pues también “tapó” parcialmente la escultura de tezontle y estuco
de la Coyolxauhqui. La UC405 corresponde al piso P4 registrado por López Luján durante las

296Esta nivelación en la nomenclatura de Matos Moctezuma (1981), (1999) corresponde a la Etapa IVa. López Luján (2006b) a partir
de las excavaciones en el PTM-6 nombró a este piso como Etapa IVa-1.

137
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

excavaciones del PTM-6 (Figura 2.23).


Por otro lado, supongo que una vez construidos los elementos antes mencionados y una vez
nivelado el piso, se edificó al noroeste un pequeño adoratorio (UC417), cuya fachada oriente quedó
apoyada sobre la pared oeste del contrafuerte situado en ese extremo. Este pequeño altar tiene una
planta rectangular y una escalinata al poniente flanqueada por una alfarda en cada extremo. Además,
fue construido con mampostería careada como los demás elementos de la Etapa IV y la piedra usada
en la mampostería fue el tezontle y se aplicó como recubrimiento un aplanado de estuco (Figura
2.25).
Pocos años después, el tlatoani junto con los maestros constructores decidieron elevar nuevamente
la superficie de la plataforma aproximadamente 30 cm. Este crecimiento vertical se denominó como
IV-MPla-W-2 y “cubrió” la escultura de tezontle de la diosa Coyolxauhqui, dos peldaños de la
escalinata IV/MES-W-1, “tapó” parcialmente a los contrafuertes, la base de la extensión del muro
norte (IV/MF-N-1) y parte del adoratorio NW, pues como se observa actualmente, el piso de la
plataforma (IV-MPla-W-2 ) “cubrió” parte de los escalones y las alfardas del mismo (Figura 2.25 y
2.26).

Figura 2.25. Imagen donde se observa la alfarda


NW del pequeño altar parcialmente cubierta
por el piso de la plataforma IV/MPl-W-1 (foto
O. Quezada).

Las causas de la nivelación no son del todo claras, pero tal como indica López Luján297, las cuatro
sobreposiciones de los pisos de la plaza (P7, P6, P5 y P4) habían disminuido considerablemente la
altura de la plataforma. También compartimos la opinión de López Luján sobre la posibilidad de que
durante este periodo los mexicas renovaron algunas de las esculturas que ornamentaban la
plataforma, entre ellas la de la Coyolxauhqui.

297 López Luján (2006b: 8-10).

138
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 2.26. Planta y corte de la ubicación de la Coyolxauhqui de la Etapa IV, donde


se observa cómo la ampliación de la plataforma IV/MPl-W-2 cubrió la escultura y
los dos escalones de la escalinata IV/M ES-W-1 (Matos 1991, figura 3).

Otros dos elementos que al parecer son contemporáneos al momento de la plataforma IV/MPl-
W- 2 son las unidades constructivas (UC418) y (UC419). Se trata de dos pequeñas escalinatas
localizadas al norte (UC418) y este (UC419). de la plataforma. Cada una contaba con tres peldaños y
en ambos casos el tercero sólo conservó el peralte. Asimismo, cada escalón recubierto de estuco
tenía una altura estimada de 30 cm, por lo cual la elevación de la escalinata debió ser de 90 cm
aproximadamente. Por tanto, suponemos que el desplante del primer peldaño se hizo sobre el piso
P3 ya que éste se localiza a esa profundidad desde el último piso de la plaza (P1). Ambas escalinatas
se “adosaron” a los paramentos norte y este de la plataforma y quedaron “cubiertas” por el piso P1
de la plaza cuando se realizó la última ampliación de la plataforma IV/MPl-W-3.
Sobre su función, se ha planteado que permitían a los encargados de encender el fuego la
ascensión a la plataforma sin necesidad de ingresar por el frente, pues los braseros se localizaban en
las fachadas laterales de la base. Hay que señalar que las exploraciones del PTM-1 no revelaron la
existencia de una escalinata similar en el lado sur del basamento.

139
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Tiempo después, el tlatoani en funciones mandó realizar una nueva ampliación de la plataforma
(IV/MPl-W-3 [UC407]). Para el momento en que se llevó a cabo este crecimiento los constructores
ya habían elevado el nivel de los pisos de la plaza seis veces (P7 a P2), así que las escalinatas y alfardas
situadas al frente de la plataforma estaban casi cubiertas.

Figura 2.27 Corte-perfil de la operación 1 del


PTM-6 donde se observan los lugares que ocupó
la escultura de serpiente durante las distintas
ampliaciones de la plataforma en la Etapa IV
(tomado de López Luján 2006b: 156).

Estratigráficamente la UC407 se superpuso y cubrió al momento IV/MPl-W-2 (UC406) y el plano


superior de la plataforma se “apoyó” en los peldaños de la escalinata IV/MES-W-2 (UC409). Junto
con esta ampliación los alarifes incorporaron nuevas estructuras al edificio. Se trata de los cuartos
ubicados en cada extremo de la plataforma (UC415 y UC416). Estas habitaciones tienen una planta
rectangular en forma de “L” invertida, con escalinatas en cada lado para ingresar al interior. El lado
más extenso de los cuartos está orientado norte-sur, el costado corto tiene su eje este-oeste y los
accesos están al poniente, norte y sur respectivamente. En cada caso los peldaños estaban limitados
por alfardas y tanto las gradas como los taludes se construyeron con la misma técnica que las
escalinatas que ascendían a la cúspide. Abriendo un paréntesis, en relación a estos cuartos López

140
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Austin y López Luján298 han realizado una descripción y un análisis profundo. Tocante a su función
litúrgica los investigadores proponen dos hipótesis. Según señalan, en las fuentes documentales se
hace mención de las penitencias de sangre que hacían los militares de alto rango ante la imagen de
Huitzilopochtli. Suponen que en estos cuartos se realizaba dicha ceremonia o al menos parte de
ella.299 La segunda hipótesis se relaciona con el hecho de que estos cuartos no se construyeron sobre
la plataforma a partir de la Etapa V, y que además comparten similitud tanto en su planta
arquitectónica como en su programa iconográfico con la Casa de las Águilas.300 En un trabajo
anterior, López Luján301 ha propuesto la existencia de un circuito ritual que incluye al Templo Mayor
y la Casa de las Águilas, y el cual esta relacionado con la ceremonia que precedía la coronación del
tlatoani. A partir de los datos arqueológicos, los especialistas sugieren que inicialmente los ritos
previos a la investidura del dignatario electo, se realizaban en los cuartos ubicados en la plataforma y
que paulatinamente se fueron trasladando hacia un espacio análogo mayor, en este caso, la Casa de
las Águilas.302 Lo cual explicaría por qué a partir de la Etapa V ya no se construyeron estos cuartos
sobre la plataforma del Huey Teocalli.
Volviendo a nuestro tema, determinamos que los aposentos norte (UC415) y sur (UC416) son
contemporáneos a la plataforma IV/MPl-W-3, pues ambos desplantan del piso de esta ampliación.
Los muros de ambas habitaciones que están situados al occidente, se “adosaron” al panel norte y sur
de los contrafuertes (IV/MCon-NW-1 [UC415] y IV/MCon-SW-1[UC416]).
Además, durante ese periodo el altar localizado al noroeste de la plataforma dejó de estar en
funcionamiento, pues al construir el aposento ubicado al NW, el pequeño adoratorio quedó
“cubierto”. El uso de las habitaciones junto con la plataforma IV/MPl-W-3 se prolongó por varios
años antes de quedar en desuso. Así lo demuestran las tres sobreposiciones de pisos de piedra caliza
(P1, P2 y P3) al interior de los aposentos norte y sur. Además, es indiscutible que lo constructores
pretendían mantener en funcionamiento la plataforma por más tiempo y extender sus dimensiones
hacia el poniente, pues sobre la superficie de ésta se localizaron restos de una escalinata. Este
crecimiento corresponde a la UC 410 y se ha denominado como momento IV/Esc-W-3. Se localiza
encima de la plataforma al sur, al frente de la escultura discoidal de la Coyolxauhqui, por lo cual

298 López Austin y López Luján (2009: 310-321).


299 López Austin y López Luján (2009: 320).
300 López Austin y López Luján (2009: 321).
301 López Luján (2006a: 281-286).
302 López Austin y López Luján (2009: 321).

141
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

suponemos que esta ampliación tenía como objetivo “cubrir” las tallas de las serpientes que
ornamentaban los taludes, la de la diosas de la luna, los peldaños y alfardas de subida a la cima del
templo, así como extender las dimensiones de la plataforma hacia el poniente para poder colocar las
nuevas efigies de piedra.

Figura 2.28 Perfil este de la operación 2 y 6 donde se


observa la sobreposición de pisos de la plaza
adosados a la plataforma de la Etapa IV y el momento
IV/MPl-W-3 (IVa-3/IVb) (tomado de López Luján
2006b: 163).

Además, durante ese periodo el altar localizado al noroeste de la plataforma dejó de estar en
funcionamiento, pues al construir el aposento ubicado al NW, el pequeño adoratorio quedó
“cubierto”. El uso de las habitaciones junto con la plataforma IV/MPl-W-3 se prolongó por varios
años antes de quedar en desuso. Así lo demuestran las tres sobreposiciones de pisos de piedra caliza
(P1, P2 y P3) al interior de los aposentos norte y sur. Además, es indiscutible que lo constructores
pretendían mantener en funcionamiento la plataforma por más tiempo y extender sus dimensiones
hacia el poniente, pues sobre la superficie de ésta se localizaron restos de una escalinata. Este
crecimiento corresponde a la UC 410 y se ha denominado como momento IV/Esc-W-3. Se localiza
encima de la plataforma al sur, al frente de la escultura discoidal de la Coyolxauhqui, por lo cual
proponemos que esta ampliación tenía como objetivo “cubrir” las tallas de las serpientes que

142
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

ornamentaban los taludes, la de la diosa de la luna, los peldaños y alfardas de subida a la cima del
templo, así como extender las dimensiones de la plataforma hacia el poniente para poder colocar las
nuevas efigies de piedra.

Figura. 2.29. Isométrico Etapa IV,


vista suroeste (información
topográfica PTM-7, dibujo O.
Quezada).

La ubicación de esta escalinata nos hace pensar que los mexicas tuvieron la intención de ampliar
nuevamente la fachada del templo y reutilizar una vez más la plataforma. Sin embargo, las sucesivas
nivelaciones de los pisos de la plaza habían reducido bastante la altura de la plataforma, que para
entonces medía tan sólo 1.15 m. Con base en lo anterior, especulo que el proyecto constructivo fue
replanteado para tener una base más alta y, en consecuencia, los mexicas decidieron no sólo ampliar
la plataforma sino todo el templo, dando paso así al siguiente crecimiento que afectó a toda la
edificación.
En relación al posible dignatario encargado de llevar a cabo la cuarta ampliación del Cu de
Huichilobos, Marquina,303 Matos Moctezuma,304 Umberger,305 López Austin y López Luján 306
proponen que fue Moctezuma Ilhuicamina, quinto tlatoani mexica que ascendió al poder en el año de
1440 d.C. y gobernó por casi treinta años (Figura 2.30).

303 Marquina (1960: 109).


304 Matos Moctezuma (1981: 23, 37, 50).
305 Umberger (1987: 417-418, 421).
306 López Austin y López Luján (2009: 204).

143
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Tanto León-Portilla307 como Nicholson,308 coinciden en que la mayoría de las fuentes


documentales atribuyen a Moctezuma I al menos dos crecimientos del Templo Mayor durante su
mandato. Con base en su estudio, Nicholson plantea como hipótesis que la primer gran reedificación
del Cu de Huichilobos hecha por Huehue Moctezuma fue en 1447 d.C. y la segunda alrededor de
1467 d.C. Asimismo, expone la posibilidad de una ampliación intermedia realizada entre los años de
1454/1455 d.C. Pese a que la información etnohistórica parece ser consistente en señalar que este
tlatoani realizó obras para el engrandecimiento del templo, el investigador norteamericano sugiere
prudencia en el manejo de los datos, pues como en los otros casos, existe ambigüedad en los relatos;
por tanto, cualquier aseveración es arriesgada.309

Figura 2.30. Moctezuma Ilhuicamina 1440-1469 d.C. (tomado


del C ódice Flor enti no, Lib. VIII, fol. 1v).

Revisemos entonces lo que nos dicen las crónicas sobre los trabajos constructivos en la época de
Moctezuma I. En un fragmento de la Historia de los mexicanos por sus pinturas, se indica que en el “año
125 de la fundación de México se renovó y se hizo muy grande [el templo de] Huitzilopochtli”.310
Sobre este mismo evento, en su tercera relación, Domingo de Chimalpáhin describe en el año 6
Tochtli equivalente al año cristiano de 1446 d. C., los mexicas solicitaron maderos grandes para
cubrir la casa de Huitzilopochtli.311 Y en su séptima relación, el cronista narra que Moctezuma
Ilhuicamina y Cihuacóatl Tlacaelel solicitaron piedra a la provincia de Chalco para edificar la casa de
Huitzilopochtli.312 Nicholson,313 basado en el pasaje antes citado de la Historia de los mexicanos por sus

307 León-Portilla (1987: 75).


308 Nicholson (1987: 467).
309 Nicholson (1987: 467).
310 Historia de los mexicanos por sus pinturas (2002: 73).
311 Chimalpáhin (1997: 153).
312 Chimalpáhin (1998: TII, 85). Véase también Nicholson (1987: 467).
313 Nicholson (1987: 467). Véase también León-Portilla (1987: 76-77).

144
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

pintura, estima que en el año 1447 d. C pudo hacerse el primer engrandecimiento a cargo del quinto
tlatoani.
En la Crónica X, Alvarado Tezozómoc y Durán sitúan la primer reedificación de Huehue
Moctezuma unos doce o trece años después del inicio de su gobierno, es decir, entre 1452 y 1453
d.C. Durán describe que “Huehue Moctezuma estuvo de paz y quietud, que fueron doce o trece
años, con mucha paz y quietud y sosiego… [entonces] determinó de edificar el templo de su dios
Huitzilopochtli”,314 pues como él mismo señala “la casa que tiene no es conforme a su
merecimiento”.315 Por su parte, Alvarado Tezozómoc narra que “pasados algunos años dijo el rey
Moctezuma al Cihuacóatl Tlacaeletzin general y oidor, ¿paréceme que ha muchos días que estamos
muy ociosos? Comencemos pues y labremos el templo y casa de Tetzahuitl abusion
Huitzilopochtli”.316 Alvarado Tezozómoc continua se relato e indica que pocos días después de la
victoria obtenida por los mexicas en Cuextlan y Tuxpan, Moctezuma decidió que la gente de estos
pueblos vinieran para que “ensalzasen y aventajasen la altura de la casa y templo de
Huitzilopochtli”,317 para después sacrificar ahí a los huastecos. También, menciona que los
pobladores de la costa “después de haber hecho el gran Cu muy alto, le hicieron gradas, y en medio
se puso el tajón a donde habían de ser muertos los tales esclavos habidos”.318 Sobre este asunto,
Durán afirma que algunos días después de la guerra contra los huastecos, Tlacaelel le recordó a
Moctezuma “la obra del templo que había empezado a hacer”,319 así como de la piedra que debía
labrarse para el sacrificio de los cautivos de guerra.
Los expresado en los párrafos anteriores nos hacen preguntarnos ¿es posible que antes de
comenzar la batalla contra los huastecos, el tlatoani ya hubiese emprendido las obras en el Huey
Teocalli o al menos tenía planes de ampliarlo nuevamente? Y en tal caso ¿una vez culminadas las
ofensivas se dio continuidad a los trabajos de construcción? De acuerdo con Nicholson320 si se
considera el periodo y los eventos que menciona Durán, es posible que la ampliación a la que alude
haya iniciado en 1452/1453 d.C. y posiblemente se haya continuado y finalizado en 1554/1555 d.C.
Sobre este mismo asunto, Durán y Alvarado Tezozómoc aportan información sobre una segunda

314 Durán (2002: 183).


315 Durán (2002: 183). Véase también Nicholson (1987: 469); León-Portilla (1987: 76).
316 Alvarado Tezozómoc (1987: 287).
317 Alvarado Tezozómoc (1987: 318).
318 Alvarado Tezozómoc (1987: 318).
319 Durán (2002: 224).
320 Nicholson (1987: 469).

145
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

ampliación del templo. Según sus descripciones, este segundo crecimiento lo realizó Moctezuma
Ilhuicamina en el periodo en que los mexicas estaban en guerra contra Oaxaca. Durán321 narra que en
esta época el tlatoani mandó llamar nuevamente a los señores de Tezcoco y de Tlacopan y les
compartió su voluntad de acabar el templo.322 Asimismo, sostiene que fueron llamados los maestros
para medir la “traza” y “asiento del edificio”.323 Sobre estas menciones, Nicholson324 indica que, la
intervención de los mexicas en Oaxaca aparentemente se realizó varios años después, durante el
mandato de Ahuítzotl. Sin embargo, el historiador señala, que si se toma como válida la posibilidad
de una incursión en Oaxaca durante el gobierno de Moctezuma I, entonces la segunda ampliación del
templo debió ocurrir en 1458/1466 d.C. En los dos casos anteriores, Nicholson advierte que el
problema con las descripciones provenientes de la Crónica X es que suelen ser más temáticas que
cronológicamente exactas, lo que a veces provoca confusiones;325 en todo caso, sugiere tomar con
cautela estas posibilidades.326
Por otro lado, Chimalpáhin en su séptima relación afirma que en el año de 1467 “los mexicas
tenochcas comenzaron a renovar la casa del diablo Huitzilopochtli”.327 Asimismo, en las Relaciones
originales de Chalco Amaquemecan, el mismo cronista recalca este suceso de lo cual dice: “1-Caña. 1467.
Reanudación de la construcción del templo para el diablo Huitzilopochtli, que habían emprendido
los mexicas tenochcas”.328
A partir de los pasajes presentados y considerando el cuidadoso estudio de Nicholson,329 es
posible suponer al menos dos engrandecimientos importantes y quizás un tercero, mientras estuvo
en el poder Moctezuma Ilhuicamina. Pero ¿esto es consistente con la información arqueológica? Los
El conjunto de datos provenientes del análisis estratigráfico y de los estudios que nos anteceden,330
indica que en la Etapa IV los mexicas acrecentaron de forma importante la superficie del basamento.
Y durante el tiempo que estuvo en funcionamiento, las modificaciones más importantes se realizaron
en la plataforma la cual tuvo tres aumentos frontales (IV/MPL-W-1, IV/MPL-W-2, IV/MPL-W-3), en la
escalinatas principal la cual tuvo dos incrementos al frente (IV/MES-W-1, IV/MES-W-2), así como un

321 Durán (2002: 280-283).


322 Durán (2002: 281).
323 Durán (2002: 282).
324 Nicholson (1987: 471).
325 Nicholson (1987: 469-471).
326 Nicholson (1987: 471).
327 Chimalpáhin (1998: II, 99).
328 Chimalpáhin (1982: 103). Véase también León Portilla (1987: 76-77); Nicholson (1987: 471).
329 Nicholson (1987).
330 Véase también Marquina (1960: 109); Matos (1981: 23-37); López Luján (2006b: 8-10).

146
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

crecimiento del costado norte del primer cuerpo del edificio (IV/MF-N-1). Sí los crecimientos antes
señalados se consideran en forma individual, entonces el número de ampliaciones que afectaron al
edificio superan a las que se alude en los textos.331 No obstante, es preciso subrayar que con base en
los análisis de las relaciones físicas, estratigráficas y de las técnicas constructivas, algunas de las
modificaciones parciales se han agrupado como parte de tres eventos de remodelaciones de la Etapa
IV. Tal es el caso de los momentos IV/MPL-W-1, IV/MES-W-1, IV/MCON-NW Y SW-1, IV/MF-N-1,
que suponemos son contemporáneos pues comparten relaciones físicas y una misma técnica
constructiva. El segundo grupo corresponde al momento IV/MPL-W-2 de la plataforma y el tercero
lo integran los momentos IV/MPL-W-3 y IV/MES-W-2.
Tomando en cuenta lo anterior y semejante a la propuesta de Matos,332 proponemos como
hipótesis que la Etapa IV posiblemente es el primer engrandecimiento que realizó Moctezuma I del
Huey Teocalli y el cual sitúa Nicholson333 aproximadamente en 1447 d.C. Asimismo, suponemos que el
primer evento de remodelación que tuvo la cuarta ampliación corresponde a los momentos IV/MPL-
W-1,334 IV/MES-W-1, IV/MCON-NW Y SW-1 y IV/MF-N-1. Como ya se expuso, este momento
constituyó el crecimiento frontal más significativo de la escalinata principal con una distancia de 6 m
con respecto de la original, pues incluso se agrandaron los refuerzos laterales de las alfardas, se niveló
la superficie de la plataforma y encima se construyó un pequeño altar en el extremo noroeste.
¿Cuándo sucedió esta remodelación? Sí consideramos factible la idea de la ampliación intermedia
descrita en la Crónica X y que Nicholson335 estima se realizó casi poco después de la ofensiva contra
los huastecos, entonces podríamos ubicar el inicio de la obra en los años de 1452 y 1453 d.C. y su
conclusión entre 1454/1455 d.C. En este orden de ideas, pensamos que tal vez el segundo
crecimiento se edificó con escasa diferencia del anterior. Al respecto, conviene destacar que a esta
elevación de la plataforma se asocia el estreno del monolito discoidal de la Coyolxauhqui, descubierta
en 1978 y cuya fecha tentativa de inauguración de acuerdo con Matos Moctezuma es 1469 d.C. No
obstante, con base en los datos arqueológicos obtenidos durante las excavaciones de la sexta
temporada del PTM,336 López Luján337 propone que la escultura se situó originalmente sobre la

331 Graulich (1987: 127); Nicholson (1987: 465); López Austin y López Luján (2009: 203).
332 Matos (1981: 50).
333 Nicholson (1987: 467).
334 En la nomenclatura de Matos esta plataforma es la denominada como IVa y López Luján la designa como IVa-1.
335 Nicholson (1987: 469). Véase también López Austin y López Luján (2009: 204).
336 López Luján (2006b).
337 López Luján (1993: 193-200).

147
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

plataforma que denominó IVa-2 (nosotros la llamamos IV/MPL-W-2), y posteriormente se reutilizó


en el tercer aumento vertical de la base. Por tanto, es asequible considerar que tanto la plataforma
como la escultura corresponden a un periodo más temprano que el planteado por Matos.338
En cuanto a la tercera y última ampliación de la plataforma y conforme a lo expuesto por
Nicholson,339 la fecha en la cual presuponemos que Moctezuma Ilhuicamina mandó comenzar los
trabajos de remodelación es 1467 d.C. un periodo muy cercano a su muerte. En este aspecto, nuestra
hipótesis discrepa de la estimación hecha por Marquina340 y Matos Moctezuma, quienes propone
como año de su construcción 1469 d.C. y por tanto, supone que la ampliación del Huey Teocalli está
vinculada con el ascenso al trono de Axayácatl.

2.5.5 La Etapa V
La Etapa V está constituida por 57 UEM y un total de 9 UC. Sin considerar las ampliaciones, hoy en
día están visibles elementos constructivos como la plataforma, las escalinatas de ascenso a la base y a
la cúspide, restos del contrafuerte suroeste y del talud norte del primer cuerpo del basamento, así
como partes de los pisos de la plaza asociados a este crecimiento (Figura 2.30, Tabla 2.12). La técnica
que homogeneiza a los elementos arquitectónicos es la de sillarejo, la cual se distingue principalmente
en los paramentos de la base y en los muros de los cuerpos. El material constructivo preponderante
es el tezontle (vitrófido basáltico de piroxenos) en sus distintas tonalidades, le sigue el basalto
vitrofídico y la andesita de lamprobolita.
Tras varios incrementos del nivel de la plataforma en la Etapa IV, el espacio se tornó insuficiente
y los alarifes en turno decidieron acrecentar las dimensiones de la base, pera también las de todo el
templo. Para elevar la base, los trabajadores usaron como superficie de desplante el último piso de la
plaza asociado a la Etapa IV (P1). La nueva plataforma incrementó su altura 80 cm con respecto a la
que le antecedió y su elevación total desde el piso fue de 1.85 m. Tomando como línea de referencia
la escalinata incompleta IV/MES-3, los mexicas extendieron la plataforma 12 m al poniente y casi 14
m hacia los extremos norte y sur. Siguiendo una metodología análoga a la de las etapas anteriores, los
constructores delimitaron el área que ocuparía el nuevo edificio y levantaron los muros y rellenaron

338 Matos (1981: 37).


339 Nicholson (987: 471).
340 Es importante señalar que la demarcación que hace Marquina referente a los límites de la superficie que alcanzó la Etapa IV son

inexactos, pues buena parte de su delimitación la hizo tomando como base el número de escalinatas expuestas en ese momento. Él
consideró a la segunda ampliación de la escalinata (IV/ MES-W-2 [IVb]) como la tercera sobreposición.

148
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

el basamento a la par. La base de los paneles del primer cuerpo así como la de las escalinatas
principal, eran construidas de forma simultánea a la plataforma, pues una vez alcanzada la altura
previamente determinada y que gran parte de la base había sido rellenada y apisonada era necesario
emplazar el asiento de los muros del cuerpo y de la doble gradería (Figura 2.27).341

Tabla 2.12 Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa V

PARTE DEL EDIFICIO UEM UC PISOS ASOCIADOS NOMENCLATURA


Plataforma original fachadas N-S-E,W 5001 a 5017 501 P1(Plaza, último piso Etapa V
etapa IV)

Escalinata original W (SW) 503 Etapa V


Contrafurte original- SW 504 Etapa V
Cuerpo I-original-Fachada N 502 Etapa V
Plataforma-1 5025 a 5040 505 P1,P2, P3,P4;P5 V/MPl-1
Interfacie/desmontaje de muro y 5041 506
escalinata W de la plataforma

Plataforma-W-2 5042 a 5048 507 P5, P6 V/MPl-W-2


Plataforma-3 5049 a 5055 508 P7 V/MPl-3
Plataforma-4 5056 a 5057 509 P7 V/MPl-4

Aunque el fundamento del cuerpo y el de las escalinatas se construían sincrónicamente con la


plataformas, su vínculo estratigráfico es de superposición y su relación física es de “cubre a” y
“cubierto por”, así que en ambos casos la plataforma es anterior al asiento de los muros y escalinatas.
Una vez construido el asiento de paneles y escalinatas, se continuaba con el alzado de los muros y se
realizaba el levantamiento de los escalones y taludes. Tocante a la relación entre los muros del cuerpo
I y la escalinata frontal, ambos mantienen una relación de igualdad ya que los panales laterales de los
taludes norte y sur se “une a” los extremos de los muros de la fachada oeste. Concerniente a su
vínculo estratigráfico ambos elementos son contemporáneos.
A este crecimiento asociamos el piso P1, el cual fue construido para elevar la plataforma IV/MPl-
3 de la Etapa IV. Por tanto es un elemento anterior a la Etapa V. El vínculo físico que mantiene la
base de la quinta ampliación (UC501) con el piso de la plaza P1 es de “se apoya en”, así que la
plataforma es posterior al piso y estratigráficamente P1 es anterior a la base.

341El fundamento o asiento de los taludes del primer cuerpo mide 1.05 m, de los cuales 62 cm quedaban por debajo de la plataforma y
los 43 cm restantes sobresalían quedando como un zócalo sobre el cual se desplantaban los taludes.

149
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Figura 2.31. Planta de la Etapa V y sus distintas ampliaciones junto con un


diagrama donde se muestran las diferentes UC y su relación estratigráfica.

150
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 2.32. Vista suroeste de la Etapa V


(Foto O. Quezada).

Figura 2.33. Vista oriente del fundamento del muro norte de la


Etapa V junto con la plataforma y el talud del momento IV/MF-
N-1 (foto O. Quezada).

2.5.5.1 Los momentos constructivos


Mientras estuvo en uso el edificio correspondiente a la Etapa V se realizaron cuatro importantes
modificaciones que afectaron esencialmente a la base, aunque también hubo cambios en muros y
escalinatas y se elevó el nivel del piso de la plaza por lo menos en seis ocasiones (Figura 2.35).
Referente a la base, la primera ocasión en que se amplió, los constructores extendieron la longitud
de la base en sus cuatro costados (UC505), pero mantuvieron la misma altura del fundamento
anterior, es decir 1.85 y 1.90 m aproximadamente. Así, la UC505 “se apoyó en” la UC501
manteniendo un vínculo estratigráfico de sobreposición y por tanto de posterioridad. A este

151
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

crecimiento se denominó como V/MPl-1 que corresponde a la plataforma.342 Mientras esta


ampliación se llevaba a cabo, el resto del edificio siguió en funcionamiento y de hecho mantuvo el
mismo nivel de piso de la plaza (P1) del tercer momento de la plataforma de la Etapa IV (IV/MPl-3)
y de la Etapa V.343 Es pertinente señalar que a pesar de haber modificaciones asociadas a la fachada
frontal de la plataforma, esta sería la última ocasión en la que los mexicas ampliarían el frente y los
costados de la base, así el momento V/MPl-1 marcó el límite final de la extensión que alcanzó el
Templo Mayor (Pisos asociado P1).
Al poco tiempo, se realizó una pequeña modificación en la alfarda suroeste de la escalinata de la
plataforma. Corresponde a un añadido al talud de 1.90 m que extendió el ancho de la alfarda hasta
3.87 m aproximadamente. Esta adición se apoyó sobre la escalinata cubriendo una parte y quedó
unida al costado norte del otro talud, manteniendo en todos los casos una relación estratigráfica de
superposición que lo ubica como un elemento posterior pero contemporáneo a la época de
funcionamiento de la Etapa V.
En referencia a los niveles de piso de la plaza asociados con el momento V/MPL-1, se encuentran
el piso P1 y P2 (lajas de andesita de piroxenos irregulares), el piso P3 (lajas de andesita de piroxenos
irregulares combinado con losas de andesita de lamprobolita) y el piso P4 (losas de andesita de
lamprobolita). Entre cada una de estas superficies hay una distancia aproximada de 30 a 40 cm,
misma que se reduce en las zonas ubicadas al oriente del edificio, pues siguen el desnivel general de la
plaza. El piso P5 (lajas de andesita de piroxenos sin aristas) también está asociado con la plataforma
V/MPL-1, aunque casi se perdió la totalidad de la conexión física puesto que parte del pavimento se
desmontó tanto al sur como al norte. Las únicas evidencias de este piso en la fachada poniente son
fragmentos emplazados sobre el segundo peldaño de la escalinata344 de la plataforma V/MPL-1, tanto
en la esquina suroeste dentro de la zona arqueológica como en el tramo expuesto en el predio del
Mayorazgo Nava Chávez (Figura 2.34). Algunos tramos pequeños de este mismo piso están adosados
a la fachada norte del templo. En el recinto sagrado el piso P5 se presenta en tramos aislados en el
lado sur, los cuales están próximos al Edificio F o Templo Rojo Sur. En el Patio Norte, este piso es
asociado por López Luján como contemporáneo a la Etapa 4 de la Casa de las Águilas y Pascal

342 Durante los trabajos de registro arquitectónico del templo notamos que las escalinatas del basamento y de la plataforma pueden
considerarse parte de la fachada. Advertimos también que, en algunos casos, los constructores las ampliaban sin que eso implicara el
crecimiento de los muros de la cara poniente del edificio, por tanto, se tomó la decisión de otorgarles un número como UC y en caso
de que estos fueran modificados individualmente darles una nomenclatura particular.
343 Véase López Luján (2006b: 19).
344 V/MEsPl-1.

152
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

García a la Etapa 3 de los edificios A y B.345


La técnica constructiva asociada a estas dos ampliaciones corresponde al técnica de sillarejo que
en algunos casos fue combinada con mampostería, y en el caso de los cuatro pisos construidos
durante el funcionamiento de esta plataforma (P2, P3, P4 y P5), se utilizó la técnica de consolidación
y apisonado de superficies. 346
No pasó mucho tiempo para que una parte de la fachada de la plataforma fuera modificada
nuevamente. En esta ocasión se realizó un remozamiento de la escalinata, sus alfardas y una sección
de los muros frontales asociados a esta parte del edificio, pero se mantuvo la misma altura de la base.
Los motivos de esta renovación parecen estar relacionados con la elevación de la superficie de la
plaza, pero también con la introducción de nuevos materiales constructivos y una mejor técnica de
edificación.

Figura 2.34 Secuencia de pisos de la plaza asociados a la


plataforma V/MPl-1 del TM, los cuales se pueden
observar en el tramo de la escalinata dentro del predio del
Mayorazgo de Nava Chávez (foto O. Quezada).

Esta reforma presenta varias relaciones estratigráficas que permiten percibir la complejidad de la
estratigrafía muraria. En primer lugar, los constructores desmontaron una sección del muro poniente
(UC506), iniciando a 7.80 m de la esquina suroeste de la plataforma, el tramo destruido mide
aproximadamente 1.57 m de altura y 5.70 m de largo. El desmantelamiento se hizo en sentido

345 López Luján (2006a: 56 ); Pascal García (2012: 91).


346 Las técnica constructiva asociadas a esta ampliación se abordará en extenso en el capítulo 4, el cual corresponde a las técnicas y
sistemas constructivos.

153
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

inverso, es decir, se realizó desde el enrase hasta el nivel donde se emplazó el piso de la plaza P5.
Posteriormente esta área fue rellenada con los nuevos materiales que conformaron el paramento.
Estratigráficamente tenemos tres estratos. El primero corresponde al muro que fue cortado (UC505);
el segundo a la interfacie o línea de corte (UC506) misma que podríamos comparar con una fosa y
que marca la pérdida de continuidad del estrato original, y el tercero el nuevo muro (UC507) que
corresponde al estrato que rellenó el área demolida. Entre las tres UC antes mencionadas existe una
relación estratigráfica de superposición y corte mediante las cuales podemos establecer los vínculos
anterior-posterior y determinar que corresponden a periodos distintos en el tiempo, aunque con el
resto del conjunto siguen manteniendo un lazo de contemporaneidad. La modificación en el muro se
nombró como V/MPL-W-2.

Figura 2.35. Isométrico de la Etapa


V, vista suroeste (información
topográfica PTM-7, dibujo O.
Quezada).

Con la escalinata y la alfardas se da un caso similar, sólo que en este caso no hay una superficie de
corte, pues ambos elementos sirvieron como base para sostener a los nuevos. En este sentido, los
siete peldaños y los taludes (UC507) se apoyaron sobre los mismos elementos, por tanto
estratigráficamente hay un estrato que se superpone y en consecuencia es posterior. Hay que añadir
que la ampliación frontal de la escalinata con respecto a la que le antecedió fue mínima, dejando
únicamente una distancia de 10 a 15 cm donde se rellenó con tierra compactada.
Como se verá en los subsiguientes capítulos, la técnica de construcción de los momentos V/MPl-

154
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

W-2 y V/MEsPl-3 y que López Austin y López Luján347 identifican como la Etapa VIα es muy
representativa, pues hay una sustitución de los materiales que hasta entonces habían predominado en
elementos arquitectónicos como las escalinatas y muros del templo. Tal es el caso del vitrófido
basáltico de piroxenos (tezontle) y la andesita de lamprobolita (piedra color rosa), las cuales se
remplazaron por basalto vitrofídico, un tipo de roca con apariencia similar al tezontle pero con una
composición mineralógica distinta. En este orden de ideas, la manufactura de la piedra también
transmutó hacia una técnica más refinada, representada por la sillería, aspecto que implicó para los
constructores la participación de mano de obra especializada y probablemente una mayor inversión
en las horas de trabajo. 348 Esta técnica se utilizó en otras edificaciones del recinto sagrado
En relación a los niveles de piso de la plaza que hemos asociado con estas ampliaciones están los
pisos P6 y P7,349 ambos elaborados con lajas de andesita de piroxenos. El piso P6 corresponde al
nivel asociado al desplante de la escalinata, el cual se elevó de forma simultánea al remozamiento del
muro V/MPl-W-2 y de los nuevos peldaños. El piso P6 corresponde a uno de los aumentos más
importantes en el nivel de la superficie de la plaza, pues se elevó 1.40 m, una altura que varía según la
fachada del templo donde se mida.
Aunque en la sucesión estratigráfica de los pisos de la plaza, P5 es anterior a P6, es importante
señalar que sobre todo en las proximidades a la plataforma V/MPl-1 y V/MPl-2, el piso P6 se
emplazó directamente sobre el piso P4 de la plaza, que corresponde al pavimento de losas
rectangulares de andesita de lamprobolita; por tanto, la continuidad del estrato correspondiente al
piso P5 se cortó. Esto significa que los constructores mexicas llevaron a cabo un desmantelamiento
sistemático de la mayor parte del piso P5, lo cual explica por qué en torno al templo la conexión
física entre este piso y la plataforma V/MPl-1 del TM se perdió casi en su totalidad en todos los
flancos. Del piso P5 se conservan sólo algunos segmentos aislados al norte que mantienen un
vínculo físico con el TM, así como los segmentos sobre la escalinata de la fachada poniente. Al sur
los fragmentos conservan su relación física con el piso P4, pero no con el Cu de Huichilobos y al
oriente no hay evidencia de la presencia del piso P5.

347 López Austin y López Luján (2009: 208-209).


348 La información referente a la composición mineralógica de las rocas y sus propiedades físicas se desarrollará de manera extensa en
el capítulo 3 de esta tesis y los aspectos relacionados con la mano de obra y la técnica constructiva en las dos partes en las que se divide
del capítulo 4.
349 Este piso en los informes del PTM-1 se asocia como el primer piso de la Etapa VII. (Matos Moctezuma 1981, 1982). Para la

secuencia de etapas de los edificios A, B y D del Patio Norte, Pascal García (2012: 92-95) basada en la cronología propuesta por Matos
Moctezuma, ubica temporalmente a los pisos P6 y P7 como contemporáneos a la Etapa VII y los denomina como Etapa VII-1 y
Etapa VII-2.

155
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Estos datos son importantes para comprender por qué el piso P6 alcanzó una elevación máxima
de 1.40 m, los cual resultó en una reducción significativa en la altura de la plataforma dejando
expuesto entre 60 y 80 cm de los muros. Además, con el aumento de la superficie de la plaza,
quedaron cubiertos en su totalidad algunos de los edificios del recinto sagrado, por ejemplo, la Etapa
2 del Edificio B y la Etapa 3 del Edificio A. También quedó cubierta parte de la Etapa 4 de la Casa
de las Águilas.
Cabe destacar que con la elevación del pavimento P6 hay un cambio significativo en los materiales
elegidos para conformar la superficie del piso y en la técnica de manufactura, puesto que para este
momento los apisonados de tierra y piedra son sustituidos por un concreto elaborado a partir de cal y
agregados de origen volcánico que dieron una mayor resistencia a la superficie.
Algunos años después, los mexicas elevaron la superficie de la plaza aproximadamente 80 cm. La
base del nuevo pavimento (P7) se emplazó sobre el tercer peldaño llegando su nivel de enrase a la
altura del cuarto escalón. Este nivel de la superficie mantuvo vínculos físicos y estratigráficos con los
cuatro momentos constructivos de la plataforma de la Etapa V, puesto que se montó en orden
ascendente sobre el tercer escalón del remozamiento V/MPl-W-2, se adosó a la fachada norte de la
plataforma V/MPl-1 y corresponde al nivel de la superficie tanto de la plataforma V/MPl-3 como
V/MPl-4.
Previamente indicamos que la base del templo alcanzó su máxima extensión a partir del momento
V/MPl-1, pero la altura de la base se aumentó en dos ocasiones más. A partir de los testigos
arquitectónicos localizados al noroeste del templo, fue posible registrar las relación estratigráfica que
estos elementos mantuvieron con la Etapa V (Figura 2.36).

Figura 2.36. Relación de los pisos de la


plaza registrados en el Patio Norte del
recinto sagrado, con los dos
crecimientos verticales de la Etapa V
(foto ATMTM).

156
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En primer lugar, el momento V/MPl-3350 corresponde a la ampliación de la plataforma por sus


cuatro fachadas (UC508). Los remanentes de este crecimiento se localizaron únicamente en la
fachada norte, donde el tramo mejor conservado tiene una longitud de 52.90 m., un ancho de 8.40 m
y una altura máxima de 1.40 m que varía un poco por la pendiente de la base. Para esta ampliación
los constructores montaron la base sobre los límites exteriores de la plataforma anterior (UC505) y la
adosaron a los paramentos del primer cuerpo del templo (UC502) que pertenecen a la Etapa V.
Las relaciones físicas de este crecimiento con respecto a otros elementos previos del edificio
fueron muy importantes para poder formular nuestra propuesta en relación a que esta modificación
es contemporánea a la Etapa V del Cu de Huichilobos. A continuación exponemos los argumentos
de nuestra hipótesis. Primero, este crecimiento se sobrepuso horizontalmente a las UC 505 (V/MPl-
1) y UC501 (Etapa V) y se superpuso verticalmente a la UC502 (Etapa V), así que estratigraficamente
el momento V/MPl-3 es posterior a las UC mencionadas. No obstante, es la unión entre la
plataforma (unida a) y el paramento inclinado del primer cuerpo del basamento, a partir de la cual se
deduce que la base V/MPl-3 es coetánea al periodo en que estuvo funcionando la Etapa V, a pesar
de no haber sido construidas de manera simultánea a los cuerpos del basamento. inferir
Con respecto a la técnica constructiva, en esta ampliación se registraron innovaciones en la forma
de rellenar, así como en la selección de las materias primas, en su combinación y en la preparación de
los morteros. En el trabajo de la piedra también se identificó un refinamiento en la talla que incidió
en el tipo de aparejo de los muros. Más adelante veremos cómo estos cambios no sólo
transformaron la forma de edificar, sino también algunas de las actividades relacionadas con la
organización en el trabajo de la construcción.
No pasó mucho tiempo para que los mexicas elevaran nuevamente la altura de la plataforma. De
la nueva construcción únicamente quedaron remanentes ubicados en la fachada noreste del
basamento que en nuestro registro corresponden a la (UC509) y denominamos como V/MPl-4. Esta
unidad mide aproximadamente 1.40 m de altura, 5.00 m en dirección norte-sur y 11.60 m este-oeste.
Desde la perspectiva estratigráfica esta unidad (UC509) se superpuso a la UC (508) y mantuvo los
límites del perímetro marcado por el último crecimiento. En contraste, con el momento V/MPl-3
donde la unión entre el talud del cuerpo y la plataforma es muy clara, en este caso esa unión se ha

350Matos Moctezuma (1981: 50) designó a esta ampliación en su cronología como Etapa VII. Véase también López Austin y López
Luján 2009: 211).

157
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

perdido, aspecto que dificulta determinar si este crecimiento fue contemporáneo a la Etapa V o
corresponde a una nueva ampliación del basamento. Como hasta el momento no contamos con
evidencia suficiente que nos permita aseverar que después de la Etapa V los mexicas ampliaron una
sexta ocasión el Cu de Huichilobos, hemos ubicado hipotéticamente al cuarto crecimiento de la
plataforma como contemporáneo a la Etapa V. No obstante, no descartamos que en un futuro,
mediante nuevas exploraciones y estudios, encontrar otros indicadores a partir de los cuales reajustar
nuestra proposición (Figura 2.36).

Figura. 2.37 Esquema donde se muestra la secuencia de sobreposiciones y


adosamientos de las distintas plataformas de la Etapa V en relación con los pisos de
la plaza y con la Etapa IV (dibujo O. Quezada).

El conjunto de datos estratigráficos y su análisis nos permite proponer como hipótesis que la
última ampliación total que hicieron los mexicas del Cu de Huichilobos fue la Etapa V y que tuvo
tres crecimientos de la base del templo V/MPL-1 (ETAPA VI), V/MPL-3 (ETAPA VII), V/MPL-4, así
como un remozamiento de la fachada poniente de la plataforma V/MPL-W-2 (Etapa VIα). Pero
¿quién mandó edificar la quinta ampliación del Cu de Huichilobos? Tanto Marquina351 como

351 Marquina (1960).

158
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Eduardo Matos,352 coinciden en atribuir el tercer crecimiento de la plataforma (IV/MPL-W-3 [IVb])


con el gobierno de Axayácatl y la Etapa V con el breve reinado de Tízoc, opinión que también
comparten López Austin y López Luján.353 En cambio, Umberger354 supone que es Axayácatl quien
agrandó la Etapa V. Desde el punto de vista de Nicholson, los textos más bien vinculan a este tlatoani
con la elaboración de los dos monumentos escultóricos más importantes: el temalácatl y el cuauhxicalli
o Piedra del Sol. Por otro lado, León-Portilla355 piensa que estas menciones sobre la talla de los
monolitos, pueden considerarse claras referencias de un agrandamiento y embellecimiento del
edificio que realizó el sexto dignatario mexica (Figura 2.37).

Figura 2.38 Axayácatl (1469-1481 d.C). Códic e F lor entin o. Lib.


VIII. F. 1v.

Veamos qué nos dicen Diego Durán y Alvarado Tezozómoc sobre las obras durante el mandato
de Axayácatl. Las primeras referencias que hay en torno a trabajos de edificación vinculados al
recinto sagrado, aparecen después de la conquista definitiva de Tlatelolco por los mexicas en 1473
d.C. Según el texto de Durán, una vez concluida la plática con Tezozomoctli, señor de la provincia
de Tenantzinco, el tlatoani mexica dio continuidad a algunas obras, pues tal como indica el dominico,
“el rey estaba ocupado en edificar el lugar de la piedra del sol, la cual habían labrado por su mandato
los canteros”.356 El fraile también refiere, que una vez concluido el trabajo de los especialistas en la
talla, el tlatoani dispuso edificar en lo alto del templo los lugares donde serían emplazadas las mesas
para los sacrificios.357 En este mismo pasaje encontramos mención de la petición de maderas olorosas
de cedro y otras resistentes como el pino, las cuales se ocuparían para techar el espacio donde se

352 Matos Moctezuma (1981: 50).


353 López Austin y López Luján (2009: 213-214).
354 Umberger (1987).
355 León-Portilla (1987: 77).
356 Durán (2002: 323).
357 Durán (2002: 323).

159
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

emplazarían las piedras para el sacrificio.358 En relación a este asunto, Hernando Alvarado
Tezozómoc también narra este hecho. Él señala, que el tlatoani ordenó a sus mensajeros ir
Matlatzinco para solicitar tablones y vigas de cedro para el templo.359 Tal irrupción culminó con la
sujeción de los matlatzincas y la muerte de algunos de ellos para el estreno de las mesas de sacrificio
con motivo de la fiesta de Tlacaxipeualiztli.360

Revisemos el pasaje en extenso del cronista:


“Dijo el rey Axayáca a Cihuacoatl Tlacaeletzin un día: señor y padre, mucho quisiera
que renovásemos la piedra redonda que está por brasero y degolladero arriba de la casa y
templo de tetzahuitl Huitzilopochtli, ó si os parece, que se labre otro mayor de mejores
labores, y el que ahora está sirva para otro templo del Dios. Dijo Cihuacoatl que era muy
bien acordado; y así mandó llamar a los naturales comarcanos, de los pueblos cercanos,
Atzcapotzalco, Tacuba, Cuyuacan, Culhuacan, Cuitlahuac, Chalco, Mizquic, Tezcoco y
Huautitlan, que se juntaron como cincuenta mil indios con sogas gruesas y carretoncillos
y fueron a sacar una gran peña… labrada y puesta en perfección, dijo Axayaca a
Tlacaeletzin: padre mío, quisiera que la piedra que está ahora encima del Cú, por haberla
labrado el rey mi señor Moctezuma, que no vaya à parte ninguna, sino que muy bien
encalada se ponga abajo del gran Cú”.361

León Portilla indica que en el Códice en Cruz, bajo la imagen del Templo Mayor de Tenochtitlan
aparece el glifo 1 Pedernal que corresponde al año de 1480 d.C, fecha que liga con una obra del
templo poco antes de la muerte del tlatoani. Considerando esta mención, supongo que de haberse
llevado una ampliación del templo tal vez las obras constructivas empezaron tras la caída del señorío
de Tlatelolco, pues como se narra en las fuentes, Axayácatl consagró sus primeros años de mandato
al asedio y conquista de la ciudad vecina. Por tanto, es posible que en este tiempo no se haya dado
prioridad a la actividad constructiva, incluso, es muy significativo que las primeras menciones que
hacen Durán y Alvarado Tezozómoc sobre obras relacionadas con el templo son posteriores a la
caída de los tlatelolcas.

358 Durán (2002: 323).


359 Alvarado Tezozomoc (1987: 400).
360 Durán (2002: 331).
361 Alvarado Tezozómoc (1987: 398).

160
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Otro aspecto por el cual relaciono la ampliación de la Etapa V con Axayácatl y no con Tízoc es el
lapso de su mandato, pues aunque Axayácatl murió a corta edad, estuvo al frente del señorío de
Tenochtitlan durante doce años, en contraste con los cinco años de mandato de su sucesor. Además,
de acuerdo con los cronistas, Tízoc fue un tlatoani que mostró poco interés por engrandecer el
imperio y la casa de Huitzilopochtli, razón por la cual aparentemente fue asesinado. La muerte
sorprendió al joven Axayácatl en 1481 d.C y fue sucedido por Tízoc en el mismo año.
En la historia constructiva del Templo Mayor y su relación con los gobernantes mexicas, es a
Tízoc a quien se vincula con la construcción de la Etapa V y a Ahuítzotl con los restos de la
plataforma nombrados como Etapa VI (V/MPL-1).362 Mediante la lectura de los vínculo estratigráficos
que mantienen los muros de la plataforma V/MPL-1 (Etapa VI) junto con los paramentos de la
plataforma de la Etapa V, se pudo determinar la inexistencia de los cuerpos superpuestos que daban
altura al edificio; por tanto, se comprobó que esta construcción corresponde a una modificación
parcial de la quinta subestructura del TM, en la cual sólo se extendió la base del templo en cada uno
de sus frentes y no a un engrandecimiento total del Cu de Huichilobos.
A partir de la precisión de las características arquitectónicas de esta subestructura en conjunto con
la información obtenida de algunos textos históricos, ubico cronológicamente la construcción del
momento V/MPL-1 con el gobierno de Tízoc (Figura 2.38). Asimismo, supongo que tal vez él inicio
las obras de remozamiento de la fachada poniente de la primera ampliación V/MPL-W-2.
De manera general, los dos primeros cronistas coinciden en que este tlatoani empezó las labores de
construcción después de la batalla y sacrificio de los matlatzincas.
En el texto del fraile dominico, parece que la obra efectuada por Tízoc se circunscribió a una
parte del templo que no había sido concluida, aunque no explica con precisión a cuál se refiere.
Como una propuesta tentativa y ya que a partir de la Etapa V sólo se documentaron crecimientos en
la plataforma, supongo que esta parte inacabada que menciona Durán podría corresponder a la base
del templo. Pero revisemos primero el relato completo del cronista:

“Acabado el sacrificio, la ciudad se desocupó de los señores y huéspedes y quedó sola


y con su rey, el cual, dice la historia, que en cuatro o cinco años que reinó, que su
ejercicio era estarse encerrado, sin mostrar brío en cosa ninguna, antes mucha

362 Marquina (1960); Matos Moctezuma (1981: 37, 50).

161
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

pusilanimidad y cobardía y que propuso por importunaciones de Tlacaelel, de acabar de


edificar el templo, que no estaba acabado un gran pedazo del edificio, pero antes de que
lo empezase, viéndolos los de su corte tan para poco, y no nada republicano, ni deseoso
de engrandecer y ensanchar la gloria mexicana, que creen que le ayudaron con un
bocado, de lo cual murió muy mozo”.363

Figura 2.39 Tízoc (1481-1486 d.C.). Có dice F lor entin o, lib. VIII,
fol. 2r.

A diferencia del relato de Durán, en el de Alvarado Tezozómoc se precisa que la ampliación que
lleva a cabo Tízoc abarcó los cuatro flancos del Huey Teocalli. Según narra, una vez que Tízoc tomó el
mando del señorío, hizo la promesa de que “por él se había de acabar de labrar y ensanchar todo
punto el templo de Huitzilopochtli, que comenzó su padre el viejo Moctezuma Ilhuicamina”.364 El
cronista también menciona que Tízoc mandó encalar el templo y que llamó a los canteros para que
esculpieran el téchcatl, así como las imágenes que ornamentarían las ermitas en la cúspide.
Domingo de Chimalpahin, en el Primer Amoxtli Libro. Tercera Relación de las Historias Originales
ofrece otra versión y nos aporta información sobre las actividades ligadas a la construcción del
Templo Mayor, en distintos años del gobierno de Tízoc.
La primera mención que hace es en la fecha 2 Calli (1481 d.C.). Según el cronista, al morir
Axayácatl, Tízoc dio continuidad a los trabajos en el Cu de Huichilobos que éste dejó sin terminar.
Transcribo el párrafo completo: “Aquí en este vino a morirse Axayacatzin, quien asumió el mando
en Tenochtitlan trece años. Y después de él, Tízocicatzin dio comienzo al aposento de
Huitzilopochtli, pues solamente la otra mitad hizo Tízocicatzin”.365 Continuando en este texto de
Chimalpahin, para el año de 1482 d.C., Tízoc ordena a los chalcas traer “maderas de arrastre, las

363 Durán (2002: I, 370).


364 Alvarado Tezozómoc (1987: 451).
365 Chimalpahin (1997: 187)

162
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

cuales se arrastraron de allá, de las laderas del Popocatépetl, del lugar del nombre Xochiquiyauhco;
fueron enormes árboles los que se arrastraron”.366 Es en el año 4 Ácatl, 1483 d.C en nuestro
calendario, que se colocó el firme de la casa que habitaba el diablo Huitzilopochtli.367 Esta mención es
muy importante, pues hasta cierto punto es la única que nos ofrece un dato a partir del cual suponer
y relacionar la construcción de la base V/MPL-1 (ETAPA VI) del TM con el gobierno de Tízoc. De
acuerdo con Chimalpahin, es hasta 1487 d.C. que finalmente se inaugura “la casa que ocupaba
tlacatecólotl Huitzilopochtli”,368 para lo cual fueron sacrificados los cautivos tziuhcohuacas, mazatecas y
tlahpanecas.
Este mismo cronista, pero en su séptima relación afirma que fue en el año de 1482 d.C cuando
por órdenes de Tízoc se demolió el Huey Teocalli para ser agrandado y, en ese mismo año se les asignó
como tarea a los chalcas llevar madera proveniente de la Sierra Nevada.369 Y da como fecha de
inauguración del gran teocalli el año de 1487 d.C.370 En la versión de las Relaciones de Chalco Amaque
mecan, se indica que en el año 4 Caña “fue el estreno del adoratorio y casa donde viviría el brujo
agorero que hablaba por Huitzilopochtli. Con este motivo, grandísimas fiestas hicieron los mexicas
tenuchcas”.371 Más adelante indica la construcción del templo se hizo en seis años (1487 d.C.), pero
que algunos otros señalan que fueron ocho años (1489 d.C.).372
Con excepción de Chimalpahin, en ninguno de los pasajes se especifica cual área del Cu de
Huchilobos se modificó. Sin embargo, es necesario rescatar algunos elementos para poder
argumentar que Tízoc fue a quien incumbió extender la plataforma de la Etapa V (V/MPL-1) y que tal
vez, él inicio los trabajos para remozar la fachada oeste de la base (V/MPL-2 [VIα]):

1) En el texto de Durán se habla de concluir una parte inacabada del edificio.


2) Alvarado Tezozómoc indica la intención del tlatoani de terminar de construir y ensanchar
el templo por sus cuatro lados.

366 Chimalpahin (1997: 187)


367 Chimalpahin (1997: 187)
368 Chimalpahin (1997: 199)
369 Chimalpahin (1998: II, 117).
370 Chimalpahin (1998: II, 125).
371 Chimalpahin (1982: 220).
372 Chimalpahin (1982: 221).

163
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

3) En el texto de Alvarado Tezozómoc hay una referencia directa a dos actividades que en la
secuencia constructiva se realizaban al final: el encalado de los muros y el labrado de las
efigies que se emplazaban en el templo.
4) En la séptima relación Chimalpahin refiere una demolición, así como la orden del tlatoani
para traer materiales constructivos (madera).
5) Chimalpahin indica que Tízoc terminó de edificar una mitad del Templo Mayor, pues su
antecesor la dejó inacabada.
6) También, Chimalpahin precisa que fue Tízoc quien puso el firme de la casa de
Huitzilopochtli.

Debido al poco tiempo que Tízoc estuvo al frente de Tenochtitlan y a su reticencia de emprender
las actividades que se le demandaban como cabeza del imperio, es poco plausible que haya podido
impulsar una construcción de las dimensiones que alcanzó el Huey Teocalli en su Etapa V. Pese a ello,
los tres cronistas hablan de acciones que realizó Tízoc en su tiempo para finalizarlo.
Con base en las observación de las relaciones estratigráficas que comparten el piso P1 de la plaza
y los momentos constructivos IV/MPL-W-3 (IVa-3/IVb),V/MPL-1 y la Etapa V, propongo que
después del quinto crecimiento general del TM, Axayácatl junto con sus alarifes advirtieron una
notable reducción de la superficie para edificar y convinieron en extender la base para demarcar los
confines entre el Cu de Huichilobos y los edificios que lo rodeaban. Pero tal vez, la muerte repentina
de Axayácatl interrumpió esta empresa y por tanto, fue trabajo de su sucesor concluirla. En este
punto, las afirmaciones de Durán, Alvarado Tezozómoc y Chimalpahin sobre finalizar la parte
inacabada del templo y hacerlo por sus cuatro frentes toma sentido, pues de manera distinta a las
Etapas III y IV, donde los crecimientos de la plataforma sólo fueron al poniente, en la Etapa V, tres
de las plataformas asociadas se agrandaron por sus cuatro flancos.
Pero ¿de dónde viene esta idea de la falta de espacio? Esto se deduce a partir de la relación que
esta base mantiene con otros edificios del recinto,373 así como los vínculos físicos que tiene con los
subsiguientes crecimientos del mismo Huey Teocalli. En este orden de ideas, las excavaciones
realizadas en varios puntos del recinto sagrado, evidencian un apogeo constructivo generalizado, el
cual alcanzó su punto máximo de desarrollo a finales del gobierno de Axayácatl. Las exploraciones

373 López Luján (2006a: 55); Olmedo (2002: 67-68); Pascal García (2012: 90-93).

164
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

bajo la Catedral Metropolitana, muestran como el trazo primigenio del recinto cambió radicalmente
entre finales del siglo XIV y mediados del siglo XV.374 Algunos de los edificios acrecentaron tanto su
tamaño que desplazaron paulatinamente a otras construcciones hasta cubrirlas totalmente.
En otros casos, las estructuras no sólo fueron cubiertas, sino que cambiaron por completo su
configuración inicial. El aumento de algunas estructuras parece ser el resultado de la importancia que
fueron adquiriendo con el tiempo de manera individual. Un buen ejemplo es la Casa de las Águilas.
Este edificio, localizado en el costado norte del Templo Mayor, no sólo incrementó sus dimensiones
entre su Etapa 1 y su Etapa 4, sino que los constructores modificaron su aspecto, tal como lo
demuestra la exhaustiva investigación realizada por López Luján.375 Este investigador atribuye este
hecho a un probable cambio en las funciones y en el significado religioso del edificio.
De los inmuebles a los costados del Templo Mayor, la Casa de las Águilas es el que muestra uno
de los incrementos más significativos en su Etapa 2. Según señala López Luján,376 esta estructura
incrementó once veces su superficie con respecto a su etapa anterior, aspecto que le permite
englobar no sólo a su primer subestructura, sino que posiblemente a otras construcciones
contemporáneas (Figura 2.39). Estos datos son muy importantes, pues este investigador ubica
temporalmente la Etapa 2 de la Casa de las Águilas con la Etapa IVb y la Etapa V de la cronología
arquitectónica de Matos Moctezuma.377 Aunque en nuestra secuencia la Etapa IVb corresponde al
momento IV/MPL-W-3, lo relevante es que este crecimiento exponencial de la Casa de las Águilas,
coincide con el periodo en que se construye la Etapa V del Huey Teocalli y con el piso P1 de la plaza.
En este sentido, con seguridad la ampliación de este edificio previno a los constructores sobre una
notable reducción en la superficie libre para edificar.
Continuando con esta misma idea, pese a que el Cu de Huichilobos era el corazón a partir del cual
se ordenó la ciudad y los edificios al interior del recinto, cada estructura en torno a él cumplía una
función individual y formaban parte de un discurso simbólico y religioso que sólo adquiría sentido en
conjunto, sin olvidar también que dentro de este discurso tenía que existir un equilibrio urbano. Por
tanto, conscientes de este hecho, tal vez los calquetzane y los tetzotzonque advirtieron que, de seguir con
tal ritmo constructivo, tarde o temprano terminarían por absorber a las construcciones aledañas y

374 Matos Moctezuma (2002: 76-79); (2006:208, 214).


375 Vega Sosa (1979: 95-96); Matos Moctezuma (2002: 76-79); (2006: 208, 214).
376 López Luján (2006a: 53).
377 López Luján (2006a: 51).

165
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

como medida, demarcaron la extensión definitiva que ocuparía el Templo Mayor para mantener la
armonía con el resto del conjunto arquitectónico.
Además de extender la plataforma para delimitar el área del Huey Teocalli, también se buscaba tener
una base ancha quizá para aparentar un edificio más grande. Como se aprecia en la (Figura 2.39) los
constructores adosaron a paño de la estructura anterior la primera ampliación de la plataforma y este
paso lo repitieron en la siguiente ocasión que elevaron la base (V/MPL-3), sólo que en este último
caso en un solo evento constructivo ampliaron por completo la plataforma.
Asimismo, ya que a partir de este momento se detuvo el crecimiento a los extremos de la base y
los subsiguientes agrandamientos serían en sentido vertical, entonces fue menester de los
constructores preparar una superficie sólida que soportara el peso del edificio, así como los empujes
laterales del mismo. Como se detallará en extenso en el capítulo 4, el relleno de las ampliaciones de la
base de los momentos V/MPL-1 (Etapa VI) y V/MPL-3 (Etapa VII) es muy distinto, pues además de
usar tierra y piedra, los constructores comenzaron a usar módulos circulares equidistantes,
elaborados con lajas y en los que se hincaron pilotes de madera.378 Aquí traemos en extenso el
testimonio de Chimalpahin sobre la petición de madera en el año de 1482 d.C.: “También en ese
entonces el tlatohuani Tizocicatzin nos asignó por primera vez a los chalcas la tarea de llevar a rastras
grandes árboles, los cuales hubo que ir a traer desde el sitio nombrado Xochiquiyauhco, que está a un
lado del Popocatépetl”.379 Aunque la petición de madera es referida constantemente por los cronistas
en diversos pasajes relacionados con la construcción del Cu de Huichilobos, en este caso podemos
asociar de manera directa el dato histórico junto con los materiales registrados arqueológicamente.380
Otro dato importante para sostener el argumento de la planeación de la extensión de la
plataforma desde tiempos de Axayácatl, es la permanencia del mismo nivel de la superficie de la plaza
durante un lapso prolongado, pues es bien conocido que las condiciones del terreno sobre el cual se
edificó el TM favorecían el hundimiento generalizado del templo y de los diferentes edificios al
interior del recinto. Por tanto, era una práctica constante la elevación de los pisos la cual está bien
documentada en los informes del PTM en sus distintas temporadas.381 Entonces, es muy significativo

378 Esto no sólo se refleja en la técnica empleada para construir esta ampliación de la plataforma, algunos años más tarde, dos de los
pisos de la plaza (P5 y P6) asociados al momento V/MPl-1, muestran que los mexicas estaban buscando fabricar un terreno con mayor
resistencia, para subsanar la inestabilidad y la falta de dureza de la superficie y tal vez, aplazar el hundimiento de los edificios.
379 Chimalpahin (1998: II, 117).
380 En las excavaciones en torno a esta plataforma Matos Moctezuma (1982) registró una importante cantidad de pilotes de madera

como parte del relleno de este elemento constructivo.


381 Véase López Luján (2006a); (2006b); Matos Moctezuma (1982).

166
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

que los mexicas hubieran quizás mantenido el nivel del piso de la plaza durante casi 17 años.382 Pues
fue hasta que se finalizó la construcción de la base V/MPL-1 que se comenzó nuevamente a elevar el
terreno de la plaza. A este crecimiento se asocian los pisos P1 (IV/MPL-3/ETAPA V) y P2, P3 y P4 de
la Etapa V.

Figura 2.40. Etapas de la Casa de las Águilas (tomado de


López Luján 2006: II, 195).

Para las obras emprendidas por Tízoc, Chimalpahin da como fecha de inicio el año 1482 d.C., es
decir, un año después de comenzar su gobierno. De acuerdo con las características de la plataforma
V/MPL-1, es viable que las labores duraran poco tiempo y que se inaugurara entre los años 1483 o
1484 d.C. Asimismo, posiblemente se mantuvo sin modificaciones un par de años, hasta que se
emprendieron las tareas para remozar su fachada poniente (V/MPL-2 [VIα]), tal vez muy cerca del
fin del mandato de Tízoc. Como ya vimos, esta renovación comprendió el desmontaje de parte de
los muros frontales, así como de las alfardas y las escalinata. Para restituirlos fue necesario tallar
varios sillares de piedra que posteriormente fueron ensamblados, los cuales dieron un nuevo aspecto
a la fachada y con ello se introdujo al TM la técnica de sillería.

382 Sí la plataforma IV/MPl-3 (IVa-3/IVb) se construyó tal como supongo alrededor de 1467 d.C. y la utilización del pisos P1
(secuencia de pisos registrados durante el PTM-6) perduró hasta la conclusión de la plataforma V/mpl-1, la cual estimo entre los años
1482-1484 d.C., entonces este piso habría estado en funcionamiento aproximadamente 17 años.

167
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Figura 2.41. Vista de la esquina


noreste del TM donde se observa la
unión entre las dos plataformas (foto
O. Quezada).

Aunque la modificación en la plataforma (V/MPL-2 [VIα]), en apariencia parece menor, como se


verá más adelante, las labores asociadas a la técnica constructiva empleada implicaron una inversión
de tiempo mayor. Además, durante estas tareas también se elevó por quinta ocasión el nivel del piso
de la plaza, para el cual se mandaron traer lajas de andesita de piroxenos de mejor calidad. En virtud
de esto, supongo que quizás esta obra no la alcanzó a terminar Tízoc y fue un año después de su
muerte que Ahuítzotl, concluyó los trabajos e inauguró el nuevo aspecto de la plataforma del Cu de
Huichilobos. Al respecto, Chimalpahin afirma que en el año de 1487 d.C., después de que Ahuítzotl
combatió en Tziucóhuac fue cuando se “encendió fuego para inaugurar el [gran] teocalli, que era la
imagen del diablo de Huitzilopochtli, los mexicanos tenochcas celebraron una solemne fiesta, y el
teocalli fue inagurado con el sacrificio de [muchos] cautivos. Pero dejaré este asunto hasta aquí para
desarrollarlo en detalle en el apartado dedicado a las obras constructivas realizadas por Ahuítzotl.
Tan pronto se concluyó con los funerales de Tízoc, Ahuítzotl asumió el mandato de Tenochtitlan.
En la secuencia de etapas de Matos Moctezuma, es Ahuítzotl quien construye la ampliación de la
plataforma V/MPL-1 [Etapa VI] y asocia también con su mandato el momento V/MPL-2 [Etapa
VIα].383 Por su parte, Marquina relacionó los restos excavados por Emilio Cuevas en 1933, con la
quinta subestructura de su secuencia constructiva también atribuida a Ahuítzotl.384 No obstante,
como he señalado, propongo como hipótesis que es a Tízoc a quien incumbe la edificación de la
primera extensión de la base del edificio y tal vez iniciar con los arreglos de la fachada, pero es hasta

383 Matos Moctezuma (1981:37,50).


384 Marquina (1960).

168
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

la llegada de Ahuítzotl que se termina el remozamiento poniente de la base (V/MPL-2 [VIα]).


Además, durante la renovación de la fachada se aumentó en dos ocasiones el nivel de los pisos de la
plaza (Pisos P6 y P7), los cuales destacan porque en ellos se muestra un cambio en la técnica
constructiva para el relleno de superficies de circulación, así como en la preparación de morteros.
También supongo que fue el octavo tlatoani a quien atañó la construcción de la plataforma V/MPL-3
[VII] a la cual está asociado el Piso P7, la cual corresponde a la primera elevación de la base del
edificio y el último incremento en el nivel del piso de la plaza, y tal vez ambos crecimientos se
habrían realizado como consecuencia de la terrible inundación que sufrió la ciudad a causa de la
construcción del caño para traer el agua del manantial de Acuexco (Figura 2.41).
Con respecto al momento constructivo V/MPL-3 denominado como Etapa VII,385 propongo
hipotéticamente que es una modificación parcial de la estructura de la Etapa V, en la cual únicamente
se elevó la altura de la plataforma por sus cuatro fachadas. Como se detalló anteriormente, se trata de
una base que se superpuso a la ampliación anterior de la plataforma y como mantiene un conexión
física con el talud del primer cuerpo de la Etapa V, no puede considerarse como un crecimiento
completo del Templo Mayor.

Figura 2.42. Ahuítzotl (1486-1502 d.C). Códic e F lor entin o,


lib. VIII, f. 2r.

Pero ¿por qué vinculo el momento constructivo V/MPL-2 [VIα] con Ahuítzotl? Una de las
razones se debe a que en las distintas fuentes consultadas hay un el señalamiento constante en
relación a que Ahuítzotl culminó la edificación del Huey Teocalli que dejó inacabada Tízoc. Tanto
León-Portilla como Nicholson coinciden en que la renovación del templo comenzó ca. 1483 d.C. y
estuvo a cargo del séptimo dignatario y concluida e inaugurada por su sucesor en 1487 d.C.386

385 Matos Moctezuma (1981:45,50); Umberger (1987: 422-423); López Austin y López Luján (2009: 213-214).
386 Véase León-Portilla (1987: 79); Nicholson (1987:472); López Austin y López Luján (2009: 205).

169
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Retomemos una vez más algunos párrafos de los textos históricos que hablan de este hecho.
Comenzaré con el relato de Domingo de Chimalpahin, en el cual afirma que fue en el año 8 Ácatl,
1487 d.C. fue cuando se inauguró la casa de Huitzilopochtli: “Aquí en éste se dedicó el templo de
Huitzilopochtli. Y allí murieron cautivos tziuhcohuaca y mazateca y tlahpaneca, con los cuales se
dedicó”.387 El estreno del templo pudo haberse realizado casi a finales del año, durante la veintena de
Panquetzaliztli en la cual se celebraba el nacimiento de Huitzilopochtli, pues Chimalpahin indica que
en esa fecha “murieron tlahtoque cuando ocurrió la fiesta de Huitzilopochtli; se dedicó el templo de
Huitzilopochtli en el templo de México”.388 En su octava relación este mismo cronista insiste en que
cuando se encendió fuego “los mexicas tenochcas celebraron una solemne fiesta, y el teocalli fue
inaugurado con el sacrificio de muchos cautivos”.389
En lo Anales de Tlatelolco,390 se narra que en el año 6 Calli equivalente a 1485 d.C. murió Tízoc y que
al día siguiente que fue 7 Cozcacuauhtli se detuvo la construcción del Huey Teocalli. Más adelante se
cuenta que “En el año 7 Tochtli [1486] se asentó Ahuitzotzin, el cual terminó la edificación del teocalli.
En el año 8 Ácatl [1487] se dedicó el teocalli de Tenochtitlan, con cautivos de Tziuhcóhuac”.391 Por su
parte, Ixtlilxóchitl también da la misma fecha para la inauguración del templo.392
En los dos casos anteriores sólo se da cuenta de la fecha en que se reinician los trabajos
constructivos y cuando se culmina y estrena el templo; no obstante, no hay datos mediante los cuales
asociar de un modo más directo la información contextual con la histórica.
Prosigamos con lo mencionado en las narraciones. De acuerdo con Durán, fue en el segundo año
del mandato de Ahuítzotl “que fue de mil cuatrocientos ochenta y siete, que ellos contaban ocho
Cañas, [que] determinó de dar fin al edificio del templo y acavarllo de perfeccionar y hacer en su fin
y perdición”.393 Más adelante, el dominico indica que Ahuítzotl “mandó llamar todos los canteros, á
los que les mandó que luego se pudiese por obra el acabar el templo de su dios, con toda diligencia
posible, los cuales sin ninguna tardanza empezaron a labrar las piedras que faltaban y pusieron todas
las figuras que en la pintura vimos”.394 Como se indicó con antelación, el momento (V/MPL-2 [VIα])
es una superficie desmontada que posteriormente se rellenó con nuevos materiales. Para dar una

387 Chimalpahin (1997: 199), (1998: II, 125).


388 Chimalpahin (1997: 199),
389 Chimalpahin (1998: II, 125).
390 Anales de Tlatelolco (2004: 97).
391 Anales de Tlatelolco (2004: 97).
392 Ixtlilxóchitl (1891: II, 273).
393 Durán (2002: I, 391).
394 Durán (2002: I, 391).

170
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

nueva apariencia se tallaron sillares para los muros, alfardas y escalinatas de la plataforma. En este
sentido, tal vez el encargo que hace Ahuítzotl a los canteros para que tallaran las piedras y las
esculturas que faltaban, me hace suponer que se trata de esta modificación. Por otro lado, pese a que
en los textos de los cronistas las referencias sobre las labores constructivas emprendidas en el
gobierno de Tízoc se refieren principalmente al Templo Mayor, también hay que considerar que
otros edificios del recinto presentan modificaciones similares al momento V/MPL-2 [VIα], tal es el
caso de la Etapa 4 de la Casa de las Águilas,395 la Etapa 3 del edificio A y la Etapa 2 del edificio B del
Patio Norte.396 Por tanto, es plausible pensar que sí Tízoc inició obras similares a las del Cu de
Huichilobos en otras estructuras, no haya tenido tiempo de culminar con la empresa constructiva.
Tocante a la plataforma V/MPL-3, propongo como hipótesis que tal vez se edificó a finales del
siglo XV y principios del siglo XVI, como resultado de las inundaciones que sobrevinieron por la
construcción del caño para traer el agua desde Coyoacán.
Revisemos primero que dicen las crónicas sobre este asunto. En los Anales de Tlatelolco397 se da
como fecha de inicio de las obras de Acuecuéxatl el año de 1499 d.C. y se indica también que en
1500 d.C. fue cuando se levantó el albarradón para contener el cauce del agua. Por su parte,
Chimalpahin afirma que fue en 1499 d.C. cuando se inundó la ciudad, pues según narra fue en este
tiempo “cuando brotó impetuoso y se desbordó el Acuecuéxatl de Coyuhuacan”.398 Aunque esta
catástrofe parece tomar al tlatoani por sorpresa, según las fuentes, el gobernante de Coyoacan le había
advertido que algo así podía suceder. De acuerdo con el relato de Chimalpahin, Ahuítzotl mandó
traer a Tzutzumatzin, cuando estuvo frente al tlatoani mexica, éste le informo “que si el Acuecuéxatl
era llevado a México causaría muchos destrozos. Dizque era un agua embrujada, pues la había
encantados un gran brujo llamado Cuécuex que ahí tenía su baño”.399 Sin atender a lo dicho por el
señor de Coyoacan, Ahuítzotl continuó con su cometido de traer el agua, pero al poco tiempo “el
agua se precipitó con tanta fuerza que se desbordó e inundó a México”.400
En término similares se expresa Durán con respecto a este acontecimiento, aunque su narración
es más extensa y por tanto, nos brinda más detalles. El fraile dominico apunta que al finalizar los
funerales de Tlacaélel, Ahuítzotl notó que la ciudad perdía su hermosura, frescura y fertilidad en

395 López Luján (2006a: 56).


396 Pascal García (2012: 76-87).
397 Anales de Tlatelolco (2004: 94).
398 Chimalpahin (1998: 137).
399 Chimalpahin (1998: 137).
400 Chimalpahin (1982: 226-227); (1998: 139).

171
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

época de secas, como resultado de la mengua en el nivel de agua en los canales, por tal motivo, el
tlatoani mandó traer el agua de Acuecuexco.401 Tzutzumatzin, señor de Coyoacan dio respuesta a los
mensajeros del señor de Tenochtitlan y les dijo:

“que él estaba presto y aparejado á le dar el agua, porque él y toda su república eran
su vasallos y obligados á le obedecer, y que el agua antes les era partido dárselas; pero
que primero que la llevase le quería advertir que aquellas fuentes de cuando en cuando
rebasaban y salían de madre, y que esto hacían sin tener presa ni violencia ninguna y que
se derramaban y hacían mucho daño en la ciudad, y así temía que haciéndole fuerza y
violencia subiría demasiado y que anegaría la ciudad de México”.402

La advertencia del señor de Coyoacan hacia Ahuítzotl le costó la vida. Según Durán,403 le echaron
una cuerda, lo ahogaron y lo lanzaron al pedregal. A los pocos días de terminada e inaugurada la
obra, el cierre de los cauces naturales por donde fluía el agua ocasionó que empezara a subir el nivel
del agua y al cabo de cuarenta días se comenzó a anegar la ciudad. El agua aumentó de tal forma que
empezó a cubrir el cerro de Tepetzinco o Peñón de los Baños.404 Entonces, Ahuítzotl mandó
construir una albarrada con estacas gruesas de encino para evitar que el agua continuara entrando a la
laguna.405
Pese a la construcción del dique, la ciudad se colmó tanto de agua que sólo se podía transitar
mediante canoas, pues los caminos de tierra habían quedado anegados y se perdieron las cosechas de
maíz de los sembradíos en las chinampas.406 De tal forma que el huey tlatoani tuvo que pedir consejo a
los señores de Tetzcoco y de Tlacopan, quienes recomendaron cegar los ojos de agua y destruir el
albarradón para que el agua siguiera su cauce natural.407 Sobre este asunto Ixtlilxóchitl da su propia
explicación, en la cual afirma que el señor de Tetzcoco después de entrevistarse con Ahuítzotl
“convocó a todos los arquitectos de su reino y con ellos se fue con mucha gente y muchas canoas

401 Durán (2002: 428-429).


402 Durán (2002: 429).
403 Durán (2002: 431).
404 Alvarado Tezozómoc (1987: 563).
405 Alvarado Tezozómoc (1987: 563); Durán (2002: 437-438).
406 Alvarado Tezozómoc (1987: 564).
407 Durán (2002: 438-440).

172
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

cargadas de estacas, cespedería, cal y otros materiales a Huitzilopochco, y llegado al ojo de agua y la
metió dentro de una fuerte caja y cerca de argamasa”.408
De los testimonios presentados se sobreentiende que los esfuerzos por bajar el nivel del agua en la
ciudad fueron infructuosos. De tal forma que Ahuítzotl mandó traer como tributo una gran cantidad
de canoas y balsas de madera, pues en la ciudad “no se podía andar á pié enjuto, porque estaban los
patios de las casas y templo con dos palmos largos409 de agua cubiertos: las casas Reales y de Señores
ya no se podían habitar: muchas casas de la gente plebeya estaban ya delante del agua”.410
Chimalpahin presenta una narración parecida con respecto al tributo solicitado por Ahuítzotl. Él
señala que a causa de la inundación “comenzaron a pedir a los mexicas cierto número de canoas, de
maderas rajadas y de piedras a los chalcas, que tuvieron que llevárselas”.411 Según parece la ciudad se
volvió inhabitable, la gente vivía y guardaba sus pertenencias en las canoas que se repartieron.412 Así,
no quedó otro remedio que reedificar por completo la metrópoli:

“mandó el rey que toda la redondez de la tierra y de las provincias sujetas a México,
acudiesen á él a reedificar, lo cual fue luego puesto por obra, á donde acudieron todas las
provincias y naciones con estacas, césped, tierra, piedra con la que cegaron toda el agua
en los lugares que había entrado, quedando debajo del agua muchos de los edificios
antiguos y tornaron a reedificar a México, de mejores y mas curiosos y galanos edificios,
porque los que tenían eran muy antiguos y edificados por los mismo mexicanos, en
tiempo de su pobreza y poco valor”.413

Concerniente a este episodio, la versión de los hechos de Alvarado Tezozómoc dice que debido a
la catástrofe, algunos buscaron refugio en el Cu de Huichilobos y no hubo más remedio que rehacer
muchos de los edificios dentro y fuera del recinto sagrado:

408 Ixtlilxóchitl (1891: II, 292).


409 Víctor Castillo (1974: 218-220) en su estudio de “Unidades nahuas de medida”, indica que un palmo o jeme como unidad de
medida para los españoles tenía dos acepciones y por tanto un valor distinto. El palmo largo tenía un valor de un cuarto de vara o
0.209 m; el palmo menor el "palmo menor" equivalía al ancho de los dedos unidos menos el pulgar. En el caso de la equivalencia de
palmo en las unidades de medidas nahuas, este se nombraba como cemíztetl o cemíztitl y cuyo valor equivale aproximadamente a 0.18 m,
aunque pueden ser unos centímetros más o menos según indica el investigador.
410 Durán (2002: 440).
411 Chimalpahin (1982: 227),
412 Durán (2002: 440).
413 Durán (2002: 440).

173
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

“el daño tan grande, porque hasta las reales casas se cayeron, que fue necesario
acogerse en el Templo de Huitzilopochtli, se vieron precisados al reparo; para esto
estacaron el Tecpan y el palacio se labró y fundó de nuevo… acabado de labrar el
palacio, luego se dio la orden para hacer las casas de los señores y de los demás
mexicanos”.414

Es momento de hacer una pausa en los relatos para extraer de ellos, los datos a partir de los cuales
construir un argumento coherente, de por qué se atribuye la construcción de la plataforma V/MPl-3
a Ahuítzotl. Además del hecho reiterativo en las distintas narraciones sobre la inundación que asoló
por completo a Tenochtitlan, está la referencia que hacen Durán, Alvarado Tezozómoc y Fernando
de Alva Ixtlilxóchitl sobre la reconstrucción de la ciudad, así como la mención de cegar las áreas
anegadas, aspecto que corresponde a un procedimiento constructivo bien conocido por los mexicas.
Conjuntamente, se enfatiza en que muchas estructura antiguas quedaron sumergidas y se
construyeron otras totalmente nuevas. En el contexto puramente arqueológico, uno de los
indicadores que permite al arqueólogo detectar inundaciones es la presencia de limo en los perfiles
estratigráficos.415 En el caso del Templo Mayor este aspecto es más difícil de observar, pues hasta
nuestros días existe una fluctuación en los niveles freáticos y la composición del sustrato corresponde
principalmente a limos y arcillas.416
Uno de los indicadores indirectos que podríamos relacionar con una elevación inusual de agua es
un aumento considerable en la altura de la superficie de la plaza o de la base del templo. Según los
informes de excavación,417 así como las mediciones que realicé de las superficies expuestas en las
distintas fachadas asociadas a la Etapa V del Huey Teocalli, el promedio de altura entre cada elevación
del piso de la plaza oscila entre 40 y 60 cm. De tal forma que los pisos P6 y P7 vinculados con la
Etapa V, corresponden a los incrementos más importantes en el nivel de la plaza, pues el piso P6
tiene una altura mínima de 75 cm y una máxima de 1.50 m418 y el piso P7419 elevó la superficie de la
plaza casi 1 m.

414 Alvarado Tezozómoc (1987: 567).


415 Manzanilla (1997: 26).
416 Díaz Rodríguez (2006: 112-118).
417 López Luján (2006a: 54), (2006b: 19-35); Matos Moctezuma (1982: 62-63); Pascal García (2012: 91).
418 Como señalé previamente, para elevar el piso P6 desmontaron parte del piso P5 (entre 40 y 50 cm de espesor). Ya que su arranque

es desde el piso P4 esto le da una altura mayor con respecto a la siguiente sobreposición. Véase también López Luján (2006a: 56);
Pascal García (2012: 92).

174
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Ya que el pisos P6 se emplazó cuando se remozó la fachada de la plataforma V/MPl-W-2 y ésta


mantuvo una altura máxima de 1.60 m con respecto al nivel del piso, supongo que es poco probable
que esta elevación en la plaza se haya llevado a cabo cuando sucedió la inundación. Hay que añadir
que pese a que este cambio en el nivel del piso (P6) redujo la altura de algunos edificios ubicados al
norte del Templo Mayor, como fue el caso de la Casa de las Águilas, cuya base disminuyó de 2.36 a
0.86 m,420 aún se mantuvo visible y en funcionamiento. Algo similar sucedió con la Etapa II del
Edificio B y la Etapa III del Edificio A, ambos emplazados en el Patio Norte.421 Esta situación
contrasta con la reedificación que plantean los cronistas.
Sin embargo, cuando se montó el piso P7422 quedó a nivel del cuarto peldaño de la plataforma
(V/MPl-W-2), acción que acortó su altura de 1.60 m a 78 cm. Si el piso P7 se construyó como
resultado de la inundación, el tamaño reducido de la plataforma habría dejado vulnerable al Cu de
Huichilobos frente a otra catástrofe por un incremento intempestivo de agua. Tal vez por eso, los
mexicas elevaron también la altura de la plataforma (V/MPl-W-3), la cual medida a paño de la
anterior aumentó 1.40 m, que sumados a los 76 cm que quedaron visibles de la otra base alcanzó una
altura de 2.16 m aproximadamente. Esta altura no sólo resguardaría al templo de una futura
inundación, sino también le permitiría modificarse en caso de que se colocaran niveles sucesivos de
pisos como sucedió en otras etapas del Templo Mayor.
Continuando, durante esta nueva superposición del piso (P7), otras importantes construcciones se
vieron afectadas. La base de la Etapa 4 de la Casa de las Águilas fue cubierta en su totalidad, aunque
no es posible conocer si la parte superior del edificio también.423 La Etapa I del Templo Rojo Norte
(Edificio C),424 así como la Etapa III del Edificio A fueron tapadas por completo y las plataformas de
los edificios B y D, en su tercera etapa quedaron por debajo de este pavimento.425
La última modificación de la cual se tiene registro en el Templo Mayor corresponde al momento
constructivo V/MPl-4 (Etapa VII-2). Tal como se describió, se trata de un crecimiento vertical de la

419 El piso P7 corresponde a la última elevación que se hizo del piso de la plaza de la cual se tiene registro hasta el momento. López
Luján (2006a: 56); Matos Moctezuma (1981: 45); Pascal García (2012: 91).
420 López Luján (2006a: 56).
421 Pascal García (2012: 94).
422 La elevación del nivel del piso de la plaza (P7) alcanzó una altura entre 96 cm y 1 m. Tan solo el relleno que se depositó es de 80 cm

y el espesor de la mezcla que conformó el pavimento junto con las lajas oscila entre 15 y 25 cm. De hecho, algunos segmentos de este
pavimento que aún se conservan y están emplazados sobre la escalinata de la plataforma V/MPl-W-2 [Etapa VIα], tienen la altura de
un peldaño, es decir 24 cm.
423 López Luján (2006a: 56).
424 Olmedo (2002: 60).
425 Pascal García (2012: 74-87).

175
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

plataforma el cual se sobrepuso a paño de la base anterior, y del cual sólo se conservó un segmento
que está emplazado al norte de la estructura. Asimismo, el piso de la plaza P7 es la superficie con la
cual se vincula a este crecimiento.
Tocante al gobierno de Moctezuma Xocoyotzin, los documentos históricos dan cuenta de
distintas obras constructivas y renovaciones en edificios importantes que llevó a cabo, pero no hay
menciones específicas sobre una ampliación u otro tipo de modificaciones realizadas en el Huey
Teocalli de Tenochtitlan (Figura 2.42).426 En su texto de 1987, León-Portilla nos ofrece una extensa
lista de fuentes etnohistóricas que de acuerdo con el investigador, registran los proyectos del huey
tlatoani por engrandecer el templo así como de la destrucción del Cu de Huichilobos a la llegada de
los conquistadores españoles.427 Revisemos algunos de los párrafos a los que se refiere León-Portilla.
Por ejemplo, Alvarado Tezozomoc relata que una de las obras que hizo Moctezuma II fue labrar una
piedra más grande para colocarla en el Cu de Huichilobos. Según narra el cronista, Moctezuma se
había dado cuenta que no había hecho ninguna obra por la cual pudiera ser recordado, así que “llamó
a Cihuacóatl para que le mandase labrar para el templo de Huitzilopochtli; que fuese mayor y dos
codos más alta que la que allí estaba”.428 Esta empresa parece haber estado destinada al fracaso, pues
después de desprendida la roca de la peña, los canteros y la gente que acudió para su arrastre no
pudieron moverla, las cuerdas para jalarla se rompieron en varias ocasiones y una vez que pudieron
transportarla hasta el puente de Xoloco, ahí se quebró el puente y la piedra se hundió.429

Figura 2.43. Moctezuma Xocoyotzin (1502-1520 d.C.). Códic e


Flor entin o, lib. VIII, fol. 2v.

Este acontecimiento fue una de los muchas desventuras que Moctezuma interpretó como un mal
presagio y que antecedieron a la conquista de Tenochtitlan. Por otro lado, en la narración de Durán,

426 Nicholson (1987: 471).


427 León-Portilla (1987: 81-84).
428 Alvarado Tezozómoc (1987: 662).
429 Alvarado Tezozómoc (1987: 663-665); Durán (2002: 552-558).

176
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

previo al labrado de la piedra para el Templo Mayor, afirma que Moctezuma II ordenó edificar un
templo donde estarían reunidos todos los dioses, un edificio que recibía el nombre de Coateocalli. El
testimonio en extenso del dominico dice los siguiente: “Pariecióle al rey Moctezuma que faltaba un
templo que fuese conmemoración de todos los ídolos que en esta tierra adoraban, y movido con celo
de religión mandó que edificase, el cual se edificó contenido en el de Huitzilopochtli, en el lugar que
son agora las casas de Acevedo”.430 Tal como señala Sanchez Reyes, 431 las Casas de Acevedo estaban
ubicadas entre las calles del Reloj (Argentina) y Cordobanes (Donceles), esquina que hoy ocupa la
Casa del Marqués del Apartado.
Es en los Anales de Cuauhtitlan, donde se da una referencia más explícita acerca de las intenciones
de Moctezuma de engrandecer el Cu de Huichilobos, aunque al parecer esta construcción nunca se
llevó a cabo. En el relato se afirma que Moctezuma II en conversación con el señor de Cuitláhuac le
dijo: “Me ha parecido necesario que sea de oro la casa de Huitzilopochtli y que dentro sea de jade y
plumajes de quetzal. Para ello se requiere el tributo del mundo”.432 En respuesta, Tzompantecuhtli le
hizo saber al tlatoani que, de llevar a cabo tal labor, sería la ruina del pueblo, afrenta que le costó la
vida no sólo a Tzompantecuhtli sino también a su prole.
Por su parte, aunque Nicholson433 sostiene que después de las obras de Ahuítzol no hay
menciones en los documentos sobre una nueva ampliación del Templo Mayor; no obstante, el
investigador señala que al menos en dos escrito se sugiere que Moctezuma II encomendó algunos
trabajos relacionados con la reparación o modificación del edificio. Una de estas menciones aparece
en el libro XII, folio 2, del Códice Florentino, donde se indica que dos años antes de la llegada de
Cortés, de manera inexplicable se “incendió un cu de Huitzilopochtli que llamaba tlacatecca”434 por lo
cual se presume que fue necesario cambiar su techumbre (Figura 2.43). La otra referencia es la que
hace Motolinía,435 donde se narran las intenciones de Moctezuma Xocoyotzin de destituir el templo
pues durante la fiesta de Tlacaxipehualiztli que caía en el equinoccio, el Sol no pasaba por en medio del
Cu de Huichilobos.
Entonces ¿Moctezuma Xocoyotzin realizó obras para ampliar el Templo Mayor? Como en los
casos anteriores, la ambigüedad de los testimonios que ofrecen las fuentes históricas hace poco

430 Durán (2002: 501).


431 Sánchez Reyes (2009: 17-18).
432 Códice Chimalpopoca (1975: 61).
433 Nicholson (1987: 473).
434 Códice Florentino (lib. XII, fol. 1r); Sahagún (1997: 454, 723). Véase también Nicholson (1987: 473).
435 Motolinía (1971: 51).

177
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

razonable afirmarlo. Sin embargo, considerado los párrafos extraídos de los documentos
presumiblemente Moctezuma II tuvo el propósito de engrandecer y embellecer el templo, aunque no
se clarifica si su intención era ampliarlo por completo o una parte específica. En todo caso, sí realizó
actividades constructivas vinculadas con el Cu de Huichilobos, propongo como hipótesis que la
extensión vertical de la plataforma V/MPl-4 se realizó entre 1502 y 1520 d.C. y por tanto, tocó al
noveno tlatoque mexica.

Figura 2.44 Incendio inesperado del techo de un cu de Huitzilopochtli que llamaban


Tlacatecca o Tlacateca n (tomado de Có dice F lor entino, izq. Lib. VIII, fol. 11r. Der. Lib. XII,
fol. 1r).

178
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Tabla 2.13 Propuesta de la secuencia constructiva del Templo Mayor y su relación


con los gobernantes mexicas, a partir del análisis estratigráfico

GOBERNANTE ETAPAS CONSTRUCTIVAS ÉPOCAS EN LA INDUSTRIA


QUEZADA RAMÍREZ (2016) ARQUITECTÓNICA DEL TEMPLO
MAYOR
FUNDACIÓN DE TENOCHTITLAN
1325 d.C.
ETAPA I
ACAMAPICHTLI
1375-1395 d.C.
HUITZILÍHUITL ETAPA II
1396-1417 d.C.
MOMENTO
CHIMALPOPOCA II/MESC-N-1 ¿?
1417-1427 d.C.

ITZCÓATL ETAPA III


1427-1440 d.C.
MOMENTOS
III/MESC-W-1 ÉPOCA I
III/MESC-W-2
III/MESC-W-3
III/MESC-W-4
III/MF-N-1
III/MCON-NW-1
MOCTEZUMA ILHUICAMINA ETAPA IV
1440-1469 d.C.
IV/MPL-W-1 (P5-P4)/ IV/MES-W-1 Y
IV/MF-N-1

IV/MPL-W-2 (P3-P2)/

IV/MPL-W-3 (P1) Y IV/MES-W-2


AXAYÁCATL MOMENTO
1469-1481 d.C. IV/MESC-W-3 ¿?

ETAPA V (PISO P1)


MOMENTOS
TÍZOC V/MPL-1 (P1-P5)
1481-1486 d.C. V/MPL-W-2
(INICIO DE LA OBRA)
(P5)
ÉPOCA II
MOMENTOS
AHUÍZOTL V/MPL-W-2
1486-1502 d.C. (CONCLUSIÓN DE LA OBRA) (P6)

V/MPL-3 (P6-P7)
MOCTEZUMA XOCOYOTZIN MOMENTO
1502-1521 d.C. V/MPL-4 ¿? (P7)

179
La memoria arquitectónica del Templo Mayor

Figura 2.45. Diagrama donde se muestra cada una de las subestructuras del TM, las
UC que las constituyen y su relación estratigráfica.

180
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Tabla 2.14 Comparación de las distintas propuestas de la secuencia constructiva del


Templo Mayor y su relación con los gobernantes mexicas.

GOBERNANTE ETAPAS ETAPAS ETAPAS ETAPAS ETAPAS C ONSTRUCTIVAS ÉPOCAS


CONSTRUCTIVAS CONSTRUCTIVAS CONSTRUCTIVAS CONSTRUCTIVAS QUEZADA RAMÍREZ INDUSTRIA
IGNACIO M ARQUINA MATOS M OCTEZUMA EMILY U MBERGUER LÓPEZ A USTIN Y (2016) ARQUITEC
(1960) (1981) (1987) LÓPEZ LUJÁN -TÓNICA
(2009)
FUNDACIÓN DE ETAPA I ETAPA II ETAPA I
TENOCHTITLAN
1325 ETAPA I

ACAMAPICHTLI ETAPA II ETAPA II ETAPA II


1375-1395 ETAPA II
HUITZILÍHUITL ETAPA IIa ETAPA II ETAPA IIa
1396-1417 ETAPA IIb
CHIMALPOPOCA ETAPA II ETAPA IIc ETAPA II
1417-1427 MOMENTO II/ MES-N-1 ¿?
ITZCÓATL SOBREPOSICIÓN 1 ETAPA III ETAPA III
1427-1440 ÉPOCA I
ETAPA IIb MOMENTOS
III/ MES-W-
III/ MES-W-2
ETAPA IIc III/ MES-W-3 (IIc Matos)
ETAPA III ETAPA III III/ MES-W-4,
ETAPA IIIa III/ MF-N-1 Y III/ MCON-NW-1
MOCTEZUMA SOBREPOSICIÓN 2 ETAPA IV ETAPA IV ETAPA IV ETAPA IV (P7,P6)
ILHUICAMINA ETAPA IVb MOMENTOS
1440-1469 ETAPA IVa ETAPA IVa-1 IV/ MPL-W-1 (P5-P4)/ IV/ MES-
W-1 Y IV/ MF-N-1

ETAPA IVa-2 IV/ MPL-W-2 (P3-P2)/

ETAPA IVa-3 IV/ MPL-W-3 (P1) Y IV/ MES-W-2


AXAYÁCTL SOBREPOSICIÓN 3 ETAPA IVb ETAPA IVb ETAPA IVa-3-IVb IV/ MES-W-3 ¿?
1469-1481 ETAPA V ETAPA V (P1)

TÍZOC SOBREPOSICIÓN 4 ETAPA V ETAPA VI ETAPA V V/ MPL-1 (P1-P5) (VI Matos)


1481-1486 V/ MPL-W-2 (INICIO DE LA
OBRA) (P5) ( VIα López Luján)

ÉPOCA II
AHUÍTZOTL SOBREPOSICIÓN 5 ETAPA VI ETAPA VI ETAPA VI V/ MPL-W-2 (CONCLUSIÓ) (P6)
1486-1502 ETAPA VIα V/ MPL-3 (P6-P7) (VII Matos)

MOCTEZUMA ETAPA VII ETAPA VII ETAPA VII V/ MPL-4 ¿? (P7) (VII Matos)
XOCOYOTZIN
1502-1521

181
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

3. Los materiales constructivos del Templo Mayor

¿Cómo he de explicarte yo lo que es inexplicable? Pero


ya lo verás con tus ojos y comprenderás entonces que la
ciencia geológica no ha pronunciado aún su última
palabra.

Jules Verne
Viaje al centro de la tierra

Según Norberg-Shulz1 un análisis arquitectónico se debe realizar mediante la descripción de cómo se


construyen los elementos2 a partir de los materiales, y cómo se organizan los elementos en sistemas.
En consecuencia, el análisis de los sistemas constructivos lleva implícita la tarea de documentar los
materiales que los constituyen. Por supuesto existen diversas maneras de abordar el tema. Una puede
partir de los materiales y otra desde los elementos de la construcción, sin embargo, para que la
investigación sea lo más completa posible conviene estudiarlos en conjunto.
El registro de los materiales constitutivos de un edificio permite obtener en un primer momento
datos básicos como el tipo de insumos utilizados (vegetal o pétreo), las posibles fuentes de obtención
y la forma de apropiación de los recursos. Desde el punto de vista arqueológico, los materiales de
construcción como parte de un proceso productivo, nos remite también a tareas relacionadas con la
extracción, transformación y transporte de los mismos. Villalobos3 opina que al realizar un examen
de características tales como la estabilidad y la resistencia de los materiales podemos recuperar
información relacionada con su función como parte de un sistema estructural y comprender su
disposición en zonas específicas de la construcción.
El estudio de los materiales es un tópico poco desarrollado en las investigaciones sobre
arquitectura mesoamericana. Entre los trabajos relacionados con el tema podemos destacar el
realizado por Carlos Margain4 a mediados de los sesenta sobre los sistemas constructivos y los
materiales en Teotihuacan, mismo que amplió tiempo después para la arquitectura prehispánica del

1 Norberg-Schulz (2001: 69).


2 La definición de elemento constructivo fue tratada en el capítulo anterior.
3 Villalobos (1992: 105).
4 Margain (1966: 157-211); (1971: 45-91).

182
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Centro de México. A finales de la década de los noventa, López Luján5 realizó un estudio de los
materiales constructivos provenientes de la Casa de las Águilas, su trabajo incluyó un muestreo de
otras zonas del recinto sagrado incluido el Templo Mayor, mediante un análisis petrográfico,
determinó las probables fuentes de obtención de las materias primas.6
Desde otra perspectiva también ligada a la arquitectura, investigadores como Abrams7 y Bollard8
en Copán, Barba, Córdova9 y Tatsuya Murakami10 en Teotihuacan, han encontrado que al convertir
el volumen de los materiales de construcción en estimación de gasto de tiempo y labor, se obtienen
datos cuantitativos y parámetros de comparación para determinar el grado de desarrollo de una
sociedad.
Por su parte, Murakami insiste en la importancia de hacer trabajos experimentales constructivos,
no solo para estimar los costos de mano de obra, sino también para evaluar la validez de las
mediciones que son publicadas.11 Hay que destacar que para su investigación doctoral, Murakami
realizó un trabajo experimental, el cual consistió en la edificación de una plataforma con fachadas
tipo talud-tablero.12 Este experimento lo diseñó con el objetivo de estimar los costos de mano de
obra en tareas específicas de la construcción de estructuras en Teotihuacan.13 Para sus cálculos utilizó
los costos obtenidos por Charles Erasmus y Elliot Abrams respectivamente, cuyas mediciones se
sustentan en el trabajo experimental y las observaciones etnográficas. Al igual que Abrams,14
Murakami estimó la inversión de trabajo tomando en cuenta el tipo de material (tierra, piedra,
morteros), las fases del proceso constructivo (la obtención, el transporte, la manufactura y el
ensamblaje) y los elementos arquitectónicos de la estructura que reprodujo (el núcleo, los muros, la
escalinata y los taludes).15
Thomas Schreiner,16 también ha realizado trabajo experimental y etnográfico relacionado con la
fabricación de cal y las implicaciones técnicas para los mayas del Preclásico, particularmente en

5 López Luján (2006a: 61-68).


6 López Luján et al. (2003a: 137-166); (2003b: 70-75).
7 Abrams (1994).
8 Abrams y Bollard (1999: 263-291).
9 Barba y Córdova (1999: 168-179).
10 Murakami (2010: 194-195); (2015: 263).
11 Murakami (2015: 263).
12 Murakami (2010: 193-214); (2015: 263-283).
13 Murakami (2010: 194-195); (2015: 263).
14 Abrams (1994).
15 Murakami (2010: 194-195); (2015: 268).
16 Schreiner (2001: 356-368); (2003: 480-487).

183
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Nakbé, al norte del Petén.17 De su investigación destacan dos aspectos. Primero, su acercamiento con
los caleros mayas que mantienen la fábrica artesanal de la cal, le permitió documentar diferentes tipos
de hornos tradicionales para la quema;18 variaciones en los materiales y en la forma de construir los
hornos, así como en su funcionamiento e incluso registró algunas prácticas rituales asociadas con la
quema; desde mezclar tabaco con la cal apagada, hasta prohibir la presencia de una mujer cerca de un
horno de cal, solo por mencionar algunas.19 En segundo, presenta los datos de consumo y
producción comparativos entre hornos tradicionales y hornos coloniales, información recabada a
partir de las quemas experimentales que hizo.20
En Sudamérica, Jean-Pierre Protzen es otro investigador cuyo interés por el estudio de los
materiales constructivos, en particular por la extracción y talla de la piedra utilizada en algunas
construcciones Incas, lo llevaron a realizar investigaciones en canteras prehispánicas y labores
experimentales.21 En 1982 comenzó su estudio en el área de Cusco, donde se localizan dos de los
yacimientos más importantes que fueron explotados en el apogeo del imperio Inca. El primero es
Rumiqolqa, el cual está ubicado a 35 km al sureste de Cusco, y corresponde a un afloramiento de
andesitas. El segundo es Kachiqhata; ésta se localiza al suroeste de Ollantaytambo, y de ahí se extrajo
granito rojo.22 Este acercamiento tuvo varios objetivos. Uno de ellos era caracterizar las rocas que
emplearon los incas en los muros.23 De esta manera, Protzen se dio a la tarea de recorrer varias
canteras antiguas en los alrededores de Cusco, algunas de la cuales habían sido documentadas desde
el siglo XIX.24 Protzen también tenía gran interés en conocer los procedimientos para la extracción
de las rocas, qué fases de la talla se llevaban a cabo en la cantera y cuáles a pie de obra.25 A través de
su registro, el investigador pudo identificar diferencias en las etapas de extracción y talla en los dos
yacimientos estudiados.26 Además, su trabajo experimental le permitió inferir la manera en que los
canteros desbastaban la piedra, hasta conseguir bloques perfectamente escuadrados, y aproximarse a

17 Las investigaciones de Schreiner, se desarrollaron como parte del Proyecto Regional de Investigación Arqueológica del Norte del
Petén (PRIANPEG), cuyos objetivos eran la comprensión de las implicaciones sociales y ambientales del uso masivo de cal en el área
maya, durante la época prehispánica (Schreiner 2001: 356).
18 Schreiner (2001: 357).
19 Schreiner (2001: 361); (2003: 481).
20 Schreiner (2001: 358-361).
21 Protzen (1985: 161-182).
22 Protzen (1985: 162).
23 Hay que precisar que los incas no siempre eligieron las materias primas pétreas de los afloramientos cercanos, algunas fueron traídas

desde yacimientos distantes, sobre todo aquellas que se utilizarían para revestir edificios importantes. Véase Ogburn (2004: 419); (2013:
49).
24 Protzen (1985: 162).
25 Protzen (1985: 165).
26 Protzen (1985: 169).

184
Los materiales constructivos del Templo Mayor

las formas de extracción de los materiales litológicos empleados por los Incas. Protzen y Nair27
asimismo han realizado estudios comparativos referentes a las técnicas utilizadas para cortar y tallar
los bloques de los aparejos entre Tiahuanaco y algunos sitios Incas.
También en Sudamérica, desde hace varios años, Dennis Ogburn28 ha hecho recorridos
sistemáticos en canteras que fueron explotadas por los Incas y que se localizan en distintas regiones
de Ecuador y Perú. En la primera fase de su investigación, Ogburn colectó muestras geológicas para
su análisis con el objetivo de caracterizar las materias primas, identificar las canteras, documentar su
extensión y registrar aspectos relacionados con su infraestructura. Posteriormente, amplió su
muestreo a otros sitios. A partir de su estudio, Ogburn no solo ha identificado distintas canteras, sino
también una variabilidad en los recursos empleados en la arquitectura, así como evidencias del
aprovechamiento de materias primas que fueron transportadas desde regiones distantes hasta el sitio
de la construcción.29 Estos aspectos tienen implicaciones económicas y sociopolíticas muy
significativas. Por un lado, son un indicador de un control sobre los yacimientos y la mano de obra,
pues las tareas de extracción y de talla, así como la transportación de los bloques por un trayecto de
casi 35 km, requerían de una importante inversión de trabajo. Por otro, sugieren que únicamente los
grupos en el poder podían costear este tipo de arquitectura.30
Regresando a Mesoamérica, en el último lustro se han realizado estudios importantes sobre
materiales constructivos en esta área. Por ejemplo, Isabel Villaseñor31 llevó a cabo una investigación
arqueológica de insumos, para la edificación en el área maya enfocado en los morteros. Su trabajo
tuvo como directriz, el estudio de la producción de los enlucidos de cal en las tierras bajas mayas, y
cómo su tecnología de elaboración cambió a través del tiempo. Asimismo, Villaseñor y Elizabeth
Graham,32 presentan en 2010 los resultados preliminares sobre el uso de agregados de origen
volcánico, utilizados para la fabricación de morteros hidráulicos en las tierras bajas mayas.
En Teotihuacan, Murakami, Gregory Hodgins y Arleyn Simon,33 hicieron un estudio centrado en
el grado de calcinación de la cal, aspecto que se relaciona con la organización y especialización en el
trabajo de su producción y con la calidad de los morteros. Las muestras colectadas las analizaron

27 Protzen y Nair (1997: 146-167).


28 Ogburn (2004: 419-439); (2013: 45-54).
29 Ogburn (2004: 420); (2013: 49).
30 Ogburn (2004: 432-437); (2013: 45-46).
31 Villaseñor (2009); (2010). Véase también Villaseñor y Price (2008: 1030-1039).
32 Villaseñor y Graham (2010: 1339-1347).
33 Murakami et al. (2013: 960). Véase también Murakami (2010: 36, 354, 368-372).

185
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

mediante catodoluminiscencia y petrografía, y los resultados se contrastaron a través de mediciones


de isótopos estables de 14C. Otros dos trabajos destacados en torno a los morteros son los que
hicieron Domenico Miriello y asociados en el recinto sagrado de Tenochtitlan y en el Templo Mayor.
Como ya hemos señalado, estos análisis se enfocaron en elucidar la composición de las argamasas y
determinar la proveniencia de la cal.34
En los últimos años arqueólogos españoles han puesto mayor interés en los estudios relacionados
con los materiales y las técnicas constructivas en diferentes sitios europeos. Quirós35 por ejemplo, ha
realizado investigaciones referentes al ciclo productivo de la piedra en la Edad Media. En la Toscana,
identificó los filones de los cuales se extraían los materiales y registró el uso persistente de rocas
como la calcarenita, cuyas cualidades físicas y su cercanía a la zona la convirtieron en un material
ideal para edificar. La documentación sobre la producción de ladrillos en edificios asturianos de la
Edad Media, ha permitido a Quirós recabar datos que sustentan la reintroducción de técnicas
constructivas correspondientes a la época prerrománica.
Otros investigadores como Orfila Pons y colaboradores36 en la región de Granada y Matilla
Séiquer37 en la localidad de Murcia, han concentrado sus investigaciones en la explotación de canteras
de cal, trabertinos, basaltos y conglomerados utilizados en edificios romanos.
Tomando como ejemplo los trabajos mencionados, en el Templo Mayor llevamos a cabo un
registro minucioso de los materiales constitutivos de forma simultánea al estudio de las técnicas
constructivas. En este capítulo presentamos los resultados obtenidos a partir del análisis petrográfico
y geoquímico para la caracterización de los materiales pétreos, pavimentos y argamasa. Esbozamos
un breve panorama de los recursos empleados por los mexicas para la construcción del Huey Teocalli,
la identificación de las posibles áreas de procedencia de las rocas y el proceso de transformación de la
piedra desde su extracción, modificación y uso e incluimos los datos obtenidos de la etnografía en
canteras explotadas en la actualidad.

34 Miriello et al. (2011: 1119-1141); (2013: 1-28).


35 Quirós (1998: 235-246).
36 Orfila et al. (1996: 390-392).
37 Matilla (2001: 268-269).

186
Los materiales constructivos del Templo Mayor

3.1 Técnicas aplicadas al estudio de los materiales constructivos litológicos: análisis


petrográfico

Hace ya algún tiempo que los arqueólogos han recurrido a otras disciplinas de la ciencia en la
búsqueda de respuestas más concretas y sustento para sus interpretaciones arqueológicas. Éste es el
caso de la geología, de la cual adopta los principios de la estratigrafía arqueológica y retoma técnicas
como la petrografía y los análisis geoquímicos, entre otros. El uso de estos procedimientos permite
precisar las características de los suelos, de las rocas, los componentes de artefactos como la cerámica
y determinar el origen de los materiales. Al elegir la petrografía sobre otras técnicas debe tomarse en
cuenta que se trata de un procedimiento destructivo, por lo tanto, los materiales o las áreas a
muestrear deben seleccionarse cuidadosamente.
Para conocer los materiales pétreos utilizados en las distintas etapas de la construcción del
Templo Mayor, correlacionar las características de las rocas y los componentes de los morteros con
su función constructiva, y deducir la procedencia de las materias primas, se realizó en el contexto de
la sexta temporada del PTM un análisis petrográfico sobre muestras provenientes de pavimentos
(plaza y plataforma), muros, y escalinatas de cada una de las ampliaciones del Templo Mayor. El
estudio fue realizado por el geólogo Jaime Torres Trejo. Mediante la aplicación de esta técnica junto
con otras fuentes de información, se pudieron obtener datos para desarrollar cada uno de los puntos
señalados.

3.1.1 Análisis petrográfico: metodología


El registro gráfico de las técnicas constructivas del Cu de Huichilobos reveló la existencia de una
diferenciación hecha por los mexicas en el uso de materiales dependiendo del área del edificio. Este
primer acercamiento permitió diseñar una estrategia para la toma de muestras en cada etapa y
momento constructivo y, sección del templo (plataforma, pavimentos, escalinatas, muros, juntas
etc.). Se realizaron varios recorridos a través de la zona arqueológica para identificar
macroscopicamente los materiales constructivos distintos entre sí. El color, la textura y la estructura
de la roca son rasgos que se aprecian a simple vista, lo cual ayudó a clasificar de manera preliminar
los elementos litológicos.
Una vez detectados los elementos más representativos del edificio, se realizó una recolección

187
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

sistemática obteniendo un total de 43 muestras de las cuales 23 muestras geológicas arqueológicas, 2


muestras geológicas colectadas en los yacimientos de la región de Tenayuca, para establecer un
estudio comparativo (Tabla 3.1) y 18 corresponden a argamasas38 (Tabla 3.2). Cada área muestreada
se ubicó en una planta arquitectónica del templo y además de realizar un registro fotográfico. A cada
muestra se le asignaron dos claves, la primera con la letra “P” para indicar el tipo de análisis y un
número consecutivo (P1); en la segunda se marcaron las siglas del edificio “TM” y el número de
etapa constructiva (TM-IV) (Figuras 3.1 y 3.2). Únicamente las muestras de roca se enviaron para su
laminación al laboratorio Petroanàlisis S.A de C.V y posteriormente se entregaron para su estudio al
geólogo Jaime Torres Trejo, adscrito a la ENCRyM39 y el análisis fue financiado por el PTM-6.
La técnica empleada consistió en la aplicación de luz paralela y luz polarizada (nicoles cruzados)
sobre secciones delgadas de rocas para identificar las características texturales, granulométricas y
minerales de éstas.40 La preparación de las láminas se realizó mediante un corte en la piedra para
obtener una esquirla mineral que se montó en un portaobjetos. Una vez colocada la roca sobre el
portaobjetos, la sección se pulió hasta alcanzar el espesor adecuado.41
De manera paralela a la elaboración de las secciones delgadas, Torres42 realizó la descripción
megascópica de las rocas en ejemplares de mano en microscopio estereoscópico. Posteriormente, él
analizó y describió cada lámina delgada usando el microscopio petrográfico. El procedimiento
finalizó con la toma de fotomicrografías de campos representativos con objetivo de 5X.43 Torres44
cotejó la información petrográfica obtenida con los datos geológicos de la Cuenca de México para
distinguir los materiales alóctonos y los de procedencia local. En ambos casos consideró las zonas
más próximas al área de estudio.

38 Los estudios realizados a las muestras de argamasas los trataremos en un apartado distinto.
39 Torres (2009).
40 Juan Carlos Cruz Ocampo (comunicación personal, 2007). Véase también Kerr (1965: 3-35); Goldberg y Macphail (2006: 352-362).
41 Juan Carlos Cruz Ocampo (comunicación personal, 2007).
42 Torres (2009).
43 Jaime Torres (comunicación personal, 2008); Véase también Torres (2009).
44 Torres (2009).

188
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Figura 3.1. Toma de muestras de pavimentos para su estudio


petrográfico y geoquímico (foto O. Quezada).

Figura 3.2. Mapa de ubicación de las muestras petrográficas y geoquímicas.

189
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Tabla 3.1 Relación de muestras de roca y argamasa tomadas de las distintas


ampliaciones del Templo Mayor, para su análisis petrográfico

MUESTRA ETAPA MOMENTOS CORRELACIÓN DE ÁREA MUESTREADA POR EL


SEGÚN CONSTRUCTIVOS ETAPAS DE ACUERDO PTM-6
QUEZADA SEGÚN QUEZADA CON MATOS (1981)
(2016) (2016)
P1 II II Esquina del Muro NE adoratorio
Tláloc
P2 II II Pilar SW del adoratorio de Tláloc
P3 II II Esquina del Muro SE del
adoratorio de Tláloc
P4 III III Muro Cuerpo II, esquina SW
P5 III III/MEsc-2 IIb Escalinata
P6 III III Muro Cuerpo II, esquina SW
P7 III III/MEsc-4 III
P8 III III/MEsc-4 III
P9 IV Muro Norte delantal lado de Tláloc
P10 IV IV Muro Norte
P11 IV IV/MEsc-1 IVa Lado sur
P12 IV IV/MPl-3 IVb Cuarto norte sobre la plataforma
P13 IV IV/MPl-3 IVb Piso P1 de la plaza
P14 IV IV/MEs-2 IVb Escalinata W lado norte
P15 V V Muro E de la plataforma
P16 V V Escalinata W lado sur
P17 V V/MPl-3 VII Muro E de la plataforma
P18 V V/MPl-4 VII Muro N de la plataforma
P19 V V/MPl-1 VI Piso de plaza P3
P20 V V/MPl—1 VI Piso de plaza P4
P21 V V/MPl—1 VI Piso de plaza P4
P22 V V/MEsPl-1 VI Escalinata de la plataforma
P23 V V/MEsPl-2 VI Escalinata de la plataforma
P24 Moderna Cantera San Bartolo Tenayuca
P25 Moderna Cantera Tenayo
P: muestra petrográfica

3.2 Esbozo geológico de la Cuenca de México

La Cuenca de México está rodeada por cadenas montañosas derivadas del vulcanismo acontecido a
lo largo de varios millones de años. Entre estas se encuentran la Faja Volcánica Transmexicana o Eje

190
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Neovolcánico del cual forma parte la cuenca. De acuerdo con Francisco Mooser,45 la Cuenca de
México se divide fisiográficamente en tres zonas: la meridional, la septentrional y la nororiental. En la
zona meridional se ubica la Sierra Nevada, la Sierra de las Cruces (oeste), la Sierra del Chichinautzin
(sur) y las elevaciones de la Sierra de Guadalupe (norte), el Cerro Chiconautla y la Sierra de
Patlachique; en la zona nororiental se ubica la Sierra de Pachuca y la Sierra de Río Frío. Asimismo, la
zona septentrional y la meridional se unen a través de la Sierra de Guadalupe y del Cerro
Chiconautla. Con respecto a la ubicación de los lagos de la cuenca, el de Xaltocan y el de Zumpango
están en el lado norte, al centro se localiza el de Texcoco y al sur los de Chalco y Xochimilco.
El Terciario Medio fue un periodo caracterizado por la presencia de volcanes estratificados y
grandes depósitos de lavas, tobas y brechas que erosionaron el área, evitando la conservación de
topoformas importantes. La Sierra de Xochitepec localizada al oeste del Ajusco y Xochimilco
pertenece a este periodo y en ella abundan los depósitos de andesitas basálticas, andesitas francas con
anfíbolas y piroxenos, dacitas y lutitas.46
Durante el Plioceno existió una intensa actividad volcánica cuyo resultado fue la formación de la
Sierra Nevada, la Sierra de la Cruces y la Sierra de Guadalupe. Ésta última pertenece a la formación
denominada Chiquihuite que incluye a los cerros Chiquihuite y Tenayuca. A esta fase también
corresponden las elevaciones del Peñón de los Baños y el Cerro de Santa Isabel, donde podemos
encontrar depósitos andesíticos de hornblenda, dacitas y en menor cantidad riolitas y piedra pómez.47
Hacia el Pleistoceno se inició la última etapa del vulcanismo con la formación de glaciares como el
Iztaccíhuatl y el Popocatépetl. En este periodo se crearon los Cerros de Chiconautla, Chimalhuacan,
de la Estrella y el Peñón del Marqués. Estos dos últimos están compuestos principalmente por
brecha volcánica básica, piroclastos vesiculares también conocidos como tezontle.48 Por otro lado,
una serie de efusiones lávicas dieron origen a los conos escoreaceos en la Sierra del Chichinuatzin,
los depósitos en esta zona son basálticos de distinta composición como basaltos con cuarzo, basaltos
sin olivino, andesitas basálticas, andesitas de anfíbolas y piroxenos.
En este mismo periodo, Mooser,49 Enrique Santoyo y colaboradores,50así como Díaz Rodríguez 51
apuntan que la Cuenca de México se rellenó a partir de estratos de arenas, gravas y cenizas

45 Mooser (1975: 20-21).


46 Mooser (1957: 339).
47 Véase Lugo Hubp y Salinas Montes (1996: 241); Mooser (1957:341-342).
48 Pérez Negrete (2005: 59).
49 Mooser (1957: 346).
50 Santoyo et al. (2005: 24-25).

191
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

provenientes de los depósitos fluviales de esa época, que aunados a las corrientes de lavas, crearon
una extensa planicie donde se formaron lagos someros sobre capas impermeables de cenizas. Estos
depósitos son sumamente plásticos y al disminuir las cargas o la presión en los acuíferos se reduce el
volumen, provocando hundimientos.
De acuerdo con Mooser,52 la actividad volcánica iniciada en el Pleistoceno continúa generando
hasta nuestros días conos volcánicos como el Xitle, cuya formación se estima hace 2400 años. Hacia
la Sierra del Chichinuatzin también se ubican conos escoreaceos de aparición reciente (Figura 3.3).

Figura 3.3. Geología de la Cuenca de México (tomado de Santoyo et a l. 2005: 19).

Como se puede apreciar, la Cuenca de México está constituida principalmente por depósitos de
rocas ígneas extrusivas, acumuladas durante miles de años. Los afloramientos de piedra fueron
aprovechados por los pobladores prehispánicos de la cuenca para la construcción. Asimismo, existen
documentos y pictografías del siglo XVI como la Pintura del gobernador, alcaldes y regidores de México,53
que testifican el aprovechamiento de yacimientos pétreos durante la Colonia para edificar las

51 Díaz Rodríguez (2006: 112-115).


52 Mooser (1957: 346).
53 Códice Osuna o Pintura del gobernador, alcaldes y regidores de México (1565).

192
Los materiales constructivos del Templo Mayor

viviendas y los templos. En este mismo sentido agregaremos que, en nuestros días, subsisten
yacimientos en continua explotación para extraer materiales empleados en la construcción.

3.3 Los recursos litológicos empleados en la construcción del Cu de Huichilobos

Cuando los mexicas arribaron al lago de Texcoco para asentarse definitivamente, su primera tarea
fue construir una ermita para su dios Huitzilopochtli. La tarea no resultó sencilla: al ser un pueblo
sujeto al señorío tepaneca, el acceso a los materiales de construcción estaba restringido. Durán54
describe la reunión que tuvieron los principales para discutir cómo podrían conseguir los
implementos necesarios para levantar el Huey Teocalli. La solución relata el cronista, fue enviar a
hombres y mujeres a recolectar pescados, ranas, aves y toda clase de sabandijas que se
intercambiarían en el mercado por piedra, cal y madera para edificar el templo.
De acuerdo con Durán55 y Alvarado Tezozómoc,56 las materias primas obtenidas por los
tenochcas eran pequeñas y de poca calidad. Este aspecto contrastaría con la posición privilegiada de
los mexicas muchos años después. Hacia 1440, cuando Tenochtitlan ya era un estado independiente
y su poder y dominio se había ido consolidando, los pueblos sujetos tenían la obligación de tributar
arena, piedra, cal e inclusive colaborar en los trabajos de la construcción; así lo refiere la siguiente
cita:
“dijo el rey [Moctezuma I] que fuesen a dar aviso a los de Azcapotzalco a los
de Coyoacan y a los de Xochimilco y a los de Cuitláhuac, Mizquic y Culhuacan y a
la provincia de Texcoco para que acudan luego a la obra y a hacer lo que les fuere
mandado, con los materiales de cal, piedra, madera, todo lo que les fuere menester, y
para esto elijan mensajeros que vayan a todas estas provincias a percibir a los señores
que luego provean en cómo se traiga con brevedad”.57

La expansión del imperio mexica proporcionó a Tenochtitlan la posibilidad de explotar los bancos
de material a través de los señoríos dependientes, garantizando así la calidad de los insumos.
Al recorrer la zona arqueológica del Templo Mayor, salta a la vista del observador el predominio

54 Durán (2002: 92).


55 Durán (2002: 93).
56 Alvarado Tezozómoc (1987: 33).
57 Durán (2002: 183).

193
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

de la piedra como material constructivo. El negro, el rojo, el gris y el rosa de las rocas que hoy
colorean al templo de Huitzilopochtli. En otro tiempo estaban disimuladas por el blanco del estuco.
Una mirada más detallada nos permite descubrir la predilección de los mexicas por el tezontle
utilizado en el corazón y la fachada de los templos, en oposición a la roca caliza cuya presencia se
limita a pocas etapas y a un área muy específica del edificio. La preferencia de una material sobre
otro, responde a distintos motivos como pueden ser sus características físicas, su abundancia, la
facilidad para transportarlo y muy probablemente la cercanía al área de la construcción.
A continuación describimos cada uno de los materiales pétreos identificados y analizados en
orden de abundancia. Definimos sus propiedades, los sectores del templo donde se localizan así
como los afloramientos identificados como potenciales zonas de extracción prehispánica.

3.3.1 El tezontle o vitrófido basáltico de piroxenos


Constituye uno de los materiales más abundantes en el Cu de Huichilobos y de los edificios en el
interior del recinto sagrado de Tenochtitlan. Se trata de una roca ígnea extrusiva, también conocida
como escoria volcánica cuyo origen se debe a erupciones de carácter explosivo. Tienen una
apariencia esponjosa. Los colores dominantes son el rojo, violeta y negro; en las muestras analizadas
los colores que destacan son los rojizos y negruzcos, tiene una textura afanítica, una estructura
altamente vesicular58 y es ligero.59
El análisis de las rocas de Torres Trejo,60 indica que están constituidas por labradorita, hematita,
augita y andesina encerradas en una matriz vítrea. De acuerdo con Torres61 desde el punto de vista
petrográfico, el tezontle se denomina como vitrófido basáltico de piroxenos debido a la cantidad de
vidrio volcánico en la matriz (Figura 3.4).
El uso extendido del tezontle como material constructivo se debe esencialmente a sus
propiedades físico-químicas tales como su resistencia al intemperismo, su poco peso volumétrico, su
fácil labrado y tiene una buena adherencia con las mezclas gracias a su porosidad.62
En la arquitectura del Templo Mayor podemos observar el tezontle en su forma natural o
trabajado. En los rellenos constructivos, en los firmes de los pisos interiores y de la plaza la roca no

58 Se trata de pequeñas cavidades que se formaron por burbujas de gases producidas durante el enfriamiento de la roca.
59 Véanse Foerster (1942: 29); Ruiz (1911: 15); Torres (2009: 65).
60 Torre (2009).
61 Torres (2009: 65).
62 Ruiz (1911: 15); López Luján et.al (2003a: 142); Torres (2009: 65).

194
Los materiales constructivos del Templo Mayor

sufrió ninguna modificación. En las fachadas del templo de las Etapas II, III, y IV sólo se labró una
de sus caras; en algunas ocasiones se buscó que la vista más plana quedara expuesta para facilitar la
tarea de colocar el enlucido. El tezontle tallado se utilizó para construir los sillares de las cajas de las
ofrendas, las escalinatas, banquetas, alfardas y pisos de la plaza, así como las fachadas de las últimas
etapas del templo. También se empleó como piedra esquinera y en algunos casos tenemos evidencia
de que los sillares se tallaron una vez dispuestos en el edificio, para darle forma a los desagües
localizados en las fachadas orientales de las Etapas II y III del Cu de Huichilobos. Como roca molida
o tezontlalli se aprovechó para elaborar los morteros utilizados en los pavimentos de la plaza y de la
plataforma de las últimas etapas del Huey Teocalli.63

Figura 3.4. Muestra de vitrófido basáltico de piroxenos y lámina petrográfica vista al


microscopio (fotos Torres Trejo 2009).

El uso del tezontle como material constructivo aparece registrado en algunas fuentes
documentales. Durán64 menciona el llamamiento hecho por Moctezuma I a las provincias de
Texcoco, Culhuacán, Xohimilco, Tacuba, Coyoacan y Azcapotzalco, a quienes demandó traer piedra
pesada para el cimiento, piedra liviana para el edificio, madera y cal. Para la misma época, Domingo
Chimalpáhin en su Quinta Relación escribe que los representantes de los señoríos sujetos a
Tenochtitlan después de haber escuchado al gobernante mexica, le dijeron: “señores nuestros, ¿qué
se necesita? [a lo cual contestaron] piedra dura y tezontle”. 65

63 Miriello et.al (2011: 1126).


64 Durán (2002: 185).
65 Chimalpahin (1998: 399).

195
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 3.5. Ubicación de los


yacimientos de tezontle en la Cuenca
de México (información de Torres
(2009), redibujado por O. Quezada).

Los resultados obtenidos del análisis petrográfico indican que el tezontle es una roca de
procedencia local. Los bancos de material más cercanos al recinto sagrado se localizan en el Peñón
de los Baños, el Peñón del Marqués, el Cerro de la Estrella y la Sierra de Santa Catarina.66 Sobre el
Peñón del Marqués o peñol de Tepepulco, Durán67 apunta que era el lugar de donde se sacaba la piedra
liviana utilizada en los edificios tenochcas (Figura 3.5).
Por su parte, López Lujan y colaboradores,68 señalan que los afloramientos de la isla de
Tepetzinco o Peñón de los Baños se ubicaban a tan sólo 2.8 km de Tenochtitlan; el Cerro de la
Estrella y el Peñón del Marqués estaban entre 9.3 y 10.8 km de distancia respectivamente del Cu de
Huichilobos, siendo los yacimientos más alejados los ubicados en la Sierra de Santa Catarina (Figura

66 Torres (2009: 65).


67 Durán (2002: 469).
68 López Lujan et.al (2003a: 133).

196
Los materiales constructivos del Templo Mayor

3.5).

3.3.2 El basalto
Es una roca volcánica de tipo ígnea extrusiva en la que predominan el color gris oscuro y el negro. Su
textura es afanítica por lo cual es difícil distinguir a simple vista los minerales que la conforman, se
distingue por ser de grano fino, tener una estructura vesicular, ser muy compacto, pesado y duro. Los
basaltos poseen una resistencia de 350 a 450 ㎞/㎠ a la compresión.69 Estas cualidades los

convierten en materiales ideales para la cimentación.


Mineralógicamente los basaltos analizados están constituidos por labradorita, augita, andesina y
hematita.70 Asimismo, entre las muestras estudiadas se detectó la existencia de dos variedades de esta
roca: el basalto vitrofídico y el basalto de piroxenos. Ambos tipos de piedra tienen como minerales
accesorios a los piroxenos, pero el basalto vitrofídico contiene vidrio en su matriz (Figura 3.6).
Las muestras estudiadas que corresponden a basaltos vitrofídicos provienen de piedras utilizadas
en los peraltes de las escalinatas de las Etapas III/MEsc-3 y V/MEsPl-2 del templo. Por su alto
contenido en vidrio, el basalto vitrofídico71 se talla con mayor facilidad y permite conseguir caras
planas, necesarias para elaborar los bloques usados en las huellas y peraltes. Esta roca también se
aprovechó como piedra esquinera en los muros de los cuerpos del edificio. López Luján et al.72
reportan la presencia de esta piedra utilizada como relleno.
El basalto de piroxenos lo podemos encontrar en menor proporción como piedra esquinera en
los paramentos de la Etapa II y en bloques de las escalinatas III/MEsc-4. Esto probablemente se
debe a que la dureza de esta variedad de roca dificulta conseguir cortes rectos y es más complicado el
labrado y la talla. También se aprovechó sin modificación como piedra para cimiento en los pisos de
la plaza de la Etapa IV y los momentos IV/MPl-1, IV/MPl-2 y IV/MPl-3. Por su parte, López
Luján73 indica el uso de esta roca en los pisos exteriores de la plaza norte,74 en los cajones
constructivos, banquetas y muros interiores.

69 La resistencia a la compresión de un material se define como el máximo esfuerzo que puede soportar un material bajo una carga de
aplastamiento antes de fracturarse o deformarse (Alejandro Villalobos, comunicación personal, 2005).
70 Torres (2009: 40).
71 Esta variedad del basalto probablemente es la que usaban los mexicas para elaborar las piedras para moler o métlatl. Sahagún (1997:

284).
72 López Luján et al.(2003a: 142-144).
73 López Luján et al. (2003a: 142-144).
74 El autor ubica temporalmente el uso de este material en el piso de la plaza en la Etapa IVb del Templo Mayor y la Etapa 2 de la Casa

de las Águilas

197
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Con respecto al uso del basalto como material constructivo, Alvarado Tezozómoc75 relata que
durante el mandato de Moctezuma Ilhuicamina se llevó acabo una ampliación del templo de
Huitzilopochtli. Para tal obra, Tlacaélel envió a sus embajadores que solicitasen a los señores de
Chalco piedra pesada (tlacuahuáctetl), piedra liviana (tezontle) y cal. Esta piedra pesada de acuerdo con
Durán76 era destinada para elaborar los cimientos del templo.

Figura 3.6. Muestra de


basalto de piroxenos y
lámina petrográfica
vista al microscopio
(fotos Torres Trejo
2009).

Figura 3.7. Ubicación de los yacimientos de


basalto en la Cuenca de México (información de
Torres (2009), redibujado por O. Quezada).

75 Alvarado Tezozómoc (1987: 289).


76 Durán (2002: 185).

198
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Torres77 indica que los depósitos de basaltos más cercanos al área de estudio se localizan en el
Peñón de los Baños, la Sierra de Santa Catarina y Chimalhuacan. Sin embargo, las zonas con mayor
abundancia de afloramientos de basalto estan al sur de la Cuenca de México, en el Pedregal de San
Ángel y en Xochimilco. Ésta última era una provincia de la cual Tenochtitlan también recibía tributo
de materiales (Figura 3.7).

3.3.3 Las andesitas


Después del tezontle y el basalto, las andesitas fueron de los materiales de mayor aprovechamiento
en la arquitectura mexica del recinto sagrado. El uso de este tipo de rocas se puede apreciar desde las
primeras hasta las últimas etapas. Los estudios petrográficos de Torres Trejo78 indican la existencia de
dos tipos de andesitas: la andesita de piroxenos y la andesita de lamprobolita.

3.3.3.1 La andesita de piroxenos


Es una roca que va del color gris oscuro, violáceo al negro. Son de origen ígneo extrusivo, tienen una
textura afanítica a porfídica por lo cual no es posible distinguir los minerales a simple vista. Poseen
un estructura fluidal permitiendo obtener lajas de forma natural y mineralógicamente están
constituidas por andesina, augita, hematita, hornblenda y lamprobolita.79 Este tipo de andesita es
dura, tiene una resistencia a la compresión de 350 a 450 ㎞/㎠ y una densidad relativa entre 2 y 3

(Figura 3.8).80
Los mexicas utilizaron las andesitas de piroxenos para elaborar los pavimentos de la plaza en
algunas etapas del recinto sagrado. En el piso P1 asociado a la plataforma IV/MPl-3 las lajas
presentan aristas irregulares en la cara expuesta, en cambio, en los pisos P5 y P1 asociados a las
plataformas V/MPl-1 y V/MPl-2 respectivamente, las lajas son muy lisas y con bordes más regulares.
Con esta piedra se elaboraron las plantillas de cimentación de los basamentos, las zapatas, piedras
maestras de los paramentos, para confinar los rellenos y además sirvieron como apoyos en las
alfardas. Esto se debe probablemente a su dureza y resistencia. Las andesitas también las podemos
encontrar como tapa y base en las cajas de ofrendas y en los drenajes descubiertos en el Patio norte
del recinto.
77 Torres (2009: 40).
78 Torres (2009).
79 Torres (2009: 45).
80 Foerster (1942: 14); López Luján et al. (2003a: 146).

199
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 3.8. Muestra de andesita de piroxenos y lámina petrográfica vista al


microscopio (fotos Torres Trejo 2009).

Cuando Bernal Díaz del Castillo 81 relata sus impresiones sobre las plazas y patios del recinto
ceremonial, describe que los pisos de los patios estaban empedrados con grandes losas blancas y muy
lisas. El cronista probablemente hace alusión a los pisos elaborados con andesitas de piroxenos; los
pavimentos registrados arqueológicamente para las últimas etapas del Templo Mayor están
elaborados con este tipo de roca.
Por otra parte, Alvarado Tezozómoc82 indica que después de la inundación de la ciudad, Ahuítzotl
mandó cerrar el ojo de agua de Acuecuéxatl. Para esta labor se necesitaron varios buzos que utilizaron
piedras azuladas que recibían el nombre de iztapáltetl para cerrar el ojo de agua. De acuerdo con
López Luján,83 iztapáltetl probablemente era el nombre utilizado en náhuatl para designar a la andesita
de piroxenos.
La Sierra de Guadalupe a la cual pertenecen los Cerros de Santa Isabel-Peñón, el del Guerrero y el
de los Gachupines junto con el Peñón de los Baños, son los afloramientos más próximos a
Tenochtitlan. Humberto Hernández y Honorio Ramírez84 y Torres85 indican que en la Formación de
Santa Isabel-Peñón, las andesitas aparecen en forma de lajas por lo cual es factible que de está zona
se extrajeran la rocas usadas en el Cu de Huichilobos.

81 Díaz del Castillo(1994: 172-173).


82 Alvarado Tezozómoc (1987: 566).
83 López Luján et al.(2003a: 143).
84 Hernández y Ramírez (1982).
85 Torres (2009: 45).

200
Los materiales constructivos del Templo Mayor

3.3.3.2 La andesita de lamprobolita


Es una piedra ígnea extrusiva con matices rosáceos y una textura porfídica. Su estructura es fluidal
cualidad que permite la seudoestratificación de la roca. Este aspecto se puede observar
macroscópicamente en las líneas de tonalidades distintas.86 Los estudios petrográficos y los análisis
químicos indican que las muestras tomadas en la zona arqueológica y en la cantera de San Bartolo
Tenayuca, tienen la misma composición mineralógica. Las especies de plagioclasas y los minerales
ferromagnesianos son semejantes, ya que todos ellos contienen andesina y lamprobolita
principalmente. En menor proporción aparece la oglioclasa, la hematita, la hiperstena, la augita, y
esporádicamente el cuarzo, todas las muestras presentan vidrio volcánico en la matriz y todas están
alteradas por oxidación (Figura 3.9).87
Como las anteriores rocas de origen volcánico, la andesita posee una resistencia a la compresión
de 350 a 450 km/cm2. Es una roca dura, con tendencia a formar bloques regulares. Presenta caras
bien definidas sin necesidad de realizar tallas posteriores a su extracción. Sin embargo, no es un
material ligero, lo cual implicó un mayor esfuerzo para aquellos que debían transportarlas hasta la
zona de construcción, la roca se exfolia fácilmente y tiene poca resistencia a la intemperie.

Figura 3.9. Muestra de andesita de lamprobolita y


lámina petrográfica vista al microscopio (fotos
Torres Trejo 2009).

En el Cu de Huichilobos los mexicas diversificaron el uso de la andesita de lamprobolita. Con ella


elaboraron sillares para los escalones en las etapas II, III, IV y V, y losas para los revestimientos de

86 Torres (2009: 48).


87 Torres (2009: 48).

201
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

los pavimentos P3 y P4 de la plaza en la Etapa V. Su dureza y resistencia a la compresion permitieron


su aprovechamiento como piedra esquinera en muros y alfardas, así como en los remetimientos de
los edificios y en las jambas de las capillas principales. También las podemos encontrar en los
desagües con depresiones talladas y utilizada en el faldón del templo de Tláloc en la Etapa III. Los
drenajes, las basas,88 las cajas de ofrendas y las tapas de las mismas fueron elaboradas con andesita de
lamprobolita.
Su uso no se limita sólo a Tenochtitlan, los basamentos principales de Tlatelolco, Santa Cecilia y
Tenayuca muestran una presencia abundante de ésta roca. Los edificios de éstos últimos sitios están
edificados prácticamente sólo con andesita; esto en gran medida se debe a que los yacimientos de
esta roca se localizan a poca distincia de ambos recintos ceremoniales.89

Figura 3.10. Mapa de ubicación de los


yacimientos de andesita en la Cuenca de
México (información de Torres (2009),
redibujado por O. Quezada).

La Sierra de Guadalupe concentra los yacimientos de andesita de lamprobolita más cercanos a


Tenochtitlan. Entre los cerros que conforman esta sierra se encuentran el Chiquihuite, el Tianguillo,
88 Pieza inferior de la columna que sirve de apoyo.
89 Marquina (1928; 1935: 82-83).

202
Los materiales constructivos del Templo Mayor

el Tenayo, el Gordo y el Botano. Las muestras obtenidas del cerro Tenayo comparadas con las del
Templo Mayor, establecen que los mexicas extrajeron de esta región la roca utilizada en la
construcción del Huey Teocalli (Figura 3.10).
González Aparicio90explica que la actual Calzada Vallejo era la Calzada de Tenayocan, la cual
cruzaba desde Tenayuca hasta Tlatelolco, aspecto que probablemente facilitó el transporte de la
piedra proveniente de esta localidad. Por su parte, López Luján et al.91 y Torres92 indican que las
elevaciones antes citadas, se encontraban a las orillas del Lago de Texcoco, aproximadamente a 12㎞

de Tenochtitlan situación, muy favorecedora para el acarreo de material a través del lago.

3.3.4 La toba o chiluca


Es una roca ígnea extrusiva piroclástica, con diferentes tonalidades de grises. Está constituida por un
agregado de partículas de vidrio volcánico del tamaño de una ceniza. Presenta minerales como el
cuarzo, la albita, algunos minerales ferromagnesianos como olivino, piroxenos y anfíboles, y
fragmentos líticos como el basalto y la piedra pómez.93 La chiluca es una roca de dureza media,
cualidad que permite tallar de manera fácil el material; sin embargo, la superficie se descama con
facilidad.94 Los fragmentos líticos encontrados en la muestra analizada son incrustaciones que los
canteros llaman gabarros. Si los fragmentos adheridos a la matriz son grandes y la roca es blanda, ésta
se considera de mala calidad (Figura 3.11).95
La toba como material constructivo fue utilizada poco en la arquitectura de Tenochtitlan.
Únicamente se identificó un ejemplar que proviene del adoratorio de Tláloc en la Etapa II, donde fue
utilizado como piedra esquinera. La chiluca también se usó para elaborar esculturas, por ejemplo, las
efigies de las ranas que decoran el altar ubicado en la plataforma del momento constructivo IV/MPl-
3 en el eje de Tláloc, y los cráneos que adornan el Edificio B en el patio norte están tallados en
toba.96 La escasez de esta roca en el Cu de Huichilobos contrasta con el amplio uso que se le dio

90 Pasado y Presente de la Región de Tenochtitlan. La obra de Luis González Aparicio (2006: 81-85).
91 López Luján et. al (2003a: 145).
92 Torres (2009: 48).
93 Torres (2009: 69).
94 Foester (1942: 29); Ruíz (1911: 17).
95 Ordóñez y Lazo (1904: 31); Ruiz (1911: 17).
96 Pascal y Quezada (2009); Pascal García (2012: 180-181).

203
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

después de la Conquista. En la construcción de la Catedral Metropolitana, el Palacio de Minería y


otros monumentos coloniales se utilizó abundantemente este material (Figura 3.13).97

Figura. 3.11. Lámina delgada al microscopio y muestra de mano de toba (chiluca),


(fotos Torres Trejo 2009).

Pese a las cualidades propicias para la talla de la toba, los mexicas la aprovecharon poco en los
aparejos o en las cadenas de cerramiento de los muros, tal vez como resultado de las inclusiones o
gabarros que la constituyen, los cuales la hacen una roca muy heterogénea y que tiende a disgregarse
con facilidad.98
Las áreas de extracción más cercanas al Templo Mayor se localizan al poniente y noroeste de la
Cuenca de México, en la Sierra de las Cruces, a la cual pertenecen los afloramientos de los Remedios,
Chiluca y Echegaray en el Estado de México.99 Ezequiel Ordóñez y Agustín Lazo100 a principios del
siglo XX realizaron un recorrido en la Sierra de la Cruces, donde identificaron dos importantes
canteras de chiluca cuya explotación se ubica a principios de la época colonial.
De acuerdo con los autores, la cantera de San Lorenzo Totolinga (Figura 3.12), localizada al
oriente de la barranca con el mismo nombre comenzó a ser explotada aproximadamente en 1567; al
parecer, fue de este yacimiento del cual se extrajo la piedra para construir la Catedral Metropolitana.
El filón dentro de la Hacienda de Echegaray probablemente se empezó a trabajar en el siglo XVII y
aportó una cantidad importante de material empleado en la construcción de edificios coloniales.

97 Solano (1991: 41).


98 Ordóñez y Lazo (1904: 32-34).
99 Torres (2009: 69).
100 Ordóñez y Lazo (1904: 32-34).

204
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Figura 3.12. Antigua cantera en la Barranca de San


Lorenzo Totolinga (tomado de Ordoñez y Lazo 1904).

Figura 3.13. Mapa de ubicación de los yacimientos


de tobas en la Cuenca de México (información de
Torres (2009), redibujado por O. Quezada).

3.3.5 La caliza
Es una roca sedimentaría con una textura no clástica101, de color gris claro que presenta una
superficie intemperizada y un color gris oscuro en la zona que no está deteriorada y tiene una

101Una roca sedimentaria no clástica es de origen químico, tiene como mineral principal la calcita (CaCO3); en la literatura geológica
anglosajona son conocidas como limestone. Los sedimentos de origen químico son precipitados, es decir, los cristales individuales están
unidos por enlaces químicos (Goldberg y Macphail 2006: 24-26).

205
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

estructura estratificada. Microscópicamente se observan minerales como la calcita, hematita, vetas de


carbonatos y de calcita-hematita.102 La caliza tiene una resistencia a la compresión de 290 ㎢/㎠ y

una dureza de 3 en la escala de Mohs. Esto implica que es un material suave y fácil de trabajar103
(Figura 3.14).

Figura 3.14. Muestra de caliza y lámina petrográfica vista al microscopio (fotos


Torres Trejo 2009).

Como material de construcción, la caliza104 tiene poca presencia en la arquitectura del Templo
Mayor.105 Esta roca se localiza únicamente en los pavimentos en los cuartos situados sobre la
plataforma del templo en los costados norte y sur y que están asociados a las ampliaciones IV/MPl-
1, IV/MPl-2y IV/MPl-3. Como quedó asentado en el esbozo sobre la geología del área, la Cuenca de
México está constituida fundamentalmente por rocas de origen volcánico. En cambio, los bancos de
calizas más próximos a Tenochtitlan se ubican en Apaxco, Estado de México al sur de Tula; al norte
de Pachuca y de Progreso Obregón, Hidalgo; al sureste de Puebla y en la región de Cuautla,
Cuernavaca y Xochicalco en el Estado de Morelos. (Figura 3.15).

102 Torres (2009: 31-33).


103 Alonzo et al. (2003: 32).
104 De acuerdo con Sahagún, a la caliza de buena calidad se le conocía como cacalótetl.
105 En trabajos previos la caliza fue identificadas erróneamente por María Luisa Franco (1990: 34) como mármol.

206
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Figura 3.15. Ubicación de los yacimientos de caliza más próximos a la Cuenca de


México (tomado de Torres Trejo 2009).

3.4 Análisis petrográfico y geoquímico de morteros

El uso de morteros,106 como material constructivo se extiende en buena parte de la arquitectura


mesoamericana. Estos se utilizaron como revestimiento de los paramentos, los pisos y las escalinatas;
como trabazón de los elementos arquitectónicos, para cimentar, rellenar y reparar los edificios. El
estudio de morteros arqueológicos permite reconocer los materiales con los cuales fueron
elaborados. Al correlacionar las características petrográficas de las argamasas con su función
constructiva y de las rocas, es posible establecer los probables afloramientos de donde se obtuvieron
las materias primas.
Existen otras interrogantes que podemos responder a partir de un estudio sistemático y a
profundidad de los morteros. Margain107 propuso que a partir del cálculo aproximado de los metros
cuadrados recubiertos de estuco por los teotihuacanos, se podía determinar la cantidad de cal
utilizada y de otros materiales necesarios para su producción. Esto permitiría, según el autor, generar
106 Véase glosario en esta tesis.
107 Margain (1966: 207-211).

207
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

hipótesis relacionadas con el impacto ambiental por la producción de la cal utilizada en los morteros.
A finales de la década de los noventas, Barba y Córdova108 publicaron una investigación en la que
cristalizaron las ideas de Margain y además destacaron las implicaciones energéticas y tecnológicas de
la producción de la cal. En trabajos más recientes, Barba109 junto con otros investigadores han
identificado el origen de las rocas calizas usadas en Teotihuacan.110 López Luján111 en su estudio
sobre los materiales constructivos de la Casa de las Águilas determinó que las proporciones de cal y
de los materiales de carga varían en las argamasas dependiendo de la etapa constructiva.
Otros aspectos que se pueden estudiar tomando como base el análisis de las argamasas, son las
distintas tradiciones constructivas implicadas en su elaboración y los cambios tecnológicos.112 Por
ejemplo, Villaseñor y Aimers113 estudiaron muestras de morteros provenientes de dos sitios mayas,
Calakmul y Palenque. Además de identificar la composición de las mezclas a través de la petrografía y
la fluorescencia de rayos X, los investigadores encontraron variaciones en los agregados, una
disminución en el uso de la cal y una paulatina sustitución por materiales arcillosos durante el Clásico
Terminal. Ambos autores suponen que este cambio tiene relación con una crisis sociopolítica y con
la incapacidad para poder organizar las actividades en torno a la producción de la cal; no obstante, no
descartan que la producción intensiva de cal haya derivado en una deforestación. Y que para el fin
del Clásico, los lugares donde podían abastecerse de madera para la quema estuvieran más alejados
de la zona de producción. En este sentido, los materiales arcillosos tienen como ventaja que no
necesitan ser quemados; sin embargo, señalan que para apoyar esta hipótesis se requiere de un
estudio paleoambiental.114
En sitios arqueológicos españoles de época medieval se han realizado estudios similares, tal es el
caso del trabajo dirigido por Blanca Guarás115 en la Catedral de Santa María Victoria-Gesteiz en
España, donde identificó una diferencia en la composición de los morteros relacionada con su
función constructiva. Por su parte, José Rodríguez Gordillo116 obtuvo resultados similares a los de

108 Barba y Córdova (1999: 168-177).


109 Barba et al. (2009: 525-545).
110 La identificación de los afloramientos se realizó mediante el método LA-ICP-MS (laser ablation inductively coupled plasma mass

spectrometry). Esta técnica permite analizar una gran cantidad de elementos traza y tierras raras, con rapidez y precisión. [La traducción
es mía (Barba et al. 2009)].
111 López Luján (2006a: 68-74).
112 Villaseñor y Aimers (2009: 25-50). Véase también Villaseñor y Barba (2012: 11:41).
113 Villaseñor y Aimers (2009: 25-50).
114 Villaseñor y Aimers (2009: 42).
115 Guarás (2003: 147-149).
116 Rodríguez Gordillo (2005: 180-181).

208
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Guarás, pero en la Iglesia del Salvador y en la Antigua Lonja en Granada. En el caso específico del
Templo Mayor de Tenochtitlan y del recinto sagrado, los análisis de los morteros que llevaron cabo
Miriello y asociados,117 fueron encaminados a determinar la composición de las mezclas y para
identificar la procedencia de la cal y los agregados.
Para el estudio de las argamasas del Cu de Huichilobos se recolectó un conjunto de 18 muestras
que fueron analizadas también por el geólogo Jaime Torres.118 Los ejemplares se tomaron en cada
etapa y momento constructivo y se dividieron en dos áreas: de circulación (escalinatas, pavimentos de
la plaza y la plataforma); de revestimiento (enlucidos de muros, alfardas etc.), para conocer si existen
diferencias en las cargas y la composición entre ellas (Tabla 3.2).

Tabla 3.2. Relación de muestras de argamasa tomadas de las distintas ampliaciones


del Templo Mayor, para su análisis petrográfico y geoquímico

Muestra Etapa Momentos según Correlación de etapas de Área muestreada


según Quezada (2016) acuerdo con Matos
Quezada (1981)
(2016)
Q1 II II Piso interior, esquina NE del adoratorio de Tláloc.
Q2 II II Peralte de la Escalinata sur del adoratorio de
Huitzilopochtli.
Q3 II II Muro exterior NE del adoratorio de Tláloc
Q4 III III/NW-MCon-1 III Muro de contrafuerte
Q5 III III/N-MF-1 III Enrase del muro NW del cuerpo I del basamento
Q6 IV IV Muro norte del lado de Tláloc
Q7 IV IV/W-MPl-2 IVa Piso de la plataforma lado de Huitzilopochtli
Q8 V V Piso de la plataforma esquina NE
Q9 V V Muro norte del primer cuerpo, lado de Tláloc
Q10 V V/MPl-1 VI Argamasa entortado piso P6, fachada W
Q11 V V/MPl-1 VI Argamasa piso P3, fachada W
Q12 V V/MPl-2 VI Argamasa Piso P1 sobre escalinata lado SW
Q13 V V/MPl-1 VI Argamasa Piso P6 sobre escalinata lado NW
Q14 V V/W-MEs/Plat-1 Junta escalón
Q15 V V/W-MEs/Plat-2 Junta escalón
Q16 V V/MPl-1 Junta Piso P5, Patio Norte
Q17 V V/MPl-2 Entortado Plataforma lado norte
Q18 V V/MPl-3 Entortado Plataforma lado norte
Q: muestra para análisis geoquímico

Para este análisis se utilizaron dos técnicas que se complementan entre sí: la petrografía y la
geoquímica. En el primer caso la técnica de preparación de las láminas es diferente. Una vez obtenida
la muestra se realizó una consolidación con una resina en el laboratorio para obtener un bloque

117 Miriello et al. (2011: 1119-1141); (2013: 1-28).


118 Torres (2009).

209
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

resistente, a partir del cual se elaboró una lámina delgada.119 El estudio geoquímico es una técnica
destructiva que permite conocer la química global de la matriz específicamente de los componentes
inorgánicos. Los minerales minoritarios dentro de la matriz de la muestra auxilian en la obtención de
información acerca de la procedencia de los materiales.120
Para complementar la información incluimos los estudios y resultados provenientes del análisis de
20 muestras de morteros del Templo Mayor obtenidos por D. Miriello y su grupo de trabajo.121

3.4.1 Resultados: identificación de los materiales constitutivos de los morteros


La información sobre la composición litológico-mineralógica de las argamasas determina la existencia
de dos grupos de morteros diferenciados por los componentes de sus cargas: el primero tiene como
ingrediente principal el tezontle; en el segundo abundan el cuarzo, los feldespatos y la presencia del
tezontle es escasa o completamente ausente122 (Tabla 3.3, figuras 3.16 y 3.17).
Las muestras del primer grupo pertenecen a los pisos de la plaza y la plataforma de las etapas más
tardías del templo (Etapa V, momentos V-1, V-2 y V-3). En el segundo conjunto los ejemplares
provienen de las etapas más tempranas del edificio y en su mayoría son de los revestimientos de los
muros, las escalinatas, de los pisos interiores y de las juntas (etapas II, III y IV). En este conjunto
Torres123 determinó la existencia de un subgrupo en el cual la mineralogía es similar, pero contiene
partículas más abundantes de tezontle. Estas muestras provienen de los revestimientos y las juntas de
las últimas etapas y momentos del basamento.
Recientemente, Miriello y colaboradores124 publicaron los resultados derivados del análisis más
preciso que realizaron a varias muestras de morteros, colectadas también en las distintas fases
constructivas del Templo Mayor para determinar la proveniencia de la cal. Referente a las argamasas,
este grupo de investigadores las divide en dos de acuerdo con los agregados que utilizaron los
constructores prehispánicos: 1) en el primer grupo se utilizaron arenas provenientes de piedras
volcánicas ácidas como la piedra pómez y las riolitas porfídicas; 2) en el segundo grupo el material
corresponde a arenas de origen volcánico intermedio y ácido.

119 Jaime Torres (comunicación personal, 2007).


120 Rodríguez Gordillo (2005: 181).
121 Miriello et al. (2011: 1119-1122); Miriello et al. (2013: 1-8).
122 Torres (2009: 79).
123 Torres (2009: 79).
124 Miriello et al. (2011: 1119-1141); (2013: 1-28).

210
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Miriello y asociados125 observan otras diferencias entre las muestras. La primera de ellas, y quizá la
más importante, es que dentro de las mezclas provenientes de las Etapas II y III el tezontle no forma
parte de los agregados. Desde el inicio de la Etapa IV los albañiles comenzaron a añadir el tezontle
combinado con otras arenas en los amasijos y, a partir de la Etapa V hasta la última ampliación los
morteros se constituyeron principalmente con tezontle. A continuación desglosamos los
componentes de los morteros así como, las probables zonas de procedencia.

Tabla 3.3 Relación de muestras de argamasa tomadas de las distintas ampliaciones del Templo Mayor
ordenadas por grupos de acuerdo a los resultados de los análisis petrográficos y geoquímicos.

Muestra Etapa Momentos Correlación de Etapas Grupo


según según Quezada de acuerdo con Matos
Quezada (2016) (1981)
(2016)
Q1 II II 2
Q2 II II 2
Q3 II II 2
Q4 III III/NW-MCon-1 III 2
Q5 III III/N-MF-1 III 2
Q6 IV IV 2
Q7 IV IV/W-MPl-2 IVa 2
Q8 V V 1
Q9 V V 1
Q10 V V/MPl-1 VI 1
Q11 V V/MPl-1 VI 1
Q12 V V/MPl-2 VI 1
Q13 V V/MPl-1 VI 1
Q14 V V/W-MEs/Plat-1 1
Q15 V V/W-MEs/Plat-2 1
Q16 V V/MPl-1 1
Q17 V V/MPl-2 1
Q18 V V/MPl-3 1

Figura 3.16. Muestra de


pavimentos correspondientes
al grupo 1 y lámina
petrográfica vista al
microscopio (fotos Torres
Trejo 2009).

125 Miriello et al. (2011: 8-13).

211
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 3.17. Muestra de


pavimentos correspondientes al
grupo 2 y lámina petrográfica
vista al microscopio (fotos Torres
Trejo 2009).

3.4.1.1 Los cementantes


La revisión física y al microscopio del material analizado por Torres,126 indica la presencia de una
matriz calcárea que sirvió como aglomerante de las cargas; a este cementante se le definió como
cal.127 La cal u óxido de calcio (CaO) es un compuesto que no existe de forma natural. Se elabora
mediante un proceso de transformación química de la piedra caliza empleando calor y así se obtiene
la “cal viva”.128 Esta cal pasa por un segundo proceso donde se le agrega agua para formar un
hidróxido (CaO + H2 O conocido como “cal apagada” (Ca(OH)2). La cal viva es una material
altamente reactivo, que reacciona exotérmicamente con el agua; por tanto es la cal la que debe añadir
al agua y no al revés.129 De acuerdo con Villaseñor y Schneider,130 las propiedades físicas de la cal
apagada aumentan si se deja “pudrir” o “apagando” el mayor tiempo posible. Para producir los
morteros es necesario que la “cal apagada” entre en contacto con el aire (CO2) y de este modo la
mezcla puede fraguar.131 A este tipo de cal se le denomina como “cal aérea de piedra”, pues
provienen de la calcinación de la piedra caliza y necesitan del aire para endurecerse.132
También existen las cales con propiedades hidráulicas, las cuales fraguan al mezclarse con agua y
no necesitan del aire para endurecerse.133 Villaseñor y Schneider,134 afirman que este tipo de cales son
más duras, tienen mayor resistencia a la compresión, y de modo distinto a las cales aéreas, son menos

126 Torres (2009).


127 La cal se utilizó de forma generalizada como material cementante en todo el recinto sagrado de Tenochtitlan; así lo refieren los
análisis realizados en la zona arqueológica. Véase Franco (1990: 38-39); López Luján (2006a: 66-67); Morales y Fahmel (1996); Torres
(2009: 79).
128 Margain (1971: 55); Barba et al. (2009: 526-527); Barba (2013: 32-34). Villaseñor y Schneider (2013: 99-103).
129 Villaseñor y Schneider (2013: 99).
130 Villaseñor y Schneider (2013: 100).
131 Ruiz (1911: 95); Foerster (1942: 265); Villaseñor y Schneider (2013: 101).
132 Villaseñor y Schneider (2013: 101, 103).
133 Villaseñor y Schneider (2013: 103).
134 Villaseñor y Schneider (2013: 103).

212
Los materiales constructivos del Templo Mayor

porosas. Las investigadoras indican que hay dos clases de cales hidráulicas, “las naturales” y “las
artificiales”; las primeras provienen de rocas calizas con altos contenidos arcillosos; las segundas se
obtienen mediante el agregado intencional de arcillas durante la quema de la cal.135 También hacen
mención de las cales puzolánicas, cuyas propiedades son similares a las hidráulicas pero requieren de
la incorporación de agregados reactivos.136
Es importante hacer estas distinciones, pues en el Templo Mayor de Tenochtitlan se identificaron
argamasas que al parecer corresponden a cales puzolánicas, no sólo por el tipo de agregados
identificados, sino también por su dureza.137
La cal utilizada en Tenochtitlan no es un material de origen local. Los afloramientos de roca caliza
más próximos a la Cuenca de México se localizan al sur de Tula en Apaxco y del Estado de México;
al norte de Progreso Obregón y de Pachuca Hidalgo; al sureste de Puebla en Tepeacac, y en la región
de Cuernavaca, Cuautla y Xochicalco, en el Estado de Morelos.
Como la cal es un material constructivo procesado, resulta difícil determinar arqueológicamente
como era transportada a Tenochtitlan. Tal vez, los tlamemes llevaban la cal apagada en sus canastos; de
este modo, podían evitar quemaduras provocadas por la reacción del material con el sudor del
individuo.138 No obstante, Barba139 señala que esto representaba un aumento en el peso de la carga,
debido a la adición del agua para el apagado de la cal. Entonces, transportar la “cal viva”, parece ser
más ventajoso, ya que el tlameme llevaría una carga más liviana. En este sentido, Barba140 supone que
de ser este el caso, los cargadores debieron tener una forma muy eficiente de empacarla para evitar el
contacto directo con la piel.
A partir de las crónicas del siglo XVI podemos inferir que este insumo se podía conseguir en
ambas formas. Por ejemplo, Cortés141 menciona que la cal se vendía junto con la piedra y la madera
en el mercado de Tlatelolco. Por su parte, Sahagún142 indica que los vendedores de cal en el mercado
a veces vendían la cal viva y otras veces apagada.
Por su parte, Durán143 expone que cuando Moctezuma Ilhuicamina realiza el llamamiento de las

135 Villaseñor y Schneider (2013: 103).


136 Villaseñor y Schneider (2013: 103, 105-106). Véase también Villaseñor y Graham (2010: 1339, 1343-1344).
137 Este aspecto lo abordaremos en capítulo 4, en el apartado dedicado a la preparación de las materias primas. Véase también Miriello

et al. (2011); (2013).


138 Barba (2013: 31).
139 Barba (2013: 31).
140 Barba (2013: 31).
141 Cortés (1993: 63).
142 Sahagún (1997: 570).
143 Durán (2002: 281-282).

213
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

provincias sujetas, señala claramente que la cal debía ser traída por los pueblos de Tierra Caliente,144
aunque el fraile no especifica las condiciones en las que se tributaba el material. Asimismo, algunas de
las provincias del señorío tepaneca entregaban una gran cantidad de cal a Tenochtitlan;
aproximadamente 400 cargas. Los poblados descritos en el Códice Mendoza según Barlow145 eran
Atotonilco de Pedraza (Tula),146 en el Estado de Hidalgo y Apaxco, en el Estado de México (Figura
3.15).
Hay que resaltar que en el periodo mexica la producción de la cal tenía ya muchos años de
desarrollo y perfeccionamiento tecnológico, que muy posiblemente incluía la distribución del material
a los territorios que no lo elaboraban localmente. Desde el periodo Clásico y hasta finales de la
colonia, la cal fue un material de alta demanda para la construcción. Esto nos hace suponer que
existían áreas encargadas de la explotación, producción y reparto de la cal. Los documentos revisados
apuntan a la región de Tula como una localidad que jugó un papel importante desde épocas muy
tempranas en la manufactura de este insumo para la Cuenca de México.
Para el periodo Clásico, Barba y Córdova147 habían propuesto que la región de Tula era de donde
probablemente se explotaban las canteras de roca caliza que se exportaba a Teotihuacan. En
recientes investigaciones, Barba y su grupo de trabajo148 analizaron muestras de canteras en Tula,
Puebla y Cuernavaca, y las compararon con especimenes arqueológicos. Sus resultados indican que la
cal utilizada en el conjunto residencial teotihuacano de Teopancazco proviene de los afloramientos
de Tula. Además, los autores sostienen que el sitio de Chingu tuvo una participación importante en la
explotación de las canteras de caliza en el Clásico.
En los estudios realizados por Miriello y colaboradores,149 se siguió una metodología similar a la
utilizada por Barba y Córdova para Teopancazco.150 En el caso del Templo Mayor también se utilizó
la espectrometría de masas con fuente de plasma de acoplamiento inductivo y ablasión con láser,
para examinar los componentes presentes en los emplastos y compararlo con la composición
geoquímica de las muestras proveniente de distintos afloramientos de rocas calizas, localizados en el
Estado de Hidalgo, cerca de Tula, Morelos y Puebla. A partir de los análisis, los investigadores

144 Los pueblos de Tierra Caliente como los denomina Durán se localizaban en el actual Estado de Morelos y Guerrero.
145 Barlow (1992: 53-57).
146 También se le conoce como Atotonilco de Tula y se localiza en el Estado de Hidalgo, próximo al Estado de México.
147 Barba y Córdova (1999: 170-171).
148 Barba et al. (2009: 529-530).
149 Miriello et al. (2011); (2013).
150 Barba et al. (2009).

214
Los materiales constructivos del Templo Mayor

concluyen que la composición de las muestras provenientes del Templo Mayor y de las obtenidas de
los yacimientos en Tula son iguales. Asimismo, que los afloramientos de los cuales importaron la cal
los mexicas fueron los mismos en todas las ampliaciones del edificio.
Es de llamar la atención que cronistas como fray Diego Durán151 y Alvarado Tezozómoc152
sostengan que la cal era traída de los poblados de Tierra Caliente, es decir de las áreas ubicadas en los
actuales estados de Morelos y Guerrero. Al respecto, Miriello y su equipo153 opinan que esto podría
explicarse ya sea porque Durán no estaba bien informado sobre este acontecimiento, o porque
posiblemente la cal solicitada a estos pueblo para construir la fachada norte del Cu de Huichilobos
se empleó en una zona distinta.
Hay que agregar que durante la Colonia la cal era producida por los poblados al norte de la
Cuenca de México. Zumpango, Citlaltépec, Xaltocan, Hueypoxtla y Tequixquiac eran algunas de las
localidades que realizaban esta actividad. No obstante, tal como lo afirma Gibson,154 la región de Tula
continuó siendo el principal proveedor de cal durante este período.

3.4.1.2 Los agregados


De acuerdo con Alonso Olvera155 los agregados o cargas son materiales que provienen de la
desintegración natural o artificial de las rocas. Las cargas al mezclarse con un cementante y agua
forman un mortero.156 Tienen como función estabilizar el volumen de la mezcla y disminuir su
retracción durante el secado. También intervienen en la densidad y plasticidad del amasijo.157 Las
arenas son un material pétreo que se emplea normalmente como carga en la preparación de
argamasas y dependiendo del porcentaje de arena, se obtiene una mezcla más o menos resistente.158
En la mayoría de los casos los agregados son inertes159 y de naturaleza inorgánica (arenas, gravas y
sedimentos de distinta mineralogía),160 pero como ya mencionamos, también se utilizan agregados
reactivos como son las puzolanas.161 Las cargas puzolánicas pueden ser ceniza volcánica, la piedra

151 Durán (2002).


152 Alvarado Tezozómoc (1987).
153 Miriello et al. (2011: 1138).
154 Gibson (2003: 342-343).
155 Alonso (2013: 73).
156 Alonso (2013: 73).
157 Rodríguez Gordillo (2005: 174).
158 Margain (1971: 54).
159 Aunque los agregados son de carácter inorgánico, no todos son químicamente inertes como es el caso de las puzolanas (Villaseñor y

Schneider 2013: 104).


160 Villaseñor y Schneider (2013: 104); Alonso Olvera (2013: 76).
161 Villaseñor y Schneider (2013: 105).

215
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

pómez, el polvo de tabique y las cáscaras de arroz.162


La forma y el tamaño de los agregados puede variar, pero según señalan Alonso,163 Villaseñor y
Schneider164 las cargas con formas angulares son los más eficientes pues tienen un mejor anclaje con
el conglomerante.
En el Templo Mayor la arena jugó un papel importante como agregado en los morteros. Los
análisis petrográficos indican que las arenas utilizadas son de origen volcánico, pero las clases de
áridos165 cambian dependiendo de la etapa constructiva del edificio. Entre los agregados utilizados en
las mezclas del Huey Teocalli se encuentran la arena de tezontle (tezontlalli), basalto, plagioclasas
sódicas, plagioclasas cálcicas, cuarzo, minerales ferromagnesianos, piedra pómez y hematita.166
Las áreas de apropiación de estos agregados parecen tener un origen local. La arena de tezontle
probablemente se obtuvo de las canteras localizadas en el Peñón del Marqués, el Peñón de los Baños,
el Cerro de la Estrella y la Sierra de Santa Catarina. Torres167 afirma que las arenas de cuarzo-
feldespáticas derivan de rocas ígneas como las andesitas, riolitas y basaltos, materiales litológicos
abundantes en la Cuenca de México.
El uso y tributación de arena en Tenochtitlan aparece registrado en algunos documentos
históricos. Sahagún,168 por ejemplo, menciona que la arena de tezontle se mezclaba con la cal para
hacerla más resistente. Alvarado Tezozómoc169 señala que entre los materiales pedidos por Axayácatl
a las provincias de Texcoco, Tacuba y Culhuacan para la construcción de la base del cuauhxicalli
estaban la piedra, la cal y el tezontlalli.
Acerca de las regiones obligadas a traer específicamente arena, Durán menciona lo siguiente: “y a
los maçauaques, ques la nación otomí, conviene á saber, chapanecas, xiquillaman cuauhtlaca, mandó
que su oficio no fuese otro sino traer arena para ele edificio”.170
Las conclusiones del análisis refieren que las cargas y la composición de los morteros no varían
según la parte del edificio donde se colocaron, pero sí hay una diferenciación con respecto a los
agregados dependiendo de la etapa constructiva. Lo anterior tiene diversas explicaciones. Por un

162 Villaseñor y Graham (2010: 1343-1345); Villaseñor y Schneider (2013: 105).


163 Alonso (2013: 76).
164 Villaseñor y Schneider (2013: 104).
165 Véase glosario en esta tesis.
166 Torres (2009: 79). Véase también Miriello et al. (2011: 1126-1133; 2013: 8-12).
167 Torres (2009: 80).
168 Sahagún (1997: 702).
169 Alvarado Tezozómoc (1987: 417).
170 Durán (2002: 281).

216
Los materiales constructivos del Templo Mayor

lado, testifica el amplio conocimiento técnico y el manejo de cada uno de los componentes
aprovechados en la elaboración de las argamasas por parte de los constructores mexicas. Por otro
lado, las variaciones en la composición de las muestras de un mismo elemento constructivo, pero en
diferentes etapas del templo denota un perfeccionamiento paulatino de los procesos de elaboración
de los morteros.
Como veremos en el capítulo dedicado a los sistemas constructivos, las rocas utilizadas como
material de edificación dependían en gran medida de los aglutinantes para unirlas entre sí. Ruiz 171
afirma que la buena o mala preparación de las mezclas y su empleo acertado o no, influyen de modo
decisivo en la calidad de una construcción.

3.5 La tierra

De los materiales no pétreos la tierra fue uno de los elementos con mayor uso en las construcciones
del recinto sagrado de Tenochtitlan. Se aprovechó esencialmente como material de relleno en los
basamentos, pisos, escalinatas y entre cada ampliación de los diferentes templos. Franco172 apunta
que en los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc en la Etapa II se utilizó tierra como aplanado en
algunos paramentos con pintura mural. En la Casa de las Águilas, López Luján 173 también
documentó la utilización de tierra para los aplanados de los muros de la etapa 2.
La tierra utilizada en los distintos rellenos es de color café oscuro, tiene una textura arcillosa y en
ocasiones arcillo-limosa, la consistencia es muy plástica y presenta un alto contenido de material
orgánico. Los ingenieros Raúl Marsal y Marcos Mazari174 muestrearon el subsuelo del centro de la
Ciudad de México a finales de los sesenta, los resultados mostraron que los componentes minerales
más abundantes en las arcillas analizadas eran la ilita, montnorilonita, caolinita, haloysita, fosiles y la
ribeckita. Las muestras arqueológicas tomadas por López Luján175 de los diferentes rellenos de la
Casa de las Águilas, presentaron minerales tales como la montnorilonita, la albita, haloysita y la
ribeckita, que son similares a los hallados por Marsal y Masari. Tanto los ejemplares de los ingenieros,
como las muestras provenientes de la Casa de las Águilas y de otras áreas del recinto sagrado de

171 Ruiz (1911: 65).


172 Franco (1990: 41-44).
173 López Luján (2006a: 65).
174 Marsal y Mazari (1969: 68-72).
175 López Luján (2006a: 65).

217
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Tenochtitlan176 indican un alto contenido de material orgánico en las arcillas.


Manuel Reyes177 señala que en varias de las capas de los pozos examinados, aparecen restos de
diatomeas que son organismos unicelulares que habitan principalmente en los lagos. Los estudios
arqueobotánicos realizados por Montúfar178 a muestras provenientes de las excavaciones en la
Catedral Metropolitana, revelan la presencia de micromoluscos terrestres y dulceacuícolas,
ostrácodos, restos de insectos, de plantas leñosas y hierbas. Además entre los sedimentos
examinados se indica la presencia de semillas de juncos, tules y otras plantas herbáceas pertenecientes
al antiguo lago de Texcoco. En este sentido, compartimos la idea de López Luján y colaboradores,179
con respecto a que la tierra utilizada por los mexicas para la construcción, provenía del propio lago
sobre el cual se asentaba la ciudad prehispánica.
La tierra no sólo se utilizó para los rellenos constructivos, también se aprovechó para cegar las
aguas del lago cada vez que la ciudad era ampliada, se inundaba o era necesario realizar una nueva
obra. Por ejemplo, cuando se fundó la ciudad de Tenochtitlan, se dice que los mexicas comenzaron a
poner los cimientos “encima del agua con tierra y piedra”.180 Para traer el agua desde Acuecuexco hasta
Tenochtitlan, Ahuítzotl pidió a las provincias diferentes materiales entre los que se encontraba varias
canoas de tierra solicitadas a Xochimilco.181

3.6 La madera

Los elementos constructivos elaborados con madera fueron de gran importancia a nivel estructural
en la arquitectura de Tenochtitlan. Se utilizaron principalmente en jambas, dinteles, vigas y pilotes
para la cimentación. En el Templo Mayor son pocos los elementos de madera que se conservaron.
En la Etapa II se recuperaron restos de jambas de madera en el adoratorio de Tláloc.182 Contreras y
Luna183 reportan el hallazgo de estacas de madera utilizadas en el sistema de cimentación
prehispánico y que fue adoptado en la época colonial.
La presencia de pilotes de madera ha sido reportada en varias construcciones del recinto sagrado y

176 Reyes Cortés (1978:52-71) y (1979:17-20); Reyes y García Bárcena (1979:21-25); Montúfar (1999: 111-115).
177 Reyes Cortés (1978: 66-71).
178 Montúfar (1999: 112).
179 López Luján et al. (2003a: 149).
180 Durán (2002: 93).
181 Durán (2002: 433).
182 Gómez Mont (1982: 233-240).
183 Contreras y Luna (1982: 76).

218
Los materiales constructivos del Templo Mayor

en otras fuera de él. Tal es el caso de los adoratorios ubicados en el área de Pino Suárez, donde
Gussinyer184 destaca el uso de empalizadas de madera rematadas con gruesos tablones del mismo
material, colocados horizontalmente como cimientos. En los templos ubicados bajo la Catedral
Metropolitana, varios investigadores señalan el uso de estacas de madera clavadas en el piso para
soportar las construcciones prehispánicas (Figura 3.18).185
En la arquitectura de Tlatelolco también existen varios registros de la presencia de madera
asociada a la arquitectura. Espejo186 indica la existencia de pilotes o estacas de madera al nivel del
cuarto cuerpo de la Etapa II del Templo Mayor de Tlatelolco. María de Jesús Sánchez y Alberto
Mena187 describen el uso de pilotes de madera que formaban parte de la Acequia Tezontlalli. Los
arqueólogos señalan que las especies de madera utilizadas eran ahuehuete (Taxodium sp.), oyamel o
abeto (Abies sp.) y sauce o ahuejote (Salix sp.). Por su parte Margarita Carballal y colaboradoras188
hallaron tres dinteles de madera en la zona de la plaza bajo el edificio de Relaciones Exteriores, que
corresponden a la especie Pinus tecote o pino.

Figura 3.18. Pilotes hincados en el piso como parte de


la cimentación (tomado de Islas 1999).

Las identificaciones taxonómicas realizadas en ejemplares del recinto sagrado tenochca, indican
que las especies utilizadas para elaborar los pilotes son pino (Pinus sp.), Abeto (Abies sp.) y ahuejote
(Salix sp.).189 Las especies de madera registradas son características de zonas con altitudes entre los
2500 y 4000 msnm y corresponden a los climas fríos y templados. Áreas con estas características se
localizaban en los alrededores de la Cuenca de México. Desde el bajo hasta el alto pie de monte y las

184 Gussinyer (1973: 29).


185 Véase Gamio (1920: 206); Gussinyer (1974: 38-39) y (1979: 73); Barrera (1999: 45); Islas (1999: 54).
186 Espejo (1996: 324).
187 Sánchez y Mena (2001: 104).
188 Carballal et al. (1992: 123) y (2008: 53-56).
189 Véase Enciso (1980: 170); Montúfar (1999: 113-115); López Luján et al. (2003a: 153-154).

219
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

sierras (Sierra Nevada, Sierra de las Cruces, Sierra de Guadalupe y Sierra de Santa Catarina), tenían
suelos propicios para el crecimiento de bosques cuyas especies madereras fueron explotados durante
la época prehispánica.190
Sahagún191 especifica que de los árboles más grandes como los cipreses silvestres se extraía la
madera para los edificios. De los pinos se obtenía madera suave empleada en el servicio del templo y
de los dioses (Figura 3.19). A los árboles secos o caídos les llamaba quáutli y los utilizaban para hacer
vigas, láminas y leña. Otra especie de árbol era el tlatlapantli cuya madera verde o seca era
aprovechada para elaborar uapalli o tablas que podían ser delgadas o gruesas, largas o cortas,
redondas o planas (Figura 3.20).

Figura 3.19. Imagen que representa a un


individuo cortando madera (tomada del
Códice Florentino 1979: lib. XI, fol. 118v).

Figura 3.20. Morillo (1) y tabla (2), piezas


elaborados a partir de la madera y que eran
utilizadas en la construcción, (tomadas del
Códice Florentino 1979: lib. XI, fol.119v).

Madera de ciprés, pino, cedro, roble y fresno podían comprarse en el mercado. Los morillos,
postes, pilares de madera, tablas, tablazones y tajamaniles192 se vendían junto con la leña trozada.193
Tanto Hernán Cortés194 como Bernal Díaz del Castillo195 describen la venta en el mercado de
Tlatelolco de madera labrada, sin labrar, tablas, vigas y tajos.
Los morillos, vigas y tablones también llegaban a Tenochtitlan como parte del tributo impuesto a

190 Véase Sanders et al. (1979: 87-89); Niederberger (1987: I, 52-54); Montúfar (1999: 115).
191 Sahagún (1997: 660-663).
192 Véase glosario en esta tesis.
193 Sahagún (1997: 571).
194 Cortés (1993: 63).
195 Díaz del Castillo (1994: 172).

220
Los materiales constructivos del Templo Mayor

los señoríos conquistados. En la foja 6v de la Matrícula de Tributos196 y la lámina 32r del Codex
Mendocino197 aparece indicado que la provincia de Quauacan enviaba 1200 vigas, 1200 tablas y 1200
morillos.198 Asimismo, a Chalco le fue mandado traer morillos y estacas para el cimiento del caño que
llevaría el agua de Acuecuexco a Tenochtitlan.199

3.7 De la cantera a Tenochtitlan: la piedra y sus formas de extracción

En la época precolonial, la extracción de rocas, ya fuese para la construcción, manufactura de


utensilios, esculturas u objetos votivos era un proceso complicado que requería cierto grado de
especialización. En el caso específico de la construcción, esta actividad requería de un conocimiento
de las propiedades físicas de los materiales para un óptimo aprovechamiento. Como quedó asentado
párrafos anteriores, la modificación de los elementos litológicos dependía de la parte del edificio a la
cual estarían destinados. Este aspecto variaba las condiciones de apropiación y manufactura de la
roca. Por otra parte, el entendimiento del entorno también era de vital importancia, pues a partir de
él se identificaba la disponibilidad de los insumos en el área, se podían trazar las rutas de
comunicación y determinar los medios de transporte con los cuales se llevarían las materias primas
desde la zona de explotación hasta la obra.
Al revisar las anotaciones de los cronistas hispanos, es posible encontrar información respecto a
las actividades de apropiación de los materiales pétreos y de las técnicas empleadas. Para
aproximarnos al proceso de transformación de los materiales constructivos del Templo Mayor desde
su extracción, modificación y uso en el edificio, efectuamos un registro etnográfico del trabajo en dos
canteras donde se explotan materiales con una composición mineralógica similar a las utilizadas por
los mexicas en el recinto ceremonial. El trabajo etnográfico nos permitió documentar los aspectos
técnicos relacionados con la obtención de la piedra. La información obtenida a partir de este registro
se manejó con cautela, teniendo presente en todo momento que no intentamos realizar una analogía
uno a uno.

196 Matrícula de Tributos (1997).


197 Co dex Men docin o (1979).
198 Barlow (1992: 51) señala que Quauacan como parte del señorío Tepaneca tributaba cada 80 días 1200 vigas grandes, 1200 tablones

grandes y 1200 morillos (çuaumimilli).


199 Alvarado Tezozómoc (1987: 567); Durán (2002: 432).

221
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

La primera cantera es la de San Bartolo Tenayuca, de la cual se obtiene actualmente andesita de


lamprobolita destinada a la construcción. La segunda cantera se le conoce con el nombre de San Juan
Totoltepec y de este yacimiento se extrae basalto o cantera negra, como la nombran los pobladores,
para elaborar esculturas, metates y obtener material para la construcción.

3.7.1 La extracción de andesita de lamprobolita en la cantera de San Bartolo Tenayuca


La mina se localiza en Tlalnepantla, Estado de México, en la ladera noreste del Cerro Tenayo, el cual
pertenece a las formaciones de la Sierra de Guadalupe. Este banco de material se ubica a poca
distancia del sitio arqueológico de Tenayuca. Hacia 1935, Marquina identificó estos yacimientos
como la región de donde probablemente se obtuvo la piedra utilizada en los recintos de Tenayuca y
Santa Cecilia. En la actualidad varios filones de la Sierra de Guadalupe, incluyendo el de San Bartolo,
siguen siendo explotados para la venta de material ocupado en la construcción.

3.7.1.1 Las fases del proceso de obtención y talla


Alejandro Pastrana define al proceso de talla como “el conjunto de actividades dirigidas
secuencialmente en la elaboración de instrumentos líticos, en el cual los bloques de materia prima
original, sufren una reducción consecutiva de volumen hasta la obtención del instrumento o
preforma”.200 En nuestro caso de estudio, pudimos observar que en las minas de andesita se sigue un
procedimiento parecido al de fabricación de los utensilios líticos. En la fase de talla registramos la
presencia de un desbaste primario cuya finalidad es reducir el bloque inicial, un desbaste secundario y
en algunos casos uno terciario. Es importante considerar que para la elaboración de las preformas del
material constructivo pétreo, al igual que en la lítica, las dimensiones y las formas varían dependiendo
de las zonas donde serán utilizados.
La técnica de extracción de la roca se inicia con la selección de la peña. Esto depende de la
facilidad del desprendimiento de los bloques (Figura 3.21). Una vez elegido el peñasco, los canteros201
realizan con una barreta un orificio de 5 cm de diámetro x 2 m de profundidad, donde colocaran una
carga explosiva. El barrenado de la roca se hace en forma manual y puede llevar entre cuatro y cinco

200Pastrana (1998: 90).


201Parte de la información expuesta sobre los procedimientos de extracción de las andesitas de lamprobolita en San Bartolo Tenayuca,
provienen de los testimonios de los canteros Emilio Calleja y Roberto Nájera, con más de 30 años de experiencia y quienes
amablemente compartieron su experiencia con nosotros para esta investigación.

222
Los materiales constructivos del Templo Mayor

días para terminarse. La inserción de la dinamita tiene como finalidad desprender varios bloques
grandes de rocas al mismo tiempo.202
Una vez que los fragmentos son separados de la peña se lleva a cabo un segundo proceso de
selección de los bloques para iniciar el desbaste primario. Éste consiste en extraer tramos manejables
de piedra para labrar. En esta primera etapa, el cantero ubica las zonas de fractura de la roca,
localizadas en las vetas que cruzan horizontalmente la piedra y permiten desprender con facilidad los
trozos de material. En estos puntos, el picapedrero utiliza una herramienta denominada picadera, con
ella realiza los orificios203 donde colocará dos o tres cuñas de metal; antes de disponerlas se rocía agua
sobre los huecos, lo cual favorece el quiebre de la roca204 (Figura 3.22).
Llevado a cabo este paso, se comienza a percutir la piedra con un mazo hasta conseguir su
resquebrajamiento. En esta fase de trabajo, el material aún no está listo para usarse ya que se trata de
segmentos pétreos todavía muy grandes (Figura 3.23). Una vez conseguida la fragmentaciòn del
material en piezas de fácil manejo, se repite el procedimiento.

Figura 3.21. Desprendimiento de los


bloques de la peña en la cantera de San
Bartolo Tenayuca (fotos O. Quezada).

El objetivo del desbaste secundario es obtener piezas maniobrables y con un tamaño adecuado.
En esta etapa de la talla se efectúa la reducción final de la roca; se consiguen las preformas cuya
diferenciación va de acuerdo al uso que tendrán posteriormente (Figura 3.23).

202 La mayoría de los afloramientos aprovechados en la Sierra de Guadalupe se ubican dentro de áreas habitadas, por lo cual el uso de
dinamita para extraer grandes fragmentos ha hecho que varias canteras hayan dejado de explotarse por considerarse un riesgo para los
habitantes de la zona. Una de las canteras que se dejó de trabajar por esta causa es la del cerro Tenayo, ubicada a pocos metros de la
pirámide de Tenayuca.
203 Los orificios son de poca profundidad no sobrepasan los 5 mm de espesor.
204 De acuerdo con los canteros, al entrar el agua en contacto con el calor desprendido por el metal de las cuñas, permite el rápido

quiebre del material.

223
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Toda la piedra de la mina presenta una fractura recta donde el espesor de las preformas varía
dependiendo de la separación existente entre las vetas de la roca. Mientras más próximas se
encuentren unas de otras, el grosor de la piedra se reduce y por lo tanto su uso cambia. Así, los
canteros las dividen en roca para cimiento, para recubrimiento de pavimentos y para fachadas. Los
picapedreros realizan la separación del material al terminar el desbaste secundario de cada bloque de
piedra y los depositan en el montón destinado a cada uso de la roca.

Figura 3.22. Herramientas


como el mazo, el marro y las
cuñas son utilizadas en el
trabajo de la cantería (fotos O.
Quezada).

Figura 3.23. Desbaste primario y


secundarios de los bloques de
andesita de lamprobolita, para
obtener piezas manejables (fotos
O. Quezada).

Las preformas agrupadas como material para cimiento suelen tener los lados irregulares, miden
entre 30 cm y 40 cm por lado, y entre 25 cm y 40 cm de espesor. En estos casos las vetas están muy
separadas por lo cual las piezas de este tipo tienen un grosor importante.
Las piezas agrupadas en el cúmulo de piedra para pavimento son fragmentos regulares, con forma
rectangular, un largo de 80 cm a 120 cm y un espesor que oscila entre los 12 cm y los 18 cm. Estas

224
Los materiales constructivos del Templo Mayor

mismas características las podemos observar en las losas de andesita utilizadas en los pisos del
Templo Mayor (Figura 3. 24).
Las rocas en el conjunto del material para fachada son las piezas con menor espesor de los tres
grupos, no sobrepasa los 5 cm de grosor. El largo de las piezas oscila entre los 40 cm y 60 cm y su
ancho entre 30 cm y 50 cm. Su forma puede ser trapezoidal, cuadrangular o rectangular y son las
preformas más difíciles de obtener (Figura 3.24).

Figura 3.24. Bloques modernos


de andesita de lamprobolita
utilizados para pavimentos y para
recubrimiento de fachada,
similares a los empleados por los
mexicas en el Templo Mayor
(fotos O. Quezada).

Existe un cuarto grupo constituido por la roca proveniente del desecho de talla. Son trozos
irregulares con diferentes tamaños y espesores que se venden como cascajo para relleno. En esta
misma categoría los canteros incluyen a la piedra bola. Se trata de la misma roca, sin embargo las
vetas no están alineadas horizontalmente por lo cual no se pueden obtener bloques regulares para
pisos o fachadas. Lo anterior demuestra que los picapedreros aprovechan todo el material
proveniente de la talla.

3.7.2 La explotación de basalto en la cantera de San Juan Totoltepec


Este filón se sitúa en el municipio de Ecatzingo de Hidalgo, en el Estado de México, a un costado de
Amecameca y de las faldas del volcán Popocatépetl. Colinda con los estados de Morelos y Puebla y
en la época prehispánica formaba parte del señorío de Chalco, tributario de Tenochtitlan.205 La mina
está ubicada sobre la carretera, para llegar se debe tomar la ruta hacia Yecapixtla; ésta entronca con el
camino hacia Achichipico que cruza por el pueblo. De las canteras de Ecatzingo actualmente se
extrae piedra para la construcción y para la elaboración de esculturas.

205Domingo de Chimalpain (1998:173) en su séptima relación menciona que los pobladores de Ecatzingo fueron a trabajar a
Amecameca, pues eran sus vasallos desde hacía 113 años. Asimismo, Gibson (2003:17-18) refiere que el poblado de Ecatzingo
formaba parte del señorío xochimilca, sin embargo, en un momento no precisado por el autor, algunos poblados incluyendo los de
Ecatzingo pasaron a formar parte del territorio de los chalcas, quienes hacia el siglo XV fueron anexados al territorio dominado por los
mexicas.

225
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

3.7.2.1 Las etapas de extracción y los procesos de talla


En general la técnica de extracción y talla es similar al trabajo realizado por los picapedreros de
Tenayuca. Sin embargo, en la mina de San Juan Totoltepec los canteros desprenden las rocas del
peñasco en forma manual. Para este procedimiento utilizan una barreta de metal o madera con la cual
golpean la roca haciendo palanca para separarla de la peña (Figura 3.25). No todos los nódulos
extraídos son adecuados para la talla, a veces, la dureza de la roca206 impide su desbaste y puede llegar
a quebrar las herramientas según nos relatan los mineros. Los fragmentos de difícil talla se quedan
sobre la superficie sin trabajar y se elige otro nódulo.
Con la roca en el suelo, se comienza el desbaste, en la primera etapa se utilizan cinceles, cuñas y
un marro o mazo. Se continua con el percutido de la roca hasta obtener las preformas. En esta fase
del desbaste se realizan los orificios donde se insertan las cuñas, en lugar de agua, los picapedreros
utilizan las hojas de una hierba llamada “pipiamol”,207 que colocan en las oquedades hechas a la roca,
insertan la cuña y finalmente la quiebran (Figura 3.26). Las preformas obtenidas se depositan en un
amontonamiento ubicado a la orilla de la carretera para facilitar la carga del material en los camiones.
En el basalto, los cristales no están alineados, por lo tanto, no presentan pseudoestratos como las
andesitas de lamprobolita. Las preformas provenientes de la talla son fragmentos gruesos. Sus
dimensiones se encuentran entre 30 cm a 50 cm x 35 cm a 60 cm aproximadamente, y un espesor
entre los 20 cm y los 30 cm. Las formas pueden ser rectangulares, cuadrangulares o trapezoidales, lo
que dificulta utilizarlas directamente en fachadas o pisos (Figura 3.26). La piedra extraída de la
cantera se vende como material para cimientos (Figura 3.27); no obstante, los informantes señalan
que con el uso de una cortadora eléctrica, los constructores pueden aprovecharla para los
recubrimientos de los pavimentos.

206 Dureza de 5 a 6 en la escala de Mohs.


207 Esta maleza crece a las orillas de la carretera, su uso facilita a los canteros un rápido quiebre de la piedra.

226
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Figura 3.25. Desprendimiento de la roca


con barreta de metal o madera en la cantera
de basalto de San Juan Totoltepec (fotos O.
Quezada).

Figura 3.26. Desbaste secundario de los


bloques de basalto, mediante la inserción
de cuñas en un orificio previamente
realizado por el cantero, para facilitar el
quiebre de la roca (fotos O. Quezada).

Figura 3.27. Bloques de basalto acumulados


a la orilla de la carretera, utilizados como
roca para cimiento (foto O. Quezada).

227
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

3.7.3 La labor en las canteras o tetlapanaloyan según algunas fuentes del siglo XVI
En relación a la manera de trabajar las minas de piedra para la construcción durante el periodo
mexica, aunque no contamos con la evidencia arqueológica suficiente, al revisar los datos registrados
por los cronistas y los materiales constitutivos del Templo Mayor, podemos inferir que el proceso de
apropiación y talla de los tezozonque eran aproximados a los descritos anteriormente.
El oficio de cantero aparece descrito por Sahagún,208 quien refiere que aquellos dedicados al
trabajo de picapedreros debían de ser diestros en labrar cualquier piedra; tenían que saber desbastar,
esquinar, resquebrajar con la cuña, hacer arcos y esculpir artificiosamente la roca.
De acuerdo con Durán, Moctezuma II mandó traer la piedra para elaborar el temalácatl. El tlatoani
hizo llamar a todos los canteros de México Tenochtitlan para que buscaran por todas partes una
piedra grande y ancha para esculpirla. Escuchado el mandato del señor Moctezuma, los trabajadores
de la piedra “se repartieron por todas las partes que supieron se podía hallar y viniendo á la provincia
de Chalco en un lugar que llaman Aculco, que es hacia Tepollula, junto al río que baxa de
Amecamecan, hallaron en un cerrillo, del lugar nombrado, una piedra muy poderosa y apropiada para
lo que su rey quería y pretendía”.209 Algo que cabe destacar de la cita anterior es el conocimiento que
tenían los lapidarios sobre la geología de la región y de las características físicas de la piedra, para
elegir la roca adecuada y poder elaborar el objeto deseado.
Una vez encontrada la cantera o tetlapanaloyan,210 se dio aviso al tlatoani quien mandó a gente de las
provincias de Xochimilco, Iztapalapa, Cuitláhuac, Mexicaltzinco y Huitzilopochco para que llevaran
los utensilios como sogas y palancas para traer la piedra a Tenochtitlan.211 Después de haber
seleccionado el lugar, los canteros comenzaban con el proceso de extracción de la roca. Al respecto
Durán relata lo siguiente:

“los cuales fueron a lugar donde la piedra estaba y empezaronla á descarnar y á desasir
de donde estaba asida, y auiéndola descarnado y puesto de manera que podía sacar, fue
Monteçuma avisado para que mandase ir la gente, el qual lo mando y acudió toda la mas

208 Sahagún (1997: 554).


209 Durán (2002: 552).
210 Peñafiel (1885: 199) .
211 Durán (2002: 552-553).

228
Los materiales constructivos del Templo Mayor

gente que se pudo llevar de los pueblos arriba dichos, los quales fueron con sus sogas y
palancas y otros adereços y instrumentos para aquel menester”.212

Alvarado Tezozómoc en su versión del mismo hecho narra que Moctezuma II hizo llamar a los
albañiles y canteros de los cuatro barrios Teopan, Moyotlan, Atzacualco y Cuepopan y les pidió que fueran
a buscar piedra pesada (basalto) para labrar otra piedra similar a la que estaba encima del Cu de
Huichilobos. El cronista indica que la piedra fue hallada en Acolco, delante de Ayotzinco. Para desasir
la roca “fue menester ir diez o doce mil indios á sacarla de donde estaba para ponerla en un razo para
labrarla, bajada al llano la labraron con las mismas labores que las otras … en breve se acabo, por
andar en labor y obra treinta oficiales con picos de pedernal”.213 De acuerdo al testimonio anterior,
aparentemente la elaboración de las preformas se realizaba directamente en la cantera, lo que
seguramente facilitaba el transporte de los materiales.
En el libro X del Códice Florentino214 aparece una lámina donde se observa el proceso de trabajo en
las minas prehispánicas y a partir de la cual, podemos proponer la existencia de similitudes en los
procedimientos prehispánicos con las técnicas actuales de cantería (Figura 3.28).

Figura 3.28. Canteros realizando distintas fases del proceso productivo


de la piedra utilizada en la construcción (Códice Florentino 1979: lib.
X, fol. 17v).

212 Durán (2002: 553).


213 Alvarado Tezozómoc (1987: 662).
214 Códice Florentino (1979: lib. X, fol.17v).

229
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En la imagen se aprecia a un grupo de individuos llevando a cabo varias tareas en una cantera. En
el plano superior de la lámina se advierte claramente que tres personajes parecen estar separando de
la peña los bloques de piedra. En la misma imagen pero en otro plano, se distingue a los
picapedreros desbastando una pieza grande de roca. El resquebrajamiento del bloque coincide con la
reducción primaria que se realiza en la actualidad, después del desprendimiento de la piedra. En el
plano inferior de la lámina sobresalen dos personajes preparando preformas aparentemente de una
base de columna (Figura 3.29 y 3.30).

Figura 3.29. Izq. Desprendimiento de piedra en cantera de San Bartolo Tenayuca


(foto O. Quezada). Der. Imagen del Códice Florentino 1979: lib. X, fol. 17v, donde se
aprecia el trabajo de desprendimiento de roca.

La elaboración de preformas de objetos de piedra en los mismos yacimientos es una actividad que
ha sido documentado por diversos investigadores. Pastrana215 indica que en las minas de obsidiana
explotadas por los mexicas, la reducción de los grandes bloques se realizaba en el interior de la
cantera para facilitar su transporte y entre las canteras se concentraban los talleres, donde se
elaboraban las preformas de núcleos prismáticos, raspadores e instrumentos bifaciales que
posteriormente se enviarían a los centros de población para continuar con la talla. Susan Gillespie 216
señala que durante las excavaciones arqueológicas en la cantera del Llano del Jícaro en el Cerro de

215 Pastrana (1998: 152-153).


216 Gillespie (1996: 40).

230
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Cintepec, Veracruz fueron encontradas las preformas de esculturas del periodo Formativo junto con
los útiles y desechos de talla.

Figura. 3.30 Reducción primaria de la roca en la actualidad (foto O. Quezada). Der.


Desbaste primario en canteras prehispánicas en el Códice Florentino 1979: lib. X,
fol. 17v.

En la misma imagen pero en otro plano, se distingue a los picapedreros desbastando una pieza
grande de roca. El resquebrajamiento del bloque coincide con la reducción primaria que se realiza en
la actualidad, después del desprendimiento de la piedra. En el plano inferior de la lámina sobresalen
dos personajes preparando preformas aparentemente de una base de columna.
Cabe mencionar que hacia finales del siglo XIX, el explorador William Holmes217 reportó la
existencia de dos canteras aledañas a Mitla. En ellas documentó la existencia de bloques de roca
aparentemente reducidos por los picapedreros en el mismo sitio para después transportarlos a la
zona de la construcción (Figura 3.31). En este mismo sitio, las exploraciones realizadas por Nelly
Robles218 sugieren que el labrado de las grandes piezas de construcción se hacía en la misma cantera.
La investigadora refiere que las minas se convirtieron en verdaderos talleres como lo testifican las
preformas, los desechos de talla y los instrumentos líticos hallados en las excavaciones. Por otra
parte, en los yacimientos de roca caliza ubicados en Calakmul, se encontraron las preformas de

217 Holmes (1897: 280).


218 Robles (1992: 109).

231
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

piezas utilizadas tanto en la construcción como en la elaboración de altares.219 En este caso, Miriam
Gallegos Gómora220 opina que los bloques de piedra no se trabajaban a detalle en la misma cantera,
ya que en las excavaciones no se registró evidencia de cantidades importantes de desechos de talla.

Figura. 3.31 Bloques parcialmente cortados registrados por Holmes en una cantera
cercana a Mitla, Oaxaca (tomado de Holmes 1897: 281-282).

Por otro lado, en las canteras peruanas de Kachiqhat y Rumiqolqa, Protzen encuentra notables
diferencias entre ambas cantares con respecto a la cantidad de desechos de talla.221 Debido al tipo de
formación geológica del yacimiento de Kachiqhat, los bloques de roca están a nivel de la superficie,
por tanto, no es necesario realizar un desprendimiento de la piedra ni un desbaste de reducción. Tal
como indica Protzen,222 probablemente los canteros seleccionaban bloques que cumplieran con sus
especificaciones y llevaban pocas modificaciones en el yacimiento. También, señala que tal vez, el
trabajo fino y los ajustes de las piezas se hacían directamente en el lugar de la construcción. De este
modo, el investigador explica la poca abundancia de desechos relacionados con la talla y la
extracción. En el caso de Rumiqolqa, Protzen documentó una mayor cantidad de desechos, así como
bloques en distintas fases de desbaste.223 En estos dos casos, la densidad de los desechos de talla y
extracción, así como la cantidad de bloques trabajados parecen relacionarse con las características de
los afloramientos y de las rocas, pero también con dos diferentes tipos de explotación.

219 Gallegos Gómora (1994).


220 Gallegos Gómora (1994: 11-13).
221 Protzen (1985: 165-169).
222 Protzen (1985: 165).
223 Protzen (1985: 167-168).

232
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Figura. 3.32. Bloques de piedra cortada


registrados por Protzen en las canteras de
Rumiqolqa, Perú (tomada de Protzen 1985:
169).

3.7.3.1 Los instrumentos de talla


Volviendo a la lámina X del Códice Florentino,224 podemos apreciar el uso de distintos instrumentos
para cada actividad en la cantera. En el desprendimiento de la roca se observa el uso de una
herramienta alargada con un extremo aplanado, como una barreta. En el área central de la ilustración
se distingue a un personaje sosteniendo una especie de marro o mazo con el cual está percutiendo un
bloque de piedra. En la parte baja de la litografía sobresalen algunos utensilios similares a las cuñas y
cinceles usados hoy en día para desbastar la piedra. Asimismo, el individuo encargado de la
elaboración de preforma sostiene un marro más pequeño (Figuras 3.28).
En contextos arqueológicos existen reportes sobre los útiles empleados en la explotación de
canteras. En primer lugar, Holmes225 informa de la recolección de instrumentos para corte similares a
picos, mazos y martillos provenientes de las minas que recorrió (Figura 3.33). Por su parte, Robles
analizó mazos, raederas y raspadores procedentes de las excavaciones en las canteras de Mitla.226

Figura 3.33 Izq. Utensilios colectados en la cantera. Der. Martillo y hacha de piedra
localizados en las canteras de Mitla (tomado de Holmes 1897: 284).

224 Códice Florentino (lib. X, fol.17v).


225 Holmes (1897: 280).
226 Robles (1992: 108-109).

233
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Gillespie ha registrado la presencia de martillos semiesféricos de basalto asociados a las estelas,


esculturas y altares que se tallaron en la cantera Llano del Jícaro.227 En la excavación de la cantera I en
Calakmul, Gallegos localizó el instrumental lítico utilizado aparentemente en la extracción de los
bloques de caliza. Entre los utensilios que registró se encuentran cinceles, un bifacial de pedernal y
navajas prismáticas que según la autora debieron complementarse con mangos, mazos y sogas.228 En
contextos centroamericanos, Julia Mayo junto con otros investigadores recuperaron martillos,
morteros y un yunque utilizados en las minas prehispánicas de las cuencas de los ríos Grande y
Cócle, en el sur de Panamá.229
Con respecto a la cantera sudamericana de Kachiqhat en la región de Cusco, Protzen registró en
el sitio algunos martillos de cuarcita (Figura 3.34).230 Asimismo, el investigador sugiere que los
canteros pudieron utilizar barras de bronce (similares a las que se exhiben en los museos de Lima y
Cusco) para quebrar la piedra.231

Figura 3.34 Izq. Martillos de piedra registrados en contexto arqueológico por


Protzen en la cantera de Kachiqhat. Der. Bloque de piedra con huellas de percusión
también de Kachiqhat (tomado de Protzen 1985: 171-172).

De vuelta a Mesoamérica, hacia la época de la llegada de los conquistadores, los canteros contaban
con un instrumental aparentemente limitado. Sahagún232 señala que los picapedreros utilizaban las

227 Gillespie (1996: 36-40).


228 Gallegos (1994: 11).
229 Mayo et al.(2007: 103).
230 Protzen (1985: 166).
231 Protzen (1985: 168).
232 Sahagún (1997: 554).

234
Los materiales constructivos del Templo Mayor

cuñas para agrietar la piedra. Alvarado Tezozómoc233 menciona que el labrado de las rocas se hacía
utilizando pedernales recios y agudos. La dureza de la roca era importante para soportar los impactos
del marro y poder quebrar las piezas. Asimismo, Durán234 informa sobre el uso de sogas, palancas y
otros instrumentos para extraer los bloques de la matriz de piedra.

3.7.3.2 El transporte de la piedra


Las actividades en la cantera finalizaban con el traslado del material al templo. Para esta tarea era
requerido otro grupo de hombres quienes llevaban como herramientas sogas y palancas para
transportar las piedras más grandes, como las losas utilizadas en los pisos de la plaza o los bloques
para tallar las esculturas. En cuanto al transporte de piedra Durán señala que:

“Llegados los que avian de arrastrar la piedra, que eran yndios sin número … los
Xuchimilcas ataron una gruesa soga y larga á la piedra, y otra los de Cuitláuac y otra los
de Mizquic y otra los de Culuacan y otra los de Iztapalapa y otra los de Mexicatzinco y
otra los de Uitzilopochco, y la gente de cada pueblo animando, empezaron a tirar de ella
con mucha voçería y alarido”.235

Aunque la cita anterior relata el traslado de un bloque para labrar una escultura, la presentamos
porque deja claro que el transporte del material pétreo no fue un asunto sencillo. Las losa pesadas de
piedra muchas veces rompían las sogas utilizadas para jalarlas y era necesario sustituirlas
frecuentemente. Además, como lo expone el siguiente testimonio, se requería de un número
importante de individuos para este trabajo. Alvarado Tezozómoc236 describe como Axayácatl ordenó
construir un nuevo temalácatl para el templo de Huitzilopochtli. Envió un mensaje a las provincias
cercanas de Azcapotzalco, Coyoacan, Chalco, Mízquic, Tezcoco y Huatitlan para que fueran a traer la
piedra de una peña en las faldas de la Sierra Grande de Coyoacan. El cronista narra que para esta
labor, acudieron cerca de cincuenta mil hombres con sogas gruesas y carretoncillos para trasportar la
piedra.

233 Alvarado Tezozómoc (1987: 398).


234 Durán (2002: 553).
235 Durán (2002: 553).
236 Alvarado Tezozómoc (1987: 398).

235
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

George Kubler237 narra que durante los primeros años de la Colonia, se reclutó un número
importante de individuos únicamente para el acarreo de materiales utilizados en la reconstrucción y
edificación de nuevos edificios en la ciudad. Por ejemplo, para la construcción de las fachadas de la
galería de las Casas de Cortés, el autor indica que cuatrocientos indígenas transportaron durante dos
días la piedra utilizada para la escalera y se llevaron cerca de ocho días en llevar las ocho piedras para
el zócalo de las columnas. De acuerdo con Kubler,238 el gran número de individuos requeridos para
realizar determinadas actividades relacionadas con la construcción, se debía principalmente a la falta
de mano de obra calificada. Esta afirmación contrasta con la opinión de Ross Hassig,239 respecto a la
eficiencia de los sistemas de transporte en la época precolonial. Sobre este tema, Hassig240 señala que
los tlamemes se emplearon como forma de transporte para el traslado de mercancías en el Valle de
México igual que en toda Mesoamérica; no obstante, en la Cuenca de México también se contaba con
el sistema de canoas vía lacustre, que conectaban a Tenochtitlan con las provincias contiguas en
tierra firme. Las zonas ubicadas al oeste del lago, enviaban la mercancía utilizando porteadores, las
que podían trasladar las cargas mediante canoas aprovechaban este sistemas pues “el tráfico de
canoas no sólo era más eficiente y más barato, sino en muchos casos, la ruta acuática era más breve
que los caminos por tierra”.241 Entonces, podemos decir de manera general, que en la época
prehispánica destacaban dos importantes sistemas de transporte: los tlamemes encargados de llevar a
cuesta las cargas por tierra y el sistema de canoas a través del lago.242
Aunque la mayoría de los yacimientos de donde eran extraídos los materiales pétreos se
encontraban en las cercanías de la Cuenca de México y, en muchos casos próximos a la zona lacustre,
los insumos debían ser arrastrados desde las canteras hasta las orillas del lago para ser transportados
en las canoas hacia Tenochtitlan.243 Tal es el caso del señorío de Chalco, del cual López Luján244
basado en los escritos de Durán y Alvarado Tezozómoc, señala que esta provincia era la más alejada
de Tenochtitlan, por lo tanto, aquellos que transportaban los materiales debían recorrer un mayor

237 Kubler (1983: 150).


238 Kubler (1983: 150).
239 Hassig (1990: 67-70).
240 Hassig (1990: 66).
241 Hassig (1990: 69).
242 Hassig (1990: 66); Sahagún (1997: 508).
243 Kubler (1983: 144) señala que para la construcción del Hospital Real de los Indios, se mandó llamar a gente de Chalco, para que

cortaran y transportaran vigas de madera hasta las orillas del lago para su embarque a la capital. Por su parte Gibson (2003: 236) relata
que a principios de la Colonia, los españoles siguiendo el modelo prehispánico exigían aportaciones de bienes materiales en cargas de
canoas diarias de piedra, madera y otros materiales para el servicio de los funcionarios reales.
244 López Luján (2003a: 140).

236
Los materiales constructivos del Templo Mayor

trecho para llevar las materias primas. La distancia entre la isla y Chalco era aproximadamente de
unos 38 km. De acuerdo con el autor, esta distancia se acortaba porque la piedra y otros materiales
constructivos sólo se transportaban parte de la travesía a pie y el resto de la jornada se realizaba en
canoas.
Si bien los dos tipos de transporte antes mencionados eran los principales, en las fuentes también
podemos encontrar menciones que aluden a la utilización de la tracción humana para el
desplazamiento de bloques grandes de piedra, mediante el arrastre directo de la carga o con la ayuda
de un vehículo deslizado con troncos, cuerdas y palancas.245 Este tipo de transporte, probablemente
fue el que se utilizó con frecuencia para trasladar la piedra destinada para esculpir obras de gran
formato, como por ejemplo, los monolitos de la Coatlicue, la Tlatecuhtli, la Piedra del Sol o la
Coyolxauhqui, entre otros.246
Diego Durán describe la utilización de “sogas y palancas y de otros aderezos y instrumentos”,247
para llevar la piedra que se tallaría para la fiesta del desollamiento. Según el relato de Durán, al
llamamiento acudió un sin número de personas, quienes para arrastrar la piedra ataban cuerdas
gruesas y largas y junto con la ayuda de palancas cada pueblo tiraba de ella.248 Por su parte, Alvarado
Tezozómoc menciona la utilización de una especie de “carretoncillo”. El cronista narra, que en la
época en que gobernaba Moctezuma II, éste mandó labrar una gran piedra, la cual se trajo desde
Acolco, usando muchos “carretoncillos”.249 Esta forma de desplazar la piedra esta representada en el
folio 189v del Códice Durán (Figura 4.14). Al respecto, López Luján250 supone que estos carretoncillos
de los que se habla en las fuentes, eran una especie de trineo deslizado sobre troncos e impulsado
con cuerdas y palancas. En el caso particular del monolito de Tlatecuhtli, el investigador supone que
este método fue el que se utilizó para remolcar el bloque hasta el margen norte del lago de Texcoco,
donde se montó sobre una balsa construida especialmente para trasladarlo a Tenochtitlan, cuya
distancia aproximada desde Tenayuca eran 10 km.251

245 López Luján (2010: 52-53); López Luján y Chávez Balderas (2010: 299); López Luján y Fauvet-Barthelot (2012: 89); López Luján
(2012: 400).
246 López Luján (2010: 52-53); López Luján y Chávez Balderas (2010: 299); López Luján y Fauvet-Barthelot (2012: 89); López Luján

(2012: 400).
247 Durán (2002: 553-554).
248 Durán (2002: 553-555).
249 Alvarado Tezozómoc (1987: 662-263). Véase también Alvarado Tezozómoc (1987: 398).
250 López Luján (2010: 52-53); López Luján (2012b: 400); López Luján y Chávez Balderas (2010: 299).
251 López Luján (2010: 52-53); López Luján y Chávez Balderas (2010: 299).

237
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Por otro lado, tlameme o tameme era el nombre que recibían los cargadores encargados de
transportar mercancías por largas distancias.252 También, mecapallo o cacaxe era la voz nahua para
designar a los porteadores. Morante López,253 afirma que los ganapanes tenían una de las actividades
más duras dentro de la sociedad mexica, ya que su actividad consistía en transportar entre 20 y 30 kg
sobre su espalda durante gran parte del día, en viajes que podían durar varias semanas, tal vez esta sea
una de las razones por las cuales los tlamemes participaron con poca frecuencia en el transporte de los
materiales constructivos, exceptuando quizá el acarreo de cal. Hassig,254 puntualiza que en el sistema
de transporte terrestre prehispánico intervenían varios factores, tales como el terreno, las cargas, y la
distancia. De acuerdo con el investigador, cuanto más pesada la carga, la distancia recorrida era más
corta, “un tlameme, solo llevaría pesadísimas cargas a lo largo de menores distancias totales”.255 Al
respecto traemos al tema lo dicho por Barba y Córdova,256 quienes estiman que para Teotihuacan los
estibadores debieron recorrer una distancia aproximada de 60 km con la carga a cuestas. En este
sentido, vale la pena recordar que las caleras más próximas a Templo Mayor se localizaban entre los
actuales estados de Hidalgo y Puebla, por tanto, las cargas tributadas a Tenochtitlan debían recorrer
buena parte del trayecto por tierra, para después ser transportadas a través del lago (Figura 3.35).

Figura 3.35. Tlamemes (Códice


Florentino 1979: lib. IX, fol. 38v).

El predominio del sistema de canoas se debió a dos aspectos: a las rutas establecidas a través de
diferentes puntos de la región que permitían la entrada y salida de todo tipo de mercancías, y a su
capacidad de carga. Hassig257 estima que un tlameme podía llevar una carga máxima de 23 kilogramos
recorriendo una distancia de 21 a 28 kilómetros por día. En cambio, en una canoa se podía
transportar cerca de 1200 kilogramos, dependiendo del tamaño en la misma jornada de trabajo. Así,
la cantidad de insumos se multiplicaba casi 50 veces en el mismo tiempo, y facilitaba el arribo a
252 Morante López (2009: 73).
253 Morante López (2009: 73).
254 Hassig (1990: 42).
255 Hassig (1990: 42).
256 Barba y Córdova (1999: 177).
257 Hassig (1990: 157). El autor también indica que el volumen y el peso de las cargas transportadas en las canoas podía variar. Además

la capacidad de acarreo podía ir desde 460, 805 hasta 1196 kilogramos (Hassig 1990: 73).

238
Los materiales constructivos del Templo Mayor

Tenochtitlan de un amplia gama de productos tanto comestibles, como aquellos destinados a la


construcción. Las láminas 63r y 64r del Códice Mendoza ilustran adecuadamente como el transporte de
la piedra y el césped se realizaban mediante el uso de canoas.
Teniendo en cuenta los puntos antes señalados, básicamente son cuatro tipos de materiales los
que se utilizaron en la edificación del Templo Mayor de Tenochtitlan: la tierra, la arena, la piedra y
los elementos de origen vegetal, como la madera. Alrededor de cada uno de estos recursos, se
generaron estrategias y técnicas específicas para su aprovechamiento y manufactura como materiales
de construcción. Con respecto a la explotación de la roca, se han conservado pocas evidencias
arqueológicas de las canteras trabajadas por los mexicas.258 Afortunadamente, en las fuentes
históricas contamos con algunas descripciones que, junto con la etnografía y los datos provenientes
de otros sitios arqueológicos, nos permiten inferir que la piedra pasó por al menos dos fases de
reducción para obtener las preformas, las cuales se colocaron con pocas modificaciones en el
edificio, aunque existen excepciones. Cabe destacar la utilidad de los estudios petrográficos y
químicos para caracterizar el tipo de roca y determinar las cualidades físicas. Como veremos en el
capítulo dedicado a las técnicas constructivas, las propiedades físicas de los materiales litológicos
fueron un factor determinante en la selección y disposición de la piedra en áreas específicas del
edificio por parte de los constructores.
En el caso de la cal, a partir de los análisis fue posible conocer no sólo el lugar de donde se
obtenía, sino también que clase de agregados se emplearon en la preparación de los morteros con el
fin de precisar su calidad y resistencia y conocer si hubo cambios técnicos en su preparación a lo
largo del tiempo. Asimismo, estas investigaciones permitieron identificar los bancos de materiales
constructivos y sustentar la idea de que las materias primas se obtenían en la mayoría de los casos de
los sitios próximos a Tenochtitlan.
De esta manera damos paso al siguiente apartado donde se hablará de quiénes intervinieron en la
construcción del Huey Teocalli, cómo era la organización del trabajo en la construcción y cómo se
prepararon las materias primas.

258Pérez Negrete (2005: 61-63) señala que la Península de Iztapalapa era un banco de material desde la época prehispánica e indica la
presencia de una cantera prehispánica al sur del cerro.

239
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

4. ¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?


La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

La apariencia de cualquier clase de muro es una invitación al


estudiante para que éste especule sobre su significado
antropológico.

Lawrence Roys, 1939

4.1 La mano de obra y su organización en la construcción del Templo Mayor

Los recursos humanos fueron un aspecto crucial en la edificación del Templo Mayor y de las
distintas obras públicas que se realizaron en la ciudad de Tenochtitlan. En los inicios del pueblo
mexica como una nación carente de autonomía y poderío, eran los propios habitantes quienes
aportaban su trabajo en las obras que poco a poco configuraron la urbe. Tras su emancipación como
provincia sujeta al estado tepaneca, los mexicas comenzaron a beneficiarse de la mano de obra que se
exigía como tributo tanto a las comarcas aliadas como a las que habían sido conquistadas.
En la economía prehispánica del Posclásico Tardío, cada persona estaba obligada a pagar un
tributo en trabajo o en especie, el cual podía realizarse de forma voluntaria o forzada en algún
momento y según fuera requerido por el Estado. Esta clase de tributación recibía el apelativo de
téquitl y abarcaba distintos ámbitos, desde la producción agrícola hasta la elaboración de bienes
domésticos, suntuarios y por supuesto las obras públicas.1
Los trabajos de infraestructura de la ciudad, así como la edificación de los templos y los inmuebles
de carácter administrativo estaban a cargo del gobierno, quien los planeaba y los ejecutaba.2 De
hecho, Sahagún habla de la existencia de un espacio ubicado dentro del recinto sagrado que era el
cuicacalli, donde los señores y los tiachcauan y los telpochtlatoque que eran los maestros del telpochcalli
acudían y “aguardaban lo que les había de mandar el señor, para hacer algunas obras públicas”.3 El

1
Carrasco (1978: 29-30).
2
Carrasco (1978: 41); Rojas Rabiela (1991: 17).
3
Sahagún (1997: 466).

240
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

franciscano también informa sobre la casa de los mayordomos conocida como calpixcacalli o
texancalli,4 donde el tributo en especie era almacenado, pero además según una glosa del Códice
Mendoza (Figura 4.1) era el lugar en el cual se reunían los señores para hablar sobre distintos aspectos
de las obras públicas.

Figura 4.1. Representación del ca lpi xcaca lli


o texanca lli (tomada del C od ex M en dociono,
1979: fol. 70r).

Para llevar a cabo las labores, se llamaba a la gente mediante el coatéquitl5 que era la forma de
organización para las obras públicas. Los grupos convocados contribuían con piedra, tierra, cal, arena
y lo que les fuera solicitado, incluyendo la mano de obra, tributo que era reunido por los calpixque o el
tequitlato,6 para posteriormente ser repartido de acuerdo con las necesidades de la construcción en
turno. Al respecto, Carrasco7 informa que tanto los mayordomos y los mandones estaban a cargo de
organizar la producción, ya que eran los que disponían de los materiales constructivos y los alimentos
para mantener a los obreros durante su estancia en la construcción.
Algunas de las tareas designadas a los grupos convocados para ayudar en Tenochtitlan era el
mantenimiento de las obras ya existentes (limpieza, remozamiento o levantamiento de muros
caídos).8 Tal es el caso de los palacios y jardines de Nezahualcóyotl, donde acudían trabajadores de
los pueblos colindantes y entre sus obligaciones se encontraba el servicio, adorno y limpieza de los
mismos.9

4
Carrasco (1978: 41); Sahagún (1997: 467).
5
Rojas Rabiela (1977: 6); (1992: 21); Carrasco (1978: 42); Gibson (2003: 227);
6
Rojas Rabiela (1977: 9).
7
Carrasco (1978: 41).
8
Durán (2002: 383).
9
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 210).

241
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

Cuando un nuevo edificio iba a ser construido o ampliado, estas actividades empezaban con la
extracción de la piedra en las canteras, el transporte a pie de obra, las modificaciones de los
materiales, así como su emplazamiento en el edificio.10 Las tareas estaban tan organizadas que según
indican Durán11 y Alvarado Tezozómoc12 a cada conjunto de hombres se les asignaba construir un
lado del edificio. Para organizar a la gente se formaban cuadrillas13 compuestas por 20 hombres o
cetecpantli. Si la construcción ameritaba la presencia de más trabajadores, entonces la gente era
agrupada en una unidad mayor constituida por cinco veintenas de hombres o macuiltecpantli que
formaba una cuadrilla de 100 personas. Así en un llamamiento podía haber varias o cientos de
cuadrillas compuestas por 20, 50 o 100 personas. Alva Ixtlilxóchitl14 reporta que al llamamiento para
la edificación de las casas, palacios y templos de Texcoco acudieron cerca de doscientas mil personas
cada día.
A cada cuadrilla se le asignaba un capataz, cuya función era vigilar que la tarea establecida se
llevara a cabo en tiempo y forma. Durán afirma, sobre los capataces que en cada barrio había:

“centuriones, quinquajenarios y quadrajenarios, y era que uno tenía a cargo de veinte


casas, otro de cuarenta, otro de cincuenta y otros de ciento y así tenían repartida toda la
ciudad y todos los barrios… para que aquellos a las veinte casas o quince que le cabían,
las guiase y mandase y acudiesen con sus tributos y hombres de servicio a las cosas
públicas; y así eran los oficiales de las repúblicas tantos y tan innumerables que no tenían
cuenta”. 15

Asimismo, entre los encargados había una diferenciación dependiendo del número de persona a
su cargo. Así por ejemplo, el tequitlato identificado como el tlatoani del trabajo era quien tenía a cargo
cinco cuadrillas de veinte hombres (Durán los nombra centuriones). Rojas Rabiela16 señala que el
nombre genérico de los cuadrilleros que tenían la supervisión de una o cinco veintenas era tepixqui y

10
Rojas Rabiela (1992: 21).
11
Durán (2002: 281-282).
12
Alvarado Tezozómoc (1987: 65-66).
13
Rojas Rabiela (1977: 7).
14
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 174-175).
15
Durán (2002: 372).
16
Rojas Rabiela (1977: 9).

242
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

su significado literal era vigilante de gente. La investigadora precisa que los capataces eran escogidos
de entre la misma cuadrilla y debían ser los más conocedores y capacitados.17
Por otra parte, no todas las cuadrillas laboraban al mismo tiempo. Debido a que las obras públicas
en su mayoría implicaban varios meses al año de trabajo, éstas se rotaban por periodos semanales.
Alva Ixtlilxóchitl menciona que aquellos que acudían a los llamamientos para los servicios y
mantenimiento de los palacios y templos iban en “turnos y tandas”.18 Por otra parte, Alvarado
Tezozómoc19 informa que en la ampliación del Cu de Huichilobos y la elaboración de la piedra de
los sacrificios, ambas ordenadas por Moctezuma Ilhuicamina, los albañiles provenientes de
Azcapotzalco y Coyoacan tardaron cerca de dos años en terminar la obra. El mismo autor afirma que
en la talla y labrado de la efigie de Moctezuma Xocoyotzin en Chapultépec, los canteros trabajaron
treinta días.20 En este mismo orden de ideas, vale la pena precisar que según el relato del cronista
durante las jornadas de trabajo se establecían los periodos de inicio, descanso y término de las
labores. Así, el almuerzo de los canteros era al amanecer. El trabajo iniciaba a las nueve y recibían la
merienda a las tres de la tarde.21 Muchos años después, el sistema de rotación fue adoptado por la
encomienda durante la etapa colonial.22
En el caso de los mexicas, el reclutamiento de grupos numerosos de trabajadores les generó
enormes ventajas. Por un lado, facilitó el poder reunir los materiales constructivos tanto locales
como foráneos. Por el otro, al momento de edificar era factible cubrir grandes extensiones de terreno
relativamente en periodos cortos. Tanto el número de ampliaciones totales como los agrandamientos
parciales del Cu de Huichilobos, así como la incesante actividad constructiva que mantuvo la ciudad
de Tenochtitlan son prueba de lo antes dicho. No obstante, la desventaja a nivel técnico se aprecia
fundamentalmente en la fábrica de los muros. Como veremos posteriormente, durante las etapas de
mayor auge constructivo el trabajo de la piedra es poco refinado, particularmente para el aparejo de
los paramentos, donde los mampuestos se transformaron poco y la presencia de especialistas del
trabajo en la piedra es escasa.

17
Rojas Rabiela (1977: 9).
18
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 210). Alvarado Tezozómoc también menciona el trabajo por tandas. Según el cronista la gente de la obra
“cada día se remudaban, unos iban y otros venían” (1987: 417).
19
Alvarado Tezozómoc (1987: 318-320).
20
Alvarado Tezozómoc (1987: 668).
21
Alvarado Tezozómoc (1987: 663).
22
Rojas Rabiela (1977: 16); Kubler (1982: 145-146); Gibson (2003: 229-232).

243
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

En los primeros años del virreinato, se mantuvo el mismo tipo de organización laboral de la etapa
prehispánica. Según afirma Kubler,23 para las edificaciones coloniales se movilizaron grandes
conjuntos de trabajadores indígenas con poca preparación. Sin embargo, este sistema no era del todo
funcional para los colonizadores, pues a pesar de agrupar grandes masas de trabajadores no había una
correcta planeación, dando como resultado errores de diseño y de cálculo que se acentuaban ante la
falta de mano de obra calificada.24 Hay que añadir que de acuerdo con Gibson,25 los españoles
clasificaron la labor indígena en dos rubros: 1) trabajo calificado en el cual estaban los oficiales que
tenían oficios como carpinteros y albañiles; 2) labor no calificada desempeñada por los macehualtin o
jornaleros.
Regresando a la época prehispánica, el panorama dentro de la organización laboral no era muy
distinto. Aunque ésta se basó en un modelo que fue la concentración masiva de mano de obra
constituida principalmente por obreros no especializados, la existencia de oficiales en las obras
públicas figura de forma explícita en algunos documentos históricos y en el contexto arqueológico es
posible vislumbrar su intervención en los edificios.

4.1.1 Los trabajadores no especializados: macehualtin


Los macehualtin o gente común eran quienes formaban el grueso de la fuerza laboral y tenían gran
disposición hacia las labores delegadas. El mismo Durán26 declara que estos hombres no eran
perezosos y acudían diligentemente a realizar las tareas que les eran ordenadas. A pesar de la
afirmación del dominico, las constantes desavenencias entre los mexicas y los señoríos vecinos a
veces afectaban las obras públicas, pues en ocasiones los poblados se negaban a proporcionar los
materiales constructivos o la mano de obra. En los Anales de Tlatelolco se indica que durante el
gobierno de Tízoc, mientras se ampliaba el Templo Mayor, los encargados de cortar la madera de
ahuehuete para las columnas del templo se rebelaron y en protesta disminuyeron la intensidad del
trabajo y quemaron las cuerdas con las cuales arrastraban los maderos.27

23
Kubler (1982: 146).
24
Kubler (1982: 150-151).
25
Gibson (2003: 397).
26
Durán (2002: 282).
27
Anales de Tlatelolco (2004: 94).

244
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Tal como sucede hoy en día, dentro de la construcción, estos acuciosos trabajadores
desempeñaban las actividades más pesadas en las que se requería de fuerza y resistencia física.
Quizás, por esta razón, Alvarado Tezozómoc se refiere a ellos como “gente de guerra”.28
Entre las diligencias que desempeñaba, se encontraban la carga, la descarga y el acarreo de los
materiales y de las herramientas que utilizaban (Figuras 4.2 y 4.3). Los macehualtin también intervenían
en la fase final de la construcción del templo, que era el desplazamiento y colocación de los
ornamentos. De igual forma, suponemos que cuando eran renovadas las esculturas o eran removidas
para su reutilización, fueron los trabajadores no especializados los encargados de estas tareas.29 Al
respecto traemos dos pasajes de la obra de Durán y Alvarado Tezozómoc. Por ejemplo, en el arrastre
de la piedra elegida para elaborar el temalácatl, Moctezuma Xocoyotzin dispuso “un sin número de
indios”.30 Tocante al desplazamiento de las esculturas del lugar donde eran trabajadas por los
canteros al espacio asignado dentro del Cu de Huichilobos u otros edificios, Alvarado Tezozómoc
dice, que una vez terminado el cuauhxicalli encargado por Axayácatl se mandó traer gente proveniente
de Tenochtitlan y de las ciudades sujetas para que subieran la piedra a su sitio en la parte alta del
templo.31

Figura 4.2. Trabajadores no especializados acarreando piedra


trabajada y sin trabajar para la ampliación del templo de
Tlatelolco (Cod ex A zcatít lan, fol. 14).

Las labores de limpieza y deshierbe, la nivelación del terreno, la excavación de zanjas, la


colocación de piedras para el cimiento, el estacado y cegado del lago fueron otros de los quehaceres
asignados ya que no requerían de un alto grado de especialización pero si de la intervención de varios

28
Alvarado Tezozómoc (1987: 399).
29
Véase López Luján (2006b: 8); (2010: 75).
30
Durán (2002: 553).
31
Alvarado Tezozómoc (1987: 417).

245
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

hombres para realizarlas con prontitud.32 Precisamente, en la construcción del caño de Chapultepec
edificado en tiempos de Chimalpopoca se dice que los mexicas “alegres y contentos, empezaron con
gran cuidado y prisa a sacar céspedes y hacer balsas y carrizos para hacer camino por donde el agua
viniere, y en breve tiempo… trajeron el agua a México”.33 Presumiblemente, durante las distintas
ampliaciones del templo, este grupo de trabajadores participó activamente en su demolición,
desmontaje y selección de materiales útiles para el siguiente agrandamiento.
Los trabajadores tenían a cargo también labores de mantenimiento al templo y de los edificios en
general (Figura 4.4). Torquemada34 declara que de “haber algo caído o en mal estado”, ya fuera una
pared o parte de un edificio, inmediatamente los oficiales encargados acudían a arreglarlo.
Además de los servicios de mantenimiento, traer leña para conservar encendido el fuego era una
labor encargada a los macehualtin, pero también a los jóvenes del Calméca y el Telpochcalli quienes
debían ir al cerro, cortarla y después transportarla a la ciudad a través del lago (Figura 4.5).35
Entre las cuadrillas de macehualtin había grupos de trabajadores con destrezas específicas que
recibían el apelativo de oficiales y los cuales posiblemente desempeñaban funciones similares a las del
maestro de obras en la actualidad. Bernal Díaz del Castillo habla de ellos y menciona que en
Tenochtitlan “tenían de canteros y albañiles, carpinteros, que todos entendían en las obras de sus
casas; y tenían tantas cuantas querían”.36 Éstos eran considerados como trabajadores especializados y
por lo tanto intervenían en trabajos muy específicos.

Figura 4.3. Traslado de una piedra de San Lorenzo por


varios hombres con cuerdas (tomado de Cyphers 2004: 30).

32
Alvarado Tezozómoc (1987); Durán (2002).
33
Durán (2002: 114).
34
Torquemada (1976: III, 213).
35
Sahagún (1997: 172); Rojas Rabiela (1977: 10-11).
36
Díaz del Castillo (1994: 170).

246
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 4.4 Lámina donde se observa a un grupo de


hombres dando mantenimiento a las distintas áreas del
Templo Mayor (Códic e F lorentino 1979: lib. XII, fol. 51v).

Figura 4.5. Izq. Se observan dos mozos llevando a cuestas madera para el templo
(Cod ex M en docino 1979: fol. 62r). Der. Hombre cargando leña a principios del siglo
XX (tomado de la Fototeca-INAH).

4.1.2 Los trabajadores especializados: el calquetzi, el tetzotzonqui, el quauhxinqui

Los oficiales ocupaban un lugar relevante en el ámbito social y económico mexica. Para llegar a ser
un especialista se debía pasar por varias etapas, Sahagún37 afirma que el hombre diestro en cualquier
oficio mecánico primero era aprendiz y después se convertía en maestro (Figura 4.6).
Dentro de sus competencias “el buen oficial entiende bien el oficio de fabricar e imaginar
cualquier obra… es muy apto y diestro para trazar, componer, ordenar, aplicar cada cosa por sí”.38
Entre los especialistas relacionados con la construcción se encuentran los albañiles, canteros,

37
Sahagún (1997: 553).
38
Sahagún (1997: 553).

247
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

carpinteros y caleros. Y entre éstos encontramos subespecialistas como el encalador, el leñador y el


preparador de mezclas. Todos ellos formaban parte del proceso constructivo y sus actividades
estaban ligadas entre sí (Figura 4.7).

Figura 4.6 Oficial carpintero enseñando el oficio a su hijo o


aprendiz (Cod ex M endoci no, 1979: fol. 70r).

Uno de los oficiales que tuvo una presencia constante y relevante en la construcción de las
distintas ampliaciones del Templo Mayor fue el albañil. Aunque la técnica identificada con estos
constructores en el Cu de Huichilobos es la mampostería, la cual ha sido considerada como una
técnica poco refinada por algunos estudiosos de la arquitectura prehispánica,39 la realidad es que
estos especialistas introdujeron importantes innovaciones estructurales en el edificio, principalmente
en la cimentación de la estructura, aspecto que deja de manifiesto su buena instrucción.

Figura 4.7 Representación del proceso constructivo de un edificio


donde se observa la intervención de distintos especialistas (Có dice
Flor entin o 1979: lib X, fol 17).

La voz común para designar al albañil era calquetzani o calquetzqui que significa constructor de
casas40 y calquezanime o calquetzque era el plural. Otro vocablo con el que se nombraba al albañil era

39
Kubler (1982: 146); Molina Montes (1987: 103).
40
Molina (1571: II, 12.).

248
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

tlaquilqui, término que también alude al oficio de encalador. Lo antes dicho sugiere una división y
especialización de tareas dentro de un mismo grupo de oficiales.
Sahagún afirma que entre las destrezas del buen albañil estaba “hacer mezcla, mojándola bien y
echar tortas de cal y emplanarla y bruñirla o lucirla bien”.41 Además de las tareas antes mencionadas,
otras actividades que tenían a su cargo era la construcción de los cimientos y la elevación de los
muros siguiendo las especificaciones del alarife principal (Figura 4.8). Asimismo, debían elegir y
calcular la cantidad de los materiales de acuerdo con cada uno de los elementos arquitectónicos que
serían construidos.42 Su trabajo era fundamental, pues medían, trazaban y decidían el tipo de técnica
constructiva acorde a las características del terreno.43 Además, debían supervisar el preparado de las
mezclas que se emplearían para las juntas, el piso y los revestimientos de la superficies.

Figura 4.8. Representación de un hombre


subiendo tierra para la construcción de un
terrado (Có dice F lor entino 1979: lib. XI, fol.
230).

En la actualidad, entre los albañiles de una obra existen distintos rangos que van desde el peón, el
asistente, el oficial, el capataz hasta el encargado de obra. Las fuentes documentales no son tan
puntuales con respecto a la jerarquía que existía entre este gremio de oficiales; no obstante, el folio
40r del Códice Durán (Figura 4.9) es muy ilustrativo para entender la división del trabajo así como la
distinción de categorías que existía entre los albañiles de acuerdo con su nivel de capacitación.
En primer plano y a la derecha de la imagen se distingue al tlatoani instruyendo a los señores de
Tacuba, Coyoacán y Azcapotzalco para colaborar en la edificación de la calzada encomendada a los
de Xochimilco. Además de ser los señores que instruían a los calpixque para que llevarán a cabo los
llamamientos y la recolección del tributo, también eran quienes trasmitían las especificaciones sobre

41
Sahagún (1997: 554). Véase también Códice Florentino (lib. X, fol. 18).
42
Alvarado Tezozómoc (1987: 417).
43
Durán (2002: 282).

249
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

lo que habría de ser edificado o reparado.44 En el margen superior izquierdo se advierte a dos
hombres que sujetan y estiran un cuerda la cual se utilizaba para medir, pero también para trazar la
línea del camino o calzada. Al centro del dibujo están dos hombre en cuclillas, cada uno lleva un
huictli y en la esquina inferior izquierda se observa otro personaje que sostiene una vara recta con la
cual parece estar haciendo zanjas. Los individuos descritos comparten una característica: todos visten
de forma sencilla. Los que sostienen la cuerda únicamente tienen una manta atada en la cintura que
les cubre los genitales. Debido a la sencillez de su atuendo y por el tipo de trabajo que desempeñan,
suponemos que se ubicaban en la categoría de peones, es decir, el nivel más bajo dentro del grupo.
Con respecto a los que están en cuclillas y el que sujeta una vara alargada, estos están cubiertos del
torso con mantas blancas lisas. Aunque su vestimenta es sencilla, está compuesta por más elementos,
situación que hemos interpretado como una distinción jerárquica que los ubica como asistentes o
aprendices de calquetzanime y no de peones.

Figura 4.9. Hu ey t lato ani dando


instrucciones para realizar la
construcción de una calzada
(Códice Dur án, fol. 40r).

En este mismo sentido, llama la atención el individuo localizado por debajo de los sujetos con la
cuerda, así como el hombre en el borde inferior de la imagen. El primero está cubierto con una
manta blanca sin decoración y parece estar dando indicaciones a los otros dos hombres con el huictli.
El segundo hombre también parece dar instrucciones, no obstante su vestimenta es distinta. Su
manta es más elaborada; está decorada con franjas horizontales rojas y lleva cubiertos los talones de
ambos pies. Sobre este par de personajes, pensamos que se trata nuevamente de calquezanime o
maestros albañiles cuya función era trasmitir las necesidades de la obra a los ayudantes y dirigir los

44
Véase Torquemada (1976); Alvarado Tezozómoc (1987); Durán (2002).

250
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

procedimientos a seguir; sin embargo, entre uno y otro también hay una jerarquía representada por la
diferencia en el tipo de vestimenta.
Para distinguir y designar a los albañiles especializados en determinada actividad se empleaban
apelativos diferentes. Así, por ejemplo, a quien rellenaba de piedra y mezcla las zanjas de los
cimientos se les conocía como tlatetocani.45 Al encalador se le nombraba como tlaquilque46 y al que
daba el acabado final a la superficie tlapetlauani que significa el que acicala o bruñe algo (Figura
4.10).47 Rémi Siméon48 emplea el término tlacalaniqui para identificar al albañil u obrero que pule,
bruñe y aplana. No todas las superficies estaban recubiertas con mortero de cal; algunas se revestían
con lodo como las paredes interiores de los adoratorios de la Etapa II. En este caso el encargado de
revocarlas era el tlaçoquiui, es decir “el que cubre con barro, revoca con argamasa, enluce”.49
Los tlaquilque no sólo revestían los muros y los pisos; también les correspondía preparar las
mezclas. Su trabajo requería cuidado; debían seleccionar de manera adecuada los agregados, así como
las proporciones correctas de agua, cal y arenas para obtener una argamasa con una adecuada
consistencia, cohesión y plasticidad. Los dos grupos de morteros documentados que se emplearon en
el Templo Mayor a lo largo de sus distintas ampliaciones y que hemos descritos con anterioridad, son
indicadores del nivel de especialización que tenían estos oficiales y que fueron depurando a lo largo
del tiempo. Asimismo, en el manejo de la cal había que ser cuidadoso, ya que ésta podía adquirirse de
dos maneras: viva o apagada.50 Según relata Alvarado Tezozómoc, para el caño construido en
tiempos de Chimalpopoca, el tlatoani solicitó al señor de Azcapotzalco diversos materiales entre los
que se encontraba la cal viva.51
Para cada tipo de cal los tlaquilqui debían efectuar un proceso de transformación diferente para
elaborar las mezclas; por tanto, el calero debía estar bien capacitado con el fin de evitar el desperdicio
de los materiales así como accidentes entre los trabajadores y en la misma construcción.52 Al
respecto, habría que mencionar cómo afectó la mala preparación de las mezclas durante la época

45
Molina (1571: II, 132).
46
Molina (1571: II, 134).
47
Molina (1571: II, 131).
48
Siméon (2004: 556).
49
Siméon (2004: 577).
50
Sahagún (1997).
51
Alvarado Tezozómoc (1987: 237).
52
Véase Margain (1966); Barba y Córdova (1999); Palma Linares (2009); Villaseñor y Schneider (2013).

251
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

colonial. Kubler53 señala que los indígenas llegaron a sustituir la cal por ceniza y como consecuencia
varias construcciones se dañaron o se vinieron abajo.

Figura 4.10. Representación de los encaladores


(Códice Flor enti no 1979: lib. X, fol. 18).

Continuando con los oficios, los caleros fueron otro grupo de oficiales cuya especialización es
producto de una larga tradición mesoamericana, la cual permaneció presente muchos años después
de la conquista hispánica.54 De acuerdo con Palma Linares;55 las primeras evidencias de explotación
de canteras de caliza en el Altiplano datan del 2500 a.C., hacia la época Clásica56 se intensificó el
aprovechamiento de esta materia prima, particularmente en Teotihuacan y para el Posclásico esta
actividad estaba plenamente consolidada.
Al oficial de la cal se le nombraba como tenextlati que significa “el que quema o hace cal”57 o “el
que cuece o quema en horno de cal”.58 Entre sus labores estaba conocer la calidad y características de
la piedra. Los informantes de Sahagún59 mencionan que las rocas de mejor calidad era la llamada
cacalótetl (caliza). Posteriormente debían extraer y desbastar la piedra caliza para obtener la cal y por
último cocerla en los hornos destinados a esta actividad. Una vez que se obtenía la cal ya fuera viva o
apagada la vendía en el mercado o enviaban las cargas pedidas como tributo.
La cal como materia prima fundamental para la elaboración de morteros y estucos tuvo un alta
demanda durante la época prehispánica. Tenochtitlan recibía periódicamente cargas de cal de lugares
como Atotonilco de Pedraza (Figura 4.11).60 Así que a diferencia de otros oficiales cuyo trabajo se

53
Kubler (1982: 170).
54
Margain (1966); Kubler (1982); Barba y Córdova (1999); Gibson (2003); Palma Linares (2009); Barba (2013).
55
Palma Linares (2009: 228).
56
Barba y Córdova (1999); (Barba 2013).
57
Molina (1571: II, 99).
58
Molina (1571: II, 99).
59
Sahagún (1997: 570).
60
Barlow (1992); López Luján et.al. (2003a); Palma Linares (2009); Villaseñor y Barba (2013).

252
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

circunscribía primordialmente a las épocas de construcción, los caleros eran un grupo que laboraba
casi todo el año para poder abastecer a la ciudad.
Las cargas de cal no sólo se utilizaban para la fábrica de los morteros y enlucidos durante las
épocas de intensa actividad constructiva, sino también cuando se necesitaba remozar los edificios. En
el caso particular de los aplanados y enlucidos de estuco, existen diversos agentes que en el pasado
contribuían a su deterioro. La lluvia y la humedad eran las principales causas, tal como sucede en la
actualidad, estos agentes fomentan la aparición de microorganismos y sales que con el tiempo
disminuyen gradualmente la resistencia de los aplanados y propicia su desprendimiento.
En el pasado, para conservar en óptimas condiciones a los templos, el tlatoani o el cihuacóatl
enviaban cada cierto tiempo a los encaladores para que resanaran las superficies afectadas. A veces la
proximidad de alguna festividad o la entronización de un gobernante eran otra buena oportunidad
para llevar a cabo actividades de mantenimiento.
Durán afirma que para la coronación de Ahuítzotl, Tlacaélel solicitó a los encaladores “que
encalasen y remendasen lo que estaba descostrado y mal encalado”.61 Hay que agregar que la cal
además de emplearse en la construcción, se usaba como pigmento, así como en la nixtamalización
del maíz para elaborar las tortillas.62 Consecuentemente, los almacenes debían estar bien abastecidos
durante todo el año para tener suficiente cal.

Figura 4.11. Representación de las cargas de cal enviadas a


Tenochtitlan (Cod ex Mendocin o 1979: fol. 42r).

En el contexto arqueológico, durante las temporadas del PTM y los trabajos de conservación
realizados en la zona arqueológica, se ha documentado evidencia del remozamiento de muros y
pisos. Las diversas capas de enlucido sobre los aplanados son prueba de los constantes renovaciones
61
Durán (2002: 383).
62
López Luján et al. (2005: 21-23); Palma Linaras (2009: 231).

253
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

efectuadas sobre la superficie. Suponemos que las capas de enlucido próximas al aplanado,
corresponden al revestimiento que se colocaba para dar el acabado final a las fachadas y los estratos
más lejanos, conciernen a las rehabilitaciones hechas a los edificios durante su funcionamiento.
Otro grupo de oficiales que tuvieron un papel relevante en la construcción del templo fueron los
canteros o tezozonque,63 cuyo renombre quedó asentado en las narraciones de los cronistas hispanos.
Al respecto Zorita dice lo siguiente:

“Avia en aquella tierra canteros ó pedreros buenos maestros, y avnque no sabían


geometría hazian vna casa de cantería como son las salas de los señores y principales, y
mui grandes y buenas, y las de los demás son en estremo paupérrimas. Labravan muchos
edificios de cal y piedra, y después que los canteros de España fueron, labran los yndios
quantas cosas les an visto labrar, asi arcos redondos, escarzanos y terciados, como
portadas y ventanas de mucha obra, y romanos y bestiones, y todo lo que an visto hazen,
y mui buenas ylesias y casas para españoles”.64

Los tezozonque eran llamados por el tlatoani generalmente para efectuar la talla de las esculturas
que ornamentaban el Huey Teocalli y en ocasiones para labrar la imagen del propio gobernante (Figura
4.12). No obstante, también intervenían junto con los albañiles en las decisiones constructivas del
templo y otras obras públicas.65 Se dice que Moctezuma Ilhuicamina ordenó venir a los mejores
canteros de Texcoco, Tacuba, Coyoacán, Azcapotzalco, Chalco y Xochimilco para labrar las figuras
de “cada dios sujeto a Huitzilopochtli”66 y les consultó sobre la altura, forma y ancho del
basamento.67 La figura del cantero no se limitaba al trabajo de la piedra, como lo señala fray
Bernardino de Sahagún.68 Entre las actividades para las que estaba calificado el tezotzonqui, estaban
proyectar una casa, también se encargaba de los cimientos y de manufacturar las esquinas de los
muros.
Tal como sucedía en otras actividades de la construcción, en la labor de la cantería había una
división laboral. A partir de nuestro acercamiento al trabajo actual en algunas canteras, hemos
63
Molina (1571: II, 109.).
64
Zorita (1909: 295-296).
65
Alvarado Tezozómoc (1987: 356, 417, 451, 662); Durán (2002: 224, 391, 552-553).
66
Alvarado Tezozómoc (1987: 356).
67
Alvarado Tezozómoc (1987: 356).
68
Sahagún (1997: 554).

254
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

observado que en la extracción de piedra hay una distribución en las tareas, las cuales pueden llevarse
a cabo de forma simultánea o consecutiva, y realizadas por uno o varios individuos.

Figura 4.12. Canteros labrando la efigie


de Moctezuma Ilhuicamina en
Chapultepec (C ódice Dur án , fol. 91v).

En nuestros días, en los yacimientos de andesita y basalto que hemos visitado parece no existir
una marcada división del trabajo. La mayoría de los canteros conocen y efectúan cada uno de los
pasos involucrados en la extracción y talla de la piedra; sin embargo, las actividades se rotan para
optimizar el trabajo. Por ejemplo, en las pedreras de San Juan Totoltepec y San Bartolo Tenayuca,
algunos trabajadores se encargan de hacer los socavones en la parte baja de la peña para extraer
material, mientras que otros llevan a cabo el desprendimiento de los bloques en la parte alta de la
cantera. Otro grupo de picapedreros realizan el desbaste de los bloques ya separados al tiempo que
ellos mismos o algún ayudante tienen la tarea de acarrear la piedra y estibarla en la zona de carga. Por
ultimo, el llenado de los camiones es una actividad donde participan todos.
Regresando a la época prehispánica, los canteros también se dividían las operaciones en el
yacimiento de acuerdo con su grado de especialización. A los encargados de sacar la piedra se les
conocía como tequixti o tequixtiani y al que cavaba para sacar la piedra se le denominaba tetatácac.69
En la representación de los canteros localizada en el Códice Florentino se distingue claramente la
existencia de grupos de trabajo. Por un lado estaban los encargados de desprender la piedra de los
peñascos y del acarreo al lugar del desbaste; otro conjunto de trabajadores estaba comisionado para
reducir los bloques, mientras que los canteros más especializados realizaban las preformas y
aparentemente el trabajo más fino (Figuras 3.28 y 4.13).

69
Molina (1571: II, 105.).

255
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

Figura 4.13. Cantero elaborando una


columna a pie de obra (Códic e Florentin o
1979: lib. X, fol. 16v).

Las crónicas también dejan entrever quienes estaban a cargo de ciertas actividades. Por ejemplo,
los responsables de buscar la roca adecuada para esculturas o la construcción, eran los oficiales de la
piedra que conocían las propiedades físicas de las rocas y los lugares donde hallar el material
adecuado. Los maestros canteros no separaban la piedra de la peña. Una vez que identificaban la roca
adecuada daban aviso al tlatoani, quien enviaba a los hombres necesarios para esta tarea.70 Asimismo,
quienes tenían como misión trasladar los materiales provenientes de las canteras eran los trabajadores
menos especializados. De acuerdo con Durán,71 para este tipo de misiones se desplegaba un número
importante de hombres, especialmente cuando se debía arrastrar piedras de grandes dimensiones
(Figura 4.14).

Figura 4.14. Hombres arrastrando un


bloque de piedra que sería empleado
para esculpir el tema lácat l que mandó
hacer Moctezuma II (Códic e Dur án, fol.
189v).

Aunque a los llamamientos de las obras públicas eran convocados tanto la gente común como los
especialistas, es probable que aquellos enviados al tetlapanaloyan para desbastar y desasir la piedra
hayan sido los aprendices de tetzozonque, ya que como mencionamos en capítulos previos, los
canteros debían dominar cada tarea de su oficio, incluyendo el desbaste de la piedra en sus distintas

70
Alvarado Tezozómoc (1987: 662); Durán (2002: 553).
71
Durán (2002: 553-554).

256
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

fases.72 Por otro lado, los documentos históricos no precisan si las actividades en torno a la
extracción de roca eran simultáneas o consecutivas. Sin embargo, Durán73 y Alvarado Tezozómoc74
señalan que a las pedreras eran enviados un número importante de trabajadores con el propósito de
aventajar las labores. Hay que considerar que el material extraído para la construcción era abundante;
por tanto, requería de un trabajo más intenso y bien organizado. Si bien no contamos con los datos
suficientes, nos inclinamos a pensar que cada actividad en las canteras estaba bien delimitada y cada
grupo trabajaba de forma simultánea.
Con respecto al oficio de la cantería, éste era desempeñado casi en su mayoría por hombres. Por
lo que llama la atención la imagen del folio 4 del Códice Azcatitlan, donde se observa a una mujer
sosteniendo un cincel con el que parece estar labrando un casa (Figura 4.15).

1
Figura 4.15. Representación de una mujer realizando
trabajo de cantería (Co dex A zcatit la n, fol.4).

De acuerdo con los informantes de Sahagún, las mujeres destacaban en el ámbito doméstico
donde debían ser diestras en tejer, labrar, guisar y preparar bebidas.75 Los oficios que ejercían eran
como hilanderas, costureras, médicas, guisanderas, entre otros76 y fuera del hogar vendían productos
elaborados por ellas como tamales, tortillas y distintos guisados en el mercado;77 en las obras públicas
no sobresalían. Suponemos que su contribución en estas labores se circunscribió a la preparación de
los alimentos que se enviaban para dar de comer a los trabajadores. La lámina a la que nos referimos
corresponde a un entorno más doméstico, pues atañe al asentamiento de los mexicas en

72
Sahagún (1997: 554).
73
Durán (2002: 553).
74
Alvarado Tezozómoc (1987: 662).
75
Sahagún (1997: 549).
76
Sahagún (1997: 560-561).
77
Sahagún (1997: 567).

257
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

Tepemaxalco antes de su arribo al islote. Sobre esta imagen cabría preguntarse dos cosas. Por un
lado, si durante la migración la mujer tuvo un rol más activo en algunas tareas de la construcción. Por
el otro, si una vez que el grupo se asentó en Tenochtitlan su participación en la obra disminuyó para
desarrollar otras tareas, aspecto que limitó su incursión sólo en momentos muy particulares, tal como
el que relata Domingo de Chimalpahin al referirse a la ampliación que hizo Itzcóatl del templo: “y los
mexicas comenzaron a edificar su templo; [donde] hasta las mujeres, a pesar de la guerra iban a traer
piedras del río, pues se combatía en Xochitlán y en Tlatenanco”.78
Otro de los oficios ligado a la construcción era la carpintería. Entre las destrezas de estos oficiales
estaban “cortar con hacha, hender las vigas y hacer trozos, y aserrar, cortar ramos de árboles y
hender con cuñas cualquier madero”.79 El trabajo del carpintero no se circunscribía sólo a elaborar
los morillos, tablas, tablones y pilotes para la construcción, sino que debía conocer las cualidades de
los distintos árboles para obtener madera de buena calidad y adecuada para cada tipo construcción.
Entre los oficiales que trabajaban la madera hay que distinguir entre el leñador y el carpintero.
El leñador recibía el nombre de cuauhqui.80 Cortaba, partía y cercenaba la madera con un hacha,81
también la descortezaba y limpiaba, y era quien abastecía de materia prima al carpintero (Figura 4.16).

Figura 4.16. Leñadores cortando y transportando madera


(Códice Flor enti no 1979: lib. XI, fol. 110v).

Los productos que ofrecía en el mercado eran originarios de diferentes géneros de árboles como
el ciprés, el cedro y el pino. No sólo vendían el material en bruto, también proporcionaban
productos semi-elaborados como tablas, tablazones, postes y morillos, los cuales pasaban por una

78
Chimalpahin (1998: 385).
79
Sahagún (1997: 554).
80
Molina (1571: II, 86).
81
Sahagún (1997: 571).

258
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

segunda fase de transformación a cargo de los carpinteros. Probablemente por esta razón los
leñadores no eran considerados como oficiales, sino como mercaderes o tratantes.
El carpintero era nombrado como cuauhxinqui,82 su oficio era transformar la madera en objetos
útiles muebles e inmuebles para consumo humano. El quehacer del carpintero en la construcción
estaba enfocado principalmente en la elaboración de jambas, dinteles, vigas, viguetas y morillos, los
cuales se colocaban en los vanos y en las techumbres de los edificios (Figura 4.17 y 4.18). Estos
oficiales también llevaba a cabo el tallado de la madera, tal como se aprecia en los dinteles de
Tlatelolco.83

Figura 4.17. Representación de un oficial carpintero


(Códice Flor enti no 1979: lib. X, fol. 16v).

Figura 4.18. Representación de los oficiales carpinteros (tomado de la


Relación de Mic hoacá n 2008: lám. 28).

Las actividades a cargo del carpintero, como lo explica Sahagún, eran “medir y compasar la
madera con nivel y labrarla con la juntera para que vaya derecha, y acepillar, emparejar y entarugar”.84
Este oficial además de fabricar las piezas para los elementos constructivos del edificio donde fueran
requeridos. También intervenía en la edificación, pues tenía como tarea ensamblar las piezas de los
entramados, así como “encajar unas tablas con otras y poner las vigas en concierto sobre las
paredes”.85 Como veremos más adelante, la presencia de elementos como las jambas y pilotes de

82
Molina (1571: II, 87).
83
Carballal et al. (2008).
84
Sahagún (1997: 554).
85
Sahagún (1997: 554).

259
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

cimentación son testigo de la intervención de los carpinteros en las distintas ampliaciones del Cu de
Huchilobos.
Otro especialista que también intervino en algunas obras públicas, pero que no está descrito como
parte de los oficiales es el buzo, también nombrado como atlan calaqui o atlan calaquini.86 Estos
especialistas eran llamados para dar mantenimiento a los afluentes de agua que circundaban la ciudad.
En el relato de Durán se narra que Ahuítzotl ordenó la presencia de los mejores maestros para
construir el caño que llevaría el agua desde Coyoacan hasta Tenochtitlan y entre los expertos
convocados estaban los buzos, quienes tenían como encargo limpiar el agua de los manantiales y
“cerrar todos los desaguaderos y venas por donde desaguaban”.87 Como es sabido, la construcción de
este caño provocó una inundación que devastó por completo a la ciudad. Para mitigar el daño, el
tlatoani mandó traer nuevamente a los buzos quienes se sumergieron en las aguas para cerrar los ojos
de agua que alimentaban al manantial. Alvarado Tezozómoc88 indica que estos hombres amarraron
grandes y largas sogas de hasta cien estados a las cuales habían amarrado piedras de las llamadas
iztapáltetl89 y se sumergieron para tapar con estas lajas los nacientes de agua. Una vez cumplida la
tarea, Ahuizotl los recompensó a cada uno con “diez cargas de mantas muy ricas, de las de a ocho y
diez brazas de largo y de menos, y les dio suma de riquezas y esclavos”.90

4.1.3 Los utensilios de trabajo


Para cada oficio se emplearon distintos instrumentos de trabajo. El más representativo fue el huictli o
azadón, ya que en los códices era el elemento con el que se identificaba la construcción o ampliación
de un edificio o alguna obra pública (Figura 4.19). Este utensilio era manejado por los canteros,
albañiles y encaladores para llevar a cabo varias actividades de la construcción. En la cantería el huictli
se usaba como palanca para separar y derribar la roca de la peña.91 Los calquetzanime se valían de él
para cavar, sacar y remover la tierra, así como para apisonarla (Figuras 3.28, 4.9, 4.12 y 5.16).
Asimismo, los encaladores empleaban el huictli para revolver las mezclas y para añadir las arenas
(Figura 4.36). De acuerdo con Rojas Rabiela,92 existían diferentes tipos de huictli, de los cuales se han

86
Siméon (2004: 59).
87
Durán (2002: 432).
88
Alvarado Tezozómoc (1987: 567).
89
Esta piedra se ha identificado con las andesitas de piroxenos. Véase López Luján (2003a: 146).
90
Alvarado Tezozómoc (1987: 567).
91
Durán (2002: 553).
92
Rojas Rabiela (1997: 28); (2008: 118).

260
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

podido identificar tres: el de hoja, el axoquen con mango zoomorfo y el que era a manera de pala. Por
otra parte, en la colonia el uso de este instrumento se perpetuó tanto para la construcción como para
el trabajo agrícola. Así se aprecia en las láminas 38v y 39v de la Pintura del gobernador, alcaldes y regidores
de México o Códice Osuna (Figuras 4.20 y 5.6).
Los tetzozonque además del huictli, empleaban instrumentos como mazas grandes y pequeñas para
poder desbastar las bloques desasidos de la peña. A las mazas grandes se les conocía como
ueitlatetzotzonaloni93 y las de tamaño regular tlatetzotzonaloni. Estaban conformadas por un mango de
madera y en el extremo una cabeza de piedra. Los picos de pedernal también eran para el trabajo más
fino tanto los canteros como los carpinteros empleaban cuñas, cinceles (uiteconi)94 y plomada; de esta
manera podían cortar la piedra y la madera, y obtener cantos bien escuadrados.

Figura 4.19. Izq. Representación de una obra realizada durante el gobierno de Tízoc, probablemente la
ampliación del Templo Mayor (Cod ex A zcatítlan, fol. 20). Der. Tecu ht li y mandón encargados de reparar las
calles y puentes que llevan al templo (Co dex M en docino 1979: fol. 64r).

Para el carpintero, su instrumento más importante era el hacha o tlaximaltepuztli la cual aparece
representada en varios códices con un mango de madera curvo y una cabeza de metal. Para cortar y
cepillar la madera utilizaban un instrumento similar al hacha pero sin mango. En el Códice florentino,
entre las utensilios asociados al carpintero, estaba una especie de serrucho, aunque es probable que
éste corresponda a las herramientas de transición entre el periodo prehispánico y el colonial (Figura
4.21).

93
Siméon (2004: 658).
94
Siméon (2004: 756).

261
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

Figura 4.20. Uso del huictli en labores agrícolas y de


construcción durante la etapa colonial (Códice O sun a o Pintur a
del gob erna dor , a lcaldes y r egido res d e M éxico, fol. 38v).

Figura 4.21. Instrumentos que


utilizaban los carpinteros o
quau hxi nqui (C ódice F lor entino 1979:
lib. X, fol. 17).

Los encaladores además de usar el huictli para mezclar, empleaban la artesa nombrada como
quauhtexpétlatl,95 una especie de cernidor o criba ovalada y la llana para alisar las superficies. De éstas
últimas se han registrado varias en distintos contextos arqueológicos mesoamericanos. Eran
fabricadas con rocas de origen volcánico como el basalto y el tezontle.
Otros implementos usados tanto por los albañiles como por los canteros y carpinteros, fueron las
cuerdas o maromas como las describe Alva Ixtlilxóchitl, las cuales fueron utilizadas para jalar las
piedras para las esculturas y arrastrar las maderas empleadas para techar96 o para la cimentación.
De los bancos de material a Tenochtitlan, las materias primas se transportaron a través de canoas
y cargadas por los tlameme, pero al interior de la construcción el mecapalli y el uacalli fueron los
instrumentos con los que los trabajadores se encargaban trasladar los materiales. El mecapalli era una
banda de algodón o de fibra de ixtle tejida que iba sujeta por sus extremos a dos cuerdas las cuales
sostenían la carga (Figura 4.22).97 Rubén Morante López explica que:

95
Simeón (2004: 413).
96
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 181).
97
Morante López (2009: 70).

262
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

“la banda se colocaba en la frente del cargador para protegerlo, ya que su cabeza y
cuello tenían una doble función: en primer lugar, equilibraban el bulto a partir de la
frente y en segundo, distribuían el peso por todo el cuerpo del cargador, a manera de que
no hubiera un sólo músculo que no recibiese parte de la carga”.98

En algunos casos, los objetos se sostenían directamente con las cuerdas como la madera, el césped
y las piedras de tamaño considerable. Tal como se aprecia en algunas láminas del Códice Azcatitlan
(fol. 14); del Códice Florentino (lib. XI, fol. 110), y del Códice Mendoza (fol. 60r, fol. 62r), (también véase
figuras 4.5, 4.8, 4.19 y 4.26). En otras ocasiones se utilizaba el uacalli principalmente para manejar
arenas y tierra (Códice Florentino, lib. XI, fol. 230).

Figura 4.22. Izq. Joven llevando carga de ramas para el templo. Se aprecia la cinta
ixtle tejido en la frente y el amarre con las cuerdas de la carga (Cod ex Men docino,
1979: fol. 62r). Der. Cargador de leña a principios del siglo XX donde se observa una
cinta gruesa sobre la frente y el atado con cuerdas de la carga (fondo Y-C.B. Waite y
W. Scott, fototeca del INAH). Inf. Distintas formas de llevar la carga. El individuo
en del lado izquierdo lleva un canasto o uaca lli; el personaje al centro sostiene la
carga mediante un m ecap alli con un soporte de madera; el mercader a la derecha
muestra como se ataba la carga (Có dice F lor entin o 1979: lib. X, fol. 29v).

98
Morante López (2009: 71).

263
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

4.2. Del yacimiento a la puesta en obra: manufactura y preparación de las materias


primas
Una vez escuchados los designios del gobernante en turno, era puesta en marcha la obra (Figura
4.23). Este hecho desencadenaba diversos procesos productivos ligados principalmente a la
obtención y modificación de los materiales, pues diversos materiales necesitaban ser preparados antes
de colocarlos en la construcción. La complejidad de los procedimientos estaba relacionada con el
tipo de material, pero también con el lugar y papel que ocupaban dentro de la edificio. Así, la piedra y
la cal fueron las materias primas que abarcaron un número significativo de tareas y en varias de éstas
intervinieron especialistas.
De manera general hemos dividido las tareas llevadas a cabo para cada ampliación del templo, de
la siguiente manera:

1) Obtención de las materias primas.


2) Transporte de los materiales.
3) Modificación y manufactura.
4) Construcción del edificio.

Estas actividades podían realizarse de forma simultánea o consecutiva, y en algunos casos se


omitían pasos, sobre todo si se trataba de una modificación parcial. Asimismo, creemos que estos
trabajos no eran realizados por los mismos individuos, sino que participaban distintos grupos99 en
cada fase de trabajo, lo que seguramente hacia más eficiente las labores. Por otro lado, las tareas
también podían variar dependiendo del tipo de materia prima, pues algunas eran utilizadas
modificadas y otras no.
A continuación desglosamos la secuencia de tareas que se realizaron con cada uno de los
materiales de acuerdo con el lugar que ocuparon dentro de la construcción.

99
Cuando nos referimos a la frase “distintos grupos” lo hacemos en el sentido más amplio; es decir, a personas provenientes de
diversas provincias organizadas en cuadrillas a las cuales se les asignaba cumplir determinadas tareas, por lo que suponemos que en
algunas cuadrillas había hombres que pertenecían a distintos poblados y se les organizaba de acuerdo con sus habilidades y nivel de
capacitación para determinados trabajos.

264
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 4.23. Representación de la construcción de la Pirámide


del Sol pintada por Iker Larrauri en 1965 (tomada de Abrams
2010: 64).

4.2.1 La tierra y el césped


Entre los materiales más abundantes y esenciales dentro de la edificación del Cu de Huichilobos
estaba la tierra. Se trata de un elemento que se conseguía en el lecho lacustre o en las orillas próximas
a la construcción. Además era abundante y disponible durante todo el año. Obtenerlo era
relativamente sencillo; las cuadrillas se desplazaban a los alrededores del lago llevando como
instrumento el huictli con el cual removían y sacaban la tierra. Pensamos que aunque la tierra
cenagosa se depositaba casi sin alteración, es posible que los constructores sometieran el lodo a un
secado parcial y controlado con el fin de evitar que el exceso de humedad afectara las cualidades de
cohesión y adherencia del material con la piedra. Este secado podría haberse realizado antes de llevar
la tierra a la obra o después (Figura 4.24). Con las canoas llenas, los macehualtin se desplazaban a la
zona de obra donde descargaban la tierra la cual se depositaba en los rellenos y firmes combinándola
con piedra.

Figura 4.24. Chinamperos cargando una canoa con


tierra de la orilla del lago de Xochimilco, San
Gregorio Atlapulco (foto O. Quezada).

265
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

Los céspedes son otro material que el tlatoani solicitaba con frecuencia para la edificación. Éstos se
empleaban principalmente en la ciega del lago. Al igual que la tierra, los pastos eran materiales que se
utilizaban sin modificación y se adquirían de las cercanías al recinto, por lo que los procesos
involucrados se reducían a su obtención y transporte a la zona de trabajo. Era una tarea relativamente
sencilla que podían realizar varios trabajadores y no había necesidad de un instrucción especializada.
Los jóvenes estudiantes del telpochcalli acudían con céspedes cuando era necesario arreglar o dar
mantenimiento a un área del templo, así lo muestra la glosa en la lámina 63r del Códice Mendoza
(Figura 4.25).

Figura 4.25. Mancebo llevando céspedes para la reparación del


templo (Co dex M end ocino, 1979: fol. 63r).

Figura 4.26 Izq. Chinampero de Xochimilco a finales del siglo XIX llevando en su
canoa césped (fondo Hugo Brehme, fototeca del INAH); Der. Canoa cargada de
césped, Xochimilco 1890 (fondo Felipe Teixidor, fototeca del INAH).

266
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En los trabajos del manantial de Acuecuexco, Ahuítzotl solicitó a la nación xochimilca acudir a la
obra con “instrumentos para sacar céspedes”,100 por lo que deducimos que los pastos se cortaban de
las zonas circundantes a la construcción para limpiarla y posteriormente ir secando los alrededores
donde se construiría (Figura 4.26).
Por otra parte, suponemos que el secado del lago era una actividad que no sólo se realizaba en las
etapas de construcción, sino de forma paulatina a través del año, pues desecar amplias extensiones
tomaba tiempo, especialmente si se deseaba tener una superficie lo suficientemente firme para
edificar.

4.2.2 La piedra
Para el aprovechamiento de la piedra en la construcción del Templo Mayor, así como de otras
obras públicas fue necesario el desarrollo de diversas actividades, ya que se utilizaron distintas clases
de piedra y, dependiendo del lugar donde fueron empleadas, se les dio un tratamiento diferente.
El ciclo productivo de la piedra requería de un grupo de profesionales bien organizados, los cuales
acudían de manera multitudinaria a los afloramientos cuando se iniciaba una obra pública o se
edificaba un nuevo edificio religioso o administrativo. Hay que acotar que el trabajo en los
yacimientos no se limitaba a las épocas de edificación de grandes obras, pues según indican Durán y
Cortés en los mercados era posible conseguir piedra para la construcción.101 Por consiguiente,
existían grupos de oficiales que laboraban de manera independiente a lo largo del año y de este modo
mantenían al alcance de la población las materias primas necesarias par levantar sus casas o darles
mantenimiento.
Las labores vinculadas a la explotación de las piedras usadas en el Huey Teocalli (tezontle, caliza,
basalto de piroxenos, basalto vitrofídico, andesita de lamprobolita y de piroxenos) fueron muy
similares. Las etapas por los que pasó un bloque hasta obtener la forma definitiva fueron:

1. Selección del bloque.


2. Cuarteo o desbaste primario.
3. Desbastes secundario y terciario.
4. Talla.

100
Durán (2002: 432).
101
Véase Cortés (1993: 63); Durán (2002: 93).

267
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

5. Acabado.

Los canteros seleccionaban las peñas de donde se desprendían los bloques más grandes, los cuales
eran sometidos a dos y hasta tres etapas de desbaste para obtener los bloques someramente
desbastados. El trabajo de la piedra en las canteras abarcaba únicamente hasta la fase de obtención de
preformas; esto se debía principalmente a que en la construcción de los distintos edificios del recinto
sagrado no se trabajaba con piezas estandarizadas, así que tanto los albañiles como los canteros
podían variar o ajustar los elementos en la marcha (Figura 4.27 y 4.28).

Figura 4.27 Ciclo productivo de la piedra para la construcción del Cu de


Huichilobos (Cantera, preformas, manufactura de mampostería o sillares, Códic e
Flor entin o 1979: lib. X, fol. 17v; canoas, Códic e Mendo za, fol. 4v y 63r; cargadores de
piedra, Co dex A zcatitlan, fol. 14; construcción de edificio, Códic e F lorentino, lib. XI,
fol. 241).

268
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Pensamos que en la mayoría de los casos, entre las primeras fases del proceso de desbaste y la talla
estaba un paso intermedio que correspondía al acarreo.102 La mayoría de los bancos de material se
localizaban en los alrededores de la cuenca y próximos al lago, así que los trabajadores debían
arrastrar las piedras más grandes hasta la zona donde estaban las canoas. Los bloques manejables
eran atados a la espalda de los cargadores, quienes los transportaban de este modo al área de
embarque (Figura 4.5).
Posterior a la descarga se iniciaba con la etapa de manufactura de la piedra, con la cual se
elaboraba cada uno de los elementos arquitectónicos del edificio. La talla tenía como objetivo darle
definición geométrica a los bloques, aunque no siempre se realizaba este paso. Materiales como el
tezontle y el basalto de piroxenos se depositaban en los rellenos del basamento y de los pisos de la
plaza respectivamente sin modificar, por tanto no pasaban por la fase de manufactura (Figura 4.29).
El tezontle también se aprovechó para dar altura a los peldaños de las escalinatas, como se describirá
más adelante; en muchos casos se uso sin haber sido trabajado, por lo que tampoco entró en la fase
de modificación.

Figura 4.28 Representación del trabajo en una cantera


prehispánica en Oaxaca pintada por Iker Larrauri en
1966 (tomado de Abrams 2010: 67).

Ya en la obra los materiales eran descargados y llevados al lugar de almacenamiento donde


estarían disponibles para su empleo durante le construcción. En las fases de carga, transporte y
descarga participaban principalmente los trabajadores no especializados.
La andesita de lamprobolita y la de piroxenos fueron materiales que pasaron por pocas
transformaciones después de la cantera. Ambos tipos de piedra comparten la característica de la
pseudoestratificación, por lo que facilitaba su ajuste en distintas áreas del edificio. La andesita de

102
Hay que precisar que las fases de desbaste por las cuales pasaban las materias primas pétreas, dependían en gran medida de su uso.
De este modo, algunas piezas en las primeras etapas de reducción podían ser acarreadas hasta el lugar donde se encontraban las canoas.

269
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

lamprobolitas se utilizó principalmente en las esquinas de los muros, en los peldaños de las
escalinatas y los pavimentos de la plaza (Figura 4.30 y 4.31). La andesita de piroxenos se utilizó en el
confinamiento del relleno del basamento y en los pisos de la plaza.

Figura 4.29. Diagrama del proceso del tezontle en la construcción del Templo
Mayor de Tenochtitlan.

Los albañiles trataron de seleccionar piezas con formas regulares, pero como se observa en los
pisos aún visibles, esto no siempre fue posible, lo que indica que las piezas se utilizaban casi como
salían de la cantera. Otro indicador son los márgenes disparejos y las esquinas irregulares que
muestran el poco trabajo al que fueron sometidos este tipo de piedras. Así, las acciones involucradas
en su manufactura se circunscribían a desbastes en áreas como bordes o esquinas únicamente para
ajustar las piezas si era necesario. Posiblemente este trabajo lo realizaban los mismos albañiles, pues
era una actividad que tomaba poco tiempo, ya que en la fase de modificaciones sólo se realizaban
tareas de corte y no de talla.
Además de utilizarse en los rellenos, el tezontle se empleó profusamente en los muros de los
cuerpos y adoratorios. En este sentido, el número de operaciones vinculadas a la manufactura de las
piezas está estrechamente ligada al tipo de técnica de mampostería o de sillería empleada, ya que la
técnica elegida determinaba la geometría de las piezas y por tanto la cantidad de material que se
eliminaba (Figura 4.29). Así, para la mampostería careada donde sólo se labraba la cara exterior del
paramento, los albañiles seleccionaban piezas de tamaños similares y desbastaban un lado de la
piedra, trabajo que se podía realizar en uno o dos pasos. En cambio, los bloques en los que se

270
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

empleó la mampostería concertada debían ser trabajados tanto en sus márgenes de junta como de
asiento; por tanto, los albañiles, además del paso de elección de piezas con características y formas
similares, debían labrar las piezas con márgenes más o menos regulares, operación que requería de
varias fases de labra, entre las que se encuentran el delineado de la forma mediante una serie de
golpes de desbaste y el emparejado de los márgenes. Aunque los cantos no se tallaban a detalle y las
piezas no recibían un acabado fino, sí había un trabajo de desgaste en el lado expuesto de la piedra
para conseguir una superficie lo más plana posible.

Figura 4.30. Diagrama del proceso de la andesita de lamprobolita en la construcción


del Templo Mayor de Tenochtitlan.

Con el fin de aproximarnos al tiempo que tomaban estas actividades aparentemente sencillas y
poco especializadas, traemos al tema el trabajo de Tatsuya Murakami,103 quien replicó el labrado de
piedra para estimar el costo de tiempo en la edificación de superficies en Teotihuacan. Según lo
documentado por el arqueólogo, los trabajadores que labraron piezas del tamaño de un canto rodado
únicamente en dos caras, tardaron alrededor de 15 minutos utilizando cinceles y martillos metálicos.
El investigador calcula que en época prehispánica para cubrir una superficie de 2 m2 x 0.5 m de
profundidad se labraban aproximadamente 0.33 m3 de piedra por día. Para el caso de la estructura
residencial (10L-22, en Copán Honduras) analizada por Abrams y Bolland,104 estimaron que en el
labrado de la mamposterías intervinieron aproximadamente 50 trabajadores y se invirtieron 68 días
de trabajo. En este sentido, habría que considerar que en trabajos más detallados como el labrado de

103
Murakami (2010: 202); (2015: 270).
104
Abrams y Bolland (1999: 282).

271
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

sillares o la manufactura de esculturas, la cantidad de tiempo aumentaba y el avance en el trabajo de


la superficie era más reducido.105

Figura 4.31. Diagrama del proceso de la andesita de piroxenos en la construcción


del Templo Mayor de Tenochtitlan.

Figura 4.32. Diagrama del proceso del basalto vitrofídico en la construcción del
Templo Mayor de Tenochtitlan.

105
Abrams, calcula que una persona podía tallar una superficie de 321 cm2 por hora, en una escultura con motivos simples; en cambio,
una persona que talla una escultura más compleja, sólo podía cubrir una superficie de 89 cm2 en el mismo tiempo. Abrams (1994: 49).
Véase también Murakami (2010: 202-203); (2015).

272
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Las piezas para muros, alfardas y escalinatas que se realizaron mediante las técnicas de sillarejos y
sillares implicaron un mayor número de pasos en la secuencia de actividades. Para esta técnica se
usaron materiales como el tezontle y el basalto vitrofídico (Figura 4.29 y 4.32), así que desde el
yacimiento los canteros seleccionaron bloques de mayores dimensiones. Ya en la obra, las piezas
pasaban por varias fases de desbaste hasta obtener la forma y tamaño deseados. Posteriormente, los
canteros debían igualar las superficies, quitando las irregularidades y sobrantes del perfilado burdo,
esta operación se repetía hasta conseguir piezas con una talla fina o media.
En el caso de los sillares se llevaron a cabo tareas de alisado en cada cara de las piezas para
otorgarles una apariencia lisa. De esta manera los albañiles podían ajustarlas a hueso y pintarlas con
una capa delgada de enlucido. De acuerdo con lo relatado por Durán,106 para el alisado y pulido tanto
los lapidarios como los canteros empleaban arena y una especie de esmeril.
La piedra caliza fue una roca utilizada como material para el recubrimiento de pisos, así como
para la elaboración de morteros. En este sentido, la roca pasó por distintos procesos de
transformación de acuerdo con su destino final. Las calizas utilizadas en la fábrica de losas para
pavimentos pasaron por una secuencia de operaciones similares a las del tezontle y el basalto
vitrofídico.
Una vez extraída la piedra de la cantera, los trabajadores la acarreaban a pie hasta las orillas del
lago donde cargaban las canoas. A pie de obra y mediante varias etapas de desbaste se perfilaban las
losas rectangulares, mismas que pasaron por las fases de acabado como el alisado y pulido. Aunque
es una piedra que por sus propiedades se trabaja con relativa facilidad, las etapas que presuntamente
tomaban más tiempo eran el delineado geométrico y el perfilado de las piezas, pues en estas tareas se
eliminaba una gran cantidad de material. El desbaste debía ser controlado, ya que los canteros
trataron de manufacturar piezas con forma, espesor y tamaño más o menos estandarizados (Figura
4.33).
Por otra parte, debido que las losas de caliza se emplazaron como pavimento y no fueron
recubiertas, debían tener un buen terminado, por lo cual pensamos que en este procedimiento
también se dedicaron varias horas de trabajo y se designó a un grupo de hombres para llevar a cabo
esta actividad.

106
Durán (2002: 487).

273
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

Figura 4.33. Diagrama del proceso de la piedra caliza en la construcción del Templo
Mayor de Tenochtitlan.

4.2.3. Los morteros


La transformación de las calizas para la obtención de la cal requirió de un proceso productivo
distinto, el cual está fuertemente vinculado a la producción de morteros. Si bien, las fases
relacionadas con la extracción eran las mismas que las de otras piedras, una vez que se obtenían las
rocas se iniciaba una cadena operativa donde intervenían otros grupos de trabajo como los leñadores,
los caleros y los encaladores (Figura 4.34).
Los pasos para producir la cal se pueden resumir en:

1. Adquisición de las piedras calizas.


2. Quema de la piedra para obtener cal.
3. Apagado de la cal.

Entre la adquisición de la piedra y la quema, debía conseguirse la cantidad suficiente de madera


para llevar a cabo la combustión mediante la cual se obtendría la cal. Cada una de estas actividades
probablemente las realizaban sub-especialistas dentro del mismo grupo de caleros. En los estudios
experimentales de Schreiner107 en el Petén y de Russell y Dahlin en Yucatán,108 los informantes eran

107
Schreiner (2001: 358).
108
Russell y Dahlin (2007: 410).

274
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

maestros caleros experimentados en todos los pasos para la quema de la cal, estaban familiarizados
con la obtención tanto de la piedra como de la leña, sabían de que rocas se lograba una cal de buena
calidad y las especies madereras más eficientes para la quema.109 También es posible que para estas
tres tareas intervinieran grupos de obreros distintos: los canteros encargados de la explotación de las
calizas, los leñadores quienes proporcionaban la madera y los caleros quienes se encargaban de
quemar y apagar la cal, cada uno con su propias organización y división del trabajo interna. Sin
embargo, nosotros nos inclinamos por la primera propuesta.
La quema de la cal muy probablemente se realizó en un área próxima al yacimiento y no a pie de
obra, ya que operativamente era más complejo transportar la gran cantidad de leña necesaria para
quemar la suficiente cal con la cual se cubrirían las superficies de los edificios. Al respecto, Schreiner
afirma que:
“El tiempo necesario para producir cal aumenta significativamente si los materiales
tienen que ser transportados, aunque sea por distancias cortas. Esto puede entenderse
fácilmente si se piensa que para una calera promedio, que produce con una eficiencia de
5:1, habría que transportar 10 cargas de madera húmeda y dos de caliza para cada carga
de cal viva que se produzca”.110

Figura 4.34. Diagrama del proceso de la piedra cal en la construcción del Templo
Mayor de Tenochtitlan.

109
Schreiner (2001: 358), llevó a cabo la construcción de un horno tradicional para quema de cal, con la ayuda de un calero tradicional
maya de 77 años. Russell y Dahlin (2007: 410) realizaron sus experimentos a partir de la ayuda de tres informantes mayas.
110
Schreiner (2001: 363). Véase también Hassig (1990: 42).

275
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

Por su parte, Russell y Dahlin,111 sugieren que quizá las caleras estaban en las proximidades de los
yacimientos donde se podía encontrar la mejor caliza. En Teotihuacan, por ejemplo, Barba y
Córdoba y Murakami,112 coinciden en que la producción de cal se llevó a cabo en los alrededores de
Tula, lugar de donde provenía el material, pues en el sitio no se contaba con los insumos suficientes
para transformar la piedra. Para poder calcinar la caliza se necesitaba una gran cantidad de
combustible (madera) para producir una combustión cercana a los 900º C, que es a la temperatura en
la que se produce el óxido de calcio (CaO) o cal viva.113
Para Tenochtitlan suponemos que sucedía algo similar, pues en las fuentes está asentado que este
señorío recibía varias cargas de cal al año, por tanto el material llegaba ya transformado. Los únicos
casos registrados en las fuentes sobre la presencia de piras dentro del recinto sagrado eran las que se
ocupaban para el rito funerario de la cremación de los grandes señores.114
A diferencia de las piras de cremación donde la elección del sitio para colocarlas estaba influida
por cuestiones de carácter simbólico, en el caso de la cal era el aspecto técnico el que imperaba, pues
para poder alcanzar las altas temperaturas que eran necesarias para quemar la cal, ésta debía tener
buena oxigenación y un lugar donde no se concentrara el humo producido, ya que la combustión
podía durar varias horas o días dependiendo del tamaño de la calera y del combustible.115
Pero, ¿cómo se llevaba a cabo la calcinación de la cal? De acuerdo con los estudios etnográficos
realizados en el área maya por Schreiner,116 las caleras tradicionales son estructuras de troncos
apilados y comprimidos (pueden ser circulares, cuadradas o rectangulares), construidas al aire libre
que funcionan como verdaderos hornos. Estas estructuras pueden construirse a nivel de la superficie,
en el lecho rocoso o en hoyos excavados en la tierra. Asimismo, Schreiner117 indica que hay distintas
maneras de apilar la leña (Figura 4.35); tales variaciones están relacionadas con la búsqueda de una
combustión más eficiente, para facilitar el flujo de aire y la salida de los gases.
En lo que se refiere a Teotihuacan, Barba y Córdova118 afirman que hasta el momento no se tiene
evidencias de hornos para la quema de la cal; no obstante, indican que no son un requisito

111
Russell y Dahlin (2007: 413).
112
Barba y Córdova (1999: 170, 174); Barba et al. (2009: 541-542); Murakami (2010: 192).
113
Schreiner (2001: 357); Russell y Dahlin (2007: 408); Murakami (2010: 354); Villaseñor y Scheneider (2013: 97).
114
Chávez Balderas (2007: 157-163).
115
Schreiner (2001: 359) observó que una calera con un 1 m de diámetro tarda aproximadamente un día en consumirse; en cambio, la
calcinación en una calera con un diámetro de 20 m toma alrededor de tres días.
116
Schreiner (2001: 357). Véase también Russell y Dahlin (2007: 409-410); Villaseñor y Aimers (2009: 28-29); Barba (2013: 34).
117
Schreiner (2001: 357).
118
Barba y Córdova (1999: 174).

276
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

indispensable para este proceso, pues la calcinación también pudo realizarse mediante hogueras
abiertas o emparrilados.119

Figura 4.35 Clasificación de Schreiner de las estructuras para la calcinación de la cal


(tomado de Schreiner 2001: 367-368).

Otro punto técnico importante para la quema era el combustible. Schreiner120 ha observado que
los caleros del Petén seleccionan las llamadas “maderas de agua” que provienen de árboles suaves y
con alto contenido de humedad.121 De acuerdo con este investigador, este tipo de leña permite una
quema limpia y provee el aislamiento necesario para mantener la zona de quema al centro del
horno.122 Luis Barba añade que: “la madera húmeda evita la pérdida lateral por radiación del calor
generado en la pira y el vapor sobrecalentado sirve para disminuir la temperatura de calcinación de la
roca caliza, así como para elevar rápidamente la temperatura de la combustión”.123 De acuerdo con
Schreiner,124 Russell, Dahlin,125 y Barba,126 los hornos elaborados con maderas húmedas y recién

119
Barba y Córdova (1999: 174). Véase también Barba (2013: 31).
120
Schreiner (2001: 357, 361).
121
Schreiner (2001: 361) indica que las especies de maderas preferidas de los caleros en las Tierras Bajas Centrales son el chacah (Bursera
simaruba), jobo (Spondias mombin), yaxnik (Vitex gaumeri), ocobat, mano de león (Dendropanax arboreus), jocote (Crescencia cujete), salan, tamail
y botan (Sabal morrisiana). También indica que las maderas que producen demasiado carbón son descartadas, tal es el caso del chico
zapote (Manilkara zapota), ramón (Brosimum alicastrum), pimiento (Pimenta dioica), subin (Acacia doilichostachya) y zapotillo (Achras zapota).
Véase también Russell y Dahlin (2007: 410-412).
122
Schreiner (2001: 361).
123
Barba (2013: 34).
124
Schreiner (2001: 357)

277
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

cortadas son los más eficientes, pues en aquellos construidos con maderas secas, el fuego quema
rápidamente la leña, producen gran pérdida de calor y es difícil controlar la temperatura; el resultado
es una calcinación inapropiada de la roca que afecta de manera directa la calidad de los morteros.127
La selección de maderas suaves como combustible para la quema de la cal, contrasta con las
especies elegidas para la cremación. Al respecto, Chávez Balderas,128 indica que en el caso de las piras
funerarias el mejor combustible para una buena combustión provenía de las maderas duras, “como el
mezquite [pues] permiten alcanzar temperaturas altas, mientras que el pino y el junípero, que son
suaves, no son tan buenas para la combustión”.129
En ambas situaciones, el conocimiento adquirido por el leñador y los encargados de las piras a
través del trabajo constante, se conjuntaba para determinar qué especie de leña proporcionaba un
combustible propicio, y en el caso particular de la cal, con cual producir de manera eficiente una
material de buena calidad. Como indicamos antes, las propiedades del combustible no sólo inciden
de forma directa en la temperatura de la hoguera, sino también en el grado de calcinación de la
piedra. Murakami130 apunta que a una mayor temperatura se elimina una mayor cantidad dióxido de
carbono (CO2), lo que da como resultado una cal de alta calidad. En cambio, cuando la temperatura
a la que se calcina la caliza no es lo suficientemente elevada, la piedra no se alcanza a quemar
completamente por lo que se obtiene cal de baja calidad. Russell y Dahlin,131 observaron también
que sí la piedra no está el tiempo suficiente a altas temperaturas, sólo se quema el exterior de la roca.
En este sentido, el grado de combustión además de ser un reflejo de una habilidad técnica,
también lo era de la inversión de tiempo que se dedicaba a esta actividad, pues tal como señalamos, el
proceso de combustión podía durar horas o días, por tanto, era necesario contar con personal
dedicado únicamente a mantener atizado el fuego para realizar una quema homogénea. Este aspecto
está intrínsecamente ligado al gasto de recursos humanos para obtener el combustible adecuado y
lograr una cal de altos estándares.

125
Russell y Dahlin (2007: 410-412).
126 Barba (2013: 34).
127 Murakami (2010: 354).
128 Chávez Balderas (2007: 157-158).
129 Chávez Balderas (2007: 157).
130 Murakami (2010: 354-355).
131 Russell y Dahlin (2007: 414).

278
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 4.36. Ciclo productivo de la cal en el Templo Mayor de Tenochtitlan (foto


cantera de caliza, tomado de Villaseñor 2009: 19; tla mem es, Có dice F lor entin o 1979:
lib. X, fol. 29v y 42v; leñadores, Có dice Florentino 1979: lib. XI, fol. 110v; carga de cal
almacenada Có dice Flo renti no 1979: lib. X, fol. 18; fotos de horno de cal, quemado y
cal viva, tomado de Russell y Dahlin 2007: 411, 419, 420).

Una vez obtenida la cal, ésta pasaba por el proceso de apagado; es decir, a la cal viva o recién
quemada se le agregaba agua para hidratarla.132 El resultado de este procedimiento permitía contar en
la obra con cal apagada para mezclarla con los agregados que conformarían los morteros (Figura
4.36).
La elaboración de argamasa se realizaba a pie de obra y requería de otras fases de trabajo en las
cuales participaba otro grupo de trabajadores. Entre los pasos para manufacturar morteros están:

1. Obtención de los agregados (orgánicos o inogánicos).

132 Barba y Córdova (1999: 174); Barba (2013: 30); Murakami et al. (2013: 962); Villaseñor y Schneider (2013: 98).

279
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

2. Mezcla de la cal apagada con los agregados.


3. Aplicación sobre las superficies.

Entre los agregados inorgánicos identificados en los morteros del Templo Mayor se encuentran el
cuarzo, los feldespatos y el tezontlalli (Figura 4.37). Estos elementos se derivan de rocas de origen
volcánico presentes en la Cuenca de México y que se adquirían muy probablemente de los mismos
afloramientos de donde se traían las rocas para la construcción. Además, tanto Morales Isunza y
Fahmel,133 como Miriello y asociados134 en sus respectivos análisis, han registrado la presencia de
arcillas como parte de los aditivos de las mezclas. Las mezclas también podían contener agregados de
origen orgánico como plantas, elementos que de acuerdo con Hansen y Castellanos,135 ayudaban
principalmente a reducir el encogimiento y agrietado. Para el Templo Mayor, Miriello y
colaboradores,136 reportan la presencia de fragmentos de carbón en una de las muestra analizadas.
Tanto los agregados de origen orgánico como los inorgánicos tenían como objetivo ayudar a darle
cohesión a las argamasas, disminuir su retracción, estabilizar su volumen y darle textura.137 Además,
Alonso Olvera,138 indica que los morteros utilizados para rellenar juntas u oquedades grandes
necesitan agregados más gruesos y angulosos; en cambio, los mezclas empleadas para ribetear, dar
acabado o recubrir superficies suelen tener cargas más finas, pues este tipo de morteros deben ser
más plásticos y maniobrables.
Dentro de este marco, Murakami139 apunta que la presencia de diferentes agregados en las mezclas
prehispánicas puede considerarse como indicador de la existencia de múltiples fórmulas para
elaborarlas. En el caso del Templo Mayor se ha determinado la existencia de dos tipos de morteros
identificados a partir de sus agregados.140 Las fórmulas identificadas no son contemporáneas; es decir,
no se emplearon de forma diferencial en elementos del templo, pero sí es posible agruparlas con
distintas ampliaciones del edificio. En este sentido, los dos métodos reconocidos son el fruto de la
experimentación de varios años y generaciones en la producción de morteros y no necesariamente de

133 Morales Isunza y Fahmel (1996).


134 Miriello et al. (2011); (2013).
135 Hansen y Castellanos (2005: 577).
136 Miriello et al. (2011: 1126).
137
Alonso Olvera (2013: 75-76).
138
Alonso Olvera (2013: 83).
139 Murakami (2010: 356).
140 Torres (2009). Véase también en esta tesis capítulo 3, apartado 3.4.

280
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

grupos o individuos distintos que intervenían en la construcción y que desarrollaban localmente su


receta.
Con respecto al punto anterior, es importante señalar que entre cada fórmula los encaladores
tuvieron un periodo de transición en el cual comenzaron introducir otro tipo de agregados. En el
tercer capítulo mencionamos que Torres141 agrupó los morteros en dos categorías: el grupo 1
corresponde a las mezclas donde las partículas de tezontle predominan y en el grupo 2 preponderan
el cuarzo y los feldespatos junto con las arcillas. En el grupo 2, Torres identificó el subgrupo 1, en el
cual además de las agregados mencionadas hay tezontle, aunque éste no es abundante. Las mezclas
de este subgrupo comenzaron a utilizarse a partir de la Etapa IV, pero no de manera generalizada.
Por tanto, consideramos que este subgrupo corresponde al eslabón que encadena los periodos entre
los dos tipos de mezcla (Tabla 4.1).

Figura 4.37. Ciclo productivo para la obtención de los agregados (Hombres


realizando actividades de obtención y separación del t ezont la lli, Có dice F lorentino
1979: lib. XI fol. 229v; tlam em e, Códic e Flor enti no 1979: lib. X, fol. 29v; canoa, Cod ex
Mendocin o 1979: fol. 63r; carga de cal almacenada, C ódice Flor entin o, lib. X, fol. 18).

Hay que añadir que los dos grupos principales de morteros también marcan dos épocas en la
industria arquitectónica del Templo Mayor y del recinto sagrado. No solo son recetas de mezclas
distinguidas a partir de las cargas, sino también se pudo identificar que corresponden a técnicas para

141 Torres (2009). Véase también Miriello et al. (2011: 1128-1133).

281
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

edificar diferentes. También, son grupos de morteros claramente reconocibles en distintas etapas
constructivas del Huey Teocalli y con periodos específicos en la historia de los mexicas. Este último
punto los trataremos en extenso en el capítulo dedicado al análisis de las técnicas constructivas.
El paso final para preparar las mezclas era añadir los agregados a la cal. Según afirma Murakami142
éstos podían añadirse a la pasta durante el apagado de la cal o justo antes de su aplicación. Una vez
lista la pasta era aplicada en las distintas superficies del edificios, como pavimentos, juntas y muros
(Figura 4.38). Como veremos más adelante, cada tipo de mezcla se aplicó sin distinción tanto a pisos
como muros, es decir, no se prepararon morteros con fórmulas diferentes para darles mayor
resistencia a los revestimientos empleados en una superficie de tráfico como los pisos, la cual tiende a
un mayor desgaste por la circulación constante de los individuos. Lo que si pudimos documentar es
la variación en el grosor de los revestimientos, aspecto que está vinculado con la técnica de
manufactura utilizada en la fábrica de los paramentos.

142 Murakami (2010: 357).

282
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura. 4.38. Ciclo productivo para la preparación de morteros en la construcción


del H uey T eoca lli de Tenochtitlan.

283
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas

Tabla 4.1. Clasificación de los morteros con base en sus componentes (cementante y
agregados)

COMPOSICIÓN DE LOS MORTEROS DEL TEMPLO MAYOR DE TENOCHTITLAN


ÉPOCA II ÉPOCA I MOMENTO DE
EN LA INDUSTRIA EN LA INDUSTRIA TRANSICIÓN ENTRE
ARQUITECTÓNICA DEL TEMPLO MAYOR ARQUITECTÓNICA DEL TEMPLO MAYOR LA ÉPOCA I Y LA II
GRUPO 1 GRUPO 2
MORTEROS ELABORADOS CON CAL Y MORTEROS ELABORADOS CON CAL Y AGREGADOS DE ARENA
AGREGADOS DE TEZONTLE CUARZO-FELDESPÁTICAS SUBGRUPO 1
MUESTRAS ETAPA MUESTRAS ETAPAS MORTEROS DE CAL
Q8-Q9 V Q1-Q3 II Y III CON ARENA
MUESTRAS MOMENTOS MUESTRAS MOMENTOS CUARZO-
Q10-Q18 V/MPL-1 Q4-Q5 III/NW-MCon-1 FELDESPÁTICAS E
V/MPL-2 III/N-MF-1 INCLUSIONES DE
V/MPL-3 TEZONTLE
V/W-MES/PLAT-1
V/W-MES/PLAT-2
MUESTRAS ETAPA IV
Q6-Q7 MOMENTOS
IV/W-MPl-2
FUERZA LABORAL PRIMARIA FUERZA LABORAL PRIMARIA FUERZA LABORAL
PRIMARIA
TENEXTLATI (CALERO) TENEXTLATI (CALERO) TENEXTLATI
(CALERO)
FUERZA LABORAL SECUNDARIA FUERZA LABORAL SECUNDARIA FUERZA LABORAL
SECUNDARIA
QUAUHQUI (LEÑADOR) QUAUHQUI (LEÑADOR) QUAUHQUI
(LEÑADOR)
TETZOTZONQUI (CANTERO) TETZOTZONQUI(CANTERO) TETZOTZONQUI
(CANTERO)

284
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

5. El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor


de Tenochtitlan

Andar por los caminos enseña mucho.

Juan Rulfo
El llano en llamas

La comprensión del desarrollo arquitectónico del Templo Mayor desde un punto de vista histórico y
técnico nos ha llevado a establecer un lazo entre los materiales, las técnicas constructivas y la
secuencia arquitectónica del edificio. Como se puntualizó en los capítulos anteriores, la aplicación
metodológica de la estratigrafía no sólo permitió identificar fases constructivas, sino que coadyuvó en
el estudio de las técnicas, sus transformaciones y las actividades en torno a uno de los edificios más
importantes del Posclásico Tardío. Además de la descripción y taxonomía de los elementos y sus
materiales constructivos, dentro de esta investigación se buscó vincularlos con otros aspectos del
contexto social, por ejemplo, con la forma de explotación de los recursos para la construcción y la
organización del trabajo.
En términos generales, distintos investigadores comparten la idea de que la técnica constructiva
engloba una serie de actividades y oficios no siempre bien diferenciados cuya finalidad es el edificio.1
El diseño de la construcción, la elección y tratamiento del material, la puesta en obra, la decoración y
los acabados donde intervienen el arquitecto, el albañil, el cantero, el carpintero y el encalador son
variables que resultan en distintos tipos de manufactura.2
Distinguir y definir tipológicamente una técnica constructiva desde la arqueología implica
reconstruir un ciclo productivo y reconocer el contexto tecnológico, social y económico que ha dado
lugar a una construcción.3 Para Quirós las técnicas constructivas están determinadas por varios
factores a los que agrupa en tres categorías:

1) Los individuos que impulsan y promueven una obra, es decir, quienes poseen los medios
económicos y formas de dominio social (en el caso de los edificios de carácter religioso,
administrativo y habitacional de la clase gobernante).
1
Véase Villalobos (1992); Stevanovic (1997); Caballero y Utrero (2005).
2
Caballero y Utrero (2005: 171). Véase también Villalobos (1992: 73-77).
3
Mannoni (1988: 410-414); Villalobos (1989: 22); Giannichedda y Mannoni (2003: 33-34).

285
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

2) Los que ejecutan la obra (constructores y artesanos).


3) Los receptores o beneficiados (depende de la función del edificio y de los factores
sociales e ideológicos que ejercen los promotores de la obra ( Figura 5.1).4

Antes de abordar por completo nuestro tema, precisaremos los conceptos de técnica y sistema
constructivo. La clarificación de estos términos permitirá un mejor entendimiento del contenido de
este capítulo. El vocablo técnica tiene varios acepciones en el diccionario. La primera de ellas la define
como conjunto de métodos, procedimientos o recursos de los cuales se sirve una ciencia, arte u
oficio. Otra acepción la describe como la pericia, habilidad y perfeccionamiento para emplear los
procedimientos y recursos en la elaboración y obtención de objetos de distinta naturaleza.5 Tomando
como base la definición anterior, entendemos por técnica constructiva al conjunto de procedimientos
y métodos de edificación que permiten realizar una obra arquitectónica.

Figura 5.1. Mapa conceptual de análisis de las técnicas constructivas en época


histórica (tomado de Quirós Castillo 2005: 82).

Ligados a las técnicas constructivas están los procedimientos de edificación. De manera general
un procedimiento es definido como el modo de ejecutar determinadas acciones que suelen llevarse a
cabo de la misma forma, con una serie común de pasos claramente definidos que permiten realizar

4
Quirós (2005: 82). Véase también Villalobos (2006b: 127-130).
5
Diccionario de la Lengua Española (2001); Camacho (2007: 716).

286
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

una ocupación, trabajo, investigación o estudio correctamente.6 Desde el punto de vista


arquitectónico, Villalobos7 indica que un procedimiento es un conjunto de actividades tendientes a
producir o generar algo, en este caso un edificio. Por su parte, Monjo Carrió lo define como el grupo
de técnicas utilizadas en la edificación de las distintas unidades o elementos que constituyen los
sistemas constructivos.8 El autor también afirma que se trata de un concepto relacionado con la
técnica de construir en cada caso; es decir, cada elemento constitutivo del edificio tiene una técnica y
un procedimiento particular y por tanto, los procedimientos pueden evolucionar con el tiempo, lo
que permite avanzar en la innovación, la mejora de los edificios y su proceso de construcción.9
Todas y cada una de las tareas involucradas en la construcción de cualquier obra arquitectónica,
corresponden a lo que denominamos proceso constructivo.10 No obstante, esta secuencia de
actividades puede tener distintos grados de complejidad, que de acuerdo con Villalobos11aportan
indicadores sobre el desarrollo de las técnicas y permiten aproximaciones hacia las formas de
organización social.
Para el estudio de los materiales que forman parte de un sistema cultural, Abrams12 adaptó el
modelo propuesto por Schiffer13 y dividió el proceso constructivo de un edificio o de cualquiera de
sus componentes en cuatro operaciones básicas:
1) Adquisición de las materias primas. Incluye la explotación de las canteras de piedra para la
fabricación de la mampostería, la recolección de césped y palma para los techos.
2) Transporte de los materiales de construcción al sitio.
3) Manufactura de los componentes arquitectónicos. Circunscribe las tareas de reducción de la
piedra en bloques para mampostería y escultura, la preparación de pintura, vigas de madera,
dinteles, enlucidos y morteros.
4) Montaje final de los componentes para la construcción del edificio.
Cada una de estas operaciones constituyen la base sobre la que se debe partir para conocer y
determinar los procesos de las técnicas constructivas. No se trata de un modelo único y estático

6
Diccionario de la Lengua Española (2001).
7
Villalobos (1992: 428).
8
Monjo Carrio (2005: 38).
9
Monjo (2005: 38).
10
Véase capítulo 2, apartado 2.2.1
11
Villalobos (1992: 97).
12
Abrams (1998: 125-126).
13
Schiffer (1972: 157-160).

287
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

donde las actividades sucedan de manera lineal. De acuerdo con Abrams,14 la variabilidad en los
procesos dependen de cada sitio y las tareas realizadas pueden ser simultaneas o consecutivas.
Asimismo, en ocasiones alguna etapa del proceso puede ser omitida. Por ejemplo, la piedra utilizada
como relleno generalmente no es modificada, por lo que no pasa por un proceso de manufactura
(Figura 5.2).

Figura 5.2 Diagrama de flujo del proceso constructivos de la estructura 10L-22 en


Copán realizado por Abrams y colaboradores (tomado de Abrams y Bolland (1999:
266).

En el esquema de Schiffer,15 además se contempla las etapas de uso, mantenimiento, abandono y


reuso; en el caso de la arquitectura también se consideran estas fases. Al respecto, Abrams16 indica
que las alteraciones en las fases de mantenimiento o reparación suelen ser mínimas y a veces
imperceptibles.
Concerniente al reciclaje,17 el aprovechamiento de materiales provenientes de la misma
construcción parece ser una de las principales formas de reuso. Las estructuras parcialmente
destruidas que se aprovechan como núcleo de la nueva construcción, dan como resultado una
reducción en la cantidad de material que se adquiere, transporta y modifica.
Por otro lado, para definir el término sistema constructivo se debe entender al edificio como “el
resultado de un conjunto de elementos físicos o partes constituyentes que permiten su construcción

14
Abrams (1998: 126).
15
Schiffer (1972: 158-160).
16
Abrams (1998: 126).
17
Abrams (1998: 126) utiliza el término lateral cycling. No obstante, de acuerdo a la definición de Schiffer (1996: 28) lateral cycling
corresponde al cambio de usuario de un artefacto; es decir, se trata de una transferencia del objeto de individuo a individuo o de un
grupo social a otro, pero que no implica la alteración del artefacto. Consideramos que el término reciclaje se ajusta de un modo más
adecuado al uso que se les da a los materiales en esta fase del proceso. En su definición de reciclaje Schiffer (1996: 29) apunta que
corresponde a la etapa en la que los artefactos después de un periodo de uso regresan al proceso de manufactura. Es decir, el artefacto
se convierte nuevamente en materia prima para convertirse en un nuevo producto.

288
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

y por lo tanto su existencia”.18 Estos elementos están definidos por componentes constructivos, los
cuales conforman todo lo edificado y tienen individual o colectivamente funciones y objetivos
específicos.19 A la combinación de estos componentes arquitectónicos y a su organización funcional
es lo que Monjo20 define como sistema constructivo. Muños y Vidal21 añaden que el grupo de
elementos forman una unidad completa y autónoma (el edificio) que es susceptible de ser
subdividida.
Desde otra perspectiva, Villalobos propone que un sistema constructivo está integrado por
subsistemas y componentes. Los subsistemas son los procedimientos de construcción aplicados para
obtener algún elemento específico del edificio como muros, bóvedas, armazones de madera, etc. Y
los componentes del sistema son los recursos materiales y humanos.22
Tomando como base las definiciones anteriores, entendemos por sistema constructivo al conjunto
de materiales y técnicas de distinta complejidad, que organizadas entre si, combinadas de cierta forma
y siguiendo determinados procedimientos permiten construir un edificio o elemento arquitectónico.
Al considerar las definiciones precedentes, es valido afirmar que un edificio es un sistema
constructivo compuesto de varios subsistemas. Estos subsistemas han sido agrupados por algunos
autores23de la siguiente manera y a los cuales nos apegaremos para describir al Templo Mayor:

1) Subsistema estructural (infraestructura, fundación, apoyos).


2) Subsistema cerramientos (dinteles).
3) Subsistema de cubierta (techumbres, entrepisos y pisos).
4) Subsistema de circulación vertical (escaleras y rampas).
5) Subsistema de circulación horizontal (pisos).
6) Subsistema de desalojo de agua (desagües).

18
Orozco (2008: 10).
19
Orozco (2008: 10).
20
Monjo (2005: 37).
21
Muños y Vidal (2004: 737).
22
Villalobos (1987: 102).
23
Villalobos (1992); Chanfón (1997: 267); Unwin (1997: 19-23); Norberg-Schulz (2001: 104-108); Roth (2003: 19-45); Monjo (2005:
37-49); Orozco (2008: 10-11). Para el área maya Muñoz y Vidal (2004: 737-742) agrupan a los sistemas en: 1) muros de carga y cubierta
vegetal; 2) muros y bóvedas de aproximación; 3) muros de carga y forjados o entrepisos; 4) dinteles y pilares; 5) sistema de encajuelado.

289
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Durante varios siglos se gestó y desarrolló una tradición constructiva en Mesoamérica de la cual
los mexicas también formaron parte. El sistema de plataformas, el uso de corazas o muros de
contención, la sobreposición de estructuras y su reutilización como núcleo, son rasgos distintivos de
la mayoría de las construcciones prehispánicas. Asimismo, la orientación de los basamentos
piramidales, la frontalidad de las edificaciones marcada por las escalinatas y las alfardas, son otras
constantes arquitectónicas en Mesoamérica. Como describiremos líneas más adelante, varias de estas
constantes fueron retomadas por los constructores tenochcas en sus edificaciones.24
En esta sección al igual que en el último capítulo de la investigación, recapitulamos e integramos
los datos resultantes de los apartados sobre la secuencia arquitectónica y los materiales. A partir de
esta información, se expone cada uno de los sistemas y técnicas constructivas que configuraron al
Templo Mayor de Mexico Tenochtitlan en sus distintas etapas, así como sus transformaciones. Se
retoman y delinean de manera general las condiciones medioambientales y geológicas del sitio,
aspectos que repercutieron en las decisiones técnicas tomadas por los alarifes prehispánicos.
De este modo damos paso al último tema de nuestro estudio: los sistemas constructivos.

5.1. Análisis de los sistemas y técnicas constructivas: metodología

La distinción de periodos constructivos desde el modelo estratigráfico no consiste únicamente en


determinarlos a partir de las relaciones de anterioridad, contemporaneidad y posterioridad, sino
además en tomar en cuenta los aspectos técnicos como el aparejo25 de los muros, la clase de
materiales, la forma, la talla, el acabado de los sillares, las características y composición de los
morteros, etc. De acuerdo con Quirós,26 estos rasgos permiten agrupar las técnicas y en muchos
casos reconocer la clase de especialistas que han intervenido en la obra. En las construcciones
medievales analizadas por el autor, ha observado una mayor división y especialización en el trabajo
en aquellos inmuebles erigidos a partir de técnicas de cantería cuyo contraste es significativo con
respecto a los edificios donde predominan las técnicas de albañilería en los cuales no existe una

24
Véase Marquina (1928); (1990); Gussinyer (1974: 35); Gendrop (1989); Villalobos (2006b).
25
Se define como la forma de colocar los distinto materiales silíceos o pétreos de los muros (Villalobos 2006a: 72).
26
Quirós (2005: 102).

290
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

marcada división en el trabajo y en la cadena operativa hay un número limitado de expresiones


técnicas. 27
1) Registro gráfico y fotográfico en campo
Para conocer y explicar los sistemas y técnicas aplicadas en la construcción del Templo Mayor, se
realizó una documentación de los distintos elementos arquitectónicos que lo componen. Esta fase de
trabajo es previa al análisis estratigráfico, Caballero28sugiere realizar una representación gráfica
completa del edificio y sus partes a partir de planos de paramentos o alzados. De acuerdo con el
autor se puede realizar con cualquier sistema pero indica que cuanta mayor precisión y calidad gráfica
tenga será más útil y facilitará el trabajo.
Para nuestro caso de estudio se llevó a cabo un registro gráfico en el que se dibujó piedra por
piedra y por lo cual se determinó acotar las áreas de trabajo. Se hicieron varios recorridos en las
distintas etapas del edificio, lo que facilitó reconocer los espacios donde estaban mejor representadas
las técnicas constructivas y a delimitar las superficies a dibujar.
Una vez elegidas las áreas de trabajo se comenzó con la documentación gráfica y fotográfica de las
mismas. Los planos elaborados consisten en alzados29 a escala de los detalles constructivos y
esquemas reconstitutivos. Los alzados dibujados a escala permiten comprobar la verdadera
dimensión de los elementos arquitectónicos y, a partir de los esquemas se pueden presentar
diferentes hipótesis de la secuencia constructiva de cada una de las técnicas y sus componentes.
Para realizar los alzados se trazó una retícula mediante dos ejes cuya extensión dependió del tipo
de elemento dibujado y de las variaciones constructivas presentes. Para tener un dibujo más preciso
se colocaron ejes auxiliares cada 50 cm, el número de ejes dependió de la extensión y altura de el área
elegida (Figura 5.3). Por ejemplo, si el aparejo de los paramentos no presentaba un cambio
significativo en toda su superficie se seleccionaba un tramo de 3 m que comprendiera la esquina y
parte del cuerpo del muro. De presentarse modificaciones se extendía el área de trabajo de 2 a 3 m
más, de tal forma que estos cambios quedaran registrados. Es importante precisar que en las distintas
etapas se trató de dibujar los cuatro lados del templo, sin embargo no en todos los casos fue posible
debido a que algunas secciones del edificio no están excavadas en su totalidad. Las capillas de la

27
Este tipo de técnicas son categorías que Quirós (2005) ha empleado en su estudio de técnicas constructivas en algunos edificios
religiosos del periodo Medieval en las ciudades de Pisa y la Toscana noroccidental. La referencia hacia su trabajo responde a fines
metodológicos y no comparativos.
28
Caballero (2010: 108).
29
Véase el glosario en esta tesis.

291
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Etapa II son las únicas en las que se dibujó la extensión total de cada uno de sus muros internos y
externos.
Durante el levantamiento en campo se realizó una primera caracterización de los materiales
pétreos basados en su color y textura, así como en los datos proporcionados por la identificación
mineralógica llevada a cabo por López Luján30 en la Casa de las Águilas. En cada una de las piedras
dibujadas se colocó una sigla de identificación; por ejemplo, si la piedra era de tezontle negro se
abreviaba como TN en el dibujo. Esto permitió una tipificación preliminar desde campo de los
materiales utilizados en cada uno de los elementos constructivos como paramentos, escalinatas,
alfardas, etc. Por otro lado, ayudó a seleccionar las áreas de muestreo para la caracterización
petrográfica y química de los materiales constructivo del Templo Mayor.31 Una vez obtenidos los
resultados del análisis realizado por Torres,32 se incorporó la información a los dibujos y de este
modo se estableció la diferenciación de los materiales constructivos.
Para tener un control de nuestros datos y una mejor comprensión del contexto en campo, cada
una de las áreas dibujadas se indicaron en la planta general del templo, la cual se redibujó a partir del
mapa topográfico tridimensional realizado en la séptima temporada del Proyecto Templo Mayor.33
Los planos de campo se hicieron sobre papel milimétrico a una escala de 1:20 y posteriormente
fueron digitalizados y redibujados en el programa AutoCad. Con el objetivo de integrar de forma
gráfica la información obtenida del estudio petrográfico y químico de las piedras y morteros, al
momento de redibujar los planos se otorgó una textura distintiva a cada material. De este modo las
descripciones y exposición de las técnicas se tornan más comprensibles.
Para completar y complementar la información de las técnicas constructivas, utilizamos los
alzados del Templo Mayor efectuados en el Taller de Bienes Culturales Inmuebles III, a través del
proyecto Plan de Conservación de la Estructura: Templo Mayor, México D.F., dirigido por el
arquitecto Tenoch Medina y realizado por los alumnos de la maestría en Conservación y
Restauración de la ENCRyM.34

30
López Luján (2006a: 61-68). Véase también López Luján et al. (2003a: 137-166).
31
Véase en esta tesis el capítulo 3.
32
Torres (2009).
33
López Luján (2012: 1940); (2015: 331); López Luján y Chávez Balderas (2010: 298).
34
Agradezco al Arq. Tenoch Medina el haber proporcionado los alzados de todas las fachadas y de las distintas etapas constructivas
del Templo Mayor, ya que permitieron completar la información con la que ya contábamos.

292
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Además de los alzados se hizo un registro fotográfico de los detalles constructivos para
complementar las observaciones realizadas in situ. Al ser los dibujos una representación sintetizada de
los componentes más importantes, algunas veces se pueden llegar a omitir datos o plasmarlos puede
llegar a ser difícil por más detallado que sea el dibujo. De este modo, el uso de la fotografía coadyuvó
a un registro más preciso.

Figura 5.3. Retícula para el levantamiento de detalles


arquitectónicos en las distintas etapas del Templo Mayor (foto O.
Quezada).

2) Análisis de las técnicas constructivas en gabinete

Para el análisis se tomaron como base algunos de los criterios para la clasificación de muros
propuesta por Mannoni.35 El primero de ellos tiene que ver con los componentes de los edificios.
Cuando se trata de elementos construidos a partir de materiales pétreos, Mannoni36 sugiere realizar
un estudio petrográfico, ya que determina en gran medida la forma aproximada de las piezas
dependiendo de su patrón de fractura. Lo anterior lo pudimos constatar al analizar las muestras de
andesita de lamprobolita, roca cuya estratificación natural permite obtener caras planas, dando como
resultado una técnica de trabajo más sencilla y menos costosa.37 Otras cualidades de los materiales
como su dureza y resistencia nos ayudan a dilucidar el por qué se utilizaron para la construcción de
determinados componentes del edificio.

35
Mannoni (2005).
36
Mannoni (2005: 17).
37
Véase en esta tesis el capítulo 3.

293
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Además de la caracterización de las propiedades de los materiales, es importante identificar la


geometría de las piezas utilizadas.38 Si son bloques rectangulares, redondeados, en forma de escuadra
o irregulares, esto puede determinar el grado de modificación que sufren los materiales desde su
obtención en la cantera. Referente al Cu de Huichilobos, se registró que en muchos casos las
preformas se habrían obtenido desde los yacimientos y eran colocadas casi sin modificaciones en el
edificio, particularmente en las etapas más tempranas. No obstante, en algunos casos era necesario
ajustar las piezas y el material de desecho producto del desbaste también era utilizado como piedra
para relleno o muro, como sucede en la fachada occidente la Etapa IV (Figura X).
Un punto fundamental en el análisis de la técnica es la manera en la que los constructores
disponen cada una de las piezas. Esto significa observar si cada unidad pétrea se dispuso siguiendo
una pauta o no, pues a partir de esto se puede establecer el tipo de aparejo.
Las uniones entre cada uno de los componentes también coadyuvan en el estudio de las técnicas
constructivas. De acuerdo con Mannoni,39 se deben considerar el espesor de las juntas y la
consistencia del mortero.40 Frecuentemente la separación entre piedra y piedra es mayor en aquellas
piezas que tienen bordes irregulares y disminuye conforme los cantos de los bloques son más rectos
y regulares.
En la medida de lo posible y según lo permita el contexto estudiado, se debe analizar la sección
interna de los componentes ya que los puntos antes señalados corresponden a las observaciones
externas de los elementos arquitectónicos.41 En el caso de los muros se debe considerar el espesor de
las piezas que lo conforman y determinar si el acabado interno es similar al de la fachada. En los
paramentos del Huey Teocalli hemos documentado que en la mayoría de los casos la parte interna de
los bloques o sillares de piedras tienen un sección irregular en forma de espiga, la cual permite que
esta sección encaje con el núcleo del muro.
A continuación se presenta la caracterización de las técnicas y los sistemas constructivos.

38
Mannoni (2005:17).
39
Mannoni (2005: 18).
40
Véase la sección correspondiente a los morteros y su composición en el capítulo 3.
41
Mannoni (2005: 19).

294
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

5.2 La tecnología constructiva en el Templo Mayor

Desde la construcción del primer templo consagrado al numen tutelar de los mexicas, el Templo
Mayor se mantuvo casi constantemente en obra. Prueba de ello son las múltiples ampliaciones,
adosamientos y modificaciones documentadas en los contextos arqueológicos y en los registros
históricos. Así lo narra la Historia de los mexicanos por sus pinturas:

“en el segundo año de la población de México, comenzaron los mexicanos a echar los
cimientos al grande y crecido templo de Huitzilopochtli, el cual fue creciendo mucho,
porque cada señor de los que en México sucedió hacía en él una cinta tan ancha como la
primera que estos primeros pobladores hicieron; y así los españoles le hallaron muy alto
y muy fuerte y ancho, y era mucho de ver”.42

En la construcción y reedificación del Templo Mayor hay una clara relación entre su simbolismo y
la hegemonía política y económica que desarrollaron los mexicas a lo largo de su historia. También es
una realidad que el emplazamiento de toda la ciudad marcó una batalla constante de los edificadores
con el entorno físico; hundimientos, inundaciones y sismos son algunos de los fenómenos que
afectaron a la urbe. Ante este escenario, las experiencias constructivas y el reconocimiento de las
deficiencias y atributos del medio ambiente, brindó a los mexicas la oportunidad de generar
estrategias técnicas a partir de las cuales corregir, mejorar, aprovechar y continuar edificando.
Ya señalamos en capítulos precedentes que cada una de las ampliaciones del Cu de
Huichilobos preservó sólo algunas partes del edificio. No obstante, es importante que el lector tenga
este aspecto en consideración, porque la exposición de las técnicas y sistemas constructivos se
desarrolla a partir de los elementos conocidos y registrados arqueológicamente.

5.3 Análisis y descripción de los sistemas, técnicas y procedimientos constructivos

5.3.1 Subsistema de fundación o cimentación/ xopétlatl 43


Un cimiento o fundación es la base artificial sobre la que desplantan los muros o pilares de un

42
Historia de los mexicanos por sus pinturas (2002: 65).
43
Cimiento de edificio (Molina 1571: II, 161).

295
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

edificio. Este cimiento es sólido e inmóvil, su función es suplir la falta de firmeza de los terrenos y
soportar el peso proporcionado por la construcción sin deformarse. Por lo general, las fundaciones
son obras enterradas elaboradas en mampostería, hormigón, ladrillos u otros materiales.44 Gussinyer
añade que, en las construcciones prehispánicas, una fundación también puede considerarse como “el
apoyo sobre el que se asienta la construcción superior”.45 Esta afirmación es significativa, ya que uno
de los elementos que se encuentra en un número importante de edificios mesoamericanos es la
plataforma, la cual además de establecer una jerarquía entre los edificios de un mismo conjunto y en
algunos casos tener una función ritual y simbólica, desde el punto de vista constructivo tenía como
objetivo sostener al edificio emplazado encima de ésta.
En el caso de Tenochtitlan, los arquitectos mexicas enfrentaron varios inconvenientes y
dificultades técnicas al edificar el templo. Los sistemas de fundación jugaron un papel decisivo como
resultado de la poca capacidad de carga y los asentamientos diferenciales del terreno donde se
construyó el Cu de Huichilobos. Con respecto a las propiedades del suelo, hay que recordar que la
Cuenca de México es endorreica y está rodeada por varias elevaciones y un extenso sistema de
lagos.46 A este sistema pertenece el antiguo Lago de Texcoco, el cual era el más grande y salado y se
ubicaba en una de las zonas con menor elevación de la cuenca.47 En algunos sectores existieron
varios islotes. Entre los más importantes se encuentran los de Tenochtitlan, Tlatelolco, Nonoalco,
Tlalpan, Mixhuca, el Peñón de los Baños y el Peñón del Marqués.
Los estudios del subsuelo de Marsal y Mazari,48 indican que las zonas de la ciudad ubicadas en las
faldas de la Sierra de las Cruces están formadas por terrenos compactos, areno-limosos con alto
contenido de gravas. Al sur de la ciudad, en la zona del Pedregal, los suelos están compuestos por
derrames basálticos, ideales para la cimentación de estructuras. Sin embargo, el subsuelo en la zona
del lago es un terreno inestable, los depósitos son arcillosos o limosos orgánicos que cubren estratos

44
Véase Téllez (1907: 16-17); Gussinyer (1974: 35); Roth (2003: 572); Camacho (2007: 390).
45
Gussinyer (1974: 34.)
46
A este sistema pertenecen los antiguos lagos de Xaltocan y Zumpango localizados al norte de la cuenca, los de Chalco y Xochimilco
en el lado sur, y al centro el Lago de Texcoco (Sanders 1979: 84). Además de los afluentes mencionados, el Valle de México tenía ríos
que alimentaban el lago y afloraban numerosos manantiales de agua dulce como los de Chapultepec, Coyoacán, Xochimilco y
Churubusco, los manantiales de agua salada en Iztapalapa y los de aguas termales en el Peñón de los Baños y el Pocito de Guadalupe
(González Aparicio 2006: 49; Santoyo et al. 2005: 36). Santoyo et al. (2005: 36) apunta que existían aproximadamente treinta ríos que
alimentaban al lago, entre los más importantes están el río Cuautitlán, el Tepotzotlán, el Magdalena Contreras, el Tlalnepantla, además
del de los Remedios, el de Amecameca y el de Tlalmanalco.
47
Sanders (1979: 84) afirma que el punto más bajo del lago se ubicaba a 2235 msnm, para este mismo lugar, Marsal y Masari (1959: 16)
señalan que la altura más baja del Valle de México se encuentra a 2240 msnm y esta última es la cota de nivel que González Aparicio
(2006: 35) señala para el lago de Texcoco.
48
Mazari et al. (1959: 20).

296
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

de arcillas volcánicas comprensibles, intercaladas con capas de arcilla limpia que descansan sobre
capas de arenas o gravas, estas particularidades los convierten en suelos blandos.
Santoyo y colaboradores,49 señalan que la formación de los suelos arcillosos blandos en la zona
del lago son consecuencia de un proceso de depositación y alteración de material aluvial y cenizas
volcánicas, combinado con periodos en los cuales bajaba el nivel del lago formando capas duras de
material.
Por otro lado, aunque las inundaciones y los hundimientos provocados por la inestabilidad del
terreno se convirtieron en los principales problemas a los que se enfrentaron los mexicas, los sismos
fueron otro factor que influyó en las soluciones técnicas utilizadas en la cimentación, así como causas
de la remodelación y refuerzo del Templo Mayor y de otros edificios del recinto sagrado. Los Anales
de Tlatelolco dan cuenta que en la fecha 13 calli (1453 d.C.) hubo un temblor que hizo que se abriera la
tierra y se destruyeran las chinampas.50 Otro terremoto acaeció en el año 9 ácatl (1475 d.C.), en
tiempos de Axayácatl, según afirma Domingo de Chimalpahin “se movió la tierra; arreció tanto que
muchos cerros se deshicieron, reventaron y se hundieron muchas casas”.51 Hacia 1496 d.C. durante
el gobierno de Ahuítzotl, hubo “un eclipse de sol… también entonces hubo un temblor muy fuerte,
y se hendió la tierra en muchas partes”.52
Tocante a la sismicidad de la zona, la Cuenca de México se localiza en la porción central del Eje
Neovolcánico Transmexicano, donde cruzan las fallas Zacamboxo y Clarión, provenientes del
Pacífico y el Golfo de México y cuyas trayectorias se aproximan a la región del valle.53 Santoyo y
asociados indican que la intensidad sísmica en un sitio está relacionada con las características del
subsuelo.54 En este sentido, la movilidad en la cuenca es consecuencia de los suelos tan compresibles,
causada por las arcillas que se comportan como un material elástico y tienden a intensificar las ondas
sísmicas. Por esta razón, los temblores en la zona centro de la ciudad se sienten con mayor fuerza.55
Las excavaciones arqueológicas han dejado al descubierto cómo los antiguos constructores de la
ciudad trataron de sopesar las deficiencias del terreno con distintos tipos de fundaciones, las cuales

49
Santoyo et al. (2005: 28-29).
50
Anales de Tlatelolco (2004: 91).
51
Chimalpahin (1997: 179).
52
Chimalpahin (1997: 223); (1998: I, 497).
53
Figueroa (1971: 238).
54
Santoyo et al. (2005: 77).
55
Figueroa (1971: 239); Santoyo et al. (2005: 77).

297
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

están en relación al volumen e importancia de la edificación. De manera general, Téllez56 y


Gussinyer57 las agrupan en tres:

1) Emplazamiento de las construcciones sobre terrenos consolidados y apisonados.


2) Cimentación por el sistema de plataforma.
3) Cimentación por medio de pilotes.

La información proveniente de las excavaciones en el recinto sagrado y sus alrededores permite


afirmar que la técnica utilizada en el sistema de terrenos consolidados consistía en emplazar una gran
cantidad de piedra y tierra, la cual era compactada para obtener una superficie resistente encima de la
cual se situaba la construcción.58 En el caso de los edificios administrativos, arriba del apisonado de
tierra y piedra se depositaba una capa de estuco de 5 a 10 cm sobre la cual se emplazaba directamente
el adoratorio. De acuerdo con Gussinyer,59 este sistema se aprovechó para elevar construcciones de
poca altura, pero lo suficientemente pesadas como para poder sostener pequeños adoratorios, como
el templo circular localizado en donde actualmente está la estación del metro Pino Suárez.
El sistema de fundación mediante una plataforma se basa en la elaboración de un montículo
artificial que servía para soportar el peso de la construcción superior. Este sistema se combinaba con
el de terreno compactado mediante tierra y piedras, encima del cual se construían muros
rectangulares de adobe o piedra que variaban en tamaño según las necesidades de la construcción.60
Gussinyer observa que, en la mayoría de los casos, las plataformas se aprovechaban
fundamentalmente para sostener grandes estructuras ceremoniales, amplias en su base pero con poca
altura. Éstas tenían una longitud reducida y no rebasaban el metro de altura, ya que su función
primordial era servir como soporte (Figura 5.4).61 Aunque no siempre era el caso, por ejemplo, la
plataforma de la Etapa IV y la de la ampliación V/MPl-1 del Templo Mayor tenían una altura de 3.20
m.

56
Téllez (1907: 16-17).
57
Gussinyer (1974: 35).
58
Gussinyer (1974: 36-37).
59
Gussinyer (1974: 37).
60
Gussinyer (1974: 38).
61
Gussinyer (1974: 38).

298
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Figura 5.4. Izq. Representación de la elevación de un edificio sobre un terreno


apisonado y consolidado. Der. Edificio construido sobre un zócalo o plataforma
(Códice Flor enti no 1979: lib. XI, izq. fol.242, der. 242v).

Además de funcionar como apoyo, las plataformas eran eficientes para resistir los temblores. Al
respecto Margain comenta que una de las ventajas y peculiaridades de la arquitectura mesoamericana
“es el uso de una base amplia piramidal [la plataforma] adecuada para soportar terremotos”.62
La cimentación a partir de pilotes de madera es una de las más conocidas, especialmente porque
su uso se extendió durante la etapa colonial en México. Esta técnica consistía en hincar sobre el suelo
húmedo una gran cantidad de estacas, generalmente alineadas y acomodadas a distancias fijas que
favorecían la consolidación del terreno sobre el cual se levantaría la construcción.63 La sección de las
estacas que iría clavada en el suelo era puntiaguda. De este modo penetraban y se fijaban mejor al
terreno. Sin embargo, en el suelo suave de la Cuenca de México los pilotes nunca quedaban
completamente fijos. En otras ocasiones la sección superior del pilote también era afilada para
hincarla y fijarla con el muro de mampostería que sería levantado, formando un pilote-muro.64 Sobre
los pilotes se depositaban varias capas de piedra y posteriormente se construían los muros de
mampostería del edificio (Figura 5.5). En el caso de los edificios coloniales los pilotes se emplearon
para los inmuebles grandes y pesados como la Catedral (Figura 5.6). Este sistema se combinó con el
emparrillado de madera, el cual se colocaba sobre la empalizada.65

62
Margain (1979: 62).
63
González Rul (1963: 69); Gussinyer (1974: 39); Barrera Rivera (1999: 45).
64
Gussinyer (1974: 39); Matos (2002: 232).
65
Téllez (1907: 10).

299
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Por otra parte, estos tres sistemas de fundación no se limitaron meramente al recinto sagrado,
también abarcaron otros ámbitos de la ciudad como fueron las plazas, calzadas, áreas habitacionales
entre otros.
La cimentación de las principales calzadas de la ciudad de Tenochtitlan comparten algunas
características con los sistemas de fundación de los edificios, aunque presentan algunas variantes.
Por ejemplo, la Calzada de Iztapalapa se construyó mediante piedra pequeña66 y arcilla apisonada
con un acabado en talud, similar al sistema de terrenos consolidados y apisonados. En la edificación
de la Calzada del Tepeyac o de Guadalupe, Carballal y Flores67 registran en la calzada la presencia de
basaltos, cantera rosa, y en menor frecuencia, tezontles,68 los cuales quedaban contenidos por estacas
ubicadas en los bordes externos de la calzada. En este caso, la mampostería fue reforzada por los
pilotes con la intención de evitar los empujes horizontales derivados de los asentamientos naturales
del terreno, así como aquellos ocasionados por el uso.

Figura 5.5 Izq. Estacas de cimentación prehispánicas localizadas en los


alrededores del recinto sagrado de Tenochtitlan (tomado de Gussinyer 1973:
28). Der. Detalles del estacado localizado en el barrio de Tlaxcoaque, en las
actuales calles de Rio de la Loza, san Antonio Abad y José Ma. Izázaga
(tomado de Gussinyer 1979b: 108).

66
Las autoras no especifican el tipo de piedra, pero consideramos que pudo haber sido rocas pesadas como el basalto y la andesita.
Como señalamos en capítulos, anteriores las rocas empleadas en la cimentación debían de ser rocas duras y pesadas, que pudieran
soportar los esfuerzos verticales de los edificios que sostenían. En el caso de las calzadas el tratarse de espacios destinados al tráfico,
también debían ser resistentes.
67
Carballal y Flores (1989: 198).
68
Posiblemente se trate de andesita de lamprobolita. Los yacimientos correspondientes a la formación del Chiquihuite están muy
próximos (véase el capítulo correspondiente a los materiales constructivos en este mismo texto).

300
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En la construcción de la calzada de Xochimilco, Durán69 afirma que fue necesario cegar el lago y
utilizaron la piedra y la tierra como materias primas para llevar a cabo esta tarea.
Concerniente al Templo Mayor, de las cinco etapas constructivas registradas únicamente en las
que atañen a las etapas III, IV y V y sus momentos de ampliación y superposición de la plataforma,
fue factible documentar los sistemas de fundación del edificio. El tipo de cimentación muestra
variaciones como resultado de ser una obra que dista en proporciones de otras construcciones del
recinto sagrado. Estas variaciones también están en relación con la etapa constructiva.
El sistema que predomina en las ampliaciones antes mencionadas es el de plataforma, al cual los
mexicas integraron el sistema de pilotes en las ampliaciones V/MPl-1 y V/MPl-3 para brindarle más
solidez a la estructura. Asimismo, el sistema de plataforma se combinó con el de emplazamiento
sobre terrenos consolidados y apisonados, ya que los pavimentos de los cuales desplantan las
plataformas se elaboraron mediante estas técnicas. Como este procedimiento corresponde al sistema
de circulación horizontal, únicamente haremos una descripción general y lo expondremos en extenso
en el apartado dedicado a este sistema.

Figura 5.6. Piedras para los cimientos de la Catedral (Cód ice Osu n a
o Pintur a d el go ber nad or, alca ld es y regi dor es de M éxico, fol. 39v).

5.3.1.1 El sistema de fundación de terrenos consolidados y apisonados en el Cu de


Huchilobos-atzotzona 70
La superficie sobre la cual se edificó el Huey Teocalli, así como otros templos del recinto sagrado

69
Durán (2002: 163).
70
At zo t zon a es la voz que Alonso de Molina registra para referirse a la acción de hacer cimiento de una pared, el cual se realiza sobre
tierra apisonada (Molina 1571: II, 9).

301
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

consistió en un terreno consolidado y apisonado. Una empresa que seguramente les tomó algunos
años a los mexicas para poder establecer un área lo suficientemente extensa y firme para edificar.71
Las fuentes históricas describen que, al fundar la ciudad de Tenochtitlan, los mexicas lo hicieron
sobre un islote en medio del Lago de Texcoco y como estrategia para ganar terreno se dieron a la
tarea de cegar parte del mismo lago.72 Para levantar los cimientos del templo de Huitzilopochtli los
constructores emplearon tierra proveniente de las orillas de lago, pastos, tules y piedra y con estos
materiales construyeron poco a poco una plancha para hacer los cimientos de la ciudad sobre el
agua.73
A grandes rasgos podemos decir que la superficie encima de la cual se edificaron las plataformas
de las etapas IV y V, las ampliaciones IV/WMPl-1, IV/WMPl-3 y V/MPl-1, se consolidó mediante
grandes piedras de basalto, capas de tezontle y arcilla apisonada proveniente del lago. En lugar de
colocar una capa de estuco como la que describe Gussinyer, los albañiles recubrieron el área con un
pavimento de lajas de andesita de piroxenos que sirvió de base para emplazar las hiladas de piedra
que constituirían la plataforma. Además de los materiales antes citados, cronista como Durán
mencionan como parte de la técnica de consolidación el uso de pilotes, los cuales se hincaban a
distancias equidistantes y entre ellos se depositaba tierra y piedra. Al respecto, el dominico señala lo
siguiente: “empezaron hacer esta casa … haciendo cimiento encima del agua con tierra y piedra que
entre aquellas estacas echaban, para después fundar sobre aquella plancha y trazar la ciudad” 74
(Figura 5.7).

Figura 5.7. Detalle de estacas hincadas en una


chinampa para contener la tierra. Zona chinampera
de Xochimilco (foto O. Quezada).

71
Véase Mazari et al. (1989: 155, 179).
72
Alvarado Tezozómoc (1987: 231); Durán (2002: 92).
73
Durán (2002: 93).
74
Durán (2002:93).

302
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Los momentos IV/W-MPl-2, V/MPl-W-2, V/MPl-3 y V/MPl-4 del Templo Mayor no fueron
construidos directamente sobre el piso de la plaza, sino encima de las plataformas que les
precedieron a cada una, por lo tanto no las consideramos dentro de las fundaciones que combinaron
ambos sistemas.

5.3.1.2 El sistema de fundación de plataforma en el Cu de Huchilobos


Después de las capillas, el segundo elemento arquitectónico en importancia era la plataforma. Varias
esculturas enmarcaban a este elemento, todas cargadas de un contenido simbólico mediante el cual
los tenochcas expresaban su cosmogonía. Por ejemplo, la escultura de la diosa Coyolxauhqui ubicada
arriba de la plataforma en el extremo sur; de acuerdo con los registros arqueológicos, siempre ocupó
el mismo sitio en cada una de las etapas del Templo Mayor. Las características de la escultura podían
variar en calidad o materia prima, pero no en su disposición en el templo. De la misma manera,
efigies de serpientes ondulantes, cabezas de ofidios talladas sobre roca volcánica empotradas en los
paramentos o puestas a los pies de la escalinatas, constituían parte del discurso iconográfico de la
plataforma y del templo en general.75 Dentro del ámbito ritual alrededor de este elemento destaca la
presencia de las sepulturas con los restos cremados de tres individuos, probablemente de la élite
militar mexica.76 De este modo, la plataforma cumplía una importante función en el ámbito ritual y
simbólico.
En lo que concierne al sistema constructivo, la plataforma tiene como objetivo generar
superficies de pisos de las cuales se desplantan las estructuras y se definen los espacios que
conforman las unidades de los conjuntos. Es por tanto, un espacio que genera relaciones verticales-
horizontales, es decir, da altura o volumen a la estructura y al tratarse de un espacio horizontal en
cuya superficie se puede circular permite realizar actividades de índole ritual.77 Otra particularidad de
la plataforma es que se puede nivelar el terreno natural del lugar donde se construye.
Existen dos tipos de plataforma: la plataforma general y la plataforma particular. La primer
categoría consiste en la alteración del relieve mediante la nivelación y terraceado, con el propósito de
obtener una superficie de grandes dimensiones para preparar un espacio apropiado para construir.78

75
Véase López Austin y López Luján (2009: 265-341).
76
Chávez Balderas (2007: 319-321).
77
Morelos (1993: 77-78).
78
Véase Villalobos (1992: 305); Pérez Negrete (2005: 340-341).

303
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

La plataforma particular o zapata como la designa Pérez Negrete,79 es la base del edificio mediante la
cual se le proporciona altura y se hace una diferencia entre el nivel de plaza y el propio templo.
Como una plataforma general permite nivelar grandes superficies de ella puede edificarse más de
un edificio e incluso contener conjuntos habitacionales o ceremoniales con espacios abiertos como
patios y plazas. En Teotihuacan por ejemplo, varios de los conjuntos que conforman el área
habitacional desplantan de plataformas generales.80 Otros casos documentados son los referentes al
Templo del Fuego Nuevo en Iztapalapa y a la Organera en Xochipala Guerrero, donde se
construyeron este tipo de plataformas con la intención de corregir la cúspide del cerro sobre la cual
se edificaron.81
Como ejemplo de plataforma particular, podemos citar el templo principal de Tenayuca, donde la
pirámide fue edificada sobre una base de poca altura, a partir de la cual desplantaban los cuerpos del
edificio.82 Esto permitía al basamento adquirir altura con respecto a la plaza y a los altares ubicados
en los costados norte y sur de la misma. De este modo el templo principal denotaba su jerarquía
dentro del conjunto ceremonial.
El Cu de Huichilobos también se edificó a partir de una plataforma particular. Su relevancia no
sólo radica en su contenido simbólico representado por varios elementos iconográficos. Al analizar
las características del suelo, resalta su importancia desde el punto de vista estructural como base de
apoyo al resto de la estructura (Figura 5.8). Sobre este elemento hay pocas referencias desde el punto
de vista constructivo; no obstante, Durán nos ofrece un valioso testimonio de cómo se construyó el
asiento del templo durante una de las ampliaciones hechas por Moctezuma Ilhuicamina. El clérigo
refiere que el gobernante mandó traer a los maestros, quienes midieron y trazaron el lugar donde se
construiría el templo de Huitzilopochtli. Una vez hecho, emitieron su recomendación y señalaron
que “sería acertado hacer sobre estacas una plancha y cimiento de cien braças en quadro, donde se
fundase el edificio y circunferencia del templo”.83
Suponemos que esta plancha y cimiento sobre la que se habla era la plataforma, ya que este
elemento rodeaba a los demás cuerpos del basamento. Continuando con el relato del eclesiástico, una
vez que fueron medidas “las cien braças en quadro hicieron la estacada y haciendo una plancha de

79
Pérez Negrete (2005: 340-342).
80
Morelos (1993: 78).
81
Pérez Negrete (2005: 340); Reyna Robles (2005: 308, 324).
82
Marquina (1935: 80).
83
Durán (2002: 282).

304
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

argamasa siguieron el edificio y empezó a crecer con tanta presteça, que en muy poco espacio lo
subieron en gran altura”.84

Figura 5.8. Detalle de la plataforma particular del Templo Mayor (Izq. Códic e
Flor entin o 1979: lib.XII, fol. 42v. Der. Códic e Florentino 1979: lib. XII, fol. 30v).

Basados en el relato del dominico, el proceso constructivo del templo a pie de obra se iniciaba
con el consenso de los alarifes, quienes determinaban las dimensiones y altura del templo y
posteriormente, sobre la superficie de desplante que podía ser un pavimento o un basamento
anterior, se construían los cimientos de la casa de Huitzilopochtli.
Alva Ixtlilxóchitl85 y Motolinía86 hablan que el cimiento del Templo Mayor de Tezcoco y
Tenayuca respectivamente, tenían un cimiento ancho que conforme iba subiendo el nivel del edificio
se iban estrechando los basamentos.
En las nueve plataformas analizadas, los muros de contención o corazas son la base del sistema
constructivo, su función es contener el núcleo o relleno del basamento. El sistema de contención por
medio de corazas se utiliza cuando los materiales del relleno superan su ángulo natural de reposo87 y
su uso estructural también los rebasa. Las corazas permiten remontar los materiales más allá de su
ángulo natural y se utilizan para impedir los desplazamientos laterales de los materiales; en el caso del
Templo Mayor también servían como fachada. El material predominante en los muros es el tezontle
y en las ampliaciones tardías los constructores incorporaron piedras de basalto vitrofídico.

84
Durán (2002: 282-283).
85
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 184).
86
Motolinía (1990: 50).
87
Villalobos (2006a: 67).

305
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

En lo que respecta al tipo de fábrica identificamos cinco técnicas; 1) mampostería ordinaria


(Etapa IV); 2) la de mampostería careada (Momentos IV/MPl-1, IV/MPl-2, IV/MPl-3); 3) la de
mampostería concertada (Etapa III, V/MPl-1, V/MPl-3, V/MPl-4 ); 4) la de sillarejo (V/MPl-1,
V/MPl-3, V/MPl-4); 5) la de sillería (V/W-MPl-2).
Asimismo, los paramentos de las plataformas de las etapas III y IV se erigieron mediante dos
muros. El primero es bajo, mide aproximadamente 78 cm88 y tiene una inclinación de 75º. Sobre el
primer muro descansaba el segundo paramento, pero no estaba emplazado a paño, sino que quedaba
remetido 5 cm, su inclinación es de 75º a 80º. Con respecto a las corazas de las plataformas
correspondientes a la Etapa V, éstas se elevaron mediante un solo muro.
Tanto en la plataforma de la Etapa III como en la Etapa IV, una vez que los maestros trazaron los
límites se colocó a lecho la hilada inicial de piedras. El muro más corto está conformado por cuatro
hileras de mampostería de tezontle, talladas burdamente en tres de sus caras, dejando bordes
irregulares. La quinta línea la constituyen en su mayoría losas de andesita de lamprobolita o bloques
de tezontle trabajados en todas sus caras. Éstas piezas conformaron el enrase de los muros y al
mismo tiempo le daban mayor solidez. En estas dos plataformas los constructores utilizaron cadenas
de cerramiento para reforzar los muros.
En ambos casos, los paramentos se fabricaron mediante mampuestos careados. Predominan los
que fueron trabajados en una sola cara, regularmente la que quedaba expuesta y éstos se combinaron
con piezas labradas en dos o tres de sus lados. La talla de los bloques es burda; los trabajadores de la
piedra dejaron bordes disimétricos y cantos redondeados. Las formas que predominan son los
polígonos irregulares y en menor proporción las piezas con una geometría regular, tales como el
rectángulo o el cuadrado. Como resultado en la disparidad de forma y tamaño de los mampuestos, el
aparejo en ambas plataformas es difuso. Las hiladas son discontinuas y la separación entre piezas
oscila entre los 2 cm y los 5 cm. En algunos casos, para poder asentar los mampuestos, los albañiles
colocaron ripios. Todas las piezas se unieron con lodo y en el exterior se juntearon con una
argamasa. Tanto el mortero usado en las juntas como el aplicado en el revestimiento de las paredes,
fueron elaborados con cal y agregados de cuarzo y feldespatos (grupo 2). En lo que toca a las
plataformas IV-MPl-1 y IV-MPl-2 presentan características similares a las de la Etapa IV.

88
Esta altura corresponde al muro de la plataforma de la Etapa IV, el de la Etapa III mide 37 cm, pero no está completamente
excavado por lo cual no fue posible medir la altura total.

306
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En la ampliación IV-MPl-3 se incorporaron las plantillas de lajas de andesita de piroxenos para


elevar cada tramo de los muros y se colocaron cadenas de cerramiento elaboradas exclusivamente
con andesita de lamprobolita. Aunque el tipo de mampostería asociada a esta ampliación
corresponde a la mampostería careada, los albañiles seleccionaron piedras menos gruesas, la mayoría
oscila entre los 8 y los 10 cm de alto y su ancho mínimo es de 20 cm y el máximo de 35 cm.
La plataforma de la Etapa V y la de la ampliación V/MPl-1 se construyeron sobre el piso de la
plaza (Ver DT-01, anexo Etapa V);89 en cambio, la base V/MPl-3 y V/MPl-4 se emplazaron encima
y al ras de las plataformas anteriores (Etapa V y V/MPl-1). Para el remozamiento de la fachada oeste
de la plataforma V/W-MPl-2, los constructores desmontaron partes del muro, las alfardas y las
escalinatas de la ampliación V/MPl-1 y las sustituyeron con nuevos materiales con una mejor fábrica.
Todos los agradamientos se erigieron mediante planos inclinados simples, de manera distinta a los
de las etapas anteriores, donde se sobrepusieron dos paramentos para dar altura a la base. La escarpa
es de 85º y en todos los casos las paredes tenían un doble cometido: como coraza para contener el
relleno y como fachada.
Con excepción del remozamiento V/W-MPl-2, la fábrica de las superficies de las plataformas se
realizó mediante una mampostería concertada; es decir, los bloques fueron labrados en sus caras de
junta y fachada en formas poligonales, más o menos regulares. De este modo el asiento de los
mampuestos se realizó sobre caras notoriamente planas. A pesar de ser piezas de piedra trabajadas
por varias caras, los bordes no estaban completamente a escuadra. Como resultado las piezas no
ensamblaban perfectamente y quedaba un espacio de 2 a 4 cm entre las uniones. La espiga de los
bloques es prominente. Miden aproximadamente entre 35 y 62 cm en su sección más profunda.
Asimismo el desbaste de esta área se perfiló semicircularmente en la mayoría de los casos, aunque
también se registraron piezas con el módulo de ensamble en forma de trapecio.
La materia prima aprovechada fue el tezontle principalmente. En las ampliaciones V/MPl-1,
V/MPl-2 y V/MPl-3 se combinó con basalto vitrofídico.
En cuanto a la geometría de los mampuestos las piezas con forma de rectángulo son las más
abundantes. Su altura promedio es de 20 cm y el ancho fluctúa entre los 25 y los 40 cm. En los
paramentos de la ampliación V/MPl-1 se registraron piezas cuadradas cuya altura alcanza los 46 cm
por lado, y piezas rectangulares cuya altura se encuentra en un rango de 10 cm a 24 cm. Tanto en la

89
Este piso corresponde al piso P1 de la ampliación de la plataforma IV/W-MPl-3 excavado durante la sexta temporada del PTM.
Véase López Luján (2006b: 19, 162).

307
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

plataforma de la Etapa V como en la ampliación V/MPl-1, en el desplante de los muros los albañiles
emplazaron bloques de tezontle de 35 cm de alto por 64 cm de ancho y 60 de profundidad y
prescindieron de piedras maestras bajo el pavimento como lo realizaban en las etapas más tempranas.
Otro rasgo que distingue a ambos basamentos es que los constructores prescindieron de las piezas de
andesita de lamprobolita para manufacturar las cadenas de cerramiento. Es probable que el labrado
de mampuestos con bordes más regulares, formas más homogéneas y una espiga más extensa y
mejor trabajada, permitieron a los calquetzanime asentar de manera estable los bloques y aparejarlos de
tal manera que se uniera cada extremo de los muros sin necesidad de incluir otro tipo de piezas y
materiales.
Para henchir el basamento se utilizó tezontle y tierra apisonada en la Etapa V. En el caso de la
ampliación V/MPl-1, además del tezontle y la tierra, los arquitectos mexicas hincaron pilotes de
madera y alrededor les hicieron una base circular con lajas de andesita de piroxenos para confinar la
estacada y aumentar la solidez del núcleo (Figura 5.9). Este mismo procedimiento se repitió en la
edificación de la plataforma V/MPl-3; en cambio, en la ampliación V/MPl-4 se utilizó un entortado
de lajas de andesita de lamprobolita, de piroxenos y basalto vitrofídico con una mezcla de cal y
tezontlali para conformar el relleno.90 Al respecto, es significativo decir que Alva Ixtlilxóchitl91
menciona que el cimiento de las casas construidas por Nezahualcóyotl era de una argamasa muy
dura.
Hay que añadir que en el caso de las plataformas en las que se usaron las basas con pilotes éstas se
emplazaron únicamente en las fachadas septentrional, meridional y occidental. El relleno del área
frontal se realizó con piedra y tierra compactada.
En lo relativo al remozamiento de la fachada poniente de la plataforma nombrada V/W-MPl-2, se
presenta un cambio importante en la fábrica de los muros. En este caso se empleó la técnica de
sillería, la cual consiste en el uso de piezas escuadradas y en cuyo proceso productivo intervino un
grupo de especialistas en el trabajo de la piedra.
Para la renovación de la fachada se desmontó un área cercana a los 50 m de largo por 1.54 m de
altura. Este tramo se restituyó posteriormente con sillares de tezontle y basalto vitrofídico los cuales
se cortaron, labraron y tallaron en forma rectangular. La regularidad de las piezas permitió a los
albañiles asentarlas en hiladas horizontales. En cuanto al tamaño de los sillares podemos decir que la

90
La forma de rellenar se tratará con más detalle en el apartado dedicado en esta tesis al núcleo de la estructura.
91
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 175).

308
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

altura promedio de las piezas es de 20 cm. También registramos piezas con alturas regulares de 30,
40, y 50 cm, aunque con menor frecuencia.

Figura 5.9. Sistema de pilotaje en la plataforma


del Templo Mayor (tomado de Matos
Moctezuma 1982: 79).

Con respecto al ancho, hay una mayor variabilidad ya que los sillares documentados miden desde
10 hasta 90 cm. Debido a esta disparidad, suponemos que las piezas se tallaban a pie de obra de
acuerdo con las necesidades de la fábrica. Por otro lado, como los canteros dejaron rectas las líneas
de corte de los sillares y planas las caras de junta, lecho y sobrelecho, los albañiles pudieron situar los
bloques sin necesidad de utilizar un mortero; es decir, quedaron a hueso. Los canteros también
dejaron alisada la superficie de la cara del paramento por lo que los encaladores únicamente
dispusieron una capa muy delgada de pintura (no mayor a los 3 mn de espesor) terminado que
contrasta con el revestimiento de estuco de 2.5 cm de los muros que flanquean este remozamiento y
que corresponden a la ampliación anterior.
La técnica de sillería también se utilizó en otros edificios aledaños al Cu de Huichilobos. Por
ejemplo; en la Casa de las Águilas, donde los constructores también desmontaron un tramo de las
fachadas frontales del edificio y las remozaron con sillares de tezontle y basalto vitrofídico. La fábrica
de las cuatro fachadas de los edificios denominados A, B y D contemporáneos a la ampliación de la
plataforma V/MPl-1 y V/MPl-2 se elaboraron mediante sillares, así como la escalinata localizada
debajo de la Casa del Marqués del Apartado y las ubicadas en el antiguo Palacio del Arzobispado.
Como veremos más adelante, en las construcciones de grandes dimensiones como la Casa de las
Águilas o el Huey Teocalli la complejidad del proceso productivo que envuelve a la sillería fue uno de
los factores que limitó su uso en áreas muy específicas de estos edificios. En cambio, en los

309
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

monumentos con una menor extensión, permitió a los constructores cubrir con sillares un superficie
más extensa.

5.3.2 El núcleo
Sobre la forma de rellenar los templos de Anáhuac Toribio de Benavente dice que estaba contenido
por “una pared maciza [y el interior ] henchíanlo de piedra, lodo, o de barro o de adobe; otros de
tierra bien tapiada.”92
A partir del registro arqueológico conocemos que para contener el material que constituye el
núcleo de los basamentos que conforman el Templo Mayor, los arquitectos desarrollaron un sistema
de relleno y compactación que replicaron en otras edificaciones. Tal como sucede con otros sistemas,
el relleno presenta algunas variaciones en la técnica a lo largo de las distintas ampliaciones a partir de
las cuales hemos reconocido transformaciones en la manera de edificar.
Los materiales que conformaron el núcleo en todas las etapas constructivas y ampliaciones del
templo fueron el tezontle y la tierra. De manera similar a otros sitios mesoamericanos, en el Cu de
Huichilobos una constante es el desmantelamiento parcial de la estructura y su uso posterior como
núcleo de la nueva construcción. Las variaciones en el relleno no están en función de la clase de
materias primas aprovechadas, sino de la proporción de los materiales y la forma de utilizarlos.
El análisis arquitectónico llevado a cabo en las distintas etapas del Templo Mayor ha permitido
registrar cuatro formas diferentes de rellenar el núcleo: 1) técnica de confinamiento mediante muros
de contención; 2) técnica de confinamiento del núcleo con muros de contención y tramos de
enlajado; 3) técnica confinamiento del núcleo con muros de contención y afianzado con pilotes; 4)
técnica de entortado de cal y piedra confinado con muros de contención y enlajado.

5.3.2.1 Técnica de confinamiento y compactado del núcleo mediante muros de


contención
En la Etapa II, por ejemplo, el núcleo de la pirámide lo constituyen los restos de la subestructura de
la Etapa I; piedras medianas e irregulares de escoria volcánica y lodo.93 La contención del relleno se

92
Motolinía (1990: 50).
93
Las piedras que constituyen el núcleo de esta etapa no fueron identificadas mineralógicamente. No obstante, posiblemente la piedra
utilizada corresponda a vitrófidos báslticos de piroxenos que es el tipo de material empleado para la construcción de los muros en esta
etapa.

310
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

realizó utilizando muros cuya función era impedir el desplazamiento de los materiales del núcleo y a
su vez fungían como fachada de los cuerpos del basamento.
Durante la construcción de la Etapa III aumentó significativamente el área, volumen y altura del
Huey Teocalli. Como consecuencia, hubo un incremento en el acarreo de materiales como la piedra y
la tierra para el relleno.94
El núcleo está constituido por los remanentes de la Etapa II, por piedras de tezontle sin trabajar y
lodo proveniente de las orillas del lago.95 Otros materiales que aparecen dentro del relleno, aunque
en menor escala, son restos de cerámica, lítica y fragmentos de estuco.
A grandes rasgos, el procedimiento para rellenar, es depositar capas de tierra compactada y
mezclada con piedras de tezontle rojo y negro de 12 a 37 cm de largo por 15 a 27 cm de ancho en
promedio.96 Gómez Mont97 indica que en la fachada oriente el relleno estaba constituido por
tezontles más pequeños (8 a 19 cm) y tierra arcillosa poco compacta. Para contener el núcleo se
levantaron muros de contención en talud que le dieran una mayor resistencia, además de conformar
la fachada de los cuerpos.
En las ampliaciones de las escalinatas (Etapa III/MEs-1, MEs-2 y MEs-3, III/MEs-4) y del muro
norte y oeste (Etapa III/MF-N-1 y MF-W-1), se aprovecharon los mismos materiales que para el
núcleo en la Etapa III. No obstante, la diferencia más notable es que el área rellenada disminuyó
entre cada ampliación y como resultado aminoró la cantidad de materia prima. Por otro lado, durante
la construcción del siguiente muro o escalinata, los paramentos de la etapa o momento anterior
fueron aprovechados para apoyar el núcleo, el cual quedaba entre dos planos inclinados formando
una especie de cajón que daba al relleno una mayor compactación y solidez.
Las corazas que encofran el núcleo están sujetas a los empujes que ejercen los materiales
contenidos en su interior, a las presiones resultantes del peso del propio muro, así como al de los
cuerpos superpuestos. Además, cada una de las materias primas seleccionadas poseen
particularidades físicas y químicas que las distinguen; por lo tanto, la elección y porcentaje de cada
una de ellas pudo llegar a condicionar la estabilidad de la estructura.
En el caso de la Etapa III, en los informes de excavación no encontramos una referencia precisa
vinculada a la proporción de tierra y piedra que se utilizó en la conformación del núcleo. Lo más que
94
Matos Moctezuma (1979g: 1); (1982: 42).
95
Matos Moctezuma (1979d: 2); (1982: 39); Gómez Mont (1979f: 10).
96
Gómez Mont (1979f: 8).
97
Gómez Mont (1979c: 8).

311
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

podemos señalar apoyados en los registros fotográficos, es que el porcentaje de tierra y tezontle
estaba equilibrado. Por otro lado, si consideramos que el tamaño de la piedra aprovechada no era
muy grande (está en un rango de 12 cm a 37 cm) es muy probable que los constructores hubiesen
aumentado la cantidad de tierra para obtener un núcleo más compacto.
En este sentido, es pertinente señalar, que en la construcción los rellenos con una mayor cantidad
de sedimento, suelen ser menos sólidos. Esto se debe a que en las arcillas son comunes los cambios
químicos o físicos, los cuales llegan a modificar algunas de sus cualidades como la cohesión, la
adherencia y la contracción.98 Por ejemplo, en un relleno donde la roca es unida a base de lodo, la
perdida de humedad tiene como efecto una disminución en su volumen, lo que origina oquedades,
deslizamiento y reacomodo entre los materiales.
En un terreno caracterizado por suelos arcillosos, muy compresibles y con asentamientos
diferenciales como en el que se fundó Tenochtitlan, el uso de una mayor proporción de tierra en los
rellenos del basamento trajo como resultado una disminución en la capacidad de carga de los
paramentos, deslizamiento y empujes laterales en los muros. Esta deficiencia obligó a los
constructores a implementar mecanismos técnicos para impedir el desplazamiento de los muros.
La constitución del núcleo de la Etapa IV no difiere significativamente de las edificaciones que le
precedieron. Como base del relleno se aprovecharon los remanentes de la Etapa III y se
complementaron con piedra y tierra. El material seleccionado para el relleno fue el tezontle, aunque
es probable que los mexicas utilizaran también piedras de basalto y andesita de piroxenos.99 Este tipo
de roca es más densa y pesada que el tezontle, por lo que su aprovechamiento en el relleno de los
cuerpos fue menos frecuente. Matos Moctezuma100 también indica la presencia de fragmentos de
estuco revueltos con la tierra.
Siguiendo el procedimiento de la etapa anterior, los mexicas mezclaron capas de tierra
compactada con el tezontle, actividad que se realizaba de manera sincrónica al alzado de los muros.
Los elementos arquitectónicos, ornamentales y votivos cubiertos por el relleno eran protegidas por
una capa de lodo que amortiguaba el peso de las rocas, las cuales también se disponían
cuidadosamente para no maltratar los pisos, muros, ofrendas y esculturas.

98
Juárez y Rico (1985: 246-247).
99
Matos (1982: 29). Véase también el registro fotográfico de excavación de la Ofrenda 8 (ATMTM).
100
Matos Moctezuma (1982: 29).

312
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En cada nueva ampliación se aprovechó el plano superior de la plataforma anterior como base.
Para conformar el núcleo se depositaba una capa de tierra apisonada. Encima del sedimento los
constructores colocaban un entramado de piedras de tezontle sin trabajar y ocasionalmente basalto.
Algunas veces se ponía una capa de piedras pequeñas (principalmente tezontle) que por efecto de
gravedad iban cubriendo los espacios que quedaban entre las rocas más grandes y a la par se
depositaba tierra que era compactada. Cada uno de estos pasos era repetido por los albañiles hasta
obtener la altura deseada de los paramentos.
El área frontal de las fachadas de las etapas V, V/MPl-1 y V/W-MPl-2 fue rellenada
aprovechando la escalinata anterior a cada una y el resto del espacio se rellenó con piedra de tezontle
y tierra húmeda bien compactada.

5.3.2.2 Técnica de confinamiento y compactado del núcleo mediante enlajado


A partir de la ampliación del muro norte de la etapas IV/MF-N-1 y de la fachada frontal de la
plataforma Etapa IV/MPL-W-3, el confinamiento del núcleo incorpora una variante técnica, la cual
también afectó el modo de construir los paramentos de la fachada. El emplazamiento de las plantillas
de andesita de piroxenos se incorpora como parte de la técnica para la fábrica de muros de piedra y
su uso se extendió hasta la Etapa V del templo.
En las etapas IV y V las capas de material que formaron el enlajado se emplazaron a partir del
nivel de la entrecalle de cada cuerpo. Entre cada tramo de rocas de andesita de piroxenos los
constructores colmaron el núcleo de los cuerpos con capas de tierra y tezontle sin modificar.101
Sobre el filo del enrase de la plataforma, los albañiles prehispánicos emplazaron una hilada de piedras
de andesita de piroxenos de 63 cm de largo con un espesor de 7.5 cm en su sección más gruesa. Esta
hilera servía como zapata para colocar las capas de tezontle y tierra compactada que conformaban el
primer tramo de relleno de la plataforma de la Etapa V. Posteriormente se emplazaba el siguiente
nivel de lajas que cubrían una superficie de 1.55 m. Encima de este piedraplen se colocaba el
siguiente tramo de relleno que quedaría confinado entre ambos niveles de lajas.
La piedra del relleno no se depositaba a granel, por el contrario los albañiles iban acomodando los
bloques. Para obtener un núcleo consistente se aprovechaban las irregularidades de las piedras

101
Matos Moctezuma (1978a: 4); (1982: 20-21); Matos Moctezuma et al. (1979: 5).

313
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

afianzadas con el sedimento. En los espacios entre las rocas se ponían pedruscos pequeños que
tenían como objetivo formar cuñas y de esta manera conformar una liga sólida.
El uso de enlajado o piedraplen se implementó como sistema de relleno y compactación en los
muros de los cuerpos del basamento, así como de la plataforma. Por ejemplo, en la ampliación oeste
de la plataforma IV/W-MPl-3 y en los cuartos ubicados en los extremos norte y sur de ésta, se
observa la presencia de las lajas de andesita de piroxenos que forman cada trecho del muro. En la
plataforma de la Etapa V sucede algo similar (Ver DT-04, anexo Etapa V). Esta capa de piedra
pesada brindó una mayor estabilidad a los taludes al confinar el relleno en módulos.
A partir del registro arquitectónico y de los informes de excavación, hemos reconocido tres
medidas estándares entre la distancia a la que se colocaban cada tramo del piedraplen: la primera es
de 35 cm, la segunda de 45 cm y la tercera de 55 cm. Estos módulos podían combinarse entre sí o
emplearse una sola medida. Por ejemplo, de acuerdo con Matos Moctezuma,102 en el relleno que
cubrió la plataforma de la Etapa IV, la cama de lajas que cubría el cuello de la serpiente excavada por
Gamio103 y el siguiente nivel de pedraplén era de 45 cm. En la misma plataforma pero en su lado
noreste se emplazaron tres niveles de lajas. El primero se colocó sobre el entrecalle de la plataforma,
entre este nivel y el segundo hay una distancia de 52 a 55 cm (dependiendo de donde se tome la
medida y del grosor de las lajas). Entre el segundo y tercer nivel de lajas hay una distancia de 35 cm y
el trecho entre el piedraplen y el inicio del piso de la plataforma de la Etapa V es de 43.5 cm a 45 cm
(Figura 5.10, 5.11; DT-04, anexo Etapa IV).

Figura. 5.10 Esquema de la técnica de


confinamiento y compactado del núcleo
mediante enlajado (dibujo O. Quezada).

102
Matos Moctezuma (1982: 21-22).
103
Esta serpiente se ubica en el eje norte- sur que divide a la plataforma de la Etapa IV en el lado sur.

314
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Este cambio en la forma de rellenar se refleja en otros edificios al interior y en los alrededores del
recinto sagrado. Tal es el caso de la Casa de las Águilas, la Estructura A, el Templo del Sol debajo del
Sagrario Metropolitano y el Templo de Toci. En la etapa 3 de la Casa de las Águilas, López Lujan104
registró que los muros externos del edificio, están hechos con piedras irregulares de tezontle entre las
que a cierta distancia se intercalan hiladas de andesita de piroxenos que le dan mayor cohesión.
También, Rubén Cabrera, reporta que en la excavación de la Estructura A con sobreposiciones A1,
A2 y A3 se localiza bajo el Sagrario Metropolitano. Los muros de la subestructura A1 están
elaborados con bloques irregulares de tezontle y alternados con lajas grandes. De acuerdo con
Cabrera, las hiladas de lajas “sobresalían del lado del muro a intervalos regulares, equidistantes cada
55 cm unos de otros”.105 El arqueólogo señala que las lajas tenían una doble función: “consolidar el
relleno de piedras y lodo del núcleo y recibir el muro del paramento evitando el desplazamiento”.106
Referente a esta misma estructura, Islas Domínguez107 informa también la presencia de una cama de
lajas como parte del sistema constructivo, aunque no indica a que distancia se encuentra cada lecho
de lajas con respecto al otro.

Figura 5.11. Módulos horizontales de lajas


empleadas en el núcleo de la plataforma de la
Etapa V (foto O. Quezada).

En el basamento ubicado entre las calles de Justo Sierra y Argentina excavado por Raúl Barrera y
Flor Rivas, se documentó la presencia de lajas de andesita de piroxenos como parte del sistema

104
López Luján (2006a: 73).
105
Cabrera (1979: 57).
106
Cabrera (1979: 57).
107
Islas Domínguez (1999: 54).

315
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

constructivo del muro. Barrera y Rivas108 afirman que la presencia de estas lajas era para conferirle
consistencia al paramento.
En construcciones aledañas al recinto sagrado como el Templo de Toci, González Rul menciona
que el sistema constructivo del núcleo del basamento “está formado, al igual que en Tlatelolco, por
capas paralelas de piedra-laja alternadas con capas de tierra… aproximadamente de 35 cm de
espesor”.109 Esta técnica es una variante de la del Templo Mayor, ya que el relleno lo componen
únicamente capas de tierra apisonada las cuales quedaban selladas y consolidadas mediante el
piedraplen. En el Cu de Huichilobos, además de la tierra, se agregó tezontle para dar mayor solidez al
núcleo.

Figura 5.12. Izq.. Pedraplen elaborado con lajas de andesita de piroxenos para la
elevación del muro norte de la etapa IV/N-MF-1 y la Etapa V (foto O. Quezada).
Der. Lajas de pedraplen que cubrió los braseros y cabezas de serpiente de la
plataforma de la etapa IV (tomado de Matos Moctezuma 1982: 22).

En lo que toca a Tlatelolco, Espejo110 refiere que al NE de la Etapa II se detectaron dos


superposiciones. A la primera ampliación se le adosó un piso de piedras irregulares de basalto,
encima de las cuales se desplantó la siguiente superposición. El piso irregular que señala Espejo
puede corresponder a un piedraplen de lajas gruesas e irregulares de basalto y andesita de piroxenos,
parecido al registrado por nosotros en Tenochtitlan.

108
Barrera y Rivas (2003: 161)
109
González Rul (1963: 69).
110
Espejo (1996: 255).

316
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En el caso de los edificios del recinto sagrado, la identificación de este sistema junto con otros
elementos constructivos (el aparejo de los muros, el trabajo de la piedra y el tipo de materias primas)
y arqueológicos permitirá en fases posteriores a esta investigación, establecer si estos edificios son
contemporáneos a la ampliación de la plataforma IV/W-MPl-3 (IVa-3/IVb) o se construyeron
durante la Etapa V (Figura 5.11).

5.3.2.3 Técnica de confinamiento, compactado y afianzado del núcleo mediante


pilotes
Párrafos previos describimos que a partir de la ampliación de la plataforma V/MPl-1 se modifica
el sistema de relleno. El piedraplen se sustituye por un sistema de estacas de madera encajadas en
módulos circulares de lajas de andesita de piroxenos entre los que se confinaba la piedra y tierra que
completaban el relleno del núcleo. Contreras y Luna111 reportan en sus excavaciones que entre cada
grupo de pilotes había piedras grandes y tierra, aspecto que contrastaba con el material sedimentario
del resto de la excavación.
Esta innovación también afectó la plataforma V/MPl-3 y posteriormente fue sustituida por una
variante de la técnica de entortado y piedra aplicada en los pisos de la plaza. En el Códice Florentino se
hace referencia a los pilotes y a su uso en la construcción como parte de los cimientos. En el escrito
se indica que los maderos emplazados sobre los cimientos de piedra recibían el nombre de
quauhtepánitl.112 Alonso de Molina usa el vocablo atzotzontli113 para nombrar a las estacas que se usan
en el cimiento de los edificios donde hay laguna.
En el caso de las ampliaciones de la plataforma V/MPl-1, sobre la superficie de desplante del piso
P1,114 se construyeron bases circulares de andesita de piroxenos, encima de las cuales se hincaron
unos pilotes de madera. Cada base que rodeaban las hileras de pilotes se situaron en las fachadas
Norte, Sur y Este. Todas tienen un diámetro aproximado de 2.00 m y son linealmente equidistantes
entre sí cada 3.00 m aproximadamente (Figura 4.47). Los pilotes elaborados en madera tenían un
diámetro aproximado de 10 cm y una longitud de 1.50 cm. Tocante a la base V/MPl-3, los asientos
de lajas y los pilotes se emplazaron encima de la plataforma V/MPl-1.

111
Contreras y Luna (1978b: 7); (1979: 13).
112
Códice Florentino (lib. XI, fol. 119v).
113
Molina (1571: II, 9).
114
Este nivel del piso de plaza está asociado a la última ampliación de la plataforma IV/W-MPl-3 y a la Etapa V, ya que la superficie
fue reutilizada.

317
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Cada base sujetaba entre 5 y 8 pilotes, y tenía como función afianzar cada conjunto de estacas y
otorgarles estabilidad. Una vez fijados los maderos, se comenzaba a rellenar con tezontle y arcilla. El
núcleo se compactaba conforme se ponían las hiladas de la coraza o muro de contención hasta
obtener la altura deseada de la plataforma (Figura 5.13)

Figura 5.13 Esquema de la técnica de confinamiento, compactado y afianzado del


núcleo en la plataforma mediante pilotes (dibujo O. Quezada).

Como la ampliación y superposición de las plataformas V/MPl-1 y 3 se adosaron a elementos


arquitectónicos previamente construidos (Figura 5.14). Además de llevar a cabo su función de
trasmitir las cargas verticales de los cuerpos escalonados, también debían contener los empujes
laterales originados por el propio peso del edificio. Es probable que la ampliación de la superficie en

318
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

área y volumen obligara a los arquitectos mexicas a buscar un sistema que les permitiera trasmitir las
cargas y contener los empujes de manera eficiente. Como indicamos en los párrafos previos
dedicados a la cimentación, el sistema de pilotaje permitió a los constructores conformar un terreno
consolidado encima del cual levantar edificios tan grandes como el Cu de Huichilobos.

Figura 5.14. Vista de la sección


noreste del Templo Mayor donde se
aprecian las huellas de las bases
circulares de lajas de andesita de
piroxenos y los pilotes (foto O.
Quezada).

5.3.2.4 Técnica de confinamiento del núcleo mediante entortado de cal y enlajado


En la ampliación de la plataforma V/MPl-4, se elevó el nivel 1.42 m aproximadamente. Para
construirla se empleó la técnica número cuatro, consiste en el emplazamiento de capas de tezontle y
mortero alternadas. En primer lugar, se emplazó sobre el pavimento de la plataforma anterior una
capa de tezontle encima de la que vertió una mortero compuesto de cal, tezontle y piedra pómez
(grupo 1). Este procedimiento se repitió varias veces hasta llegar a una altura de 35 cm. Para finalizar
cada tramo se confinó el entortado mediante losas de andesita de lamprobolita y de piroxenos. La
plataforma se compone de tres tramos de entortado. Encima del último se depositó una capa de
mortero de la misma composición que el del entortado, con un espesor de 17 cm.
Las piedras de tezontle del entortado miden aproximadamente 12 cm por lado. El último tramo
de entortado se compone de dos capas de andesita de lamprobolita, bloques careados de tezontle y
piezas irregulares de escoria volcánica (Figura 5.14, DT-07, Anexo Etapa V).
El uso de la técnica de entortado también fue utilizado en otras estructuras circundantes al
Templo Mayor. Hinojosa y Barrera115 indican que el núcleo del basamento de las calles de Luís
Gonzáles Obregón 25 y Argentina se rellenó con roca aglutinada con argamasa, cal y gravilla de

115
Hinojosa y Barrera (2003: 149-151).

319
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

tezontle. El núcleo presenta una variante, ya que en este caso los constructores emplearon cajones de
relleno elaborados con piedra y argamasa que después eran llenados con el entortado. El sistema de
relleno mediante cajones ha sido documentado en edificaciones como la Casa de las Águilas, donde
López Luján116 registra un muro de basaltos en la Etapa 1 y un muro de tezontles en la Etapa 3 a
partir de los cuales supone la existencia de compartimentos que contenían el relleno. Barrera
Rivera117 también menciona la presencia de muros que conforman cajones para contener el núcleo
de una de las estructuras ubicadas bajo la Catedral Metropolitana. De la misma manera, Hinojosa y
Barrera118 registran cajones en uno de los basamentos excavados al noroeste de la zona arqueológica.
Aunque hay estructuras en las que se emplearon los cajones constructivos, es importante tener en
consideración que no en todos los edificios del recinto sagrado se utilizó este sistema, por lo que no
podemos considerarlo como una constante en la forma de rellenar.

Figura 5.15. Vista del relleno mediante


entortado, utilizado en la construcción de la
plataforma V/MPl-4 del Templo Mayor
(foto O. Quezada).

5.3.3 Subsistema de circulación horizontal


Este sistema atañe a las superficies artificiales y planas, a partir de las cuales se vinculan los espacios a
un mismo nivel y permiten el desplazamiento de las personas a través de ellos. Este subsistema
relaciona áreas que pueden estar en el exterior o en interior de las estructuras.
En el caso del Templo Mayor la circulación exterior está representada por los pisos de la plaza
que lo circunscriben; la interior concierne a los pisos del basamento. En este caso, los subdividimos
en abierta y cubierta. La circulación abierta corresponde al piso de la plataforma, a las entrecalles de
los cuerpos y al vestíbulo de las capillas en la parte superior del basamento. La circulación cubierta

116
López Luján (2006a: 68, 72).
117
Barrera Rivera (1999: 31).
118
Hinojosa y Barrera (2003: 149).

320
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

incumbe a los pisos de los cuartos situados en los extremos norte y sur de la plataforma de la Etapa
IV/MPl-1,2,3, así como a los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc en la Etapa II.

5.3.3.1 Superficies horizontales de circulación exterior


La información derivada del análisis arquitectónico nos permite determinar la existencia de dos
técnicas utilizadas para fabricar los pisos119 de la plaza, las cuales marcan dos periodos constructivos
que reflejan la transición hacia procedimientos más complejos para edificar dentro del recinto
sagrado de Tenochtitlan. A continuación enlistamos las técnicas y sus característica: 1) técnica de
apisonado y consolidación; 2) técnica de entortado con piedra.
En la técnica de apisonado, la tierra, el basalto de piroxenos y el tezontle son las materias primas
protagonistas. Aunque los procedimientos que engloba son simples, el área que se apisonaba era
extensa, lo que involucraba contar con un número importante de obreros que realizaran esta
actividad aparentemente sencilla, pero extenuante.
En relación a la técnica del entortado con piedra, los materiales que predominan son el vitrófido
basáltico de piroxenos en distintos tamaños y la cal. Los métodos aplicados en esta técnica son más
complejos y particularmente en lo que compete a la preparación del entortado de cal, donde estaban
involucrados procedimientos que requerían una mayor especialización y conocimiento por parte de
los constructores.
El punto de coincidencia entre ambas técnicas son los materiales utilizados para recubrir los pisos.
En ambos casos se trata de pavimentos discontinuos, recubiertos con piedra natural como baldosas o
lajas. Entre los materiales seleccionados para cumplir con está función podemos citar a la andesita de
lamprobolita, el tezontle y la andesita de piroxenos.
En los pavimentos, pese a que el material litológico empleado como losas no cambia, las
variaciones se presentan en relación al tamaño de las piezas, y en algunos casos, al acabado natural de
la superficie. Estas diferenciaciones se presentan también como indicadores de una transformación y
evolución en las técnicas constructivas que podemos vincular en primer lugar, a una selección de
mejores materias primas y, por otro, a la posibilidad de explotar mejores bancos de material. En
ambos casos la consolidación del imperio mexica es un factor determinante, ya que una vez

119
En esta tesis entendemos como piso o suelo, la superficie artificial que se hace para nivelar. Un piso puede estar constituido por
varias capas de distintos materiales que le proporcionan resistencia y durabilidad.

321
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

afianzado el poder del Estado, tanto el gobernante en turno como su alarife principal podían
disponer de mano de obra calificada y tener acceso a los afloramientos más importantes.
A partir de las exploraciones de la primera y la sexta temporadas del PTM,120 han quedado al
descubierto los pisos de los momentos constructivos de la plataforma IV/MPl-1, 2 y 3, la Etapa V y
del momento V/MPl-1.
Con respecto a la nomenclatura de los pisos es importante aclarar que, a diferencia de otros
elementos arquitectónicos del Templo Mayor, los pisos de la plaza se consideraron como
componentes independientes debido a que los mexicas elevaron constantemente sus niveles por
diversas circunstancias, así que a una misma etapa o momento constructivo se puede encontrar
asociado más de un piso. Para la nomenclatura de éstos asignamos únicamente la P que indica que se
trata de un piso y un número consecutivo para señalar la cantidad de niveles documentados por etapa
o momento constructivo. Como elemento de referencia para asociarlos con un periodo específico de
tiempo se eligió la base o plataforma del Cu de Huichilobos, ya que ésta siempre está en contacto
con los pavimentos de la plaza.
Como resultado del sondeo intensivo realizado durante el PTM-6,121 se tiene información más
detallada de la secuencia de sobreposición de los pisos asociados a las plataformas IV/MPl-1, 2 y 3.
Debido a esto, decidimos mantener la secuencia en la que fueron ordenados y numerado los distintos
niveles para facilitar el cotejo de los datos con los informes de excavación.122En el caso de la
plataforma a la cual están asociados, ésta mantiene la nomenclatura con respecto a las etapas y
momentos constructivos propuesta en esta tesis.
Con respecto a la Etapa V y los momentos V/MPl-1, V/MPl-W-2 y V/MPl-3, aunque también
contamos con excelentes registros, en este caso los pisos aparecen descrito, pero no enumerados.
Por tal motivo, les asignamos un número consecutivo tomando como guía los pisos visibles
actualmente y que están directamente asociados a la etapa y momentos antes citados, comenzando la
numeración con el piso más antiguo.123

120
Véase Matos Moctezuma (1982: 17-70) y López Luján (2006b: 3).
121
Véase López Luján (2006b: 8-10, 162-165, 172-174).
122
La numeración de los pisos está ordenada en el sentido descendente que sigue la excavación, por lo tanto el piso P1 es el más
tardío.
123 Tocante al criterio de numeración, la cifra de inicio corresponde al nivel de ocupación más antiguo.

322
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

5.3.3.1.1 Técnica de apisonado y consolidación de superficies horizontales


La técnica de apisonado y consolidación de terrenos fue utilizada desde el momento constructivo
IV/MPl-1, 2, 3, en los siete pisos documentados (Figura 5.16), así como en el primer piso de la Etapa
V y del momento V/MPl-1.124 A partir de la ampliación de la plataforma del momento V/Pl-1, en
los niveles de piso P2, P3 y P4 registramos una variante en la técnica constructiva que consiste en un
aumento en el uso de tierra apisonada con una baja densidad de piedra pequeña de tezontle.
En seguida describimos en extenso cómo fueron construidos los pisos del P1 al P7 de los
momentos de plataforma IV/Pl-1, 2 y 3 y el piso P1 de la Etapa V.

Figura. 5.16 Alzados de la operaciones 2 y 6, perfil


este, donde se aprecia la secuencia de
sobreposiciones de los pisos (tomado de López Luján
2006b: 164).

124El piso P1 del momento IV/MPl-3 corresponde también al piso P1 de la Etapa V. Se trata de un superficie reutilizada que sirvió
como base para emplazar la plataforma de la siguiente etapa. Como señalamos en capítulos previos, este nivel de ocupación tuvo un
amplio periodo de funcionamiento que abarcó desde la última ampliación de la plataforma IV/MPl-3, hasta la primera ampliación de la
plataforma de la Etapa V, denominada como V/MPl-1. Véase en esta tesis capítulo II.

323
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Como primer paso, los albañiles transportaron en canoas la tierra que extraían de las orillas del
lago (Figura 5.17),125 por lo cual suponemos que este material se depositó húmedo. Una vez que el
lodo estaba a pie de obra, otro grupo de trabajadores se encargaba de compactar, nivelar y emparejar
la tierra. El objetivo de la compactación de la arcilla era aumentar su cohesión y en consecuencia su
resistencia y capacidad de carga.126 La tierra apisonada recibía el nombre de tlahuitectli que significa
“tierra asentada a golpes” (Figura 5.18).127

Figura 5.17. Transporte de material hacia un templo a


través del lago (Co dex M en docino 1979: fol. 63r).

El instrumento para apisonar la tierra probablemente fue el huíctli, tal como se observa en el folio
227r del libro XI del Códice Florentino (Figura 5.17), aunque en el inventario de términos de Molina,
encontramos que él registra dos vocablos que hacen referencia al pisón: tlaxixilihuani y tlatehuiloni.128

Figura. 5.18. Hombre apisonando tierra (C ódice


Flor entin o 1979: lib. XI, fol. 227).

125 Las muestras analizadas por la Dra. Aurora Montúfar de la tierra colectada durante las excavaciones del PTM-6, revelan la presencia
de micromoluscos y ostrácodos. Estos organismos provienen de cuerpos de agua que pueden ser dulce o salada, por lo que deducimos
que la tierra empleada para la construcción de los pisos de la plaza proviene de las orillas del lago. Véase López Luján (2006b: 107),
véase también en esta tesis capítulo 3, apartado 3.5.
126 Véase Das (2001: 52-59).
127 Códice Florentino (lib. XI, fol. 227).
128 Molina (1571: I, 96).

324
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Encima de la capa de tierra, el calquetzi depositaba piedras medianas y grandes de basalto de


piroxenos sin modificar, las cuales median entre 32 cm y 45 cm de ancho por 20 cm de alto (Figura
5.19). Posteriormente, se colocaba una capa de gravas de tezontle que medían entre 3 cm y 6 cm por
lado. Esta grava además de rellenar los espacios que quedaban entre los bloques grandes de basalto,
le daban impermeabilidad al firme. Para terminar, los trabajadores emplazaban una capa de tierra
bien compactada menor a 10 cm. Sobre la capa final de arcilla, se concertaban las lajas que
constituían el pavimento.129

Figura 5.19. Fachada oeste, piedras de basalto de piroxenos


que conforman parte del relleno del firme del piso P1 de la
plataforma IV/MPl-3 (tomado de López Luján 2006b: 157).

Figura 5.20. Operaciones 2 y 6. Improntas de lajas del piso


P7 excavadas durante el PTM 6 que están asociadas a la
plataforma IV/MPl-1 (tomado de López Luján 2006b: 160).

En lo que respecta a los piso P7, P6, P5 y P4, no se encontraron los restos de las lajas que
conformaban el pavimento. No obstante, a partir de las improntas detectadas en la excavación del
pisos P7 de la operación 2, suponemos que éstos estuvieron recubiertos con lajas de andesita de

129 En construcción se le denomina pavimento la capa superior de material que recubre la superficie de un suelo y cuya finalidad es
rematar un piso por medio de una superficie plana, dura y decorativa, por la cual pueda andarse con comodidad pero que sea resistente
al roce. Cusa (1981: 9); Enciclopedia de Arquitectura Plazola (2001).

325
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

piroxenos, mismas que se desmontaron para reutilizarse en por lo menos seis ocasiones, incluyendo
los pisos P2 y P1 del momento IV/MPl-2,3 (Figura 5.20).
La reutilización de materiales constructivos era una práctica común en la arquitectura
mesoamericana.130 En el caso de los mexicas, el registro arqueológico da cuenta de un
desmantelamiento parcial y sistemático de las estructuras para utilizarlas como núcleo de la siguiente
construcción. El material producto de la demolición se utilizaba en el relleno. Un indicador de esta
actividad son los restos de estuco adheridos a las piedras y la tierra que se localizan frecuentemente
dentro de éste. En el caso de los pisos, los obreros desmontaban las piedras del pavimento en buen
estado y las usaban nuevamente en el siguiente nivel de piso. Aunque en algunos casos desmontaron
un área extensa de lajas, como el caso de los pisos de asociado a las plataformas IV/MPl-1,y 2, en
otros sólo removieron algunas zonas como en los pisos asociados a la plataforma V/MPl-1 y 2.

Figura 5.21. Piso P1 asociado a la plataforma IV/MPl-


3 de la Etapa IV. El pavimento es de lajas de andesita
P1 de piroxenos con aristas e irregularidades en la
superficie (foto O. Quezada).

El aprovechamiento de materiales constructivos de otras construcciones o del mismo edificio


representaba una reducción en el costo de tiempo y el número de obreros, ya que se disminuía la
cantidad de piedra que debía transportarse y transformarse, lo cual resultaba muy beneficioso en una
obra como era el Templo Mayor y los edificios del recinto sagrado.
Con respecto a la morfología de las lajas de andesita de piroxenos registradas en el piso P1 de los
momentos ya señalados, presentan bordes afilados y discontinuos, aristas en su superficie y todas
tienen forma de polígonos irregulares. Como resultado de las piezas elegidas, el pavimento era
discontinuo, con amplias juntas que fueron rellenadas con un mortero menos espeso para que

130 Marquina (1935: 78). Margain (1966: 159); Gussinyer (1974: 33).

326
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

pudieran cubrirse bien los espacios entre las piedras. El rango de las dimensiones de las lajas se
encuentra entre los 30 cm y 1 m de largo por 37 cm a 80 cm de ancho. La heterogeneidad en el
tamaño y forma de las lajas no permitía que las piezas embonaran adecuadamente, por lo que la junta
entre cada una fluctúa entre 3 y 12 cm.
Finalmente, hay que añadir que el uso de la técnica del apisonado se prolongó hasta la Etapa V y
la ampliación de la plataforma V/MPl-1, ya que el piso P1 del último agrandamiento de la base del
templo en la Etapa IV se reutilizó como superficie de desplante (Figura 5.21 y 5.22)
En relación al piso P3, se siguió la misma técnica para la construcción del firme que en los otros
pisos registrados. No obstante, en este caso el alarife en turno eligió el tezontle como material para el
recubrimiento del piso de la plaza. Sobre esta roca se tallaron cinco lados para perfilar los polígonos
regulares en forma de rectángulo. Los márgenes no están completamente escuadrados; los cantos son
discontinuos; la cara superior de las piezas es llana y algunos bloques fueron trabajados con figuras
en relieve (Figura 5.21). Algunas de las formas registradas son fechas calendáricas, figuras
antropomorfas, zoomorfas y fitomorfas.131 Estas losas formaban parte de un discurso relacionado
con el simbolismo del Huey Teocalli.

Figura 5.22. Piso P3 de la plaza asociado a la plataforma


IV/MPl-2, donde se observa parte de las losas del piso
desmontadas y colocadas bocabajo (foto O. Quezada).

Retomando la descripción de las piezas, la sección en contacto con el firme del piso se labró en
forma de espiga, siguiendo el mismo procedimiento que con los mampuestos de los muros. Las
piezas presentan dimensiones variables, aunque la mayoría de los bloques miden alrededor de 31 cm
x 37 cm x 17, por lo que se trata de piezas pequeñas comparadas con las manufacturadas con

131 López Luján (2006b: 9, 220-227).

327
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

andesita de piroxenos de los pisos precedentes. Tras su funcionamiento, estas losas se desmontaron
parcialmente para conformar el relleno del piso P2.132
Para cubrir la extensa superficie de la plaza fue necesario manufacturar cientos de baldosas de
tezontle, así como contar con obreros familiarizados con las técnicas de cantería. Sin embargo, el
trabajo poco cuidado en el corte y escuadrado de las piezas nos hace suponer que en la manufactura
de estas baldosas intervinieron obreros que, a pesar de conocer el arte de la cantería, no eran muy
diestros.

Figura 5.23. Operaciones 2 y 6, Perfil sur. Secuencia del


relleno o firme que constituye cada uno de los niveles de
pisos registrados (tomado de López Luján 2006b: 162).

El momento IV/MPl-2 está vinculado al gobierno de Moctezuma I. Durante este periodo el


tlatoani amplió el Cu de Huichilobos en varias ocasiones y en cada una de ellas solicitó a distintas
provincias los materiales y la mano de obra que se requerirían. Así está narrado en la crónica de
Durán, quien describe cómo Tlacaélel aconseja a Moctezuma Ilhuicamina lo siguiente: “y que les
mandes parezcan ante ti, sin hacer falta, y estando en tu presencia les puedes mandar que traigan sus
gentes o que les invien y que juntamente te traigan materiales y que hagan la casa y templo de

132 López Luján (2006b: 157, 162, 166-167).

328
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

nuestro dios”.133 Para esta época, aunque Tenochtitlan tenía más de trece años de haberse
emancipado de los tepanecas y poco a poco había ido fortaleciendo su poder sobre otras
demarcaciones, aún no había podido establecer el control en las provincias, como es el caso de
Chalco, por lo que en los llamamientos éstos no se sentían obligados a comparecer.
A los señores Quatéotl y Toteocitecuhtli,134 jefes de esta ciudad se les solicitó piedras grandes para
hacer algunas esculturas y figuras con las cuales adornar el templo a Huitzilopochtli. Entre la piedra
requerida por los mexicas estaba “alguna piedra grande pesada y con alguna piedra liviana, pues esa la
teneis de sobrada en estos cerros, para el edificio del templo de nuestra ciudad”,135 una petición a la
que se rehusó el señorío de Chalco, cuyo consecuencia fue el desencadenamiento de una pugna entre
ambas provincias.
Retomando la cuestión de la técnica poco detallada en el trabajo de las losas de tezontle,
consideramos posible que haya estado ligada a la relación poco fraternal entre los mexicas y los
chalcas. Hay que recordar que en la ciudad de Chalco no sólo había importantes afloramientos de
basalto y tezontle, sino también una larga tradición y prestigio en el trabajo de la piedra, por lo que
durante la primera ampliación del Templo Mayor realizada por Moctezuma “el viejo” no sólo se le
negó las materias primas a Tenochtitlan, sino también la posibilidad de obtener la mano de obra. Así
lo constata la respuesta ásperas y airosas de los chalcas al declinar el llamamiento: “mexicanos: aquí
no emos de encubrir y callar la respuesta de toda esta comunidad de tigres y águilas… los cuales
responden absolutamente que no quieren, ni es su voluntad en cosa ninguna ayudar ni servir a los
mexicanos”.136
Ante esta oposición y mientras se resolvía el conflicto, suponemos que el tlatoani y el cihuacóatl
optaron por delegar el trabajo de la piedra a las provincias que sí acudieron al llamamiento y
mandaron traer la piedra de los yacimientos circunvecinos. Entre las provincias que se reunieron y se
encargaron de la construcción citadas por Durán137 y Alvarado Tezozómoc138 estaban Texcoco,
Xochimilco, Culhuacan, Cuihtláhuac, Azcapotzalco, Tlacopan, Coyoacan y Míxquic.

133 Durán (2002: 183-184). Véase también Alvarado Tezozómoc (1987: 288-289).
134 En Alvarado Tezozómoc (1987: 289) aparece escrito como Tonteoziuhteuctli.
135 Durán (2002: 185-186). En la Crónica Mexicana se dice a que los señores de Chalco se les pide que se les “favoreciesen con un poca

de piedra pesada, tezontle, liviana” para la edificación del templo. Alvarado Tezozómoc (1987: 289).
136 Durán (2002: 186).
137 Durán (2002: 184).
138 Alvarado Tezozómoc (1987: 287).

329
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Concerniente a los pisos P2 a P5 asociados a la ampliación de la plataforma V/MPl-1, éstos


corresponden a la primer variante de la técnica de apisonado, donde el calquetzi sustituyó la piedra
pesada de basalto de piroxenos por una mayor proporción de tierra mezclada con tezontle y
fragmentos de lajas de andesita de piroxenos. En esta variante la concentración de la piedra es baja
en comparación con el grupo de pisos elaborados con la técnica del apisonado.
Para la fábrica del firme se depositaron entre dos y tres capas de tierra cuyo espesor una vez
comprimidas quedaba entre 10 y los 15 cm. Los fragmentos de tezontle y andesita de piroxenos iban
mezclados con la tierra. Una vez que se había llegado al nivel deseado, el calquetzi colocaba el
pavimento sobre el firme de tierra. En esta variante se utilizaron lajas de andesita de piroxenos y
losas de andesita de lamprobolita para los recubrimientos.
En el caso del piso P2, se emplearon lajas de andesita de piroxenos con características similares a
las del piso P1, es decir, se trata de piezas medianas y pequeñas con un ancho promedio de 38 a 57
cm, de 35 a 68 cm de largo y de 4 a 10 cm de grosor en una misma laja. Son polígonos irregulares,
con cantos disparejos y una superficie con aristas. Asimismo, las piezas concertadas no ajustaban
entre sí, por lo cual quedaba un pavimento discontinuos con juntas anchas que eran henchidas con
mortero (grupo 2).
Para construir el firme del piso P3 se siguieron los mismos pasos que en la superficie anterior; no
obstante, para el revestimiento se combinaron lajas pequeñas y medianas de andesita de piroxenos
con piezas medianas de andesita de lamprobolita. Éstas últimas tienen formas de polígonos regulares
como el rectángulo y el cuadrángulo y, sus medidas oscilan entre los 22 y los 58 cm de ancho, los 47
cm y los 75 cm de largo y los 7 y los 10 cm de grosor.
Al acomodar piezas de materiales con notables diferencias en sus formas, los albañiles trataron de
demarcar áreas en las que se utilizaba una sola clase de piedra. De esta manera era más sencillo
ajustarlas, aunque no siempre era posible como se aprecia en el lado sur de la plaza. De igual manera
que en los pisos anteriores, las juntas de este plano eran amplias en algunas áreas, particularmente en
aquellas donde los bordes entre piedras no ensamblaban. Estas separaciones también se rellenaron
con mezcla (Figura 5.24).
Para pavimentar el piso P4 se eligieron losas grandes de andesita de lamprobolita y en su mayoría
rectangulares, aunque también registramos piezas cuadradas y otras en forma de trapecio. Las losas

330
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

miden en promedio 1.00 m de largo y llegan hasta los 4 m.139 También registramos piezas medianas
que se encuentra en un rango de 60 cm a 90 cm. El ancho de las piezas oscila entre los 62 cm hasta
1.12 m aproximadamente. Con respecto al grosor, algunas lápidas tienen 8 cm de espesor y otras
alcanzan hasta los 18 cm. Como explicamos en el capítulo referente a los materiales, el grosor de este
tipo de roca depende de la distancia que hayan entre las vetas.

P4

Figura 5.24. Distintos niveles


P3 del piso de la plaza, asociados
P2 a la ampliación de la
plataforma V/MPl-1 (foto O.
Quezada).

Por otro lado, aunque las losas son en su mayoría polígonos regulares, los márgenes son
disparejos principalmente en las zonas de corte. Las uniones entre las piedras están muy separadas,
llegando a tener hasta 20 cm de distancia. En este caso, el constructor colocó piedras más pequeñas
para disminuir el espacio y facilitar el ajuste.
A pesar de la disparidad en el tamaño y los costados de las piezas, el aparejo del pavimento es
continuo. Asimismo, las losas se emplazaron tomando como guía los dos ejes principales del templo.
Por ejemplo, las piezas ubicadas en el lado sur se acomodaron con su eje mayor en sentido norte-sur;
en cambio, las piezas ubicadas al Este y Oeste del templo se orientaron con su extremo más largo en
dirección oriente-poniente.
En relación al piso P5, éste representa la última superficie artificial construida mediante la técnica
del apisonado. En el patio sur y oeste de la plaza se han encontrado sólo áreas pequeñas de estas
losas, por lo que suponemos que una gran parte fueron reutilizadas en los pisos posteriores. Al
oriente, las lajas están prácticamente ausentes, y en el lado norte se conservó un área más extensa
recubierta con estas piezas.
El firme del P5 lo constituye tierra comprimida, cuyo espesor oscila entre 10 y 20 cm
dependiendo de la pendiente. En relación al pavimento, éste presenta un cambio en la calidad de la

139 En el lado sur del templo se localiza una losa fracturada en dos partes que mide 4.13 m.

331
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

materia prima empleada, aunque se utilizaron lajas de andesita de piroxenos. Éstas carecen de aristas
en su superficie, por lo que son completamente lisas. Al parecer las vetas son más regulares, lo que
permitió a los canteros extraer piezas sin elevaciones, obteniendo una superficie uniforme sobre la
cual caminar (Figura 5.25). Este cambio en las características de las losas tal vez podría indicar que las
piezas se extrajeron de una peña distinta. Aunque para sostener esta hipótesis, es necesario llevar a
cabo estudios de elementos traza en las muestras de roca, para complementar los resultados
petrográficos.
Es muy probable que tras varios años de explotación de las minas de andesita de piroxenos, los
canteros hayan descubierto la veta de la cual se obtenían estas lajas de mejor calidad para los
pavimentos. Tal como señalamos en el apartado sobre la explotación de canteras, en el caso de la
andesita de lamprobolita, de un mismo filón podían obtenerse lajas para piso o fachada, así como
piedra amorfa para el cimiento.

Figura 5.25. Pavimentos de lajas de


andesita de piroxenos localizados en el
Patio Norte del Templo Mayor (foto O.
Quezada).

Retomando las características de las lajas, si bien las piezas presentan formas irregulares, los
márgenes son rectos lo que facilitó a los albañiles emplazar y aparejar las lajas del pavimento. Las
lajas miden de 58 a 85 cm de largo, de 23 a 37 cm de ancho y de 6 a 10 cm de espesor. En algunos
casos los bordes rectos de las piezas permitieron reducir las juntas hasta 3 cm; sin embargo, en
ocasiones la forma irregular de las lajas hacía imposible ajustarlas, por lo que la separación podía
llegar hasta los 15 cm o más. Con respecto a la altura total del piso, ésta es de 20 cm. En esta
sobreposición, los constructores también trataron de disponer las lajas tomando como base su eje
mayor de acuerdo con el lado del templo. Al sur y norte, las piezas se emplazaron con la sección más
larga en sentido norte-sur. En el caso del Patio Norte, a partir de la esquina SW de la Casa de las

332
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Águilas los albañiles cambiaron el sentido de las lajas colocando su eje mayor en sentido oriente-
poniente, lo que sugiere que los constructores tomaron como guía la fachada poniente de este
edificio para cambiar la dirección de las lajas del pavimento.

5.3.3.1.2 Técnica de entortado con piedra


Esta técnica marcó una de las innovaciones más significativas en los procedimientos constructivos y
trajo consigo procesos productivos más complejos en torno a la cal. Como se indicó párrafos
anteriores, durante muchas décadas los constructores mexicas aprovecharon la tierra como base en
los rellenos constructivos de las estructuras y en los firmes de los pisos. Por otro lado, hasta la época
de Tízoc, la cal se utilizaba primordialmente en los revestimientos de los edificios, en los pisos
interiores y para elaborar los morteros de las juntas. No obstante, es a partir de los gobiernos de
Tízoc y Ahuítzotl que la cal comienza a sustituir a la tierra en los firmes de los pisos y en el relleno
constructivo de las últimas ampliaciones de la plataforma (V/W-MPl-2, V/MPl-3 y V/MPl-4).
Otro cambio importante dentro de la producción de morteros es el uso de agregados como las
arenas volcánicas, entre las que destacan el tezontle rojo, compuesto en su mayoría por
traquiandesitas basálticas y las traquiandesitas, aunque también se registraron fragmentos en menor
proporción de arenas de tezontle gris o negro y piedra pómez.140 El uso de tezontle rojo como
agregado en los morteros se distingue a partir de la Etapa IV, aunque en esta época aparece
combinado con arenas tamizadas de cuarzo y feldespatos.141 Estos aditivos conformaron argamasas
con una consistencia firme, pero no llegaron a tener gran dureza ni a convertirse en morteros
hidráulicos.142 Es a partir de la ampliación de la plataforma V/MPl-W-2 y V/MPl-3 (P6), V/MPl-3 y
V/MPl-4 (P7) que los encargados de preparar la mezcla comenzaron a incorporar arenas en su
mayoría de tezontle de tamaños reconocibles a simple vista. La composición y dimensiones de los
agregados en estas argamasas les otorgó una consistencia y dureza muy parecida a la del hormigón.
El uso de arenas de origen volcánico ya era conocida y utilizada en la Cuenca de México desde el
Clásico. Los teotihuacanos emplearon estos áridos en sus morteros, los cuales mezclados con la cal
apagada adquirían propiedades hidráulicas, es decir, al contacto con el agua se endurecían.143 Esta

140 Miriello et al. (2011: 1128-1133).


141 Véase en esta tesis capítulo 3, apartado 3.3.1. Véase también Torres (2009: 79-80) y Miriello et al. (2011: 1125-1126).
142 Véase en esta tesis apartado 3.4. Véase también Torres (2009: 79) y Miriello et al. (2011: 1139).
143 Margain (1966: 180); Villaseñor y Schneider (2013: 101, 103).

333
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

clase de mezclas se aprovecharon de manera generalizada en los pisos y en los recubrimientos de los
basamentos.
Regresando al periodo Posclásico Tardío, en las narraciones de Sahagún puede leerse que la arena
de tezontle era un aditivo del cual se podían obtener morteros de gran resistencia y durabilidad. El
fraile afirma que el “tezontlalli… es y se usa para mezclar con la cal y hácela muy fuerte, véndese
mucho aquí en México, para los edificios”. 144
Para la construcción del firme de los pisos P6 (V/MPl-W-2 y V/MPl-3) y P7 (V/MPl-3 y V/MPl-
4), los albañiles prehispánicos emplearon morteros del grupo 1,145 arcilla y piedras de tezontle. El
procedimiento constructivo consistió en una capa de 10 a 15 cm de arcilla sobre la superficie del
pavimento del piso P5 y del piso P4 en algunas áreas del Patio Norte y del Patio Sur.146 Encima se
ponían piedras medianas y pequeñas de tezontle sin trabajar y arriba se vertía el amasijo de cal y arena
de tezontle. Las rocas pequeñas miden en promedio 12 cm por lado y las más grandes miden 22 cm
por lado; algunas llegan hasta los 27 cm de largo. Sobre la mezcla aún sin fraguar se extendía un
nuevo lecho de piedras de tezontle y tierra que formarían la siguiente capa del entortado. Esta capa
era cubierta nuevamente por un mortero y este procedimiento se repetía varias veces hasta llegar al
nivel deseado (Figura 5.25). En el caso del piso P6, los albañiles pusieron una capa de piedra pequeña
antes de depositar la mezcla del firme. El mortero del firme tiene las mismas características del
amasijo del entortado, sólo que el espesor promedio de la argamasa es de 24 cm. Sobre la mezcla
fresca los constructores dispusieron las lajas que conformaron el pavimento.
Acerca del piso P7 asociado a la ampliaciones de la plataforma V/MPl-3 y V/MPl-4, se utilizó la
misma técnica antes citada. No obstante, registramos una variante que consiste en la disminución del
grosor de la capa de mezcla que se colocaba entre cada cama de tezontle, por lo cual las capas de
piedra y argamasa están bien delimitadas. En el piso P6 el calquetzi vertió una mayor cantidad de
mortero, lo que dio como resultado capas poco definidas, dando la apariencia de un tramo contínuo.
Tocante al material utilizado para el embaldosado del pavimento de ambos pisos, los mexicas los
revistieron con lajas de andesita de piroxenos con las mismas características de las empleadas en el
piso P5. Según se aprecia en las fotografías de registro de la primera temporada del PTM y en los
informes de excavación, una gran parte de las lajas del pisos P6 fueron desmontadas y reutilizadas en

144 Sahagún (1997: 702).


145 Véase en esta tesis el capítulo 3 y Torres (2009: 79).
146 Tal como lo señalamos, una parte de las lajas del pavimento P5 se desmontaron para reutilizarse en el recubrimiento del piso P6,

por consiguiente parte de la capa de tierra se depositó encima del firme del piso.

334
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

el siguiente nivel de piso (Figura 5.26 y 5.27, DT-06, Anexo Etapa V).147 Antes de poner las piezas, se
depositaba una mezcla encima de la cual se iban aparejando las lajas; en el relleno de las juntas se
utilizó una mezcla de las mismas características que la utilizada en le firme.
Debido a que la mayoría de las lajas tienen formas irregulares, el aparejo de las lajas es
discontinuo. Por otro lado, a pesar de ser piezas con márgenes rectos y aristas agudas, la
heterogeneidad en su forma impidió un ajuste a hueso, así que la distancia entre las uniones es de 5 a
10 cm.
En relación al tamaño de las lajas, éste no difiere significativamente de las del piso P5. El largo
fluctúa entre los 55 y los 82 cm, el ancho de los 27 a los 40 cm y el espesor entre 4 y 6 cm.
La técnica de entortado también la detectaron Hinojosa y Barrera148 en los límites exteriores de la
zona arqueológica. Según señalan los arqueólogos, el tercer nivel de piso excavado asociado al
basamento ubicado en las calles de Luis González Obregón y Argentina, es un entortado de rocas
volcánicas -probablemente de tezontle- aglutinadas con argamasa de cal y arena.

Figura 5.26. Técnica de entortado asociada a los pisos de la plaza P6 (V/MPl-W-2 y


V/MPl-3) y P7 (V/MPl-3 y V/MPl-4). Testigo de los pisos de la plaza del recinto
sagrado localizado al sureste de la zona arqueológica del Templo Mayor (foto O.
Quezada).

147 Gutiérrez (1979c: 6); (1981a: 2); Matos Moctezuma (1982: 62-63). Véase también en el ATMTM el informe fotográfico de las
excavaciones en el patio norte del recinto sagrado (1981).
148 Hinojosa y Barrera (2003: 151-152).

335
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

En las fuentes documentales son pocas las menciones concernientes a la composición de los
pavimentos del Cu de Huichilobos; no obstante, Bernal Díaz del Castillo comenta de forma general
como eran los patios del recinto sagrado de Tlatelolco. Según relata el conquistador vieron “los
grandes patios y cercas donde está el gran cu… y el mismo patio y sitio todo empedrado de piedras
grandes, de losas blancas y muy lisas”.149

Figura 5.27. Patio Norte, piso P6 asociado a


la ampliación de la plataforma V/MPl-W-2
y V/MPl-3 y el piso P7 asociado a la
plataforma V/MPl-W-2, V/MPl-3 y V/MPl-
4 (Proyecto Templo Mayor, ATMTM).

Figura 5.28. Excavación de los pisos de la


plaza P6 (V/MPl-1 y V/MPl-W-2) y P7
(V/MPl-3, V/MPl-4) en el Patio Norte de la
zona arqueológica del Templo Mayor
(Proyecto Templo Mayor, ATMTM).

Aunque Bernal Díaz del Castillo describe la ciudad de Tlatelolco, la imagen que retrata el cronista
comparte similitudes con el piso P7 asociado a la palataforma V/MPl-3 y V/MPl-4, particularmente
el detalle de que las losas utilizadas eran lisas. Como se precisó en párrafos anteriores, una de las
características que marca una diferencia en torno a la selección de materias primas entre las etapas
anteriores a la Etapa V, es precisamente la homogeneidad de la superficie de las lajas, las cuales están
libres de aristas.

149 Díaz del Castillo (1994: 172-173).

336
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

5.3.3.2 Pisos interiores del Templo Mayor


Consideramos pisos interiores a las superficies de circulación ubicadas sobre la plataforma, las
habitaciones en los extremos norte y sur de la sección poniente de la plataforma (IV/MPl-3), los
enrases de cada basamento superpuesto, así como a las superficies localizadas en los adoratorios de
Huitzilopochtli y Tláloc. La técnica constructiva de los pisos es parecida en las distintas etapas y
ampliaciones del templo. No obstante, la composición de la mezcla utilizada para formar el firme y el
enlucido de los pisos es la que marca un contraste a partir del cual reconocer y agrupar a las
ampliaciones en dos periodos constructivos. Desde la Etapa II hasta la Etapa V, los materiales
empleados para elevar el nivel de los pisos fueron la tierra y el tezontle. Éstos se depositaban de
manera alterna: una capa de tierra apisonada y una capa de piedra. Este procedimiento era continuo
hasta obtener la altura deseada del cuerpo del basamento o la plataforma. Para nivelar el área del
piso, se colocaba una capa de grava y cantos de tezontle de 6 a 12 cm por lado. Encima era vertido el
mortero que conformaba el firme. La capa de gravas y cantos no sólo allanaban la superficie, también
servían como aislante y permitía una buena liga con la argamasa. Como acabado el tlaçoquiui se
encargaba de poner una capa delgada de enlucido, el cual era elaborado con cal, pero sin ningún tipo
de agregado. Como el estuco daba el terminado a la superficie, durante la vida útil del piso los
trabajadores encargados del mantenimiento del edificio llegaron a poner varias capas de revoque para
conservarla en óptimas condiciones.
De acuerdo con su composición, la mezcla empleada en el firme de los pisos P1 y P2 de la Etapa
II, así como la del enrase de los cuerpos de la Etapa III corresponde al grupo 2. Como ya lo hemos
señalado, en esta clase de morteros el tlaquilqui usaba como base la cal y adicionaba arenas volcánicas
entre las que abundan el cuarzo y los feldespatos. Este amasijo conformaba el firme del piso y era
vertido sobre el lecho de gravas y cantos de tezontle. El espesor del pavimento es variable, pero en lo
que respecta a los pisos P1 y P2 del área de los adoratorios norte y sur del templo, el grosor
promedio es de 11 cm (Figura 5.29). En el caso del enrase de los cuerpos de las etapas II y III, el
grosor del firme se encuentra entre los 4 y los 6 cm.
Con respecto al enrase de los cuerpos de la Etapa IV y de los distintos niveles del piso de la
plataforma (IV/MPl-1,2 y 3), los elementos constitutivos del mortero corresponden a la primera
variante del grupo 2, en la cual predominan las arenas de cuarzo y feldespatos, pero el tlaquilqui

337
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

comienza a incorporar arenas de tezontle. Asimismo, Miriello y asociados150 observan que en las
mezclas de este periodo también se reutilizan fragmentos de estuco en el aglutinante. En cuanto al
espesor del firme de los pisos de las plataformas IV/MPl-1, 2 y 3, éstos miden en promedio 10 cm.151
Como terminado se dispuso una delgada capa de enlucido de cal (Figura 5.30).
Referente a los cuartos localizados en los extremos norte y sur de la ampliación de la plataforma
IV/W-MPl-3, se documentaron tres sobreposiciones de pisos (P1, P2 y P3). La construcción de estos
planos presenta características muy parecidas a la fábrica de los pisos de la plaza. Para elevar la
superficie se pusieron capas intercaladas de arcilla apisonada con piedra de tezontle. Una vez
alcanzado el nivel, los albañiles colocaron las losas de caliza en tonalidades que van del color crema al
gris (Figura 5.31).

Figura 5.29. Secuencia de pisos ubicados en el interior


del adoratorio de Huitzilopochtli (tomado de López
Luján 2006b: 175).

Figura 5.30. Relleno y secuencia de pisos de las


ampliaciones de la plataforma IV/MPl-1, 2 y 3
(tomado de López Luján 2006b: 154).

150 Miriello et al. (2011: 1125).


151 López Luján (2006b: 10-18).

338
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Las piezas tienen un largo de 35 a 56 cm, un ancho de 15 a 32 cm y un espesor de 22 cm. Las


losas se cortaron en forma cuadrangular y se pulió su cara superior para tener una superficie lisa. En
cuanto a los márgenes, éstos son rectos e irregulares y se pueden observar huellas del desbaste y corte
de la pieza, ya que esta zona se conservó rugosa. Aunque los bordes son rectos las piezas no se
ajustaron a hueso. La distancia mínima promedio entre cada una es entre 2 y 3 cm y la máxima oscila
entre los 5 y los 8 cm.
En relación a la sección en contacto con el firme, ésta se desbastó, dando un terminado cóncavo a
las losas y dejando la superficie irregular para poder hincar las piezas.
Concerniente al aparejo, éste es discontinuo. Las piezas en su mayoría se acomodaron con su eje
mayor de norte a sur; también se documentaron algunas emplazadas con su eje principal de este a
oeste. Esta discontinuidad nos hace suponer que las piezas se modificaron con antelación,
posiblemente desde la cantera. Como resultado, el albañil tuvo que recubrir la superficie adecuando
la forma preexistente al espacio delimitado, llevando a cabo ajustes ocasionales. Por esa razón
consideramos que en algunas zonas de los pavimentos P1, P2 y P3 hay losas con una silueta, un
tamaño o una orientación diferentes.

Figura 5.31. Vista de los pavimentos de roca caliza


del cuarto norte, emplazado sobre la plataforma
IV/W-MPl-3 del Templo Mayor (foto O.
Quezada).

339
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Tabla 5.1 Técnicas constructivas de superficies horizontales exteriores e interiores


en el Templo Mayor de Tenochtitlan

SUPERFICIES DE CIRCULACIÓN HORIZONTAL


ÉPOCA I ÉPOCA II ÉPOCA I ÉPOCA II
EN LA INDUSTRIA EN LA INDUSTRIA EN LA INDUSTRIA EN LA INDUSTRIA
ARQUITECTÓNICA DEL ARQUITECTÓNICA DEL ARQUITECTÓNICA DEL TEMPLO MAYOR ARQUITECTÓNICA DEL
TEMPLO MAYOR TEMPLO MAYOR TEMPLO MAYOR
GRUPO 1 GRUPO 2

TÉCNICAS APLICADAS EN LA CONSTRUCCIÓN DE TÉCNICAS APLICADAS EN LA CONSTRUCCIÓN DE


SUPERFICIES EXTERIORES SUPERFICIES INTERIORES
(PISOS DE LA PLAZA ASOCIADOS AL BASAMENTO) (PISOS DE LA PLATAFORMA, DEL INTERIOR DE LAS CAPIILAS Y DE LOS
CUARTOS)
SUBGRUPO 1 SUBGRUPO 2 SUBGRUPO 1 VARIANTE 1 SUBGRUPO 2

TÉCNICA DE APISONADO Y TÉCNICA DE ENTORTADO TÉCNICA DE TÉCNICA DE APISONADO TÉCNICA DE


CONSOLIDACIÓN DE CON PIEDRA APISONADO CON REVESTIMIENTO DE ENTORTADO CON
SUPERFICIES CON LOSAS DE PIEDRA CALIZA REVESTIMIENTO DE
HORIZONTALES REVESTIMIENTO MORTERO DEL GRUPO 1
DE MORTERO
DEL GRUPO 2
ETAPAS MOMENTOS ETAPA ETAPA
II, III, IV Y V V/W-MPL-2 II, III Y IV V
V/MPL-3
MOMENTOS V/MPL-4 ETAPA MOMENTOS
V/W-MPl-1 IV V/W-MPl-1
V/W-MPl-2
V/MPl-3
V/MPl-4
FUERZA LABORAL PRIMARIA FUERZA LABORAL PRIMARIA
CALQUETZANI (ALBAÑIL) TENEXTLATI (CALERO) CALQUETZANI CALQUETZANI (ALBAÑIL) TENEXTLATI (CALERO)
CALQUETZANI (ALBAÑIL) (ALBAÑIL)
TENEXTLATI TETZOTZONQUE(CANTERO) CALQUETZANI
(CALERO) (ALBAÑIL)

FUERZA LABORAL SECUNDARIA FUERZA LABORAL SECUNDARIA


MACEHUALTIN (FUERZA TETZOTZONQUE MACEHUALTIN MACEHUALTIN (FUERZA MACEHUALTIN (FUERZA
DE TRABAJO NO (CANTERO) (FUERZA DE DE TRABAJO NO DE TRABAJO NO
ESPECIALIZADA) MACEHUALTIN (FUERZA TRABAJO NO ESPECIALIZADA) ESPECIALIZADA)
TENEXTLATI (CALERO) DE TRABAJO NO ESPECIALIZADA) TENEXTLATI (CALERO)
TETZOTZONQUE ESPECIALIZADA) TETZOTZONQUE
(CANTERO) (CANTERO)

340
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

5.3.4 Subsistema de circulación vertical


5.3.4.1 Las escalinatas y las alfardas
La circulación vertical se refiere a las escalinatas y rampas, las cuales tienen como propósito vincular
los espacios que se encuentran a diferentes niveles. Tal como señala Ching, “las escaleras facilitan la
circulación vertical entre los niveles de un edificio o un espacio abierto”.152 Por otra parte, las
escalinatas están constituidas por peldaños emplazados en un plano inclinado, los cuales se
componen de una parte horizontal llamada huella, donde se pisa y otra vertical nombrada
contrahuella, contramarcha o peralte cuya función es salvar el desnivel. Al respecto, Ching153 afirma
que la pendiente de la escalinata está en función de las dimensiones de la huella y contrahuella, la cual
debe adecuarse a la movilidad y capacidades del cuerpo humano. El mismo autor explica que una
escalera empinada no sólo es difícil de ascender, sino que “inclusive psicológicamente se vuelve
prohibitivo subirla”.154
Las escalinatas del Templo Mayor se caracterizan por tener una pendiente pronunciada que supera
los 45º. De acuerdo con algunos cronistas, la inclinación y el número de peldaños dificultaban el
ascenso a la cúspide. Bernal Díaz del Castillo,155 por ejemplo, señala que Moctezuma recibía auxilio
para ascender a la cima del basamento. De igual manera, los soldados españoles tuvieron dificultades
al descender por las gradas del templo.156 Tal dificultad no sólo tiene relación con el número de
peldaños, sino también con la inclinación de la escalinata.
Las escalinatas del Cu de Huichilobos están al poniente que es la fachada frontal del edificio.157 El
ascenso hacia la cúspide lo enmarcaban dos alfardas al centro y una en cada extremo, las cuales
coronaban con remates casi verticales en forma de dado (Figura 5.32).
Los cronistas no centraron su atención en las escalinatas, así que la información que brindan en
sus textos es escueta. Se enfocó básicamente en el número de escalones que tenían los edificios.
Sobre este asunto, Motolinía158señala que el teocalli de México tenía más de 100 peldaños, mientras
que el de Texcoco lo superaba por cinco o seis escalones. Hernán Cortés159 cuenta 50 gradas para

152 Ching (1998: 272).


153 Ching (1998: 272).
154 Ching (1998: 272).
155 Díaz del Castillo (1994: 173).
156 Díaz del Castillo (1994: 175).
157 Véase Benavente (1990: 50); Sahagún (1997: 158); López de Gómara (2007: 157).
158 Benavente (1990: 51).
159 Cortés (1993: 64).

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El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

alcanzar el cuerpo de la torre principal entre las cuarenta torres que había, mientras que Bernal Díaz
del Castillo160 suma 140 peldaños. Por su parte, Sahagún brinda más detalles sobre las escalinatas del
Huey Teocalli y afirma lo siguiente: “están bien estrechas y derechas, de abajo hasta arriba”.161

Figura 5.32. Vista general de las


distintas escalinatas del Templo
Mayor en las Etapas III y IV (foto O.
Quezada).

En el contexto arqueológico la información técnica es más abundante. Afortunadamente se


conservaron las escalinatas de varias ampliaciones del Templo Mayor, por lo que podemos dar
seguimiento al tipo de técnica y los materiales empleados en distintos momentos del edificio.
De acuerdo con los datos obtenidos mediante el análisis arquitectónico, concluimos que existen
dos tipos de fábrica, a partir de los cuales agrupamos a las distintas escalinatas. Los criterios que se
usaron para determinar cada grupo se basaron en el tipo de materiales, su talla y el aparejo.
El primer tipo de fábrica corresponde a los escalones construidos con la técnica de mampostería;
el segundo a las escalinatas edificadas con la técnica de sillería. Dentro de cada grupo se identificaron
algunas variantes con respecto a los materiales, su talla y el grosor de las piezas; no obstante, estas
diferencias son mínimas por lo cual no haremos subgrupos.

5.3.4.1.1 La técnica de mampostería


De manera general, podemos decir que esta técnica está integrada por bloques de piedra
burdamente labrados y por piezas sin trabajar. Las materias primas utilizadas son de origen volcánico
y extraídas de los yacimientos cercanos al Templo Mayor. Entre ellas destaca el vitrófido basáltico de
piroxenos o tezontle, piedra que se utilizó principalmente en la fábrica de los peraltes y en el núcleo
de la escalinata. En orden de importancia, le sigue la andesita de lamprobolita con la cual se
manufacturaron las huellas de los escalones y los refuerzos de las alfardas. El basalto vitrofídico es un
160 Díaz del Castillo (1994: 173).
161 Sahagún (1997: 158).

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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

tipo de piedra que se aprovechó esporádicamente para construir las huellas y su uso se registró
únicamente en el momento III/W-MEs-4, el cual corresponde a una ampliación frontal de la
escalinata (Figura 5.33).
El procedimiento constructivo en cada una de las ampliaciones de la escalinata es muy similar.
Como se detalló anteriormente, el núcleo está constituido por los remanentes de la escalinata que
precedió a la siguiente ampliación, así como por piedra y tierra compactada. En el caso de las
ampliaciones con un área más grande para rellenar, se aumentó la cantidad de piedra; ejemplo de ello
son los momentos constructivos III/W-MEs-1 y IV/W-MEs-1.
De modo distinto, en aquellos agrandamientos en los que la escalinata anterior quedaba muy
próxima a la nueva, la proporción de tierra aumentaba y la cantidad de piedra disminuía. Tal es el
caso de la ampliación de la escalinata de la plataforma IV/W-MEs/Pl-2, excavada en la operación 9
durante la sexta temporada del PTM. 162

Figura 5.33. Detalle de los escalones de


la ampliación III/W-MEs-4 (foto O.
Quezada).

De manera simultánea al depósito del relleno constructivo, se emplazaron las hiladas que elevaban
el peldaño. Cada escalón estaba constituido por dos hileras de piedras de tezontle manufacturadas de
manera irregular. Sólo en la plataforma del momento IV/W-MEs-3 y de la Etapa V se colocó una
hilera de tezontles. Las piezas en su mayoría corresponden a tezontles sin trabajar, los cuales son de
formas ovaladas y miden en promedio 12 cm por lado. Aunque en menor proporción, también se
utilizaron mampuestos labrados en forma rectangular. Estas piezas tienen márgenes irregulares, las
esquinas sin escuadrar y sus dimensiones no superan los 15 cm de ancho y los 10 cm de grosor
máximo. Es factible que los bloques rectangulares hayan sido piezas reutilizadas provenientes
principalmente de los paramentos desmontados de las etapas y momentos anteriores, ya que

162 Véase López Luján (2006b: 10, 179-181).

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El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

comparten similitudes con los mampuestos utilizados en los aparejos de los muros. Además, su baja
concentración en las escalinatas sugieren que probablemente no fueron hechos ex profeso para
edificar las escalinatas, ya que se combinaron esporádicamente con una mayoría de piedras no
trabajadas, tal como se registró en los muros de las mismas ampliaciones.
Con respecto a las escalinatas de las plataformas de los momentos IV/W-MEs/Pl-2, V/W-
MEs/Pl-2 y V/W-MEs/Pl-3, se registró una plantilla de lajas de andesita de piroxenos de
aproximadamente a 10 cm por debajo del piso de la plaza. En la parte media de las lajas se dispuso la
primera hilada de los peldaños que conformarían los escalones y posteriormente ésta quedaba
cubierta con losas del pavimento de la plaza.
Por otra parte, la disparidad de las piezas utilizadas en las hiladas de los peraltes trajo como
resultado juntas irregulares de 2 a 5 cm y en algunos casos hasta de 8 cm. Tal y como sucedió en los
paramentos de las mismas etapas y momentos, en las escalinatas se usaron ripios para poder asentar
las piezas y reducir la distancia entre ellas. Los fragmentos de piedra son principalmente de tezontle,
pero en algunos casos identificamos que los constructores usaron pedazos de lajas de andesitas de
piroxenos y de lamprobolita. Estos ripios no superan los 5 cm de alto, aunque en algunos casos se
registraron piezas de 3 cm de espesor por 7 cm de ancho.
Una vez que se colocaron las dos hileras de la contrahuella, el calquetzqui disponía las piezas de
andesita de lamprobolita que formarían la huella de los escalones. Los mampuestos utilizados en casi
todas las escalinatas mantuvieron unas dimensiones muy similares, con un ancho promedio de 38
cm, 42 cm de largo y 10 cm de grosor. La variante que registramos con respecto a las dimensiones de
las piezas de andesita de lamprobolita corresponde a las utilizadas en la ampliación IV/W-MEs-2,
donde los mampuestos tienen un ancho máximo de 1.02 m, un largo máximo de 57 cm y un grosor
de 6 cm (Ver DT-02, Anexo Etapa IV). Tomando en consideración lo anterior, inferimos que, si bien
las preformas de este tipo de roca se obtenían desde la cantera, el tetzozonqui recortaba las piezas a pie
de obra para ajustarlas.
En casi todas las ampliaciones predominaron dos formas en los bloques de andesita. La primera
corresponde a los mampuestos rectangulares y la segunda a los de planta trapezoidal. Ambos tipos
aparecen en todas las etapas y se combinaron de manera indistinta. En la mayoría de los casos, los
albañiles trataron de colocar la testa de los mampuestos en sentido este-oeste para permitir que la
sección más larga de las piezas quedara incrustada dentro del relleno y de este modo se ponía la
primera hilada del siguiente peldaño.

344
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Durante la construcción de las escalinatas que ascendían a los adoratorios en el agrandamiento


IV/W-MEs-2, el calquetzani seleccionó piezas de andesita más anchas y delgadas. La elección de
piedras más grande quizá se debió a que era el material disponible en ese momento; sin embargo, es
factible que los constructores haya escogido estas piezas en particular con el fin de abarcar un área
más extensa con lo cual reducirían la cantidad de piedra.
En las escalinatas anteriores a la ampliación IV/W-MEs-2 y en las posteriores, los albañiles
ocuparon un promedio de 40 mampuestos de andesita de lamprobolita por cada peldaño en el lado
norte del templo. Como el lado sur era más amplio probablemente ocuparon más piezas. Sin
embargo, en el mismo lado norte, pero del momento IV/W-MEs-2, los constructores únicamente
emplearon 15 piezas, lo que redujo el número de mampuestos a más de la mitad. Como veremos más
adelante, la transición de la técnica de mampostería a la de sillares no sólo trajo consigo una talla y
materiales distintos, sino también piezas grandes ensambladas que ocuparon una superficie más
amplia y disminuyeron significativamente la cantidad de materia prima utilizada.
De vuelta a los escalones de mampostería, la altura media de los que no conservaron el
recubrimiento total de estuco es de 27 cm de alto en la contrahuella por 25 cm de la huella. En los
peldaños que mantuvieron el revestimiento de estuco, el peralte mide 30 cm, mientras que la huella
se reduce a 22 cm. Tal es el caso del fragmento de la escalinata IV/W-MEs/Pl-2, localizada en la
mitad sur tenían una capa de estuco de 3 cm de espesor que los cubrió en su totalidad.
De manera simultánea a la construcción de los escalones, se edificaron las alfardas al centro y a los
extremos de las escalinatas. Los remates en forma de dado registrados en sitios como Tenayuca,
Teopanzolco y Castillo de Teayo únicamente se documentaron en la Etapa II del Templo Mayor.
Durante la primera temporada de excavaciones, los arqueólogos liberaron por completo los
remates de la Etapa II; no obstante, de las alfardas sólo quedó expuesta una sección de 80 cm de
altura. Asimismo, de los cuatro limones163 que configuraban el templo, únicamente se conservan los
dos centrales y el del lado norte, ya que la alfarda sur fue destruida durante las obras de saneamiento
a principios del siglo XX. Por otra parte, las alfardas de la Etapa III y de las ampliaciones III/W-
MEs-1, III/W-MEs-2 y III/W-MEs-3 fueron desmanteladas junto con un parte importante de las
escalinatas, por lo cual no quedó evidencia de ellas. A partir del agrandamiento III/W-MEs-4 y en las

163 Véase glosario al final de esta tesis.

345
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

subsecuentes ampliaciones del Huey Teocalli sí se conservaron las cuatro alfardas. El tubo del drenaje
sólo seccionó las escalinatas del lado sur dejando algunos peldaños visibles.
La construcción del talud que compone cada alfarda se realizó siguiendo la misma técnica
utilizada en los paramentos de los cuerpos; es decir, está constituida por una coraza de tezontles
irregulares unidos con lodo y con un núcleo de piedra y arcilla compactada. El material predominante
en el aparejo es el vitrófido basáltico de piroxenos y en las cadenas de cerramiento de los muros se
usó andesita de lamprobolita combinada con sillares de tezontle. Para el cuerpo del talud los albañiles
usaron piezas sin trabajar y otras se labraron burdamente. Una característica que permite identificar
los bloques quebrados es que éstos conservaron la forma natural de la piedra; es decir, presentan
formas y tamaños irregulares, bordes sinuosos y cantos sin escuadrar. En algunos casos es posible
identificar en la cara frontal una sección cóncava que indica que se trata de un bloque partido.
Asimismo, la porción de las piezas en contacto con el núcleo se desbastó en forma de trapecio con el
fin de empotrar los mampuestos en el relleno.
Por otra parte, consideramos que las piezas que presentan un trabajo burdo probablemente
fueron quebradas y desbastadas por los propios albañiles, quienes seleccionaban los mampuestos
según los iban pidiendo los encargados de levantar los muros. En contraparte, los bloques con una
mejor talla requerían mayor trabajo y más tiempo, por lo cual suponemos que esta tarea estaba a
cargo del grupo de tetzozonque.
Tocante al aparejo de las alfardas, de acuerdo con los datos registrados desde el momento III/W-
MEs-4 y hasta el momento V/W-MEs/Plat-3, los mampuestos quebrados se combinaron con
bloques labrados toscamente y otros con forma rectangular provenientes quizá de construcciones
anteriores (Ver DT-01, Anexo Etapa IV). En contraste, las alfardas y remates en la Etapa II a pesar
de haber sido construidos mediante la técnica de mampostería. En el aparejo predominan los bloques
con formas regulares donde destacan las formas rectangulares, aunque la talla no es fina ya que los
cantos son redondeados y los bordes sinuosos (Figura 5.34).
En todos los casos se utilizaron cadenas de cerramiento en los extremos para reforzar los taludes
y los muros de los remates. En la Etapa II, las cadenas son simples y siguen el mismo procedimiento
que el de los muros del edificio; es decir, se usaron piezas bien escuadradas, con bordes rectos y
talladas en la cara frontal. Los mampuestos se aparejaron con la tabla164 hacia el frente y se alternó un

164 Se le llama tabla a la parte superior de los ladrillos y sillares.

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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

bloque a tabla con uno a soga. En esta etapa únicamente se utilizó el tezontle como material en
constructivo en el aparejo de las cadenas y los muros.

Figura 5.34. Esquema de la técnica constructiva


utilizada en las alfardas de la Etapa III/MEsc-4
(dibujo O. Quezada).

Con respecto a las alfardas posteriores a la Etapa II, los albañiles pusieron de manera consecutiva
dos piezas a soga y una a tabla en el aparejo, lo que proporcionó mayor estabilidad y solidez a los
refuerzos, además de emplear como material principal la andesita de lamprobolita (Ver DT-06,
Anexo Etapa II).
A partir del agrandamiento frontal de la escalinata III/W-MEs-4, se colocaron a la misma altura
que los bloques a tabla de las cadenas piezas de andesitas de piroxenos y de lamprobolita en forma
horizontal, con el objetivo de asentar y afianzar el muro inclinado de la alfarda. Probablemente, estas
piezas son el antecedente de la plantilla de lajas que se comenzó a utilizar en los muros a partir de la
Etapa IV.
Cada pieza a tabla tiene en promedio 45 cm de alto, un ancho de 32 cm y un grosor de 10 cm en
los bloques de andesita de lamprobolita y de 17 cm en las piezas de tezontle. Los bloques a soga
tienen entre 32 y 46 cm de ancho. Con respecto a las lajas de andesita de piroxenos, el grosor fluctúa
entre los 5 y los 12 cm, y su longitud entre los 40 y los 66 cm.
En suma, la disposición asimétrica de las piezas en los taludes de las alfardas y muros a plomo de
las mismas, es resultado de la disparidad en la forma de los mampuestos. Sólo en los remates y

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El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

alfardas de la Etapa II se documentaron áreas donde parece haber habido una selección meticulosa
de bloques con características parecidas en forma y dimensiones; no obstante, aún en estas piezas la
talla es tosca. Por tanto, los bloques no se ajustan adecuadamente y quedan espacios entre los
mampuestos que oscilan entre 1 cm y 12 cm. Como resultado, es común la presencia de ripios tanto
en las alfardas como en las escalinatas.

5.3.4.1.2 La técnica de sillería


Esta técnica se registró únicamente en el remozamiento de la escalinata correspondiente al momento
constructivo de la Etapa V/W-MEs/Pl-2. Su característica más representativa es el uso de bloques de
piedra perfectamente escuadrados, por lo cual fueron ajustados a hueso. La materia prima
aprovechada para la manufactura de los escalones y las alfardas fue el basalto vitrofídico.
De la escalinata solamente está excavado y expuesto el lado sur, cuya longitud total aproximada es
de 45 m, de los cuales sólo se conservan 37 m divididos por la calle de Guatemala y por una parte del
colector de 1900. La sección SW ubicada dentro de la zona arqueológica, mide 7.13 m sin contar la
alfarda la cual tiene una longitud de 3.83 m. La fracción de la escalinata ubicada en el predio del
Mayorazgo de Nava Chávez mide 24.89 m, mientras que la alfarda expuesta parcialmente tiene un
ancho máximo de 1.90 m (Figura 5.35 y 5.36; DT-03, 04 y 05, Anexo Etapa V).
Esta ampliación se montó directamente sobre la escalinata del momento constructivo V/W-
MEs/Plat-1, la cual quedó como núcleo. De manera simultánea al levantamiento de los escalones, los
albañiles rellenaron el espacio entre ambas escalinatas con tierra bien compactada. Los peldaños
están formados por piezas monolíticas bien recortadas y escuadradas en forma rectangular. No se
distingue una medida modular con respecto al ancho de los sillares, ya que sus dimensiones oscilan
entre los 58 y 120 cm. No obstante, el alto de las piezas sí muestra una medida regular de 24 cm. La
altura estándar de los bloques debía ser rigurosa, ya que en este caso, las piezas se ajustaron sin
necesidad de calzas o ripios, como se hacía en las ampliaciones edificadas con la técnica de
mampostería.
El corte y talla de cada pieza se llevó a cabo cuidadosamente, tal como lo demuestra el ensamble
de los bloques a hueso. Para trabajar estas piezas debió haberse empleado mano de obra
especializada, pues se trata de una labor refinada en la cual los tetzozonque manufacturaron sillares con
márgenes y cantos a escuadra y una superficie lisa.

348
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

La sección en contacto con el núcleo no cambió significativamente con respecto a los


mampuestos de las ampliaciones que la precedieron, pues se mantuvo la forma de espiga con la cual
se encajaban los bloques en el relleno. La trabazón muestra un desbaste tosco, cuyo resultado es una
superficie irregular mediante la cual se logra una mayor eficacia en la unión de la piedra con la arcilla.
La sección más larga de la espiga mide 68 cm, mientras que los extremos de los bloques tienen un
largo de 55 cm.
Sobre la parte media de cada pieza monolítica se montaba el siguiente bloque que conformaría el
próximo peldaño. De esta manera se constituía la huella la cual tiene una longitud media de 22 cm,
en tanto que la contrahuella o peralte tiene una altura de 24 cm.
En el ensamble de todas las piezas, los constructores prehispánicos prescindieron del uso de
argamasa, ya que el ajuste de los bloques se realizó a hueso. Lo anterior representa un avance
importante en la técnica constructiva, pues se redujo la cantidad de mezcla empleada anteriormente
en las juntas, así como en el entortado de estuco que revestía las escalinatas y ocultaba las
irregularidades de la mampostería. La talla fina en la superficie de los sillares por parte de los canteros
permitió exponer las piezas sin necesidad de plastas de mezcla y ésta se sustituyó por una capa
delgada de enlucido que se parece más a un lechado. Además de aminorar el uso de mezcla, los
albañiles disminuyeron la cantidad de piedras que anteriormente se ocupaban en la construcción de
los escalones.

Figura 5.35. Detalle de la escalinatas de la


plataforma V/W-MEs/Plat-1 donde se observa
la técnica de sillería (foto O. Quezada).

Con relación a las alfardas, éstas están integradas por un talud con una pendiente de 50º, una
moldura doble en forma de moño y un remate con una inclinación de 80º que lo hace lucir casi

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El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

vertical. En su construcción se empleó como materia prima el basalto vitrofídico 165 y las piezas se
unieron a hueso. El aparejo de las alfardas está constituido por sillares rectangulares que varían en su
dimensiones y los cuales se dispusieron a tabla y tizón. Tal como sucede con las bloques de las
escalinatas, las piezas utilizadas en las alfardas no muestran patrones definidos con respecto al ancho
ya que tenemos sillares que oscilan entre 10 y 92 cm.
Tocante a la altura de las piezas, registramos tres módulos. El primero corresponde a los segmentos
de piedra con una altura de 14 +-2 cm; el segundo a los bloques de 24 +-1 cm y el tercero a aquellos
con una altura de 44 +-2 cm. También documentamos piezas que llegan a medir hasta 52 cm, pero
éstas aparecen esporádicamente.

Figura 5.36. Detalle de los bloques de piedra tallados para las


escalinatas de la plataforma V/MPl-W-2 (foto O. Quezada).

En los extremos del talud, los albañiles emplazaron los sillares más anchos y más altos, es decir,
aquellos que miden entre 60 x 42 y 92 cm x 44 cm. Al centro se colocaron las piezas más pequeñas y
alargadas en forma de rectángulo. Estos bloques corresponden a los sillares cuyo alto se encuentra en
los rangos de 12 a 24 cm. En la moldura en forma de moño doble se usaron las piezas rectangulares
correspondientes al módulo de 14 cm.
Con respecto a la talla de la sillería, consideramos que en su manufactura estuvo involucrada
mano de obra especializada. Esta afirmación tiene como fundamento dos aspectos. El hecho de
contar con piezas trabajadas en todos sus lados con biseles a escuadra y caras planas. Por otra parte,

165Este material también se utilizó en la construcción de las escalinatas de la Casa de las Águilas. Al respecto López Luján señala que
“el basalto vitrofídico…fue utilizado fundamentalmente en los rellenos de la etapa 3 y en las alfardas de la etapa 4”. (López Luján
2005: 64).

350
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

pese a tener sillares con patrones reconocibles en cuanto a su altura, el ancho de las piezas varía
mucho. Tomando en cuenta lo anterior, suponemos que durante el emplazamiento de los sillares los
tetzozonque se encargaban de cortar y tallar los bloques de piedra a pie de obra. De esta manera, los
constructores podían ajustarlos según las necesidades que se presentaran en el propio aparejo, ya que
los sillares eran ensamblados a hueso y debían encajar a la perfección.
Por otra parte, la técnica de sillares también se utilizó en otros edificios del recinto sagrado, como
en la Casa de las Águilas, los edificios A, B, D, H e I del patio norte, las escalinatas localizadas debajo
de la Casa del Marqués del Apartado, las que forman parte del acceso al templo de Tezcatlipoca
situadas debajo del antiguo Arzopbispado, así como las excavadas por Eladio Terreros bajo la calle
de Donceles.166
Tal como sucedió en el Templo Mayor, en el caso de la Casa de las Águilas esta técnica afectó
sólo a las escalinatas y alfardas de la fachada frontal de la última etapa. Así lo indica López Luján: “La
operación K en la Casa de las Águilas… en lo que toca a los materiales constructivos y la técnica de
manufactura señalemos que las nuevas escalinatas muestran asombrosas semejanzas con las de la
etapa VIα del Templo Mayor.”167
En contraste, los edificios A, B, D, H e I fueron edificados en su totalidad mediante esta técnica
en sus etapas más tardías.168 En ambos casos, la introducción de la técnica de sillares coincide con las
últimas ampliaciones de la plataforma de la Etapa V del Cu de Huichilobos (Figura 5.36).

Figura 5.37. Técnica de sillería empleada en las construcciones contiguas al Templo


Mayor como la Casa de las Águilas y el Edificio A, ambas localizadas en el Patio
Norte del recinto sagrado (foto O. Quezada).

166 Véase Del Olmo (2003: 221-222); ); Terreros (2003: 242); López Luján (2006a: 56); Pascal (2012: 70-86).
167 López Luján (2006a: 56).
168 Pascal García (2012: 70-86).

351
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

5.3.5 Subsistema estructural


5.3.5.1 Muros de contención
Los muros de contención son la base del sistema constructivo de la mayoría de los edificios del
recinto sagrado de Tenochtitlan. Su función era dar estabilidad y evitar el deslizamiento de los
rellenos de piedra o tierra que componían cada uno de los basamentos superpuestos, ya que por lo
general este tipo de paramentos estaban sometidos a esfuerzos horizontales como consecuencia del
empuje de los materiales. Por otro lado, además de circunscribir espacios exteriores, su condición de
volúmenes confinados les permitía trabajar con principios de compresión y contención sin rebasar
por mucho los límites de reposo del material que constituía el núcleo del edificio (Figura 5.38).169
Para la edificación de los muros se aprovecharon las piedras de vitrófido basáltico de piroxenos
(II, III y IV) y en las ampliaciones más tardías (etapa V, V/MPl-1, V/W-MPl-2, V/MPl-3 y V/MPl-
4) se combinó con piezas de basalto vitrofídico. Con excepción de los muros internos de los
adoratorios de la Etapa II, todos los muros se construyeron escarpados en ángulos de 70º a 85º. Esta
inclinación permitía aproximar a los paramento al talud natural del material y disminuir así el empuje
horizontal sobre el muro, esto daba como resultado un sistema más estable.

Figura 5.38. Esquema de confinamiento de los materiales a partir de corazas (muros


de contención) que permiten elevar las estructuras sin rebasar el ángulo natural de
reposo y así mantener las estructuras estables (tomado de Villalobos 2010: 60).

169 Villalobos (1992: 94); (2010: 61). Los muros de contención forman parte de lo que Villalobos denomina sistema de relleno-
contención-nivelación. Este sistema consiste en “el depósito de materiales que, como relleno, describen ángulos proporcionalmente
mayores según su granulometría y humedad, estos ángulos -llamados de reposo-, describen taludes con respecto a la horizontal y su
régimen de cargas es gravitacional, es decir que en condiciones normales no presentan movimientos y permanecen estables. En caso de
elevar los ángulos, ya sea por incremento de materiales o humedad, el régimen de cargas se transforma y consecuentemente aparecen
empujes laterales que desplazan superficialmente la base del relleno, hasta alcanzar una vez más su ángulo de reposo” (Villalobos 1992:
94). De acuerdo con Villalobos (1992: 94), los muros de contención son una coraza de mampostería que permite elevar una
construcción más allá del ángulo natural de reposo de los materiales.

352
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

La técnica usada para construir los paramentos es lo que nos permitió agruparlos y distinguir los
avances en su manufactura. De manera general los hemos dividido en dos: 1) los muros fabricados
mediante mampostería; 2) los paramentos edificados mediante sillería. La técnica de mampostería
con sus distintas variantes es una práctica recurrente desde la Etapa II hasta la IV y deja de utilizarse
depuesta a partir de la Etapa V, lo que marcó un cambio en algunos de los procesos de edificación
Otra características distintiva entre los muros de las diversas ampliaciones es la clase de trabazón
que se usó para ligarlos entre sí. Hemos diferenciado dos tipos: 1) las cadenas de cerramiento
sencillas, compuestas por una línea de mampuestos careados en las caras de junta, lecho y sobrelecho
y aparejados a tabla170 y testa;171 2) las cadenas complejas, formadas por piezas que se alternaban a
testa y canto172 en cada cara de los muros, de tal forma que ambos quedaban engarzados. En este tipo
de encadenamiento predominan las piezas de andesita de lamprobolita y la trabazón abarcaba
aproximadamente un área de 80 cm a 1 m por cada lado del muro.
Tal como sucede con otros subsistemas y elementos del Templo Mayor, el uso de la mampostería
aparece desde las etapas más tempranas y su sustitución por la técnica de sillares es parcial y se da en
las etapas finales. En seguida detallamos cada una de las técnicas empleadas en los muros de
contención del edificio.

5.3.5.1.1 Técnica de mampostería


5.3.5.1.1.1 La mampostería concertada
La mampostería concertada consiste en el uso de piezas labradas en varias de sus caras. Predominan
las formas más o menos regulares, lo que permite asentarlas y aparejarlas con mayor facilidad. En
este tipo de mampuestos los bordes no están a escuadra, las esquinas suelen ser redondeadas y no
hay un canon definido en el tamaño de los bloques, lo que interfiere al tratar de ajustar las pieza a
hueso, por lo que en el Templo Mayor la distancia entre las uniones varía entre 2 y 10 cm y en
algunos casos se emplearon ripios para calzar los bloques trabajados. Tocante al acabado de los
bloques, predomina las piezas con irregularidades en la superficie, aspecto que consideramos como
un indicador de una actividad no realizada por un especialista cantero, sino más bien por los mismos
albañiles. Los únicos bloques con una superficie homogénea fueron los utilizados en las cadenas de

170 Es la cara frontal y la de mayores dimensiones de un sillar.


171 Es la cara o lado de menor dimensión de un ladrillo o sillar.
172 Cara lateral de mayores dimensiones de un sillar.

353
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

cerramiento de los muros, a los que se les dio un acabado alisado. El tipo de aparejo utilizado es de
tipo cementíceo “de cal y canto”, toda la liga de la mampostería se llevó a cabo con lodo y las
uniones exteriores se rellenaron con mortero (grupo 2).
Este tipo de mampostería se utilizó en la Etapa II tanto en los paramentos de los cuerpos como
en los muros exteriores de los adoratorios y en los paramentos sur, este y oeste de la Etapa III
(Figura 5.39 y 5.40, DT-04, anexo Etapa II; DT-03, anexo Etapa III). Aunque en ambas etapas
predominan las piezas labradas en varias de sus caras, en menor proporción se utilizaron bloques
trabajados por un solo lado o sin trabajar. El material que destaca en las dos etapas es el tezontle en
sus distintas tonalidades rojizas, violáceas y negras.
Como cimiento de los muros, el calquetzi ponía en la base piedras labradas y sin labrar de basalto,
andesita de piroxenos y tezontle. Esta base quedaba por debajo del enrase de los cuerpos. En el caso
de las etapas II y III no podemos determinar la profundidad del cimiento, pero sobresale del nivel de
piso como un zócalo entre 5 y 10 cm dependiendo de la pendiente. Asimismo, la primera hilada del
paramento se colocaba en la parte media de las rocas de cimiento.
Conforme se levantaba el nivel del muro, los albañiles iban encadenando las esquinas de cada
pared. El encadenamiento de los muros de la Etapa II se realizó mediante cadenas sencillas, cuya
tabla y canto de los sillares quedaba siempre al frente de las fachadas oriente y poniente (Ver DT-06
y 04, anexo Etapa II). Cada pieza se talló en cinco caras, excepto la que quedaba en contacto con el
núcleo; en todos los casos se utilizaron bloques de tezontle. En los adoratorios se siguió el mismo
procedimiento, aunque en la base del talud de cada esquina se colocaron bloques de 1.20 m de alto.

Figura 5.39. Fachada norte de la Etapa II.


Detalle de la mampostería concertada
utilizada en la fábrica de los muros (foto O.
Quezada).

En las esquinas de la Etapa III se pusieron cadenas complejas manufacturadas principalmente con
losas de andesita de lamprobolita intercaladas con piezas de tezontle (Ver DT-03 y 04, anexo Etapa

354
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

III). Este tipo de encadenamiento dio mayor estabilidad a los muros en talud, aspecto que contrasta
con la decisión de los maestros de obras de utilizar nuevamente cadenas sencillas en la ampliación del
muro de la fachada norte (III/MF-N-1) (Ver DT-02, anexo Etapa III).
Una vez alcanzado el nivel máximo del muro, los albañiles situaron losas de andesita de
lamprobolita y piezas escuadradas de tezontle como cierre y remate de los paramentos. En la Etapa
II se combinaron las piezas de andesita y tezontle, en la III se aprovechó con más frecuencia la
andesita de lamprobolita.
Con respecto a las dimensiones de las piezas, registramos mampuestos desde 10 x 12 cm hasta 35
x 42 cm en los de forma cuadrangular desde 10 x 20 cm hasta 52 x 24 cm en aquellos donde
predomina los contornos rectangulares. Las piezas de andesita de lamprobolita presentan un grosor
constante de 10 cm; con respecto a su ancho las piezas se encuentran en un rango de 40 a 65 cm.

Figura 5.40. Esquina sureste de la Etapa III.


Detalle de las cadenas complejas de
cerramiento y de la mampostería concertada
(foto O. Quezada).

Relativo a este tipo de mampostería, aunque el trabajo no requiere la presencia de un especialista


en la piedra para ejecutar el labrado burdo de los mampuestos, es probable que entre la división de
trabajo que realizaban los albañiles prehispánicos existiera un grupo comisionado en cortar y definir
la forma de la pieza según las necesidades de los encargados de levantar los muros.

5.3.5.1.1.2 La mampostería careada


Ésta se caracteriza por el uso de piezas labradas en una sola cara. Regularmente la que era colocada
en la superficie frontal del muro, por lo cual los requerimientos técnicos son menos complejos y
encontramos una diversidad en el tamaño y forma de las piedras utilizadas. Como en otros casos los
mampuestos se ensamblaron con lodo y las uniones exteriores se rellenaron con argamasa (grupo 2).

355
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Las ampliaciones en las que registramos este tipo de mampostería son la fachada norte y oeste de
la Etapa III (III/N-MF-1, III/W-MF-1), los muros laterales y frontales de las alfardas de las
escalinata III/MEs-4 y los paramentos del refuerzo norte de la misma etapa (III/N-MCon-1). En la
Etapa IV y las ampliaciones de la plataforma y las escalinatas (IV/W-MPl-1, IV/W-MPl-2, IV/W-
MPl-3, IV/N-MF-1, IV/MEs-1, IV/MEs-2) también se construyeron con esta técnica (Figura 5.41).
En todos los casos antes mencionados, el material predominante en los cuerpos de los
paramentos es el tezontle y en destacan las formas irregulares. Los mampuestos presentan poco
trabajo en su labrado. En algunas piezas se busco la cara más plana y en otras únicamente se
colocaron sin modificar. A pesar de la heterogeneidad en las formas y los márgenes irregulares, los
albañiles trataron de asentar las piezas en hileras más o menos regulares utilizando mampuestos con
formas y tamaños parecidos; en algunos casos fue necesario el uso de ripios para calzarlos.
Para elevar los muros de las distintas ampliaciones de la plataforma de la Etapa IV, los obreros
utilizaron lajas de andesita de piroxenos como base de desplante. En las alfardas de la escalinata
IV/MEs-2, los albañiles también colocaron sobre la sección media de las lajas las primeras hiladas
tanto de los escalones como de los taludes.173 Estas lajas quedaban unos 10 cm por debajo del piso de
la plaza o por debajo de la plataforma en el caso de las escalinatas. Su función era semejante a la de
las zapatas corridas de cimentación moderna, ya que debían sustentar los muros y distribuir de
manera homogénea la carga.
Tocante a la manera de trabar las esquinas de los muros, en el paramento norte de la Etapa III y
en el contrafuerte se utilizaron las cadenas sencillas hechas con losas de andesita de lamprobolita,
siguiendo el mismo procedimiento y aparejo que en la Etapa II. Cabe destacar que la decisión de
colocar uniones simples en puntos tan importantes como el contrafuerte y las esquinas de los muros,
probablemente contribuyó en el deslizamiento del muro (Figura 5.42). En las esquinas de las alfardas
tanto de las escalinatas III/MEs-4, Etapa IV, IV/MEs-1 y IV/MEs-2 se adoptó una variante de las
cadenas sencillas. Esta consistía en emplazar dos piezas a canto y una a tabla y según pudimos
documentar en la escalinata IV/MEs-2, casi en el inicio del talud se dispusieron losas de 60 a 90 cm
de alto.
Si cada poblado seguía su propia pauta, entonces las fachadas del templo deberían presentar una
disparidad en su aparejo como un indicador de los distintos constructores que intervinieron en la

173 López Luján (2006a: 72-73); (2006b: 180).

356
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

manufactura de los muros. Aunque los elementos constructivos que conforman la unidad
arquitectónica de la Etapa III como los de la IV se edificaron mediante una técnica de mampostería
diferente, en cada uno de ellos hay homogeneidad en la fábrica de los aparejos, por lo cual
deducimos que éstos fueron edificados manteniendo los mismos criterios constructivos.

Figura 5.41. Esquina noroeste del Templo Mayor. Etapas III y IV con sus
ampliaciones. Detalle de la fábrica de los muros con mampostería careada (foto O.
Quezada).

Figura 5.42. Sup. Edificio elaborado mediante la técnica de mampostería donde se puede
apreciar el uso de cadenas sencillas de cerramiento en los extremos de los muros, (Có dice
Flor entin o 1979: lib. XI, fol. 242v). Inf. Detalle de las ampliaciones vinculadas a la Etapa III
del Templo Mayor, donde se aprecia el uso de la técnica de mampostería en los aparejos,
así como las cadenas sencillas de cerramiento en los muros (foto O. Quezada).

Por otro lado, el cambio en la construcción de la ampliación III/N-MF-1 del muro norte, las
escalinatas III/MEs-4 y el contrafuerte III/N-MCon-1 parece responder a cánones que buscan la
simplificación de los procedimientos. El incremento constante en las dimensiones del templo y de los
periodos relativamente cortos en los que se llevaban a cabo las modificaciones y ampliaciones,
aumentaba la necesidad de un mayor volumen en la fuerza de trabajo, la cual a su vez requería de un

357
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

adiestramiento que dependía del nivel de experiencia de los individuos que acudían a los
llamamientos. En este sentido, mediante la aplicación de una técnica menos especializada no era
preciso dedicar mucho tiempo en la instrucción de los trabajadores ya que las modificaciones a la
materia prima pétrea eran mínimas. Por lo tanto, en un intervalo de tiempo más corto se podía cubrir
un área mayor y elevar los muros más rápido.

5.3.5.1.2 Técnica de sillería

5.3.5.1.2.1 El sillarejo
Son piezas labradas toscamente en forma rectangular, con dimensiones que oscilan entre los 26 cm
de alto por 37 a 45 cm de ancho. Los márgenes de junta, lecho y contralecho de los sillarejos están
trabajadas, pero no están completamente a escuadra. La sección de los bloques ubicada en el
trasdós174 se talló en forma de espiga con sección trapezoidal y de semicírculo irregular. Para unir los
materiales se utilizó el lodo y entre las juntas se empleó mortero del grupo 2, ya que pese a tener una
mejor factura las piezas no embonaban adecuadamente y quedaba una espacio de 1 a 2 cm entre las
uniones (Figura 5.43).
Este tipo de técnica se utilizó para construir los muros de la plataforma y los cuerpos del
basamento a partir de la Etapa V y en las ampliaciones V/MPl-1, V/MPl-3 y V/MPl-4. La materia
prima más abundante es el tezontle en sus tonalidades oscuras y en orden de importancia le sigue el
basalto vitrofídico.
En los muros de la plataforma de la Etapa V y la ampliación V/MPl-1 se situaron en la parte baja
y en las esquinas las piezas más grandes; éstas tienen una altura de 30 cm y su longitud es de hasta 64
cm aproximadamente. A paño de los bloques utilizados como guía, los albañiles procuraron poner
sillarejos con dimensiones homogéneas para disminuir el espacio de las uniones y conseguir hiladas
regulares. En lo que respecta a la Etapa V el aparejo es de hiladas regulares, ya que la altura de las
piezas es más o menos constante y las variaciones se presentan en el ancho de las mismas. Por otro
lado, como se puede apreciar en los alzados de la fachada sur de la ampliación V/MPl-1, los sillarejos
presentan una mayor variedad en la forma y tamaño. Se combinaron piezas con una altura desde 10
hasta 40 cm, un ancho de 20 hasta 52 cm. Las formas que destacan son las rectangulares lo que dio

174 Sección posterior de un muro en contacto con el relleno o núcleo.

358
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

como resultado un aparejo irregular de sillarejos. Este mismo fenómeno sucedió en los paramentos
localizados al norte y que corresponden a los momentos V/MPl-3 y V/MPl-4.
Para trabar las esquinas no fue necesario usar cadenas de cerramiento como las que hasta
entonces se habían empleado. Al parecer, a partir de la plataforma de la Etapa V, los constructores
dejan de usar las cadenas simples y complejas en los muros de las plataformas, como resultado de la
profundidad de los sillarejos y las presencia de caras más planas, lo que permitió utilizar una sola
pieza para conformar la esquina que unía cada paramento.
En cuanto a los muros del primer cuerpo de la Etapa V, se utilizó una técnica similar a la antes
mencionada con algunas variaciones. En primer lugar, para elevar el muro los albañiles construyeron
un zócalo con un espesor máximo de 48 cm, el cual quedaba un metro por debajo del enrase de la
plataforma y estaba asentado sobre un enlajado de piezas de andesita de piroxenos. Los bloques que
constituyen el aparejo son sillarejos de tezontle y basalto vitrofídico. Algunos ya no presentan espiga
en la sección del trasdós del muro porque están trabajados por todas sus caras. En otras piezas aún
se observa la sección trapezoidal que era incrustada en el núcleo.
Una vez edificado el zócalo, sobre su sección media era situada la primera hilada del talud, el cual
tenía una inclinación de 75º. En cuanto al arreglo de las piezas, éstas se acomodaron en hiladas
regulares.
El talud de la alfarda sur de la escalinata y una parte del muro del contrafuerte presentan un
aparejo irregular y se combinaron sillarejos con mampuestos concertados. La fábrica en esta área no
es muy clara ya que fue reconstruida, por lo que no se conservó en su totalidad el aparejo original.
La esquina suroeste de la Etapa V formaba parte de los hallazgos exhibidos en el Museo de
Etnografía cuando estaba en funcionamiento. Como se aprecia en fotografías de la época, la
reintegración volumétrica de la esquina suroeste se llevó a cabo antes de las excavaciones de 1978.175

Figura 5.43. Vista sur del muro de la plataforma


V/MPl-1 donde se observa el uso de sillarejos
en el parejo (foto O. Quezada).

La esquina suroeste formaba parte de los hallazgos exhibidos durante el funcionamiento del Museo Etnográfico ubicado al sur del
175

Templo Mayor.

359
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

La introducción del sillarejo como parte de la fábrica de los muros marca un periodo en el que los
constructores de Tenochtitlan están depurando su técnica constructiva y, al cual podemos considerar
como una transición hacia una técnica con mayor grado de complejidad como lo fue la sillería. Se
observa una selección más cuidadosa de los materiales no sólo al elegir un tipo de roca sobre otra,
sino también en la búsqueda de piezas con menos impurezas o fisuras. Asimismo, hay un aumento
en la inversión de tiempo dedicado al tallado de la piedra, aunque aún no es una labor muy refinada,
si requiere de un nivel de especialización de quienes estaban dedicados a esta parte del proceso. Otro
aspecto importante es que se comienzan a manufacturar piezas con dimensiones más estandarizadas,
cuyo resultado es una fábrica homogénea con respecto a los dos tipos de mampostería anteriormente
utilizadas (Figura 5.44, DT02-Anexo).

Figura 5.44. Vista sur del muro de la plataforma V/MPl-1 donde se observa el uso de
sillarejos en el aparejo (foto O. Quezada).

Los puntos antes señalados son indicadores de un sistema productivo de la construcción mejor
articulado, puesto que los procesos productivos implicados en la edificación presentan una mayor
diversificación en las tareas. En las técnicas de mampostería careada y concertada la mano de obra
menos especializada tiene una presencia más activa. Esto se debía a que un número importante de
tareas como el acarreo de material dentro de la misma obra, el desbaste y labrado de los mampuestos,
así como la preparación de la mezcla eran ejecutadas por los mismos albañiles. Muchas de estas
actividades eran hechas por el común de la gente que era convocada en los llamamientos. Alonso de
Zorita afirma que todos sabían “labrar vna piedra y vn madero y hazer vna casa simple, torcer vn
cordel y vna soga y los otros oficios que no demandan mucho arte o sutiles ynstrumentos.”176 En

176 Zorita (1909: 298).

360
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

cambio, el trabajo del cantero al pie de la construcción estaba limitado principalmente a cortar y tallar
las piezas colocadas en las esquinas para cerrar los muros.
En la técnica del sillarejo, el cantero tiene mayor presencia, porque además de tallar las piedras
esquineras, también se encargaba de elaborar cada una de las piezas aparejadas en los paramentos.

5.3.5.1.2.2 La sillería
Los sillares son piedras talladas en forma de paralelepípedos bien escuadrados en todas sus caras.
Esto permite asentarlos y unirlos a hueso. En el Templo Mayor únicamente la fachada oeste de la
plataforma V/MPl-W-2 fue revestida con piezas de esta clase (Figura 5.44). Los sillares se emplearon
en el remozamiento de las escalinatas, las alfardas y una sección de cada extremo de la fachada
poniente. Como en las fábricas anteriores, el muro de contención es sencillo y sirve como fachada y
también detiene el núcleo.
Para manufacturar las piezas se registró el uso casi exclusivo de basalto vitrofídico. Durante las
ampliaciones V/MPl-2 y V/MEsPl-2 la escoria volcánica es sustituida casi en su totalidad por esta
variante de basalto cuya apariencia externa es muy similar al tezontle, aunque no su composición
mineralógica. A diferencia de la primera, el basalto vitrofídico, es más duro pero la cantidad de vidrio
en su matriz permite tallarlo con relativa facilidad.177 En este mismo orden de ideas, los afloramientos
de este tipo de basalto se ubican a orillas del lago, los más grandes están al sureste en las
inmediaciones de Chalco y al oriente, rumbo a Texcoco.
Retomando el trabajo de manufactura de los sillares, la definición geométrica de los bloques
corresponde en su mayoría al rectángulo. Los canteros trabajaron tres módulos diferentes de altura
de la piezas que son: 10, 20 y 30 cm. En el caso de las alfardas, además de las medidas antes descritas,
se utilizaron bloques de 40 y 50 cm de alto. En lo que respecta a la longitud de los sillares, presentan
mayor variabilidad, en consecuencia no pudimos determinar patrones, pero registramos sillares
desde 22 hasta 54 cm.
La talla y corte de las piezas se hizo cuidadosamente, pues los planos son perpendiculares y las
aristas están a escuadra. De esta manera el albañil podía sentar los sillares a lecho y a contralecho178 y

177 Para más detalles sobre esta roca véase en esta tesis capítulo 3, apartado 3.3.2.
178 Sentar a lecho: colocar los sillares de tal forma que las capas de estratificación natural queden paralelas al plano de hilada. Sentar los
sillares a contra lecho: colocar los sillares con las capas de estratificación perpendiculares al plano de hilada (Diccionario de la Real
Academia de la Lengua 2001).

361
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

las caras de junta sin necesidad de una mezcla. El acabado alisado de la cara frontal de los sillares
permitió cubrirlos únicamente con una lechada de cal.
En el remozamiento de la cara frontal de la plataforma los constructores desmontaron un poco
más 50 m de largo de la fachada poniente por 1.54 m de altura. No fue posible medir la totalidad del
área removida porque parte de la alfarda y el muro norte pasan por debajo de la calle de Argentina y
no han podido ser excavados. En el caso del extremo sur, están expuesto 16 m que incluyen el muro
de la plataforma (5.20 m), la alfarda (3.85 m) y una sección de la escalinata (6.95 m) (Figura 5.45). En
el área que comprende el Mayorazgo de Nava Chávez, están descubiertos 24 m de la escalinata y
alrededor de 7 m de la misma escalera aún están cubiertos por la calle de Guatemala.
Una vez desmontada la parte frontal de la fachada, los trabajadores se encargaron de regularizar el
asiento del muro y dejaron endejas179 en los lados para poder trabar los sillares. Algunos bloques
presentan cortes transversales para ensamblarlos con los sillarejos de la fábrica anterior (V/MPl-1).
Por otra parte, los sillares se aparejaron en hiladas regulares en su mayoría a soga y en algunas
ocasiones a tizón, además cada línea quedó solapada con la siguiente.
Referente a esta técnica, en los escritos de los conquistadores encontramos algunas breves
menciones. Como señalamos previamente, antes de la introducción del sillarejo y el sillar en la
edificación del Cu de Huichilobos, los canteros solamente eran llamados para trabajos muy
específicos como era labrado de las esculturas. Pocas son las alusiones sobre su presencia como
encargados de actividades constructivas, como es el caso de Alvarado Tezozómoc,180 quien menciona
que Axayácatl mandó edificar el lugar donde quedaría asentado el cuauhxicalli. De acuerdo con el
cronista, el tlatoani solicitó que se trajera:

“a los buenos oficiales canteros, para que se ocupen luego en ello; y mandó que se
tantease la cantidad que había menester para asentarse, [el sitio debía medir]… poco más
de veinte brazas en cuadro y ocho estados de altura; y venidos todos los oficiales mandó
que comenzasen la obra de la misma forma que ellos la habían trazado”. 181

179 Es el dentado que se deja en un muro cuando dos partes del mismo se levantan en épocas distintas, para que la que se ejecute
posteriormente pueda quedar trabada y de continuidad a la superficie.
180 Alvarado Tezozómoc (1987: 417).
181 Alvarado Tezozómoc (1987: 417). Véase también Durán (2002: 323).

362
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

A la muerte de Axayácatl, Tízoc dispuso que se encalara el templo de Huitzilopochtli y solicitó


que los canteros terminasen de manufacturar las figuras de los Tzitzimime, obra que quedó
inconclusa.182 No obstante, a un año del inicio del gobierno de Ahuítzotl, éste ordenó llamar a todos
los canteros a quienes “mandó que luego se pudiese por obra el acavar el templo de su dios, con toda
diligencia posible”.183 Se dice que los canteros inmediatamente “empezaron a labrar las piedras que
faltaban y pusieron todas las figuras”.184
La buena factura de las casas de los señores, así como la del Templo Mayor no paso inadvertida
para los conquistadores. A su arribo a Iztapalapa, Hernán Cortés notó que las casas de los señores
estaban bien edificadas. Según sus propias palabras “tan buenas como las mejores de España, digo de
grandes y bien labradas, y así de obra de cantería como de carpintería”.185 Sobre este mismo hecho
Bernal Díaz del Castillo comenta que los inmuebles donde se albergaron eran “grandes y bien
labrados eran, de cantería muy prima”.186

Figura 5.45. Vista suroeste de la


plataforma V/MPl-2 del Templo Mayor,
donde se aprecia la técnica de sillares
utilizada en el muro y la alfarda (foto O.
Quezada).

Los canteros que participaban en las obras de construcción del Cu de Huichilobos eran llamados
por el tlatoani. Sin embargo, aquellos que podían costear una obra de cantería muy probablemente
acudían al mercado para abastecerse de los materiales necesarios y de la mano de obra. Cortés187
afirma que en el mercado de Tlatelolco se conseguía piedra labrada y sin labrar.
Retomando los aspectos relacionados con las fábricas de piedra, la sillería es una técnica vinculada
a la cantería. Esta distinción no se debe únicamente a la forma de las piezas empleadas, sino a las
182 Alvarado Tezozómoc (1987: 451).
183 Durán (2002: 391).
184 Durán (2002: 391).
185 Cortés (1993: 50).
186 Díaz del Castillo (1994: 159).
187 Cortés (1993: 63).

363
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

actividades involucradas en torno a ella, y el grado de complejidad y especialización que se necesita


para llevarlas a cabo.

Figura 5.46. Hombres colocando sillares en


una construcción (C ódice F lor entino 1979:
lib. XI, fol. 244v).

A diferencia de los distintos tipos de mampostería, donde son pocos los requerimientos técnicos
en cuanto al labrado de la piedra, en la técnica de sillería las piezas deben cumplir ciertas
especificaciones. Por ejemplo, cada cara debe constituir un plano rectangular (Figura 5.46). Para
cumplir con esta pauta es necesario contar con los utensilios adecuados como cuñas, macetas y una
escuadra. Estos instrumentos permiten al cantero trazar los contornos que después desbastará hasta
obtener la forma deseada. Para alisar la superficie de los sillares (particularmente la que estará en la
cara frontal) se utilizan otro tipo de herramientas. Todas estas actividades tienen su dificultad, pues
se debe evitar resquebrajar y astillar las esquinas. Además, cada una de las tareas requiere de un
tiempo de ejecución que puede variar dependiendo de la complejidad del material y de las piezas que
se estén tallando.
En el área maya, Abrams188 estima que un cantero actual que elabora una escultura con motivos
simples como barras, puntos y rostros, talla un promedio de 321 cm por hora. En cambio, el avance
se reduce en una escultura con motivos complejos donde puede tallar solamente 89 cm en el mismo
tiempo. Para el tallado de piezas de mampostería, Abrams señala que en el labrado de 1 m3 de
mampuestos trabajados por cinco lados con herramientas de piedra, se requieren por lo menos de 11
personas por día en una jornada de ocho horas aproximadamente.189
En el caso de la talla de sillares no necesariamente tiene que haber un aumento en la cantidad de
personas laborando en dicha actividad, pero sí puede haber una elevación en el número de horas o

188 Abrams (1994: 49).


189 Abrams (1994: 48).

364
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

días invertidos en su manufactura. Esto dependería en gran medida de la premura con la que debían
realizarse los trabajos.

Tabla 5.2. Técnicas constructivas en los aparejos de los muros del Templo Mayor
TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS EN LOS APAREJOS DE LOS MUROS DE CONTENCIÓN
ÉPOCA I ÉPOCA II
EN LA INDUSTRIA EN LA INDUSTRIA
ARQUITECTÓNICA DEL TEMPLO MAYOR ARQUITECTÓNICA DEL TEMPLO MAYOR
GRUPO 1 GRUPO 2
TÉCNICA DE MAMPOSTERÍA TÉCNICA DE SILLARES
SUBGRUPO 1 SUBGRUPO 2 SUBGRUPO 1 SUBGRUPO 2
MAMPOSTERÍA MAMPOSTERÍA SILLAREJO SILLERÍA
CONCERTADA CAREADA

ETAPA II MOMENTO ETAPA V MOMENTO


III/N-MF-1, III/W-MF-1; V/W-MPL-2
ETAPA III III/N-MCON-1; III/MES-4 MOMENTO:
V/MPL-1,
ETAPA IV V/MPL-3
V/MPL-4
MOMENTO
IV/W-MPL-1
IV/W-MPL-2
IV/W-MPL-3
IV/N-MF-1, IV/MES-1,
IV/MES-2.

FUERZA LABORAL PRIMARIA FUERZA LABORAL PRIMARIA

CALQUETZANI (ALBAÑIL) TETZOTZONQUE (CANTERO)

FUERZA LABORAL SECUNDARIA FUERZA LABORAL SECUNDARIA


MACEHUALTIN (FUERZA LABORAL NO ESPECIALIZADA) CALQUETZANI (ALBAÑIL)
TENEXTLATI (CALERO) TENEXTLATI (CALERO)
TETZOTZONQUE (CANTERO) MACEHUALTIN (FUERZA LABORAL NO ESPECIALIZADA)

5.3.5.2 Elementos sustentantes de la cubierta


La destrucción del Templo Mayor ha dejado pocos rastros de la techumbre y de los elementos que la
sustentaban. La Etapa II es de la única que se conservaron remanentes de los apoyos del techo. De
los cuartos localizados en los extremos de la plataforma IV/MPl-3, sólo el del lado sur tiene
elementos circulares tallados en caliza que podrían haber pertenecido a las columnas que sostenían
una cubierta. Dentro del recinto sagrado otros edificios como la Casa de las Águilas, también han
preservado las basas que sustentaban las columnas o pilastras que soportaban el techo.

365
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

En relación a los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc, se utilizaron los apoyos continuos como
los muros, apoyos aislados como pilares y columnas y apoyos adosados como las basas (tepepechtli).
En los cuartos norte y sur de la plataforma V/MPl-3 se emplearon columnas como apoyos.
Los materiales pétreos elegidos para la construcción de cada uno de los elementos presentan
variantes en el tipo de roca, en el trabajo sobre las piezas y en el aparejo. En el relleno de los apoyos
continuos se aprovechó el tezontle en su estado natural; en cambio, en el exterior se trabajaron
piezas en forma de polígonos regulares. En los pilares y basas predomina la andesita de
lamprobolita,. Referente a las columnas de los cuartos emplazados sobre la plataforma los albañiles
seleccionaron la caliza.
En todos los casos, la mampostería concertada es la técnica predominante. El aparejo es de cal y
canto, las uniones al núcleo se hicieron con arcilla y las exteriores se rellenaron con mortero
siguiendo el mismo procedimiento que con los paramentos de los cuerpos. Con respecto a los pilares
y basas, las piezas de andesita de lamprobolita se emplazaron a soga y a tizón.

5.3.5.2.1. Apoyos corridos o continuos: técnica de mampostería


El término en náhuatl para designar a los muros es altepetanímitl, el cual de acuerdo con Molina190 y
Simeón191 también hace referencia al amurallamiento de la ciudad. Esta clase de apoyos están
representados por los muros en talud externos y los páneles a plomo en el interior. Su función
arquitectónica es trasmitir las cargas de una parte del edificio hacia los cimientos. Por esa razón,
también se les denomina muros de carga. En el Templo Mayor los apoyos trasmitían la carga de la
techumbre a la base de los muros, la cual era absorbida por los cuerpos del basamento. Los apoyos
continuos de ambas capillas presentan similitudes en las características de los materiales litológicos,
de los morteros y de los procedimientos constructivos (Figura 5.46; DT-05, anexo Etapa II).
En ambos casos, para la construcción se emplearon materiales pétreos de origen volcánico de tipo
extrusivo, como el tezontle y la toba o chiluca. Los paramentos de los adoratorios se levantaron
mediante dos paneles de mampostería separados por un núcleo de piedra.192 La técnica para construir
los muros externos fue la mampostería concertada. Como no todas las piezas tienen las mismas

190 Molina (1571: I, 87).


191 Simeón (2004: 21).
192 Kalisch (2000: 45).

366
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

dimensiones, se usaron fragmentos de piedras más pequeñas para calzar y nivelar cada una de las
hiladas. Los muros internos se construyeron utilizando la técnica de mampostería careada.
Los apoyos perimetrales son los elementos sustentantes principales que soportaban la mayor carga
de la cubierta, por lo que tienen un ancho de 1.20 m. Al interior de la capilla los paneles que forman
los compartimentos en los extremos de la banqueta son una extensión de los apoyos corridos; no
obstante, su ancho es menor, por lo que la carga que soportaban de la techumbre debió haber sido
menor. Estos soportes en el lado de Huitzilopochtli miden 70 cm y los del adoratorio de Tláloc
miden 85 cm.

Figura 5.47. Etapa II, apoyos corridos del adoratorio de Tláloc, fachadas norte y sur
(cortesía de Tenoch Medina, véase Chávez Flores et a l. 2010).

Como los apoyos continuos recibían la mayor carga de la cubierta, los albañiles mexicas
reforzaron las cadenas de cerramiento de los muros con piezas escuadrados de tezontle. Para la base
eligieron las piezas más grandes (1. 20 m de alto por 50 cm de ancho), las cuales se colocaron de
manera vertical siguiendo la inclinación del muro. En el panel en contacto con las basas y los pilares
se combinaron bloques de andesita de lamprobolita con tezontle para fortalecer esta sección de las
capillas, ya que encima de ésta descansaba probablemente el dintel de los vanos de cada entrada .

367
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Entre los muros de ambos adoratorios no existe una diferencia significativa; no obstante, sí hay
algunas variantes constructivas. Los muros externos son en talud y los internos son a plomo. Para el
aparejo de los muros externos se emplearon piezas parcialmente trabajadas y en las paredes interiores
se utilizaron piedras sin labrar como acabado se colocó un enjarre de lodo sobre el cual se pintaron
motivos alusivos al simbolismo de cada capilla. La trabazón de las esquinas se hizo mediante cadenas
simples de cerramiento similares a las de los cuerpos. Para recubrir y emparejar la superficie exterior
se colocó una argamasa de cal con agregados de cuarzo y feldespatos cuyo espesor es de 2 a 2.5 cm.

5.3.5.2.2 Apoyos adosados: técnica de mampostería


Están representados por dos basas rectangulares emplazadas cada una en los extremos del vano
de la entrada del adoratorio de Huitzilopochtli: la del lado sur mide 2.27 m y la del norte 2.24 m. Su
función principal era servir como punto de apoyo de las jamabas. El nombre en náhuatl con el que se
designa a este elemento arquitectónico es tepepechtli que significa base de columna.193
Las basas tienen un planta rectangular y una altura de 74 cm la del lado norte (medida desde el
piso P2) y 66 cm la del sur (medida desde el nivel de piso P1) (Figura 5.48). Cada pieza se elaboró
con andesita de lamprobolita. Los bloques miden en su canto de 52 a 70 cm, tienen un grueso de 18
cm y la testa mide un promedio de 25 cm. La forma que predomina es el prisma rectangular.

Figura 5.48. Vista frontal de las basas adosadas en el vano de la entrada del
adoratorio de Huitzilopochtli, Etapa II (foto O. Quezada).

193 Molina (1571: II, 102).

368
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En torno a la manufactura, los mampuestos emplazados en las basas presentan bordes desiguales
y las caras son rugosas. En la actualidad en las canteras de donde se extrae andesita de lamprobolita,
durante el cuarteado y desbaste se obtienen preformas con una geometría similar a las registradas en
el contexto arqueológico. Como resultado del corte presentan un acabado irregular y áspero en los
costados. En el caso de las basas de la Etapa II, es probable que las preformas traídas al pie de obra
hayan sido seccionadas a un tamaño manejable y la irregularidad de sus márgenes indica que no se
realizó una talla posterior (Ver DT-01 y 02, anexo Etapa II).
En la capilla de Tláloc, al pilar norte se le adosó una basa angosta y baja de 34 cm de ancho por 37
cm de alto y 1.16 m de longitud para poder colocar la jamba. La basa sur es una extensión del pilar y
mide 36 cm de ancho, 26 cm de alto y 1.24 m de longitud.
En cuanto al aparejo, los mampuestos se colocaron a soga y tizón. Los albañiles emplearon
fragmentos del mismo tipo de piedra como calzas. Como sucede con el resto de la mampostería de
esta etapa, las piezas se unieron con un mortero del grupo dos, el cual también sirvió para elaborar la
mezcla aplicada en el revestimiento. Finalmente, encima del grueso recubrimiento se colocó un
enlucido fino de estuco.
En las imágenes de las distintas clases de edificios documentados por Sahagún en el Códice
Florentino, podemos identificar elementos arquitectónicos que también han sido reconocidos en el
registro arqueológico. Unos de éstos son los apoyos sobre los que descansaban las jambas del vano
de la entrada. En el folio 244r del libro XI del Códice Florentino (Figura 5.49), podemos observar una
habitación o casa común, cuyos apoyos forman una figura en L que es continua con el muro y sobre
la que descansan las jambas que sostienen el dintel de la entrada. Se trata de apoyos adosados los
cuales tienen características similares a las basas registradas en la capilla de Huitzilopochtli.

Figura 5.49. Imagen en la que se pueden


observar basas adosadas sobre la cual
descansaban las jambas de la entrada
(Códice Flor enti no 1979: lib. XI, fol. 244v).

369
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

En el folio 126v del Códice Durán (Figura 5.49), los apoyos de la capilla sur son más bajos y anchos
que los del lado norte, características que coinciden con los elementos registrados
arqueológicamente. Aunque en la ilustración no se aprecia claramente si se trata de apoyos aislados o
adosados.
La lámina 41v del Códice Aubin (Figura 4.50) es muy significativa porque en ella se representaron
tanto los apoyos adosados como los aislados. En la capilla del numen de la guerra, el apoyo de las
jambas se delinearon como una banqueta continua que une cada extremo de los muros, imagen que
evoca a las basas adosadas a los muros de la Etapa II. En el adoratorio de Tláloc se dibujaron los
soportes separados, tal como fueron registrados arqueológicamente.

Figura 5.50. Representaciones del Templo Mayor de Tenochtitlan


(Izq. Cod ex Au bin, lám. 41v. Der. Códic e D urán, fol. 126v).

5.3.5.2.3 Apoyos aislados: técnica de mampostería


Los apoyos aislados son elementos sustentantes no continuos. En la definición moderna de
arquitectura, el pilar es un soporte estructural de sección cuadrada o circular que no se ajusta a los
cánones de ningún orden.194 En el Templo Mayor, estos elementos están constituidos por los pilares
que flanquean el vano de la entrada de la capilla de Tláloc (Figura 5.50). En náhuatl los pilares de

194 Camacho (2007: 577).

370
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

madera recibían el nombre de tlaquetzalli y las columnas de madera se denominaban como


tlaquetzalmimilli.195 Asimismo, los pilares o columnas de piedra eran designados como tetlaquetzalli196.
Los pilares de la capilla de Tláloc son elementos con una sección rectangular, muros a plomo e
independientes de los apoyos continuos (muros externos e internos de los adoratorios). Cada pilar se
emplazó a una distancia promedio de 8 cm de los muros frontales del vano de la entrada. La altura
del apoyo norte es de 153 cm en su sección mejor conservada; el del lado sur mide desde su base
hasta su nivel más alto 222 cm.
La materia prima predominante es la andesita de lamprobolita, aunque también se usó el tezontle
para elaborar los bloques esquineros de los pilares. Tal como sucedió en la construcción de las basas,
los albañiles cortaron las piezas en forma de prismas rectangulares y trapezoidales. Los márgenes son
irregulares y los cantos redondeados. En las piezas de andesita se observa el corte natural de la
piedra. Por tal motivo, los márgenes y cantos son disparejos y suponemos que no hubo una talla
posterior al corte de los bloques. En contraste, las piezas de tezontle de las esquinas tienen un
terminado apomazado,197 el cual les otorgó cantos definidos y una superficie lisa excepto en la
sección en contacto con el núcleo, cuyo terminado es en forma de espiga con bordes irregulares
(Figura 5.51).

Figura 5.51. Vista del pilar norte y la basa


adosada. Adoratorio de Tláloc, Etapa II
(foto O. Quezada).

Las piezas no tienen un tamaño estandarizado. En el aparejo de la mampostería concertada se


combinaron bloques a soga y tizón de manera irregular. Las hiladas también son desiguales ya que el

195 Molina (1571: II, 134).


196 Códice Florentino (Lib. XI, fol. 119v); Molina (1571: II, 109).
197 Alisado de una piedra mediante medios manuales o mecánicos.

371
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

grosor de los mampuestos oscila entre 8 y 20 cm. Por consiguiente, algunas hileras podían estar
constituidas por un sillar o dos para ajustar la altura del más grueso. Los pilares fueron reforzados en
las esquinas mediante cadenas simples con bloques de tezontle cuatrapeados y piezas de andesita de
lamprobolita. La disparidad en el tamaño de los mampuestos no permitió a los albañiles asentar bien
las piezas, así que las juntas son gruesas y oscilan. Los albañiles tuvieron que nivelar las hiladas con
piedras pequeñas.
Para regularizar la superficie, los encaladores prepararon un mezcla de cal, con arenas de cuarzo y
feldespatos (grupo dos), de la cual colocaron varias capas llegando a tener un grosor de 2 a 3 cm.
Una vez conseguida una superficie homogénea, se aplicó un encalado fino de estuco sobre el cual se
pintaron barras y círculos y otros elementos relacionados con el simbolismo del numen de la lluvia.198
Como acabado se colocó un enlucido, encima del cual se pintó el pilar con motivos geométricos y se
emplearon colores como el azul, el blanco, el negro y el rojo.
Tocante a la presencia de apoyos aislados en otras áreas del Cu de Huichilobos, en el folio 112v
del Códice Ixtlilxóchitl están representados los cuartos ubicados sobre la plataforma que flanqueaban
los extremos noroeste y suroeste del Templo Mayor de Texcoco (Figura 5.52). Encima de la
plataforma del momento IV/MPl-3 del Huey Teocalli fueron descubiertos los restos de dos
habitaciones muy similares a las de la imagen antes mencionada.

Figura 5.52. Vista de pilar sur del adoratorio de Tláloc (foto O.


Quezada).

198 Referente a los motivos pintados en las capillas y su simbolismo véase López Austin y López Luján (2009: 376-389).

372
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

El cuarto sur fue excavado por Manuel Gamio en 1914, mientras que la habitación norte quedó al
descubierto durante las exploraciones realizadas por el PTM-1 en 1980. En ambas excavaciones no
se localizaron huellas o restos de las basas y elementos sustentantes de la cubierta. Únicamente en el
aposento sur, sobre la línea frontal que daba acceso al cuarto, se registró una pieza circular de piedra
caliza a nivel del piso de aproximadamente 32 cm de diámetro. No obstante, al no encontrar otros
elementos similares en la otra habitación, resulta aventurado asegurar que este elemento formaba
parte de los apoyos del pórtico.
Poco se puede decir con tan pocos datos. Al no encontrar evidencia de la presencia de basas es
factible que para sostener el techo los albañiles emplearan únicamente maderos gruesos que
empotraban directamente sobre el piso y que como ya indicamos eran llamados tlaquetzalli o
tlaquetzalmimilli (Figura 5.53).

Figura 5.53. La habitación sur sobre


la plataforma del Templo Mayor de
Texcoco (Cod ex I xtli lxóc hitl, fol.
112v).

La Casa de las Águilas es otro edificio en el cual se documentaron las basas en las que se
emplazaron los pilares y las columnas que sostenían el techo (Figura 5.54). El pórtico estaba
circundado por basas de planta rectangular manufacturadas con mampuestos de andesita de
lamprobolita.199 Tal como se registró en los adoratorios de Huitzilopchtli y Tláloc, los fustes de la
Casas de las Águilas no estaban hincados sino apoyados directamente sobre la mampostería.
A partir de los casos presentados, pensamos que los constructores no empotraban los maderos en
el alma de las basas, pues la carga de la techumbre quedaba distribuida entre los apoyos continuos,
los muros internos y los apoyos aislados y adosados.

199 López Luján (2006a: 71-72).

373
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Figura 5.54. Planta de la Etapa 2 de la Casa de las


Águilas (tomado de López Luján 2006a: 190).

5.3.6 Subsistema de cerramiento


El subsistema de cerramiento de las capillas del Huey Teocalli está dividido en dos partes: 1)
cerramientos laterales; 2) los cerramientos horizontales. El primer grupo corresponde a los
cerramientos formados por los apoyos corridos en talud que constituyen la fachada y los pilares, las
basas y las jambas que junto con el dintel cierran el vano de la entrada de cada templo. El
cerramiento horizontal atañe a la parte superior de la construcción, en este caso el techo.
En el apartado correspondiente a los apoyos describimos en extenso los que conformaron los
adoratorios del edificio. En esta sección nos enfocaremos en los vanos de la entrada, así como en la
techumbre.

5.3.6.2 Los dinteles o calixcáuitl o ilhuícatl y las jambas o tlaquetzalli


Los mexicas nombraban a las piezas de madera emplazadas encima del umbral de las puertas como
calixcáuitl o ilhuícatl y a las jambas tlaquetzalli.200 De las excavaciones en el Templo Mayor de
Tenochtitlan no se obtuvo evidencia de los dinteles (los cuales pudieron haber sido reutilizados),
pero sí de las jambas que flanqueaban la entrada de ambos adoratorios.
Durante las excavaciones de la Etapa II, Francisco Hinojosa201 reportó restos de los maderos que
conformaban las jambas, las cuales descansaban encima de las basas.202 Como consecuencia de la

200 Códice Florentino (lib. XI, fol. 119v).


201 Hinojosa (1979h: 10).

374
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

fragilidad de la madera fue necesario remover los restos de las jambas para poder conservarlos; no
obstante, aún permanecen sobre las pilastras las improntas a partir de la cuales podemos estimar sus
dimensiones (Figura 5.55).
De los dinteles no quedó evidencia. La única referencia cercana a Tenochtitlan son los
recuperados en Tlatelolco por Carballal y colaboradores,203 quienes registraron tres dinteles. Cada una
de las piezas mide 2.50 m de largo, 50 cm de ancho y 25 cm de espesor (Figura 5.56). Las
dimensiones de estos elementos nos permite suponer que las vigas colocadas en los vanos del Cu de
Huichilobos habrían tenido un ancho y un espesor cercanos al de los de Tlatelolco, es decir, eran
piezas gruesas y resistentes.

Figura 5.55. Jamba sur en el adoratorio de Tláloc (tomado de


Matos Moctezuma 1982: 41).

Como en otros casos, los escasos restos recuperados en contexto arqueológico dejan poco que
decir y muchas preguntas qué hacer. Tomando como base las imágenes existentes del Huey Teocalli y
de otros edificios prehispánicos, tratamos de inferir donde estuvieron situados los dinteles con
relación a los apoyos.
En la mayoría de las ilustraciones, los extremos del dintel aparecen empotrados en el panel frontal
de la fachada y otra parte se ve sostenida por las jambas. En sitios como Becán, Uxmal y
Dzibilchaltún, se han documentados casos en los que los dinteles de piedra y madera que están in situ.
En estos lugares, los dinteles están solamente recargados sobre los apoyos de piedra y quedan

202 Gómez Mont (1979e: 6); Gutiérrez (1979e: 6); (1979i: 4); Hinojosa (1979h: 10); Matos (1982: 44,48).
203 Carballal et al. (2008: 54).

375
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

parcialmente unidos con los muros laterales y superiores.204 Esto se debe a que la mampostería se
construía antes de colocar los maderos; es decir, se dejaba el espacio para empotrarlos y
posteriormente se continuaba con la edificación de los paramentos.205

Figura 5.56. Dintel de Tlatelolco (foto Melitón Tapia-INAH).

En el caso de Quauhtochco, Medellín Zenil206 reporta que las vigas utilizadas en la edificación de
los sobrados no sólo estaban sostenidas por un grupo de pilares, sino que además fueron incrustadas
a los muros (Figura 5.63).
A manera de propuesta, suponemos que, en las capillas del Templo Mayor el dintel además de
haber sido sostenido por los pilares y las jambas de madera, también lo era por los muros laterales.
Esta proposición nos remite a la sugerencia hecha por Gómez Mont durante las excavaciones de
1979, en la cual planteó que las jambas de madera halladas en los adoratorios eran decorativas, dado
que no formaban parte del alma de las basas y pilares. La investigadora concluyó que estos elementos
no tenían capacidad portante, aspecto con el cual no concordamos. Al respecto nos gustaría hacer
algunas precisiones. Si bien, es innegable que una gran parte del peso de los dinteles parece haber
sido sostenido por los muros en talud y a plomo cuyo espesor es de 120 cm, así como por los
soportes adosados de mampostería. No obstante, es importante considerar que el dintel es un
elemento horizontal sometido a esfuerzos de flexión, cuyo punto más frágil es el centro. Por
consiguiente, el claro no debía ser muy ancho para evitar que la viga cediera ante el peso de los
materiales encima de él.207

204 Véase Andrews et al. (1985: 44); (1987a: 55); Ordaz Tamayo (2004: 159-161).
205 Ordaz Tamayo (2004: 159).
206 Medellín Zenil (1952: 36).
207 Villalobos (comunicación personal septiembre 2008).

376
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

La entrada del adoratorio de Huitzilopochtli tiene un umbral con un vano de 5.97 m. El vano está
flanqueado por las basas rectangulares de mampostería sobre las que se dispusieron las jambas de
madera. La puerta de la capilla de Tláloc tiene un vano de 6.13 m y está limitado por los pilares y las
soportes de madera encima de las basas. En el caso de la capilla sur, la distancia total medida desde el
extremo inferior izquierdo de la basa norte hasta el extremo derecho de la basa sur es de 10.37 m,
por lo cual la longitud de la arquitrabe debió ser muy cercana a los 11 m, ya que los extremos de la
viga quedaban empotrados en los muros.208 Con respecto a cómo estaba distribuida la carga del
dintel, probablemente más de la mitad del madero era sostenido equitativamente por las jambas,
cuyas dimensiones aproximadas eran de 2.07 m (norte) y 2.14 m (sur), lo que reducía el vano a 5.97
m.
Suponemos que en el adoratorio norte el dintel era más corto, aproximadamente de 9 m, ya que la
longitud desde el extremo inferior izquierdo del pilar norte hasta el extremo inferior derecho del
soporte sur es de 8.40 m, quedando el vano de 6.13 m. Como los pilares de mampostería son más
altos que las basas del templo sur, los elementos portantes que recibían mayor peso eran los apoyos
continuos, así como los apoyos aislados de mampostería y en menor proporción las jambas.
A partir de lo anterior, podemos afirmar lo siguiente: aunque las jambas de madera no recibían
toda la carga del dintel sí tenían una función como elementos portantes. Una de ellas fue reducir los
amplios vanos de las entradas sin necesidad del uso de un apoyo central, por lo cual concluimos que
su función no era únicamente decorativa.
El uso de un material de origen orgánico en la construcción representó un reto para los mexicas,
ya que su tiempo de duración es limitado y la exposición al ambiente lo convertía en un elemento
susceptible al deterioro. Tal como indicamos, la madera como materia prima orgánica es más
propensa al deterioro que la piedra. Desde el punto de vista constructivo es un material resistente,
pero su durabilidad es limitada y demanda un mantenimiento frecuente para evitar daños a la
construcción. Algunas de las principales afectaciones a las cuales es propensa la madera están
vinculadas a los insectos, los hongos, el polvo, la luz, la humedad, etc. Los cambios de temperatura
también afectan a la madera y provocan su deformación, por ejemplo, con el frío tiende a contraerse
mientras que el calor provoca su dilatación al igual que la humedad.

208En la actualidad se deja como apoyo para cada extremo de los dinteles un sobrante de 20 cm por lado en las vigas menores a 2 m.
En las piezas superiores a los 2 m se dejan 25 cm en cada extremo (Ing. Rubén Quezada Espinoza, comunicación personal, noviembre
2011). Debido a las dimensiones de los dinteles de los adoratorios es probable que el sobrante en cada extremo fuera mayor a los 25
cm.

377
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Santiago Vignote e Isaac Martínez209 afirman que, así como existen maderas resistentes
mecánicamente, las hay con mayor o menor tolerancia a los agentes bióticos o abióticos que las
degradan. Por lo tanto, la elección de los árboles de los cuales se obtienen piezas para edificar, no
sólo debe estar basada en su dureza, sino también en la resistencia a las plagas y al ambiente.
En la época prehispánica eran bien conocidas las cualidades de los árboles y a partir de ellas se
determinaban los usos. Sin embargo, también es un hecho que los quauhxinquime estaban
familiarizados con los elementos que afectaban la madera. Los informantes de Sahagún, describen
cómo eran los gusanos que se criaban dentro de los maderos a los que llamaban quauhocullin210 y de
los cuales se dice lo siguiente: “son muy blancos, y siempre están dentro del madero… tienen un
piquito muy recio; barrenan el madero y andan dentro de él, y estos son los que se llaman
carcoma”.211 Para Tenochtitlan no tenemos una referencia de que estos insectos hayan dañado la
madera de alguno de los edificios, pero en Tlatelolco, Carballal212 afirma que los maderos localizados
presentaban horadaciones como resultado de un apolillamiento. En opinión de Carballal,213 el daño
causado por los insectos a los dinteles de Tlatelolco, trajo como consecuencia la remoción de las
piezas y obligó a los constructores a sustituirlas por arquitrabes nuevas. Esta afirmación sugiere que
las piezas no estaban fijas totalmente a la estructura de mampostería, lo cual permitía a los obreros
llevar a cabo labores de mantenimiento como cambiar las vigas dañadas.
Además de las plagas, otro factor que influye en la necesidad de sustituir la madera de manera
periódica es el tratamiento que recibe antes de ser utilizada como material, ya sea para la ebanistería o
la construcción. Uno de los procedimientos más antiguos es el secado natural de la madera, cuya
finalidad es “eliminar el agua de la savia… al desaparecer el agua la oxidación se hace más lenta, las
substancias de la savia se hacen impropias para la alimentación de los microorganismos y, además
crece su resistencia”.214
No hay menciones concretas sobre si los quauhxinquime realizaban un tratamiento previo al uso de
la madera, pero es claro que la madera provenía de árboles secos, ya fuera que estuvieran de pie o
caídos.215

209 Santiago y Martínez (2005: 295).


210 Molina (1571: II, 86). Con el nombre de carcoma se designa a diversas especies de insectos coleópteros, muy pequeños cuyas larvas
roen y taladran la madera produciendo a veces un ruido perceptible (Diccionario de la Lengua Española 2001).
211 Sahagún (1997: 258).
212 Carballal et al. (2008: 54).
213 Carballal et al. (2008: 54).
214 Ernitz (1961: 12).
215 Sahagún (1997: 662).

378
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Es probable que los constructores hayan tenido en consideración todos estos factores y buscaron
no sólo alargar la vida útil de los materiales orgánicos, sino también desarrollar estrategias que
permitieran remplazar las piezas dañadas sin afectar la estructura. En el periodo Clásico, por ejemplo,
los teotihuacanos no realizaban las uniones de los techos con los muros de manera directa, tal como
afirma Margain,216 en Atetelco se colocaban unas vigas de madera encima de las cuales se
acomodaban los morillos transversalmente para formar la base de la cubierta. De esta manera era
más fácil nivelar las vigas, pero además permitía darles mantenimiento a las construcciones al poder
“cambiar aquellos morrillos que con el uso y el tiempo lo requirieran, sin destruir el muro ni su
aplanado de hormigón y cal, el cual, en la mayoría de los casos, estaba pintados en forma por demás
elaborada”.217

5.3.6.2 La cubierta o tlapantli y los sobrados o tlapancos


La techumbre o azotea corresponde al elemento que cierra la parte superior de un edificio. De la
cubierta del Templo Mayor no hay mucho que decir desde el punto de vista arqueológico, pues los
datos son escasos, así que los detalles técnicos provienen básicamente de la información aportada
por los escritos y dibujos de los cronistas hispanos. 218 Como veremos más adelante, en la mayoría de
las crónicas se hace referencia a los techos de los espacios habitacionales y hay pocas menciones
sobre las cubiertas de las capillas del Huey Teocalli.
De los edificios documentados de tradición mexica, únicamente los templos de Teopanzolco,
Tepoztlan, Cuauhtochco y Castillo de Teayo conservaron restos de los apoyos que soportaron la
techumbre. Solo en los templos de Veracruz se registraron vestigios de los desvanes mencionados en
distintas fuentes históricas del siglo XVI,219 pero en ninguno de los casos se preservó la cubierta.
Referente a Tenochtitlan, durante las exploraciones de 1979 se recuperaron restos de madera al
interior de las capillas de Huitzilopochtli y Tláloc, los cuales pensamos que pertenecieron a las vigas
de apoyo de los entrepisos.
La razón por la cual agrupamos la cubierta y los entrepisos en un mismo apartado se debe dos
cosas: en primer lugar, en las fuentes se describe a los sobrados como parte de la techumbre; en

216 Margaín (1966: 164).


217 Margaín (1966: 164).
218 Véase también López Austin y López Luján (2009: 371: 458). En el capítulo 15 del texto, López Austin y López Luján realizan un

análisis en extenso de los adoratorio ubicados en la cúspide del Templo Mayor, en el cual combinan la información arqueológica y
arquitectónica junto con la proveniente de los documentos históricos y pictográficos, para aproximarse a su significado.
219 Véase Marquina (1928: 80-82); Medellín Zenil (1952: 33-38); Seler (1968: 270); Solis (1986: 75).

379
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

segundo lugar, ambos elementos comparten similitudes en su técnica constructiva. Al respecto


traemos la discusión del término “sobrado” hecha por López Austin y López Luján,220 tocante a la
descripción de López de Gómara sobre el Templo Mayor. De acuerdo con los investigadores, la
palabra “sobrado” en el relato del capellán “significa desván, alto o piso superior de una casa, pues
deriva de los términos latinos super y additum”.221 En los distintos dibujos que hay del Templo Mayor
y de otros edificios afines, la cubierta siempre se ilustra plana. Las variantes en la representación
corresponden a los muros laterales que soportan la techumbre. El primer tipo consiste en muros a
plomo que rematan con un techo plano (Figura 5.57). En el segundo caso los paramentos son en
talud con una cubierta que remata con una superficie horizontal, en este caso la forma externa del
techo es de un trapecio (Figura 5.57). En este sentido, López Austin y López Luján222 indican que
una de las razones que podrían explicar la variabilidad en las representaciones arquitectónicas en
códices del Cu de Huichilobos, es que no son copias fieles, sino imágenes modélicas. Los
investigadores afirman, que “en los códices dominaba a tal punto la función comunicativa de las
ideas sobre la representación visual realista que, al cumplirse los requerimientos mínimos para la
transmisión de ideas, se dejaban amplias libertades a los tlacuilos. Los dibujantes podían lograr su
cometido ya con reducciones esquemáticas, ya con profusión creativa”.223 Ahora, con respecto al
término náhuatl usado para referirse al techo plano es tlapantli, vocablo definido por Molina224 como
azotea o terrado.
En relación a la descripción exterior del techo específicamente del Huey Teocalli no hay una
referencia precisa. En la mayoría de los testimonios relacionados con los adoratorios se hace alusión
a los sobrados al interior de las capillas. No obstante, contamos con algunas breves menciones de
cómo eran las cubiertas de las casas de la ciudad de Tenochtitlan. Por ejemplo, Bernal Díaz dice lo
siguiente: “y como estaban fundadas las casas sobre agua, y que de una casa a otra no se podía pasar
sino por puentes que tenían hechos, y en canoas, y las casas todas de azoteas, y en cada azotea, si
querían poner mamparos eran fortalezas”.225 Asimismo, Alonso de Zorita226refiere que los techados

220 López Austin y López Luján (2009: 372).


221 López Austin y López Luján (2009: 372).
222 López Austin y López Luján (2009: 372).
223 López Austin y López Luján (2009: 374).
224 Molina (1571: II, 131).
225 Díaz del Castillo (1994: 103).
226 Alonso de Zorita (1909: 200).

380
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

de las casas no son tejados, sino azoteas y Cervantes de Salzar227 indica que los techos de las casas
eran planos.
El asombro de los españoles con respecto a las cubiertas según lo relata Cervantes de Salazar,228 se
debía a que en España había una mayor variedad en la forma de las techumbres. Algunas eran de dos
aguas cubiertas de tejas y terminadas en caballete; otras eran de cuatro vertientes; también tenían
construcciones con techo plano. En cambio, en la ciudad de Tenochtitlan había una mayor
homogeneidad con respecto a las techumbres.
Tocante al Templo Mayor de Tenayuca, Motolinía afirma que los sobrados encima de los
adoratorios eran “todos terrados”.229 Esta afirmación nos permite suponer que tanto los desvanes
como las azoteas compartían similitudes en cuanto a su técnica constructiva, tal como lo
describiremos más adelante.

Fig. 5.57. Dibujos del Templo Mayor en los que se representó la techumbre plana
con muros a plomo y en talud (Izq. C od ex Teller ia no-R em en si s, fol.39r; Der.
Prim ero s M emoria les 1993: fol. 269 v).

Por otro lado, aunque en las pictografías del templo mexica siempre se ilustra plano el techo, esta
característica no era privativa de las construcciones religiosas. Así lo demuestran las ilustraciones de
los edificios seculares como las casas de los señores y otras construcciones administrativas de
Tenochtitlan (Figura 5.58). Asimismo, el sistema de terrado no estaba generalizado en todos los

227 Cervantes de Salazar (1875: 91).


228 Cervantes de Salazar (1875: 91,93).
229 Benavente (1990: 50).

381
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

edificios. En algunos casos, la techumbre de los templos así como de los espacios habitacionales
también podía estar elaborada a partir de un armazón de madera cubierto con paja. Según la
narración de Hernán Cortés230 a Carlos V en su primera Carta de Relación, las viviendas en algunos
poblados del territorio veracruzano eran hechas con piedra y otras se fabricaban de adobe con techo
de paja. En el folio l40r del Códice Telleriano-Remensis,231 el techo del templo doble del señorío de
Tlacopan se unificó con una cubierta de paja (Figura 5.59). También, en algunas láminas del Códice
Florentino232 las casas habitación fueron dibujadas con un techo fabricado con materiales perecederos
(Figura 5.59).

Figura 5.58. Representación de techo plano o azotea (Códice


Flor entin o 1979: lib. XI, fol.241v).

Figura 5.59. Izq. Templo


Mayor de Tlacopan (C od ex
Telleri ano R emen si s, fol. 40r);
Der. Techumbre de material
perecedero (Códic e Florentin o
1979: lib.XI, fol.243).

Con respecto al sistema de terrado mencionado por Motolinía para el templo de Tenayuca, éste
consistía en colocar una o dos vigas maestras encima de las que se disponía una cama de varas o

230 Cortés (1993: 21).


231 Véase Codex Telleriano_Remensis (fol. 40r).
232 Véase Códice Florentino (1979: lib.XI, fol. 243r).

382
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

tablas mediante las cuales se cerraban los claros. Posteriormente, se depositaba una capa de tierra y
cal, así como un recubrimiento superior que podía ser de cal y de este modo se formaba un piso o
una azotea.233
Algunos componentes de los techos y desvanes aparecen descritos en el Códice Florentino, en el cual
se especifica que las vigas o soleras que se emplazaban horizontalmente sobre los muros recibían el
nombre de quauhtentli234 y a los morillos colocados encima de ellas se les denominaba quammimilli 235
(Figura 5.60). La tierra con la que se hacía el barro aplicado tanto en las paredes como en los pisos de
los terrados se caracterizaba por ser muy pegajosa.236 A esta tierra se le nombraba como tlapantlalli
sobre la que Sahagún dice lo siguiente: “a la tierra con que hacen los tlapancos, y también la tierra que
ha caído de los tlapancos de las casas derrocadas, llámanla tlapantlalli, que quiere decir de terrados”.237

Figura 5.60. Representación de vigas y morillos (Izq. Có dice F lor entino, lib. XI, fol.
119v. Der. Có dice F lor entin o 1979: lib. XI, fol. 120).

El sistema de terrado se ha documentado en sitios prehispánicos del Clásico como Teotihuacan.


Al respecto Margain238 informa que el techo del templo “E” del Patio Blanco en Atetetlco era plano.
estaba fabricado con vigas y morillos de madera que salvaban los claros. Encima de las vigas
emplazadas sobre los muros de mampostería, se disponían los morillos siguiendo las distancias más
cortas. Por debajo de ellos se ponía una capa de barro revuelta con paja y encima una de tepetate, el
cual remataba con una capa de hormigón elaborada de forma similar a la que se utilizaba en los pisos
de las estructuras. (Figura 5.61).

233 Gendrop (2009: 198).


234 Códice Florentino (1979: lib. XI, fol.119v).
235 Códice Florentino (1979: lib. XI, fol.120).
236 Sahagún (1997: 702).
237 Códice Florentino (1979: lib. XI, fol. 230).
238 Margain (1966: 163-164).

383
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Como los claros del templo “E” del patio blanco no eran muy amplios, no fue necesario colocar
apoyos como columnas o pilares en la parte interna, por lo cual los constructores usaron como
elementos sustentantes únicamente los muros corridos. En otros edificios como el templo “S” del
Patio Pintado donde los claros eran más amplios, fue necesario colocar pilastras y vigas para reducir
la distancia y poder emplazar los morillos (Figura 5.62).
Para el Templo Mayor de Tenochtitlan, suponemos que la cubierta de la ermita primigenia era de
céspedes, tal como lo relatan Durán y Alvarado Tezozómoc y como se aprecia en el folio 25v del
Codex Aubin (Figura 5.63). Sin embargo, conforme los mexicas pudieron adquirir otro tipo de
materiales como la piedra y la madera, optaron por una técnica que les permitió tener una techumbre
duradera, como es el caso del terrado.

Figura 5.61. Técnica


constructiva del techo del
templo “E” del Patio Blanco
en Teotihuacan (tomado de
Margain 1966, lám. 13).

Figura 5.62. Esquema del


emplazamiento de los morillos
utilizados en la construcción de
los techos en Teotihuacan
(tomado de Margain 1966: 190).

No hay suficientes datos arqueológicos para determinar cómo se construyó la techumbre del
Templo Mayor; sin embargo, los cronistas describieron con mayor detalle el interior de los

384
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

adoratorios donde estaban ubicados los desvanes.239 Al respecto, vale la pena traer al tema lo dicho
por Ángel María Garibay, quien indica que el vocablo tlapanco define a los sobrados de una casa, pero
también se refiere al techo o azotea de una construcción.240 Por lo anterior, pensamos que la técnica
usada en la construcción de los desvanes y techumbres eran similares. Como trataremos más
adelante, los procedimiento aplicados en la edificación de los sobrados prehispánicos, así como los
restos de los desvanes documentados en los edificios de Castillo de Teayo y Cuautochco, en
Veracruz, coinciden con la descripción de los cronistas hispanos. Sobre Castillo de Teayo, Eduard
Seler241 describe que hay evidencia de un segundo nivel al interior del templo, el cual parece haber
sido levantado a partir de vigas hincadas desde el piso y que los muros cercanos al techo eran más
delgados con respecto a los de la base.

Figura 5.63 Ermitas de Huitzilopochtli y Tláloc en la fundación


de Tenochtitlan (Cod ex Au bin, fol. 25v).

Concerniente a Cuauhtochco, Medellín Zenil242 refiere que el procedimiento para la fábrica de los
desvanes consistía en emplazar una viga maestra recargada en los muros en cada nivel, así como en
los apoyos emplazados en la planta baja (Figura 5.64). Encima de las trabes estaban colocados los
maderos secundarios que formaban los sobrados, los cuales quedaban recargados sobre la viga
principal y parcialmente empotrados en el muro -se registraron poco más de 70 vigas colocadas en su
posición original- y para afianzar los sobrados se dispusieron en cada esquinas ocho vigas como
tirantes.243

239 Véase también López Austin y López Luján (2009: 371-373).


240 Vocabulario en la edición de 1997 de la editorial Porrúa de la Historia general de las cosas de Nueva España.
241 Seler (1968: 270). Véase también Solís Olguín (1986: 75).
242 Medellín Zenil (1952: 35-38).
243 Medellín Zenil (1952: 36-37).

385
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Figura 5.64. Izq. Litografía del templo de Cuauhtochco de José Luciano Castañeda
(tomado de Robles 2009: 66). Der. Perfil sur del templo de Cuauhtochco (tomado de
Medellín Zenil 1952: 35).

Por otro parte, la técnica del terrado no era desconocida por los europeos, situación que permitió
que su uso se perpetuara durante la Colonia en la edificación de los entrepisos.244 El procedimiento
utilizado en el virreinato era muy similar al prehispánico, en ambos se disponían vigas de arrastres
encima de las cuales se situaban transversalmente los maderos que salvaban el claro.245 En el folio
242v del Códice florentino, es posible apreciar una edificación colonial de dos niveles, en el área de la
azotea se aprecia lo que parece representar una viga de madera emplazada longitudinalmente. Sobre
esta viga se colocó un morillo en cada extremo y encima de estos elementos se edificó un techo
plano (Figura 5.65).
Los componentes arquitectónicos como la soleras o quauhtentli y los apoyos verticales de madera
de base cuadrada o tlalquetzalli que han sido registradas arqueológicamente en el sitio arqueológico de
Teotihuacan y en algunos sitios de Veracruz, fueron representadas en algunos códices. Estas piezas
únicamente se distinguen en aquellas imágenes en las cuales los edificios fueron ilustrados de perfil.
En éstas la solera está dibujada horizontalmente con los extremos recargados sobre los muros,
apoyada encima de otra viga emplazada verticalmente la cual está arriba de un soporte

244 Chanfón Olmos (1997: 273).


245 Chanfón Olmos (1997: 273-274).

386
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

probablemente de mampostería. Inmediatamente encima del quauhtentli se pintó el techo. Tal es el


caso de los Primeros Memoriales o del Códice Mendoza (Figura 5.66).

Figura 5.65. Edificio colonial de dos niveles en el cual se


observan dos morillos saliendo del techo (Có dice florentin o 1979:
lib. XI, fol. 242).

Por otra parte, existe una lámina en el Códice Laud (Figura 5.67) donde el quauhtentli se dibujó con
los extremos asentados sobre dos apoyos verticales. Uno de ellos descansa encima de un madero
ubicado en la parte posterior del templo, de forma parecida a las imágenes de los códices antes
mencionados. Pero en este caso, el extremo frontal de la trabe descansa sobre otro soporte
demarcando claramente un espacio interior conformado por una estructura de madera y
mampostería.

Figura 5.66. Izq. Pri mero s M em oria le s


1993: fol. 252v. Der. C od ex M en docin o
1979: fol. 64r.

387
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Los maderos dibujados en los códices ya citados, podrían interpretarse como indicadores
indirectos de la presencia de un forjado en el interior de algunos edificios, el cual era sostenido por
vigas y muros. Con respecto a la existencia de una estructura de madera dentro de las capillas del
Templo Mayor, contamos con los informes de excavación de Gómez Mont, Hinojosa Hinojosa y
Gutierrez Sansano en el PTM-1, donde señalan la presencia de apoyos de madera recuperados sobre
la banqueta en el interior de los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc, así como las menciones en
las fuentes históricas de las cuales nos ocuparemos a continuación.
Al respecto, cronistas como Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y López de Gómara, hacen
alusión a la presencia de madera en el interior de las capillas como parte de la estructura. López de
Gómara246 afirma que la capilla estaba labrada de masonería de madera. El relato de Bernal Díaz del
Castillo247es breve; sólo menciona que por encima de los altares había una tablazón.248 Tal vez, el
armazón al que se refiere el militar corresponda con los sobrados al interior de los adoratorios.
Por su parte, Hernán Cortés narra cómo era el interior de las mezquitas de Tenochtitlan: “Son tan
bien labradas así de cantería como de madera… porque toda la cantería de dentro de las capillas
donde tienen los ídolos, es de imaginería y zaquizamíes, y el maderamiento es todo de masonería y
muy pintado de cosas de monstruos y otras figuras y labores”.249
López de Gómara abunda en la descripción del esqueleto de madera dentro de las capillas: “Y
tenía cada capilla tres sobrados, uno encima de otro, y cada cual bien alto y hecho de artesones; a
cuya causa se empinaba mucho el edificio sobre la pirámide, y quedaba hecha una muy grande torre y
muy vistosa, que se parecía de muy lejos”.250
El artesón al cual se refiere Gómara corresponde a la técnica para construir techos a partir de una
estructura en forma de artesa invertida251 conformada por vigas de madera.252 El artesonado era una
técnica bien conocida por los habitantes del viejo continente, ya que diversas construcciones con
estilo mudéjar tenían techos fabricados con esta técnica. Los procedimientos europeos eran muy
similares a los prehispánicos. En ambos casos se construía un armazón de madera con soleras encima

246 López de Gómara (2007: 154).


247 Díaz del Castillo (1994: 174).
248 El vocablo tablazón tiene dos acepciones en el diccionario. La primera los define como un agregado de tablas; la segunda lo refiere

como un término marítimo empleado para describir el conjunto de tablas con que se recubren las cubiertas y los costados de las
cubiertas de las embarcaciones (Diccionario de la Lengua Española 2001).
249 Cortés (1993: 63).
250 López de Gómara (2007: 154).
251 Véase glosario en esta tesis.
252 Véase el glosario en esta tesis.

388
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

de los muros del techo, las cuales se nivelaban y después se ajustaban las vigas que formarían cada
lado de las cuatro aguas del techo. De manera transversal a la estructura, se colocaba un madero
llamado nudillo. Sobre las vigas que formaban la artesa se ponía en sentido opuesto vigas más
delgadas y arriba de ellas una capa aislante de barro y después la teja.253 Según lo señala Chanfón
Olmos,254 éste fue el procedimiento utilizado para construir techos planos en la Nueva España, lo
que se debió probablemente a la similitud con la técnica prehispánica para fabricar las techumbre de
este tipo.

Figura 5.67 Representación de un templo en el que podemos observar


una viga emplazada horizontalmente, encima de la cual esta el techo
(Códice Laud 1994: lám. 32).

Volviendo al Templo Mayor, son varios los dibujos en los que la parte superior de las capillas se
caracterizó en forma de artesa o trapecio como lo informan clérigos y conquistadores. Un ejemplo de
ello es la lámina del Códice Ramírez (Figura 5.68). Los muros en talud, además de haber permitido a
los constructores elevar varios metros el techo, tal como afirma López de Gómara,255 también redujo
el claro de la cubierta y probablemente disminuyó la necesidad de emplear columnas o pilares que
hubieran tenido que ser emplazados al centro de la cámara. Tocante a la fábrica de los muros, en la
mayoría de las imágenes se aprecia que eran de mampostería, así que la madera sólo se podía
observar en el interior de los templos.

253 Candelas (1996: 111); Chanfón (1997: 274).


254 Chanfón (1997: 274-275).
255 López de Gómara (2007: 154).

389
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

Concerniente al armazón quedaron pocas evidencias arqueológicas, aunque durante las


excavaciones de las capillas de la Etapa II en el PTM-1 fueron recuperados restos de apoyos internos
situados en los compartimentos a un costado de las banqueta, tal como aparece en las imágenes ya
citadas del Códice Mendoza y de los Primeros Memoriales. Consideramos que estos maderos sirvieron
para elevar y sostener por lo menos el primer nivel del forjado del entrepiso, del mismo modo que
fueron empleados en Castillo de Teayo, según lo señala Seler.256
Al respecto Gómez Mont257 indica que en la cala “32” cuadro “A” ubicada al sur se detectó una
jamba interna. La cala y cuadro citados coincide con el área de los compartimentos que flanquean la
banqueta, cuya extensión es de 2.23 m por 69 cm de ancho. No tenemos datos precisos sobre las
dimensiones del madero descrito por la arqueóloga; sin embargo, las medidas de los compartimentos
son muy cercanas a las de las huellas de las jambas del templo de Huitzilopochtli (207 x 30 cm) y a la
de la jamba exhibida en el Museo del Templo Mayor (201 x 68 x 27 cm).258 También, Isabel
Gutiérrez259 informa de la presencia de madera sobre la banqueta interior de la capilla norte. Al
respecto menciona lo siguiente: “la banqueta que corre a todo lo largo del muro oriente tiene en su
limite occidental 5 m de largo y el espacio de 1.50 m que resta para que alcance los muros internos,
estaba ocupado por madera”.260

Figura 5.68. Dibujo del Templo Mayor (Có dic e


Ramí rez 1987: lám. XIX; Man uscrit Tovar 1972).

Por su parte, Francisco Hinojosa también reporta la presencia de restos de madera sobre la
banqueta de los adoratorios, específicamente en el lado sur, donde sin dar mayores detalles el

256 Véase Seler (1968: 270).


257 Gómez Mont (1979e).
258 López Luján et al. (2003a: 152).
259 Gutierrez (1979f: 12); (1979h: 8); (1979i: 4).
260 Gutierrez (1979i: 4).

390
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

arqueólogo afirma los siguiente: “se retiró la madera sobre la banqueta en el lado sur del templo de
Huitzilopochtli y quedó también consolidada y restaurada la pilastra sur. En cuanto a la madera, se
envió a la Dirección de Restauración para su tratamiento”.261 En este caso, el compartimiento mejor
conservado es el del extremo norte cuyas dimensiones son 2.13 m de largo por 53 cm de ancho.

5.3.7 Subsistema de drenaje


5.3.7.1 Desagüe pluvial
Como resultado de la ubicación de Tenochtitlan al centro del lago, los constructores desarrollaron e
implementaron sistemas hidráulicos mediante los cuales abastecer y solventar las necesidades
primarias de uso del agua. Acueductos, albarradones, diques, acequias, desagües y represas son
algunas de las obras hidráulicas que llevaron a cabo.262 Esta infraestructura no estaban destinadas
solamente al consumo humano; sino también al riego de los cultivos y a la conformación de las vías
de comunicación a través del lago.
Por otra parte, el desalojo de las aguas fue una problemática con la que se enfrentaron
gobernantes, arquitectos y ciudadanos de manera constante desde la fundación de la urbe. Los
niveles de los cinco lagos se veían afectados por las precipitaciones estacionales, época en la cual se
unificaban conformando un único cuerpo de agua. Aunado a este hecho, la canalización de las aguas
traídas desde la periferia hacia el interior también afectó de manera negativa a la metrópoli. Además,
en ocasiones la falta de pericia al construir los caños, una elección inadecuada de los materiales y
decisiones poco acertadas de los gobernantes mexicas, derivaron en importantes inundaciones que
mantuvieron a la ciudad anegada por largos periodos. Los cronistas dan detalles de algunas de las
empresas hidráulicas que se realizaron en Tenochtitlan, tal es el caso de la canalización de agua desde
los manantiales de Chapultepec y Coyoacan. En el caso particular de recinto sagrado y del Templo
Mayor, hasta el momento sólo se han documentado arqueológicamente las obras de desagüe pluvial,
sin que a la fecha se haya encontrado evidencia de obras relacionadas con la evacuación de aguas
residuales, lo que tal vez se deba a su condición como lugar sacro.
Antes de entrar en materia, veamos primero algunas definiciones sobre lo que entendemos por
desagüe.

261 Hinojosa (1979h: 10).


262 Para ampliar la información con respecto al tema véase Palerm (1973); Lombardo de Ruíz (1973); González González et al. (2006).

391
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

La arquitectura moderna define el desagüe como el conducto mediante el cual se da salida a las
aguas y se divide de acuerdo con el tipo de agua que transportan: 1) pluviales, cuya función es
evacuar el líquido proveniente de los escurrimientos por lluvia; 2) residuales, encargados de desalojar
las aguas resultantes de la higiene personal, de los desechos sanitarios y de la limpieza de las
viviendas.263
Con respecto al sistema de drenaje pluvial, Álvaro Palacios Ruiz señala lo siguiente: “es el
conjunto de obras (sumideros, colectores, canales, etc.), cuya función es interceptar y conducir hacia
un sitio previamente seleccionado las aguas de origen pluvial, de modo que ellas no causen u originen
problemas de inundación en la urbanización”.264
A partir de las excavaciones de la línea 2 del Metro y de los trabajos realizados bajo la Catedral y el
Sagrario Metropolitanos, se documentaron tramos de los conductos que formaban una red de
distribución de agua dulce y, probablemente también de captación y desalojo del agua de lluvia en la
ciudad de Tenochtitlan. Además de los conductos subterráneos, López Luján265 identificó en la Casa
de las Águilas un sistema de drenaje constituido por un impluvium, en el cual convergían las aguas
provenientes del compluvium.266 De acuerdo con el investigador, mediante una pendiente las aguas eran
dirigidas hacia la coladera de un extremo, debajo de la cual se ubicaba un depósito por el cual eran
desalojadas (Figura 5.69).

Figura. 5.69. Sup. Izq. Desagüe localizado bajo el edificio C, en el patio norte del
recinto sagrado (foto Proyecto Templo Mayor, ATMTM). Sup. Der. Conducto
subterráneo perteneciente al desagüe localizado en el Patio Norte que pasa por
debajo de la Casa de las Águilas (foto. O. Quezada).

263 Brière (2005: 146).


264 Palacios Ruiz (2008: 193).
265 López Luján (2006a: 70, 73). Véase también Cabrera (1979: 60-61); Matos (2002: 251).
266 El compluvium es una abertura cuadrada en el techo, debajo de la cual estaba el impluvium o cisterna en la que se colectaba el agua de

lluvia. Este sistema es característico del domus o vivienda romana. Camacho (2007: 269).

392
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

En cuanto al Templo Mayor, en las etapas II y III se registraron los albañales que sacaban el agua
de lluvia de la azotea de cada capilla, la cual presumiblemente era conducida hacia los drenajes
ubicados bajo los pisos de la plaza en el lado norte. Este sistema se exploró durante la primera
temporada de excavaciones del PTM. El desagüe de la Etapa II se excavó entre los meses de abril y
septiembre de 1979, por la arqueóloga Mercedes Gómez Mont.267 Los conductos de la Etapa III se
exploraron un año antes, aproximadamente en el mes de junio de 1978 por las arqueólogas Diana
Wagner e Isabel Gutierrez (Figura 5.70).268

Figura. 5.70. Perspectiva desde el


NE del Templo Mayor, donde se
puede observar la ubicación de los
desagües (dibujo Tenoch Medina,
tomado de López Austin y López
Luján 2009: 348).269

En la Etapa II los caños están situados en la fachada oriente del templo y dividen por la mitad a
cada adoratorio; son poco profundos y están abiertos. Del lado sur están expuestos únicamente 6.39
m y 5.19 m del lado norte, ambos canales tienen un ancho de 15 cm y una profundidad de 15 cm que
entre la unión del enrase y el talud aumenta hasta 20 cm por la pendiente de 6º mediante la cual se
evitaba el estancamiento del agua.
De la misma forma que en los muros, en la construcción de los desagües se usó exclusivamente el
tezontle. Las paredes laterales de ambas canaletas están formadas por los mampuestos del talud, para
elaborar la depresión del cause tallaron piezas rectangulares que oscilan entre los 7 y los 13 cm de
ancho, y entre 8 y 10 cm de alto. La técnica utilizada en la elaboración de los bloques es muy similar a

267 Véase informe mensual de abril a septiembre de 1979 en el ATMTM; también véase Matos Moctezuma (2002).
268 Véase informe mensual de junio de 1978 en el ATMTM.
269 Los autores realizaron esta reconstitución arquitectónica del Templo Mayor con base en la información arqueológica existente hasta

la fecha y en la descripción de las fuentes documentales y pictográficas. Véase López Austin y López Luján (2009).

393
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

la de los muros, aunque las piezas presentan cantos más regulares (Figura 5.71; DT-03, anexo Etapa
II).

Figura. 5.71. Esquema sobre la técnica constructiva del


aparejo de los desagües de la Etapa II (dibujo O.
Quezada).

En el desagüe norte, en la sección que corresponde al desplante de los muros se pusieron piezas
de tezontle de entre 83 y 110 cm para conformar los extremo del conducto. En el centro se utilizaron
pequeños mampuestos rectangulares. En el aparejo de la base del conducto se dispusieron una o dos
piezas, dependiendo del tamaño del mampuesto. Se dejó un espacio de 2 cm entre cada uno de los
bloques. Como acabado se elaboró un revestimiento de cal con agregados de cuarzo y feldespatos.270
Los caños registrados en la Etapa III también están ubicados en la fachada oriente del basamento,
en el eje que divide por la mitad a cada capilla y siguen la inclinación de los paramentos. Se trata de
canaletas aparentemente menos elaboradas que las de la etapa anterior, ya que se componen por
piezas individuales de tezontle, las cuales fueron labradas en su sección media para manufacturar las
zanjas (Ver DT-01, anexo Etapa III).
De estos desagües únicamente están visibles 6.37 m en el lado sur que corresponden al primer y
segundo cuerpos del basamento. En el extremo norte está explorado sólo 4.67 m del canal. Las
piedras empleadas en la fábrica del desagüe tal vez se colocaron de manera simultánea al
levantamiento del muro. Están conformados por una sucesión de bloques individuales de tezontle
desbastados y tallados al centro. Como los desagües se manufacturaron a partir de piezas separadas,

270 Véase en esta tesis el grupo dos de argamasas en el capítulo III, apartado 3.3.1

394
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

el tetzotzonqui y el calquetzqui debían trabajar de manera coordinada y conjunta en el labrado y


emplazamiento de cada segmento que debía quedar alineado con el anterior para que el agua de lluvia
fluyera adecuadamente.
Los bordes de los mampuestos son irregulares, los cantos redondeados y predominan los
polígonos rectangulares. De igual manera que con el resto de las piedras dispuestas en los muros de
los cuerpos. Con respecto al aparejo, las piezas se colocaron horizontalmente tratando de seguir las
hiladas de los muros. Cada pieza mide en promedio 34 cm de ancho por 20 cm de alto. El ancho
máximo del canal es de 20 cm, el ancho del fondo oscila entre 8 y 10 cm y la altura máxima de las
paredes del canal es de 7.5 cm.
En las etapas IV y V no encontramos evidencia de los desagües. En el primer caso, ni en el muro
oriente del primer cuerpo ni en la plataforma hay indicios de una canaleta. Tocante a la Etapa V, los
remanentes de la plataforma y sus subsecuentes ampliaciones tampoco presentan huellas de éste
subsistema. Al respecto, surgen varias interrogantes sobre la manera en la cual evitaron los
constructores la acumulación de agua de lluvia en el techo de los adoratorios. En estas dos etapas el
piso de las plataformas muestra una pendiente en dos aguas, una que corre en dirección norte y otra
en sentido sur. No obstante, los hundimientos diferenciales y el bufamiento que ha sufrido el templo
desde la remoción de las edificaciones que lo cubrían, no permiten determinar con certidumbre si
estos desniveles son intencionales, para evitar el estancamiento del agua y dirigirla hacia la plaza,
donde se localizaban los desagües subterráneos.
Las acequias registradas bajo la Catedral, el Sagrario metropolitano y las de la calle de Tacuba,
comparten similitudes con respecto a su técnica constructiva. Se trata de conductos de 35 a 40 cm de
ancho y de 30 a 40 cm de profundidad; como base se colocaron en el fondo lajas de andesita de
piroxenos, y para conformar los muros, los albañiles seleccionaron piedras de tezontle. Asimismo,
Cabrera271 indica que se usaron bloques de tezontle bien careados; en cambio, en los muros del
drenaje del Patio Norte del recinto sagrado se emplearon tezontles sin trabajar. Tanto el fondo como
las paredes se recubrieron con una capa gruesa de argamasa cuyo acabado es un enlucido de cal, por
último, el cause se cubrió con losas de andesita de lamprobolita a manera de tapa. 272
Concerniente a la existencia de los canales subterráneos, de Alva Ixtlilxóchitl menciona que en
Texcoco el hijo de Nezahualcóyotl “dio orden de edificar otros palacios… donde tenían muy

271 Cabrera (1979: 62).


272 Cabrera (1979: 61-66); Matos (2002: 251); López Luján (2006a: 73-74).

395
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan

insignes laberintos, jardines, baños, fuentes, estanques, lagunas, acequias de agua que corrían por
debajo de tierra y en partes ocultas que sin ser vistas se comunicaban con la laguna grande”.273
Torquemada, también evoca los conductos subterráneos construidos en el señorío de Texcoco:
“Tenía enfrente de sus palacios un estanque y alberca de agua, tan grande como toda la cuadra de su
casa; estaba también cercado y íbase a él por debajo de la tierra, por una bóveda que entraba en la
esquina del estanque, y entraba en él una canoa”.274
Al respecto, sólo añadiremos que los estanques a los que se refiere Torquemada junto con los
conductos subterráneos pudieron haber tenido varias funciones. Desde la captación de agua y su
almacenamiento para tener un abasto constante del líquido, así como receptáculos que una vez
llenos, evacuaban el agua que corría a través de la red de conductos secundarios y alimentaba los
caños mayores de los que habla Hernan Cortés,275 y los cuales distribuían el vital líquido en toda la
ciudad. De este modo, a través de esta red se lograba el abasto en otras zonas de la ciudad y se
mantenían un flujo constante del agua.

273 Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 265).


274 Torquemada (1975-1979: I, 417).
275 Cortés (1993: 65).

396
Conclusiones

6. Conclusiones

A veces, cuando me resulta difícil escribir, leo mis


propios libros para levantarme el ánimo, y después
recuerdo que siempre me resultó difícil y a veces casi
imposible escribirlos.

Ernest Hemingway

Tras el camino andado, resulta imposible negar que la trascendencia del Templo Mayor de
Tenochtitlan como objeto social permeó distintos campos de la vida política, económica y
religiosa del pueblo mexica. Al inicio de esta investigación, cuando los objetivos aún no
estaban del todo definidos, fueron mis primeras lecturas sobre el tema, las que me ayudaron a
vislumbrar una veta poco explorada e interesante y una oportunidad para contribuir al
conocimiento arqueológico. Sin duda, el ámbito mejor estudiado del edificio es el relacionado
con la esfera religiosa, donde a través del tiempo y desde el punto de vista de diversas
disciplinas, se han efectuado disertaciones importantes en torno al simbolismo y a los rituales.
Pese a la monumentalidad que alcanzó el edificio durante el periodo prehispánico, la temática
vinculada a su construcción ha sido de poco interés. Fue entonces que encaminé mis
inquietudes a este filón escasamente estudiado. Como sucede en toda investigación, partí del
trabajo ajeno para elaborar el propio. En este caso, a pesar de la abundante bibliografía, la poca
información sobre el tema hizo la travesía difícil, no había opción, trabajé con lo que tenía y al
final hubo buenos resultados los cuales condenso en este epílogo.
Las reflexiones originadas del estudio de la arquitectura del Templo Mayor, cuyas líneas
principales de trabajo fueron el análisis de los materiales y de las técnicas constructivas, nos
permiten afirmar lo siguiente: el Huey Teocalli tenochca es un claro reflejo del desarrollo
constructivo que alcanzó el pueblo mexica durante el Posclásico Tardío. Las transformaciones
técnicas registradas en cada etapa del templo son un indicador del control social de la
producción, así como del bagaje y desarrollo técnico de quienes intervinieron en cada
subestructura del basamento. En este sentido, el análisis de las técnicas y los materiales se
tornan relevantes, pues se presentan como una contribución a los métodos de investigación

397
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

arqueológica, a través de los cuales se puede realizar una aproximación social y económica de la
producción arquitectónica, pues como apunta Quirós:

“una técnica constructiva, además de reflejar aspectos físicos (materias primas


disponibles, condicionantes del medio) y técnicos (instrumentos y tecnología
disponible), contiene toda una carga de tipo social, o mejor socioeconómico, sin la
cual no es posible interpretar correctamente las características morfológicas de un
paramento”.1

Es también relevante señalar que durante las revisiones bibliográficas de los textos donde se
habla de la arquitectura del Cu de Huchilobos y del recinto sagrado, encontramos que en su
mayoría los autores coinciden de manera explícita o tácita, en que la técnica empleada por los
mexicas para la construcción de sus edificios era poco refinada y sin cambios significativos a lo
largo del tiempo. La utilización del método estratigráfico, aportó los fundamentos mediante los
cuales discutir algunos de estos planteamientos, y determinar no sólo que sí hubo
transformaciones técnicas importantes, sino además, establecer que los avances de éstas no
fueron continuos, y que inclusive, hubo retrocesos técnicos que cronológicamente se
vincularon a periodos de transición o hasta de prosperidad económica y política.
En este último apartado resumo y concluyo los resultados obtenidos del estudio, así como
algunas observaciones finales y presento de manera general una propuesta para futuras
investigaciones alrededor de la arquitectura del Templo Mayor de Tenochtitlan.

6.1 Los materiales constructivos

En el caso de los materiales, la interpretación de los datos obtenidos a partir de su análisis,


permiten expresar los resultados en distintos niveles de complejidad. De manera directa, su
estudió contribuyó a determinar la procedencia, sus características y como se aprovecharon
dentro de la construcción. A continuación resumo algunos de ellos:
El estudio petrográfico de los materiales pétreos brindó las herramientas para confirmar lo
que las investigaciones que nos antecedieron ya habían señalado,2 que los recursos litológicos

1 Quirós (1997: 113).


2 López Luján et al. (2003a; 2003b); Mieriello et al. (2011; 2013).

398
Conclusiones

empleados en la construcción son locales, de origen volcánico y se extrajeron de las diversas


formaciones geológicas ubicadas en los alrededores de la zona lacustre, en la Cuenca de
México. Los materiales no pétreos, como son la tierra, el césped y la madera, también
provenían de los alrededores. La tierra y el césped se sacaban de las orillas del lago, y la madera
se obtuvo de especies arbóreas que crecían en los bosques ubicados en las elevaciones
circunvecinas.
Las rocas como el tezontle (vitrófido basáltico de piroxenos), el basalto de piroxenos, la
andesita de lamprobolita y la andesita de piroxenos son una constante a través de los distintos
periodos de construcción, pero se constató que a lo largo del tiempo, los alarifes introdujeron
variedades de piedra volcánica como el basalto vitrofídico, roca que en la última etapa del
basamento adquirió relevancia, pues sus propiedades físicas y químicas brindaban a los
constructores facilidad para la talla y al mismo tiempo solidez y durabilidad. También se
identificó otra variedad de piedra, tal fue el caso de la toba o chiluca, una materia prima que no
había sido incluida en los estudios previos, como parte de los materiales constructivos
explotados por los mexicas en la arquitectura del templo. De modo distinto a otro tipo de
rocas, la toba se aprovechó poco en los aparejos o como piedra esquinera, tal vez por su
facilidad para disgregarse; no obstante, los constructores no la descartaron por completo y la
emplearon para tallar algunas de las esculturas adosadas al edificio. En este sentido, la
caracterización del tipo de insumos esgrimidos aunado al registro de cómo y dónde se
emplearon, nos dio una idea del bagaje técnico que tenían los constructores y de su transmisión
a lo largo del tiempo. Lo antes dicho se refleja en la exclusión de una determinada materia
prima para manufacturar un elemento constructivo (muros, alfardas, escalinatas, etc), pero su
reincorporación tiempo después en la fábrica de ornamentos es una muestra de que se
conocían las ventajas y desventajas de este tipo de roca.
Por otro lado, aunque la mayoría de los materiales registrados son de origen local, los
mexicas también emplearon insumos provenientes de zonas alejadas de los márgenes del lago.
Algunos de estos materiales fueron la piedra caliza y la cal, los cuales se trajeron de los
alrededores de Tula, en el actual Estado de Hidalgo.3 En el caso específico de la cal, se presume
que en las cercanías a los yacimientos de calizas fue donde se llevó a cabo su proceso de
elaboración (extracción, trituración, calcinación, apagado, etc.).

3 Véase en esta tesis Capítulo 3 y también Miriello et. al (2011; 2013).

399
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Desde una perspectiva más compleja, el análisis de los materiales aportó datos significativos
referentes a la organización en el trabajo, al contexto social y al entorno económico vinculado a
la edificación del templo, ya que los mexicas llevaron a cabo distintas estrategias alrededor de la
apropiación y la explotación de los insumos para la construcción:
Durante el periodo en el cual los mexicas estuvieron sometidos al señorío de Azcapotzalco,
los recursos de la construcción se adquirieron en su mayoría a partir de terceros, pues éstos se
compraban o intercambiaban (etapas I y II). La presencia de un intermediario limitó el alcance
de las mejores materias primas, y quizá también la realización directa por parte de los mexicas
de algunos procesos. Por ejemplo, la selección, la extracción y la elaboración de las preformas
desde el yacimiento. También se observó la existencia de una menor variación en el tipo de
insumos pétreos utilizados; el tezontle y la andesita de lamprobolita son los que destacan por
su abundancia.
A partir del momento en el cual los mexicas alcanzan su autonomía (Etapa III (Itzcóatl)), se
advierten los cambios que dan cuenta del control paulatino sobre los recursos. Por ejemplo, el
aumento en las dimensiones del basamento tuvo como consecuencia directa un incremento en
la cantidad de materiales usados para la construcción en general, así como en la demanda de
mano de obra para las distintas fases de la producción (extracción, transporte y puesta en
obra). Además, como referimos previamente, se comenzaron a introducir otro tipo de rocas
como el basalto vitrofídico (Etapa III) y la piedra caliza (Etapa IV Moctezuma Ilhuicamina).
Esta última corresponde a un material exógeno a la zona lacustre, circunstancia que refleja el
creciente poder de un Estado en plena expansión, puesto que se comenzaron a explotar
afloramientos a los que en un principio no se tenía acceso. Por otro lado, los mexicas
empezaron a articular y estrechar relaciones con otras provincias con el fin de obtener e
importar recursos materiales desde lugares alejados a los márgenes del lago.
Desde nuestra perspectiva, la documentación en el contexto arqueológico de una materia
prima importada (en este caso la piedra caliza), también denota que dentro de la construcción
existen materiales que se consideran bienes de prestigio, lo cual se expresa por el lugar que
éstos ocupan dentro de la construcción y cómo se trabajan. Vale la pena recordar que la caliza
se eligió por lo menos en tres ocasiones distintas, como material de revestimiento para los
pavimentos de las dos habitaciones emplazadas en cada costado de la plataforma del Templo
Mayor (Momento IV/W-MPl-3).

400
Conclusiones

El aprovechamiento de los diferentes materiales conllevó procesos productivos específicos,


cuya complejidad en los procedimientos está relacionada con el tipo de materia prima, su
composición, así como con el cometido que desempeñaron dentro del edificio (como
elementos estructurales, como elementos sustentantes u ornamentales, como materiales de
revestimiento, etc.). De este modo, los recursos pétreos junto con la producción de la cal,
fueron los materiales en los que se identificó un mayor número de actividades y la presencia de
figuras profesionales especializadas como los canteros y los caleros.
Los datos presentados muestran que durante los primeros años de los mexicas como una
nación soberana (Etapa III, Itzcóatl y Etapa IV, Moctezuma Ilhuicamina), no hubo adelantos
técnicos en lo que se refiere al trabajo de la piedra. Supongo que a pesar de contar con los
recursos materiales, al parecer, el contexto socioeconómico todavía no era propicio para su
desarrollo e innovación. Si bien la cantidad de insumos pétreos utilizados son un indicador de
la existencia de un proceso productivo articulado, por lo menos en lo que se refiere al
aprovechamiento y apropiación de los recursos, no encontramos una estandarización en los
procesos. Eso se nota especialmente en el tamaño de las rocas utilizadas en los aparejos y en el
mínimo trabajo de transformación. En este sentido, los mecanismos productivos corresponden
a procesos de trabajo menos complejos, puesto que el número de operaciones o actividades
llevadas a cabo por los constructores en la modificación de la piedra se simplificaban. En
segunda instancia, parece que la figura profesional preponderante fue el calquetzani (albañil),
pues no hay un canon en el tamaño y forma de las piezas. Es hasta la Etapa V (Axayácatl),
cuando se observan los indicios de una mejor organización en los procesos de trabajo desde la
cantera hasta la obra, ya que hay una regularidad en el tamaño y la geometría de las piezas. Para
este momento los mexicas habían establecido un control en los yacimientos y sobre las fuerzas
productivas; es decir, las condiciones socioeconómicas eran favorables no sólo para abastecer
los recursos materiales, sino también los humanos (mano de obra especializada y no
especializada). La presencia de una figura profesional como el cantero, considerado como un
especialista y por tanto una figura de prestigio, coadyuvó en el desarrollo de técnicas más
complejas en el trabajo de la piedra (técnica de sillarejo y sillería).
Se concluyó que la preferencia de materiales cercanos a la construcción responde a diversos
motivos. En primera instancia, es claro el conocimiento sobre los recursos disponibles y la
ubicación precisa de los bancos de material. De lo antes expresado, Durán y Alvarado
Tezozómoc no dejan duda, pues ambos relatan que los especialistas en la piedra sabían de los

401
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

lugares donde estaban las rocas y en cuáles podían encontrar las de mejor calidad.4 En segundo
lugar, el sitio donde se construyó la ciudad y el templo obligó a los edificadores a desarrollar
estrategias eficaces para el acarreo de los materiales por dos razones: a) por una lado, esta la
necesidad de trasladar una gran cantidad de materiales durante intensos periodos de trabajo; b)
por otra parte, existe la exigencia de transportar los insumos usados en la construcción a través
del lago, ya que una gran parte del trayecto se recorría por esta vía. Así, la cercanía de los
afloramientos, en particular los de piedra, reducía la distancia entre las zonas de extracción y de
embarque, y de este modo se facilitaba a los trabajadores el arrastre de las piedras más grandes,
así como el traslado de los bloques que debían llevar a cuestas hasta el lugar donde se
encontraban atracadas las canoas.

Figura 6.1 Izq. Mortero del grupo 1; Der. Mortero del grupo 2. (foto
O.Quezada).

De forma sumaria, el análisis de los morteros como material constructivo permitió


categorizar las mezclas en dos grupos y un subgrupo, tomando como base sus agregados
(Tabla 5.1). El primer grupo corresponde a las mezclas empleadas en la etapa más tardía del
edificio (Etapa V, Axayácatl), junto con sus diferentes momentos de construcción. Su
característica principal es que fueron elaboradas con un aglomerante inorgánico de cal, y los
agregados principales son arenas de tezontle reconocibles a simple vista. Esta combinación
tuvo como resultado morteros muy resistentes y con una consistencia similar a la de un
concreto. Mientras que en las mezclas del segundo grupo (etapas II, Chimalpopoca, III,
Itzcóatl y IV, Moctezuma I), incluyendo su variante (subgrupo 1, Etapa IV), se emplearon
agregados como los feldespatos y el cuarzo, y en el caso del subgrupo 1, se usó tezontle aunque

4 Alvarado Tezozómoc (1987); Durán (2002).

402
Conclusiones

en bajas proporciones.5 Este tipo de morteros son suaves y tienen menor resistencia pues
pueden deshacerse fácilmente al ejercer presión sobre ellos.
Como puede notarse, a través del estudio se establecieron por un lado diferencias
tipológicas de acuerdo con su composición, así como herramientas de datación cronológica
relativa, puesto que cada grupo se relacionó con periodos específicos del edificio, mismos que
es factible reconocer en otras construcciones del recinto.
Otro de los objetivos que nos planteamos a partir de este análisis fue la identificación de los
usos constructivos de las mezclas.6 En nuestro caso, no se encontró una variación en el manejo
de los morteros dependiendo de su función constructiva. Ambos grupos se usaron para el
revestimiento de superficies horizontales y verticales (pisos, muros y escalinatas), así como en
la unión de piedra. No obstante, es importante mencionar que a pesar de no encontrar
diferencias en el uso constructivo de las argamasas de acuerdo a su composición, sí se
identificó que a partir de la Etapa V las mezclas del grupo 1 fueron sustituyendo
paulatinamente a la tierra en los firmes de los pisos de la plaza y de la plataforma, así como en
el relleno constructivo de las últimas ampliaciones de la base del templo (V/W-MPl- 2,
V/MPl-3 y V/MPl-4), procedimiento que parece tener relación con la fábrica de superficies
más sólidas. Este aspecto marcó un cambio en la forma de construir y por tanto, se presenta
como un indicador de un avance técnico y de formas más complejas de organización. A través
del reconocimiento de estos dos grupos de argamasas, nos aproximarnos no sólo a la
identificación de los procedimientos técnicos implicados en su producción, sino también a su
transformación en el tiempo.
Ligado al punto anterior, es fundamental traer al tema los procedimientos relacionados con
la explotación de la cal, puesto que ésta es la base de los morteros. En Tenochtitlan, la cal fue
una materia prima muy importante, pues su aprovechamiento fue casi ininterrumpido durante
el tiempo que estuvo en funcionamiento el Templo Mayor. Si bien la preparación de las
mezclas contempló múltiples procedimientos técnicos, tan solo la obtención de la cal involucró
un mecanismo productivo bien sistematizado, puesto que para la transformación de la piedra
caliza en cal se necesitaban varios pasos y la intervención de grupos de individuos
especializados en cada una de las actividades, los cuales tenían una organización específica al

5Para mayores referencias véase en esta tesis el apartado 3.4.


6 Aunque este punto correspondería a la parte de la técnica constructiva, debido a que los morteros son un material
constructivo artificial; es decir, no existe de forma natural como la piedra. Para efectos de exposición decidí ubicarla en esta
parte del texto.

403
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

interior de su gremio. Y, en este sentido, el poder en turno debió ejercer un control sobre la
producción de este material.
Entre los grupos involucrados en la producción estaba el tetzotzonqui, encargado de la
explotación de los bancos de piedra; le seguía el quauhqui quien se ocupaba de conseguir la
madera utilizada como combustible para la quema de la cal y, finalmente, el tenextlati cuyo
trabajo consistía en calcinar la piedra. El calero era uno de los oficios con un alto grado de
capacitación y especialización, pues como bien apuntan Villaseñor y Barba:

“la producción de cal requiere del entendimiento empírico de las


transformaciones que sufre el material calcáreo durante su producción, así como
también del dominio del fuego y de la obtención y control de altas temperaturas
para lograr alta eficiencia en los cambios químicos que se llevan a cabo durante la
calcinación”.7

Antes de poder mezclarla con los agregados para la preparación de los morteros, ésta debía
pasar por otro proceso, el apagado, el cual era realizado por el calero en el mismo lugar de la
transformación o a pie de obra. Además de los procedimientos mencionados, los análisis de
morteros permitieron caracterizar a la cal como un material exógeno a la ciudad de
Tenochtitlan, y apoyados con el estudio realizado por Miriello8 y colaboradores, quienes
precisan la zona desde la cual se traía la cal, fue posible entender la compleja organización que
existió en torno al transporte, intercambio y tributo de esta materia prima.
En lo que se refiere a la transportación, los tlameme tuvieron un papel relevante, puesto que
desde los bancos de Tula hasta los márgenes del lago, este grupo llevaba a cuestas las cargas de
cal que venían a la ciudad como tributo o al mercado para ser intercambiadas o vendidas. El
resto del trayecto lo realizaban otros individuos, pero en canoa vía lacustre. Tal como sucedió
con otros materiales, durante los años en que los mexicas estuvieron bajo el dominio tepaneca,
la cal se obtuvo a partir del intercambio o de su compra en los mercados y, es posible, que en
este tiempo no siempre pudieran adquirir la de mejor clase, pues la calidad de este insumo tiene
estrecha relación con una técnica y figuras profesionales especializadas, lo cual elevaba el costo
de la producción y por tanto su valor. Acorde con las fuentes documentales, en esta época los

7 Villaseñor y Barba (2012: 56).


8 Miriello et. al (2011; 2013).

404
Conclusiones

mexicas no gozaban de bonanza económica.9 Posiblemente existieron otros círculos de caleros


dedicados a la producción, pero con menor grado de especialización, quienes tal vez obtenían
un producto con menor calidad, pero el cual estaba al alcance de otros sectores
socieconómicos de la población.
Para la última etapa del Templo Mayor, Tenochtitlan era abastecida de varias cargas de cal al
año, y el Estado mexica al parecer ejercía un fuerte control sobre la producción de este
material. Desde nuestra perspectiva, esto se ve reflejado en el incremento en el uso de la cal
como materia prima para la construcción, así como en el paulatino desplazamiento de otros
materiales como la tierra, que junto con la piedra, fueron la base de la técnica de edificación
durante casi un siglo.

6.2 La técnica constructiva

Concerniente a la técnica constructiva, a partir de las observaciones expuestas en los capítulos


previos se originaron las siguientes reflexiones. Primero, las innovaciones en los métodos de
construcción no acontecieron de manera general en todo el edificio. Más bien se desarrollaron
en forma individual y paulatina en cada uno de los subsistemas que lo constituyeron. Al inicio
de la investigación pensamos que habría una relación directa entre las ampliaciones del templo
y los progresos técnicos en la forma de edificar; no obstante, el análisis mostró que no hubo
una evolución gradual, pues no existe una forzosa correlación entre el avance técnico en
alguno de los subsistemas y la construcción de una nueva etapa del edificio. En este orden de
ideas, también se advirtió que algunos procedimientos se mantuvieron por varios periodos y
abarcaron más de una etapa constructiva y, en otros casos, hubo retrocesos técnicos en
ampliaciones tardías del basamento. Aunque los cambios registrados fueron pausados, sí
podemos afirmar la existencia de dos importantes periodos técnicos de la arquitectura del Cu
de Huichilobos.
La primera fase está marcada por el aprovechamiento de la tierra y la piedra como base de la
construcción, la utilización de mampostería en los muros, el uso de morteros de cal poco
compactos (grupo 2), además de haber sido la época más extensa, pues abarcó desde la Etapa
II hasta la IV. Al respecto, de la información recuperada de las fuentes escritas -en particular
las relaciones de Diego Durán y de Alvarado Tezozómoc- se vislumbra que en las épocas

9 Durán (2002: 93, 107, 111 ).

405
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

asociadas a estos acrecentamientos, fue cuando el pueblo mexica dio los primeros pasos en la
organización de la producción arquitectónica, cuyos frutos se verían reflejados años más tarde,
no sólo en el Templo Mayor, sino en la esplendorosa ciudad de Mexico-Tenochtitlan, tan
admirada por los conquistadores hispanos. Aunque es claro que desde la fundación de la
ciudad, los constructores tenían un proyecto urbano-arquitectónico expresado en el trazo de
calzadas y acequias, en el emplazamiento de los barrios, la disposición de los edificios y en la
construcción de obras de servicio público como el abastecimiento de agua potable, también
hay que decir, que tales trabajos junto con la edificación del Huey Teocalli se llevaron a cabo con
medios limitados y con mano de obra local que en su mayoría estaba poco especializada (Etapa
II).
De igual manera, pudimos constatar que la apropiación y control de los recursos tanto
materiales como humanos que comenzaron a ejercer los mexicas una vez que alcanzaron su
autonomía (etapas III y IV), no significó un cambio inmediato en la manera de construir ni
tampoco en un manejo más eficiente de los recursos. Sin duda, en la segunda fase -que atañe a
la Etapa V y sus distintas ampliaciones- se distingue por un cambio en el empleo de algunos
materiales constructivos, pues aunque la piedra continuó siendo la base en la construcción, el
uso de la tierra disminuyó en los rellenos del basamento y se sustituyó casi por completo en los
pisos de la plaza por entortados de cal.
Asimismo, en los inicios de la Etapa V comenzó la rápida transición de la mampostería a la
sillería, pasando por la fábrica de sillarejos, así como por la producción de morteros de mayor
dureza y resistencia (grupo 1). Esto parece ser un indicador de que todos los aspectos que
constituyen el sistema de producción arquitectónica están mejor articulados (recursos
materiales-humanos-técnicos) y, aunque dentro del contexto histórico de Tenochtitlan
continuaron las desavenencias con las provincias ahora sujetas a la Triple Alianza, los mexicas
ya tenían plenamente consolidados los mecanismos mediante los cuales contar no sólo con las
materias primas necesarias (locales y foráneas), sino sumar a sus filas mano de obra
proveniente del exterior. De la misma forma, a pesar de que en las obras continuaron
participando obreros no especializados, es notoria la intervención más constante de los grupos
de oficiales (canteros, caleros y albañiles). En este sentido, el reconocimiento de los actores
ligados a la construcción del templo fue muy importante, puesto que se realizó no sólo a través
de las fuentes escritas, sino también, con base en las evidencias arqueológicas emanadas del
análisis de las técnicas constructivas.

406
Conclusiones

El sistema de contención a partir de corazas fue un método que los alarifes prehispánicos
mantuvieron durante casi todo el tiempo que estuvo en funcionamiento el Templo Mayor,
aunque con algunas variantes, particularmente en el aparejo de los muros y en el núcleo.
Pensamos que la continuidad de este sistema se debió a que se trata de un procedimiento con
un amplia tradición constructiva y que fue aprovechado en distintas áreas de Mesoamérica.
Además este método no sólo ofrecía estabilidad, sino también podía ser adaptado a distintos
tipos de terrenos y a diversas clases de materiales. En el caso de Tenochtitlan, fue acogido y
adecuado a las características del lugar y desde este punto de vista fueron las particularidades
del terreno las que marcaron la pauta en las innovaciones de las técnicas relacionadas con la
solidez del núcleo. Por ejemplo, a través de los años, los constructores modificaron la manera
de rellenar, combinaron las proporciones de los materiales e introdujeron nuevos elementos
técnicos como fueron el enlajado, los pilotes de madera con módulos de lajas y la utilización de
entortados de cal, aspectos que expresan la búsqueda de un mejoramiento en la estabilidad de
la estructura con miras a edificar un templo más grande y suntuoso.
Otro de los procedimientos registrados en todas las etapas y que compete a las dos épocas
arquitectónicas es la reutilización de materiales. Se trata de una práctica que corresponde a un
paso específico en el ciclo productivo del edificio y en la fábrica de nuevos elementos
arquitectónicos. Joseph Alchermes10 define esta práctica desde dos perspectivas, por un lado,
como una adecuación integral de los edificios y, por otro, como la reutilización de materiales
recuperados de estructuras para la elevación de nuevas. A partir del enfoque de Schiffer11 el
reciclaje de artefactos, comprende el direccionamiento de un elemento que empieza desde que
concluye su uso y pasa nuevamente por el proceso de manufactura para convertirse en un
elemento similar o en otro diferente.
En el Templo Mayor se ha identificado que las losas y lajas de piedra usadas en los
pavimentos o en las escalinatas a veces eran desmontadas cuando se subía el nivel del piso o se
ampliaba la escalinata. En algunos casos, las banquetas o pavimentos conformados por relieves
escultóricos se desmantelaban y se usaban como parte del relleno.12 De igual forma, las piedras
de muros e incluso restos de estucos han sido registrados como parte del relleno de las
estructuras.13 Miriello y colaboradores,14 en la caracterización de morteros que hicieron del Cu

10 Alchermes (1994: 167).


11 Schiffer (1972: 158).
12 López Luján (2005: 8; 2006b: 8-10); López Luján y González López (2014: 14).
13 Ver en esta tesis capítulo 4

407
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

de Huichilobos, identificaron la reutilización de fragmentos de argamasa como parte de los


agregados en la preparación de nuevas mezclas. Asimismo, López Luján15 durante la sexta
temporada de excavaciones del PTM, documentó la reutilización de la esculturas emplazadas
en la plataforma de la Etapa IV, las cuales se aprovecharon al menos tres veces durante las
distintas ampliaciones del basamento, aunque en este caso, preservaron su función
primigenia.16
Dentro del contexto de la construcción, uno de los aspectos que llamó nuestra atención es
el hecho de que la reutilización engloba procedimientos específicos dentro de la gran cadena de
la producción arquitectónica. En el caso del Cu de Huichilobos, los materiales aprovechados
no provienen de estructuras demolidas, sino que se llevaba a cabo un desmontaje parcial,
metódico y cuidadoso de muros, techumbres, pavimentos y otros elementos estructurales.
Algunas de las operaciones que involucra el proceso de reutilización son el desmantelamiento
sistemático, el acarreo, la selección, la transformación y la acumulación de los materiales dentro
del área de edificación.
La piedra obtenida del desmantelamiento al igual que la que proviene desde la cantera,
puede o no pasar por una fase de transformación dependiendo de donde será aprovechada.
Así, la que se elige para el cuerpo de los aparejos o las esquinas debe pasar por una fase de
desbaste para emparejar márgenes y asentar los mampuestos o sillares (según sea el caso) en las
hiladas. Del mismo modo, las losas de los pavimentos posiblemente también pasan por este
paso, el cual es necesario para lograr un ajuste con el resto de las piezas. No obstante, los
materiales seleccionados para el relleno son depositados sin modificación. Referente a quiénes
intervenían en esta labor, es muy posible que las tareas de desmontaje fueran delegadas en su
mayoría a trabajadores no especializados.
Al respecto podemos afirmar que dentro de la construcción del Huey Teocalli, así como en el
recinto sagrado hubo dos formas de obtener los materiales pétreos, una fue mediante la
explotación de canteras y la otra a partir del desmantelamiento de los edificios, cada una con
una forma de organización y actores específicos.

14 Miriello et. al (2011: 1125).


15 López Luján (2006b: 8-10).
16 Retomando los conceptos de Schiffer (1972: 158-159) de reciclaje y ciclaje latera, pienso que las esculturas reaprovechadas

durante la Etapa IV (véase López Luján 2006b) corresponderían a la noción de ciclaje lateral, pues durante algunos periodos se
les dio continuidad. No sólo mantuvieron su función sino que preservaron su posición como parte del discurso iconográfico
del edificio .

408
Conclusiones

Aunque en apariencia la reutilización de materiales ofrece una disminución en el volumen


de piedra proveniente de las canteras y, por otro, una reducción en la demanda de fuerza de
trabajo precisada en cada una de las actividades del ciclo productivo de la piedra, no es en
todos los casos. El reaprovechamiento también puede estar motivado por otras circunstancias,
como la preferencia de un material por sus propiedades, por la ubicación de los afloramientos
o por una determinada manera de construir. Como hemos señalado, en Mesoamérica la
utilización de construcciones previas como parte del núcleo, responde a una tradición
arquitectónica y constructiva específica.
En el Huey Teocalli, en algunos casos esta actividad parece haber representado una mengua
en la cantidad materiales, pero esto no denotó necesariamente una reducción en la fuerza de
trabajo. Los restos arqueológicos de la Etapa II muestran que los constructores únicamente
desmontaron la techumbre de las capillas, pero mantuvieron los paramentos, los pilares y las
basas de ambas capillas, así como las escalinatas y cuerpos. Esto significa que el material
aprovechado fue realmente poco. El verdadero beneficio de reducir la cantidad de material
para rellenar los cuerpos del edificio, provenía de usar la propia estructura como núcleo. Y esto
puede considerarse como parte de un método particular para edificar. En lo que respecta a los
pavimentos de los pisos de las etapas IV y V, éstos también se desmontaron parcialmente, pero
se reconoció que esta actividad afectó en particular a las superfices revestidas con lajas de
andesita de piroxenos. En este caso, suponemos que son las características de la piedra, las que
intervienen en la decisión de los edificadores por recuperar una gran parte de estos materiales.
Pasando a otro punto, en general en los distintos subsistemas que conforman el Templo
Mayor es posible reconocer rasgos de las dos épocas en la industria arquitectónicas del edificio;
no obstante, éstas se encuentran mejor representadas en los morteros y en las técnicas
utilizadas en los aparejos de los muros y en las superficies de circulación horizontal (Tablas 4.1,
5.1 y 5.2).
Tocante al subsistema de circulación horizontal, los rasgos que marcan la diferencia entre
ambas épocas son el tipo de materiales y la manera en que se utilizaron. El primer periodo
(Tabla 5.1) esta caracterizado por el predominio de la técnica de apisonado y consolidación de
superficies con tierra y piedra,17 tanto en los pisos interiores como en los externos al edificio,
una forma de construir que duró casi cien años pues, su uso se registró desde la Etapa II hasta
la IV. Las variaciones están representadas por la proporción de roca y tierra, así como por la

17 En la segunda parte del capítulo 4 puede encontrarse descrito en detalle en que consiste esta técnica.

409
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

clase de revestimiento de los pavimentos (en los pisos externos se usaron losas de piedra de
distinta clase, en los pisos interiores se aplicó una pasta plástica del grupo 2 de morteros). En
cuanto a la segunda época, el cambió sobrevino con la ampliación de la Etapa V, aunque éste
no fue inmediato ni generalizado. Todavía en los pisos externos asociados a la primera
ampliación de la plataforma (V/MPl-1) se manejó la técnica de apisonado, pero con una clara
disminución en la proporción de piedra (Pisos P1-P5). A partir del remozamiento de la fachada
poniente (V/MPl-2) se modificó por completo la forma de elevar las superficies, pues se
realizó básicamente usando capas de mortero (grupo 1 [Pisos P6-P7]) combinados con capas
de piedra y en los pisos interiores, la utilización de mezclas con distinta preparación y
composición empezó desde los inicios de la quinta etapa.
Tal como sucedió con los pisos, las técnicas usadas en los aparejos de los muros también se
clasificaron en dos grandes grupos, la mampostería que se utilizó desde la Etapa II has la IV y
la técnica de sillares que se inició a partir de la Etapa V (Tabla 5.2).
Hay que puntualizar que la técnica de sillería quedó circunscrita a segmentos muy
particulares del Templo Mayor (fachada frontal de la plataforma V/W-MPl-2). Pienso que tal
hecho tuvo relación con la duración que tomaba manufacturar cada uno de los sillares -éstos se
labraban de manera individual-. Ya que hubiese tomado un lapso largo producir cada una de
las piezas indispensables para cubrir la superficie del edificio, recordemos que para el momento
en que se introdujeron los sillares las dimensiones de la base del templo estaban muy cerca de
los 100 m por lado. Algo similar ocurrió con otros edificios contemporáneos con un amplia
extensión, por ejemplo la Casa de las Águilas.18 Sin embargo, en aquellas construcciones con
superficies menores como los Edificios A, B y D, emplazados al norte del recinto sagrado, sí se
usaron sillares en todas sus fachadas.19 Tocante al Cu de Huchilobos, es menester indicar que,
aunque el sillarejo antecedió a la sillería en la arquitectura del templo, en un momento ya
precisado ambas convergieron, y de hecho, el uso del sillarejo se mantuvo hasta las últimas
ampliaciones del edificio (Tabla 5.2 y Figura 6.2).
Continuando, la diferenciación y agrupamiento de los aparejos con base en los criterios
tecnológicos ya mencionados, nos llevó a establecer que durante las primeras etapas del
Templo Mayor (etapas II, III y IV), los calquezanime (albañiles) fueron la fuerza laboral primaria

18 Véase López Luján (2006a: 74).


19 Véase Pascal García (2012: 94).

410
Conclusiones

en lo que se refiere a la construcción, y la mampostería es la técnica que se asocia con este


grupo de oficiales (Ver Tabla 5.3).
A pesar de que la mampostería es una técnica menos depurada en lo que se refiere al trabajo
sobre la piedra, en este contexto no significa que la labor del albañil requiera de un bagaje
técnico menor al del maestro cantero. Más bien, comprenden modos de organización diferente
y el trabajo en la piedra pasa por un ciclo productivo distinto, puesto que algunas actividades se
excluyen y otras se suman. Por ejemplo, aunque tras la extracción hay una selección de la
piedra en la cantera –donde se buscan rocas con tamaños más o menos similares- no hay un
desbaste para la preparación de preformas.
Por otra parte, si bien a veces el calquetzani realizaba a pie de obra un desbastado de los
bloques para obtener una cara de fachada (mampostería careada), u obtener formas un poco
más regulares (mampostería concertada), las piezas no pasaban ni por la fase de talla ni por la
de acabado.20 Como los mampuestos no podían ensamblarse entre sí y la cara frontal de las
bloques quedaba con una textura rugosa e irregular, los constructores debían preparar
morteros para unir la piedra, así como aplicar capas gruesas de argamasa para uniformar las
superficies de los paramentos, tareas que en el caso de sillería no se precisaban (Figura 6.2).
Hacia la Etapa V, el grupo de oficiales que destacó en la construcción fueron los tetzotzonque
(canteros) y la técnica asociada con su trabajo es la sillería. Aunque para elaborar las piezas los
canteros efectuaban algunas acciones afines a las hechas en la mampostería, también
desarrollaron otras que competen a necesidades específicas de su oficio. Por ejemplo, en la
cantera debían hacer una selección mucho más minuciosa de los bloques en bruto sobre los
cuales se preparaban la preformas. Esta selección no se restringía sólo a las dimensiones;
también debían asegurarse que cada fragmento elegido no tuviera impurezas ni fisuras que
pudieran quebrar la pieza al estar trabajando sobre ella, tareas que los canteros y escultores de
hoy en día aún llevan a cabo.21
Ya en la construcción, los tetzotzonque desbastaban y tallaban las preforma para obtener las
piezas definitivas.22 Cada sillar era trabajado individualmente y el cantero tenía que seguir
cánones en la geometría y en las medidas con la finalidad de tener sillares con cantos a

20 En la talla es donde el cantero define los márgenes para obtener aristas rectas y áreas planas y en el acabado el cantero busca
alisar y pulir para conseguir una superficie homogénea.
21 Emilio Calleja (comunicación personal 2007). Véase también (de la Torre s/f: 4).
22 Al labrar las piezas, el cantero sustrae materia prima, pero al mismo tiempo debe asegurarse de obtener márgenes rectos y

ser cuidadoso pues los sillares deben tener dimensiones estandarizadas para que embonen adecuadamente con las otras piezas
del muro.

411
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

escuadra y un acabado uniforme. Por tanto, los oficiales de la piedra debían mantener una
supervisión constante sobre estas actividades para asegurar la simetría de los bloques.

Figura 6.2. A y B. Técnica de mampostería concertada (etapas II y III). C.


Técnica de mampostería careada (Etapa III [III/N-MF-1, III/W-MF-1]), .
D. Técnica de sillarejo (Etapa V). E. Técnica de sillería (Etapa V, momento
V/W-MPl-2).

Como puede notarse, el trabajo individualizado sobre cada pieza hacía que algunas tareas
tomara más tiempo ejecutarlas. Sobre las ideas expuestas hay que precisar lo siguiente, pese a
que en algunos periodos de la construcción del Templo Mayor preponderó un determinado
grupo de oficiales, de ninguna forma significó la ausencia de uno u otro, más bien su
intervención fue mucho más limitada, y se enfocó en actividades y áreas específicas. Esto se
nota especialmente en el caso de los canteros, quienes durante las etapas de apogeo de la

412
Conclusiones

técnica de mampostería destacaron por su trabajo en los elementos que ornamentaban el


edificio y por fabricar los bloques esquineros de los muros y las alfardas. Conforme avanzó el
tiempo, su participación se hizo más notoria, no sólo porque el trabajo en las esculturas se fue
perfeccionando, sino porque en la arquitectura fueron más activos.
Las dos épocas en la industria arquitectónica del Cu de Huichilobos, expresan procesos
productivos específicos y tanto la continuidad de algunos aspectos tecnológicos como los
cambios registrados en la forma de edificar, son el resultado del papel activo que jugaron los
individuos involucrados –directamente o indirectamente-, pero también de un entramado que
incluye el entorno físico y las circunstancias político-sociales y económicas en su historia.
Como bien apunta Villaseñor, “las circunstancias económicas, sociales, ambientales y
tecnológicas constituyen un fondo que influye en la toma de decisiones en todas las fases de
producción”.23 Como ejemplo de esto, traemos al tema las variaciones registradas en la técnica
de mampostería y su posterior cambio a la sillería.
El examen cuidadoso de los datos arqueológicos apoyados en los textos históricos, permite
afirmar que la primera época arquitectónica coincide con la formación y afianzamiento del
Estado Méxica. En esta fase ya existía una organización en el trabajo, con la presencia de
oficiales de la construcción (Calquetzanime-albañiles), pero la población local, en su mayoría no
especializada, era en conjunto quien aportaba la fuerza laboral.24 En la Etapa II (ca.
1375/1427), propongo que el trabajo más cuidados en el trabajo de la mampostería, es
resultado de una actividad constructiva gradual que se realizó por temporadas que abracaron
casi cinco décadas. En cambio, los agrandamientos de la Etapa III (ca.1427/1440) y IV
(ca.1440/1469) fueron vertiginosos, y se efectuaron en tiempos en que los tlatoanis tenían un
particular interés por engrandecer la casa de Huitzilopochtli. Supongo que el marcado
contraste en el trabajo burdo de la piedra de los aparejos de las Etapas III y IV, es
consecuencia de una decisión originada de las condiciones sociopolíticas de ese momento,
donde los personajes vinculados directamente con la edificación del templo, eligieron utilizar la
fuerza de trabajo para agrandar el templo y dejaron en un segundo plano el trabajo sobre la
piedra.25

23 Villaseñor (2010: 73). La traducción del original es mía, “…the economic, social, environmental and technological circumstances constitute
a background which influences the decision-making during all steps of plaster production”.
24 Durán (2002: 91-95).
25 Al respecto, traemos al tema lo dicho por Lemonnier sobre el concepto “technolgical choices [elecciones tecnológicas]”(1992;

2002: 4-5); y que, Villaseñor (2010: 73) retomó para interpretar los rasgos tecnológicos en su análisis de morteros. En general,
este enfoque plantea que los actores involucrado en el proceso de manufactura de un determinado objeto cultural, en

413
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

La quinta y última gran ampliación (Época II) que afectó a todos los frentes del Huey
Teocalli, corresponde un periodo en el cual el Estado Mexica había logrado establecer un
equilibrio político y social-tanto al interior como al exterior-que los favoreció
económicamente.26 Y las mejoras generalizadas en las técnicas de los distintos subsistemas del
edificio, parecen correlacionarse con las condiciones estables de ese momento.

5.3 La secuencia arquitectónica

La propuesta de análisis del edificio tomando como guía la estratigrafía muraria, proporcionó
buenos resultados y se lograron varios de los objetivos formulados al inicio de la investigación.
Una de las metas alcanzadas corresponde a la propuesta que hemos hecho de reajuste en la
historia constructiva del templo, mediante la cual pudimos ubicar en el tiempo y en un
contexto las transformaciones técnicas ocurridas en el Huey Teocalli. Al respecto es preciso
señalar que, si bien el trabajo de Ignacio Marquina fue pionero en el estudio arquitectónico del
Cu de Huichilobos, así como en establecer una primera propuesta de la historia constructiva
del edificio, es Matos Moctezuma quien a partir de las excavaciones del Proyecto Templo
Mayor, marcará la pauta sobre la explicación histórica del edificio, y en torno a su trabajo, han
fluctuado distintas ideas sobre la cronología relativa del templo que apoyan su proposición o
que por el contrario están en contra.27 Producir
Como se argumentó ampliamente en el segundo capítulo, en nuestro caso, la secuencia de
las etapas no se desvincula del marco de referencia previo, ni tampoco da una solución
cronológica absoluta del edificio. La extremada destrucción del templo y sus ampliaciones solo
nos acerca a una comprensión parcial de él. Frente a esta realidad, la aplicación de esta
metodología permitió a quien suscribe estas líneas, plantear un reajuste en la historia
arquitectónica del templo con base en un método que aporta rigor a los datos. El proceso
analítico de las relaciones estratigráficas y físicas compartidas entre los elementos
arquitectónicos de una misma estructura, y su correlación con las diferentes subestructuras que

ocasiones, toman decisiones tecnológicas basados en consideraciones no técnicas –la religión, la política, cuestiones de género,
entre otras- que muchas veces no tienen que ver con la utilidad del artefacto o la efectividad de los materiales (2002: 5). En
este sentido, estas elecciones que en su mayoría resultan en innovaciones tecnológicas (en nuestro caso es una involución), son
provocadas por los individuos de un grupo particular que adoptan resoluciones tecnológicas específicas, en una situación en la
que otras opciones se podrían haberse llevado a cabo.
26 Durante su gobierno, Moctezuma I estableció las ordenanzas que permitieron reglamentar varios aspectos de la vida política,

económica, religiosa y social del Estado mexica. (Durán 2002). Véase también Alvarado Tezozómoc (1987).
27 Matos Moctezuma (1981); Graulich (1987); Umberger (1987); López Austin y López Luján (2009).

414
Conclusiones

constituyen al Templo Mayor, dio como resultado, establecer los indicadores arqueológicos
mediante los cuales reconocer los componentes arquitectónicos del Cu de Huichilobos que se
construyeron en un solo evento y por tanto, identifican a una etapa constructiva (plataforma,
cuerpos superpuestos, escalinatas, adoratorios), así como aquellos (muros, escalinatas,
contrafuertes, pisos, etc.) que por su vínculo físico y estratigráfico con los elementos originales
de cada subestructura, fueron integrados al edificio posteriormente (momentos constructivos).
Por desgracia, en algunos casos no nos ha sido posible definir la secuencia con claridad, pues la
evidencia es muy fragmentaria. Pese a ello, los datos junto con la información proveniente de
los documentos históricos, ayudaron a ubicar al edificio en distintos periodos de la historia
mexica y proponer algunas modificaciones en la sucesión de etapas.
Como se observa en la tabla 2.13, propongo que el Templo Mayor de Tenochtitlan habría
tenido cinco etapas constructivas y cerca de una veintena de modificaciones parciales divididas
en cada subestructura. Asimismo, el número de sobreposiciones de pisos de la plaza que han
podido registrarse arqueológicamente y que están vinculadas directamente con el Cu de
Huichilobos asciende a catorce, siete de ellas están asociadas a la Etapa IV y las otras siete a la
Etapa V.
En el contexto histórico, el periodo de funcionamiento de las Etapas I y II se ubicó entre
los años 1325 a 1427 d.C. La primera construcción probablemente se comenzó a edificar poco
tiempo después de que los mexicas arribaron al islote de Tenochtitlan y tal vez se terminó de
construir a finales del siglo XIV. La Etapa II inicia con la entronización del primer tlatoani
mexica, Acamapichtli, en 1395 d.C, y como ya se detalló en el capítulo 2, el templo se mantuvo
en obra hasta la llegada de Chimalpopoca al gobierno en 1417 d.C, quien posiblemente intentó
modificar la altura del último cuerpo y construir unos nuevos adoratorios, pero tal vez su
muerte repentina dejó inconclusa esta tarea y quedó como único testigo la escalinata al norte
del templo (II/MCEsc-1). De este modo, ambas estructuras se engloban dentro del periodo
histórico en el cual Tenochtitlan dependía de Azcapotzalco.
Las etapas III, IV y V del Huey Teocalli corresponden a la época en que Tenochtitlan ya era
autónoma, y a partir de este periodo inició un apogeo constructivo en al cual el edificio
permaneció en obra durante casi cien años. La Etapa III probablemente se comenzó a edificar
en 1427 d.C y se mantuvo en funcionamiento hasta 1440 d.C. En este periodo los
constructores aumentaron la superficie del templo y propongo que agrandaron en cuatro
ocasiones distintas la escalinata poniente y una vez la fachada norte. En tiempos de

415
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Moctezuma Ilhuicamina (1440-1469 d.C) se construyó la Etapa IV y se modificaron las


dimensiones de la fachada oeste en tres ocasiones y se amplió una vez el lado norte del edificio.
Durante el gobierno de Axayácatl (1469-1481 d.C) se edificó la Etapa V del templo y sigiero
que estuvo vigente hasta la llegada de los españoles, aunque con algunos variaciones en la
extensión y altura de la plataforma. El primer incremento en las dimensiones de la base
(V/MPl-1) aconteció poco tiempo después de comenzar a gobernar Tízoc (1481-1486 d.C.).
Este mismo tlatoani habría iniciado la renovación de la fachada poniente (V/MPl-W-2). Sin
embargo, su muerte prematura detuvo los trabajos y tocó a Ahuítzotl (1486-1502 d.C.) concluir
la obra. Tal como indicamos en el capitulo 2, propongo que Ahuítzotl también elevó la altura
de la base (V/MPl-3), tal vez como consecuencia de la inundación que devastó la ciudad
durante su mandato. Finalmente, el cuarto crecimiento en el nivel de la plataforma lo atribuyo
a Moctezuma II entre los años 1502 y 1520 d.C.
Como puede notarse, en nuestra propuesta de la historia constructiva del templo hay
coincidencias y discrepancias con la proposición cronológica de Matos Moctezuma, en gran
medida, el reajuste que realicé consistió en una rectificación en los límites y elementos
arquitectónicos que él asoció con cada subestructura (Tabla 5.4). Tal es el caso de la Etapa III,
donde los crecimientos parciales de las escalinatas IIa (Etapa III), IIb (III/MEsc-W-1) y IIc
(III/MEsc-W-2), se integraron como parte de las modificaciones de la tercera etapa del
templo. También se rectificó el perímetro original de la fachada poniente del edificio de la
Etapa III, el cual se ubicó varios metros antes y corresponde a la escalinata antes nombrada
como IIa. Como ya se explicó, la escalinata previamente identificada como el extremo oeste de
la Etapa III, se refiere al cuarto y último incremento en la extensión frontal de la fachada.
Sin lugar a duda, una de las propuestas más significativa de nuestro trabajo fue establecer la
existencia de sólo cinco etapas constructivas, y determinar que los tres agrandamientos
posteriores corresponden a crecimientos parciales de la plataforma y a un remozamiento. Esta
reducción en el número de etapas –de siete a cinco-, es el resultado de la lectura de las
relaciones estratigráficas y de los vínculos físicos que mantiene el edificio de la Etapa V con
otros elementos del conjunto, en este caso, con cada ampliación de la base.
En los crecimientos previamente ubicados como etapas VI (V/MPl-1 y VII (V/MPl-3), se
modificó la enumeración pues son variaciones que sugerimos que sólo afectaron la base del Cu
de Huichilobos. Además, se incluyó un cuarto incremento que afectó la altura de la plataforma

416
Conclusiones

y el cual no se había considerado anteriormente dentro de la secuencia constructiva del templo;


me refiero al momento V/MPl-4.
Las reformas arquitectónicas del Huey Teocalli afectaron de manera diferente al edificio. Por
un lado, tenemos las alteraciones que cambiaron por completo la extensión de su superficie
(etapas II, III, IV y V) y por otra parte, aquellas que enfocadas en una sección del templo. Tal
es el caso de la plataforma y las escalinatas de ascenso a la cúspide. Ambos tipos de
transformaciones responden a necesidades específicas de la sociedad mexica.
Hablemos de las ampliaciones totales del edificio. Desde los inicios de Tenochtitlan, el
engrandecimiento del Templo Mayor fue una consigna que cada gobernante trató de llevar a
cabo. Desde esta perspectiva, el aumento gradual en la extensión del edificio tiene sentido. Se
pudo observar que en algunas etapas (etapas III, IV y V) el acrecentamiento fue más o menos
progresivo, sin embargo, entre las Etapas II y III notamos un salto abrupto que contrasta
notablemente con la extensión que hasta entonces habían conservado las dos estructuras más
antiguas del Cu de Huichilobos (etapas I y II). Este giro en las proporciones del templo, puede
concebirse como un indicio de transformaciones más profundas y complejas dentro del
contexto histórico del pueblo mexica. Pues justo en este tiempo Tenochtitlan no sólo paso de
ser una provincia sujeta a una autónoma, sino también se convirtió en el señorío dominante de
la cuenca.
Con respecto a los crecimientos parciales, éstos también nos proveyeron de información
relevante. Desde una perspectiva general, observamos que los constructores agrandaron
periódicamente la plataforma y distinguimos también que en ésta se realizaron dos tipos de
crecimientos: 1) los que afectaron sólo la fachada poniente; 2) los que variaron la extensión de
la base por sus cuatro lados. Otro elemento arquitectónico del edificio que presentó
modificaciones recurrentes fue la escalinata por la cual se ascendía a los adoratorios cuya
extensión al frente no esta vinculada de manera necesaria al crecimiento de la plataforma. Por
ejemplo, en la Etapa IV la base se amplió tres veces, pero las escalinatas (IV/Esc-W-1 y
IV/MEsc-W-2 ) únicamente en dos ocasiones. Otra modificación importante que se
documentó en el templo fue la extensión en dos etapas distintas de la fachada norte.28
En el caso de la plataforma no hay una explicación exclusiva sobre sus múltiples
ampliaciones. Una de las causas al parecer radica en su importancia ritual y en su simbolismo;
sin embargo, no fue la única. El desplome del edificio hacía el poniente, el hundimiento

28 Véase también López Austin y López Luján (2009: 208).

417
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

generalizado del recinto y las constantes variaciones en el nivel de lago que a veces anegaban la
ciudad, parecen haber sido otras de las razones por las cuales se modificó la altura y la
extensión de la plataforma. Al respecto, hay que señalar que se encontró una correlación entre
el aumento de la superficie de la plaza y los crecimientos de la plataforma, pues las constantes
elevaciones de los pisos iban modificando la altura de la base. En algunos casos ésta quedaba
tan corta que fue necesario remontarla. Lo anterior se ejemplifica adecuadamente con los
momentos constructivos IV/MPl-W-1, IV/MPl-W-2 y IV/MPl-W-3. Además de los aspectos
antes citados, detrás de los crecimientos de la plataforma de la Etapa V influyeron otras
circunstancias. El tipo de técnica utilizada en el relleno y núcleo muestran la búsqueda de una
fundación más sólida. Conjuntamente, el momento V/MPl-1 determinó los límites de máxima
extensión que alcanzaría el templo. Por otro lado, en el crecimiento V/MPl-3 parece
corresponder con la fuerte inundación que hubo en Tenochtitlan durante el gobierno de
Ahuítzotl.
En relación a la extensión de los muros adosados en la fachada norte del Cu de Huichilobos
(III/MF-N-1 y IV/MF-N-1), propongo que están ligados con el cambio en la orientación del
edificio ocasionado por aumento drástico en la su superficie del templo. Como expuse en el
capítulo 2, tal hecho causó algunos cambios en el diseño del edificio, entre los que destacan la
introducción de un “contrafuerte” al norte del edificio, los cuatro crecimientos de las
escalinatas y el adosamiento del muro norte. Asimismo, Sprajc registra un cambio en la
orientación del Templo Mayor a partir de la Etapa III.29 A partir de estos datos, consideré
posible que todas estas modificaciones provocaron un desajuste con los puntos de
avistamiento.30 Como presuntamente éstas observaciones se hacían en la cumbre de templo, tal
vez los constructores no notaron la desviación en los puntos, sino hasta que empezaron a
edificar las capillas. Por tal motivo, pienso que tuvieron que adosar la extensión del muro norte
y de este modo recorrer los adoratorios y alinearlas nuevamente con los puntos de
observación. Conforme se continuó edificando, es muy factible que los alarifes mexicas fueron
corrigiendo el error en la desviación, lo cual explicaría por qué en la Etapa IV pese a que
también se extendió un tramo de la fachada norte (IV/MF-N-1), el ancho del muro es mucho
menor al de la Etapa III, y por qué en la Etapa V no hay evidencia de una extensión similar.

29 Sprajc (2001).
30 Ver Capítulo 2 en esta tesis y Sprajc (2001).

418
Conclusiones

6.4 Investigaciones futuras

En síntesis, a través de la metodología aplicada hemos logrado un conocimiento más profundo


del edificio y su historia, el cual se suma y complementa a otros trabajos previos afines con la
arquitectura del Templo Mayor. Además, este tipo de análisis nos permite aproximarnos de una
forma metódica a cualquier tipo de construcción, ya sea de tipo doméstico, administrativo o
ceremonial a pequeña y gran escala.
Esta investigación partió de cuestionamientos muy sencillos, tales como dónde se levantó el
templo (características físicas del lugar), con qué se construyó (materias primas), y cómo se edificó
(técnicas empleadas), y éstos inevitablemente nos encaminaron hacia interrogantes más
complejas, mismas que han quedado expresadas en cada capítulo de esta tesis. No obstante,
aún quedan pendientes muchas preguntas y permanecen como filones para investigaciones
futuras.
Tal es el caso de la estimación de la cantidad de energía dedicada a la producción y
suministro de recursos. López Luján31 ya había señalado la necesidad de un estudio de este tipo
para el Templo Mayor, y nuestro análisis proporciona las herramientas mediante las cuales
puede realizarse una investigación de esta naturaleza.
De acuerdo con el modelo descrito y aplicado por Abrams32 en la arquitectura maya, cada
episodio constructivo es cuantificado en términos de costo y estimado en unidades de tiempo y
trabajo/persona/día,33 aspectos que se combinan con el costo individual de las diferentes tareas
implicadas en el proceso de construcción. Dicho método deriva de los experimentos y
observaciones sobre las diversas tareas implicadas en la construcción, así como del cálculo del
volumen de los materiales usado en la construcción. En este sentido, la identificación de las
materias primas, su lugar de procedencia y los procesos de manufactura descritos en nuestro
trabajo, sirven como base para la estimación de la energía invertida en la edificación en cada
etapa del Templo Mayor.
Este tipo de estudios ya se han llevado a cabo en otros sitios. El de Elliot Abrams34 es una
de las investigaciones pioneras para el área maya. En el Centro de México, contamos con

31 López Luján et. al (2003a).


32 Abrams (1988; 1989; 1994); Abrams y Bolland (1999).
33 Abrams emplea el término costo como sinónimo de gasto de energía humana y el persona como genérico de sexo y edad De

acuerdo con el investigador, el costo puede ser medido y expresado en unidades de tiempo como persona por día y/o persona
por hora. La elección de las unidades de medida es arbitraria y depende de los objetivos de la investigación.
34 Abrams (1994).

419
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

trabajos muy importantes como es el de Luis Barba y Córdoba35 y el de Tatsuya Murakami, 36


ambos realizados en Teotihuacan. El primero se orientó en la producción de la cal y el segundo
puntualizó en la inversión de mano de obra tanto para la apropiación de los distintos materiales
como para el levantamiento de los edificios.
La producción de la cal es otro tema significativo. Aunque en nuestro estudio tratamos este
asunto, sería importante llevar a cabo una investigación que aborde con mayor profundidad los
aspectos tecnológicos de su producción, así como las influencias tecnológicas y la interacción
entre otros sitios. Los análisis de Miriello y colaboradores37 sobre los componentes de las
argamasas realizados en el Templo Mayor y en el recinto sagrado, son una base para comenzar
a abordar esta problemática. Además, sería interesante llevar a cabo un muestreo sistemático en
Tlatelolco, pues pese a su cercanía con Tenochtitlan, durante la época en que no estuvo sujeta
a la Triple Alianza mantuvo cierta independencia. Entonces, habría que ver si en los lugares en
los que aún se conservan restos de morteros, su composición es similar a la de Tenochtitlan o
existen diferencias en su constitución y en su técnica de elaboración. Esto permitiría conocer si
ambos sitios mantuvieron o no una relación recíproca en la producción de cal y argamasas, y si
compartieron una misma tradición tecnológica, aspecto que también podría aplicarse a las
técnicas constructivas.

35 Barba y Córdoba (1999).


36 Murakami (2010).
37 Miriello et al. (2011; 2013).

420
Glosario

Glosario

A hueso
Junta Seca; mampostería o pavimento carente de mortero o cementante en las juntas de las piezas, la
estabilidad del sistema se obtiene por el peso propio de los materiales en un régimen de
compresiones verticales.1

A pié de obra:
Las actividades y procedimientos ejecutados en la proximidad o sitio mismo de la edificación o
excavación.2

Ablación
Pérdida de consistencia en la base de un material depositado, tal que permite su libre flujo horizontal.
Este efecto es perceptible en la pérdida de consistencia basal en los núcleos de basamentos que
conducen a su fractura en las corazas.3

Agregados
Materiales inertes que se ligan con un mortero, barro u otra cosa para formar el concreto.4

Alarife
Constructor, maestro de obra, albañil, arquitecto.5

Albañal
Canal, alcantarillado o conducto que da salida a las aguas negras.6

Alfarda
Son los muros que contienen lateralmente una escalinata, siguiendo el desarrollo rampante de la
misma.7

Alma 1
Núcleo de un sistema constructivo.8

Alma 2
Refuerzo interno de madera de un muro, pilar o pilastra de mampostería.9

1
Villalobos (2006: 2).
2
Villalobos (2006: 3).
3
Villalobos (2006: 7).
4
Gendrop (2009: 12).
5
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
6
Gendrop (2009: 13).
7
Villalobos (2006: 50).
8
Villalobos (2006: 54).
9
Gendrop (2009: 16).

421
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Alma Aligerada
Cuando el núcleo del sistema constructivo presenta materiales que proveen masa con disminución de
peso. Inserción de materiales de bajo peso específico en la coraza o núcleo de un muro o apoyo.10

Alma Llena:
Núcleo solidificado de mampostería o material de relleno inserto en una masa de mortero.11

Alzado
Es la representación de un objeto en el plano de proyección horizontal de la montea geométrica.
Dibujo de la apariencia en corte, fachada, perfil o sección de un edificio.12

Anilla
Cada uno de los anillos que sirven para colocar colgaduras o cortinas, de manera que estas puedan
deslizarse fácilmente.13

Aparejo
Forma en que quedan colocados materiales como ladrillos, bloques y/o sillares en una
construcción.14

Aparejo cementíceo:
"Cal y canto". "calicanto". Mampostería de piedra con mortero de pasta de cal u otro cementante, la
geometría de las piezas que le conforman puede ser regular o irregular y en todos las diferentes tipos
de aparejos ciclópeos u ortogonales.15

Aparejo Opus Incertum o difuso


Muro o coraza exterior de pequeños bloques de piedra mamposteados con gran diversidad de formas
y tamaños.16

Apisonar
Compactar mediante un pisón la tierra u otra cosa.17

Aplanado
Revoque, enlucido, estucado.18

Apoyo
Elemento constructivo que recibe las cargas o empujes de la cubierta al piso, cimentación u otro
elemento estructural. Existen varias clases de apoyos como son los continuos (muros), los

10
Villalobos (2006: 54).
11
Villalobos (2006: 54).
12
Villalobos (2006: 58).
13
Gendrop (2009: 21).
14
Gendrop (2009: 22).
15
Villalobos (2006: 74).
16
Villalobos (2006: 77).
17
Gendrop (2009: 22).
18
Gendrop (2009: 22).

422
Glosario

discontinuos (entrepaños de muro), apoyos aislados (pilar, columna, puntal, ménsula) y apoyos
aislados (contrafuerte, pilastra).19

Argamasa:
Mezcla plástica acuosa de materiales cementantes, cargas y aditivos. Su aplicación en la edificación es
en calidad de aplanados, morteros y recubrimientos arquitectónicos.20

Árido
En construcción, a las arenas que se utilizan en los morteros también se les denomina como áridos.21

Arquitrabe
Elemento horizontalmente, sobre los coronamientos o capiteles de sus apoyos; antecede al
entablamento o cornisamiento ornamental en una fachada.22

Artesa
Cajón cuadrilongo de madera, empleado en albañilería para mezclar yeso, los cuatro lados son
oblicuos y se va angostando en las sección hacia el fondo.23

Artesones
Elemento constructivo poligonal, cóncavo, moldurado y con adornos, que dispuesto en serie
constituye el artesonado.24

Artesonado:
Plafón ornamental en el intradós de una bóveda o arquería, conformado por polígonos regulares o
artesones.25Los adornos con artesones en su mayoría están fabricados tablas, viguetas o paneles de
madera o yeso. El artesonado fue utilizado por los romanos para aligerar el peso de las cubiertas, por
medio de una sucesión de cavidades rectangulares.26

Basa
Apoyo donde descansa alguna cosa o elemento. Base donde descansa una o varias columnas.27

Basamento
Base o fundamentación de una construcción que sostiene el resto.28Especie de gran zócalo, largo y
continuo que sirve de base a una construcción. En Mesoamérica designa cualquier subestructura o
plataforma, constituida generalmente por una pirámide truncada u otro elemento.29

19
Gendrop (2009: 22).
20
Villalobos (2006: 77).
21
Rodríguez (2005: 174).
22
Villalobos (2006: 103).
23
Camacho (2007: 55).
24
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
25
Villalobos (2006: 104).
26
Camacho (2007: 55).
27
Camacho (2007: 81).
28
Camacho (2007: 81).
29
Gendrop (2009: 32).

423
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Bloque
Trozo de piedra sin labrar.30

Cadena de cerramiento
Una cadena en construcción es un tipo de aparejo en sentido vertical que se coloca en las esquinas
cuya función es reforzar los muros.31

Cadena de remate
La cadena de remate refuerza la sección o inferior de un muro.

Canal
Cauce artificial, conducto de agua, caño o tubo por donde se lleva el agua para darle salida. El
conducto puede ser cerrado o abierto.32

Canto
Es la cara lateral de mayores dimensiones de un sillar o ladrillo.

Cara de junta
Es la superficie lateral de un sillar o mampuesto que queda en contacto con otros mampuestos en un
aparejo.

Cemento
Compuesto calizo, natural o artificial, cocido o pulverizado que se emplea como aglomerante en
muchas obras de fábrica.33

Cepa
Foso u hoyo por lo general grande, como los que se abren para la cimentación de un edificio.34

Cimiento
Parte de la estructura que se halla generalmente bajo tierra y sirve para sustentar el edificio y repartir
las cargas o empujes sobre el terreno.35

Concreto
Hormigón armado. Véase también Hormigón.36

30
Gendrop (2009: 33).
31
Camacho (2007: 120); Gendrop (2009: 42).
32
Camacho (2007: 111).
33
Gendrop (2009: 48).
34
Camacho (2007: 120); Gendrop (2009: 49).
35
Gendrop (2009: 53).
36
Gendrop (2009: 60).

424
Glosario

Contrafuerte
Elemento masivo vertical adosado a un muro, que sirve para fortalecerlo.37

Contrahuella
Plano vertical de un escalón o peldaño.38

Delantal
Moldura.39

Desagüe
Conducto de salida de las aguas.40

Desplante
Parte inferior de un elemento arquitectónico como muros.41

Enjarre
Acción de aplanar una pared.42

Enlucido
Revestimiento de una pared con mortero de cal, yeso u otra mezcla para dar un acabado uniforme y
terso.43

Enmaderamiento
Obra hecha de madera o cubierta con ella, como una pared, un techo, un artesonado.44

Enrase
Lecho superior de un muro u otro elemento constructivo dispuesto de forma horizontal, como base
y apoyo para asentar otro elemento.45

Entrecalle
En la arquitectura prehispánica es el ancho remetimiento que separa una moldura o dos volúmenes.46

Estructura
Distribución y orden de las partes de un edificio. También se refiere al esqueleto o parte sustentante
de un edificio que, se compone básicamente de cubierta, soporte y cimentación. En términos
generales se refiere a un edificio.47

37
Camacho (2007: 216); Gendrop (2009: 62).
38
Gendrop (2009: 62).
39
Gendrop (2009: 71).
40
Gendrop (2009: 72).
41
Gendrop (2009: 74).
42
Camacho (2007: 325).
43
Gendrop (2009: 80).
44
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
45
Gendrop (2009: 80).
46
Gendrop (2009: 81).

425
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Fábrica
Cualquier construcción o parte de ella, hecha con piedra, ladrillo o argamasa. También obra negra o
albañilería de un edificio.48

Grada
Peldaño o escalón de una escalera.49

Hormigón
Mezcla compuesta de agua, arena y grava y un aglutinante (generalmente cemento) y que al fraguar y
endurecerse, adquiere consistencia monolítica y resistencia.50

Imaginería
Se refiere a la talla o pintura de imágenes sagradas.51

Jamba
Cada una de las piezas verticales que están a los lados de un vano y sostienen un arco o dintel.
Limitan verticalmente puertas y ventanas.52

Junta
Espacio que entre las superficies de las piedras o ladrillos contiguos de una pared y que suele
rellenarse con barro o mezcla.53

Lecho
Capa más baja de materiales dispuestos en los cimientos de un edificio. Superficie inferior de una
piedra o mampuesto

Limón
Pieza que sirve de apoyo de una escalera del lado del vano.54 Véase también alfarda.

Maestra
Hilera de piedras o baldosas para señala el área a edificar.55

Maderamiento
Véase enmaderamiento.56

47
Gendrop (2009: 90).
48
Camacho (2007: 369); Gendrop (2009: 92).
49
Gendrop (2009: 102).
50
Gendrop (2009: 107).
51
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
52
Camacho (2007: 447).
53
Gendrop (2009: 117).
54
Gendrop (2009: 125).
55
Gendrop (2009: 128).
56
Véase también Diccionario Filológico Comparado de la Lengua Castellana (1916).

426
Glosario

Mampostería
Piedras que se colocan a mano de manera individual, aparejadas y unidas entre sí por un
aglomerante.57La mampostería se diferencia de los sillares ya que en ésta se usan piedras irregulares
pero trabajadas de tal forma que encajan entre sí.

Mampostería careada
Es aquella donde las piezas fueron labradas únicamente en la cara frontal o de fachada.

Mampostería concertada
Consiste en labrar las caras de junta y de paramento de los mampuestos en formas poligonales mas o
menos regulares y que pueden ser asentadas y aparejadas con mayor facilidad.

Mampostería ordinaria
Consiste en colocar piedras de diferentes tamaños aparejadas irregularmente.

Mampuesto
Piedra sin labrar que se coloca en la obra a mano.58

Mortero
Es un agregado artificial de varios componentes para uso constructivo, ya sea con una función
estructural o para unir y/o revestir otros elementos de la construcción. Los elementos integrantes de
un mortero son una mezcla de aglomerantes o cementos inorgánicos como arcillas, cal, yeso etc., que
se combinan con agua y otros componentes inorgánicos u orgánicos como aditivos para mejorar su
resistencia.59

Muro
Pared o tapia que se divide dependiendo de su posición o función dentro de la estructura.60

Muro de carga
Muro que transporta carga de una edificación o parte de ella, llevándola a otros elementos
estructurales o a los cimientos.61

Muro de contención
Está destinado a contener el empuje del material de relleno, los cuales pueden ser n talud o
verticales.62Esta clase de muros tienen como función contener los empujes horizontales.63

Núcleo
Relleno interior de un basamento artificial o macizo central de mampostería.64

57
Camacho (2007: 470).
58
Gendrop (2009: 129).
59
Rodríguez (2005: 173-174).
60
Gendrop (2009: 142).
61
Camacho (2007: 517).
62
Gendrop (2009: 142).
63
Camacho (2007: 517).
64
Gendrop (2009: 148).

427
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Pavimento
En construcción recibe el nombre de pavimento la capa superior del suelo, cuya ulterior finalidad es
rematar un piso por medio de una superficie plana, dura, decorativa, de manera que no sólo pueda
andarse con comodidad por encima, sino que sea resistente al desgaste.65

Pedraplen
Dique de relleno de piedras lanzadas a granel.66

Piedras perimetrales
Son las que se apoyan directamente sobre el suelo bruto y señalan el arranque de una construcción en
su perímetro exterior.67

Piedra angular
La que en los edificios hace esquina juntando y sosteniendo dos paredes.68

Piedra guía
Pieza del cimiento a partir del cual desplanta una construcción.69

Pilar
El pilar es un “elemento estructural vertical de sección cuadrada, circular o poligonal cuya función es
recibir las cargas verticales y trasmitirlas a los cimientos”. La diferencia entre la pilastra y el pilar es
que este último es un elemento sustentante aislado.70

Pilastra
Soporte estructural de sección cuadrada o poligonal adosado a un muro.71

Pilote
Poste o barra de metal, madera o concreto, que se hinca en los terrenos para trasmitir las cargas a
capas inferiores más resistentes.72

Pilotaje
Conjunto de los pilotes de cimentación.73

Piso
Superficie horizontal natural o artificial de las habitaciones, calles o caminos. También planta o nivel
de vivienda.74

65
Enciclopedia de Arquitectura Plazola (2001).
66
Camacho (2007: 568).
67
Gendrop (2009: 158).
68
Gendrop (2009: 159).
69
Gendrop (2009: 159).
70
Camacho (2007: 577).
71
Camacho (2007: 578).
72
Camacho (2007: 580).
73
Gendrop (2009: 160).

428
Glosario

Plataforma
Superficie elevada, plana y lisa, usualmente desgajada en todo su exterior , que constituye la cara
superior del terraplén, ya sea que permanezca descubierta o sirva de terraplenado elevado sobre el
cual se desplantan una o varias construcciones.75

Puzolana
Son productos naturales de origen volcánico. Reducidas a polvo y mezcladas con cal (apagada)
adquieren propiedades hidráulicas o sea que se endurecen con el agua.76

Relleno
Acción y efecto de rellenar. Puede ser de tierra, arena, cascajo etc.77

Revestimiento
Cubierta de un material diferente que el de la base.78

Revocar
Enlucir o pintar las paredes exteriores de un edificio.79

Ripio
Es el cascajo o los fragmentos que sobran en una construcción y que se utilizan para rellenar huecos
o hendiduras.80

Sillar
Piedras labradas bien escuadradas en todas sus caras.

Sillarejo
Sillar pequeño toscamente labrado y cuyas biseles no están completamente a escuadra.

Sillería
Conjunto de sillares tallados y asentados en hileras.

Sobrado o sobradillo
Desván. Guardapolvo de un balcón. También tejadillo que se coloca sobre los balcones para
protegerlos de las lluvias.81

Sobrelecho
Cara superior de un sillar o mampuesto sobre el que se asienta otro.

74
Gendrop (2007: 584).
75
Gendrop (2009: 161).
76
Margain (1966: 180).
77
Gendrop (2009: 178).
78
Camacho (2007: 637).
79
Gendrop (2009: 180).
80
Camacho 2007: 638).
81
Camacho 2007: 687).

429
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Soga
Es la dimensión mayor de un ladrillo o sillar. En la construcción de muros es disponer la sección de
mayores dimensiones de un sillar en posición horizontal en un aparejo.82

Solar 1
Terreno donde se ha edificado o que se destina para una edificación.83

Solar 2
Revestir el suelo con ladrillos, losas u otro material.84

Solera
Es el madero colocado horizontalmente sobre el que descansan otros maderos horizontalmente,
inclinados o verticalmente.85

Subestructura
En arquitectura y arqueología es común el uso del vocablo subestructura, el cual describe a una
construcción anterior al edificio más superficial e indica el uso de un espacio definido previamente
cuya forma y función original pudo o no haber sido modificada.

Sobreposición
Entendemos los términos sobreposición o superposición como el incremento en las dimensiones de
una determinada estructura, construida encima de otra envolviendo al edificio anterior el cual, pudo
conservarse completo o haber sido destruido parcialmente.

Tabla
Es la cara o lado mayor de un sillar o ladrillo.

Tablazón
Agregado de Tablas.86Sinónimo de andamiaje, entramado y armazón.

Tejamanil
Tajamanil o tejamanil es una tira delgada, que colocada de un modo en que un extremo quede debajo
de otra tira suple la función de un teja para hacer techos de madera.87

Terrado
Sistema constructivo de cerramiento, que consiste en colocar sobre la viguería una cama de varas,
tablas o tejamanil, encima de ésta una capa de tierra y cal, y un recubrimiento superior de ladrillo o
simplemente de cal, ya sea para formar piso o azotea según el caso.88Cubierta plana y transitable de
82
Camacho (2007: 689).
83
Gendrop (2009: 188).
84
Gendrop (2009: 188).
85
Camacho (2007: 689); Gendrop (2009: 188).
86
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001). Véase también Gendrop (2009: 192).
87
Gendrop (2009: 192).
88
Gendrop (2009: 198).

430
Glosario

un edificio, provista de barandas o muros.89

Testa
Es la cara o lado de menor dimensión de un ladrillo o sillar.

Tirante
Viga de madera horizontal inferior de una cubierta, que corre en sentido transversal, uniendo los
pares a la altura de la solera; trabaja a tracción y contrarresta los empujes.90

Tizón
Es la dimensión menor de un ladrillo o sillar. En un aparejo es cuando se coloca un ladrillo o un sillar
con su dimensión menor en sentido horizontal en un paramento.91

Tlalmo moztli
Altar de tierra o humilladero.92

Tlapantli
Azotea o terrado.93

Trasdós
Es la cara posterior del muro que está en contacto con el núcleo o material contenido

Viga
Elemento constructivo que soporta cargas y las trasmite a puntos definidos salvando un claro.94

Viga maestra
Es la que va de un apoyo a otro y sostiene varias vigas secundarias o cuerpos constructivos
superiores.95

Viguetas o viga secundaria


Viga pequeña que se apoya sobre una viga maestra y que sirve para afianzar y soportar techumbres o
pisos.96

Volumen
Espacio ocupado por un cuerpo. Corpulencia de una cosa.97

89
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
90
Camacho (2007: 729).
91
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
92
Molina (1571: 124).
93
Molina (1571: 124).
94
Camacho (2007: 793).
95
Camacho (2007: 793).
96
Camacho (2007: 793).
97
Gendrop (2009: 219).

431
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas

Zapata
Zarpa o grueso que se le da a los cimientos por ambos lados, con relación a la pared que estos
sostienen.98

Zaquizamí
Desván o sobrado comúnmente a teja vana.99 También, enmaderamiento de un techo.100

Zarpa
Parte que excede en un cimiento fuera del desplante del muro.101

Zócalo
Base o pedestal que se ubica en la parte inferior de una edificación u obra para elevar los elementos
constructivos a un mismo nivel.102

98
Gendrop (2009: 224).
99
Camacho (2007: 807).
100
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
101
Camacho (2007: 807).
102
Camacho (2007: 807).

432
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WAGNER, Diana
1978 “Sección 1: reporte de la semana del 17 al 22 de abril”, Informe inédito, México,
ATMTM.

WILLIAMS, Bárbara
1985 “Claisificación náhuatl de los suelos”, Historia de la agricultura. Época prehispánica-siglo
XVI, México, INAH, pp. 233-236.

ZANTWIJK, Rudolf Van


1981 “The Great Temple of Tenochtitlan:Model of Aztec Cosmovision”, Mesoamerican sites
and world-views, editado por E. Benson, Washington, Dumbarton Oaks,, pp.71-86

ZORITA, Alonso de
1909 Historia de la Nueva España, Madrid, Librería General de Victoriano Suárez.

467
ANEXO
DIBUJOS DE DETALLE DE MATERIALES Y TÉCNICA CONSTRUCTIVA

468
ETAPA II
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
W E
T E M P L O M A Y O R

E T A P A I I

Indica nivel
I
I

Indica linea de tierrra


Aplanado de lodo

Mortero grupo I
A

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II
P

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba
A
T
E

1 cm 5 cm
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
20 cm 1m

Plano:
Apoyo corrido y basa, adoratorio sur
FACHADA NW, ETAPAII

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-01
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

W E

2.78 1.62

Indica nivel

Indica linea de tierrra

Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

0.97 Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

2.07

0.71

Ricardo A. Carrasco

1 cm 5 cm

20 cm 1m
Plano:
Basa adosada y apoyo corrido
ADORATORIO SUR, ETAPAII

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-02
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

Indica nivel

Indica linea de tierrra

Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Ricardo A. Carrasco

1 cm 5 cm Plano:

FACHADA ESTE, ETAPAII


20 cm 1m
Escala: Clave de Plano:
1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-03
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

S N

E T A P A I I
3.05

Indica nivel

Indica linea de tierrra


Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

2.20 Toba

2.60

Ricardo A. Carrasco

0.52

Plano:

0.13 Esquina Noreste


FACHADA ESTE, ETAPAII

1 cm 5 cm Escala: Clave de Plano:


1:20

20 cm 1m
Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-04
N SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

Indica nivel

Indica linea de tierrra


Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Ricardo A. Carrasco

Plano:
Cuerpos y adoratorios
FACHADA ESTE, ETAPAII

1 cm 5 cm Escala: Clave de Plano:


1:20
20 cm 1m
Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-05
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

W E

E T A P A I I

Indica nivel

Indica linea de tierrra


Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II
I

Laja (andesita de piroxenos)


I

dolmit 0.006

Toba
A
P
A
T
E

Ricardo A. Carrasco

Plano:
Esquina NW, cuerpos y adoratorios
ETAPAII

Escala: Clave de Plano:


1 cm 5 cm 1:20

20 cm 1m
Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-06
ETAPA III
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

S N

169
SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Dibujó:

Osiris Quezada Ramírez


Ricardo A. Carrasco
Miguel A. Gómez

1 cm 5 cm
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
20 cm 1m
Plano:
Desagüe lado sur
FACHADA ESTE ETAPAIII

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-01
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

S N

ETAPA III III/MF-N-1

169
SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Dibujó:

Osiris Quezada Ramírez


Ricardo A. Carrasco
1 cm 5 cm Miguel A. Gómez

Digitalizó:
20 cm 1m Cecilia Sánchez Zarate

Plano:
Esquina Noreste, cuerpo II
ETAPA III Y III-MF-N-1

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-02
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
W E
T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN
CUERPO III

169
SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos


CUERPO II

Dibujó:

Osiris Quezada Ramírez


Ricardo A. Carrasco
Miguel A. Gómez

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
CUERPO I

Plano:
Esquina Suroreste, cuerpo I, II, III
1 cm 4 cm ETAPA III

25 cm 1m Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-02
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

N S

169
SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Cadenas complejas de
Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)

cerramientos
dolmit 0.006
CUERPO II

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Dibujó:

Osiris Quezada Ramírez


Ricardo A. Carrasco
Miguel A. Gómez
1 cm 5 cm

Digitalizó:
20 cm 1m Cecilia Sánchez Zarate

Plano:
Esquina Suroreste, cuerpo II
ETAPA III LADO SUR

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-04
ETAPA IV
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R
E W UBICACIÓN

SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita
Cadenas de cerramiento
Mortero grupo II
de la alfarda Laja (andesita de piroxenos)
dolmit 0.006

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Lajas horizontales

Lajas horizontales Dibujó:


Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
Miguel A. Gómez

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate

Plano:

1 cm 5 cm Alzado alfarda noroeste


FACHADA NORTE ETAPA IV

20 cm 1m Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-01
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

169

SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
N S
Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

1 cm 4 cm

50 cm 2m

Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
Miguel A. Gómez

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate

Plano:
Alfardas centrales y escalinata
ETAPA IV/M Esc-W-2

Escala: Clave de Plano:


1:50

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-02
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Cadena de cerramiento Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

compleja. IV/MPl-W-3 Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

1 cm 5 cm
Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
20 cm 1m Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
Miguel A. Gómez

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate

Plano:
Isométrico esquina Noroeste
PLATAFORMA IV/MP1-W/3

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-03
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

169

S N

ETAPA IV IV/MF-N-1
SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

CUERPO 1
Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
1 cm 5 cm Miguel A. Gómez

Digitalizó:
20 cm 1m Cecilia Sánchez Zarate

Plano:
Esquina Noroeste, Cuerpo 1
ETAPA IV y IV/MF-N-1

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-04
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

N S

SIMBOLOGÍA
Piso de la plataforma Indica cota a paño

Etapa V Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación

Nivel de banqueta Indica linea de tierrra

desmontada
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Basalto vitrofídico

Plantilla de lajas Vitrófido basáltico de piroxenos

Plantilla de lajas

Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Nivel del piso Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano

de la plaza P1 Miguel A. Gómez

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate

Plano:
Esquina Noroeste, Fachada Norte
ETAPA IV, MOMENTO IV/NP1-W-3

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-04
ETAPA V
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

169

SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Tezontle Rojo

Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
Miguel A. Gómez
1 cm 4 cm

50 cm 2m

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate

Plano:
Esquina Noroeste, Fachada Norte
ETAPA IV, MOMENTO IV/NP1-W-3

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-04
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

W E
169

SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Tezontle Rojo

Dibujó:

Osiris Quezada Ramírez


Ricardo A. Carrasco
Miguel A. Gómez
1 cm 5 cm
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
20 cm 1m
Plano:
Esquina Sureste
PLATAFORMA ETAPAIV

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-01
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

W E
Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Aparejo de sillarejo Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Tezontle Rojo

Nivel del piso de la plaza P4


1 cm 5 cm

30 cm 1.5 m

Dibujó:

Osiris Quezada Ramírez


Ricardo A. Carrasco
Miguel A. Gómez

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate

Plano:
Detalle aparejo de sillarejo
FACHADA SUR,ETAPA V/MPI-1

Escala: Clave de Plano:


1:30

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-02
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

N S

SECCIÓN DELMURO ADOSADO V/MPL-2 MURO DE PLATAFORMA


CONTINUA HASTA LA ALFARDA SW, FACHADA W ETAPA V-MPL-1
169

SECCIÓN MURO
0.18
ETAPA V/MPL-3
SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

0.47 Línea de nivel


Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II
ETAPA V MPL-2

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006
MURO DE

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Tezontle Rojo

1.66
MURO W
MPL-1

Dibujó:

Osiris Quezada Ramírez


Ricardo A. Carrasco
Miguel A. Gómez

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate

1 cm 5 cm Plano:
Muro adosado
ETAPA V/MPI-1 y V/MPI-2
20 cm 1m
Escala: Clave de Plano:
1:30

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-03
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

W E

Chaflan para 169

cubrir unión

SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Dado

Alfarda, escalinata de la plataforma


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra

Etapa V-MPL-2
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


Moño dolmit 0.006

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Tezontle Rojo

Alfarda, escalinata plataforma


EtapaV/MPL-2

Restos nivel
de piso P6

Alfarda de Etapa
V/MPL-1
Dibujó:

Osiris Quezada Ramírez


Ricardo A. Carrasco
Miguel A. Gómez

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
1 cm 5 cm
Plano:
Alfardas vista norte
20 cm 1m ETAPA V/MPL-1 y V/MPL-2

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-04
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

169
Alfarda

SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II
V/MPL-1
Etapa

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Etapa V/MPL-2
Basalto vitrofídico

Muro SW
Vitrófido basáltico de piroxenos

Tezontle Rojo

Piso P3

V/MPL-1
Etapa
Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledan
Miguel A. Gómez

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate

Plano:
Detalle en isométrico plataforma
1 cm 4 cm
VISTA SW, ETAPA V/MPL-1 y V/MPL-2

25 cm 1m
Escala: Clave de Plano:
1:25

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-05
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

Nivel del piso de la plaza


P7
SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Técnica de entortado
Indica linea de tierrra
con piedra
Mortero grupo I

Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Firme del piso P6 Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Tezontle Rojo

Puzolana

Técnica de entortado
con piedra

Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledan
1 cm 5 cm Miguel A. Gómez

Digitalizó:
20 cm 1m Cecilia Sánchez Zarate

Plano:
Nivel del piso de la plaza P4/P5 Detalle técnica de entortado piso
de plaza Sureste
ETAPA V, MPL-W-2, V/MPL-3 Y 4

Escala: Clave de Plano:


1:20

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-06
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE

T E M P L O M A Y O R

UBICACIÓN

Momento V/MPl-4

SIMBOLOGÍA

Indica cota a paño


Indica nivel

Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I

Momento V/MPl-3 Andesita de lamprobolita

Mortero grupo II

Laja (andesita de piroxenos)


dolmit 0.006

Toba

Basalto vitrofídico

Vitrófido basáltico de piroxenos

Tezontle Rojo

Puzolana
Etapa V

Dibujó:
1 cm 5 cm
Osiris Quezada Ramírez
40 cm 2m Ricardo A. Carrasco
Miguel A. Gómez

Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate

Plano: Detalle,
Niveles de plataformas Etapa V,
piso y corte de V/MPl-1,
etapas
V/MPl-3 y V/MPl-4
contructivas
FachadaETAPAS
LADO NORTE, norte V, VI Y VII

Escala: Clave de Plano:


1:40

Cotas:

Fecha:
METROS

JULIO 2012
DT-07

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