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Espinosa
ggedelosm@gmail.com
UNAM – FCPyS - CPyAP
Ponencia para el VII Encuentro de Historiadores de la Prensa en Iberoamérica 2011, San Fernando, Andalucía, ES
1 de abril de 2011
ÍNDICE
Resumen
Este ensayo reseña los orígenes de las instituciones del Estado mexicano
abocadas a la comunicación gubernamental, formadas en un contexto de
conflicto internacional. El presidente Lázaro Cárdenas enfrentó una guerra de
propaganda de las petroleras estadunidenses, mientras que su sucesor,
Manuel Ávila Camacho, difundió la imagen de un pueblo pacifista, trabajador,
nacionalista y panamericanista, en momentos en que se expandían los
mensajes nazis y fascistas. El sistema político heredó de este episodio un
modelo legal, político y económico de los medios de comunicación de masas, y
de formación de la opinión pública.
Palabras clave
Administración Pública.- Instituciones.- Comunicación.- Periodismo.- Historia.
Abstract
This essay reviews the origins of the Mexican State institutions focused on
government communications, forged in the midst of an international conflict
context. President Lázaro Cárdenas faced a propaganda war launched by the
United States based oil companies. Manuel Ávila Camacho, Cárdenas
succesor, portrayed the image of a pacifist, hard-working, nationalist and
panamericanist nation, whenever the nazi and fascist message were broadly
exposed. The political system inherited a legal, political and economic model for
the mass media and public opinion building.
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Introducción
La historia de la administración pública registra varias denominaciones para
aludir a la función pública que hoy se conoce con el nombre genérico de
comunicación social. Se les llamó departamento de propaganda, de prensa, de
publicidad, de información y de difusión, y en ciertos momentos se les vinculó a
los departamentos de biblioteca, archivo y "memoria". Su carta de mayoría de
edad, de institucionalización, aparece con el advenimiento de dos conflictos
internacionales: primero como respuesta a la guerra de propaganda lanzada
por la empresas petroleras estadunidenses contra el gobierno del presidente
Lázaro Cárdenas y sus políticas nacionalistas y reformistas; después con la
Segunda Guerra Mundial, cuando el presidente Manuel Ávila Camacho formuló
un discurso de unidad nacional, trabajo, paz y panamericanismo, que fijó una
conducta política a los mexicanos, un modo de ser, una ideología que
contribuyó a la estabilidad e integración del sistema social y político que
mantiene la nación en el siglo XXI.
Las reglas y las organizaciones surgidas en los primeros gobiernos
posrevolucionarios constituyeron las instituciones en las que se finca un
modelo legal, político y económico de la prensa, la radio y la cinematografía, y
de formación de la opinión pública, que sigue tan vigente como la Ley de
Imprenta de 1917.
El lapso transcurrido entre 1934 y 1946 es un periodo clásico en la
historia, la tecnología y la cultura, con la introducción de transportes y medios
de comunicación que redujeron tiempos y distancias en la comunicación de los
individuos y las sociedades: el aerotransporte comercial, las grandes
carreteras, la telefonía de larga distancia, la radiodifusión, la cinematografía, la
fotografía y las revistas de modas. Fue un periodo rico en la formación de
instituciones posrevolucionarias y en el diseño de una estrategia de Estado de
largo alcance, cuyos productos, con limitaciones y deformaciones, con cambios
y estancamientos, pervive en la vida política del país, en la primera década del
siglo XXI. Y eso incluye, desde luego, a las instituciones de comunicación
gubernamental, integradas en órganos con atribuciones y competencias
específicas y con prácticas y relaciones formales e informales con los medios
de comunicación de masas.
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1. Instituciones en México
Los historiadores de la Revolución mexicana y de los gobiernos sucesivos
afirman que los presidentes Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho
organizaron las instituciones que habrían de perdurar en las siguientes seis
décadas y media, por lo menos. La comunicación gubernamental no fue ajena
a esa experiencia. Algunos de sus antecedentes inmediatos y hasta el origen
mismo de las entidades administrativas especializadas se reparten entre los
años 1917 y 1946, pero sobre todo en un periodo muy crítico, de intensa
presencia de fenómenos de comunicación de masas, entre 1938 y 1942. Son
dos situaciones las que ponen a prueba la capacidad de respuesta del gobierno
para formular mensajes de un discurso ideológico y difundirlos masivamente: la
nacionalización de la industria petrolera y la declaración del estado de guerra
contra las potencias del Eje.
Los periodos históricos no tienen fechas absolutamente determinantes:
no comienzan un día y terminan años después. Hay fechas que se usan de
manera simbólica, eso sí. Y también hay jornadas que marcan un periodo
histórico o una época (la convocatoria revolucionaria del 20 de noviembre de
1910 o la promulgación de la Constitución el 5 de febrero de 1917), pero esos
hechos están conectados con muchos otros acontecimientos, en todos los
aspectos de la vida humana.1 Así tenemos entonces que las decisiones de
Cárdenas y Ávila Camacho no se pueden explicar sin la base constitucional de
1 Luis González, El oficio de historiar, México, El Colegio Nacional, 2002, pp. 38-43.
Anota el autor que a los historiadores "los aspectos de lo histórico que verdaderamente les
interesan son cachos de ese mundo, son épocas y periodos, regiones, Estados, individuos y
grupos, economías y políticas, ideas y valores; es decir, conjuntos articulados e inteligibles, en
complejas redes de relaciones llamadas estructuras históricas".
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aquella época, decía Cosío Villegas, algo que realmente pudiera llamarse
"opinión pública"8 y ninguno de los medios de comunicación de masas tenía
capacidad para ponerle límites al poder presidencial y al aparato administrativo
y político que detentaba el Poder Ejecutivo. Más allá de la validez de sus
conclusiones sobre el periodo de referencia, Cosío Villegas dibujó un sistema
político que experimentaba una serie de intercambios con la industria editorial,
la prensa, la radio, la televisión, el teatro y la cinematografía.
En el sistema político dibujado por Cosío Villegas los mass media son
funcionales, no contravienen el discurso oficial y no son causa de inestabilidad.
Y no sorprende que así haya sido. Los académicos de la teoría de los sistemas
sostienen que los sistemas políticos son los únicos que imponen conductas a
sus miembros. El polítólogo David Easton dice al respecto:
"Todos los sistemas políticos se caracterizan por el hecho de que para
describirlos como persistentes, tenemos que atribuirles un cumplimiento exitoso
de dos funciones; asignar valores para una sociedad, y lograr que la mayoría
de sus miembros acepten estas asignaturas como obligatorias, al menos la
mayor parte del tiempo. Estas dos propiedades distinguen a los sistemas
políticos de otras clases de sistemas sociales."9
8 Cosío Villegas, Daniel, El sistema político mexicano, México, Editorial Joaquín Mortiz,
1972. Décimasegunda edición, noviembre de 1979. "Poca de la opinión pública alcanza a
expresarse por los medios [de comunicación de masas] que aquí se han considerado. De
hecho, la mayor parte no se hace pública, sino que queda confinada a la charla de familia o de
café".
9 Easton, David, Enfoques sobre teoría política, Buenos Aires, Amorrortu, 1992, primera
edición, p. 223.
10 Easton, D., Op cit, pp. 175-182.
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5. Propaganda anticardenista
18 Silvia González Marín, "La prensa y el poder político en el gobierno del general Lázaro
Cárdenas", en Las publicaciones periódicas y la historia de México, México, UNAM, 1994. p.
159. Destaca además la descripción detallada de la autora sobre las posiciones de la prensa
de izquierda y de derecha, sus directivos y el intento de la Confederación de Trabajadores de
México por detener a finales de 1940 los excesos de la prensa anticardenista, que no fructificó
porque la convocatoria de unidad de Ávila Camacho y la guerra mundial "se encargarían de
controlar a la prensa".
19 Torres, op. cit, pp. 10 y 14.
20 Guillermo García Espinosa de los Monteros, "La nacionalización de la industria
petrolera mexicana en los diarios El Comercio de Lima y La Nación de Buenos Aires, en marzo
1
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prensa de los países de América Latina y el Estado mexicano se vio obligado a
disponer de su aparato de difusión para contrarrestar en el extranjero los
argumentos que le fueron adversos. Hubo congresistas estadunidenses que
abiertamente auspiciaron ataques de la prensa de su país contra la
administración cardenista, encabezados por el representante texano Martin
Dies, jefe del Comité del Congreso para la Investigación de Actividades
Antiestadunidenses. La lucha llegó a ser frontal. Y la amenaza que constituyó
la propaganda anticardenista de las petroleras sirvió como acicate para que el
presidente creara el DAPP en 1937.
La lucha propagandística entre el gobierno y las compañías petroleras también
se desarrolló en México, pero en este caso y como en ocasiones anteriores, la
relación de fuerzas fue favorable al régimen cardenista debido, entre otras
cosas, a su control sobre las organizaciones de masa y medios de difusión. A
los mítines, manifestaciones y conferencias en apoyo a la medida
expropiatoria, se añadió la campaña publicitaria dirigida por el DAPP de la
Presidencia (...) La propaganda de las empresas y de los enemigos del
gobierno del presidente Lázaro Cárdenas insistieron durante algún tiempo en
que el país se encontraba incapacitado para dirigir y administrar una industria
moderna tan compleja como la petrolera, y por algún tiempo estos sectores
opuestos a la expropiación auguraron la ruina inminente de Petróleos
Mexicanos".21
6. El Estado y la comunicación
Un Estado en permanente agitación militar, como lo fue México entre 1821 y
1876 y luego entre 1910 y 1935, no pudo ser capaz de generar la proyección
de su propia imagen ni al interior del país ni hacia el exterior. Pero un Estado
que toma su cauce constitucional en 1917, que acaba con las guerras civiles,
que reacomoda, desecha y genera líderes políticos, y que logra finalmente
establecer un aparato administrativo para ejercer sus actividades y cumplir con
sus fines de gestor de los proyectos sociales y nacionales, tuvo que
encontrarse, al fin y al cabo, con la necesidad de crear entidades de difusión, lo
que ahora se conoce comúnmente como los espacios de comunicación social
del gobierno.
Ese aparato de difusión vino a ser como una suerte de conciencia del
Estado, que se proyecta a sí mismo para tratar de conseguir el reconocimiento
11. El DAPP
El gobierno de México no podía mantenerse al margen de los fenómenos de
comunicación de masas en el mundo y en el propio territorio nacional. La
Secretaría de Gobernación, cuyos antecedentes se remontan al Primer
Imperio, pero adquiere ese nombre en 185329, se encargó de los asuntos
oficiales de publicidad, prensa y propaganda cuando la Constitución de 1917 y
la Ley de Secretarías de Estado de ese mismo año generaron esa función.
Antes de eso, ni había un conjunto de entidades que pudieran ser
denominadas y tratadas como prensa o medios de comunicación ni existía la
necesidad de que el gobierno diera paso a políticas y estructuras orgánicas
especializadas.
Investigadores de la comunicación han hurgado en el Archivo General
de la Nación y han documentado detalles sobre cómo se organizó la primera
entidad gubernamental y administrativa dedicada a los asuntos de difusión de
masas. Al mando del DAPP quedó en 1936 Arroyo Ch., un político
guanajuatense que de 1934 a 1936 se había hecho cargo en la Secretaría de
Gobernación de la oficina especializada en esa misma materia. Así irrumpió al
más alto nivel administrativo, un departamento autónomo, como lo prevé el
artículo 90 de la Constitución de 1917, una entidad que se ocupó por mandato
legal de la comunicación de masas.
El DAPP comenzó a funcionar el 1 de enero de 1937 por orden del decreto
presidencial (enviado al Congreso en diciembre de 1936) que
reformó y adicionó la Ley de Secretarías y Departamentos de Estado. Por
medio de ese decreto, el DAPP quedaba incluido en una lista de dependencias
del Ejecutivo que sumaba ocho Secretarías de Estado y ocho Departamentos
Autónomos. En el artículo 15b de la citada Ley se especificaban las funciones
que estarían a cargo del DAPP: 1) publicidad y propaganda oficiales; 2)
dirección y administración de las publicaciones periódicas dedicadas a realizar
la propaganda especial o general de las dependencias del Ejecutivo; 3)
Conclusiones
Para cerrar, entonces, hay que decir que los gobiernos de Cárdenas y Ávila
Camacho se vieron obligados a responder a discursos ideológicos que les eran
adversos y crearon las organizaciones de comunicación gubernamental
necesarias para entrar en guerras de propaganda a nivel nacional e
internacional. Las petroleras y algunos legisladores estadunidenses
pretendieron minar la legitimidad de Cárdenas y sus reformas; Ávila Camacho
estaba en medio del mayor conflicto bélico de la humanidad. El nacionalismo
fue el eje de respuesta de Cárdenas contra los intereses imperialistas. La
unidad, la paz, el trabajo y el panamericanismo fueron los argumentos de Ávila
Camacho contra el fascismo y el nazismo.
Cárdenas creó primero un modelo centralizado de comunicación
gubernamental cuyo eje fue el DAPP, descrito líneas arriba. Al desmantelarlo,
trasladó a cada una de las dependencias de la administración pública
esquemas y experiencias que Ávila Camacho sólo complementó con un marco
de contención jurídica, reelaboración del discurso ideológico y control de los
insumos de las empresas periodísticas.
El final de la guerra revolucionaria trajo consigo la formación de un
sistema político que se fue rodeando de un ambiente de opinión pública. Las