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Leyenda de uarhukua Ch´anakua

Al principio no existía nada, todo era obscuridad, todo era un gran circulo sin principio ni
fin, pero de pronto del fondo de la obscuridad surgió un pequeño rayo de luz, que creció y
creció hasta formar una gran bola de fuego que deslumbro la obscuridad, abriéndola en mil
pedazos.
Del centro del gran fuego surgió k´urhikauerhi (señor del fuego), quien con su fuerza de luz
venció a la obscuridad.
Del choque entre luz y obscuridad surgieron cuatro grandes rayos, que partieron en cuatro
putos diferentes, al fina de cada uno quedaron como señal permanente las estrellas, cuyos
rayos marcaron los cuatro puntos cardinales para dividir al universo, que acababa de nacer.
K´urhikauerhi modeló una esfera a la que doto grandes rayos de luz, la cual coloco en el
centro del auandarhu (cielo) y le dio la misión de iluminar el universo, dándole el nombre
de Tata Jurhiata (El Señor Sol). Después formo a Nana Kutzi (Señora Luna) en los cuales
sus rayos débiles, fueron constantes de un bello brillo plateado. Le ordeno a Jurhiata
iluminar la mitad del tiempo y a Kutzi la otra mitad, disponiendo que lo hicieran
alternadamente, formando así la Jurhiakua Ka Ch´uchri (el día y la noche). Mas cuando
jurhiata vio a kutzi nació un nuevo sentimiento, y cada vez que sus caminos se cruzaban, se
veían y se enamoraban perdidamente uno del otro.
De esta unión nacio K´uerajperi (creadora), que fue vista por K´uricaueri, quien, al
descubrir su resplandeciente belleza, se enamoro de ella, por lo que la cortejo hasta
convertirla en su esposa. Le envió cuatro rayos, el cual el primero se poso en su frente, el
segundo en su vientre, otro en su mano izquierda y el ultimo en su mano derecha. La
doncella se convirtió en Nana K´uerajperi (La Madre Creadora) y dio a luz a los elementos
que dieron vida a nuestro mundo: El Fuego, El Agua, El Aire y La Tierra.
En su segundo parto nacieron las plantas, arboles y todo lo que conforma la variada flora de
nuestro mundo. Nana K´uerajperi tuvo un tercer parto, del cual nacieron todos los seres con
movimiento e instinto, pero sin razón, que poblaron la tierra utilizando los elementos del
primer parto de la madre creadora.
En el cuarto y ultimo parto nacieron los hombres y las mujeres, a quienes doto de mitikua
(saber) para distinguir lo bueno de lo malo; además se les dio el sonido para que lo
convirtieran en Uandakua (palabra) y esta a su vez formo su idioma.
Y como cada noche, la alegría se forma en respeto y silencio, se escucha el sonido
melancólico del caracol, el sordo ruido del tambor.

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