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Pércz A lberti, Guitián Rivera y Ramil Rcgo (Eds.

) 1993 La el'nlución del paisaje en las Moutmias del entomo de los Caminos Jacobeos

LAS MONTAÑAS y LOS CAMI NOS JACOBEOS.

Desde la época medieval, los peregrinos llegaban a Compostela siguiendo mullitud de itinerarios. Unos recorrían
el Camino del Norte que, después de serpentear cerca de la costa, se dirige desde Barreiros hacia el sur, por tierras de
Loure nzá, Mondoiiedo, Abadín, Vilalba, Guitiriz, Sobrado y Boimorto, para unirse, en Arzúa, al Camino Francés. Éste, sin
duda el Camino por excelencia, penetra e n Galicia por O Cebreiro para, posteriormente, pasar por Triacastela, Sarria,
Portomarín, Palas de Rei, Melide y Arzúa antes de llega r a Compostela.

Por el Sudeste, por las altas tierras de A Gudiña, se introd uce la \fía de la Plata que sigue por Verín, AJi ariz,
Ourense, San Cri stobo de Cea, Dozón, Lalín y Silleda, antes de arribar a Santiago. Por ella caminaban los peregrinos que
ve nían a Compostela desde los campos de Ext remadura y Andalucía. Un cuarto camino, el Camino de Fonsagrada, vie ne de
Asturias y, después de atravesar O Cádavo, Castroverde, Lugo y Gunt ín se une al Francés en Palas de Rei.

No son, sin embargo, los únicos. Desde Ferro! y A Coru ña llega hasta Santi ago el Camino Inglés; desde Muxía y
Fiste rra. el Camino de Fisterra-Muxía y desde Tui. el Camino Portugués.

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Situal:ión th: las ;ir<.: a ~ mon talmsas atrav.:~a da s por las rutas jaco l11.:a ~ m;í ~ important<.:s. 1 Camino Franc..:s 2
Camino del Norte 3 Ca mino de 1\ Fonsagrada 4 Vía de la Plata.

III
Pércz Albcrti, Guitián Rivera y Ram il Rego (Eds.) 1993 La evolllción del paisaje en las Montwlas ele/ enlomo de los Caminos Jacobeos

Los cami nos jacobeos atraviesan áreas muy diferentes desde el punto de vis ta del relieve, el clima, los s uelos, la
vegetación o la act ividad humana. Los cuatro primeros discurren por el sector más montañoso de Ga licia y, aunque aprove-
chan va lles y collados, en su entorno se alzan las s ierras de mayor alti tud, en las que conv iven la hermosura del paisaje con
la dureza del trabajo diario.

En el entorno del Camino del Norte se alzan las Sierras Septentrionales entre las que destaca el Macizo do Xistra l.
En é l, pese a sus escasos mil metros, las condiciones climáticas frías y húmedas durante buena parte del afio permite n la
pervivencia de una de las zonas turbosas más importantes del Noroeste penínsul ar. Entre el Camino de Fonsagrada y el
Francés, se estira la Sen a de Ancores, que ll ega mu y cerca de los dos mil metros de altitud. Aquí los antiguos g lac iares
dejaron la huella de s u paso labrada en impresionantes valles y crestas. En e ll os las formaciones boscosas adquieren un
desarrollo reseñable . Otro tanto ocurre con los Montes do Cehreiro o con la Sena do Cow-el en donde la diferenciació n
litológica y la transición climática que se opera hacia ambientes mediterráneos se materializa en una rica y variada gama de
ecosistemas.

Y entre el Ca mino F rancés y la Vía de la Plata se alzan los Macizos deManzaneda y Trevinca, otras dos áreas en las
que la se encadenan formas y depósitos, bosques y pas tos, aldeas y campos de culti vos labrados en un medio contrastado ,
duro y bravo, en el que conseguir una pequeiia parcela arable s upuso días y días de intenso trabajo.

Las áreas de montaiia poseen dentro de sí la esencia de la verticalidad y de la a ltitud, hechos que surgen del intenso
juego dialéct ico nacido de la acción morfogenética del agua a lo largo de millones de años. Los espacios resultantes son
variados y multiformes, presentan facetas diferenciadas y enmarcan y condicionan las actividades agrarias y ganaderas que
posibilitan la vida de sus habit antes.

Para los investigadores, las áreas de montaiia so n lugares privilegiados en donde las dificultades de accesibilidad y
la escasa urbanización del territorio, han permitido la pervivencia de elementos naturales de g ran valor. En las montañas del
entorno de los Cam inos Jacobeos, encontramos las pruebas fehacientes de s u pasado glaciar, las muestras de un a flora y
fa una peculiar o los restos de las prime ras act iv idades humanas. A estudiarlos le dedicamos el presente libro. En él colabo-
ran especialistas de diferentes áreas de conocim iento con un fin comú n: aportar al lector una obra rig urosa que permita
conocer mejor Jos paisajes que se interrelacionan en los e ntornos de los Cam inos Jacobeos.

Augusto Pércz Alberti


Luis Guiti án Rivera
Pabl o Ram il Rcgo

IV

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