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Sin embargo, cierta vez pernoctó en la casa de un coronel que era todo
lo que alguien podría desear, pero no era cristiano. Whitefield quedó
tan satisfecho con la hospitalidad y tan encantado con las cualidades
del buen coronel, de su esposa y de sus hijas, que consideró difícil
decirles que tenían que tomar una decisión por Jesús; después de todo,
ellos habían sido muy amables.
Por otro lado, “La reforma significa una reorganización, un cambio en las
ideas y las teorías, en los hábitos y las prácticas”. 3 Como se puede notar,
la reforma tiene como foco la parte práctica de la vida.
Sobre esta última cita, quiero resaltar dos cosas. La primera es que, si
queremos enfrentar los días terribles al final del tiempo del fin,
necesitamos experimentar el reavivamiento y la reforma; de lo
contrario, nuestra fe será débil y no resistirá a la primera prueba. La
segunda: amigos pastores, el reavivamiento y la reforma deben
comenzar en nosotros, los cambios internos y externos que esperamos
ver en los hermanos y hermanas de nuestras iglesias, ellos necesitan
verlos primero en nosotros. Fe auténtica, vida espiritual fuerte,
comunión con Dios, apego a la Palabra, estilo de vida de un pueblo
remanente, eso es lo que los hermanos necesitan ver en nosotros los
pastores. De lo contrario, ¿qué pastores somos nosotros que esperamos
la transformación que nosotros mismos no demostramos?
¿QUÉ NOS HACE CREER QUE NECESITAMOS DE REAVIVAMIENTO Y
REFORMA EN NUESTROS DÍAS?
“El diezmo es sagrado, reservado por Dios para sí. Ha de ser traído
a su tesorería para ser empleado en el sostén de los obreros
evangélicos en su obra”. 21 Por eso, “El Señor llama hoy a los
adventistas del séptimo día, en todo lugar, para que se consagren
enteramente a él, haciendo todo lo que esté a su alcance para su
obra, según las circunstancias en que se encuentren. Él desea
verlos mostrar, por medio de dones y ofrendas generosas, cuánto
aprecian sus bendiciones y cuánta gratitud sienten por su
misericordia”. 22
CONCLUSIÓN