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UNIVERSAL-CONTEMPORANEA-III.

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Acg096

Historia Universal de la Edad Contemporánea III

4º Grado en Historia

Facultad de Filosofía y Letras


Universidad de Málaga

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
UNIVERSAL CONTEMPO-
RÁNEA III
TEMARIO COMPLETO

ALFONSO CAÑETE GÁLVEZ

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA I: LA GUERRA FRÍA Y EL MUNDO BIPOLAR.

I. EL ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS DE LA GUERRA FRÍA.

1.1. Dos mundos antagónicos. Un mundo bipolar.

El origen de esta situación se remonta a la desconfianza mutua que surgió entre EEUU y la URSS
inmediatamente después de la victoria sobre su enemigo común, el nazismo, única circunstancia que
los había unido. Ambos países habían entrado en la guerra debido a las agresiones respectivas de
japoneses y alemanes, abandonando la política aislacionista del período de entreguerras. Una vez
lograda la victoria, comenzaron las discrepancias, ya que económica e ideológicamente ambos países
tenían poco en común.

Como resultado, a los pocos meses de finalizada la II Guerra Mundial el mundo se dividió en dos blo-
ques (bipolarización), el norteamericano y el soviético. Los antiguos aliados comenzaban ahora a
observarse con recelo y desconfianza. No se van a enfrentar en una guerra abierta, pero si indirecta-
mente en otros escenarios geográficos. Se entra en la Guerra Fría, en un mundo bipolar, comunismo
frente a capitalismo, en el que tendrá lugar una frenética carrera armamentística, a la que, EEUU y la
URSS, especialmente, dedicarán grandes cantidades de dinero.

1.2. Características de la Guerra Fría: contención, disuasión y carrera nuclear (equilibrio del terror).

La Guerra Fría se inició inmediatamente después de la II Guerra Mundial, entre 1946-1948, y finalizó
en 1991, con la disolución de la URSS y del bloque económico y militar soviético. En este largo periodo
hubo momentos de fuerte tensión, en los que la guerra parecía inminente, pero también hubo años
en los que no parecía existir peligro de guerra y la situación entre los dos bloques era lo bastante
estable como para hablar de “coexistencia pacífica”, por ejemplo, entre 1962-1975 y a partir de 1985.

Un rasgo importante de la Guerra Fría fue el miedo colectivo a una guerra nuclear, que, de estallar,
supondría la destrucción total de la civilización (equilibrio del terror). La estrategia de la Guerra Fría
consistió básicamente en la contención del enemigo en su área de influencia y en el mantenimiento
de un equilibrio armamentístico entre los dos bloques. Si el potencial militar de ambos bandos era
equivalente, se garantizaba la destrucción mutua en caso de conflicto, lo que servía como elemento
de disuasión: como ningún país podría obtener la victoria en una contienda, ninguno la iniciaría. Así,
la conciencia de que el inicio de una guerra entre Estados Unidos y la URSS podría desembocar en un
suicidio colectivo contribuyó a evitar el enfrentamiento armado directo entre ambos países.

1.3. Los orígenes de la ruptura de la coalición aliada y los primeros puntos de fricción.

El comienzo de la Guerra Fría se produjo entre 1946-1948 como consecuencia de una serie de acon-
tecimientos internacional que fueron incrementando la desconfianza y el temor entre los países oc-
cidentales y la URSS. Acabada la II Guerra Mundial, Europa Occidental y EEUU empezaron a alarmarse
al comprobar como la Unión Soviética comenzaba a favorecer el establecimiento de regímenes co-
munistas en los países de la Europa Oriental, las llamadas Repúblicas Populares o democracias po-
pulares, países destinados a convertirse en satélites de la URSS: la parte este de Alemania, Polonia,
Checoslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria y Albania. Sólo quedó excluida Yugoslavia, en la que se
implantará un régimen socialista independiente de Moscú. El mismo Churchill, apartado del poder en
1945, ahora en la oposición, en 1946 lanzó la famosa expresión del telón de acero que la Unión So-
viética había dejado caer en Europa, dividiéndola en dos bloques.

La ruptura definitiva entre los aliados tiene lugar en 1947, y es una consecuencia del giro dado por
EEUU a su política exterior. Desde el fin de la guerra en Europa, el único deseo de la diplomacia ame-
ricana era terminar la guerra con Japón y a continuación repatriar a los combatientes. Pero la con-
ducta de la URSS lleva al gobierno americano a revisar su estrategia: renuncia al aislamiento y decide
ejercer el rango de potencia mundial y asumir las responsabilidades que se derivan de ello. Este viraje
en la política exterior norteamericana y se hizo público en dos declaraciones que tuvieron lugar en
1947: la “Doctrina Truman” y el “Plan Marshall”. El 12 de marzo de 1947, el presidente Truman en su

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discurso pronunciado ante el Congreso de los EEUU defendió la que se conoce como “Doctrina Tru-
man” o “doctrina de la contención” en la que ofrecía apoyo político y militar a los países que pudieran
verse amenazados por el comunismo. De este modo, Truman anunciaba la ayuda de EEUU a Grecia y
Turquía, territorios donde se corría el peligro de caer bajo la órbita soviética. En Grecia, se estaban
enfrentando las guerrillas comunistas contra los partidarios de la vuelta del rey, que se había insta-
lado en Atenas en 1946. El conflicto derivó en una guerra civil (1947-1949) donde el ejército real se
impuso con la ayuda de EEUU. De este modo, el presidente Truman impedía el acceso de un país más
al bloque comunista.

En cuanto al “Plan Marshall”, fue anunciado por el Secretario de Estado americano general Marshall
en su discurso en la Universidad de Harvard, a principios de junio de 1947. El Plan Marshall ofrecía
una ayuda económica, financiada por EEUU y que se aprobaría en abril de 1948, para avanzar en la
reconstrucción de Europa, cuya situación económica era desastrosa (devastación, carencia de recur-
sos, endeudamiento). También tenía como objetivo contener el expansionismo soviético, pues al ayu-
dar a los países para salir del marasmo económico se conseguía a su vez alejar de ellos al comunismo.
El Plan, por otro lado, se dirigía a toda Europa sin excepción: no excluía a Europa Oriental, pero la
URSS prohibió a sus satélites que participasen en el Plan. Así, la propuesta americana del Plan y el
rechazo soviético desembocaba en la división de Europa en dos bloques. A continuación, la división
de Alemania en dos Estados venía a confirmar la división de Europa en dos bloques.

II. LA EVOLUCIÓN DEL CONFLICTO.

2.1. La Primera Guerra Fría (1948-1953).

Entre 1948-1953 se vivió una época de fuerte tensión internacional, mientras comenzaba la carrera
de armamentos atómicos, por todos temida: la URSS ensaya su primera bomba atómica (1949); a
continuación, más destructiva, vino la bomba de hidrógeno (la bomba “H” que ensaya EEUU en 1952
y la URSS en 1953).

a) La división de Alemania y la crisis de Berlín (1948-1949).


Alemania va a ser el primer escenario de enfrentamiento entre los dos bloques. Alemania, al igual que
Berlín, había quedado dividida en cuatro zonas de ocupación (soviética, norteamericana, británica y
francesa). Berlín quedaba dentro de la zona soviética. En marzo de 1948 los aliados occidentales de-
cidieron unificar sus territorios, incluidas sus tres zonas de Berlín para crear un Estado federal ale-
mán separado de la zona rusa, y establecer una nueva moneda alemana.

Stalin, molesto, decidió responder con el bloqueo de Berlín, y cortaron todas las rutas por carretera y
ferrocarril, a través de la Alemania Oriental, hacia la zona occidental de la ciudad. Iniciado en junio
de 1948, este bloqueo provocó la primera gran crisis de la Guerra Fría y fue neutralizado con un
gigantesco puente aéreo, organizado por los británicos y estadounidenses para abastecer a la ciudad
con alimentos, medicinas, carbón… en mayo de 1949, la URSS puso fin al bloqueo, pero la división de
Alemania ya era un hecho: Alemania desde 1949 se convertía en dos Estados. Uno, occidental, la Re-
pública Federal de Alemania (RFA) con capital en Bonn, con un régimen democrático liberal; el otro,
oriental, la República Democrática Alemana (RDA), con un régimen comunista de partido único.

b) La consolidación de la división de Europa.


Mientras tanto, los EEUU y los países europeos occidentales siguieron trabajando en sus proyectos
de reconstrucción económica y de defensa militar ante el peligro soviético; la URSS, por su parte,
decidió unir más estrechamente a sus países de Europa Oriental. A comienzos de la década de 1950,
la aplicación del Plan Marshall ya empezaba a demostrar sus efectos positivos en Europa Occidental
donde la producción industrial creció de forma espectacular. Los procesos de integración económica
que vinieron a continuación fueron también muy positivos y vinieron a consolidar a Europa Occiden-
tal como una de las áreas económicas más importantes del mundo: en 1952, los seis países industria-
les continentales (Francia, Italia, Alemania Occidental, Bélgica, Holanda y Luxemburgo) fundaron una
Comunidad Europea del Carbón y del Acero, para reunir sus recursos de ambos productos. En 1957,
con el Tratado de Roma, los mismos seis países creaban la Comunidad Económica Europea o Mercado

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Común; por entonces, la integración económica europea ya empezaba a verse como una vía de acceso
a la unidad política.

En el ámbito militar, la colaboración entre Europa Occidental y EEUU también se hizo más estrecha.
Si al principio se trataba de estar precavido contra una resurrección militar de Alemania, a continua-
ción. El objetivo era frenar el expansionismo soviético. En 1949, los EEUU capitanearon la creación
de una alianza militar, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con sede en Bruselas,
y de la que, además de EEUU, formaron parte Canadá, Gran Bretaña, Holanda, Bélgica, Luxemburgo,
Francia, Portugal, Italia, Islandia, Dinamarca y Noruega. En 1952 se incorporaron Grecia y Turquía;
en 1955, la República Federal Alemana.

En menos de una década, después de sufrir la más devastadora guerra de su historia, Europa Occi-
dental se había recuperado económicamente, se fortalecía políticamente y avanzaba hacia la unidad
económica y política. En el otro lado, la URSS no podía permanecer inerte y decidió unir todavía más
los lazos con sus estados europeos orientales. Así crearon el COMECON o Consejo de Asistencia Eco-
nómica Mutua (en 1949) y, en el ámbito militar, el Pacto de Varsovia (en 1955). Esta organización, al
igual que el COMECON, desapareció en 1991 al disolverse la URSS.

c) China y la contención del comunismo en Extremo Oriente: la Guerra de Corea.


Al igual que en Europa, el comunismo también se extendía por Asia Oriental. En Vietnam, en su parte
norte, se estableció un régimen comunista en 1945; en Chima, en 1949, el Partido Comunista Chino
triunfaba en una guerra civil (1945-1949) y proclamaba la República Popular China, con Mao Tse
Tung al frente.

Corea, en poder de Japón desde comienzos del siglo XX hasta su derrota en 1945, debía haberse con-
vertido en un país libre e independiente. Al final de la guerra, la Unión Soviética ocupó la parte norte
del país, hasta el paralelo 38º, y las fuerzas de los EEUU, la parte sur. La ocupación era temporal, pues
debía concluir con la reunificación del territorio en un solo Estado (según acuerdo de las dos super-
potencias en 1945) mediante unas elecciones generales de las que saldría el nuevo gobierno, pero
esas elecciones no se celebraron y la reunificación quedó aplazada. En 1948 se estableció un gobierno
en cada uno de los dos territorios, norte y sur, y en 1949 se retiraban las fuerzas de ocupación sovié-
tica y americana. En junio de 1950, Corea del Norte, a cuyo frente los rusos instalaron a Kim Il Sung,
un guerrillero comunista que había pasado la guerra exiliado en Moscú, deseando unificar toda la
península, invadió el Estado del Sur, iniciándose la Guerra de Corea (1950-1953).

El ataque norcoreano sorprendió al ejército surcoreano y a EEUU, y su reacción fue inmediata. A pro-
puesta de EEUU, entonces bajo presidencia de Truman, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó la
agresión norcoreana y aprobó la formación de un contingente militar para intervenir en Corea com-
puesto por tropas de varios países (más del 90% del total eran de EEUU) al mando del general Ma-
cArthur. La balanza se inclinó entonces a favor de Corea del Sur, que hizo retroceder a las tropas
comunistas e invadió, ahora, Corea del Norte con la intención de establecer una Corea unificada. Ante
esta posibilidad, la República Popular China decidió intervenir en el conflicto (noviembre de 1950):
cientos de miles de soldados comunistas chinos empujaban a las fuerzas de MacArthur hacia el sur.
Fue entonces cuando MacArthur comprendió que no tenía suficientes tropas para frenar a los chinos
y planteó al presidente Truman el uso del bombardeo atómico sobre diversos puntos del norte de
China. Sus propuestas fueron desechadas; se podría haber caído en otro conflicto de escala mundial
y Truman decidió destituir a MacArthur.

Los frentes se estabilizaron en torno al paralelo 38º y la guerra continuó hasta 1953 en que se firmó
el armisticio de Panmunjom por el que, el paralelo 38º volvía a ser la frontera entre las dos Coreas.
Las pérdidas humanas fueron enormes. Los americanos sufrieron más de 54.000 muertos (casi tan-
tos como en Vietnam) cifra menor a los que perecieron (más de dos millones) entre chinos y corea-
nos. Ambos países todavía esperan su reunificación: la Península de Corea es un lugar donde la Gue-
rra Fría aún no ha concluido. En Corea del Norte, a Kim Il Sung (1948-1994) considerado “Presidente
Eterno de la República” le sucedió a su hijo Kim Jong-il (fallece en diciembre de 2011) y durante su

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mandado se hizo explotar la primera bomba atómica en Corea del Norte. A él le ha sucedido su hijo
Kim Jong-un, en la actualidad jefe del Estado y de gobierno.

2.2. La prolongación de los conflictos durante la Guerra Fría: de la Guerra de Corea a la crisis de los
misiles de Cuba.

a) Un intento de huir del comunismo en Europa: Hungría 1956.


Tras la muerte de Stalin en 1953 no se suavizó el dominio que la URSS ejercía sobre sus aliados de la
Europa del Este, sino que se continuó reprimiendo cualquier huelga, protesta o revuelta que se pro-
dujese en Europa Oriental. El mejor ejemplo de esta política fue la intervención en Hungría en 1956
para acabar con una revuelta anticomunista, promovida desde el nuevo gobierno presidido por Imre
Nagy, un comunista dispuesto a romper con la obediencia a Moscú y a establecer un régimen parla-
mentario semejante al de los países de Europa Occidental. El dirigente soviético Kruschev respondió,
en los primeros días de noviembre, con el envío de un ejército de tanques que sofocó el motín y res-
tableció por la fuerza el dominio soviético. Por orden de Moscú, se cambió el gobierno. Dos años des-
pués. Nagy morirá ejecutado.

b) Oriente Medio, Egipto y la crisis de Suez de 1956.


Aunque los países árabes en Oriente Medio no se mostraron proclives al comunismo soviético, sí au-
mentó su nacionalismo y su rechazo a Occidente tras la proclamación del Estado de Israel en 1948,
consentido y alentado por EEUU, Francia y Gran Bretaña. En esta área, los occidentales tenían impor-
tantes intereses estratégicos, como el petróleo y el canal de Suez.

En Egipto, la monarquía (rey Faruk, 1952) fue derrocada por un grupo de oficiales dirigido por el
coronel Nasser en 1952 y se proclamó la República. Para la modernización del país, Nasser proyectó
la construcción de la gran presa de Asuán. Para ello necesitaba recursos, con lo que decidió naciona-
lizar el canal de Suez (1956), una de las vías de tráfico marítimo más importante del mundo en manos
del capital francés y británico. La respuesta de Francia y Gran Bretaña, ayudadas por Israel, fue la
ocupación militar del canal en noviembre de 1956, en los días en que los tanques soviéticos entraban
en Hungría. EEUU condenó la operación y obligó a sus aliados europeos a firmar un alto el fuego y a
aceptar la decisión del gobierno egipcio, que contaba con el apoyo de la URSS. Ahora bien, la URSS no
consiguió que en los países árabes se implantaran regímenes comunistas, pero en Oriente Medio si-
guió desarrollándose un sentimiento antioccidental bastante generalizado y la zona se convirtió en
una de las áreas internacionales más inestables durante las décadas siguientes.

c) El muro de Berlín (1961).


Para la URSS, bajo su dirigente Kruschev, Berlín debía quedar incorporado a la Alemania del Este o
internacionalizado bajo la responsabilidad de la ONU. Las potencias occidentales no estaban dispues-
tas a aceptar esta propuesta. La verdad era que la República Democrática Alemana, entre 1950-1962,
venía soportando la huida a Occidente de cerca de 3,5 millones de alemanes orientales en busca de
libertad, de puestos de trabajo y de mejores condiciones de vida.

Las autoridades de la RDA negaban que fueran a erigir un muro en Berlín. No era cierto. La acelera-
ción del ritmo de huidas a la zona occidental precipitó que, en la noche del 12 al 13 de agosto de 1961,
la RDA sin previo aviso, iniciara la construcción de un muro que separaba ambas zonas de la ciudad
y aislaba completamente al Berlín Occidental. El “muro de la vergüenza”, como fue también denomi-
nado, se convirtió en el símbolo de totalitarismo comunista y de la división del mundo en dos bloques.

d) La crisis de los misiles en Cuba en 1962.


En Cuba, Fidel Castro, en 1959, al frente de fuerzas guerrilleras, logró acabar con el régimen dictato-
rial de Fulgencio Batista, “tutelado” política y económicamente por EEUU. El régimen de Castro, que
evolucionó rápidamente hacia el comunismo, puso en marcha un programa de cambios revoluciona-
rios que afectaban a los intereses estadounidenses en la isla. Washington, entonces, decidió romper
las relaciones comerciales y diplomáticas con la Cuba de Fidel Castro (enero de 1961) y en abril del

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mismo año un ejército compuesto de exiliados cubanos anticomunistas, apoyados por EEUU, desem-
barca en la Bahía de Cochinos con el propósito de derribar el régimen de Castro. La operación fue un
desastre y Cuba se convirtió en un estado satélite de la URSS.

Las autoridades cubanas firmaron entonces un acuerdo defensivo con la URSS para instalar en la isla
de Cuba misiles nucleares que apuntaron hacia EEUU. Detectada la operación por los norteamerica-
nos, Kennedy ordenó, en octubre de 1962, el bloqueo naval de la isla (22 de octubre) para impedir la
llegada de las piezas nucleares que transportaban los barcos soviéticos. Finalmente, tras días de an-
gustia, el 26 de octubre, Kruschev ordenó el regreso de los barcos que se dirigían hacia Cuba y se
avino a desmantelar las rampas de lanzamiento y a evacuar los misiles ya instalados, a cambio EEUU
se comprometía a respetar el régimen castrista y retirar sus misiles nucleares emplazados en Tur-
quía.

2.3. La coexistencia pacífica.

Tras la crisis cubana, se inició una coexistencia pacífica entre Estados Unidos y la URSS. Esta expre-
sión significa que ambas superpotencias se resignaron a respetarse y a convivir manteniendo cada
una sus respectivas esferas de influencia y países satélites. Los rasgos principales de esta coexistencia
fueron:

a) Un diálogo permanente entre Estados Unidos y la URSS y su alto grado de estabilidad internacio-
nal.
Con anterioridad a la crisis de 1961-1962 (muro de Berlín y misiles en Cuba), el dirigente soviético
Kruschev venía planteando la necesidad de abrir una nueva etapa en las relaciones internacionales
entre la URSS y el mundo occidental basada en la coexistencia pacífica.

En 1960 se celebró una Conferencia en París, con asistencia de Eisenhower, Kruschev, MacMillan y
De Gaulle. Sin embargo, la Conferencia fracasó al presentar Kruschev pruebas de vuelos de aviones
espía norteamericanos sobre territorio soviético. Por tanto, hubo de pasar otro año para que se in-
tentara un nuevo acercamiento entre Kruschev y el nuevo presidente de EEUU, J.F. Kennedy, que se
reunieron en Viena (junio de 1961), donde las diferencias sobre el futuro de Berlín impidieron cual-
quier acuerdo. A pesar de la dureza de la URSS, con la construcción del muro de Berlín y la crisis de
Cuba, tras ésta se inició una coexistencia pacífica entre EEUU y la URSS. Advertía Kruschev que “sólo
existen dos caminos: o la coexistencia pacífica o la guerra más destructiva de la Historia: no hay un
tercer camino”.

Ambas superpotencias debían respetarse y convivir mantenido cada una sus respectivas áreas de
influencia. El diálogo entre EEUU y la URSS era necesario. Por primera vez desde 1947 las dos super-
potencias deciden entenderse para evitar estar bajo una constante amenaza nuclear, como se aca-
baba de vivir con los misiles en Cuba. En 1963 se estableció una línea de comunicación directa, el
“teléfono rojo”. Entre Washington y Moscú, muy necesario para impedir el estallido accidental de una
guerra nuclear. También se avanzó sobre el control y limitación de las armas nucleares (acuerdos
SALT). En 1972, en Moscú, Nixon y Breznev firmaron el acuerdo SALT I que establecía el número de
misiles nucleares que tendría cada uno.

b) La aparición de movimientos de rebeldía y contestación contra el liderazgo de la URSS: China y la


Primavera de Praga.
Estados Unidos y la Unión Soviética no dejaron de liderar sus respectivos bloques, pero en esta época,
a finales de los años sesenta del siglo XX, el mundo ya no estaba polarizado en dos campos como sí
estuvo al principio de la Guerra Fría.

En el comunismo internacional, la China de Mao comenzó a alejarse ideológicamente de la URSS entre


1960-1962. China apostaba por un marxismo-leninismo plenamente ortodoxo. Acusó a los sucesores
de Stalin de “revisionistas”, de haber abandonado la lucha de clases y de capitular ante el capitalismo
y el imperialismo. Por tanto, el monopolio ideológico de Moscú comenzaba a tocar a su fin. Los parti-
dos comunistas de Europa Occidental proclamaban, también, su libertad de decisión, su derecho a
establecer sus propias políticas y a no depender de Moscú. Ahora bien, en Europa Oriental, la URSS

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no estaba dispuesta a ceder lo más mínimo. Así, cuando el Partido Comunista de Checoslovaquia ame-
nazó con realizar reformas democráticas desobedeciendo las “sugerencias” de Moscú y pudo disfru-
tar de una etapa que se ha dado en llamar la “Primavera de Praga”, los tanques del Pacto de Varsovia
entraron en Praga y restablecieron la situación anterior (21 de agosto de 1968). Breznev justificó
esta acción basándose en la teoría de la soberanía limitada, es decir, la Unión Soviética se reservaba
el derecho a intervenir en los asuntos de cualquier miembro de la comunidad socialista, si se consi-
deraba amenazado el comunismo, y que los satélites soviéticos solo disfrutaban, por tanto, de una
soberanía limitada.

c) La aparición de movimientos de rebeldía y contestación contra el liderazgo de Estados Unidos: la


Guerra de Vietnam.
Vietnam, junto con Camboya y Laos, constituían la Unión Indochina, creada por Francia en 1887. Du-
rante la II Guerra Mundial Japón ocupa estos territorios y una vez finalizada los movimientos nacio-
nalistas, a favor de la independencia, se imponen: Ho Chi Minh, al frente del Partido Comunista Indo-
chino, proclama, en 1945, la independencia de la República Democrática de Vietnam, en la parte
norte, estableciendo su gobierno en Hanói. Francia, también en 1945, pretendió restablecer el domi-
nio colonial con lo que, Vietnam quedó dividida en dos: una, al norte, bajo gobierno comunista; otra,
al sur, bajo control francés, con capital en Saigón. La guerra entre el norte y el sur se endurece hasta
que, tras la derrota de Francia en Diem Bien Phu (1954) se dio paso a la Conferencia de Ginebra
(1954). En ella, Francia reconoció la independencia de Laos, Camboya y Vietnam, pero ésta quedaba
dividida en dos zonas, al sur y al norte del paralelo 17º, hasta que unas elecciones, que deberían ce-
lebrarse antes de junio de 1956, acordaron la reunificación. Las elecciones, sin embargo, no se cele-
braron.

EEUU, ante el vacío creado por la retirada francesa, decidió intervenir para detener la expansión del
comunismo en Vietnam del Sur: su objetivo era impedir que el comunismo se estableciera en otros
estados de Asia, al igual que se derrumba una hilera de fichas de dominó colocadas verticalmente
cuando la primera cae sobre las otras. En su contra se formó el Frente Nacional de Liberación o Viet-
cong, un ejército guerrillero, comunista, que recibía ayuda del Vietnam del Norte, y éste a su vez, de
China y la URSS.

Bajo el presidente Johnson, la intervención americana alcanzó su punto máximo. En 1966 había cerca
de 200.000 soldados americanos en Vietnam del Sur. En 1969, se alcanzó la cifra máxima, con unos
550.000 soldados. Para actuar contra las bases de abastecimiento del norte y contras las áreas domi-
nadas por los comunistas en el sur, Johnson ordenó el uso de ataques aéreos. A partir de 1965, las
incursiones aéreas se hicieron casi diarias. Los bombardeos arrojaron sobre ambos Vietnam diez ve-
ces más que las lanzadas durante la II Guerra Mundial sobre toda Europa. Con todo, los norteameri-
canos no ganaron la guerra. En su interior, en los centros universitarios la guerra fue motivo de des-
órdenes y levantamientos: en Washington y en otras ciudades se celebraban manifestaciones de pro-
testa; los movimientos pacifistas criticaban el liderazgo mundial ejercido por EEUU al haberse erigido
en “gendarme del mundo” contra la expansión del comunismo.

Con el presidente Nixon, a partir de 1969, se abrieron negociaciones que por fin dieron lugar, en París
a unos acuerdos de paz en 1973. Por ellos, EEUU retiraba sus fuerzas de Vietnam del Sur, lo que era
una manera de certificar su fin. Efectivamente, el 30 de abril de 1975, las fuerzas norvietnamitas
entraban en Saigón, capital a la que dieron el nuevo nombre de Ciudad de Ho Chi Minh en honor del
dirigente comunista que había fallecido en 1969. Tras una larga guerra se había logrado la reunifica-
ción del país y su reorganización, por la vía comunista, avanzó rápidamente. En 1976, se proclamaba,
formalmente, la República Democrática Popular de Vietnam.

2.4. La Segunda Guerra Fría (1975-1985)

a) La ofensiva soviética: la invasión de Afganistán.


En la URSS, tras la caída de Kruschev, el poder pasa a Leónidas Breznev (1964-1982) a favor de una
política inmovilista y neoestalinista. Aplicó la doctrina de la soberanía limitada, por tanto, la URSS

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tenía derecho a intervenir militarmente en los asuntos internos de los países de su órbita de influen-
cia. Con esta justificación, la URSS ayudaba a los movimientos marxistas que aparecieran por todo el
mundo: Angola, Mozambique, Etiopía, Yemen del Sur, Nicaragua, El Salvador…

En Asia Central, en 1978, se impuso un gobierno prosoviético en Afganistán, país vecino de la URSS.
Ante los problemas de este gobierno para consolidarse, los soviéticos decidieron, al año siguiente.
Invadir militarmente este país; por primera vez la URSS extendía por la fuerza su área de influencia.
A pesar de su superioridad militar, la URSS no pudo pacificar el país ni acabar con los grupos guerri-
lleros islamistas (los muyahidines, ayudados por EEUU, siendo presidentes Carter y Reagan), que,
finalmente lograron controlar Afganistán (en 1992) tras la retirada (en 1989) de las tropas soviéti-
cas. Después, no se pudo evitar el triunfo de los talibanes, fundamentalistas islámicos radicales, que
triunfaron en 1996 y gobernaron en Afganistán hasta el año 2001. En cualquier caso, la invasión so-
viética de este país supuso el inicio formal de lo que se conoce como Segunda Guerra Fría y para la
URSS fue su Vietnam.

b) La respuesta estadounidense: la política exterior de Reagan,


Esta aparente ofensiva soviética parecía aprovecharse de la debilidad estadounidense posterior a la
crisis económica de los años setenta y a la Guerra de Vietnam. Fue uno de los factores que contribuyó
al triunfo electoral en EEUU, en 1980, del presidente republicano Ronald Reagan (1981-1988). Éste,
cuyo programa era muy conservador y nacionalista, se comprometió a combatir con toda energía el
“imperio del mal” identificado con la URSS y sus aliados, entre los que se incluía de manera un tanto
forzada a nuevos enemigos, como los integristas islámicos de Irán y de Libia. Mediante esta política
exterior, destinada a reafirmar su liderazgo mundial, EEUU financió y armó todo tipo de contrague-
rrillas (“contras”), opuestas a las tradicionales guerrillas de izquierdas, en Iberoamérica, África y
Asia.

Pero la baza maestra de Reagan fue lanzar el Plan de Defensa Estratégica o Guerra de las Galaxias,
nombre popular de un costosísimo sistema defensivo para protegerse de los misiles soviéticos. Con-
sistía en una especie de escudo espacial formado por armas antimisiles, satélites de vigilancia y ra-
dares que detectarían cualquier lanzamiento nuclear de la URSS contra el territorio de los EEUU, y
destruirían en el aire los misiles enemigos. La URSS, abocada a una aguda crisis financiera y tecnoló-
gica, era incapaz de crear otro escudo espacial semejante.

2.5. El final de la Guerra Fría (1985-1991).

La llegada del reformista Mijaíl Gorbachov al poder en la URSS en 1985 supuso que el desarme pasase
a ser una prioridad vital para la Unión Soviética. Esto era lógico, pues el país se encontraba estancado
y retrasado tecnológicamente, la economía planificada no daba más de sí y el reto de la Guerra de las
Galaxias de Reagan no podía ser asumido, procedía, pues, un entendimiento con EEUU para llegar al
desarme y poder centrarse la URSS en arreglar sus problemas internos.

Así, tras unas primeras conversaciones celebradas en Ginebra (1985) y en Reikiavik (1986), donde
no hubo acuerdos sustanciales entre EEUU y la URSS, por fin, en diciembre de 1987, Reagan y Gorba-
chov firmaban el Tratado de Washington en el que se acordaba la eliminación de los misiles de alcance
intermedio instalados, en su mayoría, en Europa, lo que señalaba el final de la carrera de armamentos.

En diciembre de 1988, Gorbachov anuncia ante la ONU el final de la Guerra Fría y la próxima retirada
de Afganistán (concluida en febrero de 1989). A todo esto, la situación internacional empezaba a
estar dominada por la evolución interna de la URSS y de Europa Oriental. En 1989, van a caer, en
efecto, los regímenes comunistas de Europa Oriental: el 9 de noviembre cae el muro de Berlín y al
año siguiente tiene lugar la reunificación de Alemania. En diciembre de 1989, en Malta, George W.
Bush, nuevo presidente de EEUU y Gorbachov volvieron a proclamar “oficialmente” el fin de la Guerra
Fría. Pero a la altura de 1989 el futuro de la URSS se veía con pesimismo. Las reivindicaciones nacio-
nalistas (repúblicas bálticas, Georgia, Ucrania…) ponían en peligro el futuro de la URSS. En efecto, en
1991 desaparece la Unión Soviética, lo que supondría que el bloque comunista dejaba de existir y la
Guerra Fría había terminado.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA II: LA EVOLUCIÓN DEL BLOQUE CAPITALISTA.

I. EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE LOS PAÍSES CAPITALISTAS (TRAS LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL)

1.1. Los efectos de la Segunda Guerra Mundial. Los fundamentos de la nueva economía mundial.

A diferencia de la Primera Guerra Mundial, durante la IIGM los países aliados trataron de planificar
las relaciones económicas internacionales con el fin de evitar las crisis del período de entreguerras y
para establecer un nuevo modelo de crecimiento económico dentro del mundo capitalista. La inicia-
tiva partió de EEUU, que no sufrió directamente las consecuencias de la guerra, y que salió de ella
convertida en primera potencia económica mundial.

Se vio que el nacionalismo económico, que era promovido por los totalitarismos, era una amenaza
para la paz. También, que el aislacionismo y el proteccionismo, practicado por EEUU tras la IGM, ha-
bía sido un error. Era necesario establecer un sistema monetario internacional que permitiera regu-
lar el comercio internacional y los pagos entre los distintos países, para fijar o valorar sus balanzas
de pagos. Con la intención de buscar soluciones para ello, se reunió, en 1944, una conferencia inter-
nacional financiera en Bretton Woods (EEUU), donde acudieron delegados de 44 países. Como resul-
tado decidió establecerse un nuevo sistema monetario internacional (vigente hasta 1971), basado en
el establecimiento del patrón oro. Sólo el dólar estadounidense podía convertirse en oro; el resto de
las monedas fijaban su paridad o cambio frente al dólar. Para regular el funcionamiento del nuevo
sistema monetario se crearon dos organismos:

El Fondo Monetario Internacional (FMI) integrado por los países adheridos, que hacían apor-
taciones al FMI con arreglo a sus economías. Con estas cuotas se organizó un fondo común
al que podían acceder los países miembros con dificultades en su balanza y recibir présta-
mos.

El Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD o Banco Mundial), para facilitar


créditos a los países que lo necesitasen. (los norteamericanos consolidaron su dominio eco-
nómico sobre el mundo occidental gracias a su destacada presencia en estas dos institucio-
nes y al uso del dólar como moneda de intercambio).

Como complemento de todo este engranaje, en 1947, 23 países firmaron en Ginebra el Acuerdo Ge-
neral sobre Tarifas Aduaneras y Comercio (GATT) con la misión de eliminar barreras en el comercio
internacional. El GATT era un instrumento para evitar experiencias como la depresión económica de
los años treinta. Sin embargo, para asegurar el sistema era necesario que Europa Occidental se recu-
perara de los efectos destructivos de la guerra. Con esa finalidad, en mayo de 1947, EEUU aprobaba
el Programa para la Reconstrucción Europea (Plan Marshall). Era una excelente fórmula ante las ur-
gentes necesidades de los países de Europa Occidental, y también para frenar el avance del comu-
nismo. Entre 1948-1952 llegaron a dieciséis países europeos casi 13.000 millones de dólares, la ma-
yoría a fondo perdido, y se creó la Organización Europea de Cooperación Económica para coordinar y
hacer más eficaces esas ayudas. El éxito del Plan Marshall fue esencial para la reconstrucción de Eu-
ropa tras la guerra y en pocos años su productividad alcanzó niveles, en algunos países, el cien por
cien de antes de la guerra.

1.2. El crecimiento económico ininterrumpido: la recuperación después de 1945 y el fuerte creci-


miento económico entre 1952 y 1973.

El éxito del Plan Marshall propició una larga etapa de crecimiento económico en Europa desde 1952
hasta la crisis del petróleo de 1973.

a) Estados Unidos.
En Estados Unidos esos años se caracterizaron por el progreso técnico, el empuje comercial por la
generalización del dólar como moneda de cambio internacional y el fuerte desarrollo empresarial,
que convirtió en multinacionales a muchas empresas estadounidenses.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
b) Europa Occidental.
Europa Occidental experimentó un notable desarrollo económico, gracias a la ayuda norteamericana
y a la aplicación de los principios keynesianos de aumento de la producción y consumo y del inter-
vencionismo estatal. Ello posibilitó la aparición del Estado del bienestar, es decir, la aplicación de una
política social que cubre los gastos sociales (pensiones, subsidios del paro…) sanitarios y educativos
para mejorar el nivel de vida de todos los ciudadanos.

El proceso de crecimiento económico fue general en Europa Occidental, no obstante, debe destacarse
el caso de la República Federal Alemana al convertirse, en pocos años, en la primera potencia econó-
mica del continente. El llamado “milagro alemán” se hizo realidad durante los mandatos de los can-
cilleres cristiano-demócratas Konrad Adenauer y Ludwig Erhard. A la importante inversión norte-
americana se añadió el tradicional espíritu de trabajo y sacrificio de los alemanes, los acuerdos entre
la patronal y los trabajadores y la intervención del Estado en materias sociales, consagrada por la Ley
Fundamental de Bonn o Constitución de 1949.

c) Japón.
El otro gran derrotado en la Segunda Guerra Mundial conoció un crecimiento económico espectacular
desde 1950. La explicación de este “milagro japonés”, se debió a la creación de grandes grupos em-
presariales con apoyo norteamericano, a la profunda renovación tecnológica, a la abundante mano
de obra (bien cualificada y disciplinada), a la reducción en los gastos militares y al mantenimiento de
una moneda de baja cotización para favorecer las exportaciones, destacando en alta tecnología (elec-
trónica, informática y robótica) y en la industria automovilística. Entre 1950-1966 tuvo lugar el ma-
yor índice de crecimiento mundial y su PIB se multiplicó por 10.

1.3. Sociedad de consumo y Estado del Bienestar; los años 60.

La aparición de la sociedad de consumo fue la principal consecuencia del crecimiento económico en


el mundo capitalista tras la Segunda Guerra Mundial. La estructura económica de estos países, con
predominio de grandes empresas, hizo posible que se elevaran los índices de productividad y aumen-
tase la necesidad de mano de obra. Esto alivió el paro y permitió alzas salariales que posibilitaron un
incremento en el nivel de demanda de productos. El consumo se convirtió en el objetivo de todos,
tanto de bienes duraderos, como la vivienda, los automóviles o los electrodomésticos (gracias a los
créditos y a la venta a plazos) como de servicios y del ocio. Precisamente, la sociedad de consumo se
caracteriza por la compra masiva de bienes que antes parecían innecesarios o reservados a una mi-
noría.

El aumento del consumo provocó importantes transformaciones sociales. Se consolidó una numerosa
clase media, en la que la mujer se incorporó al trabajo y los hijos tuvieron la opción de acceder a
estudios superiores. Aumentó el número de trabajadores en el sector servicios por la terciarización
de la economía. Apareció una nueva élite social constituida por los directivos de las empresas, los
técnicos de alto nivel… y, con todo, surgió un nuevo tipo de vida y una mentalidad conformista en la
que primaba la búsqueda de la felicidad a través de un consumo cada vez más sacralizado.

A mediados de los años sesenta surgió en las universidades europeas y norteamericanas un movi-
miento de crítica contra el modelo de aparente bienestar basado en el consumo. En París la agitación
estudiantil generó en 1968 una protesta de gran envergadura, conocida como el “mayo francés”, con
manifestaciones y huelgas, contra la llamada sociedad materialista y conformista. Esta actitud unida
a las acciones de rebeldía contra la Guerra de Vietnam, el movimiento de los hippies o la aparición de
nuevas tendencias en los campos de la filosofía (H. Marcuse), la música (los Beatles), la moda (la
minifalda) … pusieron en evidencia el rechazo a las fórmulas de la sociedad consumista y apuntó la
idea de que el bienestar material no era sinónimo de felicidad.

Paralelamente a la consecución de la sociedad de consumo, en los países europeos se establece el


llamado Estado del Bienestar, del que ya se ha dado una primera definición, consistente en establecer
un sistema de protección social para lograr el bienestar general de la población. El Estado aumenta

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
los impuestos y asegura a los ciudadanos unos ingresos regulares en caso de enfermedad, paro, vejez,
maternidad…

1.4. La crisis de 1973.

En 1973, como consecuencia de la “guerra árabe-israelí del Yom Kippur” los países árabes limitaron
su producción de petróleo y aumentaron sus precios en represalia por la ayuda occidental a Israel.
Muchos países, con economías basadas en los bajos precios del petróleo y sin otras fuentes de energía
alternativa, se vieron afectados. Las áreas más perjudicadas fueron Europa Occidental y Japón que
carecían casi por complejo del “oro negro”.

Los efectos más inmediatos fueron la quiebra de numerosas empresas, el aumento del paro, el creci-
miento de la inflación, la aparición de nuevas fórmulas como la economía sumergida y la sensación
de fracaso del Estado del Bienestar. No obstante, los efectos de la crisis no fueron tan graves como
los que produjo la de los años treinta, gracias al papel regulador del Estado.

1.5. La economía occidental desde 1982.

Para buscar soluciones a la crisis se propusieron fórmulas basadas en el modelo keynesiano que ge-
neraron una mayor inflación. A principios de los años ochenta el neoliberalismo, modelo económico
propugnado por la Escuela de Chicago, que propugna que las fuerzas del libre mercado son más efi-
cientes que la iniciativa pública para afrontar el desarrollo económico, fue aplicado por una nueva
generación de políticos, de ideología conservadora, como Ronald Reagan en Estados Unidos, Margaret
Thatcher en el Reino Unido o Helmut Kohl en la República Federal Alemana. Las principales propues-
tas del neoliberalismo fueron:

Aligerar el gasto público por medio de la privatización de empresas y la reducción de gastos


sociales. El descenso del gasto público se traduciría en una bajada de impuestos de aumen-
taría la competitividad y rentabilidad de las empresas y la capacidad de ahorro.

Reconvertir sectores no rentables, por la necesaria adaptación empresarial a la revolución


tecnológica que se estaba produciendo. Ello supondría el cierre de empresas de tecnología
anticuada y la reducción de la mano de obra.

Contener salarios y liberalizar el empleo para favorecer las inversiones empresariales y


combatir el paro.

La aplicación del neoliberalismo (sobre todo en Estados Unidos y Reino Unido) propició el creci-
miento global de la actividad productiva, el alza del consumo y el freno de la escalada inflacionista.
El principal efecto negativo fue la reducción de los gastos sociales, lo que contribuyó a aumentar los
índices de pobreza en los países más ricos. Finalmente, no se produjo la esperada recuperación del
empleo y las tasas de paro elevadas o la economía sumergida comenzaron a convertirse en fenóme-
nos estructurales de las economías desarrolladas.

II. TRAYECTORIA POLÍTICA DE LAS GRANDES POTENCIAS CAPITALISTAS.

2.1. Estados Unidos.

Hacia 1960, el principal problema con el que se enfrentaron las administraciones del demócrata Ha-
rry S. Truman (1945-1952) y del republicano Dwight D. Eisenhower (1953-1960), además del anti-
comunismo propio de la Guerra Fría, fue el de la integración racial. Esta cuestión originó graves dis-
turbios en los Estados del Sur, pese a que el Tribunal Supremo considerara inconstitucional cualquier
discriminación en 1954. La llegada del demócrata John F. Kennedy (1961-1963) a la presidencia por
un estrecho margen en las elecciones de 1960 supuso el inicio de una política innovadora, conocida
como la “Nueva Frontera”. Consistió en extender el Estado del Bienestar y fue recibida con esperanza
por los sectores más desfavorecidos de la sociedad norteamericana y los intelectuales más progre-
sistas. Kennedy encontró grandes dificultades para sacar adelante esos proyectos y cuando fue ase-
sinado el 23 de noviembre de 1963 los avances eran, todavía, poco significativos.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Su sucesor, el también demócrata Lyndon B. Johnson (1963-1968) prosiguió la misma línea. En 1964
se aprobó la Ley de derechos civiles y, en 1965, la ley del derecho al voto ya preparadas durante el
mandato de Kennedy. Estas disposiciones pretendían acabar con la tradicional marginación social de
los negros, que dio origen a movimientos radicales como el Black Power, que llegaban a no conside-
rarse norteamericanos por la marginación en que se veían obligados a vivir. Su principal líder fue
Malcolm X, asesinado en 1965. Otro activista de los derechos civiles para la gente negra de EEUU,
Martin Luther King, murió asesinado en 1968, El mandado del republicano Richard M. Nixon (1969-
1974) representó la etapa de mayor crisis interna de Estados Unidos desde 1929. Pese a los avances
en cuestiones como la integración racial o la equiparación de derechos de la mujer, sufrió los efectos
negativos de derrota en Vietnam y protagonizó el escándalo político del caso “Watergate”. El presi-
dente se vio obligado a dimitir en agosto de 1974 acusado de mentir y obstruir a la justicia. Le sucedió
su vicepresidente Gerald Ford (1974-1976).

La política de defensa de los derechos humanos del presidente demócrata James Carter (1977-1980),
a partir de 1977, se vio dificultada por los reveses en política exterior (crisis de los rehenes en Irán)
y la agudización de la crisis económica. Sus desaciertos provocaron un giro conservador y en 1981
llegó a la Casa Blanca el republicano Ronald Reagan (1981-1988) con el que se puso en práctica una
política ultraconservadora desde el punto de vista económico y social. Durante sus dos mandatos se
exaltaron la moral puritana y el patriotismo, los norteamericanos recuperaron su orgullo nacional
superando la grave crisis moral vivida en los años setenta. Durante la presidencia de su sucesor
George H.W. Bush (1989-1992) se produjo el final de la Guerra Fría. Pero los repuntes de la crisis
económica y el abandono de la política social permitieron a los demócratas recuperar el poder con
Bill Clinton (1993-2000), Los republicanos vuelven con la siguiente presidencia, la de George W. Bush
(2001-2008) que sufrió los efectos del fundamentalismo islámico con los atentados contra las Torres
Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, a lo que EEUU respondió con la guerra de Af-
ganistán (2001) y la de Irak (2003). La tensión política generada por la guerra de Irak contribuyó a
la caída de los republicanos y al consiguiente triunfo de los demócratas en las elecciones de 2008 con
Barack Obama, que siguió como presidente de los EEUU tras volver a triunfar en las elecciones de
2012.

2.2. Europa Occidental.

En Europa Occidental los rasgos más destacados durante la Guerra Fría han sido los siguientes:

Afianzamiento del sistema democrático y política moderadamente intervencionista en los


ámbitos económico y social.

Alineamiento exterior con Estados Unidos, aunque la V Quinta República Francesa impuso
ciertos matices.

Proyecto de integración de la Comunidad Económica Europea.

El final de la Guerra Fría, con la desintegración de la URSS y la desaparición del dominio de los parti-
dos comunistas en los países de la Europa del Este, ha traído consigo la “occidentalización” de esa
Europa, al implantarse en ellos regímenes democráticos y un sistema económico de libre mercado.
Estos países pidieron en su momento formar parte de la Unión Europea (antes Comunidad Econó-
mica Europea) de tal modo que se ha pasado de la Europa de los Seis de 1957 a la Europa de los
Veintiocho, desde la entrada de Croacia en la Unión Europa Europea en 2013.

a) El Reino Unido.
En este país se alternaron en el poder laboristas (Clement Attlee) y conservadores (Winston Chur-
chill), quedando totalmente postergado el partido liberal. Los laboristas vuelven a poder entre 1974
y 1979. Les tocó sufrir los efectos de la crisis de 1973 y el fenómeno terrorista en Irlanda del Norte
donde los católicos defienden la unión con Irlanda. El Ejército Republicano Irlandés (IRA) acentuó
durante estos años sus actos terroristas.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
En 1979 vuelven los conservadores con Margaret Thatcher (1979-1990), convertida en primera mi-
nistra estableció enérgicamente una auténtica revolución conservadora que redujo el modelo de es-
tado social de los años de posguerra. La era conservadora se mantuvo con su sucesor John Mayor
(1990-1997). Vuelven los laboristas con Tony Blair (1997-2007). Consiguió poner fin al conflicto ar-
mado con Irlanda del Norte (acuerdo en 1998 y en 2005 por el que el IRA decide acabar con la lucha
armada). En 2005 tienen lugar unos atentados en Londres reivindicados por Al-Qaeda (52 muertos
y más de 700 heridos). Diversos escándalos relacionados con la Guerra de Irak obligaron a Tony Blair
a dimitir, sucediéndole Gordon Brown (2007-2010), laborista. Pero en las elecciones de 2010 regre-
san los conservadores con David Cameron (2010-…).

b) Francia,
Tras la guerra se instauró la Cuarta República. Sus líderes afrontaron con éxito la reconstrucción de
la posguerra y lideraron el proceso de formación de la Comunidad Económica Europea. Sin embargo,
la Cuarta República entró en una situación crítica a causa de la derrota francesa en Indochina (1954)
y del conflicto de Argelia (1954-1962). En 1958, Francia se encontraba en un momento extremada-
mente difícil y la guerra civil que se vivía en Argelia amenazaba con extenderse a la metrópoli. El
general Charles de Gaulle que había dirigido la transición hacia la Cuarta República y se había apar-
tado voluntariamente de la política en 1946 fue requerido por la Asamblea Nacional para presidir un
gobierno de salvación nacional y propuso un cambio constitucional que desembocó en la proclama-
ción de la Quinta República en 1958.

Charles de Gaulle, primer presidente de la Quinta República, concedió la independencia a Argelia e


hizo frente con energía a las acciones terroristas de los que se negaron a aceptar esta decisión, en-
cuadrados en la OAS (“Organización del Ejército Secreto”). Sus objetivos políticos fueron el engran-
decimiento de Francia y la recuperación de su prestigio. En política europea vetó el ingreso del Reino
Unido en la Comunidad Económica Europea y defendió la primacía de los Estados sobre las institu-
ciones comunitarias. En política exterior convirtió su país en potencia atómica y mantuvo una línea
de menor dependencia de los Estados Unidos.

Su popularidad le permitió superar las graves convulsiones de mayo de 1968. Al año siguiente dimi-
tió, pero la estela del “gaullismo” se prolongó con los presidentes George Pompidou (1969-1974) y
Valéry Giscard d’Estaing (1974-1981) hasta que, en 1981, los socialistas al frente de François Mitte-
rrand ganan las elecciones presidenciales. La llamada “era Mitterrand” abarcó desde 1981 hasta
1995. En los primeros años aplicó medidas intervencionistas para solucionar la crisis económica. Sus
efectos fueron negativos y generaron un incremento del paro, que le obligó a una mayor moderación.
Sus últimos años estuvieron salpicados de graves escándalos económicos que facilitaron la recupe-
ración de la presidencia por los conservadores en la persona de Jacques Chirac, entre 1995-2007. En
las elecciones de 2007 el triunfo ha seguido en los conservadores con Nicolás Sarkozy (2007-2012)
para pasar en las elecciones de 2012 a los socialistas en la persona de François Hollande.

c) Alemania.
Los cristianos-demócratas (CDU) gobernaron desde 1949 hasta 1969. Se sucedieron los cancilleres
Konrad Adenauer (1949-1963). Ludwig Erhard (1963-1966) y Kurt G. Kiesinger (1966-1969) quie-
nes además de esforzarse en la reconstrucción económica favorecieron la reconciliación con Francia
y la creación de la Comunidad Económica Europea. En 1969 los socialdemócratas (SPD) alcanzaron
la cancillería bajo la dirección del antiguo alcalde de Berlín occidental, Willy Brandt. El nuevo canciller
inició la apertura hacia el Este mediante la denominada ostpolitik con acuerdos con la URSS y con
Polonia, reconociendo las fronteras establecidas al final de la guerra y renunciando a los antiguos
territorios alemanes en el este. En su visita a Varsovia (1970) rindió homenaje a las víctimas judías
de los nazis y con la firma del Tratado Interalemán de diciembre de 1972 se reconocieron las dos
Alemanias y se dejó abierta la posibilidad de una futura reunificación.

El descubrimiento de que uno de sus asesores hacía espionaje a favor de Alemania Oriental le obligó
a dejar su cargo de canciller en 1974. Los socialdemócratas, no obstante, siguieron al frente del go-
bierno con Helmut Schmidt (1974-1982). Los socialdemócratas gobernaron hasta que en 1982 los

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conservadores recuperaron la cancillería con Helmut Kohl. Defendió la ampliación de la Comunidad
Económica Europea y su profundización para llegar a la integración política. Su principal éxito fue su
decisiva contribución a la reunificación alemana, conseguida en 1990. Siguió como canciller en la
Alemania reunificada hasta 1998, en que regresan los socialdemócratas con Gerhard Schröder hasta
2005, en que ganan los cristianos-demócratas con Ángela Merkel que ha vuelto a revalidar su triunfo
en las elecciones de 2009 y de 2013.

2.3. Japón.

Finalizada la II Guerra Mundial, el ejército estadounidense, al mando del general MacArthur, siguió
ocupando el territorio hasta la firma de la paz por Japón en 1951. En esos años fueron procesados los
responsables del militarismo japonés y se procedió a la reconstrucción política del país. En 1946 fue
aprobada una Constitución que entró en vigor en 1947. Japón se convertía en un país democrático,
seguía siendo una monarquía, mantiene la figura del emperador (entonces Hirohito, al que ha suce-
dido, al fallecer en 1989, su hijo Akihito) como símbolo de la unidad nacional japonesa, aunque se vio
obligado a renunciar a sus pretensiones de divinidad. El emperador, por tanto, pasa a ser un jefe de
Estado con función representativa correspondiendo el poder ejecutivo al Primer Ministro.

Junto a la Constitución, se aprobaron leyes como la reforma agraria y las leyes antitrust de 1947 que
cambiaron radicalmente la estructura económica japonesa por la desaparición de los grandes lati-
fundios y de los zaibatsu u oligopolios financieros e industriales. El régimen político favorecía el bi-
partidismo, pero el Partido Liberal Democrático de carácter conservador, ha venido disfrutando del
poder, salvo periodos cortos, desde 1955. Recientemente, en las elecciones de 2009, el Partido De-
mócrata de Japón, de carácter progresista, obtuvo una clara victoria al obtener 300 de los 480 escaños
disponibles. Como ya se ha apuntado, otro de los rasgos de la vida japonesa ha sido su espectacular
crecimiento económico.

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TEMA III: LA EVOLUCIÓN DEL BLOQUE COMUNISTA.

I. LA UNIÓN SOVIÉTICA Y LAS DEMOCRACIAS POPULARES HASTA 1985.

1.1. La Unión Soviética: la última fase de Stalin.

Como ya hemos estudiado, con Stalin se impone la planificación central de la economía (planes quin-
quenales); en lo político fue estableciendo paulatinamente una dictadura personal que hizo de la
URSS un Estado totalitario. Recurrió al sistema de “purgas” o eliminación de aquellos personajes im-
portantes del Partido Comunista que se oponían a su política personalista.

La II Guerra Mundial comenzó para la URSS en 1941, cuando fue invadida por los alemanes. La guerra
fue dramática para el pueblo ruso y para su economía. Stalin salió de la guerra fortalecido en su po-
sición de líder indiscutible con la victoria militar sobre Alemania. Tras la guerra se inició la tarea de
reconstruir el país y de reconvertir la economía para los tiempos de paz. Con Stalin (muerto en 1953)
el comunismo logró extenderse a los países del este de Europa (“democracias populares”) y la URSS
se convirtió en una superpotencia económica y militar capaz de disputar el dominio mundial a EEUU.
Se entró así, en la Guerra Fría, endureciéndose las relaciones entre los dos bloques.

1.2. El postestalinismo: Kruschev.

Tras el fallecimiento de Stalin en 1953, se inició la lucha por la sucesión, quedando al final Kruschev
al frente del poder. En el XX Congreso del PCUS en febrero de 1956, Kruschev pronunció un célebre
discurso en el que hizo una dura crítica de Stalin por haber introducido el “culto a la personalidad”,
por sus errores políticos y económicos y por sus “represiones en masa”. Es el comienzo de la deses-
talinización, que, aunque es cierto que había comenzado años antes, no lo había sido de manera tan
explícita. Se reconocieron los crímenes y purgas de Stalin, se rehabilitó a políticos condenados por
Stalin y se intentó cambiar la imagen del comunismo, mediante la mejora del nivel de vida de la po-
blación, el fomento de las industrias de consumo y un mayor acceso a las viviendas.

En política exterior defendió la “coexistencia pacífica y el deshielo”. No obstante, la tensión y la ame-


naza se mantuvieron. Así, cabe recordar la construcción del muro de Berlín (1961) o la crisis de los
“misiles de Cuba” (1962). Entretanto, las relaciones con China se fueron relajando hasta que en 1963
entraron en una fase de completo deterioro. En 1964 se produce la caída de Kruschev provocada por
una conjunción de problemas económicos y de política exterior (relaciones chino-soviéticas), siendo
relevado de sus cargos el 14 de octubre de 1964.

1.3. La era Breznev.

a) La Unión Soviética.
Leónidas Breznev se convirtió en primer secretario del partido tras la caída de Kruschev. Su gestión,
entre 1964-1982 se caracterizó por el inmovilismo. Se frenó el impulso reformista de Kruschev y la
política soviética regresó al hermetismo de los tiempos de Stalin. Fijó la “doctrina Breznev” o “doc-
trina de soberanía limitada”, según la cual la URSS tenía derecho a intervenir militarmente en los
asuntos internos de los países de su órbita de influencia. Con esta justificación, la URSS prestaba
ayuda a los movimientos marxistas de todo el planeta con la idea de extender la influencia del comu-
nismo. En 1979 decidió intervenir en Afganistán, operación que terminó siendo un desastre para la
URSS. Tras su fallecimiento, le sucedieron dos breves mandatos: el de Yuri Andropov (1982-1984) y
el de Konstantin Chernenko (1984-1985).

b) Las “democracias populares” de Europa Oriental. El CAME o COMECON y el Pacto de Varsovia.


Las tropas soviéticas habían liberado Europa Oriental de la ocupación nazi. Las promesas iniciales
hechas por Stalin en Yalta a los aliados occidentales de celebrar elecciones libres en Polonia y otros
Estados quedaron sin efecto. Durante los años que siguieron a la II Guerra Mundial, en los países de
ocupación soviética se constituyeron repúblicas populares o “democracias populares”, como ellas

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
decidieron autodenominarse para diferenciarse de las democracias liberales. El bloque de las “demo-
cracias populares” estaba constituido por la República Democrática Alemana, Polonia, Checoslova-
quia, Hungría, Bulgaria, Albania y Rumanía. Eran aliadas de la Unión Soviética y se vinculaban a ella
política, ideológica, militar y económicamente a través del COMECON y del Pacto de Varsovia.

El CAME, COMECON o Consejo de Ayuda Mutua Económica se creó en 1949 como respuesta a la apli-
cación del Plan Marshall en las economías occidentales. Tenía su sede en Moscú y entre sus objetivos
estaba el establecer un espacio común de intercambios y buscar el equilibrio entre las balanzas co-
merciales de los Estados miembros. El Pacto de Varsovia era una alianza militar entre las democracias
populares y la URSS; se creó en 1955 como respuesta a la adhesión a la OTAN de la República Federal
Alemana. El Pacto pretendía rivalizar con la OTAN, pero también sirvió, como veremos a continua-
ción, para asegurar el control de la URSS sobre los países del Este.

1.4. Resistencias y tensiones en el bloque comunista.

El modelo de Estado soviético y la hegemonía de Moscú sobre países con culturas y situaciones eco-
nómicas distintas no fueron siempre aceptadas de buen grado.

a) La ruptura de Yugoslavia con la Unión Soviética.


La primera disidencia en el bloque comunista surgió en Yugoslavia recién terminada la II Guerra
Mundial y en los inicios de la Guerra Fría. En Yugoslavia los partisanos o guerrilleros comunistas
dirigidos por Josip Broz (Tito), lograron expulsar a los alemanes antes de la entrada de los soviéticos.
A finales de 1945 se creó la República Federal Socialista de Yugoslavia, bajo la presidencia de Tito,
que adoptó una “vía nacional al socialismo” conocida también por “titoísta”, caracterizada por desa-
rrollar una política económica e internacional (Movimiento de Países No Alineados) al margen de las
directrices marcadas por Moscú.

b) Las revueltas en las “democracias populares”.


Como veremos a continuación, la URSS no ha tenido inconveniente en aplicar la fuerza sobre los paí-
ses del Este europeo cuando en ellos se han producido revueltas o movimientos de protesta contra
el dirigismo soviético:

En junio de 1953 en Berlín Este fueron reprimidos, con la intervención de soldados soviéti-
cos, los motines, manifestaciones y huelgas de obreros contra el gobierno, el Partido Comu-
nista y la URSS.

En Hungría, en 1956 como ya sabemos por otro tema, las tropas soviéticas entraron en Bu-
dapest el 4 de noviembre para poner fin al gobierno presidido por Imre Nagy, dispuesto a
desarrollar una política de neutralidad en política exterior, al margen de la URSS, y, en con-
secuencia, a abandonar el Pacto de Varsovia.

En Checoslovaquia, como también hemos visto al estudiar la Guerra Fría, el Partido Comu-
nista dirigido por el renovador Alexander Dubcek intentó aplicar una experiencia propia de
construcción socialista; se proponía el establecimiento de lo que se llamó un “socialismo de
rostro humano”. En abril de 1968, Dubcek anunció la puesta en marcha de un amplio pro-
grama de reformas políticas, sociales y económicas. Fue la “Primavera de Praga”. La URSS,
ante el temor a que este programa de reformas sirviese de modelo para los otros países del
bloque comunista, decidió aplicar la fuerza y en la noche del 20 al 21 de agosto (de 1968),
las fuerzas del Pacto de Varsovia entraban en el país y ocupaban Praga en medio de innume-
rables protestas.

En Polonia, una oleada de huelgas, en el verano de 1980, paralizaron los astilleros de Gdansk.
Los huelguistas, dirigidos por Lech Walesa, obrero sancionado por las actividades sindicales
que realizaba, consiguieron un acuerdo con el gobierno y en septiembre se fundaba el sindi-
cato independiente Solidaridad, que en su mayor auge unió a unos 10 millones de miembros

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y logró aglutinar un movimiento social anticomunista. La Iglesia Católica participó en la or-
ganización del sindicato; el Papa polaco Juan Pablo II tuvo un papel relevante en todo este
proceso. Sin embargo, a finales de 1981, el general W. Jaruzelski, presidente del gobierno,
presionado por la URSS, decretó la ley marcial, disolvió Solidaridad, detuvo a los líderes
obreros y suprimió todas las mejoras conseguidas.

c) La crisis del sistema comunista.


Los países comunistas europeos mantenían a mediados de los ochenta la planificación de la econo-
mía, los principios políticos de la democracia popular y su vinculación a la URSS a través del CAME y
el Pacto de Varsovia. El sistema, sólido en apariencia, encubría graves deficiencias. La carencia de
productos básicos era permanente, el aparato industrial resultaba anticuado y en las fábricas los
obreros permanecían ociosos, sin trabajo durante días, por falta de suministros. El despilfarro de
materias primas era habitual y la contaminación no se controlaba.

Los numerosos burócratas constituían una élite social improductiva y sin iniciativas. Las promesas
de democratización se aplazaban con la excusa de hacer frente a la amenaza occidental, y la represión
política actuaba con contundencia contra los disidentes.

II. LA CHINA COMUNISTA.

2.1. El fin de la dinastía manchú y la proclamación de la República (1911-1937).

Para comprender la toma del poder por el Partido Comunista Chino es preciso analizar la evolución
política de China en la etapa contemporánea. La monarquía manchú no tuvo la fuerza necesaria para
impedir la actuación abusiva de los países colonialistas. El primer intento de modernizar al país y de
eliminar la presencia extranjera fue protagonizado por el Kuomintang (Partido Nacional del Pueblo)
dirigido por Sun Yat-Sen. A finales de 1911 tiene lugar un movimiento revolucionario, que puso fin al
régimen imperial y proclamaba, el 1 de enero de 1912, la República, presidida por Sun Yat-Sen. La
República nacía en medio de grandes dificultades. En teoría, el poder recayó en el Kuomintang, pero
en la práctica, parte del país quedó bajo el gobierno de los “señores de la guerra” actuando cada cual,
como un gobierno independiente, al margen de las directrices del gobierno del Kuomintang.

En 1925 fallece el fundador del Kuomintang y presidente de la república Sun Yat-Sen. El nuevo go-
bierno, presidido por Chiang Kai Chek, acabó por fin con los “señores de la guerra” pero también
evolucionó hacia una dictadura que se propuso, desde 1927 acabar con los comunistas, dirigidos por
el Partido Comunista Chino, creado en 1921, y liderado por Mao Tse Tung (o Mao Zedong). Los comu-
nistas, establecidos en la zona sureste del país, resistieron a las cuatro “campañas de exterminio”
montadas por Chiang, pero, la quinta ofensiva (1933-1934), montada con armamento importado y
con la ayuda de consejeros militares alemanes, derrotó al Ejército de Liberación Popular (Ejército
Rojo). Mao, con los supervivientes, emprendió la “Larga Marcha” (1934-1935), recorriendo más de
10.000 km desde el sureste al noroeste, refugiándose en la provincia de Chengsi, donde establecieron
su capital en Yenan. Ahora bien, cuando Chiang no había logrado acabar con el peligro comunista
empezaba a planear sobre China una amenaza externa: la agresión de los japoneses.

2.2. La guerra chino-japonesa (1937-1945) y la guerra civil (1946-1949).

En 1937 los japoneses deciden invadir China, dando comienzo, con esta acción, la II Guerra Mundial
en Asia Oriental. La invasión japonesa trajo consigo que comunistas y nacionalistas (Kuomintang) se
unieran contra Japón. Como consecuencia de la guerra, los comunistas salieron muy fortalecidos. Se
organizaron formando guerrillas y lograron extenderse a otras provincias.

Tras la derrota de Japón (1945) los enfrentamientos entre ambos, nacionalistas y comunistas, se
reanudaron dando comienzo la guerra civil. Inicialmente, la guerra fue favorable a los nacionalistas
de Chiang, que contaban con la ayuda de EEUU, pero a partir del verano de 1947 los comunistas em-
pezaron a tomar la iniciativa. Contaban con el apoyo masivo de los campesinos y la ayuda de la URSS.
Las tropas comunistas obtenían continuos éxitos y, el 1 de octubre de 1949 era proclamada en Pekín,

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por Mao Tse Tung, la República Popular China. Lo que quedaba del gobierno y del ejército del Kuo-
mintang, con Chiang Kai Chek a la cabeza, se refugiaron en Taiwán (Formosa) donde se mantuvo, con
ayuda americana. La China nacionalista gobernada por Chiang.

2.3. La China de Mao Tse Tung.

a) Los comienzos de la República Popular China (1949-1953).


El régimen comunista en estos años actuó con cautela por diversas razones, unas internas (no se
podía desconocer los graves problemas de un pueblo gastado en numerosas contiendas), y otras ex-
ternas (la Guerra de Corea de 1950-1953 en la que China intervino y que le atrajo toda su atención).
También, en 1950 China firmó con la URSS un tratado de “amistad, alianza y asistencia mutua” por el
cual técnicos y maquinaria soviética contribuirían al desarrollo del nuevo Estado. En 1950 se inició
la colectivización de la tierra repartiendo las grandes propiedades de terratenientes absentistas. En
el aspecto industrial, el Estado respetó las industrias privadas de bienes de consumo; en definitiva,
no se eliminó el sector privado de la economía, sino que se colaboró con él, situación que nos re-
cuerda, en parte, a la NEP (New Economy Policy) de la URSS.

b) La construcción del régimen socialista (1953-1958)


A partir de 1953, finalizada la Guerra de Corea, los dirigentes chinos decidieron avanzar en la insta-
lación del régimen socialista, siguiendo el modelo soviético. Así, se completó la colectivización de la
agricultura (se requiere aumentar los excedentes agrícolas para financiar la industrialización) y se
dio prioridad a la industria pesada. En estos años la industria crece con fuerza, en cambio la agricul-
tura se mantuvo estancada. Para salir de este desequilibrio económico, las autoridades chinas, con
Mao a la cabeza, van a aplicar el “Gran Salto Adelante”.

c) El “Gran Salto Adelante” y sus consecuencias (1958-1965).


A partir de 1958, en efecto, se pone en práctica una nueva estrategia de desarrollo económico, el
“Gran Salto Adelante” con la que, también, se quiso romper con el modelo soviético de construcción
del socialismo, aplicando una vía nueva y original consistente en hacer del campesinado el protago-
nista de la revolución, estableciendo una interrelación entre la explotación agrícola y las pequeñas
industrias en las “comunas populares”. En ellas, conviven campesinos, obreros industriales y del co-
mercio, intelectuales, estudiantes… Cada comuna reúne a unas 5.000 familias, que comparten come-
dores, lavanderías, escuelas, guarderías… En ellas se vive de una manera totalmente colectiva, y se
preparaba, así, el paso a la “sociedad comunista”. Sin embargo, los resultados no fueron los previstos
ni en el aspecto industrial ni en el agrario.

En el plano internacional, en estos años se produjo la ruptura chino-soviética, uno de los hechos polí-
ticos más sobresalientes dentro de las relaciones internacionales del mundo socialista. Las causas de
tal ruptura son varias: la crítica al proceso de desestalinización, la crisis cubana de 1962 por la que
Kruschev es acusado de espíritu de capitulación; la política de Kruschev de “coexistencia pacífica”
con los países capitalistas era rechazada por China…

Pero si dentro del campo socialista (China-URSS) existió crisis, lo mismo podemos decir a nivel inte-
rior chino. El fracaso del “Gran Salto Adelante” constituía en gran parte un fracaso personal de Mao
y ello derivó en un enfrentamiento dentro del comunismo chino. Una facción, más moderada, menos
revolucionaria, pretendía dar marcha atrás y retornar al modelo soviético, y otra, dirigida por Mao,
apoyada por el ejército, seguía empeñada en buscar otra vía original hacia el comunismo. La elimina-
ción del grupo prosoviético se realizaría mediante la llamada “Revolución Cultural” de la que trata-
mos a continuación.

d) La “Revolución Cultural” y su significado (1965-1969)


La ofensiva lanzada por Mao, en 1965, se apoyaba en sus incondicionales, y en la juventud del partido,
la “Guardia Roja”, bien mentalizada a través del “Libro Rojo” de Mao. La Revolución Cultural se desa-
rrolló entre 1965 y 1969, y trajo consigo miles de víctimas, se eliminó, como se ha dicho, la línea
prosoviética dentro del partido, a los opositores a la línea de Mao y se hizo una crítica feroz a la URSS,

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al “aburguesamiento” de la revolución soviética; por ello, había que hacer de China el centro de la
revolución mundial en un momento en que los grupos rebeldes del Tercer Mundo pudieran creerse
abandonados por la URSS en virtud de la “coexistencia pacífica”

e) Los últimos años de Mao (1969-1976)


Desde 1969 a la muerte de Mao, la situación interior y exterior de la China Popular ha sufrido impor-
tantes cambios, Mientras algunos de los protagonistas de la “Revolución Cultural” eran alejados,
otros, de los que la “Revolución Cultural” había criticado volvían al poder. Con todo, los enfrenta-
mientos en el interior del Partido seguían presentes. Así, Lin Piao, el llamado a suceder a Mao, acu-
sado de conspirar contra él, encontró la muerte, según la explicación oficial china, al estrellarse el
avión (1971) en el que huía hacia la Unión Soviética en compañía de sus principales cómplices.

En el exterior, hubo un acercamiento a EEUU simbolizado por la visita del presidente Nixon A Pekín
en 1972, que marca el fin de una era. Obedeciendo a imperativos diplomáticos, los dirigentes chinos
juzgaron prudente no seguir enemistados con los dos países más poderosos del planeta, y además,
procedieron a ingresar en la ONU (1971). En 1975, China continuando esta política exterior recibía
al nuevo presidente de EEUU, Gerard Ford y al año siguiente fallecía Mao Tse Tung.

2.4. La China postmaoista.

A la muerte del “Gran Timonel” en 1976 se desató una cruel lucha por el poder entre los fieles maoís-
tas (la facción más izquierdista) y los reformistas (línea más moderada) de Deng Xiao Ping que con-
cluyó con la victoria de estos últimos. El nuevo líder del maoísmo fortaleció el ejército y los nuevos
planes se centraron en el desarrollo de la agricultura (desmantelando progresivamente el sistema de
comunas y dando más libertad a los campesinos), la industria y la investigación tecnológica. En defi-
nitiva, se aceleraron las reformas económicas de tipo capitalista, aunque manteniendo el sistema co-
munista.

La tolerancia de las autoridades hacia prácticas capitalistas ha contrastado con su inmovilismo polí-
tico, con un grupo dirigente cerrado y contrario a cualquier participación democrática. En junio de
1989 se produjo una protesta de estudiantes en la plaza de Tiananmen de Pekín que reclamaron du-
rante días la democratización del sistema, pero fueron reprimidos con dureza por el ejército. Depen-
diendo de las fuentes de información, hubo entre 400 y varios miles de fallecidos. Así se puso fin al
equivalente chino de las revoluciones europeas contra los regímenes comunistas y el poder de las
élites del partido se afianzó. A Deng cuyo mandato concluye con la represión de Tiananmen le suce-
dieron Jiang Zenin (1989-2003), Hu Jintao (2003-2012) y Xi Jinping (desde 2012) actual presidente
de la República Popular China. Para evitar las luchas por el poder, la jefatura del Estado, la del Partido
(secretario general) y la del Ejército recae en la misma persona.

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TEMA IV: GORBACHOV, LA PERESTROIKA Y EL HUNDIMIENTO DE LA URSS Y DEL COMUNISMO.

I. GORBACHOV Y LA PERESTROIKA.

Breznev muere en el año 1982, le va a suceder como presidente de la Unión Soviética Yuri Andropov
(1982-1984), al que su enfermedad y pronta muerte le impidió desarrollar su programa de reformas,
y tras él el continuista Constantin Chernenko, partidario de seguir con la política de Breznev, hasta su
muerte en 1985, año en el que fue elegido como presidente Mijaíl Gorbachov.

1.1. La política de Gorbachov.

El sistema estaba viejo, corrupto y agotado. La necesidad de un cambio profundo en la estructura


política y económica de la URSS era muy necesaria y a ello se entregó el nuevo líder soviético, Mijaíl
Gorbachov, cuando accede el poder en 1985, impulsando un programa de reformas conocido como
perestroika (“reestructuración”) y glasnost (“transparencia”).

a) La perestroika y la glasnost.
Con la perestroika se designaba al conjunto de reformas políticas que buscaban la democratización
del régimen, sin pretender acabar con el régimen socialista, sino más bien adaptarlo a los cambios
políticos y sociales buscando su modernización; por la glasnost se venía a designar a la política de
transparencia informativa para luchar contra los casos de corrupción que imposibilitaban el desa-
rrollo del país. El resultado final fue que, en cinco años, Mijaíl Gorbachov dirigió del país, en lo político
hacia la democracia y en lo económico, hacia el capitalismo.

b) La situación económica y el último plan quinquenal.


Cuando Gorbachov inicia esta política, la situación económica del país atravesaba una profunda crisis
desde comienzos de la década de los ochenta: racionamiento, colas, mercado negro, baja productivi-
dad, maquinaria anticuada, escasez crónica de viviendas…

En el último Plan Quinquenal (1986-1991), Gorbachov incorporó medidas liberalizadoras, pero los
resultados no fueron favorables: la productividad seguía siendo baja, la agricultura seguía sin poder
abastecer al conjunto de la población, la centralización y la burocratización no ayudaban a impulsar
al sistema económico, y, por último, las nuevas tecnologías, que impulsaban a las economías capita-
listas occidentales tardaban en introducirse en el modelo soviético.

En cuanto a la transparencia informativa se dio un gran avance y se puso de manifiesto con motivo
del accidente de la central nuclear de Chernóbil en 1986; tras tres días de silencio al más puro estilo
soviético, se reconoce el accidente sufrido, en parte motivado por las presiones de los países vecinos.

c) Principales efectos de la política de Gorbachov.


La política de Gorbachov va a tener varios efectos importantes:

En el plano internacional, Gorbachov logra poner fin a la Guerra Fría firmando acuerdos de
desarme y de desmantelamiento de armas nucleares con EEU. Ciertamente era una necesi-
dad económica, pues los enormes gastos en armamentos eran necesarios para el desarrollo
de otros sectores.

Se produce un proceso de democratización sin precedentes en el interior de la URSS, un


hecho importante es que en 1989 se acaba con el monopolio del PCUS (Partido Comunista
de la Unión Soviética) y se llega al pluripartidismo.

Se va a producir también el renacimiento de los viejos nacionalismos que habían estado


reprimidos durante la dictadura soviética. Estos nacionalismos se muestran como una
fuerza incontenible que acabará fragmentando el país y llevará a la desaparición de la URSS.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Se produce también la liberación de los países comunistas de la Europa Oriental que du-
rante mucho tiempo habían sido países satélites de la Unión Soviética; una fecha clave fue
la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989. Esta fecha es todo un símbolo, estos
países, más tarde o más temprano iniciarán una etapa democrática ya liberados del yugo
soviético.

II. LA CAÍDA DEL COMUNISMO EN LA EUROPPA CENTRAL Y DEL ESTE.

2.1. Los modelos revolucionarios de 1989.

La oleada de revoluciones, que en el otoño de 1989 produjo el derrumbamiento en cadena de los


regímenes comunistas en los países del Este. Fue un proceso ante todo inesperado, que nadie podía
vaticinar, y en muchos aspectos de gran originalidad, en cuanto que era un proceso sin antecedentes,
aunque la casualidad haya querido que se desatara coincidiendo con el bicentenario de la Revolución
Francesa. En lo que podríamos denominar el otoño de los pueblos, el carácter pacífico de las movili-
zaciones populares, fue la nota sorprendente: todo se consiguió sin violencia. “Revolución de tercio-
pelo” se ha denominado al proceso de cambio político de Checoslovaquia, quizás el ejemplo más puro.

El detonante fue la perestroika. De haberse opuesto militarmente Moscú, el proceso hubiera sido
frenado en sus primeras fases. Pero el gobierno soviético dejó que se manifestaran libremente las
fuerzas sociales en vez de movilizar las unidades militares de ocupación, rompiendo así Gorbachov
claramente con la doctrina anteriormente enarbolada por Breznev de la soberanía limitada. Con ello,
Gorbachov daba luz verde a la instalación en estos países de regímenes democráticos. En todos ellos,
el descontento contra el sistema económico comunista y el sometimiento a la tutela soviética fue re-
chazado por gran parte de la población.

Uno tras otro, los líderes comunistas fueron dejando el poder, a su vez se convocaban elecciones de-
mocráticas. A partir de 1989 todo cambia. En Polonia se celebran las primeras elecciones libres (ju-
nio); se forman nuevos gobiernos en Hungría, Bulgaria y Checoslovaquia; el 9 de noviembre de 1989
cae el muro de Berlín (ambas alemanias se reunifican en 1990); a finales de diciembre una revuelta
popular violenta acaba en Rumanía con la vida del dictador Nicolae Ceaucescu y su esposa Elena Pe-
trescu. En todos los casos el protagonista fue el pueblo, aunque en diferentes grados, consiguiéndose
el desmontaje del modelo anterior. Sin embargo, mientras en los países de la Europa del Este se vivía
este clima de euforia, en la URSS, su futuro se veía con pesimismo. En efecto, las reivindicaciones
nacionalistas (repúblicas bálticas, Georgia, Ucrania…) ponían en peligro el futuro de la URSS. De este
trascendental momento es del que se va a hablar a continuación.

III. LA DESINTEGRACIÓN DE LA URSS.

3.1. La revolución de agosto de 1991 y el hundimiento de la URSS.

Hundidos los regímenes comunistas en Centroeuropa, sólo se mantenía en el continente el modelo


del socialismo real en la Unión Soviética. Sin embargo, como ha quedado apuntado, las reivindicacio-
nes nacionalistas ponían en peligro el futuro de la URSS. En 1990 se celebran las primeras elecciones
libres en los diferentes Estados de la URSS. En las repúblicas bálticas triunfan los independentistas.
En la Federación Rusa triunfa Boris Yeltsin, miembro del PCUS, enfrentado a Gorbachov y que propo-
nía el rápido desmantelamiento de todo el sistema comunista.

En 1991, los acontecimientos en la URSS van a acelerar su destrucción. Los separatismos (es recono-
cida oficialmente la independencia de las repúblicas bálticas), el reformismo de Yeltsin (presidente
de la Federación Rusa) y la crisis económica hacen tambalear a Gorbachov. El 19 de agosto de 1991
un golpe de estado busca volver a los tiempos de la unidad de la URSS, es decir, pretendía conservar
el viejo sistema. El golpe fracasa y fue protagonizado por el sector duro del PCUS y de la KGB.

El 19 de agosto, en efecto, víspera de la firma del Nuevo Tratado de la Unión, que modificaría la es-
tructura de la URSS y permitiría el autogobierno de las repúblicas que constituían la URSS, los duros
del partido y de la propia KGB, aislaron a Gorbachov en Crimea, donde estaba de vacaciones, alejado
de lo que acontecía en Moscú. Los golpistas formaron un Comité de Emergencia y suspendieron todas
las libertades propiciadas por la perestroika. Quizás esperaban una aceptación popular pasiva, pero

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
el presidente ruso Yeltsin llamó a la desobediencia civil y el Parlamento Ruso se convirtió en el re-
ducto de la resistencia. El gran héroe de la resistencia fue Boris Yeltsin, cuya decidida actuación frenó
el golpe de Estado. El mundo contuvo el aliento durante los tres días que duró el golpe. Se temía el
regreso a un régimen totalitario y a los años tensos de la Guerra Fría. Pero el golpe fue desarticulado
y se inició una revolución de signo inverso. El fracaso de los golpistas se debió a varios factores: el
heroísmo personal de Yeltsin, la movilización popular en Moscú y la falta de apoyo del ejército.

Al fracasar el golpe se abrió un proceso revolucionario de signo democrático con dos consecuencias
trascendentales: el fin del comunismo y el fin de la Unión Soviética. El PCUS fue disuelto y clausurados
sus centros. Al mismo tiempo, las repúblicas iniciaron una imparable cadena de declaraciones de in-
dependencia. Las tres repúblicas bálticas recuperaron la independencia junto con Ucrania, Bielorru-
sia, Uzbekistán y Georgia. Antes de terminar el año (1991) desaparece oficialmente la URSS, en sus-
titución surgió una nueva entidad de estados soberanos (la CEI o Comunidad de Estados Independien-
tes), como venía proponiendo Boris Yeltsin. En ella no se integraron las repúblicas bálticas y Georgia
(se unió en 1993 y se separó en 2009). Tiene su sede en Minsk (Bielorrusia) y es una entidad supra-
nacional. Compuesta por once Estados, la CEI nació el 21 de diciembre. Cuatro días después, el 25 de
diciembre, Gorbachov dimitía de su cargo de presidente de un Estado que ya no existía.

Para terminar, la obra de Gorbachov, su revolución, en el sentido de reformar lo existente, un régimen


fosilizado, ha sido inmensa, especialmente en el campo de las relaciones internacionales. Sólo su po-
lítica hizo posible la transformación del mapa europeo.

3.2. La Federación Rusa.

Es la heredera del poder de la URSS. Su primer presidente fue Boris Yeltsin, desde julio de 1991 hasta
diciembre de 1999. Rusia sigue siendo la primera potencia de la zona. Ha ocupado el lugar de la URSS
en el Consejo de Seguridad de la ONU y ha conservado la mayor parte del ejército y del armamento
nuclear soviético. La Federación Rusa ocupa una extensión de 17.000.000 km2 y tiene un 82% de
población ruso parlante. En cambio, en el Cáucaso norte, zona estratégica para el control de la ruta
del petróleo del Mar Caspio, la población de origen eslavo es minoritaria. Esto ha originado el único
conflicto de soberanía que ha provocado un conflicto bélico con Moscú, el de Chechenia.

Los retos de Rusia son, por un lado, mantenerse como potencia militar y política, y por otro, crecer
económicamente. En el tránsito hacia la economía de mercado, capitalista, el nivel de vida de amplias
capas de la población (pensionistas, obreros…) empeoró, al tiempo que aparecieron los “nuevos ri-
cos”, beneficiados de las privatizaciones y la especulación. En términos generales, se ha implantado
un capitalismo salvaje, en el que la delincuencia organizada controla algunos sectores de la economía.

De acuerdo a la Constitución de 1993, Rusia es una República Federal semipresidencialista donde el


Presidente es el Jefe del Estado y el Presidente del Gobierno (o primer ministro) es el Jefe del Go-
bierno. El Presidente se elige por votación popular para un mandato de seis años (desde 2008 se ha
reducido a cuatro años). Han sido presidentes Boris Yeltsin (1991-1999), Vladimir Putin (2000-
2008) y Dimitri Medvedev (2008-2012). En marzo de 2012 se celebraron elecciones presidenciales,
otra vez para un mandato de seis años, resultando vencedor Vladimir Putin, candidato del partido
Rusia Unida, quien asumió la presidencia en mayo, mientras que su predecesor, Dimitri Medvedev,
ha pasado a presidente del gobierno.

IV. LA DESINTEGRACIÓN DE YUGOSLAVIA.

4.1. La disolución de la República Federal Socialista de Yugoslavia.

También 1991 ha sido el último año de existencia de Yugoslavia, Estado que nació después de la IGM,
ocupado por los nazis durante la II Guerra Mundial y liberado por la guerrilla comunista al mando de
Josip Broz (Tito), convertido, tras la II Guerra Mundial, hasta su fallecimiento en 1980, en presidente
de la República Federal Socialista de Yugoslavia, en definitiva, un Estado federal compuesto por seis
repúblicas: Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Serbia y Macedonia, con diferencias
religiosas (ortodoxos, católicos, musulmanes), culturales y étnicas (eslovenos, croatas, bosnios, ser-
bios, macedonios, búlgaros, albaneses…).

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Cuando en 1989 cae el muro de Berlín y las “democracias populares” se separan de los dictados de la
URSS, el mantenimiento de Yugoslavia era prácticamente imposible. Las fuerzas rupturistas, a favor
de la independencia, se van a imponer a las partidarias de mantener la unidad. El entonces presidente
de Serbia, Slobodan Milosevic, unionista y ultranacionalista, defendió la integración de los serbios,
que vivían en otros Estados de la federación yugoslava, en una Gran Serbia. Esta postura llevaba con
fuerza a la guerra entre los Estados federales y los serbios.

En 1991, Eslovenia, Croacia y Macedonia se declaran independientes. El ejército federal (serbio) in-
tenta evitarlo, pero fracasó. La guerra en Croacia, a lo largo del segundo semestre de 1991, fue muy
violenta, con violaciones, saqueos y destrucciones. Al año siguiente, la tragedia alcanza su cénit en
Bosnia-Herzegovina (1992-1995) donde las diferentes etnias vivían mezcladas. Había croatas (cató-
licos), que representaban un 20% de la población, serbios (ortodoxos), un 30%, y bosnios (musul-
manes), un 40%, y otros pueblos con una presencia menor y todos formando parte de Bosnia.

Tanto Croacia como Serbia tenían intenciones de incorporarse los territorios en los que eran mayoría,
pero la población estaba tan mezclada que para llevar a cabo ese objetivo emprendieron la limpieza
étnica o eliminación sistemática del enemigo. En abril de 1992 comienza la guerra. Las tropas de
Milosevic inician la limpieza étnica, que supuso una masacre para bosnios y musulmanes. El horror
de las violaciones, campos de concentración, deportaciones y asesinatos masivos de población civil
llenaron de horror la opinión mundial. Sarajevo, capital de Bosnia, fue asediada durante dos años; en
febrero de 1994, la OTAN dio un ultimátum a las fuerzas serbias para que levantaran el asedio. En
julio de 1995 tropas serbias ocupan Srebrenica y dan muerte a unos 8.000 musulmanes. Para mayor
escándalo, al frente de la población estaban los cascos azules de la ONU (holandeses) que fueron
incapaces de impedirlo. Este hecho precipitó los acontecimientos hacia los Acuerdos de Dayton
(EEUU) firmados en noviembre de 1995 en los que medió EEUU con su presidente Bill Clinton. Por
estos acuerdos se logró la paz en Bosnia. Como resultado, la República de Bosnia-Herzegovina se
dividía en dos entidades políticas autónomas: la Federación de Bosnia-Herzegovina (con mayoría mu-
sulmana y croata) y la República Srpska (con mayoría serbia).

Cuando parecía que la situación se tranquilizaba, en 1998 estalla la Guerra de Kosovo, territorio au-
tónomo dentro de Serbia, donde predomina la población albanesa (90%) y que desea la independen-
cia, que rechaza el gobierno de Slobodan Milosevic. Otra vez vuelve la violencia, la limpieza étnica,
Para frenar al dictador Milosevic, la OTAN, en marzo de 1999, actúa bombardeando durante 78 días
la ciudad de Belgrado. Serbia reconoce la derrota. En Kosovo se establece una administración bajo la
dirección de la ONU con tropas de pacificación de la KFOR o fuerza militar multinacional para Kosovo
liderada por la OTAN (España participó en ella entre 1999 y 2009). Desde entonces cabe destacar:

En el año 2000 se celebraron elecciones presidenciales en Serbia que pierde Milosevic.


Abandona el poder, al año siguiente es detenido y entregado al Tribunal de Justicia Interna-
cional de La Haya para ser juzgado por crímenes de guerra en Bosnia y Kosovo (en marzo
de 2006 fallece en La Haya antes de dictarse sentencia).

Serbia y Montenegro, que permanecían unidas formando un solo Estado, se separan en 2006
tras un referéndum en Montenegro, proclamándose independiente (3 de junio de 2006).

Kosovo se declara independiente en febrero de 2008, con el apoyo de EEUU, aunque Rusia,
Serbia y otros Estados no la reconocieron.

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TEMA V: LA DESCOLONIZACIÓN Y EL TERCER MUNDO.

I. LA DESCOLONIZACIÓN DE ASIA Y ÁFRICA.

1.1. Factores de la descolonización.

El fenómeno de la descolonización e independencia de las colonias europeas en Asia y África es uno


de los fenómenos más importantes del siglo XX. El término descolonización se utiliza para definir el
proceso histórico que se produce fundamentalmente a partir de la II Guerra Mundial y por el cual las
antiguas colonias de Asia y África consiguen la independencia política; con ello se pone fin a los im-
perios coloniales formados en las últimas décadas del siglo XIX. La situación actual de estos países,
en general subdesarrollados, depende en gran medida de la etapa colonial y, por supuesto, de cómo
se hizo esa descolonización, de ahí la importancia del fenómeno.

Al hablar de la descolonización veremos en primer lugar las causas o factores que posibilitan ese
proceso. Hemos clasificado los factores en dos tipos: los internos, que se producen en los propios
países, aunque sean a veces por influencias extranjeras, y los externos que se refieren más a la coyun-
tura internacional.

1.1.1. Los factores internos.

a) El sentimiento nacionalista. Las dos fuentes de los nacionalismos coloniales.


La descolonización surge de la colonización. Los pueblos de Asia y África, en efecto, se sintieron dife-
rentes al estar en contacto con Europa: la toma de conciencia de todo lo que les diferenciaba de sus
dominadores origina el retorno hacia su pasado, su cultura, sus tradiciones. Pero es Europa la que va
a aportar la idea nacional. En las colonias las élites cultivadas, las minorías intelectuales, que han
estudiado en la metrópoli, descubrirán su pertenencia a una realidad nacional mediante el contacto
con los europeos.

La historia del sentimiento nacionalista de Asia y África es la prolongación de la de Europa en el siglo


XIX. Cuando termina la I Guerra Mundial (1914-1918), en Europa triunfa el principio de las naciona-
lidades y ahora el movimiento se dirige hacia otros continentes, se propaga fuera de Europa. Así, con
la descolonización se universaliza un fenómeno cuyos principios habían sido enunciados por Europa
y cuyas primeras consecuencias también fueron desarrolladas por ella. Dos fuentes alimentan el sen-
timiento nacionalista: una, que hunde sus raíces en un pasado antiguo; la otra, más reciente, que pro-
viene de los principios de la Revolución Francesa.

Hay, por tanto, un nacionalismo que mira hacia el pasado, hace hincapié en la diferencia, cultiva lo
que contribuye a aumentar su singularidad: creencias, costumbres, vestimenta, lenguas. Esta co-
rriente nacionalista se sigue dando hoy en día y genera una cierta xenofobia (racismo abierto en al-
gunos casos) frente a otros pueblos de la zona o frente al europeo. A veces este tipo de nacionalismo
se encuentra potenciado por ideas religiosas de tipo integrista, el integrismo islámico en algunos paí-
ses musulmanes es una viva expresión.

Frente a esta manera de entender el nacionalismo se da también un nacionalismo que se preocupa


más por el futuro, un nacionalismo que podemos llamar modernista, que es hijo de Europa y que
recoge lo más positivo de las ideas occidentales. El ejemplo más acabado es el de la revolución de
Mustafá Kemal Ataürk en Turquía tras la I Guerra Mundial que impuso la occidentalización aceptando
el laicismo occidental.

b) Bases ideológicas.
El sentimiento nacional va a ir unido a una ideología. En la historia del siglo XIX europeo, esas ideo-
logías pasaban por el liberalismo y el socialismo, y el nacionalismo colonial, adoptará ideologías eu-
ropeas. Los pueblos colonizados han conocido estas ideologías por medio de la enseñanza, ya sea la
impartida en los territorios coloniales, ya sea por una minoría que ha estudiado en las universidades

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
británicas o francesas y ha tenido contacto con los partidos políticos occidentales. Piden a los euro-
peos, por tanto, beneficiarse de los mismos derechos que ellos disfrutan en sus metrópolis.

Inicialmente, el nacionalismo colonial tomó en un principio su ideología motriz del liberalismo y la


democracia; más tarde se fueron inspirando en el socialismo y después en el comunismo. La ósmosis
entre movimientos nacionalistas e ideología comunista es muy desigual. En Vietnam fue total; en
otros inexistente, no obstante, en casi todos los lados el nacionalismo del siglo XIX se impregna de
preocupaciones económicas, de aspiraciones sociales y se anima a las colonias a convertirse en due-
ñas de sus recursos naturales y nacionalizar sus riquezas.

1.1.2. Los factores externos.

La coyuntura internacional se va a mostrar claramente favorable al desarrollo de estos movimientos


descolonizadores. Veamos como:

a) La II Guerra Mundial.
La movilización de hombres y recursos económicos de las colonias en la I Guerra Mundial se acentúa
en la segunda y prestigia la colaboración de estos pueblos que, en compensación, van a solicitar un
mayor grado de libertad a sus metrópolis, o bien, abiertamente la independencia. En algunos sitios,
los pueblos sometidos vieron la debilidad de los europeos, en Asia, por ejemplo, los franceses fueron
rápidamente sustituidos por los japoneses. En esa zona del sudeste de Asia, los grupos de resistencia
contra Japón fueron una escuela para la formación de guerrillas, que no estaban dispuestas a volver
al colonialismo una vez liberado el territorio de los ocupantes japoneses.

b) La actitud anticolonial de EEUU y de la URSS.


Los dos grandes vencedores en 1945, tanto uno como el otro basaban esta actitud en dos corrientes
de pensamiento universalista, el liberalismo democrático y el marxismo, distintas y contrapuestas en
muchos de sus puntos fundamentales, pero con una similitud teórica ante el problema descoloniza-
dor. En ambos se está, por tanto, a favor de la independencia.

c) La acción de la ONU,
Es muy importante. En 1945, la Carta Fundacional de las Naciones Unidas proclamó la igualdad de
todos los pueblos y el reconocimiento del derecho de autodeterminación. La ONU se comprometía
así desde sus comienzos en una política descolonizadora que evolucionó desde unas primeras for-
mulaciones de compromiso a favor del proceso descolonizador, ante las rivalidades en su seno entre
los partidarios del viejo colonialismo y los defensores de la descolonización, hasta la expresión de un
radical anticolonialismo con un apoyo decidido a la independencia y descolonización de todas las
colonias. En la “declaración sobre la independencia de los países y pueblos coloniales”, aprobada por
la Asamblea General en diciembre de 1960, se proclamaba “la necesidad de poner rápida e incondi-
cionalmente fin al colonialismo”

d) El papel de la Iglesia y de la opinión pública europea.


La Iglesia se va a mostrar desde el principio favorable a la independencia de estos pueblos. Esto se
pondrá de manifiesto en dos encíclicas papales: la Pacem in terris de Juan XXIII en 1963, y la Popu-
lorum progressio de Pablo VI en 1967. Los misioneros cristianos desarrollarán un importante papel
a favor de la independencia de estos pueblos, del mismo modo amplios sectores de la opinión pública
de los países colonizadores, con los intelectuales a la cabeza, adoptaron posiciones anticolonialistas.

e) La solidaridad de los países descolonizados con los colonizados: la Conferencia de Bandung.


El movimiento de solidaridad entre los pueblos colonizados se manifestó por primera vez de un modo
claro y concreto en la Conferencia de Bandung, celebrada en la ciudad de Indonesia del mismo nom-
bre en 1955. En ella participaron 29 naciones afroasiáticas con ideologías muy diferentes e, incluso,
enfrentadas en algunas cuestiones; sin embargo, hubo varios acuerdos unánimes, entre ellos, los que
reafirmaron el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos, la soberanía y la igualdad de todas
las naciones, la condena a toda discriminación racial y el rechazo a toda intervención extranjera en

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
los asuntos internos de un Estado. A nivel internacional se mostraron partidarios de la no alineación
en ninguno de los dos bloques enfrentados en la Guerra Fría. Surgía así el Movimiento de los Países
No Alineados, es decir, una alternativa de estos pueblos a escapar del encuadramiento en los dos
bloques.

II. LOS PROCESOS DE DESCOLONIZACIÓN.

Asistimos en esta etapa a la descolonización e independencia de las antiguas colonias europeas. El


proceso se caracteriza por la rapidez con que se efectúa; en efecto, en el periodo que va de 1945 a
1962. Obtienen su independencia la mayor parte de las antiguas colonias.

Los métodos empleados en esa lucha por la independencia pueden ser variados, incluyendo el levan-
tamiento armado y la guerra (Indochina, Argelia…), la resistencia pacífica y la no violencia (la India
de Gandhi) o bien la negociación política con la metrópoli (los países del África Negra). En este pro-
ceso de independencia vamos a distinguir varias etapas: la primera iría de 1945 a 1955 y tendría a
Asia como principal protagonista. Tras la Conferencia de Bandung, le toca el turno a África. Se puede
decir que las últimas colonias africanas en adquirir la independencia son Angola y Mozambique y el
antiguo Sáhara Español en los años setenta.

2.1. El despertar de Asia.

Asia es la pionera en la lucha por la libertad. En este proceso tendrá una gran importancia el nacio-
nalismo que actúa como motor en la lucha por la independencia. Los primeros movimientos nacio-
nalistas arrancan a finales del siglo XIX y se basan, sobre todo, en la afirmación de su pasado y en los
puntos de identidad cultural frente al ocupante. También tendrá importancia la llegada de corrientes
socialistas revolucionarias que se mezclarán con algunos movimientos nacionalistas.

a) Los países del Próximo Oriente e Israel.


Son los primeros países en acceder a la independencia, son antiguas dependencias del Imperio Turco,
y tras ser derrotado éste en la I Guerra Mundial, se firman cláusulas para la independencia de estos
países. De forma provisional Francia y Gran Bretaña recibirán el control de estos territorios en forma
de mandatos de la Sociedad de Naciones (antecedente de la ONU), y, aunque prometen respetar los
acuerdos y conceder la independencia a estos territorios, ésta tardará en llegar. Los ingleses ocupan
la Península Arábiga, Irak, Transjordania actual Jordania) y Palestina, mientras que los franceses van
a ocupar el Líbano y Siria. Algunos de estos países logran su independencia pronto (como Irak en
1930) pero se generalizará en toda la zona en el año 1946.

Un hecho relevante y que tendrá una gran importancia en el futuro fue la creación del Estado de Israel
en 1948. Tras la II Guerra Mundial y el holocausto judío, la ONU (acuerdo del 29 de noviembre de
1947) decidió la independencia y partición de Palestina en dos Estados separados: uno árabe y otro
judío, con Jerusalén bajo mandato internacional.

El 14 de mayo de 1948, víspera de la conclusión del mandato británico, era proclamado el Estado de
Israel, presidido por Ben Gurion, que fue reconocido por EEUU y la URSS. Dos días después comen-
zaba la I Guerra Árabe-israelí (1948-1949), donde Israel se impuso a una coalición de Estados árabes
(Líbano, Siria, Irak, Jordania, Egipto y Arabia Saudita). En febrero (de 1949) terminaba el conflicto
con el triunfo de los israelíes. Como resultado, Israel amplió su territorio a costas del estado palestino,
que no llegó a proclamarse dado que los palestinos rechazaban la división fijada por la ONU. Tras la
guerra, Gaza y Cisjordania Este se pusieron bajo control de Egipto (Gaza) y Jordania (Cisjordania).
Para mayor complicación, miles de árabes palestinos tuvieron que salir de sus tierras para refugiarse
en los países vecinos.

Tras el éxito de la primera guerra se consolida el nuevo Estado de Israel ante la hostilidad de los
regímenes árabes vecinos, especialmente del Egipto de Nasser, estallará la segunda guerra árabe-
israelí o conflicto del Canal de Suez (1956) que fue paralizada por EEUU y la URSS pero que ya estaba
ganada por Israel, aunque no supone ningún cambio de fronteras. En 1967 (del 5 al 10 de junio)
estalla la tercera guerra o Guerra de los 6 Días: Israel estaba interesada en ocupar zonas estratégicas
para garantizar su seguridad y decidió atacar a la alianza de Estados árabes (Egipto, Jordania, Siria,

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Líbano). Israel se impuso, pero una de las consecuencias de este choque, y que aún sigue siendo un
problema, es la de los territorios ocupados, pues los hebreos se anexionaron la Península del Sinaí y
Gaza (de Egipto), los Altos del Golán (a Siria) y Jerusalén Este y Cisjordania (a Jordania). En 1973 se
produjo la cuarta guerra, la Guerra del Yom Kippur, cuando Egipto y Siria decidieron atacar con ar-
mamento soviético a Israel durante la celebración de la fiesta judía del Yom Kippur (Gran Perdón),
el 6 de octubre; inicialmente la ventaja fue para los árabes, hasta que Israel con apoyo armamentís-
tico de EEUU logró rechazar la ofensiva. Esta cuarta guerra desencadenó también la crisis del petróleo
cuando los países árabes exportadores de petróleo, molestos con esta nueva derrota, decidieron pre-
sionar encareciendo el precio del petróleo como medida de protesta contra Occidente por su apoyo
a Israel. Las tensiones y los enfrentamientos todavía persisten en la zona. Un primer paso de diálogo
fue la firma de los acuerdos egipcio-israelíes de Camp David (EEUU) en 1978 bajo el patrocinio del
presidente estadounidense Jimmy Carter, donde Egipto reconocía el Estado de Israel, y éste devolvía
a Egipto la Península del Sinaí.

Mientras, debe advertirse, los palestinos siguen siendo un pueblo sin estado. Como consecuencia de
la primera guerra miles de palestinos tuvieron que huir, constituyéndose campos de refugiados en
los países vecinos; entre los palestinos surgieron diferentes grupos dispuestos a aplicar la lucha gue-
rrillera y la acción terrorista contra Israel. En 1964 se agrupan en la Organización para la Liberación
de Palestina (OLP), dirigida por Yasser Arafat, desde 1969 hasta su fallecimiento en 2004. Para poder
ser reconocida por la ONU, como así ocurrió en 1974, como movimiento nacional en defensa de la
causa palestina, la OLP abandonó las acciones terroristas, pero no por ellos desaparecieron los en-
frentamientos del ejército israelí contra los palestinos. Precisamente, en 1987, la OLP promovió un
levantamiento popular o guerra urbana (la intifada) contra el ejército y la policía israelí en los terri-
torios ocupados (Gaza y Cisjordania) donde han ido asentándose colonos judíos.

Hay que esperar a la década los noventa, terminada la Guerra Fría, para que aparezcan acuerdos
destinados a lograr la paz en esta zona. El primer paso se dio con la Conferencia de Madrid (1991) a
la que siguió los Acuerdos de Oslo y Washington (1993), por los que se creaban territorios autónomos
en Cisjordania y Gaza administrados por un órgano de gobierno creado ahora: la Autoridad Nacional
Palestina, cuyo primer presidente fue Yasser Arafat, que, en 1994, tras 27 años de exilio, llegaba a
Gaza.

b) La independencia de la India y Pakistán.


En la India existían antes de la II Guerra Mundial movimientos nacionalistas, protagonizados por hin-
dúes y musulmanes, en los que desempeñaban un papel fundamental el Partido del Congreso, fun-
dado en 1885, y la Liga Musulmana, creado en 1916. El primero estaba bajo dirección de Mahatma
Gandhi (1869-1948) cuya táctica a favor de la independencia se basaba en la resistencia no violenta,
la desobediencia civil y la no cooperación con las autoridades británicas. El segundo, liderado por
Muhammad Alí Jinnah, estaba a favor de la división de la India en dos estados: uno para los hindúes
y otro para los musulmanes, posición no defendida por el partido de Gandhi, partidario de mantener
la unión en un solo Estado.

Finalmente, en agosto de 1947, el gobierno británico dio la independencia a la India; las diferencias
religiosas entre hindúes y musulmanes determinaron que Gran Bretaña, siguiendo las directrices del
último virrey, Lord Mountbatten, dividiese la colonia en dos estados independientes: la Unión India
(hindúes) y Pakistán (musulmanes). El nacimiento de estos dos estados provocó un éxodo ingente
de población que afectó a más de 17 millones de personas y donde hubo grandes matanzas.

Por último, Pakistán quedó dividido en dos zonas, el Pakistán Occidental y el Pakistán Oriental. Éste
último, tras una guerra de secesión, se convirtió en un estado independiente en 1971 con el nombre
de Bangladesh. Tras la independencia han estallado varias guerras (1947-1949, 1965, 1971) entre
los dos países, sobre todo por el territorio de Cachemira (las últimas tensiones entre 1989 y 1997),
de mayoría musulmana pero incorporado por la India. En la actualidad los dos países disponen de
armas nucleares y la tensión en la zona se calienta periódicamente.

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c) La independencia de Indochina.
En la Indochina francesa (integrada por Vietnam, Laos y Camboya) el movimiento por la indepen-
dencia fue liderado por los comunistas del Viet-minh bajo la dirección de Ho Chi Minh. En septiembre
de 1945, es proclamada la República Democrática de Vietnam, con capital en Hanói. Los franceses se
opusieron, dando lugar a una larga guerra (1946-1954); tras el fracaso francés de Dien Bien Phu, los
Acuerdos de Ginebra (1954) dieron la independencia a Laos, Camboya y Vietnam, pero éste último
quedó dividido en dos estados por el paralelo 17º, el norte, comunista, y el sur, protegido por EEUU,
La intervención norteamericana sostuvo la división artificial de Vietnam hasta el año 1975, cuando,
tras la derrota estadounidense, se logró la reunificación de todo el territorio, constituyéndose la Re-
pública Democrática Popular de Vietnam, bajo un gobierno comunista.

d) La independencia de Indonesia.
La independencia de Indonesia es un ejemplo evidente de la coincidencia de tres factores: la derrota
europea ante los japoneses; la acción nacionalista frente a la ocupación nipona y las presiones de los
EEUU, ante la antigua metrópoli, Holanda. En efecto, tras la derrota de los japoneses, Sukarno, líder
del Partido Nacionalista Indonesio, proclama la independencia de Holanda. Los holandeses no la re-
conocieron dando lugar a una guerra entre 1945-1949, que terminó en unas negociaciones en La
Haya por las que se reconoció la independencia de Indonesia (diciembre de 1949).

2.2. La independencia de África.

Va a ser más tardía que la de Asia, y dentro de África va a ser más rápida en los países musulmanes
del norte (con la excepción de Argelia) que en los países del África Negra.

a) La independencia del África musulmana del norte.


En estos países el nacionalismo que mueve la causa por la independencia tiene otras connotaciones,
es un nacionalismo musulmán que pretende la unión o el hermanamiento de todos los musulmanes,
esto se llama panarabismo, y va a cristalizar con la fundación de la Liga Árabe en 1945.

Los países del norte de África.

En el norte de África encontramos países que logran su independencia enseguida, como Egipto, teó-
ricamente independiente en 1922, pero, de hecho, sometido al Reino Unido, no alcanzó su plena so-
beranía hasta 1952, año en el que su desprestigiada monarquía fue sustituida por la república, donde
destacó la figura de Gamal Abdel Nasser (1918-1970).

Libia fue colonia italiana hasta 1943 y fue teatro de operaciones de la Segunda Guerra Mundial. Re-
partida inicialmente entre Gran Bretaña, Francia y EEUU, la ONU pilotó su independencia, conseguida
en 1951, y facilitó la llegada del rey Idris. En 1969, un grupo de militares protagonizaron un golpe de
estado, fue derrocado el rey Idris y se proclamó la república bajo la dirección del coronel Muhammar
al-Gadafi (1942-2011).

En Túnez, el movimiento nacionalista se agrupaba en torno al partido del Neo-Destur, bajo la direc-
ción de Habib Burguiba (1903-1988). Después de negociaciones con las autoridades francesas, se
declaró la independencia en el año 1956.

En Marruecos, franceses y españoles (en la zona norte: el Rif) habían establecido un protectorado en
1912, donde se mantenía un gobierno indígena bajo el sultán marroquí. Aquí también surge un mo-
vimiento nacionalista (el Istiqlal) en contra del dominio francés y español. El propio sultán Mohamed
V (1927-1961) fomentaba las revueltas. En 1956, Marruecos se convirtió en reino independiente con
Mohamed V como soberano, al que sucedió su hijo Hassam II (1961-1999) y a éste su hijo Mohamed
VI (rey desde 1999).

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Argelia, un caso aparte.

Argelia fue una zona poblada por franceses desde muy pronto (1830) y no era un protectorado, sino
una colonia de administración directa y centralizada donde había un gran número de colonos fran-
ceses que se oponían a cualquier proceso que les separara de Francia. En octubre de 1954, un grupo
de nacionalistas, encabezados por Ben Bella (1916-2012), fundaron el Frente de Liberación Nacional
(FNL) y daba su inicio la llamada Guerra de Argelia (1954-1962). El conflicto terminó provocando la
caída de la IV República y la llegada al poder, en 1958, del general Charles De Gaulle (1890-1970),
quien optó por dar un giro radical a la situación y aceptar como inevitable la independencia, para lo
que entabló negociaciones con el FNL en 1961. Como respuesta, la reacción de los colonos franceses
fue desesperada y se llegó a crear una organización terrorista ( Organisation de l’armée Secrète, Or-
ganización del Ejército Secreto, OAS) dirigida por militares, con vistas a impedir el proceso hacia la
independencia. Finalmente, por el Acuerdo de Evian, en 1962, se reconocía la independencia de Ar-
gelia, emigrando de la misma casi un millón de franceses. Ben Bella fue el primer presidente de la
República Popular y Democrática de Argelia.

La independencia del Sáhara Español.

Se producirá en una fecha ya tardía, 1975. El gobierno español tenía programado el proceso desco-
lonizador, pero este se vio interrumpido por la acción de Marruecos, que organizó la llamada “Marcha
Verde” para reivindicar el Sáhara. Marruecos, apoyándose en distintos aliados, incluidos los EEUU y
ante la indiferencia de la mayoría, consiguió que España, cuando Franco estaba ya muy cerca de la
muerte y en España se vivían momentos trascendentales para su futuro, le entregase junto a Mauri-
tania el territorio (Acuerdos de Madrid. Noviembre de 1975).

Desde entonces se ha desarrollado una larga guerra entre Marruecos (Mauritania abandonó el terri-
torio en 1979) y el “Frente Polisario”, grupo nacionalista saharaui, y todavía hoy está pendiente de
un referéndum auspiciado por la ONU.

b) La independencia del África Negra.


Entre los líderes por la independencia destacará el senegalés Leopold Segar Senghor (1906-2001). El
problema de estos pueblos es la inexistencia de estados anteriores a la dominación colonial, entonces
las fronteras que se tracen van a ser europeas, eso ocasionará la división de pueblos y la mezcla de
pueblos rivales que se verán obligados a convivir. Un fenómeno curioso también es la extensión de
la ideología socialista, que se une a los movimientos nacionales por la independencia.

La independencia de los territorios británicos.

En el África Negra, el Reino Unido aceptó entre 1957 y 1965 dar la independencia a sus colonias; la
primera fue Costa de Oro que pasó a denominarse Ghana. Los nuevos países se convirtieron en domi-
nios y pasaron a ser miembros de la Commonwealth.

No todos los procesos independentistas fueron pacíficos. En Nigeria, país con diferentes etnias, la
unidad se mantuvo durante la administración colonias británica. En 1960 logra la independencia. Sin
embargo, las diferencias étnicas provocaron la Guerra de Biafra, región oriental que pretendió sepa-
rarse de Nigeria y dio lugar a una trágica guerra entre 1967-1970.

En Kenia se quiso excluir a la población negra. Surgió, como respuesta, un grupo guerrillero y terro-
rista llamado Mau-Mau, dirigido por Jomo Kenyata, que atentaba contra los granjeros blancos. En
1960 se llega a unos acuerdos y en 1963 Kenia obtuvo la independencia bajo la presidencia de Jomo
Kenyata.

En las colonias con una importante población blanca, ésta intentó mantener su situación de privile-
gio. Así, en Rhodesia del Sur, la minoría de origen blanco proclamó unilateralmente la independencia
(1965) para no aceptar las soluciones descolonizadoras de la metrópoli y mantener su supremacía
sobre la población negra. El gobierno racista aplicó el apartheid y ello dio lugar a numerosos conflic-
tos entre la población blanca y la negra. En 1980, la mayoría negra se hizo con el poder, acabó con el
apartheid y proclamó el nuevo estado de Zimbabue.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
En Sudáfrica, país que se independiza de Gran Bretaña en 1961, el principal problema fue también la
política del apartheid, de discriminación de la población negra. En contra de esta política tuvo un
papel muy destacado Nelson Mandela y su partido, el Congreso Nacional Africano.

En 1990 se puso fin al apartheid; Nelson Mandela fue liberado tras 27 años de prisión, y elegido pre-
sidente del país en las elecciones de 1994 permaneciendo al frente de la presidencia hasta 1999,
Jacob Zuma, del partido CNA, es presidente de Sudáfrica desde el 2009.

La independencia de los territorios franceses.

A diferencia de Indochina y Argelia, la independencia se va a producir aquí de forma pacífica, desde


1958 el General De Gaulle va a favorecer este proceso. El primer país independiente será Guinea Co-
nakry. En 1960 obtendrán su independencia: Togo, Malí y Madagascar, y el resto de países en 1961.
El último país independizado de Francia es Yibuti, la antigua Somalia Francesa y consiguió su inde-
pendencia en 1977.

El resto del África Negra.

El Congo Belga, colonia con importantes yacimientos de minerales y donde convivían diferentes et-
nias, constituye un ejemplo de cómo los intereses del capitalismo extranjero pueden transformar las
ventajas de la independencia en un estado de anarquía, favorable a los motines, a las luchas tribales
y al bandolerismo.

En 1960 Bélgica declara la independencia y Patrice Lumumba, líder del Movimiento Nacional del
Congo se convierte en jefe de gobierno en la nueva república. Sin embargo, para conservar los intere-
ses de sus compañías mineras, los belgas instigaron las luchas tribales y apoyaron la secesión de la
región minera de Katanga (rica en diamantes, cobre, uranio…). Así, en el mismo año de 1960, estalla
la guerra entre los secesionistas y el gobierno, conflicto en el que los rebeldes contaron con el apoyo
de EEUU y Bélgica. El enfrentamiento se complicó. Lumumba fue asesinado en 1961 por secesionistas
y se dio paso a una guerra civil en la que tuvo que intervenir la ONU.

En 1965, el general Mobutu Sese Seko dio un golpe de estado e instauró su poder personal en ambos
territorios; en 1966, el antiguo Congo belga tomó el nombre de Zaire. Mobutu, a través de una fuerte
dictadura, se mantuvo en el poder hasta 1997, año en el que es derrocado por el líder guerrillero
Laurent-Desiré Kabila que proclamó la República Democrática del Congo; sin embargo, en el país se
desató otra vez la guerra civil (1998-2003) y el mismo Desiré fue asesinado en 2001.

España, por su parte, concedió pacíficamente la independencia a Guinea Ecuatorial en 1968 con Ma-
cías Nguema como presidente. En Portugal, tras varias guerras coloniales, la llamada “Revolución de
los Claveles” que se inició el 25 de abril de 1974, y fue protagonizada por oficiales del ejército, puso
fin al régimen autoritario portugués y concedió la independencia a las colonias: a Guinea-Bissau
(1974) y a Angola y Mozambique (1975).

El último país en independizarse del dominio blanco fue Namibia, territorio alemán que tras la I Gue-
rra Mundial pasa a Sudáfrica. Éste ocupa el territorio y lo convierte en provincia a finales de los se-
senta, desde entonces la guerrilla del Swapo y la presión internacional han logrado que Sudáfrica
acepte su independencia en 1990.

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TEMA VI: EL CAMINO HACIA LA UNIDAD EUROPEA.

1. Los inicios de la integración europea. La creación de la CECA.

Tras la II Guerra Mundial, los efectos devastadores de la guerra contribuyeron a crear un clima de
colaboración entre los estados europeos para superar los enfrentamientos del pasado. La necesidad
de alentar fórmulas de integración europea que favorecieran la colaboración y no el enfrentamiento
fue defendido por políticos de prestigio, los “padres de Europa”, en concreto estamos ante los france-
ses Jean Monnet o Robert Schuman, el alemán Konrad Adenauer, el británico Winston Churchill, el
belga Paul Henri Spaak y el italiano Alcide de Gasperi.

Curiosamente, la aplicación del Plan Marshall en Europa permitió la formación de organismos comu-
nes, para estructurar la ayuda, dando lugar a la creación, en 1948, de la Organización Europea de
Cooperación Económica (OECE). Después, países de Europa Occidental, que habían realizado este im-
pulso inicial a partir del Plan Marshall, decidieron avanzar con medidas propias encaminadas a la
integración económica.

A partir de 1950, en efecto, se daba el primer paso hacia la integración. A propuesta del ministro
francés de Asuntos Exteriores, Robert Schumann, y de un plan de trabajo elaborado por Jean Monnet,
se creaba, por el Tratado de París (1951), la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). La
formaban seis países: Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Se trataba de una
integración parcial o sectorial que fuera un gran éxito. Para estos países, las fronteras, para el carbón
y el acero, quedaban suprimidas. Por primera vez, unos estados aceptaban renunciar a una parte de
su soberanía para ejercerla de forma compartida.

2. El Tratado de Roma (1957).

El paso siguiente se dio en marzo de 1957 cuando los seis países miembros de la CECA firmaron el
Tratado de Roma instituyendo la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europa de
Energía Atómica (EURATOM).

Con la CEE se creaba un mercado común interior, eliminando las barreras arancelarias, y se impulsa-
ban políticas sectoriales comunes (en transportes, agricultura y comercio exterior). En cuanto a la
Comunidad Europa de la Energía Atómica se pretendía desarrollar los usos pacíficos de la energía
atómica. Los países miembros de la CEE mostraron también otro objetivo: lograr que la integración
económica europea fuera una vía de acceso a la unidad política. Cuestión que sigue siendo compleja,
de profundo debate, entre los que defienden una autoridad supranacional, a la que traspasará sobe-
ranía de los estados miembros, y quienes, fomentando la cooperación, están más a favor de la sobe-
ranía nacional de cada estado.

3. La ampliación de la Comunidad Económica Europea. El Acta única Europea (1986).

La CEE ha ido experimentado varias ampliaciones, y pasó de los seis países iniciales de 1957 a los 12
de 1986. En 1973 ingresaron el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca: en 1981 se incorporó Grecia y en
1986 España y Portugal.

En 1986, por el Tratado del Acta Única Europea (AUE), firmado en Luxemburgo y La Haya, tenía lugar
la primera revisión del Tratado de Roma. Era muy necesaria dado el tiempo transcurrido desde 1957,
con una Europa que había conocido tantos cambios económicos y sociales. Había que cerrar objeti-
vos, como era el del mercado interior único, y fijar nuevas etapas. Así la libre circulación de capitales,
de personas, suprimiendo controles fronterizos (espacio Schengen). También se impulsaba la cohe-
sión social, a través de medidas destinadas a reducir las diferencias sociales y económicas entre las
regiones de la CEE. Para ello se establecieron ayudas procedentes de los fondos estructurales conce-
didos por el FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional), destinado al desarrollo de infraestruc-
turas; el FSE (Fondo Social Europeo), cuyo objetivo es combatir el desempleo y mejorar la formación
de los trabajadores, y la Política Agrícola Común (PAC). Por último, de acuerdo con el Tratado de Acta
Única, la CEE cambio su denominación por la de Comunidad Europea (CE).

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4. La creación de la Unión Europea.

En el año 1992, los entonces doce miembros de la CE aprobaron, en la ciudad holandesa de Maastricht
un tratado por el que se creaba la Unión Europea. Este tratado, muy ambicioso, estableció tres obje-
tivos principales:

La unión económica y monetaria, que desembocaría en la implantación de la moneda única


(el euro).

La cooperación en la política exterior y de seguridad común (PESC) y en la destinada a em-


prender acciones comunes en política exterior.

La colaboración en asuntos de justicia e interior y en temas como terrorismo, inmigración


clandestina, tráfico de drogas, delincuencia internacional…

Por otro lado, entre otras cuestiones, el Tratado de Maastricht creaba nuevos fondos de cohesión para
los estados menos ricos de la Unión (Irlanda, España, Portugal y Grecia).

5. Las últimas adhesiones.

El 1 de enero de 1995 tuvo lugar la cuarta ampliación de la Unión Europea, con la entrada de Suecia,
Finlandia y Austria. Nacía la Europa de los Quince. Posteriormente, la caída del “telón de acero”
(1989), la unificación de Alemania y la desintegración de la URSS ha supuesto la entrada de países
del este en la Unión Europea. En 1990 la ex República Democrática Alemana entraba en la UE y en el
año 2004 tuvo lugar la quinta ampliación con la entrada de diez nuevos estados: Polonia, Hungría,
República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Eslovenia, Chipre y Malta. En 2007 se aña-
dieron Bulgaria y Rumanía. La última ampliación ha sido en 2013 con el ingreso de Croacia.

En resumen, la Europa de los Seis (Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo) ha ve-
nido ejerciendo una gran atracción sobre los estados que la rodeaban y, así, pasados 50 años, se han
convertido en 28.

6. Los últimos avances en el proceso de construcción europea.

A la vista de las sucesivas ampliaciones, la UE ha ido revisando los principios contenidos en el Tratado
de Maastricht a través de la firma de nuevos tratados. En 1997 se firmó el Tratado de Ámsterdam.
Con él se refuerza la libre circulación de personas, se potencia la cooperación judicial y la política
exterior común.

El siguiente ha sido el Tratado de Niza, firmado en febrero de 2001, destinado a modificar las institu-
ciones de la UE para acomodarlas a las futuras ampliaciones. Pero sin duda la medida de más largo
alcance aprobada hasta el momento es la puesta en circulación, en enero de 2002, del euro en gran
parte de los países miembros. De acuerdo con las decisiones del Tratado de Niza, en el año 2004,
firmado en Roma en octubre, se estableció el Tratado Constitucional, un proyecto de constitución eu-
ropea, que no llegó a entrar en vigor al ser rechazado en referéndum en varios países. Ello provocó
una crisis institucional en la UE. Para salir de ella y sustituir el proyecto paralizado de constitución
europea, se aprobó el Tratado de Lisboa firmado en diciembre de 2007, que fue ratificado por todos
los países, entrando en vigor en el año 2009. Sus objetivos principales son hacer más eficaces las
instituciones de la Unión Europea, garantizar la protección de los derechos de los ciudadanos y po-
tenciar el papel de la UE en el mundo.

7. Las instituciones de la Unión Europea.

El aumento de competencias que desde la aprobación del Tratado de Roma (1957) hasta el de Lisboa
(2007) ha ido logrando la UE, ha requerido la creación de instituciones comunes, Las principales son
las cinco siguientes:

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El Consejo Europeo. Está formado por los jefes de los gobiernos de los estados miembros o
por el jefe del Estado, como ocurre en el caso de Francia. Es el máximo órgano político y en
sus reuniones deciden la política general de la UE. Su sede está en Bruselas.

La Comisión Europea. La integran un presidente y un comisario por cada estado de la UE.


Ejerce de gobierno; es, por tanto, el órgano ejecutivo. Controla la aplicación de las políticas
de la UE, elabora el presupuesto de la UE y desarrolla las normas adoptadas en el Consejo.
Su sede está en Bruselas.

El Consejo de la Unión Europea. Se denomina también Consejo de Ministros. Está formado


por un ministro de cada estado miembro en función del tema a tratar: transporte, medioam-
biente, agricultura, justicia… su sede está en Bruselas.

El Parlamento Europeo. Los parlamentarios o eurodiputados son elegidos por los ciudadanos
de la UE por sufragio universal directo, cada cinco años, en circunscripciones nacionales en
función de la población del país. Así, por ejemplo, del total de 751 diputados, a España le
corresponden 50 y 75 a Francia. En sus atribuciones están la aprobación de las leyes que le
propone la Comisión, también el presupuesto de la UE y supervisar la labor de la Comisión.
El Parlamento tiene su sede en Estrasburgo, pero cuenta con salas en Bruselas y la secretaría
en Luxemburgo.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Su misión es garantizar el cumplimiento de los


tratados y del derecho comunitario en los estados miembros de la Unión. Está formado por
27 magistrados, uno por cada país de la UE. Tiene su sede en Luxemburgo.

Otras instituciones de la Unión Europea son el Banco Central Europeo (BCE), que gestiona el euro, la
moneda única de la UE, y protege la estabilidad de los precios en la UE para mantener el poder ad-
quisitivo del euro, su sede está en Fráncfort (Alemania), y el Tribunal de Cuentas, que supervisa la
gestión de los fondos de la UE. Su sede está en Luxemburgo.

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