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UNIVERSIDAD SAN PEDRO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

“PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA – EXPEDIENTE N° 01222-2014-0-2501-JR-CI-


02” CASO:

VICTOR HUGO TARMA ANGELES / CAJA DE BENEFICIOS Y SEGURIDAD


SOCIAL DEL PESCADOR

MONOGRAFÍA PARA TITULAR ABOGADOS MEDIANTE TRABAJO DE


SUFICIENCIA PROFESIONAL

AUTORA:
BACHILLER EMMA ISABEL GUEVARA DURAND

CHIMBOTE – PERÚ
2019
PALABRAS CLAVE:

TEMA Prescripción Adquisitiva

ESPECIALIDAD Derecho Civil

KEYWORDS:

THEME Acquisitive Prescription

SPECIALITY Civil Law


DEDICATORIA

Dedicado a Dios, a mis padres, a mi hija


Ximena y a mi tía Emma. A Dios porque ha
estado conmigo en cada paso que doy,
guiándome, cuidándome y dándome
fortaleza para seguir. A mis padres que
siempre han velado por mi bienestar y mi
educación a lo largo de mi vida, a mis
abuelos por sus muestras de amor y apoyo
incondicional, a mi querida hija que es mi
motor y motivo de este gran paso
profesional que quiero lograr, y finalmente a
mi tía Emma por todas sus muestras de
amor y apoyo a lo largo de mi vida
universitaria, es gracias a ellos soy lo que
soy ahora.
AGRADECIMIENTO

Agradezco a toda la plana docente que a lo


largo de mis años de carrera pusieron su
grano de arena para formarme como
alumna y cuasi profesional. En especial al
Dr. Carlos Beltrán; quien con su bondad y
conocimientos me dieron confianza para
amar y apreciar el Derecho Civil, al Dr.
Carlos Urbina; quien con su rectitud me
ayudó a formarme como alumna, al Dr.
Araujo Tenorio; quien me proporcionó un
concepto nuevo de Derecho, además de
brindarme nuevas perspectivas para la vida
profesional; y finalmente al Dr. Ángel
Quezada quien me impulsó a conocer y
valorar el Derecho Penal.
ÍNDICE

RESUMEN.....................................................................................1

DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA.................................................3

MARCO TEÓRICO........................................................................5

1. LA PRESCRIPCIÓN ADQUISITVA..........................................5

1.1 Fundamento y Finalidad........................................................7

1.2 Prescripción adquisitiva ordinaria........................................10

A. Posesión continua y a título de propietario.........................10

B. Posesión pacifica................................................................12

C. Posesion Publica.................................................................12

D. Justo titulo...........................................................................13

E. Buena fe..............................................................................15

1.3 PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA EXTRAORDINARIA........16

2. LA ADICIÓN DE PLAZOS POSESORIOS.............................19

2.1 Requisitos............................................................................20

2.2 Finalidad..............................................................................23
2.3 TRANSFERENCIA QUE PERMITE ACCEDER A LA
ADICIÓN DE PLAZOS POSESORIOS........................................29

ANÁLISIS DEL PROBLEMA........................................................30

CONCLUSIONES........................................................................32

RECOMENDACIONES................................................................34

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS............................................35
RESUMEN

La razón de la presente investigación radica en la Sentencia recaída en el


Expediente N° 01222-2014-0-2501-JR-CI-02, el cual titulamos “Caso Víctor
Hugo Tarma Ángeles y la Caja de Beneficios y Seguridad Social del
Pescador” (para mejor entendimiento procedimental). Nuestra normatividad
posee una forma predeterminada, establecida y regulada por los
legisladores; sin embargo cada caso en particular suele ser diferente
respecto al otro, dado que a pesar de existir instituciones jurídicas reguladas
en nuestro Código Civil, en la vida cotidiana concurren situaciones que
ameritan una especial interpretación, raciocinio y lógica para un mejor
resolver.

En el presente caso, Víctor Hugo Tarma Ángeles interpone demanda


Prescripción Adquisitiva de Dominio (art. 950 del C.C) contra la Caja de
Beneficios y Seguridad Social del Pescador, resolviéndose en primera
instancia Fundada la demanda a favor del demandante; y asimismo se
ordena la inscripción del derecho de propiedad en la Partida Registral N°
P09077628. No obstante dicha sentencia fue apelada por la parte
demandada siendo confirmada por la Primera Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia del Santa.

Los hechos materia de sentencia radican en que el demandante pide que se


le declare propietario por prescripción adquisitiva de bien inmueble, debido a
que cumple con los requisitos establecidos por ley como es la posesión
continua, pacífica y pública por más de 14 años incluida la adición del plazo
posesorio del señor Segundo Andrés Santamaria Barrionuevo quien fue el
primer posesionario. Señala además haber celebrado un contrato de
traspaso de posesión en el 2007, siendo desde dicha fecha que actúa como
“propietario” realizando pagos como arbitrios, impuesto predial, servicios de
energía, agua potable y alcantarillado; motivando de esta forma su posesión 7
en el inmueble materia de litis.
De los hechos señalados se puede analizar que la suma de plazos
posesorios debe ser realizado de buena fe; aunque la primera persona que
tuvo la posesión no tuviera justo título, no obstante se debe verificar si
realmente cumple con los requisitos establecidos en el Código Civil, a lo cual
nos planteamos las siguientes interrogantes: ¿Se puede valer de la suma de
plazos posesorios cuando la posesión es ilegítima de mala fe? ¿Es
necesario probar que la “posesión originaria” transferida de buena fe cumple
con los requisitos de ley?, Según lo analizado, si se puede debido a que no
existe ningún fundamento para restringir la suma de plazos posesorios a los
poseedores de buena fe, siendo necesario la verificación y el análisis de los
requisitos establecidos para probar dicha posesión y asimismo los
operadores de justicia pueda tomar una decisión acorde a ley.

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DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA

La Prescripción Adquisitiva, como bien se sabe es un medio de adquirir un


derecho o liberarse de una obligación con el transcurso del tiempo para lo
cual se debe cumplir con una posesión continua, pacífica y publica,
cumpliendo el plazo (años) establecidos por ley. En la actualidad existen
casos donde personas viven en un bien inmueble que no es de su
propiedad, sustentando su actuar en que “está abandonada o no hay el
supuesto propietario”, sin embargo estas situaciones han generado una serie
de confusiones por parte de los sujetos procesales al momento de demandar
o sentenciar.

En el presente expediente se puede dar cuenta que dicha Prescripción


adquisitiva solicitada por el demandante, no solo se estaba considerando los
años de posesión que había ejercido sino también del anterior posesionario
con quien tenía un contrato de traspaso, no obstante este no contaba con
justo título conforme lo establecido en el segundo párrafo del Art. 950 del
C.C, a lo cual la interrogante radica en el siguiente: ¿Se puede valer de la
suma de plazos posesorios cuando la posesión es ilegítima de mala fe? A mi
criterio si se puede; debido a que la Prescripción Adquisitiva de Dominio se
fundamenta en la adquisición del derecho de propiedad para cual es
menester el cumplimientos de los requisitos establecidos por ley, no
tomando en cuenta la mala fe del posesionario transferente.

La figura antes descrita se encuentra en el presente caso materia de análisis


donde se puede observar que se declara fundada la demanda tomando en
cuenta la suma de plazos sucesorios (14 años), incluyendo los del primer
posesionario, quien tenía conocimiento que la propiedad era de la Caja de
Beneficios y Seguridad Social del Pescador; y además de no contar con
justo título.

9
Ahora respecto a la siguiente pregunta: ¿En la suma de plazos posesorios
es necesario verificar si la posesión que se transfiere de buena fe, cumple
con los requisitos exigidos por la prescripción adquisitiva de dominio? Es
importante analizar y verificar que se cumpla con los requisitos establecidos
porque va permitir tener un conocimiento más profunda de lo que se está
solicitando al juez, para que lo pueda examinar y decidir acorde a derecho.

Como bien se sabe existen situaciones no reguladas por el Derecho, he ahí


nuestro trabajo de poder dar una solución acorde e inclusive innovar para la
solución de nuevos o futuros conflictos, el Derecho es cambiante con el
pasar el tiempo, y este caso en específico es uno de ellos.

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0
MARCO TEÓRICO

1. LA PRESCRIPCIÓN ADQUISITVA

Es pertinente esbozar el término prescripción de manera general, (Ossorio,


2012, pág. 787) define de la siguiente manera:

“La prescripción, en Derecho Civil, Comercial y Administrativo, es el


medio de adquirir un derecho o de liberarse de una obligación por el
transcurso del tiempo que la ley determina, y que es variable según se trate
de bines muebles o inmuebles y según también se posean o no de buena fe
y con justo título. La prescripción llámese adquisitiva cuando sirve para
adquirir un derecho. Y es liberatoria cunado impide el ejercicio de la acción
para exigir el cumplimiento de una obligación”.

La prescripción como tal, sirve como medio de adquisición de derechos y


también liberatoria de los mismos frente a un acreedor, ello en función a el
tipo de prescripción; adquisitiva o liberatoria. Ahora desarrollaremos
conceptos doctrinarios sobre la prescripción adquisitiva de dominio.

Para (Ramiréz Cruz, 2004) :

“Es un modo de adquirir la propiedad (o de aun otro derecho real) por


medio de la posesión continua, pacífica y publica, a título de dueño y por el
tipo (plazo) fijado por ley”.

En el mismo orden de ideas (Musto, 2000):

“Es la adquisición de dominio (u otro Derecho real) por la posesión (stricto


sensu) continua e interrumpida, publica y pacífica, por el plazo que fija la ley.
El plazo varía según que, además de los elementos mencionados, se
agreguen los de justo título y buena fe (diez años) o que falten ambos o
algunos de ellos (veinte años)”.
1
1
1
2
(Ossorio, 2012) se refiere a la adquisición por prescripción en los términos
que siguen:

“Derecho por el cual el poseedor de una cosa adquiere la propiedad de


ella por la continuación de la posesión durante el tiempo fijado por ley.
Generalmente los plazos prescriptivos son menores o mayores según que la
posesión se haya o no ejercido con buena fe o justo título. Y que se trate de
bines muebles o inmuebles”.

La prescripción consiste en la transformación de la posesión, amparada por


ley, cuando esta posesión es continua, pacífica y publica, cunado quién
posee se comporta como propietario sobre un bien del cual no tiene
constituido derecho alguno. Es el cambio de un estado de hecho (real) a un
estado de derecho, debido a que la norma otorga titularidad (propiedad) a
quien posee en cumplimiento de lo dispuesto en el Sub Capítulo V, Articulo
950 en adelante del vigente Código Civil (en adelante CC).

“La propiedad inmueble se adquiere por prescripción mediante la posesión


continúa, pacífica y publica como propietario durante diez años. Se adquiere
a los cinco años cuando median justo título y buena fe”.

Para Albaladejo, citado por (Schreiber Pezet, 2011, pág. 79):

“La usucapión (o prescripción adquisitiva) es la adquisición del dominio u


otro derecho real poseíble, por la posesión continuada del mismo durante el
tiempo y con las condiciones que fija la ley”

La prescripción adquisitiva se le unirá como característica determinante la


posesión, de forma tal que “el núcleo o la esencia del instituto de la
usucapión se encuentra indisolublemente ligado con la disciplina de la
posesión. La usucapión funciona favore possessionis y, es
fundamentalmente un efecto de la apariencia jurídica. Significa que la
apariencia jurídica se transforma en realidad jurídica cuando ha tenido una
prolongada duración temporal. Es el final del camino de la legitimación que 1
3
la posesión otorga. Con ella no sólo se protege al titular aparente en general
y, en especial, a los adquirientes a non domino, sino que se llega a la
conclusión de que la continuada posesión debe transformarse en real
titularidad. (Diez Picazo, 1995)

Ahora bien, la prescripción requiere de la posesión y junto a ella una serie de


requisitos que la norma asienta para ostentar dicho derecho. Del análisis
normativo de dicha institución, los requisitos se pueden clasificar en dos
grupos.

En primer lugar están aquellos requisitos comunes que necesariamente


deben estar presentes tanto en la usucapión ordinaria o corta como en la
extraordinaria o larga: posesión como propietario, pública, pacífica y
continua.

En el segundo grupo se encuentran aquellos requisitos que podríamos


denominar especiales y que permiten hacer una diferencia fundamental
entre las dos modalidades de usucapión: el justo título y la buena fe por
parte del prescribiente.

El análisis que desarrollaremos en primer lugar, versa sobre la exigencia por


parte del juez en comprobar si el primer grupo de requisitos se cumple
respecto del poseedor que transfiere de buena fe, posesión que servirá de
adición al tiempo de posesión de quien pide usucapión.

1.1 FUNDAMENTO Y FINALIDAD

Establecer el fundamento de la institución jurídica puesta en análisis es


ineludible, respecto a ello versa el desarrollo de la adición de plazos
posesorios. Puesto que, entendiendo la finalidad de la institución,
comprenderemos el horizonte de interpretación sistemática en benéfico de la
seguridad jurídica.
1
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El fundamento de la prescripción adquisitiva reposa en un principio de puro
derecho. Se trata de una institución establecida sobre la base de la equidad
e interesa a la sociedad conservar el principio de la seguridad del dominio,
como presupuesto necesario de la paz social, evitando conflictos en el área
dominial. Las reivindicaciones imprevistas, unidas a las dificultades propias
de la prueba diabólica y la desconfianza y en otras palabras, la inestabilidad
de la propiedad constituye, en suma, un factor perturbador dentro del
contexto social. Hay además una razón ética que respalda el ejercicio de la
prescripción adquisitiva. Si la posesión es de buena fe, esta última, por si
sola, merece protección. Y si es de mala fe, su inmoralidad está
compensada con los beneficios que emanan de la seguridad y de la
dedicación al trabajo y la generación de riqueza, en contraste con la incuria
del propietario que permite que la posesión continua de un tercero determine
la pérdida de su dominio. (Schreiber Pezet, 2011)

Para Cristhian Larroumet, citado por (Schreiber Pezet, 2011, pág. 280):

“La prescripción adquisitiva o usucapión es un modo de adquisición de la


propiedad bastante menos frecuente que la convención. Se puede
considerar que es raro, particularmente en materia inmobiliaria, que un
individuo posea un inmueble con la voluntad de comportarse como
propietario. Empero, la prescripción adquisitiva, llamada también usucapión,
es una institución útil, en la medida en que un individuo cuyo título de
adquisición es irregular o no tiene título alguno susceptible de ser protegido,
se haya comportado como propietario durante treinta años sin haber sido
perturbado por el verdadero propietario. Debe considerarse, igualmente, si
actúa de mala fe, esto es, que no puede ser titular del derecho, actúa
empero como si fuera tal, en espera de que no será objetada su posesión
durante treinta años. Al cabo de un tiempo tan largo, es conveniente
consolidar las situaciones de hecho y transformarlas en situaciones de
derecho, y es aquí que se encuentra el fundamento de la prescripción
1
adquisitiva. El Derecho debe asegurar el orden y no sería conveniente 5
debatir problemas antiguos, sin contar que, si el verdadero propietario no ha
hecho valer su derecho de propiedad durante treinta años, reivindicando el
bien de manos de su poseedor, no solo se presume que no le interesa, aun
cuando su derecho sea imprescriptible, ya que la situación del poseedor que
explota el bien puede ser socialmente útil y más digna de consideración que
su derecho”.

Para (Cuadros Villena, 1995), los fundamentos de la prescripción adquisitiva


de dominio son las siguientes:

 La necesidad de organizarla propiedad sobre la base de títulos


conocidos, que no sería posible si acaso tuviese que producirse la
prueba diabólica de la propiedad hasta el primer adquirente. La
prescripción determina entonces el efecto de poder considerar el
plazo máximo de ella, como el origen de la propiedad.
 Existe en principio una amplia y profunda razón que justifica la
prescripción: la utilización de los bienes y su servicio social. Por eso,
más que el dueño que tiene un título y no explota un bien, será dueño
quien lo usa y hace producir. Entre el propietario que no usa su
propiedad y en cuyo abandono se encuentra una presunción de
desapoderamiento y el poseedor que lo explota continua e
ininterrumpidamente, sin reclamo del dueño, la ley decide por
transformar a este en dueño.
 La prescripción tiene también por objeto perfeccionar el título del
adquirente; no es solamente la que se concede al poseedor, sino al
propio dueño. Tal es el caso de la prescripción corta.

Así mismo, (Ramiréz Cruz, 2004), menciona:

“El fundamento reside en la incuria que el (anterior) propietario pone en el


ejercicio del propio Derecho, en contra de la ajena actividad del goce que se
manifiesta en la prolongada y no interrumpida posesión y que sirve para
1
poner en valor, con beneficio para la generalidad, el bien que ha dejado 6
inactivo o infructuoso el propietario. Se tiene un gran interés con respecto a
la usucapión, en la medida que constituye uno de los soportes o
fundamentos cardinales de todo el sistema jurídico. Otorga seguridad a las
personas. De hecho contribuye, asimismo, a la paz social, de otra parte, que
constituye la medida de la prueba de la propiedad, establece sus límites”.

1.2 PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA ORDINARIA

La prescripción adquisitiva ordinaria, también conocida como corta o leve es


aquella regulada en el artículo 950 del CC, en el segundo párrafo del texto
normativo. El cual otorga el tiempo de cinco años para adquirir un bien
inmueble por prescripción adquisitiva (usucapión), cunado la posesión ha
sido; continua, pacífica y publica.

(Planiol & Ripert, 1942) “Que la prescripción de diez a veinte años tiende a
subsanar en cuanto el verdadero propietario, el vicio que resulta del hecho
de no tener la propiedad aquel de quien el poseedor haya obtenido su
derecho. La ley, como especial consideración en favor del tercero que ha
recibido un inmueble a non domini, le asegura, al cabo de un breve plazo, la
situación que hubiera tenido si hubiera tratado con el verdadero propietario”.

Adquieren los bienes inmuebles por prescripción adquisitiva ordinaria


quienes lo han poseído como propietarios durante cinco años por periodo
continuo, pacífico y público, si es que esta posesión se le añade el justo
título y la buena fe. Si bien nuestro código civil no ha consignado la
denominación “prescripción adquisitiva ordinaria”, por el contenido está
regulado en el artículo 950, segundo párrafo (en el caso de los bienes
muebles), haciendo referencia a la clasificación que hace la doctrina.
(Villanueva Contreras, 2008)

1
7
A. POSESIÓN CONTINUA Y A TÍTULO DE PROPIETARIO

Se entiende por posesión continua aquella que se presenta en el tiempo sin


intermitencias ni lagunas. No se necesita, empero, que el poseedor haya
estado en permanente contacto con el bien y basta que se haya comportado
como lo hace un dueño cuidadoso y diligente, que realiza sobre el bien los
diversos actos de goce de acuerdo con su particular naturaleza. (Schreiber
Pezet, 2011).

(Baudry Lacantinerie, 1926) propone el siguiente ejemplo:

“los bosques sometidos a la tala hasta realizar de tiempo en tiempo los


cortes naturales, dejando entre los mismos, intervalos bastante largos, para
que la posesión sea continua”

Según (Villanueva Contreras, 2008):

A este primer elemento, se deberá aplicar el contenido de la posesión


sustentada en la teoría de Ihering, y luego, en segundo plano, la
presunciones de posesiones del tiempo intermedio entre la posesión actual y
la anterior y la continuidad de posesión la de aquel que le transmitió el bien e
inclusive la presunción de propiedad, no sin antes haberse probado la
posesión en su real contenido y dimensión.

De allí que esta posesión continúa tiene que ser:

 En concepto de propietario, es decir, la posesión continua debe


ejercerse en base a los poderes facticos del Derecho de propiedad.
 Publica, no basada en actos clandestinos.
 Pacifica, obtenida sin violencia.
 No interrumpida, la interrupción de la posesión está referida a la
supervivencia de un hecho que, destruyendo algunas de las
condiciones de la usucapión (permanencia de la posesión, inacción
1
del propietario anterior) corta el curso de aquella, haciendo inútil el 8
tiempo obtenido. Es interrupción natural cuando hay lugar a la propia
perdida de la posesión. Y hay interrupción civil cuando ocurre la
reclamación del propietario.

B. POSESIÓN PACIFICA

La posesión para la usucapión también tiene que ser pacifica porque una
posesión adquirida o mantenida por todo en tiempo de la prescripción por
medio de la fuerza o la violencia no permite la adquisición del Derecho,
habiéndose entender por violencia no solo las vías de hecho sino también la
violencia moral. La prescripción adquisitiva de bienes poseídos por la fuerza
o por la violencia, no comienza sino desde el día en que se hubiese purgado
el vicio de la posesión, lo que a nuestro juicio sucede al haber cesado la
fuerza o la violencia, porque es solo acabo de ese tiempo que el poseedor
vicioso no tendrá contradictor en su posesión, al haber perdido el despojado
la acción posesoria que le hubiera permito recuperar el bien. (Rivera Ore &
Herrero Pons, 2006)

En la doctrina (Álvarez Caperochipi, 1986) menciona al respecto:

La posesión debe ser pacífica, esto es, marginada de todo acto violento por
parte del poseedor. Expone Álvarez Caperochipi “que el título de la posesión
puede alterarse. El poseedor en nombre de otro puede presentarse como
poseedor a título de dueño y la posesión violenta, clandestina o precarista
puede transformarse en pacífica, pública y a título de dueña. Se trata de una
inversión posesoria. Pero la inversión no se presume, sino que, al contrario,
se presume que se continúa detentando con el mismo título con el que se
adquiere. La inversión posesoria debe resultar de un acto expreso y final. El
tiempo para la usucapión empezará a contarse desde entonces.

C. POSESION PUBLICA

Para el doctrinario Hinostroza, citado por (Mantilla, 2019), señala: 1


9
Hay una cierta redundancia al añadir a la palabra posesión la palabra
pública porque a la posesión le es inherente una función de publicidad. Toda
la teoría de la posesión muestra a esta como una exterioridad o una
exteriorización. La posesión es visible, perceptible sensorialmente. Mucho
más que los derechos o que el propio Derecho a la posesión.

En esa asequibilidad que tiene para ser captada desde fuera descansa en
gran medida la razón de ser de la protección. El mundo de los derechos se
revela mucho menos al exterior y tiene un trasfondo de interioridades que
son siempre las decisivas. La función de legitimación, fundada en la
apariencia, que desempeña la posesión, descansa en la publicidad que le es
implícita. Los efectos jurídicos más importantes derivados de la posesión,
que la trascienden hasta el punto de engendrar derechos, descansan en lo
que la posesión muestra y en la creencia que funda en los observadores de
buena fe. Por eso se equipará en algunos aspectos la publicidad posesoria a
la publicidad registral. El propio adquirente por usucapión reputa al
transmitente con poder de disposición en virtud de la que aparece al exterior.

D. JUSTO TITULO

Es de conocimiento la exigencia normativa en la prescripción ordinaria la


existencia del justo título, este instrumento legal sería perfecto de no mediar
circunstancias ajenas al adquirente y propias del enajenante, que impiden
una transferencia efectiva.

Para el doctrinario (Planiol & Ripert, 1942):

“Es el acto que tiene como finalidad la transmisión de la propiedad y que la


hubiera transmitido efectivamente si hubiera sido celebrado con el verdadero
propietario”

Ser un acto traslativo de dominio, como son la compraventa, la donación y


otros análogos. No deberá confundirse el acto jurídico con el documento que 2
0
lo representa (artículo 225 del Código Civil).

Este acto jurídico no debe estar sujeto a una causal de nulidad absoluta,
pues en este supuesto carecería de idoneidad y no sería por lo tanto, justo.

Debe tener existencia real, efectiva. No tienen el carácter de justos los


llamados “títulos putativos”, que son aquellos que solo merecen existencia
en opinión de quienes lo alegan. (Schreiber Pezet, 2011)

El justo título para la usucapión ordinaria debe ser cualquier acto o negocio
jurídico dirigido a la adquisición, debe tratarse de un acto traslativo cuya
finalidad sea la salida de un bien del patrimonio de otro. Por esta razón, se
descarta el testamento, y más todavía la sucesión intestada o legal, ya que
los actos por causa de muerte individualizan al adquirente, antes que
producir realmente un traslado del Derecho, por lo que para estos fines no
se consideran un acto traslativo. En consecuencia, el justo título será
cualquier acto o negocio jurídico a título particular (no universal, como la
herencia) cuya finalidad sea la transferencia de la propiedad, siempre que
sea válido, por lo que su único defecto está circunscrito a la falta de poder de
disposición del transmitente. Por tal motivo, el defecto del título será
subsanado a través de la posesión como buena fe por el plazo
correspondiente. En buena cuenta, el titulo debe ser “justo”, es decir,
legalmente suficiente para transmitir la propiedad por sí solo, con la única
deficiencia de la falta de titularidad del sujeto disponente. En realidad, la
palabra “justo” produce una falta percepción de las cosas, pues si un título
es justo se supone que produce la transferencia dominical; el termino exacto
seria que el negocio jurídico debe ser “ajustado” a Derecho, en el entendido
que, en abstracto, es suficiente para transmisión del dominio; pero en el
caso concreto ese efecto no se realiza por cuanto el enajenante no es
propietario del bien, esto es, carece de poder de disposición. El título es
justo (o” ajustado”) desde la perspectiva obligacional, pues los deberes de
las partes, resultantes del negocio, están pre ordenadas para conseguir la 2
1
adquisición de la propiedad; pero no desde el ámbito jurídico - real, pues la
ausencia de poder de disposición hace que no se transmita el dominio. En
buena cuenta, el “justo título “se mide desde la situación obligatoria, pero no
desde la real. (Gonzales Barrón , 2013)

E. BUENA FE

El poseedor deberá haber actuado de buena fe, esto es, teniendo la


convicción de ser el legítimo propietario del bien que posee. Conviene
señalar que la buena fe no constituye simplemente un estado anímico o
subjetivo, sino que debe corresponder a un elemento causal, objetivo, cual
es el justo título del que tratamos anteriormente. La buena fe presupone este
título y se apoya en él. Faltando el justo título no existiría explicación racional
de fenómenos anímicos. Reiteramos que el justo título es un requisito
fundamental. Por él se controla la libre expresión de un estado de certeza
que es, según se dijo, de naturaleza subjetiva y que de otro modo conduciría
a innumerables problemas, por su imposibilidad de comprobación.

Finalmente, el transcurso del tiempo de posesión es igualmente


fundamental, en la medida que es de la esencia de la prescripción
adquisitiva. El Código actual, como el anterior, no exige la diferencia entre
presentes y ausentes y sanciona un sistema unitario, justificado por el
acortamiento de distancias en la vida moderna y el avance tecnológico. El
telégrafo, el teléfono, el cable, el telex, el fax, el correo electrónico, las
aeronaves y la ingeniería moderna (satélites) han reducido al mínimo el
antiguo problema que creaban las distancias y hoy el mundo está
estrechamente vinculado de manera que en cierto modo no existen
diferencias entre quienes están presentes o ausentes. (Schreiber Pezet,
2011)

La buena fe, es la convicción que tiene el adquiriente de la legitimidad de su


título, es decir, que presuma adquirir válidamente, de quien considere dueño. 2
Esta presunción obedecerá a error de hecho o Derecho. Consiguientemente, 2
no habrá buena fe, si a sabiendas que quien no es dueño transfiere el bien
se adquiere o si a sabiendas que el vendedor es menor de 18 años y carece
de capacidad absoluta se adquiere. De acuerdo a las normas de posesión
de buena y mala fe, la buena fe durará mientras el poseedor presuma en la
legitimidad de su título y esa presunción acabará en cuanto el poseedor
tenga elementos que demuestren su ilegitimidad o sea emplazado a juicio.
(Cuadros Villena, 1995)

1.3 PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA EXTRAORDINARIA

La prescripción adquisitiva larga o impropiamente llamada extraordinaria


tiene el mismo fundamento de la corta, también indebidamente calificada de
ordinaria, esto es, la conveniencia social de la consolidación de la propiedad
y el principio de seguridad que tanta trascendencia tiene en el agregado
social, así como su aporte a la generación de trabajo y a la producción de
riqueza.

Históricamente la prescripción larga fue duramente combatida,


principalmente por los canonistas, quienes sostenían que con ella se
otorgaba carta de ciudadanía o legitimidad a la mala fe. Pero en la
actualidad la figura está universalmente reconocida y todos los Códigos
Civiles la contienen. En efecto, el valor social, que también es moral,
prevalece sobre el valor moral personal, individualista por antonomasia. Hay
en la prescripción adquisitiva larga un contenido social y de manifiesta
trascendencia y se ha dicho, en suma, que el servicio que presta a la
sociedad purga el pecaminoso contenido de la mala fe y por ello ha sido
absuelta.

La adquisición de la propiedad por prescripción larga solo exige los


siguientes requisitos:

 La posesión continua y a título de propietario, ejercitada sobre un bien


2
determinado. Son aplicables en consecuencia, las consideraciones 3
vertidas respecto de la prescripción corta sobre este particular.
 El transcurso del tiempo, o duración de dicha posesión.

El Código vigente señala diez años para la prescripción adquisitiva larga. Se


ha acortado drásticamente el plazo de treinta años que disponía el artículo
871 del Código Civil de 1936. Este recorte, que propiciáramos desde 1949
tiene un doble acierto: Se pone a tono con los avances de la época y es
coherente con el plazo establecido para la prescripción extintiva de la acción
real (inciso 1 del artículo 2001 del Código Civil vigente), salvando la notoria
deficiencia que existía en el Código derogado, según el cual esta
prescripción se producía a los veinte años (inciso 1 del artículo 1168 del
Código Civil de 1936).

Finalmente, para la prescripción adquisitiva larga lo único que falta es, según
quedó dicho, la buena fe. (Schreiber Pezet, 2011)

Si faltan los dos elementos justo título y buena fe, que componen la
prescripción adquisitiva ordinaria, entonces, recibe el nombre de prescripción
adquisitiva extraordinaria, debiendo estar siempre presente el elemento
basado en la posesión continua como propietario, siendo que nuestro
Código Civil vigente para esta clase de prescripción la extiende desde los
cinco años a los diez años. (Villanueva Contreras, 2008)

La prescripción larga o decenal, llamada extraordinaria. Encuentra su origen


en la prescripción longi temporis del Derecho romano. Es modo originario de
adquirir la propiedad; aunque sea ser derivativo cuando el poseedor actual
suma su posesión a las posesiones anteriores para invocar la prescripción.
Sus elementos son: posesión y transcurso del tiempo legal. Ya hemos dicho
que la posesión prescriptora es la que se ejercita a título de dueño directa o
inmediatamente, o indirecta o mediatamente Consiguientemente si el
poseedor es mediador de la posesión ajena, como el arrendatario, el
depositario, el usufructuario, no podrá invocar la posesión para ganar la 2
prescripción. (Cuadros Villena, 1995) 4
La usucapión extraordinaria (o larga) tiene como antecedente la llamada
“prescripción por largo tiempo” (longi temporis praescriptio), cuyo
fundamento no solo se encuentra en subsanar la falta de poder de
disposición del transferente, pues, con esta figura se logra subsanar
cualquier defecto del título, o incluso se consuman adquisiciones sin título.
Por tanto, la usucapión extraordinaria es el remedio último para regularizar
situaciones de hecho largamente consolidadas por el paso del tiempo, y en
las que se toma en cuenta los requisitos de orden jurídico-formal, pues basta
la posesión continua, pacífica y como propietario. En este caso, lo único que
juega es la apariencia fáctica y su continuidad, mas no la apariencia legal;
por lo que la posesión de larga data, sin requisitos legales de orden formal,
puede convertirse en el mejor título. La usucapión no está pensada para
proteger al poseedor de mala fe, sino a cualquier poseedor cuya apariencia
sea compatible con comportamiento análogo al de un titular, según el ámbito
social en el cual se desenvuelve, y al margen de cualquier condicionamiento
jurídico-formal. En efecto, es perfectamente posible que un poseedor cuente
con buena fe-psicológica, esto es, que íntimamente haya actuado conforme
a derecho, pero en realidad su conducta fuese negligente, por lo que en el
estricto marco jurídico tendrá mala fe. Así, la persona que debió conocer un
hecho, y no lo hizo, se reputa que es un actor jurídico malicioso. El caso
típico es el sujeto que compra a un titular presunto, al que todos aprecian
como tal, pero en realidad no lo es, ya que existe un tercero inscrito en el
registro en calidad de propietario. Ello hace descartar, en principio, la buena
fe del adquirente. Pues bien, no caben dudas que este último actuó con el
convencimiento de que su situación era regular, pero un formalismo de
índole legal destruye su íntima honestidad, y la reemplaza por una social
deshonestidad. En estas hipótesis, y en muchas otras análogas, sería muy
duro que el poseedor no pueda convalidar su situación ante el mundo del
derecho; y que, por tal circunstancia, quedase imposibilitado de llegar a ser
dominio.
2
5
Bien puede decirse que la posesión por un plazo muy extendido hace
innecesario la buena o el título, pues el transcurso del tiempo es mejor aliado
para borrar el pasado y consolidar el presente. En forma metafórica se alega
que el poseedor de la usucapión extraordinaria ya no necesita exhibir título
alguno; de manera similar al poseedor que no necesita invocar derecho
alguno para mantener o conservar su estado a través de los interdictos.
Algunos códigos civiles, como el chileno y el colombiano, llegan a establecer
la ficción que el plazo extraordinario hace “presumir la buena fe”, lo que en
realidad significa que el poseedor ya no necesita probar la existencia de
título alguno, y que su adquisición queda consumada. (Gonzales Barrón ,
2013)

2. LA ADICIÓN DE PLAZOS POSESORIOS

La norma prescribe sobre la adición de plazos posesorios “Artículo 898.- El


poseedor puede adicionar a su plazo posesorio el de aquel que le trasmitió
válidamente el bien”.

Este precepto es la repetición del artículo 829 del Código Civil derogado y la
única modificación tiene carácter terminológico, pues reemplaza la palabra
“unir” por “adicionar”, que es más correcta.

La suma o adición de posesiones ha sido establecida por razones prácticas


que conciernen a la propiedad y a la circulación de la riqueza. En efecto, ella
facilita la usucapión o prescripción adquisitiva, con las ventajas que esto
supone para la consolidación del dominio. Supongamos, por ejemplo, que
una persona posee un bien por un determinado número de años y a título de
dueño y que lo transfiera a un tercero. Este, mediante la adición de
posesiones, sumará el tiempo de posesión de su enajenante al suyo propio,
hasta llegar por este camino al plazo señalado por la ley para la prescripción
2
adquisitiva, que es de diez años cuando la posesión reúne los requisitos de 6
ser continua, pacífica y pública, como propietario durante cinco años cuando
median justo título y buena fe y está referida a bienes inmuebles; en tanto
que si se trata de bienes muebles la posesión debe ser continua, pacífica y
pública como propietario, durante dos años si hay buena fe y por cuatro si no
la hay (artículos 950 y 951 del Código Civil). (Schreiber Pezet, 2011)

2
7
La accesión de posesiones constituye una figura limítrofe a la sucesión
universal en la posesión. Mientras la primera expresa, como su nombre
indica, una sucesión a título universal, la accesión de posesiones constituye
una sucesión a título particular. La distinción entre sucesión a título universal
y a título particular radica en que en la primera se transmite el conjunto de
derechos y de obligaciones que integran el patrimonio como un todo,
mientras que en la sucesión a título particular lo que se transmite es un
singular o determinado elemento de ese patrimonio. (Coviello, 2000, pág.
203).

2.1 REQUISITOS

El único requisito que señala el citado artículo es que la transmisión se dé de


forma válida. En tal sentido, si un usurpador le “transfiere” a otro (léase, le
“pretende transferir”) la propiedad de un bien en virtud de un contrato
perfectamente válido, entonces el “adquirente” (en realidad no adquiere
nada porque su transferente no es propietario del bien) podrá sumar a su
posesión el tiempo que estuvo en contacto con el bien aquél que se lo
transfirió. Esta transferencia válida a la que hace referencia la norma da
lugar al denominado justo título, en tanto éste consiste – como ya se indicó –
en un contrato válido pero insuficiente para transmitir el dominio sobre el
bien de una parte a favor de la otra. Entonces cuando el artículo 898º CC
establece como condición para la suma de plazos posesorios la “transmisión
válida del bien”, le está exigiendo al prescribiente que cuente con un justo
título. ¿Además del justo título se le debe exigir al prescribiente buena fe
para que pueda valerse de la suma de plazos? Piénsese en el siguiente
caso: “X” encuentra un inmueble desocupado y se introduce en él. Lo posee
por el plazo de 3 años y luego de ello, estando próximo su viaje al interior del
país, decide dejar el bien. Para ello, contacta con su mejor amigo “B”, quien -
conocedor de la ajenidad del bien – se lo compra a “X”. En este caso existe
un contrato de compraventa entre “X” y “B” en virtud del cual el segundo, no 2
8
obstante conocer que el bien no le pertenece al primero, se lo compra. Se
podría sostener que en la medida que el artículo 898º CC sólo exige la
transferencia válida del bien, sin mencionar a la buena fe por parte del
adquirente, este requisito no resultaría exigible al poseedor prescribiente que
quiere valerse de la suma de plazos. Por ello, en la medida que la norma no
lo exige, la buena fe no sería necesaria para que un poseedor pueda sumar
a su favor el tiempo de posesión de su transferente. (Pasco Arauco , 2019)

Al respecto (Schreiber Pezet, 2011) menciona lo siguiente:

De lo expresado resulta que la adición de posesiones requiere la


coexistencia de los requisitos siguientes:

 Que la posesión actual y la que se suma lo sean a nombre propio y no


a nombre ajeno o como servidor de la posesión. Ambas posesiones
deben llevar implícita la posibilidad de que el bien sea adquirido por
prescripción adquisitiva. En consecuencia, no existirá suma de
posesiones cuando el poseedor es inmediato y no actúa a título de
dueño, como sucede con el arrendatario, el usufructuario o el
acreedor prendario.
 Que las posesiones se encuentran relacionadas por un vínculo
jurídico, pues de otro modo faltaría la indispensable transmisión. Este
vínculo podrá ser de carácter oneroso (compraventa, permuta, cesión
en pago, aporte de capital, etc.) o gratuito (herencia, legado o
donación).
 Que exista continuidad entre ambas posesiones. Esta continuidad se
presume, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 915 del
Código Civil. No habrá continuidad, para poner un ejemplo, si la
posesión del adquirente es interrumpida por un tercero que no reúne
los requisitos señalados con anterioridad.
 Por último, está implícito el requisito de la homogeneidad, según el
2
cual para que proceda la suma de posesiones se requiere que sean 9
de la misma naturaleza, esto es, que tengan una calidad común. Así,
la posesión de buena fe se suma a la de buena fe para conducir esta
situación a la prescripción ordinaria; en tanto que la posesión de mala
fe se adiciona a la de la mala fe para alcanzar la posesión
extraordinaria.

Siendo la homogeneidad un elemento fundamental para la adición de


posesiones, estimamos indispensable hacer algunas precisiones con
el objeto de que no se produzcan interpretaciones erróneas. Por ello
señalamos que: (1) cuando la primera posesión es con justo título y
buena fe y la segunda tiene los mismos caracteres, la suma es
homogénea y es aplicable la prescripción adquisitiva ordinaria o corta.
(2) Si la primera posesión es con justo título y buena fe, pero la
segunda no tiene estos mismos caracteres, o viceversa, o si ambas
posesiones son de mala fe, la suma igualmente se produce; pero ya
no es aplicable la prescripción ordinaria o corta, sino la extraordinaria
o larga.

Si el principio de la homogeneidad no funcionase en la forma descrita


en el párrafo anterior, se presentarían situaciones anómalas, como
sería el hecho de que mientras un poseedor de mala fe sumase la
posesión también de mala fe de su antecesor y adquiriese la
propiedad de un bien por prescripción larga o extraordinaria, un
poseedor de buena fe no podría efectuar esta suma y recién tendría
que iniciar el cómputo de su posesión para adquirir el bien por
prescripción, lo que constituye un contrasentido. En efecto, mientras
un poseedor de un inmueble de mala fe suma la posesión de mala fe
de su antecesor durante 7 años a la suya que es de 3 años y adquiere
la propiedad por prescripción larga a esos 3 años (10 años, artículo
950 primer párrafo) el segundo poseedor de buena fe no podría hacer
lo mismo y tendría que esperar 5 años (artículo 950, segundo párrafo)
3
lo que sería un despropósito. 0
De consiguiente, la homogeneidad debe ser entendida en forma
limitativa y reducirse a la prescripción ordinaria o corta, para la cual
las posesiones que se suman deben ser con justo título y de buena fe.
Para la prescripción adquisitiva extraordinaria o larga no se aplicará,
pues, el principio de la homogeneidad y para ella se pueden sumar
posesiones de naturaleza distinta. Si se exigiera que en esta clase de
prescripción las posesiones tienen que ser (ambas posesiones) sin
justo título ni buena fe, esto es, homogéneas, se estaría concediendo
carta de ciudadanía a situaciones arbitrarias por decir lo menos.

Se discute en doctrina respecto de la aplicación restrictiva o extensiva


de la suma de posesiones. Hay quienes afirman que esta figura se
limita a las transmisiones a título particular o singular, en tanto que
para otros también es dable en las transmisiones a título universal.

2.2 FINALIDAD

Justificar la existencia de dicha institución, la cual fue diseñada jurídicamente


para desarrollarse de manera dinámica y armónica con la prescripción
adquisitiva de dominio.

Para el jurista (Gonzales Barron , 2010):

“Si la finalidad de la suma de plazos posesorios es – mayoritariamente -


facilitarle al prescribiente completar el plazo prescriptorio y de este modo
acceder a la propiedad (o eventualmente, a la servidumbre)”.

La tesis de la continuidad de la posesión en la sucesión a título universal se


sustenta, a su vez, en la teoría del patrimonio, que fuera formulada por la
legislación romana y sostenida, entre otros juristas, por Savigny, Zacarías y
Aubry y Rau. Según ella, al fallecimiento del causante o de cujus, el
heredero lo sustituye continuando su personalidad y reemplazándole en el
patrimonio sin solución de continuidad. (Schreiber Pezet, 2011) 3
1
El principio de la continuidad de la persona lleva a la conclusión de que no
hay nunca excepción de solución de continuidad; por consiguiente, el
patrimonio se transmite del causante al causahabiente sin solución de
continuidad de los dos patrimonios, es decir, el patrimonio del causante y del
causahabiente se confunden. (León Barandiarán , 1944)

El único requisito que señala el citado artículo es que la transmisión se dé de


forma válida. En tal sentido, si un usurpador le “transfiere” a otro (léase, le
“pretende transferir”) la propiedad de un bien en virtud de un contrato
perfectamente válido, entonces el “adquirente” (en realidad no adquiere
nada porque su transferente no es propietario del bien) podrá sumar a su
posesión el tiempo que estuvo en contacto con el bien aquél que se lo
transfirió.

Esta transferencia válida a la que hace referencia la norma da lugar al


denominado justo título, en tanto éste consiste – como ya se indicó – en un
contrato válido pero insuficiente para transmitir el dominio sobre el bien de
una parte a favor de la otra.

Entonces cuando el artículo 898º CC establece como condición para la suma


de plazos posesorios la “transmisión válida del bien”, le está exigiendo al
prescribiente que cuente con un justo título. ¿Además del justo título se le
debe exigir al prescribiente buena fe para que pueda valerse de la suma de
plazos? Piénsese en el siguiente caso: “X” encuentra un inmueble
desocupado y se introduce en él. Lo posee por el plazo de 3 años y luego de
ello, estando próximo su viaje al interior del país, decide dejar el bien. Para
ello, contacta con su mejor amigo “B”, quien - conocedor de la ajenidad del
bien – se lo compra a “X”. En este caso existe un contrato de compraventa
entre “X” y “B” en virtud del cual el segundo, no obstante conocer que el bien
no le pertenece al primero, se lo compra.

Se podría sostener que en la medida que el artículo 898º CC sólo exige la 3


transferencia válida del bien, sin mencionar a la buena fe por parte del 2
adquirente, este requisito no resultaría exigible al poseedor prescribiente que
quiere valerse de la suma de plazos. Por ello, en la medida que la norma no
lo exige, la buena fe no sería necesaria para que un poseedor pueda sumar
a su favor el tiempo de posesión de su transferente. (Pasco Arauco , 2019)

Ahora respecto a la buna o mala fe con la que actúa como prescribiente


(Pasco Arauco , 2019), considera lo siguiente:

La buena o mala fe con que pueda actuar el adquirente del bien (ahora
prescribiente) no desvirtuaría el hecho que consiguió el bien a través de un
acuerdo y no por medio de la violencia, siendo ésta la principal razón por la
que el sistema opta por premiar al poseedor prescribiente.

Como consecuencia de ello, no habrá ningún inconveniente en permitir que


se valga de la suma de plazos posesorios aquel poseedor que recibe el bien
de una persona sabiendo que ésta no ostenta ningún derecho sobre dicho
bien (es decir, actúa de mala fe).

Alguien podría señalar que no está bien que aquél que no actúa de buena
fe se vea beneficiado con la suma de plazos posesorios, en cuanto afectaría
al propietario frente al cual se busca prescribir. No obstante, como ya se
indicó, la suma de plazos posesorios tiene razón de ser – preferentemente -
en el ámbito de la prescripción adquisitiva, y de ella pueden valerse tanto los
usurpadores que son conscientes de no tener ningún derecho de estar en
posesión del bien (ellos invocarán la prescripción extraordinaria) como
aquellos que poseen creyendo tener alguna titularidad (ellos podrían valerse
de la prescripción corta en cuanto cumplan los requisitos del justo título y
buena fe).

Por ello, si la suma de plazos posesorios es un medio para acceder a la


prescripción adquisitiva, y ésta puede beneficiar tanto a los usurpadores 3
3
como a los que actúan de buena fe, no existe ningún inconveniente para
concluir que la suma de plazos posesorios puede ser invocada tanto por
quien cree en la eficacia de su título, como por quien conoce desde un inicio
que el contrato que celebra no es suficiente para adquirir la propiedad del
bien.

Entonces, si bien el justo título y la buena fe habilitan al poseedor para


acceder a prescripción corta, la sola existencia del primero (aun en ausencia
de buena fe) lo habilita para valerse de la suma de plazos. Se trata de dos
beneficios (la prescripción corta y la suma de plazos) que al ser distintos, no
requieren iguales exigencias. Ante ello se podría argumentar que permitir la
suma de plazos en una prescripción larga implica facilitarles las cosas a los
poseedores de mala fe, para que finalmente se hagan dueños de algo que
saben perfectamente no les pertenece (esta pudo haber sido la razón por la
que la Corte Suprema proscribió la suma de plazos en la usucapión larga; no
obstante, se trata de una simple conjetura ya que a lo largo de la sentencia
no existe un solo argumento para defender tal posición).

Sin embargo, frente a este perjuicio individual del original propietario (y


correlativo beneficio de los poseedores de mala fe), se impone la necesidad
de que la usucapión cumpla la más importante de sus funciones, y que
precisamente justifica su existencia como institución milenaria: la de ser
prueba irrefutable de la propiedad.

En conclusión, en sentido contrario a lo resuelto por la Corte Suprema, no


existe impedimento para que la suma de plazos posesorios se dé en un caso
de usucapión extraordinaria, aun cuando el prescribiente no actúe de buena
fe. La existencia del justo título es independiente de la buena o mala fe del
adquirente. Buena fe y justo título habilitan al poseedor para valerse de la
prescripción corta; justo título y ausencia de buena fe habilitan al poseedor
para valerse únicamente de la suma de plazos posesorios y completar los 10
años que exige la ley. 3
4
Así lo reconoce también autorizada doctrina española, según la cual para la
suma de plazos posesorios encaminada a la adquisición de la propiedad,
sólo debe exigirse que ambas posesiones (la del transferente y adquirente)
se ejerzan en calidad de propietario: “(…) en la denominada accesión o
unión, cada una de las dos posesiones, la del transmitente y la del
adquirente, conserva su carácter, su naturaleza, y sólo en el caso de que
ambas sean del mismo carácter o naturaleza, se podrá lograr con plenitud
de efectos su unión.

Así, si el poseedor actual, en el sentido del artículo 1960 ostenta por sí una
posesión apta para la usucapión, porque lo sea en concepto de dueño,
puede beneficiarse y unir esta posesión a la del causante, en tanto la de éste
fuera también posesión en concepto de dueño apta para la usucapión; de lo
contrario no es posible”

Naturalmente, si uno revisa los sistemas jurídicos extranjeros, se percatará


que no necesariamente en ellos se puede arribar a la misma conclusión
planteada por nosotros.

Por ejemplo, en el caso de Alemania, el parágrafo 943 del BGB regula lo que
vendría a ser el equivalente a nuestro artículo 898° CC: “Si la cosa pasa a
ser poseída en concepto de dueño por un tercero por sucesión de derechos,
el tiempo de usucapión transcurrido durante la posesión del anterior
poseedor aprovecha al tercero”. Comentando esta norma, la doctrina
germana señala que conforme al parágrafo 943, en caso de sucesión
jurídica en la posesión, el plazo de usucapión del causante se computa en
favor del nuevo poseedor en concepto de dueño, no obstante este cómputo
se perjudica si el adquirente del bien toma conocimiento positivo de la
ajenidad del mismo; es decir, la suma de plazos posesorios se trunca
cuando dicho adquirente actúa de mala fe. Se pone como ejemplo que “B”
adquiere de “D” un cuadro robado a “E”. En tanto “B” tome conocimiento que
3
5
dicho cuadro fue robado, no podrá sumar a su favor el tiempo que lo poseyó
“D”.

Entonces, para la doctrina alemana está excluida la suma de plazos


posesorios cuando el adquirente actúa de mala fe o, lo que es lo mismo,
conoce la ajenidad del bien que adquiere. Sin embargo, esta posición
encuentra plena justificación dentro del BGB en la medida que éste excluye
cualquier posibilidad de que la usucapión beneficie a los poseedores de
mala fe. Así, el parágrafo 937 segundo párrafo señala que: “(2) La usucapión
está excluida si el adquirente, al tiempo de obtener la posesión en concepto
de dueño, no es de buena fe o si descubre posteriormente que la propiedad
no le corresponde” Como se puede apreciar, el sistema alemán rechaza que
la usucapión pueda beneficiar al poseedor de mala fe, limitando dicha figura
únicamente para los poseedores de buena fe y exigiendo además, que dicha
buena fe se mantenga vigente durante todo el plazo de 10 años.

Teniendo en cuenta ello, se entiende claramente la opción del legislador y de


la doctrina en negarle al adquirente que actúa de mala fe la posibilidad de
valerse de la suma de plazos posesorios. En cuanto los alemanes no
regulan los dos tipos de usucapión (extraordinaria y ordinaria), limitándose a
plantearla sólo para los casos de buena fe, cualquier actuación de mala fe
por parte del poseedor carece de relevancia jurídica en lo que respecta a la
adquisición de propiedad por usucapión.

Es más, en caso el adquirente actúe de buena fe, sólo podría sumar a su


favor el tiempo en que su transferente fue un poseedor de buena fe,
excluyéndose el plazo posesorio en que aquél hubiese actuando sabiendo
que no contaba con ningún derecho que sustente su permanencia en el
bien. Así lo reconoce autorizada doctrina alemana: “Debe computarse sólo el
período de usucapión (es decir, de buena fe), por tanto, no el tiempo en que
el antecesor era de mala fe”.
3
6
Se justifica, entonces, que en el sistema alemán los adquirentes de mala fe
no puedan sumar el plazo posesorio de su transferente. Es la propia
regulación del BGB la que condiciona tal solución. En el Perú, en cuanto la
regulación de la usucapión (como se ha podido ver) es muy distinta (se
podría decir que hasta contraria, en cuanto en el Perú se reconoce la
usucapión de cualquier poseedor) al sistema alemán, la solución no puede
ser la misma.

3
7
2.3 TRANSFERENCIA QUE PERMITE ACCEDER A LA ADICIÓN DE
PLAZOS POSESORIOS

Los contratos que permiten la transferencia de propiedad y que, por ende –


en las dos situaciones ya descritas en el párrafo precedente – permiten la
suma de plazos posesorios: la compraventa, la permuta, la donación y la
renta vitalicia (a estas cuatro figuras habría que agregar la dación en pago,
la transacción, la aportación a sociedad y también la sucesión universal
como formas de justo título, pero de ellas no nos ocuparemos)

En síntesis, la compraventa, la permuta, la donación y la renta vitalicia son


(algunos de) los contratos que permiten al nuevo poseedor sumar a su favor
el tiempo de posesión de su transferente, pero sólo en los dos casos ya
detallados: (i) cuando el adquirente actúa de buena fe; (ii) cuando el
adquirente actúa de mala fe en cuanto sabe, pese al silencio del
transferente, que éste no es propietario del bien. Por el contrario, cuando el
transferente y el adquirente manifiestan (ambos) ser conscientes de la
ajenidad del bien, la suma de plazos posesorios no es posible en función a
un contrato “traslativo de propiedad” - en realidad ambas partes reconocen
que no opera transferencia de titularidad alguna - sino por medio de un
acuerdo de transferencia posesoria. (Pasco Arauco , 2019).

3
8
ANÁLISIS DEL PROBLEMA

Una vez desglosados los conceptos doctrinarios y jurisprudenciales en torno


al problema materia de análisis, es momento de dar las posibles soluciones
al caso, teniendo en cuenta que es una discusión que se ha dado en todas
las sociedades y civilización, así que será imposible encontrar una solución
definitiva al problema, pero como investigadores que somos pensamos en
que siempre es bueno colocar nuestro grano de arena para sentar las bases
de una ciencia tan cambiante como es el Derecho.

La institución jurídica de la Prescripción adquisitiva de dominio, está en


constante desarrollo doctrinario, en merito a la importancia que tiene en el
mundo jurídico como en la sociedad, debido a que, mediante ella se priva de
un derecho de carácter constitucional, como es la propiedad, sin más prueba
que el cumplimento de requisitos de carácter real (la posesión; continua,
publica y pacifica). La misma fundamenta su existencia sobre la base de la
equidad e interesa a la sociedad conservar el principio de la seguridad del
dominio, como presupuesto necesario de la paz social, evitando conflictos en
el área dominial.

En la actualidad el tráfico de bienes en nuestro país, es merecedor a muchas


dudas, debido a que poseedores de mala fe, se apropian de manera ilegal,
faltando a principios y preceptos normativos o simulando el cumplimiento de
requisitos para alcanzar un derecho que no corresponde. Por otro lado, la
falta de interpretación amplia puede privar a poseedores de buna fe y con el
cumplimiento de los requisitos que la norma prescribe, de un derecho que
les corresponde.

El presente pretende dar un pequeño enfoque a la seguridad jurídica en


cuanto al tránsito de bienes. Desde la siguiente perspectiva; mediante la
prescripción se puede adquirir propiedad, en la prescripción adquisitiva de
3
dominio extraordinaria, el tiempo que se debe poseer él bien inmueble 9
materia de prescripción, es de diez años. La norma otorga la posibilidad de
sumar la posesión de distintos poseedores; en tiempos distintos sobre un
mismo bien, para aquel que adquiere por última vez el inmueble pueda
adquirir la propiedad del mismo. Pero no establece si la adición de plazos
posesorios es posible si existe mala fe, como en el poseedor originario o
quien ostenta por última vez dicha posesión. Dicho de otra forma; si es
necesario la buena fe para la adición de plazos posesorio en la prescripción
adquisitiva de dominio. Conjuntamente que se exponga como requisito la
homologación de la posesión pacifica, publica y continua a título de
propietario tanto para la posesión que ostento el transferente y la del
adquiriente para la prescripción extraordinaria.

4
0
CONCLUSIONES

Terminado el desarrollo del presente trabajo de investigación arribamos a las


siguientes conclusiones.

1) La adición de plazos posesorios es una institución que permite sumar


la posesión de distintos poseedores y es posible tanto en la
prescripción ordinaria como en la extraordinaria, pero para ello tiene
que cumplirse los requisitos exigidos en el precepto normativo. En la
primera además de la posesión pacífica, publica y continua, por el
periodo establecido. Es necesario que exista justo título y buena fe, la
suma se hace posible cuando existe la homologación de requisitos.
En el caso de la prescripción extraordinaria la particularidad se
encuentra en que para la adición de plazos posesorios los requisitos
versan entre la posesión pacifica, publica y continua. De ello se
desprende; en el caso que exista justo título, si este se transfiere y el
adquiriente de dicha transferencia carece de buena fe, no podrá pedir
la prescripción ordinaria, pero obtendrá el derecho si solicita la
prescripción extraordinaria. Existirá la suma de plazos posesorios
cuando entre transferente y adquiriente haya tan solo un acuerdo de
transferencia de dicha posesión.

2) Si se puede valer de la suma de plazos posesorios, cunado la


posesión es ilegítima (Es la que se ejerce sin título; se adquiere por
un modo insuficiente para constituir derechos reales), de mala de fe
(cuando el poseedor tiene conocimiento que posee injustamente; sin
derecho). Ello debido a que no existe ningún fundamento para
restringir la suma de plazos posesorios a los poseedores que actúan
de buena fe o aquellos poseedores que adquirieron la posesión de
mala fe, pero quien transfirió tenía la certeza de la legitimidad de la
posesión que ostentaba (transferencia de la posesión de buena fe). 4
1
Frente al posible desmedro individual, cabe resaltar la importancia de
la función que tiene la institución de la prescripción adquisitiva;
aquella que justifica su existencia como institución milenaria: la de ser
prueba irrefutable de la propiedad y la trasferencia dinámica y segura
de los bienes.

3) Por último, el tema, no pasa por sostener que la finalidad de la suma


de plazos posesorios es de ayudar a quien actúa de mala fe. El fin es
sencillamente contribuir a que las situaciones fácticas sean un reflejo
de las situaciones jurídicas vigentes. Analizando que los requisitos
exigidos por la norma en cuanto a la usucapión extraordinaria, en la
suma de plazos posesorios se cumplan a cabalidad, tanto para la
posición originaria como para aquella posesión que ostenta el
prescríbiente.

4
2
RECOMENDACIONES

Luego de realizar el estudio de la problemática en cuestión, es importante


precisar las siguientes recomendaciones:

1) La interpretación de los operadores de derecho debe estar orientada


a la función sistemática de las instituciones jurídicas, interpretando
cada situación jurídica y resolviendo sin obviar la finalidad de cada
institución, su fundamento y el beneficio social.

2) El estado debe realizar cursos talleres o boletines informativos, debe


generar un acercamiento con la población, dando a conocer la
normatividad vigente, porque las normas son creadas para la
colectividad y no es exclusiva solo de los futuros abogados, los
abogados, jueces, fiscales o personas que se desenvuelven en las
Instituciones Públicas. Ello permitirá como deben actuar frente a la
adquisición de algún derecho o cuando puede ver extinguido el
mismo.

3) Debe añadirse, al texto normativo respecto a la institución de adición


de plazos sucesorio, dejar establecido que la buena fe o la mala fe, no
son fundamento para impedir la usucapión.

4
3
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