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EL CASO AIMÉE – “PARANOIA DE AUTOCASTIGO”

JAQUES LACAN

Marguerite Pantaine nació en Mauriac el 4 de julio de 1892. Lacan la llamará en su tesis Aimée
(amada), que es el nombre de la heroína de una de las novelas que ella escribió.
Provenía de una familia católica de campesinos del centro de Francia.
Criada por una madre que sufría síntomas de persecución, soñó muy pronto, a la manera de Emma
Bovary, con salir de su condición y convertirse en una intelectual.
En 1910, a la edad de 18 años, entró en la administración de Correos.
7 años más tarde, con 25, se casó con René Anzieu, también funcionario de Correos ( Marguerite
Anzieu).
Inicio de la psicopatología
En 1921 (28 años), mientras estaba embarazada, comenzó a tener un comportamiento extraño, con
ideas de persecución.
Sus reacciones violentas van creciendo. Corta con un cuchillo las ruedas de la bicicleta de un vecino
y arroja objetos contra su marido
Tiene pesadillas sobre la muerte de su hijo a venir. Finalmente, Aimée da a luz a una niña que nace
muerta por una vuelta en el cordón umbilical.
Recibe una llamada de una mujer que fue su amiga íntima durante tres años (C. de la N.), por lo que
Aimée concluye, con certeza psicótica, que ella es la responsable de la muerte.
Con 30 años, Aimée vuelve a quedarse embarazada y aparecen síntomas similares. Nace un varón
(Didier) y no permite que nadie se ocupe de él más que ella misma durante un periodo de 5 meses.
EL CASO AIMÉE – “PARANOIA DE AUTOCASTIGO”
JAQUES LACAN
Sus sentimientos de persecución y su hostilidad contra la gente aumentan.
Autorreferencias:
Tiene la impresión de que sus compañeras de oficina hablan de ella para calumniarla.
Lo mismo en la calle, donde observa que los demás cuchichean sobre ella.
En el periódico encuentra que hacen alusión a ella.
Todos de alguna forma quieren lo mismo: la muerte de su hijo. Considera que todos amenazan a su
hijo: los coches pasan demasiado cerca del cochecito del bebé, los vecinos quieren lastimarlo…
Durante este periodo, el marido se entera que su mujer ha renunciado a su trabajo y ha pedido
pasaporte para los Estados Unidos haciendo uso de un papel falso donde se afirma que el marido
autoriza su salida. Su intención es huir con su hijo para protegerle. Además, quiere ser novelista y
probar fortuna en aquellas tierras.
Fue internada durante 6 meses en una clínica para enfermos mentales con el diagnóstico de delirio
de interpretación. Los expedientes de esta clínica hablan de cómo se sentía perseguida por la gente
en las calles o por sus vecinos, quienes según ella, le proferían maldiciones e injurias. Sale de esta
internación por petición de sus familiares.

Primer ingreso
Sale de la clínica y se ocupa de su hijo, al parecer, de manera estable, pero no quiere regresar al
trabajo por lo que se deduce que la idea de persecución continuaba.
Posteriormente, pide su traslado a París, el cual es aceptado. En 1924 (32 años) se muda sola, sin
marido y sin hijo.
Va construyendo de manera progresiva su delirio contra la señora “Z” (Huguette Duflos, cuyo
verdadero nombre era Hermance Hert, actriz célebre de la escena parisiense de la década de 1930),
de quien aseguraba venían las amenazas de matar a su hijo. ¿Cómo llegó a esa conclusión Aimée?
Después de muchos interrogatorios apretados, confiesa Lacan, Aimée cuenta que fue en la oficina,
en un momento donde intentaba esclarecer de dónde venían las amenazas contra su hijo, cuando
escuchó por primera vez que sus compañeras hablaban de esta actriz y fue ahí donde comprendió
que se trataba de ella.
En París, la había ido a ver al menos dos veces: una al teatro y otra al cine. Aimée se entera que la
señora “Z” se presentaría cerca de su casa, a lo que ella interpreta como toda una provocación.
Sus sueños sobre su hijo muerto continúan y, aunque va a visitarlo a su pueblo natal, donde vive
con su padre, teme mucho por su vida. Hasta tal punto que siente que algo tiene que hacer porque
de otra forma la desgracia no tardaría en llegarle y ella sería entonces una madre criminal.
La tormenta de ansiedad y persecución va tomando fuerza a medida que pasa el tiempo.
Pese a que la señora “Z” fue su perseguidora principal, existieron otros perseguidores.
EL CASO AIMÉE – “PARANOIA DE AUTOCASTIGO”
JAQUES LACAN
Tal es el caso de otras mujeres a su alrededor, pero principalmente del editor de las novelas de esta
actriz, a quien Aimée al parecer le depositaría, en un primero momento un amor erotomaníaco
(Deseo sexual exagerado o exacerbado en una persona) para pasar después al despecho y rencor.
Decía que era por su culpa que había abandonado a su marido ya que éste se lo había pedido.
El amor erotomaníaco no solo se presentó con este personaje, sino también con el príncipe de Gales,
a quien le escribía largas cartas.
También considera que un redactor del Journal hace en sus artículos frecuentes alusiones y
amenazas hacia ella. Se siente plagiada y cree que copian extractos de sus novelas no publicadas.
Pasa por un periodo de “disipación”, en el que “se cree en la obligación de ir hacia los hombres”.
Aborda a los hombres que pasan por azar cerca de ella por la calle. Muchas veces estos encuentros
terminan en hoteles.
Es en esta idea obsesiva en que Aimée siente la imperiosa necesidad de hacer algo para detener las
amenazas de muerte hacia su hijo, que planea la agresión a la señora “Z”.
El 18 de abril de 1931, a la entrada del teatro, Aimée aborda a una actriz famosa parisina, quien
actuaba esa noche. La está esperando, y le pregunta: ¿es usted la señora “Z”? (de esta forma Lacan
la llamó) y al recibir un sí como respuesta, Aimée saca de su bolsa una navaja y llena de odio
levanta su mano contra ella, pero es detenida por la actriz quien en este intento sale dañada de su
mano al cortarse dos tendones del dedo meñique de la mano derecha.
Al ser interrogada Aimée por el motivo de su agresión, solo dijo que la señora “Z” llevaba mucho
tiempo amenazándola y provocándola. Ella tenía la certeza de que no actuaba sola, estaba en
complicidad con un hombre de letras, también famoso, quien había revelado parte de su vida
privada.
Aimée es enviada en primera instancia a la enfermería especial y a la cárcel de mujeres de Saint-
Lazare.
Un mes y medio después, el 3 de junio de 1931, es internada en la clínica Sainte-Anne con el
diagnóstico de “delirio sistemático de persecución a base de interpretación con tendencias
megalomaníacas y sustrato erotomaníaco”.
El 18 de junio de 1931, Lacan se hace cargo del caso, en el que trabaja durante un periodo de año y
medio.
Aimée tenía 38 años.
Durante la estancia de Aimée en la clínica, su delirio desapareció.
La interpretación
Para Lacan se trataba sin duda de una paranoia y para este diagnóstico se basó en una descripción
kraepeliana: la conservación de un orden en los pensamientos, en los actos y en el querer. Pero bajo
esta concepción no se explicaría la curación.
Delirio con dos vertientes:
1. Persecución
2. Grandeza:
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• Idealismo reformador, misión social
• Erotomanía hacia personaje de la realeza
Sigue a Freud, que habla de que en los delirios de celos paranoicos existe un atractivo sexual
inconsciente hacia el perseguidor.
• “Erotomanía homosexual” hacia sus perseguidoras.
• “Erotomanía heterosexual” hacia:
– Pierre Benoît (“P.B.”), autor de una novela en la que “Z” actuó. Se reconoce en
varios de sus personajes y le molesta con sus supuestas alusiones a su vida privada.
Se encuentran las tres fases descritas por Clérambault: esperanza, despecho y
rencor.
– El Príncipe de Gales, que aparece como una figura benévola que la protege de la
persecución de Z. y otros sus perseguidores. Es una erotomanía platónica (amor
pasional idealista sin componente sexual, al estilo descrito por Dide).
Desencadenamiento de la psicosis en embarazo y puerperio. Lacan, al igual que Kraepelin, utiliza el
término “causa ocasional”.
La noción de desencadenamiento se opone a la continuidad del constitucionalismo. Para Sérieux y
Capgras, en la evolución del delirio de interpretación el comienzo de la psicosis permanece incierto
y se confunde con la vida del paciente; poco a poco se produce una cristalización de las
interpretaciones alrededor de una concepción o de una tendencia predominante ligada a una
situación vital.
Para Lacan, por el contrario, el desencadenamiento (“punto o momento fecundo”) de la psicosis
constituye un momento de ruptura que produce cierta discontinuidad en la vida del enfermo.
Cuando a los 18 años Aimée se va de la casa familiar, vivió durante un trimestre en la casa de su
tío, cuya mujer es la hermana mayor de Aimée (tras trabajar como empleada del hombre, se casa
con él a los 15 años). Allí Aimée está bajo la autoridad de su hermana.
Años más tarde las hermanas vuelven a encontrarse. 8 meses después del matrimonio de Aimée, su
hermana va a vivir con ella. En el momento en que Aimée no puede hacerse cargo ya de su hijo a
causa de la enfermedad, esta mujer la reemplaza en las tareas maternas.
Lacan indica que Aimée está dominada por esta hermana que logra suplantarla. Representa de
alguna manera “la imagen misma del ser que ella es incapaz de realizar”.
Se produce una negación: en lugar de reconocer su odio hacia su hermana (complejo fraterno), se
refugia en el “desconocimiento sistemático”. Su odio se orienta hacia objetos alejados de su odio
real, hacia sustitutas de su hermana.
C. de la N. inaugura, tras la llamada telefónica, la serie de perseguidoras.
Después vendría Sara Bernhardt, a la que su madre conoció en un convento.
Finalmente Z (Huguette ex-Duflos)
EL CASO AIMÉE – “PARANOIA DE AUTOCASTIGO”
JAQUES LACAN
Lacan se pregunta: “¿Cuál es, en efecto, para Aimée el valor representativo de sus perseguidoras?
Mujeres de letras, actrices, mujeres de mundo, representan la imagen que Aimée se hace de la mujer
que, en un grado cualquiera, goza de la libertad y el poder sociales. (…) Ese tipo de mujer es
exactamente lo que Aimée misma sueña con llegar a ser. La misma imagen que representa su ideal
es también el objeto de su odio.”
Se encuentra un rastro de la formulación de la teoría del espejo, aun antes de ser conceptualizada.
En la proliferación de dobletes reconocemos el trastorno imaginario producto de la regresión tópica
al estadio del espejo. Estas consideraciones le permiten explicar el mecanismo de autopunición:
Aimée agrede a su ideal exteriorizado y, al hacerlo, se agrede a sí misma.
En la medida en que el objeto agredido tiene el valor de un puro símbolo, no logra, a diferencia del
pasional, tranquilizarse después de su pasaje al acto, sino cuando percibe que a través de ese acto se
vuelve culpable frente a la ley, esto es, cuando alcanza a agredirse. Lacan concluye: “La naturaleza
de la curación demuestra la naturaleza de la enfermedad”.
Entiende, pues, que cuando Aimée agrede a la actriz se ha agredido a sí misma y sólo entonces
aparece la caída brusca del delirio.
Para Lacan el deseo es satisfecho cuando una experiencia de vida determina el equilibrio afectivo,
hay un alto en el actuar y se disipan los fantasmas. Tal experiencia de vida es social en su origen
porque se trata del castigo. En otras palabras, el castigo determina el fin del deseo; en el castigo está
el objeto mismo del deseo.
El desconocimiento en la locura no es más que una imagen invertida de su mismo ser, el que delira
desconoce que su perseguidor no es más que él mismo.
Aimée intenta matar a otra que la representa y que encarna a la vez su ideal.
A este tipo de paranoia Lacan la designa PARANOIA DE AUTOCASTIGO, que tiene la
característica de ser curable. Si bien había sido establecida ya la relación entre la psicosis y la
autopunición, esta entidad es una creación original de Lacan.
“Freud en 1923 publicó un artículo al que tituló “Sobre algunos casos de delincuentes por sentido
de culpabilidad” donde por vez primera formuló la hipótesis de que determinados delincuentes
delinquían por culpabilidad es decir buscando activamente el castigo para una falta imaginaria a
través de un crimen o delito actual, lo prohibido actuaba como un atractor precisamente por esa
promesa de castigo. Concluyó su análisis con la célebre sentencia. “La falta es anterior a la
culpa”.
Lacan considera que existe una detención evolutiva de la personalidad de Aimée en el momento de
la integración infantil de la conciencia moral; es decir, en el momento de la génesis del superyó. De
ahí que la tendencia dominante sea la autopunición. En Aimée actúa una fijación al estadio sádico
anal del desarrollo de la libido y al complejo fraterno que origina los trastornos de la instancia
punitiva: el resultado es una estructura paranoica.
Ubica, entre los crimines del ello y los del yo planteados por Guiraud, los crímenes del superyó, en
los que el acto criminal tiene una intención autopunitiva.
En la medida en que al golpear se golpea a sí misma, produce una realización de deseo (de la
pulsión autopunitiva) que la libera de su delirio.
EL CASO AIMÉE – “PARANOIA DE AUTOCASTIGO”
JAQUES LACAN
La responsabilidad del psicótico (1)
La tendencia general de los psiquiatras franceses contemporáneos de Lacan es rechazar la noción de
responsabilidad.
Lacan, en ese momento, no toma parte en el debate (“es una cuestión muy sujeta a controversias”).
Rechaza la atribución de una irresponsabilidad total de todos los actos cometidos por un delirante y
añade que la aplicación de sanciones penales debe estar acompañada de vigilancia y tratamiento
psiquiátrico.
La responsabilidad del psicótico (2)
Años más tarde, su posición se vuelve más clara: no se le puede privar al enfermo de
responsabilizarse por sus actos puesto que “este asentimiento subjetivo es necesaria para la
significación misma del castigo”.
El lenguaje en Aimée (1)
“Los escritos son documentos muy preciosos. Hay que recogerlos cuidadosamente, y obtenerlos ya
desde el momento de entrada al asilo, en que aún no ha aprendido la reticencia…”
Lacan no encuentra en Aimée esquizofasia/esquizografía. “En cuanto a los circunloquios de la
frase… y a esos latiguillos, machaconerías y repeticiones de la forma sintáctica que en la mayor
parte de los paranoicos expresan estereotipias mentales de orden más elevado, es muy notable
comprobar la ausencia total en sus escritos.”
Es una verdadera “enamorada de las palabras”.
Los escritos quedan vinculada a la temática delirante.
El lenguaje en Aimée (2)
Escribió dos novelas en los 8 meses que preceden al atentado.
La primera fue escrita de un tirón. Se titula El detractor y está consagrada al príncipe de Gales
(“podría haberse llamado Idilio”).
La segunda está escrita en una “atmosfera febril”. Es una sátira que aspiraba a mostrar los
escándalos y miserias de su tiempo, con una aspiración hacia un estado mejor. Lleva por título
Salvo nuestro respeto y también está dedicado al Príncipe de Gales.
Lacan señala la discordancia manifiesta entre el lugar central del niño en sus preocupaciones
delirantes y el interés real que manifiesta hacia él. En realidad, no se ocupa de su hijo, lo deja al
cuidado de su hermana. Esto indica la distancia que existe entre el niño real y el niño de su delirio.
Para algunos autores, llama la atención que Lacan no le haya dado importancia al lugar que tuvieron
la madre y la hermana de la madre de Aimée en su delirio.
Lo primero que hay que resaltar es la posición francamente delirante de la madre cuando se entera
del pasaje al acto de su hija. Cuando el delirio de Aimée se desinfló, inmediatamente después de su
pasaje al acto, el de la madre tomó lugar.
EL CASO AIMÉE – “PARANOIA DE AUTOCASTIGO”
JAQUES LACAN
Lacan reconoce -de manera reservada- en el primer capítulo de su tesis que la madre “está afectada
por la locura de la persecución” (Lacan lo escribe con comillas) y que una tía presentaba conductas
“inconformes y desordenadas”.
De los datos importantes de la historia de Aimée, se incluyen aquellos en el momento en que la
madre estaba embarazada de la paciente: su hija, la mayor, muere en un trágico accidente a la edad
de 5 años. Lacan escribe que tal accidente fue debido a la caída de la niña por la puerta abierta de un
horno encendido, muriendo rápidamente por las quemaduras. La misma familia, relaciona la locura
de la madre con este accidente.
Jean Allouch recoge el testimonio del hijo de Aimée, Didier Anzieu, quien relata este mismo
accidente con datos distintos: “Ella (su propia madre) era la tercera de los hermanos, la tercera o la
cuarta... Ahí está el problema. Antes que ella habían nacido tres niñas. La familia vivía en una gran
casa de mampostería, cerca del establo y de los campos. La habitación común era la única que tenía
calefacción, una gran chimenea en la que ardían grandes leños de madera, ahí se cocinaba y en su
interior uno podía sentarse sobre bancos. La escena tuvo lugar antes del nacimiento de mi madre.
Era día de fiesta. Para ir a misa, a Marguerite, la más pequeña de las tres hijas, le habían puesto un
vestido de organdí. La dejaron un momento bajo los cuidados de la mayor, la que habría de ser mi
madrina. La pequeña estaba vestida ligeramente y hacía frío, se acercó al fuego... y murió quemada
viva. Fue un choque atroz para sus padres, para sus dos hermanas. Y como nació otra niña, le
pusieron el mismo nombre, Marguerite”.
5 meses después del trágico accidente, la madre vuelve a quedarse embarazada y el niño muere al
nacer. 11 meses después nace Aimée, a quien se le da el nombre de su hermana mayor muerta.
Son, por tanto, 2 muertes las que preceden a Aimée. Es la muerte quien la precede y la bautiza, ya
que ocupa el lugar de la hermana muerta.
La locura de la madre precede al nacimiento de Aimée, como la precede a la misma Aimée cuando
ella está embarazada.
10 años antes de las entrevistas que Lacan sostuvo con Aimée, la madre se había presentado como
una mujer interpretativa y vulnerable cuyas inquietudes se transformaban rápidamente en
sospechas. Tenía la sensación de ser espiada y escuchada por los vecinos lo que le llevaba a pedir
que le leyeran en voz baja sus cartas por ser ella era analfabeta.
A partir de que se entera de lo que le sucede a Aimée, la madre se encierra, afirmando que lo que le
había pasado a su hija era debido a la hostilidad de los vecinos más cercanos. Parece que se trata de
la eclosión de un delirio en ocasión de lo sucedido a su hija.
Jean Allouch plantea que Lacan puso sobre la mesa los elementos para el diagnóstico de folie à
deux.
Es incluso posible, para algunos autores, pensar la existencia de una folie à trois, si se tiene en
cuenta a la hermana de la madre, Èlise Pantaine, de quien constan pocos datos. Es esta hermana
quien se va a ocupar del hijo de Aimée cuando ella se marcha a París.
Elisabeth Roudinesco relata la continuación de la historia de Aimée, en la que podemos constatar
una estabilización relativa que le permite mantenerse alejada de la necesidad de una reinternación.
EL CASO AIMÉE – “PARANOIA DE AUTOCASTIGO”
JAQUES LACAN
“En esta maravillosa historia la realidad se parece a una novela. En 1941 las autoridades deciden no
seguir alimentando a los pensionados de los asilos, que cuestan demasiado caros en tiempos de
guerra. Centenares de alienados son echados sin recursos. Aimée sigue ese destino. Echada de
Sainte-Anne, en donde ocupaba las funciones de ayudante de biblioteca, es acogida en el campo por
su segunda hermana. Luego de la liberación conoce a unos buegueses parisinos (…). Se vuelve su
cocinera, y como valoran sus talentos, la invitan a seguirla a su casa de Boulogne. (…) Continúa
escribiendo bajo el dominio de una inspiración religiosa. Al final de su vida proyectará escribir un
ensayo sobre las mujeres de la Biblia. A veces atraviesa crisis místicas y se siente perseguida. A
pesar de su locura, no volverá a cometer otro acto violento y nunca será reinternada.”
En el momento en que sale del hospital se encontraba bastante bien y desde hacía algún tiempo se
planeaba la posibilidad de su salida.
Su hijo dice: “Después de sus 12 años de encierro ella llevó una vida independiente. Trabajó
activamente para compensar las dos escasas pensiones que le daban (…). A continuación se volcó
hacia obras de caridad, en las que fue muy querida y a veces bastante susceptible. Hasta el momento
de su declive guardó una curiosidad intelectual insaciable.”
En 1949, su hijo Didier, después de haber realizado estudios de filosofía, decidió convertirse en
analista. Recibió su formación didáctica en el diván de Lacan, mientras preparaba una tesis sobre el
autoanálisis de Freud, bajo la dirección de Daniel Lagache, y sin saber que su madre había sido el
famoso caso "Aimée". Anzieu se enteró de la verdad por boca de la madre, cuando ésta, por un azar
extraordinario, se empleó como ama de llaves en la casa de Alfred Lacan (1873-1960), el padre de
Jacques.
Hubo tras esto un conflicto entre Didier Anzieu y Lacan, como también de éste con la propia
Marguerite, que le acusaba de haberla tratado como "un caso", y no como a un ser humano, pero
sobre todo le reprochaba que nunca le hubiera devuelto los manuscritos que le había entregado
antaño, en el momento de su internación en el Hospital Sainte-Anne.

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