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Desarrollo

Físico y Salud
en la
Adolescencia
Psicología Clínica
Adolescencia y Adultez
Desarrollo Físico y Salud en la Adolescencia

Adolescencia una transición del


desarrollo
Los rituales que marcan la llegada a la
adolescencia en los niños son comunes
en muchas sociedades. Por ejemplo, las
tribus “apache” celebran la primera
menstruación de una niña con un
ritual de cuatro días que incluye
cantos que duran desde el amanecer
hasta el atardecer.

Así mismo se define adolescencia como: una


transición del desarrollo entre la infancia y la
adultez que implica cambios físicos, cognitivos
y psicosociales importantes.

Y pubertad se define como: el proceso


mediante el cual la persona alcanza la
madurez sexual y la capacidad para
reproducirse.

“Por tradición se pensaba que la adolescencia y la pubertad comenzaban al mismo


tiempo, cerca de los 13 años, pero hoy en día la pubertad comienza antes de los 10 años
y la adolescencia entre los 11 años y termina aproximadamente a los 19 o 20 años”
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Adolescencia como transición social

En las sociedades preindustriales, los


niños entraban al mundo adulto
cuando maduraban en sentido físico o
cuando comenzaban a trabajar como
aprendices en una vocación. No fue
sino hasta el siglo XX que la
adolescencia se definió en el mundo
occidental como una nueva etapa vital
independiente. En la actualidad la
adolescencia es universal; también es
cada vez más frecuente que el
matrimonio, junto con sus responsabilidades acompañantes, ocurra después; los
adolescentes pasan gran parte de su tiempo en su propio mundo, el cual es
primordialmente independiente del de los adultos.

Adolescencia: un momento de riesgos y oportunidades

La adolescencia temprana (aproximadamente de los 11 a 14 años) ofrece


oportunidades para el crecimiento, no
sólo en las dimensiones físicas sino
también en competencia cognitiva y
social, autonomía, autoestima e
intimidad; este periodo conlleva riesgos;
algunos jóvenes tienen problemas para
manejar todos estos cambios a la vez y
es posible que necesiten ayuda para
superar los riesgos que encuentran a lo
largo del camino.

Los
jóvenes
de hoy viven en un mundo globalizado, una red de
interconexiones e interdependencias; la globalización
y la modernización han puesto en movimiento
cambios sociales en todo el mundo; entre estos
cambios se encuentran la urbanización, una
expectativa de vida más larga y sana, reducción en
las tasas de nacimiento y familias más pequeñas;
están menos dispuestos a seguir los pasos de sus
padres y a recibir la guía de sus consejos.
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En la pubertad
también
aumenta la
preparación para
los roles sexuales
que, para las
niñas de la
mayor parte del
mundo, implican
la preparación
para los roles
domésticos.

Así el cambio
cultural es
complejo, puede
ser liberador y
desafiante al mismo tiempo. Los adolescentes de la actualidad están trazando un
nuevo curso, el cual no siempre se sabe con seguridad a donde conducirá.

Pubertad: el final de la niñez

La pubertad implica cambios biológicos espectaculares, estos cambios son parte de un


proceso largo y complejo de maduración que comienza incluso antes del nacimiento, y
sus ramificaciones psicológicas pueden continuar hasta la adultez.
La pubertad es resultado del aumento en la producción de las hormonas relacionadas
con el sexo, lo cual ocurre en dos etapas:

1.- Adrenarquia: que es la maduración


de las glándulas suprarrenales.

En esta primera etapa que comienza


cerca de los siete u ocho años de edad, las
glándulas suprarrenales que se localizan
por arriba de los riñones segregan niveles
gradualmente mayores de andrógenos,
principalmente dehidroepiandrosterona
(DHEA), esta presenta un papel
importante en el crecimiento del vello
púbico, axilar (por debajo del brazo) y
facial, al igual que un crecimiento
corporal más rápido, mayor cantidad de grasa en la piel y desarrollo del olor corporal.
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2.- Gonadarquia: que es la maduración de


los órganos sexuales.
En esta segunda etapa, los ovarios de las
niñas aumentan su secreción de estrógenos,
lo cual estimula el crecimiento de los
genitales femeninos y el desarrollo de senos y
vello púbico axilar.

En las niñas, la testosterona tiene incidencia


en el crecimiento del clítoris al igual que en el
de los huesos y el vello púbico axilar.

Asimismo, parece que este aumento repentino de actividad hormonal depende de


alcanzar una cantidad crítica de grasa corporal que es necesaria para la reproducción
hormonal exitosa. Por lo tanto, las niñas con un porcentaje más alto de grasa corporal
en la segunda infancia y aquellas que experimentan aumento inusual de peso entre los
cinco y nueve años de edad muestran un desarrollo puberal más temprano.

Momentos de ocurrencia, signos y secuencia de la pubertad y de la madurez


sexual

En la actualidad, los cambios que anuncian la pubertad comienzan típicamente a los


ocho años en las niñas y a los nueve años en los varones, pero existe un amplio rango
de edades para diversos cambios. En forma reciente, los pediatras han observado a un
número significativo de niñas que tienen senos incipientes antes de los ocho años de
edad. El proceso de la pubertad toma por lo común entre tres a cuatro años en ambos
sexos.

Características sexuales primarias y secundarias.

Las características sexuales


primarias son los órganos
necesarios para la reproducción.
En las mujeres, los órganos
sexuales incluyen los ovarios,
trompas de Falopio, útero, clítoris
y vagina. En el varón, incluyen los
testículos, pene, escroto, vesículas
seminales y próstata; durante la
pubertad, estos órganos crecen
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Las características
sexuales secundarias son
los signos fisiológicos de
maduración sexual que no
implica directamente los
órganos sexuales; por
ejemplo, las mamas en las
mujeres y los hombros
amplios en los varones.
Otras características
sexuales secundarias son
los cambios en la voz y la
textura de la piel,
desarrollo muscular y
crecimiento de vello púbico,
facial, axilar y corporal.
Es posible que una niña desarrolle senos y vello corporal aproximadamente al mismo
tiempo; en otra niña, el vello corporal puede alcanzar un crecimiento adulto casi un
año antes de que los senos se desarrollen; variaciones similares en el estado puberal
(grado de desarrollo de la pubertad) y momento de aparición ocurre en los varones.

El crecimiento rápido de la adolescencia es prácticamente un aumento de estatura,


peso y crecimiento muscular y óseo que ocurre durante la pubertad.

En las niñas el crecimiento rápido de la adolescencia comienza entre los 9.5 años y los
14.5 años (generalmente cerca de los 10 años de edad) y en los varones, entre los 10.5
años y los 16 años (en general, a los 12 o 13 años) por lo común, dura cerca de dos
años; poco después de concluir, la persona alcanza la madurez sexual.

Varones y niñas crecen de manera diferente, no sólo en cuanto a tasa de crecimiento,


sino también en cuanto a forma y figura. Un niño crece más largo: sus hombros se
amplían, sus piernas son más largas en relación con sus brazos y su estatura. Por otro
lado, en las niñas la pelvis se amplía para facilitar el embarazo y las capas de grasa se
acumulan por debajo de la piel, lo cual le da una apariencia más redondeada. Estos
cambios físicos sorprendentes tienen ramificaciones psicológicas. La mayoría de los
jóvenes adolescentes están más preocupados por su apariencia que por cualquier otro
aspecto de sí mismos y algunos no les gusta lo que ven en el espejo.
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Señales de madurez sexual: producción de espermatozoides y menstruación

La maduración de los órganos reproductivos


trae consigo el inicio de la menstruación en
las niñas y de la reproducción de
espermatozoides en los varones; la primera
eyaculación o espermarquia, ocurre a
una edad promedio de 13 años. Es posible
que el niño despierte y encuentre una
mancha endurecida sobre las sabanas, que
es resultado de una polución nocturna, una
eyaculación involuntaria de semen (conocida
comúnmente como sueño húmedo).

La primera menstruación, llamada


menarquia, ocurre bastante tarde en
la secuencia del desarrollo femenino;
su tiempo de ocurrencia normal puede
variar entre los 10 y 16 años y medio.

Con base a fuentes históricas, los


científicos del desarrollo han encontrado
una tendencia secular; (tendencia que
abarca varias generaciones), y sólo se
puede determinar mediante la
observación de diversas generaciones, tal
como la tendencia a alcanzar la estatura
adulta y la madurez sexual a edades más
tempranas, que comenzó hace un siglo.
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Efectos psicológicos de la
maduración temprana y
tardía.

Los efectos de la maduración


temprana o tardía varían en
hombres y mujeres y el
momento de ocurrencia de la
maduración tiende a predecir
la salud mental adolescente y
los comportamientos
relacionados con la salud en la
adultez.
Algunos estudios encontraron
que la mayoría de los varones
quieren madurar antes y
aquellos que lo hacen obtienen mayor autoestima; tienden a ser más desenvueltos,
relajados, afables, y populares, y menos impulsivos que aquellos que maduran
después; también tienen un mayor avance cognitivo. En contraste, otros estudios han
encontrado que los varones que maduran antes son más ansiosos o agresivos, están
más preocupados por agradar a los demás, son más cautos, dependen más de otras
personas y están más limitados por reglas y rutinas.
Por otro lado las niñas, (en general), se sienten más felices si maduran al mismo
tiempo que sus compañeras. Las niñas que maduran en forma temprana son menos
sociables, menos expresivas y menos desenvueltas; son más introvertidas y tímidas y
son más negativas acerca de la menarquia que las niñas que maduran después.

El cerebro adolescente.
No hace mucho tiempo, la mayoría de los
científicos creían que el cerebro alcanza su
madurez plena para la pubertad. Ahora, los
estudios con imágenes cerebrales revelan
que el cerebro adolescente todavía es un
trabajo en progreso. Los cambios
espectaculares en estructuras cerebrales
implicadas en las emociones, juicio,
organización del comportamiento y
autocontrol ocurren entre la pubertad y
adultez joven.
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Los adolescentes procesan información sobre las emociones de manera diferente a la


de los adultos. En una serie de estudios, los investigadores escanearon la actividad
cerebral de los adolescentes mientras estos identificaban emociones en imágenes de
rostros que se proyectaban en una pantalla de computadora.

Los adolescentes tempranos (edades 11 a 13 años) utilizaron la amígdala, una pequeña


estructura en forma de almendra que se encuentra localizada a nivel profundo en el
lóbulo temporal y que tiene una fuerte participación en las reacciones emocionales e
instintivas.

Deficiencias en la capacidad de toma de


decisiones.

Los adolescentes están propensos a las


conductas de riesgo; ya sea debido a
limitaciones cognitivas o a poca experiencia
vital, piensan menos en consecuencias
hipotéticas a futuro que en las recompensas
inmediatas. Además, los adolescentes son
más impulsivos que los adultos y tienen
dificultad para regular sus estados de ánimo y comportamiento.

Las regiones cerebrales implicadas en la planeación a largo plazo, regulación de


emociones, control de impulsos y evaluación de riesgos y recompensas se encuentran
aún en desarrollo durante la adolescencia. Los cambios en el sistema límbico que
suceden cerca de la pubertad quizá conduzcan a los adolescentes a buscar la novedad y
asumir riesgos, y es posible que contribuyan a una mayor emocionalidad y
vulnerabilidad al estrés.

Vulnerabilidad a la influencia de pares.

Debido a la inmadurez, es posible que los adolescentes


cedan ante presiones que los adultos son capaces de resistir.
La influencia de los pares aumenta en la adolescencia a
medida que los jóvenes buscan independizarse del control
paterno. El deseo de los jóvenes por lograr la aprobación de
sus pares y el temor al rechazo social afectan sus decisiones,
incluso en ausencia de una coacción explicita.

Carácter aun no formado

Steinberg y Scott afirman que el carácter, identidad y


valores de los adolescentes todavía no están completamente
formados. La delincuencia juvenil a menudo representa una fase temporal de
experimentación y toma de riesgos, no una deficiencia moral profunda y duradera.
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Problemas y comportamientos relacionados con la salud

Muchos problemas de salud son prevenibles, ya que se derivan del estilo de vida o de
la pobreza. Según la encuesta de la OMS, en los países industrializados, los
adolescentes de familias con menos recursos económicos informaron una salud más
deficiente y mayor frecuencia de síntomas. Los adolescentes con mayores recursos
siguen dietas más sanas y tienen mayor actividad física.

Actividad física

El ejercicio (o la falta de él) afecta la


salud tanto física como mental. La
participación frecuente en los
deportes mejora la fortaleza y
resistencia, reduce la ansiedad y el
estrés, y aumenta la autoestima, las
calificaciones escolares y el bienestar.
También reduce la probabilidad de
que los adolescentes participen en
conducta de riesgo. Por desgracia,
una tercera parte de los alumnos de educación media y media superior no realizan la
cantidad recomendada de actividad física y la proporción de jóvenes que están
inactivos aumentan durante la educación media y media superior.

Necesidades de sueño
La privación de sueño entre los adolescentes se considera una epidemia. En un estudio
de la OMS, un promedio de 40% de los
adolescentes (en su mayoría varones) de 28 países
industrializados informaron somnolencia durante
las mañanas por lo menos una vez a la semana y
22% dijo que tienen sueño casi todos los días.

En general, los niños se van a dormir más tarde y


duermen menos durante los días de la semana en
la medida en que aumenta de edad. El adolescente
promedio que dormía más de 10 horas por noche a
los nueve años, duerme menos de ocho horas
cuando llega a los 16 años.

De hecho, los adolescentes necesitan tantas o más horas de sueño que cuando eran
más jóvenes. Dormir más horas durante los fines de semana no compensa por la
pérdida de sueño durante la semana. Un patrón de dormir tarde y quedarse dormido
en la mañana puede contribuir al insomnio, un problema que a menudo comienza al
final de la niñez o en la adolescencia. Las siestas durante el día empeoran el problema.
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Obesidad / sobrepeso

La adolescente promedio necesita


cerca de 2200 calorías por día; el
adolescente promedio necesita cerca
de 2800 calorías. Muchos adolescentes
ingieren más calorías de las que
gastan y, en consecuencia, acumulan
un exceso de grasa corporal.

Los adolescentes con sobrepeso


tienen una salud más deficiente que
sus compañeros y es posible que
tengan más limitaciones funcionales,
tales como dificultad para asistir a la
escuela, realizar labores domésticas o
participar en actividades extenuantes o de cuidado personal. Tienen un mayor riesgo
de presentar altos niveles de colesterol, hipertensión y diabetes. Tienden a convertirse
en adultos obesos y a estar propensos a una variedad de riesgos físicos, sociales y
psicológicos.

Los factores genéticos y de otro tipo que no tienen nada que ver con la fuerza
de voluntad o elecciones de estilo de vida, parecen poner a ciertos jóvenes en riesgo de
sobrepeso. Entre estos factores se encuentra una regulación defectuosa del
metabolismo y cuando menos en las niñas síntomas de depresión y padres obesos.

Imagen corporal y trastornos de la conducta alimenticia.

La preocupación por la imagen corporal puede conducir a


esfuerzos obsesivos para el control de peso. Este patrón es más
común entre las niñas que entre los varones y es menos
probable que el problema de peso real.
Debido a que las niñas tienen aumento normal de grasa corporal
durante la pubertad, muchas de ellas, en especial si tienen un
desarrollo puberal avanzado, se sienten infelices con su
apariencia, lo cual refleja el énfasis cultural en los atributos físicos de las mujeres.

La insatisfacción de las niñas con su cuerpo aumenta durante el curso de la


adolescencia temprana a media, en tanto que los varones, que están adquiriendo más
musculatura, se sienten más satisfechos con su cuerpo. Para los 15 años de edad, más
de la mitad de las niñas de 16 años de una muestra obtenida en 16 países estaban a
dieta o pensaban que deberían estarlo.
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Anorexia nerviosa

Es un trastorno que típicamente comienza


en la adolescencia y que se caracteriza por
una preocupación obsesiva por estar
delgado. Existen dos tipos de anorexia:

1. se caracteriza por la inanición


autoimpuesta, que a menudo se acompaña
de ejercicios compulsivos y excesivos.

2. se caracteriza por atracones de comida,


conducta purgativa o ambos. Las personas
con anorexia tienen una imagen corporal
distorsionada; aunque están cuando
menos en un 15% por debajo de su peso
corporal natural, piensan que están
demasiado gordas.

Bulimia nerviosa

En la bulimia nerviosa, una persona realiza atracones de comida con regularidad


durante un periodo corto, en general de dos horas o menos y luego intenta deshacer la
elevada ingesta calórica con vómito autoinducido, dietas o ayunos estrictos, ejercicio
excesivamente vigoroso, o laxantes,
enemas o diuréticos para purgar el
organismo. Algunas personas pasan de
la anorexia a la bulimia y de regreso a
medida que cambian sus Patrones de
alimentación y peso sin embargo, son
dos trastornos independientes.
Un trastorno alimentario por atracón,
que se relaciona con los anteriores,
implica atracones frecuentes, pero sin
el ayuno, ejercicio o vomito
subsiguientes; es el trastorno más
frecuente de la alimentación entre
adultos.
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Uso y abuso de drogas

El abuso de sustancias es el uso dañino de alcohol u otras drogas. Puede conducir a


la dependencia de sustancias (adicción), que puede ser fisiológica, psicológica, o ambas,
y que es probable que continúe hasta la edad adulta. Las drogas adictivas son
especialmente peligrosas para los adolescentes porque estimulan partes del cerebro
que están cambiando durante esa época.

Alcohol, marihuana y tabaco

El alcohol es una droga potente que


altera la mente y que tiene fuertes
efectos sobre el bienestar físico,
emocional y social. Su uso es un
problema grave en muchos países. Los
adolescentes son los más vulnerables
que los adultos a los efectos negativos,
tanto inmediatos como a largo plazo, del
alcohol sobre el aprendizaje y la
memoria. En un estudio, los jóvenes de
15 y 16 años que abusaron del consumo
del alcohol y dejaron de beber
mostraron alteraciones cognitivas
semanas después en comparación con sus compañeros que no habían abusado del
consumo de este.

A pesar de la disminución en el consumo de


marihuana desde 1996, ésta sigue siendo la droga
ilícita que más se utiliza en gran parte del mundo.
El humo de la marihuana contiene típicamente más
de 400 carcinógenos. El uso intenso puede dañar al
cerebro, corazón, pulmones y sistema inmunitario, y
provocar deficiencias nutricionales, infecciones
respiratorias y otros problemas físicos. Puede
disminuir la motivación, inferir con las actividades
diarias y causar problemas familiares. El uso de
marihuana también puede alterar la memoria, la
velocidad de pensamiento y el aprendizaje. Puede
reducir la percepción, la alerta, el periodo de atención, el juicio y las habilidades
motoras necesarias para conducir un vehículo, y en consecuencia, puede contribuir a
accidentes de tránsito.
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El tabaquismo entre los


adolescentes es un problema
menos extendido en algunos
países. La tasa de tabaquismo ha
disminuido de un tercio a más de
la mitad entre los alumnos de
octavo a décimo segundo grado en
algunos estados de Norteamérica
desde mediados de 1990.

Los adolescentes que comienzan a


fumar a los 11 años de edad tienen una probabilidad dos veces mayor que otros jóvenes
de participar en comportamientos de riesgo, como subir a un automóvil con un
conductor alcoholizado; llevar cuchillos o pistolas a la escuela; usar inhalantes,
marihuana o cocaína, y plantear un suicidio.

Depresión

La depresión en los jóvenes no necesariamente aparece como tristeza, sino como


irritabilidad, aburrimiento o incapacidad para experimentar un placer. Una razón por
la que se necesita tomarse con seriedad es que constituye un peligro de suicidio.
Las niñas adolecentes, en especial aquellas que maduran pronto, están más propensos
a la depresión que los varones adolescentes. Es
probable que esta diferencia de género se relacione
con los cambios biológicos en la pubertad; los
estudios muestran una correlación entre el avance en
el estado y la pubertad y los síntomas de depresión.
Otros factores posibles son la manera en que
socializa a las niñas y su mayor vulnerabilidad al
estrés en las relaciones sociales.
Además del género femenino, los factores de riesgo
para la depresión incluyen ansiedad, temor al
contacto social, sucesos vitales estresantes,
enfermedades crónicas como diabetes o epilepsia,
conflicto entre padres e hijos, abuso o descuido, uso
de alcohol o drogas, actividad sexual, y tener un
padre o madre con antecedentes de depresión.
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Suicidio

Aunque la
mayoría de
los jóvenes
que intentan
suicidarse lo
hacen
utilizando
pastillas o
ingiriendo
otras
sustancias,
es más
probable que
quienes
“tienen
éxito” empleen armas de fuego. Las armas de fuego son el método elegido para el
suicidio en el 52 % de los casos. La reducción del 25 % en las tasas generales de
suicidio de jóvenes de 10 a 19 años entre 1992 y 2001 quizá se deba en gran parte a las
restricciones para el acceso de los niños a las armas de fuego.

Los varones adolescentes son más propensos a usar armas, tienen una probabilidad
cinco veces mayor que las mujeres jóvenes de tener éxito en suicidarse, aunque lo más
probable que las mujeres adolescentes consideren o intenten suicidarse.

Los jóvenes gay, lesbianas y bisexuales, que tienen elevadas tasas de depresión,
también tienen tasas inusualmente altas de suicido e intento de suicido. Los jóvenes
que consideran o intentan suicidarse tienden a tener antecedentes de enfermedad
emocional, es probable que sean perpetradores o víctimas de violencia y que tengan
problemas en la escuela, ya sean académicos o conductuales. Muchos han sufrido de
maltrato en su infancia y tienen graves problemas en las relaciones. Tienen un
autoconcepto pobre, se sienten desesperanzados y tienen un deficiente control de
impulsos y baja tolerancia a la frustración y al estrés.

Es frecuente que estos jóvenes estén alejados de sus padres y que no tengan a nadie
fuera de su familia a quien solicitar ayuda. También suelen haber intentado suicidarse
antes o tener amigos o familiares que lo han hecho.
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