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Introducción

El 18 de setiembre de 2020, por fin se emitió la Sentencia en el


Octavo Pleno Casatorio (en adelante “El Pleno”), que resolvió la
Casación 3006-2015-Junín, declarando fundado el recurso de
casación presentado por doña Karina Judy Choque Jacay quien
propuso la infracción normativa del artículo 315° del Código Civil; en
consecuencia, se declaró nulo el acto jurídico contenido en la Escritura
Pública de Compraventa de fecha 23 de enero de 2012 y nulo el acto
jurídico contenido en la Escritura Pública de Compraventa de fecha 15
de setiembre de 2012.

La sentencia terminó con cinco votos que hicieron la mayoría contra


otros cuatro (sobre esto también hay un sinfín de cuestionamientos
que no resolveremos aquí por ser temas meramente de trámite); y,
establecieron siete precedentes vinculantes a tomarse en cuenta
vinculando a los órganos jurisdiccionales de la República, tal como así
lo establece el artículo 400° del Código Procesal Civil; sin embargo, ha
despertado una serie de preguntas, dudas, incertidumbres que,
revisando el contenido de la sentencia, se han dejado sin respuesta.
Por tal razón, veo conveniente elaborar el presente artículo a fin de
visibilizar algunos problemas de índole tanto sustantivo como procesal
y, tratar, de darle solución a muchas de las interrogantes que, tanto
como yo, muchas y muchos colegas se han venido realizando.

2. Cuestionamientos a resolver
 ¿Qué sucede con aquellos procesos que, al momento en
que se emite este pleno casatorio, se encuentran en
trámite?
El Pleno, por lo menos el voto en mayoría no ha indicado nada al
respecto, como si lo ha realizado el voto en minoría que indica:

“Las demandas tramitadas en la actualidad como nulidad o


anulabilidad del acto jurídico, deberán ser reconducidas hasta el
estado de saneamiento del proceso, debiendo indicar el juez de la
causa la posibilidad de pronunciarse sobre la ineficacia del acto
jurídico, propiciando el contradictorio y la aportación de las pruebas
que las partes consideren conveniente”.

Claro, es necesario indicar que dicha disposición arribada por el voto


en minoría, se refiere a la reconducción de la demanda de nulidad o
anulabilidad del acto jurídico al de ineficacia, porque, evidentemente,
su posición es porque la demanda sea declarada ineficaz.

Como hemos indicado primigeniamente, el voto en mayoría no emite


pronunciamiento al respecto; sin embargo, consideramos pertinente
que haciendo una aplicación extensiva o emitiendo una resolución
integrante, se precise lo siguiente:

 En el caso de las demandas que aún no hayan sido calificadas,


las mismas deberán reconducirse en el auto admisorio a la
pretensión correspondiente; si ya hubieran sido admitidas, se
podrá subsanar esto en el correspondiente auto de
saneamiento, notificando sobre dicha decisión a las partes y
activando el contradictorio para las mismas.
 En el caso de los procesos que se encuentren en primera
instancia, pero a la espera de la emisión de la sentencia, se
deberá emitir una resolución convocando a una audiencia en
donde se pueda subsanar la reconducción y el contradictorio;
automáticamente después, se pondrán los autos en despacho
para resolver.
 En el caso de los procesos que ya hayan sido sentenciados en
primera instancia y se encuentren en la Sala Superior al haberse
concedido la apelación correspondiente, la misma podrá
declarar la nulidad de la sentencia, ordenando al inferior
jerárquico a emitir un nuevo pronunciamiento con las reglas
establecidas en el punto anterior, bajo resolución debidamente
motivada, y cuando en dicha instancia no se pueda analizar
la causa petendi; de lo contrario, la Sala Superior deberá emitir
la sentencia correspondiente atendiendo los términos en los que
viene planteada la apelación y los fundamentos arribados por el
inferior jerárquico.
 En el caso de los procesos que se encuentren en sede suprema,
a través de la casación, se deberán devolver los autos al juez de
primera instancia a fin de que reconduzca la causa petendi y
emita sentencia correspondiente.
Declarar nulo todo lo actuado y regresar a fojas cero sería un grave
perjuicio para las partes intervinientes si es que, inclusive, nos
pusiéramos en la situación de que el proceso que se viene ventilando
judicialmente se encuentra tramitándose desde hace varios años y
que, probablemente, muchos de ellos, no solo se encuentren recién
iniciándose en primera instancia, sino que posiblemente hayan casos
que se encuentren ya en la Corte Suprema; por lo tanto, se debería
declarar nula la sentencia ya emitida.

 ¿Podemos aplicar supletoriamente las normas de la co-


propiedad de los bienes al caso de disposición de bienes
inherentes a la sociedad de gananciales?[2]
A mi parecer la respuesta es negativa. No podríamos traer a colación
reglas que se establecen para la co-propiedad, al caso de disposición
de bienes inherentes a la sociedad de gananciales, esto en respuesta
a que el patrimonio que ostenta la sociedad de gananciales califica
como “patrimonio autónomo”, es decir, ninguno de los dos cónyuges
son propietarios a título personal de dicho patrimonio ni tampoco son
propietarios de alícuotas sobre el mismo. Pero, ¿quién es entonces el
propietario? La sociedad de gananciales –conformada por ambos
esposos-

Los bienes sociales no pertenecen a los cónyuges en co-propiedad


sino que le pertenecen a la sociedad de gananciales. Ahora bien,
distinto es cuando hablamos del fenecimiento de dicha sociedad de
gananciales la que determina el cambio de la comunidad de bienes al
régimen de co-propiedad; esto tiene sentido, si es que se piensa en
las consecuencias que trae la figura del divorcio y es que, en ese
momento, la sociedad de gananciales conformada por marido y mujer
ya no existe más; por tal motivo, se realiza la liquidación de la misma.

Así también lo indica la Casación N° 870-2016-Lima Norte, al precisar:

“(…) al haber fenecido la sociedad de gananciales existente entre las


partes, el bien inscrito en la Partida Registral N° P01273956 dejó de
tener la calidad de bien social, pues la comunidad de bienes a la cual
correspondía ya había fenecido, pasando a ser desde ese momento
un bien sujeto a estado de co-propiedad de los ex cónyuges, a la
espera de la liquidación respectiva”.

Siendo esto así, debemos dejar en claros algunos conceptos:

 La sociedad conyugal se convierte en el titular único de un solo


patrimonio, es decir, no existen patrimonios de los cónyuges.
Los bienes sociales son de propiedad de la sociedad de
gananciales, constituyendo un patrimonio autónomo distinto del
patrimonio de cada cónyuge. Por lo tanto, esos bienes no están
sujetos a un régimen de co-propiedad.
 Estando a que los cónyuges no son co-propietarios de los
bienes sociales que conforman la sociedad de gananciales, en
consecuencia, no son propietarios de alícuotas respecto de
dichos bienes sociales.
 No se pueden establecer reglas de la co-propiedad para el caso
de la disposición de bienes sociales que le pertenecen a la
sociedad conyugal.
 ¿A qué se refiere el literal “d” cuando hace incidencia a la
“actuación conjunta” del artículo 315° del Código Civil?,
¿no se estará refiriendo a la “representación conjunta”?[3]
Recordemos que el Pleno, ha resuelto la controversia, declarando
fundada la casación y, en consecuencia, validando la nulidad del acto
jurídico que contiene la disposición de bienes sociales por uno de los
cónyuges; sin embargo, el literal “d” de los precedentes vinculantes ha
indicado lo siguiente:

“La actuación conjunta a que se refiere el artículo 315° del Código


Civil, constituye la regla para los actos de disposición de bienes
sociales”.

¿A qué se refiere con “actuación conjunta”?

El artículo 315° del Código Civil establece claramente que “para


disponer de los bienes sociales o gravarlos, se requiere la intervención
del marido y la mujer. Empero, cualquiera de ellos puede ejercitar tal
facultad, si tiene poder especial del otro”-

Si esto es así, ¿se está fijando como precedente vinculante dentro del
Pleno que establece que la disposición de los bienes sociales es
materia de nulidad, indicando que la “actuación conjunta” es la regla
para los actos de disposición de bienes sociales?

Por favor, incidamos un momento sobre este precedente vinculante.


La actuación conjunta es, en realidad, la “representación conjunta”.
Esta se da cuando para la validez de un acto jurídico se requiere que
todos los representantes (en este caso, ambos cónyuges) intervengan
obligatoriamente en la celebración de dicho acto. Siendo esto así, el
artículo 161° del Código Civil ya nos indica lo siguiente:

“El acto jurídico celebrado por el representante excediendo los límites


de las facultades que se le hubiere conferido, o violándolas, es
ineficaz con relación al representado, sin perjuicio de las
responsabilidades que resulten frente a éste y a terceros”.

Entonces, en cristiano, si la “actuación en conjunto” que, en realidad


no es otra cosa que la “representación en conjunto”, es la regla que se
debe seguir para los alcances del artículo 315° del Código Civil y,
todos sabemos que, aquel acto de disposición de bienes sociales sin
representación, por parte de uno de los cónyuges, se encuentra ya
contemplado en el artículo 161° del Código Civil, el mismo que
sanciona dicho acto con la “ineficacia”; ¿por qué el Pleno termina
decidiendo la nulidad?, ¿encontramos aquí una incongruencia
sustancial? A mi criterio, sí.

 ¿La reivindicación a la que se refiere el literal “g” se debe


entender como una pretensión accesoria?
El literal “g” indica: “Cualquiera de los cónyuges puede reivindicar el
bien que pertenece a la sociedad de gananciales, en el caso de que
uno solo de ellos hubiera dispuesto de la propiedad en común”.

Entendemos que la pretensión principal, conforme al voto en mayoría,


sería la nulidad del acto jurídico por la causal contenida en el inciso 8)
del artículo 219° del Código Civil; en ese sentido, lógicamente
entendemos también que lo que busca el cónyuge “perjudicado”, no es
solo que se declare la nulidad del acto por el que se dispuso un bien
social sino la recuperación del mismo, es decir la restitución a su
esfera patrimonial; por lo tanto, bien se debe entender que la
reivindicación puede proponerse como pretensión accesoria a la
demanda de Nulidad de Acto Jurídico.

Pero, ¿qué sucede si la parte demandante no solicita accesoriamente la


reivindicación? A mi consideración, la restitución debe ser una
consecuencia legal lógica ante el amparo de la demanda de nulidad
de acto jurídico, de esta manera, es decir, no debería ser necesario
que el cónyuge solicite expresamente la reivindicación del bien que ha
sido dispuesto por el otro, pues, es una consecuencia lógica y
completamente razonable (sino, ¿por qué otro motivo solicitaría la
nulidad del acto jurídico, si no es para hacerse de la propiedad que le
ha sido despojada ilegalmente?)

 ¿El adquirente y tercero de buena fe son la misma persona


según El Pleno?
No.

La sentencia habla acerca de la “situación del tercero adquirente


respecto del acto de disposición realizado por un solo cónyuge”; de
esta manera muchos consideran que el adquirente y el tercero de
buena fe son la misma persona; sin embargo, esto no es así.

Cuando uno de los cónyuges dispone del bien social (digamos una
casa) y, se lo vende a otra persona, esta persona que es el comprador
o compradora, es el adquirente de dicho bien. Si este comprador, a su
vez vende el bien que ya adquirió previamente a otra persona,
entonces, en ese momento, hablamos del tercero adquirente.

Grafiquémoslo:

A vende su casa a B. Posteriormente, B vende la misma casa a C.

En consecuencia: B es el adquirente y C es el tercero adquirente.


¿Qué sucede con estas dos personas según El Pleno?

Respecto al tercero adquirente.- La Corte Suprema ha indicado que es


necesario aplicar el principio de buena fe registral para resolver la
situación del tercero adquirente respecto del acto de disposición
realizado por uno de los cónyuges.

Por lo tanto, conforme a la buena fe pública registral, que se encuentra


contenida en el artículo 2014° del Código Civil, si el tercero que
adquiere el bien lo inscribe registralmente, es de aplicación el principio
de buena fe pública registral, en consecuencia, la pretensión de
nulidad del acto de disposición de un bien social por uno solo de los
cónyuges, no puede ser amparada frente al tercero, es decir, se activa
la protección del 2014° sobre dicho tercero.

Respecto del adquirente.- El voto en mayoría no ha precisado


absolutamente nada como si lo ha hecho el voto en minoría que, en
otras palabras, ha indicado que en el caso que el adquirente hubiera
obrado de buena fe (debidamente demostrado) y la transferencia fue
inscrita en los Registros Públicos, debe respetarse la adquisición.

Que no se haya precisado nada respecto al adquirente, a mi


consideración, es irresponsable, a pesar de que la deducción de lo
resuelto en El Pleno, es que el adquirente no se encontraría protegido
de ninguna manera, así haya obrado de buena fe, inscrito su
adquisición en registros y demás. Según el voto en mayoría, el acto
jurídico igual sería nulo y el adquirente quedaría despojado de dicho
bien. ¿Qué consecuencia podría traer esta decisión? Que el
adquirente inmediatamente venda el bien, de tal manera que la
controversia sea directamente con el tercero adquirente.

Conclusiones

1. Consideramos necesario que la Corte Suprema precise el


trámite correspondiente que se debe dar a los procesos ya
iniciados o por admitirse, en donde no se hayan presentado las
demandas como nulidad de acto jurídico por la causal contenida
en el inciso 8) del artículo 219° del Código Civil, de tal manera
que se pueda realizar la reconducción correspondiente, tal como
si se ha precisado en otros Plenos Casatorios (V Pleno
Casatorio – Nulidad de Acto Jurídico vs Impugnación de
Acuerdos).
2. No podríamos traer a colación reglas que se establecen para la
co-propiedad, al caso de disposición de bienes inherentes a la
sociedad de gananciales, esto en respuesta a que el patrimonio
que ostenta la sociedad de gananciales califica como
“patrimonio autónomo”.
3. Al parecer existe una incongruencia en el voto en mayoría al
hacer incisión en la “actuación en conjunto” a la que se refiere el
artículo 315° que, a mi consideración no es otra cosa que la
“representación conjunta”, de ser esto así, nos encontraríamos
sin lugar a dudas, frente a la figura de la ineficacia y no de la
nulidad.
4. La reivindicación a la que se refiere el precedente vinculante
contenido en el literal “g” es una pretensión accesoria a la
nulidad de acto jurídico; sin embargo, si no es solicitada en la
demanda, de igual manera el Juez debe otorgarla por ser una
consecuencia lógica-legal de la pretensión principal.
5. El tercero adquirente que haya comprado el bien social de
buena fe (debidamente demostrado) y lo haya inscrito en
Registros Públicos se encuentra protegido por los alcances del
artículo 2014° del Código Civil, de tal manera que en su contra
no se podrá amparar la nulidad de acto jurídico. En el caso del
adquirente, es decir, el primer comprador, si actuó de buena fe e
inscribió la compra en Registros Públicos, aquello resulta
irrelevante, de tal manera que, frente a él la nulidad si es
amparable.
[1] Abogado por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Maestrista
en Derecho Civil por la Universidad San Martín de Porres.
Vicepresidente de la Comisión de Derecho Civil de la Sociedad
Peruana de Derecho. Egresado del Diplomado Internacional en
Gestión Pública por la EUCIM de España.

[2] Precedente vinculante “b” que indica: “Las normas que se aplican
para la co-propiedad de los bienes, resultan ser aplicables
supletoriamente cuando se trata de la disposición indebida de los
derechos que son inherentes a la sociedad de gananciales en la
institución matrimonial, aun cuando existiendo este vínculo, los
documentos personales de cada cónyuge no hagan constar esta
condición de sus relaciones matrimoniales.”

[3] Precedente vinculante “d” que indica: “La actuación conjunta a que
se refiere el artículo 315° del Código Civil, constituye la regla para los
actos de disposición de bienes sociales.”

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