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La ética ambiental como ética aplicada

El ser humano como agente moral

Las cuestiones morales son inherentes a la vida humana por que el ser humano es un agente moral, es decir,
responsable de sus actos. Ya sea que nos desenvolvamos en los ámbitos familiar, social o laboral, estamos
constantemente frente a deberes o mínimos morales exigibles para promover la sana convivencia y un
tejido de bienestar social. Para cumplir estos deberes requerimos desarrollar valores morales, que son
principios de vida que regulan la existencia de los seres humanos en forma individual o colectiva. Entre ellos
están la gratitud, la solidaridad, la compasión, el respeto, la veracidad. Todo esto nos permite ir
configurando una ética del cuidado y como arte de vivir. Pensar una ética del cuidado y como arte de vivir
nos lleva a atender básicamente factores como el cuidado de sí mismo, el sentido de responsabilidad por el
bienestar de nuestros semejantes y el cuidado y protección del medio ambiente y los seres no humanos.

1. El cuidado de sí mismo es una tarea que tiene como punto de apoyo el amor propio. Este se expresa
en la preocupación por la salud del cuerpo y el desarrollo de nuestros talentos y disposiciones
morales, intelectuales y espirituales. A través de la educación, el arte, la cultura, el trabajo, la religión
y el estudio, cultivamos nuestras facultades y cumplimos el deber hacia nosotros mismos de buscar
la propia perfección.
2. El sentido de responsabilidad por el bienestar de nuestros semejantes implica el compromiso de
atender nuestros deberes como miembros de una familia, como trabajadores y ciudadanos.
Involucra el fomento de adecuadas relaciones humanas, la preocupación por hacerle la vida
agradable a los demás, desarrollar un espíritu de servicio desinteresado y una disposición de ánimo
siempre alegre, optimista, ecuánime, solidaria, benévola y respetuosa. Desarrollar un ánimo
ecuánime con pensamientos y sentimientos constructivos expresados en buenas obras es uno de los
factores que construye un noble carácter, y el carácter de un hombre es su destino.
3. La protección del medio ambiente y los seres no humanos constituye un deber igualmente
importante para todo hombre. El no maltrato de los animales, el cuidado de la naturaleza y los
recursos naturales, representan un sentido de conciencia ecológica que hace al ser humano más
sensible y dispuesto para lo moral.

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Peter Singer nos dice que “debemos recuperar la idea de llevar una vida ética como una
alternativa realista y viable al actual predominio del interés personal materialista. Si, a lo
largo de la siguiente década, surge una nueva generación con nuevas prioridades, y si esa
generación obra bien en todos los sentidos de la expresión –si su cooperación produjese

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Peter Albert David Singer (nacido el 6 de julio de 1946, en Melbourne, Victoria, Australia). Filósofo utilitarista australiano de Derecho y
más tarde de Filosofía en la Universidad de Monash, Melbourne. Posteriormente marcha a la Universidad de Oxford, donde toma
contacto con el utilitarismo ético mediante la lectura de autores en lengua inglesa, como Jeremy Bentham y John Stuart Mill. Allí
participa de protestas contra la guerra de Vietnam, y también tiene lugar su «conversión» al vegetarianismo, por influencia de algunos
estudiantes, que le despertaron el interés por la ética aplicada a los animales. A partir de ese momento inicia su camino hacia una
renovación de la ética práctica, aplicada sobre todo al ámbito de la relación humana con la vida (bioética), hasta que en 1975 publica su
obra más famosa, "Liberación Animal" (Animal Liberation). En ella propone una ética que, partiendo del hombre, se dirija también hacia
el resto de los animales, atacando lo que él llama "especismo" o creencia en la superioridad de una especie (en este caso el hombre)
sobre el resto. La ética de Singer está lejos de ser meramente teórica: él mismo se ha preocupado de llevarla a la práctica, convocando
protestas a favor del trato ético a los animales e incluso a veces arriesgándose a ser detenido. Su filosofía está en contra de cualquier
maltrato o coerción hacia los animales, como son el consumo de carne y productos animales, la experimentación en laboratorios, la
industria del cuero y las pieles, etc. Además, ha publicado pensamientos muy debatidos sobre el aborto, la eutanasia y otros temas
bioéticos. Ha trabajado en la Universidad de Monash y en instituciones ligadas a ella, y en 1999 obtuvo la cátedra DeCamp de bioética
en el "Center of Human Values" de la Universidad de Princeton, en EEUU. Es líder desde 1993 de la Plataforma animalista "Proyecto
Gran Simio", y autor del libro del mismo nombre junto con la pensadora italiana Paula Cavalieri.
beneficios recíprocos, si hubiera plenitud y gozo en sus vidas-, entonces la actitud ética se extenderá, y el
conflicto entre ética e interés personal habrá sido superado, no sólo mediante razonamientos abstractos,
sino adoptando la vida ética como un modo práctico de vida, y demostrando que funciona, psicológica,
social y ecológicamente.” (Tomado de Peter Singer, Ética para vivir mejor, Editorial Ariel, Barcelona, 1998,
pp. 276-277)

Así, el ser humano es un agente moral en tanto que es responsable de sus actos, posee la facultad de
razonar sobre lo que hace y tiene cierto grado de libertad que le permite desenvolverse en una dirección u
otra, sin estar completamente condicionado por las circunstancias. Estamos constantemente frente a
deberes, compromisos o responsabilidades que se nos exigen en tanto que interactuamos con otras
personas y con un entorno natural del cual dependemos. Desde esta perspectiva, es necesario que
examinemos las herramientas que nos brinda la reflexión ética para orientar acciones que hagan frente a los
retos que implica la vida de nuestra época, especialmente en un momento en que somos cada vez más
conscientes de lo vulnerable que puede ser el equilibrio ecológico en nuestro planeta.

Para abordar algunos problemas medio-ambientales de nuestro tiempo desde una perspectiva ética, es
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importante recordar qué es la ética y qué es la ética aplicada. La ética es la reflexión crítica sobre los
fundamentos del actuar humano en tanto que agente moral. Por su parte, la moral de una comunidad o
sociedad está constituida por las normas y costumbres que regulan el proceder de los miembros que la
conforman. La ética, como disciplina filosófica, además de tener en cuenta, en su estudio de lo moral, las
normas y costumbres imperantes en la comunidad o sociedad en que se desenvuelve el individuo, desarrolla
teorías que explican o dan cuenta de la rectitud o no de nuestras acciones y decisiones.
La ética cobra sentido en tanto que nos brinda luces para orientar nuestras acciones, la acción en contexto y
que exige asumir responsabilidades. La vida humana se recrea en diversos campos de actividad: la empresa,
la familia, la calle, la escuela, el ejercicio profesional. En ellos se dan tensiones, conflictos, problemas y
pruebas. La reflexión ética nos puede orientar a la hora de tomar decisiones. En este sentido hablamos
entonces de una ética aplicada. Promover una conducta ética basada en valores morales, es esencial para la
sana convivencia y un ejercicio profesional responsable. Debido a la diversidad de ámbitos de acción,
podemos hablar de diferentes enfoques en la reflexión moral: ética médica, ética ambiental, ética de los
negocios y las organizaciones, ética docente, ética ciudadana, etc.

El siguiente mapa conceptual nos permitirá apreciar mejor la relación entre la ética como reflexión filosófica,
y la ética aplicada.

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La ética (del latín ethicus y éste del griego clásico éthikós, «moral, relativo al carácter») es una de las grandes ramas de la filosofía y
tiene como objeto de estudio la moral y la acción humana. Su estudio se remonta a los orígenes de la filosofía moral en la Grecia clásica
y su desarrollo histórico ha sido diverso. Conviene diferenciar, no obstante, entre los términos ética y moral: aunque en el habla común
suelen ser tomados como sinónimos, se prefiere el empleo del vocablo moral para designar el conjunto de valores, normas y
costumbres de un individuo o grupo humano determinado. Se reserva la palabra ética, en cambio, para aludir al intento racional (vale
decir, filosófico) de fundamentar la moral entendida en cuanto fenómeno de la moralidad o ethos («carácter, manera de ser»). En otras
palabras: la ética es una tematización del ethos, es el proyecto de crear una moral racional, universalizable y, en consecuencia,
transcultural. Una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios. Esta sentencia ética, juicio moral o declaración normativa es
una afirmación que contendrá términos tales como 'malo', 'bueno', 'correcto', 'incorrecto', 'obligatorio', 'permitido', etc, referido a una
acción o decisión. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, cosas o acciones. De
este modo, se está estableciendo juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: "Ese político es corrupto", "Ese hombre es
impresentable", "Su presencia es loable", etc. En estas declaraciones aparecen los términos 'corrupto', 'impresentable' y 'loable' que
implican valoraciones de tipo moral. La ética estudia la moral y determina qué es lo bueno y, desde este punto de vista, cómo se debe
actuar. Es decir, es la teoría o la ciencia del comportamiento moral de los hombres.
Así, en la historia de la reflexión ética se encuentran teorías que buscan fundamentar el fenómeno de lo
moral. En el mapa conceptual se hace referencia únicamente a la deontología y a la teleología. La
deontología estudia los deberes morales del ser humano, básicamente los deberes para consigo mismo y los
deberes para con los demás. Con relación a las teorías teleológicas, se puede señalar que ellas piensan lo
ético con relación al alcance de fines que pueden ser por ejemplo, la felicidad, la virtud o la utilidad.

Respecto a la ética aplicada, encontramos que ella deriva en diversos enfoques, debido a la diversidad de
campos de acción en los que se desenvuelve el ser humano. Surgen así, conceptos como los de ética médica,
ética ambiental, ética de los negocios y las organizaciones, ética docente, ética ciudadana, entre otros.
Todas ellas son éticas aplicadas porque se encargan de estudiar la acción humana desde contextos
específicos. En nuestro caso, nos centraremos en la ética ecológica o ambiental.

La ética ambiental

El mundo contemporáneo atraviesa diversas crisis de carácter político, ecológico, económico y social. Para
generar un nuevo orden de cosas es preciso que los individuos mismos que conforman la comunidad o
sociedad empiecen por asumir sus propias responsabilidades en uso pleno de su autonomía y capacidad de
discernir. Sólo de esta forma se puede empezar a generar un tejido moral social que fomente una cultura
más sensible a lo vulnerable de nuestro entorno natural y socio-cultural.

Si nos centramos en la crisis ecológica de nuestro tiempo, se aprecia que ella hace referencia a una serie de
problemas que atraviesan al menos dos formas de deterioro ambiental:

1. Deterioro de nuestro entorno natural local y global, y en las relaciones con seres no humanos,
manifiesto por la disminución de la biodiversidad, la pérdida de capacidad biológica de los
ecosistemas para autosostenerse, la sobreexplotación de los suelos, la extinción de especies
animales y vegetales, el agotamiento de los recursos naturales, la deforestación, el maltrato y
explotación de animales, la desertización, la contaminación de mares, océanos y recurso hídricos, el
deterioro de la capa de ozono, las lluvias ácidas, el aumento de cataclismos naturales, los cambios
climáticos constantes y el calentamiento global, entre otros
2. Deterioro de nuestro entorno socio-cultural y urbano reflejado por las diferencias entre países
desarrollados y en vías de desarrollo, los conflictos armados y las múltiples violencias presentes en la
convivencia humana, la explosión demográfica, el envejecimiento de gran parte de la población en
algunos países, el incremento de enfermedades, la pobreza, las migraciones, la contaminación
auditiva y/o visual presente en las urbes, el uso inadecuado de residuos sólidos y desechos
industriales, la explotación laboral y el abuso del poder, entre otros.

La reflexión sobre el deterioro de nuestro medio ambiente entendido en sentido amplio, nuestro entorno
natural y socio-cultural, está atravesado por un trasfondo ético, en tanto que está directamente relacionado
con la pérdida del sentido de la responsabilidad individual y colectiva en nuestras relaciones mutuas y con
seres no humanos. Así, para intentar una definición de ética ambiental, es necesario apreciarla desde varias
dimensiones de reflexión para comprender su razón de ser desde la teoría y la acción. Diremos entonces de
la ética ambiental, que es una disciplina de la ética general, aplicada a comprender y fundamentar,
responsabilidades, deberes y derechos que requieren ser explícitos para guiar la acción humana en su
relación con el medio natural y artificial. Por ello, además de centrarse en evaluar el impacto ambiental de la
tecnología y la industria en los ecosistemas y la vida humana, es una ética que se puede aplicar a la
comprensión de los derechos de los animales para promover su respeto y solidaridad por parte de los seres
humanos, y a la fundamentación de acciones en pro de un desarrollo sostenible, de la biodiversidad y del
bienestar de todas las especies que habitan nuestro planeta Tierra. En síntesis, la ética ambiental es el
estudio crítico de los retos morales que plantea la relación y la interacción entre los seres humanos y los no
humanos en tanto que partes de un todo natural interdependiente. Desde esta perspectiva, el término ética
ambiental es usado como sinónimo de ética ecológica o ecoética, si bien algunos especialistas en los
últimos años, proponen distinciones sutiles entre estos términos.

En general, la ética ecológica o ambiental, pretende con sus desarrollos conceptuales, orientar las acciones
de las personas y las organizaciones, desde los principios de la responsabilidad y el cuidado. Ella puede
partir, por ejemplo, del análisis de los retos que plantea el desarrollo urbano para el equilibrio ecológico,
para trazar con ello, modelos de comprensión del problema, desde una perspectiva moral, que lleven a
asumir compromisos o sustentar políticas de desarrollo sostenible, consecuentes con el bienestar de las
especies que se puedan ser afectadas, incluyendo la misma vida humana.

Para Carmen Ferrete Sarria, la reflexión de ética ecológica es necesaria por al menos cuatro razones:

1. No podemos olvidar el mundo de lo no humano como compromiso moral, debemos reflexionar


sobre cómo garantizar nuestras obligaciones con respecto a los seres no humanos y el medio
ambiente.
2. Es necesario considerar nuestros deberes para con las generaciones futuras, asumir
responsabilidades presentes por seres futuros con los que no mantenemos una relación de
reciprocidad.
3. Es imprescindible replantear nuestras relaciones interhumanas teniendo en cuenta que la crisis
ecológica tiene su origen en determinada concepción del ser humano.
4. El problema ambiental nos sitúa con una vertiente presente en muchas actividades humanas
relacionadas con la búsqueda de una sociedad más justa, pacífica y equitativa, y en donde la ciencia y
la tecnología sean consecuentes con los fines de la humanidad.

Esta autora también nos dice que las actuaciones públicas y privadas con repercusión indirecta en el medio
ambiente y que deben ser consideradas seriamente desde una ética ambiental o ecológica son aquellas que
tienen que ver con el consumo de luz y agua en nuestro hogar, el reciclaje, la reutilización y reducción de
productos, y el silencio o apatía de la sociedad al continuar con viejas costumbres de consumo.
En síntesis, para Carmen Ferrete “La ética ecológica o ambiental no es una ética aplicada más, porque la
actitud ambiental está presente en todas las actividades humanas…La preocupación fundamental de la ética
ecológica no es sólo el medio ambiente, sino y especialmente los seres humanos…. El medio ambiente es un
concepto que implica una realidad compleja que además de cuestiones naturales, biológicas y físicas,
contiene consideraciones sociales, culturales y, en definitiva, éticas… la ética ecológica tiene pretensión
universalista, se basa en el principio de la responsabilidad humana hacia su entorno natural, en general, y
hacia los seres no humanos en concreto. La ética ecológica como ética aplicada se ocupa de problemas
ambientales en sentido amplio: la pobreza, la mejora de la calidad de vida, la paz y la justicia en todo el
ecosistema mundial,…” Carmen Ferrete Sarria, Capítulo 1, De la ética a la ética aplicada, en La ética
ecológica como ética aplicada, pp. 80-81.

Ahora bien, para construir una ética ambiental diciente y significativa para todos los habitantes de nuestro
planeta, es necesario partir de intereses mínimos compartidos con relación a los verdaderos retos que
plantea nuestro siglo para lograr mejorar la calidad de vida de todos los pueblos y naciones. Es necesario
asumir una guía de acción que, sustentada en principios éticos, nos brinden un norte para trabajar
mancomunadamente en la superación de las crisis ambientales y la promoción de un desarrollo
sostenible. La carta de la Tierra puede servirnos como marco inicial de reflexión ya que es un documento
que precisamente tiene como misión “establecer una base ética sólida para la sociedad global emergente y
ayudar a crear un mundo sostenible basado en el respeto a la naturaleza, derechos humanos universales,
justicia económica y una cultura de paz” Tomado del folleto de la iniciativa de la Carta de la Tierra, p. 11.

En este link http://www.greencross.org.ar/downloads/Carta%20de%20la%20Tierra.pdf encontrará el


folleto de la iniciativa de la Carta de la Tierra, donde se explica cómo se construyó la carta de la tierra, sus
objetivos e importancia de usarla como guía en toda educación ambiental y por supuesto aporta de
manera significativa para pensar la dimensión ética de los problemas ecológicos de nuestra época.
Tomado de la

Web http://www.earthcharter.org/files/resources/folleto.pdf

En esta http://www.earthcharterinaction.org/contenido/ amplia información sobre la iniciativa de la carta


de la Tierra.

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