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Las narrativas sobre el pasado, la historia que se cuenta, y las formas de hacerlas han
sido motivo de reflexión de numerosos historiadores en diferentes momentos históricos. La
investigación y la producción de libros de historia abarca una variedad de cuestiones que
enlazan tanto a las prácticas desplegadas por los investigadores e investigadoras, como a las
instituciones, al Estado y a los modos en el que esas narrativas históricas circulan en ámbitos
académicos -con sus redes de producción de conocimientos y difusión- y entre públicos
heterogéneos interesados en saber sobre “lo que pasó”. Este último aspecto de la divulgación
se encuentra en el foco de debates intensos sobre qué historias se cuentan y divulgan y en qué
contextos históricos se producen esos relatos. La divulgación de contenidos históricos es en
términos generales un instrumento de combate político e ideológico, un debate sobre los
orígenes nacionales, sobre el rol del estado y sobre héroes y contra héroes.2
¿Qué narrativas históricas circulaban entre las clases populares? Es el interrogante que
orienta este trabajo. Es una pregunta muy vasta que requiere ser situada en un tiempo y en un
espacio así como demarcar aquellos documentos que permitan encontrar las huellas de saberes
históricos puestos en circulación. La palabra circulación está asociada con la idea de difusión
y ello abre el interrogante sobre quiénes son los actores que intervienen activamente en la
construcción de sentidos sobre el pasado. Hacer historia de las formas de hacer historia es lo
que se conoce con el nombre de historiografía y si bien es cierto que pueden citarse numerosos
textos rara vez se interroga sobre quiénes, cómo y cuándo se produjeron narrativas históricas
por fuera de los marcos institucionales de las universidades, academias y organismos de
1
Este texto es el trabajo final para el curso de posgrado ¿Quiénes son los dueños del pasado? Narrativas
históricas, historia pública y divulgación. desafíos para las prácticas historiográficas, dictado en el primer
cuatrimestre de 2019, en el IDAES-UNSAM, por Mirta Zaida Lobato. Agradecemos los comentarios de
Alejandro Cattaruzza.
2
José Carlos Chiaramonte, Usos políticos de la historia. Lenguajes de clases y revisionismo histórico, Buenos
Aires, Sudamericana, 2013, p 233-241
2
3
Devoto, Fernando y Pagano, Nora. Historia de la historiografía argentina. Buenos Aires, Sudamericana. 2009;
Alejandro Cattaruzza y Alejandro Eujanian, Políticas de la historia 1860-1960, Buenos Aires, Alianza, 2003 pp
185-262.
4
Los artículos publicados en la revista Clio & Asociados, Nº 9-10,2005-2006 constituyen un buen ejemplo de
ese intenso debate. También Pablo Semán, “Historia, best-sellers y política”, en El bajo continuo. Exploraciones
descentradas sobre cultura popular y masiva, Editorial Gorla, Buenos Aires, 2006 y Pablo Semán y Silvina
Merenson: “Percepciones de la historia, sentimientos e implicación nacional en Argentina y Brasil”, en Pasiones
nacionales: política y cultura en Brasil y Argentina, ed. por Alejandro Grimson, Buenos Aires, Edhasa, 2007,
pp. 249-298.
5
Prieto, Adolfo. El discurso criollista. En la formación de la Argentina Moderna. Buenos Aires. Sudamericana,
1988, p. 13.
6
En este sentido consultamos el catálogo online que posee pautas estandarizadas de búsqueda y referencia.
3
7
Roberto Lehmann Nitsche fue un médico y antropólogo de origen alemán. En 1897 viajó a la Argentina para
dirigir la Sección de Antropología del Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de La Plata. Su principal línea
de investigación fue sobre los pueblos indígenas en el territorio argentino, sus costumbres y mitos; pero también
fue un coleccionista aficionado de restos óseos -en correspondencia a su adscripción a la antropología física- y
de objetos o colecciones como la que proponemos analizar en este trabajo. En 1939 el instituto Iberoamericano
de Berlín se hizo cargo de estas colecciones que hoy en día se encuentran digitalizadas. Para más información
sobre su bibliografía recomendamos la lectura de Santiago Bilbao, Rememorando a Roberto Lehmann-Nitsche,
Buenos Aires, La Colmena, 2004.
8
El libro que marcó un camino para el análisis de estos folletos es Prieto, Op. Cit. Véase también Miguel A.
García y Gloria B. Chicote, Voces de tinta, La Plata Edulp, 2008 y Mirta Zaida Lobato, Mirta Zaida Lobato, “Te
amo, te odio y te quiero: una aproximación a la cultura afectiva de las clases populares en el Río de la Plata,
1880-1930”, en Gloria Chicote y Bárbara Göbel (eds.), Ideas viajeras y sus objetos. EL intercambio científico
entre Alemania y América Austral, España, Iberoamericana 146, 2011, pp. 339-349 y “Emociones y sentimientos
en la cultura popular en el Río de La Plata: un análisis de los folletos de la colección Lehmann-Nitsche”, en
Oliva López, Genealogías del amor romántico: régimen de una educación sentimental en México y América
latina 1900-1950, México, UNAM, 2019. Hay otra literatura que se refiere al Lehmann Nitsche antropólogo.
9
Elida Tranchini sostiene que el criollismo ocupó un lugar de importancia en las décadas posteriores a 1910 en
“El cine argentino y la construcción del imaginario criollista”, Entrepasados 18/19, 2000, pp 113-191.
Posteriormente Ezequiel Adamovsky analizó el criollismo hasta mediados del siglo XX a partir de una segunda
generación de escritores en “El criollismo popular en Argentina ¿Hasta cuándo? Personajes, autores y editores
de un fenómeno de literatura masiva”, en Cuadernos de literatura, Vol XXII, N° 43, Enero- Junio 2018. pp 127
a 207, p. 182.
4
10
Roger Chartier, El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación, Barcelona,
Gedisa, 1992, pp. III-XIII; Richard Hoggart, La cultura obrera en la sociedad de masas, Buenos Aires, Siglo
XXI 2013 (el original es de 1957) y Robert Darnton, O iluminismo como negócio, Sao Paulo, Companhia Das
Letras, 1996.
11
Roy Rosenzweig & David Thelen: The Presence of the Past: Popular Uses of History in American Life. New
York, Columbia University Press, 1998, Thomas Cauvin, The Rise of Public History: An International
Perspective” Colorado State University, United States https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01, Raphael
Samuel, Teatros de la memoria. Pasado y presente de la cultura contemporánea, Universidad de Valencia,
Valencia, 2008.
5
12
Robert Darnton, Edición y subversión. Literatura clandestina en el Antiguo Régimen, México, FCE, 2003, p.
15.
13
La digitalización llevada a cabo por la institución favorece hoy la consulta online.
14
Un análisis minucioso en Cristina Parodi Lisi y José Morales Saravia, “Inmigración y literatura popular en el
Río de la Plata. La “Biblioteca Criolla del Fondo Lehmann Nitsche en el Instituto Iberoamericano de Berlín,
XXXI Congreso del Seminario de Adquisición de materiales latinoamericanos para bibliotecas, Berlín, abril de
1986.
6
15
Parodi Lisi y Morales Saravia, Op. Cit, p 36 y Alejandra Laera, Op. Cit, p. 57.
16
Jorge Emilio Gallardo, EL habla del gaucho. Confluencias lusohispanas y vastedad de su territorio, Buenos
Aires, Idea Viva, 1999 y Miguel A. García y Gloria B. Chicote, OP. Cit, pp. 34 a 40.
7
17
Adolfo Prieto, Op. Cit, pp- 27 a 82.
18
García y Chicote, Op. Cit, p. 37.
19
García y Chicote, Op. Cit. p. 37 y Lobato, “Emociones y sentimientos en la cultura popular en el Río de La
Plata: un análisis de los folletos de la colección Lehmann-Nitsche”, Op. Cit.
8
20
Juana Manso, Compendio de historia de las Provincias Unidas desde su descubrimiento hasta el año 1874.
Adaptado para el uso de las escuelas de la República Argentina, Buenos Aires, Librería Universal, 1881, p V.
21
Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Buenos aires, Editorial Juventud
argentina, 1857 Vol. 1 e Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana, Buenos Aires, La nación,
1887.
22
Margarita Merbilhaá, «Semblanza de Biblioteca de La Nación (1901- 1920)». En Biblioteca Virtual Miguel
de Cervantes - Portal Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglos XIXXXI) - EDI-RED, 2017:
http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc99089
9
23
Prieto, óp. Cit, pp. 69-70.
10
24
Biografía É Historia del Ilustre General de la Independencia Sudamericana D. José de San Martín, Editado
por Maucci, Restelli & Cia, 1900, 32 páginas; Biografía histórica del eminente político argentino, valeroso
general de la Independencia Sudamericana D. Manuel Belgrano; Editado por Maucci, Restelli & Cia, 1900, 34
páginas; Biografía Histórica de Don Mariano Moreno. Ilustre abogado y jurisconsulto argentino; Editado por
Maucci, Restelli & Cia. 1900, 37 páginas y Biografía histórica de "D. Bernardino Ribadavia. Eminente político.
Ex presidente de la República Argentina; Editado por Maucci, Restelli & Cia.1900, 37 páginas.
11
Todas las biografías siguen una misma estructura cronológica y semántica: comienzan
por la infancia del personaje en dónde se detienen en características secundarias que muestran
un niño o un infante común y corriente (sin acentuar virtudes heredadas o genéticas), siguen
con una vida de ascenso vertiginoso (en donde se da cuenta del esfuerzo y del sacrificio) y un
desenlace o muerte en donde la finitud da lugar a la eternidad. A su vez, independientemente
de las particularidades de cada uno de los personajes, los relatos son construidos desde una
impronta terrenal, estrategia que tiene como objetivo acercarlos aún más al lector. Es gente
“corriente”, “común”, sus infancias y adolescencias adolecen de grandes virtudes “innatas” y
se adquieren y acentúan más con el esfuerzo en el estudio (en el caso de Belgrano), con la
formación militar y la valentía (en el caso de San Martín), es decir con características que
cualquier ciudadano de la época podía tener erigiéndose como “modelo digno de ser imitado”.
El relato reproduce en líneas generales la misma representación histórica que circula en la
época y que se establecen en las biografías oficiales como en los manuales escolares.
12
Recordemos que la educación es un tema que el estado afronta con su organización y con
diversas reformas de 1886-87 donde la asignatura “Historia” cumple un rol de importancia en
la formación de los educandos.25 Posiblemente también conocieran los debates
historiográficos protagonizados por Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López, Dalmacio Vélez
Sarsfield y algunas de las biografías que comenzaban a circular desde mediados del siglo XIX.
Alejandro Eujanian coloca estos debates en los marcos de las políticas de interpretación
señaladas por Hayden White en sus reflexiones sobre el lugar de la historia y las posibilidades
narrativas, donde se pone en juego la autoridad del historiador (historiadora). 26 En el mismo
contexto de los debates relativamente recientes, Carlo Ginzburg ha enfatizado que en las
narrativas históricas y de ficción hay una disputa por la representación de la “realidad” que
está hecha de desafíos, préstamos recíprocos y de hibridaciones.27 De modo que en estos
momentos constitutivos de un campo historiográfico los contenidos históricos circulaban de
un modo más poroso entre diferentes agentes culturales y públicos. El análisis de estos folletos
de circulación masiva así lo sugieren.
Retomemos el examen de estas publicaciones baratas y el modo en que el autor
estructura su narrativa. La extensión del relato dedicada a cada momento de la vida de los
personajes varía. Infancia, formación, participación en los asuntos públicos permiten destacar
algunas vivencias más que otras. Por ejemplo, en la biografía de San Martín le dedica más
tiempo al relato de su participación en las batallas en España que en América. Se puede pensar
que él especula con que se trata de un acercamiento novedoso pues no son esas las batallas
que generalmente se cuentan para despertar el interés del lector. Posiblemente considera que
los enfrentamientos en territorio americano son epopeyas conocidas por el lector. También se
puede sugerir que Talerito quiere con la incorporación de los acontecimientos menos
conocidos construir una figura de sí mismo como sujeto competente en temas históricos,
conocedor de la historia del país y de España.
25
Lilia Ana Bertoni, -Bertoni, Patriotas, Cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la nacionalidad
argentina a fines del siglo XIX. Buenos Aires. Fondo de cultura económica. , 2007.
26
Alejandro Eujanian, “El surgimiento de la crítica” en Alejandro Cattaruzza y Alejandro Eujanian, Óp. Cit, p.
18.
27
Carlo Ginzburg: “París, 1647. Un diálogo acerca de ficción e historia”, en Ginzburg, El hilo y las huellas. Lo
verdadero, lo falso, lo ficticio, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2010, pp. 109-131. Véase también
Dirk Moses, “Hayden White, traumatic nationalism, and the public role of history, History and Theory, Vol. 44,
No. 3 (Oct., 2005), pp. 311-332.
13
Rosas y su época
La colección de folletos de Lehmann Nitsche contiene dos textos sobre la figura del
Brigadier Juan Manuel de Rosas. Uno fue escrito por José Arturo Scotto publicado en 1900 y
el otro por Apolinario Sierra de 1948 en el que se reactualiza en verso el folletín de Eduardo
Gutiérrez titulado Juan Manuel de Rosas. Ese extenso espacio temporal nos permite analizar
algunas modulaciones de las narrativas históricas sobre el personaje y sobre el interés que
despierta en diferentes momentos la figura del gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Los folletos sobre Camila O´Gorman completan lo que podríamos llamar el ciclo rosista de la
colección.
José Arturo Scotto parece ser un autor que circula por espacios de la cultura letrada,
pues publicó sus notas históricas en el diario La Nación entre 1907 y 1912, prologó la edición
de los poemas de Leandro Alem en 1897 y de un libro sobre la guerra del Paraguay en 1910.28
Es llamativo que estos folletos, donde la figura del Restaurador de las Leyes es criticada,
circule en un momento en el que ya se habían publicado la Historia de la Confederación
Argentina de Adolfo Saldías (1881 y 1887) y La época de Rosas. Su verdadero carácter
histórico de Ernesto Quesada (1898), que ponían en cuestión las visiones configuradas en el
momento mismo de su predominio político y que habían sido enunciadas por los opositores a
su gobierno. La complejidad del personaje y los textos que se difundían hacia fines del siglo
XIX dio lugar a las reflexiones posteriores de José María Ramos Mejía, quién señalaba que
28
José Arturo Scotto, Notas biográficas publicadas en la sección Efemérides Americanas de “La Nación” en los
años 1907-1909, Buenos Aires, Rosso y Cía, 1910; Notas biográficas publicadas en la sección Efemérides
Americanas de “La Nación” en los años 1907 y 1912, Buenos Aires, Empresa administradora y reimpresora de
obras americana, 1912, Las diabluras del tirano Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires, Biblioteca histórica 1896
y 1900 y El tirano Rosas y sus locuras, Buenos Aires, Juan Schüre Stolle, 1899.
16
Si bien es cierto que Ramos Mejía quería iluminar el costado psicológico del personaje, él
parte de un diagnóstico crítico sobre la literatura sobre Rosas que le antecedió.
Cuando Scotto escribe su folleto la figura de Rosas ya había muerto pero no había
desaparecido totalmente de la escena política30 Scotto hace del chisme y la murmuración el
eje que le permite mostrar el carácter y las costumbres de Rosas. Ya en el título sugiere que
se trata de una recopilación y que por lo tanto no son de su directa autoría. Sin embargo, la
publicación de las bromas y excesos del personaje cumple el rol del chisme en diferentes
culturas. Numerosos estudios han señalado su papel para generar valores en una comunidad y
para fortalecer sentimientos de unión.31 Los chismes, las habladurías, los cuentos sobre
algunas personas generan ciertos lazos de intimidad y abren un espacio para señalar de forma
abierta costumbres, modos de ser y prácticas que pueden resultar conflictivas. También
pueden tener un fin moralizante por eso es importante situar los contextos en los que
intervienen.
Hacia 1900 Rosas era una figura lejana pero todavía no se había convertido en un héroe
para una comunidad de historiadores y políticos.32 Esa perspectiva se ve más claramente con
la reapropiación del texto de Eduardo Gutiérrez por parte de Apolinario Sierra. El folleto Las
diabluras de Juan Manuel narra las bromas pesadas de Rosas de la que no se salvaban ni su
29
José María Ramos Mejía, Rosas y su tiempo, Buenos Aires Lajouane, 1907, p. 4. Las cursivas son del original.
30
En la biografía de Rosas de Raúl Fradkin y Jorge Gelman se destaca que hay indicios de la perdurabilidad de
la figura de Rosas en la escena pública pero que “Todavía falta una investigación que devele de qué maneras la
memoria de Rosas y del rosismo perduró en las clases populares en las décadas post caseros”, Juan Manuel de
Rosas. La construcción de un liderazgo político, Buenos Aires, Edhasa, 2015, p. 15.
31
Un texto de referencia es Max Gluckman, “Gossip and Scandal”, Current Antropology, Vol. 4 Nº 3, June 1963,
pp. 307-316.
32
Diana Quattrocchi-Woisson señala que el “movimiento de contrahistoria militante conocido bajo el nombre
de revisionismo histórico (…)” “logró hacer de un acontecimiento del siglo XIX –el gobierno de Juan Manuel
de Rosas entre 1829 y 1852-una referencia principal de las batallas políticas del siglo XX y, más aún, el espacio
mítico de la “verdadera argentinidad”, Los males de la memoria. Historia y política en la Argentina, Buenos
Aires, EMECE, 1995, p. 21.
17
familia ni los funcionarios públicos. Rodeado de bufones y “locos” se divertía con su hija
Manuelita y sus amigas, con funcionarios del puerto, con emigrados. A través de esas bromas
es posible advertir su carácter autoritario y arbitrario, pero es un énfasis amortiguado de alguna
manera por las situaciones que no adquieren un tinte de dramatismo. El cuento final de “Rosas
y el emigrado” muestra también los dobleces de estos últimos cuando querían regresar a
Buenos Aires. Ello sugiere una mirada que cuestiona lo que hacían algunos unitarios
alejándose de una lectura abiertamente “liberal”.
El folleto organiza algunos cuentos alrededor de la “cobardía” del Restaurador.
Justamente en uno que titula “Una cobardía de Rosas” narra cómo éste se asusta frente a un
bulto que no distingue muy bien, temeroso envía a su edecán a investigar en lugar de hacerlo
él mismo. El momento donde más emerge el tono crítico hacia la figura del jefe porteño
se construye en el relato sobre el testamento de don León Ortiz de Rosas, su padre. Cuenta allí
que cuando estaba en su lecho moribundo mandó llamar a su escribano para testamentar y en
ese acto designó a su hijo Gervasio Rosas como albacea. Frente a ello don Juan Manuel
. “se vino a casa de sus padres y sin saludar y reverenciar a estos como debiera ser, le
dijo
- ¿Por qué ha nombrado ud de albacea a Gervasio?
- -Juan Manuel (contestó el respetable don León Ortiz de Rosas) ¿Vienes a asustar
a tu padre? ¿Piensas que me has de imponer miedo como al pueblo? He nombrado
albacea a Gervasio porque es más buen hijo. Me fuerzas a que te recuerde cosas
amargas. Cuando tu madre te envió a la estancia por tu mala conducta, yo me
empeñé en que ganaces (sic) algo y después de algún tiempo te interesé en las
ganancias ¿Qué hiciste Ah? Me da vergüenza recordártelo, cuando se acercaba el
término del contrato cuereaste sin tasa, derrochaste mis bienes y te apropiaste del
dinero (…) ¡No! Juan Manuel, faltaría yo a mis deberes si confiase los intereses de
tu madre y de tus hermanos en las manos de un hijo que me ha sido infiel e
irrespetuoso”.
Lo que el diálogo insinúa es que Juan Manuel, su hijo mayor, es una persona deshonesta,
irrespetuosa y mal hijo. Lo que emerge es una crítica moral y una intención de promover
valores filiales, de honradez y de respeto entre la audiencia de Scotto.
Como ya hemos señalado los folletos tenían poquísimas ilustraciones, pero vale la
pena detenerse en la tapa de Las Diabluras de Juan Manuel. Ella muestra al Brigadier vestido
18
con su traje militar que mira a un gaucho pescando en el río. La firma al pie es de F. Fortuny,
y ello nos lleva tras los pasos de Francisco Fortuny un dibujante, pintor e ilustrador de libros
y revistas de origen español que había llegado a Buenos Aires en 1887. Ilustró publicaciones
como Caras y Caretas, El Sud Americano, P.B.T., Vida Moderna, Pulgarcito y Plus Ultra y
los manuales de historia de la Editorial Estrada desde 1906. Muy poco tiempo después de su
arribo a Buenos Aires ya estaba publicando sus dibujos. Aunque no tenemos otros datos
podemos insinuar que autores de folletos populares como los de la colección de la Biblioteca
Criolla participaban de un espacio cultural amplio con otros escritores/periodistas, con
pintores e incluso con antropólogos como Lehmann-Nitsche. La cantidad de folletos de
escritores populares dedicados a este último son un índice del interés de los propios autores
por hacer conocer sus obras. El dibujo de Fortuny abre además el interrogante sobre la
construcción de imágenes visuales de los héroes. Malosetti Costa ha señalado que desde fines
del siglo XIX empezaron a realizarse retratos de los héroes identificados como los próceres
de la independencia. Ella de-construye el modo en que el líder de la Banda Oriental Gervasio
de Artigas fue retratado y cómo ese rostro se difundió de múltiples maneras. 33 . Los folletos
populares contribuyeron sin duda a la circulación de imágenes pero no contamos con un
estudio que nos ilumine en este sentido.
33
Laura Malosetti Costa, “El primer retrato de Artigas: un modelo para deconstruir”. En Caiana. Revista de
Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). No 3 | Año 2013.
URL: http://caiana.caia.org.ar/template/caiana.p hp?pag=articles/article_2.php&obj=112&vo l=3
19
El otro folleto sobre Rosas es de Apolinario Sierra que como ya hemos señalado es
una versión del Rosas de Eduardo Gutiérrez. En efecto, entre 1881 y 1882 Eduardo Gutiérrez
publicó en La Patria Argentina sus folletines sobre Rosas. En ellos sustentaba una visión
crítica del personaje que lo emparentaba con el antirosismo de quienes lo habían enfrentado
décadas atrás. Algunos autores sostienen que Gutiérrez contribuyó a configurar el antirosismo
a partir de los relatos orales de los liberales y de la literatura de Mármol, Rivera Indarte,
Pelissot entre otros. 34 El análisis de Alejandra Laera sobre Eduardo Gutiérrez lo ubica en una
zona intermedia de lo popular que no remite exclusivamente a la prensa política y se distancia
34
Jorge B. Rivera, “El folletín de Eduardo Gutiérrez”, capítulo 32, CEAL (Digitalizado por REHIME, 2011).
20
Con este párrafo marca la distancia que lo separa de Eduardo Gutiérrez para quien el gobierno
de Rosas estableció una “época luctuosa” y aún “permanecen oscuros los dramas más
sombríos de aquella época”.38 A partir de esta clara diferenciación el tono de Sierra es el
propio de la payada criolla en donde tanto en los géneros poéticos como en los musicales se
unen las voces del poeta y del cantor y se apela directamente al público.
35
Alejandra Laera, Op. Cit. 60.
36
Ídem.
37
Alejandra Laera, “El retorno del pasado: apunte sobre la novela histórica en la Argentina actual”, en Clio &
Asociados, Nº 5, pp 112-132 y Carlos García Gual: Apología de la novela histórica y otros textos, Barcelona,
Península, 2002.
38
Eduardo Gutiérrez, Historia de Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2009. El original es
de 1882.
21
Con las expresiones “venga paisano”, “yo sé que le va a gustar” y “es una historia linda” busca
generar una cierta intimidad con la audiencia para contarle algo distinto. Las páginas se
suceden para hacer una crónica de la historia nacional y culminar con un encendido elogio a
Rosas de acuerdo con las estrofas que siguen:
Por otra parte la tapa del folleto/libro tiene una imagen reconocible de Rosas para el
momento de su publicación. La ilustración realizada por el ilustrador Fonelli cuya vida y obra
no hemos podido reconstruir aún, lo representa como el héroe rubio y de ojos claros. Ocupa
el primer plano seguido por la representación de sus gauchos de ropas coloradas e indios
amigos.
22
39
Valentina Iturbe-La Grave B.A., Camila O’Gorman realidad y mito en el imaginario cultural argentino
(1847 - 1884), A thesis submitted to the Faculty of the Graduate School of the University of Colorado at
Boulder in partial fulfillment of the requirement for the degree of Doctor of Philosophy Department of Spanish
& Portuguese 2015
23
40
Felisberto Pelissot , Camila O´Gorman, Nueva edición ilustrada y aumentada con datos interesantes y
notablemente modificada y precedida del folleto histórico del Comercio del Plalta, Barcelona, Librería del
Progreso 1898.
24
Silverio Manco es otro prolífico escritor popular de historias con gauchos. Según
Ezequiel Adamovsky Manco era italiano de origen, se dedicó al periodismo y escribió folletos,
canciones, guiones de radioteatro y obras teatrales. 41 Adolfo Prieto recopiló alrededor de 60
títulos de este autor desde 1908 y sus obras fueron publicadas en la Biblioteca Criolla y la
Biblioteca Gauchesca y entre sus editores se pueden mencionar a Longo, Argento y Matera
en Buenos Aires y Rosario y Andrés Pérez en Buenos Aires. 42
Su obra publicada en 1946 alterna prosa y verso para pintar una época, la de Rosas y
la de los unitarios. La prosa tiene el carácter de un relato fidedigno mientras que los versos
están plagados de metáforas y expresiones poéticas. Es en la prosa donde el autor fija su
posición frente a los debates alrededor de la figura de Rosas. Inicia su historia con un poema
con el título “Rojinegro”:
Rojo el chaleco de lana
que Rosas usó en su vida
el vivo del pantalón
41
Ezequiel Adamovsky, El gaucho indómito. De Martín Fierro a Perón, el emblema imposible de una nación
desgarrada, Buenos Aires, Siglo XXI, 2019, p. 40
42
Adolfo Prieto, Op. Cit, p. 230 a 232.
25
Desastres y villanías
fue su norte Federal
más negro que las morenas
de San Telmo y Monserrat.43
La contraposición de los colores le sirve a Manco para dar cuenta de la arbitrariedad de Rosas y de la
valoración de su época. El negro sugiere las tinieblas y lo pasional, el horror de la “tiranía”, mientras
que el rojo simboliza la sangre y asociada con ella transmite la idea de sacrificio representado por los
43
Silverio Manco, Camila O´Gorman, “Colección Gaucha, Buenos Aires, 1946. La posición de las estrofas es
del original. Todas las citas pertenecen a esta edición.
26
enamorados. En “Expresando ideas” es más directo en su crítica moral y política a Rosas pero al mismo
tiempo baja el tono antirosista de los textos del siglo XIX. Para él Rosas es un “tirano” y sostiene que
“Sin embargo y a pesar de todo lo que se ha dicho de aquéllos tiempos de ignominia y
de barbarie, alguien expresa que no se escribió lo suficiente para estereotipar en el
corazón de los argentinos el rencor hacia ese hombre que diezmaba la población con
asombroso salvajismo.
Ahora cabe preguntar ¿Por qué no se hace lo mismo con los que provocan las guerras?
Se dirá que no es el gobierno que mata a la gente en las luchas fratricidas pero las
obliga a ir a los campos de batalla y es lo mismo. No quiero decir con esto que Rosas
haya sido un hombre recto, porque sería absurdo; y al escribir este libro lo hago tan
sólo basándome en distintas y frondosas lecturas de sus horrores….En cambio otros
afirman que fue lo contrario… Fue según la historia que cuenta su vida de Dictador,
un gran enamorado, y tal antecedente, rubrica el malogrado romance de Camila
O´Gorman, la heroína bajo el cielo de la y mártir en la crujía de Santos Lugares”.
El cambio tonal puede parecer imperceptible pero busca matizar la condena a Rosas con la
falta de crítica de quienes envían a los gauchos al combate entre hermanos. Su postura la
enuncia como una confrontación de opiniones frente a las cuales la suya está más informada.
Retoma a su vez la hipótesis de Pelissot de que la decisión de Rosas fue el producto de su
amor despechado.
“Los ojos de Juan Manuel
clavaron en los suyos,
y al contemplarla tan linda
pensó en sus manejos turbios”
dicen los versos de Manco para luego reafirmar la idea de Pelissot con la mención de que
hasta se lo había confesado a su hija Manuelita. Un análisis pormenorizado de los versos de
Manco puede llevarnos a un desvío interpretativo sobre la sociedad porteña, el lugar de los
unitarios en la transformación de Camila en mártir, sobre el poder del padre de familia e
incluso del lugar de la mujer tanto de la élite como de las clases populares. No es ese nuestro
objetivo. Lo que nos interesa destacar es que casi una centuria más tarde en la voz de un poeta
popular la condena a muerte de Camila O´Gorman y Uladislao Gutiérrez seguía siendo una
lente para la condena moral y política de Rosas aunque estuviera un poco más matizada. Es
decir que el folleto sobre Camila de Silverio Manco, como el de Sierra sobre Rosas, es un
emergente de que la cultura popular es más porosa en cuanto a los usos políticos del pasado.
Mientras Apolinario Sierra hace una revalorización de la figura de Rosas dándole un tono
nacionalista, tradicionalista y de algún modo revisionista a la reapropiación del libro de
27
Eduardo Gutiérrez, Silverio Manco mantiene la crítica de los primeros relatos sobre Camila
O´Gorman.
Un rasgo del carácter popular de estos folletos es que sus impresiones son baratas, de
fácil diseño. En algunos casos hasta se repite la misma ilustración aunque los autores sean
diferentes. Esto sucedió con los folletos de Apolinario Sierra y Silverio Manco. Como puede
observarse en las imágenes que siguen es el mismo dibujo de escenas campestres idílicas el
que inicia cada obra. Sobre el ilustrador de la tapa no tenemos información pero destaca en
ella la figura de Camila vestida de celeste, conducida por los soldados rosista, al lugar de su
fusilamiento.
28
Silverio Manco
44
Homenaje al Malogrado general Aparicio Saravia, Bocetos criollos, 1913, p. 21.
29
En las primeras páginas de este ensayo hemos sostenido que los folletos tenían
circulación regional en un área que muestra al gaucho como una construcción fronteriza en
los territorios de las antiguas colonias españolas y portuguesas. Gumercindo y Aparicio
Saravia fueron dos hermanos que podemos ubicar en el ciclo revolucionario de la frontera
entre Uruguay y Brasil. De acuerdo con John Chasteen, Aparicio acompañó a su hermano en
la guerra civil riograndense en vísperas del siglo XX.45 En la Biblioteca Criolla de Roberto
Lehmann Nitsche hay dos folletos dedicados al caudillo Aparicio Saravia.
Uno de ellos, titulado “Homenaje al malogrado general Aparicio Saravia”, publicado
en 1913, contiene las características de lo que tiempo después sería conocido como un fanzine.
Un montaje de textos narrativos, poemas y afiches que están presentados con formato ligero
y que tiene una intención comercial. En su reverso aclara que está “disponible en todas las
librerías y kioscos de la República”, por un precio de $0,30. 46
El primero texto y último de la compilación, están firmado por el escritor y periodista
Silverio Manco. Un inmigrante italiano, autor de numerosos folletines y simpatizante de las
47
ideas del anarquismo y el socialismo, primero, y del yrigoyenismo, después. Dice Manco
sobre Aparicio Saravia:
Más adelante, encontramos otro texto reivindicativo de la figura Saravia firmado por
Fray Mocho. Escritor y periodista argentino famoso por sus retratos costumbristas, exponente
de la gauchesca y fundador de la revista Caras y Caretas. Luego, se evidencian otra serie de
textos, algunos escritos en prosa y otros en versos —de estructura octosílaba— que no están
firmados.
45
John Charles Chasteen, Héroes a caballo. Los hermanos Saravia y su frontera insurgente,
46
Homenaje al Malogrado general Aparicio Saravia, Bocetos criollos, 1913, p. 20.
47
Adamovsky 2018, p.10.
48
Idem, p. 3
30
de la primera y última página del folleto unen al gaucho oriental con el Partido Blanco
49
John Chasteen, Op. Cit, p. 157
31
orilla del Río de la Plata.50 Podemos asumir entonces que había un espacio para vincular la
identidad argentina con la uruguaya desdibujando el espacio territorial e histórico rioplatense.
Así lo evidencia un fragmento de “Argentinos y orientales”:
50
John Chasteen, Op. Cit, pp. 171 a 178.
51
Apolinario Sierra, Aparicio Saravia, p. 67.
52
Apolinario Sierra, Aparicio Saravia, p. 2.
53
Ezequiel Adamovsky, El criollismo popular en Argentina ¿Hasta cuándo? Personajes, autores y editores de
un fenómeno de literatura masiva”, en Cuadernos de literatura, Vol XXII, N° 43, Enero- Junio 2018. pp 127 a
207, p. 182
32
54
Apolinario Sierra, Aparicio Saravia, p. 7.
55
Apolinario Sierra, Aparicio Saravia, p. 20.
56
Ibidem, p. 24.
57
Ibidem, p. 37.
58
Ibidem, p. 38.
59
Ibídem, p. 64.
33
históricas, tal vez para complacer al público o para -como sostiene Prieto- “improvisar el perfil
de una profesión” que se estaban haciendo al calor de la expansión de la demanda de lectura.60
60
Adolfo Prieto, Op. Cit, p. 69.
61
En Bartolomé Aprile, Una amistad hasta la muerte. Una novela histórica en versos camperos. Colección
gaucha
62
Elida Tranchini sostiene que el criollismo ocupó un lugar de importancia en las décadas posteriores a 1910 en
“El cine argentino y la construcción del imaginario criollista”, Entrepasados 18/19, 2000, pp 113-191.
Posteriormente Ezequiel Adamovsky analizó el criollismo hasta mediados del siglo XX a partir de una segunda
generación de escritores en “El criollismo popular en Argentina ¿Hasta cuándo? Personajes, autores y editores
de un fenómeno de literatura masiva”, en Cuadernos de literatura, Vol XXII, N° 43, Enero- Junio 2018. pp 127
a 207, p. 182.
63
Lehmann Nitsche murió en 1938.
34
centro criollo “Leal y pampeano” de Avellaneda a comienzos de 1930. Aunque sus obras son
un poco posteriores a las biografías de Talerito nos interesa porque a través de sus textos
pueden advertirse cambios en la valoración de ciertos acontecimientos y figuras del pasado.
Las temáticas que Aprile abordó estuvieron en consonancia con la búsqueda de la
“identidad nacional” frente al mosaico social que conformaba el aluvión migratorio. El campo
como espacio inconmensurable, la pampa, la exaltación de las pasiones humanas, el gaucho,
el indio y los caudillos, serán el punto central desde donde se entretejen estas historias
dedicadas a la “gente sencilla que gusta de nuestras nobles tradiciones”. 64
La prevalencia de lo sensorial, lo exótico, lo legendario, los regionalismos, le dan a su
obra una mezcla de rasgos que juegan entre el romanticismo y el modernismo literario. Aprile
buscará retratar personajes pertenecientes a la tradición nacional dotándolos de valores nobles,
elevándolos a la categoría de héroes pero recuperando la tradición gauchesca decimonónica.
Sin lugar a dudas, nuestro autor es un admirador de la pluma de Eduardo Gutiérrez a quién
cita constantemente, hace referencia y a quién intenta también equipararse tanto a sus rasgos
estilísticos como a los personajes. 65
En su versión del gaucho Hormiga Negra, Aprile deja claro sus intenciones
64
Al lector, en Aprile, Bartolomé. Hormiga Negra. Buenos Aires. Editorial Caymi. 1957
65
Folletines de Bartolomé Aprile revisados en la colección Lehmann Nitsche: Hormiga Negra. Buenos Aires.
Una novela histórica en versos camperos. Colección gaucha. Buenos Aires. Editorial Caymi. 1957; Una amistad
hasta la muerte. Una novela histórica en versos camperos. Colección gaucha. Buenos Aires. 1957; La gaucha
Vicenta. Una novela histórica en versos camperos. Colección Gaucha. Buenos Aires. 1935, El Chacho. Buenos
Aires. Colección Gaucha. biblioteca Nueva. 1945, El Tigre de los Llanos. Buenos Aires. Colección Gaucha.
Biblioteca Nueva. 1948
66
Ibíd. p. 5.
35
El tipo de escritura que utiliza para narrar, aunque cometiendo algunas torpezas
métricas67, será preponderantemente en estrofas de diez versos octosílabos y de rima
consonante, lo que denota que en el imaginario popular es ésta la forma en que las historias
de gauchos deben ser contadas. Así describe por ejemplo el nacimiento de Hormiga Negra:
“Nació este gaucho porteño
allá por San Nicolás,
travieso como el que más
y como el que más risueño;
aunque de cuerpo pequeño
tenía un gran corazón,
y aunque un poco delgadón,
era su fuerza temida
tanto en la bola perdida
y el manejo del facón.” 68
Cabe aclarar que si bien existe en Aprile una identificación con la gauchesca del siglo
XIX y la intención de equipararse a Gutiérrez69 y a Hernández, es un hombre de su tiempo y
lo vemos en los prólogos, las cartas al lector o aclaraciones de cada una de sus obras expresar
que en ningún momento hará “apología” a “Guillermo Hoyo”, “Ángel Vicente”, o pretenderá
“endiosar ni hacer símbolo” de la gaucha Vicenta. El hombre de campo no es ya víctima de
un estado que lo oprime y se apodera de su cuerpo, ya sea para el trabajo forzado en la estancia
67
Nota: En algunas ocasiones encontramos versos 7 o 9 sílabas y rima asonante.
68
Op. Cit. p. 6
69
En la obra “Una amistad hasta la muerte” cita las palabras de Eduardo Gutiérrez: “Y si este hombre, a quien
se ha oprimido el corazón de todas maneras posibles, se deja arrastrar por el dolor y la furia, y da una puñalada,
es “criminal” cobarde, a quién se condena a la última pena”
36
o la acción militar contra el indio, sino un personaje de leyenda donde se verán resaltados sólo
sus valores nobles. En el caso del caudillo la honestidad, la valentía, la inteligencia, en el caso
de las mujeres su belleza y su moralidad sexual:
“Pero nosotros, admiradores de todo lo que sea sacrificio y denuedo del valor
ilimitado, queremos reivindicar la memoria de esta gran mujer, que al igual que
La Victoria (mujer del Chacho), y de La Delfina (mujer de Pancho Ramírez),
que, sin que se le conozcan amores con ningún hombre, no obstante ser hermosa
como la montaña nevada (...) era digna de las más fuertes pasiones.”70
70
La gaucha Vicenta. Una novela histórica en versos camperos. Colección Gaucha. Buenos Aires. 1935. pp. 5
71
El Tigre de los Llanos. Buenos Aires. 1948. pp 5
72
El Chacho. Buenos Aires. Colección Gaucha. Biblioteca Nueva. 1945. p. 3
73
El Tigre de los Llanos. p. 18
37
Si bien el estilo de escritura que prevalece es el verso, el autor decide por momentos
narrar los acontecimientos en prosa e incluso se atreve a echar luz sobre aquello que los
personajes dijeron o pensaron:
Esto sucede generalmente en situaciones en las que se pretende dar mayor solemnidad,
en “El Chacho” se narra en prosa el encuentro con Quiroga. En el caso de “El Tigre de los
Llanos” resulta más complejo el análisis porque este folletín es una recopilación de varios
escritos. En la primera parte comienza en verso para presentar “al Tigre” su fuerza, su bravía,
el amor y sus pecados, será el perpetrador de las más cruentas violaciones de doncellas.
74
Ezequiel Adamovsky, Op. Cit.
75
El Chacho.. p. 21
38
Luego serán narradas algunas batallas y volverán los versos, algunos reciclados ya
presentes también en la versión de “El Chacho”. Por último, y luego de una conclusión, los
prometidos versos camperos, 68 en total, que son una selección de poemas de rasgos
gauchescos sobre temas varios: la pampa, la payada, la patria, la virgen, el amor.
76
El Tigre de los Llanos. p 19
77
Ibíd. p. 64
39
Portada “El Tigre de los Llanos” 1948. Colección de Roberto Lehmann Nitsche
40
por lo tanto, están movilizados por un interés personal y económico. En otros casos como
Bartolomé Aprile y Apolinario Sierra a esos intereses suman su militancia política y su intensa
vinculación con sectores nacionalistas y tradicionalistas. En los textos más tardíos son más
visibles y manifiestas las motivaciones ideológicas que al recuperar tradiciones entraban en
pugna con las ideas de modernidad. Detrás de las narraciones sobre Saravia estaba también
un fin partidario pues transmitían y ponían en circulación los valores del Partido Blanco en el
Uruguay.
También podemos insinuar que no es posible advertir el tono anacrónico de muchas
publicaciones posteriores al período analizado. Es difícil proyectar el presente sobre el pasado
y está ausente la supeditación del análisis a una estrategia política, aunque se advierten algunas
posturas en esa dirección. Tal vez con la constitución de un campo historiográfico las
polémicas hayan sido más intensas entre los historiadores que, como señala Cattaruzza,
“estaban convencidos de que la suya era una empresa científica y patriótica” en la década del
78
treinta. Los contenidos históricos de los folletos populares de fines del siglo XIX y
principios del XX eran más porosos y tendían a integrar a todos los sectores sociales, por eso
se dirigían a los criollos y a los inmigrantes. El afianzamiento de una pedagogía cívica
alrededor de contenidos y valores de “argentinidad” fue exitosa para popularizar y santificar
algunas figuras del pasado pero abrió también una brecha para los debates y la construcción
de contra-héroes.
El contenido de los folletos está íntimamente relacionado con la configuración de una
identidad nacional. Talerito escribe las biografías de los héroes y patriotas de mayo y de la
Independencia, Scotto toma la figura de Juan Manuel de Rosas como la antítesis del orden y
el progreso, Manco y Sierra rescatan a Saravia como un personaje histórico y destacan sus
cualidades de “gaucho culto” que luchaba por los ideales de la “civilización” y el “progreso”.
Aprile retrata a Facundo Quiroga y el “Chacho” Peñaloza de manera ambivalente pues
demuestra interés por reivindicar a estas figuras pero su descripción no se despega de un
carácter peyorativo. Para la década del treinta, los autores de los folletos, cercanos a los
círculos criollistas colocan a los caudillos como personajes centrales de sus crónicas con el
78
Alejandro Cattaruzza, “Descifrando pasados: debates y representaciones de la historia nacional”, en Alejandro
Cattaruzza Director, Crisis económica, avance del estado e incertidumbre política (1930-1943, Vol. VII, Nueva
historia argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 2001, pp. 431-473.
42
objeto de recuperar la tradición y un pasado que teme perderse frente al avance de la cultura
foránea, particularmente de Estados Unidos. En este sentido, el amor al “terruño”, la
reivindicación de un “nosotros”, el rescate de personajes ligados a las historias provinciales,
atraviesa parte de estas obras y se erige como un posible ámbito de cuestionamiento
historiográfico y también político.
Los folletos con narraciones históricas estaban destinados a las clases populares y se
diferenciaban en ese sentido de quienes escribían historia para un público ilustrado. No
alteraban de forma sustancial las lecturas del pasado que se producían en los circuitos letrados
porque en el momento histórico de su producción estaban afianzándose como narrativas
históricas.