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Narraciones históricas y cultura popular en el Río de la Plata 1

Aurelio Arnoux Narvaja, Diego Cives, Estefanía Kaluza,


Fabrizio Sanguinetti y Mirta Zaida Lobato

Las narrativas sobre el pasado, la historia que se cuenta, y las formas de hacerlas han
sido motivo de reflexión de numerosos historiadores en diferentes momentos históricos. La
investigación y la producción de libros de historia abarca una variedad de cuestiones que
enlazan tanto a las prácticas desplegadas por los investigadores e investigadoras, como a las
instituciones, al Estado y a los modos en el que esas narrativas históricas circulan en ámbitos
académicos -con sus redes de producción de conocimientos y difusión- y entre públicos
heterogéneos interesados en saber sobre “lo que pasó”. Este último aspecto de la divulgación
se encuentra en el foco de debates intensos sobre qué historias se cuentan y divulgan y en qué
contextos históricos se producen esos relatos. La divulgación de contenidos históricos es en
términos generales un instrumento de combate político e ideológico, un debate sobre los
orígenes nacionales, sobre el rol del estado y sobre héroes y contra héroes.2
¿Qué narrativas históricas circulaban entre las clases populares? Es el interrogante que
orienta este trabajo. Es una pregunta muy vasta que requiere ser situada en un tiempo y en un
espacio así como demarcar aquellos documentos que permitan encontrar las huellas de saberes
históricos puestos en circulación. La palabra circulación está asociada con la idea de difusión
y ello abre el interrogante sobre quiénes son los actores que intervienen activamente en la
construcción de sentidos sobre el pasado. Hacer historia de las formas de hacer historia es lo
que se conoce con el nombre de historiografía y si bien es cierto que pueden citarse numerosos
textos rara vez se interroga sobre quiénes, cómo y cuándo se produjeron narrativas históricas
por fuera de los marcos institucionales de las universidades, academias y organismos de

1
Este texto es el trabajo final para el curso de posgrado ¿Quiénes son los dueños del pasado? Narrativas
históricas, historia pública y divulgación. desafíos para las prácticas historiográficas, dictado en el primer
cuatrimestre de 2019, en el IDAES-UNSAM, por Mirta Zaida Lobato. Agradecemos los comentarios de
Alejandro Cattaruzza.
2
José Carlos Chiaramonte, Usos políticos de la historia. Lenguajes de clases y revisionismo histórico, Buenos
Aires, Sudamericana, 2013, p 233-241
2

investigación científica.3 Aunque el debate sobre la divulgación histórica se multiplicó a


comienzo de este siglo, en particular a partir del contexto abierto por la crisis política y
económica del 2001, todavía quedan espacios vacantes en lo que refiere a este género para
fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX.4
En el período citado había en el Río de la Plata editores y escritores que pensaban en
un público popular y ellos orientaron un conjunto de publicaciones cuyos temas y
protagonistas eran los gauchos, enseñaban a escribir cartas y expresar emociones y
sentimientos, divulgaban los secretos de la cocina, publicaban cuentos eróticos y difundían la
vida y la obra de determinados personajes históricos así como diversos episodios sobre el
pasado. Esas publicaciones suponen la existencia de una gran cantidad de sectores
alfabetizados. Como refirió Adolfo Prieto, entre 1880 y 1910, se incorporó un nuevo tipo de
lector fruto de las campañas de alfabetización y la modernización del Estado.5 Estos nuevos
lectores que pertenecían a los sectores populares tuvieron a su alcance una literatura que
circulaba por espacios no convencionales: quioscos, tabaquerías, salas de lustrar zapatos,
barberías, estaciones de tren. Por otra parte, la organización del correo produjo una
modificación importante en las comunicaciones y un incentivo a la suscripción por este medio.
De ese modo en lugares más alejados de los centros urbanos podían recibirse diversas
publicaciones. Las migraciones internas también tuvieron su rol en la diseminación de
contenidos culturales.
Para responder al interrogante sobre qué tipo de literatura con contenido histórico
circulaba entre los sectores populares rioplatenses hacia fines del siglo XIX y las primeras
décadas del siglo XX indagamos en los folletos de la llamada Biblioteca Criolla6, que fueron

3
Devoto, Fernando y Pagano, Nora. Historia de la historiografía argentina. Buenos Aires, Sudamericana. 2009;
Alejandro Cattaruzza y Alejandro Eujanian, Políticas de la historia 1860-1960, Buenos Aires, Alianza, 2003 pp
185-262.
4
Los artículos publicados en la revista Clio & Asociados, Nº 9-10,2005-2006 constituyen un buen ejemplo de
ese intenso debate. También Pablo Semán, “Historia, best-sellers y política”, en El bajo continuo. Exploraciones
descentradas sobre cultura popular y masiva, Editorial Gorla, Buenos Aires, 2006 y Pablo Semán y Silvina
Merenson: “Percepciones de la historia, sentimientos e implicación nacional en Argentina y Brasil”, en Pasiones
nacionales: política y cultura en Brasil y Argentina, ed. por Alejandro Grimson, Buenos Aires, Edhasa, 2007,
pp. 249-298.
5
Prieto, Adolfo. El discurso criollista. En la formación de la Argentina Moderna. Buenos Aires. Sudamericana,
1988, p. 13.
6
En este sentido consultamos el catálogo online que posee pautas estandarizadas de búsqueda y referencia.
3

coleccionados por Roberto Lehmann-Nitsche7, aunque nos extendemos hasta abarcar la


primera mitad del siglo XX a partir de la reedición de algunos folletos.8 Esta decisión obedece
a que se encuentran dentro de la colección folletos posteriores y reediciones que facilitan el
análisis de cambios y permanencias en las formas de presentar a los personajes históricos
dentro de estas publicaciones vinculadas al criollismo. En este último sentido las expresiones
culturales relacionadas con lo criollo se extienden a lo largo del siglo XX no sólo con una
segunda generación de escritores entre los que cobran mayor relevancia Bartolomé Aprile y
Silverio Manco sino también con el cine, la radio y con el funcionamiento de los innumerables
centros criollistas, algunos de los cuales tienen aún vigencia. 9
Entre los folletos de contenido histórico nos concentramos, particularmente, en las
biografías de personajes como, Mariano Moreno, Bernardino Rivadavia, Manuel Belgrano,
José de San Martín, Juan Manuel de Rosas, Facundo Quiroga, Ángel Vicente Peñaloza, “el
Chacho”, Aparicio Saravia, entre otros, para explorar lo que podríamos denominar
“contenidos históricos de circulación popular”. También prestamos atención a la figura de
Camila O´Gorman la única mujer que tiene un espacio mayor por la épica amorosa de la que
fue protagonista y porque el telón de fondo es la época de Rosas. La circulación de los folletos
abarca una extendida geografía, sin duda los editaban, vendían y leían en las ciudades de

7
Roberto Lehmann Nitsche fue un médico y antropólogo de origen alemán. En 1897 viajó a la Argentina para
dirigir la Sección de Antropología del Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de La Plata. Su principal línea
de investigación fue sobre los pueblos indígenas en el territorio argentino, sus costumbres y mitos; pero también
fue un coleccionista aficionado de restos óseos -en correspondencia a su adscripción a la antropología física- y
de objetos o colecciones como la que proponemos analizar en este trabajo. En 1939 el instituto Iberoamericano
de Berlín se hizo cargo de estas colecciones que hoy en día se encuentran digitalizadas. Para más información
sobre su bibliografía recomendamos la lectura de Santiago Bilbao, Rememorando a Roberto Lehmann-Nitsche,
Buenos Aires, La Colmena, 2004.
8
El libro que marcó un camino para el análisis de estos folletos es Prieto, Op. Cit. Véase también Miguel A.
García y Gloria B. Chicote, Voces de tinta, La Plata Edulp, 2008 y Mirta Zaida Lobato, Mirta Zaida Lobato, “Te
amo, te odio y te quiero: una aproximación a la cultura afectiva de las clases populares en el Río de la Plata,
1880-1930”, en Gloria Chicote y Bárbara Göbel (eds.), Ideas viajeras y sus objetos. EL intercambio científico
entre Alemania y América Austral, España, Iberoamericana 146, 2011, pp. 339-349 y “Emociones y sentimientos
en la cultura popular en el Río de La Plata: un análisis de los folletos de la colección Lehmann-Nitsche”, en
Oliva López, Genealogías del amor romántico: régimen de una educación sentimental en México y América
latina 1900-1950, México, UNAM, 2019. Hay otra literatura que se refiere al Lehmann Nitsche antropólogo.
9
Elida Tranchini sostiene que el criollismo ocupó un lugar de importancia en las décadas posteriores a 1910 en
“El cine argentino y la construcción del imaginario criollista”, Entrepasados 18/19, 2000, pp 113-191.
Posteriormente Ezequiel Adamovsky analizó el criollismo hasta mediados del siglo XX a partir de una segunda
generación de escritores en “El criollismo popular en Argentina ¿Hasta cuándo? Personajes, autores y editores
de un fenómeno de literatura masiva”, en Cuadernos de literatura, Vol XXII, N° 43, Enero- Junio 2018. pp 127
a 207, p. 182.
4

Buenos Aires, Montevideo y Rosario. En el momento histórico en el que se editaban, algunos


sectores de las elites letradas se referían a ellos de manera despectiva (“librejos”) y en una
versión exacerbada como elementos carentes de valor para analizar las dimensiones de la
cultura nacional.

Leer historia: la colección


Las prácticas de lecturas, la circulación de folletos y panfletos, la cultura obrera y las lecturas
de las clases populares son temas que fueron expandiéndose en los estudios socioculturales
desde la segunda mitad del siglo XX y se consolidaron ya en este siglo. Como señaló hace
mucho tiempo Roger Chartier “la circulación de lo impreso y las prácticas de lectura” son
clave para pensar la relación entre textos y sociedad y sobre el uso de los impresos por
diferentes segmentos y grupos de lectores que varían a lo largo del tiempo. Es difícil encontrar
las huellas de los lectores y las lecturas de las clases populares. Los caminos son múltiples y
es necesario ser conscientes que las herramientas disponibles son siempre provisorias sobre
los sentidos y los usos de una vasta literatura que con lleva casi siempre atribuciones, porque
es difícil encontrar las huellas de los lectores pertenecientes a las clases populares. 10
Analizar las narrativas históricas abarca un arco cultural amplio que incluye
conmemoraciones, museos, monumentos y publicaciones. Desde los primeros debates
relacionados con la construcción de un campo problemático que se dio en llamar “Historia
pública”, especialmente en los Estados Unidos en los años setenta, más su difusión por
Europa, el análisis de las formas de comunicar la historia a audiencias no académicas se ha
multiplicado y hoy es más frecuente que las investigaciones aborden estas cuestiones.11 Ahora
es habitual encontrar historiadores atentos a lo que los museos les proponen a sus visitantes,
sobre los contenidos históricos en diferentes medios como video juegos, cuentos, podcasts,
museos, archivos, parques. Un examen más profundo de ese movimiento excede los objetivos

10
Roger Chartier, El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación, Barcelona,
Gedisa, 1992, pp. III-XIII; Richard Hoggart, La cultura obrera en la sociedad de masas, Buenos Aires, Siglo
XXI 2013 (el original es de 1957) y Robert Darnton, O iluminismo como negócio, Sao Paulo, Companhia Das
Letras, 1996.
11
Roy Rosenzweig & David Thelen: The Presence of the Past: Popular Uses of History in American Life. New
York, Columbia University Press, 1998, Thomas Cauvin, The Rise of Public History: An International
Perspective” Colorado State University, United States https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01, Raphael
Samuel, Teatros de la memoria. Pasado y presente de la cultura contemporánea, Universidad de Valencia,
Valencia, 2008.
5

de este artículo, pero lo que importa destacar es que la profesionalización de la disciplina


historia afectó las relaciones entre historiadores y público y se dio una mayor especialización.
En cada país se pueden seguir las rutas de esos debates que los análisis historiográficos han
recogido en numerosas publicaciones.
Este proceso vinculado a la reflexión sobre la historia, o mejor aún a las historias que
circulan en públicos más vastos, constituyen un impulso para analizar los folletos con
contenidos históricos, que circulaban como dijimos anteriormente en el Río de la Plata y que
Roberto Lehmann Nitsche coleccionó.
Robert Darnton sugería en su análisis de la “baja literatura en la ilustración tardía” que
había que “desenterrar archivos antes que detenerse en tratados filosóficos”.12 Desenterrar el
archivo de Lehmann-Nitsche implicaba viajar a Berlín ya que la colección denominada
Biblioteca Criolla está en el Instituto Iberoamericano13. Ese material estaba encuadernado en
varios tomos y salvo algunas excepciones no está disponible en otras bibliotecas. Son
alrededor de 643 folletos, por lo general cuadernillos de 16 páginas, con el uso de una
topografía irregular (no todos los folletos tienen el mismo tipo de letras, a veces llevan
ilustraciones gráficas, fotografías y publicidad. Presentan errores que algunos llaman
“descuidos de imprenta o negligencia del tipógrafo en la composición”.14 Las ilustraciones
están en relación con el tema de los folletos y las fotografías en general son reproducciones
de muy mala calidad. El precio variaba entre 10 y 20 centavos. La tirada de los folletos variaba
entre 10.000 y 125.000 ejemplares. Pero la cantidad máxima correspondía a los almanaques,
con fechas memorables, santos, tarifas postales y telegráficas, reglamento para las carreras y
el lenguaje de las flores, del pañuelo, etc, mientras que los otros folletos aunque con número
menor de ejemplares podían tener varias ediciones.
La colección es ecléctica, muy heterogénea en su contenido: historias con gauchos,
folletos de crímenes, cancioneros, chistes verdes, relatos de actualidad, folletos de contenido
anticlerical, reglamentos de juegos de naipes, guía para el ama de casa, manual de comida

12
Robert Darnton, Edición y subversión. Literatura clandestina en el Antiguo Régimen, México, FCE, 2003, p.
15.
13
La digitalización llevada a cabo por la institución favorece hoy la consulta online.
14
Un análisis minucioso en Cristina Parodi Lisi y José Morales Saravia, “Inmigración y literatura popular en el
Río de la Plata. La “Biblioteca Criolla del Fondo Lehmann Nitsche en el Instituto Iberoamericano de Berlín,
XXXI Congreso del Seminario de Adquisición de materiales latinoamericanos para bibliotecas, Berlín, abril de
1986.
6

vegetariana, folletos eróticos, folletos que enseñaban comportamientos amorosos y folletos


históricos. Toda la colección puede pensarse como un sistema de producción popular masivo
que desde fines del siglo XIX pensó en un público popular, aunque es cierto que el fenómeno
de la lectura es complejo y que las capas alfabetizadas de la población, capas medias y lectores
ilustrados, también podían consumirlas. 15

Héroes, patriotas y villanos en la historia

Alrededor de héroes, patriotas y villanos se organizan muchas narraciones sobre el


pasado y también algunos debates historiográficos. Sin embargo, esas figuras cristalizadas que
muchas veces nos acompañan en el presente no tuvieron un rol tan definido. Es cierto que la
política permea la experiencia de las personas y en el fragor de las batallas del siglo XIX se
definía una división de buenos y malos sin constituir todavía un verdadero panteón cívico.
Los héroes y villanos futuros tomaban decisiones y se enfrentaban a sus oponentes en una
confrontación que buscaba definir el modo de organizar también la futura nación. Cuando
algunos de ellos habían desaparecido del escenario político y cuando parecía que la Nación
había encontrado su rumbo se fue delineando también una cierta curiosidad por el pasado y
un modelo pedagógico para crear y reforzar identificaciones nacionales. Para ello se recurrió
al género biográfico y en sus expresiones populares al habla gauchesca en un espacio que
abarca a las provincias litorales argentinas, al Uruguay y a los estados del sur de Brasil. Una
herencia de fines del período colonial que otorgaba a la dinámica cultural fronteriza entre
España y Portugal un matiz particular.16

Las biografías de los “héroes indiscutidos”

“Todos el que sea argentino, de sangre y de creación,


preste un poco de atención, que verídica hasta el fin [...]
oirá en esta relación. Y me dirijo también a los nobles
extranjeros, porque todos, caballeros, debemos de

15
Parodi Lisi y Morales Saravia, Op. Cit, p 36 y Alejandra Laera, Op. Cit, p. 57.
16
Jorge Emilio Gallardo, EL habla del gaucho. Confluencias lusohispanas y vastedad de su territorio, Buenos
Aires, Idea Viva, 1999 y Miguel A. García y Gloria B. Chicote, OP. Cit, pp. 34 a 40.
7

respetar esa conducta ejemplar de los héroes


verdaderos.”
El gaucho “Talerito”, Biografía e Historia del ilustre
general de la independencia sudamericana D. José de
San Martín, 1900, p.5.

El género biográfico ha sido a lo largo de la historia un recurso muy utilizado para


narrar los acontecimientos enmarcados en trayectorias individuales. Esta forma de difusión,
pensada generalmente para un público masivo, se ha nutrido de testimonios diversos
influyendo en las memorias individuales y colectivas. El conjunto de biografías que hemos
seleccionado para este trabajo, escritas en versos octosílabos y un vocabulario simple -recurso
característico de la poesía gauchesca-, han aportado al propósito de atraer a amplias franjas de
lectores sobre temas históricos.
Este fenómeno de la literatura popular configuraba como sugirió inicialmente Adolfo
Prieto nuevos campos de lectura en un circuito de carácter popular que se cruzaba con autores
y textos de los circuitos de la élite o de quienes habían recibido una educación formal e
institucionalizada.17 Chicote y García sugieren también que los versos –ellos prestan atención
al Gaucho Talerito- buscan captar al auditorio para convencer de la veracidad de sus historias
que pueden ser de temas gauchescos o históricos.18
Las biografías recuperan imaginarios que circulaban sobre los héroes de la
independencia y de la construcción de la “nación” y los traducen a una narrativa accesible en
forma de versos. El tipo de escritura facilita una rápida lectura que puede resultar seductora
para las personas que ya estaban acostumbradas a la gauchesca, no sólo por la literatura sino
también por el teatro y el circo.19 Estos lectores que formaban parte de un heterogéneo mundo
del trabajo, eran tanto inmigrantes extranjeros como locales -probablemente muchos
provenientes de otras provincias-. Es posible que algunos hayan tenido una educación formal
aunque muchos se encontraban entre la oralidad y la escritura. Por otro lado, si se parte de la
idea de una población relativamente escolarizada se puede destacar que ya circulaban en las
escuelas versiones del pasado dentro de los manuales escolares. En este sentido es elocuente

17
Adolfo Prieto, Op. Cit, pp- 27 a 82.
18
García y Chicote, Op. Cit, p. 37.
19
García y Chicote, Op. Cit. p. 37 y Lobato, “Emociones y sentimientos en la cultura popular en el Río de La
Plata: un análisis de los folletos de la colección Lehmann-Nitsche”, Op. Cit.
8

la afirmación de Juana Manso en el prólogo del “Compendio de Historia de las Provincias


Unidas” publicado en 1881:

La enseñanza de la historia constituye uno de los rasgos fundamentales de toda


buena educación popular (...) El libro de la historia patria debe ser pues, el primer
libro de lectura para las escuelas porque es la piedra angular del civismo.20

El libro de Manso es una crónica de los acontecimientos históricos donde no falta la


idea de la presencia de los caudillos como un obstáculo para la organización nacional y refiere
a Rosas como un dictador. Pero la idea articuladora es la figura de los patriotas y no de los
héroes como seres superiores, cuyas acciones constituyen verdaderas epopeyas, ejemplos de
justicia, verdad y virtud. Tal vez, un análisis específico de la construcción de la figura de los
héroes podría arrojar más luz sobre la importancia que tuvo el contexto político posterior al
Centenario de la Revolución de Mayo en la consolidación de ciertas figuras heroicas, sus usos
políticos y las formas que adquirió el debate historiográfico que ha sido estudiado con mayor
profundidad. Los patriotas son reconocidos como los arquitectos de la construcción de la
nación en textos escolares como los de Manso. También podemos imaginar que algunos de
esos escritores populares leyeron y accedieron a las obras publicadas a fines del siglo XIX
como las de Bartolomé Mitre sobre Belgrano y San Martín. 21 De hecho uno de los autores de
estos folletos publicaba asiduamente en el diario La Nación notas de carácter histórico. Los
folletos de la "Biblioteca Criolla” circulaban en un mercado editorial que se ampliaba cada
vez más y competían con una variedad de publicaciones que pugnaban por atraer lectores de
diferentes clases sociales. Un ejemplo podrían ser las ediciones de la Biblioteca del diario La
Nación que competía con las ediciones baratas de la literatura gauchesca y disputaba la
hegemonía francesa en el mercado español. 22

20
Juana Manso, Compendio de historia de las Provincias Unidas desde su descubrimiento hasta el año 1874.
Adaptado para el uso de las escuelas de la República Argentina, Buenos Aires, Librería Universal, 1881, p V.
21
Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Buenos aires, Editorial Juventud
argentina, 1857 Vol. 1 e Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana, Buenos Aires, La nación,
1887.
22
Margarita Merbilhaá, «Semblanza de Biblioteca de La Nación (1901- 1920)». En Biblioteca Virtual Miguel
de Cervantes - Portal Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglos XIXXXI) - EDI-RED, 2017:
http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc99089
9

Uno de los autores de las biografías publicadas en la denominada Biblioteca Criolla


fue Eladio Jasme Igneson, nombre original del gaucho “Talerito”. El apodo se refiere a un
objeto ampliamente conocido en las áreas rurales que se utiliza para hacer avanzar un animal,
que implica su dominio y que puede ser esgrimido, a su vez, como arma de defensa. Fue el
encargado de escribir en la sección “Biografía e Historia” las narrativas sobre San Martín,
Belgrano, Rivadavia y Moreno. De acuerdo a su trayectoria y a su vínculo con editores o
colegas, como el caso de Pérez, “el creador de la hoja gráfico-poética […] el editor de los
poetas milongueros” según la revista Caras y Caretas del 21 de abril de 1906, se infiere su
carácter de emprendedor itinerante de literatura al menudeo, también denominada literatura
ocasional. De acuerdo con algunos datos fragmentarios de su vida, hacia fines del siglo XIX
tenía aproximadamente 30 años y escribió alrededor de medio centenar de folletos de
temáticas diversas –como tango, literatura gauchesca y biografías históricas que demuestran
una gran versatilidad y manejo de diferentes géneros literarios destinados a un público
popular.23
Las cuatro biografías históricas analizadas fueron editadas por la casa Maucci y
Restelli, editorial fundada por Manuel Maucci a mediados del siglo XIX en Barcelona e
instalada en Buenos Aires hacia 1872. Talerito publicó también en otras casas editoriales
como la Imprenta de Las Provincias, La Americana, Salvador Matera, Longo y Argento de
Rosario, entre otras. Era un escritor que se movía entre diferentes casas editoriales,
posiblemente no existía la idea de “exclusividad” y por eso lo definimos como un escritor
itinerante que se gana la vida escribiendo. Podríamos sugerir que no está a la altura de los
grandes poetas, como José Hernández o Eduardo Gutiérrez, es un escritor multifacético que
se dedica a la escritura de folletines por encargo y que conoce los modismos y el lenguaje
popular.
Ahora bien, ¿qué propósito general tenían estos folletos? ¿Para qué público estaban
destinados? ¿Cuáles fueron sus ámbitos de circulación y venta? Estas preguntas son difíciles
de responder porque la información es fragmentaria y las fuentes escasas. No obstante,
podemos aventurarnos a plantear algunas respuestas en función de ciertos indicios que
aparecen en la narración y en la literatura específica sobre la literatura con gauchos.

23
Prieto, óp. Cit, pp. 69-70.
10

La referencia al púbico al que interpela está expresamente señalada en algunos casos


como en el folleto de San Martín (“Todo el que sea Argentino / de sangre y de corazón (…) y
también a los nobles extranjeros”); en otros como en la biografía de Belgrano esas partes
iniciales no están presentes. Los autores estaban atentos a las peculiaridades de sus lectores,
visible con la introducción de la frase “A los amables oyentes o lectores”. Las maneras de leer
también eran múltiples: se leía en reuniones grupales, en la casa, en el tranvía o en los
intervalos laborales Como ya hemos señalado, los folletos están destinados a un público
amplio, urbano y rural que podían tener o no una educación formal.
Eran folletos baratos, poseían un precio accesible para sus lectores, en particular las
clases populares. Tenían pocas páginas, casi no incluían ilustraciones lo que abarataba el costo
de su impresión que, por otra parte, se realizaba en Buenos, Rosario, Montevideo e incluso se
enviaban a imprimir en Europa ya sea en España (Barcelona) o Italia.
Las cuatro biografías que escribe Talerito y que forman parte de la sección de
“Folletines Históricos” de la colección de Robert Lehmann Nitsche son figuras que han
trascendido el tiempo y generado interpretaciones diversas como San Martín, Mariano
Moreno, Rivadavia y Belgrano, que a veces son caracterizados como “héroes”. 24 Verdad y
moral son expresiones que organizan los relatos. Los “héroes” son verdaderos” lo que permite
suponer que se enfrentan a otros considerados “falsos”, aunque esta última expresión no se
utiliza directamente.

24
Biografía É Historia del Ilustre General de la Independencia Sudamericana D. José de San Martín, Editado
por Maucci, Restelli & Cia, 1900, 32 páginas; Biografía histórica del eminente político argentino, valeroso
general de la Independencia Sudamericana D. Manuel Belgrano; Editado por Maucci, Restelli & Cia, 1900, 34
páginas; Biografía Histórica de Don Mariano Moreno. Ilustre abogado y jurisconsulto argentino; Editado por
Maucci, Restelli & Cia. 1900, 37 páginas y Biografía histórica de "D. Bernardino Ribadavia. Eminente político.
Ex presidente de la República Argentina; Editado por Maucci, Restelli & Cia.1900, 37 páginas.
11

Portadas de José de San Martín y Manuel Belgrano, editorial Maucci y Restelli,1900.

Todas las biografías siguen una misma estructura cronológica y semántica: comienzan
por la infancia del personaje en dónde se detienen en características secundarias que muestran
un niño o un infante común y corriente (sin acentuar virtudes heredadas o genéticas), siguen
con una vida de ascenso vertiginoso (en donde se da cuenta del esfuerzo y del sacrificio) y un
desenlace o muerte en donde la finitud da lugar a la eternidad. A su vez, independientemente
de las particularidades de cada uno de los personajes, los relatos son construidos desde una
impronta terrenal, estrategia que tiene como objetivo acercarlos aún más al lector. Es gente
“corriente”, “común”, sus infancias y adolescencias adolecen de grandes virtudes “innatas” y
se adquieren y acentúan más con el esfuerzo en el estudio (en el caso de Belgrano), con la
formación militar y la valentía (en el caso de San Martín), es decir con características que
cualquier ciudadano de la época podía tener erigiéndose como “modelo digno de ser imitado”.
El relato reproduce en líneas generales la misma representación histórica que circula en la
época y que se establecen en las biografías oficiales como en los manuales escolares.
12

Recordemos que la educación es un tema que el estado afronta con su organización y con
diversas reformas de 1886-87 donde la asignatura “Historia” cumple un rol de importancia en
la formación de los educandos.25 Posiblemente también conocieran los debates
historiográficos protagonizados por Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López, Dalmacio Vélez
Sarsfield y algunas de las biografías que comenzaban a circular desde mediados del siglo XIX.
Alejandro Eujanian coloca estos debates en los marcos de las políticas de interpretación
señaladas por Hayden White en sus reflexiones sobre el lugar de la historia y las posibilidades
narrativas, donde se pone en juego la autoridad del historiador (historiadora). 26 En el mismo
contexto de los debates relativamente recientes, Carlo Ginzburg ha enfatizado que en las
narrativas históricas y de ficción hay una disputa por la representación de la “realidad” que
está hecha de desafíos, préstamos recíprocos y de hibridaciones.27 De modo que en estos
momentos constitutivos de un campo historiográfico los contenidos históricos circulaban de
un modo más poroso entre diferentes agentes culturales y públicos. El análisis de estos folletos
de circulación masiva así lo sugieren.
Retomemos el examen de estas publicaciones baratas y el modo en que el autor
estructura su narrativa. La extensión del relato dedicada a cada momento de la vida de los
personajes varía. Infancia, formación, participación en los asuntos públicos permiten destacar
algunas vivencias más que otras. Por ejemplo, en la biografía de San Martín le dedica más
tiempo al relato de su participación en las batallas en España que en América. Se puede pensar
que él especula con que se trata de un acercamiento novedoso pues no son esas las batallas
que generalmente se cuentan para despertar el interés del lector. Posiblemente considera que
los enfrentamientos en territorio americano son epopeyas conocidas por el lector. También se
puede sugerir que Talerito quiere con la incorporación de los acontecimientos menos
conocidos construir una figura de sí mismo como sujeto competente en temas históricos,
conocedor de la historia del país y de España.

25
Lilia Ana Bertoni, -Bertoni, Patriotas, Cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la nacionalidad
argentina a fines del siglo XIX. Buenos Aires. Fondo de cultura económica. , 2007.
26
Alejandro Eujanian, “El surgimiento de la crítica” en Alejandro Cattaruzza y Alejandro Eujanian, Óp. Cit, p.
18.
27
Carlo Ginzburg: “París, 1647. Un diálogo acerca de ficción e historia”, en Ginzburg, El hilo y las huellas. Lo
verdadero, lo falso, lo ficticio, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2010, pp. 109-131. Véase también
Dirk Moses, “Hayden White, traumatic nationalism, and the public role of history, History and Theory, Vol. 44,
No. 3 (Oct., 2005), pp. 311-332.
13

En el caso de Belgrano divide el relato en diferentes períodos. Cuando establece la


“Segunda Época” de su vida, después de su viaje a Europa, refiere a ese momento como
transformador no sólo de su mirada política pues pasa de ser un “gran Republicano” a un
“monárquico de convicción”, sino también porque modifica sus características personales

“En vez de modos sencillos


aires usaba de autócrata
antes, modestias en su traje
ora elegancia de Europa”

Para Talerito, el cambio de la personalidad y de los hábitos de Belgrano es hacia una


“arrogancia altiva” que tensiona la cuestión republicana.
¿Cómo caracteriza a los personajes? ¿Qué rasgos sobre los “patriotas”/“héroes” se
destacan? De acuerdo con el vocabulario utilizado las narraciones están cargadas de
valoraciones, adjetivaciones que acentúan determinadas cualidades. En San Martín, se
destacan sus virtudes militares: “guerrero peregrino”, “coloso de la guerra”, “mesías salvador”
“gran emancipador”. La cadena de sinónimos refiere a la hombría: “aliento sobrehumano” y
“viril“, que es una cualidad masculina necesaria para la guerra. Es el coraje que hace posible
el enfrentamiento con los otros. En Belgrano se subraya su personalidad como hombre de
pensamiento, su “espíritu elevado” y su dedicación al estudio pues “en los exámenes sacaba
nota sobresaliente” y, ya desde su infancia, se destacaba por su avidez por la lectura. Se
destaca que “leyó obras de Voltaire, de Rousseau”. Como político importa que es un “hombre
de talento fino”, “gran republicano”, “enviado a Europa como mejor diplomático”. En ambos
casos sus atributos se establecen como normas de comportamiento social o parámetros de
ciudadanía. En cambio, en las biografías de Mariano Moreno y Bernardino Rivadavia, la
descripción acentúa sus rasgos como prominentes hombres de letras, cuyas magnánimas
participaciones –siguiendo las adjetivaciones del autor- son resaltadas por sus activas
intervenciones dentro de la Revolución de Mayo, el caso de Moreno, y las medidas
reformistas impulsadas post revolución y durante la década del veinte por Rivadavia. En
correlación con estas adjetivaciones podemos decir que adopta diferentes posiciones respecto
al héroe, a veces toma partido, en momentos es condescendiente – con Belgrano por ejemplo-
y en otras expresa admiración, tal el caso de San Martín.
14

La voz es un elemento importante en estos folletos. El relato histórico poético audible


con la lectura en voz alta, con la posibilidad de recitar algunos fragmentos, incluso frente a
una pequeña audiencia, otorgaban una cualidad particular a la sonoridad del texto. En ellos se
destaca la presencia de las consonantes vibrantes simples o doble que, por su tensión
articulatoria, genera sonidos de cierta agresividad o violencia y eso se muestra claramente en
varias zonas del texto en la que abundan esos sonidos. Por ejemplo, en el epígrafe de San
Martín utiliza conceptos como “inmortal”, “tierra”, “guerra”, “ferviente”, “eternamente”
mientras que a lo largo del relato se repiten conceptos como “valor” “arrojo” “ardor”,
“salvador”, “protector”.

Portadas de Mariano Moreno y Bernardino Ribadavia, editorial Maucci y Restelli, 1900.


15

Rosas y su época

“La manera como este hombre astuto e inteligente


preparó su exaltación al gobierno merece conocerse
hasta en sus menores detalles”.
Eduardo Gutiérrez, Juan Manuel de Rosas, 2009, p.13

La colección de folletos de Lehmann Nitsche contiene dos textos sobre la figura del
Brigadier Juan Manuel de Rosas. Uno fue escrito por José Arturo Scotto publicado en 1900 y
el otro por Apolinario Sierra de 1948 en el que se reactualiza en verso el folletín de Eduardo
Gutiérrez titulado Juan Manuel de Rosas. Ese extenso espacio temporal nos permite analizar
algunas modulaciones de las narrativas históricas sobre el personaje y sobre el interés que
despierta en diferentes momentos la figura del gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Los folletos sobre Camila O´Gorman completan lo que podríamos llamar el ciclo rosista de la
colección.
José Arturo Scotto parece ser un autor que circula por espacios de la cultura letrada,
pues publicó sus notas históricas en el diario La Nación entre 1907 y 1912, prologó la edición
de los poemas de Leandro Alem en 1897 y de un libro sobre la guerra del Paraguay en 1910.28
Es llamativo que estos folletos, donde la figura del Restaurador de las Leyes es criticada,
circule en un momento en el que ya se habían publicado la Historia de la Confederación
Argentina de Adolfo Saldías (1881 y 1887) y La época de Rosas. Su verdadero carácter
histórico de Ernesto Quesada (1898), que ponían en cuestión las visiones configuradas en el
momento mismo de su predominio político y que habían sido enunciadas por los opositores a
su gobierno. La complejidad del personaje y los textos que se difundían hacia fines del siglo
XIX dio lugar a las reflexiones posteriores de José María Ramos Mejía, quién señalaba que

“Rosas no ha tenido aún el historiador filósofo, el psicólogo anatomista, por ser


tal vez caso de anfiteatro-, que liberándose de la tiranía del documento y del
molde oficial conocido nos dé el sentimiento de esa estructura singular, la

28
José Arturo Scotto, Notas biográficas publicadas en la sección Efemérides Americanas de “La Nación” en los
años 1907-1909, Buenos Aires, Rosso y Cía, 1910; Notas biográficas publicadas en la sección Efemérides
Americanas de “La Nación” en los años 1907 y 1912, Buenos Aires, Empresa administradora y reimpresora de
obras americana, 1912, Las diabluras del tirano Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires, Biblioteca histórica 1896
y 1900 y El tirano Rosas y sus locuras, Buenos Aires, Juan Schüre Stolle, 1899.
16

sensación verdadera de su personalidad intelectual y sensitiva, tan compleja. No


es sólo la fría relación documentada de su largo gobierno lo que necesitamos ni
los cuadros cargados de ocre de sus frecuentes degollaciones o las anécdotas
harto picantes para paladares discretos con que los biógrafos de uno y otro lado
con sobrada afición a la aleluya pero con escaso criterio histórico, han inundado
la literatura y la iconografía de esos tiempos.”.29

Si bien es cierto que Ramos Mejía quería iluminar el costado psicológico del personaje, él
parte de un diagnóstico crítico sobre la literatura sobre Rosas que le antecedió.
Cuando Scotto escribe su folleto la figura de Rosas ya había muerto pero no había
desaparecido totalmente de la escena política30 Scotto hace del chisme y la murmuración el
eje que le permite mostrar el carácter y las costumbres de Rosas. Ya en el título sugiere que
se trata de una recopilación y que por lo tanto no son de su directa autoría. Sin embargo, la
publicación de las bromas y excesos del personaje cumple el rol del chisme en diferentes
culturas. Numerosos estudios han señalado su papel para generar valores en una comunidad y
para fortalecer sentimientos de unión.31 Los chismes, las habladurías, los cuentos sobre
algunas personas generan ciertos lazos de intimidad y abren un espacio para señalar de forma
abierta costumbres, modos de ser y prácticas que pueden resultar conflictivas. También
pueden tener un fin moralizante por eso es importante situar los contextos en los que
intervienen.
Hacia 1900 Rosas era una figura lejana pero todavía no se había convertido en un héroe
para una comunidad de historiadores y políticos.32 Esa perspectiva se ve más claramente con
la reapropiación del texto de Eduardo Gutiérrez por parte de Apolinario Sierra. El folleto Las
diabluras de Juan Manuel narra las bromas pesadas de Rosas de la que no se salvaban ni su

29
José María Ramos Mejía, Rosas y su tiempo, Buenos Aires Lajouane, 1907, p. 4. Las cursivas son del original.
30
En la biografía de Rosas de Raúl Fradkin y Jorge Gelman se destaca que hay indicios de la perdurabilidad de
la figura de Rosas en la escena pública pero que “Todavía falta una investigación que devele de qué maneras la
memoria de Rosas y del rosismo perduró en las clases populares en las décadas post caseros”, Juan Manuel de
Rosas. La construcción de un liderazgo político, Buenos Aires, Edhasa, 2015, p. 15.
31
Un texto de referencia es Max Gluckman, “Gossip and Scandal”, Current Antropology, Vol. 4 Nº 3, June 1963,
pp. 307-316.
32
Diana Quattrocchi-Woisson señala que el “movimiento de contrahistoria militante conocido bajo el nombre
de revisionismo histórico (…)” “logró hacer de un acontecimiento del siglo XIX –el gobierno de Juan Manuel
de Rosas entre 1829 y 1852-una referencia principal de las batallas políticas del siglo XX y, más aún, el espacio
mítico de la “verdadera argentinidad”, Los males de la memoria. Historia y política en la Argentina, Buenos
Aires, EMECE, 1995, p. 21.
17

familia ni los funcionarios públicos. Rodeado de bufones y “locos” se divertía con su hija
Manuelita y sus amigas, con funcionarios del puerto, con emigrados. A través de esas bromas
es posible advertir su carácter autoritario y arbitrario, pero es un énfasis amortiguado de alguna
manera por las situaciones que no adquieren un tinte de dramatismo. El cuento final de “Rosas
y el emigrado” muestra también los dobleces de estos últimos cuando querían regresar a
Buenos Aires. Ello sugiere una mirada que cuestiona lo que hacían algunos unitarios
alejándose de una lectura abiertamente “liberal”.
El folleto organiza algunos cuentos alrededor de la “cobardía” del Restaurador.
Justamente en uno que titula “Una cobardía de Rosas” narra cómo éste se asusta frente a un
bulto que no distingue muy bien, temeroso envía a su edecán a investigar en lugar de hacerlo
él mismo. El momento donde más emerge el tono crítico hacia la figura del jefe porteño
se construye en el relato sobre el testamento de don León Ortiz de Rosas, su padre. Cuenta allí
que cuando estaba en su lecho moribundo mandó llamar a su escribano para testamentar y en
ese acto designó a su hijo Gervasio Rosas como albacea. Frente a ello don Juan Manuel

. “se vino a casa de sus padres y sin saludar y reverenciar a estos como debiera ser, le
dijo
- ¿Por qué ha nombrado ud de albacea a Gervasio?
- -Juan Manuel (contestó el respetable don León Ortiz de Rosas) ¿Vienes a asustar
a tu padre? ¿Piensas que me has de imponer miedo como al pueblo? He nombrado
albacea a Gervasio porque es más buen hijo. Me fuerzas a que te recuerde cosas
amargas. Cuando tu madre te envió a la estancia por tu mala conducta, yo me
empeñé en que ganaces (sic) algo y después de algún tiempo te interesé en las
ganancias ¿Qué hiciste Ah? Me da vergüenza recordártelo, cuando se acercaba el
término del contrato cuereaste sin tasa, derrochaste mis bienes y te apropiaste del
dinero (…) ¡No! Juan Manuel, faltaría yo a mis deberes si confiase los intereses de
tu madre y de tus hermanos en las manos de un hijo que me ha sido infiel e
irrespetuoso”.

Lo que el diálogo insinúa es que Juan Manuel, su hijo mayor, es una persona deshonesta,
irrespetuosa y mal hijo. Lo que emerge es una crítica moral y una intención de promover
valores filiales, de honradez y de respeto entre la audiencia de Scotto.
Como ya hemos señalado los folletos tenían poquísimas ilustraciones, pero vale la
pena detenerse en la tapa de Las Diabluras de Juan Manuel. Ella muestra al Brigadier vestido
18

con su traje militar que mira a un gaucho pescando en el río. La firma al pie es de F. Fortuny,
y ello nos lleva tras los pasos de Francisco Fortuny un dibujante, pintor e ilustrador de libros
y revistas de origen español que había llegado a Buenos Aires en 1887. Ilustró publicaciones
como Caras y Caretas, El Sud Americano, P.B.T., Vida Moderna, Pulgarcito y Plus Ultra y
los manuales de historia de la Editorial Estrada desde 1906. Muy poco tiempo después de su
arribo a Buenos Aires ya estaba publicando sus dibujos. Aunque no tenemos otros datos
podemos insinuar que autores de folletos populares como los de la colección de la Biblioteca
Criolla participaban de un espacio cultural amplio con otros escritores/periodistas, con
pintores e incluso con antropólogos como Lehmann-Nitsche. La cantidad de folletos de
escritores populares dedicados a este último son un índice del interés de los propios autores
por hacer conocer sus obras. El dibujo de Fortuny abre además el interrogante sobre la
construcción de imágenes visuales de los héroes. Malosetti Costa ha señalado que desde fines
del siglo XIX empezaron a realizarse retratos de los héroes identificados como los próceres
de la independencia. Ella de-construye el modo en que el líder de la Banda Oriental Gervasio
de Artigas fue retratado y cómo ese rostro se difundió de múltiples maneras. 33 . Los folletos
populares contribuyeron sin duda a la circulación de imágenes pero no contamos con un
estudio que nos ilumine en este sentido.

33
Laura Malosetti Costa, “El primer retrato de Artigas: un modelo para deconstruir”. En Caiana. Revista de
Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). No 3 | Año 2013.
URL: http://caiana.caia.org.ar/template/caiana.p hp?pag=articles/article_2.php&obj=112&vo l=3
19

Portada de Las Diabluras de Juan Manuel, ilustración de F. Fortuny, 1900.

El otro folleto sobre Rosas es de Apolinario Sierra que como ya hemos señalado es
una versión del Rosas de Eduardo Gutiérrez. En efecto, entre 1881 y 1882 Eduardo Gutiérrez
publicó en La Patria Argentina sus folletines sobre Rosas. En ellos sustentaba una visión
crítica del personaje que lo emparentaba con el antirosismo de quienes lo habían enfrentado
décadas atrás. Algunos autores sostienen que Gutiérrez contribuyó a configurar el antirosismo
a partir de los relatos orales de los liberales y de la literatura de Mármol, Rivera Indarte,
Pelissot entre otros. 34 El análisis de Alejandra Laera sobre Eduardo Gutiérrez lo ubica en una
zona intermedia de lo popular que no remite exclusivamente a la prensa política y se distancia

34
Jorge B. Rivera, “El folletín de Eduardo Gutiérrez”, capítulo 32, CEAL (Digitalizado por REHIME, 2011).
20

de alguna manera de la elite.35 Destaca también la emergencia de una literatura de


entretenimiento en periódicos como La Patria Argentina, La Crónica y Sudamérica, cuyo
rasgo común era la publicación de folletines y de novelas. 36 El carácter popular de la obra de
Eduardo Gutiérrez con sus “novelas con gauchos” y el contexto de la configuración de lo
tradicional va a favorecer sus reapropiaciones posteriores por escritores populares y
tradicionalistas. Por otra parte la escritura de biografías históricas obliga a pensar la relación
entre verdad y ficción pues en muchas de ellas se mezclan datos documentados con
fabulaciones. 37
Desde la primera página de la biografía de Rosas escrita por Apolinario Sierra
advertimos que se ha producido una transformación del texto de Gutiérrez. Una pampa idílica
de trabajo en armonía emerge de los dibujos en la primera página. Inmediatamente interpela
directamente “Al lector de estos poemas” para luego enunciar su posicionamiento:

“¡Rosas! … ¡Rosas … ¡Juan Manuel de Rosas! Todavía se está por escribir


bien tu historia; tu justiciera y verdadera vida política, batalladora, patriótica
o antipatriótica (pero para nosotros bastante patriótica) en esta inmensa,
abierta y bondadosa argentina”.

Con este párrafo marca la distancia que lo separa de Eduardo Gutiérrez para quien el gobierno
de Rosas estableció una “época luctuosa” y aún “permanecen oscuros los dramas más
sombríos de aquella época”.38 A partir de esta clara diferenciación el tono de Sierra es el
propio de la payada criolla en donde tanto en los géneros poéticos como en los musicales se
unen las voces del poeta y del cantor y se apela directamente al público.

“Venga paisano y escuche


Lo que le voy a contar;
Yo se que le va a gustar
Aunque usted diga que no…
Es una historia muy linda

35
Alejandra Laera, Op. Cit. 60.
36
Ídem.
37
Alejandra Laera, “El retorno del pasado: apunte sobre la novela histórica en la Argentina actual”, en Clio &
Asociados, Nº 5, pp 112-132 y Carlos García Gual: Apología de la novela histórica y otros textos, Barcelona,
Península, 2002.
38
Eduardo Gutiérrez, Historia de Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2009. El original es
de 1882.
21

Pa´al amigo y enemigo,


Y esto que aquí yo le digo
Ninguno lo va a negar

Con las expresiones “venga paisano”, “yo sé que le va a gustar” y “es una historia linda” busca
generar una cierta intimidad con la audiencia para contarle algo distinto. Las páginas se
suceden para hacer una crónica de la historia nacional y culminar con un encendido elogio a
Rosas de acuerdo con las estrofas que siguen:

“Así se amasa la historia


De los hombres monumentos:
Con críticas, con insultos
Y desagradecimientos,
Pero a la final, paisanos
Se viene abajo lo ruin,
Rosas fue un gran paladín
En su patriótica jornada
¡Y sino no que hable la espada
Del General San Martín!...”

Por otra parte la tapa del folleto/libro tiene una imagen reconocible de Rosas para el
momento de su publicación. La ilustración realizada por el ilustrador Fonelli cuya vida y obra
no hemos podido reconstruir aún, lo representa como el héroe rubio y de ojos claros. Ocupa
el primer plano seguido por la representación de sus gauchos de ropas coloradas e indios
amigos.
22

Portada a color de Juan Manuel de Rosas, ilustración de Fonelli, 1882.

La publicación de los folletos con la historia de Camila O´Gorman se inscribe en la


lógica de la crítica de la época a la figura de Juan Manuel de Rosas. Como es conocido, la
historia de amor entre la joven de la elite y el cura Uladislao (Ladislao) Gutiérrez y su
fusilamiento cuando estaba embarazada ha sido objeto de numerosos textos literarios y
fílmicos.39 Muy poco tiempo después de los acontecimientos Felisberto Pelissot escribió la
primera versión del evento en francés, que fue luego traducida al español por Heraclio Fajardo.
En 1898 se edita en Barcelona una versión que circula en Buenos Aires y que forma parte de
la colección Lehmann-Nitsche. También Juana Manuela Gorriti escribió un relato sobre
Camila que forma parte de sus “Perfiles divinos”, incluidos en la sección de 1876.

39
Valentina Iturbe-La Grave B.A., Camila O’Gorman realidad y mito en el imaginario cultural argentino
(1847 - 1884), A thesis submitted to the Faculty of the Graduate School of the University of Colorado at
Boulder in partial fulfillment of the requirement for the degree of Doctor of Philosophy Department of Spanish
& Portuguese 2015
23

El texto de Pelissot destaca que la muerte de los enamorados es un momento


culminante de la violencia y el autoritarismo de Rosas.40 Es el punto máximo de sus excesos.
Para él Rosas fue un asesino, en realidad “tres veces asesino” porque la muerte de Camila
implicó la de su hijo por nacer. Él entiende que hay un problema en la sociedad y en la familia
y dice que “nadie pretende que no sean castigados, el problema es la desproporción”. Pelissot
enuncia su hipótesis sobre la decisión tomada por Rosas: el crimen es una venganza privada
y no un crimen político. Su argumento principal es que el jefe federal estaba enamorado
también de la joven. Hasta aquí el texto está situado históricamente en el momento de los
acontecimientos y recoge el sentimiento compasión por los jóvenes y temor al regreso de
épocas más “siniestras”. A fines del siglo XIX circulaba en el Río de La Plata porque los
acontecimientos seguían generando una corriente de interés.

Portada de Camila O´Gorman, Filisberto Pelissot, 1857, Re-edición de 1898.

40
Felisberto Pelissot , Camila O´Gorman, Nueva edición ilustrada y aumentada con datos interesantes y
notablemente modificada y precedida del folleto histórico del Comercio del Plalta, Barcelona, Librería del
Progreso 1898.
24

Silverio Manco es otro prolífico escritor popular de historias con gauchos. Según
Ezequiel Adamovsky Manco era italiano de origen, se dedicó al periodismo y escribió folletos,
canciones, guiones de radioteatro y obras teatrales. 41 Adolfo Prieto recopiló alrededor de 60
títulos de este autor desde 1908 y sus obras fueron publicadas en la Biblioteca Criolla y la
Biblioteca Gauchesca y entre sus editores se pueden mencionar a Longo, Argento y Matera
en Buenos Aires y Rosario y Andrés Pérez en Buenos Aires. 42

Portada de Camila O´Gorman, Ilustración de Bonelli, 1946

Su obra publicada en 1946 alterna prosa y verso para pintar una época, la de Rosas y
la de los unitarios. La prosa tiene el carácter de un relato fidedigno mientras que los versos
están plagados de metáforas y expresiones poéticas. Es en la prosa donde el autor fija su
posición frente a los debates alrededor de la figura de Rosas. Inicia su historia con un poema
con el título “Rojinegro”:
Rojo el chaleco de lana
que Rosas usó en su vida
el vivo del pantalón

41
Ezequiel Adamovsky, El gaucho indómito. De Martín Fierro a Perón, el emblema imposible de una nación
desgarrada, Buenos Aires, Siglo XXI, 2019, p. 40
42
Adolfo Prieto, Op. Cit, p. 230 a 232.
25

y más roja la divisa


Rojo también su semblante
y siempre rojos sus labios
del mismo color la blusa
y el chiripá de sus bárbaros.
Rojo símbolo de sangre
de crimen y de traición,
escarnio, lodo, vergüenza
delirios de Dictador.
Negro fue su proceder
y sus planes también negros
hasta que el valiente Urquiza
pudo vencerlo en Caseros

Jinete en un brioso pingo


era un hijo de la Pampa
era su divisa roja
más tenía negra el alma.

Negra su injusta pasión


hacia la buena Camila
negra y rastrera su charla
negra su conciencia impía.

Negro el lujoso palacio


que después quedó destruido
templo de infamia y horrores
triste caserón sombrío

Desastres y villanías
fue su norte Federal
más negro que las morenas
de San Telmo y Monserrat.43

La contraposición de los colores le sirve a Manco para dar cuenta de la arbitrariedad de Rosas y de la
valoración de su época. El negro sugiere las tinieblas y lo pasional, el horror de la “tiranía”, mientras
que el rojo simboliza la sangre y asociada con ella transmite la idea de sacrificio representado por los

43
Silverio Manco, Camila O´Gorman, “Colección Gaucha, Buenos Aires, 1946. La posición de las estrofas es
del original. Todas las citas pertenecen a esta edición.
26

enamorados. En “Expresando ideas” es más directo en su crítica moral y política a Rosas pero al mismo
tiempo baja el tono antirosista de los textos del siglo XIX. Para él Rosas es un “tirano” y sostiene que
“Sin embargo y a pesar de todo lo que se ha dicho de aquéllos tiempos de ignominia y
de barbarie, alguien expresa que no se escribió lo suficiente para estereotipar en el
corazón de los argentinos el rencor hacia ese hombre que diezmaba la población con
asombroso salvajismo.
Ahora cabe preguntar ¿Por qué no se hace lo mismo con los que provocan las guerras?
Se dirá que no es el gobierno que mata a la gente en las luchas fratricidas pero las
obliga a ir a los campos de batalla y es lo mismo. No quiero decir con esto que Rosas
haya sido un hombre recto, porque sería absurdo; y al escribir este libro lo hago tan
sólo basándome en distintas y frondosas lecturas de sus horrores….En cambio otros
afirman que fue lo contrario… Fue según la historia que cuenta su vida de Dictador,
un gran enamorado, y tal antecedente, rubrica el malogrado romance de Camila
O´Gorman, la heroína bajo el cielo de la y mártir en la crujía de Santos Lugares”.

El cambio tonal puede parecer imperceptible pero busca matizar la condena a Rosas con la
falta de crítica de quienes envían a los gauchos al combate entre hermanos. Su postura la
enuncia como una confrontación de opiniones frente a las cuales la suya está más informada.
Retoma a su vez la hipótesis de Pelissot de que la decisión de Rosas fue el producto de su
amor despechado.
“Los ojos de Juan Manuel
clavaron en los suyos,
y al contemplarla tan linda
pensó en sus manejos turbios”

dicen los versos de Manco para luego reafirmar la idea de Pelissot con la mención de que
hasta se lo había confesado a su hija Manuelita. Un análisis pormenorizado de los versos de
Manco puede llevarnos a un desvío interpretativo sobre la sociedad porteña, el lugar de los
unitarios en la transformación de Camila en mártir, sobre el poder del padre de familia e
incluso del lugar de la mujer tanto de la élite como de las clases populares. No es ese nuestro
objetivo. Lo que nos interesa destacar es que casi una centuria más tarde en la voz de un poeta
popular la condena a muerte de Camila O´Gorman y Uladislao Gutiérrez seguía siendo una
lente para la condena moral y política de Rosas aunque estuviera un poco más matizada. Es
decir que el folleto sobre Camila de Silverio Manco, como el de Sierra sobre Rosas, es un
emergente de que la cultura popular es más porosa en cuanto a los usos políticos del pasado.
Mientras Apolinario Sierra hace una revalorización de la figura de Rosas dándole un tono
nacionalista, tradicionalista y de algún modo revisionista a la reapropiación del libro de
27

Eduardo Gutiérrez, Silverio Manco mantiene la crítica de los primeros relatos sobre Camila
O´Gorman.
Un rasgo del carácter popular de estos folletos es que sus impresiones son baratas, de
fácil diseño. En algunos casos hasta se repite la misma ilustración aunque los autores sean
diferentes. Esto sucedió con los folletos de Apolinario Sierra y Silverio Manco. Como puede
observarse en las imágenes que siguen es el mismo dibujo de escenas campestres idílicas el
que inicia cada obra. Sobre el ilustrador de la tapa no tenemos información pero destaca en
ella la figura de Camila vestida de celeste, conducida por los soldados rosista, al lugar de su
fusilamiento.
28

Portadas de Juan Manuel de Rosas, de Apolinario Sierra y Camila O´Gorman, de Silverio


Manco, 1946.

Imágenes uruguayas en la literatura popular

En mis estrofas finales


sintetizo mis deseos
y ofrezco mis bordoneos
a todos orientales;
argentinos por iguales
he querido saludar
y en el saludo sin par
hago resaltar la savia
¡del gran hidalgo Saravia
que debemos recordar! 44

Silverio Manco

44
Homenaje al Malogrado general Aparicio Saravia, Bocetos criollos, 1913, p. 21.
29

En las primeras páginas de este ensayo hemos sostenido que los folletos tenían
circulación regional en un área que muestra al gaucho como una construcción fronteriza en
los territorios de las antiguas colonias españolas y portuguesas. Gumercindo y Aparicio
Saravia fueron dos hermanos que podemos ubicar en el ciclo revolucionario de la frontera
entre Uruguay y Brasil. De acuerdo con John Chasteen, Aparicio acompañó a su hermano en
la guerra civil riograndense en vísperas del siglo XX.45 En la Biblioteca Criolla de Roberto
Lehmann Nitsche hay dos folletos dedicados al caudillo Aparicio Saravia.
Uno de ellos, titulado “Homenaje al malogrado general Aparicio Saravia”, publicado
en 1913, contiene las características de lo que tiempo después sería conocido como un fanzine.
Un montaje de textos narrativos, poemas y afiches que están presentados con formato ligero
y que tiene una intención comercial. En su reverso aclara que está “disponible en todas las
librerías y kioscos de la República”, por un precio de $0,30. 46
El primero texto y último de la compilación, están firmado por el escritor y periodista
Silverio Manco. Un inmigrante italiano, autor de numerosos folletines y simpatizante de las
47
ideas del anarquismo y el socialismo, primero, y del yrigoyenismo, después. Dice Manco
sobre Aparicio Saravia:

La memoria del ínclito y heroico defensor de la patria, caído en la batalla de


Masoller el día 10 de Septiembre de 1904, debe ser recordada siempre con salvajes
magistrales de cariños infinitos. Su divisa Por la Patria, en holocausto de la cual
murió, debe ser besada y candidata (...) Ese será el mejor tributo, sencillo y franco
pero noble y elocuente. Argentinos y Orientales, oíd: Aparicio Saravia, impregnado
de un robusto y formidable patriotismo, en su heroica vida guerra ha dejado tras sí
ejemplos grandes, ejemplos nobles, ejemplos sanos (...)48

Más adelante, encontramos otro texto reivindicativo de la figura Saravia firmado por
Fray Mocho. Escritor y periodista argentino famoso por sus retratos costumbristas, exponente
de la gauchesca y fundador de la revista Caras y Caretas. Luego, se evidencian otra serie de
textos, algunos escritos en prosa y otros en versos —de estructura octosílaba— que no están
firmados.

45
John Charles Chasteen, Héroes a caballo. Los hermanos Saravia y su frontera insurgente,
46
Homenaje al Malogrado general Aparicio Saravia, Bocetos criollos, 1913, p. 20.
47
Adamovsky 2018, p.10.
48
Idem, p. 3
30

El texto-homenaje funciona como integrándose a la creación de un mito, el de la


“patriada” que de acuerdo con Chasteen refiere a las guerras de la independencia pero también
a las recurrentes insurrecciones del partido Blanco en la virada del siglo XIX al XX.49 Se unen
las figuras de Aparicio Saravia y Javier de Viana, el gaucho patriota y el periodista partidario,
para formular una idea regeneracionista frente a la “tiranía” de los colorados. Las imágenes

de la primera y última página del folleto unen al gaucho oriental con el Partido Blanco

Portada y última página de Bocetos Criollos, 1913.

En los acontecimientos de marzo a diciembre de 1896 Aparicio recibió visitantes de


Montevideo y Buenos Aires por su carácter de caudillo opositor, en Buenos Aires se había
formado un comité Blanco y la literatura con gauchos como Moreira circulaba en una y otra

49
John Chasteen, Op. Cit, p. 157
31

orilla del Río de la Plata.50 Podemos asumir entonces que había un espacio para vincular la
identidad argentina con la uruguaya desdibujando el espacio territorial e histórico rioplatense.
Así lo evidencia un fragmento de “Argentinos y orientales”:

“Que sea diana triunfa


este acento tan divino
tanto en el suelo argentino
como en el suelo oriental;
en columna sin igual
pónganse todos de pie
yo quiero con mucha fe
que honren esa memoria
¡y que lleven a la Historia
al paladín que se fue!”

El otro folleto, publicado en Buenos Aires, es una novela de Eduardo Gutiérrez


versificada por Apolinario Sierra. La colección se encuentra dentro de la “Biblioteca Nueva”,
51
con títulos de textos literarios por el valor de $2. En la contratapa, indica que el folleto
pertenece a la “Colección gaucha”, formada por una serie de personajes históricos que se
caracterizaron por defender la “libertad y el progreso” durante el período de la Independencia
y el gobierno de Juan Manuel de Rosas. 52. El hecho de que Saravia pertenezca a un período
posterior genera un interrogante sobre la intencionalidad de su autor al que hemos visto
estrechamente asociado a los grupos tradicionalistas.
Aparicio Saravia, nació en Cerro Largo, Uruguay, en 1857 y murió Santana do
Livramento, Río Grande del Sur, Brasil, en 1904. Fue un militar y caudillo del Partido
Nacional. Como indica Ezequiel Adamovsky53, el escritor Eduardo Gutiérrez repite con
Saravia la misma fórmula de Juan Moreira: la imagen de un gaucho matrero y perseguido que
muere en manos de sus enemigos por defender sus ideales.

50
John Chasteen, Op. Cit, pp. 171 a 178.
51
Apolinario Sierra, Aparicio Saravia, p. 67.
52
Apolinario Sierra, Aparicio Saravia, p. 2.
53
Ezequiel Adamovsky, El criollismo popular en Argentina ¿Hasta cuándo? Personajes, autores y editores de
un fenómeno de literatura masiva”, en Cuadernos de literatura, Vol XXII, N° 43, Enero- Junio 2018. pp 127 a
207, p. 182
32

El folleto comienza con una descripción física de Saravia, al que se le atribuye el


carácter de rudo y bruto pero que: “respet[a] mucho a los hombres de ciencia (...) puesto que
saben más que nosotros, deben hacer las cosas mejor”54. Como sabemos las rebeliones de
Aparicio y Gumersindo Saravia trascendieron las fronteras nacionales y se desarrollaron a
través de la geografía rioplatense que se prolongó, incluso, hasta el sur del Brasil. Sin
embargo, el folleto solo reivindica la figura de Aparicio, protagonista fundamental en la
historia del Partido Blanco:
“Ya está animada la cosa
Llevan cuatro horas peleando,
Y el campo se va sembrando
De cadáveres y fosas;
Los blancos tienen más muertes,
Los colorados triunfaban
Pero los blancos peleaban
Con mucho menos gente”55

También este folleto contiene un montaje de distintos textos. Además de la versión de


Gutiérrez de Sierra, hay otra serie de fragmentos de versos que hacen referencia a gauchos
contemporáneos a Saravia. Estos textos, están firmados por múltiples autores, algunos con
nombres reales y otros con seudónimos. Uno de ellos, hace referencia al caudillo Justino
Muniz “Último representante de la raza gaucha”56. Asimismo, hay dos pequeñas biografías,
una del brigadier Juan Antonio Lavalleja, líder de la insurrección de los “Treinta y tres
orientales”57 y otra del “dictador” colorado Venancio Flores58. Luego, vemos otra serie de
versos que, al igual que el folleto estudiado más arriba, resaltan las características comunes
entre los compatriotas de ambos lados del río, firmados por: Un noble argentino, Criollo Viejo
y Un gaucho. Al final del folleto, hay un extracto de “La cautiva” (1837) de Esteban
Echeverría, que se anuncia proveniente de “De los tiempos heroicos de Aparicio Saravia” 59
Como en otros folletos la mezcla de recursos expresivos e interpretativos sobre los personajes
biografiados son indicios de una mayor heterogeneidad a la hora de presentar las figuras

54
Apolinario Sierra, Aparicio Saravia, p. 7.
55
Apolinario Sierra, Aparicio Saravia, p. 20.
56
Ibidem, p. 24.
57
Ibidem, p. 37.
58
Ibidem, p. 38.
59
Ibídem, p. 64.
33

históricas, tal vez para complacer al público o para -como sostiene Prieto- “improvisar el perfil
de una profesión” que se estaban haciendo al calor de la expansión de la demanda de lectura.60

Los caudillos en la pluma de Aprile

Algunos colegas han reprochado como un delito digno del


mayor castigo el que hayamos abrazado la defensa del gaucho
argentino, paria en su propia tierra y condenado a servir
eternamente bajo el sable del comandante militar,
y el azote de la autoridad del Juez de Paz

(“En defensa del gaucho” apología de E. Gutiérrez


en Prólogo “Una amistad hasta la muerte”) 61

Bartolomé Rodolfo Antonio Aprile, uno de los más prolíficos de la segunda


generación de escritores criollistas, había nacido en 1894.62 Del barrio porteño de Barracas e
hijo de inmigrantes genoveses, su escritura se caracterizó por los rasgos costumbristas y
poemas gauchescos, fue letrista de tango y periodista. Sabemos que para 1910 se encontraba
ya publicando sus primeros textos que aparecieron en las revistas “La Pampa Argentina”, “El
Trovador de la Pampa”, “El Alma que Canta” y “El Mundo Argentino”. Sus libros sobre
versos camperos se vendían por suscripción y a bajo costo, entre $0,20 y $0,30 centavos,
muchos de ellos presentes en la colección de Roberto Lehmann Nitsche, aunque algunos
folletos posiblemente se incorporaron a la “Colección Criolla luego de la muerte del
coleccionista.63 Entre ellos podemos mencionar, “El Chacho”, “Décimas argentinas”, “Versos
gauchescos”, “Juan Cuello”, “Carmona”, “La venganza del mataco”, “Hormiga Negra”, “El
tigre de los llanos”, “La gaucha Vicenta”, entre otros. Además participó de la fundación del

60
Adolfo Prieto, Op. Cit, p. 69.
61
En Bartolomé Aprile, Una amistad hasta la muerte. Una novela histórica en versos camperos. Colección
gaucha
62
Elida Tranchini sostiene que el criollismo ocupó un lugar de importancia en las décadas posteriores a 1910 en
“El cine argentino y la construcción del imaginario criollista”, Entrepasados 18/19, 2000, pp 113-191.
Posteriormente Ezequiel Adamovsky analizó el criollismo hasta mediados del siglo XX a partir de una segunda
generación de escritores en “El criollismo popular en Argentina ¿Hasta cuándo? Personajes, autores y editores
de un fenómeno de literatura masiva”, en Cuadernos de literatura, Vol XXII, N° 43, Enero- Junio 2018. pp 127
a 207, p. 182.
63
Lehmann Nitsche murió en 1938.
34

centro criollo “Leal y pampeano” de Avellaneda a comienzos de 1930. Aunque sus obras son
un poco posteriores a las biografías de Talerito nos interesa porque a través de sus textos
pueden advertirse cambios en la valoración de ciertos acontecimientos y figuras del pasado.
Las temáticas que Aprile abordó estuvieron en consonancia con la búsqueda de la
“identidad nacional” frente al mosaico social que conformaba el aluvión migratorio. El campo
como espacio inconmensurable, la pampa, la exaltación de las pasiones humanas, el gaucho,
el indio y los caudillos, serán el punto central desde donde se entretejen estas historias
dedicadas a la “gente sencilla que gusta de nuestras nobles tradiciones”. 64
La prevalencia de lo sensorial, lo exótico, lo legendario, los regionalismos, le dan a su
obra una mezcla de rasgos que juegan entre el romanticismo y el modernismo literario. Aprile
buscará retratar personajes pertenecientes a la tradición nacional dotándolos de valores nobles,
elevándolos a la categoría de héroes pero recuperando la tradición gauchesca decimonónica.
Sin lugar a dudas, nuestro autor es un admirador de la pluma de Eduardo Gutiérrez a quién
cita constantemente, hace referencia y a quién intenta también equipararse tanto a sus rasgos
estilísticos como a los personajes. 65
En su versión del gaucho Hormiga Negra, Aprile deja claro sus intenciones

“...Pero con el ferviente anhelo de sacudir la apatía de millares de argentinos,


poderosamente absorbidos por las películas yankis, traemos A LA RASTRA estos
motivos camperos, no para hacer prevalecer ni resucitar un pasado desaparecido que
nos caracterizó en las décadas anteriores, pero sí, para recordarlo en toda su crudeza
y su barbarie pintoresca". 66

De la cita anterior se desprende en primer lugar una postura nacionalista que se


construye en oposición a la industria cultural norteamericana que “pervierte” la construcción
identitaria. Por otro lado los caudillos son parte de un pasado desaparecido, de una épica que
no debe repetirse pero tampoco olvidarse y en virtud de esto utiliza el oxímoron “barbarie
pintoresca”.

64
Al lector, en Aprile, Bartolomé. Hormiga Negra. Buenos Aires. Editorial Caymi. 1957
65
Folletines de Bartolomé Aprile revisados en la colección Lehmann Nitsche: Hormiga Negra. Buenos Aires.
Una novela histórica en versos camperos. Colección gaucha. Buenos Aires. Editorial Caymi. 1957; Una amistad
hasta la muerte. Una novela histórica en versos camperos. Colección gaucha. Buenos Aires. 1957; La gaucha
Vicenta. Una novela histórica en versos camperos. Colección Gaucha. Buenos Aires. 1935, El Chacho. Buenos
Aires. Colección Gaucha. biblioteca Nueva. 1945, El Tigre de los Llanos. Buenos Aires. Colección Gaucha.
Biblioteca Nueva. 1948
66
Ibíd. p. 5.
35

El tipo de escritura que utiliza para narrar, aunque cometiendo algunas torpezas
métricas67, será preponderantemente en estrofas de diez versos octosílabos y de rima
consonante, lo que denota que en el imaginario popular es ésta la forma en que las historias
de gauchos deben ser contadas. Así describe por ejemplo el nacimiento de Hormiga Negra:
“Nació este gaucho porteño
allá por San Nicolás,
travieso como el que más
y como el que más risueño;
aunque de cuerpo pequeño
tenía un gran corazón,
y aunque un poco delgadón,
era su fuerza temida
tanto en la bola perdida
y el manejo del facón.” 68

Asimismo serán éstos versos la presentación de La Gaucha Vicenta:

“Hija de un amor oculto


que su orfandad testimonia
se educó en la Patagonia,
y al coraje rindió culto
por el pedregal oculto
retozó su edá infantil
y sin filiación civil
como su yegua “Tormenta”
se crió la gaucha Vicenta
sin freno, bretel o rendil”

Cabe aclarar que si bien existe en Aprile una identificación con la gauchesca del siglo
XIX y la intención de equipararse a Gutiérrez69 y a Hernández, es un hombre de su tiempo y
lo vemos en los prólogos, las cartas al lector o aclaraciones de cada una de sus obras expresar
que en ningún momento hará “apología” a “Guillermo Hoyo”, “Ángel Vicente”, o pretenderá
“endiosar ni hacer símbolo” de la gaucha Vicenta. El hombre de campo no es ya víctima de
un estado que lo oprime y se apodera de su cuerpo, ya sea para el trabajo forzado en la estancia

67
Nota: En algunas ocasiones encontramos versos 7 o 9 sílabas y rima asonante.
68
Op. Cit. p. 6
69
En la obra “Una amistad hasta la muerte” cita las palabras de Eduardo Gutiérrez: “Y si este hombre, a quien
se ha oprimido el corazón de todas maneras posibles, se deja arrastrar por el dolor y la furia, y da una puñalada,
es “criminal” cobarde, a quién se condena a la última pena”
36

o la acción militar contra el indio, sino un personaje de leyenda donde se verán resaltados sólo
sus valores nobles. En el caso del caudillo la honestidad, la valentía, la inteligencia, en el caso
de las mujeres su belleza y su moralidad sexual:

“Pero nosotros, admiradores de todo lo que sea sacrificio y denuedo del valor
ilimitado, queremos reivindicar la memoria de esta gran mujer, que al igual que
La Victoria (mujer del Chacho), y de La Delfina (mujer de Pancho Ramírez),
que, sin que se le conozcan amores con ningún hombre, no obstante ser hermosa
como la montaña nevada (...) era digna de las más fuertes pasiones.”70

Bartolomé Aprile a través de su escritura estilizada, en verso gauchesco, pero de


lectura accesible relata también la vida de los caudillos. ¿Cuál es su objetivo? El autor nos
hará una confesión importante: admira la pluma de Sarmiento, de Gutiérrez y de David Peña
y no pretende agregar nada a lo que estas “águilas” de la escritura dijeron ya de Facundo
Quiroga, le basta con contribuir a una “mayor difusión de los conocimientos históricos y por
ende tradicionales”. 71
Pero en este deseo de la difusión histórica los personajes que tienen
voz son aquellos que permiten “(...) estereotipar el amor acendrado al terruño de nuestros
hombres primitivos”. 72
Bajo su mirada estos son hombres del pasado, un pasado fundacional casi épico y
mitológico, donde prevalece lo animal, la comparación con los grandes felinos, pumas, tigres
y jaguares, y los perros poderosos y salvajes. No hará jamás referencia a la formación de estos
personajes, a diferencia del modo en que construye Talerito sus biografías de San Martín o
Belgrano, puesto que la figura de los caudillos es tallada por el destino, por la naturaleza que
los vio nacer y que los envuelve de manera insoslayable. Son bravos, fuertes, implacables,
cuando se enojan castigan y si ríen generan pavor. Como los animales más salvajes rugen,
aullan, tienden sus alas, avanzan como jaurías, como huracanes y tempestades con las “fauces
hambrientas”73 o sedientos de sangre.
Aprile en sus folletines trae a la memoria a los caudillos, Facundo Quiroga en “El
Tigre de los Llanos” y a Ángel Vicente Peñaloza en “El Chacho”. Las ediciones que resguarda
la Biblioteca Criolla de Roberto Lehmann Nitsche corresponden a los años 1948 y 1945

70
La gaucha Vicenta. Una novela histórica en versos camperos. Colección Gaucha. Buenos Aires. 1935. pp. 5
71
El Tigre de los Llanos. Buenos Aires. 1948. pp 5
72
El Chacho. Buenos Aires. Colección Gaucha. Biblioteca Nueva. 1945. p. 3
73
El Tigre de los Llanos. p. 18
37

respectivamente, sin embargo suponemos que serían estas reediciones de publicaciones


anteriores, realizadas posiblemente en la década del 30’, debido a que Bartolomé Aprile
fallece en 1941. Respecto a la edición, forman parte de la “Colección Gaucha” del sello
editorial Biblioteca Nueva. El dueño de la casa editora era el italiano Alfredo Angulo quien
además fue responsable de la circulación principal de este tipo de literatura entre 1928 y
1948.74
Ambas son obras voluminosas, “El Tigre de los Llanos” cuenta con más de 100
páginas y El Chaco con alrededor de 60, que se vendían por suscripción a un valor aproximado
de 20 centavos. También cuentan con ilustraciones de tapa; en “El Chacho” podemos observar
un jinete vestido de gaucho, botas, poncho, bombacha y sombrero, que galopa a gran
velocidad alejándose de un cañón de guerra. Abajo a la derecha un nombre “Ángel Bone” nos
hace pensar que se trata del ilustrador, y a la izquierda en grande “E. Gutierrez” quizás en la
pretensión de homenajear al escritor.
En la edición de 1948 de “El Tigre de los Llanos”, la tapa anuncia “Versos camperos”
y observamos también a un gaucho que sostiene una guitarra y al parecer recita en voz alta.
Detrás de él una figura femenina, “la china”, lo observa con expresión de alegría, empero no
aparece ningún otro dato que nos permita identificar al ilustrador.

Si bien el estilo de escritura que prevalece es el verso, el autor decide por momentos
narrar los acontecimientos en prosa e incluso se atreve a echar luz sobre aquello que los
personajes dijeron o pensaron:

“Chacho miró profundamente a Quiroga, como si quisiera sondear hasta el fondo de


su alma (...)”75

Esto sucede generalmente en situaciones en las que se pretende dar mayor solemnidad,
en “El Chacho” se narra en prosa el encuentro con Quiroga. En el caso de “El Tigre de los
Llanos” resulta más complejo el análisis porque este folletín es una recopilación de varios
escritos. En la primera parte comienza en verso para presentar “al Tigre” su fuerza, su bravía,
el amor y sus pecados, será el perpetrador de las más cruentas violaciones de doncellas.

“(...) Corre tras ella cual lobo

74
Ezequiel Adamovsky, Op. Cit.
75
El Chacho.. p. 21
38

que corre tras de la oveja


frunciendo la negra ceja
con un ansia criminal (...)”76

Luego serán narradas algunas batallas y volverán los versos, algunos reciclados ya
presentes también en la versión de “El Chacho”. Por último, y luego de una conclusión, los
prometidos versos camperos, 68 en total, que son una selección de poemas de rasgos
gauchescos sobre temas varios: la pampa, la payada, la patria, la virgen, el amor.

A diferencia de lo que observamos en las obras de Talerito, los personajes de Aprile


están colmados de contradicciones. Reconocemos en ellos valor, honra, honestidad, amor a la
tierra sin embargo son presentados como hombres bárbaros y primitivos, parte de un pasado
inmoral y caótico más cerca de la épica que de la historia. En los últimos versos del El Tigre
se desnuda esta mirada:

“Esta es la verdad, incruenta


de la muerte de Facundo
caudillo, asaz, tremebundo
riojano altivo y fatal
a quién llamarán los hombres
el gran Tigre de los llanos
dios de los gauchos riojanos
y arquetipo nacional”77

76
El Tigre de los Llanos. p 19
77
Ibíd. p. 64
39

Portada “El Tigre de los Llanos” 1948. Colección de Roberto Lehmann Nitsche
40

Portada “El Chacho”. 1945. Colección Roberto Lehmann Nitsche

La circulación de contenidos históricos en la “biblioteca criolla”


A fines del siglo XIX y principios de XX la literatura popular diseminaba saberes sobre el
pasado sin acentuar la idea de que ello podía influir en el presente de una manera tajante. Los
usos del pasado tenían un carácter más poroso y abierto pues en esa época se estaban
construyendo linajes que luego serían re-significados en debates más abiertos entre
intelectuales, historiadores y políticos. A través de las biografías analizadas pertenecientes a
la colección de Lehmann Nitsche podemos sugerir que escritores como Talerito y Scotto,
forman parte de una incipiente generación de ensayistas que intentan “vivir” del oficio y que,
41

por lo tanto, están movilizados por un interés personal y económico. En otros casos como
Bartolomé Aprile y Apolinario Sierra a esos intereses suman su militancia política y su intensa
vinculación con sectores nacionalistas y tradicionalistas. En los textos más tardíos son más
visibles y manifiestas las motivaciones ideológicas que al recuperar tradiciones entraban en
pugna con las ideas de modernidad. Detrás de las narraciones sobre Saravia estaba también
un fin partidario pues transmitían y ponían en circulación los valores del Partido Blanco en el
Uruguay.
También podemos insinuar que no es posible advertir el tono anacrónico de muchas
publicaciones posteriores al período analizado. Es difícil proyectar el presente sobre el pasado
y está ausente la supeditación del análisis a una estrategia política, aunque se advierten algunas
posturas en esa dirección. Tal vez con la constitución de un campo historiográfico las
polémicas hayan sido más intensas entre los historiadores que, como señala Cattaruzza,
“estaban convencidos de que la suya era una empresa científica y patriótica” en la década del
78
treinta. Los contenidos históricos de los folletos populares de fines del siglo XIX y
principios del XX eran más porosos y tendían a integrar a todos los sectores sociales, por eso
se dirigían a los criollos y a los inmigrantes. El afianzamiento de una pedagogía cívica
alrededor de contenidos y valores de “argentinidad” fue exitosa para popularizar y santificar
algunas figuras del pasado pero abrió también una brecha para los debates y la construcción
de contra-héroes.
El contenido de los folletos está íntimamente relacionado con la configuración de una
identidad nacional. Talerito escribe las biografías de los héroes y patriotas de mayo y de la
Independencia, Scotto toma la figura de Juan Manuel de Rosas como la antítesis del orden y
el progreso, Manco y Sierra rescatan a Saravia como un personaje histórico y destacan sus
cualidades de “gaucho culto” que luchaba por los ideales de la “civilización” y el “progreso”.
Aprile retrata a Facundo Quiroga y el “Chacho” Peñaloza de manera ambivalente pues
demuestra interés por reivindicar a estas figuras pero su descripción no se despega de un
carácter peyorativo. Para la década del treinta, los autores de los folletos, cercanos a los
círculos criollistas colocan a los caudillos como personajes centrales de sus crónicas con el

78
Alejandro Cattaruzza, “Descifrando pasados: debates y representaciones de la historia nacional”, en Alejandro
Cattaruzza Director, Crisis económica, avance del estado e incertidumbre política (1930-1943, Vol. VII, Nueva
historia argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 2001, pp. 431-473.
42

objeto de recuperar la tradición y un pasado que teme perderse frente al avance de la cultura
foránea, particularmente de Estados Unidos. En este sentido, el amor al “terruño”, la
reivindicación de un “nosotros”, el rescate de personajes ligados a las historias provinciales,
atraviesa parte de estas obras y se erige como un posible ámbito de cuestionamiento
historiográfico y también político.

La escritura de los folletos es sencilla, los autores priorizan un vocabulario accesible


y coloquial, característico de la poesía gauchesca y familiar en el habla de los sectores
populares de origen criollo. Algunos folletos como los Talerito el uso de metáforas es
frecuente mientras que en Aprile abundan las oposiciones binarias -en algunos casos en forma
de oximorón-, tal vez buscando acentuar en la cadena de oposiciones (y equivalencias)
pasado-presente, urbano-rural, barbarie-civilización.
Hemos destacado que los folletos circulaban entre las clases populares. El costo parece
afirmar esta aseveración. El precio oscilaba entre 5 centavos y 2 pesos, un gasto sin duda
menor en las economías familiares, que tenía además la ventaja de que podía ser compartido,
pues un folleto circulaba entre varios lectores vía préstamo o lectura grupal en alta voz. La
masividad garantizaba cierto nivel de ganancia para los editores. El bajo costo era posible
también pues se trataba de ediciones baratas, de tapas blandas con escasas ilustraciones. En
los folletos escritos por Talerito se puede observar una ornamentación sencilla, líneas
dibujadas tomadas seguramente de una tradición de ilustración de libros, incluso relacionada
con una actividad artesanal basada en el dibujo. En los folletos que narran la vida de Saravia,
el “Chacho” Peñaloza, Facundo Quiroga, Camila O´Gorman y Rosas las tapas son imágenes
a color con tonos vibrantes que llaman la atención, lo que podría suponerse es una estrategia
visual de venta.
La extensión de los folletos variaba, pero en general oscilaban entre 30 y 40 páginas,
a veces un poco más, alrededor de 60 en promedio, lo que permite pensar que se leían
rápidamente. El folleto/libro escrito por Bartolomé Aprile, cuenta con doscientas páginas,
donde despliega un mayor repertorio argumentativo, seguramente pensado para un público
mayormente alfabetizado y dispuesto a consumir una lectura mucho más extensa, pero ya
estamos transitando la década de 1930. Los textos tienen también una estructura que oscila
entre folletos totalmente escritos en verso o montajes de verso y prosa de diferentes autores
que se asemeja a lo que tiempo después será conocido como el fanzine.
43

Los folletos con narraciones históricas estaban destinados a las clases populares y se
diferenciaban en ese sentido de quienes escribían historia para un público ilustrado. No
alteraban de forma sustancial las lecturas del pasado que se producían en los circuitos letrados
porque en el momento histórico de su producción estaban afianzándose como narrativas
históricas.

Buenos Aires, agosto de 2020.

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