Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
—¡¿Trescientos mil?!
—Muy bien.
«Son sólo unos pocos cientos de miles. Una vez que haya
capturado completamente el corazón de Alejandro,
¡personalmente haré que te condenen a prisión bajo
extorsión! Algún día, Sucre…»
Sabrina saludó a Victoria en el momento en que regresó al
apartamento de alquiler.
—¿Qué pasa con el resto de tus cosas? ¿Tu ropa, tus bolsos
a lo largo de los años? ¡¿Ya no los quieres?!
— ¿A dónde?
Esta noticia sin duda fue una grata sorpresa para Victoria.
— Sí, ahora todo es cosa del pasado, no hay nada que valga
la pena. No tiene sentido reflexionar sobre ello.
— No volverás, ¿verdad?
— Muy bien.
— Lo haré, lo haré.
— Estaré esperando.
— Está bien.
—¡Nicole!
—¡Mami ha vuelto!
—¡Mami!
—Mami.
—Señor Calire.
Teodoro asintió.
—Sí.
—¿En serio?— La pasante parecía haber encontrado un
cómplice mientras se acercaba y susurró: —Teodoro, ¿no
crees que los niños se parecen mucho al señor Calire?
—¡Mami! ¡Mami!
—Continúe.
—Cielos, al fin se fue. Solo Dios sabe lo tortuosa que fue esta
reunión.
—No— respondió.
— En la sala de estar.
—¡Ahhh!
—¿Una sorpresa?
—Ve adentro.
— ¡Señor!