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¿Cómo entender esta tarea pastoral?

Tu llamado como pastor de la familia se basa en lo más


importante: mostrar a Cristo. Tu esposa e hijos deben ver a
Cristo en ti. Tu manera de actuar, hablar y pensar deben
reflejar la mente y la persona de Cristo.

El padre tiene la responsabilidad de


pastorear a su familia, porque su
tarea es la de imitar los roles paternal
y pastoral de Dios
Este llamado no es exclusivo para padres; después de todo,
Pablo instruye a todos los creyentes: «Sean, pues, imitadores
de Dios como hijos amados» (Ef 5:1). Pero el hecho de que
todos los cristianos deban reflejar a Dios no minimiza su
importancia en la figura paterna. Figura fundamental para el
buen funcionamiento de todos en la familia, porque refleja la
imagen paterna de Dios.

El padre tiene la responsabilidad de pastorear a su familia,


porque su tarea es imitar los roles paternal y pastoral de Dios
(cp. Sal 23:1). En otras palabras, Dios pastorea a tu familia a
través de tu paternidad pastoral (cp. Jer 3:15). Desde luego
que no eres el único pastor que tu familia tendrá. La iglesia
local es el foco central para un cuidado pastoral integral.
Pero si nos enfocamos en el contexto familiar, sin lugar a
dudas el padre tiene el llamado bíblico a ser el líder
espiritual de los suyos.
Hay casos donde la madre tiene más conocimiento bíblico en
la familia y eso no es malo; de hecho, ¡es muy bueno!
(Cualquier intento de mezclar masculinidad bíblica con
machismo es un intento absurdo para justificar lo
injustificable). Puede conocer más porque creyó el evangelio
de Dios antes que tú, o porque ella tiene mayor flexibilidad
de horario para estudiar la Biblia. Pero no estoy hablando de
quién posee más conocimiento bíblico, sino de quién posee
el llamado bíblico al liderazgo espiritual: esa labor le
corresponde al padre, en caso de que sea creyente. Repito,
esto no subestima la labor de la mujer en la familia, pero sí
se trata de reafirmar tu rol como esposo y padre. El padre de
familia tiene un llamado bíblico a mostrar a Cristo en su
familia.

¿Cómo ejecutar esta tarea pastoral?


Pablo dice: «Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo
amó a la iglesia…» (Ef 5:25). El hombre que habla con
frialdad no muestra a Cristo. El hombre que maltrata a su
esposa con palabras hirientes, o que controla a sus hijos a
través de ira y amenazas, no muestra a Cristo. El hombre que
se burla, ataca, lastima, grita o es indiferente a las
necesidades de su familia no muestra a Cristo. El hombre
bíblico pastorea, no simplemente da órdenes. El hombre
espiritual construye, no destruye; lidera, no ordena. El
hombre espiritual muestra más de Cristo y menos de sí
mismo. Si tu familia sabe quién eres, pero no sabe quién es
Cristo en ti, algo trágico está sucediendo.
De hecho, el llamado bíblico al liderazgo espiritual no es un
llamado al autoritarismo dictatorial, sino a un amor
sacrificial arropado con humildad y envuelto en servicio
incondicional al prójimo. En pocas palabras, el llamado al
liderazgo espiritual es un llamado a amar como Cristo
ama. De esta forma se muestra a Cristo: amando como Él
ama.

El verdadero papá es pastor, es líder,


es un servidor de su familia, y así, es
un servidor de Dios
Amar como Cristo debe ser una característica en tu vida,
papá. Tu amor por tu familia debe echar fuera cualquier
rastro de indiferencia que tengas hacia tu esposa, hijos o
familia. Tristemente, la imagen popular del papá
malhumorado, gruñón y enfadado muchas veces es una fiel
descripción de nosotros. Culpamos al estrés del trabajo, al
tráfico pesado o a la falta de vacaciones, pero no es verdad.
Somos así porque no estamos tomando con seriedad nuestro
llamado a ser pastores del hogar.

Tratamos a nuestros jefes y compañeros de trabajo mejor que


a nuestra propia familia. Tenemos interés por las necesidades
de otras personas, pero somos indiferentes a las necesidades
de nuestra propia «iglesia» familiar. Si no te has dado
cuenta, tu familia es tu iglesia, en el sentido de que son las
ovejas que Dios ha puesto a tu cuidado. ¿Qué tanto las amas
y cómo lo demuestras cada día?
Amar como Cristo se expresa en un interés genuino por
otros. Jesús lo dijo así: «En esto conocerán todos que son
Mis discípulos, si se tienen amor los unos por los otros» (Jn
13:35). Amar como Cristo nos amó es una característica de
una vida transformada por el evangelio. Un hombre centrado
en el evangelio es un hombre centrado en el amor a su
familia. No ignora a su familia, no se refugia en su trabajo,
ni rehuye del cuidado de sus hijos, sino que busca cualquier
momento para servir como un conducto del amor celestial
sobre aquellos que más lo necesitan.

Papá, ama a tu familia, protégelos con una cobertura de amor


que solo viene de arriba (Jn 15:12–27). Considera que el
verdadero papá es pastor, es líder, es un servidor de su
familia, y así, es un servidor de Dios. Tu familia ya ha visto
suficientes «héroes Marvel», ahora es tiempo de que vean a
Cristo —nuestro héroe— en ti.

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