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Padre santo y Padre bueno, gracias por tu bondad para con todos nosotros.

Gracias por todas las


cosas buenas que nos has concedido a lo largo de nuestra vida. Me acerco a ti, Señor, para pedir
que les concedas salud a aquellos que sufren alguna enfermedad en este momento. Señor, te pido
que tu mano poderosa llegue hasta cada uno de ellos, concediéndoles alivio para sus dolores y
ánimo para el espíritu.

Padre Bueno, Muestra tu ternura y tu misericordia A todos los niños abandonados Que caminan
por las calles, Sin cariño, cuidado y protección, Muchos niños carecen de pan, de vestido y de
amor, Protégelos, Señor, para que sientan Que tú eres Padre y Madre para ellos, Que encuentren,
Señor, personas generosas Que los acojan y les ofrezcan lo necesario, Para que vivan su dignidad
de hijos de Dios. Te suplicamos por todos los niños y las niñas abandonados Jesús amigo de los
niños, Bendícelos y acompáñalos en su soledad. Amén.

Padre Señor, gracias por el don de la vida. Gracias por tu protección, gracias por tu misericordia,
gracias por la gracia que me has concedido para ver un nuevo día. Te engrandezco porque eres
Dios sobre mi vida. La escritura dice que es por la misericordia del Señor que no somos
consumidos. Te doy gracias por lo que haces por mí, que tu nombre sea muy exaltado en el
nombre de Jesucristo.

OH Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra la obra divina de salvar a las
almas protege a tus sacerdotes en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN. Guarda sin mancha sus
MANOS CONSAGRADAS, que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO, y conserva puros sus labios
teñidos con tu PRECIOSA SANGRE. Haz que se preserven puros sus Corazones, marcados con el
sello sublime del SACERDOCIO, y no permitas que el espíritu del mundo los contamine. Aumenta
el número de tus apóstoles, y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro. Bendice Sus trabajos
y fatigas, y que como fruto de Su apostolado obtenga la salvación de muchas almas que sean su
consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo. Amén

Escucha, Señor, la plegaria de tu pueblo y haz que nuestro Papa, Vicario de Cristo en la tierra,
confirme en la fe a todos los hermanos, para que toda la Iglesia se mantenga en comunión con él
por el vínculo de la unidad, el amor y la paz.

Concédele valor, sabiduría y amor a tu pueblo, para que él sirva con fidelidad a todas aquellas
personas a quienes tú le has confiado sus cuidados y lleve a tu Iglesia unida en la fe, de corazón y
voluntad, mientras procuramos llevar a su pleno cumplimiento la misión de tu Hijo, Jesucristo,
nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén

Jesús, Verdad Eterna, Vida nuestra, Te suplico e imploro Tu misericordia para los pobres
pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, Fuente de Misericordia de donde brotan rayos de gracias
inconcebibles sobre toda la raza humana.

Te pido luz para los pobres pecadores. Oh Jesús, recuerda Tu amarga Pasión y no permitas que se
pierdan las almas redimidas con tan Preciosa, Santísima Sangre Tuya. Oh Jesús, cuando considero
el alto precio de Tu Sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado
para salvar a todos los pecadores.

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