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Introducción
Dozmary Pool
En este imponente y salvaje paisaje, excursionistas y agricultores han
visto con frecuencia un gran felino negro que algunos dicen que parece una
pantera. La mayoría de los reportes concuerdan en que mide
aproximadamente 1.5 m de largo y tiene ojos amarillos. Los avistamientos
comenzaron en 1983, y pronto docenas de reportes inundaron la policía
local y las organizaciones de vida silvestre. En 1995, el gobierno comenzó
una investigación sobre esta bestia, pero no se encontró prueba de que
ningún felino grande viviera en el páramo.
Apenas una semana después de la publicación del informe del gobierno,
los criptozoólogos creían tener la “pistola humeante” cuando un chico de
catorce años descubrió una extraña calavera en las aguas del río Fowey.
Medía 10 cm por 18 cm y tenía dos caninos largos como muchos
predadores. Faltaba la mandíbula inferior, pero el resto del cráneo estaba
bien preservado. Fue enviado al Museo de Historia Natural en Londres para
su análisis, y los científicos allí dijeron que provenía de un joven leopardo
macho.
Desafortunadamente para los creyentes en la Bestia del Páramo de
Bodmin, eso no fue todo lo que dijeron. También descubrieron que la parte
posterior del cráneo había sido cortada con alguna herramienta de metal, y
que la calavera tenía raspaduras, que indicaban que había sido descarnada
con un cuchillo. Dentro del cráneo, los investigadores encontraron la
cascara de huevos de una cucaracha tropical que no vive en Inglaterra. En
definitiva, el laboratorio concluyó que el cráneo era parte de un tapete de
leopardo importado desde África. El buen estado de conservación indicaba
que no había estado mucho tiempo en el agua, lo que sugería que había sido
arrojado allí tras ser arrancado de la alfombra y habérsele removido la carne
para ofrecer “evidencia” que contradijera el informe gubernamental. Algún
bromista, o alguien interesado en continuar la leyenda para atraer turistas,
había tratado de engatusar al crédulo público.
No obstante, esta estratagema no detuvo los avistamientos. En 1998, un
lugareño grabó a la bestia en video. A juzgar por el contexto, el felino negro
parecía tener un metro de largo, mucho más grande que un gato casero. Esto
impulsó al miembro local del Parlamento, Paul Tyler, a ofrecer el video y
otros reportes como evidencia que sustentara la necesidad de otra
investigación. Su petición fue ignorada.
Eso todavía es un pez muy grande, y tendría que serlo. Los cisnes, a
pesar de su reputación, son de hecho criaturas bastante fuertes y violentas, y
un cisne adulto como los que fueron vistos siendo halados bajo la superficie
pueden pesar hasta trece kilos. Se necesitaría un pez agresivo, o tal vez a
Nessie de vacaciones, para hacerse con uno.
Se han sugerido bagres gigantes como explicación para otros
avistamientos de monstruos acuáticos, como en el río Nene,
Cambridgeshire, en el 2002, y en el Támesis en 2016. El monstruo del
Támesis resulta especialmente intrigante, pues se trata de un río influido por
las mareas que atraviesa la ciudad más importante del Reino Unido. Han
emergido en YouTube varios videos de la criatura, que muestran una joroba
oscura que sale del agua por unos segundos antes de desaparecer de nuevo
en las turbias aguas.
Fatbergs
A-B-R-A-C-A-D-A-B-R-A
A-B-R-A-C-A-D-A-B-R
A-B-R-A-C-A-D-A-B
A-B-R-A-C-A-D-A
A-B-R-A-C-A-D
A-B-R-A-C-A
A-B-R-A-C
A-B-R-A
A-B-R
A-B
A
El triángulo, por supuesto, es un antiguo símbolo mágico. Un talismán
con un triángulo de abracadabra se llevaba en torno al cuello para ahuyentar
la fiebre, los malos espíritus y las brujas. Con frecuencia se hacía con metal
y se llevaba puesto como un collar, heredado por las generaciones
subsiguientes como un artículo valioso. Interesantemente, el triángulo
abracadabra también aparece en el Liber Medicinalis, un sortilegio romano
que ha perdurado hasta los tiempos modernos.
Otro encantamiento para evitar la fiebre proviene de Lincolnshire:
Inglaterra es, por supuesto, famosa por sus fantasmas. Dados los miles
de antiguas viviendas, castillos, iglesias y campos de batalla en esta tierra,
no podría ser de otra manera. Incluso sus más famosos edificios están
supuestamente embrujados. Se dice que el palacio de Hampton Court, hogar
de 500 años de realeza, tiene varios fantasmas. El más famoso es el de
Catherine Howard, la quinta esposa de Enrique VIII.
Catherine era todavía una adolescente cuando se casó con el obeso y,
según algunos, impotente rey. No pasó mucho tiempo antes de que Enrique
la acusara de tener un amorío con el cortesano Thomas Culpeper y la
pusiera bajo arresto domiciliario. Los dos habían flirteado antes de que ella
se casara con el rey, por lo que estas acusaciones podrían haber sido ciertas,
o podrían haber sido el resultado de un cada vez más volátil y celoso
monarca. Fue confinada a sus habitaciones, pero un día logró escaparse de
sus guardias y corrió por uno de los pasillos del palacio hacia una
habitación donde Enrique se encontraba rezando, con la esperanza de rogar
por su vida. Antes de que pudiera ver al rey, los guardias la agarraron y
arrastraron de vuelta a sus habitaciones mientras ella gritaba y forcejeaba.
Sería luego decapitada en la Torre de Londres. Según el rumor, sus últimas
palabras fueron: “Muero siendo una Reina, pero preferiría haber muerto
como la esposa de Culpeper”. Siglos después, en ese mismo pasillo,
generaciones de visitantes y del personal del palacio han escuchado gritos a
todas horas del día y la noche, ya que el terror de la reina adolescente
supuestamente resuena a través de los siglos. Durante más de cien años se
le ha llamado la Galería Encantada.
Catherine Howard
La tercera esposa de Enrique, Jayne Seymour, quien logró morir de
causas naturales, también se dice que frecuenta el palacio. En 1537 dio a luz
al primer hijo varón de Enrique tras años de decepciones y dos esposas
anteriores que no le dieron un heredero. El futuro rey Eduardo VI nació
sano, pero su madre sufrió complicaciones tras el parto y murió pocos días
después. Un acongojado Enrique escribió al rey de Francia: “la Divina
Providencia…ha mezclado mi alegría con amargura por la muerte de ella
quien me trajo esta felicidad”.
Jane Seymour
La habitación en que murió se encuentra en el tope de las Silver Stick
Stairs, unas escaleras así llamadas por el símbolo de funcionario de uno de
los sirvientes del rey. Cada año alrededor del aniversario de la muerte de
Seymour, la aparición fantasmal de una mujer vestida de blanco es vista
descendiendo por las escaleras sosteniendo una vela, en dirección a los
aposentos donde se encontraba la habitación de su bebé.
El palacio pareciera estar adquiriendo nuevos fantasmas también. Uno,
bautizado por la prensa como “Skeletor”, hizo su primera aparición tan
recientemente como el año 2003. Durante tres días consecutivos, una
cámara de seguridad capturó una serie de puertas cortafuego abriéndose
violentamente. El primer día no hubo causa aparente. El segundo día que se
abrieron de golpe, una extraña y alargada figura masculina, que parecía
vestir al estilo Tudor, pasó por el marco de la puerta desde adentro y luego
la cerró. Al día siguiente las puertas se abrieron de nuevo, pero esta vez
Skeletor no apareció. Lo que resulta interesante es que cuando las puertas se
abrieron de golpe el segundo día, Skeletor no estaba detrás de ellas; las
puertas, como en los otros días, se abrieron por sí solas. El supuesto
fantasma sólo las cerró. El palacio cuenta con cámaras de seguridad en
múltiples ubicaciones y la figura no fue vista acercándose o alejándose del
área. Salió de la nada, y desapareció igual de abruptamente.
En Londres, otra popular atracción turística es el Museo Británico.
Aunque los visitantes acuden en masa para ver allí sus momias egipcias,
existe una momia muy británica a poca distancia en el Colegio
Universitario en la calle Gower. Uno de los cofundadores del colegio fue
Jeremy Bentham (1748-1832), quien pensaba que el enterramiento cristiano
era un desperdicio inútil y que los cadáveres deberían ser usados para la
investigación científica y luego preservados como un monumento. Fiel a su
palabra, dispuso en su testamento ser disecado y luego momificado. Du
disección fue realizada durante una terrible tormenta eléctrica que algunos
tradicionalistas interpretaron como la ira de Dios. No obstante, contó con la
presencia de sus amigos.
Jeremy Bentham
Su momificación, sin embargo, no resultó muy bien. Los doctores
intentaron imitar una receta maorí para la momificación, pero la cabeza
terminó siendo un horrendo desastre, con piel curtida y ennegrecida que no
se asemejaba al mofletudo inglés en lo más mínimo. De manera que los
doctores cortaron su cabeza y la reemplazaron con un modelo de cera, con
el cabello real de Bantham. El cuerpo fue luego vestido con su ropa,
incluyendo su bastón favorito, y sentado en un “auto-icon”, un gabinete con
frente de vidrio en la universidad. Su cabeza fue colocada a su lado pero
más adelante fue puesta bajo llave cuando algunos estudiantes fueron
sorprendidos jugando fútbol con ella.
A veces, murmuran los estudiantes, Bentham abandona su vitrina y
puede ser visto caminando por el pasillo. Algunas veces no es visto, pero el
golpeteo rítmico de su bastón señala que su espíritu se está moviendo. Tal
vez no puede descansar, y Bentham debió haber optado por un entierro más
tradicional.
Bentham no es el único inglés que ha sido extrañamente preservado al
morir. Algunos siglos antes, Lord Lovell sufrió una muerte prematura y se
dice que se convirtió en un fantasma. Lord Lovell nació en 1455 o 1456, en
una familia noble pero no particularmente importante. Su padre murió
cuando él tenía apenas nueve años, y se convirtió en pupilo del rey Eduardo
IV, quien lo entregó a Richard Neville, Conde de Warwick, para su crianza
y educación. En la misma casa se encontraba el hermano del rey, Ricardo,
de nueve años. Los dos niños se volvieron mejore amigos y crecieron
aprendiendo las artes caballerescas del combate, la etiqueta, el bale y la
música.
Eduardo IV
Cuando Ricardo llegó a la adultez, no olvidó a su amigo de la infancia,
y más tarde lo elevaría a un alto cargo. Ricardo se convirtió en el rey
Ricardo III en 1483, y Lord Lovell sería su mano derecha. Demostró su
lealtad luchando a su lado contra su rival por el trono, Enrique VII, en la
Batalla de Bosworth en 1485, el punto crucial en la Guerra de las Rosas.
Ricardo fue muerto, y Lovell forzado a huir.
Ricardo III
La lealtad de Lovell perduró tras la muerte de su amigo, y lideró la
rebelión contra el nuevo rey, sólo para ser derrotado en la Batalla de Stoke
en 1487. Una vez más Lovell debió escapar y esta vez lo hizo a su refugio
en el campo en Minster Lovell Hall cerca de Oxford. Temiendo que sus
sirvientes lo traicionaran, se escondió en un cuarto secreto en el sótano, que
ellos desconocían. Y allí se quedó, para no marcharse jamás.
No está claro qué sucedió, pero los historiadores dedujeron que no pudo
abrir la puerta y sus gritos desesperados pidiendo ayuda no fueron
escuchados. Lo que se sabe es que la cámara secreta fue descubierta por
trabajadores en 1718, quienes al romper la pared encontraron el esqueleto
de un hombre sentado en una mesa, su marchita mano descansando sobre
algunos papeles. ¿Contenían esos papeles las últimas palabras de Lovell?
Nunca se sabrá, porque el aire que entró por la abertura hacia el recinto
pronto redujo al polvo lo que quedaba de Lord Lovell, y sus papeles.
Muchos ingleses creen que las ruinas de Minster Lovell Hall a orillas
del río Windrush son todavía frecuentadas por el fantasma del
desafortunado lord. Puede ser visto de noche, deambulando a través de
puertas destrozadas y pasando por paredes derruidas, tratando aún de llamar
a un sirviente que lo libere de su autoimpuesta prisión.
Aunque la gente tiende a pensar que las apariciones y espantos están
atados a lugares específicos, preferiblemente viejas ruinas o mansiones
húmedas y lúgubres, incluso objetos cotidianos pueden estar “embrujados”.
Los ingleses parecen tener predilección por las camas embrujadas, y la más
famosa es la Gran Cama de Ware. “Gran” en este contexto significa
“grande”, y eso era ciertamente. Esta gigante cama de cuatro postes hecha
de roble mide ¡3.28 m de largo por 3.26 m de ancho! Fue construida en el
siglo XV por Jonas Fosbrooke para el rey Eduardo IV. Tras el asesinato del
hijo del rey, la cama fue adquirida y usada por varias posadas en Ware
durante años, especialmente durante los festivales, cuando escaseaban las
camas. No era poco común en esos días que la gente compartiera las camas
en las posadas, y cuatro o cinco podrían acostarse cómodamente en la Gran
Cama de Ware.
Fosbrooke, quien se había sentido orgulloso de su trabajo para el rey,
resentía el hecho de que ahora su obra maestra fuera usada por la gente
común, y decidió vengarse. Estar muerto no lo detuvo. Comenzó a
“espantar” la cama, pellizcando y rasguñando a sus ocupantes. Las chinches
fueron aparentemente descartadas como las culpables. Fosbrook era tan
quisquilloso que cuando Harrison Saxby, el Maestro de Caballos de Enrique
VIII, se atrevió a dormir en la Gran Cama para impresionar a una joven del
lugar, Fosbrooke le propinó tal serie de golpetazos espectrales que para
cuando amaneció estaba cubierto de moretones. Ni siquiera un asistente real
de confianza podía usar la cama, aunque Saxby sí ganó el corazón de la
muchacha. Durante muchos años la cama fue exhibida en el Crown Inn en
Ware, Hertforshire, y los visitantes brindaban cada noche por ella y su
fantasma.
Spring-heeled Jack
Una de las más extrañas criaturas que se han visto en Inglaterra fue Jack
“Piedemuelle” o “Jack el saltarín” [Spring-heeled Jack], quien aterrorizo a
Londres en septiembre de 1837. Los peatones solitarios que caminaban
tarde en la noche eran sorprendidos por una estrafalaria figura que saltaba
sobre vallas altas y aterrizaba en su camino. Las descripciones variaban,
como sucede generalmente con las descripciones de crímenes, pero la
mayoría concordaba en que la figura lucía como un diablo. Aunque del
tamaño y forma de un hombre, tenía orejas puntiagudas, ojos que “parecían
rojas bolas de fuego”, y una capa negra. Algunos reportaron que usaba un
casco y bajo su capa vestía un extraño y ceñido traje que parecía de hule
blanco. Las puntas de sus dedos estaban equipadas con largas garras
metálicas. Algunos incluso afirmaron que respiraba llamas azules por su
boca.
Representaciones decimonónicas de “Spring-Heeled Jack”, siglo XIX
Representación de principios del siglo XX de Spring-heeled Jack
En octubre de ese año, una joven sirvienta llamada Mary Stevens
caminaba de noche a través del ejido Clapham Common cuando Jack
Piedemuelle saltó hacia ella desde un callejón. La apretó contra él,
besándola mientras le rasgaba la ropa con sus garras. La aterrada muchacha
dijo que sus dedos se sentían “fríos y húmedos como los de un cadáver”.
Cuando gritó, su atacante huyó.
La noche siguiente, Jack Piedemuelle saltó frente a un carruaje que
transitaba por una calle de Londres. El conductor viró bruscamente y se
estrelló, lastimándose seriamente. Cuando los transeúntes corrieron hacia la
escena, Jack Piedemuelle saltó sobre una pared de casi tres metros para
escapar, riéndose de sus perseguidores con una extraña y aguda voz.
Eran tantos los reportes que estaban surgiendo que el 9 de enero de
1838 el Lord Alcalde de Londres, Sir John Cowan, habló públicamente del
misterio durante un discurso. Leyó en voz alta una carta anónima que había
recibido unos días atrás. El autor de la carta, quien firmó como “un
residente de Packham”, afirmó:
Parece ser que algunos individuos (de, como lo cree el autor, los más
altos estratos) han hecho una apuesta con un compañero travieso y
temerario, de que no se atrevería éste a darse a la tarea de visitar varios de
los pueblos cercanos a Londres en tres disfraces diferentes: un fantasma, un
oso y un demonio; y, además, que no entraría al jardín de un caballero con
el propósito de alarmar a los habitantes de la casa. La apuesta ha sido, sin
embargo, aceptada, y el poco-hombre villano ha conseguido privar a siete
damas de sus sentidos, dos de las cuales probablemente no se recuperarán,
más devendrán en cargas para sus familias.
En una casa el hombre tocó el timbre, y al venir a abrir la puerta la
sirvienta, este peor que bestia se alzaba en una figura no menos espantosa
que un espectro vestido a la perfección. La consecuencia fue que la pobre
muchacha se desmayó inmediatamente, y desde ese momento nunca ha
estado en sus cabales.
El asunto ha estado sucediendo desde hace un tiempo y, extrañamente,
los periódicos todavía guardan silencio sobre el tema. El autor tiene razón
para creer que tienen la historia completa en las puntas de sus dedos, pero,
por motivos interesados, son inducidos a guardar silencio.
El alcalde dijo a la muchedumbre reunida que había recibido reportes de
barrios en toda la ciudad y que muchas personas, en especial sirvientas, el
tipo de mujeres que tendrían que caminar solas de noche, habían sido
heridas por las garras del misterioso atacante. Personas de la multitud
incluso afirmaron que algunas de las víctimas habían muerto. El alcalde
destacó que algunos de los reportes sobre las habilidades de Jack
Piedemuelle de saltar muy alto y respirar fuego eran “las más grandes
exageraciones” y que él no creía “que el fantasma realiza las proezas de un
demonio sobre la tierra”. Por el contrario, pensaba que se trataba de algún
mal bromista, y que el culpable sería pronto llevado ante la justicia.
Al día siguiente, el periódico Morning Herald discutió varios
avistamientos y señaló que uno de sus reporteros había “visitado muchos de
los lugares antes mencionados, donde encontró que, aunque las historias
estaban en boca de todos, no pudo encontrarse ninguna persona que hubiera
visto en realidad al fantasma. El hombre fue guiado hacia muchas personas
que se decía habían sido heridas por este supuesto fantasma, pero al hablar
con ellas, inmediatamente negaron todo conocimiento de ello, y lo
dirigieron a otras personas que habían escuchado que habían sido
maltratadas, pero con éstas no tuvo mejor éxito, y la policía…declara que,
aunque han hecho todas las averiguaciones del caso, no han podido
encontrar a ningún individuo lo suficientemente vigoroso como para tener
algún conocimiento personal sobre el tema”.
Esto ase que todo el asunto suene como una leyenda urbana, pero la
trama pronto se espesó, porque eran tantos los reportes que surgían, que era
difícil descartarlos todos. Resulta notable que muchas víctimas insistieron
en que se trataba de un hombre disfrazado, lo que le distinguía de los
reportes de fantasmas y hadas que eran comunes en esa época. Cómo este
hombre podía respirar fuego y realizar saltos que le partirían los tobillos a
cualquier persona normal, es otra cuestión.
Otro aterrador ataque tuvo lugar la noche del 19 de febrero de 1838.
Según los reportes de la prensa, una joven llamada Jane Alsop escuchó un
fuerte golpe en su puerta y el grito: “¡Soy un oficial de policía! Por amor a
Dios, tráigame una luz, ¡porque hemos atrapado a Jack Piedemuelle en el
callejón! Al tomar una vela y abrir la puerta, vio a una figura oscura y
envuelta en una capa. Le entregó la vela y entonces él abrió su capa y
reveló que vestía un ceñido traje blanco y un casco, que le daban “la más
horrenda y temible apariencia”. Sus ojos lucían como “rojas bolas de
fuego” y expelía llamas azules de su boca. Jack Piedemuelle agarró a la
señorita Aslop y comenzó a desgarrar su vestido con sus garras metálicas.
Ella gritó, consiguió liberarse y le cerró la puerta en la cara. Entonces, en un
extraño giro, Jack Piedemuelle tocó varias veces más a la puerta. Por qué
pensaría que Aslop volvería a abrirle después de semejante trato, ¡es tal vez
el mayor misterio de todos!
Después de un tiempo, los avistamientos en Londres cesaron, pero se
reanudarían en 1843. Esta vez muchos de los avistamientos se dieron fuera
de la ciudad. Jack Piedemuelle pronto se convirtió en una figura icónica de
la cultura popular, y sería la estrella de obras teatrales y musicales y de los
“penny dreadfuls”, una forma de literatura barata de ficción/horror de la
época.
Un penny dreadful contemporáneo
Desafortunadamente, la leyenda inspire algunos imitadores en la vida
real. En 1855 en Hertford, el cuerpo de una joven muchacha fue hallado con
rasguños en sus senos y hombros y quemaduras en sus piernas. Al principio
la gente culpó a Jack Piedemuelle, quien también quemaba y rasguñaba a
sus víctimas, pero luego un hombre del lugar confesó, diciendo que había
matado a la muchacha porque lo había rechazado.
Los avistamientos volvieron a disminuir, solo para regresar en la década
de 1870. Su lugar favorito para acechar era ahora Sheffield, donde en abril
y mayo de 1873 aterrorizó la zona y motivó a multitudes que llegaban a los
cientos a salir en su búsqueda.
Uno de los avistamientos más notables ocurrió en las barracas de
Aldershot, una guarnición grande entre los pueblos de Aldershot y
Farnborough, en Hampshire. Una noche de agosto en 1877, un centinela
avistó una figura oscura que venía saltando por la carretera hacia él. El
soldado dio la voz de alto, pero fue ignorado. La figura entonces saltó fuera
de vista. Confundido, el centinela regresó a su puesto, y se encontró cara a
cara con Jack Piedemuelle. El soldado describió a la figura como alta y
musculosa, y vistiendo una especie de casco y un ceñido traje de hule
blanco. El intruso abofeteó al soldado varias veces con “una mano tan fría
como la de un cadáver”. El aterrado soldado pidió ayuda a gritos y cuando
llegaron algunos de sus camaradas, Jack Piedemuelle saltó por sobre sus
cabezas y aterrizó detrás de ellos. Allí permaneció de pie sonriéndoles,
como retándolos a hacer algo. Uno de los soldados cumplió con su deber,
apuntó su arma, y disparó al intruso. Jack no pareció haber sido herido por
el disparo, pero sí se enfureció y atacó a los soldados, respirando fuego azul
sobre ellos. Los soldados se dispersaron y la aparición escapó.
Jack Piedemuelle regresó a Aldershot varias veces, asustando a los
centinelas, desafiándolos a dispararle, y siempre logrando eludir la captura.
Pronto, disfrutaba de su mayor oleada de avistamientos hasta entonces, con
docenas de reportes surgiendo cada mes en todo el país. En Lincolnshire,
una muchedumbre lo persiguió mientras saltaba sobre varias casas. Los
testigos lo describieron como vestido con piel de oveja, un peculiar detalle
que no se repite en otros reportes. Cuando algunos de los hombres de la
multitud le dispararon, las balas rebotaron contra él con el sonido de algo
que golpea “una cubeta vacía”. Jack Piedemuelle pareció estar ileso cuando
saltó sobre algunas casas y escapó.
Los avistamientos continuaron en la década siguiente. El Birmingham
Post hizo un reportaje sobre él en septiembre de 1886, declarando sin
aliento que, “Primero una joven muchacha, y luego un hombre, sintieron
una mano sobre su hombro y se volvieron para ver al infernal con cara
radiante, deseándoles buena noche”.
Si bien el pánico disminuyó gradualmente, nunca desapareció por
completo. Hubo avistamientos incluso en 1904, en Liverpool, donde fue
visto sobre el techo de la iglesia de San Francisco Javier, vistiendo un casco
con forma de huevo y riéndose de la multitud. Fue visto de nuevo en 1926,
en Bradford. Por un tiempo parecía que el viejo Jack había colgado sus
resortes, y la gente comenzó a olvidarse de él, pero entonces en 1986, un
viajero en South Herefordshire vio a un hombre vistiendo lo que describió
como un “traje de esquí negro”, que realizaba saltos imposibles a lo largo
del camino. La figura tenía una barbilla extrañamente alargada, pero de
resto tenía apariencia humana. Cuando llegó hasta donde estaba el testigo,
lo abofeteó y continuó su camino dando saltos. Ciertamente suena como
Jack Piedemuelle, de vuelta a sus andanzas.
Sigue sin haber una explicación para esta extraña figura. ¿Podría haber
sido todo una fabricación de la prensa, que provocó una histeria tal que las
personas presentaban sus propios “avistamientos”, perpetuando así la
historia durante la mayor parte de un siglo? Eso sería estirar la credulidad.
Otra posibilidad es que algún bromista retorcido se dedicó a asustar a la
gente de Londres y los condados circundantes, y que sus jugarretas se
fueron adornando al ser relatadas, de forma que pronto fue visto en todas
partes haciendo cosas sobrehumanas. Resulta significativo que incluso
durante la histeria del siglo XIX, mucha gente pensaba que Jack
Piedemuelle era un ser humano disfrazado; no un demonio encarnado, sino
un criminal que debía ser puesto tras las rejas.
Los historiadores han mencionado un posible culpable: el Marqués de
Waterford. Este noble irlandés tenía una reputación que era todo menos
noble. Ebrio, lascivo y apostador, aceptaba cualquier apuesta a la que lo
desafiaran y se decía que odiaba a las mujeres. Vivió en Londres durante
Buena parte de la primera oleada de ataques, aunque se supo que se
encontraba en eventos públicos en las noches de algunos de ellos. No
obstante, muchos historiadores sienten que él está en el centro del misterio.
Ya en 1880, el Reverendo E. C. Brewer escribió que el Marqués “solía
entretenerse lanzándose sobre los viajeros por sorpresa, para asustarlos, y
de cuando en vez otros han seguido su tonto ejemplo.
El Marqués de Waterford
En 1842, el Marqués se casó de nuevo y supuestamente se convirtió en
un hombre cambiado, se retiró a sus propiedades en Irlanda y dejó atrás su
estilo de vida díscolo para vivir la vida tranquila de un terrateniente del
campo. Murió en 1859. Si fue él quien originó la leyenda de Spring-heeled
Jack, debió inspirar también a los imitadores, porque de tratarse de un
bromista humano, ¿cómo podrían los avistamientos haberse durado desde
1837 hasta 1986? Incluso si se descartan los reportes más recientes, todavía
se cuenta con una serie de avistamientos que duró medio siglo. Ninguna
persona podría haber sido responsable de todos ellos.
Las Huellas del Diablo
Uno podría pensar que en una tierra tan antigua como Escocia, todos los
animales que ahí viven ya han sido catalogados y estudiados al día de hoy,
pero en los rincones más remotos de las Tierras Altas y las islas, circulan
historias de extrañas criaturas desconocidas para la ciencia. Para ser justos,
éste es un caso que se repite en todo el mundo, ya que año tras año llegan
informes en cascada de encuentros con extrañas especies que algunos
llamarían monstruos. Se han reportado tantos tipos diferentes de criaturas
desconocidas que se ha desarrollado toda una ciencia (algunos dirían
pseudociencia) para estudiarlos. Se llama criptozoología, y las criaturas que
estudia se llaman críptidos.
El críptido más célebre de Escocia, por supuesto, se esconde en el lago
Ness. El monstruo de Loch Ness es el críptico más famoso del mundo, y en
el lago glacial de Escocia que supuestamente es el hogar de Nessie se han
producido extraños avistamientos desde la Edad Media. El manuscrito del
siglo VII, Vida de Santa Columba, narra las aventuras de un monje irlandés
en la región que convirtió a los pictos paganos y realizó milagros, y vale la
pena citar esta primera descripción en su totalidad:
"Cuando el hombre bendito se quedó por algunos días en la provincia de
los pictos, vio necesario cruzar el río Ness; y, cuando llegó a la orilla del
mismo, vio a algunos de los habitantes enterrando a un pobre desgraciado, a
quien, como le informaron los que lo estaban enterrando, un monstruo
acuático lo había capturado cuando estaba nadando y lo había mordido. con
la mordida más salvaje, y a cuyo desafortunado cuerpo algunos hombres
fueron en un bote para ayudar, aunque demasiado tarde, y los agarraron
sacando unos ganchos. El hombre bendito, sin embargo, al escuchar esto,
ordena que algunos de sus compañeros salgan a nadar y le traigan el coble
[un tipo de pequeño bote de pesca] que está en la otra orilla, navegando de
un lado a otro del lago.
“Al escuchar esta instrucción del hombre santo y famoso, Lugne
Mocumin, que obedece sin demora, tira toda su ropa, excepto su ropa
interior, y se arroja al agua.
“Y el monstruo, que antes no estaba tan saciado y se hallaba ansioso de
una presa, estaba escondido en el fondo del río; pero al percatarse de que el
agua de arriba estaba perturbada debido al hombre que la cruzaba, emergió
repentinamente y, nadando hacia el hombre cuando cruzaba la corriente, se
precipitó con un gran rugido y el hocico abierto.
“Entonces el hombre bendito miró, mientras todos los que estaban allí,
tanto los paganos como los hermanos, fueron atacados de un gran terror; y,
con su mano santa levantada en lo alto, formó la señal salvadora de la cruz
en el aire vacío, invocó el Nombre de Dios y ordenó al feroz monstruo,
diciendo: 'No pienses más, ni toques al hombre. ¡Rápido! ¡Retrocede!'
"Entonces la bestia, al oír la voz del Santo, se aterrorizó y huyó más
rápido de lo que había llegado, como si fuera arrastrada por cuerdas, aunque
antes se había acercado tanto a Lugne mientras nadaba, que no había
quedado más que un palo de longitud entre el hombre y la bestia. Luego, los
hermanos, al ver que la bestia se había ido, y que su camarada Lugne había
regresado sano y salvo en la barca, glorificaron a Dios en el hombre
bendecido, y se maravillaron. Además, los bárbaros paganos que estaban
presentes, achicados por la grandeza de ese milagro que ellos mismos
habían visto, magnificaron al Dios de los cristianos".
El lector cuidadoso notará que este encuentro ocurrió en el río Ness, uno
de los ríos que alimenta el lago, y no el lago en sí. Si bien muchos
escépticos han usado este detalle para descartar la historia de Santa
Columba, de hecho, ha habido varios avistamientos de Nessie en el río.
Entre la Edad Media y la Edad Moderna hubo pocos avistamientos, a
excepción de un puñado de relatos en el siglo XIX. Una ola de
avistamientos en la década de 1930 atrajo la atención internacional al lago,
y desde entonces la bestia ha hecho innumerables apariciones.
La primera foto que afirmaba ser de la criatura se tomó en 1933 y se han
capturado cientos más desde entonces. La mayoría muestra sólo una forma
vaga en el agua, como una o más jorobas oscuras que se elevan desde la
superficie. Unas cuantas muestran un cuello largo con una cabeza
relativamente pequeña. La imagen más famosa e icónica, la llamada
“Fotografía del cirujano” tomada en 1934, se demostró que era falsa cuando
una de las personas que ayudó a tomarla hizo una confesión en su lecho de
muerte. Muchas otras fotos similares aún no han sido desacreditadas.
La teoría principal para explicar este fenómeno es que Nessie es un
plesiosaurio, un tipo de dinosaurio marino que supuestamente se extinguió
hace 65 millones de años. La descripción general de Nessie, con su cuello
largo y cabeza pequeña, su espalda joroba, sus aletas grandes y su cola
larga, combinan bien con los fósiles de los plesiosaurios. Varias de las
mejores fotografías parecen mostrar a la criatura. Cómo estos animales
sobrevivieron durante tanto tiempo es un misterio. Durante gran parte del
tiempo en que se sabe que vivieron los plesiosaurios, esta región de Escocia
estuvo bajo el agua. Un fósil de un plesiosaurio que data de hace 150
millones de años fue descubierto en Loch Ness en 2003, pero el lago en sí
no fue tallado sino hasta la más reciente Edad de Hielo hace 12,000 años.
Cómo la criatura se metió en el lago es otro misterio.
Quizás no es casual que el lago Ness no sea el único lago escocés que
alberga un monstruo. Hay varios más lagos con historias similares. El
monstruo más activo, además de Nessie, reside en Loch Morar, unas 70
millas al suroeste de Loch Ness. El lago es sin duda lo suficientemente
grande como para ocultar un monstruo, con un poco más de 10 millas
cuadradas de tamaño y más de 1,000 pies de profundidad, lo que lo
convierte en el cuerpo de agua dulce más profundo de las Islas Británicas.
Morag también fue objeto de una búsqueda intensa que rivalizó con
cualquiera de las expediciones más grandes y famosas de Loch Ness en
tenacidad y rigor científico. Durante varios veranos en la década de 1970,
un equipo de voluntarios, dirigido por Adrian Shine, pasó varios meses
tratando de encontrar al monstruo.
Sus esfuerzos se vieron favorecidos por el hecho de que el lago Morar
tiene el agua relativamente clara, a diferencia de la turbia del lago Ness. El
equipo de Shine colocó numerosas boyas alrededor del lago con cámaras
colgando de una línea hacia el fondo. El equipo también instaló un par de
cámaras de televisión, muy por debajo de la superficie y apuntando hacia
arriba, con la esperanza de filmar una silueta del monstruo nadando arriba,
iluminado por la luz del sol. Lamentablemente, nunca alcanzaron a ver a
Morag, y el misterio de lo que podría estar en Loch Morar sigue sin
resolverse.
En Loch Shiel, a unos pocos kilómetros al sur de Loch Morar, los
lugareños hablan de Seileag, una criatura que puede sacar hasta siete
jorobas por encima el agua al mismo tiempo, y tiene un cuello largo que
remata en una pequeña cabeza, y un hocico ancho. Un informe de 1870 lo
reporta de 70 pies de largo. Los avistamientos han sido raros porque el lago
ha estado aislado durante la mayor parte de la historia escrita, pero la
expansión del turismo en la década de 1990 llevó a un aumento en los
avistamientos. Un testigo presencial afirma haber visto cuatro criaturas al
mismo tiempo.
Loch Shiel
En las tierras altas del noroeste está Loch Maree, de 11 millas cuadradas
y hasta 375 pies de profundidad. El lago es el dominio de Muc-sheilche,
una criatura que se parece a sus primos de los lagos, aunque algunos
avistamientos hacen pensar en una anguila gigante. El significado de su
nombre está abierto a cuestionamientos, pero algunos piensan que es
gaélico antiguo que significa "cerdo babosa", que no es un nombre muy
favorecedor. En la década de 1850, un tal Sr. Banks decidió que era una
molestia que hubiera un monstruo en el lago y quiso deshacerse de él. Pagó
grandes sumas de dinero para drenar el lago Maree, pero fracasó. Luego
vertió cal viva en el lago para tratar de envenenar al pobre Muc-sheilche.
Esto tampoco funcionó porque Muc-sheilche fue visto poco después, vivito
y coleando. Debido a que el lago está tan aislado, hay pocos avistamientos
de esta bestia, y nadie más ha tratado de matarla desde entonces. Vale la
pena hacer una visita, no sólo por su monstruo, sino también por su gran
belleza y por la riqueza de leyendas locales, como la antigua capilla
abandonada y los viejos bosques de algunas de las islas, que fueron
supuestamente utilizados por los druidas, y un pozo sagrado cuyas aguas
pueden curar la locura. Al parecer, el señor Banks no aprovechó estos
recursos.
Loch Maree
Los investigadores han dado toda una serie de explicaciones sobre qué
es exactamente lo que nada en todos estos lagos. Una de las principales
teorías es que se trata de un plesiosaurio, un tipo de dinosaurio marino que
supuestamente se extinguió hace 65 millones de años en la gran extinción
de dinosaurios al final del Período Cretácico. Las descripciones de los
monstruos del lago, con sus cuerpos gruesos, cuellos largos y cabezas
relativamente pequeñas, ciertamente suenan como si se tratara de un
plesiosaurio, pero los lagos son mucho, mucho más recientes que el último
plesiosaurio, pues estos cuerpos de agua se originaron apenas en la última
Edad de Hielo hace tan sólo diez mil años.
Una ilustración del siglo XIX de un plesiosaurio
Robert Stephenson
El doctor Knox
Como Sir Walter Scott más tarde diría en son de broma: "Nuestra
importación irlandesa ha hecho un gran descubrimiento de economía
obsoleta, a saber, que un desgraciado que no vale nada mientras está vivo,
se convierte en un artículo valioso cuando se golpea la cabeza y se lo lleva a
un anatomista; y, siguiendo este principio, han despejado las calles de
algunos de esos miserables marginados de la sociedad, a quienes nadie echó
de menos porque nadie deseaba volver a verlos".
La pareja solo fue atrapada porque un par de inquilinos de Hare, que de
alguna manera habían sobrevivido hasta este punto, tropezaron con una de
las víctimas del asesinato antes de que Burke y Hare pudieran mover el
cuerpo. Para cuando llegó la policía, habían entregado el cadáver a Knox,
pero pronto se doblegaron bajo el interrogatorio. No pasó mucho tiempo
antes de que ambos estuvieran frente a un juez.
Sin embargo, la corte enfrentó un problema. No tenían pruebas firmes
de ninguno de los asesinatos, excepto el último, y no había pruebas de que
la víctima final hubiera muerto por la violencia. El tribunal decidió ofrecer
a Hare que presentara evidencias, lo que lo liberaría de un proceso judicial
si señalaba a Burke. Hizo esto, y Burke fue declarado culpable, condenado
a ser colgado, y luego a que su cuerpo fuera diseccionado públicamente.
Como informó una publicación de 1829 que reportó el ahorcamiento de
William Burke: “Sus luchas fueron largas y violentas, y su cuerpo se
convulsionó agónicamente. Observamos que su caída fue inusualmente
corta, apenas más de tres pulgadas, la soga en lugar de estar como de
costumbre, inmediatamente detrás de su oreja, estaba en la cima de las
vértebras. Deberíamos mencionar que cuando se colocó la cuerda alrededor
de su cuello, se escuchó un grito universal de "Muerte a Burke" y, durante
todo el horrible proceso, se repitieron los gritos de Muere, muere, muere.
Un preceptor o empleado estaba sobre el andamio, ya que se había
dispuesto que debía ejercer su función; pero tales eran los sentimientos de
la población, que aquéllos con autoridad consideraron prudente prescindir
de esta parte de la ceremonia. Los magistrados, oficiales y otros asistentes
hicieron grandes intentos en el andamio, por medio de señales, para
silenciar a la multitud durante la oración, pero sus esfuerzos fueron
totalmente ineficaces. En cada lucha que hizo el desgraciado cuando estaba
suspendido, la multitud elevaba un grito entusiasta. Cuando el cuerpo fue
bajado, a las ocho y cuarto de la tarde, el indignado populacho provocó el
grito más espantoso que jamás hayamos escuchado, quien manifestó el
deseo más ansioso de tener el cadáver del monstruo en de sus garras, para
complacer sus ansias de venganza, incluso después de su muerte, incluso
cuando la se había cumplido, haciéndolo añicos. Sólo fueron restringidos
por el audaz frente presentado por la policía. Observamos a las personas
debajo del andamio, con cuchillos y tijeras, apropiándose de partes de la
cuerda e incluso deslizando en sus bolsillos algunas de las virutas del ataúd.
La rebelión en ese momento fue de la naturaleza más extraordinaria que se
haya presenciado en una ejecución en este país ".
A pesar del final sin gloria de Burke, sus víctimas no han podido
descansar. Los lugareños dicen que algunos de los gritos que pueden
escucharse por las Bóvedas en la noche son de los pobres que esos dos
hombres asesinaron. Otros escuchan el ruidito del carro de hombres de la
resurrección, en la calle, afuera del Salón de los Cirujanos. Tal vez los
espíritus están inquietos porque Hare salió bien librado, y Knox también
escapó a las acusaciones porque Burke insistió durante todo el juicio que el
cirujano no sabía que los cadáveres eran víctimas de asesinatos. Incluso la
aprobación de la Ley de Anatomía de 1832, que facilitó la obtención de
cadáveres para su disección, y que fue resultado directo de los asesinatos de
Burke y Hare, no detuvo a los espíritus. Hasta hoy piden justicia desde más
allá de la tumba.
Otros espíritus, inhumanos, viajan por los confines de Escocia. Las
hadas, los gnomos y las sirenas tienen a Escocia como hogar, y aunque hoy
en día menos personas creen en ellos que en los viejos tiempos, algunos
todavía se aferran a la creencia de que son reales, como lo descubrió un
desarrollador de viviendas en 2005.
En su edición del 21 de noviembre de ese año, el periódico The Times
informó que una urbanización en el pueblo de St Fillans, en Perthshire, en
la costa este de Loch Earn, se había detenido debido a la preocupación de
los lugareños de no molestar a las hadas. El desarrollador, Marcus Salter, de
Genesis Properties, se estaba preparando y ordenó a sus excavadoras que
comenzaran a sacar la tierra, cuando un lugareño llegó corriendo gritando
que molestaría a las hadas. Resultó que una roca grande que estaba en la
tierra tenía la reputación de ser una piedra de hadas. Había gente pequeña
viviendo debajo de ella, y si se molestaban, habría un sinfín de problemas.
Salter no hizo caso a la queja por considerar que el tipo era un chiflado,
pero pronto se vio inundado de furiosas llamadas telefónicas y llevado ante
el consejo local, algo que ningún desarrollador de viviendas quiere
experimentar. Cuando reveló que planeaba mover la piedra a un lado de la
carretera y grabar el nombre de la urbanizadora en ella, al consejo no le
pareció gracioso y se puso del lado de los creyentes de las hadas. Una
concejal reveló francamente a The Times que ella sí creía en las hadas. La
mayoría de sus colegas trataron de salvarse señalando que era un lugar
histórico y que por ello debería conservarse. Se dice que San Fillan, un
misionero celta del siglo VI, hizo su campamento allí cuando trató de
convertir a los pictos paganos. Localmente se cree que la piedra era
utilizada como el lugar para coronar al nuevo rey picto.
Muchos sitios naturales de las islas británicas acarrean estas dos cargas,
la histórica y la folclórica. Es posible que la piedra fuera vista como una
fuente de magia, haciendo que los reyes pictos celebraran ahí sus
coronaciones. Alternativamente, el hecho de que realmente fuera un sitio de
importancia puede haber llevado a la gente a seguir considerándolo como
algo con poder místico, y que la idea de que era un hogar de hadas surgiera
más tarde. La creencia de que una característica del paisaje, ya sea natural o
hecha por el hombre, puede tener poder sobre un lugar es una de las raíces
más profundas del folklore de las Islas Británicas. Que una concejala de
Perthshire, un funcionario electo, le diga a uno de los principales periódicos
del país que ella cree en las hadas y que sería una mala idea mover su casa,
muestra cuán tenaces son estas creencias en el mundo moderno.
Al final, Salter se vio obligado a rehacer sus planes, presentando un
diseño completamente distinto que conservaba un jardín en medio del
desarrollo de vivienda, con la piedra de hadas en su lugar habitual como
pieza central. El desarrollador estimó que el furor de hadas le había costado
alrededor de £15,000 (20,000 dólares o 17,900 euros) en costos de
replanificación. Resulta caro meterse con las hadas.
Al menos nadie intentó quemar la casa de Salter. En 1814, un recién
llegado con el nombre de Capitán W. Mackay tuvo problemas con los
habitantes de las islas Orcadas de la costa norte de Escocia por meterse con
una roca parada. Había comprado un terreno en el que se encontraba la
llamada Piedra Odín, una piedra alta y erguida con un gran agujero cerca de
su base. Se halla cerca del famoso círculo de piedra llamado las Piedras
Paradas de Stenness, que sigue siendo un sitio impresionante y bien merece
una visita. Los orcadianos creían que la Piedra Odín tenía propiedades
mágicas, y en los primeros días del año nuevo, la gente de todas las islas iba
a donde estaba la piedra, acampaba y bailaba. Muchos hombres y mujeres
jóvenes se prometieron casarse parados en lados opuestos de la piedra y
juntando las manos a través del agujero.
Las Piedras Paradas de Stenness