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TEMA 03. LA DIVERSIDAD DEL MEDIO GEOGRÁFICO EN EL PLANETA.

LA INTERACCIÓN DE
FACTORES ECOGEOGRÁFICOS

1. Introducción……………………………………………………………………………………………………………. 2
2. Las unidades morfoestructurales dominantes…………………………………………………………..3
2.1. La estructura de la Tierra…………………………………………………………………………3
2.2. Las unidades morfoestructurales de las áreas emergidas………………………..4
2.3. Las unidades morfoestructurales de las áreas sumergidas……………………….4
3. La formación del relieve y su evolución geológica……………………………………………………..6
3.1. La teoría de la deriva continental y la teoría de la tectónica de placas……..6
3.2. La formación del relieve…………………………………………………………………………..7
3.3. La evolución geológica…………………………………………………………………………….8
4. Las principales formaciones estructurales del relieve actual……………………………………..9
4.1. Las estructuras horizontales o aclinales. El relieve tabular……………………….9
4.2. Las estructuras inclinas o monoclinales. El relieve de cuesta……………………9
4.3. Las estructuras plegadas………………………………………………………………………. 10
4.4. Las estructuras falladas………………………………………………………………………….13
4.5. Las estructuras mixtas. El relieve sajónico……………………………………………..14
4.6. Las estructuras primitivas o volcánicas…………………………………………………..15
5. El modelado actual del relieve. Las diferentes morfologías……………………………………..17
5.1. El modelado granítico…………………………………………………………………………… 17
5.2. El modelado kárstico……………………………………………………………………………..17
5.3. El modelado arcilloso…………………………………………………………………………….18
5.4. El modelado fluvial………………………………………………………………………………..19
5.5. El modelado litoral…………………………………………………………………………………19
5.6. El modelado glaciar……………………………………………………………………………….20
5.7. El modelado desértico………………………………………………………………………….. 21
6. La interacción entre el relieve y los diferentes factores ecogeográficos………………… 21
7. El relieve y su relación con los distintos medios o paisajes del planeta……………………23
8. Conclusiones…………………………………………………………………………………………………………. 25
9. Bibliografía……………………………………………………………………………………………………………..26

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1. INTRODUCCIÓN

El tema La diversidad del medio geográfico en el planeta. La interacción de factores


ecogeográficos tiene su referencia legislativa en el RD. 217/2022, por el que se establece
la ordenación y las enseñanzas mínimas de la ESO dentro del bloque de saberes básicos
de 1° y 2° de ESO titulado “Retos del mundo actual”. También en el RD. 243/2022 por el
que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de Bachillerato, dentro del
bloque de saberes básicos de Geografía de 2° de Bachiller titulado “La sostenibilidad del
medio físico de España”. A nivel epistemológico, la Geografía permite al alumnado
conocer los sistemas naturales, rurales y urbanos de su propio entorno para identificar
los principales problemas que los acechan y actuar conforme a las circunstancias. Su
estudio permite también un conocimiento de la realidad global, favoreciendo el
desarrollo de una ciudadanía crítica no sólo con las problemáticas presentes en su
entorno, sino también en otros contextos, lo que contribuye al respeto y al interés por
realidades e identidades ajenas, y a un compromiso con el desarrollo sostenible, en
sintonía con los retos del siglo XXI.

En términos etimológicos, Geomorfología deriva de las raíces griegas geo (Tierra),


morphos (forma) y logos (tratado). De modo que la Geomorfología designa aquella parte
de la ciencia que se ocupa del estudio de las distintas unidades morfoestructurales de la
Tierra, prestando atención a los procesos de interacción entre fuerzas endógenas y
exógenas, origen de las grandes elevaciones y depresiones, y desencadenante de una
continua denudación que tiende a rebajar el relieve originado. El resultado se manifiesta
en la creación de un conjunto de modelados erosivos y de posicionales, que suelen
presentar rasgos específicos, en relación con los procesos actuantes en los diferentes
ambientes morogenéticos. Finalmente, para entender las diferentes tipologías del relieve
y el paisaje es igualmente determinante la combinación de factores ecogeográficos
abióticos, bióticos y antrópicos, que influyen tanto en el biotopo como en la biocenosis.

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2. LAS UNIDADES MORFOESTRUCTURALES DOMINANTES

En sentido geomorfológico, el término estructura abarca no sólo los factores pasivos


inherentes al tipo de roca (litología) y a la disposición de los estratos (estratigrafía y
tectónica), sino también a los cambios activos y continuos de estas propiedades. Antes
de estudiar los procesos de modelado estructural es imprescindible conocer los
elementos estructurantes de la Tierra y sus unidades morfoestructurales.

2.1. LA ESTRUCTURA DE LA TIERRA

LITOSFERA. Es una capa de roca dura y quebradiza


(granito y basalto) que incluye la corteza y una
parte del manto superior, con un grosor
promedio aproximado de unos 75 km. Debajo de
la litosfera se halla la astenosfera, capa blanda del
manto superior de unos 350 km de profundidad.
La litosfera rígida se desplaza en bloque por
encima de una astenosfera plástica, hecho
trascendente en la dinámica y configuración de
placas litosféricas.

MANTO. El manto, separado de la litosfera por la discontinuidad de Mohorovicic, abarca


desde los 70 a los 2900 km de profundidad, pudiendo distinguir en su extensión un manto
superior (70-700 km y entre 100 y 2000 °C) compuesto predominantemente de silicatos
de hierro y magnesio semifundidos en estado viscoso (magma), y dividido a su vez en la
astenosfera y una zona de transición, separada del manto inferior (700-2900 km y 3500
°C) por la discontinuidad de Repetti. Éste último, de consistencia sólida debido a las altas
presiones, se compone fundamentalmente de silicatos y se halla separado del núcleo
externo por la discontinuidad de Gutenberg.

NÚCLEO. Más allá del manto, alrededor de los 2900 km de profundidad, se extiende el
núcleo terrestre, compuesto de un núcleo externo (2900-5100 km y 4000 °C) de hierro
fundido en constante movimiento por la rotación de la Tierra, que se halla separado por
la discontinuidad de Wiechert-Lehmann del núcleo interno (5100-6378 km y 6000 °C),
formado por hierro y níquel sólidos, principalmente.

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2.2. LAS UNIDADES MORFOESTRUCTURALES DE LAS ÁREAS EMERGIDAS

ESCUDOS O CRATONES. Viejos macizos que corresponden a núcleos metamórficos de


antiguas cordilleras – incluso de corteza precámbrica – de las que son residuos, y a
zócalos que se presentan como plataformas, bloques fallados o con relieves
estructurales, o como basamento de coberteras sedimentarias. Estos escudos
constituyen el armazón de los continentes

MACIZOS ANTIGUOS. Unidades morfoestructurales de dimensiones más reducidas,


originadas por el abombamiento de las plataformas continentales. Suelen aparecer en el
hemisferio norte con un aspecto redondeado o aplanado por acción de los procesos
erosivos. Como resultas de las fuerzas internas, principalmente la orogénesis alpina, han
sufrido un nuevo lentamente o rejuvenecimiento.

CUENCAS SEDIMENTARIAS O GEOSINCLINALES. Conformadas por deposición de


sedimentos continentales y oceánicos de arcillas y calizas en cubetas o zonas deprimidas
de origen tectónico (subsidencia prolongada). El crecimiento de las cuencas se ve
favorecido por el hundimiento de la corteza terrestre, los mecanismos erosivos y los
procesos de transporte de sedimentos.

CORDILLERAS DE PLEGAMIENTO. Son sistemas montañosos con voluminosos y


contrastados relieves que tienen su origen en la orogénesis alpina de la era terciaria por
el plegamiento de materiales sedimentarios depositados por el mar en los rebordes de
los zócalos (cordilleras intermedias) o en fosas marinas (cordilleras alpinas).

2.3. LAS UNIDADES MORFOESTRUCTURALES DE LAS ÁREAS SUMERGIDAS

BORDES CONTINENTALES. En transición hacia los continentes aparecen: la plataforma


continental, que prolonga el área costera hacia el talud en una suave pendiente de una
anchura media de unos 78 km, con una profundidad inferior a los 200m; el talud
continental, con una fuerte pendiente que desciende hasta los 3.000m de profundidad,
apareciendo en su base conos detríticos coalescentes de sedimentos continentales,
producidos por corrientes de turbinas y deslizamientos que originan el glacis continental,
una pendiente más suave cuya inclinación disminuye hacia las llanuras abisales.

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LLANURAS ABISALES. Se trata de zonas llanas o con pendientes suaves recubiertas por
una capa de sedimentos de unos 300 m y salpicadas de relieves submarinos
tectónicamente inactivos que a veces emergen formando islas o atolones, como el
archipiélago de las Azores. Situadas entre los 2000 y 5500 metros de profundidad,
suponen aproximadamente el 40% de la superficie oceánica.

DORSALES OCEÁNICAS. Son vastos relieves, transversalmente fracturados, situados cerca


del centro de los océanos, que se levantan entre 1.000 y 3.000 m sobre los fondos de las
llanuras abisales. Corresponde a estructuras de distensión cuyo valle de rift constituye la
cicatriz que actúa como línea de desgarre por la que fluye materia procedente del manto.
La más extensa de todas ellas es la dorsal Atlántica, con más de 15.000 km de longitud.

FOSAS MARINAS. Se trata de grietas o grandes depresiones originadas en las áreas de


subducción de los fondos oceánicos, adosadas a los bordes continentales o junto a arcos
de islas volcánicas, especialmente en el Pacífico. Tienen entre 30 y 100 km de anchura, y
300-500 km de desarrollo longitudinal. Un ejemplo es la fosa de Perú-Chile, que se
extiende 5.900 km frente a la costa occidental sudamericana.

ARCOS INSULARES. Son guirnaldas o cadenas de islas volcánicas situadas cerca del borde
continental, pero separadas por una cuenca marginal ocupada por un mar interior.
Presentan convexidad hacia el océano y con frecuencia registran de este lado una fosa
profunda. Pueden abarcar desde menos de 1 km², para islas individuales, hasta
centenares de kilómetros cuadrados como las islas de Nueva Guinea, Sumatra o Java.

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3. LA FORMACIÓN DEL RELIEVE Y SU EVOLUCIÓN GEOLÓGICA
3.1. LA TEORÍA DE LA DERIVA CONTINENTAL Y LA TEORÍA DE LA TECTÓNICA DE PLACAS

En 1620, Francis Bacon en Novum Organum y François Plácete en La corruption du


grand et petit monde, advirtieron una similitud entre las líneas de costa atlánticas de
África y América del Sur. Anteriormente unidos, ambos continentes habrían quedado
separados tras el Diluvio Universal. Las teorías catastrofistas dominaron el panorama
científico durante los siglos XII y XVIII. En 1858, Antonio Snider-Pellegrini señaló en La
création et seis mystères las semejanzas entre las plantas fósiles del Carbonífero de
América y Europa, proponiendo que todos los continentes habían formado parte de una
única masa continental que Eduard Suess, en La faz de la Tierra, denominó Gondwana y,
Alfred Wegener, Pangea. En su obra El origen de los continentes y océanos (1912),
Wegener señaló la similitud entre las formaciones geológicas y fósiles existentes a ambos
lados del océano Atlántico; aportó argumentos paleoclimáticos para señalar una
glaciación; y reconstruyó zonas climáticas. No obstante, la Teoría de la Deriva Continental
no explicaba el mecanismo de desplazamiento de los continentes.

En 1944, Arthur Holmes, en sus


Principios de Geología Física,
propuso que los continentes se
movían por corrientes de
convección térmica impulsados
por el calor resultante de la
desintegración radiactiva. Y en
1962 Harry Hess emitió su tesis
de la extensión del fondo
oceánico, entendida como un mecanismo que en su conjunto simula el de una cinta
transportadora. Estos y otros descubrimientos permitieron formular al teoría de la
tectónica de placas, que reconoce la fragmentación de la litosfera en distintas placas
tectónicas o placas litosféricas que se encuentran, aún hoy, en continuo movimiento. Las
altas temperaturas alcanzadas en el manto y la plasticidad de los materiales de la
astenosfera crean corrientes de convección conforme a la dinámica de fluidos, y son esas
corrientes las que propician la deriva de las placas tectónicas.

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3.2. LA FORMACIÓN DEL RELIEVE

La rotura de la litosfera ha originado un sistema de placas litosféricas que se mueven


unas respecto a otras a velocidades de entre 0 y 20 cm por año. La distribución de
terremotos y volcanes por la superficie terrestre, la deriva de los continentes y
numerosas estructuras como plegamientos o fallas, se explican en virtud del movimiento
de placas. Es en los bordes de las mismas donde se concentran fundamentalmente los
procesos de orogénesis.

MÁRGENES TRANSFORMANTES. Dos placas rígidas están en contacto a lo largo de un


borde común en el cual una desliza respecto a la otra. El plano según el cual se produce
el movimiento es una fractura vertical (relieve fallado) que se extiende por todo el
espesor de la litosfera. La falla de San Andrés, en California, es ejemplo de ello.

MÁRGENES DIVERGENTES. El movimiento de dos placas en direcciones opuestas tiende


a crear una fractura en la corteza que se conoce como zona de abducción. Por ella
asciende el magma desde el manto para rellenar la grieta. Su solidificación y su
adosamiento a ambos bordes de las placas litosféricas en expansión genera nueva corteza
continental u oceánica y, con ello, nuevos relieves. Ej.: dorsal oceánica Atlántica.

MÁRGENES CONVERGENTES. La litosfera oceánica, o una placa continental de baja


densidad, empuja una gruesa masa de litosfera continental. Ésta, debido a su mayor
flotabilidad cortical, se mantiene en su lugar, mientras que la placa más delgada y más
densa se sumerge bajo aquélla hacia la astenosfera (Andes). Cuando la subducción se
produce entre dos placas oceánicas se forman islas volcánicas (Indonesia y Japón).

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3.3. LA EVOLUCIÓN GEOLÓGICA

ERA PRIMARIA O PALEOZOICO (540 – 225 millones de años). En esta era quedaron
configurados los grandes escudos núcleo de los actuales continentes. Estos cratones
fueron erosionados y sus sedimentos acumulados en fosas tectónicas o geosinclinales.
Hubo dos ciclos orogénicos: el plegamiento caledoniano, por el que diversos
geosinclinales formaron las cordilleras del norte del continente europeo, como
Escandinavia, Escocia y Groenlandia; y el plegamiento herniciano, originado por la
colisión de Gondwana y Laurasia, dando como resultado los ejes axiales de los sistemas
montañosos Urales, Pirineos, Alpes, Vosgos y el Macizo Francés en Europa. En Asia originó
el eje axial del Himalaya, y en América los Apalaches y el macizo de las Guayanas. También
supuso la formación del geosinclinal de Tethys, origen del mar Mediterráneo.

ERA SECUNDARIA O MESOZOICO (225 – 68 millones de años). En este período los


procesos orogénicos quedaron limitados a la erosión de los relieves hernicianos y a la
deposición de sedimentos sobre materiales paleozoicos en fosas geosinclinales. Además,
se produjeron con frecuencia transgresiones marinas que desplazaron la línea costera
tierra adentro, bien por hundimiento de la costa o bien por elevación del nivel del mar.

ERA TERCIARIA O CENOZOICO (68 – 2 millones de años). En esta era se produjo el


plegamiento alpino como resultado de la colisión de las placas africana e indoaustraliana
con la placa euroasiática, provocando el levantamiento del sistema alpino-himalayo por
compresión de los sedimentos depositados en el geosinclinal de Tethys, así como las
cordilleras mediterráneas Béticas y Atlas, y las americanas Rocosas y Andes, éstas últimas
como consecuencia de la colisión de la placa pacífica contra las placas sudamericana y
norteamericana.

ERA CUATERNARIA O NEOZOICO (2 millones de años). Exceptuando ciertos episodios


volcánicos, este período se caracterizó por la calma orogénica. Puede hablarse de dos
épocas geológicas: el Pleistoceno o época de glaciaciones (Günz, Mindel, Riss y Würm),
que erosionaron las grandes cordilleras; y el Holoceno o época postglacial, marcada por
la subida de las temperaturas. En términos biológicos, se produjo la aparición de los
homínidos, componente fundamental en la formación de los paisajes terrestres actuales.

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4. LAS PRINCIPALES FORMACIONES ESTRUCTURALES DEL RELIEVE ACTUAL
4.1. LAS ESTRUCTURAS HORIZONTALES O ACLINALES. EL RELIEVE TABULAR

La estructura aclinal está caracterizada por la ausencia de deformaciones


importantes. La estratificación, en cubetas o cuencas sedimentarias, es el factor
determinante del relieve estructural. Los procesos de erosión, fundamentalmente
híbridos, actúan de manera diferente debido a la distinta resistencia de cada uno de los
estratos. Capas de series sedimentarias resistentes (conglomerados, areniscas o calizas)
se alternan con capas sedimentarias deleznables (arcillas, margas o limos),
transformando el relieve horizontal primitivo en un relieve tabular.

La red hidrográfica drena el


terreno, aislando las diversas
superficies estructurales. Se
forman así los páramos y las mesas
(superficie estructural más o
menos amplia, plana y elevada
sobre un estrato duro horizontal),
los cerros testigo (colina de techo
horizontal resultado de la erosión de un páramo) y el antecerro (cerro erosionado sin
capa resistente superior). En el espacio dejado por los páramos erosionados se forma la
campiña, una llanura suavemente ondulada donde afloran los materiales más blandos de
los estratos inferiores y transcurren, normalmente, cursos de agua. La zona donde se
encaja la red hidrográfica, generalmente insecuente, recibe el nombre de tajo o arribe.
En el contacto entre la superficie estructural y la campiña, finalmente, se distinguen el
escarpe o flanco (vertiente abrupta), y el glacis o piedemonte (suave pendiente).

4.2. LAS ESTRUCTURAS INCLINADAS O MONOCLINALES. EL RELIEVE DE CUESTA

Las estructuras inclinadas, normalmente generadas por erosión fluvial, se dan en los
márgenes de las cuencas sedimentarias, donde la estructura de la cubeta subyacente
adopta una pendiente más acusada, o bien en zonas que han sufrido un buzamiento. En
los estratos duros de los monoclinales se produce un escarpe, cuya ladera se denomina
frente de la cuesta. Su pendiente, una capa de sedimentos rígidos, es abrupta y realiza la

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transición hacia las zonas más llanas por medio de un glacis de estratos sedimentarios
blandos y una pendiente más suave. La ladera opuesta se denomina dorso de la cuesta y
se compone de sedimentos rígidos y una pendiente suave y prolongada. De menor a
mayor inclinación, pueden distinguirse los siguientes dorsos: cuesta, cresta, hog-back y
barras. La depresión ortoclinal depende de la potencia de la capa deleznable del talud. Si
el espesor es grande, el frente será poco recortado, y si, por el contrario, la capa
resistente tiene poca potencia, el frente presentará una marcada sinuosidad.

La red hidrográfica
desarrollada sobre este tipo
de estructura adquiere una
configuración geométrica de
tipo ortogonal, ya que los
distintos cursos suelen ser
perpendiculares entre sí. En
función de la orientación de
sus elementos respecto al dispositivo estructural, se distinguen diferentes tipos de
disección fluvial: cataclinal o consecuente (sigue el buzamiento general y se encuentra
normalmente en el dorso de la cuesta, aunque puede atravesar la depresión ortoclinal),
anaclinal u obsecuente (circula en dirección contraria al buzamiento y suele verter en las
depresiones excavadas en los materiales blancos situados delante del frente) y ortoclinal
o subsecuente (la dirección de drenaje es paralela al frente de la cuesta, circulando sobre
la depresión ortoclinal; sus afluentes suelen ser ríos consecuentes y obsecuentes).

4.3. LAS ESTRUCTURAS PLEGADAS

La evolución del relieve plegado se lleva a cabo para estructuras simples. Las fuerzas
tectónicas provocan la comprensión de rocas sedimentarias blandas formando una
sucesión de pliegues, que generalmente alternan pliegues anticlinales (pliegues convexos
en forma de bóveda con los materiales más antiguos en su núcleo) y pliegues sinclinales
(pliegues cóncavos que forman valles con los materiales más modernos en su núcleo).
Tanto en unos como en otros pueden distinguirse varias partes: charnela (punto de
mayor curvatura, la parte más elevada en los pliegues anticlinales y la más baja en los

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pliegues sinclinales), flancos (superficies inclinadas con buzamientos opuestos que se
unen en la charnela), plano axial (bisectriz del ángulo formado por los dos flancos
cortando la charnela por su clave), eje del pliegue (línea imaginaria formada por la
intersección del plano axial con un plano horizontal; el ángulo que forma el eje del pliegue
con la charnela indica la inmersión del pliegue) y núcleo (la parte central, interna y más
comprimida del pliegue).

RELIEVES CONFORMES ORIGINALES Y DERIVADOS. La topografía se corresponde con


la estructura, esto es, las zonas más elevadas o monts corresponden con estructuras
anticlinales, y las áreas deprimidas o vals corresponden con sinclinales. Los relieves
conformes originales apenas han sufrido acción de la erosión. Sobre relieves conformes
derivados, a diferencia de los originales, se ha producido una importante acción erosiva,
generalmente de carácter fluvial. Uno de los más estudiados es el relieve jurásico, que
debe su nombre a la cordillera franco-suiza del Jura. Cuando la erosión incide en las áreas
de charnela de un anticlinal se elabora se
forma una comba, que se alarga entre dos
crestones. Una corriente conforme que incide
en el flanco de un anticlinal se conoce como
ruz. Cuando un río se encaja y atraviesa
perpendicularmente la estructura anticlinal
conforma una garganta denominada cluse.

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RED HIDROGRÁFICA DE LOS RELIEVES PLEGADOS. La instalación de una red
hidrográfica sobre los relieves plegados puede generar distintos tipos de ríos:
concordante simple (discurre de forma paralela a los ejes de plegamiento, a lo largo de
las valles sinclinales), concordante complejo (discurre paralelamente a los ejes de
plegamiento, de forma longitudinal sobre los anticlinales, formando combes) y
discordante (discurre de forma transversal a los ejes de plegamiento, formando ruces o
cluses).

RELIEVES INVERTIDOS. Cuando la erosión de la


cumbre progresa se desmantela la capa dura del anticlinal
generando un relieve invertido en el que se reconoce un
anticlinal descentrado y en posición culminante un
sinclinal colgado. En estos casos, los sinclinales actúan
como cuencas sedimentarias donde se acumulan
sedimentos procedentes de la erosión de los anticlinales,
que ayudan a conservar la capa de sedimentos duros original de la superficie. Debido a la
diferente dureza de los materiales, es posible que los anticlinales se erosionen por
intervención de redes fluviales, excavando un valle que quede por debajo del sinclinal.

RELIEVE APALACHENSE. Si la región permanece tectónica mente estable durante un


intervalo de tiempo considerable, se arrasan las estructuras plegadas y se produce un
relieve aplanado. Si éste es posteriormente sometido a un levantamiento generalizado,
la red fluvial reincide sobre el terreno y las capas duras se sitúan en posición elevada,
quedando todas las zonas somitales a igual altura. Este tipo de relieve se conoce como
apalachense por tener su ejemplo paradigmático en los Apalaches americanos. En la era
primaria la orogenia herciniana generó una estructura plegada, posteriormente arrasada
en la era secundaria, para sufrir un segundo plegamiento con la orogenia alpina.

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RELIEVE ALPINO O ALÓCTONO.
Se trata de plegamientos que se
formaron con la orogenia alpina en la
era terciaria, generando series
discontinuas, superpuestas y
cabalgamientos de los estratos,
dispuestos de manera irregular y
caótica. Los estratos de sedimentos antiguos a menudo se encuentran sobre estratos de
rocas más modernas. En el relieve alpino pueden reconocerse una serie de elementos
característicos del mismo: frente de corrimiento (línea de contacto entre los materiales
desplazados, alóctonos, y los materiales del área donde se depositan, autóctonos), nappe
o manto de corrimiento (cabalgamientos de grandes dimensiones sobre los que se suelen
superponer nuevos plegamientos), cabalgamientos (superposición de materiales
alóctonos sobre los autóctonos), pliegues-falla (tras plegarse un material, si las fuerzas
compresivas siguen actuando puede superar su límite de plasticidad y romperse), klippe
o isla tectónica (resultado de la erosión, son partes del manto que quedan aisladas),
fenster o ventana tectónica (la erosión actúa con diferente intensidad sobre la superficie
del manto, dejando a la vista los materiales autóctonos allí donde es más intensa) y lóbulo
(estructura redondeada formada por materiales alóctonos sobresalientes en el frente de
corrimiento). Los relieves alpinos presentan cumbres muy escarpadas y grandes valles
interiores sujetos a una actividad erosiva muy intensa. Ej.: Alpes, Cáucaso, Pirineos.

4.4. LAS ESTRUCTURAS FALLADAS

Las fallas son fracturas con movimientos diferenciales. Independientemente de su


naturaleza, pueden identificarse una serie de elementos comunes en sus estructuras:
plano de falla (superficie sobre la que se produce el deslizamiento de los bloques), labio
levantado (bloque superior o horst), labio hundido (bloque inferior o graben), salto de
falla (distancia entre dos puntos fallados que antes estaban situados al mismo nivel),
buzamiento (grado de inclinación del plano de falla) y sentido de falla (indica la dirección
que siguen los bloques fracturados). En función del ángulo del plano de falla respecto al
plano horizontal, puede hablarse de falla normal (el plano de falla se encuentra inclinado
y los bloques se desplazan en sentido divergente, originándose por fuerzas distensivas),

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falla inversa (el plano de falla se encuentra inclinado y los bloques se desplazan en sentido
convergente, originándose por fuerzas compresivas), falla horizontal o transfórmente (el
plano de falla es vertical, no tiene salto de falla y los bloques se desplazan en direcciones
opuestas y paralelas respecto al plano de falla), fallo vertical (el plano de falla es vertical
y los bloques se desplazan en sentido vertical, en sentidos opuestos) y falla mixta (el
desplazamiento de bloques combina diversos movimientos).

Uno de los relieves fallados


más habituales es el relieve
germánico, con alternancia de
bloques levantados o horst, y
sectores hundidos o fosas
tectónicas, llamadas graben. La
diferente intensidad de la erosión
genera diferentes tipos de escarpe
de falla: escarpe de falla primitivo
(tiene origen tectónico y la distancia entre los bloques suele coincidir con el salto de falla,
pues la erosión ha sido mínima por la dureza de los materiales), escarpe de línea de falla
o derivado (la resistencia de los bloques fallados y su erosión es desigual; es resecuente
si toda la superficie ha sido degradada menos una formación resistente en el bloque
levantado; y es obsecuente si los materiales más rígidos se encuentran en el bloque
hundido) y escarpe de falla compuesto (resultado de la acción combinada de la tectónica
y la erosión diferencial, con escarpes de falla primitivos y escarpes de falla derivados).

4.5. LAS ESTRUCTURAS MIXTAS. EL RELIEVE SAJÓNICO

Los relieves sajónicos o mixtos combinan fallas


y plegamiento, como resultas de la alternancia
en la disposición de materiales sedimentarios
sobre los macizos paleozoicos más resistentes.
Los materiales antiguos se fracturan y la
cobertura sedimentaria se pliega, adaptándose
a la estructura subyacente. Ej.: Sistema Ibérico.

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4.6. LAS ESTRUCTURAS PRIMITIVAS O VOLCÁNICAS

Las estructuras primitivas o volcánicas se encuentran fundamentalmente en los


márgenes de las diferentes placas tectónicas, como el Círculo de Fuego del Pacífico
(Aleutianas, Hawaii, Filipinas, Japón), la dorsal Atlántica, el sistema de rift valleys del África
Oriental o el eje Mediterráneo. Los volcanes se componen de un cráter (cavidad por la
que emergen materiales del interior terrestre, como gases, lava o ceniza, pudiendo existir
un cráter principal y otros secundarios), una chimenea (grieta por la que asciende el
magma desde la astenosfera hacia el exterior), una cámara magmática (zona donde se
acumula el magma antes de ser expulsado) y cono volcánico (la solidificación de la lava
genera un nuevo relieve sobre la superficie del volcán).

Pueden distinguirse también


diferentes tipologías de conos
volcánicos: fisura (hendidura más o
menos lineal abierta en la corteza
terrestre, normalmente sin actividad
explosiva, por la que emerge una lava
muy fluida que se extiende por amplias
superficies), escudo (volcán de escasa altitud que abarca una amplia superficie de suave
pendiente, formada por la superposición de ríos de la lava fluida), cono de cenizas (volcán
de aproximadamente 300m de altitud, con laderas de 30-40° de pendiente, formado de
piroclastos y lava semisólida), domo (volcán de unos 100m de altitud formado por la
acumulación lenta de lava muy viscosa, presentando fuertes pendientes que generan un
montículo circular), caldera (resultado de fuertes erupciones que provocan el derrumbe
de la parte central o de la totalidad del edificio volcánico, generan un cráter de amplias
dimensiones) y estratovolcán (forma cónica que alcanza los 3.000m de altitud y presenta
un cráter central y varios cráteres o bocas secundarias; se genera por acumulación de
capas sucesivas de depósitos de lava, fragmentos de roca, escoria, arena y ceniza).

En función de la actividad volcánica, puede hablarse de volcanes extintos (sin


actividad volcánica durante miles de años), durmientes (sin erupciones) o activos (con
erupciones más o menos frecuentes). El relieve volcánico también tiene tipologías

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particulares: pitón o roque (resto de una chimenea solidificada y conservada por erosión
diferencial), malpaís (paisaje formado por rocas poco erosionadas de origen volcánico),
mesa de lava (zona elevada y plana formada por mantos de lava solidificados), columnas
basálticas (formaciones regulares de mayor o menor verticalidad con forma de prisma
poligonal, resultado de la cristalización progresiva de la roca durante el lento
enfriamiento de lava basáltica en algunas
coladas) y lacolitos (plutones formados allá
donde el magna no encuentra salida a la
superficie, se enfría y se solidifica; en ocasiones
puede aflorar a la superficie debido a la erosión).

Según el volumen y la altura alcanzada por los materiales expulsados, también


pueden distinguirse diferentes tipologías de erupción: erupción islándica (fisuras sin cono
volcánico, no son explosivas y cubren amplias extensiones por el carácter fluido de la
lava), erupción hawaiana (no acostumbra a ser explosiva; la lava, que también alcanza
grandes distancias, se derrama por el cráter y las fisuras abiertas en los flancos del volcán;
pueden formarse montículos de escoria en torno a los centros de emisión), erupción
estromboliana (ligeramente explosiva, con carácter rítmico; la columna eruptiva alcanza
alturas de entre 1 y 5 km; se forman conos de escoria y ceniza de escasa altitud), erupción
vulcaniana (violentas explosiones como resultas de la obstrucción del conducto volcánico
por lavas viscosas solidificadas; las columnas eruptivas alcanzan alturas de entre 5 y 25
km, y producen una nube similar a un hongo), erupción peleana (explosiones de carácter
violento e incluso catastrófico, dada la temperatura y velocidad que puede alcanzar el
magma expulsado; presenta colapsos de domos que producen la apertura de un lateral
por el que descienden las coladas de lava y nubes ardientes) y erupción pliniana (la
tipología más violenta debido a la composición
ácida del magma y su elevado contenido de gases;
las columnas eruptivas superan los 30 km y los
materiales expulsados pueden incluso afectar a la
temperatura del planeta; si la lava es muy viscosa
puede colapsar el cráter y provocar una gran
explosión, generando una caldera).

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5. EL MODELADO ACTUAL DEL RELIEVE. LAS DIFERENTES MORFOLOGÍAS
5.1. EL MODELADO GRANÍTICO

Una de las rocas más abundantes en la corteza continental es el granito, consolidado


a gran profundidad en la corteza terrestre por el lento enfriamiento del magma, que al
cristalizarse forma batolitos. La erosión de la corteza terrestre provoca el afloramiento
de los batolitos graníticos, favoreciendo la formación de un relieve granítico. La erosión
del granito se produce por meteorización química (siendo el agua un elemento esencial
para la activación de los procesos de hidrólisis, hidratación y oxidación) y meteorización
física (bien por termoclastia, esto es, fractura por constantes dilataciones y
contracciones; bien por crioclastia o gelifracción, es decir, fractura por congelación del
agua insertado en las diaclasas de la roca).

Existen diferentes modelados


graníticos: domo (resultado de la
termoclastia y la exfoliación de las capas
externas del batolito; una red de
diaclasas curva le otorga forma de
cúpula), berrocal o caos de bolas (agrupación de bolos graníticos resultado de la
meteorización en una red de diaclasas ortogonal), tor (apilamiento en forma de torre o
acastillamiento), piedra caballera (piedras dispuestas en equilibrio sobre una superficie
menor), lanchar (superficie plana dejada por un domo granítico totalmente degradado, o
parte superior lisa de un domo que aún no ha aflorado), crestas o agujas graníticas
(resultado de una intensa erosión por gelifracción o crioclastia) y taffoni (cavidad tallada
por la erosión en rocas cristalinas o arenisca, en climas secos o en algunas costas).

5.2. EL MODELADO KÁRSTICO

El modelado kárstico se da sobre rocas calcáreas como la caliza, la dolomía y el yeso


por meteorización química. Un karst se produce por disolución indirecta del carbonato
cálcico de las rocas calizas, debido a la acción de la lluvia ácida. La meteorización genera
numerosas formas por las que generalmente fluye el agua. Sobre la superficie terrestre
(formas exokársticas) se crean lapiaces o lenares (surcos separados por tabiques,
formados por la escorrentía del agua), gargantas (valles estrechos y profundos,

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enmarcados entre vertientes muy abruptas, excavados por el curso de un río), poljés
(depresiones alargadas enmarcadas entre vertientes abruptas, recorridas por corrientes
que desaparecen súbitamente en un sumidero o pónor), dolinas (grandes depresiones,
generalmente de forma circular, originadas por estancamiento de agua, pudiendo llegar
a unirse con otras dolinas y formar uvalas), fuente o surgencia (manantial que en
ocasiones da lugar al nacimiento de ríos), torcal (depresión circular u ovalada originada
por el hundimiento o colapso de una cueva o galería kárstica) y chimenea de hada (gran
columna natural de rocas débiles con una parte superior resistente). Por otra parte, bajo
la superficie terrestre (formas endokársticas) se crean cuevas (cavidades de la roca
formadas por disolución, en ocasiones
comunidades con varias cuevas mediante
galerías), simas (aberturas estrechas que
comunican el exterior con galerías
subterráneas) y pónor (sumideros por
donde el agua pasa a las cuevas o galerías).

5.3. EL MODELADO ARCILLOSO

La erosión de las rocas arcillosas se produce por meteorización mecánica, mediante


el arrastre de las arcillas por el agua de la lluvia, y meteorización química por disolución.
Las formas más comunes del modelado arcilloso se corresponden con aquellas analizadas
para las estructuras horizontales y monoclinales, con predominio de campiñas, terraza
das formadas por el curso de los ríos, cerros testigos, antecerros, páramos y muelas. En
zonas áridas también pueden aparecer cárcavas o badlands por acción de la escorrentía
de la lluvia, que excava surcos sobre el terreno creando una red de drenaje jerarquizada.

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5.4. EL MODELADO FLUVIAL

Los cursos de agua son esencialmente agentes de erosión y transporte de


sedimentos que, cada año y en función de las carácterísticas medioambientales de sus
cuencas, transfieren grandes cantidades de material sólido desde el interior de los
territorios drenados hacia las partes bajas de los mismos y hacia el mar. Las formas más
habituales de modelado fluvial son gargantas, hoces o desfiladeros (resultado del
encajamiento del curso de un río en la roca, especialmente en el curso alto, dada la mayor
capacidad erosiva del agua), cataratas o cascadas (grandes saltos de agua), meandros
(trazados curvos formados por el curso de un río en cuya parte cóncava se produce la
erosión y en la parte convexa la sedimentación, pudiendo llegar a ocluirse y desgajarse,
formando lagos de herradura), terrazas (resultado del progresivo encajamiento del río en
una llanura), llanuras aluviales (extensos depósitos de materiales formados tras el
desbordamiento de un río), deltas (formaciones sedimentarias en la desembocadura de
los ríos en forma triangular), ría (el agua salada penetra en el valle de un río,
generalmente por un hundimiento tectónico), fiordo (el agua salada penetra en un valle
glaciar, también debido a un hundimiento tectónico) y estuario (alternancia, en función
de las mareas, de agua dulce y salada en la desembocadura de un río).

5.5. EL MODELADO LITORAL

El modelado de la costa se produce generalmente por la acción mecánica de las olas


y la abrasión del viento, con intervención de procesos de meteorización química por
disolución de carbonatos en rocas calizas. La acción conjunta de la erosión y la deposición
de sedimentos produce diferentes relieves: acantilados (grandes paredes verticales
resultado de la erosión marina), plataformas de abrasión (suelo de tipo rocoso,
testimonio de un acantilado erosionada), arcos marinos (arcos de roca resultado e la
erosión de las olas y la abrasión del viento contra un acantilado), farallones (promontorios
rocosos verticales alzados sobre el mar cerca de la línea de costa), playas (depósitos de
arena, gravas o cantos rodados transportados y depositados por la acción de las olas),

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tómbolos (unión de una isla con la línea de
costa a través de un banco de arena), lagunas
saladas (cerramiento total o parcial de una zona
de costa por una lengua de arena), barra litoral
o lengua de arena (acumulación de arena de
forma longitudinal) y marismas (terreno bajo a
orillas del mar que se inunda con la marea alta).

5.6. EL MODELADO GLACIAR

El modelado glaciar se produce por meteorización mecánica debido a la abrasión del


hielo sobre la roca. Los elementos más característicos del modelado glaciar son: aristas
(formaciones rocosas con un ángulo muy agudo que se forman entre dos glaciares o valles
glaciares), hombreras (ruptura de la montaña originada por el valle glaciar), circo glaciar
(cuenca circular donde se acumula el hielo y da luego origen a una lengua glaciar), valle
colgado (valle formado por un glaciar tributario a un glaciar principal), lengua glaciar
(parte del glaciar que se adentra en el valle), drumlin (formación alargada con superficie
redondeada en el fondo del valle glaciar, formada por la abrasión del glaciar sobre las
rocas del fondo), esker (cresta larga, estrecha y sinuosa, compuesta fundamentalmente
por arena y grava), kame (colina irregular compuesta por arena, grava y till, formada por
acumulación de sedimentos en una depresión en una retirada glaciar), frente glaciar
(parte delantera del glaciar que generalmente termina en el mar), morrenas (líneas de
rocas arrastradas por la lengua glaciar, que pueden ser laterales, centrales y terminales),
crevasse (grietas en la masa de hielo del glaciar formadas generalmente por los
movimientos glaciares), ibón
(lago formado por acumulación
de agua en antiguos circos
glaciares), horn (pico
generalmente piramidal formado
por la erosión de diferentes
glaciares que se mueven en
distintas direcciones) y artesa
(valle glaciar en forma de U).

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5.7. EL MODELADO DESÉRTICO

El modelado desértico o eólico se


produce por meteorización mecánica:
deflación, abrasión y corrosión. La
acción erosiva es más intensa en
zonas áridas, allá donde la vegetación
es nula o escasa. El viento transporta
materiales mediante suspensión,
saltación o rodamiento. Además de erosionar, el viento también puede sedimentar esos
materiales formando dunas. Los principales modelados eólicos son los ripples
(acumulaciones de arena separadas por escasos centímetros y con alturas de entre 1cm
y 5cm), dunas (acumulaciones de arena separadas entre 3 y 600m, con alturas de hasta
15m; pueden tener varias formas como barojianas, seif, dunas transversales, parabólicas
o de estrella), megadunas (grandes depósitos de arena, normalmente con forma de
estrella, con extensiones de hasta 3km y alturas que alcanzan los 500m), erg (desierto
arenoso compuesto por dunas de arena), reg (desierto pedregoso formado por pequeñas
rocas, conocido como hamada), salar (cuenca hidrográfica endorreica con una
evaporación mayor que la escorrentía, acumulando sales) y loess (depósitos de limo
arrastrados por el viento y fijados por la vegetación, creando un suelo fértil).

6. LA INTERACCIÓN ENTRE EL RELIEVE Y LOS DIFERENTES FACTORES ECOGEOGRÁFICOS

La ecogeografía aúna los conocimientos de la ecología y la geografía para estudiar


las distintas relaciones que se establecen entre los seres vivos y el medio geográfico. Los
ecosistemas son precisamente el resultado de una serie de factores ambientales
interrelacionados: la biocenosis, parte viva y orgánica del medio natural compuesta de
fitocenosis (vegetación), zoocenosis (fauna), edafocenosis (suelo) y el ser humano; y el
biotopo, soporte y fuente de todos los elementos vitales, formado por litosfera (corteza
terrestre), atmósfera (capa gaseosa) e hidrosfera (capa líquida). El relieve es un factor
ecogeográfico que puede definirse por las diferentes manifestaciones de la litosfera en
su superficie, tanto en sus formas emergidas como sumergidas, resultantes de una
geodinámica interna que implica la deformación de los estratos de la corteza terrestre.

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En términos geológicos, se trata de procesos de naturaleza tectónica, volcánica o
metamórfica procedentes de los flujos e intercambios de energía entre las distintas capas
de la Tierra. Estas dinámicas modifican el medio natural y condicionan el resto de factores
ecogeográficos, que a su vez también influyen en el relieve. La interrelación de todos
estos factores geográficos ha dado lugar a la variedad de medios naturales existentes en
el planeta Tierra.

LA INTERRELACIÓN DEL RELIEVE Y EL CLIMA. El relieve condiciona el clima mediante


su interferencia en las temperaturas y las precipitaciones. Las temperaturas están
determinadas por la altitud, disminuyendo a razón de 0,6 °C por cada 100 m de altitud
respecto a la temperatura del nivel del mar (grada te adabiático); y por la continentalidad,
aumentando la oscilación térmica cuanto mayor es la distancia al mar. También la altitud
y la continentalidad condicionan las precipitaciones, siendo aquéllas más abundantes y
frecuentes en zonas de mayor altitud o de costa. Del mismo modo, el clima influye en el
modelado del relieve mediante la meteorización de la roca, que incluye procesos de
alteración y disgregación física, química o mecánica, conforme a la incidencia de los
agentes atmosféricos como las precipitaciones y las temperaturas.

LA INTERRELACIÓN DEL RELIEVE CON LOS SUELOS Y LA VEGETACIÓN. La litología, en


función de su naturaleza y de su mayor o menor resistencia, determina el desarrollo de
los diferentes tipos de suelo. Así, las rocas silíceas, como el granito, favorecen la
formación de suelos tipo tierras pardas o rankers, que se adaptan fácilmente al bosque
caducifolio, a las praderas y a las landas. Las rocas calizas propician el desarrollo de suelos
Terra rossa o rojo mediterráneo, aptos para el regadío y para cultivos leñosos como la
vid, el olivo y el almendro o para formaciones de bosque mediterráneo de encinas o pinos
y otras formaciones vegetales como la máquina o la garriga. Las rocas arcillosas originan
un tipo de suelo conocido como vertisuelos, que favorecen el desarrollo de cultivos o
formaciones naturales como la estepa.

Además de la litología, la altitud es nuevamente un factor determinante en la


formación de los suelos. En las superficies elevadas con pendientes pronunciadas, el agua
arrastra los sedimentos por la escorrentía, generando suelos pobres con escasas especies
vegetales. En cambio, en las superficies más bajas, como cubetas, cuencas o depresiones,

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se producen acumulaciones de agua y de sedimentos que favorecen la formación de
suelos más ricos en especies animales y vegetales. En las zonas intermedias, la vegetación
acostumbra a articularse por pisos en función de la altitud. El tipo de suelo y de
vegetación también influye sobre el relieve, disminuyendo los efectos de los fenómenos
meteorológicos y la intensidad de la erosión, evitando procesos de deforestación y
desertificación.

LA INTERRELACIÓN DEL RELIEVE CON LAS AGUAS. El relieve también condiciona la


disposición de las aguas. En los relieves de elevada altitud es frecuente encontrar
modelados glaciares como resultado de la acumulación y la erosión de la nieve, mientras
que en las cubetas o las depresiones suelen formarse lagos o mares interiores. El relieve
determina igualmente la escorrentía de las aguas formando cuencas hidrográficas, o su
filtración y drenaje, favoreciendo la formación de acuíferos que influyen en otros factores
ecogeográficos como la vegetación. Del mismo modo, las aguas influyen mediante
sistemas de erosión glaciar que dan lugar a la formación de horns, aristas, circos, lenguas
o valles glaciares; o mediante sistemas de erosión fluvial que originan cañones, terrazas
o llanuras aluviales.

LA INTERRELACIÓN DEL RELIEVE CON EL SER HUMANO. El asentamiento y las


actividades de los seres humanos se ven condicionadas por el relieve. El 80% de la
población habita llanuras a menos de 500m de altitud que facilitan la práctica de la
agricultura, la construcción de infraestructuras y las comunicaciones entre diferentes
grupos humanos, posibilidades que no pueden proporcionar de manera tan eficaz los
relieves montañosos. El ser humano también interviene y modifica el relieve. Las formas
de extracción y explotación de los recursos provocan grandes transformaciones, como
las minas a cielo abierto, la construcción de embalses o el arrasamiento de grandes
superficies para el cultivo que modifican en muy poco tiempo las formas del relieve
resultantes de una evolución de miles de años.

7. EL RELIEVE Y SU RELACIÓN CON LOS DISTINTOS MEDIOS O PAISAJES DEL PLANETA

La relación entre los distintos factores ecogeográficos es la que da lugar a los


distintos medios o paisajes del planeta. Atendiendo al predominio de unos u otros, puede
advertirse la existencia de tres tipos de medio: paisajes con predominio de elementos

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abióticos (la litología, el sistema de modelado y las propias formas del relieve conforman
la parte esencial del paisaje: medios glaciares, alta montaña o desiertos), paisajes con
predominio de elementos bióticos (las especies vegetales y animales configuran la
fisonomía del paisaje y el relieve es sólo un soporte para el desarrollo de la vida: selvas,
junglas, sabana, taiga o tundra) y paisajes con predominio de elementos antrópicos (el
relieve es también un soporte, normalmente modificado por el ser humano para un
mejor aprovechamiento de sus recursos: paisajes rurales y urbanos).

PAISAJES CON PREDOMINIO DE ELEMENTOS ABIÓTICOS. La predominancia de


elementos abióticos se explica por unas condiciones climáticas extremas que dificultan el
desarrollo de vida vegetal, animal y humana. La influencia antrópica, en caso de darse,
suele limitarse, por ejemplo, a proyectos de investigación en la Antártida, a la escalada
en picos como el Himalaya o el Everest, o a la extracción de recursos mineros o
energéticos en el desierto. En las zonas de alta montaña predominan elementos abióticos
como la roca, el hielo y la nieve, con presencia de elementos bióticos como gramíneas,
musgos y líquenes. La presencia de los seres humanos suele ser estacional, relacionada
con actividades recreativas o deportivas como el esquí o el alpinismo. No obstante, en
alta montaña como el Tíbet o los Andes, se han desarrollado culturas a más de 4.000m
de altitud. En los desiertos cálidos predominan elementos abióticos como las rocas o las
dunas de arena, debido a la escasa precipitación anual, y en los desiertos fríos el hielo y
la nieve, si bien pueden aparecer en verano elementos bióticos como la tundra en las
zonas árticas. También los desiertos han sido escenario de culturas de carácter comercial,
como los beréberes o los beduinos en el Sahara, o los inuits o los esquimales en las zonas
árticas.

PAISAJES CON PREDOMINIO DE ELEMENTOS BIÓTICOS. En estos medios existen


elementos abióticos que sirven de soporte, pero apenas son visibles ante la
predominancia de los elementos bióticos, mantenidos por la energía derivada del Sol que
favorece los procesos de fotosíntesis. La presencia humana es escasa, generalmente
limitada a pequeñas grupos de poblamiento en las selvas amazónicas o asiáticas,
pudiendo darse también una ocupación estacional, ligada al turismo, la recolección de
diversos frutos como el coco, o la extracción de ciertas resinas como el caucho.

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PAISAJES CON PREDOMINIO DE ELEMENTOS ANTRÓPICOS. En los paisajes rurales, si
bien el elemento predominante es el de naturaleza antrópica, los elementos bióticos y
abióticos son aún reconocibles y conservan un lugar notable en el espacio. Los paisajes
rurales se rigen por aspectos físicos como el relieve, el suelo o el clima, y humanos, como
el régimen de la propiedad, las técnicas de cultivo o la orientación económica. En
ocasiones, los paisajes primitivos se han visto alterados o deteriorados por la introducción
de especies alóctonos, que en el peor de los casos ha provocado su desaparición.

Los paisajes urbanos, con un dominio casi exclusivo de los elementos antrópicos, se
comportan como auténticos ecosistemas en su desempeño de funciones comerciales,
administrativas, políticas, económicas, intelectuales, religiosas, culturales y de ocio, al
servicio de unos ciudadanos que no requieren de otros elementos bióticos o abióticos
dentro de su entorno para su supervivencia.

8. CONCLUSIONES

Los resultados derivados de los estudios de la Geografía histórica señalan como


principales agentes de los procesos de morfogénesis y formación del relieve a las fuerzas
internas de la Tierra, como las deformaciones tectónicas o el vulcanismo, y las fuerzas
externas responsables de la erosión y el modelado del relieve. Sin embargo, las dinámicas
antrópicas tienen hoy una incidencia antes desconocía. Los expertos han advertido la
capacidad del ser humano para movilizar anualmente diez veces más volumen material
que todas las fuerzas geológicas actuando simultáneamente en el mismo período de
tiempo. Datos como este legitiman la incorporación del Antropoceno como nuevo
período geológico, acuñado por el premio Nobel de Química Paul Crutzen. La huella del
ser humano en los procesos de creación y modificación del relieve pueden encontrarse
en el arrasamiento de terrenos para la obtención de nuevas tierras de cultivo, o en el
arrastre y el transporte de ingentes volúmenes de diversos materiales en los procesos de
urbanización. También la construcción y la articulación de infraestructuras para la
comunicación y la satisfacción de las necesidades de grupos humanos ha implicado una
modificación del relieve: túneles, puentes, embalses, viaductos, carreteras, vías de tren,
etc. La extracción y el transporte de materiales litosféricos ha modificado
significativamente las formas del relieve, alterando significativamente la morfología

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original de la superficie terrestre. Atendiendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y
la Agenda 2030, las sociedades deben modificar sus sistemas de explotación y consumo
de los recursos naturales en aras de preservar la riqueza del medio natural, la diversidad
de los ecosistemas terrestres y marinos, y la supervivencia de las especies animales y
vegetales que viven en interrelación con los mismos.

9. BIBLIOGRAFÍA

DERRAU, M. Geomorfología. Barcelona: Ariel, 1991.

GUTIÉRREZ ELORZA, M. El relieve. Madrid: Rialp, 2008.

LACOSTE, A., SALANON, R. Biogeografía. Barcelona: Oikos-Tau, 1981.

TRICART, J., KILLIAN, J. La ecogeografía y la ordenación del medio natural. Barcelona:


Anagrama, 1982.

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