Está en la página 1de 251

Harry Why?

Escrito por xlouiskittenx


Prólogo
— ¿Harry por qué el pasto es verde?
El mayor soltó un suspiro cansado.
— Las hormigas lo pintan, cariño.
Louis corrió su flequillo y siguió caminando junto al enorme cuerpo del
ojiverde.
— Haaaaaaarry.
— ¿Qué pasa, LouLou?
— ¿Harry por qué el cielo es azul?
El cielo azul era algo maravilloso ante sus grandes ojos ¿Por qué era tan
azul? ¿Los ovnis lo pintan desde arriba? ¡O tal vez alguien sube con una
escalera grande y larga para pintarlo!
El mayor soltó una pequeña risa.
— Es porque el color azul es el color de las cosas más bonitas del mundo.
Le sonrió.
— Mis ojos son azules - Chilló con emoción.
— Lo sé, cariño.
Y sus ojos en serio que eran lo más hermoso del mundo.
Uno
¿Qué es lo que pasa cuando te enamoras del hijo de la mejor amiga de tu
madre?
Lo que al indefenso y pequeño Louis; Sufrir rechazos constantes por parte
del ojiverde llamándolo "hermano menor", verlo salir con guapas, altas y
estilizadas chicas rubias enfundadas en apretados vestidos haciéndolo sentir
como una verdadera bazofia al pararse junto a ellas, cosa que por supuesto,
no era, soportar al rizado contándole sus fantasías, anécdotas sobre citas o
hechos derivados, sus ojos puestos en el trasero de alguna mujer voluptuosa
cuando lo lleva a comer un helado, o simplemente la heterosexualidad del
mismo, eso es algo que por sobre ninguna cosa, persona y/o motivo podría
soportar.
Louis era una pequeña cosita linda e indefensa, con apenas metro con
sesenta y cinco de estatura, demasiado poco para su edad de diecinueve
años, cabe destacar y más curvas que cualquier mujer que puedas conocer,
grandes ojos azules cubiertos por unos grandes lentes, posiblemente más
pesados que él, hermosos y brillantes como los de una preciosa sirena,
cortas y regordetas, pero sexys piernas que eran la envidia de todas sus
compañeras de universidad, y ni hablar de su bultoso trasero que sabía lucir
bastante bien, es lo más precioso que tus ojos podrán apreciar jamas, nada
como la belleza del pequeño y afeminado Louis Tomlinson.
Mientras que Harry, a diferencia de Louis medía metro con ochenta y siete
de estatura, bastante, a decir verdad unas largas y delgadas piernas siempre
cubiertas por unos pantalones negros lo suficientemente ajustados como
que no pase aire a la parte posterior de su cuerpo, 37 tatuajes contados, un
largo, alborotado y despeinado cabello con rizos color chocolate y unas
enormes manos adornadas por varios anillos y pulseras con significado
importante como su madre, mejor amigo e incluso Louis, Harry tenía
"masculino" pegado en la frente, aunque no lo crean.
Ese día a Louis se le había ocurrido salir por un delicioso y cremoso helado
de su sabor favorito chocolate, obviamente el cual era su favorito por ser el
color del cabello del chico que lo hace suspirar a todas horas.
— Hazz ¿Me llevarías por un helado? — Preguntó el pequeño con un
tierno tono gracias a su aguda y delicada voz, mirando al rizado, el
cual se encontraba con el ceño fruncido y muy concentrado en su
tarea para su carrera de arquitectura.
— Ahora no Louis, estoy algo ocupado —Respondió sin siquiera
dedicarle una pequeña miradita, lo cual hizo sentir un poco mal al
pequeño castaño.
— Harry porfavoooooooooooor.
El más alto negó mientras continuaba en la suyo, lo cual frustró al ojiazul, al
no obtener ni un poco de diminuta atención.
— Harry, por favor, solo llévame— Insistió.
— Ya te dije que no—Dijo a punto de perder la paciencia, quitando su
vista de su computador — ¿A caso no entiendes lo que estar ocupado?
¡Oh, claro que no, si eres Louis Tomlinson, un ser sin que hacer!
Digamos que Harry no se caracterizaba por ser una persona muy paciente, él
era un poco... delicado en ese aspecto, y parece que el pequeño Louis no
termina de comprender eso.
— ¿Harry, por qué no quieres llevarme?— Juntó sus manos debajo de su
espalda creando una linda posición inocente.
— ¡Louis deja de ser tan jodidamente fastidioso por una vez en tu vida y
déjame en paz, estoy ocupado, maldita sea!
Casi al instante, los preciosos ojos azules del castaño comenzaron a
cristalizarse, ¿él era molesto?
No, por supuesto que no lo era, lo que sucedía era que Harry era un idiota sin
otra cosa que hacer más que insultar y lastimar el frágil y lleno de amor
corazoncillo de Louis, parecía que lastimar a ese pequeño querubín era su
hobbie favorito, un completo idiota, ya saben, de esos que son más
mariposas que Juan Gabriel y se creen de lo más heterosexuales metiéndose
en la primera vagina que se les cruza por el frente, un estúpido con cara
bonita y cuerpo de en sueño aparentando ser un rompe-vaginas, pero al
parecer lo que le gusta es romper traseros.
Dos
Louis había estado muy callado, más que callado, hecho bolita en su
cama hasta las tres de la tarde, que era la hora en la que usualmente
llegaban sus preciosas y alegres madres de trabajar.
El día fuera era hermoso, no era el típico día de noviembre, estaba soleado y
había un clima perfecto: pero Louis no se sentía de esa forma.
— ¿Por qué tan callado? — Preguntó alegre Jay abriendo la puerta y
asomando uno de sus grandes ojos marrones por el pequeño hueco, a
lo que el chico de grandes ojos y complexión pequeña respondió con
un gruñido, más bien sollozo.
— ¡Oh Lou! ¿Qué pasa? Puedes contarle a mamá—Dijo sentándose al
lado de el en su cama, observándolo.
Louis sonrió, o por lo menos lo intentó, su madre era tan dulce, que le
gustaría abrazarla toda una vida, sin cansarse ni descansar.
— ¿T-tú crees que s-soy molesto? —Preguntó bajando su bonita mirada.
Su madre rió un poco por la razón de su tristeza y lo abrazó unos segundos
para luego mirarlo directa a los ojos.
— Oh Lou, claro que no, ¿Quién te ha dicho esa tontería?— Louis bajó su
mirada de nuevo, mirando sus manos— Vamos, puedes decirle a
mamá, bebé, no muerdo.
— H-harry.
Jay frunció el ceño.
— ¿Te digo un secreto?— Preguntó haciendo que el pequeño asintiera
repetidamente —Harry es un idiota— Susurró haciendo al pequeño y
lindo ojiazul reír estrepitosamente, cosa que hizo sonreír a su
adorable madre — ¿Estas mejor ahora LouLou? —Él sonrió grande,
como todo un campeón— Me alegro, mi lindo pequeño.
Poco después de que Jay se hubiera retirado de la habitación de manera
alegre, apareció Harry el enorme y lindo Harry con su mirada arrepentida y
las manos detrás de él.
— Lo sien-
Louis lo interrumpió.
— Mamá dice que eres un idiota—Harry frunció el ceño, pero sonrió al
ver a su pequeño hermanito reír, quien al darse cuenta que era
observado, sin poder controlar su risa la cubrió con una de sus
pequeñas manos.
¿Quién se ríe por una estupidez como esa?
El pequeño y dulce Lou, solamente, eso está más que claro.
— Heeeeey, no la cubras, es muy linda— Atrapó la pequeña mano del
castaño entre una de las suyas, enormes y masculinas, a diferencia de
las del castaño, pequeñas y femeninas, cuidadas, lindas. Las mejillas
del castaño se tiñeron de un color rojo intenso haciéndolo ver
completa y absolutamente adorable. Entonces Harry sintió que se
derretiría ahí mismo al ver tan preciosa imagen — Ahora, pequeño y
adorable Louis ¿Quieres ir por ese helado de chocolate?
— ¡No soy pequeño!— Se quejó, levantándose.
— Si, lo eres — lo abrazó por los hombros y besó su frente con cariño.
Recuerdos
— Troy debo decirte algo.
La joven muchacha de grandes ojos marrones, con apenas dieciséis años de
edad miraba preocupada a su novio, tratando de darle una impactante
noticia, se había enterado de su embarazo hace apenas tres días y se
encontraba más que preocupada, el doctor le informó tener apenas dos
semanas gestación, pero la joven muchacha (próxima madre) estaba
bastante segura de querer tenerlo, era su bebé y nada ni nadie iba a
impedirle poder cargar a un adorable niñito con ojitos azules como los de su
padre y suaves manitas alrededor de su cara, nada, nada, nada.
— Dime, Jay.
Sonrió de una manera que le transmitía calidez a la pobre Johanna, de un
manera dulce y a la vez linda, con cariño, le amaba, le amaba, Johanna estaba
más que segura de que Troy se encontraba más que enamorado de ella.
La joven estaba segura de decírselo, ¿que podría salir mal? Él la quería, o por
lo menos eso deseaba creer la pobre muchacha de grandes y suaves ojos
marrones.
— Estoy embarazada— Casi al instante la sonrisa de Troy cayó, como por
arte de magia sus facciones se deformaron en una horrible y
desagradable mueca de asco y repugnancia— ¿No es algo genial troy?
Troy frunció el ceño.
— ¿Genial?—Preguntó con un pequeño tono de sarcasmo.
— ¿Qué hay de malo con ello?— La muchacha mostró una mueca de
decepción en su joven y bonito rostro.
— Ese bebé no es mío, yo usé condón.
— ¡Por supuesto que es tuyo! ¡No he tenido sexo con nadie más!
Troy rió sin rastro alguno de humor en el gesto.
— Así como te abriste de piernas frente a mi cara, pudiste haberlo hecho
con cualquier otro idiota con un pene colgándole entre las piernas ¡Si
eres una cualquiera!
Los bonitos ojos marrones de la joven embarazada se cristalizaron ante el
rechazo, los gritos y los insultos que le propinaba el hombre al que amaba
después de haberle entregado lo único bueno que tenía, su jodida virginidad.
— ¡Fuiste el primero!— Exclamó en un chillido lleno de dolor.
Troy se cruzó de brazos mirándola hacia abajo, con desprecio.
— ¡Todas dicen eso! "Eres el primero" ¡Y sus vaginas están más abiertas
que las puertas del centro comercial!
— E-el bebé es tuyo, Troy, no me he acostado con nadie más, lo juro.
Johanna estaba a punto de ponerse de rodillas si esto era necesario, iba a
hacer cualquier cosa para que su bebé creciera con un padre y tuviera un
futuro digno, para que tuviera las mismas oportunidades que cualquier otro
niño.
— No pienso hacerme cargo ¡No voy a arruinar mi vida porque no te
cuidaste estúpida Johanna! voy a darle el apellido si eso quieres, pero
no voy a hacerme cargo, soy demasiado joven para ser padre, lo
siento, no puedo.
Y se fue, dejándola sola, sin un lugar a donde ir y con un pequeño ser
creciendo dentro de sí, llorando como magdalena y destrozada, más que
destrozada, sus padres corrieron a la muchacha de su hogar, la ventaron a la
calle, a su suerte, sin dinero, sin comida, sin casa y por supuesto, sin trabajo.
A menos que....
Anne era madre soltera de un pequeño de tres años de
edad, el dulce Harry, producto de una violación a los trece años, era un hijo
no deseado, pero Anne lo cuidaba y quería como a su propia vida. Un
pequeño de ojos verdes y muy, muy adorable, su mejor amiga era su única
opción de ser una vagabunda embarazada, así que ¿por qué no?
Tres
— ¡Harry, mira! ¡Es una paloma! ¿No es bonita?
Harry lo miró con adoración, sonriendo, haciendo que sus bonitos hoyuelos
se marcaran.
— Sí que lo es, Lou.
El más bajo lo miró alargando su cuello y frunció el ceño.
— ¿Harry por qué los gatos no ladran? — Preguntó dando una pequeña
lamida a su helado.
— Solamente los perros ladran, Lou.
El ojiazul frunció el ceño.
— Pero yo no soy un perro y puedo ladrar.
Harry rió divertido
— Me refiero a qu-
Fue interrumpido por una gran exclamación por parte del más pequeño, lo
miró, precioso, hermoso, adorable y lindo eran las palabras perfectas para
describir a ese pequeño ser tan lindo e inocente, se ha encariñado bastante
con él.
— ¡Harry mira! ¡Algodones de azúcar! ¡Yo quieroooo!— Señaló hacia los
llamativos dulces mirando a Harry con ojos de súplica.
— Cariño, tu aún tienes helado — Pronunció sonriendo, provocando un
ceño fruncido por parte de Louis, haciéndolo lucir completa y
absolutamente tierno, Louis siempre era tierno, comiendo era tierno,
en la escuela era tierno, durmiendo era tierno, hasta bañándose se
veía increíblemente tierno.
Si lo espiaba mientras se duchaba, pero, yo no lo culparía mucho, era
tremendamente sexy, y sinceramente yo tampoco me resistiría a echar una
miradita a su ducha, un pequeño vistazo no mata a nadie.
— Claro que no —Escondió el cono detrás de su espalda.
El más alto rió con gracia y acaricio la mejilla sonrosada de Louis
— Solo si me das un beso—Señaló su mejilla propia.
El pequeño Louis se puso de puntitas para poder alcanzar la cara del más
alto, logrando darle un pequeño y ruidoso beso en la mejilla.
— ¡Lo quiero rosa! El rosa es muy bonito ¿No es así Hazz?
— Claro que lo es, Lou—Respondió caminando de su mano hacia el
puesto de dulces.
Harry odiaba ese apodo, pero en los finos labios de Louis se
escuchaba simplemente precioso, todo con esa linda vocecita dulce y aguda se
escuchaba extrañamente lindo y dulce.
Louis sonrió mientras Harry le entregaba el empalagoso dulce, pero esto
pareció no importarle al aniñado joven de diecinueve años, pues mezcló del
colorido dulce y del delicioso helado provocando una cara de repugnancia en
Harry, deformando sus bonitas facciones.
— Oh, Louis eso es asqueroso.
— No lo descartes hasta que lo pruebes ¡Es delicioso!
Probablemente les parezca raro que dos personas que son lo más cercano a
hermanos se comporten de esa manera cuando estén juntos, pero, ¿Qué más
da?
Cuatro
Louis se encontraba observando el bonito perfil de Harry mientras daba
pequeñas lamiditas a su helado, era muy guapo, más que guapo, hermoso,
una obra de arte digna de observar toda una vida sin siquiera parpadear,
hasta podría decir que le tenía un poco de envidia.
— ¿Tengo algo en la cara?— Harry cuestionó con una sonrisa en la cara y
una ceja levantada.
Louis negó con las mejillas sonrojadas y una pequeña sonrisa tímida en los
labios manchados de helado sabor a chocolate.
— Sé que soy hermoso, pero no vayas a desgastar mi preciosa cara de
modelo, la necesito para conseguir chicas ¿sabes?
Louis asintió, con la mirada baja, sabiendo que esa era una de las razones
por las que nunca conseguiría que Harry le viera de otra manera que no
fuera como hermanos, su heterosexualidad, su jodida heterosexualidad, algo
que le molestaba de sobremanera.
— Creo que ya es hora de irnos, Lou — Dijo, levantándose de la banca en
la que estaban sentados anteriormente, a lo que Louis asintió,
terminando su algodón.
— ¿Harry?
— ¿Mhm?
— No camines tan rápido, que no te alcanzo.
Harry sonrió
— Es que eres muy pequeño — Se burló.
Louis frunció el ceño, a Harry le encantaba burlarse de su pequeña estatura
— No es verdad, en realidad yo soy muy alto, tú eres un gigante.
— Un metro con sesenta y cinco no es ser alto, Lou, en realidad tu eres
una adorable cosita pequeñita, yo no soy un gigante, mi estatura es
normal, para que lo sepas.
El pequeño ojiazul paró de caminar para cruzarse de brazos y poner una
mueca molesta, que más bien fue adorable, como siempre.
— Yo no soy adorable.
— Si lo eres.
— No lo soy.
— Si lo eres.
— No lo soy.
— Si lo eres.
— No lo soy.
— No lo eres.
— Si lo soy, espera qu- ¡Eso es trampa!
Harry rió y continuó caminando con un brazo alrededor de los hombros de
Louis, haciéndolo caminar también.
— No, no lo es, ¿Tienes hambre? — Preguntó abriendo la puerta del
departamento que compartían con sus madres.
— Mmmm, nop ¡Hola mamá! ¡Hola Anne!
— Hey, Lou ¿Cómo les fue?
— ¿Qué tal chicos?
— Bien ¡Hazzie me compró un algodón de azúcar! ¡Rosa! ¿No es un color
muy lindo?
— Si, muy lindo cariño— Respondió Jay— Hay pizza en la cocina, si
quieres comer.
Los bonitos ojos de Louis brillaron ante la mención de su comida favorita.
— ¡Pizza! — Exclamó yendo hacia la cocina, Harry lo siguió — ¿Quieres
un poco, Hazz?
A lo que Harry asintió y tomó un trozo antes de que Louis pudiera dárselo
— Dijiste que no tenías hambre— Se cruzó de brazos, creando una pose
totalmente masculina y sexy.
— Para la pizza siempre tengo hambre — Louis sonrió mostrando todos
sus dientes, haciendo que sus grandes ojitos se achinaran, provocando
que Harry pensara lo lindo y adorable que se ve de esa manera, de
cualquier manera en realidad.
Harry sonrió, contagiado por la felicidad del más pequeño.
— ¿Harry porque la pizza es triangular? , digo ¡Hay más formas! ¿A quién
se le habrá ocurrido cortarla de esa forma?
— Yo inventé la pizza triangular, bebé.
Cinco
— ¡Harry! ¡Ya es tarde! — exclamó el pequeño ojiazul, brincando en la
cama, provocando un gruñido por parte del rizado — ¡Debemos ir a la
universidad! ¡Llegaremos tarde!
Harry se encontraba dormido en su cama, sin camisa, con su brazo derecho
sobre sus ojos y el izquierdo sosteniendo la almohada.
Las sabanas se encontraban en la posición perfecta, al final de su marcada
"V", Louis se mordió el labio, pero negó, no ahora Louis.
— ¡Haaaaaaaaaaaaarry!— Se sentó en la cama, para saltar divertido,
como todo un niño pequeño en un colorido brincolín.
— Cinco minutos más, Boo — Susurró Harry con la voz más ronca de lo
normal.
— Son las seis cincuenta, Harry, faltan solo cuarenta minutos.
— ¡Bien! ¡Niñato molesto!
Louis suspiró, ya estaba acostumbrado al mal humor del más alto por las
mañanas, no era nada que no hubiera visto antes
Diez minutos después de larga espera, por lo menos para Louis, que era un
poco desesperado, Harry ya estaba en la sala, junto a él.
Esa camiseta roja, maldita sea.
La camiseta roja de Harry era algo así como la debilidad de Louis, pero no lo
culpen, porque el rizado se veía precioso en ella, si se veía precioso en todo,
en esa camiseta, se veía mucho, mucho, pero muchísimo más, santo Dios,
¡qué hombre!
Ahora solo tenían cinco minutos para llegar al gran edificio.
En el auto todo estaba callado, Harry no había dicho palabra alguna, y por
supuesto, que Louis no quería hacerlo enfadar, un Harry enfadado no es algo
que quisiera ver a estas horas de la mañana, así que manutuvo sus bonitos
labios cerrados, calladito se ve más bonito era algo que le decían
continuamente, ya que digamos que era algo ..... Parlanchín.
Al bajar del auto, Louis simplemente se fue de largo, sin siquiera despedirse,
pero la preciosa y ronca voz de Harry lo detuvo en seco.
— ¿Y mi beso?
Estaba recargado sobre su coche, cruzado de brazos, maldita sea fue lo único
que pudo pensar Louis al verlo de esa manera.
— ¿B-beso?
Harry asintió, con una sonrisa y cuando puso su mejilla, esperando el beso
del más pequeño, Louis se desilusionó un poco, estaba más que claro que
Harry nunca le vería de esa forma, él no se acercaba ni un poco a las chicas
con las que Harry estaba acostumbrado a relacionarse regularmente, ni
siquiera era una chica.
Louis se puso de puntitas para alcanzar la cara del más alto y dejo un
pequeño y dulce beso ahí, Harry lo sorprendió tomando su cara y dejando un
beso sobre su frente.
— Te veo luego ¿De acuerdo? — Louis asintió con la mirada gacha,
mirando sus pequeños pies — Adiós Lou.
El más bajo ni siquiera lo miró, y se fue.
Continuó caminando por los largos pasillos de la instalación, subió un poco
sus grandes gafas.
— ¡Qué trasero!— Louis volteó al escuchar la voz bromista de su mejor
amiga, Kate.
— ¡Kate!— La abrazó por el cuello, ella era unos cinco centímetros más
alta que el— Te extrañe Katie bu bu — Pronunció el apodo con un
ligero puchero en los labios.
— ¡Yo más, Louis bu bu!— Respondió de la misma manera mientras
caminaba junto al cuerpo del ojiazul — ¡No sabes lo que ha pasado!
¡Liam me ha dicho que batea al revés! Él en realidad me gustaba.
Louis suspiró, ojala Harry bateara al revés, pero ese claramente no era el
caso.
Apretó los labios viéndolo hablar con una de esas chicas que le
gustaban altas, sexys, perfectas, mujeres. No estaba ni a una milla de ser como
ellas.
— ¡Louis! ¿Qué miras?— Buscó con la mirada la dirección hacia la que
Louis miraba— ¡Otra vez Harry! creo que deberías superarlo de una
vez por todas, se nota a kilómetros el gusto terriblemente corriente y
vulgar que tiene— Kate hizo una mueca al ver quien era la persona
que provocaba la sonrisa en Harry.
— ¡Tú no estás a su alcance! ¡Solo mírate! ¡Envidio esas piernas tuyas! ¡Y
ni hablar de tu trasero! ¡Mira esos preciosos ojos!, Ahora mira a esa
zorra facilota mostrando su escote, solo así te hacen caso
perra malnacida.
Sarah Kenedy.
Metro con setenta y seis centímetros de estatura, piernas Kilométricas,
cabello castaño rojizo que caía perfectamente hasta su cintura, perfecta
sonrisa, grandes ojos marrones y, por supuesto increíblemente guapa, una
mujer.
Algo que él estaba muy lejos de ser.
Louis suspiró.
Los intentos de su mejor amiga por hacerlo sentir mejor, nunca funcionaban.
El timbre sonó y Louis dejo un beso sobre la mejilla de su mejor amiga
— Eres la mejor, pero falta mucho más que unas cuantas palabras para
poder olvidarlo, te quiero Katie bu bu.
Kate suspiró.
— Yo más, Louis bu bu, te veo después de clase, lindo— Le guiñó el ojo en
manera de broma, a lo que Louis rió.
________________________________________________________________________________________

Dos de la tarde, en punto.


— ¿Te vienes conmigo, Lou? — Preguntó Kate, a lo que Louis
simplemente negó.
— Prefiero esperar a Harry, para que podamos irnos a casa juntos —
Respondió con una dulce sonrisa.
Kate asintió.
— Como quieras nene, nos vemos mañana— Se despidió con un beso en
la mejilla y caminó hasta su coche.
Louis tenía diez minutos exactamente esperando a Harry cuando lo vio
caminar con dirección a él, con la perfecta Sarah.
Louis bajó la mirada, sabía lo que vendría.
— ¡Hey Lou! He invitado a Sarah a tomar un café— Habló con una
sonrisa — Uhmm ¿importa si t-tu uhm, te vas a pie?
Miró a la chica al lado del cuerpo de Harry, perfecta.
Ella le gustaba.
— Nos vemos luego, Harry.
No iba a dejar que por una estupidez suya Harry no fuera feliz así que
simplemente asintió, se dio la vuelta y comenzó a caminar.
¿Por qué Harry no se fijaba en él?
¿Era por sus gafas? ¿O por su estatura?
Si tan solo fuera más alto, si sus caderas fueran más estrechas y su cintura
más ancha, si tan solo sus piernas fueran más delgadas, si su nariz no fuera
tan respingada, si sus labios no fueran tan finos, si su voz no fuera tan aguda,
si no fuera tan aniñado, si no fuera tan delicado, tal vez, solo tal vez, Harry se
fijaría en él.
Pero eso es completamente imposible.
Él era Louis Tomlinson, un ser completamente imperfecto.
Pateó una pequeña piedra mientras soltaba lágrimas y más lágrimas
— Desearía gustarle a Harry— Murmuró soltando un pequeño sollozo.
Pateó una segunda piedra, esta vez con más fuerza.
— Desearía ser tan lindo como Sarah.
Seis
Louis llegó a casa a las 3 en punto, comió un trozo de pizza recalentada y en
cuanto terminó con su trozo prácticamente corrió a su cuarto a tirarse en su
cama, a mirar el techo como si de la cosa más interesante que ha podido
existir jamas se tratara.
¿Por qué?
Louis solo pensaba en sus múltiples imperfecciones, que en realidad solo
eran cosas lindas de él mismo, en las múltiples razones por las que Harry no
gustaba de él.
Si tan solo supieras.
________________________________________________________________________________________

Tres de la tarde con quince minutos.


Harry había irrumpido en su tristeza y concentración en encontrar el
porqué, se notaba su felicidad, su sonrisa estaba más ancha que nunca, pero
al ver las lágrimas cayendo sobre las mejillas del pequeño ojiazul su sonrisa
fue cambiada por un ceño fruncido.
— Hey, ¿Qué pasa?— Se sentó al borde de la cama, junto a Louis.
Este lo miró unos segundos y luego volvió a bajar la vista.
— Nada importante.
Harry frunció el ceño aún más, molestándose por la simple razón de que su
pequeño no quería decirle el motivo de sus valiosas lágrimas. Porque sus
lágrimas valían más que nada en el mundo.
— Si te hace llorar, ten por seguro que es importante.
Louis lo miró de nuevo, y Harry suavizó su ceño fruncido.
— P-pues en realidad es una tontería.
Harry le dio una mirada severa, esas de las que te hacen hablar si o si,
haciendo a Louis encogerse en su lugar en señal de absoluta sumisión.
— Uhm m-me g-gusta un chico— Habló titubeante.
Harry volvió a remarcar su entrecejo fruncido y juntó sus labios, creando
una línea recta con ellos, cosa que a Louis le parecía demasiado sexy,
inevitable no pensar eso de tan caliente imagen que él tenía la suerte de
poder presenciar en vivo y a todo color.
La homosexualidad de Louis no era ningún secreto para Harry, para nadie en
realidad, era algo realmente notorio y en lo personal, al rizado no le
molestaba para nada, hasta le parecía tierno, lindo.
— ¿Y?
El ojiverde levantó las cejas, esperando la segunda parte de la historia.
Louis soltó un suspiro.
— Y-yo no le gusto.
El pequeño lo miró, intentando que las lágrimas no salieran de sus preciosos
ojos azules, aunque estos ya parecieran un par de auténticas cascadas.
— Oh Louis, ese chico es un idiota — Entonces eres un idiota.
Harry lo abrazó contra su pecho.
— ¿Harry por qué no le gusto?
Harry lo miró hacia abajo, con una mueca de tristeza. ¿Cómo alguien podría
ser tan tonto y rechazar a ese muchacho tan pequeño y bonito? No lograba
explicar la sensación de inquietud y enojo que se instalaba en su pecho al
pensar en Lou sufriendo por algún chico tonto.
— Porque él está ciego, cariño.
El más pequeño pareció pensar en algo apenas unos momentos, lo miró con
interés, y Harry quiso saber que había detrás de esos bonitos ojos azules,
que pensaba el lindo querubín junto al que había crecido.
— ¿Harry, tú eres ciego?
Harry rió, sin captar la indirecta que Louis le estaba mandando. El castaño se
desilusionó un poco, al ver que a Harry ni se le pasaba por la cabeza la idea
de que el chico idiota fuera el mismo.
El ojiazul estaba siendo más que obvio, y él ni siquiera lo notaba. ¿Acaso esto
podría ir peor? Pero claro que no.
— Claro que no, ¿A qué viene esa pregunta, Lou?
— Solo era una duda —Hipó, tapando su pequeña boca con sus manos,
después de que una risilla traviesa se escapara de sus finos labios.
Louis odiaba el sonido que emitía su garganta después de llorar mucho
mucho, realmente lo hacía, lo odiaba más que a las novias de Harry, y eso era
realmente mucho.
Harry le había dicho el nombre, pero ya lo había olvidado, era una palabra
muy extraña, Louis no era para nada bueno en memorizar palabras extrañas.
Hipó de nuevo.
— ¿Hazz, como se llamaba ese sonido?
— Hipar, Lou.
Louis asintió, mientras parecía recordar el motivo principal de su tristeza.
Harry y la chica bonita. Suspiró. Más bonita que él.
— Harry, estoy enojado contigo.
El más alto rió, y Louis sintió como su pecho vibraba sobre su cabeza.
Ese era un sonido precioso, quería volver a escucharlo, cuantas veces
pudiera, toda una vida si era posible.
— ¿Y eso por qué?
Louis arrugó su pequeña y bonita nariz. Es que este grandulón no era más
tonto porque ya no podía crecer más.
— Me vine caminando por tu tonta cita, mis pies duelen.
Harry volvió a reír.
— Eres tan dulce.
Louis se sonrojó. Pero es que el simple tacto con Harry lograba hacerlo llegar
al cielo, tocar las nubes, flotar sobre ellas, lo hacía sentirse libre, querido.
Pero luego la realidad lo golpeaba, tan fuerte que lo hacía caer contra el duro
suelo.
El más alto acercó su cara a la del ojiazul para rozar su nariz con la del más
pequeño, le encantaba, le encantaba la sensación de tener a Louis tan cerca,
la sensación de sus pequeñas manitas alrededor de su pecho, generando un
calor incomparable, todo Louis era incomparable.
El pequeño chico cerró los ojos, ¿Que más podría hacer? Harry nunca había
hecho algo como eso, pero oh, qué bien se sentía.
— ¿Podrías prometerme algo? — Louis asintió sobre su pecho —
Promete no llorar más por un chico estúpido que no sabe valorar el
tesoro que tiene frente a él.
Prometo no llorar por ti, Harry.
— Lo prometo.
Harry sonrió satisfecho, ahora nadie le haría daño a su pequeño bebé, el
estaría ahí para protegerlo.
— Te quiero, mucho mucho — Dijo para después pegar sus labios sobre la
frente del ojiazul.
Louis sonrió de manera tímida mientras sus bonitas y dulces mejillas se
ponían de un color rojo intenso.
Bajó la mirada, y la volvió subir para encontrarse con la preciosa mirada
verde esmeralda.
Esos eran los ojos más bonitos que había visto jamas, eran simplemente
preciosos.
— Te quiero más.
Más de lo que te imaginas.
Siete
Razones por las que me gusta Harry por Louis Tomlinson
1. Su cabello
Su cabello es el más lindo que he visto en toda mi vida, es tan largo, tan suave,
esta tan cuidado.
Me encanta porque es del color del chocolate y el chocolate es delicioso.
2. Es tan alto como un rascacielos
Estoy casi seguro de que Harry es tan alto como una jirafa, o incluso un
rascacielos, pero eso no es algo malo, lo hace ver aún más lindo de lo que ya es.
Me encanta la manera en la que me mira hacia bajo y me abraza apretándome
contra su pecho, en cierta forma, me gusta ser más bajo que él.
3. Sus ojos
¡Son los más bonitos que he visto en toda mi vida!
Amo el color, amo la manera en la que se refleja mi rostro en ellos cuando me
mira, amo la manera en la que brillan cuando ve a la chica que le gusta,
cuando come algún dulce (sé que le gustan, aunque a veces actué como un
viejo amargado), amo la manera en la que parpadea, amo sus pestañas, amo
todo lo que tenga que ver con sus ojos ¡Porque son preciosos!
4. Su sonrisa
Me encanta su sonrisa, me encanta, me encanta, me encanta, ¡Me encanta!
Me encanta cuando no muestra los dientes, me encanta cuando es natural, me
encanta cuando lo hace por compromiso, me encanta cuando la finge, me
encanta cuando tiene ganas de llorar pero aun así sonríe, me encanta cuando
es por alguna mujer, me encanta cuando es por algo que le gusta ¡Me encanta
todo el tiempo! porque es la más bonita que he visto jamás.
5. Su nariz
Sé que no es la nariz más perfecta del mundo, pero aun así me encanta, por la
simple razón de ser la nariz de Harry, por ser la que le da la oportunidad de
respirar y por lo tanto de vivir deberían verlo cuando la arruga, se ve precioso.
6. Su voz
Amo su voz porque es ronca y profunda, por las mañanas se escucha perfecta,
por las noches se escucha perfecta, por las tardes se escucha perfecta, ¡Todo el
tiempo se escucha terrible y dolorosamente perfecta!
7. Sus manos
¡Sus manos son tan grandes y bonitas!, no tengo una razón especifica de
porque me gustan sus manos, pero ME ENCANTAN.
8. Sus piernas
Son tan largas y delgadas, me gustaría haberlas tenido así.
9. Su abdomen
Esta tan marcado que a veces me dan ganas de lamerlo, lástima que no puedo,
eso sería irrespetuoso y muy grosero.
10. Sus tatuajes
Son tan lindos, me encantan (También me gustaría lamerlos) ¡Incluso tiene
una "L" tatuada en el pecho! ¡Justo en el corazón! Ese definitivamente, es mi
tatuaje favorito.
11. El lindo trato que tiene conmigo
Sé que no le gusto, sé que me ve solo como su hermano menor, pero cuando me
habla no puedo evitar sentir cosquillitas en mi estómago, y más cuando me
dice "Lou" o "bebé", no puedo evitarlo, me encanta que sea así conmigo.
12. Sus pies
Son muy lindos, pero no tengo una explicación de por qué me gustan,
simplemente me gustan y ya.
13. Sus brazos
No lo malinterpreten, pero me gusta lo marcados que están, me gusta que
cuando tenga sueño, o este demasiado cansado como para subir yo mismo las
escaleras, él pueda cargarme, porque es muy fuerte.
14. Su risa
Su risa me encanta, me encanta cuando se ríe por un tonto chiste sin sentido,
me gusta cuando se ríe porque me está molestando, me gusta cuando
se ríe de algún programa en la televisión, incluso me gusta cuando se ríe de mi
estatura, aunque preferiría que no lo hiciera.
15. Es muy amable
Me encanta lo gentil que es con todos, pero me encanta aún más, cuando lo es
conmigo.
16. Sus chistes
Sus chistes son LOS PEORES CHISTES que escucharas jamas, pero
la emoción en sus ojos, la manera tan linda en la que los cuenta, y su carcajada
al final de cada uno, hará que te olvides de lo terriblemente malo que fue, y
te reirás con él.
17. La forma en la que mastica
Me encanta su manera de masticar, es tan delicado en ese aspecto (solo en
ese), y sinceramente me encanta que sea a...
— ¡Hey Lou! ¿Qué haces?
El ya nombrado ojiverde apareció de la nada en el cuarto de Louis,
sorprendiéndolo por completo, haciendo que Louis cerrara de golpe su
cuaderno, con los ojos muy abiertos y el corazón a punto de salirse por su
boca, volteó a ver a Harry .
Harry frunció el ceño, ¿Qué le estaría ocultando?
— ¿Qué escondes?
Arrebató el cuaderno de entre sus pequeños brazos y sonrió.
— ¡Harry no!
El más alto levantó el brazo donde tenía el cuaderno de Louis (donde en casi
todo hablaba sobre Harry) y lo miró con una sonrisa burlona.
El más pequeño salto tratando de alcanzarlo pero con cada intento el más
alto se reía cada vez más de él.
— Eso te pasa por ser un enano — Se burló.
Cuando el ojiverde estaba a punto de abrirlo, Louis intentó arrebatárselo
una vez más, pero la fuerza de Harry era mucho, mucho mayor.
Harry iba a leerlo, se alejaría de él, lo ignoraría, lo rechazaría, y Louis al
pensar en la posibilidad de que eso pase, sus bonitos ojitos comenzaron a
cristalizarse.
— Razones por las que... — Harry lo miró, antes de leer la otra parte —
Hey, no llores bebé, no voy a leerlo ¿Bien?— Se sentó al lado de él, le
quitó las gafas, para luego abrazarlo contra su pecho — No voy a
leerlo, aquí está tu cuaderno, calma amor, nunca haré nada que tú no
quieras que haga ¿bien?
Louis lloró más fuerte, pero no por el motivo anterior, sino porque Harry le
había llamado de esa manera tan bonita, cada vez le gustaba más, y eso le
desagradaba bastante.
El mayor recargó su barbilla sobre la cabeza del pequeño ojiazul y comenzó
a mecerse para tranquilizarlo, besó su frente para después separarse de él y
poder mirarlo.
Louis agachó su cabecita, Harry tomó su mentón y lo subió para poder verlo
a los ojos, con la otra mano limpió las lágrimas que iban cayendo
— Shhhh, no me gusta verte llorar, y menos si yo lo provoco, no puedo
partirme la cara a mí mismo ¿Sabes?
La pequeña broma hizo que el pequeño de grandes ojos azules soltar una
dulce risa.
— ¿Ves? ¿Qué te cuesta? ¿Puedes mostrarme de nuevo esa sonrisa
preciosa que tanto me gusta?—Las mejillas de Louis tomaron color,
negó— Oooh, ¿Por qué no?
— Porque no.
— Esa no es una respuesta, amor—Le guiñó un ojo.
Louis ladeó la cabeza y preguntó sin pensar.
— ¿Harry porqué eres tan lindo?
Las mejillas del ya nombrado Louis se colorearon sin previo aviso, como ya
era de costumbre.
— Porque soy perfecto — Louis rió divertido, aunque sabía que decía la
verdad — Ahora dame un besooooo— Alargó la última vocal
El menor se rió, pero aun así, dejó un ruidoso beso en su mejilla.
— Ahí no tontito, aquí — Señaló sus labios, las mejillas del pequeño con
grandes gafas y preciosos ojos se llenaron de un color rojo intenso (de
nuevo) — Es broma, te ves precioso así, ¿Sabias? — Louis negó —
Pues ya lo sabes.
Harry sonrió, dejó un beso sobre la nariz del más pequeño y salió de la
habitación, como si nada hubiera pasado, dejando a un Louis completamente
confundido, y más que enamorado. Maldito Harry, siempre haciéndolo caer
un poco más por él.
Pero es que tenía ese algo que te hace caer, caer y volver a caer un millón de
veces a sus pies, ¿qué podría hacer Louis que no fuera seguir cayendo?
Estaba deshecho.
Ocho
Habían dado las doce en punto, la noche era oscura y la lluvia no paraba de
caer, la luz de algún que otro rayo era lo único que alumbraba la habitación
del pequeño, sus ojos brillaban en la penumbra, no lograba conciliar el
sueño. Sinceramente Louis era un poco-demasiado miedoso, en días como
ese solo quería que Harry lo abrazara.
Un rayo cayó sobre un árbol haciendo a Louis saltar de la cama y tomar a su
osito Hazzie, le había puesto este nombre ya que le había parecido tan dulce
y tierno como Harry. Salió corriendo de su habitación para por fin entrar la
del mayor.
— ¿H-Harry? — Louis se subió a la cama y se sentó al lado de él —
¿Hazz?
Se veía tan bonito, estaba en paz, respirando tranquilamente, sin
preocupaciones ni estrés, simplemente Harry, sin chicas coquetas
merodeando alrededor de él, sin enojos ni frustraciones.
Louis lo sacudió un poco haciendo que despertara, el más alto al mirarlo, le
sonrió, cansado y con los parpados medio cerrados, pero le sonrió, aunque la
sonrisa estaba algo chueca, la intención es lo que cuenta ¿no?
— ¿Qué es lo que pasa, Lou?— Preguntó adormilado, recargándose con
sus codos y con los rizos alborotados encima de su cara.
Se escuchó un segundo rayo, seguido de la luz característica, haciendo a
Louis saltar sobre su lugar, seguido de un pequeño jadeo de gatito asustado.
— T-tengo miedo.
— ¿Miedo? ¿Miedo de que, amor? ¿De la lluvia?—Louis asintió—
¿Quieres dormir conmigo?— Asintió por segunda vez mientras mordía
su labio y lo miraba con ojos inocentes y brillantes ante la propuesta
que tanto esperaba — Oh, ven acá, amor — Abrió su cobertor
esperando que el más bajo se acomodara entre el — ¿Estas cómodo?
Louis se sintió protegido en medio de loa fuertes brazos que lo envolvían
con cariño, sintió cosquillas en su nuca a causa de la respiración del más alto,
y sintió el suave tacto de la mano de Harry chocar contra la piel de su
abdomen.
Se miraron a los ojos por un largo rato, había amor contenido en ambos, pero
¿Cómo no se daban cuenta de que cuando se abrazan, sienten lo mismo?
Son unos idiotas, eso es lo que sucedía, ambos eran unos idiotas, estaban
completamente cegados de inseguridades absurdas y tontos criterios del
siglo pasado, los cuales ni siquiera tenían un soporte en el cual basarse,
tontos, ellos eran unos tontos, pero Harry lo era más, al no aceptar que
estaba rendido a los pies de ese pequeño muchachito, al no darse cuenta de
que movería montañas para que sus bonitos ojos azules brillaran de
felicidad pura, y saber que él era el causante de su felicidad.
— Si, muy cómodo — Murmuró con la voz cansada y pesada.
Harry sonrió y volteó al más pequeño, quedando Louis como la cuchara
pequeña una vez más. El mayor beso la cabeza del dulce y adorable chico de
grandes ojos azules. Encajaban a la perfección, porque todo el mundo necesita
a alguien, ellos se necesitaban.
— Te quiero mucho, muchísimo, ¿lo sabes, Louis? — El nombrado soltó
una pequeña risita, hermosa a los oídos de Harry, todo lo que Louis
dijera era hermoso para el — ¿Tú me quieres, Lou? ¿Quieres a Harry?
— Habló como si de un niño pequeño se tratara, Louis volvió a reír.
— Si, Harry, te quiero mucho
— Pero yo te quiero más y además eres el muchacho más bonito que he
visto en toda mi vida.
— G-gracias Harry, pero eso significa que necesitas un par de lentes, o no
te has visto en un espejo ¡Porque eres guapísimo! — Estaba
terriblemente nervioso ¡Le dijo bonito! ¡Harry cree que Louis es
bonito!
Después de un rato volvió a hablar.
— Tú lo eres más, nunca dudes de eso— Y al no obtener respuesta, supo
que su pequeño estaba dormido, así que apretó la mano que tenía en
su cadera, y durmió, junto al pequeño cuerpo que emanaba un calor
incomparable, el pequeño cuerpo que le volvía completa y
absolutamente loco.
Porque es difícil mantener una vela encendida en la lluvia en la fría lluvia de
noviembre.
Nueve
Louis despertó al sentir algo duro contra su espalda, abrió los ojos
haciéndolos ver tan grandes como un par de platos.
— H-Harry — Murmuró incómodo y asustado, se removió tratando de
zafarse de agarre del más alto, pero este no cedió, en cambio, apretó
inconscientemente (aun dormido) al menor de ojos azules contra
el — Harry — Habló más fuerte haciendo que el nombrado
despertara, haciendo un pequeño ruido, dando a conocer que ya
estaba despierto, y que por lo tanto lo estaba escuchando — T-tú
tienes u-una de esas.
Harry frunció el ceño, sin entender a lo que Louis se refería.
— ¿Una de cuáles bebé?
Louis se sintió aún más incómodo.
— Una de e-esas que tienes cuando estas uhm, tu sabes.
Harry soltó al instante la cintura del más pequeño, sintiéndose culpable por
hacerlo pasar ese momento tan incómodo.
— Si lo siento, uhm tu sabes que no es nada personal yo- ahm lo sien-
Louis lo interrumpió.
— Lo entiendo, no te preocupes Harry, me pasa a mi igual, ¿sabes?
Harry le dio una sonrisa agradecida, sincera y Louis quiso besarle, pero no
podía por dos razones: Se acababa de despertar y su aliento probablemente
olía a infiernos y porque Harry no le correspondería, es una lástima que los
dos hayan pensado así.
— Voy a ducharme, uh con permiso Harry.
Harry asintió mientras lo veía salir de su habitación con una camisa suya,
soltó un suspiro, a Louis definitivamente le quedaba mucho mejor la prenda,
se la dejaría, además con esas piernas que él tenía sería todo un espectáculo
verlo vagar por toda su casa sin nada más que esa prenda suya.
Louis al terminar con su baño y secado, se vistió con un suéter grande que le
quedaba debajo de los muslos (que en realidad era de Harry, pero que
importa), unos jeans negros ajustados, con el propósito de que sus caderas
se vieran más estrechas, pero que en realidad es que las resaltaba
notoriamente, utilizó dos capas de mascara para pestañas, y una ligeramente
notoria de labial rosa.
Se puso sus pequeñas vans talla 4, su afeminada mochila color lila con una
tierna cara de gato pintada detrás y estaba listo.
Encontró a Harry sentado en la sala mirando su celular con unos jeans
negros ajustados, una sudadera gris y sus botas de siempre, estaba
guapísimo.
El ya nombrado ojiverde lo miró y le sonrió ancho
— Te ves muy bonito ¿Es mía? — Preguntó refiriéndose a la sudadera
que llevaba puesta el más bajo.
Louis parecía tener una obsesión con vestirse con ropa más grande que la
suya, y también parecía tener una obsesión con verse exageradamente sexy.
— Sí, y no te la voy a devolver, es mía ahora — Se abrazó a sí mismo.
Harry rió divertido mientras le abría la puerta para que pudiera salir
primero, aparentando ser un caballero pero lo que en realidad quería era
echar un vistazo al trasero del más pequeño (que heterosexual Styles).
— No te la iba a pedir, se te ve mejor que a mí.
Louis se sonrojó un poco e intento disimularlo mientras se subía al auto del
mayor.
El día estaba bastante nublado, no sería una sorpresa si lloviera, una duda
despertó la curiosidad del más pequeño.
— ¿Harry?
— ¿Uhm?
— ¿Porque la lluvia cae desde arriba? quiero decir, hay más lados,
¿porque no desde abajo? ¿o de lado?
Harry rió y lo miró un momento, apreciando lo hermoso que se veía con esa
expresión de confusión en su bonito rostro.
— Porque la ley numero mil trecientos treinta y diez dice que la lluvia
debe caer desde arriba hasta el final de los tiempos, de lo contrario,
toda la humanidad será castigada.
— ¿E-en serio?
Harry asintió, sonriente, Louis era tan hermosamente inocente que solo le
daban ganas de besarlo y abrazarlo todo el día.
Al llegar al gran edificio donde estudiaban, Louis estaba a punto de bajar,
pero la voz bromista de Harry lo interrumpió.
— Siempre olvidas mi beso, creo que tendré que ponerte una alarma
para eso, amor.
Louis rió mientras se acercaba a la cara de Harry, pero al no alcanzar, tuvo
que quitarse de su asiento, pasarse al de Harry, sentarse en sus piernas y por
fin dejar varios besos en su cara, uno en su frente, uno en su nariz, uno en
cada mejilla, otro en su barbilla y por ultimo otro en su nariz mientras Harry
lo tomaba por la cintura.
— Tómalo como una disculpa.
Louis salió del coche de Harry con una ancha sonrisa, seguido del nombrado
ojiverde, con otra demasiado grande para su cara.
________________________________________________________________________________________

10:15, receso.
Kate estaba en su casillero sacando un par de libros y metiéndolos en su
mochila.
— ¡Hey! ¡Katie!
Kate lo miró y le regaló una ancha sonrisa
— ¡Lou! ¿Cómo te fue en tu viaje a casa con Harry ayer?— Movió las cejas
de arriba a abajo, con una sonrisa, pero al ver la cara del ojiazul
cambio esa expresión por una preocupada.
— ¡Ni me lo recuerdes! Que se ha ido con su linda y dulce Sarah a tomar
un café, ¡Tuve que irme caminando! ¿Puedes creer eso?
Kate frunció el ceño.
— Oh, ese inútil, ¡Es un completo idiota Louis!, no entiendo cómo puede
gustarte alguien que tiene esa clase de gustos tan corrientes, debe de
estar ciego como para no mirarte a ti, o sea ¡Tú eres mucho mejor que
esa zorra!
Louis suspiró.
— No lo sé, solo...
Kate lo interrumpió.
— Hay más chicos en el mundo, digo, ¡Mírame!, yo ya supere lo de Liam,
estoy tan fresca como una lechuga.
Louis estaba a punto voltearse para sacar un libro de su casillero, pero fue
interrumpido por su mejor amiga
— Hagas lo que hagas, no voltees hacia allá, te lo digo por tu bien Louis,
no voltees, por ningún motivo voltees.
El pequeño mostró una mueca de confusión, su curiosidad le gano y volteo
hacia la dirección que su amiga le había advertido que NO volteara, pero la
curiosidad mató al gato.
Ahí estaba Harry besando, o más bien tragándose la cara de Sarah,
tomándola de la cintura, justo como lo hacía con él, sus ojos se cristalizaron
al ver esa imagen tan horrible ante su mirada.
Volteó a ver a su amiga que se encontraba mordiendo su labio, preocupada
— L-louis no, mierda no llores, jodida mierda, ese inútil bueno para nada,
que se vaya a coger con su puta a otro lado, ¡no Louis! ¡No te atrevas a
soltar una puta lágrima frente a mí porque te juro que lo golpeo!
Kate lo arrastró hacia el jardín para que no siguiera viendo esa asquerosa
imagen.
El más bajo sabia de lo que su mejor amiga era capaz, una vez en sexto de
primaria le encajó el lápiz en la mano a un niño porque lo llamo marica, no
quería que le hiciera daño a su Harry que en realidad no era ni tan suyo.
Pero no pudo soportarlo y soltó un mar de lágrimas de sus bonitos ojos
azules.
— Katie, no vayas a golpearlo por favor.
Kate suspiró.
— ¡Es que es un idiota! ¡Te tiene servido en bandeja de plata! No sabes
cuantos chicos querrían estar en su lugar Louis, y él ni siquiera se da
cuenta, es un inútil, bueno para nada, una escoria, es un pendejo, es
una mierda, es como si juntaras todo el desecho y la porquería del
universo, lo juntaras, lo aplastaras y le dieras forma de Dios griego y
sale Harry Styles, o es como si la tierra le hubiera dado diarrea y de
eso salió el inútil bueno para nada ese ¡Ni siquiera puedo decir su
jodido nombre!
Louis rió por lo que dijo su querida y tierna mejor amiga.
— Ayer dormimos juntos y-y me dijo a-amor y fue tan lindo que por un
momento creí que estaba aunque sea un poquito interesado en mi
Kate suspiró, mientras Louis soltaba más y más lágrimas en su hombro.
— ¿Haz intentado darle celos?
El más pequeño frunció el ceño
— ¿C-celos?
Diez
— ¿Lou? ¿Qué pasa? Haz estado muy callado, no es común en ti, cariño.
Su voz sonaba preocupada, pero Louis dudaba de que realmente lo
estuviera, así que decidió ignorarlo
— ¿Louis? ¿Estas ignorándome?— Preguntó extrañado por el
comportamiento del más pequeño. — Louis te estoy hablando maldita
sea.
Pero Louis decidió seguirlo ignorando.
— ¡Louis! —Esta vez el nombrado le subió a la radio, Harry frunció el
ceño — ¿Qué es lo que pasa? — Preguntó enfadado.
El más pequeño comenzó a cantar, haciendo su mayor esfuerzo de ley del
hielo.
— Niña-niño estúpido, ¿quién te crees que eres? ¡No eres nada ni nadie
para ignorarme!
Después de un rato de silencio volvió a hablar.
— Eres una carga, tengo que estar todo el tiempo cuidándote,
respondiendo tus preguntas estúpidas, tengo una vida social ¿sabes?
¡Y ni siquiera te dignas a contestarme!, no eres siempre tú. Por eso
nadie se fija en ti, eres bajito, eres afeminado, tus piernas son gordas,
tu voz es aguda, eres como una mujer con pene.
Harry sabía que estaba mintiendo, pero no podía parar
Entonces Louis sintió una punzada en el corazón, eso sumándole recordar a
Harry, el chico que le gusta, la persona perfecta ante sus ojos, besuqueando a
esa.
Sus ojos azules, hermosos ojos azules, grandes ojos azules se cristalizaron al
escuchar a Harry llamarlo así, el mayor se enfadaba fácilmente y Louis había
colmado su paciencia.
Recargó su cabecita contra el vidrio del auto cuidando que sus gafas no
choquen contra el material cristalino.
— ¿L-louis? Lo siento yo no quise-
Louis lo interrumpió.
— ¿No te parece suficiente, Harry? ¿No te parece suficiente el simple
hecho de fingir que te importo? No tienes que cuidar de mi si no
quieres ¿sabes?, sé que para ti no soy absolutamente nada más que
una jodida carga, un adolescente tonto con actitudes de niño, te
parezco retrasado, tonto, inútil, todo eso lo sé, lo sé, maldita sea lo sé,
no tienes por qué repetirlo. Sé exactamente porque no le gusto a
nadie, se porque nadie se fija nunca en mí, sé que estoy gordo, sé que
tengo caderas, sé que se inflan cuando subo de peso, sé que soy
afeminado ¡Todo eso lo sé!, se perfectamente todos mis defectos, no
tienes por qué repetirlos, señor "tengo a todos muriendo por mí", tengo
sentimientos, ¿sabes? ¡Los tengo! —Louis no podía parar sus lágrimas,
para ese entonces Harry ya se había estacionado. — Sé que no le
importo a nadie, se porque los que me gustan prefieren irse con una
mujer, sé que nadie me quiere, ¡Lo sé!
El mayor recargó su cabeza contra el volante, se sentía terriblemente mal
ahora.
— Louis yo no quise, en serio, sabes que te quiero, amor, sabes que lo
hago, te quiero más que a nadie en este jodido mundo, lo sabes.
— ¡Deja de ilusionarme! ¡Para con eso!, ¡tú no me quieres! ¡acabas de
admitirlo!
Louis se bajó del auto y salió corriendo, dejando a Harry solo.
¿Por qué Harry tenía que hacerle eso? ¿Por qué justo después de verlo con
Sarah? ¿Por qué Harry no lo quería? ¿Por qué Harry no lo veía de la misma
manera en que él lo veía él?
Se sentía terriblemente feo en ese momento.
Mensaje entrante de: Mami.
"Cielo llegare un poco tarde hoy, saldré con unas amigas, espero que no
te importe, te amo :) <3"
Perfecto, eso era simplemente perfecto, ahora estaría solo con Harry hasta
quien sabe qué hora, ahora no tenía muchas ganas de verlo, no era el
momento.
— ¿Por qué tan solo, lindo?
Louis volteó a ver al chico que le estaba hablando y caminó más rápido, no
estaba de humor para más estúpidos, inútiles, e insensibles hombres en su
vida, no, de ahora en adelante estaba dispuesto a ser un hombre
heterosexual. Se rió mentalmente de su tonto pensamiento ¿Louis
heterosexual? ¡Ja!
— ¡Hey, no! ¡Espera! ¿Estas llorando? — Preguntó el desconocido al
alcanzarlo.
Louis negó.
— Estoy sudando por los ojos.
El chico rió.
— ¿Se puede saber la razón?
Louis dudó un poco.
— No.
— ¿Por qué?
— Eres un desconocido
— Me llamo Matt, ya no soy un desconocido ¿cierto?
Louis le dedico una mirada entre llorosa y divertida, necesitaba desahogarse
¿y qué mejor que hacerlo con un desconocido?, la idea sonaba atractiva y
tentadora.
— Digamos que me gusta un chico y el uhm el no m-me quiere —Louis
sintió las lágrimas en sus ojos de nuevo.
— ¿Cómo sabes eso?
— ¡El me lo dijo! Me hizo saber todo lo que piensa de mí, me hizo saber lo
idiota, afeminado y feo que soy, el cree que soy una carga para él.
Louis se encontraba soltando pequeñas lágrimas de sus preciosos ojitos
azules, pero no le importo realmente la imagen que tendría de él aquel
desconocido en ese momento, nada importaba.
— Oh, es difícil pensar que un muchacho tan bonito como tu sea
rechazado, digo ¡mírate!
Louis bajó la mirada y luego la subió.
— M-mientes todos mientes, nad-die se fija en mi porque soy feo, no le
gusto a nadie.
— Woooooow. Si tú eres feo, ¿qué soy yo?
Louis se sintió un poco incómodo por la confianza que aquel desconocido de
tiernos ojos cafés estaba teniendo con él.
— Uhm, e-es aquí.
El desconocido puso las manos en sus bolsillos.
— ¿Puedo saber tu nombre, niño bonito?
Louis lo miró hacia arriba, el muchacho era mucho más alto que el, casi tan
alto como Harry, pero lastimosamente no era Harry.
— Mmm… Louis.
Matt sonrió.
— Bien, Louis, ¿podrías pasarme tu numero?— Preguntó con una sonrisa
coqueta.
El más bajo asintió para después dictar su número telefónico y se dispuso a
entrar a su acogedora casa.
Harry sorprendió al pequeño de gafas y ojos azules esperándolo en el sofá,
como si fuera toda una madre preocupada.
— ¿Quién era ese? — Preguntó con el ceño fruncido y el semblante serio.
El pequeño apretó los labios.
— No te interesa.
— Ni ti intirisi… — El ojiazul rodó los ojos por la inmadurez del más
grande— ¡Claro que me interesa Louis! ¡Todo lo que haces me
interesa!
El mayor intentaba ser como un hermano mayor, pero todos aquí sabemos
que esta jodidamente celoso del chico desconocido que había acompañado al
pequeño Louis.
Louis frunció el ceño mientras Harry se levantaba frente a él, intimidándolo
un poco.
— ¡No, no te interesa! ¡Dices que estás cansado de cuidarme todo el
tiempo, pero sin embargo sigues haciéndolo!
— ¡Lo hago porque te quiero! — El mayor tomó al más bajo de los
hombros y lo apretó ligeramente, sin intenciones de lastimarlo — No
quiero que nadie te haga daño, porque eres tan pequeño, tan frágil,
eres como de cristal y yo solo quiero protegerte, porque eres como un
pequeño cachorrito, un dulce y lindo cachorrito en un mundo lleno de
maldad— Tomó a Louis por el mentón haciendo que lo mirara a los
ojos — E-eres lo más bonito que he visto en toda mi vida.
— Eres un mentiroso— Bajó su mirada.
— ¡No miento! Si dije lo que dije fue porque estaba enojado, cuando estoy
enojado digo estupideces y tú lo sabes mejor que nadie, te quiero
mucho, mucho Louis, no sabes cuánto, y maldita sea ¡Eres perfecto!
¡Solo mírate!, ¡Mira esos ojos! ¡Y esa sonrisa tan bonita! Muchos chicos
quisieran tenerte.
Incluyéndote, Styles.
— ¿T-tú crees?
Harry asintió.
— Debiste ver cómo te miraba ese tipo, no quiero que te vea de esa
forma— Hizo un pequeño puchero con sus labios — Tu eres solo mío,
solo mi bebé.
El más bajo se sonrojó un poco mientras Harry lo abrazaba por la cintura y
posicionaba el mentón en su cabeza, Louis escondió la cara en su pecho,
teniendo cuidado de no quebrar sus gafas.
Once
— Entonces... ¿estoy perdonado?
Louis negó, seguía dolido de todas maneras, él era un poco inseguro y que
Harry, el muchacho que le gusta, el muchacho que era perfecto ante su
mirada, el muchacho dulce y tierno le había llamado gordo, feo e inútil,
¿cómo debería sentirse?, si dijiste terriblemente mal, estas en lo correcto.
— ¿Por qué no? Louis sabes que te adoro.
El menor volvió a negar.
— Me hiciste sentir terriblemente mal, sabes que tengo problemas con
mi autoestima y lo empeoraste más, además te ignoraba porque no me
sentía bien ¡Vi al chico que me gusta besando a una muchacha!, ¿Cómo
esperabas que me sintiera?
Esa era como una forma de "reclamarle" por haberla besado, pero lo cierto
es que Louis no tenía nada que reclamar, estaba más que claro que para
Harry no era más que nada que un pequeño hermanito y eso le dolía
demasiado, era tan frágil ante el atractivo rizado.
El más alto apretó sus puños.
— Ese idiota otra vez, Louis, no debe de afectarte tanto, eres precioso,
apuesto a que puedes conseguirte algo mejor — Como yo — que ese
idiota que no sabe apreciar lo que tiene frente a él, deja de ser tan
frágil, Lou.
Eso para el pequeño de brillantes ojos azules era simplemente imposible, él
era así, siempre había sido así y siempre lo seria.
— N-no puedo Hazz— Su preciosa mirada volvió a cristalizarse.
Harry fue acercándose a su cara, con claras intenciones, lo tomó por la
cintura y se miraron directamente a los ojos, ambos lucían perfectos a la
mirada de ambos, el mayor atrapo los labios del más pequeño en un dulce
beso, el ojiazul estaba sorprendido ¡Lo estaba besando!, estaba tan
emocionado, feliz, y triste a la vez que ni siquiera sabía que sentir. Louis
comenzó a corresponderle moviendo los labios al compás de los del más
alto, era como tocar el cielo, se sentía tan jodidamente bien, besaría a Harry
toda una vida, si no tuviera que respirar, porque sus labios sabían deliciosos,
era como una extraña mezcla de chocolate con malteada de vainilla. Louis
puso sus manos en la nuca del más alto para acercarlo más a él, su corta
estatura no le permitía llegar a tanto, ¡Incluso estaba de puntitas!
Louis sentía mariposas, mientras que Harry sentía elefantes.
— ¡Llegamos! — Exclamó Anne con voz divertida.
Al escuchar las voces de sus madres se separaron al instante, estaban
nerviosos, temblando, tenían los labios hinchados y rojos, solo esperaban
que no los hubieran visto, sería demasiado vergonzoso como para
soportarlo.
Anne se asomó por la puerta que daba a la cocina, donde ellos se
encontraban, seguida de Jay, los miraban con alegres y anchas sonrisa, y por
alguna razón, Harry tenía la ligera sospecha de que ellas sabían lo que estaba
sucediendo en aquella cocina de su acogedora casa.
— ¿Qué hacían? — Preguntó Johanna extrañada al ver las actitudes de
los dos muchachos.
— Nada, mamá, solo charlábamos... si, charlábamos— Ambos asintieron
al mismo tiempo, creando una imagen un tanto sospechosa ante los
ojos de las progenitoras.
Es increíble como las madres saben cuándo algo extraño está sucediendo,
como sospechan que mienten y comienzan a buscar cualquier pista
existente.
Doce
Un día, dos días, tres días, una semana de lo sucedido y Louis estaba tan
emocionado por lo que había pasado hace algunos ayeres, que corrió a su
recamara a escribir sobre eso, sus ojos azules brillaban más que antes, sus
sonrisa estaba más que ancha y sus mejillas estaban ligeramente
ruborizadas.
"Querido diario, Harry ahora me gusta más que hace unas horas, antes me
parecía lindo, ahora me parece magníficamente precioso, no puedo describir
lo que siento por el justo ahora, ¡Me ha besado!, ¿puedes creerlo?, ya se
estaba tardando, creí que nunca lo haría. Me siento mejor que nunca, aunque
no estoy muy seguro de que sienta lo mismo que yo siento por él.
Sus labios sabían a chocolate con malteada de vainilla, definitivamente Harry
es mi dulce favorito desde ahora, aunque dudo mucho que esto se vuelva a
repetir ya que creo que a Harry le sigue gustando Sarah, eso me hace sentir
muy triste aunque creo que algún día tendré que superarlo, espero que sea
pronto. He pensado en lo que Kate dijo, lo de los celos, no estoy muy seguro,
pero creo que Matt sería un buen candidato, es muy guapo."
Después de escribir lo anterior con su bonita, redonda y femenina caligrafía
se dispuso a hacer un bonito dibujo de ellos mismos abrazándose, le había
quedado muy bien la verdad, debajo del dibujo, escribió "ESTOY
ENAMORADO DE HARRY STYLES" y pequeños adornos como flores y
corazones, que por cierto tardo aproximadamente dos horas haciéndolo,
pero Harry le gustaba tanto que ni siquiera importaba.
Harry lo llamó detrás de la puerta, al instante el más pequeño escondió el
cuaderno debajo de su cama, que se hayan besado no significa que Louis
quisiera que supiera todo lo que escribía sobre él, y mucho menos sobre lo
enamorado que estaba.
— ¿Se puede?
— Pasa, Hazz.
El mayor se sentó en la orilla de su cama, mientras Louis observaba cada
movimiento que hacía con completa adoración.
— ¿Qué hacías? — Le preguntó mientras le sonreía manteniendo su
mirada en la del más pequeño.
Louis negó.
— N-nada.
— ¿Te digo algo? — El pequeño de ojos azules asintió, con la mirada
brillante — Te quiero mucho.
Louis soltó una risita entre nerviosa y tonta, con las mejillas ligeramente
ruborizadas.
— Yo te quiero más, mucho más, Hazzie.
— Pues yo te quiero de aquí a Marte, eso es mucho, ¿no crees, amor? —el
más bajo asintió con las mejillas rojas por la manera en la que lo había
llamado— ¿Podrías darme un beso?
Trece
El corazón de Louis latía con tanta fuerza que incluso pensó que este se
saldría de su cuerpo por el orificio más cercano, no estaba seguro de que
hacer, creía, o más que nada sabía que estaba mal seguir haciendo eso, pues
Harry era lo más cercano a ser su hermano mayor, estaba más que seguro
que el mayor no sentía absolutamente nada por él. Todo esto era demasiado
confuso para el pequeño muchacho de brillantes ojos azules, su cabeza daba
vueltas, se sentía mareado, enamorado.
Así se sentía, tan bien pero a la vez tan mal, porque así es el amor, tan
placenteramente doloroso, tan dulce pero a la vez tan amargo, se trata de
dar y recibir, pero cuando uno da, y vuelve a dar y nunca recibe se vuelve
algo monótono y cansado, eso es lo que le pasaba al adorable Louis, se sentía
cansado de siempre dar y nunca recibir.
El rizado ni siquiera espero la respuesta del más pequeño y se lanzó contra
los labios del menor, sus labios danzaban al compás del otro, se sentía
perfecto, se sentía maravilloso, se sentía dulce, se sentía como estar en las
nubes, como una taza de chocolate caliente en una fría noche de invierno, se
sentía estupendamente perfecto.
No sabes lo enamorado que esas, hasta que sientes el corazón de la otra
persona latir contra el tuyo, y eso fue lo que Louis sintió al separarse de
Harry y juntar sus frentes, sintió miles de mariposas revoloteando dentro de
él, quería reír, quería saltar, quería que Harry fuera completamente suyo y
de nadie más, quería decir que el rizado le pertenecía, que no importara lo
que pudiera pasar, que al final del día dormirían acurrucados en una misma
cama, quería que cada mañana el ojiverde le despertara con un beso en la
frente, que le preparara el desayuno, que lo tomara de la mano mientras
caminaban por el parque, que lo abrazara por la cintura, quería
llamarlo novio, pero lastimosamente eso estaba muy lejos de hacerse
realidad.
— ¿H-Harry?
— ¿Qué pasa, amor?
— Te quiero.
Esas palabras hicieron al nombrado ojiverde sentirse como en el cielo, le
dedico una preciosa sonrisa al menor que lo miraba expectante, en espera de
una respuesta.
— Yo te quiero mucho, mucho más.
Louis sonrió ancho, haciendo que las preciosas arruguitas al lado de sus ojos
aparecieran, esas que Harry adoraba tanto. El más pequeño abrió la boca
para contestar, pero su móvil, su molesto móvil sonó anunciando una nueva
llamada entrante de un número desconocido. Se disculpó con la mirada y
oprimió el botón de contestar.
— ¿Sí?
— Hey, lindo.
Louis frunció el ceño, sin saber de quien se trataba.
— ¿Quién habla?
Se escuchó una carcajada a través de la línea.
— Soy Matt, ¿acaso ya te olvidaste de mí?
Los ojos de Louis brillaron con emoción, como cuando le regalas un dulce a
un pequeño niño de cortos tres años.
— ¡Matt! ¿qué tal estas?
— Perfecto, ¿qué tal tú, niño bonito?
El más bajo se sonrojó ante el apodo, haciendo a Harry fruncir el ceño, sin
siquiera saber el porqué del sonrojo de Louis, ya le molestaba que un tipo lo
hiciera sonrojar, solo él podía hacer eso, porque Louis era su pequeño y
lindo bebé.
— B-bien.
— Llamaba para saber si podría tener el honor de invitarlo a tomar un
café, hermoso y adorable príncipe.
Louis rió por el tono que estaba utilizando Matt
— Claro que si, Mattie.
— ¿Paso por ti a las cinco?
— Sip.
— Nos vemos luego, precioso.
Al colgar Louis se encontró con algo que realmente no esperaba, un Harry
serio, parecía molesto.
— ¿Quién es Matt y porqué te hace sonrojar?
Catorce
Esta era la oportunidad perfecta para poner celoso a Harry de una vez por
todas, pero sin embargo, el corazón del pequeño era tan irremediablemente
blando, que al verlo de esa forma, tan molesto, tan increíblemente lindo, y
siendo completamente sobre protector con él, solo quiso lanzarse contra su
pecho y abrazarlo tan pero tan fuerte que no pudiera siquiera respirar.
— Es solo mi amigo, el que me acompañó hace un rato, me invitó a tomar
un café mañana por la tarde, ¿No es genial?
Las intenciones de Louis estaban completamente lejos de querer ponerlo
celoso, sin embargo lo estaba logrando, sin siquiera mover un dedo.
El mayor tenía el ceño fruncido y el semblante serio
— No me gusta para ti, tiene fachada de ser un mal tipo.
Louis negó repetidas veces
— No, en realidad él es muy simpático.
Aunque el pequeño de brillantes ojos azules no lo conocía del todo, estaba
casi seguro que la apariencia de Matt era solo una fachada, por lo que habían
hablado era más como un pequeño cachorro encerrado en un cuerpo alto y
musculoso.
________________________________________________________________________________________

Seis cincuenta de la mañana.


Louis ya estaba más que listo para ir a la escuela, esperaba tranquilamente a
Harry que se estaba duchando arriba, observaba fijamente sus jeans negros
ajustados mientras jugaba con la orilla de sus suéter morado con estampado
de un adorable gatito, movía sus vans azules impaciente, a veces Harry
podría tardar un poco-demasiado en la ducha.
En cuanto vio al rizado bajar las escaleras de manera apurada y con un
suéter gris que le quedaba estupendo, sintió la ya conocida sensación de las
mariposas revoloteando en su estómago, soltó un largo suspiro mientras
observaba embobado la figura del más alto.
Se levantó del sofá sin decir palabra alguna, tomando su adorable mochila y
caminando hacia el auto del mayor.
Harry se notaba molesto, no se había dignado a dirigirle la palabra al menor
desde el día anterior, que habían tenido la charla sobre Matt, el más bajo se
sintió un poco mal, le quería, y mucho, le dolía que el ojiverde fuera de esa
manera con él, en verdad le dolía.
— ¿Harry?
— ¿Qué quieres?
— ¿Por qué el agua es transparente?
Harry suspiró cansado
— Louis, no estoy de humor para tus preguntas tontas, tu estúpida voz
chillona hace que mi cabeza duela.
Louis sintió dolor, mucho dolor, una pequeña parte de él creía que Harry tal
vez y solo tal vez estaría interesado en él, pero al parecer se había
equivocado, y eso dolía mucho, pero mucho más que el golpe más doloroso
que ha existido en la historia de la humanidad.
El menor se mantuvo callado todo el camino, sentía ganas de llorar, y cuando
llegaron, Harry dijo la estupidez más grande del mundo
— Louis, mi beso — Su voz se había ablandado, y su mirada mucho más,
se veía arrepentido, pero Louis sin siquiera mirarlo, bajó del auto, con
la cabeza en alto, tragándose su tristeza.
Se sintió alto, se sintió bonito, se sintió todo lo que no podía ser nunca ni con
el milagro más grande, porque así quería sentirse, sentirse seguro de sí
mismo, sentirse superior a los demás, porque lo necesitaba, habían sido
tantos años de inseguridad, que sentirse bien se había transformado en una
necesidad.
Quince
Louis estaba sacando un par de libros de su casillero, fue interrumpido por
su querida mejor amiga.
— ¡Louis!
Louis la miro con los ojitos cristalizados, negándose a llorar.
— Hey, Katie.
Kate frunció el ceño.
— ¿Qué pasa, Lou bebé?
Louis miró el suelo.
— Ayer pasaron muchas cosas— Respondió caminando junto a ella para
llegar a su primera clase, que tenían juntos.
Louis acomodo sus gafas que se caían sobre su pequeña y respingada nariz.
— ¿Cómo qué? — Pregunto con el ceño fruncido y arrugando la nariz
haciendo que sus bonitas facciones se deformaran.
— Como que Harry es un idiota — A pesar de su tristeza, por ningún
motivo ocultaría su emoción por haber conocido a aquel chico digno
de ser admirado — ¿puedes creerlo? Además Matt, el chico que conocí
hace unos días me ha invitado a salir.
Kate sonrió, sabía que algún chico se fijaría en Louis tarde o temprano,
bueno, no fijarse, animarse a invitarlo, porque de fijarse, muchos, solo hay
que mirar la inocencia en la mirada del ojiazul y te quedas completamente
enamorado, obviamente ese no era su caso, más bien su mirada le daba un
constante sentimiento de querer protegerlo de cualquier idiota que se
atreviera a tocarle un solo cabello, era como su hermano pequeño, aquí la
razón del odio eterno a Harry Styles.
— Nada nuevo Harry siempre ha sido un idiota, no me sorprende, ¡mejor
cuéntame que ha pasado!
Louis asintió con una pequeña sonrisa mientras se acomodaba en su
asiento.
— Harry se ha puesto celoso ¡Y me ha ignorado en todo el camino! —
Susurro para que nadie más que su amiga pudiera oír aquella
confesión.
Kate abrió la boca con sorpresa.
— ¿Louis Tomlinson anda de perras?— Comento con un tono divertido
seguido de un coqueto guiño provocando una dulce risa de parte del
pequeño castaño, la cual fue interrumpida por el profesor, para
empezar su aburrida clase de contaduría, ¡Louis quería ser diseñador
de interiores, no contador!, hasta ahora el pequeño seguía sin
entender porque debía tomar esa estúpida clase.
Al salir de la clase Kate lleno a Louis con preguntas, que al parecer del más
pequeño eran absurdas, pero para su mejor amiga parecían ser más que
esenciales.
— ¿Que no Harry era heterosexual?
Al escuchar esta pregunta Louis simplemente se encogió de hombros,
haciéndole pensar que ese era un tema que le interesaba poco.
— ¿Y qué tal besa?
Louis soltó un largo suspiro enamorado, a pesar de que Kate odiaba con
todas sus fuerzas a Harry, quería saber todos y cada uno de los detalles que
Louis sabia, pero aun no le decía.
— Genial, más que bien, perfecto, estupendo, enc-
Su amiga lo interrumpió.
— Ya me ha quedado claro, Louis — Comentó divertida.
Louis soltó otro suspiro aún más largo al recordar lo de esta mañana, el
pequeño seguía hablando de él como la cosa más perfecta y adorable del
mundo, cuando en realidad -disculpen la palabra- era un cabrón bien hecho,
cuando quería, por supuesto, otras veces podría ser el hombre más dulce y
adorable del planeta.
Louis decidió ya no seguir hablando sobre Harry, pues aún le dolía un poco-
demasiado lo de hace un rato.
________________________________________________________________________________________
Cuatro y media.
Habían vuelto a casa, y el arrepentimiento de Harry se había esfumado,
siguió con su indiferencia y eso al menor le dolía tanto como una puñalada al
corazón, había estado ignorándolo todo el tiempo.
Louis estaba un poco emocionado por su cita de hoy con Matt, eso era algo
nuevo en su vida, no Harry por una tarde, solo Matt y Louis, eso le aliviaba
un poco.
El pequeño se volvió a duchar porque la estúpida de su mejor amiga había
derramado jugo sobre su pierna, y estaba pegostoso, así que no tenia de otra.
Se puso unos jeans negros ajustados, una sudadera que le quedaba grande y
sus vans de siempre, él amaba ese tipo de sudaderas, le hacían sentir más
delgado.
— ¡Lou! ¡Un tal Matt viene por ti!
La voz de su madre resonó por toda la casa, haciendo a los grandes ojos
azules del pequeño brillar con emoción y al rizado, que había alcanzado
escuchar el sonido, rodar los ojos con molestia, después de haberle abierto la
puerta y haberle dicho lo que le dijo, esperaba que por lo menos se hubiera
ido.
Louis se encontró a Matt charlando con su madre en la sala, lo cual le agrado
bastante, pues siempre es bueno que tus pretendientes conozcan a tu madre,
o no.
El pequeño saludo de beso en la mejilla al apuesto chico y le sonrió a su
madre.
— ¿Nos vamos, Mattie?
Matt asintió sonriente.
— Gusto en conocerla, señora, es igual de linda que su hijo.
Johanna soltó una pequeña risa juguetona mirando a Louis, aceptaba al
chico, Johanna siempre los aceptaba, porque cualquier chico que quisiera a
su pequeño Louis de verdad, merecía la pena.
Louis le devolvió la sonrisa y beso ruidosamente a su madre en la mejilla.
— Volveré temprano, mami, te amo.
— Te amo más, Lou, puedes volver a la hora que quieras, voy a salir con
Anne y Rosie, pero mañana hay escuela, ¿está bien?
Louis asintió rodando los ojos, de todos modos llegaría temprano.
Salió de su casa para poder entrar al auto de Matt, no era de último modelo,
pero tampoco era un cacharro viejo. El chico de ojos marrones le abrió la
puerta del coche, como todo un caballero, a lo que Louis respondió con una
dulce sonrisa agradecida.
— Así que, pequeño Louis, ¿quién es el chico de cabello rizado?
Pregunto con la vida pegada al camino, no se veía molesto, más bien
divertido.
— Uhm, ¿Harry?, es el hijo de Anne, mejor amiga de mi madre, no sé si la
viste, vivimos juntos —Matt asintió comprendiendo— ¿Te dijo algo?
Matt negó.
— Nada solo dijo "Si llegas a ponerle una mano encima a MI Louis te va a
ir muy mal, lo quiero aquí a las siete en punto, ni un minuto más, ni un
minuto menos"— Eso fue en realidad un intento fallido de hacer la voz
grave, como Harry — Se ve que te quiere mucho.
Al llegar, Louis quiso abrirse la puerta por sí mismo, pero Matt al notar esto,
puso el seguro para niños, así solo él podría abrir la puerta desde afuera,
Louis rió divertido.
— No tenías que hacer eso— Comento con voz suave y dulce.
Matt sonrió.
— Probablemente no, pero quería hacerlo.
El ojiazul le sonrió en respuesta mientras caminaba hacia la bonita cafetería
en la que había parado Matt, era preciosa, no había palabras para describirla.
Escogieron una mesa donde sentarse, donde estuvieran cómodos.
Matt fue a pedir en el mostrador, llegando con el frapuccino de chocolate que
había escogido el mismo para Louis y un café americano para él.
Se encontró con la preciosa imagen de Louis balanceando sus pies sentado
en la misma silla donde lo dejo, sus pequeños pies no tocaban el suelo, se
veía tan tierno.
Se sentó y entrego su frapuccino al pequeño.
— Así que Louis, ¿cuántos años tienes?
Louis lo miro mientras tomaba de la dulce bebida por la pajilla, parecía un
pequeño niño de diez años.
— Diecinueve, ¿y tú?
— ¡Aww, eres un bebe! , yo tengo veintiséis, ¿qué estudias?
— Estudio diseño de interiores, ¿y tú?
Le dedico una dulce sonrisa.
— Yo ya termine mi carrera, pero soy profesor de matemáticas en una
secundaria.
Louis abrió los ojos sorprendido.
— ¿En serio?, ¡nunca lo hubiera imaginado!, o sea, que suerte tienen esas
niñas, todos mis profesores de matemáticas en secundaria pasaban de
los cincuenta años y eran unos viejos amargados que reprobaban a
todo mundo.
Matt alzo las cejas.
— ¿Quieres decir que soy guapo? — Dijo con una sonrisa coqueta,
mostrando los dientes.
Louis lo miro con los ojos muy, MUY abiertos.
— Uhm, bueno, tú eres- tu eres atractivo, sí.
Matt sonrió ancho, pero no era una sonrisa coqueta, era una sonrisa
divertida, ancha y completamente preciosa.
— Eres demasiado tímido Lou, debes aprender a coquetear— Le guiño
un ojo, a lo que Louis respondió con un sonrojo.
— No lo creo, eso no va conmigo.
— ¿Qué ha pasado con el chico que te gusta? — Pregunto para después
beber otro trago de su café caliente.
Louis negó.
— No le intereso.
Matt frunció el ceño.
— Es un tonto.
Louis rió, era una risa dulce e inocente, eso hizo que los ojos de Matt
brillaran, y riera con él, contagiado por su dulce risa.
El más pequeño se sentía bien, se sentía agradable, a gusto, cómodo, pero sin
embargo, no se sentía como se sentía con Harry, con Harry todo era
diferente, el más mínimo toque podía provocar miles de cosas en el pequeño
de brillantes ojos azules, era comprensible, pues apenas acababa de conocer
a Matt.
— Tienes razón, pero no hablemos de eso ahora, cuéntame, ¿de dónde
eres?
Su tarde se había basado en chistes malos - no tanto como los de Harry, por
supuesto- risas tontas, risas sinceras, risas fingidas, de estas no tantas, pero
las hubo, risas dulces. Lastimosamente llego la hora de irse, eran seis con
treinta y Matt no quería tener problemas con ese tal Harry, así que decidió
llevárselo y dejarlo en su casa, luego lo volvería a invitar a salir, por
supuesto que no perdería esa oportunidad.
— ¿Quieres pasar? — Louis pronuncio estas palabras con tanta inocencia
que Matt quiso corromperlo, pero se limitó a asentir.
Louis la puerta de la gran casa en la que vivía, no encontrándose con la
imagen que esperaba, sino con una completamente, repulsiva, asquerosa,
lastimera.
Harry estaba sin camisa sentado en el sofá mientras que Sarah estaba en
horcajadas sobre él, besándole con fuerza y restregándose contra él, por
supuesto que los gemidos no faltaban y los chupetes en el cuello de Harry,
mucho menos.
Al pequeño e inocente Louis le dolió como el infierno ver esto, pero le dolió
mucho más cuando Harry se dio cuenta de que estaba ahí y la soltó al
instante, eso le dolió, aunque en realidad no debió hacerlo, le dolió que
tuviera los labios hinchados gracias a ella, le dolió el bulto que sobresalía de
su pantalón, pero sobre todo la mirada de arrepentimiento de Harry.
Los ojos cristalizados del ojiazul querían soltar las lágrimas retenidas,
picaban, pero se negó a llorar frente a él, se negó rotundamente, así que su
única salida fue salir corriendo escaleras arriba, con Matt siguiéndolo detrás
de él.
Dieciséis
Después de que Louis había salido corriendo, Matt corrió detrás de él, lo
consoló diciéndole lo precioso que era y que no valía la pena llorar por algo
así, pero sinceramente el más alto no sabía exactamente la razón de su
llanto.
— ¿Es el, verdad? —Louis miró a Matt confundido mientras secaba sus
ojitos azules con las mangas de su suéter y sorbía su delicada nariz—
El muchacho que te gusta— aclaró.
El ojiazul frunció el entrecejo para luego arrugar su bonita nariz y encogerse
de hombros mientras tenía la vista fija en sus pequeños deditos.
— Si, bueno, ya no importa más.
Y las lágrimas del más pequeño estaban a punto de salir de nuevo, pero él se
negaba a llorar otra vez por la misma razón.
Escuchó la manera en la que Harry había echado a Sarah casi a patadas, pero
eso no lo hacía sentir mejor, ¡le había besado!, cuando besas a alguien se
supone que es porque sientes algo por esa persona, y si sientes algo por esa
persona no estas a punto de tener sexo con una mujer en la sala de la casa
que comparten no solo ellos, sino que con sus madres también.
— Claro que importa Louis, todo lo que te lastime me importa —Louis lo
miró, se veía tan preocupado, preocupado por el, y eso lo hacía lucir
aún más guapo de lo que ya era— Pero tú no has llorado solamente
por eso, él te hizo algo más, y vas a decirme ahora mismo que es, para
tener una segunda razón.
— ¿Razón para qué?
Louis lo estaba evadiendo, y Matt lo notó por la inocencia fingida que se
encontraba en sus palabras y en sus facciones de ángel, porque si el ojiazul
era inocente, se veía aún más batiendo esas pestañas que contenían cinco
capas de mascara para pestañas, nadie podía entender porque lo usaba si
tenía gafas.
— Responde Louis.
Inclinó su cabeza hacia el lado izquierdo.
— ¿Responder qué?
Matt frunció el entrecejo, estaba perdiendo la paciencia, pero no lo iba a
demostrar con Louis, tenía que ser delicado, pues el más pequeño era algo
sentimental, y debía de ser inteligente si quería ganarse el corazón del
menor.
— Louis...
— Bien, pues… — Hizo una pausa algo larga, haciendo que el más alto
alzara las cejas—… el me besó.
El más alto frunció el ceño.
— ¿Él te besó? — Apretó los puños — ¿Y luego estaba con esa tipa?
Louis se encogió de hombros restándole importancia, o más bien tratando, si
no paraban de hablar sobre eso, iba a llorar, y a Louis no le gusta llorar.
— Ya no importa, Mattie.
— ¡Claro que importa Louis!, todo, absolutamente todo lo que te hace
sentir mal, tiene importancia por lo menos para mí, lo voy a golpear.
— N-no, tu no vas a hacer nada.
— ¿Qué me lo impide? — Preguntó acercando más su cara a la del
pequeño de ojos azules
— Yo.
Matt sonrió ancho y se acercó más a la cara del chico, con claras intenciones,
pero Louis dejó un beso en su nariz y se separó riendo, dejando a un Matt
confundido y con ganas de un beso.
— No beso en la primera cita.
— Bueno, voy a esperarte.
Louis sonrió mostrando los dientes.
Y entonces se dio cuenta de que Matt realmente valía la pena, Matt era todo
lo que estaba buscando en una persona, Matt era maravillosamente perfecto
y se había fijado en él, tendría que darle una oportunidad a ese maravilloso
hombre.
Diecisiete
Louis no sabía que sentir, si sentirse feliz por tener a alguien como Matt, o
mal por tener al chico que realmente le gusta besando a una chica en el sofá
de la casa que compartían con sus madres.
Harry, realmente sentía mariposas haciendo cosquillas en su estómago al
pensar en él, en sus hoyuelos, en sus ojos verdes, en su cabello rizado, sus
grandes manos, su voz, todo el, le hiciera lo que le hiciera, Louis estaría ahí
por siempre, y eso lo hacía sentir mal, aunque seas la persona más
enamorada del mundo, algún día te cansas de estar ahí siempre y el día de
Louis, está llegando.
— ¿Lou?
El rizado asomó la cabeza por la puerta, se veía arrepentido.
— ¿Qué quieres?
El menor estaba siendo grosero, pero no le importaba, ya nada importaba, a
Harry no le importaba lastimarlo de esa manera, a él no tendría por qué
importarle ser un poco grosero con él, no valía la pena.
El más alto entró completamente a la habitación, sentándose en la orilla de
la cama del castaño.
— Que me perdones.
Louis sintió como su corazón se apretaba un poco, quería hacerlo, realmente
quería, pero no debía, Harry le estaba haciendo daño.
— Vete Harry, no tengo absolutamente nada que perdonarte.
— Lo que viste en la sala, yo no quería hacerlo, en serio no quer-
Louis lo interrumpió y apretó los labios
— Dije que te vayas.
Sintió como las lágrimas picaban en sus ojos, pero no quería llorar, no debía
llorar, por lo menos no ahora, no en ese momento, no por esa razón, no por
Harry.
— No hasta que me perdones — Harry iba a tomar una de las pequeñas
manos del más bajo, pero este la alejó del alcance del ojiverde.
— ¿Perdonarte qué?
Harry se acercó un poco más al cuerpo del más pequeño, que se encontraba
abrazando sus piernas con sus pequeños y delgados bracitos.
— Siento lo que viste hace rato, realmente lo siento.
El ojiazul negó con la cabeza.
— No tienes por qué disculparte conmigo, deberías disculparte con
Sarah, por echarla.
— En verdad siento que hayas visto eso, es solo que eres tan inocente,
que me hace sentir tan mal que hayas visto eso.
El pecho de Louis subía y bajaba con fuerza, estaba furioso, realmente
furioso, pero más que nada estaba triste, devastado.
— ¡Vete!
A estas alturas ya estaba llorando, le dolía que Harry viniera a disculparse
con él, cuando en realidad no le importaba, nada de lo que el más pequeño
hiciera le importaba, porque Louis no era nada para él, y de eso se había
dado cuenta esta tarde, pero se sentía tan enamorado del ojiverde, que si no
se iba saltaría a abrazarlo, sin importar que.
— No voy a irme, me importas Louis.
— ¡Deja de mentir!
— No miento, realmente me importas, me importas más que nada, crecí
junto a ti Louis, no hay nada que me importa más que tú.
— ¡Nos besamos Harry! ¡Me besaste! y luego te ví con ella.
— Si, nos besamos, te besé, pero eso no quiere decir que me gustes, eres
un hombre.
La cabeza de Harry daba vueltas, no pretendía jugar con su pequeño bebé de
esa manera, sentía algo por él, sí, pero no estaba listo para confesarlo aún.
— ¿Porque me besaste si no te gusto?
Para Harry ver a Louis llorar por el o por cualquier otra razón era el peor
castigo de todos, porque era tan inocente, que no podía creer que alguien
quisiera hacerle daño, no soportaba eso.
— Eres un hombre Louis, a mí me gustan las mujeres.
Louis sintió como si hubieran abierto dos llaves de agua en sus grandes
ojitos, no tenía por qué lastimarle de esta forma, era suficiente con lo que
había visto hace un rato y ahora esto, ¡era simplemente perfecto!
— ¿Si te gustan las mujeres porque me ilusionaste de esta forma?
La voz de Louis estaba temblorosa, nunca antes algo le había dolido tanto
— Un beso no significa nada.
No tenía derecho de hablarle de esa manera, no tenía derecho de decirle lo
que ya sabía, no tenía derecho de decirle que él nunca significaría nada para
el más alto.
— Vete— susurró bajito — ¡Vete! ¡Lárgate de mí vista! ¡No quiero verte!
Y cuando Harry se fue, por fin se dio cuenta de algo; Harry nunca sentiría
algo por él, eso era completamente imposible, algo que nunca sucedería ni
por error.
Dieciocho
Cuando el rizado salió de su habitación, lo único que hizo fue llorar, llorar y
llorar, no podía sentirse peor, ¿porque las cosas malas siempre le sucedían a
él? Él siempre había sido una buena persona, ayudando siempre a los demás,
pero tal parece que Dios tiene algo en contra de él, pues el siempre sale
lastimado.
Mensaje saliente para: Katiebubu
— ¿Puedes venir? Te necesito, Katie.
Casi al instante Louis recibió la respuesta de Kate, sorbió su nariz para ver el
mensaje y medio sonrió, pero no duro mucho, pues su tristeza era todavía
más grande.
Mensaje entrante de: Katiebubu
— Claro, Lou, voy en camino xx.
No entendía que había hecho mal para que el ojiverde le tratara de esa
manera siempre, todo el tiempo ilusionándolo, poniéndole lindos apodos,
sonriéndole de esa manera tan encantadora, tomando su mano, abrazándolo,
y de repente sale con que le gustan las mujeres. ¿Por qué la necesidad de
hacerle esto? El rizado parece tener una obsesión con hacerle daño, con
hacerlo llorar, Louis ya está cansado de ser siempre el que llora, pero es
inevitable, él siempre había sido así de sentimental y sumiso, desde su
nacimiento, eso es algo que no se puede cambiar ni con el milagro más
grande.
Era tan tierno, siempre tratando de ser amable, sonreír a todos, ayudarlos
cuando lo necesitan, pero siempre termina sufriendo de la manera más
horrible, de la manera más cruel, aunque todo para él era terriblemente
cruel, pues es solo un pequeño y delicado ser con un corazón del tamaño del
planeta, que llora con la más mínima grisma de crueldad en una frase, un
pequeño ser que aun llora con películas de lo más cliché.
— ¡Oh, Lou!, ¿qué es lo que ha pasado?
Kate irrumpe en la soledad, desesperación y tristeza que irradia su diminuto
cuerpo, Louis la mira con los ojitos rojos por las lágrimas y luego oculta su
cara entre sus delicadas rodillas
— Lou, ¿qué ha pasado?
— H-harry.
La castaña se quita los zapatos negros y se sienta frente a Louis en su cama
individual, toma las manos de Louis y las aleja de su cara.
— ¿Qué tiene Harry?
— Lo he encontrado teniendo sexo con Sarah en la sala.
— Esa zorra desgraciada— murmura entre dientes, pero lo cierto es que
Sarah no tiene toda la culpa de lo sucedido, Harry es el único culpable
de la situación.
El pequeño ojiazul solloza frente a la cara preocupada de su mejor amiga y
sorbe su nariz.
— Y me ha dicho q-que— hipa — Que le gustan las mujeres y-y que
nuestr-o beso no significó nada.
Kate abre sus brazos automáticamente y el más bajo se tira sobre ellos sin
pensarlo siquiera dos veces, se sentía tan mal que se tiraría sobre un
vagabundo si este le ofreciera un abrazo.
— Oh, Lou, él es un idiota — Aleja al pequeño muchacho para quitarle
las gafas y lo vuelve a abrazarlo contra su cuello, deja las gafas en la
mesilla de noche y vuelve a susurrar: — Harry es ciego si no le gustas.
Louis negó.
— No es ciego, solo no soy suficientemente bueno para él.
Murmura entre pequeños hipidos seguidos de más lágrimas que logran
mojar la femenina blusa rosada de Kate.
— ¡Deja de decir tonterías, Louis William Tomlinson! Si no le gustas es
porque es un tremendo idiota que no se da cuenta del tesoro que tiene
frente a él, no tienes idea de cuantos chicos desearían estar en su
lugar.
Kate estaba tratando de ser suave con sus palabras, pues sabía que el ojiazul
estaba delicado, y cualquier palabra que soltara en contra del rizado, se
pondría a llorar más fuerte, lo conocía perfectamente bien.
— No entiendes Katie, no le gusto a nadie, soy una pequeña mierda
femenina, soy un fenómeno, soy una chica con pene, ¿quién gustaría
de mí? Exacto, nadie.
Kate niega con la cabeza y lo aleja de su cuerpo para poder verlo a la cara
— ¡Zayn Malik! Mi hermano Zayn se muere por ti, estoy seguro de que a
Matt le gustas, a Maddie la chica que va contigo en lenguas, le
encantas, pobrecilla, es una lástima que no sepa que se te voltea la
tortilla.
Trata de bromear con la última frase, pero solo consigue que el más pequeño
continúe llorando aún más fuerte.
— No entiendo como gustas de ese tipo bueno para nada.
— No, Kate, no me gusta, hace mucho tiempo dejo de gustarme, estoy
malditamente enamorado de él, me encanta, me encanta todo de él,
me encanta incluso cuando me hace sufrir, incluso cuando me grita o
me lastima y no puedo hacer nada para remediarlo, porque cuando
estoy cerca de él siento un zoológico entero dentro de mi estómago, y
sé que soy un estúpido por seguir ahí incluso cuando él me deja en
claro que nunca en su jodida vida va a gustar de mí, pero no puedo,
simplemente no puedo.
Y Harry, detrás de la puerta, escuchando todo, no pudo evitar llorar al
escuchar a su pequeño hablar así sobre él, incluso después de todo el daño
que le había causado, entonces se dio cuenta de que él también estaba
jodidamente enamorado de Louis, de ese pequeño ser curvilíneo, femenino,
con su pequeña estatura y su voz de ángel, con las gafas más grandes que su
cara, estaba realmente jodido por él, y tampoco podía evitarlo.
Diecinueve
¿Cómo puede ser posible que a un ser tan precioso lo traten de esta manera?
Si Louis era todo lo que estaba bien en este mundo, Harry no entendía como
pudo haberle dicho eso a un pequeño ser tan precioso y angelical como lo
era Louis, ¿qué importa si es un hombre? sigue siendo igual de precioso que
una mujer, incluso más, no había visto nunca en su vida a una mujer que
superara lo hermoso que Louis era, sus preciosos ojos azules, tan azules
como el cielo, tan azules como el mar, tan preciosos como la flor más bonita
del mundo, tan perfectos como una sirena, nada se compara a esos grandes,
brillantes y preciosos ojos azules, su nariz respingada, sus labios tan finos y
rosados, su dulce inocencia, su baja estatura, su preciosa voz femenina y
chillona, sus pequeñas manos, tan cuidadas y bonitas, tan pequeñas, eran la
combinación perfecta, todo lo que alguien podría desear.
Pero ahora la había cagado grande, le había dicho cosas horribles, a un ser
tan hermoso como su pequeño Louis, le había dicho tales cosas que no me
seria grato repetir, le había lastimado, le había hecho llorar, y se sentía
terrible por ello, podía escuchar los sollozos débiles y lastimeros de Louis
hasta su habitación, no pudo evitar pensar en cómo se vería su pequeño
bebe llorando y su propia imagen mental le hizo querer ir y abrazarlo y
decirle lo bonito que es, y lo mucho que le ama, porque Louis se lo merece,
Louis se merece todo en este mundo, simplemente por ser el.
— Hasta así se ve precioso.
Se rió de sí mismo mientras sus ojos volvían a ponerse llorosos al pensar
cómo se sentiría aquel ser al que tanto cariño le tenía, aquel ser que le
encantaba de pies a cabeza, aquel ser que era tan bonito que era
simplemente dañino para la vista humana, al pensar en que le había
lastimado de la manera más cruel posible, había pisoteado su gran
corazoncito y eso era algo de lo que no se sentía para nada orgulloso.
Harry soltaba pequeñas gotas de agua de sus verdes ojos mientras su madre
observaba a su adorado hijo desde el umbral de la puerta.
— ¿Qué es lo que pasa, Harry?
El nombrado se incorporó en su cama rápidamente sorbiendo su nariz y
limpiando las lágrimas de sus ojos con sus grandes manos.
— Nada, mama.
Anne suspiró mientras avanzaba hasta la cama individual que se encontraba
en medio de la desordenada habitación del ojiverde y se sentaba en la orilla
de esta, al lado del rizado.
— No me mientas, sé qué te pasa algo.
Harry no pudo soportar y siguió soltando más y más lágrimas de sus bonitos
ojos.
— Pasa que soy un idiota.
Su madre sobó su espalda mientras el más alto lloraba sobre sus rodillas.
— No eres ningún idiota, sea lo que sea que hayas hecho no creo que
haya sido tan malo— Anne lo consoló y casi al instante el menor la
miro con los ojos colorados por las lágrimas.
— No, no, no, soy un idiota, un estúpido, no tengo corazón, soy un inútil,
no tengo sentimientos.
La guapa mujer miró preocupada a su hijo.
— Eso no es verdad, no debió ser tan malo, ¿qué fue lo que hiciste?
Bajó la mirada aun con lágrimas en los ojos.
— Besé a Louis.
Habló bajito, pero aun así su madre logró escucharlo más que perfectamente
bien.
— No le veo nada de malo a eso.
Harry negó con la cabeza, haciendo que la mata de rizos color chocolate se
moviera al compás de esta.
— No, no lo entiendes, le hice daño — Se detuvo para soltar un sollozo —
Le besé, le ilusioné, le dije palabras bonitas y luego corrí a los brazos
de una mujer — Anne lo miró con el entrecejo fruncido— Pero es que
él había salido con un chico, y yo estaba tan jodidamente celoso, que ni
siquiera pensé en sus sentimientos — Volvió a sollozar mientras
escondía su cara entre sus manos — Y nos vio en el sillón en una
situación comprometedora y cuando quise pedirle disculpas, lo
lastime aún más, porque soy un idiota, le dije que no me gustaba, le
dije que los hombres no me van, que nunca significo nada para mí y
me siento tan mal porque—Hipa— estoy tan enamorado de él, de sus
ojos, de su sonrisa, de su corta estatura, de su preciosa nariz, de sus
pequeñas manos, de su linda vocecita, de todo el, y ahora está llorando
por mi culpa.
— Si, eres un idiota —Harry siguió llorando— ¿Estás enamorado?
— Más que eso.
Harry recuerda el revolotear de las pestañas del ojiazul, como un par de
mariposas, y siente un zoológico entero en su estómago.
— Harry, no todo es tan fácil como pedir un par de disculpas y lo tendrás
de vuelta, debes luchar por tener su corazón, porque si le has
lastimado tanto no es fácil perdonar todo lo que le has dicho, por lo
que oí tienes competencia, y no es de extrañarse, Louis es muy guapo,
así que debes esforzarte por tenerlo, y cuando lo tengas, cuídalo,
mímalo, dile cuanto lo quieres, abrázalo y bésalo, porque una persona
como Louis es más valiosa de lo que tú crees, y no eres el único al que
le gusta, me imagino que tiene muchos más pretendientes además de
ese chico y tú.
— Como no, si es lo más bonito que existe.
Su madre sonríe al ver a su hijo hablar de tal manera sobre la persona que
ama, se siente dichosa de que esa persona sea Louis, y no ha decidido
cuestionarlo sobre su sexualidad, pues creyó que este no era momento para
preguntas como estas, simplemente se alegró por la persona tan maravillosa
que su hijo había escogido para enamorarse, y estaba feliz porque es
persona fuera Louis.
Besó su frente.
— Espero tomes en cuenta mi consejo, el amor es lo más bonito que
existe, cuida que no se vuelva obsesivo, tú tienes ventajas sobre los
demás chicos, pues vives con él, pero aprende a aprovecharlo Louis, el
amor es como una montaña rusa, ahora puedes estar abajo, pero de un
momento a otro puedes volver a subir, y eso es totalmente
emocionante.
Harry asiente con la nariz y los brillantes ojos colorados, amaba a su madre,
siempre lo hacía sentir mejor, aunque sea la peor persona del mundo, y
ahora estaba completamente seguro sobre sus sentimientos hacia el
hermoso ojiazul, y seria completamente inteligente a la hora de intentar
ganarse el corazón del más pequeño, tomaría todos y cada uno de los
consejos que su madre le había dado en cuenta, pues realmente tendría que
dejar todo de lado para poder tener al pequeño y delicado muchacho que le
vuelve loco entre sus brazos.
Estaba más que seguro de que Louis era la persona ideal para él y que él era
la de Louis, y si no, haría todo lo posible por serlo.
Veinte
Harry llevaba tres días observando al pequeño muchacho dormir, tal vez
parezca un acosador sin remedio, pero se veía precioso, con tanta
tranquilidad, sus facciones tan relajadas, donde no le ignoraba ni pasaba de
él, mismos tres días en los que lo había estado ignorando terrible y
dolorosamente, tres días en los que había intentado disculparse con el
innumerables veces, tres días que han pasado terriblemente largos para él,
tres días en los que tuvo que soportar que saliera con aquel tipo.
Esa noche el rizado decidió salir a un bar en lugar de observarlo dormir,
necesitaba descargarse, ¿y qué mejor cosa para desahogarse que el alcohol?
Así que ahí estaba, tan vulnerable y borracho, el reloj apenas contaba las
diez en punto y el ya no daba para más, el bar estaba casi vació, lo cual era
extraño un viernes por la noche, donde la gente sale a divertirse, y él estaba
sufriendo por una hermosa cosita pequeñita y adorable en un estúpido bar
de cuarta, se rió de sí mismo para volver a tomar otro trago.
— ¿Mal de amores?
El ojiverde escuchó la voz de una chica que se sentaba a su lado y volvió a
tomar otro trago del licor.
— ¿Cómo lo sabes?
La guapa chica soltó una risa, estaba siendo simpática, pero claramente no
intentaba coquetear.
— Se te nota— Por un momento miro a la nada, después devolvió su
vista al rizado a su lado — ¿Quién es la perra desgraciada?
Harry negó para beber otro trago.
— Es el chico más maravilloso que vas a conocer.
— ¿Chico? — Harry asintió mientras la chica a su lado soltaba una risa
estúpida y alcoholizada — Debí suponerlo, muy guapo para ser
heterosexual, cuéntame sobre él.
— Se llama Louis, tiene unos preciosos ojos azules que cuando me miran
siento que me derrito — Levantó la vista de su octava cerveza para
mirar a la chica — Una sonrisa que hace que el mundo se detenga —
Hace una pausa para beber otro trago— y es tan pequeño y bonito,
que solo me dan ganas de protegerlo y yo soy un idiota.
Comenzó a sollozar como todo un borracho enfermo de amor.
— ¿Eso significa que tú eres el malo?
— Eso significa que soy un idiota.
— No debió ser tan malo.
— Le hice daño a un ángel.
La chica asintió.
— Probablemente tengas razón, ¿has intentado pedirle disculpas?
Harry rió sin humor.
— Las disculpas ya no funcionan, le he hecho tanto daño que hasta yo
mismo me he cansado de mis propias disculpas.
— Pero ¿qué es lo que le has hecho al pobre chico? — La pelirroja quiso
saber, levantando una ceja y mostrando una expresión calmada.
Harry sonrió negando con la cabeza, sintiéndose aún más mal por todo el
daño que había causado al enorme corazón lleno de amor que Louis tenía.
— Yo — Comenzó dando otro trago a su bebida — Dios, no puedo ni
decirlo — Murmuró más para sí mismo que para la muchacha a su
lado.
— Vamos, desahógate.
— Le besé — Murmuró — Y fue tan bueno, sentí que toqué el cielo con
mis propios dedos, fantástico, todo en él es fantástico. Le dije cosas
bonitas solo para ver sus ojitos brillar. Yo... yo tenía miedo de aceptar
mi realidad, que me gustaba un chico, y ese chico era lo más hermoso
del mundo, así que cuando el salió con uno de sus amigos yo estaba
tan celoso y... molesto que no pensé las cosas — Sus ojos picaban
queriendo sacar todas las lágrimas posibles hasta que se quedara
completamente seco. Soltó un sollozo — Invité a una chica a casa. Ella
estaba... ahí, con ese escote enorme y yo simplemente no pude decir
que no. No tuvimos sexo, sin embargo Louis la vio restregándose
contra mí — Sentía tanta vergüenza de sí mismo en ese momento.
Restregó su cara con sus manos un par de veces, eliminando las
lágrimas — Recuerdo su carita llena de dolor, y como sus ojos se
llenaban de lágrimas y tristeza. Y como si no fuera poco, como si no
fuera lo suficientemente estúpido, le dije que él no significaba nada
para mí, y que nosotros no éramos nada. Soy tan estúpido, joder.
— Si, eres un estúpido — Jane suspiró con su cara seria — ¿Lo amas?
— Sí, claro que sí — En sus estado normal hubiera dicho que no, pero
ahora estaba tan alcoholizado que ya no le importaba una mierda.
— ¿Cuánto lo amas?
— Muchísimo — Murmuró.
— Quiero que me prometas algo. — La chica le pidió.
— ¿Qué cosa?
— Que nunca más vas a hacerle daño a ese chico, por más enojado, celoso
y molesto que estés. Quiero que me prometas que vas a volarlo y él va
a ser tu primera prioridad, lo más importante en tu vida.
— Te lo prometo, Jesús, haría lo que fuera por él, solo porque me
perdonase, y por tener la oportunidad de abrazarlo para dormir.
La pelirroja sabía que no debía hacer esto, lo sabía, sin embargo el chico
estaba tan destrozado que no lo pensó más.
— Préstame tu celular.
Harry la miró confundido, pero aun así se lo entrego, estaba tan borracho
que ni siquiera importaba si se lo robaban, eso y sumándole lo triste que se
encontraba en ese momento. Devastado.
— ¿H-harry?
La dulce vocecita aguda enterneció a la pelirroja al otro lado de la línea.
— No, soy Jane, una amiga de Harry, cariño — La chica le habló con toda
la ternura que pudo.
Louis se decepcionó un poco al no escuchar la ronca voz que tanto ansiaba
oír, bajó su preciosa mirada azul mirando sus manos por debajo del
cobertor.
— Ah, ¿qué sucede?
— Harry está muy borracho en un bar, no puede conducir, ¿podrías venir
por él?
El corazón del pequeño se detiene por unos segundos al escuchar eso
¿borracho?
— Claro ¿Qué bar es?
Preguntó sin dudarlo ni siquiera un segundo, Harry era su todo, y si estaba
en algún tipo de problema él lo ayudaría, porque le quería más que a nada.
Veintiuno
Cuando el taxi dejó a Louis en aquel bar, los brillantes ojos azules de Louis
pasearon por todo el lugar, en busca de una mata de rizos color chocolate,
que hace que su corazón lata mil veces más fuerte de lo que debería.
En el instante en el que vio una larga cabellera rizada, su corazoncito dio un
brinco y no pudo evitar sonreír, el bar casi vacío pareció iluminarse cuando
puso su mirada sobre él, tan precioso, tan guapo, tan todo, estaba tan perdido
en él, luego observó una muchacha pelirroja a su lado, era guapa, y Louis al
instante se sintió cohibido consigo mismo, borrando su sonrisa casi al
instante.
Caminó lentamente hacia el gran cuerpo de la persona que lo volvía
completamente loco, sentía que flotaba, se sentía extraño. Cuando el rizado
lo miró, con los ojos llorosos y la nariz roja, se sintió mal por él, se sintió mal
porque le estuvieran haciendo lo mismo a la persona que ama, se sintió mal
porque alguien hiciera sufrir a su Harry, a su chico de rizos y alegres y
brillantes ojos verdes.
— Uhm ¿Harry?
Y Jane observaba la escena enternecida, se amaban y de eso no había
absoluta duda, sonreía mientras miraba a los dos chicos quedarse mudos
mientras se miraban, hacían una excelente pareja, nadie lo podía ocultar.
Harry tenía razón, era lo más hermoso que había visto jamas, era inocente,
pequeño y bonito.
— Hola, Lou.
El pequeño muchacho se sonrojó por el apodo, hacía tiempo que Harry no le
decía de esa manera, o más bien lo había estado ignorando de la manera más
cruel, y si lo había llamado así, no lograba recordarlo.
— Jane ¿Qué es lo que ha pasado?
— No lo sé, solo lo encontré aquí, tomando.
Por ti. Quiso decir, sin embargo sabía que eso no le correspondía a ella, sino
al chico de rizos que estaba a punto de caerse a su lado.
Al final solo se encogió de hombros, tomándole ni la más mínima
importancia.
A Louis se le pusieron los ojos brillosos solo de pensar que había estado
llorando por una chica, se sentía mal con eso, y más porque conocía
perfectamente bien el sentimiento de ser lastimado, y no le deseaba eso a
nadie, y menos a Harry, así le hubiera hecho todo el daño del mundo, el
seguiría amándole.
El castaño miró sus zapatos.
— ¿Me ayudas a llevarlo al auto? Por favor.
Jane asintió, Louis había ido en taxi solo de ida, de regreso pondría en
práctica sus pocos conocimientos sobre manejo e intentaría no voltear el
adorado coche del rizado.
Pasó un brazo de Harry por su hombro, intentando cargarlo, junto con Jane,
que no hacían un gran trabajo y terminaron aventándolo como un enorme
saco de papas en el asiento de copiloto.
— Adiós Jane, gracias por cuidar de Harry. — Agradeció con las mejillas
sonrojadas.
La chica solo asintió.
— No es nada — Le regaló una enorme sonrisa mostrando dos hileras de
blancos dientes— Ustedes dos hacen una muy bonita pareja.
— G-gracias pero nosotros no- nosotros no- nosotros no somos nada en
realidad.
— Pronto lo serán.
La guapa muchacha giñó uno de sus grises ojos y se marchó sin decir más
nada.
Estaba más que claro que eso no pasaría ni con el milagro más grande, Harry
estaba completamente fuera de su alcance, y lo sabía perfectamente bien.
Louis soltó un suspiro mientras se adentraba en el transporte y observaba
con detenimiento y adoración las facciones del rizado. Era tan
lindo, pero justo ahora que estaba terriblemente molesto con él, no se
permitía pensar tal cosa del apuesto hombre de ojos verdes y preciosos
hoyuelos que hacen que cierto chico se derrita, justo como una vela.
— ¿Llaves?
Harry sin pensárselo dos veces se las entregó en su pequeña y delicada
mano.
Su coche era una de las cosas más importantes para él, pero si era Louis de
quien se trataba, pondría su vida entera en sus manos, si fuera posible,
porque le tenía tanta confianza, tanto cariño, tanto amor.
Louis encendió el coche para comenzar el recorrido, solo sabía lo básico
sobre manejo, pero se esforzaría lo suficiente para llegar a salvo a casa, para
que Harry llevara a salvo a casa.
— ¿Por qué te has puesto así, Harry?
Harry rió un poco, risa de borracho.
— Por ti.
Y Louis, por alguna extraña razón, en el fondo, muy en el fondo de su
corazón, creyó las palabras que el rizado a su lado le decía, pero aun así
mantuvo su boca cerrada, porque así era mejor, siempre era mejor así.
— ¿No me has escuchado? ¡Lo hice por ti! ¡Porque estoy tan
malditamente enamorado de ti!
Louis paró el auto en seco, pero no importaba, era media noche, la calle
estaba casi desierta.
— No, no lo estás.
Harry lo miró con los ojos llorosos, sintiendo su corazón apretarse.
— Sí que lo estoy, ¿cómo no estar enamorado de ti?
— Te gustan las mujeres, y me lo has dejado muy en claro la vez pasada.
Louis ya estaba llorando, y Harry al verlo de esta manera, comenzó a
lagrimear también, ¿que había hecho?
Louis por su lado, siguió conduciendo sin decir palabra alguna, con la vista
un poco borrosa gracias a las lágrimas que amenazaban con salir de sus
ojitos brillantes, lindos ojitos azules y brillantes.
— No, me gustan las mujeres, me gustan las mujeres y me gusta Louis.
Louis negó.
— Estás borracho no sabes lo que dices, mañana no recordaras nada y
seguiremos siendo los mismos de siempre.
— Puede que este borracho, pero estoy borracho y
enamorado, enamorado de ti.
Veintidós
— ¡Cállate, cállate! ¡Estás borracho! ¡No sabes lo que dices!
Harry observó cómo su pequeño, inocente y delicado bebé comenzaba a
soltar cada vez más lágrimas de sus preciosos ojos.
— Sé perfectamente lo que digo, y digo que estoy enamorado de ti.
Louis miró a Harry con los ojos llorosos y apretó los labios
— ¡No! ¡No lo estas!— chilla— mañana no recordaras nada, es mejor que
bajemos, nuestros gritos van a despertar a nuestras madres.
Harry negó con la cabeza.
— No, no hasta que me creas, bebé.
El ojiazul a su lado soltó una carcajada irónica.
— ¿Cómo esperas que te crea, Harry? ¿Cómo esperas que te crea si me
besas, me hablas bonito, luego te encuentro con Sarah en el sillón y
luego cuando intentas "disculparte" me dices que no te gusto ni un
poco? ¿Cómo esperas que te crea si cada que tienes oportunidad me
insultas y me lastimas? No vengas a decirme que estás enamorado de
mi si no buscas ganarte mi corazón, no digas las cosas solo por
decirlas, porque puede que para ti sean simples palabras, pero para
mí, son mucho, pero mucho más que eso.
— Quiero ganarme tu corazón, quiero hacerlo, en serio.
— Harry basta, mañana no vas a recordar nada, estas borracho, no me
hagas ilusiones.
El rizado negó con la cabeza y tomó una de las pequeñas manos del precioso
muchacho que le volvía loco.
— Puede que esté borracho, pero mañana te seguiré amando.
Louis no supo que decir, se quedó completamente mudo, las palabras se
quedaron atoradas en su garganta.
— Las promesas de la noche no significan nada.
Harry rió y negó con la cabeza.
— Sí que significan algo, es simbólico, Lou.
Mostró una dulce sonrisa de labios pegados y ojos brillantes al ojiverde a su
lado
— Dime cuánto cuesta dejarte ir.
— No quiero que me dejes ir.
Y Louis siguió mostrando esa dulce sonrisa de labios pegados, cosa que
confundió a Harry
— Dime como supones que el dolor se irá.
Y entonces Harry lo entendió, y rió con él, sus risas sonaban perfectas juntas,
porque eran simplemente la pareja perfecta, se necesitaban
— Dame una oportunidad, para conquistarte, solo una, Louis, por
favor, prometo aprovecharla.
Pero las promesas de la noche, no significan nada... ¿o sí?
Veintitrés
Una semana de lo sucedido en aquel fin de semana pasado, y la relación con
Harry iba más que bien, se estaba comportando como todo un caballero,
abriéndole la puerta del auto, de la casa, del restaurante, llevándolo hasta su
salón de clases, regalándole flores, dulces y peluches, llevándolo a pasear y
siendo el mejor pretendiente que Louis pudiera tener, porque su pequeño se
lo merecía, se merecía todo en este mundo, y lo que le estaba dando no era ni
la decimonovena parte de lo que el ojiazul merecía tener a sus pies, porque
ni siquiera podía traerle lo más bello del mundo, porque ese pequeño ser,
tan débil, adorable, pequeño, dulce, lindo y frágil era lo más bello del mundo,
era una belleza indescriptible, ese pequeño ser que con un simple toque le
hacía sentir un zoológico entero, ese pequeño ser que hacía que su mundo se
iluminara con una pequeña sonrisa, estaba fantástica, maravillosa e
irremediablemente enamorado de él, y se sentía tan bien.
Se sentía bien poder cortejarlo, poder demostrarle sus sentimientos con
pequeños pero dulces detalles, pero sobre todo, se sentían bien las preciosas
sonrisas que le regalaba, con mejillas sonrojadas y ojos brillantes, se sentía
increíble.
Louis despertó con la maravillosa sensación de sentir el brazo de Harry
alrededor de su cintura, se sentía tan terriblemente bien, genial, asombroso,
se sentía correcto.
Aunque también se sentía asustado, asustado de que si por alguna extraña
razón Harry volviera a tratarlo de alguna manera cruel, estaba asustado,
muy, muy asustado.
— Buenos días, amor.
Los oídos del pequeño saborearon la dulce y ronca voz de Harry, y
sabía deliciosa.
Louis sonrió y se giró sobre la cama, para quedar cara a cara con el hombre
que le vuelve completamente loco.
— Buenos días, Hazz.
El ojiverde sonrió, dándole a Louis la vista más maravillosa del mundo, y el
pequeño castaño, sintió desfallecer ante la imagen tan hermosa que le estaba
brindando, y Harry no pudo evitar pensar una vez más, lo bien que se
escuchaba ese apodo tan ridículo en los bonitos labios rosados de Louis.
— Uhm bebé… — Tomó uno de los muslos gruesos de Louis y subió su
pierna rodeándola contra su cadera— ¿Te gusta lo que ves?
Louis se sonrojó ante la atrevida acción de Harry y soltó un pequeño gemido
cuando el rizado se empujó a si mismo contra el trasero más pequeño.
El ojiverde en un rápido movimiento volteó apenas un poco el delicado
cuerpo de su acompañante y se posicionó entre sus piernas.
— S-si ah…
Otro empujón.
Harry pensó lo mucho que estorbaba la ropa en ese momento, pero iba a
respetar a su bebé, y pararía... en unos minutos más.
— ¿Mucho?
El siguiente empujón fue demasiado para Louis, así que no pudo evitar
arquear su espalda, dejando su cuello a completa disposición de cierto
rizado que se encontraba en unos simples boxers, y además, encima de él.
Harry atacó el cuello de Louis, provocando una serie de gemidos, que eran
música para sus oídos, dejo un par de chupones que tardarían días en salir
mientras tomaba la pequeña cintura por debajo de la enorme camisa - que
era suya, cosa que provoco un tremendo tirón en su parte baja - que le
quedaba tan jodidamente bien.
La simple idea de despertar junto a Louis cada mañana, en la misma cama,
hizo a Harry sonreír mientras se separaba del cuello de su adorado pequeño,
ahora marcado por el, con intenciones de mostrarles a todos y cada uno de
los leones hambrientos que se encontraban en el peligro de la calle,
hambrientos de preciosos, adorables e inocentes muchachos de brillantes
ojos azules y preciosas sonrisas, como Louis.
Ahora que le había dado una oportunidad tan valiosa como poder
conquistarlo, la cuidaría más que a su propia vida, porque poder reclamarlo
su novio, era su único deseo en estos momentos, tener toda esa belleza
compactada en Louis, era todo lo que deseaba, hoy y siempre.
Por más borracho que hubiera estado el día en que le dijo todo lo que sentía,
recordaría que Louis le había brindado la gran oportunidad de ser quien le
tome de la mano, le abrace y le bese en público, porque oportunidades como
esas, no se dan todos los días.
— Te quiero— Harry le dijo, demasiado cerca de su cara, admirando los
preciosos ojos que se encontraban frente a él, eran los más preciosos
del mundo, y de eso, no cabía duda.
Eso provocó a su gran corazoncito saltar de alegría.
— Te quiero el doble— Louis le susurró con las pupilas dilatadas, la
respiración entrecortada, mejillas sonrojadas y pecho agitado, lo cual
Harry no entendió, pues apenas habían jugado un poquito, pero al
parecer no tenía tanta experiencia, al tener escasos diecinueve años y
ser tan inocente, se comprendía un poco.
Le quería, le quería y nada ni nadie iba a poder parar eso, porque sus
sentimientos eran tan fuertes hacia él, que no le importaría escalar
montañas si al final del día obtendría un dulce beso, con mejillas sonrojadas,
cuello estirado y un adorable Louis parado de puntitas sobre sus pies para
poder alcanzar sus labios, no le importaría ni siquiera tener que morir por
él, porque estaba ciega y totalmente seguro, de que Louis era el mismo
paraíso.
Veinticuatro
Eran las diez en punto de la mañana, cuando Louis tomó una ducha, ni
siquiera se molestó en ponerse ropa suya, pues amaba la de Harry, el olor, la
textura, la suavidad, tres cosas que su ropa no tenía.
Se encontraban acurrucados en la estancia del hogareño lugar en el que
vivían, estaban más que cómodos, aunque tenían la posición de un moño, ni
siquiera les importaba.
— ¿Recuerdas cuando me dijiste que me querías?
Al decir esto Louis soltó una dulce risita y sus mejillas tomaron un ligero
color rosado.
El mayor le regaló una sonrisa amplia, dirigida solamente a él, porque de
ahora en adelante, sus sonrisas serían únicamente por y para él.
— Claro que si ¿cómo no iba a recordar cuando semejante dulzura me dio
una oportunidad como esta? — Louis enrojeció, y Harry sintió como
su corazón se derretía, lo apretó más contra su pecho, con cuidado de
no quebrar sus gafas —Oh, eres tan adorable.
El ojiazul le dio un leve empujoncito juguetón en el hombro.
— Tú eres adorable.
El rizado dejó un beso contra su sien.
— Me muero por besarte — susurró en su oído — ¿me dejas...?
A lo que Louis respondió con un movimiento de cabeza, eso fue todo para
Harry, se inclinó un poco, viendo los preciosos ojos del pequeño brillar de
emoción, lo único que pudo pensar en ese momento era en lo jodidamente
dulce y hermoso que se veía así.
Se inclinó un poco más, pero parece que le destino no quería que sus labios
se mezclaran, pues el sonido del teléfono celular de Louis anunciando un
nuevo mensaje interrumpió el hermoso momento en el que se encontraban,
reventando su burbuja.
Louis le miró avergonzado, con mejillas sonrojadas y una sonrisa tímida,
entonces, como por arte de magia, la molestia del rizado desapareció,
remplazándola por un enorme sentimiento de amor creciendo dentro de él,
probablemente no son nada aún, ¿pero que importaba?, cada mirada que
Louis le dedicaba era como una pequeña estrella fugaz ante sus enamorados
ojos.
— Es Matt — El nombre que salió de los finos labios que tanto le
gustaban le causó náuseas y frunció el entrecejo — Quiere salir
conmigo.
Harry negó con la cabeza.
— No, mío, solo mío.
Esto le causó gracia al más pequeño, así que intentó jugar un rato.
— Uhm… ¿quién lo dice?
— Yo — apretó el cuerpo del menor contra su pecho — Y este chupón de
aquí —señaló la piel violácea de su cuello, estremeciéndolo — Lo hice
yo, no Matt, mío.
Louis sintió miles y miles de mariposas volar en su vientre al ver al rizado de
esta manera, con el entrecejo fruncido, la mandíbula tensa y el semblante
serio, esto le parecía tan caliente, por un momento le imaginó encima de su
pequeño cuerpo, con la misma expresión, dando embestidas rápidas, fuertes
y bruscas, o de una manera más "romántica" moviendo sus caderas lenta y
sensualmente contra él, haciéndolo gritar como gata en celo, besando su
cuello justo como en la mañana, gimiendo en su oído con la voz más ronca de
lo normal por la excitación y pasando sus manos por cada centímetro de su
piel, sacudió su cabeza, volviendo a la realidad, sintiendo un pequeño tirón
en su parte baja, sus mejillas tomaron un intenso color rojo, se sintió
avergonzado de sí mismo, de él y de sus pensamientos zafados,
irrespetuosos e indebidos.
Le encantaba que lo reclamara como suyo, le encantaba demasiado, no pudo
evitar sonreír y besar su mejilla de forma tierna, haciendo que el corazón del
rizado se apretara contra la piel de su pecho y haciendo que una sonrisa
estúpida apareciera en su cara, sonrisas provocadas por un pequeño
muchacho de enormes y preciosos ojos azules, esos ojos azules que tanto le
gustaban, esos ojos azules por lo que moría con solo una mirada, esos ojos
azules de los que estaba completa y absolutamente enamorado, rendido a
sus pies, con solo un par de palabras, con solo una pequeña acción como un
beso en la mejilla, un par de "te quieros" y unas cuantas miradas, se
encontraba comiendo de su mano, estaba muriendo por Louis, y el pequeño
parecía no notarlo.
Veinticinco
— Le dices que no.
Louis le lanzó una mirada confundida, despegando la vista de la pantalla del
televisor que se encontraba frente a ellos.
— ¿Eh?
Harry sonrió mientras le daba un dulce, protector y posesivo beso en la
marca que el mismo había hecho en la bronceada piel de su cuello.
— A Matt, le dices que no.
El ojiazul sonrió y arrugó su nariz se manera tierna, el más alto se sentía tan
enamorado con tal imagen tan linda y adorable, como solo el mismo.
Louis era el sinónimo de adorabilidad; cuando piensas en Louis, piensas en
adorables pies y manos pequeñitos, piensas en una sonrisa grande y
preciosa que hace que tu día brille, piensas en grandes y hermosos ojos
azules, piensas en una dulce vocecita tímida, en risas lindas, adorables
muecas de cualquier tipo, piensas en lo adorable que es, en toda la extensión
de la palabra, eso era lo que el ojiverde estaba pensando en ese momento, lo
bonito, precioso, hermoso, pequeño, tierno, bello que ese pequeño ser era,
como un ángel bajado del cielo, tan inocente, tan lindo, tan Louis.
El menor sacó su labio inferior formando un gesto tan adorable que Harry no
pudo resistirse a pensar que se sentiría besar esos labios tan finos, tan
rosados y lindos.
— Es que yo si quiero salir con él.
— Escucha, Lou, quiero conquistarte, realmente quiero, pero me parece
bastante difícil hacerlo si estas saliendo con otro chico, me gustas, me
gustas mucho, pero si sales con él, solo podré pensar en que ese idiota
querrá besarte, no en cómo voy a poder ganarme ti corazón.
Pero ya lo tienes, Harry.
Louis le miró con ternura y se montó en su regazo para poder abrazarlo con
facilidad, sin nada sexual de por medio, obviamente.
La posición en la que se encontraban le permitía a Louis poner su cabeza de
costado sobre la de Harry, el más alto se abrazó a su cintura y recargó su
cabeza sobre el pecho del más pequeño, olía a él, y eso le encantaba, porque
estaba usando una camisa suya, y lo estaba marcando indirectamente, le
besó la mejilla sonoramente, haciendo al menor sonreír y sonrojarse.
Harry por primera vez tenía que estirar el cuello para poder ver a su
pequeño bebé, esto pareció causarle gracia a ese ser tan lindo e inocente
— Te quiero Lou, mucho, mucho
— Yo también te quiero, Hazz
Harry apretó la cintura del menor entre ambas manos, y se sorprendió al ver
lo pequeña que era, se imaginó a sí mismo tomándolo de ahí mientras lo
embestía con fuerza, haciéndolo gemir como toda una puta, se lamió los
labios inconscientemente y después negó con la cabeza, comenzando a
sentirse culpable por pensar tales cosas de un ser tan adorable y tierno
como lo era Louis.
Su mirada se perdió de nuevo en la delicadeza del pequeño cuerpo de Louis
y sonrió.
— Dios, eres tan pequeño.
— O tú eres un gigante.
Harry sonrió.
— No, yo creo que tú eres una cosita pequeñita y bonita y delicada.
El ojiverde dejó un beso sobre la bonita nariz respingada de Louis y este
soltó una risita aguda.
— Tú eres una cosita bonita con voz de monstruo.
Harry rió y juntó su frente con la del menor, y cuando el ojiazul estaba a
punto de regalarle un beso en los labios al rizado de enloquecedores ojos
verdes, los condenó la campana, pues sus simpáticas madres irrumpieron en
la tranquilidad del hogar, mostrando anchas sonrisas, pero reemplazadas al
instante por muecas de ternura, causadas por la linda posición en la que sus
hijos se encontraban, haciendo sonrojar a Louis, y a Harry apretar más a
Louis contra sí mismo, sonriente.
Anne le guiñó un ojo a su único hijo, acompañado de una enorme sonrisa.
— Basta chicos, son tan tiernos, van a hacer que me derrita de ternura.
Veintiséis
Louis accedió a ayudarle a su madre en la cocina, y la mirada triste de Harry
puesta sobre sus ojos, le hizo no poder resistirse de besarle la mejilla y
abrazarlo muy muy fuerte, en realidad quería besarle los labios, pero no se
sentía seguro de hacerlo o no, pues aún no se encontraban en una relación
estable.
La sonrisa en los labios del rizado le provocó un pequeño paro cardiaco y
miles se mariposas volando dentro de sí mismo, haciendo cosquillas.
— No te vayas — Lo estaba tomando de las caderas, el menor se
encontraba parado, haciendo que Harry tuviera que levantar la cabeza
para poder observar sus dulces facciones delicadas, tan bonitas,
suaves, recargó su barbilla sobre el vientre de Louis y observó lo
preciosos que eran sus ojos, tan grandes, expresivos, tan azules,
simplemente hermosos.
— Solo es la cocina Harry — Y cuando este hizo un lindo puchero con los
labios, el corazón de Louis se apretó y no pudo evitar acariciarle el
pelo, suave y sedoso.
— Bien — dijo entre dientes, distraído por las caricias placenteras que le
estaban brindando esa manos tan bonitas y pequeñas.
Louis se escapó de la calidez de sus brazos y con una gran sonrisa se
propuso a ayudarle a su madre y a Anne con la comida de esta tarde.
— Hacen una muy linda pareja, Louis — comentó Anne mientras
cocinaba las albóndigas.
Lo único que Louis pudo hacer fue sonrojarse mientras cocía la pasta.
— Gracias Anne, pero nosotros no somos...
Anne lo interrumpió con un movimiento de cabeza.
— Oh, ya lo sé, Harry es lo suficientemente idiota como para no pedirte
que seas su novio aún.
Jay rió mientras preparaba la salsa de tomate desde el otro lado de la cocina.
— Pues yo creo que él es muy lindo.
Anne soltó una risa, que parecía más un tipo de bufido burlón.
— Sí que lo es, pero eso no le quita lo cabeza hueca.
El ojiazul sintió unas grandes manos tomar su cintura por encima de la
suave tela de la camiseta que llevaba puesta y una barbilla ser recargada
sobre su cabeza.
— Oh, mamá, ¿Por qué hablas de mí a mis espaldas? ¡Soy tu hijo!
— Eres mi hijo, pero sigues siendo un cabeza hueca, semejante muchacho
bonito que tienes en tus brazos, y aún no le pides que sea tu novio —
Le reprendió mientras mezclaba la salsa de tomate.
Louis se sonrojó y soltó una risita nerviosa, Anne era todo un caso.
Veintisiete
Lunes por la mañana y Louis estaba con el humor por los suelos, un rato
estaba triste, otro estaba enojado, y en un momento más, estaba feliz, y
después demasiado amoroso -cosa que por supuesto no molestaba al
apuesto rizado, de ninguna manera- era algo así como menstruación
masculina, y sin sangre, por supuesto.
Tenía su cabecita recargada el vidrio perteneciente a la ventana de auto de
Harry, sin emitir sonido alguno, solo manteniéndose ahí, y respirando
lentamente.
Harry pensó que se veía adorable de esa manera, todo enojado y bonito, este
tipo de cosas a veces le sucedían a Louis, y el rizado estaba más que
acostumbrado a esto, y no tenía ningún inconveniente con ello, por supuesto
que no, Louis molesto era la cosa más preciosa que existe en el mundo -Louis
de cualquier manera, en realidad- era algo así como la octava maravilla,
bellísimo.
Cuando el bendito semáforo por fin dio en rojo, el apuesto ojiverde le miró
con una sonrisa, ancha y preciosa.
— ¿Qué me ves?
Harry rió por lo grosero que estaba siendo, lejos de ofenderlo, estaba
absolutamente enterneciéndolo.
— ¿Que no te veo? Sería la pregunta correcta, bebé.
Louis rodó los ojos con enfado y diversión, y aquí venía su repentino cambio
de ánimo...
— Harry deja de ser adorable por una vez en tu vida — Siseó entre
dientes, intentando a toda costa, por ninguna razón sonreír.
— Soy Harry Styles, ¿qué puedo decirte?
— Ególatra.
— Te encanta.
— Probablemente me encante Matt.
Harry soltó un gruñido.
— No, solo yo, porque eres mi pequeño bebé, mío, mío, Matt no, asco,
caca — hizo una mueca de asco arrugando si nariz y sacando la
lengua — Tienes una marca, ¿recuerdas?, hecha por mí, por nadie más
— Añadió con una sonrisa.
— Oh, ni me lo recuerdes, inútil.
— Eso no decías mientras estaba haciéndotela — replicó mientras
aparcaba el auto en el estacionamiento del edificio escolar.
— A veces te odio.
— No, no lo haces — Su sonrisa arrogante y enorme hizo a Louis sentir
como su corazón se derretía un poco dentro de él, estaba cayendo por
ese estúpido, y lo mejor era que ese estúpido ya estaba
completamente rendido a sus pies.
— Tienes razón, no lo hago.
Esa pequeña frase hizo al rizado sentir elefantes, chimpancés, mariposas,
palomas, jirafas, cebras, de todo dentro de su vientre, porque eso era lo que
ese pequeño muchacho le hacía sentir, de todo, con tan poca estatura, tanta
inocencia, esas adorables muecas tiernas, sus manos pequeñitas y su dulce
vocecita, le provocaba absolutamente de todo, y se sentía tan bien con eso,
tan correcto.
— Te quiero.
Louis se sonrojó, sin embargo después de sentir el calor en sus mejillas se
reprendió mentalmente por hacerlo, aunque no hubiera sido su culpa
— Yo te quiero mucho, mucho más — Louis se acercó un poco al cuerpo
del rizado, permaneciendo en su asiento, y el más alto, hizo lo mismo,
acercándose a su pequeño bebé de adorables y preciosos ojos azules,
Louis recargó su cabeza sobre el pecho de Harry mientras lo abrazaba
por la cintura y aspiraba su dulce perfume masculino
— ¿Sí? —Louis asintió con los ojos cerrados mientras seguía aspirando el
olor tan embriagante, ya habían llegado al recinto estudiantil, pero
aún faltaban unos minutos, y, ¿qué mejor que pasarlos con la persona
de la que estaba más que enamorado? — ¿De aquí a dónde?
El ojiverde comenzó a acariciar su espalda con cariño mientras que con la
mano libre jugaba con los pequeños, femeninos y adorables dedos de Louis,
este rió por su pregunta.
— Del piso a tu cabeza, eso es mucho, ¿no crees, Hazz?
Harry soltó una risita tonta mientras besaba la frente de Louis con amor
— Sí, mucho, mi amor.
Los ojos de Louis brillaron ante el nuevo apodo y levantó un poco su
cabecita para poder observar mejor a Harry, le había llamado amor, pero
nunca mi amor y el corazón de Louis reaccionó tan bien ante eso.
— ¿Yo también puedo llamarte así?
— ¿Cómo, pastelito? — Dejó un pequeño beso sobre su pequeña y
adorable nariz.
— Mi amor — Y cuando le escuchó decir esto, el rizado sintió una
agradable sensación de cosquilleo en la boca del estómago.
— Joder bebé, dilo de nuevo.
Louis sonrió.
— Mi amor.
Harry no podía describir lo particularmente lindos que se veían sus labios al
pronunciar esas palabras, el siempre llamaba a Louis con apodos dulces y
empalagosos, pero Louis nunca le llamó con ninguno de ellos, y ahora que lo
hacía, se sentía más que bien.
— No tienes idea de cuánto me encantas, Lou.
Y tal vez esa fue la razón de su sonrojo, o probablemente el dulce y amoroso
beso que vino después.
Loa labios de Harry eran los mejores, Louis había dado besos antes, claro
que sí, pero ninguno de ellos le habían hecho sentir como lo hacían los de
Harry, le hacía sentir cálido y bonito, perfecto, querido, amado y valorado, le
encantaba, estaba completamente vuelto loco por ese enorme chico de
preciosos y llamativos ojos, verdes, sin mencionar esa hermosa sonrisa que
estaba terminando por enamorar completamente a ese ser tan pequeño y
lindo.
Ninguno de los dos esperó que justo cuando sus lenguas aparecieron en
acción, cuando el momento se volvió más caliente, el estúpido y
ensordecedor timbre escolar, sonara en un estridente chillido, separándolos
de golpe, dándole a Harry una vista de Louis completamente linda y digna de
admirar; mejillas sonrojadas, labios rojos e hinchados y ojos preciosos y
brillantes, el rizado pensó que así era como te recibían en el paraíso, Louis
era su pequeño paraíso, para él solo, para nadie más, y eso lo afirmaba la
escandalosa marca que se escondía debajo de varias capas de maquillaje, y
ligeramente lila.
Veintiocho
A las 9:10 de la mañana, el ojiazul se encontraba buscando su cuaderno de
dibujo artístico en su respectivo casillero, cuando lo encontró, vió como una
hoja de papel color azul cielo doblada a la mitad se deslizaba hasta caer al
suelo, el pequeño lo recogió extrañado y se dispuso a leer el contenido.
"¿Cómo diablos me has elegido?
Honestamente, puedo cantarte una canción
Pero no creo que las palabras puedan expresar tú belleza
¿Cómo diablos hemos terminado así?
Sacas lo mejor de mí
Me enamoré desde el momento que nos besamos
desde entonces hemos sido historia.
Dicen que el amor es para siempre
Tú para siempre es todo lo que necesito
Por favor, quédate todo lo que necesites
No te puedo prometer que las cosas no se romperán
Pero te juro que nunca me iré
Por favor, quédate para siempre conmigo.
Quiero mostrarte de lo que mis sueños están hechos
No puedo dormirme, no puedo dormirme
Me acuesto en la cama, en mi cama despierto en la noche
mientras sueño en ti
Me enamoraré, tú te enamorarás
Podría significar todo, todo para mí
No puedo imaginar estando en otro lugar.
Dicen que el amor es para siempre
Tú para siempre es todo lo que necesito
Por favor, quédate todo lo que necesites
No te puedo prometer que las cosas no se romperán
Pero te juro que nunca me iré
Por favor, quédate para siempre conmigo.
La forma que somos
es la razón por la que me quedo
Mientras tú estés aquí conmigo
Sé que estaremos bien
La forma que somos
es la razón por la que me quedo
Mientras tú estés aquí conmigo
Sé que estaré bien.
Dicen que el amor es para siempre
Tú para siempre es todo lo que necesito
Por favor, quédate todo lo que necesites
No te puedo prometer que las cosas no se romperán
Pero te juro que nunca me iré
Por favor, quédate para siempre conmigo.
No podría amar a cualquiera, fui creado para amar a una sola persona, bebé
Dicen que el amor es para siempre
Tú para siempre es todo lo que necesito
Por favor, quédate todo lo que necesites.
Dicen que el amor es para siempre
Tú para siempre es todo lo que necesito
Por favor quédate por siempre, conmigo.
Te quiero, Lou, simplemente no hay palabras para describir lo que siento
por ti, no puedo creer que seas tan bonito y tan tú, espero te vaya muy
bien en tu clase de dibujo, te quiero, te quiero mucho xoxo (las "x" son
besos, las "o" son abrazos) papel azul, por tus preciosos ojos"
— ¿Quién te ha hecho eso? — Kate soltó un chillido agudo y emocionado
a la vez mientras miraba la hoja azul con adornos de flores y
corazones alrededor por encima del hombro de Louis.
— Harry — Respondió con la misma sonrisa boba y los ojos brillantes
mientras guardaba su cuaderno en la dulce mochila, a la vez que
comenzaba a caminar.
— Joder, que ese cabrón puede ser de lo mejor cuando se le da la gana.
Louis soltó una risa pequeña y dulce, no podía esperar para abrazar y besar
a su dulce y tierno gigante.
— Él es muy lindo todo el tiempo — le dijo tímidamente a su amiga, ella
le sonrió.
— Él era un hijo de puta hace poco menos de un mes, ahora mientras no
te haga daño no corre peligro de que lo asfixie mientras duerme.
Louis formó un pequeño puchero con su labio inferior
— El me gusta mucho.
Esa frase causó a Kate reír mientras abría la puerta del aula de dibujo, y tal
vez, solo tal vez, dibujaría a Harry esta vez, mordió su labio ante el
pensamiento y después negó con la cabeza, estaba completamente jodido y si
estar jodido era una hermosa sensación de calidez en la boca del estómago,
ojos brillantes, felicidad sin razón, y sonrisas, le encantaba estar jodido.
Veintinueve
Estar enamorado y ser correspondido es lo más lindo del mundo, sientes
cosquillas en la boca de tu estómago, puedes observar a esa persona toda
una vida y ni siquiera notas el tiempo pasar, sientes como tu sonrisa crece al
escuchar el sonido caliente de su voz burbujeante de emociones, puedes
amar la sensación de su mano contra la tuya inconscientemente, tienes la
sensación de sentirte como en casa todo el tiempo, observando su sonrisa,
acariciando su cabello y sintiendo la calidez de su mirada envolverte en la
suave manta del cariño, el amor y la dulzura.
— ¿Pasa algo, mi amor? —Harry preguntó al pequeño castaño que le
observaba embobado, como si el mundo dependiera de ello.
— No, nada — Susurró avergonzado sobre la mirada entre curiosa y
burlona de los amigos de Harry, este le sonrió, dejando un besito
sobre su frente y otro sobre su nariz, pasando un brazo sobre su
hombro para apretarlo contra su pecho, acercar su nariz a la del
castaño, pequeña y respingada, estaba enamorado de esa nariz, sin
duda, el rizado frotó su nariz propia contra la del más pequeño
mientras sonreía.
— Oh, basta chicos, no coman pan frente a los pobres — Se quejó Nick.
Louis se sonrojó mientras se alejaba de Harry, con la mirada baja y brillante,
dicen que el amor te hace ver implacablemente hermoso, en el caso de Louis,
aún más de lo que él ya era, y Harry por supuesto que había notado ese
pequeño cambio en la dulzura de su sonrisa y en la inocencia brillante y
llena de emociones habitante en el mar que eran sus ojos.
Le parecían completamente preciosos, le encantaban aún más que antes, y
esa sonrisita que lograba gustarle cada día más y más y más, le causaba
miles de cosas, miles de sensaciones que nunca antes había sentido, no era
simple atracción, mucho menos simple cariño era a lo que su madre había
llamado amor, esa sensación de cosquillas en la boca del estómago al
observar la inocente sonrisa, enorme e increíblemente linda, al ver como
esas largas pestañas revoloteaban al verlo con emoción, como la expresión
se sus dulces ojitos color cielo saltaban con alegría al regalarle una simple
rosa, o un simple muñeco de peluche.
Eso era una de las cosas que le habían enamorado de Louis, nunca esperaba
nada extravagante, se emocionaba con un simple ramo de rosas, le hacían
saltar a su cuerpo en un abrazo de koala y llenaba de besos su cara, pero el
mejor siempre era el último, en los labios, tan dulce, lento y suave, largo, sin
embargo no llegaba a nada mayor, respetaba a su bebé, lo cuidaba como a su
propia vida, porque eso era el amor, amar para estar enamorado, tan simple
y tan complicado a la vez, pero le encantaba, le encantaba porque era
Louis, su Louis, tan lindo e inocente.
Amaba sin esperar nada a cambio, amaba sin importar qué, no le interesaba
ir a un lugar de lujo, el solo quería estar acurrucado junto al rizado viendo
una película de Disney, esas eran algunas de las muchas cosas que le
encantaban de Louis.
Se había tatuado una "L" a los quince, sin permiso, sin que nadie se enterara,
y ese había sido su primer tatuaje, porque ese muchacho le causaba tanta
ternura y le tenía tanto cariño que sentía que tenía que ser plasmado sobre
su piel, ¿qué mejor lugar que en su pecho?
Entonces, comenzó a cuestionarse sobre desde cuando diablos comenzó a
tener sentimientos sobre Louis, y no tenía respuesta, siempre se había sentido
igual de bien con él, con tanta necesidad de sobreprotegerlo, estar siempre
cuidándolo de absolutamente todos y todo, porque siempre había sido tan
pequeño, tan débil.
— Te quiero — susurró contra su oído, dejando un beso tierno contra su
piel, sintió su sonrisa crecer.
— Te quiero más — Le miró por sobre las enormes gafas, Harry amaba
esas gafas, un poco menos que a Louis.
El rizado se sintió mareado, estaba ebrio, ebrio de amor, de dulzura y cariño,
de ternura, de inocencia desbordante, haciéndole ahogar en ese par de
mares preciosos que el castaño poseía, llevándole a la locura.
— Estoy enamorado de ti — Soltó sin pensar, susurrando, sin llamar la
atención de los demás sobre la mesa.
Treinta
Louis salió corriendo al escuchar esas tres palabras, esas que tanto esperaba,
esas que tanto ansiaba escuchar de esa bonita boca color rojo sandía, sin
embargo, al escucharlas, se había comportado como un completo inútil y le
había dejado ahí, lloroso y triste.
Se sintió mal, pero se sintió aún más mal cuando había intentado hablar con
él al salir de su clase de diseño, le ignoró terrible y dolorosamente, y lo peor
era que ni siquiera tenía derecho a sentirse triste, pues él había tenido la
culpa escapando de él, cuando el pobre rizado lo único que había hecho era
declarar su amor, y sinceramente solo escapó porque no podía calmar todo
ese zoológico en su vientre.
— ¿No me quieres? — Le preguntó Harry sin siquiera mirarlo, cuando se
encontraban recostados sobre los cómodos asientos negros del
precioso auto de Harry, frente al estacionamiento pavimentado de la
Universidad, su voz sonaba resentida, y Louis se sentía muy mal con
eso, lo miró.
— Claro que lo hago, Harry— Su vocecita comenzaba a temblar al pensar
que por la mente del rizado pasaba la posibilidad de que no le
quisiera, tremenda tontería.
— ¿Lo haces? — Le miró con los hermosos orbes brillantes, llenos de
esperanza, Louis sintió como su corazón se apretaba contra su pecho.
— Lo hago, más que a nadie.
El contrario le miró con sus labios ligeramente curveados hacia abajo
— Y-yo te dije que estoy enamorado de ti y tú, tú te fuiste ¡Corriste!
Louis tomó su enorme mano y la entrelazó con la suya, se sintió tan bien.
Se sentó a horcajadas sobre el regazo del ojiverde y juntó su frente contra la
suya, su corazón latía rápidamente contra su pecho, le diría lo que no se
había atrevido en tanto tiempo
— Te amo — Lo miró a los ojos, observó como un destello lleno de
dulzura atravesaba sobre ellos, haciéndolos ver más claros.
Le amaba, realmente lo hacía, más de lo que todos ustedes se podrán
imaginar jamás.
— ¿En serio?
Louis asintió.
— Amo absolutamente todo de ti — Se lamió los labios rosas para
comenzar a hablar — Amo tu sexto dedo de tu pie derecho, amo tu
asqueroso hábito de comer galletas oreo con mantequilla de maní,
amo tu forma de hablar, amo esa preciosa sonrisa que tienes pintada
en los labios justo ahora, amo todos y cada uno de tus lunares, amo tus
manos grandes, amo lo alto que eres, amo tus labios tan delgados y
gruesos a la vez, amo tus tatuajes, amo tus cuatro pezones, amo tu
increíblemente perfecto cabell... — el pequeño fue callado con unos
labios alrededor de los suyos, suaves, delicados, tiernos, lentos y
cariñosos, llenos de amor, dejándole un gusto a chocolate, delicioso, los
besos de Harry siempre sabían deliciosos, a la hora que fuera y cuando
fuera siempre eran sorprendentemente buenos.
— Joder, bebé, yo te amo el doble.
Louis sonrió con dulzura acariciándole el pómulo al rizado, apreciando su
belleza
— Sé mi novio — Susurró casi sin aliento, observando las preciosas
facciones de Louis.
— ¿Novio?
Al instante las mariposas se inquietaron, sin poder soportar la emoción del
momento, esa sensación de calidez en su corazón le hizo estremecer, estaba
tan enamorado que parecía casi irreal.
— Sí, mi novio ¿quieres?
El ojiazul sonrió enormemente y se acercó a su rostro para dejar múltiples
besos en sus deliciosos y carnosos labios rojos.
— Ya te estabas tardando, tonto ¡Claro que quiero! — Su voz desbordaba
emoción pura.
Harry juntó una vez más su frente contra la del más pequeño.
— Mío, mi novio, solo mío.
Louis soltó una risita tonta por lo celoso que era siempre, y sinceramente
eso era algo que le encantaba.
Se sentía tan afortunado de por fin tener el honor de poder llamar novio a
ese muchacho alto y de hermosos ojos verdes, esa sonrisa que le hace ver las
estrellas, quería gritar, quería saltar, llorar y reír al mismo tiempo, porque
por fin, después de tanto, ese perfecto muchacho era su novio, su novio, que
bien sonaba esa palabra, preciosa, su novio Harry, aún mejor, le encantaba la
sensación de tenerlo cerca y poder besarle los labios cuanto quisiera, y le
encantaba aún más, mucho más que ese encantador muchacho de llamativos
y preciosos ojos verdes fuera suyo, de nadie más, no de Sarah, su novio.
Treinta y uno
— No puedo creer que ya seas mi novio — Harry besó la mano del ojiazul
innumerables veces mientras conducía hacía el hogar que compartían
con sus madres.
— Yo no puedo creer que tú seas mi novio.
Harry le sonrió apartando la vista del camino unos segundos, para después
devolverla, no quería tener un accidente con su bebé allí dentro.
Louis le gustaba más que el chocolate más delicioso que jamás ha existido en
el mundo, le gustaba más que el helado más dulce, más que las camisetas con
estampados feos, más que el pavo que preparaba su madre en navidad, le
gustaba incluso más que la pizza.
Porque no necesitaba nada si tenía a ese pequeño que poco a poco había
comenzado a enamorarlo, a ganarse su corazón, no se vive solo de amor,
pero no le molestaría vivir solo de Louis, despertando con el cada mañana,
con su dulce olor a fresas envolviéndole las fosas nasales, con un beso de
buenos días, con su pequeño cuerpo cubierto únicamente por una camisa
suya, cubriéndole apenas medio muslo, haciéndole el amor cada noche,
acurrucándolo sobre su pecho, protegiéndolo de todos los peligros del
mundo, le encantaba Louis, pero le encantaba aún más, que ahora podía
llamarlo suyo, su bebé, su amor, su cariño, su precioso muchacho de ojos
color cielo, su novio, suyo, suyo, suyo.
Y si, era celoso y no se avergonzaba de serlo, pero con tremendo novio
precioso que se carga ¿quién no lo sería?
— Te amo.
Harry sonrió ancho mientras lo decía, le amaba, muchísimo, más de lo que se
ama a sí mismo, sentía una sensación indescriptible de hormigueo en el
corazón, esa sensación que tenía únicamente cuando ese pequeño estaba
cerca.
— Yo también te amo, Hazz.
Odiaba ese apodo, pero ahora que Louis le decía con ese tono tan bonito y
esa sonrisa tan hermosa y dulce, estaba comenzando a gustarle bastante.
— ¿Mucho? — Preguntó mientras estacionaba su auto frente a la puerta
de madera rosa palo, que por supuesto Louis había elegido, pues
siempre ha sido el consentido de ambas madres, por ser tan pequeño
y delicado, pero ¿quién no lo consentiría siendo tan condenadamente
hermoso?
— Mucho — Respondió Louis tomando su cara para darle un pico.
— Yo más.
— Eres un mentiroso — Respondió Louis con el corazón a punto de
salirse por su garganta de tantas emociones mezclándose en su
interior.
Harry salió con dificultades gracias a sus largas piernas, pero cuando por fin
estuvo fuera, se posicionó frente a Louis besándole los labios.
— ¿Lo soy? — Susurró contra su oído dejando múltiples besos en su
cuello mientras lo tomaba por la cintura e intentaba abrir la puerta
distraídamente, consiguiéndolo.
— Uhm, sí lo er-oh — Gimió cuando los dientes del más alto hicieron
contacto con la piel bronceada de su cuello, remarcando la
magulladura color lila, dejándola roja.
— Uhm, te estas poniendo duro, mi amor.
El más pequeño soltó un gemido agudo mientras su enamorado introducía
una mano en su ajustado jean negro.
Louis no sabía que estaba sintiendo, eran demasiadas emociones, era placer,
amor, cariño y lujuria mezclados, se podía ver la excitación en los ojos verde
oscuro de Harry, pero también todo el amor que le tenía, y Louis sabía, sabía
que cuando el dijera no, Harry iba a parar, pero el problema era que no
quería parar, necesitaba sentirlo dentro lo más pronto posible, ya.
— Harry, cuarto.
Treinta y dos
Harry frunció el ceño ante la petición de Louis y sacó se mano del jean negro
desabotonado.
— No.
Habló firme casi pareciendo enojado, y no era que no quisiera hacerlo,
deseaba más que nada que las paredes de Louis estuvieran envolviendo su
pene de una manera deliciosa y que Louis gimiera en su oído pidiendo por
más, que Louis rasguñara su espalda dejando marcas, pero no, no ahora, no
en su primer día como novios, no debía ser así, quería que su primera vez
con ese pequeño muchachito tan adorable fuera especial, algo que Louis
pudiera recordar por siempre, porque esa sería su última primera vez, con
él.
— ¿N-no? — Sus ojos comenzaron a cristalizarse ante el repentino
rechazo al que se enfrentaba su dulce mente, Harry no le deseaba, o
por lo menos eso pensaba el, pero no lo culpó, pues a sus ojos el
mismo era lo más horrible del mundo.
— No — Respondió, pero cuando vio una pequeña gota cristalina
resbalar por la sonrosada mejilla del ojiazul, se dio cuenta del error
que había cometido al rechazarlo.
— ¿N-no me deseas?
— Oh, bebé — le abrazó por los hombros, quedando su mejilla en la
cabecita de Louis — Claro que lo hago, nunca pienses lo contrario, en
este momento lo único que quiero es tenerte debajo de mí gimiendo
mi nombre, pero quiero, necesito que sea especial, tanto para mí,
como para ti, mi amor.
— ¿En serio? — Se separó un poco para poder verle a los ojos, preciosos
ojos verdes, los más bonitos ojos verdes que han existido en la historia
de la humanidad, sin duda alguna.
Harry asintió, causando que la cabecita de Louis se moviera al compás.
— Claro que si, además es nuestro primer día como novios ¿por qué no lo
disfrutamos de otra manera?
El más bajo formó un puchero, creando una mueca tierna y preciosa,
haciendo a Harry soltar una risita por lo lindo y adorable que se veía.
— Pero, Hazz.
— Pero nada, precioso, nada, hoy no te preocupes por eso, cuando tenga
que pasar sucederá ¿bien?
— Pero tendrás que usar tu mano.
— Mi mano y yo estamos bien por ahora — Le dio un ruidoso beso en la
mejilla y otro en los labios.
— Mis dedos y yo no.
Harry soltó una risita, pero la paró casi al instante al imaginarse la carita de
Louis mientras usaba sus propios dedos para darse placer a sí mismo, sus
piernas abiertas, y comenzaba a hacer calor en la estancia.
Lo tomaría allí mismo, con su preciosa cara presionada contra el sofá,
embistiéndolo con fuerza, pero no, aún no era tiempo, lo iba a respetar, e iba
a esperar para el momento perfecto para poder hacerle el amor a su bebé,
porque le amaba.
Treinta y tres
— Así que eso significa que son novios — Johanna les miró mientras
masticaba con los labios pegados y la mirada destellante.
Louis asintió como niño pequeño mientras el ojiverde tomaba su mano por
encima de la mesa.
— Sí, así es.
Anne sonrió mientras dejaba el tenedor en el plato con un chasquido
estridente. Salió del comedor a paso rápido para después regresar con una
bolsa azul cielo, se la tendió al más pequeño, pero Harry como todo novio
sobreprotector que es, lo tomó el mismo con desconfianza y los ojos
entrecerrados mientras masticaba un trozo de carne.
— Mamá — Se quejó sonrojado, algo bastante digno de ver.
— Pensé que lo necesitarían, no sabía que eran novios, pero ahora con
razones demás lo necesitan, no quiero nietos por ahora, Harry.
El rizado apretó los dientes, no sabiendo si reír, llorar o salir corriendo
porque su madre le había regalado un pote de lubricante y una caja de
condones.
— Mamá, Louis no puede quedar embarazado.
— Mejor prevenir que lamentar, hijo.
— ¿Qué es? — Louis se atrevió a preguntar tímidamente observando a su
madre atragantarse de la risa, para después devolver la dulce y cálida
mirada sobre los bonitos ojos de Harry, este sonrió.
— Nada, bebé, mamá está loca.
Louis frunció el ceño.
— Tu madre no está loca, Hazz, solo es un poco diferente a las demás —
Susurró observando la sonrisa acogedora y tierna que le regalaba
Anne — Y yo quiero saber que hay dentro, amor ¿por favor?
Ese apodo hizo a Harry sonreír como un completo estúpido mientras su
corazón se aceleraba y latía fuertemente contra su pecho.
Cuando menos imaginó, Louis ya estaba viendo el contenido de la bolsa, con
unas mejillas sonrojadas tan adorables, que Harry solo quería comérselo a
besos, porque era tan bonito, lo más bonito que sus ojos han visto
— Oh — Susurró mientras observaba el pote de lubricante sabor a fresas.
— Sí — Anne volvió a sonreír pasándole un vaso de agua a Johanna, que
seguía soltando risitas — Con olor a fresa, tu favorito Louis.
La sangre comenzó a subir y subir hacia las mejillas bronceadas de Louis
mientras seguía masticando su comida, se sentía avergonzado, porque en
efecto, ese sabor era su favorito, y no tenía idea de cómo lo sabía Anne, y
sinceramente tampoco quería averiguarlo.
Treinta y cuatro
Tres semanas, tres semanas como novios y Louis seguía sin obtener nada de
nada, había hecho de todo ¡hasta se había paseado por toda la casa en
solamente una camiseta de Harry!, pero lo único que lograba conseguir era
un triste portazo proveniente de la habitación de su novio, seguido de
gemidos incontrolables y después, el muy idiota llegaba como si nada y le
plantaba un beso en los labios, un muy buen beso, pero eso no le quitaba
para nada lo idiota.
Había terminado por rendirse y ya no intentar nada más, simplemente
esperar a que las cosas se dieran, que simplemente pasara, el estaría bien
con sus juguetes por ahora.
Su rizado y apuesto novio se encontraba acostado sobre el largo del sillón,
viendo algún tipo de programa aburrido en el televisor de la estancia. El
pequeño, decidió, ingeniosamente, acomodarse encima del cuerpo de Harry,
recargando la barbilla en su pecho, pasando los brazos a sus costados,
mirándole con cariño, acariciando los rizos que caían sobre su cara.
— Hey pequeño ¿qué haces?
Louis sonrió con diversión.
— Abrazo a mi novio ¿no es obvio?
— ¿Tienes novio?
Louis asintió con efusividad, provocando pequeños golpecitos en el tatuado
pecho del mayor.
— Sip, uno muy guapo y alto.
Harry soltó una risita.
— A tu novio le encanta que lo abraces.
— ¿Sí? — Besó su barbilla.
Harry asintió con una sonrisa
— Si, y también dice que quiere un beso.
Los preciosos ojos azules de Louis brillaron con entusiasmo y cariño.
— ¿Quiere uno?
— Quiere muchos.
El pequeño ojiazul dejando múltiples besitos sobre los labios estirados de
Harry, estirando los suyos propios para formar preciosos besos de piquito.
Acarició la cintura de Louis por sobre la camiseta, admirando lo bonita que
era su sonrisa, bajó un poco su mano, encontrándose con el principio de una
braga de encaje, abrió los ojos sorprendido.
— ¿Qué estas usando?
— Oh, es una camiseta tuya — Harry le dedicó una mirada aprensiva,
haciendo a Louis reír tímidamente — Encaje ¿No te gusta?
Sus bonitos, delicados y delgados labios rosas formaron un lindo puchero
con ellos, haciéndolo lucir completamente adorable y tierno, con esos
grandes ojitos azules mirándole con suplica y un poquito de tristeza.
Harry se sentó en el sillón de manera apropiada mientras miraba a su
precioso novio mordiéndose el labio, dejando que la lujuria se apoderara
completamente de su mente, cosa que había intentado no hacer por tres
semanas, y que le había estado saliendo bastante bien, como para que Louis
apareciera justo ahora con unas bonitas bragas de encaje que apretaban tan
deliciosamente su trasero, iba a perder su auto control bastante pronto si no
dejaba de mirarlo en ese instante.
— Joder, Louis, me encanta — El nombrado sonrió sentándose a
horcajadas sobre el cuerpo de su novio, pasando los brazos por detrás
de su cuello, acariciando ligeramente sus suaves rizos con la yema de
sus bronceados dedos — ¿Q-qué haces?
Había comenzado a frotarse contra el falo de su pareja, la cara que Harry
estaba haciendo en ese momento, sinceramente, no tenía precio, y eso
alentaba al pequeño a continuar con los movimientos alrededor de la
sobresaliente erección. Estaba muy caliente.
— ¿Qué crees que hago, mi amor? — La vocecita dulce e inocente de
Louis era un factor bastante importante al placer creciente en la parte
baja de su cuerpo, no podía creer la manera en la que le excitaba aquel
muchacho tan inocente, lindo y pequeñito como Louis era.
Harry soltó un gemido en el oído de Louis mientras este continuaba con sus
rítmicos y sexys movimientos, a Louis ese gemido ronco, le provocó miles de
sensaciones indescriptibles al ojiazul, miles de sensaciones que nunca antes
había tenido el lujo de sentir, con ninguna otra persona.
— Quítatela — Su novio habló en un susurro, pero fue suficiente para
que Louis obedientemente, retirara la molesta camiseta negra de su
pequeño cuerpo, y de una vez, ¿por qué no? sus bragas, dejando la
erección tamaño promedio a la luz. Harry retiró rápidamente su
ajustado bóxer Calvin Klein, dejando una gran, GRAN erección saltar
orgullosa de entre sus piernas, Louis no dudó ni siquiera una fracción
de segundo en volver a la posición anterior, frotándose, adelante y
atrás, adelante y atrás en un placentero vaivén.
— Oh, eres tan bueno, bebé — Tomó la cintura del ojiazul entre sus
grandes manos, ayudando a los sensuales movimientos
— Mmm, Hazz, t-te necesito dentro, oh…
Y Harry necesitaba, ahora, más que nada, estar dentro del apretado agujero
de su hermoso novio de dulces gemidos agudos, pero aún no, debería
esperar, debería de hacerlo, pero no podía, la fricción que su pequeño bebé
realizaba en ese momento, provocaba que su cabeza diera vueltas en un
auténtico remolino de sensaciones.
— Louis, bésame.
El ya nombrado, se lanzó sobre los labios de su novio en un beso urgido y
descuidado, lleno de amor y lujuria mezclados, nunca creyó que algo así
fuera posible, pero al parecer lo era.
El pequeño sintió como una preciosa, cálida e indescriptible sensación de
amor se instalaba justo en el centro de su pecho
— Oh, bebé, me voy a- me voy a-
Esa pequeña frase hizo a Louis moverse más rápido, porque joder, él
también estaba por correrse, ¡Y ni siquiera había llegado a penetrarlo! No
quería siquiera imaginarse la rapidez con la que se correría cuando llegaran
a hacer el amor completamente.
Las sensaciones en la parte baja del abdomen de Harry se volvieron cada vez
más intensas, y ver la carita de placer que tenía su pequeño en ese momento,
sus mejillas sonrojadas y el sudor que caía por su frente, no ayudaba en
absolutamente nada, así que sin poder contenerse, lanzó sus labios color
sandia hacia el cuello del ojiazul, haciendo que este jalara su cabeza hacia
atrás, dándole libre acceso a la delicada zona, succiono la bronceada piel de
castaño, haciendo que este se corriera con fuerza, su alto gemido agudo y
femenino, provocó casi al instante, que este también se liberara, con los ojos
cerrados, soltando pequeños jadeos de auténtico placer y lamiendo la piel
afectada por sus labios y dientes.
— Eres tan sexy, y mío, mío, mío — Susurró recostando la cabeza en el
sillón.
— Tuyo, tuyo, tuyo, y tú, también eres mío, todo mío.
Louis abrazó el cuerpo de su novio, sin siquiera importarle lo llenos de
semen que estuvieran, después se limpiaría.
— Solamente tuyo — Abrazó su cintura de vuelta, dejando un corto
besito sobre su sien — Te amo, mucho.
— Yo también te amo, Hazz
Treinta y cinco
— ¿Habías hecho esto con alguien más?
Harry preguntó cuándo estuvieron aseados y ya acurrucados en el sofá.
Por supuesto que Louis todavía era virgen, pero sí que había hecho esto
antes, sin llegar a más, pero ya lo había hecho, después de todo Louis no era
tan inocente como ustedes piensan, ¿cierto?
— Vamos, mi amor, puedes decirme.
El más alto apretó a su novio contra su pecho, besando su frente, mientras
este solamente baja la mirada.
— ¿No te enojas?
La voz de Louis sonó tan dulce, que quiso abrazarlo y besarlo por siempre,
porque era una cosita tierna, llena de amor e inocencia, le amaba tanto.
— ¿Por qué iba a enojarme, mi bebé tontito? — Besó su nariz con
ternura, provocando que las mariposas en el estómago de Louis se
emocionaran y comenzaran a revolotear sin permiso alguno.
— No lo sé, algunas veces eres un poquito raro, Hazz — Harry rió
mientras besaba sus labios cortamente — Si, lo había hecho antes,
pero no quiero que por eso nuestra relación sea diferente.
Sus bonitos labios rosas formaron un tierno puchero en ellos, haciendo a
Harry sentir cientos de elefantes en su estómago.
— ¿Sabes qué? No me interesa si estuviste con alguien antes, estás
conmigo ahora ¿bien? no te sientas avergonzado por eso, es normal
haber tenido sexo antes ¿pero sabes algo? conmigo vas a hacer el
amor.
Iba a decirle que el en realidad nunca había tenido nada dentro de él más
que un par de dedos o un dildo pequeño, pero tenía miedo de que Harry no
quisiera un virgen como novio.
Louis se sonrojó mientras besaba la mejilla de Harry.
— Eres el mejor novio del mundo.
— Y el mejor novio de mundo merece muchos besitos del más lindo del
universo ¿no crees?
Louis tomó un mechón de cabello de su novio para jugar con él, con una
tímida sonrisa en los labios.
— Hazz, no seas tontito, no puedes besarte a ti mismo.
El mayor tomó la cintura de Louis, y enterró su cara en el suave cuello con
olor a frambuesas de Louis.
No tenía idea de cómo le hacía para siempre oler a frambuesas, pero
sinceramente, le encantaba su olor, le encantaba todo Louis, con esas
caderas que le ponían como el infierno de caliente y sus bonitos ojitos azules
que hacían a su corazón latir a mil por hora. Louis era la combinación
perfecta de sexy y tierno, era simplemente perfecto, todo en Louis era
tremendamente perfecto, hasta la cicatriz debajo de su estómago era
perfecta frente a la verdosa mirada de Harry.
— Me encanta como hueles.
— A mí me encanta como hueles tú, como a hombre.
Harry rió.
— Oh, sí, es solo semen — Bromeó, haciendo que el pequeño hiciera una
tierna mueca de repugnancia, arrugando su linda naricita.
— No seas asqueroso, Harry.
— Te encanto.
— Muchísimo.
Harry desapareció la distancia que los separaba, uniéndolos en un dulce y
lento beso, ambos sentían un remolino dentro de sus vientres, que los hacia
soltar risitas en medio del beso, se amaban tanto, que ya ni siquiera sabían
cómo demostrárselo, porque ni las palabras, ni las acciones demostraban
todo el amor que tenían uno con el otro, pero por supuesto que hacían todo
lo posible por demostrarse su amor, sí que lo hacían.
El ojiverde tomó la mano pequeñita de su novio entre las suyas,
entrelazándolas, estas encajaban de una manera tan magníficamente
perfecta, le encantaba la manera en la que la suave piel dorada de Louis se
sentía contra la suya, con su mano libre, acarició la mejilla de su adorado
novio, le amaba tanto, que era casi doloroso.
Treinta y seis
El auto se encontraba en silencio mientras Harry conducía camino a su
hogar, con su pequeño al lado, por supuesto.
Iba a dejar a casa, porque él tenía que hacer una tarea en equipo, con Nick y
Niall, claramente no iba a permitir que su bebé caminara solo hasta su casa,
no, obviamente no, Louis era lo más preciado que tenía, y por supuesto que
no iba a perderle así como así.
— ¿Seguro qué estarás bien tu solo en casa, amor?
Harry no deseaba dejar a su Lou solo en casa, pero Louis había insistido
bastante en que no se preocupara y que fuera con sus amigos a terminar la
tarea. Claro que Louis solo deseaba quedarse toda la tarde acurrucado en el
pecho de su gran novio, pero si este tenía cosas que hacer, no se iba a
oponer, por más que quisiera.
— Claro que sí, Eddie, no te preocupes.
Louis tomó la mano que su novio tenía libre, este sonrió mientras daba
vuelta en una calle.
— No quiero dejarte solo, mi amor — Respondió Harry besando la mano
pequeñita de Louis, cuando el semáforo marcó en rojo.
Harry tampoco quería dejar solo a su bebé, pues sus madres irían a pasar la
tarde con Michelle, una de sus amigas del trabajo, pues era su cumpleaños y
al parecer, lo celebrarían con ella.
— No pasa nada, Eddie.
Nick y Niall soltaron una pequeña risa desde atrás, sin poder ser contenida,
provocada por el lindo apodo que Louis le había puesto a Harry, refiriéndose
a su segundo nombre.
— Eddie — Se burló Niall con una sonrisa desde el asiento trasero.
— Oh, deja a mi bebé en paz, Ni — Louis respondió con diversión
impregnada en su dulce vocecita.
Niall soltó una pequeña risotada, acompañada de la de Nick.
— Bebé — Nick se burló mientras Harry se estacionaba frente a la
hogareña vivienda.
— Llámame cuando llegues, cielo.
— Lo que mi bebé precioso pida — Harry susurró antes de besar sus
labios.
Louis sentía de todo dentro de su estómago, soltó un suspiro mientras
sonreía en medio del beso, provocando en Harry una dulce sonrisa también,
porque cada sonrisa de Louis, cada sonrisa del hermoso muchacho, era una
sonrisa del rizado, porque estaba tan enamorado de esa pequeña cosita
adorable y linda, con su mirada tan inocente y pura, que le transmitía tantas
emociones juntas a la vez, pensaba que iba a colapsar en ese momento de
tanto cariño que le tenía a ese ser tan precioso, y de no ser por esos ojitos
azules que le mantenían los pies sobre la tierra, lo habría hecho.
— Amor, asqueroso — Comentó Nick haciendo mueca de asco cuando el
par de enamorados se separó con una ligera sonrisa en los labios y un
brillo inexplicablemente hermoso en los ojos de ambos.
— Se ven lindos, déjalos en paz, pareces un viejo amargado — Respondió
Niall para después dejarle un golpe sobre la parte trasera de su
cabeza.
— Te amo — Dijo Louis dejando un corto beso en los labios de su novio y
bajarse del auto con una sonrisa pintada en los labios.
— Te amo más, y por favor, Lou, cuídate, no quiero encontrar un desastre
en la casa ¿sí? Ah, no me extrañes mucho, mi amor.
Louis rodó los ojos para después cerrar la puerta del auto.
— Ahora idiotas, vamos a terminar ese trabajo para poder regresar
con mi Lou cuanto antes.
Nick rió y puso su cabeza entre el asiento del piloto y el del copiloto, ahora
desocupado
— Claro, Eddie — Se burló.
Harry encontraba extremadamente lindo ese apodo saliendo de los labios de
Louis, porque sinceramente, se escuchaba precioso, pero si no lo dice su Lou,
no hay gracia en el apodo.
— Oh, cállate, suena lindo.
Nick soltó una risotada seguida de un entre bufido y risa de Niall, y un
suspiro cansado de Harry, que tarde le esperaba, llena de burlas, ténganlo
por seguro.
Cuando dieron las cinco de la tarde, Louis estaba demasiado caliente como
para aguardar a la llegada de su apuesto novio, simplemente al recordar a
Harry gimiendo de placer mientras el mismo se frotaba sobre la prominente
erección, le excitaba en demasía, y su erección propia, comenzaba a hacerse
presente por sobre las bragas azul bebé que llevaba puestas. Decidió
aguantar un poco, pero cuando esta se hizo demasiado dolorosa, no dudó en
tirar su delicada ropa interior hacia abajo, abrir el pote de lubricante con
olor a fresa y untar una buena cantidad en sus pequeños dedos.
Abrió sus piernas mientras cerraba los ojos lentamente, bajando
delicadamente hacia su entrada y hundiendo uno de sus pequeños dedos
dentro de su apretado agujero, sintiendo como los músculos se contraían
ante la intromisión propia, Comenzó a mover su dedo de manera lenta,
soltando pequeños jadeos y frotando sus pezones, imaginando que era Harry
quien lo tocaba de esa manera tan atrevida.
— Oh, mhm Harry — Soltó un pequeño gemido agudo mientras introducía
un segundo dedo dentro de sí mismo, recordando esos labios entreabiertos
rojo sandía que soltaban gemidos de placer, placer provocado por el, y joder,
quería tanto tener a Harry encima de él embistiéndolo con fuerza — O-oh H-
harr- oh, mmmm, ah…
Añadió un dedo más, jadeando con fuerza, con los labios entreabiertos y los
ojos fuertemente cerrados, arqueando su espalda. Con su mano libre,
comenzó a mover su pequeña mano por el largo de su pene, arriba, abajo,
arriba abajo, se sentía tan jodidamente bien, y más si imaginaba que era
Harry quien le acariciaba de esta forma, joder, lo necesitaba tanto.
Harry llevaba un rato observando como su novio se masturbaba pensando
en él, y le ponía tan malditamente tanto verlo con sus deditos hundidos en su
entrada. Sinceramente no tenía una idea de cómo le hacía para verse tan
jodidamente tierno y caliente a la vez, pero su inocencia le ponía tanto.
— ¿Extrañándome, amor? — Harry dijo con la voz ronca, una expresión
seria y una ceja arqueada, una imagen tan caliente.
Louis se hubiera avergonzado de sí mismo, de no ser que estuviera tan
excitado como para pensar en parar. ¿Parar? ¿Qué es eso? ¿Se come?
Sinceramente, parar no estaba en los planes del ojiazul en estos momentos,
necesitaba venirse, ya.
— A-ah
— Para — El rizado susurró mientras untaba del pegajoso lubricante
sobre sus largos dedos, con claras intenciones de reemplazar los
delgados y pequeños dedos de Louis por los suyos, mucho más largos.
Cuando el pequeño no obedeció, se vio en la necesidad de apartar la mano
del menor, sacando sus dedos de su agujero, dando una sensual vista de su
rosada entrada, provocando un pequeño quejido de Louis, al sentir el vacío.
Harry reemplazó los deditos de su novio, embistiendo el lindo trasero del
ojiazul con sus propios dedos, provocando un gemido agudo, tan dulce. El
rizado se mordió el labio inferior mientras veía a su pequeño bebé
desarmarse en placer bajo algo tan sencillo como eran un par de dedos.
Movió estos en forma circular, provocando un pequeño gritito.
— ¿Te gusta amor? ¿O lo prefieres así? — Harry preguntó cambiando la
forma de los movimientos, metiendo y sacando los largos dedos del
interior de Louis, joder, era tan sexy.
El ojiverde mordió su labio inferior, deseando que su pene tomara el lugar
de sus dedos, que su pene estuviera dentro de ese apretado y caliente
agujero, tan delicioso.
— M-más Harry ah — Arqueó su espalda, bajando sus caderas hacia la
mano del mayor, tratando de obtener más placer proveniente de los
grandes dedos de su novio. Este soltó un pequeño grito al sentir como
los largos dedos tocaban ese punto sensible que se encontraba dentro
de el — Ahí, ahí, Harry oh.
— Mmmm, amor, estás tan apretado, debe sentirse como en un sueño
estar dentro de ti.
Esa corta frase, más los dedos del rizado empujando unas veces más sobre
su punto débil, hicieron a Louis venirse con fuerza contra su estómago
plano, soltando un gran grito de placer, que provocó que la erección de
Harry se apretara aún más por debajo de sus ajustados pantalones negros.
Louis veía estrellas, mariposas, elefantes, mariposas en su estómago,
haciéndole percibir una repentina sensación cálida en el pecho, estaba tan
malditamente enamorado de ese hombre, y le encantaba estarlo.
Harry quería enmarcar esa imagen tan linda, de su bebé con los labios entre
abiertos, soltando pequeños jadeos al sentir los espasmos recorrer todo su
cuerpo, sus mejillas sonrojadas, su cabello despeinado y sus piernas
abiertas, era tan jodidamente sensual que dolía.
El rizado le sonrió dejando un besito tierno sobre su sudorosa frente, yendo
hacia el baño en busca de toallas húmedas para limpiar el semen
desparramado sobre el plano abdomen de su adorado ojiazul. Este le regaló
una sonrisa cansada.
Cuando estuvieron aseados, Harry se desnudó quedando únicamente en
boxers, para así dejar que Louis se acurrucara sobre su tatuado pecho.
— Yo puedo ayudarte con tu problemita, amor — Louis susurró
jugueteando con el inicio de la camiseta de Harry que lleva puesta y
con su oreja izquierda, escuchando los latidos acelerados que emitía el
corazón del ojiverde.
— ¿Ah, sí? — Preguntó con una sonrisa divertida en los labios, viendo la
carita angelical que Louis poseía, era tan hermoso. Este asintió,
mirándolo detenidamente — ¿Cómo?
El más bajo soltó una risa nerviosa
— Pues con mi boca — Habló como si fuera más que obvio.
Harry negó con una sonrisa divertida pintada en los labios, Su sonrisa era
una obra de arte ante la mirada suave y dulce de Louis
— No, mi amor, los hermosos príncipes como tú, no dan mamadas —
Susurró antes de besar los finos labios de su pequeño bebé.
Aunque se estaba muriendo por tener esos lindos labios rosáceos alrededor
de su pene, es estaba muriendo por venirse en esa linda boquita, se estaba
muriendo por ver como Louis tragaba todo, pero no, no iba a permitir que su
bebé se rebajara a hacer algo tan vulgar como eso.
Louis sonrió mientras le besaba ¿Cómo era posible que fuera tan lindo con
él?
— Pero tienes una erección — Sus labios hicieron un pequeño puchero,
haciéndolo ver tan adorable, y provocando miles de sensaciones
indescriptibles en el estómago del más alto.
— En un rato se quita.
Era tan lindo, que parecía irreal, pero no, su novio era completamente real,
de carne y hueso.
— Te amo muchísimo, eres demasiado lindo, para mí, Eddie — Rodeó el
torso descubierto de su pareja con sus pequeños bracitos bronceados,
sin obtener muchos resultados, pues estos apenas alcanzaban para
cubrir poco más de la mitad.
— Nada, escúchame bien, nada es demasiado lindo para ti, te mereces
todo el mundo entero, mi amor. Te amo, muchísimo, pero muchísimo
más.
Besó su frente de manera delicada, tratando de expresar por lo menos un
poco del amor que sentía por ese pequeño ser tan inocente y angelical.
Treinta y siete
Diciembre, diciembre siempre era el mes favorito de Louis, le encantaba
estar siempre abrigado, tomar chocolate caliente junto a su madre y Anne
por las tardes, cocinar las galletas de chocolate que tanto le gustaban a
Harry, recibir regalos para navidad, y, entregarlos, amaba las caras de
felicidad en esas lindas festividades, y el brillo en las miradas. Pero ahora,
diciembre le gustaba aún más, porque ahora tenía una persona con quien
acurrucarse y compartir amor, compartir amor y calor corporal.
— Estás peludito — Louis susurró, cuando Harry comenzó a frotar sus
piernas contra las del ojiazul, pero el vello corporal no era algo que a
Louis le molestara, por supuesto que no, le gustaba, le gustaba que le
hiciera cosquillitas.
Harry soltó una risita, mientras despegaba su mejilla de la cabeza del
pequeño, mirándolo divertido y acariciando su hombro en un gesto cariñoso.
— ¿Te molesta?
Louis negó, sin poder ver bien, por la falta de sus enormes gafas negras.
— No, me gusta que me haga cosquillitas — Dijo cuando el muchacho de
rizos volvió a recostar su cara en la almohada blanca.
— Tu estas suavecito — Pronunció pasando una de sus grandes manos
por el muslo del ojiazul, haciendo sonreír a este.
— Gracias, lo sé — Mordió su labio, tratando de contener su linda
sonrisa.
— Uy, calma tu ego, mi amor.
— No quiero — Sus labios formaron un bonito puchero, haciendo
enternecer a Harry.
— ¿Por qué no?
— Porque te amo — Respondió tapando sus lindos ojitos con sus manos,
en un gesto completamente infantil y adorable, haciendo a Harry
soltar un ronco "aaaw".
— Y yo te amo más.
— No, yo más — Dijo riendo, destapando sus ojos, mostrando el brillo
tan bonito que estos tenían. Ese par de mares, estaban volviendo
completamente loco al ojiverde, eran absolutamente preciosos, los
más bonitos que ha visto jamás, y los más bonitos que verá, y estaba
más que seguro de eso.
— Yo más.
Louis niega, con un nuevo puchero en sus labios, al parecer este lindo gesto
se estaba convirtiendo en una manía, una linda y adorable manía que, a su
novio, no le molestaba en absolutamente nada.
— Que yo más, y yo gano, porque yo nací primero — Sonríe con
arrogancia, acariciando las bronceadas manitas de Louis.
El pequeño frunció el ceño
— Deberías ser ilegal — Le dio un manotazo juguetón en la mano, con el
entrecejo fruncido, pretendiendo parecer molesto.
— Tu sonrisa debería ser ilegal.
La pequeña frase hace a Louis sonreír inconscientemente.
— Me avergüenzas — Habló sonrojado, escondiendo su carita en el
ancho pecho tatuado del ojiverde.
— Ay ¿Cómo avergonzar a un pequeño bebé bonito como tú? ¡Eres una
cosita preciosa! — Dijo acariciando la nariz del pequeño contra la
suya, creando un lindo beso esquimal, sacando un precioso ronroneo
del pequeño.
— Tú me avergüenzas — Susurró mientras dejaba un suave beso en los
labios del rizado.
— Con lo que me encanta presumirte, amor, eres lo más bonito que he
visto.
— Presumido — Comenzó a acariciar los suaves rizos sedosos que su
novio tenía, le encantaba lo largos y lindos que estos eran — Tu eres
lo más bonito que he visto.
— Tu eres lo más lindo que hay sobre la tierra, y se demostrará lo
contrario hasta que descubra un gemelo tuyo con más trasero.
Louis hace un gesto triste.
— ¿Mi trasero no te es suficiente?
Harry ríe, porque el trasero de Louis es mucho más de lo que se merece, es lo
único que está bien en esta vida y no puede esperar a follarse ese lindo culo
que tiene, pero primero, va a hacerle el amor.
— Tu trasero es perfecto — Bajó su mano por la espalda de Louis, hasta
que esta se encontró por el lindo y respingón trasero de Louis — Es
perfecto para mis manos — Susurró apretando ligeramente el
regordete y excitante lugar.
— Tus manos son enormes — Dijo besando la "L" que se encontraba
tatuada sobre la lechosa piel de su novio, para después recostar su
cabecita en su pecho, escuchando como los latidos de su corazón se
aceleraban con el toque, mientras soltaba una risita tonta.
— Perfectas para tu lindo trasero, mi amor.
— Eres un pervertido — Dijo mientras jugaba con los largos dedos de su
novio.
— ¿Lo dice el chico que quería darme una mamada?
Cuando Harry dijo esto, Louis se sonrojó sin poder evitarlo.
— Pensé que te gustaría ¿te parece muy guarro? — Susurró en un hilo de
voz.
— Me parece demasiado caliente — Se mordió el labio inferior,
imaginando como se sentiría su pene dentro de esa linda boquita —
Joder, no debería tener una imagen de ti dándome una mamada en
este momento, por supuesto que no es guarro, solo no quiero que mi
bebé se rebaje a hacer eso, y quien lo haga, sería un completo idiota
con un pase directo al infierno, por corromper a tan lindo angelito.
— Sinceramente nunca he hecho eso antes — El sonrojo fue demasiado
evidente, haciendo a Harry sonreír y acariciarle la cara con ternura.
— Pues nunca vas a hacerlo.
— Muchas gracias, Hazz — Abrazó a su novio por la cintura, enterrando
su cara en el pecho tatuado, demostrándole todo el amor que le tenía,
todo el amor que le ha tenido desde que tiene conciencia.
— No hay porqué, pequeño pastelito.
Cuando el silencio se hizo presente, Harry no dudó en cantarle en el oído a
su bebé una canción que le había encantado, porque era justo lo que quería
demostrarle a ese pequeño tan lindo.
— I live for you, I long for you, Olivia
I've been idolizing the light in your eyes, Olivia
I live for you, I long for you, Olivia D-
Louis frunció el entrecejo y levantó un poco la cabeza por sobre las sábanas
blancas de la cama de Harry.
— ¿Quién es Olivia? — Interrumpió el ronco y lindo canto de su novio.
Harry rió, porque nunca había visto celoso a Louis, y esa faceta tan adorable
le encantaba, todo en Louis le tenía locamente enamorado.
— Así va la canción, cariño — Dijo dejando un suave beso sobre los
labios fruncidos de Louis.
— Oh...
— Celosito.
Treinta y ocho
— Oh, Harry — Louis gimió mientras el mayor lo penetraba lentamente,
haciéndolo sentir en el cielo, quería más, y Harry estaba haciéndolo tan
lento que sentía que en cualquier momento iba a gritar que lo hiciera
más fuerte, que lo rompiera en dos.
— Estás tan estrecho — El ojiverde gimió en su oído mientras penetraba
un poco más rápido el apretado agujero de su pequeño novio.
— M-más rápido — Chilló, sintiendo como las grandes manos de Harry
exploraban su cuerpo de manera necesitada, queriendo tocar cada
rincón de ese delicioso cuerpo que le brindaba tanto placer.
El mayor paró un momento para colocar las sensuales piernas bronceadas de
Louis sobre sus anchos hombros, para alcanzar penetraciones mucho más
profundas, y, joder, se sentía como en el cielo follando el bonito culo de su
novio y viendo esas preciosas caras de placer, disfrutando lo que el grueso pene
de Harry le hacía sentir.
Louis gimió, mientras veía el entrecejo fruncido de Harry y el sudor cayendo
por su frente, era tan atractivo que dolía.
— ¿Así, mi amor? ¿Así te gusta? — Seguía embistiéndolo fuertemente,
soltando gemidos roncos de vez en cuando y observando como el menor
arqueaba su espalda, recibiendo más placer de lo que se habría
imaginado jamás.
— S-si oh Hazz.
Los movimientos de Harry eran cada vez más rápidos, observando como su
bebé se deshacía debajo de él, disfrutando de todo lo que le estaba dando
— Mmm, amor, ponte en cuatro, ya casi estoy.
El mayor salió de él lentamente, cuidando no ser tan brusco, mientras Louis se
acomodaba sobre sus manos y rodillas, dando a Harry una hermosa vista de su
entrada dilatada.
El mayor rapidamente se acomodó detrás de él, volviendo a penetrarlo con
fuerza, sacándole gemidos desde el fondo de su garganta, roncos y excitantes,
deliciosos.
— Más, Harry ah.
— Llámame papi, mi amor.
Los gemidos agudos que salían de Louis le ponían demasiado, eran tan altos y
chillones, excitantes y sensuales.
— Oh, papi — Gimió haciendo sus caderas hacia atrás, intentando que su
novio llegara más profundo dentro de el — Más fuerte, papi-agh.
Que lo llamara papi le ponía aún más que oírlo gemir su nombre, su inocencia
le ponía demasiado.
— Ya casi estoy, bebé — Gimió viendo la espalda y el trasero de su novio,
excitándose aún más ante la sensual vista.
Apretó pequeña cintura del ojiazul, viendo como enterraba su carita en la
almohada blanca, levantando aún más su trasero y aventándolo hacia atrás,
encontrándose con las envestidas de Harry.
— Harry, Harry, ¡Harry despierta!
Harry abrió los ojos de golpe, viendo unos preciosos ojos azules que le
observaban con una mezcla de curiosidad y preocupación.
Joder, había soñado. Todo había sido un simple sueño caliente,
malditamente caliente.
— ¿Qué soñabas? — Preguntó el pequeño con el entrecejo fruncido.
Harry se avergonzó de sí mismo por haber soñado algo como eso, con un
angelito tan bonito como Louis era, pero aun así, no podía esperar a que
sucediera de verdad.
— Nada, mi amor — Susurró con la voz ronca por el sueño, y en parte por
lo excitado que se encontraba al tener un sueño húmedo con su
adorable bebé.
— Debes levantarte ya, cielo, se hace tarde para la Universidad.
Le había dicho cielo, y se escuchaba tan bien al salir de esos lindos y
delgados labios que solo quería besar todo el bendito día.
— No quiero ir — Dijo haciendo un pequeño puchero con sus gruesos
labios color sandía.
El mejor se lamió los suyos inconscientemente, quería besarlo.
— Tienes qué, Hazz — Respondió sentándose en la orilla de la cama, para
después acariciar los suaves y sedosos rizos de su apuesto novio —
Además solo debemos ir hoy, las vacaciones empiezan.
— Mejor dame un besito — Louis rió para después dejar un corto beso
sobre los labios de Harry, el mayor gruñó, al obtener un beso tan
corto.
— ¿A eso le llamas beso? — Se quejó
Louis rió mientras se paraba.
— A eso le llamo a que aún no te has lavado los dientes.
— ¡Oh, Lou! ¿A quién le importa eso?
— A mí — Respondió con una sonrisa, yéndose tranquilamente,
moviendo sus caderas al caminar, encendiendo aún más al rizado.
Ahora tenía las bolas azules, genial.
— Quedamos tu y yo — Preció hablarle a su mano estirada.
— Lou ¿recuerdas a Josh? — Louis asintió ante la voz de su amiga Kate,
que no paraba de parlotear, y al parecer, ahora había cambiado de
tema de conversación, llevándola a un rumbo completamente
diferente.
— Oh, sí, él es caliente — Respondió, ganándose un entrecejo fruncido
por parte de la castaña.
— No seas zorra, Louis — Bromeó su amiga — Me ha invitado a salir —
chilló emocionada.
— ¿En serio? — Preguntó, también emocionado porque su amiga por fin
había encontrado alguien para ella.
— Joder, sí.
— ¿A dónde van a ir? — Preguntó levantando las cejas rapidamente, de
arriba abajo.
— No lo sé, con que me deje montarlo toda la noche todo está bien —
Respondió mordiéndose el labio.
— Qué bueno que la zorra era yo — Comentó riendo.
— Oh, cállate, que si tuvieras a alguien como Josh, estarías montando su
pene día y noche — Le guiñó un ojo por detrás de las gafas enormes,
esas que solo usaba para las clases.
Louis rió mientras sacaba unos cuantos libros de su casillero.
— Tengo un hombre llamado Harry Styles, que es mejor que tu Josh, y no
vivo montándolo.
— Joder, Harry también es caliente.
— Hey, calma las tetas amiga, es mío.
Kate soltó una fuerte carcajada.
— Sabes que odio a Harry más de lo que me amo a mi misma.
Louis asintió dándole la razón, pero estaba completamente ido en el
momento en que vio a Harry, su novio, salir del cuarto de Consejería con una
sonrisa de autosuficiencia y a Sarah detrás de él, con expresión seria,
viéndose algo enojada.
¿Harry le había engañado?
Treinta y nueve
Louis se sentía un cachorro triste y sin hogar al pasar de sus clases,
simplemente no podía creer que Harry, su Harry hubiera salido junto a Sarah
del cuarto del conserje. ¡Incluso la muy cínica le había sonreído al pasar por
su lado! Cosa que le molestó en demasía.
Harry había pasado a buscarle a su última clase del día, con esa sonrisa tan
preciosa y los ojos brillantes de emoción. Louis quiso tomar ese bonito
cabello color chocolate y estrellar su cara contra el piso. Sin embargo no lo
hizo.
El mayor parloteaba a su lado, con una sonrisa enorme, tomando la pequeña
mano de Louis, que se encontraba rígida y sin calor.
— ¿Qué es lo que pasa, bebé? — Harry preguntó con preocupación
cuando estuvieron dentro de su bonita camioneta negra, mirando los
ojos de su pequeño, en busca de alguna pista de lo que le estaba
sucediendo — Estás muy raro.
Louis tragó saliva.
— Harry, ¿me estás engañando? — Hizo un pequeño puchero con sus
labios, sus ojitos aguados hicieron al corazón se Harry apretarse
contra su pecho, ablandando su mirada.
— ¿Por qué piensas eso, Lou? — preguntó besando su manita pequeñita.
— Te ví salir del cuarto del conserje — Le susurró — Con Sarah —
Harry soltó una suave risa — ¡N-no te rías! —
Chillo, al borde de las lágrimas.
— Oh, mi amor —Habló enternecido, mientras acariciaba su suave
mejilla bañada en lágrimas — Claro que no te engaño, mi cielo.
— ¡Te vi! — Exclamó — N-no me trates como si fuera un tonto, no lo soy.
— Claro que no lo eres, precioso — Suspiró acariciando el delicioso labio
del menor con su dedo pulgar.
— ¡No mientas! ¿Ya no me quieres? ¿Es eso? — Soltó un sollozo, que hizo
que el corazón de Harry se encogiera, queriendo abrazarlo, besarlo, y
hacerle el amor hasta que dejara de pensar que no le quería —
Te cansaste de mí, como todos — Susurró.
— Nunca me cansaría de ti ¿cómo cansarme de una cosita preciosa como
tú? — Le susurró, queriendo besar esos suaves labios que llamaban a
gritos los suyos.
— Deja de mentirme.
Louis estaba llorando, y eso le dolía, porque era lo que más amaba en esta
vida, todo el amor del mundo no alcanza para describirles cuanto es lo que
Harry ama a Louis.
— Voy a explicarte — Susurró, limpiando las lágrimas que caían sin cesar
de los lindos ojitos del menor — Pero no llores, bebé — Susurró — Le
he dejado a Sarah bastante claro que tengo un precioso novio que da
unos besos increíbles, también le he dicho que lo amo lo suficiente
como para serle fiel toda mi vida, toda.
— ¿Hablas en serio? — Bajó su linda mirada azul, causando que Harry
levantara el suave mentón para que le mirara a él, y solamente a él.
— Completamente en serio.
— No te creo — Lo encaró.
— ¿Por qué, cielo?
— Porque eres un idiota a veces.
— ¿Lo soy?
— Muchísimo.
— Puedo ser todo lo idiota que tú quieras, pero, soy un idiota
completamente enamorado de mi adorable novio, y nunca, nunca,
nunca, nunca lo engañaría con alguien que no le llega ni a la suela de
los zapatos ¿comprendes? — Acarició el suave cabello lacio y castaño
de Louis, con una leve sonrisa y el corazón bombeándole rápidamente,
deseando que le creyera, porque él estaba hablando con la pura
verdad — Sarah no es nada al lado tuyo.
— Sarah es más linda, puedo entenderlo, no tienes que mentir.
— No miento, y, joder le diré a Jay que esos lindos lentes tuyos necesitan
un poco más de aumento.
— Mis lentes están perfectos — Frunció los labios — puedo ver.
— Nunca dudes de mi amor hacia ti, y mucho menos de la fidelidad que
te tengo, porque eso es lo mínimo que puedo hacer después de todo lo
que me das, bebé.
Le sonrió ancho, pero los preciosos ojos azules seguían lagrimeantes,
haciéndolo preocupar.
— ¿Me lo prometes?
El más alto creyó morir de ternura al ver la carita sonrojada que su
enamorado tenía en ese momento, era precioso. Sus mejillas húmedas daban
el toque exacto de inocencia, haciendo a su estómago percibir miles de
sensaciones completamente indescriptibles
— Te lo prometo, bebé.
— Nunca me engañes — Le dijo sorbiendo su nariz.
— Nunca lo haría ¿quién en su sano juicio te engañaría, mi amor? eres
jodidamente precioso y caliente, nada ni nadie podría reemplazar tu
belleza.
Louis mordió su labio inferior, con el fantasma de sus lágrimas aún presente
en sus mejillas.
— ¿C-crees que soy caliente?
Harry le sonrió, porque era tan ingenuo al no ver lo mucho que le encendía
— Joder, bastante.
El menor se sonrojó sin poder evitarlo, haciendo a Harry recordar su
excitante sueño de esa misma mañana.
— Te amo, Harry.
— Yo más, mucho más mi amor, nunca dudes de eso.
Cuarenta
Louis bajó de la camioneta negra con un solo salto, causándole nada más que
ternura a su novio de largos rizos.
Harry sonreía viendo a su bebé comportándose como un niño pequeño,
saltando sobre pequeños charcos pertenecientes a la lluvia del día anterior,
y tarareando una linda canción.
— Lou, ya entra, mi amor.
El ojiazul lo único que pudo hacer fue obedecer, quitando sus zapatitos en la
entrada, para así no machar el suelo blanco de la casa donde vivían.
— ¿Tienes hambre, cielo? — Harry le preguntó, tirando la mochila a
algún lado de la sala, mientras que Louis dejaba la suya
delicadamente sobre el sillón de cuero café.
— Uh, sí, un poco.
— ¿Qué te gustaría comer, Lou? — El rizado le preguntó, amarrando su
cabello en algún tipo de coleta desarreglada. Louis se sorprendió de
verlo con un mandil negro de cocina que citaba "la mejor mamá del
mundo".
Eso le pareció extrañamente caliente, haciéndolo sonreír y caminar hasta el
cuerpo estirado de su pareja, para así abrazarlo y colocar su mentón en el
pecho del ojiverde.
— A ti.
El más alto soltó una pequeña risa, regalándole una media sonrisa a su
pequeño.
— Que atrevido estas hoy, bebé — Le susurró estirando los labios,
esperando por los del contrario, tan suaves, tan deliciosos.
Louis dejó múltiples pequeños besos de labios estirados en los labios rojos
de su novio, poniéndose de puntitas para poder alcanzarlo.
— Mmm, tan delicioso — Susurró el más alto, mientras tomaba la
pequeña cintura de su bebé y se agachaba apenas un poco, tratando de
hacer así más cómodo el beso tan dulce que se estaban dando.
— Tú también eres uhm delicioso — Le dijo de vuelta, sintiendo la
respiración caliente y los besos húmedos de Harry sobre su bronceado
cuello.
— Tú lo eres más, mi amor.
Louis se contuvo se gemir cuando los dientes del rizado hicieron contacto
con su piel, tenía su labio inferior retenido entre sus dientes. Pero Harry
quería escucharlo pidiendo más, justo como en sus sueños.
— Mhm, Harry — Susurró recargado contra la orilla de la mesa,
obteniendo un gruñido por parte del ojiverde, que se encontraba en su
ardua tarea de dejar chupetones en el cuello del contrario - Uh, hazme
el amor.
Esas palabras fueron suficientes para que Harry se separara de golpe del
pequeño cuerpo y se diera cuenta de lo que estaba haciendo, estaba tocando
a un angelito, estaba propasando los límites, debía respetarlo.
— ¿Qué? — Frunció el entrecejo, separándose completamente de Louis -
¡No!
— Pero, Harry — Habló, con el labio inferior temblándole y los dulces
ojitos azules cristalizados.
— No, no puedo.
Cuando Harry dijo eso, Louis comprendió perfectamente bien que su novio
no le deseaba de esa manera, no quería tocarlo ni mancharse de la impureza
de una puta como él.
Cualquier otro hombre homosexual hubiera dicho que si sin siquiera
planteárselo dos veces, pero este no era cualquier hombre, era Harry, su
Harry, y su Harry se negaba a hacerle el amor.
Le dolía como los mil infiernos en pensar en la repugnancia que
seguramente este le tendría, y sin permiso alguno, su gran corazoncito se
apretó contra su pecho.
— Hey no llores, amor, sabes que quiero que sea especial y-
— Está bien si no quieres — Le dijo — Puedo comprenderlo.
Limpió una pequeña gota cristalina que salía de uno de sus azules ojos,
preciosos.
— No es que no quiera, joder, sí que quiero, pero prefiero esperar un
poco más y-
— Deja esa palabrería, Harry, es más fácil que me digas que no quieres
tocarme de esa manera y ya - Bajó la mirada, sorprendiéndose a si
mismo con su vocecita quebrada y llorosa.
— Es que yo si quiero - Acarició su mejilla suave de manera dulce.
— ¿Te doy asco? - Le preguntó, esperando la peor respuesta, y solamente
estaba jugando a ser valiente, porque él no estaba realmente
preparado para la respuesta.
— ¡Por supuesto que no, Lou! ¡No digas tonterías! - iba a reír, como si le
hubieran contado el chiste más gracioso del planeta, pero al ver los
ojitos llorosos de su bebé, se contuvo, acariciando la mejilla
dulcemente - No pienses que no quiero tocarte, porque eso es lo único
que quiero hacer en este momento, pero por ahora quiero esperar, mi
amor, por favor, no quiero que solo sea para bajar una calentura o solo
porque sí, quiero que sea porque nos amamos.
Louis asintió cabizbajo.
— ¿Me amas? - Levantó su cabecita, despeinando su cabello lacio y
castaño apenas un poco.
— Como no tienes una idea, mi amor — Le respondió, besando su frente
con dulzura.
— Yo también te amo, entonces no entiendo el impedimento, Harry.
— Lou...
— No, Harry, "Lou" nada, estoy cansado de siempre estarte rogando para
que me toques apenas un poco, si no quieres hacerlo simplemente
dímelo y ya, no soy un tonto, puedo comprenderlo.
Harry pasó una mano por si cabello, exasperado por la actitud que su novio
estaba tomando en ese momento.
— ¡Joder, sí! ¡Me das asco! ¡No quiero tocarte! ¡No quiero ensuciarme las
manos con tu asqueroso cuerpo! ¿eso era lo que querías escuchar?
¡bien ahí lo tienes! Deja de joderme la vida, no quiero tener sexo
contigo, solo te ves como una puta rogona, pareces una perra,
abriéndote siempre de piernas frente a cualquier estúpido y-
Paró en cuanto vio las lágrimas cristalinas correr desde los dulces ojitos
azules de su novio, terminando en su barbilla, mientras sentía como su
pecho se oprimía y escuchaba los suaves sollozos que alcanzaban a salir de
sus preciosos labios rosas.
— B-bien, gracias por decir lo que piensas sobre mí.
Y se fue, dejando al muchacho de rizos completamente arrepentido y
sintiéndose un completo idiota por tratar de esa manera a la persona de la
que estaba más que enamorado.
Se sintió mal por haber dicho esa sarta de mentiras, porque, Louis era el
protagonista de sus sueños húmedos desde hace bastante tiempo, y ahora el
pequeño solo pensaba en lo asqueroso y gordo que estaba, y lo peor es que
todo era su culpa.
Cuarenta y uno
Louis soltó un pequeño suspiro entrecortado, observando detenidamente
sus caderas infladas y la pequeña barriguita que se le formaba en su
abdomen, casi nula por cierto.
— Puta — Susurró — Eso es lo que soy, una puta — Presionó su mano
contra su abdomen, intentando reducirlo — Le doy asco, a todos les
doy asco — sollozó, recargando su espalda contra la pared, bajando
lentamente, para después terminar hecho bolita en el suelo — Nadie
nunca va a quererme. Por puta, por ser una perra.
Harry, por su lado, escuchaba los pequeños sollozos de su novio por detrás
de la puerta, alcanzando a percibir algunas palabras de lo que estaba
diciendo, lo único que quería era abrazarlo mientras le susurraba lo precioso
y perfecto que era.
— Lou, abre, por favor.
Cuando fue ignorado por decimocuarta vez, decidió ir por la llave y abrir la
puerta de madera por sí mismo, encontrándose a Louis llorando
desconsoladamente sobre la cama de colchas rosas.
— Amor — Susurró.
— N-no me digas así.
— Lou — Intentó tomar su mano, fracasando en el intento.
— Soy Louis, o perra ofrecida, como tú decidas llamarme — Susurró,
mientras sorbía su nariz, abrazando sus piernas.
— Oh, mi amor.
— ¡No me digas así, jodido idiota! — Chilló, acomodándose sobre la
cama, para poder ver mejor las facciones del rizado.
— Soy tu novio.
— Ya no quiero ser tu novio— susurró, jugando con sus pequeños
deditos y sintiendo aún más tristeza al pensar en no ser novio de ese
estúpido rizado, al que amaba con todo su corazón.
— ¿Qué? ¡Lou, no! Te amo, te amo, lo que quieras menos eso, por favor.
El pequeño negó con su cabecita, reprimiendo el llanto que amenazaba con
salir
— No, Harry, siempre lo mismo, me haces daño, ahora has cruzado la
línea.
— Louis, escúchame, soy un idiota, un completo idiota que dice las cosas
sin detenerse a pensar, pero te amo, te amo demasiado.
— No puedes amar a una perra de culo abierto.
— Tú no eres una perra — Con una mano tomó la pequeñita de Louis,
entrelazándola con la suya y con la libre, acarició su suave rostro, tan
perfecto.
Todo lo que jamás podría desear.
— Acabas de dejármelo bastante claro
— Lo único que tú eres es una cosita adorable, pequeñita y-
— ¡Cállate! ¡Ya no quiero estar contigo! ¡Te odio!
Louis se soltó llorando, como si no hubiera un mañana y Harry, no pudo
evitar atraerlo contra su pecho y abrazarlo muy muy fuerte, diciéndole lo
perfecto y preciosa que su carita de ángel es.
— Te odio — Le susurró, entre el llanto.
— Yo te amo, te amo tanto.
El más alto posicionó su mejilla sobre la coronilla de la cabecita de Louis,
sintiéndose demasiado culpable.
— Soy un idiota, siempre termino lastimándote, y tú no tienes la culpa,
bebé.
— No me llames así — Le dijo, sin separarse de su pecho, dejándose
abrazar por el rizado — Ya no somos novios.
— No, no digas eso, Louis, te amo, soy un estúpido, un completo inútil, y
sin ti, soy absolutamente nada — Iba a llorar si no paraba, pero es que
Louis se había convertido en una de las pocas cosas por las que Harry
lloraría como un marica día y noche — Mi amor por favor, no me
dejes, te lo ruego — su voz comenzó a quebrarse, y estaba siendo
sincero, sincero porque era Louis, su bebé, su novio, y él era solamente
un bocón que no sabía medir lo que decía.
— Yo solo quería darte mi virginidad — Susurró, pero Harry alcanzó a
comprender perfectamente.
— ¿V-virginidad? — Louis asintió lentamente — Tú me dijiste que ya no
eras virgen.
— No, yo te dije que ya había hecho eso antes, no que había tenido sexo,
tú lo malinterpretaste.
Harry frunció el entrecejo.
— ¿Ósea que eres virgen?
Louis asintió, sintiendo sus mejillas enrojecer.
Él nunca había tenido sexo, solo algunas frotadas, uno que otro beso caliente
y un poco de masturbación mutua, pero nunca habían llegado a penetrarlo.
Él quería guardar ese espacio para una persona especial, y estaba seguro de
que esa persona era Harry, su novio Harry, el amor de su vida. Pero al
parecer Harry no quería ser esa persona especial a la que Louis le entregara
todo, y a Louis le dolía.
— Sí, lo soy.
El rizado acunó la carita de Louis entre sus manos, detallando lo preciosos
que sus ojos eran, y diciéndose mentalmente lo estúpido que era por
lastimarle.
— Perdón, bebé, perdóname, soy un estúpido, joder, perdóname por
favor — Estaba a punto de llorar, porque si su bebé lo dejaba, no se lo
perdonaría nunca a sí mismo, porque era completamente su culpa, y
de nadie más — No me dejes.
— No quiero dejarte, pero -
Harry lo interrumpió.
— Pero soy un idiota que solo sabe lastimarte, lo sé, pero sin ti no soy
nada, mi amor, por favor.
— No lo hagas más difícil, Harry.
— Es que te amo, todo lo que dije ahí abajo es una jodida mentira, lo
único que quiero es estar dentro de ti mientras gimes mi nombre y
tocarte, porque tu cuerpo es hermoso, y sexy, y tú eres una cosita tan
adorable, mientras que yo soy un idiota.
— Quiero dejarte, pero te amo tanto — Hipó.
— No, no me dejes, por favor, bebé, te amo, por favor, soy un estúpido,
perdóname, por favor.
Louis vio la sinceridad en loa ojos verde esmeralda de Harry, y quiso
abrazarlo, mientras le decía que lo amaba y que nunca lo dejaría, porque lo
amaba.
— Lou — Tomó su mano — Te amo, muchísimo, no me dejes, por favor.
— Eres tan imbécil— Chilló, con la voz entrecortada, lanzándose a los
brazos del mayor — Y te amo tanto.
— ¿No vas a dejarme? — Murmuró en el oído del ojiazul, aún abrazado a
su cintura.
— No, inútil.
— Prometo que no va a volver a suceder, bebé, te lo juro, eres lo mejor
que tengo y no soportaría perderte —
Se separó un poco para detallar las facciones tan bonitas — Te amo
demasiado, y eres precioso, no eres asqueroso, es solo que soy un
estúpido.
— Ya no importa, Estás un poco perdonado.
Cuarenta y dos
— Uh, joder Lou — Susurró con la voz ronca mientras el pequeño seguía
frotándose sobre la creciente erección, se sentía tan bien — Mmm.
Louis soltó un gemido cuando la punta del pene de Harry rozó con su entrada.
El ojiverde tomó el trasero del menor, masajeándolo con sus manos, mientras
que este soltaba pequeños jadeos agudos y excitantes.
— M-móntame, mi amor.
Louis gateó desde el regazo de Harry, hasta la mesita de noche, donde se
encontraba el pote de lubricante con olor a fresa. Estaba tan ansioso y
caliente. Su erección comenzaba a doler.
El ojiazul regresó de la misma manera hacia el rizado, calentándolo demás y
haciéndolo pensar lo hermoso que su pequeño era.
— Me pones tanto, bebé — Gimió cuando Louis comenzó a untar lubricante
en el falo de su novio, masajeando por todo el largo y ancho, pensando
en que en unos momentos más, todo eso estaría dentro suyo.
— Estoy muy caliente, Hazz, no sé si pueda aguantar mucho — Le susurró,
poniendo sus rellenas piernas alrededor de la cadera del mayor.
Bajó lentamente, sintiendo como la gran longitud lo llenaba completamente y
el placer estaba empezando a llegar.
— Uh, mi cielo, tan apretado, bebé — Gimió — Tan mío — Lo tomó de la
cintura, ayudando a los movimientos del ojiazul, sus paredes se
contraían con cada gemido, y ver su carita de placer, con los labios entre
abiertos y los ojitos cerrados, le hicieron pensar en que se correría allí
mismo.
Louis comenzó a dar saltitos sobre el regazo del contrario, sintiendo como
cada embestida iba justo a su próstata.
— Ah, Ha-harry — Arqueó su espalda, cada vez sus movimientos iban más
rápidos, y sus caras eran aún más sensuales — Me llenas uh tanto jod-er
ah.
Seguía saltando sobre su pene como si no hubiera mañana, cada vez el pene de
Harry llegaba más profundo dentro de él y ya estaba por correrse.
— Uh, eso, bebé, más rápido.
Louis asintió, porque estaba por correrse, y el pene de Harry era tan grande.
El rizado comenzó a besar el cuello del contrario, dejando múltiples "marcas
de amor" para después lamerlas.
— Uh, sí bebé, me voy a venir.
Tomó la cadera de Louis, ayudándole a subir y bajar por todo su largo pene
erecto.
— Y-yo también, ah — Al decir esto, sus paredes internas se apretaron,
causando en Harry un gran orgasmo abrasador. Louis siguió
moviéndose hasta conseguir el suyo, y el grito que soltó, para Harry,
valía más que un millón de dólares, podría tener un segundo orgasmo al
tan solo escuchar su precioso grito orgásmico.
— Te amo mucho, Harry.
— Yo más, mi amor — Besó su cabeza, con la respiración agitada y una
repentina sensación de amor en el pecho.
Harry sintió un balde de agua fría, literal, porque su madre estaba
despertándolo de la manera menos delicada.
— Ya deja de estar soñando cochinadas y levántate.
Harry frunció el ceño, pasando una mano por su cara.
— ¿De qué mierda hablas, mamá?
— De tus "oh, Louis si, ahí, móntame, ya casi me vengo" niño cochino —
Le dijo, saliendo de la recámara y soltando pequeñas risas juguetonas
y burlescas.
Hacía una semana habían descubierto que Harry tenía problemas con el
control de su ira, así que ahora tenía que estar yendo con el loquero, como le
llamaba él. O loquera, en realidad.
Louis no podía evitar sentirse celoso al tener que dejar a su novio con una
mujer alta guapa y alta, delgada y ¿ya dije alta? El ojiazul se ponía celoso sin
siquiera darse cuenta.
A Harry esto le gustaba en partes, porque le encantaba ver a su bebé tan
celosito y bonito, pero no le gustaba que dudara de su fidelidad, porque
Harry era capaz de todo, menos de serle infiel a su lindo bebé.
Además ¿quién sería infiel teniendo a tremendo muchacho hermoso?
— Buenos días, Amor — Louis saludó cuando Harry por fin bajó bañado
y cambiado, llevaba algún rato esperándolo y estaba comenzando a
ponerse un poco impaciente. — Te tardaste mucho — Hizo un
pequeño puchero con sus lindos labios mientras lo abrazaba por la
cintura y colocaba su mentón en el fuerte pecho de Harry.
— Buenos días, pastelito.
El ojiazul frunció los labios.
— Que cursi eres.
— Solo contigo — Le sonrió, besando sus labios de forma corta.
— Eso espero — Suspiró — Tu madre me ha contado que tuviste un
sueño bastante divertido ¿eh? ¿Qué es eso de que quieres que te
monte?
— Dejame ser, un sueño no le hace mal a nadie.
Louis le sonrió, besando su cuello.
— Podría hacerse realidad.
Le guiñó un ojo.
Cuarenta y tres
— ¿Qué tal si mejor me das un besito de esos bonitos labios tuyos, mi
amor?
Cambió de tema, porque no quería que la sorpresa de esa noche se
arruinara, una sorpresa que llevaba una semana preparando junto a Nick y
Niall.
Estiró sus labios, sin si quiera moverse, haciendo que el pequeño se parara
sobre las puntas de sus pies, estirando sus labios también.
Claramente, su intento de alcanzar los labios estirados de su novio, fue
fallido, pues el más alto no hacía ni la más mínima cosa por ayudarle.
— Agáchate un poco, Hazz.
El rizado negó, tratando de contener su risa ronca y manteniendo sus labios
estirados.
— Enanito.
Louis refunfuñó.
— ¿Harry, por qué?
Hizo un pequeño puchero con sus lindos labios rosas, brillantes y esperando
ser capturados por los del contrario. Pero se contuvo, porque se estaba
divirtiendo bastante con los esfuerzos y quejidos por parte del más pequeño.
Harry reía mientras observaba el esfuerzo por parte de su bebé para poder
alcanzar sus labios.
Sentía de todo dentro de sí, porque amaba tanto a esa cosita tan pequeñita.
El molesto Louis caminó hacia la cocina, para tomar el banquito color rosa
pastel que utilizaba cuando no podía alcanzar algo, y Harry no estaba ahí
para ayudarle en la ardua tarea de tomar el cereal o alguna otra cosa.
El muchacho de rizos rió mientras el más bajo se subía sobre aquél banquito
tan adorable y rosa.
Su cabecita llegaba por encima de los ojos de Harry, o sea por la altura de la
ceja, y se sentía tan orgulloso de sí mismo.
Se inclinó apenas un poco hacia adelante, estirando sus labios,
presionándolos contra los de su amado, con los ojos fuertemente cerrados y
las pestañas chocando contra sus mejillas.
Los labios de ambos estaban quietos, simplemente presionados, mientras
que las manos del mayor se encontraban tomando la estrecha cintura de
Louis, cuidándolo de caer.
— ¿Lou? — Harry susurró cuando se separaron.
— ¿Mhmm? — El ojiazul ronroneó mientras frotaba su pequeña naricita
contra la de Harry.
— Siento mariposas — Soltó una risita baja, mientras Louis seguía
frotando su nariz contra la contraria, siguiendo con el lindo beso
esquimal.
— ¿Sí?
— Sí, bebé.
— Te amo, Hazz.
Harry sonrió, tomando la manita de Louis entra la suya, grande y masculina,
para después entrelazar sus dedos.
— Yo más.
Harry rió besando la nariz de su novio, sin intenciones de pelear de quien
quería más a quién, porque él tenía más que claro, que el mismo amaba a su
bebé mucho más de lo que Louis lo amaba.
— ¿Qué desayunaste? — Harry preguntó mientras tomaba la cintura del
contrario, ayudándole a bajar del pequeño banquito, tal como si fuera
un niño de cinco años que no ha podido bajar de su silla al terminar de
comer.
— Besitos de Harry.
El ojiverde soltó una pequeña risa, para luego depositar un pequeño beso
lleno de amor en su frente.
— No, en serio.
Louis sonrió.
— Pancakes ¿quieres?
Iba a decir que no, pero al ver sus ojitos brillantes llenos de emoción, no
pudo si quiera negarse.
— Claro que sí, mi amor.
Se acercó a sus labios, dejando un tierno beso corto en ellos.
El ojiazul sonrió dando saltitos hacia la cocina, seguido de Harry.
Al observar como su bebé fruncía el ceño concentrado, con su lengua
saliendo ligeramente por el lado derecho de su boquita, el ojiverde no pudo
evitar soltar un suspiro lleno de amor.
Simplemente no podía esperar a que estuvieran casados, y pudiera verle con
una camisa suya hacerle el desayuno todos los días, dejando a la vista esas
lindas piernas suyas, que solamente él podía ver, así que ni siquiera las
imaginen.
Y podrían hacer el amor todos los días sin preocuparse de que sus madres
los escuchen, Louis podría ser todo lo ruidoso que quiera, con tal de que sea
solo con él.
Tampoco podía esperar a darle su sorpresa esa noche, pues por fin llegaría
el día especial que tanto había esperado, e iba a ser completamente
inolvidable.
Claro que no iba a ser nada que su Lou no quisiera, si él no quería, no habría
problema de simplemente dormir acurrucados en un hotel cinco estrellas,
pero de cualquier manera, el realmente esperaba que Louis dijera que sí, que
si quería, que quería que el fuera el primero.
— No quiero dejarte con esa psicóloga fea — Louis comentó dando
vuelta a uno de los Pancakes.
— ¡Nos vemos chicos, regresamos en la tarde! — Anne exclamó al salir
por la puerta principal.
— ¡Adiós, ma! — Gritó, esperando que su madre escuchara su despido —
Oye, ella no es fea.
Louis frunció el entrecejo.
— Bien — Refunfuño.
— ¿Bien?
— Si, bien.
— ¿Estás celoso, cielo?
No, no estaba celoso, solo un poco enojado porque SU novio estuviera
diciendo que una mujer es guapa, no, él no puede hacer eso.
— No te importa — Susurró dejando dos pancakes deformes en el plato
del ojiverde.
— Soy completamente tuyo, bebé — Susurró en su oído mientras le
abrazaba por detrás — Tuyo, tuyo, tuyo.
— No me gusta que digas que es linda — Se volteó, quedando frente a
frente -frente a pecho, en realidad- con Harry.
— Celoso bonito — Besó la punta de su nariz, amaba besar esa pequeña
naricita, y que después la arrugara luciendo completamente lindo y
adorable.
— ¡Hola! — Habló con sarcasmo impregnado en su aguda voz.
— Mejor dame comida porque me muero de hambre ¿o quieres que te
coma a ti?
Se acercó a su cuello, haciendo ruidos raros con su boca, provocando dulces
risas en el pequeño.
— No, ya, toma — Presionó el plato rojo contra el abdomen del rizado,
pero este siguió provocando cosquillas con sus ágiles labios en el
cuello del más pequeño — ¡Harry! — Chilló, provocando que el mayor
se separara de aquél delicioso cuello entre risas.
— Bien, bien — Caminó hasta el comedor a pasos largos — Lou ¿qué es
esto?
Su ceño fruncido en confusión no tardó mucho en aparecer.
— Pancake — Respondió con simpleza, mientras lavaba los utensilios
que había necesitado.
Por otro lado, Harry dio vueltas al plato, tratando de hallarle alguna posible
forma, sin mucho éxito.
— No, en serio ¿qué es esto?
El pequeño caminó con ojos desilusionados hacia la mesa, parándose al lado
de su novio.
— Si quieres no te lo comas.
Entonces, Harry se dio cuenta de lo estúpido que estaba siendo al cuestionar
el esfuerzo de su bebé, todo lo que el hiciese era perfecto, incluyendo estos
pancakes deformes
— ¡No! — Rápidamente lanzó un bocado hacia su boca, y sinceramente
no estaba tan mal, hasta podría decir que estaba delicioso, pero todo
lo que dijese o hiciese el pequeño, iba a ser perfecto a sus ojos, porque
estaba tan enamorado, para Harry sabía delicioso, pero para otros
probablemente sabe a infiernos, probablemente esos otros no estén
enamorados de la forma en la que Harry lo está de Louis — Está
delicioso, mi amor, eres el mejor.
Dejó un beso de piquito sobre sus labios, Louis simplemente sonrió, porque
a su novio le había gustado lo que se había esforzado haciendo.
Cuarenta y cuatro
Cuando dieron las seis de la tarde, al estar acurrucados en el sofá, dándose
pequeños besos dulces e inocentes, o besos más largos y un poco más
libidinosos, Harry se había ido a casa de Nick, no sin antes decirle "Ponte
lindo para mí, bebé, aún más de lo que ya eres".
Ojos hermosos 😍: Harry, ¿a dónde vas a llevarme?
Hazz 🙈❤: Sorpresa, bebé ❤.

Ojos hermosos 😍: Necesito saberlo, para saber cómo vestirme :(


Hazz 🙈❤: Solo ponte aún más lindo de lo que ya eres, si es que es
posible ;)
Ojos hermosos 😍: ¿Qué tal si me pongo una mini falda y tú me llevas a
cenar con la reina de Francia?
Hazz 🙈❤: Joderrrrrr, acabo de imaginarte con una mini falda justo
ahora, y tengo un pequeño problema, bebé.
Hazz 🙈❤: No voy a llevarte con la reina de Francia, mierda, usa la mini
falda, joder, me pones tanto.
Ojos hermosos 😍: ¿Sí?
Ojos hermosos 😍 ha enviado una imagen [En esta Louis se encuentra con
el cabello mojado y únicamente cubierto por unas bragas rosas de encaje]
Hazz 🙈❤: Eres tan sexy, joder.

Hazz 🙈❤: No puedo esperar para quitarlas con mis propios dientes.
Louis rió mientras leía el mensaje y se aplicaba crema con olor a fresas por
todo su cuerpo.
Ojos hermosos 😍: ¿Qué pasó con lo de esperar, papi?
Hazz 🙈❤: Joder, Lou.

Hazz 🙈❤: A la mierda con esperar.

Hazz 🙈❤: Es que eres tan sexy.


Hazz 🙈❤: Manda otra foto, amor.

Hazz 🙈❤: Esta noche quiero que me llames papi.

Ojos hermosos 😍: Espero no te estés masturbando con ellas.


Ojos hermosos 😍 ha enviado una imagen [En este puede claramente
observarse como su falda está un poco levantada gracias a una semi
erección]
Hazz 🙈❤: Mierda, estoy tan duro

Hazz 🙈❤ ha mandado una imagen. [En esta puede claramente observarse


como Harry tiene una gran erección]
Ojos hermosos 😍: Harry. Estás en casa de Nick.
Ojos hermosos 😍: No quiero que te vea.
Hazz 🙈❤: No te preocupes, estoy en el baño, bebé.

Hazz 🙈❤: Además soy solo tuyo mi amor.

Hazz 🙈❤: Estoy imaginando tu linda boquita alrededor de mi pene.

Ojos hermosos 😍: Mmmm, ¿quieres una mamada, papi?


Hazz 🙈❤: Acabo de correrme al leer eso.

Hazz 🙈❤: Nada de mamadas, ojitos hermosos, tú eres demasiado


especial como para hacer eso ❤.

Ojos hermosos 😍: Yo quería :(


Ojos hermosos 😍: A veces odio que seas tan romántico y empalagoso.
Ojos hermosos 😍: Pero te amo ❤.

Hazz 🙈❤: Yo más, mi amor, mucho, mucho, mucho más 😍.

Ojos hermosos 😍: Estoy debatiendo en ponerme un labial o no.


Hazz 🙈❤: No te pongas maquillaje :(

Hazz 🙈❤: Sin él eres más lindo.


Ojos hermosos 😍: Siempre uso maquillaje.
Hazz 🙈❤: No me gusta :(

Hazz 🙈❤: Mi vida, debo dejarte, tengo que ducharme de nuevo por el
desastre que acabo de hacerme en el abdomen.
Ojos hermosos 😍: Bien 🙈.
Ojos hermosos 😍: Mucho cuidado con Nick.
Ojos hermosos 😍: Recuerda que eres solo mío.
Hazz 🙈❤: Celoso bonito 😍😍❤.

Hazz 🙈❤: Tuyo, tuyo, tuyo 😻.

Hazz 🙈❤: Nick es inofensivo.

Hazz 🙈❤: Y heterosexual 😂😂.

Ojos hermosos 😍: Tu igual eras heterosexual 😒.


Hazz 🙈❤: Yo soy un Louisexual 😍😍😍.

Ojos hermosos 😍: Que lindo eres, ay.


Hazz 🙈❤: Es que tú me haces serlo, cielo ❤.

Hazz 🙈❤: Debo irme, amor.

Hazz 🙈❤: No me extrañes mucho.

Hazz 🙈❤: Te amo, ojos hermosos ❤.

Ojos hermosos 😍: Yo más, bebé.


Hazz 🙈❤: ¡Hey! El bebé aquí eres tú, amor ❤❤.

Ojos hermosos 😍: ¡¡Yo no soy un bebé!! >:(


Hazz 🙈❤: Lo eres, cosita preciosa.

Ojos hermosos 😍: 😡
Ojos hermosos 😍: No eres agradable, Harold.
Ojos hermosos 😍: .
Hazz 🙈❤: ¿Está enojado mi bebé hermoso?

Ojos hermosos 😍: Me caes mal 😾.


Hazz 🙈❤: Me amas, mi amor 💖💖.

Ojos hermosos 😍: NO.


Hazz 🙈❤: ¿No me amas? :(

Ojos hermosos 😍: ¡¡Sí!!


Ojos hermosos 😍: Pero no soy un bebé.
Hazz 🙈❤: Mírate, claro que lo eres.

Hazz 🙈❤:

Ojos hermosos 😍: DEJA DE TOMARME FOTOS DESCUIDADO 😡😡.


Hazz 🙈❤: Lo que mi pequeño bebé gruñón pida ❤.
Aunque por más gobernado que el pobre Harry estuviera, jamás dejaría de
tomarle fotos descuidado a su Lou, porque es lo más hermoso del mundo, y
lo más hermoso del mundo merece ser admirado lo más posible.
Cuarenta y cinco
Desde el auto observó cómo Louis caminaba con una tímida sonrisa
plasmada en su lindo rostro y la falda levantándose a penas un poco cuando
dio un pequeño salto, dejando a la vista una pequeña parte de su braga rosa
pastel.
— Te ves precioso — El ojiazul le sonrió mientras le daba un pequeño
beso en la mejilla. — Quiero uno en los labios, bebé — Susurró el
ojiverde estirándolos, a espera de la calidez y suavidad de los labios
del más pequeño.
Louis estiró los suyos rápidamente para darle un pico pequeño.
— Gracias, Harry, pero tú también estás muy lindo — El rió pasando una
mano por su cabello, para después colocar su gran mano sobre el
muslo desnudo del pequeño y la libre en el volante.
— Precioso, siempre tan jodidamente precioso.
El ojiazul tomó la mano de Harry que se encontraba sobre su muslo,
mordiéndose el labio, intentando esconder la hermosa sonrisa que
comenzaba a formarse.
— Basta, Harry — Susurró.
— Es que lo eres, mira esa sonrisita tan linda.
— La estoy viendo — Murmuró, observando el perfil sonriente de su
novio.
— Tontito bonito.
— Mejor dime a donde me llevas, cielo — Louis le pidió dando un beso
suave en su mejilla. Tierno es poco para describir una escena como
esta.
— Me pone tanto que me llames así.
El pequeño rodó los ojos con diversión.
— Todo te excita, Harry, eres un calenturiento — Dijo, para después
soltar una pequeña risita tonta.
— ¿Lo dice el chico que me mandó una foto en bragas? Además,
tratándose de ti, hasta comiendo te ves excitante.
— Tú estabas masturbándote con ellas, el nivel de suciedad que tiene tu
cerebro es mayor al mío.
— No sé qué mierda acabas de decir, pero lo que sí sé, es que te ves muy
bien en esa falda, todo inocente y caliente para papi.
— Eres un descarado.
— También apretado. Caliente y apretado para papi.
— Harry — Chilló.
— No puedo esperar para estar dentro de ti.
— Para.
— Y que me montes.
El rizado se mordió el labio, sintiendo como su entrepierna se apretaba
contra su pantalón ante el pensamiento de Louis saltando sobre su regazo y
soltando pequeños gemidos de su linda boquita.
— Pervertido.
— O tenerte en cuatro, mientras entierras tu linda cara en una almohada,
dejando todo tu trasero a mi disposición.
— Mierda Harry, termina ya con eso — Louis susurró con las mejillas
sonrojadas, y avergonzado por su semi erección, que estaba tratando
de ocultar bajo la falda.
— Llegamos, mi amor.
— ¿Un hotel? — Louis preguntó.
Harry soltó una risita mientras se bajaba del coche, para abrirle a su novio,
como si fuera todo un caballero.
— Te prometí que sería especial ¿recuerdas? — Le dijo con una sonrisa,
mientras tomaba su estrecha cintura entre sus manos.
— Eres el mejor novio del mundo, Harry — Se paró sobre las puntas de
sus pies, para darle un largo beso en los labios y jalarlo hacia la
entrada del gran hotel.
— Buenas noches jóvenes ¿qué se les ofrece?
— Tengo una reservación.
— ¿Nombre? — La mujer de edad mediana le preguntó, mirándolos por
encima de sus gafas.
— Harry Styles.
— Habitación 546, disfruten su estancia — Le dijo con una sonrisa en su
cara, con simpaticemos mientras entregaba las llaves en las manos del
muchacho de rizos.
Caminaron casi corriendo hacia el ascensor, ansiosos de lo que vendría a
continuación.
Louis estaba ansioso y nervioso a la vez. Quería esto, realmente lo quería,
pero también tenía demasiado miedo de que Harry no entrara en él, o que le
doliera demasiado.
Pero nada de eso importó cuando Harry le besó el cuello de una manera tan
caliente, lo único que pudo hacer fue gemir mientras el ojiverde colocaba las
manos sobre su cintura y regresaba sus besos a los labios suaves y delicados
del más pequeño.
— Harry — Louis gimió cuando el rizado empezó a jugar con el
dobladillo de su falda.
— Mierda — Harry susurró mientras el ascensor hacía un pequeño
sonido, en señal de que por fin habían llegado al piso deseado.
Louis tomó su mano, corriendo mientras buscaban la puerta
correspondiente a su llave y cuando por fin lo encontraron, Louis quedó
boquiabierto con el lindo detalle de su novio.
Saltó contra su cuerpo, abrazándolo y aferrándose a él como si fuera un
Koala.
— Te amo, te amo, te amo, te amo — Chilló en su oído, a la vez que Harry
reía y lo empujaba contra la cama, haciendo un desastre con los
pétalos de rosas, que antes formaban un precioso corazón sobre el
suave colchón.
— Mierda, yo más, amor.
Louis volvió a atrapar los labios de Harry entre los suyos, mordisqueando
apenas un poco, sacando gemidos roncos y excitantes de la boca de Harry.
El ojiazul se separó de Harry, para acostarlo sobre la cama y así poder
sacarle el pantalón. Observó el bulto que se había formado por debajo de sus
boxers mientras Harry sacaba su camiseta de forma rápida.
El pequeño sacó su falda lentamente, ante la mirada libidinosa que Harry le
brindaba, y su camiseta morada también la dejó fuera.
Su cuerpo curvilíneo quedó a la vista de Harry, haciendo a su erección
palpitar debajo del bóxer blanco al ver como Louis quedaba únicamente en
unas bragas rosas de encaje.
Louis caminó hacia la cama lentamente, observando como Harry mordía su
labio con fuerza y sobaba con su mano la prominente erección por encima de
la suave tela blanca.
El ojiazul saltó de una hacia el regazo del más alto, frotándose por encima de
las delgadas telas.
— No, niño malo, aquí el control lo tengo yo — Y de una, cambiaron de
posiciones, quedando el más pequeño abajo, abrazado a la fuerte,
masculina y ancha espalda. Sus piernas quedaron alrededor de la
cadera de Harry, creando así una deliciosa fricción con ambas
erecciones.
El ojiverde se separó de Louis, para después comenzar a dejar un camino de
besos que iba desde su clavícula, hasta su ombligo, y devolverse, jugó un rato
con el dobladillo de las bragas tan calientes que Louis estaba usando en ese
momento, el pequeño simplemente le observaba, con la erección palpitando
y los preciosos ojos brillando con emoción
— Es la primera vez que lo hago con un hombre — Harry mencionó
lamiendo el delicioso cuello de su pareja.
— Qué casualidad, yo igual.
Harry soltó una risa, no podía creer lo mucho que amaba a Louis, más que a
cualquier persona en el mundo.
Sentía tantas mariposas haciendo cosquillas en su estómago, que no se dio
cuenta cuando el más bajo empezó a restregarse contra el marcado
abdomen del rizado, necesitado de sus toques.
— Tan necesitado — Susurró para después bajar hasta los pezones rosas
y lamerlos como si fueran el dulce más delicioso puesto sobre la tierra.
— Harry — Soltó un gemido agudo que hizo a la erección del contrario
palpitar cada vez más, esperando ser liberada para por fin estar
dentro del apretado agujero de Louis. Había esperado tanto por esto.
Bajó sus enormes manos hacia el elástico de las bragas, bajándolas
lentamente, liberando así los quince centímetros del pequeño.
Louis desesperado, se empujó hacia enfrente con sus codos, para quitar por
sí mismo los ajustados boxers blancos del mayor.
La erección chocó contra el marcado abdomen casi al instante, el pequeño se
aterró un poco al ver lo grande que era.
Sí, ya la había visto antes, pero ahora parecía mucho más grande que aquella
vez, y le asustaba un poco, pero aun así intentó ocultar su miedo de los ojos
de Harry, que se encontraban dos tonos más verdes gracias a la excitación.
Se volvió a recostar en la cama, con el desastre de pétalos contra su espalda
y la suavidad de los labios de Harry contra los suyos, sus grandes manos
acariciando cada rincón de su cuerpo.
— Voy a prepararte, mi vida.
Louis asintió, con el corazón latiendo fuertemente contra su pecho.
El más grande se arrastró hacia la mesita de noche, donde había dejado el
pote de lubricante y un dildo de tamaño mediano, pues no quería lastimar a
su bebé con algo demasiado grande.
— Si te duele, necesito que me lo digas — Louis asintió mientras se
mordía el labio.
Harry levantó las piernas de su bebé, flexionándolas y separándolas, para así
quedar su entrada frente a su cara.
Tomó el pote de lubricante entre sus manos, untó en dos de sus dedos una
cantidad bastante generosa del producto pegajoso.
Introdujo uno lentamente, sacándole un gemido al más pequeño, ese gemido
envió miles de vibraciones hacia su pene.
— Estás muy apretado, mierda.
— Otro, Harry, mete otro.
Harry sonrió, mientras introducía lentamente otro de sus largos dedos en la
entrada rosa de su enamorado.
— Mucho más largos que los tuyos ¿cierto?
Louis hubiera reído si no hubiera estado en esa situación tan excitante y
comprometedora.
El más alto empezó a hacer tijeras con ambos dedos, sacando un chillido
agudo y sensual de la boca de Louis.
— Mierda, mi amor, si sigues gimiendo de esa manera me voy a venir sin
siquiera haber estado dentro de ti.
Sacó los tres dedos, provocando un chillido en Louis al sentir su agujero aún
estrecho, vacío.
Tomó de nuevo el pote de lubricante entre sus manos, para después untarlo
sobre el dildo de goma e introducirlo lentamente.
— ¿Te duele? — Le preguntó entre excitado y preocupado
— Un poco.
— ¿Quieres que pare, mi amor?
Louis arqueó su espalda cuando el dildo estuvo completamente dentro, y
soltó un pequeño grito cuando Harry comenzó a moverlo, dentro, fuera,
dentro, fuera, dentro fuera.
— Joder, papi, no.
— Uhm, me has llamado papi, bebé.
— Ah — Gimió — Harry.
— ¿Qué sucede bebé?
— Te quiero a ti — levantó sus caderas contra la cara del rizado.
— ¿Dónde me quieres?
Empujó una vez más el objeto dentro del pequeño, sacando un agudo gemido
que recorrió desde su pecho hasta su garganta.
— Dentro mío.
Harry soltó un gemido ronco lleno de excitación al escuchar esto salir de los
labios de su pequeño bebé, su inocente y pequeño bebé.
— ¿Y cómo me quieres?
— Entero — Volvió a gemir cuando el juguete tocó su próstata — Harry,
mierda, te necesito.
— Mierda, sí, si te lastimo necesito que me lo digas, mi amor, lo último
que quiero es que esto sea doloroso para ti.
Louis asintió con el corazón latiendo a mil por hora e impaciente, porque por
fin había llegado el momento que había espetado por tanto tiempo, y estaba
siendo con alguien a quien lo confiaría su vida entera, con alguien a quien
amaba de verdad.
El rizado tomó de la mesita de noche un pequeño sobre plateado.
— Sin condón.
— Debemos protegernos, amor.
— ¿Estás contagiado de algo?
— ¡Claro que no!
— Yo tampoco, hagámoslo sin condón, no es como si fuera a quedar
embarazado.
Harry soltó una risa ronca
— Bien, ¿pero por qué?
— Quiero que te corras dentro de mí.
— Mierda, eres tan caliente y atrevido cuando te lo propones.
Harry embarró una cantidad moderada de lubricante en su pene, para
después alinearse en la entrada de su pequeño y besarle la frente con
dulzura.
— Te amo, mi amor, muchísimo, y quiero que tengas la confianza de
decirme si algo va mal, y yo pararé ¿de acuerdo?
Asintió, para después besarle los labios de forma corta.
Louis soltó un chillido cuando la mitad estuvo dentro de él y sus ojos se
empaparon al instante.
— ¿T-te duele? ¡No llores, amor! ¿Quieres que pare?
— No, no pares.
Pero Harry aun así, salió de su interior, para volver a untar mucho más
lubricante del necesario, usando quizás demasiado.
Volvió a introducirse, esperando una reacción negativa de su pequeño, pero
este simplemente cerró fuertemente los ojos mientras se mordía el labio, a
punto de sacarse sangre.
— ¿Te duele? ¿Estás bien así?
— Muévete — La reacción que esperaba no era esa, pero igual obedeció.
Las paredes de Louis eran tan jodidamente estrechas, tan apretadas a su
alrededor.
Estaba simplemente aguantándose de gemir, pues sabía que su bebé aún no
estaba disfrutando, y lo notaba en la fuerza con la que su labio estaba siendo
mordido.
— Hey, amor — Paró con sus movimientos — No te lastimes, rasguña mi
espalda si te duele, o muerde mi hombro ¿sí? — Louis asintió con
lágrimas en los ojos y un ligero puchero en sus lindos labios — No
llores, bebé, me siento muy mal si lloras, mejor paramos y lo dejamos
para otro día, mi vida.
— ¡No! — Chilló — Quiero que sea ahora.
— No quiero que te sientas presionado con todo esto.
— No me siento presionado, quiero hacerlo, porque te amo, solo espera
un momento, para acostumbrarme, eres muy grande.
Harry soltó una pequeña risa mientras acariciaba con cuidado la mejilla de
Louis, como si fuera tan delicado como un cristal y en cualquier momento
fuera a romperse.
— Me tienes tan enamorado.
— Tu a mí, Harry, mucho más de lo que te imaginas
— Te amo.
Louis le sonrió en señal de "te amo más" y se quedó mirando a sus ojos, los
más bonitos que ha visto jamás, sin duda alguna, y ni hablar de su sonrisa,
tan hermosa, tan perfecta.
— Harry — Susurró cuando sintió una extraña sensación de ardor
acumulándose en su vientre — Muévete.
Harry obedeció, no sin antes dejar un casto beso en sus labios y decirle un
"te amo"
Cuando el placer hubo llegado, las pequeñas manos del menor se
encontraban rasguñado la espalda ancha y fuerte de su pareja, mientras
soltaba pequeños jadeos y gemidos en su oído, que lo llevaban hasta el
límite.
— Bebé — Gimió — Estás muy apretado.
Siguió empujando dentro de él lentamente, con cariño y cuidado de no
lastimarlo, porque Louis se merecía todo el cuidado del mundo.
— Más rápido, Hazz — Gimió en su oído de una forma tan buena y aguda.
Harry obedeció, cegado por las palabras tan calientes que Louis estaba
susurrando en su oído y los chillidos agudos que éste soltaba, sumándole lo
apretado que estaba su interior.
— Mierda, es increíble lo apretado y caliente que estás, Joder, tan
apretado y caliente para papi, tan bueno para mí — Comenzó a gemir
incoherencias cuando Louis se aferró a su espalda con sus piernas,
pegándolo más a su cuerpo y sintiéndolo más cerca que antes.
— Mmm, Hazz — Volvió a gemir en su oído, empujando sus caderas una
poco más hacia abajo, ayudando a que Harry llegara más profundo en
su interior, tan bueno para ambos.
— Lou — Su voz ronca era el paraíso mismo para Louis en ese momento
— Me tomas tan malditamente bien, tomas la polla de papi también.
Al pequeño le encantaba tener a Harry susurrándole cosas sucias al oído, le
gustaba mucho, y era incluso más bueno de lo que imaginó, con una mezcla
de dolor y placer quemando en todo su cuerpo, y las manos traviesas de
Harry recorriendo cada centímetro de su piel.
El rizado puso una de sus manos en la cadera ancha de Louis, mientras que
con la otra se sostenía a sí mismo, cuidando de no dejar todo su peso sobre
su pequeño.
Siguió con el delicado empuje, manteniendo su entrecejo fruncido y sus
labios levemente abiertos, dejando escapar algunos sonidos y jadeos roncos
provocados por el apretado interior del ojiazul alrededor de su entrepierna.
Estaba tocando el cielo el mismo. Paraíso
— Oh, bebé — Gimió en su oído sintiéndose tremenda y deliciosamente
asfixiado por las paredes apretadas del menor — Me encantas.
— Harry — Chilló arqueando su espalda, con los labios abiertos
completamente y dejando salir algunos gemidos más, deleitando a
Harry con la dulce imagen, tan inocente y caliente a la vez — Mierda
eres tan grande, Harry, me voy a correr.
— ¿Sí? ¿Vas a correrte con la polla de papi dentro, bebé? — Murmuró —
Vamos, córrete, amor, hazlo.
Harry enterró sus dedos en la cadera del menor, que seguramente al día
siguiente dejarían moretones.
Louis rasguñó la espalda de Harry una vez más, mientras arqueaba la suya
propia y tiras y tiras de semen salían de la punta de su pene mientras
apretaba el miembro de Harry en su interior.
Harry salió de su agujero, sabiendo que si continuaba utilizando el interior
de su bebé, le dolería, y no quería eso, así que con una de sus manos,
Comenzó a masturbarse rápidamente.
— Abre tu linda boquita para mí, Lou. Vamos — Murmuró montándose
en el pecho del menor, mientras este abría su boca y Harry se
masturbaba frente a ella. Pronto el clímax llegó, y viendo como toda su
semilla caía en la boca y parte de la cara de su Lou, hizo el orgasmo
mucho mejor.
Lamió todo el semen que había sobre la piel dorada del pequeño, y después
le plantó un beso en los labios, creando así un excitante beso blanco, donde
probaba ambas esencias juntas.
— Eso fue asombroso — Louis logró murmurar mientras Harry se
acurrucaba a su lado.
— Lo fue, cariño. Nunca me había sentido así con nadie.
Louis le sonrió.
— Gracias por todo, Hazz — Le acarició el pelo con todo el cariño que
había dentro de él.
— Te amo, Lou, y ahora eres mío completamente, solo mío, y de nadie
más.
— Yo igual te amo, y tú eres mío también, solamente mío.
El rizado lo abrazo, sin importar lo pegajosos y sucios que estuvieran,
porque nada importaba si su bebé estaba ahí con él.
Después de todo Harry no se corrió dentro de él.
Cuarenta y seis
Harry observaba como Louis dormía tranquilamente, arrugando su naricita
de vez en cuando y soltando pequeñas sonrisas entre sueños.
Estaba tan lindo, parecía un ángel, su pequeño y lindo ángel. Tan real, tan
suyo, tan desnudo y tan hermoso.
Suyo, suyo, suyo, de nadie más, solamente suyo.
Alargó su gran mano hacia uno de los muslos gruesos del menor,
acariciándolo con delicadeza y ternura, como si fuera a romperse en
cualquier momento, sonrió por inercia.
Louis frunció los labios y el entrecejo al sentir como unas suaves y grandes
manos brindaban caricias a la delicada piel de su muslo izquierdo.
— Haddy — Susurró — Ara favor
Harry rió por los intentos de hablar entre sueños que su bebé estaba
haciendo y pasó su mano desde el muslo, hasta su mejilla, dando atención
especial a la cintura pequeña, donde hizo delicadas cosquillas, provocando
gruñidos suaves de gatito enojado por parte del ojiazul.
— Buenos días, bebé
— Lou quiere dormir, Hazz debería dejar a Lou dormir, porque Hazz
tiene a Lou muy cansado.
— Lou debería despertarse porque Hazz quiere besitos de Lou.
— Hazz es un tonto — Murmuró antes de enterrar su cara en una de las
almohadas blancas.
— Lou es muy lindo — El ojiverde se acercó al cuerpo desnudo del más
pequeño, abrazándolo por la cintura y enterrando su cara en y el
cuello suave — Ya despierta, mi amor.
— Eres muy molesto a veces.
Louis se volteó quedando frente a frente con Harry, con el entrecejo fruncido
y viéndose totalmente adorable.
— Pareces un gatito — Harry lo abrazó contra su pecho mientras reía
suavemente.
— Dejame — Hizo un puchero con sus delgados labios.
— Dame un beso.
Louis frunció el ceño, para después sonreír con diversión.
— Acabamos de despertar.
— ¿Y?
— Lavémonos los dientes primero.
El más alto rodó los ojos, pero aun así se levantó de un solo salto hacia el
baño de la habitación, seguido de Louis, que tardó un poco más en llegar,
pues estaba enfundándose en la camiseta de Harry y sus bragas del día
anterior.
— ¿Usando la camiseta de papi? — Preguntó mientras dejaba su cepillo
de dientes rosa -un regalo de Louis- en la pequeña maleta que había
llevado — Te ves caliente.
Lo tomó de la cintura, con intenciones de besarlo, pero una pequeña mano lo
detuvo en el camino.
— Uh-uh.
— ¡Ya me lavé los dientes!
El ojiazul le sonrió.
— Que mal, yo no.
— Deberías apurarte, estoy necesitando los labios de mi bebé sobre los
míos justo ahora.
El pequeño rodó los ojos mientras tomaba el cepillo que Harry le tendía.
— Te ves caliente cuando te cepillas los dientes.
— Eres un idiota a veces — Le dijo con espuma escurriendo por la
comisura de sus pequeños labios finos.
El corazón de Harry se aceleró al verlo tan lindo e inocente, tan frágil para él,
solo para él, y el mismo se encargaría de protegerlo de cualquier peligro que
haya por lo menos a cien kilómetros a la redonda.
— Y tú eres lindo todo el tiempo, mi amor — Lo tomó de la cintura
cuando Louis por fin había limpiado cada resto de pasta dental de su
rostro, boca, labios — ¿Cómo se siente mi bebé?
— ¿Con qué?
— Con lo de ayer, digo hicimos el amor ¿Cómo te sientes con eso?
— Abierto — Murmuró recostando su cabecita contra el pecho tatuado y
ancho del mayor — Tengo sueño, mi amor.
Harry rió pegando más sus cuerpos
— ¿Me dijiste mi amor?
— ¿No te gusta? — Alzó su cabeza con un pequeño puchero.
— Me encanta — Susurró antes de besar sus labios con delicadeza y
amor.
— Me encantas tú, y me encanta dormir. Lou quiere dormir ahora, Lou
está muy cansado.
— Podemos dormir hasta las once y media, reservé la habitación hasta
las doce.
— Lou está muy feliz porque Hazz es un buen y cariñoso novio.
— Hazz lo hace porque está muy enamorado de Lou. A Hazz le encanta
que Lou esté usando su camiseta y le gustaría hacerle el amor cuando
esté usándola, pero Hazz va a dejar dormir a Lou, porque Hazz ama
mucho a su bebé de lindos ojitos azules.
Louis soltó una pequeña risa cansada
— Lou también ama mucho a Hazz, porque Hazz es un buen novio y tiene
un bonito cabello.
Harry cargó a Louis hasta la cama, con una sonrisa en los labios y quedando
ambos boca abajo y mirándose fijamente.
— Hazz también tiene un gran pene.
El ojiazul frunció los labios
— Lo tiene — Susurró cerrando sus lindos ojitos unos momentos —
Quiero hacer cucharita.
El ojiverde le sonrió mientras le daba la vuelta y lo abrazaba con delicadeza
por la cintura.
— Eres tan tierno — Murmuró en su oído, para después besar su mejilla
dulcemente — Y tan mío.
— Te amo.
— Yo más, mi lindo y pequeño pastelito.
Cuarenta y siete
— Ya, Harry, compórtate porque vamos a chocar.
Harry simplemente no podía evitar meter mano en la bonita falda lila que
Louis llevaba puesta y que el mismo había escogido de entre los cajones de
ropa y "juguetes" que el pequeño guardaba.
— Dejas de ser tan lindo y dejo de tocarte.
Louis soltó una risita nerviosa, poniéndose rojo hasta las orejas y luciendo
adorable y lindo a los ojos de cualquier persona que hubiera tenido el lujo de
ver tan linda criatura.
Harry era tan afortunado, y lo sabía mejor que nadie, pues no cualquiera
tiene un Louis Tomlinson enamorado y besando sus labios cada 15 minutos
con su carita toda roja y sus manitas alrededor de su cara, con una sonrisa
boba y un enorme trasero, nadie más que él, y estaba bastante consciente de
la suerte que tenía.
— Veré que puedo hacer — Susurró, para después mirar un mensaje en
su teléfono.
Katie💘: ¿Te ha tragado la tierra o qué?
Katie💘: ¿Te extraño y Zayn también, cuándo vienes a mi casa? :(
Louuuuu: No, no me ha tragado la tierra JAJA estúpida.
Louuuuu: Creo que podré ir hoy, no lo sé, ¿estarás ocupada?
Katie💘: Mi vida es una completa mierda.
Katie💘: Nunca estoy ocupada idiota.
Katie💘: No tengo vida social.
Katie💘: Mejor cuéntame de tu emocionante vida de adolescente
caliente y enamorado.
Louuuuu: Acabo de tener la mejor puta noche de toda mi vida.
Katie💘: Joderrrrrrrrr
Katie💘: ¿Te ha dolido mucho?
Katie💘: ¿Puedes caminar?
Katie💘: No puedo esperar para verte caminar como pingüino.
Louuuuu: No puedo creer que sea mi mejor amiga, inútil.
Louuuuu: No me duele tanto.
Louuuuu: Solo un poco.
Louuuuu: Ya sabes, lo normal.
Louuuuu: Él fue muy lindo conmigo.
Louuuuu: No sabes lo enamorado que estoy.
Katie💘: El amor es caca.
Katie💘: Menos en una pareja linda gay.
Katie💘: Los hombres heterosexuales son una mierda.
Katie💘: Juro que si la mierda que tienes por novio te hace algo voy a
partirle la cara.
Louuuuu: Te dobla la estatura.
Katie💘: A ti también y han follado como conejos, seguramente, nada
me impide romperle la cara bonita que tiene.
Louuuuu: Lo amo :(
Katie💘: Yo también los amo :(
Katie💘: Maldita vida de soltera.
Louuuuu: Harry es tan lindo.
Louuuuu: Me encanta.
Louuuuu: Todo sobre el me encanta.
Louuuuu: Amo su sonrisa, es tan linda.
Louuuuu: Y sus ojitos verdes, dile que deje se ser tan lindo.
Louuuuu: Es tan perfecto y simplemente no puedo soportarlo.
Louuuuu: Él es demasiado para mí.
Katie💘: Deja de decir tonterías, pendejo.
Katie 💘: Tú eres mucho para Harry.
Katie💘: Hacen linda pareja, igual.
Louis sonrió mientras escribía alguna respuesta incoherente y estúpida para
su mejor amiga.
El ojiverde miró de reojo como su adorable novio sonreía al celular, y no
pudo evitar sentir curiosidad de con quién estaría hablando.
— ¿De qué tanto ríes? — Habló mientras lograba estacionarse frente a la
su acogedor hogar.
El pequeño bloqueó rápidamente el aparato, no queriendo que el más alto
viera de lo que hablaba con Kate.
— Con nadie
El mayor frunció el entrecejo, ¿con quién estaría hablando SU Louis?
Si, estaba celoso ¿y qué?
— ¿Qué me ocultas? — Levantó una ceja.
— ¡Nada! — Exclamó dejando el celular en sus piernas.
Harry lo tomó rápidamente, con una pequeña sonrisilla, pero celoso aún, de
quién estuviera haciendo sonreír de esa manera a su bebé, suyo.
— ¿Cuál es la contraseña?
El ojiazul simplemente se ruborizó en su lugar mientras bajaba su mirada
avergonzado.
Su contraseña era una completa vergüenza.
— No voy a decírtela.
El mayor frunció el ceño.
— ¿Por qué? ¿Hay algo que me estés ocultando?
— ¿Estás celoso? — Le sonrió mostrando todos sus dientes.
— ¿Yo? ¡Claro que no! ¿Por qué estaría celoso?
Louis simplemente se encogió de hombros, con las mejillas ligeramente
sonrosadas.
— Lo estás — Acercó su pequeña mano lentamente hacia la de Harry,
para tomarla con cariño — Celoso me encantas.
— No estoy celoso.
— Bien, entonces dame mi celular para que pueda seguir hablando con el
guapísimo chico que conocí hace unos días.
— ¿Chico? ¿Qué chico?
— Uno muy guapo.
Harry apretó su puño libre, a la vez que fruncía más su entrecejo y su
respiración se entrecortaba. Parecía un toro.
— Mío.
— Celoso eres tan sexy.
— Dime tu contraseña.
— Es muy vergonzosa — murmuró jugando con el dobladillo de su falda.
— No voy a reírme.
Louis lo miró con los ojos esperanzados.
— ¿Me lo prometes?
— Lo prometo, bebé.
— Bien — Suspiró — Es Harryenboxers.
Harry mordió su labio mientras intentaba reprimir una suave risa ronca.
— Eres menos inocente de lo que pareces, amor.
Tecleó rápidamente la contraseña, encontrándose con una larga
conversación entre Kate y su bebé. No podía creer lo celoso que estaba por
una tontería como esta. Su pecho se apretó y se llenó de amor al leer 'Estoy
tan enamorado' y 'amo su sonrisa es tan linda'. Louis era tan tierno que
dolía.
Deslizó su dedo por la pantalla, intentando llegar al inicio de la conversación
de ese día.
— Kate siempre tan tierna queriendo romper mi cara — Susurró — ¿Qué
tiene esa chica conmigo? ¿Por qué odia tanto mi existencia?
Louis se encogió de hombros
— No lo sé, creo que no le agradas — Arrugó su nariz
— ¡Dios mío, eres tan lindo! ¡Lindo bebé enamorado! —
Apretó la nariz pequeña de Louis entre sus dedos con una enorme
sonrisa pintada en los labios.
— Harry, por favor.
— Quiero besarte tanto — Apretó la mejilla de Louis quizás demasiado
fuerte, dejándola roja y llenándola de besos casi al instante — Mío.
— Eres tan posesivo — Rodó los ojos — Y lo peor es que me encanta.
— Aquí dice que todo de mí te encanta
Cerró la aplicación rápidamente, para después entregarle el aparato a su
pequeño.
— Me amas tanto que soy tu fondo de pantalla — Dijo, para después
bajarse del auto, seguido del ojiazul.
— Eres un jodido egocéntrico.
— Me parece que ahí decía que te encanta todo de mí
— Te odio tanto porque es verdad.
— Con lo que yo te amo — Se acercó a los deliciosos labios rosas del
pequeño, para darle un beso largo y amoroso.
— Que empalagoso eres.
— Ay, ya, que te encanta que sea así contigo.
— Y solo conmigo — El más alto abrió la puerta, dejando al más pequeño
pasar primero, porque como era su costumbre miraba su trasero.
— Obvio que solo contigo, mi amor.
— ¡Chicos! ¿Cómo la han pasado? — Anne preguntó, quién iba saliendo
de la cocina detrás de Johanna.
— Bien, ma. — Contestó Harry, quién se quitaba si chaqueta para dejarla
sobre el sofá.
— ¿Te duele, Lou? — La otra mujer preguntó, quitando su mandil rosa
que citaba "la mejor mamá del mundo" -que antes Harry había usado,
y que por cierto le quedaba estupendo al estúpido-
— ¡Mamá! — El pequeño se quejó sonrojándose hasta las orejas,
ganándose un beso corto en los labios por parte del rizado.
Cuarenta y ocho
Kate le sonreía a la vez que abría la puerta marrón oscuro de su casa. Louis
estaba ansioso por verla, así que se lanzó hacia ella para brindarle un cálido
abrazo.
— Te he extrañado un poco.
La castaña alzó una ceja.
— Yo he extrañado tu culo, lástima que ahora sea de Harry.
El ojiazul soltó una pequeña risa aguda.
— Tienes razón, solo de Harry.
— Zayn está en casa. Parece haberte superado tiene un novio guapísimo,
que puta envidia me da — Fingió un sollozo mientras se tiraba al
sillón blanco de la sala.
— Tal vez seas lesbiana — El pequeño contestó tumbándose al lado del
cuerpo delgaducho de su mejor amiga.
— ¿Qué? — Soltó una carcajada — No hay nada más asqueroso que una
vagina y un par de tetas ¿por qué no soy hombre diosito? ¿qué hice
mal?
— ¿Has pensado en la posibilidad de serlo?
Kate lo miró con una expresión se horror pintada en el rostro.
— ¿Hombre? ¿Pretendes que me cambie de sexo, idiota?
— No, estúpida. De ser lesbiana.
— No. Me gustan los penes, estoy muy segura de eso.
— A mí me gusta el pene de Harry.
— Eres un asqueroso. Ese inútil se ha llevado toda la inocencia que
quedaba en el pequeño cuerpo del bebé Lou.
— Ya deja de decir tonterías, eres una estúpida y no soy pequeño.
— Claro, como digas — Rodó los ojos para después acomodarse sobre el
sofá y poder ver fijamente la cara de Louis — Mejor dime que tan
grande la tiene
— Mierda, Kate, es enorme.
— ¿Lo es?
— Sí, más de lo que podrías imaginarte.
— No quiero imaginarme el pene de tu novio, sin embargo lo estoy
haciendo.
— No importa, de todas maneras soy el único que puede sentirle dentro.
— Sí. Mi consolador y yo también tenemos una muy linda relación.
— Eres tan ridícula — Rió.
— Y tú tan pasivo — Se levantó para encaminarse a la cocina, y así llenar
un bowl con porquerías como chocolates y papas embolsadas.
— Ese pijama es lindo — Dijo mientras se metía un chocolate blanco a la
boca.
— No más que el novio de mi hermano. Mierda, es tan caliente.
— ¿Sí? Cuéntame sobre él.
— Su nombre es Matt, tiene veintiséis años, es profesor de matemáticas y
está más bueno que comer pollo con las manos.
Louis abrió sus ojitos exageradamente, luciendo sorprendido.
— ¿Se llama Matt? — La chica asintió despreocupada, atascándose de
papas
— Sí ¿qué hay con eso?
— ¡Matt! ¡El chico que quería salir conmigo!
La castaña asintió, medio comprendiendo.
— ... Y Louis, el amigo de mi hermana iba a venir, es lindo, voy a
presentártelo — Una voz se escuchó venir de las escaleras, amable
risueña y agradable.
No, Louis no estaba preparado para encarar a Matt después de las mil y un
llamadas nunca contestadas, y mucho menos después de los otros mil y un
mensajes tampoco respondidos.
— Ahí vienen.
— ¿Qué hago?
— Saludar, idiota, no hay tiempo para que te escondas
— ¡No quiero salu-!
— ¡Louis! — Zayn exclamó lanzándose al pequeño cuerpo delicado del
ojiazul, abrazándolo fuertemente.
Le extrañaba un poco, sí.
— Mira, te presento a mi novio, Matt — Zayn parecía emocionado de
presentar a su novio, sus hermosos orbes marrones brillaban
escondiéndose detrás de unas espesas pestañas negras.
— ¿Louis? ¡Un gusto volver a verte! — Matt también parecía emocionado,
pero Louis solamente sentía incomodidad, mucha incomodidad.
— Sí, igual — Forzó una sonrisa, y Matt de un momento a otro estaba
abrazándolo hasta casi asfixiarlo.
— ¿Se conocían? — El moreno preguntó, y Louis quiso buscar a Kate con
la mirada, pero tal parecía que le había dejado solo. Bufó
— Oh, sí, el chico que te conté, con quién quería salir, pero bueno, estaba
enamorado de otro. Por cierto, Louis ¿qué ha pasado con Harry?
El semblante del ojiazul cambió en el instante en el que mencionaron el
nombre de su enamorado y una pequeña sonrisilla se escapó de sus labios.
— Él es mi novio ahora — Susurró.
Matt le sonrió mostrando los dientes.
— Espero haya dejado de ser un idiota contigo.
— Dejó de serlo. Me trata como si fuera lo mejor del mundo.
— Y lo eres, te lo mereces.
Louis les sonrió a ambos hombres que le miraban, y de repente su
incomodidad se esfumó.
— Gracias, tú también te mereces a alguien que sepa apreciarte. Como
Zayn.
El más alto de los tres abrazó a su pareja por lo hombros y dejó un beso en la
frente del hermoso moreno.
— Lo aprecio mucho, Louis, gracias.
Louis sintió como su trasero vibraba a causa de un mensaje.
Hazz 🙈❤: Voy a hacerte el amor tan delicioso, cielo.

Hazz 🙈❤: Voy a estar dentro de tu hermosa entrada y voy a hacerte


gritar de placer.
Hazz 🙈❤: Estoy tan caliente.

Hazz 🙈❤: Necesito estar dentro de tu apretado agujero.

Hazz 🙈❤: Mientras gimes fuerte, haciendo que todos los vecinos
aprendan mi nombre. Y sepan que eres mío.
Ojos hermosos 😍: Mierda, Harry, no estoy solo y tengo una jodida
erección.
Hazz 🙈❤: Ve al baño.
Louis se disculpó de ambos hombres, caminando hacia el baño y cerrando la
puerta con pestillo.
Ojos hermosos 😍: Ya
Hazz 🙈❤: Baja tus pantalones y la linda braga que estés usando, bebé
Louis obedeció, como la niña buena de papi que era.
Ojos hermosos 😍: ¿Qué más?
Hazz 🙈❤: Siéntate sobre la tapa del excusado y abre esas bonitas
piernas tuyas.
Hazz 🙈❤: Lubrica con tu saliva dos de tus dedos.

Hazz 🙈❤: Introdúcelos en ti.

Hazz 🙈❤: E imagina que es mi polla la que está bombeando dentro.


Cuarenta y nueve
— Dios mío, Lou — Harry susurró tirando el delicado cuerpo de Louis
hacia la cama, causando un pequeño ruido y un rebote por parte del
ojiazul — Estoy muy caliente, bebé.
El rizado acercó su lengua rápidamente hacia el delicioso cuello dorado que
Louis tenía, y la paseó sensualmente, besando como si de unos labios se
tratara y dejando marcas moradas, lindas marcas moradas.
— Harry — Louis susurró medio gimiendo, lo cual prendió al instante al
muchacho de ojos verdes.
— Tan pequeño y excitante para papi — Habló con la voz ronca debido a
la excitación, para después sacar de forma necesitada la camiseta de
Louis —Tan bonito, mi amor, tan mío — Volvió a atacar los delgados
labios, sintiendo un placer extraño recorrer su espina dorsal y como
su pantalón estaba un poco más ajustado que antes.
Harry sacó su camisa y su pantalón a la vez, mientras quedaba únicamente
en su apretado bóxer negro.
Louis, por su cuenta, quitó su propio pantalón y su braga de una, haciendo
que la erección saltara contra su estómago plano.
El ojiverde lamió sus labios inconscientemente, mientras se imaginaba entre
esas lindas piernas regordetas. Delicioso.
— Te necesito tanto — Harry susurró en algo que pareció ser un gemido
y volvió a atacar el cuello del pequeño.
Sus besos descendieron a los pezones erectos, y Harry sintió una extraña
necesidad de dejarlos rojos.
Los mordisqueó, jaloneó y besó hasta que su erección comenzó a doler
demasiado.
Sus grandes manos se dirigieron hacia las sensuales y anchas caderas que
Louis tenía, y sin pensarlo dos veces dejo un suave beso sobre la punta del
pene de Louis. Lo único que el ojiazul pudo hacer fue gemir y gemir mientras
Harry comenzaba a introducir el glande en su boca.
— Ha-harry — Susurró cerrando los ojos fuertemente.
El nombrado sacó el pene de su boca, para comenzar a dar lengüetazos por
todo el largo, manteniendo el contacto visual.
De un momento a otro, Harry era el que estaba debajo, y Louis bajando
lentamente hasta la gran erección, que comenzaba a palpitar por la
necesidad de atención. Y Louis iba a dársela.
Con su pequeña mano acarició de arriba a abajo el grueso pene, ganándose
gemidos roncos y excitantes caras de satisfacción.
— Mierda, Lou, sí, bebé, así, justo así — El pequeño dejó de utilizar sus
manos, preparándose mentalmente para lo que haría a continuación.
Lamió sus labios y acercó su cara al gran pene. Lo tomó entre una de
sus pequeñas manitas y empezó a dar lamidas, luciendo como un
pequeño gatito — Oh, mierda, bebé, eres tan caliente.
A la mierda con que Louis era especial, sus mamadas eran geniales y podría
seguir siendo especial si le daba un par de mamadas, eso no lo hacía ni más
ni menos guarro, siempre y cuando lo hiciera únicamente con la persona de
la que estaba enamorado.
Louis ahuecó el grueso pene entre su caliente y estrecha boquita. Y era tan
caliente la imagen que Harry estaba teniendo en ese momento, que pensó
que se correría en cualquier momento.
No dejó de mirarlo en ningún momento, su cabeza subía y bajaba con fuerza,
utilizando su lengua y dando pequeñas mordiditas al llegar al glande. Y en
lugar de ser doloroso, era completamente placentero, Louis y su linda
boquita lo iban a volver loco.
El ojiverde hizo que su bebé sacara su pene de su boca, y cuando vio que un
hilo de saliva recorrió desde sus labios hasta su barbilla, sintió como su
erección punzaba una vez más.
— Voy a prepararte — Harry susurró.
El pequeño se sonrojó un poco.
— Me he preparado yo solo.
Y Harry no pudo evitar soltar un gemido, imaginando a su pequeño
preparándose el mismo, con sus pequeños deditos y soltando agudos
gemidos.
— Eres muy caliente — Y realmente parecía que Harry no sabía decir
otras palabras que no fueran esas tres.
El ojiverde recostó al más bajo sobre el colchón, para después arrastrarse
hacia el lubricante.
Embarró todo su pene con la viscosa sustancia, masturbándose un poco en el
proceso. Colocó ambas piernas en sus anchos hombros, para así comenzar a
embestir lentamente.
— Oh, mierda, Harry — Gimió cuando estuvo completamente dentro, y
este comenzó a embestir rápidamente — Más rápido, Harry, por favor.
La suave voz aguda lo estaba llevando al borde, se estaba volviendo loco con
ese sonido tan inocente y placentero como era su vocecita excitada y aguda.
— Estás tan estrecho, amor, tan delicioso para mí.
Las embestidas eran lentas pero profundas, y Louis simplemente no podía
soportar el tortuoso ritmo que su amado estaba llevando, así que hizo sus
caderas hacia abajo, follándose a sí mismo.
El rizado lo hizo quedar quieto cuando su mano fue a parar contra la nalga
izquierda del pequeño, azotándola. Y en lugar de causarle dolor, le causó
placer, mucho placer.
— De nuevo, Harry, de nuevo.
El nombrado salió de él lentamente, gimiendo en el trayecto.
— En cuatro.
Louis obedeció, como toda una puta necesitada.
Observó como el cuerpo de Louis estaba justo como en su sueño, y como
meneaba su trasero, necesitando una polla llenando ahí dentro.
Se alineó de nuevo contra la dilatada entrada rosa, empalándolo de una sola
y ganándose un excitante chillido de auténtico y puro placer. Sintió como
perdía la cabeza y rápidamente lo tomaba de las caderas, follándolo como si
no hubiera un mañana.
— Mierda, papi, sí, así, más rápido — Enterró su linda carita en una de
las almohadas blancas, esta acallaba sus gemidos un poco, y Harry se
excitó aún más viendo como este hacía su trasero hacia atrás. — Ahí,
ahí, de nuevo, papi.
El rizado estaba al borde, golpeando una y otra vez la próstata de Louis, a la
vez que lo azotaba, dejando su culo completamente rojo y delicioso.
Jaló sin cuidado de su cabello despeinado, sin intenciones de lastimarlo,
como tratando de volver esto cada vez más placentero para ambos.
— Oh, más, Harry, más.
— Tan apretado para mí. Tan lindo, sí bebé, mi pequeña zorra.
— Oh, joder, papi.
— Dí que eres mío — Embistió nuevamente dentro del pequeño, para
después azotar su lindo trasero rojo.
— S-soy ah, mierda, papi, me llenas tanto uh.
— Dilo, pequeña puta — Le azotó nuevamente, enviando miles de
vibraciones hacia su erección. A Harry le encantaba como este
rebotaba y se quedaba su mano marcada en él.
A Louis no le molestaba para nada que Harry le llamara con esos apodos
guarros mientras tenían sexo, al contrario, le ponía demasiado y le hacían
volver loco.
— Soy tu-yo ah, más rápido, ya casi llego, mierda.
Un par de estocadas más, y se corrió sobre las sábanas blancas,
marchándolas con su semilla. Y Harry, al sentir como se apretaba a su
alrededor se corrió, pero él lo hizo derramándose en el caliente y apretado
interior del ojiazul, soltando un ronco gemido, que retumbó en toda la
habitación.
— Te amo tanto, mi vida — El rizado le dijo, tumbándose a su lado y
acurrucando al más pequeño contra su tatuado pecho.
Cincuenta
Louis había estado extraño las tres semanas siguientes, la primera semana
se había sentido mal y comenzaba a devolver todo lo que ingería, la segunda
había estado saliendo a escondidas a Dios sabrá donde, había estado
esquivando sus besos y zafándose de sus abrazos. Harry no sabía que
pensar, y no quería tener una idea errónea de lo que su bebé estaba
haciendo tan calladito y a escondidas, sin querer decirle a dónde era que iba
tan sospechoso. La tercera semana, lo vio llorando, con papeles en la mano y
algo parecido a una radiografía regados en su cama.
Y hoy, 23 de diciembre, sentados en la orilla de la cama y con una expresión
de preocupación plasmada en el rostro, Louis le dijo un pequeño "tenemos
que hablar" y Harry, como el buen y amoroso novio que era, le dijo que
hablarían de todo lo que su bebé quisiera.
— Antes que nada quiero decirte que ... Te amo y si me dejas no hay
problema, porque soy un tonto y-
— Bebé, estoy preocupado, ¿puedes decirme por favor de qué estás
hablando?
Louis asintió, limpiando lo que parecía ser una lágrima con el dorso de su
mano.
— Yo- bueno yo no sabía que yo podía, tu sabes y-
Harry le interrumpió con una sonrisa y acariciando una de sus manos.
— Con calma, bebé, no estoy entendiendo nada.
El pequeño suspiro, como calmándose y cerrando los ojos.
— Yo no sabía que podía-que podía quedar embarazado y no te pedí que
te cuidaras, todo es mi culpa, si no quieres hacerte cargo estoy bien
con eso, porque esto va a arruinar tu vida, digo, estás estudiando,
tienes todo un futuro por delante y — Sorbió su nariz solo un poco,
estaba rojita y Harry lo único que quería era abrazarlo de lo tierno y
lindo que era — Estoy seguro que vas a ser un gran arquitecto.
— ¿Eso significa que estás...?
El ojiverde estaba en shock, y saltando de la emoción por dentro ¡Su bebé
embarazado! ¡Iba a tener un jodido hijo de la persona que amaba! Incluso
podía ver a un bebé de ojitos azules y con toda la perfección de su padre en
él. Su corazón se apretó de amor.
— Sí, estoy embarazado y no tengo idea de cómo ha ido eso, solo te pido
que por favor le des le apellido y-
— ¿Pero cómo? Digo, eres un chico.
Louis asintió.
— El doctor dijo que desarrollé algunas partes del aparato reproductor
femenino, y que gracias a eso puedo quedar embarazado.
— Realmente no sabía que eso era posible.
— Ocurre en uno de cada millón de chicos.
Y realmente Harry agradeció a Dios que su bebé pudiera quedar, eso lo hacía
un grado más perfecto que antes. Iba a morirse de amor en cualquier
momento, y Louis era el culpable.
— Oh — Rascó su nuca, sin saber que decir exactamente, pero saltando
de alegría por dentro.
— ¿Puedes solo darle el apellido por favor? Siempre me ha gustado como
sonarían juntos, y solo te pido eso.
— ¿Puedes dejar de decir tonterías? — Louis se asustó al escuchar esto, y
su labio inferior tembló.
— Si no quieres no te hagas cargo, no te estoy obligando a nada, y todo es
mi culpa, ya lo sé, no tienes que darle el apellido tampoco.
— Dios mío, Lou, vas a darme un hijo, ¿acaso puedes ser más perfecto?
Te amo tanto, mi amor.
— ¿Eso significa que vas a hacerte cargo?
Los ojitos azules y brillantes de emoción hicieron a Harry levantarse de la
cama y cargarlo en un lindo abrazo lleno de amor.
— ¿Cómo pudiste creer que no, bebé? — Recargó su frente con la del
pequeño — Dios, no puede esperar para ver esta linda barriguita
abultada.
— No lo sé, solo lo deduje ¿por qué querrías un bebé a esta edad? Eres
muy joven.
Le sonrió.
— Porque ese bebé va a dármelo mi pequeño y lindo Lou, y porque te
amo lo suficiente como para no dejarte nunca ¿por qué lo haría por
una cosita pequeñita inocente y linda como tú? Solo que más pequeño,
y más inocente.
— Te amo — Besó sus labios de forma corta.
— Te amo más — Besó sus labios de vuelta — ¿Cuánto tienes?
— Dos semanas
— Pero si es una cosita todavía, bebé, te amo tanto, Lou. En serio que no
puedo esperar para hacerte el amor con tu barriguita abultada.
— Harry por dios, deja tu calentura por unos momentos.
— He estado viviendo de pajas por dos semanas, porque cierta persona
me ha estado esquivando solo porque no quería que me enterara de
nuestro bebé.
— Harry — Se quejó — Prometo recompensarte.
— Ya quiero que empiece a crecer esta cosita.
— Voy a ponerme gordo.
— Tú eres lindo de la manera que sea. Eres lindo hasta con un árbol en la
cabeza y tierra en la ropa, lindo siempre ¿entiendes?
— Gordo no voy a gustarte
Harry creyó morir de ternura al ver sus ojitos azules cristalizándose.
Entrelazó las manos al final de la cintura del pequeño, abrazándolo y
besando su mejilla dulcemente.
— Me vas a encantar. Además no vas a estar gordo, solo vas a estar
estirándote porque nuestro bebé crece, y eso no puede ser malo.
Cincuenta y uno
— Feliz cumpleaños, mi lindo bebé — Harry susurró en el oído de Louis,
causando cosquillas en su estómago y una sonrisa instantánea — Ya
despierta, corazoncito.
— Harry — Susurró — Lou tiene sueño.
Amaba la forma en la que el ojiazul hablaba cuando acababa de despertar,
amaba todo de él.
Se acurrucó aún más entre las sábanas blancas que lo cubrían.
— Feliz cumpleaños, mi amor.
Louis abrió uno de sus ojitos azules, viendo la preciosa y enorme sonrisa que
su novio le mostraba.
— Lou te lo agradece — Harry se acercó a la carita del más pequeño.
— Despierta, amor de mi vida, que debes ayudarle a mamá y Jay con la
cena.
— Es muy temprano — Gruño.
— Es la una, Lou, son suficientes horas de sueño para ti. Ahora, lindo
bebé, arriba porque tu hermoso novio ya quiere darte tu regalo.
— Eres fastidioso a veces.
— Y buenísimo en la cama todo el tiempo.
Salió riendo después de decir eso, y Louis gruño.
Ojos hermosos 😍: Eres un tonto
Ojos hermosos 😍: Tengo mucha flojera de bañarme :(
Hazz 🙈❤: ¿Te baño? ;)

Ojos hermosos 😍: Eres un cochino.


Hazz 🙈❤: No dices eso cuando tengo mi polla dentro de ti ;)

Ojos hermosos 😍: Ya para de pervertir mi inocente mente, por favor.


Hazz 🙈❤: Deja me río tantito.
Hazz 🙈❤:
JAJAJJAJAAJJAJAJJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJJ
AJAJAJJAJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJAJSJJAJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJJ
AJAJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJAJAJJAJAJJAJAJAJAJAAAJJAJAJAJAJAJJAJAJAJJA.
Mi amor ❤: Ya, grosero:(
Mi amor ❤: Ya me voy a bañar.
________________________________________________________________________________________

— Mamá, no quiero — Susurró haciendo un ligero puchero con los labios


— Sabes que lo que más odio es lavar los platos ¡y tú me pones a
hacerlo! ¡En mi cumpleaños! ¿qué clase de madre se supone que eres?
Jay sonrió.
— Una muy buena.
Louis rodó los ojos, chillando y haciendo berrinches.
El ojiverde, simplemente observaba la divertida actitud que su novio estaba
tomando, y con una sonrisa, se acercó a abrazarlo por la espalda.
— Voy a lavarlos por ti, mi amor, solo porque es tu cumpleaños y porque
te amo mucho — Besó su mejilla dulcemente.
Louis sintió mariposas, muchas mariposas y también como sus mejillas
tomaban un lindo sonrojo rosado.
— Gracias, Hazz — Le devolvió el beso en la mejilla.
— Chicos, hay algo que queremos decirles, solo que no habíamos
encontrado el momento para hacerlo. Solo no lo tomen mal, es un
consejo, en ustedes está si quieren seguirlo ¿bien?
Louis asintió mientras se sentaba en uno de los bancos de la barra.
— Dime, mami.
— Bueno, la otra vez que llegamos un poquito tarde, nos encontramos
con la sorpresa de que ustedes estaban teniendo sexo y...
— Realmente no nos parece bien que se golpeen mientras lo hacen — La
interrumpió Anne, que metía un pastel al horno y le sonreía como si
estuvieran hablando sobre el clima.
— Mamá — Harry se quejó, con la cara roja, cosa muy extraña en él. A
Louis le pareció muy tierno, y quiso besarlo y abrazarlo mucho.
— Sentimos meternos en su relación, pero como madres, queremos
pedirles que tengan más cuidado con eso, y que no se te vaya a pasar
la mano con mi bebé, que es delicado.
— Yo también quisiera decirles algo, mami, y Anne — Louis susurró, algo
inseguro, pero la sonrisa enorme que Harry le estaba regalando en ese
momento, hizo que se sintiera un poco más a gusto con la cosa tan
extraña que estaba por decir.
— Claro, amor, habla.
— Tal vez parezca extraño pero, fui con el doctor, que me mandó con un
ginecólogo, cosa que es extraña porque soy un hombre. El ginecólogo
me dijo que nací con el aparato reproductor de la mujer, no hablo de
bueno, allí abajo, sino de lo de adentro, la cosa es que puedo tener
bebés.
— Ya lo sabíamos.
— ¿Por qué no me lo dijeron? — Chilló.
— Esperábamos que lo descubrieras tu solo.
— ¿Por qué crees que Anne te regaló condones? Eran para que los
usaras, no de bonitos, eh.
— Sí, hay un pequeño problema con eso.
Jay levantó una ceja.
— ¿Qué tipo de problema?
— Uno que viene de mi pene — Harry respondió mientras enjabonaba
los platos.
— No seas grosero, Harry — Su madre le reprendió.
— Lou, no me digas que estás con encargo.
— Pues...
— ¡No puedo creerlo! ¡Mi bebé va a tener un bebé! ¡Voy a ser abuela y
todavía no llego a los cincuenta!
— Ma… — Susurró, algo hostigado y sonrojado ligeramente.
— Bebé — Harry murmuró en su oído — Te tengo un regalo.
Cincuenta y dos
Harry había guiado a Louis hacia su habitación, no sin antes decirle al par de
mujeres un "voy a mostrarle su regalo a mi bebé".
El más bajo, con una sonrisa tímida pintada en los labios se había sentado en
la orilla de la cama, esperando por lo que Harry quería mostrarle.
— Bien, son dos. Pero en realidad el primero no es un regalo, es mejor
dicho una sorpresa.
Louis asintió, y se sonrojó cuando el rizado comenzó a sacarse la camisa.
— ¡Harry! — Chilló mientras tapaba sus ojos con sus pequeñas manos.
El nombrado lo único que hizo fue reír a carcajadas.
— No, tontito, no es lo que tú crees — Quitó las manitas del menor que
cubrían sus ojos, sonriendo con ternura — ¿Ves esto? — Señaló su
costilla, donde se encontraba un nuevo tatuaje cubierto por un
plástico transparente.
Harry se acercó, para que el más pequeño pudiera verlo mejor.
— Son nuestras iniciales — Susurró, y Harry asintió con una sonrisa.
— ¿Te gusta?
— ¿Qué si me gusta? ¡Me encanta! — Louis saltó a los brazos de Harry,
enlazándose con ellos y besando múltiples veces en su pecho, justo
donde estaba la "L" que tanto le gustaba.
— A mí me encantas tú.
El ojiazul se sonrojó.
No podía creer el efecto que Harry provocaba en él, era simplemente
perfecto, y saber que una nueva vida estaba creándose en su interior,
producto de su amor con Harry, le hacía sentir en el paraíso.
— Harry, basta — Susurró, enterrando la cara en el pecho del mayor.
— ¿Cómo no me ibas a encantar si eres lo más lindo del mundo? —
Susurró con ternura. Se separó un poco de Louis, obligándole a verlo a
la cara. — Te amo.
— Yo te amo más, Harry.
— Bien, mi amor, ahora sí, voy a enseñarte tu regalo — Louis asintió,
mientras Harry se separaba y buscaba algo en el armario café que
estaba en su habitación.
Salió con una caja de tamaño mediano entre sus grandes manos. Se la
entregó con una enorme sonrisa en el rostro.
— Ábrelo, mi amor.
Louis lo hizo con las manos temblando, no sin antes leer la pequeña nota
azul bebé que estaba en la caja, junto al enorme moño morado.
"Para el chico más lindo del mundo, el padre de mi bebé y el amor de mi
vida, esto es apenas un pequeño detalle, una pequeña parte de lo que te
mereces, mi amor, eres lo único bueno en este mundo y eres mucho más de
lo que merezco, le doy gracias al universo, y a Dios por dejarme tenerte
entre mis brazos, y gracias a ti, por hacerme feliz a diario, gracias por todo,
mi vida, te amo"
Louis le sonrió, y probablemente la sonrisa era demasiado grande para su
cara, pero aun así, para Harry era la sonrisa más bonita del mundo, preciosa
era la única palabra con la que se podría describir.
— Gracias a ti, Harry, yo soy el que no te merece.
— Dios mío, Lou, deja de decir tonterías y ábrelo de una vez por todas,
que me estoy muriendo por ver tu linda carita cuando lo abras.
Louis le lanzó un beso, y Harry estaba a punto de morirse de amor.
Quitó la tapa con cuidado, descubriendo los pequeños orificios que la caja de
cartón tenía, muy pequeños y adorables.
— ¡Un gatito bebé! — Lo sacó rapidamente de la caja forrada con papel
azul, para verlo con detenimiento. Era tan lindo.
— ¿Te gusta, amor?
— ¡Me encanta! — Exclamó con emoción mientras lo observaba con
detenimiento y le hacía cariños a la pequeña bolita de pelos — Es tan
lindo.
— No tanto como tú, mi amor.
— Basta, Harry, deja de ser tan lindo — Louis susurró mientras el
pequeño animal comenzaba a frotarse contra su cuello — Dios, me
encanta, Harry, muchas gracias.
— Gracias a ti, mi amor, por existir.
— Dale gracias a mi mami.
Harry había decidido sentarse junto a Louis en la orilla de la cama,
disfrutando de la linda vista de su bebé jugando con su naricita y la del
pequeño gatito, frotándolas con cariño.
Le parecía tan tierno que el pequeño seguía llamando a su madre "mami"
aunque ya tenía veinte años cumplidos. Pero así era su bebé, y le encantaba
tanto.
El gatito soltó un pequeño "meow" y Louis no pudo evitar chillar con
emoción, haciendo a Harry suspirar por lo bonita que su sonrisa era y por lo
mucho que Louis con un acto tan simple como sonreír, iluminaba sus días de
una manera tan inexplicable.
— No quiero que sigas creciendo, quiero que nos quedemos así por
siempre, bebé.
— Yo tampoco quiero crecer, quiero ser por siempre un bebé.
— Siempre serás mi bebé.
Louis sonrió dejando al pequeño animalito en sus piernas.
— ¿Y el que estoy esperando?
— Ese será nuestro bebé.
Acarició su abdomen aún plano, sintiendo mariposas por ese pequeño
frijolito que ahí estaba creciendo.
— Suena tan lindo cuando tú lo dices, mi amor — Louis susurró, con una
mano acariciando la de Harry que aún sobaba su abdomen y con otra
el pelaje del gatito bebé que se frotaba contra sus manos unidas —
Todo suena lindo cuando tú lo dices, Hazz.
Harry le sonrió mientras besaba su frente con amor, y después su nariz,
seguido de sus labios.
— Nuestro bebé, nuestro, nuestro, nuestro, nuestro.
Empezó a frotar su nariz contra la del menor, sintiendo como su corazón se
apretaba y después comenzaba a latir de forma rápida, producto de estar tan
cerca de esa cosita bonita.
— Te amo.
— Yo más, mi amor, mucho más.
Cincuenta y tres
— ¡Mami, mira! ¡Harry me ha regalado un gatito! — Louis exclamó
mientras bajaba las escaleras con el pequeño minino entre sus brazos,
y Harry detrás siguiéndolo con una sonrisa pintada en los labios.
— ¡Qué lindo es, mi vida! — Johanna respondió mientras adornaba con
betún un pastel.
Louis frunció el ceño.
— Ni siquiera lo has visto.
— Estoy un poco ocupada, cielo, en cuanto termines me lo muestras ¿sí?
— ¿Y ya decidiste como le vas a poner? — Anne decidió preguntar.
— Creo que Felpita — El ojiazul respondió viendo al animalito.
— ¿Vas a ponerle felpita? ¿Qué clase de nombre es ese, mi amor? —
Harry le preguntó abrazándolo por detrás y descansando sus grandes
manos sobre su abdomen.
— Es lindo — Susurró con un puchero.
— ¿Cómo tú? — Besó su mejilla.
— O como tú — Le respondió con una sonrisa.
— Yo creo que como tú. — Le respondió — No quiero imaginarme el
nombre que vas a ponerle a nuestro bebé, cielo.
Nuestro bebé, que lindo sonaba eso al salir de la boca de Harry. No podía
esperar a tener a esa linda princesita o al hermoso varoncito entre sus
brazos.
— Ustedes dos son tan lindos, me van a matar de lo dulces que son —
Johanna susurró.
— Mamá, deja de avergonzarme, por favor —Louis susurró.
Harry pensó que no podría haber ser más perfecto que su pequeño. Se
imaginaba a un pequeño bebé de grandes ojitos azules y pequeña nariz
respingada con sus rizos y una hermosa sonrisa. Estaba muy emocionado
por ese bebé, y lo estaba aún más al saber de qué estaba creciendo dentro de
la pancita de la persona que estaba enamorado. Muy enamorado.
La cena estaba deliciosa y los ojos de Harry puestos sobre los de Louis eran
simplemente algo hermoso de admirar. Como se miraban con absoluto amor
y adoración, como si no quisieran hacerse daño ni aunque sus vidas
dependiera de ello. Y sus madres lo notaban, sí que lo notaban.
Su víspera de Navidad siempre había sido de esta forma, simplemente ellos
cuatro com una cena que alcanzaría para que una docena de personas
comiera por el resto del mes, pasteles variados que sus madres cocinaban
todo el día, con algo de ayuda proveniente de Louis. Y era perfecto, para ellos
era perfecto pasar parte de la madrugada en una mesa sentados los cuatro,
simplemente bromeando y comiendo.
— Espero mi regalo te guste, Harry y que le des provecho porque para
algo lo compré — Anne le dijo divertida, mientras caminaba al pino
que tanto se había esforzado Louis en adornar. Y le había quedado
perfecto.
Sacó dos cajas forradas con un moño, una para Louis y otra para Harry.
Ambos sonrieron, el ojiazul más entusiasmado que el otro, pues aunque ya
había cumplido los veinte años, el seguía siendo un niño en su interior, y
todos estaban conscientes de esto.
— Ábranlos — Johanna presionó, entusiasmada por ver las reacciones de
los muchachos.
— Bien — Harry desbarató aquel moño azul fluorescente y el papel rojo
tornasol, descubriendo algo que no le quedaría ni en el dedo meñique.
— Ma, ¿qué se supone que es esto?
Harry estiró el pequeño traje de sirvienta, e inconscientemente se imaginó a
Louis montándolo con ese pequeño traje que no dejaría nada a la
imaginación.
Anne le sonrió.
— Es un traje de esos que utilizan las criadas, solo que este no es para
eso.
— ¿Dónde se supone que voy a meterme esto? — Harry murmuró entre
ofendido y divertido.
Louis estaba riéndose por lo bajo con su regalo aún intacto sobre el suelo,
donde todos estaban sentados.
— No te lo vas a poner tú, estúpido, es para que se lo ponga Louis.
Louis frunció el ceño.
— ¿Yo qué?
— ¿Y por qué no se lo regalaste a él?
Anne le sonrió de nuevo. Su sonrisa comenzaba a darle miedo.
— Porque el que lo va a ver en él, y el que se lo va follar en él, eres tú.
Harry frunció el entrecejo.
— Nosotros no follamos, nosotros-
La mujer rodó los ojos.
— Sí, sí, hacer el amor, lo que digas — Lo interrumpió.
— Mami ¿qué es esto? — Louis preguntó abriendo su regalo,
encontrándose con un consolador de color rosa y un paquete de
bragas de encaje.
— Un consolador ¿no los conocías? — Le respondió como si nada.
— ¿Cómo los va a conocer si Harry apenas le da descanso? Si el no
necesita de eso ¿cierto Harry?
— Más que cierto — Harry contestó besando la frente de Louis.
— Seguro tienen rozaduras de fricción de tanto que follan.
— Eh, hacer el amor — Harry le corrigió.
— Ni parece que están haciendo el amor con los gritotes que pegan y el
ruido de la cabecera chocar con la pared — Johanna decidió por fin
hablar.
— ¡Mami! — Louis exclamó avergonzado.
— No, mami, no ¡Ah, papi, más rápido! ¡Sí ahí, más, oh dios mío, papi! —
Johanna comenzó a imitar los gemidos de su hijo, provocando un
sonrojo en el pequeño.
— ¡Mierda bebé, sí! ¡Estás muy estrecho, ah, eso! ¡Mi pequeña puta!
¡Dime papi! — Anne le siguió, tratando de hablar ronco. Louis se
moría de vergüenza, mientras que Harry simplemente reí por las
malas imitaciones de las mujeres.
Vaya madres que tenían, tan inmaduras y burlescas. Pero las amaban, más
que a nada, ellas eran sus vidas y no las dejarían por nada en el mundo.
Cincuenta y cuatro
Louis con una última sonrisa observó su perfecto reflejo en el espejo. Había
aprovechado que su madre y Anne habían salido con una amiga a una fiesta
de navidad o algo parecido. Veinticinco de diciembre y Harry por fin iba a
tener su tan esperado regalo.
Lucía sinceramente precioso. El foco de atracción en ese traje estaba
específicamente en los muslos y su trasero, le quedaba tan diminuto y
sensual, las orejas de gatito que llevaba puestas le daban un toque inocente y
lindo, realmente esperaba que a su novio le gustara. Daba gracias a Dios que
su pancita no estuviera creciendo aún, pues si esto estuviera sucediendo no
entraría en él.
Deseaba con todas sus fuerzas que a Harry le gustase como se veía, porque
se había esforzado bastante en su apariencia.
Salió del baño de la habitación de Harry meneando las caderas más de lo
normal, y no fue hasta que el ruido de la puerta cerrarse con pestillo que
Harry levantó la vista de aquél libro color vino de pasta dura que ponía
"topografía y construcción". Sí, estudiaba para arquitecto, pero algunas
materias que debía tomar en su carrera demandaban saber sobre eso.
— Mierda Lou — Susurró viendo como la figura curvilínea y sensual de
su novio permanecía parada en medio de la habitación — Me vas a
matar, Joder — Maldijo cuando Louis comenzó a caminar de nuevo
meneando sus anchas caderas hacia la cama.
— ¿Meow? — Louis dijo.
Harry sintió un fuerte tirón en su parte baja, soltando un fuerte gemido
ronco que envió vibraciones al del más pequeño.
— Ven aquí.
Louis gateó por encima de la cama, luciendo totalmente excitante para
Harry.
Los lentes de lectura que el rizado estaba usando en ese momento
provocaban a Louis unas interminables ganas de montarle con ellos puestos
hasta el amanecer.
El pequeño colocó sus rellenas piernas alrededor de las caderas de Harry,
sintiendo como su gran erección chocaba contra su trasero.
— Mmmm, señor Styles — Louis susurró en su oído, haciendo a Harry
gemir de nuevo — Usted está tan duro hoy.
— Así me tienes, bebé — Apretó su cintura con las manos grandes,
pegando más su erección al trasero del más pequeño.
— Que ganas de tenerle dentro.
El espacioso pantalón de pijama que Harry estaba llevando en ese momento
estaba comenzando a causarle molestias, quería sacárselo ya.
— Mierda, mi amor, me estás poniendo demasiado duro.
— ¿En serio? — Usó un tono se voz juguetón que hizo a Harry imaginarlo
saltando sobre sus piernas y gimiendo fuertemente.
— Sí, sí, sí.
El ojiazul comenzó a restregarse contra la prominente erección que saltaba
orgullosa por debajo de la tela azul del pantalón de pijama de Harry.
— Oh, Jesucristo.
— No, Jesucristo no, soy Louis.
Harry iba a sonreír, pero las pequeñas manos de su bebé tirando del elástico
de su pantalón de pijama hacia abajo, no se lo permitió.
— Mmm, no estás usando ropa interior, papi.
— Oh, bebé — Gimió cuando las manos suaves de Louis comenzaron a
subir y bajar sobre su dolorosa erección, causando placer.
— ¿Te digo un secreto? — Harry asintió a la vez que sentía el dedo pulgar
de Louis jugar con su glande, causando un gemido ronco.
— Sí ah, los que qui-eras, oh, así bebé, más.
— Yo tampoco estoy usando ropa interior — Susurró para después soltar
pequeñas risitas juguetonas, como si hubiera hecho una travesura
muy mala.
Harry mordió su labio al pensar en el suave trasero de su bebé descubierto y
para él. Y su pequeño agujerito tan apretado y delicioso.
— Eres tan caliente — Esto estaba verdaderamente incompleto sin esas
palabras por parte de la boca roja de Harry.
— ¿En serio, señor Styles? — Dijo, para después dar pequeñas lamiditas
en el glande del más alto — ¿Le gusta?
— Sí, Dios, sí.
— No soy Dios, papi, soy Louis.
Después de decir eso metió la mitad de la erección de Harry de una sola,
provocando que el más alto dejara ir su cabeza hacia atrás, soltando
palabras inentendibles, pero que en Louis provocaba sonidos de satisfacción
al succionar aquel gran pene.
— Oh, mierda, sí bebé — Susurró — Eres tan malditamente bueno.
Dirigió su verde mirada hacia los ojos inocentes de Louis, que le observaban
con atención e inocencia. La inocencia de Louis era algo que le ponía
demasiado, y haber sido el que lo corrompió de esa forma le encantaba.
— Esa boquita tuya va a, mierda sí, volverme lo- loco.
Tomó de la cabeza de Louis tirándola hacia abajo, tratando de obtener más
de ese húmedo calor que su boca deliciosa le brindaba. Louis ignoró sus
arcadas, porque le satisfacía demasiado que Harry estuviera disfrutando de
esto. A él también le gustaba de cierta forma.
— ¿Quieres correrte, papi? — Después de esto comenzó a succionar más
fuerte, tomando entre sus manos lo que no podía alcanzar a tomar en
su caliente boca.
— Oh, Louis sí, ah.
— Mmmm… — Louis soltaba estos sonidos en respuesta, succionando
rápido y fuerte.
Harry sintió el cosquilleo característico previo a su orgasmo, soltando
gemidos y cerrando fuertemente los ojos.
— Me voy a venir, bebé — Susurró.
El ojiazul sacó el pene de su boca, para masturbarlo frente a su cara y así
recibir toda la sustancia blanquiscosa que su novio soltó.
Cerró sus ojos cuando la sustancia salió disparada hacia su cara, luciendo
completamente hermoso para Harry.
— Eres fantástico, bebé.
Louis sonrió mientras volvía a sentarse sobre el regazo del más alto.
— ¿Te gustaría que te monte, papi? — Louis preguntó, restregándose de
nuevo sin dejar a su novio recuperarse de su orgasmo anterior —
Porque a mí me gustaría mucho.
Harry lamió el rostro de Louis, que aún contenía su semen, y el pequeño
sonrió. Después besó sus labios de forma corta.
— Me encantaría, mi amor, pero antes quiero hacer algo — Dijo al
terminar de lamer todo.
— ¿Qué cosa, papi?
— Necesito levantarme un momento, bebé ¿me dejas hacerlo?
Louis asintió quitándose del regazo del mayor y dando una perfecta vista del
vestido levantado gracias a su erección.
Harry fue hasta su cajón de ropa, para sacar el pote de lubricante y el
consolador que le habían regalado a su Lou. Lo iba a estrenar por fin.
— ¿Para qué es eso, papi?
Estaba fingiendo inocencia y le encantaba. Su erección ya saltaba orgullosa
de nuevo, chocando con la piel de su estómago.
— Esto lo voy a meter en tu lindo agujerito ¿está bien?
Se hincó sobre la cama.
— ¿Va a dolerme?
Harry le sonrió.
— No, te va a encantar.
Louis asintió.
— Quiero papi, si quiero.
— En cuatro por favor, bebé.
Louis obedeció casi al instante, mostrando ese pequeño agujero rosa, ya
preparado.
— No me gusta que te prepares tu solo — Acercó su erección a la
entrada, frotando un poco para su placer propio y dando una pequeña
nalgada.
— Otra, papi, por favor — Casi gimió.
— Mmm, eres una zorra ¿te gusta ser la zorra de papi?
Lo tomó de las caderas, metiendo apenas la punta y sacándola casi al
instante.
— Me encanta, agh.
Harry dio otra nalgada, esta vez más fuerte y causando un rebote en la piel
de la zona.
— Tan caliente — Acarició la piel antes golpeada.
— Papi, por favor.
— Tan necesitado — Susurró bajando la cabeza hacia su hendidura —
Puedo ver que estás muy apretado, me encanta.
Se separó para tomar el consolador y empaparlo en lubricante.
— Papi, por favor.
Harry empaló de una sola el agujero de su bebé ganándose un grito de placer
y una sacudida en el trasero del menor, mientras pedía más.
— Eso es, mi amor ¿te gusta?
Lo sacó por completo, para después volver a introducirlo con fuerza.
— Ah, papi, más rápido por favor.
Harry sonrió.
Comenzó a mover el aparato con más fuerza, esta vez encendiendo el
pequeño botón que daba a la opción de poner el aparato a vibrar.
— Mierda, Harry.
Lo sacó, provocando un sonido de desaprobación en Louis.
— Papi ¿por qué lo sacas?
Su voz sonaba tan tierna, que aunque Harry se esforzara en hablarle sucio a
esa cosita bonita, él en realidad quería susurrarle cosas tiernas. Lástima que
ese sentimiento durara apenas un poco, pues al ver como el pequeño
meneaba el trasero de un lado a otro le entraron miles de ganas de azotarlo
y hacerle gritar de placer.
— Porque voy a remplazarlo con el mío ¿no quieres eso?
Louis asintió con entusiasmo mientras se quitaba de aquella posición tan
comprometedora.
Las orejitas estaban completamente desacomodadas sobre el pelo revuelto.
Harry no pudo evitar acomodarlas con una sonrisa llena de ternura y con un
tacto delicado para después besar su frente. Su bebé se merecía eso y más.
— Te amo — Le dijo mientras acariciaba su carita sonrojada.
Louis sonrió.
— Yo también te amo, Hazz
— ¿Ahora le gustaría a mi bebé montar a su papi?
Louis asintió mientras Harry se sentaba sobre la cama con las piernas
estiradas y la espalda recostada sobre la cabecera café oscuro.
Louis sacó el traje rápidamente de su cuerpo, mientras Harry colocaba un
condón sobre su prominente erección y lo embarraba con tal vez demasiado
lubricante. Pero no quería lastimar a su bebé por nada del mundo.
Tal vez les parezca estúpido que estén usando condón cuando Louis ya está
embarazado, pero el doctor les recomendó hacerlo por la salud de su
bebé.80
— Ven aquí, bebé — El rizado habló con la voz ronca y con la mirada
libidinosa puesta sobre el curvilíneo cuerpo de su novio.
Louis obedeció al instante, colocó sus rodillas al lado de las caderas de
Harry, para comenzar a bajar lentamente sobre aquel pene que tanto placer
le provocaba.
Bajó lentamente, con los labios entreabiertos y soltando pequeños gemidos.
— Eres tan grande, papi — Louis susurró cuando ya estuvo sentado
completamente sobre las piernas del rizado.
Esperó algunos momentos para acostumbrarse al tamaño del más alto, aún
le quemaba ligeramente por dentro. Pero le encantaba.
Harry, por otro lado, sentía como su pene estaba deliciosamente apretado
por ese agujerito tan caliente, le encantaba.
— Muévete, amor, por favor.
Louis obedeció, moviendo sus caderas de forma lenta y torturando a su
novio. Sus pezones erectos se frotaban sobre el pecho tatuado del más alto.
Harry tomó las caderas del más pequeño, ayudándolo con sus movimientos y
volviéndolos más rápidos y placenteros.
— Oh, papi — Gimió y Harry comenzó a mover sus caderas propias,
tratando de obtener más, mientras soltaba jadeos roncos y mantenía
sus labios entreabiertos. — No te muevas, solo yo.
El ojiverde se mordió el labio, excitado por la actitud tan caliente que Louis
estaba teniendo. Dejó de moverse para darle la oportunidad a su pequeño de
montarle sin ayuda, y vaya que le gustaba la manera en la que se movía, tan
sensual y placentero, circularmente, tan delicioso y apretado.
El ojiazul atrapó los labios de su novio en un beso descuidado y lleno de
saliva, no era el mejor, gracias al movimiento, pero a ambos les encantaba.
Sus lenguas jugueteaban traviesas, y no fue hasta que Harry decidió romper
el beso y comenzar a lamer la mandíbula dorada de Louis que se separaron.
De un momento a otro, Louis decidió cambiar sus movimientos circulares a
saltitos. Lamió sus labios mientras gemía en el oído de su amado.
— Papi, joder, eres muy grande.
Harry ayudaba a Louis a saltar sobre sus piernas, gimiendo tan
evidentemente para Louis y llenándolo tanto.
— Y tu tan apretado, me encantas amor.
Louis hizo que Harry saliera por completo de él, para volver a bajar
rapidamente sobre la dureza de su novio, ayudándose con su mano.
— Harry, mierda aaah.
— Maldición, Lou, no voy a durar nada, te siento tan cerca.
Al oír decir esto, Louis comenzó a saltar cada vez más rápido y fuerte sobre
el regazo de Harry, golpeando una y otra vez su próstata.
— Yo tampoco voy a, mierda me encanta, joder, durar mucho más, papi,
pégame.
Harry mordió su labio sintiendo un cosquilleo en la parte baja de su
abdomen, anunciando que se correría por segunda vez en esa noche.
El rizado alejó su mano de la cadera de su bebé, para después pegar una
fuerte nalgada.
— Más fuerte, papi, pégame más fuerte por favor.
Harry mordió su labio, mientras Louis saltaba sobre su regazo como si no
hubiera un mañana.
— Ah, tan estrecho para mí.
Acercó su boca al cuello del más pequeño para comenzar a mordisquearlo y
succionarlo, con intenciones de dejar una notoria marca de amor.
— Papi — Louis lo llamó —Pégame, por favor.
Harry obedeció, azotando de nuevo con fuerza y dejando su gran mano
marcada en la piel dorada de ahí.
— Más, papi por favor.
Harry estaba por correrse y escuchar a Louis suplicando por que le pegara,
no ayudaba mucho.
Le dio un último azote, haciéndolo soltar un largo gemido agudo y excitante,
alto y fuerte, uno que los vecinos seguramente escucharon, y Harry lo
agradecía, le encantaba que supieran que estaban teniendo un delicioso
sexo. Se corrió sobre sus abdómenes, y Harry al sentir como se apretaba a su
alrededor, se corrió dentro del condón, este gimió un ronco "Louuuuu".
— Eres fantástico — Susurró acariciando el cabello lacio de Louis,
mientras este jadeaba cansado recostado sobre su pecho sin importar
lo llenos de semen que estaban y dejando múltiples besitos en la "L"
tatuada. — Te amo tanto, bebé.
Besó su cabeza y Louis sonrió, levantando su cabeza con los ojos brillantes.
— Te amo también, Harry.
El nombrado le sonrió y besó sus labios de forma tierna y lenta.
— Eres todo lo que quiero, mi amor.
Cincuenta y cinco
Mes número dos.
Estaban más que felices, su bebé iba bastante bien, según las ecografías y
Harry no podía estar más feliz. Sus ojos se iluminaban cada vez que sus
manos tocaban la pequeña pancita de Louis que apenas estaba comenzando
a crecer.
Louis también estaba muy feliz, tenía el apoyo de su novio y padre del bebé,
tenía su amor y nada más importaba.
Anne ya había comenzado a comprar varios enteros de colores blancos, pues
si era niño no querían ponerle un entero rosa o viceversa. Estaban locas
¿qué importaba eso?
El médico le había dicho que quería seguir con su embarazo mes con mes,
pues hombres embarazados no es algo que puedes ver todos los días. Y Louis
estuvo encantado. También le informó que cuándo fuera hora de parir
tendría que ser a modo de cesárea, pues su cuerpo no tenía una salida
segura para el bebé.
El teléfono interrumpió a Louis de la interesante película que estaba
mirando en ese momento. Refunfuñó, pero cuando vio que era Harry, sus
ojitos brillaron y su sonrisa apareció.
— ¿Mi amor? ¿De qué sabor dijiste que querías tu pastel? — Fue lo
primero que escuchó al descolgar el teléfono.
Louis suspiró contra el teléfono como todo un enamorado. El embarazo era
una buena excusa para que Harry cumpliera con todos sus antojos de dulces.
Le encantaba esa fase tan linda que Harry estaba teniendo, tan atento.
— De chocolate con fresas, Hazz.
— Bien, cielo ¿Estás bien? ¿No ha pasado nada malo, amor?
El ojiazul soltó una risita tonta, por lo protector que estaba siento. Le
gustaba mucho.
— Harry, calma, amor, te fuiste hace como diez minutos, no ha pasado
nada.
— Yo que me preocupo por el amor de mi vida y por mi bebé, uno ya no
puede ni preguntar si no ha pasado nada malo porque comienzan a
gritarle, Dios.
— Han pasado solo diez minutos, y no estaba gritándote, Hazz, no ha
pasado nada, lo prometo. El bebé y yo estamos muy muy bien. Pelusita
extraña a su papi.
Sí, Harry le había dado el apodo más extraño a su bebé mientras se
enteraban del sexo del bebé y decidían que nombre ponerle.
— Mmm ¿Lou también extraña a su papi? — Mordió su labio del otro
lado de la línea.
— Mucho — Hizo un pequeño puchero, aunque sabía que Harry no podía
verlo.
— Estoy imaginando tu lindo puchero en ese momento — Dijo mientras
ponía el pastel en el mostrador.
— Ven rápido, te extraño.
— Diez minutos bebé, lo prometo ¿sí?
— Está bien, Harry, pelusita y yo estaremos esperándote con ansias.
Harry sonrió estremecido, avanzando en la fila.
— Bien, bebé — Dijo cuando era su turno se pagar — Te amo, estoy ahí
pronto, si pasa algo me llamas ¿bien?
— Bien, Hazz, te amo más.
Louis lanzó muchos besos al teléfono. Harry igual, y finalizó la llamada con
una sonrisa más grande que su cara y un suspiro.
— ¿Cuánto va a ser?
La cajera le sonrió con amabilidad, y ternura.
— 235.
Harry sacó su cartera y entregó el dinero solicitado.
— Perdone que me meta, pero su novia y usted son muy lindos.
Harry sonrió mostrando un hoyuelo.
— Novio — Le corrigió, y la mujer sonrió aún más, entregándole un
Ticket y su cambio.
— Oh, lo siento, novio. Son muy lindos, seguro durarán mucho.
— Él es lo más lindo del mundo, y espero que sí.
________________________________________________________________________________________

— ¡Ya llegué, mi vida! — Harry exclamó, y como un rayo Louis ya estaba


a su lado con un cuchillo y dos platos.
— Hola — Besó sus labios de forma rápida — Te extrañé.
Lo abrazó, recostando su cabeza en el pecho tatuado y dejando su oreja justo
en la parte del corazón. Le encantaba escuchar los latidos acelerados de
Harry cada vez que se ponía en esa posición.
— Yo igual, mi vida, muchísimo — Lo separó y puso su mano sobre la
pancita pequeña de Louis — Hola bebé, ya llegó papi.
Louis sonrió con ternura viendo como Harry le hablaba al pequeño feto que
tenía dentro.
— ¿Me extrañaste? — Se agachó y pegó su oído a la pequeña barriga,
como si esta fuera a contestar — Yo también, cielo.
— Harry, aún es muy pequeño para escucharte.
— Shhh — Lo calló con una sonrisa — ¿Papi Lou es muy lindo cierto?
Pero papi Harry más. Te amo bebé ¿tú también amas a papi Harry?
Louis no pudo evitar tomar la cara del ojiverde y darle un beso largo en los
labios.
— Te imagino cargando a nuestro bebé y muero de ternura, Hazz.
— Te amo — Besó sus labios de nuevo, acariciando su cara con ambas
manos — Y eres tan perfecto, me encantas, eres aún más perfecto por
darme un bebé, gracias, gracias, gracias. Ese bebé va a ser tan lindo
como su papi Lou.
— O cómo su papi Harry.
— Su papi Lou es más lindo.
Harry le sonrió y se paró sobre las puntas de sus pies para dejar un beso en
su mejilla.
Tal vez Johanna los haya grabado, y tal vez se aseguraría de poner ese vídeo
en su boda.
Cincuenta y seis
Mes número tres.
— Harry, no vas a hacerle daño al bebé, hazme el amor, por favor —
Louis le rogó, mientras el más alto simplemente le ignoraba y leía un
libro aburrido y largo de pasta rojo sangre, con sus gafas de lectura
que hacían a Louis ponerse hasta el límite — Harry, por favor, deja de
ignorarme.
Louis hizo un puchero mientras Harry le veía con expresión molesta y
enfadada. Harry quería, realmente lo quería, pero no quería aplastar a su
bebé en el acto y hacerle daño.
— Louis, no molestes, ya te dije que no.
Y estaba haciendo un grandioso trabajo, pues Louis vestido de enfermera
sexy, era la gloria misma. Lo único que podía hacer era esconder su erección
bajo las sabanas.
— Harry, por favooooooor.
Louis había comenzado a saltar sobre la cama, intentando molestarlo, pero
lo único que estaba logrando era que el ojiverde lo imaginara montándolo
con fuerza.
— ¡Ya te dije que no, joder! — Gritó, haciendo a Louis pararse
abruptamente, con su cuerpo rebotando sobre el colchón.
Entonces sintió sus ojitos cristalizados.
— ¿Por qué no quieres? — Hizo un puchero de nuevo, pero este era real,
y estaba a punto de soltarse a llorar por la historia que estaba creando
en su cabecita — ¿Es porque estoy gordo, verdad?
El rizado cerró los ojos, intentando calmarse. Inhala, exhala.
Louis tomó su silencio como un sí, como una afirmación hacia lo que había
dicho.
— Prometo que voy a cuidar más mi alimentación, lo prometo, y estaré
delgado y lindo para ti, pero por favor Ha-
Harry le interrumpió, tomando su carita entre sus grandes manos.
— Mi amor, no — Su tono de voz había cambiado, ahora era suave y lleno
de ternura, su mirada expresaba nada más que amor — Escucha, bebé,
no es por eso, claro que no, eres hermoso como sea, y no estás gordo,
mi vida, por Dios, claro que no, estás tremendamente caliente en esa
cosa, solo mira como me tienes, bebé.
Quitó el cobertor de su regazo, dejando a la vista su bulto cubierto por unos
boxers negros apretados, el ojiazul se lamió los labios, imaginando todo eso
dentro.
— ¿Entonces por qué no quieres hacerlo, Hazz?
El castaño lo miró con curiosidad.
— No quiero aplastar a nuestro bebé, Lou.
— Puede ponerme en cuatro, mira, así — Se puso en cuatro, frente a la
cara de su novio, esperando una respuesta negativa. Nunca espero al
pene de su Harry frotándose sobre su entrada desnuda.
— Maldita sea, amor, no estás llevando bragas.
— ¿Te gusta, papi?
— Me encanta, bebé — Tocó el trasero del contrario a su gusto, haciendo
al menor gemir al sentir las grandes manos acariciando.
— Mmmm — El rizado susurró, moviendo las caderas del más pequeño
circularmente contra su pene — ¿Qué te he dicho sobre prepararte
solo, bebé?
Louis gimió en el momento que Harry acarició con dos de sus dedos la
entrada ya dilatada.
— Responde — Su voz ronca hizo a Louis gemir fuerte.
— Que no lo hag-a
— Mierda, voy a hacerte el amor tan delicioso, mi vida.
— Sí, papi, joder sí.
Tomó el lubricante y un condón que se encontraba sobre la mesa de noche.
Colocó el condón sobre todo el largo y untó en su pene una cantidad
bastante generosa, y un poco más en la entrada ya dilatada de Louis.
Mordió su labio mientras se hundía en ese calor tan delicioso. Había
olvidado lo bien que se sentía estar dentro de ese castaño tan sexy.
— Oh, Lou — Harry gimió, mientras tomaba las caderas anchas y
sensuales de su bebé, que le hacían volverse completamente loco —
Tan apretado como siempre, mi amor.
Louis movió sus caderas de un lado a otro, como incitando al más alto a
moverse dentro.
Comenzó a entrar y salir, provocando gemidos agudos y altos que salían de
la linda boquita de Louis, esos gemidos que le hacían volverse un completo
loco.
— Me llenas tanto, papi.
Harry no aguanto más y salió del apretado interior de Louis.
Lo cargó entre sus brazos, y el pequeño se aferró a Harry como si fuera un
lindo Koala, creando una deliciosa fricción entre ambas erecciones
palpitantes.
El rizado recargó a Louis bruscamente sobre la fría pared, sacando un
gemido fuerte, convirtiéndose casi en un excitante grito.
Entró en el nuevamente, gimiendo de nuevo y sintiendo todo ese calor a su
alrededor. Louis era tan delicioso, su interior era la gloria misma.
Comenzó a moverse rapidamente, con los brazos alrededor de sus piernas y
Louis gimiendo de manera fuerte y completamente buena para él.
— Gime mi nombre — Susurró y Louis, literalmente tenía los ojos
blancos, estaba tan cerca de Harry en esa posición, que simplemente
estaba fuera de sí. — Gime — Dio una nueva estocada, tocando el
punto de Louis fuertemente — Mi — Lo hizo de nuevo — Nombre.
Su voz estaba tan ronca, y su pene era tan grande que Louis lo único que
pudo hacer fue gritar con cada embestida dura que le daban.
Se sentía tan bien, con Harry todo se sentía bien, porque estaban tan
enamorados
— Que gimas mi nombre, joder, Louis — Golpeó una de sus nalgas,
dejándola roja al impactar su gran mano contra ella.
— Harry, oh, sí, justo así.
El rizado tenía el entrecejo fruncido, con la frente sudando y sus caderas
moviéndose fuertemente, haciendo a Louis gemir mientras su espalda
chocaba contra la fría pared color beige.
— ¿Te gusta? — El ojiazul gimió en respuesta, mientras Harry lo tomaba
de la cintura y pasaba su lengua húmeda por el cuello, chupándolo,
marcándolo, haciéndolo suyo tan duro y bueno para ambos.
— Eres una pequeña puta tan buena para papi — Gimió en su oído, para
después morder el lóbulo — Di quien eres, mi vida, dilo.
Embistió nuevamente dentro de Louis, haciéndolo llegar al borde de la
locura.
— Ahí, de nuevo, papi por favor.
Llevó sus pequeñas manos hacia el cabello suave y largo de Harry,
acariciándolo.
— Primero di quien eres, pequeño.
— Tu puta, soy la puta de papi, ah mierda, sí — Atrapó los labios gruesos
de Harry entre los suyos, saboreándolos y disfrutando del dulce sabor
a fresas con chocolate que este le brindaba.
— Eres tan bueno, joder, tan apretado y todo inocente para mí.
— Más duro, Harry, estoy cerca, papi, oh.
Harry lo tomó de la cintura por encima de la tela blanca del pequeño vestido
de enfermera y lo aventó contra la cama, para después volver a posicionarse
entre las suaves piernas regordetas de Louis y volver a adentrarse en el
suave calor de su apretado interior.
Comenzó a mover sus caderas lentamente, quería durar el mayor tiempo
posible estando dentro de su bebé, pero Louis era demasiado para él, tenía
unas inmensas ganas de ir rápido y duro y hacerlo correrse sobre ese bonito
y corto vestido tan sensual, que le quedaba tan jodidamente bien.
— Ya casi me vengo, Hazz, oh, sí.
El rizado siguió embistiendo de manera rápida en el interior del ojiazul,
buscando la liberación de ambos.
Harry se vino antes que el más pequeño, pues verlo en ese apretado vestido,
con el cabello desordenado y la carita llena de sudor, con los labios rosas
entreabiertos, tan hermoso para él, se vino, con las suaves manos en su
espalda y sus uñas ligeramente largas arañándola, provocando únicamente
más placer.
Así que, para la satisfacción de su Louis, bajó sobre la cama, con su cara
quedando frente a la erección rosa que goteaba pre semen. Lo metió de una
en su boca, lamiendo todo el largo, sacando gemidos dulces de esa linda
boquita que tanto le gustaba. Succionó un poco más, y el semen de su lindo
novio estuvo llenando su boca rápidamente, mientras arqueaba su espalda y
gemía fuerte. Sabía delicioso.
Se quitó el condón y lo hacia algún lugar de la habitación.
Después acurrucó a su pequeño contra su pecho, besando su frente
suavemente y demostrándole todo su amor.
— Eso fue muy caliente, Hazz.
Algo falta, esto está incompleto ¿qué será?
— Mierda, tú eres caliente, mi vida — Sip, eso era.
Louis le sonrió y besó sus labios de forma corta, abrazado a su pecho y con
las piernas entrelazadas.
— Te amo muchísimo, Hazz.
Harry le sonrió, mirando sus ojitos azules y lo lindos que eran. Brillaban. Le
encantaba que brillaran de esa forma tan linda.
— Te amo más, mi vida, no sabes cuánto.
Cincuenta y siete
Mes número cuatro.
Louis había decidido dejar la Universidad cuando su embarazo comenzó a
notarse demasiado y sus compañeros empezaron a mirarlo raro. Su vida
estaba casi completamente hecha, cuando Harry terminara la universidad en
unos meses más, el papá de Nick le daría trabajo en su empresa
constructora, tendría un sueldo fijo y así podría mantener a Louis y a su
adorada bebé. Habían decidido casarse después del nacimiento de la bebé,
pues Louis no quería verse "gordo" el día de su boda, y quería tener una
caliente luna de miel sin tener que preocuparse de si aplastaban a la bebé o
no, y también quería lucir sexy para su marido. Ese día Harry lo había
callado con un caliente beso y le había dicho que él se veía caliente hasta con
una bolsa de basura encima.
Era una niña. Su bebé iba a ser una linda princesita bonita, y Harry ya estaba
ansiando tenerla entre sus brazos, y besarla y abrazarla demasiado.
Esperaba que fuera tan linda como su Lou.
— No puedo esperar, Lou, ya quiero abrazarla — Habló Harry
emocionado, viendo por décima vez en lo que iba de la tarde las
ecografías.
Louis le sonrió y besó sus labios con ternura.
— Yo tampoco puedo esperar, amor.
— Debemos empezar a buscar nombres, bebé — El rizado dijo,
acariciando con suavidad el castaño pelo de su novio. — Tiene que ser
uno muy bonito porque ella será la niña más linda del mundo.
Louis rodó los ojos recostando su cabeza sobre el hombro del más alto.
— Sí, tan linda como tú — Besó su mejilla.
Harry rió mientras veía a su madre pasar con una sonrisa más grande que
todo su cuerpo entero y un bowl entre las manos. Puso una mano sobre el
vientre hinchado de Louis y acarició con amor.
— Se está moviendo — Susurró al borde de la emoción — ¡Se está
moviendo! ¡Lou, nuestro bebé está moviéndose!
Harry se quitó rapidamente de sillón, para sentarse sobre el piso y así
colocar su oído en el hinchado vientre de su novio.
— Puedo sentirlo, está adentro de mí — Dijo con una sonrisa mientras
acariciaba el suave pelo largo de Harry.
— Hola bebé, papá Harry te ama también — Comenzó a dar múltiples
besos en el vientre abultado de Louis, provocando cosquillas en la
zona — Espera, que papá Lou se pone algo celoso, hay que darle un
besito a él también ¿no crees?
Volvió a la posición inicial, en la que rodeaba a Louis con un brazo mientras
que con el otro acariciaba el estómago por encima de la tela de su camiseta
blanca.
Harry comenzó a dar besos en los labios suaves de Louis, esos labios que le
volvían completamente loco.
— ¿Y qué nombre se te ocurre para nuestra bebé?
— Estaba pensando que Anna tal vez sea un buen nombre ¿y tú?
— Louise me gusta ¿qué opinas?
— No — Arrugó su naricita — No es tan lindo.
— ¿Qué cosas dices? Es un lindo nombre para una linda niña ¿qué hay de
malo?
— Si la niña es tan linda va a gustarle a muchos niños ¿no crees?
— No — Frunció el entrecejo, y acercando más el vientre a su pecho —
Ningún feo niño va a acercarse a mi linda bebé, ella es solo mía.
— Dios mío, Harry, todavía no ha nacido.
— Ella no va a tener un novio hasta que cumpla los treinta. Y yo tengo
que darle el visto bueno, porque no voy a dejar que sea novia de un
perfecto bueno para nada, mi bebé es mía y su papi Lou también es
mío.
— Yo voy a darle el permiso de que sea novia de quien quiera.
— Papá Harry es quien da los permisos aquí. Y papá Harry dice que debe
ser novia de un hombre inteligente y que tenga un buen futuro, no de
un vago bueno para nada.
— Bueno, eso no importa ahora, falta mucho tiempo para eso, lo único
que importa ahora es que esté sana.
Harry lo abrazó con fuerza por pos hombros.
— Gracias mi amor, gracias por todo, eres el mejor, lo único bueno que
hay en el mundo y simplemente eres demasiado para mí. No tienes
una idea de lo feliz que me haces y lo mucho que te amo. Estoy muy
agradecido de que seas el papá de mi bebé y la persona que me saque
sonrisas a diario, eres absolutamente todo lo que quiero, mi amor,
muchas gracias, gracias por todo.
Louis estaba simplemente estático, se había quedado sin palabras. Decidió
simplemente acariciar la cara del contrario con sus suaves dedos y sonreír
como un tonto enamorado.
— Te amo — Al final fue lo único que pudo articular — Te amo
muchísimo.
— Te amo más, mi vida.
Cincuenta y ocho
Mes número cinco.
Harry se encontraba tranquilamente haciendo una maqueta para su tarea,
en la cual llevaba cinco días trabajando y ya estaba casi por concluir. Louis
estaba simplemente sentado a su lado en el comedor, donde yacía la
maqueta mientras bebía una malteada de fresa que su Harry le había hecho.
— Te está quedando muy bonita, Hazz.
Harry lo miró con una sonrisa y le besó los labios de manera dulce. Tenían
gusto a fresas, le encantaba.
— Gracias, bebé.
Después de eso todo se mantuvo callado, Harry terminando su maqueta y
Louis mirando lo lindo que el ojiverde se veía así de concentrado.
El más bajo dejó el vaso justo al lado de la maqueta, donde todavía se
encontraba la mitad del líquido rosa.
— Hazz ¿qué es eso? — Con un movimiento rápido de su mano tiró
accidentalmente todo el líquido encima del trabajoso proyecto,
haciendo a Harry transformarse en un hombre completamente
diferente.
— ¡¿Qué acabas de hacer?! ¡Mierda, Louis!
— Lo siento, Hazz yo-
Harry se levantó de la silla de madera marrón, enfadado.
— Vete.
El labio de Louis comenzó a temblar en el momento que vio como Harry
estaba así de enfadado. Se sentía muy mal consigo mismo, era un completo
tonto.
— Vete — Le repitió. Lo estaba diciendo porque sabía perfectamente
bien lo tonto que era y las cosas tan estúpidas que podía llegar a decir
si su bebé estaba ahí tratando de disculparse, y verdaderamente no
quería lastimarlo, y menos si tenía a su bebé en su vientre. Sabía que
sus hormonas estaban a flor de piel, y que con cualquier mínima cosa
se soltaría a llorar. — ¡Que te largues, Louis! ¿Es que no escuchas?
— Harry, podemos arreglarlo, podemos-
— ¡No! ¡Vete! ¡No quiero verte ahora!
— Harry lo siento mucho, todavía podemos arreglarlo, por favor — Ya
estaba comenzando a soltar pequeñas lágrimas.
— ¡No! ¡Eres un inútil!
Louis empezó a acercarse al cuerpo alto de su novio. Tocó su brazo, tratando
de tranquilizarlo.
— ¿En serio piensas eso? — Louis susurró, con la voz quebrada y un
nudo en la garganta. Un montón de lágrimas gordas comenzaron a
descender desde los ojitos azules hasta la barbilla, como si fueran un
par de cascadas interminables.
La mirada se tristeza que Louis le dedicó a Harry, hizo al rizado ablandar su
semblante y tener unas interminables ganas de besarlo y abrazarlo. Era
realmente un tonto.
Pero al final no hizo nada. Solo se fue a su recámara, a pensar, a reflexionar
sobre lo que estaba viviendo, dejando al más pequeño solo en el medio de la
estancia.
Iba a ser un padre, en verdad iba a ser un padre y se sentía realmente
extraño al pensar en el cuidando de una linda niña. Sonrió.
________________________________________________________________________________________

— ¿Lou? — Harry asomó su cabeza por la pequeña apertura de la puerta


— Mi amor, vengo a disculparme.
Parecía hablarle a la nada. Se acercó a la cama con cuidado, descubriendo el
suave rostro de ángel durmiendo en paz. Tan lindo como siempre. Lo amaba
más que a nada en el mundo, y en verdad que no existían palabras para
describir lo que sentía en ese mismo momento al verlo ahí, tan tranquilo, tan
en paz y tan puro. Estaba tan hechizado por su belleza que no podía parar de
apreciar todas sus facciones tan lindas y angelicales. Sus manos pequeñas se
aferraban a su estómago abultado, como si tuviera miedo de algo o alguien.
Harry se asustó, pero al ver como su amor sonreía entre sueños, se
tranquilizó al instante, y sus latidos comenzaron a ir normales de nuevo.
Amaba tanto a ese pequeño ser, lo amaba con todas sus fuerzas, lo amaba
por sobre el límite de todo, sentía que volaba cada vez que estaba con él, que
volaba de tantas mariposas que estaba sintiendo en su estómago. Estaba casi
seguro de que esos lindos ojos azules podrían hacer millones de milagros en
el mundo.
Estaba tan enamorado que dolía, pero realmente valía la pena, si al final
tenía esos grandes ojitos viéndole con ternura y suaves abrazos cariñosos de
pequeños brazos a su al rededor. De repente se sorprendió a sí mismo
pensando sobre cómo sería su vida con su pequeña. De cómo su pequeña
sería. Se preguntó a sí mismo si se parecería a Louis. Si ella se parecía a su
enamorado estaba cien por ciento seguro de que ella sería perfecta.
No podía esperar para tenerla entre sus brazos y poder decirle lo mucho que
la amaba, de tenerla por fin junto a él después de nueve largos meses de
espera y poder besar su frente antes de dormir. Se imaginó a sí mismo
haciéndole el amor a Louis en silencio, para no despertar a la niña y
susurrando cosas tiernas en su oído.
— ¿Harry? — La pequeña voz lo sacó completamente de sus
pensamientos, sonrió mientras Louis tallaba sus ojos — ¿Qué haces
aquí? Pensé que estabas enojado.
Harry negó acariciando el rostro del contrario con suavidad.
— No puedo estar enojado contigo, mi amor. Vengo a disculparme
contigo por lo tonto que soy.
— Hazz, tú no debes de disculparte, yo tiré toda la malteada en tu tarea, y
tienes razón, soy un inútil.
— ¡Claro que no lo eres! ¿Qué no ves que eres perfecto? Dios mío Lou,
eres lo que cualquier hombre homosexual quisiera tener, eres lo
mejor del mundo, no hay palabras para explicar todo lo que eres,
simplemente perfecto y lindo y amable, siempre caritativo.
Louis le sonrió.
— Voy a ayudarte a hacer la maqueta de nuevo.
Harry negó.
— Esa tonta maqueta. Tu no vas a hacer nada, nos vamos a quedar aquí
acurrucados todo lo que queda de la tarde y toda la noche, la maqueta
da igual ahora.
— Eres tan perfecto, demasiado para mí.
— Tu eres demasiado para mí. Todo lindo y bonito.
— Te amo.
— Yo también te amo, mi amor
Louis se hizo a un lado para darle espacio a Harry para que pudiera
acostarse a su lado, con un brazo alrededor de sus hombros y con su largo
cabello haciendo cosquillas en sus mejillas rosas.
— Estaba pensando en un nombre lindo para la niña, no sé si vaya a
gustarte, pero a mí me encantó.
— Dímelo, todo lo que hagas o digas es perfecto para mí.
— Julieta ¿qué opinas?
— Me encanta, pero sigo pensando que Louise es el nombre perfecto
para ella.
— Harry no, Louise es un nombre feo — Rezongó.
— Es un nombre precioso — Besó su frente. — Precioso como ella. Pero
si tú deseas que se llame Julieta, Julieta será, mi vida.
Harry era todo un perfecto dominado.
Cincuenta y nueve
Mes número seis.
Louis había ido a recoger a Harry ese día a la universidad, así como lo había
llevado en la mañana.
Estaba esperándolo con la peor cara del mundo, viendo fijamente como
hablaba de forma animada con una chica. Una muy guapa, pequeña y de
cabello excéntrico azul aqua. Refunfuña al ver que todavía no ha notado que
lleva más de veinte minutos esperándolo como un estúpido, luego optó por
mandarle un mensaje.
Ojos hermosos 😍: Estoy esperándote.
Ojos hermosos 😍: Si estás cómodo vengo en un rato más.
Ojos hermosos 😍: Veo que estás muy bien acompañado.
Puede observar como Harry ve el mensaje con una sonrisa en los labios.
Harry 🙈❤: Ya voy, mi vida ❤.
No respondió y decidió ver como SU hombre se despedía de la guapa
muchacha de cabellos locos con un beso en la mejilla. Un jodido beso en la
mejilla.
Los besos de Harry eran completamente suyos, ninguna zorra de pelos raros
podía llegar y simplemente robarlos así como así.
El ojiverde abrió la puerta de copiloto con una sonrisa en los labios, y
después se sentó.
— Hola, mi vida, te extrañé.
Harry intentó plantarle un beso en los labios, pero el menor lo esquivó con
expresión de gatito enojado.
— No lo parecía — Arrancó el motor con ayuda de la llave.
— Hey ¿qué sucede, amor?
La voz de Harry sonaba confundida, y Louis quiso arrancar su cabello de un
solo tirón.
— Qui sicidi mi imir — Harry soltó una suave risa — No es para que te
rías, tonto.
— Dime que sucede, mi vida, cosita hermosa, amor de mi vida.
El ojiazul gruñó por lo tierno que estaba siendo.
Últimamente, estaba muy celoso, pues hacía un par de semanas que no tenía
nada de nada con Harry, y tenía miedo de que este corriera a brazos de
alguien más para calmar sus necesidades masculinas. Había leído que
normalmente durante el embarazo, se pierde esa "magia" que había, que el
hombre (en este caso Harry) pierde la atracción sexual hacia la embarazada
(Louis), y estaba muy temeroso porque eso sucediera.
— ¿Quién era ella? — Le preguntó con tono molesto.
— ¿Celoso, mi amor?
— Harry — Se quejó — ¿Quién mierda era ella?
— No es necesario ponerse agresivo, mi amor. Ella era Emily.
— ¿Por qué besaste su mejilla? — Preguntó con un pequeño puchero.
— Porque es mi amiga, amor.
— Amiga, si claro — Dijo con molestia — Amigas mis-
— Hey, tranquilo — Harry lo interrumpió con una sonrisa, para después
besar su mejilla con dulzura, lo amaba tanto — Emily no es nada a
comparación de ti, mi amor.
— Pero Harry, besaste su mejilla — Se quejó.
— Y yo beso tus labios, amor, porque soy tuyo, y solamente tuyo.
Louis suspiró.
— Parece que te agrada mucho — Enfatizó la palabra "Agrada", haciendo
a Harry reír.
— Eres un celoso hermoso, el más bonito — Tomó su mano desocupada
— ¿Te digo algo? — Louis no respondió, y Harry tomó eso como un sí
— Emily es lesbiana, y es muy feliz con su novia.
Louis se sonrojó, sintiéndose avergonzado de sí mismo y de su tonto
comportamiento tan posesivo que estaba teniendo.
— ¿Hablas en serio? — Mordió su labio con ímpetu.
— Muy en serio, mi celosito bonito.
— Hace semanas que no tenemos relaciones, Hazz, yo no quiero que
vayas con alguien más a calmar tus necesidades, tengo mucho miedo
— Le confesó.
— Oh, Dios mío, Lou, claro que no estoy engañándote — Le dijo mientras
el pequeño se estacionaba frente a la casa — No estamos teniendo
relaciones no porque no quiera, porque, joder, no sabes lo mucho que
me pones, sino porque no quiero hacerte daño, ni a ti ni al bebé. Ya
sabes cómo me pongo de agresivo, amor.
— Es que leí una revista donde decía-
Harry rodó los ojos.
— Esas tontas revistas, Louis, deja de leer eso. Te amo a ti, y a nadie más,
mi amor, solamente a ti.
— ¿Lo prometes? — Le preguntó con un pequeño puchero en los labios.
— Lo prometo, amor, eres y serás el único — Lo besó con cariño.
— Harry — Murmuró en medio del beso — Quiero hacerlo ahora.
— ¿Seguro? — Le preguntó, aunque se estuviera muriendo de ganas de
hundirse hasta el fondo en su lindo culo apretado, de todos modos
quería preguntárselo. Después de todo, lo que menos quería era
lastimarlo.
Louis asintió de forma exagerada y eso fue todo para Harry.
Entraron a la casa de forma rápida, así como subieron las escaleras y se
adentraron en la habitación del más pequeño.
Louis se quitó la ropa el mismo, lo cierto es que ambos estaban muy
necesitados de acción, por lo que no dudaron en sacarse la ropa por sí
mismos.
Los labios de Harry atacaron los del contrario en un húmedo beso. Se sentía
tan bien si lo hacían ellos, como pareja. Sentían los latidos del contrario
chocando contra sus pechos. Sentían todo su amor mezclándose en uno solo.
Se amaban tanto, que su amor podía llegar a olerse en el aire.
Harry introdujo dos de sus dedos en la entrada pequeña del menor,
sintiendo como su calor los tragaba por completo. Vio con atención los labios
entreabiertos y los ojos cerrados con delicadeza.
— Harry — Susurró — Más.
Esa fue la luz roja que hizo a Harry introducir un tercer dedo dentro de
Louis.
Estaba tan apretado, y no pudo evitar imaginar que era su pene el que era
tragado por ese suave calor que tanto le gustaba. Ansiaba tanto estar dentro
de él. Siguió moviendo los tres dedos en el interior del pequeño, abriéndolo
lo más posible y preparando su agujero para lo que vendría a continuación.
— Harry, te quiero a ti, Dios, te necesito.
Se colocó el condón de forma rápida, y embarró todo su pene en la viscosa
sustancia, masturbándose un poco en el proceso.
— Oh, mierda, amor — Harry gimió al sentir como las paredes interiores
de Louis eran tan deliciosas para el — Tan bueno como siempre.
Los brazos de Harry estaban a cada lado de la cabeza del pequeño,
sosteniendo todo su peso, y con cuidado de no aplastar su pancita.
— Harry, más rápidaaagh.
El rizado comenzó a embestir de forma rápida y dura, justo como le gustaba
a su pequeño, profundo y delicioso.
Pasó una de sus manos por la cintura del menor, hasta llegar a su trasero,
apretándolo y dando una nalgada. Louis soltó un gemido al sentirlo así de
profundo.
— Sí, joder sí papi, ahí — Gimió — Eres tan grande, papi, me llenas
demasiado, joder, ahí, de nuevo ah.
Harry cambió de posiciones de repente, haciendo que Louis quedara arriba,
sobre sus piernas.
— Vamos bebé, salta en las piernas de papi, amor.
Louis obedeció. Comenzó moviendo sus caderas de forma lenta, torturando a
su novio y sacando esos gemidos roncos que tanto le gustaban. Más que
gustarle, le encantaban.
Comenzó a saltar rápidamente sobre el pene grande y grueso, arrancándole
gemidos desde lo más profundo de su garganta.
— Sí bebé, eso es, haz que papi se venga, amor, hazlo.
Louis comenzó a saltar cada vez más rápido, dando tanto placer a Harry al
verlo ahí, jadeante y saltando rápidamente buscando su propio placer, con
sus mejillas sonrojadas y su lengua ligeramente de fuera.
Era tan caliente.
Sesenta
Mes número siete.
Harry había peleado con Louis. No una simple pelea, sino una real, donde los
gritos no faltaban y los golpes estuvieron a punto de hacerse presentes.
El motivo de la pelea era nada más y nada menos que Emily. Era repulsivo
que Harry estuviera pasando tanto tiempo con su amiga la "lesbiana", y lo
tonto que estaba siendo seguir luchando por la atención de Harry, cuando
esta estaba completamente puesta sobre esa chica.
Louis tenía envidia de ella. Era muy guapa, alta y simpática. Era obvio por
qué Harry quería pasar más tiempo con ella que con él.
Se sentía tonto e inseguro, se sentía terriblemente feo y gordo. Con esa
panza de ballena (como la llamaba el, pero lo cierto es que lucía adorable) ya
no lograba excitar a Harry. Siempre que Louis intentaba algo, Harry lo
esquivaba, y sabía que era por eso.
Su madre y Anne estaban en el súper mercado, y Louis había salido con Kate
y Zayn a comprar ropa para su bebé. Iba cargado de bolsas, estaba muy feliz,
y más que dispuesto a arreglar las cosas con su Harry.
Se despidió de Zayn y Kate con la mano, para después escuchar como el
coche arrancaba y ellos se marchaban. Suspiró, mientras dejaba las bolsas en
el suelo y abría la puerta con la llave.
Tomó las bolsas de nuevo y pasó a la casa con una sonrisilla en los labios.
— ¿Harry? ¡Ya llegué! — Depositó las bolsas en el sofá y fue escaleras
arriba.
Sonidos raros comenzaban a intensificarse a la medida que subía por las
escaleras. Quejidos.
Sus manos comenzaban a temblar y su corazón se aceleró. No, quejidos
no, gemidos.
Se asustó pensando que algo malo estaba pasando. Los sonidos venían de la
habitación que ahora compartía con Harry. Sus manos temblorosas tomaron
el picaporte con suavidad, para después girarlo.
Louis no quería creer lo que estaba viendo, no, no quería. Y nunca pensó que
esto llegaría a más que un par de estúpidas sospechas, a más de su
imaginación asustada y llena de miedo. Pero lastimosamente allí estaba, la
imagen más horrorosa que ha visto en toda su vida, algo que nunca hubiera
deseado ver. Hubiera preferido mil veces seguir viviendo en la ignorancia.
La estúpida peliazul que tan mal le caía, en cuatro, siendo penetrada por
su adorado y fiel novio ¿pueden creerlo? Porque Louis se negaba a hacerlo.
— Eso es, Em — El rizado gemía de forma ronca, mientras tomaba las
caderas de la chica, para profundizar con las asquerosas
penetraciones.
— Mmmm — La mujer gemía en contra de la almohada, que acallaba sus
gemidos. Tantas veces que eso mismo sucedió con él.
Esa imagen estaba matándolo de a poco.
— Harry — Murmuró con los ojos lagrimeantes y un nudo en la garganta.
Harry, al oír la voz de su novio cargada de tristeza, se separó rápidamente de
la chica.
— Louis — Dijo mientras se ponía sus ropas de manera rápida y nerviosa
— Yo-
El sollozo que salió de los labios de Louis hizo a Harry sentirse tan mal, tan
tonto y estúpido.
— ¡Eres una mierda Harry!
El corazón de Louis estaba rompiéndose. No podía creer que Harry estuviera
haciéndole esto, sabiendo que a los ojitos azules él lo era completamente
todo.
— Louis, esto no es lo que parece.
El menor apretó los labios con tristeza y despecho mezclados.
— ¿Ah, sí? ¿Y qué es, entonces?
El rizado le hizo señas con la mirada a la chica para que se marchara, ella lo
hizo casi al instante, sin soltar palabra alguna.
— Louis — Susurró. Louis soltó una bofetada sin siquiera detenerse a
pensarlo. — ¡Joder! ¿Qué te pasa?
— ¿Qué te pasa a ti? — Susurró bajando la mirada.
Harry tenía ganas de abrazarlo, por lo mal que se veía llorando por el de esa
forma.
— Eres un completo hijo de puta, no puedo creer que hayas tenido sexo
con ella en nuestra cama — Dijo entre lágrimas — Donde nosotros
hacíamos el amor, donde dormimos juntos. ¡Eres un estúpido! ¡Estoy
esperando una hija tuya!
— ¿Seguro de que es mío? — Murmuró con una sonrisa sarcástica en los
labios.
— Eres el único con el que he tenido sexo ¿De quién más va a ser?
— No lo sé, dímelo tú, puta.
— ¿Cómo te atreves a llamar así a la persona que dijiste amar? — Dijo
entre lágrimas saladas que llenaban su dulce rostro.
— Siempre has sido una jodida puta, siempre abriéndote de piernas para
mí. ¿Sabes qué? Me cansé de eso. Estás hecho una ballena, una
asquerosa y fea ballena llena de grasa.
Louis lloró más fuerte, sintiéndose inútil, aún más feo, y aún más gordo se lo
que se sentía antes.
— Eres un hombre, compórtate como uno, maldito fenómeno.
— Dijiste que me veía adorable.
Sus ojos no dejaban se soltar lágrimas, lágrimas y más lágrimas, que ponían
un fin al llegar a su mentón, y mojando todo el recorrido.
— Mentir es tan fácil, mi amor. — Cuando dijo este apodo, Louis no sintió
ni una pizca de lo que sentía antes al oírlo decirle así.
Se secó las lágrimas, intentando ser fuerte.
— Bueno ¿y tú qué? Yo soy una puta por tener sexo con la persona que
amo, pero ¿tú qué eres? Engañando a la persona que supuestamente
amas.
La respiración de Harry estaba cada vez más pesada, y su cara estaba
volviéndose roja.
— ¿Y a ti qué te importa lo que hago con mi vida?
Es que te amo.
Louis mordió su labio, sintiendo el aliento a alcohol que desprendía la boca
de Harry a medida que este se iba acercando a su cara.
— Harry ¿por qué? — Murmuró — ¿Por qué me haces esto?
— Ya no deseaba tu cuerpo — Le dijo — Ya no sentía atracción sexual
hacia ti.
De repente el rizado se encontró acariciando la cara de su novio entre sus
manos.
— ¿Ya no me amas? — Louis le preguntó — Si ya no me amas, mi bebé y
yo nos vamos de acá.
El corazón de Harry se rompió un poco al escuchar el "mi bebé" y no el
"nuestro bebé". Suspiró. Por supuesto que no quería a su Lou y a su pequeña
princesa lejos de él. Se sintió un hijo de puta por llamar de esa forma a Louis.
— Lou, yo si te amo.
— ¿Entonces por qué te acostaste con ella? — Harry se quedó mudo sin
saber que exactamente decir, no tenía bastante clara la razón por la
que había engañado al amor de su vida con una tonta chica
insoportable como lo era Emily, suspiró — Sé que ella es mil veces
más guapa que yo, y que es alta, y delgada, no como yo que estoy
hecho una ballena. Lo entiendo, pero necesito una razón, necesito el
porqué de hacerme esto.
Louis estaba llorando de nuevo, y Harry sintió unas enormes ganas de llorar
junto a él, por lo estúpido que era.
Harry no sabía controlar sus emociones, de un momento estaba enojado y
quería hacer sufrir a su Lou, y de otro momento quería abrazarlo y decirle lo
mucho que lo amaba. Suspiró.
— Amor, lo siento, yo-
Louis chilló entre lágrimas, con los ojos fuertemente cerrados.
— ¡No me llames amor! He dejado de serlo desde el momento en que
decidiste meter tu pene en su asquerosa vagina.
Harry intentó acariciar su pelo, para calmarlo, sin embargo, Louis lo apartó
bruscamente. No sabía lo que estaba sintiendo. Hace unos momentos estaba
insultándolo y ahora... Quería abrazarlo y besarlo el mayor tiempo posible.
— Creo que deberíamos dejar esto hasta aquí, Harry, es suficiente con
esta tonta relación que no va a ningún lado.
— ¡No! — Le dijo — ¡No me dejes por favor! — Le suplicó.
Louis negó con la cabeza.
— No Harry, sabes que no puedo seguir contigo si estás comportándote
de esta forma. Una relación es de dos, no de tres.
Los ojos del rizado estaban cristalizados a la simple idea de su bebé
tratándolo de manera indiferente.
— Lo que quieras menos eso, Louis por favor, no puedes hacerme esto.
Louis bufó.
— ¿Y tú si pudiste tener sexo con alguien que no era yo? ¿Cómo te
hubieras sentido si hubiera sido yo el que te estaba engañando?
Harry bajó la mirada, soltando un par de lágrimas al imaginarse a su bebé
acostándose con otro hombre que no fuera él. Le dolía.
Se arrodilló ante él, con mirada suplicante y brillante de lágrimas.
— Louis, necesito de ti para poder vivir, por favor.
Louis negó con la cabeza.
— No hagas esto, Harry. Vamos a dejar nuestra relación hasta aquí, así tú
puedes acostarte con quien quieras cuando quieras y donde quieras.
Harry de repente comenzó a besar los pies desnudos suaves y pequeños de
Louis, demostrando que el pequeño tenía todo su poder sobre él.
— Harry basta, por favor — Se alejó dando pasos hacia atrás — Ya lo he
dicho, mucha suerte con tu próxima relación, espero a ella o él no le
hagas esto que me has hecho a mí.
Estaba a punto de retirarse con las lágrimas quemando sus ojos, cuando la
ronca voz quebrada de su ahora ex novio lo detuvo.
— Solo promete que no me alejarás de nuestra hija, por favor.
Nuestra hija.
— Lo prometo — Fue lo único que dijo antes de irse a su habitación a
llorar en paz, a recordar todo lo que habían pasado juntos.
Y pensar que había ido a arreglar las cosas.
Sesenta y uno
Mes número siete, parte dos.
Louis despertó jadeante y con los ojos abiertos a tope. Una pequeñísima
capa de sudor cubría su frente, estaba muriendo de calor a pesar del frío que
estaba haciendo en Londres. Harry se removió apenas un poco a su lado, con
la mejilla aplastada contra la almohada y apretando más el agarre que tenía
sobre su hinchada cintura de siete meses.
Soltó un suspiro de alivio, al ver que todo había sido un estúpido sueño,
producto de su engañoso subconsciente. De pronto sus ojos comenzaron a
llenarse de lágrimas al pensar en la posibilidad de que algo como eso llegara
a suceder.
Se zafó del brazo de Harry, para comenzar a llorar, recordando todo el dolor
que había sentido en aquel sueño tan feo. Dudaba que a eso se le pudiera
llamar sueño, eso era una puta pesadilla.
— Hey, amor — Harry Susurró con la voz adormilada y más ronca de lo
normal — ¿Qué pasa? — Preguntó al ver como su pequeño lloraba
desconsoladamente.
Louis no respondía, así que Harry se dedicó únicamente a abrazarlo con
cariño contra su tatuado pecho desnudo, acariciar su espalda con sus manos,
y su cabeza con sus cabellos largos.
— ¿Qué es lo que pasa, mi vida? ¿Tuviste un mal sueño? — El ojiazul hizo
un pequeño sonido que sonó como "mhmm" entre las lágrimas saladas
— Aquí estoy, bebé, Harry está aquí, amor.
— Nunca te vayas — Le dijo en un susurro entrecortado — Nunca me
engañes, por favor.
Louis estaba casi suplicando, y Harry quiso golpearlo por pensar en la
posibilidad de el engañándolo, pero no lo hizo, porque nunca podría golpear
al amor de su vida, y porque Louis era su bebé número dos (su bebé número
uno es su pequeña hija, que aún estaba en el horno)
— Nunca podría engañarte, Lou ¿Cómo es que piensas algo así? Dios mío
¿es que no te has visto en un espejo? ¡Eres precioso!
— Te amo — Le dijo llorando más fuerte.
— Te amo más, amor — Le respondió, para después besar su frente con
cariño — ¿Puedes contarme de que ha ido ese sueño?
— Soñé que me engañabas con Emily — Dijo de forma muy baja, pero sin
embargo logrando que Harry escuchara gracias a su cercanía — Que
estaban teniendo sexo en nuestra cama y tú me decías que estaba
hecho una ballena y que habías dejado de desearme, entonces... — Dijo
una última frase, la cual no se escuchó muy claramente.
— ¿Qué? No te he entendido muy bien, habla más claro, amor.
— Que yo terminaba contigo porque no soportaba el hecho de que me
hubieras engañado.
— Jesús, Lou ¿Cómo puede pensar que te engañaría con Emily? ¡Es Emily!
Apuesto que Emily es más hombre que tú y yo juntos, está enamorada
de una vagina, joder, mi amor, de seguro ella era tops, no puedo
imaginarla siendo la de abajo, no puedo — Estaba a punto se soltarse
a reír como desquiciado, de no ser por el pequeño golpe que recibió
contra su pecho — Hey, no me golpees, gatito.
Besó el puño de su novio con ternura, haciéndolo reír con lágrimas secas en
la cara. Aun así se veía precioso, para Harry siempre se veía precioso.
— Escucha, mi vida. Tú eres y serás la única persona en mi vida, nunca,
escucha muy bien, nunca te engañaría con alguien, menos con una
mujer y muchísimo menos con Emily-amo-las-vaginas James
¿entiendes? Solo hace falta que veas lo lindo que eres y lo mucho que
me enamoras día con día para que sientas lo que yo siento. Sería un
completo tonto si desperdicio todo esto que tengo contigo por un
simple polvo. Digo, contigo lo tengo todo, un bebé, tus hermosos ojos,
unas caderas y un culo de puta madre, tu sonrisa y tu simple presencia
que me hace feliz a diario. Si fuera tu no dudaría no un segundo en
casarme conmigo mismo.
— Lo siento — Murmuró — Soy un tonto, Harry.
Harry le sonrió enternecido y lo abrazó más fuerte contra su pecho y con
una sonrisa pintada en los labios, una sonrisa brillante, de esas que te hacen
lucir tonto y enamorado. Le encantaba estar tonto y enamorado.
— No eres un tonto, mi vida. Está bien, todo lo que hagas o pienses está
bien.
— ¿No estás enfadado conmigo, Hazz?
El rizado negó besando sus labios de forma corta.
— Nunca podría estarlo, mi amor, nunca. Me gustaría que conozcas a
Emily, para que veas que ella es realmente muy simpática e incapaz de
hacer algo como eso, mi vida.
— Lo siento — Murmuró apenado — ¿Estás enfadado?
El pequeño puchero que Louis hizo, provocó que el ojiverde estuviera casi
derritiéndose de amor.
— Joder, eres mi todo, lindo — Su voz reflejaba toda la ternura que le era
posible, pero no era suficiente, para Louis ni toda la ternura del
mundo sería suficiente para demostrar el amor que le tenía. Era
demasiado.
Louis le sonrió y levantó su cabeza para dejar un beso simple y ruidoso en la
mejilla del más alto.
— ¿Puedes acompañarme hoy a buscar cosas para la bebé con Kate y
Zayn?
— Por ti lo que sea, mi amor.
________________________________________________________________________________________

— ¡Harry mira! ¡Estos me encantan!


Levantó los zapatitos rosa pastel para recién nacido entre sus manos.
Llevaban alrededor de tres horas visitando y visitando tiendas para bebés
con Zayn y Kate, Harry sentía que moría, lo único que quería en ese
momento era llegar a casa y acurrucarse con su Lou hasta quedarse
dormidos. Pero no, debía seguir buscando ropa para su pequeña Julieta.
— Sí, mi amor, son preciosos — Al decirlo dejó un cariñoso beso sobre su
sien.
No tenían problemas con las miradas raras de la gente al ver un hombre
embarazado, al contrario, a menudo lo confundían con una mujer, lo cual no
le molestaba en absoluto, pues prefería mil veces más eso a que lo miraran
como un bicho raro por estar preñado teniendo pene.
— Ya quiero que nazca — Kate dijo mientras buscaba pequeños
vestiditos de colores pastel. — Va a ser tan linda.
— Exijo ser el padrino, solo eso — Zayn dijo con una sonrisa.
Louis le sonrió de vuelta. Zayn llevaba el cabello rosa fucsia, era totalmente
loco. Para Louis eso era genial, y aún estaba en proceso de convencer a
Harry para que él se pintara las puntas de ese mismo color, pues asegura
que se vería precioso. Lástima que Harry no piense igual, y se niega
rotundamente a hacerlo.
— Claro que sí, Zaynie, Kate y tú serán los padrinos.
Kate chilló de felicidad.
Los ojos de Harry cayeron sobre su pequeño traje de dormir con orejas y
cola de gatito. Murió de ternura al imaginarse a su pequeña en él.
— Lou — Susurró — Ese me gusta.
Louis dirigió su mirada azul al pequeño traje gris. Hizo una mueca de
disgusto.
— ¿Cómo vamos a ponerle eso, Harry?
— ¿Qué tiene? Su papi es un gatito bebé, ella será el gatito bebé menor.
Louis rodó los ojos. No podía creer que estuviera enamorado de un completo
idiota.
Al momento de pagar, la tonta cajera de cabellos rosas estaba coqueteando
descaradamente con SU hombre. SU jodido hombre. Aún no comprendía que
tienen las mujeres de greñas locas con su hombre, SU Harry.
Se pegó más al abrazo de su novio, con su panza de siete meses estorbando
un poco en el intento.
— Ya quiero llegar a casa y besarte y abrazarte hasta quedarnos
dormidos — Harry susurró en el oído del más pequeño, sacando una
sonrisa y unas ligeras mejillas sonrojadas y adorables. Amaba que
Harry fuera completamente suyo.
Zayn y Kate pagaron la mitad con la excusa de que ellos eran los padrinos y
que tenían la obligación de pagar por lo menos una pequeña parte. Louis
aceptó a regañadientes, y Harry estaba más que feliz de que su cartera no
haya sufrido tanto las consecuencias.
— Que tengan un lindo día — Dijo la cajera greñas locas con una sonrisa
falsa y las uñas más artificiales del mundo.
— Y quiero que nazca nuestra bebé, mi amor — Harry dijo al salir de la
tienda, tomando la mano del pequeño y con bolsas en su manos libre.
Zayn y Kate iban más que felices detrás de ellos.
— Yo también, no puedo esperar más — Besó su mejilla — Esa cajera fea
estaba coqueteándote.
— Soy solo tuyo, mi amor, ninguna cajera de pelos color unicornio va a
ser mejor que tú nunca. Tú lo eres todo.
Sesenta y dos
Mes número ocho.
Louis estaba acariciando la mejilla de Harry por encima de la mesa. Harry lo
había llevado a cenar, porque quería decirle algo muy importante.
Se habían cambiado de casas, después de múltiples lágrimas por parte de Jay
y Anne, después de muchos dolores de cabeza buscando un hogar adecuado
para ellos y su pequeña bebé (y los que vendrían pronto), después de Harry
dejándolo hacer nada, con la excusa de que estaba embarazado y que no
quería que su bebé mayor y su bebé menor se dañaran, después de tanto
esfuerzo por pagar el primer mes, por fin tenían una casa para ellos solos.
Por supuesto que Harry ya tenía un trabajo estable. Era arquitecto en la
constructora que tenía el padre de Nick. Tenía un sueldo suficiente y digno,
su trabajo le encantaba, y al final del día tenía a su pequeño Lou con su linda
barriguita de ocho meses y un dulce beso en los labios.
Harry se veía completamente caliente en su traje, y Louis se encargaba de
montarlo todas las noches, pues ninguna otra posición era cómoda gracias a
su gran panza.
— Deberías quitar tu barba, me pica.
La barbilla de Harry se encontraba contra la mejilla del menor, y sus manos
se encontraban en el vientre hinchado de ocho meses.
— Dijiste que me veía caliente en ella — Murmuró fingiendo voz triste,
mientras frotaba su barbilla contra la mejilla suave de Louis, con la
mesa estorbando de por medio, y el vientre de Louis aún más.
— Te ves caliente en ella, pero me picas mucho, Hazz.
Harry sonrió y dejó un beso en su mejilla y otro en sus labios.
— Tal vez tú deberías dejar de ser tan lindo.
El ojiazul se sonrojó apenas un poco, luciendo adorable con esa pequeña
sonrisa de bebé.
— ¿O tal vez tú?
— Mhm — Harry hizo un ruido con su garganta — Me gustas muchísimo.
Presionó sus labios, dejándolos ahí unos momentos.
— ¿Sí?
Su novio asintió.
— Me encantas, me encantas.
— A mí más, Harry, porque eres hermoso.
— Amor, tengo algo que decirte.
Louis lo miró expectante y sonriente.
— Claro, Dime.
Harry se paró se su asiento y al instante se arrodilló al lado de la silla de su
adorado novio. Tomó sus manos entre las suyas y las besó cuidadosamente.
— Mi amor, sé que esta no es la manera más adecuada, ni la más
romántica, y mucho menos lo que tú te mereces, pero simplemente no
puedo esperar más para decirte esto. Sé que ya te he pedido esto, pero
ahora que he terminado mi carrera, que ya tengo trabajo y que he
conseguido el dinero suficiente, quiero pedírtelo. Eres precioso, lo más
lindo que mis ojos van a ver jamás, y quiero que estemos juntos por
siempre. Quiero poder llamarte mi esposo, quiero que seas
completamente mío. Quiero poder verte vestido de blanco. Louis
Tomlinson ¿me darías el honor de ser tu esposo? — De su plantón
sacó una pequeña caja rosa pastel, y la abrió revelando el bonito
anillo, que llevaba un diamante sutil pero lindo justo en medio —
Prometo ser todo lo que tú quieras que sea, prometo amarte por
siempre y-
Louis lo cayó con un beso en los labios y miles de mariposas volando en su
estómago. Las personas en aquel restaurante caro que Harry había estado
insistiéndole en llevarlo los miraban con ternura. Por supuesto que
confundían a Louis con una mujer, por su estómago hinchado, pero eso no
era un impedimento para su felicidad.
— ¡Sí! ¡Si quiero!
Sus ojitos lagrimeaban de emoción, por fin estaría casado, y con la persona
que amaba. Eso le hacía tan feliz.
Harry lo levantó, cargándolo y recargando sus frentes juntas.
— Te amo tanto, bebé, y estoy tan feliz de que por fin podamos estar
completamente juntos.
— Yo también te amo, Hazz, muchísimo.
— ¿Escuchaste eso bebé? — Agachó su cabeza y colocó una de sus
grandes manos en el vientre de su adorado novio — Papá Lou y papá
Harry van a casarse ¿no es eso genial, amor?
Harry recibió una patadita a cambio, y chilló de felicidad, abrazando a su
novio contra su pecho y susurrando lo mucho que lo amaba mientras le
besaba la frente con dulzura.
Eran tan felices juntos.
Sesenta y tres
Nacimiento.
Louis estaba junto a su todavía novio viendo a su bebé. Estaba en la
incubadora. Cuando nació, Harry se reusó a verla si no estaba su Lou
acompañando, así que en cuanto dieron de alta al ojiazul, después de dos
días de reposo absoluto en la cama de hospital, por fin estaban viéndola.
Era preciosa, con los grandes ojos verdes, y un pequeño botoncito en la
nariz. Harry estaba enamorándose por segunda vez.
— Es tan bonita — El ojiverde murmuró, viéndola a través del material
transparente que los separaba.
Realmente era hermosa, tan parecida a Louis. Aunque todos los bebés son
iguales al nacer, Harry lo veía exactamente igual a su prometido, y no había
nadie que pudiera hacerle cambiar de parecer.
Prometido. Qué lindo sonaba eso. Apuesto a que sonaría mejor "esposo" ¿no
creen?
La enfermera la sacó, y se la tendió a Harry, Louis le sonrió.
— Hola, bebé— Murmuró con una sonrisa instalada en los labios — Soy
papá.
La niña tomó el dedo de Harry entre sus pequeñas manos. Sonrió con
ternura.
— Es tan linda — Louis dijo.
— Es hermosa — Habló perdido en la belleza de su pequeña — Tan igual
a ti. Me acabo de enamorar de nuevo.
Harry salió con la pequeña en uno de sus brazos y con el libre sobre la
hinchada cintura de forma protectora, y Louis lo siguió con una sonrisa.
— Lo es.
Sin duda alguna, su pequeña Louise (Julieta) era la niña más hermosa del
mundo.
________________________________________________________________________________________

— ¿Nombre? — La chica encargada del registro preguntó. Su semblante


estaba serio, como aburrido.
— Louise.
— Julieta.
La mujer los miró confundidos al escucharlos hablar al mismo tiempo.
— ¿Louise o Julieta?
— Louise.
— Julieta — Hablaron al mismo tiempo de nuevo. — Bien, Louise está
bien — Murmuró Louis entre dientes.
— ¿Apellidos? — Preguntó la mujer mientras tecleaba en su máquina.
— Styles Tomlinson — Harry respondió, con el orgullo quemando su
garganta y una enorme sonrisa que le lastimaba las mejillas.
— Nombres de la padre y de la ma- padre — Se equivocó, para después
enviarles una mirada de disculpa, junto con una pequeña sonrisa
avergonzada — Lo siento.
— No hay problema, pasa seguido — Louis Dijo — Harry Edward Styles y
Louis William Tomlinson.
________________________________________________________________________________________

Habían dejado a la bebé en su cuna, en su habitación.


Habían decidido irla decorando poco a poco, pero ya habían pintado las
paredes de un bonito tono rosa pastel, y la cuna adorable con dibujos se
ositos y demás cosas infantiles. Había algunas repisas, pero en estas no
habían todavía juguetes, pues era todavía muy pequeña y no consideraban
que necesitara más cosas que un par de sonajas coloridas.
Louis alimentó a la bebé, no con su pecho, pues no tenía esa capacidad, pero
aun así entibió un poco de leche en polvo, de esa que es especial para los
bebés. La puso en un biberón y su pequeña Louise se la tomó toda. Se veía
muy hambrienta.
Harry los observaba con una sonrisa sentado en el sofá, viendo a sus únicos
dos amores frente a su cara. Su vida no podía ir más perfecta, tenía todo lo
que alguien podría pedir; un sexy novio que era buenísimo en la cama, que
daba unos besos fantásticos y que lo amaba como nadie más podría hacerlo,
y luego estaba su pequeña bebé, la cual era tan bonita que estaba a punto de
quedarse ciego de tanta belleza. Acababa de conocerla y ya estaba
perdidamente enamorado de ella. Iba a ser un papá bastante celoso. Va a ser
mejor que nadie se acerque a su pequeña, o se las verán con él.
Casi podía escuchar una pequeña niña que le llamara "papi" y que le pidiera
que le cantara una canción o que le contara un cuento. No comprendía como
algunos viejos asquerosos se atreven a tocar de manera sexual a sus hijas o
hijos. Es un acto completamente aberrante y asqueroso.
Sonrió mientras la pequeña niña se quedaba dormida sobre el pecho de su
enamorado.
Fueron juntos a dejarla sobre su cuna. Ambos besaron su pequeña y suave
frente.
Luego ambos se dieron una ducha, y después, se acostaron a "dormir".
— ¿Bebé? — Harry habló en su oído — ¿Estás dormido?
— No — Le contestó — ¿Qué sucede?
— Estoy caliente — Murmuró con la voz ronca de excitación.
El menor rodó los ojos.
— Parí hace como cuatro días ¿entiendes eso? ¿Es que tu cerebro nada
más piensa en coger?
— Es que si tengo un prometido tan caliente como lo eres tú ¿cómo no
pensar todo el jodido día en sexo? Es que tienes un culo tan caliente y
unas caderas qu-
— Ya cállate, quiero dormir — Murmuró.
— Amooooooor — Se quejó.
— No podemos hacerlo aunque quiera, Hazz. El doctor dijo que debe
pasar por lo menos un mes.
El ojiverde hizo un pequeño puchero con sus labios, uno de esos al que nadie
puede decirle que no. Y por supuesto que Louis no es la excepción.
— ¿Puedes darme una mamada? ¿O usar tus manos? Si no lo haces tú no
se siente tan bien.
Louis suspiró mientras le sacaba el bóxer con el que dormía. Su erección
saltó sobre su estómago, haciéndole soltar un pequeño gemido ronco y
masculino.
Se sentó en la cama con la espalda recostada sobre la cabecera color café.
Vio como Louis se acercaba, pasando su lengua por sus pequeños labios
finos y deliciosos.
Puso su mano sobre la gran erección. Comenzó con pequeños movimientos
delicados, haciendo al más alto soltar graves gemidos.
— Mmmm
Después paró, e hizo que la punta se introdujera en su boca.
— Mmm, eres genial, amor.
Comenzó con movimientos en su cabeza, y masturbando la mitad del pene,
donde su boca no alcanzaba a llegar.
— Joder sí, Louisssss.
El nombrado saboreó el presemen en la punta de su lengua. Lo miró, y a
Harry realmente le ponía que lo mirara, con esos grandes ojos llenos de
inocencia fingida.
Hacía ruidos extraños al introducir completamente la erección de su novio
en su boca. Al contrario le encantaba lo profunda y estrecha que era su boca.
— Me voy a venir, joder — Tomó su cabeza y la empujó hacia abajo,
aumentando el placer en esa zona de su cuerpo. — Tu boquita mmm
va a volverme loco joder.
Final
Su boda había sido lo mejor del mundo. Consiguieron un padre que casara
homosexuales, fue difícil, muy difícil, de hecho. Emily había sido una de las
damas de honor, junto a su novia y Katie.
Johanna y Anne estaban hechas un mar de lágrimas porque al final sus bebés
si habían terminado juntos. Estaban más que orgullosas.
Niall cuidaba de su pequeña Louise de ocho meses, y también se ofreció a
cuidarla por su luna de miel. Harry lo amenazó, diciéndole "Si Theo se acerca
a mi pequeña voy a joderte la cara ¿escuchas?"
Y Harry estaba loco, porque, joder, es una bebé. Theo es un bebé, todos son
unos bebés.
Pero aun así Louis no pudo evitar pensar en lo sexy que se veía en ese traje y
en lo bien que se miraría debajo de él mientras lo montaba.
— Amor, te ves genial en ese traje blanco — Harry susurró en su oído —
No puedo esperar para verte sin él.
Louis ronroneó un su oído, cosa que para Harry eran sonidos bastante
sexuales y excitantes.
— No hagas ese tipo de sonidos en medio de tanta gente — Le dijo, en
medio de la música a todo volumen y de la gente bailando. — No
quieres que me ponga duro ahora ¿cierto?
Louis sonrió mostrando los dientes y rodeó su cuello con sus brazos.
— Tal vez sí — Recostó su cabeza en el pecho del más alto — Te amo.
— Mierda, amor ¿Cómo es qué puedes ponerme caliente y después solo
decir que me amas?
El ojiazul levantó su cabeza e hizo un pequeño puchero.
— ¿Tú no me amas?
Harry rió y tomó algún tipo de bebida alcohólica que ofrecía el mesero que
iba pasando por ahí.
— Más que a mi vida. Por algo me casé contigo ¿no?
— Dímelo.
— ¿Qué te diga qué, amor?
— Que me amas — Murmuró para después soltar una risa tonta.
— Te amo — Tomó su cara entre sus grandes manos y besó sus labios,
para después pegar sus frentes — Mucho, mucho.
— Te amo más — Sonrió — Te quiero dentro — Murmuró en su oído.
Harry soltó algo parecido a un gemido y se mordió el labio inferior,
imaginando la sensación de su esposo alrededor de su pene.
— Joder, yo también quiero, bebé.
— Chicos, nos vamos a casa, ya es tarde — Anne anunció con una sonrisa
— Estamos muy orgullosas de ustedes, esperamos que en serio duren
toda su vida juntos.
— Mi amor, no puedo creer que ya estés casado con Harry, quiero más
nietos, esta noche no usen condón.
— Mami — Se quejó.
Johanna le besó la frente y le sonrió.
— Cuidense mucho.
— Te amo — La abrazó — Te voy a extrañar.
— Ay, Lou, voy a llorar de nuevo, por favor — Besó su mejilla —
También te amo, Lou, y siempre siempre vas a ser mi pequeño bebé,
tengas la edad que tengas ¿entendido?
Louis asintió besando la mejilla de su madre y la de Anne.
— Adiós, y no olvides mostrarle nuestro regalo de bodas a tu marido.
Seguro que le encanta.
Louis se secó un par de lágrimas que salían de sus ojitos para reír. Su madre
siempre tan ella. No entendía la obsesión que tenía por que tuvieran sexo, es
decir, era su madre, se supone que las madres dicen que te cuides y que
tanto sexo es malo, pero ella simplemente regala lencería y juguetes sexuales
como si de la cosa más usual se tratara.
— Y ¿te gustaría hacer un hermanito para Louise esta noche? — Harry
habló en su oído, tomando su cintura y pegando su entrepierna al
trasero del menor.
— Harry, no seas guarro — Se quejó.
— Bien que te encanta que te la meta bien hasta el fondo y-
— Que romántico — Louis rodó los ojos.
Una Emily bastante borracha llegó de la mano junto a su novia Sarah, igual
de borracha.
Sí, Emily era novia de Sarah, aunque no lo crean, Sarah había descubierto su
lado lésbico en cuanto conoció a Emily. Pero es que hasta Louis se volvía
hetero de lo linda que era. Cosa que nunca iba a pasar, porque tenía un
hermoso hombre al que montar.
— Ya nos vamos — Habló la peliazul para después reír — Sarah quiere
que chupe su vagina — Dijo en un susurro, como si fuera en un
secreto.
— Oh... Bien — Louis dijo.
— Nos vemos ¡Muchas felicidades!
— Gracias — Sonrió.
Ellas se fueron y Harry no pudo soportar más viendo ese cuello dorado y
lindo libre de marcas.
Al principio comenzó a acariciarlo con sus labios, suave y lento. Louis soltó
un pequeño gemido.
— Vamos al hotel — Harry Murmuró, para después lamer y succionar el
cuello del ojiazul
— Tenemos que despedirnos, oh, Joder, Harry.
— Que se jodan — Respondió frotándose contra el trasero del contrario
— Lo único que quiero ahora es estar dentro tuyo.
— Mmmm — Gimió — Bien, vámonos.
Tomó su mano y juntos caminaron hacia la salida. Muchos querían
despedirse de ellos y darle las felicitaciones, pero simplemente pasaron de
largo.
En el estacionamiento, Louis se tiró encima del cuello del más alto, cosa que
lo hizo gemir al sentirlo dejar una marca. Le encantaba que su pequeño lo
marcara de esa forma.
Harry le abrió la puerta, y después el subió en el lado del piloto.
Irían a un hotel a pasar su noche de bodas, y al día siguiente viajarían a
Japón. Sería interesante tener sexo en Japón.
Louis no pudo soportar y comenzó un camino desde el muslo derecho de
Harry hasta su entrepierna, donde comenzó a masajear de forma lenta.
— Mierda, Lou, estoy manejando ¿puedes esperar? Joder, vamos a
chocar, mierda sí.
— Estaciónate — Se acercó a su cuello para lamer y chupar.
— No, mantente quieto, mi vida. Quiero que esta noche vaya lento.
— Quiero sexo en el auto — Hizo un pequeño puchero.
— Mierda, Louis — El semáforo estaba en rojo, así que lo miró,
mordiéndose el labio — Estoy muy duro, y lo único que quiero es
metértela hasta el fondo, pero no en el auto, bebé, te mereces más que
eso en nuestra noche de bodas ¿no crees?
— Eres tan tierno — Besó su mejilla con cariño, Harry comenzó a
conducir de nuevo con una sonrisa — Te amo tanto. No sé cómo he
conseguido casarme contigo, con el hombre más guapo y romántico
que he conocido.
Harry quitó un momento la vista del camino y besó sus labios de forma
corta. Después devolvió su vista a donde a donde debería estar, pues no
quería un accidente.
— Tú puedes tener a quién quieras cuando quieras con solo sonreír,
porque eres Louis Tomlinson y nadie puede resistirse a tus encantos.
— Qué lindo eres — Besó su mejilla una vez más — Te amo ¿Quién no te
amaría?
— ¿Quién no te amaría a ti?
Sonrió mientras se estacionaba frente al hotel.
Se bajó rapidamente del auto, para después rodearlo y abrirle la puerta al
más pequeño. Bajaron junto a la pequeña maleta que traía un cambio dentro.
Harry recargó a Louis contra el auto y presionó sus labios en un beso
necesitado y con húmedas lenguas de por medio. Ambos ya estaban duros
contra sus pantalones del traje, cosa que no pudieron evitar notar.
Se separaron y caminaron hacia el hotel con unas sonrisas enormes. Harry
ya había ido a recoger las llaves por la mañana, así que simplemente pasó de
largo hasta el ascensor. Había una señora de edad avanzada, que los veía con
ternura, así que tuvieron que fingir no estar tan duros como una roca y
platicar un poco con la señora. Cuando por fin salieron del ascensor, se
despidieron de la señora, con unas sonrisas enormes y tratando de ocultar
sus erecciones.
Ellen, la señora, se fue por el pasillo contrario, así que ellos pudieron por fin
sentirse libres de besarse en el camino.
Llegaron a su habitación, y las manos de Harry estaban tan temblorosas que
las llaves se le cayeron como tres veces antes de poder abrirla. Louis lanzó la
pequeña maleta al suelo y le sonrió.
— Espera un momento — Habló, para después meterse en el baño —
Vuelvo en un rato.
Iba a mostrarle el regalo que su madre y Anne les habían dado, aunque este
era más para Harry que para él.
— No tardes mucho, te necesito.
En la espera, Harry se sacó la ropa, para hacerle el trabajo más fácil a su Lou
y poder estar en su cielo privado en menos tiempo. Porque sí, el culo de
Louis es como su cielo privado. Sacó el lubricante y el consolador se tamaño
mediano, los puso en la cama y se sentó a esperar.
Su erección estaba llamándole a gritos ser tocada, y Louis estaba realmente
tardando mucho. Comenzó a masajearse a sí mismo, soltando pequeños
gemidos roncos que salían desde el principio de su pecho.
Cuando salió, Harry realmente no estaba preparado, y de no ser porque
estaba sentado en la cama, con la espalda contra el cabecero, se hubiera
caído de culo hacia el piso. Se mordió el labio mientras todavía estaba
tocándose.
Louis llevaba unas pequeñas bragas blancas unidas por un liguero a unas
medias igual blancas, estaba completamente excitante y bueno para Harry.
La marca de la cesárea estaba ahí, en la parte baja de su abdomen, pero de
cualquier manera era precioso, hermoso lo más bonito del mundo.
Le había costado bastante hacer dieta para volver a su cuerpo normal, cosa
que a Harry no le pareció para nada, pues él era lindo como fuera, hasta con
una bolsa de basura en la cabeza, Y no le gustaba nada que se estuviera
matando con una dieta tan estricta.
Louis sonrió parándose frente a la cama, viendo fijamente a su marido, quien
no dejaba de mover su mano alrededor de su pene.
— ¿Te gusta? — Le preguntó mientras se subía a la cama y gateaba hasta
llegar a su esposo.
— Me encanta, joder — Murmuró.
El ojiazul quitó la gran mano de Harry, y la puso en la cama, para poder
montarse el en su regazo. Comenzó con movimientos suaves por encima de
las bragas y con un beso húmedo en los labios.
El ojiverde tomó la orilla de las bragas de su marido, e intento bajarlas, cosa
que no funcionó, pues Louis se encontraba haciendo fricción con sus
erecciones por encima de la fina tela blanca.
— Muy caliente — Harry murmuró entre el beso.
Harry cambió las posiciones, esta vez era el mismo el de arriba, ambos
cuerpos estirados contra la cama y el rizado simulaba penetraciones,
sacando gemidos al más pequeño.
Sus besos bajaron hacia su cuello, donde se encargó de dejar marcas
moradas, ya era su esposo y lo iba a marcar cuantas veces quisiera. De su
cuello bajaron a su pecho, donde hizo un camino con su lengua hasta llegar a
las bragas que tanto le habían gustado. Se mordió el labio y las saco, junto a
las medias y el liguero.
— Eres tan hermoso, mi amor, eres lo más lindo que he visto, perfecto —
Susurró.
— Harry — Gimió al sentir como su marido respiraba contra su entrada
— J-joder.
— Hueles como a peras — Dijo antes de besar su muslo izquierdo y
empapar dos de sus dedos en lubricante.
— Mierda — Maldijo en cuanto sintió un dedo presionar su apretado
agujero.
— Mmmm, me encanta la manera en la que aprietas mi dedo. Imagínate
como aprietas mi polla, bebé.
Louis Gimió en cuanto sintió el segundo dedo bombear dentro de él. Harry
hacía movimientos de tijeras, estirándolo lo más posible para no lastimarlo.
Comenzó a meter y sacar ambos dedos, provocando que un gemido de placer
saliera de los bonitos labios finos y deliciosos de su Louis.
— Harry — Gimió tan fuerte que pareció más un grito, pero es que ya
tenía tres de los largos dedos en su interior.
— ¿Te gusta, mi amor? ¿Te gusta como tu papi te folla con sus dedos?
— S-si joder — Arqueó su espalda cuando sintió como los dedos tocaban
su próstata.
— ¿Estás listo para este? — Sacó sus dedos y le mostró un consolador de
tamaño mediano.
— Sí, sí.
Harry le mostró una sonrisa maliciosa, cosa que le excitó aún más. Empapó
el consolador en lubricante y lo introdujo lentamente dentro del dilatado
agujero.
— Oh, papi — Gimió.
— ¿Te gusta, amor? — Empujó el objeto nuevamente dentro de él,
sacando un gemido.
Activó la vibración en el objeto, provocando que el más pequeño rodara sus
ojitos hacia arriba y entreabierta sus labios gimiendo, en señal de placer.
— Harry — Susurró mientras arqueaba su espalda — Te quiero a ti.
Sacó el objeto, dejando la entrada de Louis muy dilatada para él.
— Espera, buscaré un condón.
— Sin condón — Se quejó — Luego me tomo la pastilla.
Harry asintió no muy convencido y llenó en lubricante su pene,
masajeándolo un poco en el proceso.
— En cuatro ¿o prefieres montarme? — Demandó.
No había cosa que a Louis le gustara más que montar a su marido. Es como
su actividad favorita del día.
— Montar — Susurró, y entonces Harry estaba acostado con la espalda
contra la cama.
— Eres un gatito muy malo — Le dijo con un tono juguetón.
Louis sonrió mientras colocaba ambas piernas alrededor de la cadera de su
enamorado.
Alineó el pene contra su entrada y bajó lentamente, gimiendo en el proceso.
— Muévete, ah, joder, estas muy apretado aquí adentro.
Louis obedeció, creando un pequeño vaivén con sus anchas caderas. Sonrió
cuando Harry tomó sus caderas con sus manos y Louis se levantó haciendo
que el pene de él contrario saliera de su interior.
Se puso en cuatro, aun esperando algo que le llenara.
Sintió como de nuevo era llenado, con su marido empujando detrás de él.
— Uh, Harry — Chilló — Más rápido.
A Harry le encantaba en cuatro, porque entonces podía ver perfectamente
como su pene entraba y salía del apretado agujero de su esposo. Le
encantaba.
— Mmm, eres toda una pequeña puta, tan delicioso y lindo — Susurró
dándole una nalgada suave.
— Más fuerte — Gimió enterrando su cara en una de las almohadas.
Harry dio una nalgada aún más fuerte que la anterior.
— Me encantas — Harry Gimió tomando las caderas del pequeño y
guiándolas hacia atrás, provocando más placer en ambos — Tu culo es
tan, tan lindo — Jadeó.
— Oh — Louis gritó al sentir como la cabeza del pene de su marido
chocaba contra su próstata — Joder, papi, sí — Chilló — Pégame —
Suplicó.
— La zorra de papi — Habló con la voz rasposa y ronca.
Harry obedeció, azotando el trasero de su novio y dejándolo rojo. Le
encantaba verlo tan rojo y que aun así le suplicara por más toques bruscos.
— Sí, tu zorra — Chilló.
— Me voy a venir si sigues gimiendo de esa forma, joder.
Louis soltó otro gemido agudo.
— Pégame — Volvió a suplicar.
— Toda una perra — Embistió fuertemente — Tan para tu papi, mi
perra.
Louis sintió una fuerte presión en su vientre, anunciando que dentro de poco
se correría de forma fuerte.
— Me voy a venir, papi — Chilló, ayudando los movimientos de Harry
haciendo su culo hacia atrás.
— Yo también, bebé, yo también — Susurró embistiéndolo un par de
veces más, duro y fuerte, justo como les gustaba.
Se tumbaron en la cama, acurrucado entre las sabanas.
— Te amo — Louis murmuró — Eres lo mejor que me ha pasado, gracias
por casarte conmigo.
Harry sonrió y besó su frente con amor.
— Gracias a ti, por aguantarme siempre. Te amo más, mi vida.
El pequeño comenzó a trazar con sus dedos los dibujos trazados en la piel
del más alto, sentía sus parpados a punto de cerrarse y el cansancio
quemando sus ojitos.
— ¿Harry? — Murmuró.
— ¿Mhhhm?
— ¿Sigues siendo heterosexual?
Harry soltó una pequeña risa y le besó los labios.
— No me gustan las mujeres, ni los hombres. Soy un louisexual.
Louis besó su cuello con una sonrisa en los labios.
— Eres el mejor — Susurró — Te amo.
Se voltearon para dormir, con Harry tomando la cintura de Louis
fuertemente y Louis con la espalda chocando contra el pecho tatuado del
mayor.
— También te amo, mi vida.
Epílogo
Louise le sonrió a su padre, que estaba en la cocina, con el entrecejo fruncido
y viendo a Louis cocinar. Verlo lo calmaba un poco, pero solo un poco.
— Vamos, pa, no hay que ponerse así, es solo Theo — La joven de
diecinueve años le dijo con una auténtica mirada de cachorrito triste.
El ojiverde nunca se resistía a esas miradas, y mucho menos si estas
venían de su pequeña Lou.
Harry se encontraba realmente molesto, y celoso porque el novio de Louise,
Theo (sí, el sobrino de Niall) iría a cenar con ellos esa noche. La verdad es
que el chico le agradaba, hasta hace un año, cuando Theo comenzó a ver a
Louise con otros ojos y el, como un papá celoso se había enojado hasta que
Louis le llenó de besos el rostro y le acarició el pelo hasta calmarle.
— No me hables, niña — Murmuró molesto.
Louis le dedicó una mirada de molesta.
— Harry, no le hables así a Lou.
— ¡Es que tiene novio! — Exclamó con tono de niño pequeño.
— Está creciendo, Hazz — Se le acercó para abrazarlo por el cuello y
plantarle un beso suave en los labios.
— Es mi bebé — Le susurró frotando su nariz contra la del más pequeño
y tomando su cintura.
— Lo sé. Es tiempo de que ella conozca gente. No te molestes, Hazz.
— Te amo.
— Eh, sigo aquí — Louise murmuró incómoda, tapando sus verdes ojos
en cuanto sus padres comenzaron a besarse y Harry deslizaba sus
manos hasta el trasero del ojiazul.
La verdad es que Harry nunca había cambiado, ni de viejo, es más, hasta
peor era, y los gritos que Louis pegaba en la noche pidiendo más se lo
demostraban. Prefería no tocar el tema para no hacerlo mucho más
incómodo.
— Que hay pa, que hay pa — Edward los saludó a ambos llegando con
una simple pantalón de ejercicio y con el pecho desnudo.
Era tan igual a Harry en todos los sentidos, su comportamiento celoso con
sus hermanas, su forma de hablar, su cabello, sus ojos, su físico en general.
Era tan alto, y le encantaba molestar a su papá Louis con ello, porque el
ojiazul seguía siendo tan pequeño como cuando tenía dieciocho.
— ¿Por qué no te has cambiado? ¡Theo ya casi llega, Edward!
— Calla, enana, Theo me ha visto en mis peores fachas. No pasa nada —
Rodó los ojos bebiendo agua de una botella.
Louise había heredado todo el cuerpo de Louis, todas esas curvas y el bonito
trasero, incluso sus caras eran casi iguales, excepto por los ojos y los labios,
los cuales eran más rellenos que los de su padre, y sus ojos eran verdes. Los
más hermosos.
— ¡Papi, mi vestido se ha manchado de leche de fresa! — La pequeña
Anna exclamó a punto de llorar.
Anna era su tercera hija, la cual nació de un pequeño pero hermoso
accidente en el cual a Harry se le había roto el condón. Ambos estaban felices
y emocionados con la llegada de un nuevo bebé a su familia, y Harry estaba
encantado con que alguno por fin saliera con los ojos azules de Louis, esos
de los cuales estaba tan enamorado.
— ¡Oh, mi pequeña princesa! — Louis exclamó sacándose del abrazo de
su marido y llegando hasta el pequeño cuerpo de la niña de apenas
diez años — ¿Quieres ponerte otro vestido, amor? Lo lavaré y quedará
como nuevo.
Anna asintió con un pequeño puchero. Louis le dio un beso en la mejilla
haciéndole sonreír.
— Ve a cambiarte, Theo ya casi llega ¿sí?
La niña salió corriendo hasta las escaleras, las cuales subió caminando por
que tenía muy claro lo peligroso que era subir corriendo; a los cuatro se
había fracturado el brazo tratando de quitarle a Edward una de sus
muñecas. Un no muy grato recuerdo.
— ¿Qué esperas para cambiarte, inútil? — Louise habló con molestia a su
hermano, quien le dedicó una mirada molesta.
— ¿Para qué? Da igual, Lou — Le respondió comiendo un trozo del pastel
de chocolate que su papá Louis había preparado con la ayuda de Anna
y Louise.
— ¡Apestas a animal muerto! Y ya deja de comerte el pastel, maldita
pastilla fallida — Se cruzó de brazos intentando lucir lo más molesta
posible pero, su pequeña estatura de apenas metro con cincuenta no
ayudaba en nada.
— ¿Y tú qué? Condón roto — Edward se defendió abrazando a su
hermana solo para molestarla, porque sabía que después de una dura
tarde de ejercicios y gimnasio apestaba bastante, y bastante es
BASTANTE.
— Chicos, basta — Louis los regañó — Si bien no fueron planeados,
tienen todo nuestro amor — Le sonrió.
— Te amo, pa — Edward le dio un beso en la frente, haciendo a su padre
arrugar la nariz con molestia.
— Sí, yo también te amo, pero ve a bañarte, que apestas peor que tu
padre después de jugar fútbol.
Edward hizo una mueca de asco, seguido de una risa animada de Louise. A
todos les encantaba esa bonita risa que la chica tenía, muy parecida a la de
Louis.
— ¿Tan mal huelo? — El muchacho levantó uno de sus brazos para oler
su axila.
— ¡Hey, sigo aquí! — Harry exclamó fingiendo molestia.
— Te amo — Louis se paró sobre las puntas de sus pies para tomarle la
cara y besarle los labios.
Se seguía sintiendo como la primera vez, tan bien, tan correcto, con todas
esas mariposas danzando en sus estómagos libremente. A Harry le
encantaba la manera en la que la sonrisa de su Lou le provocaba tantas cosas
a la vez, era tan hermosa, tan bonita, tan indescriptible. Y sus ojos, Dios, sus
ojos le provocaban esa cálida sensación en el pecho de estar siempre en casa,
en su hogar, donde siempre ha pertenecido, junto a Louis, junto al amor de
su vida.
Y Louis.... Aún sentía como su estómago tenía un zoológico entero adentro
cuando su marido tomaba su mano por la calle, o cuando le abrazaba al
dormir. Incluso todavía se sentía nervioso con su cercanía y, sus besos... le
hacían volar, tocar el cielo con sus propios dedos, ver el paraíso mismo.
Estaban tan enamorados que incluso dolía. Y lo mejor de estar enamorados
entre sí, era que además, estaban enamorados de su hermosa y feliz familia,
porque siempre a pesar de las pequeñas peleas, había amor, en las buenas,
en las malas y en las peores.
— Te amo el triple, mi amor — Murmuró Harry sobre sus labios.
— Iugh. Eddie se va a bañar. Saludos, mortales — Edward se despidió
antes de salir se la cocina, seguido de una Louise risueña que les lanzó
un beso.
— Edward es tan igual a ti — Louis murmuró abrazando sus dos brazos
alrededor de la cintura se su marido, quien hizo lo mismo, pero por
supuesto que a él le sobraba bastante todavía, y Louis en cambio
abarcaba su cintura completa con sus pequeños brazos.
— No es tan lindo como yo — Murmuró picoteándole los labios en un
suave beso tierno.
— Ególatra — Murmuró de vuelta entrenándose por completo al suave
beso que el rizado insistía en que compartieran. Por supuesto que no
se oponía, claramente, pero a veces le gustaba hacerse el difícil. A
veces, porque todos acá sabemos que tratándose de Harry Louis es
más fácil que la tabla del uno.
— Me amas, pequeño bebé — Le sonrió al finalizar con su dulce beso
lleno de amor.
— Te amo, mucho, sin embargo he dejado de ser un pequeño bebé de
hace mucho tiempo, tengo treinta y nueve — Le recordó como si el
rizado no le conociera como la palma de su mano. El más alto le
sonrió.
— Yo aún sigo fresco como una lechuga, sin embargo.
— Tienes cuarenta y dos. Eres un anciano, mi vida — El ojiazul bromeó
esforzándose en pararse sobre las puntas de sus pies para besar su
nariz.
— ¡Hey! Déjame decirte que mi amiguito aún funciona muy bien.
— Y cuando deje de hacerlo voy a comprarte pastillitas azules.
— Falta mucho — Susurró abrazándolo y presionando su mejilla sobre el
suave cabello lacio del más pequeño.
— Pues ni tanto, amor — Le sonrió acariciando su cara con ternura —
Pero no importa, porque siempre serás el mismo Harry del que me
enamoré. Sin importar lo que pase.
— Eres una ternura, mi vida — El ojiverde tomó la mano del menor que
le acariciaba la cara para llevarla a sus labios y besarla con todo el
amor del mundo. Louis se merecía eso y más, mucho más — Nunca
voy a dejar de estar enamorado de tu sonrisa, o de tus ojos. De todo tu,
eres hermoso en todos los sentidos.
— Oh, Dios ¿pueden dejar su cursilería para otro día? Theo ya ha llegado
— Edward llegó asomando su cabeza por el umbral de la puerta,
deteniendo el bonito momento que estaban pasando.
Harry frunció el entrecejo molesto, molesto y celoso, porque justo en ese
momento su pequeña bebé Louise estaba con su noviecito que no le
agradaba nada. Y no era la personalidad se Theo lo que le molestaba, si no el
simple hecho de tener que compartir a su bebé con alguien más. Su pequeña
bebé.
Hacía tanto que había dejado de serlo, que había comenzado a crecer, a
llamar la atención de los muchachos y... Harry estaba dispuesto a golpear a
quien pusiera los ojos encima de su niña. Pero cuando había llegado su
pequeña con esos grandes ojos de cachorrito pidiéndole, suplicándole que le
dejara estar en una relación con Theo, no pudo decirle que no, porque
cuando lo intentó, al ver sus ojitos llenos de lágrimas solo quiso hacer
cualquier cosa por verla reír.
________________________________________________________________________________________

La cena pasó casi rápidamente, bastante agradable, en general, excepto por


las nada disimuladas miradas de enojo que Harry le dedicaba al rubio. Anna
solo reía feliz mientras abrazaba a su hermano mayor y le prometía que
nunca tendría un novio, y el, feliz con la respuesta le besaba la mejilla,
después ella se lo devolvía dejando un pequeño rastro de turrón de
chocolate. Adorables.
— Y, Theo ¿cómo están tus padres? — Louis preguntó para aliviar un
poco la tensión. El rubio le regaló una sonrisa nerviosa.
— Bien, Louis, muy bien — Se había acostumbrado a decirle así desde
que era apenas un pequeño niño, y Louis estaba bien con eso. Y a
Harry también solía llamarlo solo por su nombre, pero desde que
comenzó a salir con su hija, el ojiverde le había pedido que le llamara
señor Styles.
— Qué bien — Le sonrió tomando la mano de Harry, quien estaba
sentado a su lado en el sofá.
Theo estaba muy nervioso, porque tenía el infinito miedo de que Louise le
dijera que no a lo que iba a pedirle, a que Harry quisiera matarlo, a que
Edward lo golpeara con diez palos a la vez o a que simplemente ninguno de
la familia de su novia estuviera de acuerdo. Sabía lo importante que era para
Louise que su familia apoyara su relación, y si ellos la veían con malos ojos...
simplemente no sabría qué hacer, porque Louise era su todo, su mundo
entero, y quería la felicidad de ella por sobre todas las cosas.
— Señor Styles y Louis, yo en realidad quería pedirles algo — Theo
comenzó sintiendo su corazón acelerarse rápidamente y como
comenzaba a sudar frío de repente. Louise no sabía nada y si ella le
rechazaba después de cuatro años de una hermosa relación el
simplemente ya no tendría una razón para levantarse cada mañana
con una sonrisa.
— Mientras no sea dinero — Harry le respondió de mala gana sin
siquiera mirarle y sintiendo el apretón que Louis le había dado en
forma de regaño.
— No, por supuesto que no es nada de eso, señor — Negó con la cabeza
múltiples veces. Louise soltó una risa besando la mejilla de su novio.
— Bueno, habla, que yo también quiero saber — Edward le presionó
sonriente.
— Edward maleducado — Anna le regañó.
— Ustedes — Comenzó a hablar, viendo todas esas caras expectantes —
Saben que yo amo muchísimo a Louise, más que a mi propia vida, ella
lo es todo para mí, la amo más de lo que debería, me tiene... encantado.
Lou — Se dirigió a la muchacha con el corazón casi saliéndose por su
boca. Estaba tan nervioso — Quiero pedirte aquí, frente a tus padres y
tus hermanos que por favor me des el honor de ser tu esposo, de
cuidarte siempre y ser el padre de tus hijos quiero-quiero estar
siempre contigo, mi amor.
Louis ya estaba llorando junto a su marido, quien mantenía su semblante
serio pero ablandado, incluso sus ojos estaban llenándose de lágrimas. Su
pequeña iba a casarse. Estaba creciendo y tenía que aceptarlo.
Cerró los ojos y cuando volvió a abrirlos, Louise ya estaba abrazada al rubio
y llorando en su pecho. Theo estaba un poco aliviado. Aún faltaba la parte
dos; el permiso del papá odioso y celoso. Rompió el abrazo dándole un beso
rápido en los labios y repitiéndole cuanto le amaba. Anna se acercó a ella
para poder ver el anillo, encantada y chillando. Edward solo la abrazó con
cariño diciéndole lo mucho que la quería, uniendo a su hermanita al abrazo.
— Señores Styles — Murmuró parado frente a ellos, Harry se paró
también, y Louis para no sentirse más pequeño de lo que era se paró
también — Quiero tener su permiso, por favor. Se lo importante que
es para Lou que ustedes estén de acuerdo y... por favor.
El rubio cerró los ojos esperando por lo peor. Harry permaneció serio con
los brazos cruzados sobre su pecho. Debía aceptar que su bebé Lou estaba
creciendo, que iba a casarse con quien amaba y quien la amaba. Pero sería
tan difícil no despertar por la mañana y verla caminar como un zombie por
toda la casa.
— Por supuesto que sí, Theo, tienes mi permiso. Solo cuídala ¿sí? —
Louis le dijo con la voz suave, poniendo su mano sobre el brazo del
rubio y sonriéndole dulcemente.
— Gracias, Louis. Prometo no defraudarte
— Si — Dijo Harry al fin con la voz firme, temiendo por que le temblara
por las ganas de llorar que tenía.
— ¿Qué? — Abrió sus ojos sorprendido — ¿En serio?
— Si — Su cara no tenía expresión alguna, sin embargo sus verdes ojos
estaban a punto de soltar agua — Pero escúchame bien, porque no lo
voy a volver a repetir ¿entendiste? — Le habló con voz amenazante. El
chico asintió rápidamente — Tu que la haces llorar, la lastimas, la
engañas o la golpeas voy a hacer que te arrepientas por el resto de tu
vida.
— Le prometo que voy a cuidarla mejor que a mi vida, señor, se lo
prometo.
________________________________________________________________________________________

— Amor — Louis murmuró gateando sobre la cama para acurrucarse


sobre el cuerpo de su marido — Estoy cansado.
— Yo también, bebé — La tonta manía de llamarle bebé todo el tiempo
aún no desaparecía, y la verdad es que no sabía si quería que lo
hiciera. El rizado acarició la cintura del menor con una de sus manos,
mientras que con la otra le acariciaba la cara con toda la ternura del
mundo. Le plantó un beso en los labios sin siquiera poder evitarlo. Le
encantaban sus besos y la manera en la que le hacían sentir, como si
estuviera volando — No puedo creer que nuestra hija de vaya a casar.
Harry soltó un suspiro casi triste. La sonrisa de Louis le hizo sonreír
también.
— Se aman. Voy a extrañarla mucho, pero ella ama a Theo, y Theo la ama
a ella, y eso es todo lo que importa, cariño.
— Tienes razón — Besó su frente y después descargo su mejilla en su
cabeza. Louis podía escuchar los latidos de su corazón cuando estaban
acomodados de esa manera, y por esa razón esa era su posición
favorita para acurrucarse — Te amo.
— Yo también te amo, Hazz.
— Es increíble la manera en la que te sigo amando después de tanto
tiempo, bebé. Creo que hasta te amo incluso más que cuando nos
casamos ¿Cómo le haces para tenerme tan encantado? Aún no sé si es
tu sonrisa, tus ojos, tu manera de hablar, tu risa, o simplemente todo
tú.
— Te amo, te amo, te amo, te amo — Louis picoteó sus labios sobre los de
Harry, teniendo esa hermosa sensación de calidez instalada en su
pecho.
— Eres fantástico. Te amo mucho, mucho más — Besó su mejilla con
cariño — Gracias por darme toda esta felicidad, Lou.
— Gracias a ti, Hazz, que me has dado todo tu amor y a estos
maravillosos hijos.
El ojiverde le sonrió levantando una ceja.
— ¿No quieres que te de otro, lindo? — Le preguntó llevando sus manos
hasta su trasero y apretarlo entre sus grandes manos.
— ¡Harry! Ahora no. Estoy cansado, solo quiero acurrucarme contigo
hasta que nos quedemos dormidos ¿por favor?
— Lo que mi pequeño pida — Murmuró antes de abrazarlo más contra su
pecho y besarle la frente.
Tal vez habían pasado veinte años, habían tenido tres hermosos y
maravillosos hijos, tal vez habían tenido miles de peleas, sin embargo,
seguían siendo los mismos Louis y Harry de hace veinte años, unos
adolescentes hormonales adictos al sexo que se amaban más que a nada, y
suspiraban con una simple mirada del otro. Se amaban, como cuando tenían
dieciocho.
Fin.

También podría gustarte