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Luiz Moniz Bandeira: la actualidad crítica de su pensamiento sobre Estados

Unidos y su ultraimperialismo*
Cuando se intenta analizar la coyuntura de nuestra América, signada desde inicios de
este siglo XXI por la construcción de dos proyectos paralelos y en franca colisión como
el neoliberal y el nacional popular asociado a una revitalización de las izquierdas
latinoamericanas, vuelve a la memoria un viejo apotegma aún vigente. Es el que reza
que para entender la realidad social y política de nuestramérica no debe dejarse delado
en esa consideración, el análisis de la política exterior estadounidense como parte
constitutiva de la política interna de nuestra región.
Esos dos proyectos en curso y en conflicto, presentan actualmente las características
históricas que han asumido las luchas por los procesos de liberación nacional y de
construcción de la Patria Grande. Por un lado, la hegemonía y la uniformidad de las
políticas dirigidas a la institución de la dependencia de nuestros pueblos por parte de la
política exterior estadounidense y por el otro una diversidad de proyectos de los pueblos
latinoamericanos por su autonomía e independencia soberana. Una diversidad que
incluye particularidades, según cada trayectoria histórica y construcción cultural, pero
que coinciden en la tendencia de una América nuestra y libre de la dominación de otros
imperios. Esta coyuntura, por tanto, es continuidad histórica de la consolidación de
Estados Unidos como potencia a partir de la Segunda Guerra Mundial e incluso mucho
antes cuando define sus intereses geopolíticos del Río Grande hacia el sur, a mediados
del siglo XIX. Sin embargo, en la actualidad, en la segunda mitad del siglo XXI se
presenta como desdoblamiento histórico una inédita conformación, que desde mediados
del siglo XX se avizora. La decadencia económica de la superpotencia regional y
global, conlleva su crisis en el marco geopolítico y cultural frente al avance de otro
polo de poder en el sistema interestatal como lo es China. La disputa económica avanza
hasta su expresión geopolítica y territorial en competencia por el control de
espacialidades, recursos y de la economía. Pero, al mismo tiempo, también en la
coexistencia como posibilidad de un nuevo escenario geopolítico el determinado por un
tránsito de posibilidades desde una conformación geopolítica multipolar a una nueva
bipolaridad del sistema interestatal.
Es en este marco de incertezas y de transiciones, en el que se renueva un ciclo de una
potencia que intenta minar la soberanía de los Estados nuestroamericanos y la
emergencia de nuevos procesos instituyentes, como los casos de la institucionalización
de procesos populares que termina con el acceso al gobierno de un proyecto disruptivo
como el del Pacto Histórico en el gobierno de Colombia con Gustavo Petro como
Presidente. Pero también en el caso chileno, cuya sociedad ha desarrollado un profundo
proceso instituyente de una nueva constitución real y formal que sitúa finalmente como
prioritarias las demandas populares de los sectores negados históricamente y con mayor
gravedad a partir de la dictadura pinochetista. Si bien estos avances populares marcan
puntos de inflexiones históricos, una vez institucionalizados comienzan otros procesos
qua hacen a la materialización efectiva y las posibilidades reales de su realización en el
que la coexistencia e interdependencia con la influencia regional de Estados Unidos
continúan marcando los límites de aquellas posibilidades. Sin embargo, la decadencia
imperial descripta, abre un escenario de posibilidades y de riesgos para la liberación de
nuestros pueblos y de las posibilidades de rearticular la unidad nuestramericana, luego
de la restauración neoliberal en la región
En estos momentos de transición y de incertezas, una de las posibilidades, entre varias,
para profundizar en la reflexión y acción tendientes a la comprensión de estos procesos
es la recurrencia a la lectura de nuestros clásicos. Es en este sentido que la revisitar la
lectura de la obra de Luiz Moniz Bandeira se torna no solo oportuna sino urgente para
entender y desandar la encrucijada actual en la que se encuentra nuestro continente. Lo
constituye un clásico el que su pensamiento tiene aún, plena vigencia, pero además
porque si bien el propósito del análisis sobre la política exterior estadounidense se
concentra en el análisis del caso estadounidense en si y como ha llegado a ser
superpotencia imperial no desvincula este proceso de las consecuencias eocn´micas y
sociopolíticas en la región. Metodológicamente, desde la búsqueda de aquella génesis
hasta el presente sin analizar de modo directo las relaciones hegemónicas y de
dominación efectiva de nuestramérica pero si como correlato de su consolidación como
centro imperial. De tal modo que esa tendencia al control y limitación de la soberanía de
los Estados nuestroamericanos y la conspiración permanente contra las posibilidades de
materializar la unidad regional, según Moniz Bandeira ya se encuentran como
tendencias latentes en su génesis, y como consecución histórica, la tarea es revelar los
desdoblamientos que conducen al estado de situación actual, tal como siempre propuso
desde la construcción de una genealogía del poder imperial como método de
reconstrucción ideal de los procesos históricos. Qué nos dicen sus textos acerca de estas
tendencias contemporáneas? El primer llamado de atención es que para entender la
actualidad es necesario retomar una concepción marco definitoria en el pensamiento de
Moniz Bandeira (sobre todo en sus textos de política internacional de la última etapa de
producción intelectual) (1). Esa concepción es la que refiere al vínculo político
predominante de Estados Unidos respecto de nuestramérica es el establecimiento de
relaciones imperialistas. Pero es necesario establecer junto con este autor, que los
conceptos tienden a reducir y fijar la realidad cuya naturaleza es dinámica y
contradictoria en lo real Por tanto cuando nos referimos a las políticas imperialistas de
Estados Unidos en la región, ese carácter de Imperio y las condiciones que lo
constituyen como tal, a través del análisis de los procesos y los medios para ese
ejercicio de dominación económica y política, es necesario reactualizarlo de acuerdo
con las mutaciones históricas que esos procesos desdoblan. (2) Ya no basta, dice Moniz
Bandeira, que existan inversiones de las potencias imperiales en otras economías para la
ampliación de la maximización de ganancias en otros mercados como tendencia
objetiva de la producción de excedente y del incremento de la producción, tal como lo
señalaba Lenin, sino que las nuevas determinaciones históricas van conformando
relaciones imperialistas contemporáneas a las que señala, desde la globalización
neoliberal como ultraimperialismo. En este marco no solo son definitorias las
inversiones de capital directo en otros mercados, sino que son procesos inherentes y
constitutivos fundamentales del neoimperialismo Implica además uma política integral
de poder, que Estados Unidos dirige estratégicamente, dice Moniz Bandeira, con el
objeto de controlar recursos naturales y fuentes de energía en aquella competencia
abierta de control económico, político y de implicación territorial tal como se presenta
en el actual contexto. Pero esto no excluye lo anterior, es decir las grandes
corporaciones con sede en Estados Unidos, hacia donde se desplazan las ganancias
extraídas en otros mercados continúan siendo procesos de redistribución centrífuga al
centro de poder. Y un rasgo característico al que advierte como rasgo distintivo de esta
etapa imperial que denomina ultraimperialismo: la radicación de bases militares, en
cualquier región del planeta en donde existan sus intereses a ser preservados. Es notorio
un ejercicio que rápida y gráficamente puede realizarse en el caso de nuestraamérica y
es muestra permanente de esta tendencia ya advertida por Moniz Bandeira. Si se
superponen los mapas de las bases militares de Estados Unidos en la región y las que
pretende radicar coinciden perfectamente con las zonas de existencia de fuentes de
recursos naturales y energéticos de tal modo que estas características señaladas por el
autor, para definir el ultraimperialismo, en la práctica conforman parte de una totalidad
integrada en la que la politica exterior estadounidense continúa siendo el brazo ejecutor
de todas las dimensiones de ese ultraimperialismo aplicado. Las tendencias actuales de
estas condiciones históricas sobre las que el imperio estadounidense aplica nuevas
acciones de control hegemónico en la región, son continuidad de las desarrolladas a lo
largo de su historia pero en su declinio, existen condiciones objetivas por las cuales la
guerra es inherente a su politica económica, la paz es incompatible con el proceso de
acumulación en curso y con los flujos de producción económica necesarios para la
economía estadounidense. En el sentido bélico militar, el complejo industrial militar de
Estados Unidos ha sido uno de los factores de crecimiento económico y fuente de
producción industrial sostenida desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad pero
por otro lado, la proliferación de conflictos bélicos promovidos por Estados Unidos
debe ser considerado a la luz de factores políticos asociados a su actual etapa de
declinio en su hegemonía. Al respecto, el utraimperialismo solo puede sostenerse con
todos esos procesos descriptos e integrados, por tanto para el control de los recursos
naturales y la exacción de ellos de terceros mercados (tal como lo ha sido el
Imperialismo en todos sus momentos históricos) pero además las necesidades objetivas
de la evitación de esa crisis en la que está sumergida la economía estadounidense desde
2006, son los Bancos centrales de otros países los que sostienen los déficits de la cuenta
corriente. En 2oo4 el 44 % de la deuda federal de Estados Unidos se encontraba en
posesión del público y de ella el 64% en manos extranjeras, principalmente del Banco
Central de la República Popular China, lo que marcaba un punto de inflexión en el
riesgo y la amenaza al rol de superpotencia hegemónica de Estados Unidos. Esta
tendencia, se agrava y proyecta hacia la actualidad. Moniz Bandeira advertía esta
tendencia como definitoria para la puesta en crisis del dólar y el colapso de la economía
global neoliberal. (3) Sin embargo, declinio de quien se constituye en un polo de poder
hegemónico en el corto plazo, no significa abandono automático de su dominación
económica, política y cultural en la región. Por el contrario, Moniz Bandeira es bien
asertivo al recordar la centralidad que los valores culturales fundantes de la estatidad
estadounidense conforman parte de esos supuestos de autoafirmación como destino
histórico de potencia imperial fruto de designio divino. Estos valores no sólo han
signado el marco de la asunción transgeneracional de un rol determinista como
guardianes del orden liberal en la región sino que ha devenido en la actualidad hasta el
control del poder político de la globalización neoliberal a través de una estructura
compleja de restricción de las capacidades soberanas de los Estados a través del control
de los organismos multilaterales de creciente influencia en la política interior de cada
uno de ellos. Consecuente con lo advertido por Moniz Bandeira quien destaca la
predestinación como un aspecto central del protestantismo, aspecto valorativo fundante
desde la conformación de las trece colonias inmigrantes pioneras de la formación del
futuro Estados Unidos. Esto marca además un derrotero político para un pueblo que
asume transgeneracionalmente lo que en su génesis como nación, lo constituye como
tal. La analogía con el destino del pueblo de Israel como pueblo elegido por Dios en el
que se funda una pretensa supremacía sobre los otros es analogada en el discurso y el
relato en su proyección imperial por Estados Unidos. Al respecto es importante destacar
dos puntos. El primero es la pertinencia del método seleccionado por Moniz Bandeira
de recurrencia a la génesis histórica del pueblo estadounidense y encontrar las
proyecciones en la actualidad, lo que evidentemente señala (con algunas
particularidades y mediaciones específicas) una transhistoricidad en su desarrollo como
potencia hegemónica en la región. Es muy contundente y claro al afirmar: “E as seitas
evangélicas, que emigraram para a América ou lá se formaram, desenvolveram um
protestantismo peculiar, fundamentalista, que se diferenciava e ao mesmo tempo se
identificava com a forma do judaísmo, ao buscar inspiração na Bíblia, para atribuir ao
povo americano o destino manifesto de expandir suas fronteiras e a missão de guiar a
humanidade, como se fosse o povo eleito de Deus” (4) Así como entonces, como en
toda la construcción de su hegemonía, con sus políticas alternadas de aislamiento e
intervención en la región nuestramericana, en la actualidad esos valores religiosos
fundantes del componente conservador del recetario neoliberal se asocia a la
exportación de los valores democráticos liberales como universales y en las que también
se consideran sus garantes únicos. La contradicción reside en que los valores de la
democracia liberal representativa son contradictorios con los conservadores, sin
embargo coexisten como principios fundantes de la legitimación del discurso imperial
de Estados Unidos en su expansión y control hacia otros pueblos. En nuestramérica,
estos valores se han visto contradichos por los propios emergentes de los recientes
sucesos históricos en el siglo XXI de revalorización de nuestra cultura y de la búsqueda
de políticas de resistencias frente al avance de las globales neoliberales, proceso aún en
curso. En suma, las tendencias históricas de las proyecciones del dominio
estadounidense en la región presentan novedades históricas respecto de la
vulnerabilidad inédita de su economía y de la contraproposición de su hegemonía en el
sentido cultural del concepto, con la emergencia de las filosofías y doctrinas propias de
la cultura nuestramericana, aún de modo disperso y diverso pero con hitos históricos
concretos como la oposición a la institucionalización del Área de Libre Comercio de las
Américas, conocida por las siglas ALCA, a partir del 2005. Se inicia un proceso de
creciente resistencia económica, política y cultural que va desde acuerdos
intergubernamentales de protección y ampliación de un mercado común en Suramérica
hasta la asunción del desafío de reconstrucción de la Patria Grande desde la incipiente
Unión de Naciones del Sur, Estos hitos históricos son epifenómenos de ese declinio que
Moniz Bandeira enuncia y que se proyecta como concreción histórica hasta el presente.
Desde esta perspectiva, en otra de sus obras, La Segunda guerra fría, Moniz Bandeira
desarrolla desde una amplia procesualidad histórica la proyección política y el declinio
de la expansión militar y económica imperial de Estados Unidos a lo largo de décadas a
nivel mundial. Y observa que el complejo industrial militar sigue intacto y continúa
siendo el principal factor de poder y de definición de la política exterior norteamericana.
El declinio de los Imperios, ha supuesto históricamente un aumento de su belicosidad y
la radicalización de los intentos de dominación de otros pueblos. Siguiendo su método
de proyección sobre las tendencias históricas de las políticas imperialistas de la potencia
hegemónica, es posible advertir que la transición actual presenta entonces una tensión
entre un declinio económico y cultural de Estados Unidos a nivel global, pero al mismo
tiempo una radicalización de su politica de expansión imperial basada centralmente en
la capacidad bélica militar, como fundamental factor de su constitución como potencia
declinante. Al respecto vale citar a Gibbon, también de referencia de Moniz Bandeira al
afirmar que las etapas de declinio de todos los Imperios han exacerbado en sus
dirigencias las campañas de expansión militar y de conquista como en ninguna otra
etapa de sus historias. Advertencias que para el caso nuestroamericano, alimentan la
mirada del escenario contextual para considerar esos procesos contradictorios de los
proyectos en pugna en la región como posibilidades latentes de reconstrucción de lo
iniciado como proyecto integral para nuestros pueblos.

Bibliografía
Moniz Bandeira, L. (2016) A formação do Imperio americano, Rio do Janeiro, Ed.
Civilização Brasileira

_________________ (2013) A Segunda Guerra Fria, Rio do Janeiro, Ed. Civilização


Brasileira

_________________ (2009) Geopolitica e Politica Exterior. Estados Unidos, Brasil e


America do Sul, Brasília, Fundação Alexandre de Guzmão.

Notas
(1) Moniz Bandeira, L. (2016) A formação do Imperio americano, Rio do Janeiro, Ed.
Civilização Brasileira. Pág.14
(2) Op. Cit., pág 16
(3) Op. Cit. Pág. 18
(4) Op. Cit. Pág. 20

*Licenciado en Ciencia Política y Abogado por la Universidad de Buenos Aires (UBA).


Docente- investigador de grado y posgrado del Departamento de Planificación y
Políticas Públicas (DPPP-UNLa)

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