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CONTROL DE LECTURA

UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO.
Licenciatura en Ciencia Política.
División: Derecho Política y Gobierno.
Docente: Dr. Aguilar López Jesús.
Materia: Comportamiento Político.
Semestre: 6to
Alumno: Jair Jafeth Garcia Cardona.

Elecciones.

Ell creciente ambiente de desconfianza hacia las autoridades electorales en


México, especialmente hacia el IFE (Instituto Federal Electoral). Y respecto a las
principales razones de ello, se está confirmando mi tesis de que se ha encargado
demasiado al IFE. Mi postura central es que la justicia electoral es una función y
una ética, y hay que limitar la acción de sus instituciones a la organizacion y
judicialización de las elecciones, y nada más. Hace seis o siete años, en mi
conferencia de clausura del “II Congreso iberoamericano de justicia electoral”,1 ya
aludí a esto y también a que no es conveniente que las entidades electorales
tengan una proyección tan importante en los medios de comunicación.

Cada vez se asignan más responsabilidades a las instituciones electorales, en


particular al IFE, por parte de los partidos políticos. Debido a estos deberes, el
instituto ahora juega un papel mucho más grande y más conectado. El papel del
IFE en la política en general y en la comunicación mediática ha ido creciendo con
el desarrollo de los propios partidos políticos, con su vida interna, con el desarrollo
de las campañas electorales, o con el financiamiento de los propios partidos
políticos. Numerosas situaciones fuera de las elecciones han requerido la
intervención del IFE. Ahora tiene una posición que lo someterá a más críticas por
sus elecciones. Los partidos políticos están sujetos a las decisiones
administrativas y posteriormente judiciales del TEPJF (Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación) en virtud de su propia conducta. Estas decisiones
atañen a la vida interna de los partidos políticos en general, a su estructura
democrática, y van más allá del tipo limitado de gestión electoral. El aspecto más
crucial de esta vida interna es el dinero, ya que es la principal fuente de ingresos
de los partidos políticos. Por lo tanto, el IFE ha tenido que tomar decisiones en el

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área de fiscalización de los partidos políticos y sus asuntos internos que han salido
mal con una oportunidad para este partido, mal con otra de otro partido y luego
mal con un tercero o cuarto partido. Entonces, las opciones sobre las que le dieron
autoridad los propios partidos políticos no salen bien. Los partidos políticos
también se han vuelto más interesados en insertar a sus representantes en el IFE
como resultado de su mayor conciencia sobre el significado político de estos roles,
lo que ha intensificado la competencia por estos cargos. Y daña la reputación del
instituto como una organización creíble. Los partidos políticos y los medios de
comunicación reconocen el poder político que le han otorgado al IFE al aumentar
su responsabilidad, y al mismo tiempo se han expuesto a esa responsabilidad ya
aquellas decisiones que pudieran ir en su contra. Hay un ciclo de retroalimentación
que expone al IFE al desprecio de las partes también.

Sí, cada persona que integra al IFE está expuesta a unas exigencias con las que
no puede cumplir, de manera que todos resultan criticados. ¿Por qué? Porque el
IFE tiene que limitar la acción de los partidos políticos, por en- cargo de los
partidos mismos: interviene en su vida como partido, les limita sus gastos
electorales, los puede sancionar cuando gastan más, y eso provoca la crítica por
parte de los partidos políticos y el desprestigio de las instituciones electorales. Por
lo demás, algunos partidos políticos instrumentalizan también esa crítica, porque
piensan que les conviene en relación con el probable resultado electoral; como ya
se pudo observar en las elecciones del 2006. Entonces, esa es mi interpretación
de las cosas.

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