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A través de sus largos estudios Reich llega a la hipótesis de que el cuerpo tiene
una coraza muscular y que existen diferentes zonas de emociones o anillos en
los cuales la energía se acumula y se estanca.
Observó que el cuerpo se contrae en una posición de defensa para evitar que
algunos sentimientos no deseados entren en la conciencia. Cuando tales
comportamientos de defensa se mantienen durante un largo período, la
contracción se vuelve crónica y los músculos forman una coraza que sólo se
disuelve mediante la terapia.
Inmovilidad de la frente.
Mirada rígida con poco parpadeo. Mirada del paranoico.
Tensión en sienes y occipitales.
Trastornos auditivos.
Trastornos oculares.
Trastornos olfativos.
Alteraciones dermatológicas.
Respuesta al masaje de la piel.
Cefalalgias (observar localización)
Problemas de tiroides.
Movilidad del cuello.
Artritis, artrosis.
Conexión con el segmento ocular (ojos-cuello)
Conexión con el segmento torácico (inhibición del llanto tráquea-
faringe).
Inmovilidad en la respiración.
Problemas viscerales.
Peristalsis.
Digestión.
Para Reich la rigidez física, muscular constituía la parte más esencial del
proceso de represión. Experimentó con sus pacientes cómo la disolución
de la rigidez muscular liberaba la energía y como también volvía a traer a
la memoria el recuerdo de la situación infantil en que se había efectuado
la represión. En cada rigidez muscular estaba contenida la historia y el
significado de su origen. Por lo tanto, para él no era necesario deducir a
partir de los sueños o asociaciones la forma en que el sujeto desarrolló su
coraza muscular, sino que la coraza misma era la forma en que la experiencia
infantil continuaba presente como agente perjudicial. Esto le permitía un
abordaje más corporal a los conflictos psíquicos. Podemos entender esto como
un antecedente del concepto del ‘aquí y ahora’ de la Gestalt.
La coraza funcional sería según esta visión, la que es propia del individuo sano,
que es una coraza que el individuo puede dominar en vez de estar a merced de
ella. Es una coraza lo suficientemente flexible para permitir la adaptación al
medio, y las reacciones emocionales no están inhibidas por automatismos
rígidos, cuando el individuo es capaz de reaccionar biológicamente en base a
la situación en la cual se encuentra”
La coraza muscular crónica tiene una estructura que sigue tres ejes que son
espaciales y temporales.
En el primer eje las tensiones del cuerpo se distribuyen según siete anillos o
segmentos que son contiguos pero que están bien diferenciados. Cada uno de
los anillos está ubicado a lo largo de la columna vertebral y comprende tanto la
parte superficial como los órganos internos y la musculatura profunda. Los
segmentos de la coraza comprenden todos aquellos grupos de órganos y
músculos en recíproco contacto funcional que pueden inducirse mutuamente a
participar en el movimiento expresivo.
El anillo Ocular: Internamente incluye lo que está arriba del paladar: nervio
óptico, oído intermedio, base del cerebelo, cerebro, etc. Externamente la
musculatura de la frente, ojos, pómulos, nariz, oreja.
Ahora bien, las emociones de llanto, de morder con rabia, de gritar, chupar
y hacer muecas de todas clases dependen de la movilidad del segmento
ocular. Ambos segmentos forman una unidad funcional.
El anillo Abdominal: Incluye los músculos abdominales hasta 4 cm. debajo del
ombligo, vértebras lumbares, intestino.
Dicho de otra forma, tenemos un nivel más fácil y otro más difícil de
desbloquear. El nivel periférico podríamos decir que es aquel que se relaja
durante el sueño profundo, y el nivel central sería el que nunca se relaja.
Asimismo, las más recientes cicatrices o heridas de la coraza son las primeras
en aparecer a la conciencia del sujeto al iniciarse un tratamiento por cualquiera
de los anillos.