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SOBRE REICH Y LA TERAPIA CORPORAL

Reich, pionero en el terreno de lo corporal en nuestro mundo occidental. Mucho


de lo que se hace hoy en varios enfoques terapéuticos y especialmente en el
campo corporal tienen sus orígenes vinculados a los planteamientos de
Wilhelm Reich.

Reich, empieza a poner su atención no solamente en lo que el paciente dice, el


contenido, sino también en la manera cómo lo dice, la forma. Aparte de
escuchar al paciente, como hacía el psicoanálisis, él empieza a mirar al
paciente. Le llama la atención la manera de ser, estar, expresarse, relacionarse
del otro y comienza a observar que hay una lógica interna en la manera como
cada uno es y se muestra. Empieza a plantearse que la forma no solo revela un
contenido, sino que es en sí misma un contenido.

Siguiendo con sus observaciones, Reich llamará “carácter” a esta forma


predominante de cómo cada uno es y se muestra al mundo. Forma que nos
permite funcionar en el mundo pero que también nos aprisiona a una manera
repetitiva y previsible de ser. A medida en que aprendemos a ser adultos
(habla/lenguaje/comunicación, caminar/motricidad/coordinación, autonomía en
cuanto a las funciones corporales, relaciones, etc.), aprendemos también a
defendernos de nuestras heridas profundas y a organizarnos para sobrevivir.
Están los que siempre lloran frente a un conflicto, los que gritan cuando se
sienten cuestionados, los que sonríen excesivamente, los que se disculpan en
toda ocasión, los que se anestesian desconectándose del sentir, los que
siempre entienden todo, etc. Esto genera una cierta comodidad y seguridad en
el vivir, pero también limita nuestras posibilidades de experiencia, nuestra vida.

Reich observa que a esta forma de ser corresponde una estructura


corporal y sus expresiones: la manera cómo está construido el cuerpo adulto
(espaldas anchas o estrechas, pecho inflado, hundido, plano, musculatura
tensa o demasiado blanda, etc.) y cómo usamos este cuerpo (ojos que tienden
a mirar hacia abajo, o hacia los lados, o fijamente hacia delante, tono de voz,
ritmo, manera de mover los brazos, las manos, tipo de coloración en la piel,
sudoración, etc.). Plantea que nuestra historia está en nuestros cuerpos, como
cada etapa del desarrollo humano está anclada en el proceso corporal,
biológico –energético y funcional del crecimiento. Centra su atención en los
aspectos repetitivos, previsibles, ya crónicos de nuestra forma, que limitan la
plena realización de nuestro potencial y el flujo natural de nuestra energía. A
estos aspectos limitadores los llamamos defensas porque tienen su origen en
el intento del organismo de defenderse del sufrimiento. La capacidad de
defensa es una función natural y necesaria para la vida, el problema está en su
cronificación como actitud constante y en gran parte inconsciente. Así
perdemos la espontaneidad, la condición natural de transformación continua y
la posibilidad de elegir cuándo usarla o no.

A través de sus largos estudios Reich llega a la hipótesis de que el cuerpo tiene
una coraza muscular y que existen diferentes zonas de emociones o anillos en
los cuales la energía se acumula y se estanca.
Observó que el cuerpo se contrae en una posición de defensa para evitar que
algunos sentimientos no deseados entren en la conciencia. Cuando tales
comportamientos de defensa se mantienen durante un largo período, la
contracción se vuelve crónica y los músculos forman una coraza que sólo se
disuelve mediante la terapia.

Reich trabajó con los pacientes frente a frente; estudiaba la expresión de su


rostro, el lenguaje de su cuerpo y sus gestos. Los alentó para que articularan
su movimiento con aquello que expresaban, a fin de obtener una imagen más
clara de los sentimientos inconscientes que implican los movimientos,
procurando integrar estas técnicas dentro del marco psicoanalítico.

Para Reich la respiración era importante e influía en la psiquis. Comprobó que


las primeras reacciones de defensa para evitar un sentimiento perturbador
consistían en bloquear la respiración, cerrando la caja torácica y el diafragma.
Por esto, el primer paso de Reich en su procedimiento terapéutico consistía en
hacer que el paciente respirara con facilidad y profundidad. Y el segundo paso
era movilizar cualquier expresión emocional que se exteriorizase más
claramente en la cara o en la actitud del paciente. A partir de esto podía seguir
liberando sentimientos y memorias asociadas.

En esencia el objeto de su terapia era que el paciente desarrollara su


capacidad de entregarse plenamente a los movimientos espontáneos e
involuntarios del cuerpo que constituían parte del proceso respiratorio. Por eso
insistía en que la respiración fuera lenta y profunda. Entonces las ondas
respiratorias producían un movimiento ondulatorio en el cuerpo que Reich
llamaba ‘reflejo del orgasmo’.

Reich investigó cómo las perturbaciones psíquicas generaban una solidificación


de la energía. Ello impedía su fluidez y terminaba creando una coraza del
carácter y una coraza muscular. BLOQUEOS.

Destacando este aspecto aprisionador y defensivo de la forma, llama coraza


caracterológica y muscular a la manera de ser ligada a su correspondiente
estructura corporal.

Profundizando su investigación, subdivide la coraza en 7 segmentos o anillos


(involucran toda la circunferencia alrededor de la región corporal en cuestión):
 Ocular (incluye ojos, frente, oídos, nariz y base del cráneo)
 Oral (boca interna/externa, maxilares, barbilla)
 Cervical (cuello- garganta)
 Torácico (pecho por delante, por detrás, laterales y sus extensiones
brazos-manos)
 Diafragmático (toda la región diafragmática y sus inserciones laterales y
posterior)
 Abdominal (toda la región abdominal y su correspondencia lateral y
posterior)
 Pélvico (toda circunferencia pélvica, genitales, periné, ano, y las
extensiones piernas-pies)

SIGNIFICADO AMPLIADO DE LOS 7 ANILLOS O SEGMENTOS

OCULAR: Músculos de los ojos, frente, párpados, cuero cabelludo, frente,


ojos, mejillas, orejas-oídos, nariz, base del cráneo.

 Inmovilidad de la frente.
 Mirada rígida con poco parpadeo. Mirada del paranoico.
 Tensión en sienes y occipitales.
 Trastornos auditivos.
 Trastornos oculares.
 Trastornos olfativos.
 Alteraciones dermatológicas.
 Respuesta al masaje de la piel.
 Cefalalgias (observar localización)

ORAL: Maseteros, temporal, músculos de la boca (interna-externa), maxilares,


barbilla.

 Tensión maseteros, mandíbula apretada. Bruxismo.


 Labios fríos, sin mucho color.
 Tensión superficial con hipercarga, boca seductora típica de la histérica.
 Tendencia a caries.
 Herpes labial.
 Conexión con la zona cervical.
 Inflamación o infección de encías.

CERVICAL: Musculatura profunda del cuello, esternocleidomastoideo,


músculos lengua. Cuello y garganta.

 Problemas de tiroides.
 Movilidad del cuello.
 Artritis, artrosis.
 Conexión con el segmento ocular (ojos-cuello)
 Conexión con el segmento torácico (inhibición del llanto tráquea-
faringe).

TORÁCICO: Músculos intercostales, pectorales, deltoides, músculos del


omoplato. Pecho, hombros, parte superior de la espalda, brazos y manos.

 Pecho hundido o comprimido hacia fuera.


 Taquicardias.
 Problemas cardio-respiratorios.
 Movilidad, rotación de hombros.
DIAFRAGMÁTICO: Toda la región diafragmática, y sus inserciones laterales
y posteriores.

 Actitud inspiratoria con pelvis retraída (represión de la rabia)


 Capacidad de inspiración-espiración.

ABDOMINAL: Rectos anteriores, transverso y oblicuos, dorsal ancho y


sacroespinales. Toda la región abdominal y su correspondencia, lateral y
posterior.

 Inmovilidad en la respiración.
 Problemas viscerales.
 Peristalsis.
 Digestión.

PÉLVICO: Toda la circunferencia pélvica, genitales, periné, esfínteres,


glúteos, psoas, ano, y extensiones a piernas y pies.

 Tensión sacro-lumbar glúteos(dolores)


 Defensa ante el tacto suave, cosquillas.
 Pelvis retraída.
 Piernas abiertas.
 Falta de conciencia perceptiva.
 Estreñimiento, hemorroides.
 Enfermedades venéreas, infecciones genitales, cistitis.

Esta segmentación de la coraza tiene un sentido básicamente didáctico: nos


ayuda a analizar, entender e intervenir en la totalidad caracterial y corporal del
paciente. A cada uno de estos segmentos corresponden contenidos y
funciones vinculados a las diferentes etapas del desarrollo y maduración
humana.

De manera muy esquemática podemos usar algunos ejemplos de contenido


como: el trabajo ocular que enfoca especialmente el contacto (con uno mismo,
con el otro); el oral la percepción de las propias necesidades, su expresión-
comunicación o no; el cervical el control y la relación entre el pensar y el sentir;
el torácico la identidad, el “yo” y la capacidad de acercar o rechazar lo que se
necesita, etc. Por supuesto hay más elementos y están más interrelacionados
de lo que estos ejemplos expresan. Lo que es importante comprender es que
no se debe destruir la coraza, no se puede sobrevivir de manera sana sin una
estructuración (a un psicótico hay que fomentarle la estructuración, o por
decirlo de alguna manera: “acorazarlo”). Sino sólo garantizar la máxima
motilidad vegetativa, es decir, la formación de una coraza móvil.

Una característica específica de la visión y trabajo reichiano es el elemento


energético, tanto a nivel diagnóstico como de tratamiento y de visión de
salud. Para Reich el hombre es un ser energético en un universo
energético. La historia individual de cada uno y la necesidad de adaptación a
una sociedad desigual y cada vez más alienante, conduce a una limitación de
este potencial energético (la coraza caractero-muscular). Reich se pregunta de
dónde viene la energía que mantiene la neurosis y cómo se la puede liberar de
la tendencia a la repetición y a la cronificación para orientarla hacia lo nuevo y
creador.

En otro tipo de sociedad y en condiciones ideales de maduración, el hombre


adulto llegaría a estar siempre presente y consciente del flujo de la vida y del
amor. En los bebés y los niños pequeños esto todavía es bastante
visible. Pero como ésta no es nuestra realidad adulta, desarrollamos
obstáculos a este fluir y son éstos los que se enfocan en el trabajo terapéutico
para volver a abrir paso a lo que debería ser natural.

Lo primero a rescatar será el contacto; la percepción de uno mismo, de las


propias sensaciones y consecuentemente de la relación con el otro. En
realidad, esto que es lo primero también es un fin, ya que el que vive en pleno
contacto consigo mismo, con el otro y el mundo conocerá genuinamente la
libertad, el amor y su lugar en el ecosistema que es el universo. Una persona
en contacto será naturalmente amorosa y respetuosa de la vida, de su propio
biorritmo, de los otros, del planeta, lo que implica también un cambio social.
Reich insiste que la salud del individuo está inevitablemente inter-ligada a la
salud de la sociedad y del planeta.

El trabajo terapéutico se apoyará en una lectura (diagnóstico) del potencial


energético del paciente: su quantum energético, como está distribuida esta
energía, donde están los bloqueos, fijaciones y tensiones principales que
condicionan el fluir de esta energía, a nivel corporal, caracterial y relacional;
cómo se vive a sí mismo y a su vida. Esto se hará alternadamente a nivel
verbal (análisis del carácter, historia personal) y corporal – energético (masaje,
vegetoterapia, campo energético, sensación de órgano), tomando en cuenta la
relación paciente-terapeuta (transferencia/contratransferencia).

La dirección del trabajo respetará siempre la dirección de la maduración


humana: céfalo-caudal (de la cabeza hacia los pies, como en el feto y todo
posterior desarrollo infantil hasta la condición adulta). Se trabaja desde lo
actual hacia lo histórico y desde lo superficial (lo que está en la superficie) a lo
profundo, o sea, se privilegia el aquí y ahora para entonces verticalizar.

Como la memoria intelectual y emotiva están entretejidas en las células, en la


musculatura y en todo nuestro cuerpo, no podemos trabajar un aspecto sin el
otro. Recordando que las sensaciones son el estímulo que desencadenan la
emoción (emoción = exmovere = moverse hacia afuera), será a través del
contacto y la expresión que restituimos la capacidad de movimiento. Las
reacciones vegetativas y la expresión emocional gradual, anclada en el proceso
y su elaboración e integración conforman el camino de la flexibilización de la
coraza y de la expansión del ser.

El objetivo del proceso terapéutico será acercarse lo más posible a la plena


capacidad de pulsación del individuo, favoreciendo un mejor fluir consigo
mismo y con el mundo de manera concreta y consciente, con autonomía y
capacidad de auto-regulación.
Para Reich, la auto-regulación es una característica de todo el universo y está
implícita en la relación entre expansión y contracción inherente a todo proceso
de vida. Reich desdobla estos dos aspectos complementarios en cuatro. Lo
llama la “fórmula de la vida” y también la “fórmula del orgasmo”:

Tensión – Carga – Descarga – Relajación.

Tensión – Carga se refiere a todo lo que implica concentración de energía,


acumulación, aumento, y Descarga – Relajación se refiere a expresión (de
“ex – presare”: presión hacia fuera), realización y el consecuente
descanso y/o pausa. Esto se puede observar desde el comportamiento
celular, nuestro ritmo respiratorio, hasta el funcionamiento humano, social y de
la naturaleza (los comportamientos climáticos, telúricos, etc.). La salud sugiere
un funcionamiento armonioso de esta fórmula y las deformaciones: su
desequilibrio. Simplificando mucho podemos pensar en ejemplos como: la pura
tensión muscular (carga sin descarga), la dificultad de comunicación y
expresión (poca descarga), consumir mucho y producir poco (desde comida,
cosas superfluas a libros, información, etc.), la eyaculación precoz (descarga
sin carga sostenida), los comportamientos rabiosos o histéricos (descarga
superficial sin aguantar el aumento de carga), etc., etc.

Otro elemento importante es la visión sobre las resistencias. Las


resistencias son parte del lenguaje de la coraza, tanto a nivel caracterial
como muscular, por lo tanto, es necesario escucharlas, entenderlas y
respetarlas para poder cuestionarlas y generar transformación. Son señales de
cómo se ha estructurado un organismo para poder sobrevivir, resistir a la
amenaza del sufrimiento y de la destrucción; son expresiones del miedo en las
diferentes etapas del desarrollo. Las resistencias deben ser señaladas, pero
no deben ser atacadas de manera violenta pues solo generaría más
contracción (miedo) y estancamiento. Para Reich la resistencia es lo que
impide el movimiento, son las deformaciones del impulso y flujo vital. El
paciente resiste porque no puede hacerlo diferente, ya que fue la manera que
encontró de sacar adelante su vida y está todavía identificado y fijado a ésta
forma. El estancamiento es un intento de controlar el movimiento y organizar la
vida posible desde el acorazamiento.

La enfermedad y la muerte no son simplemente oposiciones a la vida sino


formas en la que la energía vital sigue su curso y su transformación a toda
costa. La vida puja por la vida.

Terapia corporal y corazas caracterológica y muscular.

Volviendo a la teoría de la coraza muscular de Reich, la inhibición o


represión de cualquier emoción fuerte, como odio, angustia o placer, se
encuentra asociada a una alteración de la musculatura, bien sea en forma
de un aumento del tono muscular (contracción) o de la reducción del
mismo (flacidez), así como a otros síntomas simpáticos o parasimpáticos.

Todos los sujetos incurren en estos mecanismos a lo largo de su vida,


desplegando una serie de defensas o resistencias individuales que van
conformando una unidad organizada y personal, bio-psico-social (no por cierto
es este el lenguaje utilizado por Reich, pero refleja en nuestra opinión su
enfoque holístico del ser humano). A esa estructura – hoy diríamos estilo de
personalidad - es a lo que Reich denomina coraza del carácter o
caracterológica. Es la suma total de las actitudes, los modos de reacción
característicos de cada individuo. Para Reich el desarrollo del carácter es un
proceso de evolución progresiva de disociación y antítesis de funciones
vegetativas sencillas, de fuerzas que actúan en diferentes direcciones.

Nuevamente diremos que, al igual que el funcionamiento equilibrado de los


sistemas simpático y parasimpático permite la adaptación y salud del
organismo, esta coraza del carácter es igualmente funcional a la
supervivencia y adaptación del sujeto en su medio. Es la forma de defensa
y de adaptación con las que el sujeto cuenta a lo largo de las diversas
situaciones de la vida. Sin embargo, la coraza puede tener una cara
disfuncional como veremos más adelante, que es la que se configura en
las psicopatologías.

Para Reich la rigidez física, muscular constituía la parte más esencial del
proceso de represión. Experimentó con sus pacientes cómo la disolución
de la rigidez muscular liberaba la energía y como también volvía a traer a
la memoria el recuerdo de la situación infantil en que se había efectuado
la represión. En cada rigidez muscular estaba contenida la historia y el
significado de su origen. Por lo tanto, para él no era necesario deducir a
partir de los sueños o asociaciones la forma en que el sujeto desarrolló su
coraza muscular, sino que la coraza misma era la forma en que la experiencia
infantil continuaba presente como agente perjudicial. Esto le permitía un
abordaje más corporal a los conflictos psíquicos. Podemos entender esto como
un antecedente del concepto del ‘aquí y ahora’ de la Gestalt.

Es importante recalcar que para Reich esta coraza se construía desde la


primera infancia, en la que el niño controla y reprime sus emociones,
mimetizando inconscientemente las actitudes y posturas corporales de sus
padres, internalizando motriz y muscularmente el esquema corporal que la
familia le ofrece para su imitación. Y el niño agrega a esto sus propias
‘variaciones’ personales. No existen dos individuos que presenten exactamente
la misma manera de hablar, el mismo bloqueo respiratorio o la misma manera
de caminar. Cada sujeto es una expresión única. Pero esto no significa que el
niño invente su propia coraza desde cero.

Esa coraza posible, la que ha construido cada individuo, se constituye así


en su defensa frente a las pulsiones internas y a las agresiones del
mundo exterior. Esta forma de relación de objeto estará luego – valga la
redundancia - relacionada con las formas de interrupción del contacto de la
Gestalt como veremos más adelante, especialmente con la introyección y la
retroflexión.

La coraza funcional sería según esta visión, la que es propia del individuo sano,
que es una coraza que el individuo puede dominar en vez de estar a merced de
ella. Es una coraza lo suficientemente flexible para permitir la adaptación al
medio, y las reacciones emocionales no están inhibidas por automatismos
rígidos, cuando el individuo es capaz de reaccionar biológicamente en base a
la situación en la cual se encuentra”

En otras ocasiones las personas se forjan una coraza que a diferencia de la


anterior, funcional al crecimiento, es rígida, incapaz de ser manejada en forma
voluntaria y racionalmente por el sujeto. Y esta es la coraza disfuncional. Es
aquella en la cual el sujeto acumula energía psíquica, que permanece
bloqueada en su estructura muscular. Es lo que Reich llama un carácter
neurótico “cuando su organismo está dominado por una coraza rígida
que el individuo no puede dominar o eliminar”

Estructura de la coraza muscular crónica

La coraza muscular crónica tiene una estructura que sigue tres ejes que son
espaciales y temporales.

En el primer eje las tensiones del cuerpo se distribuyen según siete anillos o
segmentos que son contiguos pero que están bien diferenciados. Cada uno de
los anillos está ubicado a lo largo de la columna vertebral y comprende tanto la
parte superficial como los órganos internos y la musculatura profunda. Los
segmentos de la coraza comprenden todos aquellos grupos de órganos y
músculos en recíproco contacto funcional que pueden inducirse mutuamente a
participar en el movimiento expresivo.

Los siete ejes, rápidamente podemos reconocerlos en:

El anillo Ocular: Internamente incluye lo que está arriba del paladar: nervio
óptico, oído intermedio, base del cerebelo, cerebro, etc. Externamente la
musculatura de la frente, ojos, pómulos, nariz, oreja.

Se expresa en la inmovilidad de la frente y los párpados, la expresión vacía de


los ojos o en ojos saltones, una expresión como de máscara o de inmovilidad a
ambos lados de la nariz.

El anillo Oral: Internamente incluye la lengua, faringe, glándulas salivales, las 3


primeras vértebras. Externamente labio superior, inferior, mentón, base de la
mandíbula inferior, región occipital.

La disolución de la coraza del mentón da como resultado clonismos en los


labios y las correspondientes emociones de llanto o el deseo de succión.

Ahora bien, las emociones de llanto, de morder con rabia, de gritar, chupar
y hacer muecas de todas clases dependen de la movilidad del segmento
ocular. Ambos segmentos forman una unidad funcional.

El anillo del Cuello: Internamente incluye el esternocleidomastoideo, traquea,


tiroides, base de la lengua y las 4 últimas vértebras cervicales. Se puede
comprender la función emocional de este anillo imitando la actitud de contener
ira o llanto. Se da una suerte de proceso de “tragar emociones” que se puede
interrumpir terapéuticamente despertando el reflejo del vómito. Con este reflejo
la onda de excitación del esófago se desplaza en sentido contrario a la que
tiene lugar al tragar la ira o el llanto.

Ejercitando el reflejo del vómito se pueden poner en libertad las


emociones contenidas en este acorazamiento.

Esta coraza está ligada con el proceso disfuncional de ‘tragar emociones


en lugar de vomitarlas’.

El anillo Torácico: Incluye los hombros, brazos, omóplatos, pulmones, corazón,


esternón, las 9 primeras vértebras dorsales, esófago, espacio intercostal entre
la 5ª y la 6ª costilla. En este anillo se retienen principalmente sentimientos de
rabia, y pueden descargarse mediante el deporte, al igual que los
pélvicos.

El acorazamiento se expresa en una actitud crónica de inspiración, respiración


superficial e inmovilidad de la caja. La actitud de inspiración es el medio
más efectivo para suprimir cualquier tipo de emoción.

La dilatación crónica del tórax se da junto con una tendencia al aumento de la


presión sanguínea, palpitaciones, angustia y en casos severos dilatación del
corazón. Es lo que se denomina ‘el pecho acorazado’ y suele ser la parte
central de la coraza concebida como un todo.

La expresión aquí es fundamentalmente de auto control y de contención.


También en este caso encontraremos una relación clara con la
retroflexión.

El anillo Diafragmático: Se extiende entre la punta del esternón y las costillas


falsas. Parte superior de los músculos abdominales, diafragma, hígado,
páncreas, estómago, riñones, plexo solar. Existe una conexión estrecha
entre los anillos ocular y diafragmático: puede verse en la respuesta
corporal de sorpresa de inspiración-contracción del diafragma-apertura de los
ojos – tensión de la frente. El mecanismo central de este anillo es el bloqueo
diafragmático, una respiración ‘hacia adentro’ y no espontánea.

El organismo se defendería de las sensaciones de placer o de angustia


que aparecen en forma inevitable con el movimiento diafragmático.

El anillo Abdominal: Incluye los músculos abdominales hasta 4 cm. debajo del
ombligo, vértebras lumbares, intestino.

La disolución de este segmento es la más fácil de todas, luego del trabajo


previo progresivo de la disolución de las corazas de los anillos anteriores.
El anillo Pélvico: Comprende el bajo abdomen, pelvis, piernas, genitales, vejiga,
ano, recto, periné sacro-coxis.

En este anillo se retienen principalmente sentimientos de rabia.

Existe una angustia pélvica y una cólera pélvica específicas. El placer


inhibido se convierte en impulsos de cólera pues la coraza no permite el
desarrollo de movimientos involuntarios. Esto puede dar origen también a
constipación, inflamación de ovarios, tumores, impotencia erectiva,
vaginismo y otras afecciones psicosomáticas.

En cada etapa de desarrollo, se bloquea aún más el diafragma para


disminuir las sensaciones displacenteras que provienen del sector
pélvico y para inhibir la respiración.

En el segundo eje se puede discernir en cada anillo dos estratos de tensiones,


una superficial y otra profunda. De esto se deduce un ordenamiento periférico y
un ordenamiento central de las tensiones.

Dicho de otra forma, tenemos un nivel más fácil y otro más difícil de
desbloquear. El nivel periférico podríamos decir que es aquel que se relaja
durante el sueño profundo, y el nivel central sería el que nunca se relaja.
Asimismo, las más recientes cicatrices o heridas de la coraza son las primeras
en aparecer a la conciencia del sujeto al iniciarse un tratamiento por cualquiera
de los anillos.

Un individuo con coraza muscular crónica es alguien que nunca, ni


siquiera al dormir, deja de hacer funcionar a un cierto nivel su sistema
simpático. Nunca puede relajarse totalmente, tiene energía constantemente
acumulada en sus músculos. Puede decirse que nada de lo que hace lo hace a
fondo. No duerme del todo, no respira del todo, mira y no ve todo lo que hay
para ver, no se entrega del todo sexualmente, etc.

Como terapeuta corporal con integración gestáltica: estar lo más presente


posible en cada momento, reconociendo y respetando nuestras limitaciones y
las del paciente, ampliando nuestras posibilidades de ayuda al otro en su
camino de transformación y en del nuestro personal.

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