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TEMA 10: VIVIENDO COMO ÁGUILAS

Dios nos compara como ovejas, porque él desea ser nuestro buen pastor, pero también desea
vernos vivir una vida cristiana sobrenatural donde nosotros tengamos una vida de plenitud y
gracias a Él tengamos esa majestuosa manera de dominar los cielos, teniendo una vida de gloria y
victoria. Él quiere verte volar y decir, ese es mi hijo.

Job 39:27-28 «¿Se remonta el águila por tu mandamiento, Y pone en alto su nido? 28 Ella habita y
mora en la peña,En la cumbre del peñasco y de la roca.»

COMPARADOS COMO AGUILAS

Así como las águilas sabiamente eligen donde habitar, debemos tomar ejemplo y habitar en la
presencia de Dios.

Las águilas nacieron para tener una vida en las alturas y es allí en las alturas donde no tienen
enemigos naturales. Pero si el águila permanece en tierra entonces puede correr peligro porque el
águila en la tierra es torpe.

Una de las fuentes de alimentación de las águilas son las serpientes, las águilas toman la serpiente
y la llevan a las alturas donde la serpiente sin punto de apollo es un animal débil. Pero si la
serpiente está en tierra, entonces el águila pasa a ser el animal débil, es por eso que el águila se
lleva a la serpiente a su terreno, para no complicarse la vida y así obtener su victoria.
Nosotros como hijos de Dios somos comparados con las águilas para levantar un vuelo imperial,
para renovarnos constantemente contra la Peña, pero también por llevar nuestras batallas al cielo,
si decidimos luchar en la tierra, lo hacemos en la carne.

Es por eso que todas las batallas de un hijo de Dios deben ser en el terreno del que lucha por
nosotros. Entender que no es nuestra lucha, sino que es nuestro Dios el que lucha por nosotros.

1. DEBEMOS LLEVAR NUESTRAS LUCHAS AL CIELO PARA QUE DIOS LUCHE POR NOSOTROS.

Deuteronomio 20:3-4 «y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros
enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis
delante de ellos;4 porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra
vuestros enemigos, para salvaros.»

Azoréis: perder la serenidad, cuando intuye peligro.

Si nosotros llevamos nuestra lucha al cielo, entonces no tenemos de qué preocuparnos, no


tenemos porque fijarnos en lo poderoso que pueda llegar a parecer nuestro enemigo, en lo difícil
que pueda parecer la circunstancia en nuestra vida.

Recuerde que entre más grande sea la prueba, así mismo será el gozo de la recompensa.
2. HABITAR EN LA PEÑA (EN LA PRESENCIA DE DIOS)

2 Samuel 22:2 «Dijo: Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador;»

¿Habitamos en la presencia de Dios?

Si te pregunto cuanto tiempo de tu día a día inviertes en permanecer en la presencia de Dios.


¿Cuál sería tu respuesta?

Esos momentos intensos por lograr entrar hasta lo más profundo del lugar santísimo donde solo
estás tú y Dios, donde quedas maravillado de la hermosura de su santidad porque no hay
distracciones, porque no nos importa el tiempo, porque no nos importa los quehaceres cotidianos,
porque no nos importa nada, si no que simplemente nos preocupamos por derramar nuestro
corazón delante de su presencia.

No hablamos del tiempo que pasamos dentro de nuestras iglesias, hablamos de tiempo personal,
porque eso es habitar, eso es permanecer.

1 Crónicas 16:11 «Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente.»

1 Crónicas 16:11(NVI) «¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!»


3. ENTENDER QUE NACIMOS PARA VOLAR Y NO PARA CAMINAR.

El énfasis de este punto es que no nacimos para vivir como el resto de los mortales, fuimos
llamados a ser sacerdotes para la gloria y honra de nuestro señor Jesucristo. Teniendo una vida de
poder y victoria, impactando todo nuestro entorno con nuestro estilo de vida.

Apocalipsis 1:6 «y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los
siglos de los siglos. Amén.»

No nos afanemos por conseguir los mismos logros materiales y pasajeros que nuestro entorno
tiene como metas, más bien enfoquémonos en hacer lo que Dios nos mandó hacer, encontrar
nuestro propósito de vida, encontrar el sentido de realización, el sentido de llenura. Deje que Dios
bendiga su vida y que también bendiga a otros a través de su vida como el sacerdote que está
llamado a ser.

1 Pedro 2:9 «Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;»

CONCLUSIÓN

Tomemos el ejemplo del águila y vengamos hoy a Cristo, él tiene nuevas fuerzas
para nosotros, para llegar a nuevas alturas en Cristo Jesús. (Isaías 40:29-31)

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