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1. Microscopio
La historia del compás geométrico comienza junto con la historia de la geometría -rama de
la matemática que estudia las propiedades de las figuras ya sea en el plano o en el
espacio-, dentro de la cual la geometría griega clásica, basada en las escrituras de Euclides
del 300 a.C., es la primera en ser considerada como formal. Es cierto que las civilizaciones
egipcias y mesopotámicas dieron un gran paso hacia la abstracción al considerar objetos
comunes y corrientes como entes ideales -por ejemplo, conceptuar un círculo en vez del ojo
de un pozo-; sin embargo, su demostración en aquel entonces no pretendía ser la
justificación matemática de la veracidad de un conocimiento, sino, más bien, intentaba llegar
a esta utilizando también la intuición. Existen varios tipos de compases, pero uno de los
más interesantes es el compás geométrico militar, que vemos en la ilustración. Ideado por el
célebre astrónomo y matemático renacentista italiano Galileo Galilei en 1597, su
matemática precisión aportó, inicialmente, una gran manera para calcular la trayectoria
parabólica del sofisticado y transportable cañón -introducido originalmente en 1325-, y
luego, con el tiempo, para resolver un sinfín de temas prácticos del diario vivir.
.
Se dice que Galileo Galilei quedó fascinado con el péndulo y su funcionamiento desde
joven, al observar las oscilaciones de la lámpara de la catedral de Pisa. Lo que si es cierto
es que aplicó el método galileano (lo que ahora conocemos como método científico) a su
estudio: uniendo el método experimental y los razonamientos de tipo matemático para la
comprensión y racionalización de los fenómenos físicos, y para la obtención de
aplicaciones. De hecho, fue Galileo quien propuso el péndulo (1641) como mecanismo
regulador del tiempo en los relojes, aunque el primer prototipo fue construido por Christiaan
Huygens (1657). Aquí vamos a reproducir algunas de las experiencias y observaciones
galileanas sobre el péndulo y se plantearán algunas consideraciones más actuales que
amplían su formulación y su horizonte.
Medida del periodo del péndulo: Sujeta el péndulo con una longitud L intermedia del hilo,
medida desde el extremo fijo del hilo hasta el centro de la pesa. Por ejemplo, L=32 cm.
Desvía la pesa de la posición de equilibrio, formando un pequeño ángulo con la vertical (por
ejemplo, de 10-15o ) y suéltalo. Observa que oscila alrededor del eje vertical entre dos
posiciones máximas simétricas. La desviación máxima θm respecto a la vertical es la
AMPLITUD. El tiempo de ida y vuelta a la posición de máxima desviación (o cualquier otra
intermedia) es el PERIODO T. Toma una de estas posiciones como referencia, y cronometra
(con el temporizador del móvil) el tiempo ∆t que tarda en realizar 10 vaivenes. Luego el
periodo T= ∆t/10= 11,4/10=1,14 s
Consideremos un objeto de masa 𝑚 puntual que pende de un punto de apoyo fijo por medio
una cuerda liviana e inextensible de longitud L. Si desplazamos el objeto de su punto de
equilibrio observaremos como comenzará a oscilar con un movimiento pendular. Al dibujar
el diagrama de sólido libre observamos que la fuerza peso se puede descomponer en una
componente perpendicular a la trayectoria (y paralela a la cuerda, 𝑚gcos𝜙, donde 𝑔 es la
aceleración de gravedad y 𝜙 es el ángulo que forma la cuerda sobre el eje vertical) y una
componente tangencial a la trayectoria (y perpendicular a la cuerda, 𝑚gsin𝜙). La
componente del peso perpendicular a la trayectoria junto con la tensión T de la cuerda dan
lugar a la aceleración centrípeta (ac) que produce el cambio de dirección de la velocidad del
objeto
T-mgcos\phi =ma_{c}=m\frac{v^{2}}{L}
Si bien Galileo estudió medicina por insistencia de su padre, de forma alternativa se abocó
al estudio de lo que le gustaba: las matemáticas. Galilei era seguidor de Pitágoras, Platón y
Arquímedes y opositor del aristotelismo.
Fue el fabricante del primer telescopio astronómico en 1606. El telescopio no deformaba los
objetos como los anteriores presentados y gracias a una lente divergente daba la imagen en
la orientación correcta. Este invento le dio el mote de padre de la ciencia y padre de la
astronomía y la física modernas.
Tras retomar la teoría de Nicolás Copérnico que afirmaba que la Tierra giraba alrededor del
Sol y no al revés, la iglesia le solicitó que no defendiera esta idea de que la Tierra se movía
o sería acusado de hereje. No cejó en su empeño y siguió exponiendo públicamente sus
tesis. Finalmente la Iglesia entró en escena.
En relación con el punto anterior, Galileo Galilei estudió las teorías de nicolás Copérnico
sobre el movimiento de los astros, refutando la creencia religiosa de que la Tierra era el
centro de todo el Universo.
Gracias a las mejoras del telescopio llevadas a cabo por este científico italiano, se pudo
demostrar con pruebas empíricas el auténtico movimiento de los planetas.
En 1609, Galileo conoció la existencia del anteojo, un nuevo instrumento óptico que mejoró
hasta convertirse en el famoso telescopio. Así, Galileo extrajo un provecho científico
decisivo de este aparato, que fue crucial para las primeras observaciones astronómicas.
Gracias a él, descubrió la existencia de los cuatro satélites de Júpiter, que ponían en
entredicho el hecho de que la Tierra fuera el centro del universo. Tal como ya había
afirmado Copérnico previamente, Galileo confirmó de forma empírica que nuestra
cosmología era heliocéntrica y no geocéntrica.
En 1992, casi cuatro siglos después de la muerte de Galileo, el papa Juan Pablo II encargó
una revisión del proceso inquisitorial a que fue sometido el famoso investigador, y reconoció
el error cometido por la iglesia católica.
Con el paso de los siglos, la figura de Galileo se ha convertido en una especie de símbolo,
el del triunfo de la razón en contra del oscurantismo medieval y el dogmatismo.
Galileo Galilei es considerado el padre del método científico, el cual le sirvió para chocar
contra las creencias preconcebidas y un pensamiento tirando hacia el conservadurismo
característico del Catolicismo renacentista.
Trató de ser lo más objetivo posible, dejándose guiar por las matemáticas y la observación
rigurosa de los fenómenos naturales.
Galileo estaba enunciando los principios de aquello que más adelante sería conocido como
el método científico; es decir, la comprobación empírica de los hechos mediante la
experimentación, la observación directa y el razonamiento lógico, Eso iba en contra de la
tendencia de muchos catedráticos que, especialmente en los campos de las ciencias
naturales, tendían a dar por buenas las tesis de los pensadores clásicos, principalmente
Aristóteles. Durante su estancia en Pisa ya demostró la falsedad de algunas ideas del
pensador griego; famosos son, por ejemplo, sus experimentos sobre el peso de los objetos,
que realizó desde la torre inclinada del campanario. Y si bien los conflictos académicos eran
un problema menor e incluso representaban seguramente un estímulo para él, más
adelante su actitud iba a causarle serios problemas con la Iglesia.
Empezó a publicar sus primeros textos científicos durante los tres años en los que impartió
clases en Pisa, en su mayoría tratados de física centrados en el movimiento de los cuerpos.
Gracias a ello y, de nuevo, a la intervención de Guidobaldo del Monte, al término de sus tres
años de contrato consiguió una cátedra de matemáticas en la Universidad de Padua, que
formaba parte de los dominios venecianos en tierra firme.
La primera ley sobre el movimiento, planteada más tarde por Isaac Newton, fue objeto de
estudio de Galileo Galilei.
Mediante sus investigaciones, el científico italiano comprendió que daba igual la masa del
objeto en el vacío, viendo al movimiento como, básicamente, la combinación de aceleración
y rapidez del objeto mismo.
Galileo fue el precursor de las leyes del movimiento postuladas años después por Isaac
Newton. Galileo observó que todos los objetos aceleraban al mismo ritmo
independientemente de su masa, algo que lo llevó a constatar que las fuerzas eran las
causantes del movimiento, por lo que si a un objeto no se le aplicaba fuerza, no se movía.
La ley todavía no aparece en la obra Del movimiento, escrita en 1590, pero está
completamente formulada en 1632, cuando Galileo publicó su Diálogo sobre los Dos
Máximos Sistemas del Mundo.
Pero las notas escritas entre esos dos trabajos no están datadas. Por eso los físicos del
Instituto Nacional de Física Nuclear de Florencia, Italia, están bombardeando páginas de las
notas de Galileo con un haz de protones y creando rayos X con un espectro que revela la
proporción de hierro, cobre, zinc y plomo existente en la tinta. Con base en esos datos, los
investigadores lograron identificar más de 20 diferentes grupos de tintas. Y descubrieron
que la tinta utilizada en la primera formulación de la ley de Galileo fue también empleada en
registros financieros datados en 1604. Ahora, combinando las fechas de las tintas con
aquello que ya se sabe sobre la vida de Galileo, los historiadores esperan poner el resto de
los papeles en orden cronológico, y de ese modo, trazar un cuadro aún más completo sobre
la vida y la obra del científico.
En 1610 Galileo Galilei descubrió las lunas de Júpiter. Vio como cuatro puntos luminosos
estaban cerca de este planeta, pensando en un principio que eran estrellas.
Sin embargo, más tarde, viendo cómo se desplazaban en el cielo nocturno, concluyó que
tenían que ser satélites de Júpiter: Ío, Europa, Ganímedes y Calisto.
El astrónomo, filósofo, físico y matemático italiano Galileo Galilei nació en Pisa el 15 de
febrero de 1564. Entre sus avances destaca la construcción de un telescopio a partir de un
modelo holandés, con mayor aumento que este y el único de la época en obtener una
imagen derecha gracias al tipo de lente que utilizaba. Con este aparato, Galilei descubrió un
área de transición entre las zonas de sombra y luz de la luna, y observó los anillos de
Saturno. En 1610 identificó los satélites de Júpiter, hoy denominados galileanos: Calixto,
Europa, Ganímedes e Ío.
Se llaman satélites galileanos los cuatro satélites de Júpiter descubiertos en 1610 por
Galileo Galilei: Ío, Europa, Ganímedes y Calisto. Son los más grandes de los satélites de
Júpiter, siendo visibles incluso con telescopios de baja potencia. Fueron avistados por
Galileo el 7 de enero de 1610; los observó durante varios días y describió que estaban
orbitando Júpiter. Este descubrimiento reforzó la teoría heliocéntrica de Copérnico.
Inicialmente, Galileo los denominó Júpiter I, II, III y IV, en orden a su cercanía al planeta,
pero sus nombres actuales se lo acabó dando el astrónomo Simon Marius en su obra
Mundus Iovialis, unos años más tarde.
Un dato curioso notado por S. Laplace es que Ío, Europa y Ganímedes se encuentran en
una configuración dinámica llamada resonancia de Laplace: por cada vuelta que
Ganímedes da alrededor de Júpiter, Europa da dos; y por cada vuelta de esta última, Ío da
otras dos (o sea, una triple resonancia de tipo 1:2:4). Se desconoce hasta el momento si
esta es una configuración primordial.
Si bien los astrónomos chinos ya habían observado las manchas solares desde el año
1.200 antes de Cristo, el re-descubrimiento de las mismas a comienzos del siglo XVII,
desencadenó una rivalidad, que aún casi 400 años después,
El inicio de la observación telescópica del Sol produjo el enfrentamiento entre dos grandes
titanes de la historia de la astronomía: Galileo Galilei y Christopher Scheiner.El primero de
ellos, considerado el padre de la astronomía observacional, el segundo, el padre de la
observación solar.